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Conductas y actitudes hacia la alimentación en una muestra representativa de estudiantes de Secundaria

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Abstract

Los objetivos de este estudio transversal han sido determinar la frecuencia de las actitudes y conductas autoinformadas asociadas con los trastornos de la conducta alimentaria evaluadas mediante el Inventario de Trastornos de la Conducta Alimentaria (EDI-2), comprobar si existen diferencias en esas variables en función de las variables sociodemográficas tenidas en cuenta y, por último, estimar el porcentaje de población en situación de riesgo. Se aplicó el EDI-2 a una muestra aleatoria y representativa de estudiantes de Secundaria (n = 1190) en un diseño transversal. Las medias de las subescalas de Obsesión por la Delgadez, Bulimia e Insatisfacción Corporal se enmarcan dentro del rango de lo encontrado en la literatura. Al comparar las medias de las escalas y subescalas del EDI en función de las distintas variables demográficas tenidas en cuenta se obtienen diferencias significativas sobre todo en género. Se analizan distintos criterios para determinar el porcentaje de personas en situación de riesgo de presentar y/o desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria y se ofrecen estos resultados en función de las distintas variables demográficas consideradas en este estudio.
Conductas y actitudes hacia la alimentación
en una muestra representativa de estudiantes
de Secundaria
1
Manuel Herrero
2
y Conrado M. Viña
(Universidad de La Laguna, España)
(Recibido 7 de enero 2004/ Received January 7, 2004)
(Aceptado 15 de marzo 2004 / Accepted March 15, 2004)
RESUMEN. Los objetivos de este estudio transversal han sido determinar la frecuen-
cia de las actitudes y conductas autoinformadas asociadas con los trastornos de la
conducta alimentaria evaluadas mediante el Inventario de Trastornos de la Conducta
Alimentaria (EDI-2), comprobar si existen diferencias en esas variables en función de
las variables sociodemográficas tenidas en cuenta y, por último, estimar el porcentaje
de población en situación de riesgo. Se aplicó el EDI-2 a una muestra aleatoria y
representativa de estudiantes de Secundaria (n = 1190) en un diseño transversal. Las
medias de las subescalas de Obsesión por la Delgadez, Bulimia e Insatisfacción Cor-
poral se enmarcan dentro del rango de lo encontrado en la literatura. Al comparar las
medias de las escalas y subescalas del EDI en función de las distintas variables demo-
gráficas tenidas en cuenta se obtienen diferencias significativas sobre todo en género.
Se analizan distintos criterios para determinar el porcentaje de personas en situación de
riesgo de presentar y/o desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria y se ofrecen
estos resultados en función de las distintas variables demográficas consideradas en este
estudio.
PALABRAS CLAVE. EDI-2. Trastornos alimentarios. Anorexia. Bulimia. Estudio trans-
versal descriptivo.
1
Este trabajo forma parte de un proyecto subvencionado por la Universidad de La Laguna.
2
Correspondencia: Dpto. de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos. Campus de Guajara.
Universidad de La Laguna. 38200 La Laguna. Santa Cruz de Tenerife (España). E-mail:mherrero@ull.es
© International Journal of Clinical and Health Psychology ISSN 1697-2600
2005, Vol. 5, Nº 1, pp. 67-83
68 HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria
Int J Clin Health Psychol, Vol. 5, Nº 1
ABSTRACT. The objectives of this work were: a) to determine the frequency of self-
reported attitudes and behaviors associated with eating disorders assessed by the Eating
Disorder Inventory-2 (EDI-2); b) to check if there are differences in those variables
according to the sociodemographic variables taken into account; and c) to estimate the
percentage of population in risk situation. The EDI-2 was administered to a radomized
and representative sample (n = 1190) in a cross-sectional design. Drive for Thinness,
Bulimia and Body Dissatisfaction subscales means are located in the rank found in the
literature. When comparing EDI-2 scales and subscales means according to the
demographic variables taken into account, significant differences are obtained mainly
in gender. Different criteria are analized in order to determine the percentage of persons
in risk situation of presenting and/or developing an eating disorder, and these outcomes
are presented according to the different demographic variables considered in this study.
KEYWORDS. EDI-2. Eating disorders. Anorexia. Bulimia. Cross-sectional descriptive
research.
RESUMO. Este estudo transversal teve como objectivos determinar a frequência das
atitudes e comportamentos auto-informados associados com perturbaçıes do
comportamento alimentar avaliadas através do Inventário de Perturbaçıes do
comportamento alimentar (EDI-2), comprovar se existem diferenças nessas variáveis
em função das variáveis sócio-demográficas tidas em conta e, por último, estimar a
percentagem da população em situação de risco. Aplicou-se o EDI-2 a uma amostra
aleatória e representativa de estudantes do Ensino Secundário (n = 1190) de acordo
com um plano transversal. As médias das subescalas de Obsess„o com a Magreza,
Bulimia e Insatisfação Corporal situam-se num intervalo encontrado na literatura. Ao
comparar as médias das escalas e subescalas do EDI em função das diferentes variáveis
demográficas obtêm-se diferenças significativas sobretudo no género. Analisam-se dis-
tintos critérios para determinar a percentagem de pessoas em situação de risco de
apresentar e/ou desenvolver uma perturbação do comportamento alimentar e oferecem-
se estes resultados em função das diferentes variáveis demográficas consideradas neste
estudo.
PALAVRAS CHAVE. EDI-2. Perturbaçıes alimentares. Anorexia. Bulimia. Estudo
transversal descritivo.
Introducción
Aunque los datos respecto a la prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria
distan de ser definitivos (Miotto, De Coppi, Frezza y Preti, 2003), la mayoría de los
autores señala un claro aumento de la misma (Chinchilla, 2003b; American Psychiatric
Association, 2002; García-Camba, 2001; Polivy y Herman, 2002), por lo que no es
extraño que se dediquen cada vez mayores esfuerzos a determinar su grado de exten-
sión. Uno de los instrumentos de sondeo más utilizados y que ha llegado a convertirse
en el cuestionario de elección a la hora de evaluar dichos trastornos, tanto en muestras
clínicas como no clínicas (Sierra, Buela-Casal y Ambrosio, 2001; Van Strien y Ouwens,
2003) es el Inventario de Trastornos de la Conducta Alimentaria (EDI) (Garner, Olmsted
y Polivy, 1983). La subescala del EDI utilizada como base para determinar si una
persona se encuentra o no en situación de riesgo de desarrollar un trastorno de conducta
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alimentaria ha sido la primera, denominada Obsesión por la delgadez. Pese a que los
autores del cuestionario (Garner, Olmsted, Polivy y Garfinkel, 1984) propusieron ori-
ginalmente un punto de corte de más de catorce en la mencionada subescala basándose
en datos empíricos, el manual de la segunda versión de la prueba (Garner, 1998)
advierte que su sensibilidad y especificidad varían en función de los puntos de corte
utilizados, por lo que el EDI no tiene establecidos puntos de corte ampliamente acep-
tados. Ésta puede ser la razón de que, en el mencionado manual de la segunda versión,
este criterio haya quedado sólo como un punto de referencia que puede variar en
función de los objetivos perseguidos en el proceso de evaluación. Otros autores han
planteado puntos de corte alternativos. Así, Morandé, Celada y Casas (1999) utilizaron
como criterio de selección, en la fase de sondeo inicial, una puntuación superior a diez
en Obsesión por la delgadez y superior a cincuenta en el total de la primera versión del
cuestionario (ocho primeras subescalas). Utilizaron una puntuación baja en dicha subescala
dado que pretendían reducir el número de falsos negativos a la hora de determinar a qué
personas se aplicaba la segunda fase del estudio (entrevista telefónica). De los criterios
utilizados por Gandarillas y Febrel (2000) para determinar situaciones de riesgo, vamos
a utilizar el que se basa exclusivamente en la mencionada subescala y considera en
situación de riesgo a quien obtiene una puntuación superior a once en la misma. El
criterio más duro ha sido el propuesto por Norring y Sohlberg (1988) con un punto de
corte superior a 17 en Obsesión por la delgadez. La propuesta de estos autores se basó
en el análisis de los datos de prevalencia de distintos estudios realizados en Suecia,
Gran Bretaña y Estados Unidos.
Los objetivos de este estudio trasversal (Montero y León, 2005) son, en primer
lugar, determinar en la muestra la frecuencia de las actitudes y conductas autoinformadas
asociadas con los trastornos de conducta alimentaria, evaluadas a través de las dos
versiones del EDI y de sus subescalas; en segundo lugar, comprobar si existen diferen-
cias en dichas actitudes y características psicológicas en función de las variables
sociodemográficas utilizadas; y, por último, estimar el porcentaje de población adoles-
cente que está en situación de riesgo de desarrollar un trastorno de conducta alimentario
en el ámbito estudiado, y realizar comparaciones con otros estudios llevados a cabo en
España y en otros países. Es de señalar que para la redacción de este trabajo se han
seguido las normas propuestas por Ramos-Álvarez y Catena (2004).
Método
Diseño muestral
Se utilizó un muestreo aleatorio estratificado por afijación proporcional con tres
criterios para elaborar los estratos: zona (metropolitana-no metropolitana), curso (los
cuatro cursos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, primer curso de Bachillerato y
primer curso de Ciclo Formativo de Grado Medio) y titularidad del centro (público-
privado concertado). La población del estudio estaba constituida por 1321 aulas de los
citados cursos de la zona norte de la isla de Tenerife (Islas Canarias, España). El total
de estudiantes que conformaban la población era de 36043. Se utilizó una p de 0,03
dado que la bulimia nerviosa, trastorno más común de los trastornos de conducta
alimentaria, tiene una prevalencia estimada de un 3% en los estudios con mayores
70 HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria
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cifras informadas (De la Puente y Gómez, 1998; Toro, 1996). Se trabajó con una
probabilidad de error del 5%.
Como resultado, la muestra quedó compuesta por 54 aulas en 41 centros educati-
vos de Secundaria del norte de la isla de Tenerife, Islas Canarias (España), lo que
supuso un total de 1271 estudiantes, de los cuales 1190 estudiantes cumplimentaron los
cuestionarios y 81 faltaron a clase el día del pase de pruebas. De los 1190, nueve fueron
eliminados debido a diversas causas quedando, por tanto, un total de 1181 protocolos
útiles. Atendiendo al género, podemos decir que 568 (48,1%) eran mujeres, 609 (51,6%)
hombres, y 4 adolescentes no lo hicieron constar (0,3%). Las edades de los participan-
tes oscilaron en un rango que se situó entre los 11 y los 25 años, y su media fue de
14,45 (desviación típica de 1,87). Los participantes estudiaban alguno de los cuatro
cursos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), primero de Bachillerato o pri-
mero de Ciclo Formativo (CF). En concreto, la distribución de la muestra en función
del curso fue la siguiente: 1º ESO: 10 aulas (n = 231; 19,6%), 2º ESO: 11 aulas (n =
259; 21,9%), 3º ESO: 11 aulas (n = 245; 20,7%), 4º ESO: 11 aulas (n = 235; 19,9%),
1º Bachillerato: 8 aulas (N = 156; 13,2%) y 1º CF: 3 aulas (n = 55; 4,7%).
Instrumentos
Para este trabajo se ha utilizado el Inventario de Trastornos de la Conducta Alimentaria
(EDI-2) (Eating Disorder Inventory-2) de Garner (1998). Este cuestionario ha sido
validado en España (Corral, González, Pereña y Seisdedos, 1998) y está formado por
once subescalas, las tres primeras (Obsesión por la delgadez, Bulimia e Insatisfacción
corporal) evalúan actitudes y comportamientos comunes en la anorexia y la bulimia
nerviosas; las ocho restantes (Ineficacia, Perfeccionismo, Desconfianza interpersonal,
Conciencia introceptiva, Miedo a la madurez, Ascetismo, Impulsividad y, finalmente,
Inseguridad social) miden factores psicológicos más generales que se consideran rela-
cionados con estos trastornos. Todos los ítems se contestan según la siguiente escala:
0 = Nunca, 1 = Pocas veces, 2 = A veces, 3 = A menudo, 4 = Casi siempre y 5 =
Siempre. Se ha utilizado la forma de corrección propuesta en el manual del cuestionario
que consiste en asignar un cero a las tres primeras alternativas de respuesta (Nunca,
Pocas veces y A veces); un punto a la alternativa de A menudo, dos puntos a Casi
Siempre y tres puntos a Siempre. La mayoría de los elementos se contesta en sentido
creciente hacia la patología. En aquellos que están formulados en sentido contrario (un
total de 19 ítems), las puntuaciones se invierten. Según el manual, la consistencia
interna (alfa de Cronbach) de las ocho primeras subescalas oscila entre 0,65 y 0,93 en
muestras no clínicas, y entre 0,80 y 0,93 en muestras clínicas. Por lo que se refiere a
las tres subescalas añadidas por el EDI-2 (las tres últimas del cuestionario), el rango
de los índices alfa se encuentra entre 0,44 y 0,80 en muestras no clínicas, y entre 0,70
y 0,80 para muestras clínicas. En cuanto a la validez, como ya se mencionó en el
apartado introductorio, se ha visto que el EDI posee buenos niveles en los distintos
tipos de validez, sobre todo en cuanto a validez convergente y discriminante (Garner,
1998).
Procedimiento
El instrumento utilizado en este estudio fue administrado, junto con otros, de
forma colectiva, anónima y voluntaria en horario de clase. Los datos fueron recogidos
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en un período de dos meses. Antes de comenzar el pase de pruebas se intentó infundir
responsabilidad en los adolescentes insistiendo en la sinceridad de sus respuestas, ya
que los resultados del estudio eran importantes para ayudar a las personas que tuvieran
algún problema en este área.
Análisis
Se utilizaron ANOVAs de dos vías para calcular las diferencias de medias; se
calcularon porcentajes de adolescentes en situación de riesgo y se llevaron a cabo
análisis discriminantes y de regresión. Se utilizó el programa estadístico SPSS para
Windows, versión 11.5.1.
Resultados
Comenzaremos este apartado de resultados analizando las diferencias que existen
en las escalas y subescalas del EDI en función del género y el curso. Para ello, se
ofrecen en la Tabla 1 las medias y desviaciones típicas de ambos géneros en cada uno
de los cursos y, en la Tabla 2, los resultados de los ANOVAs en función de ambas
variables. Se ofrece información tanto de la puntuación global del EDI-1 como de la
del EDI-2 con la finalidad de que futuros estudios que se realicen con cualquiera de las
dos versiones, puedan comparar sus resultados con los presentados en este trabajo.
TABLA 1. Medias y desviaciones típicas obtenidas por los adolescentes en las
escalas y subescalas del EDI según curso y género.
Curso 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO 1º Bachillerato 1º Ciclo Formativo
Sexo M H M H M H M H M H M H
X edad 12,1 12,3 13,2 13,5 14,3 14,8 15,4 15,5 16,3 16,7 18,5 18,8
N
92 133 140 115 115 126 109 122 93 63 13 42
XDtXDtXDtXDtXDtXDtXDtXDtXDtXDtXDtXDt
DT 4,2 4,5 4,2 4,5 5,6 5,6 3,8 4,3 5,8 6,2 2,9 3,9 5,8 5,8 2,1 3,0 5,3 5,6 2,0 3,4 4,3 5,2 2,4 3,7
B1,61,31,5 2,5 1,2 2,5 1,8 3,1 1,1 1,7 1,5 2,5 2,3 3,4 1,9 2,9 1,3 2,3 1,3 1,9 2,5 3,1 1,2 1,9
BD 4,5 5,7 5,2 5,4 6,3 6,5 4,9 5,9 8,1 7,6 4,9 5,6 8,8 7,4 4,3 4,7 9,0 7,0 4,2 4,5 9,5 4,6 4,6 5,2
I3,23,23,9 3,5 3,3 3,6 4,0 5,0 4,8 4,5 3,4 3,7 4,2 4,8 2,5 3,1 3,7 3,9 2,5 3,9 2,7 1,4 2,6 3,2
P4,43,15,2 3,9 4,6 3,3 4,7 3,5 3,9 3,5 4,0 3,6 4,1 3,4 4,6 3,6 3,6 3,3 4,2 3,1 2,2 3,6 3,8 3,2
ID 4,5 3,4 5,4 3,7 4,1 3,6 4,7 3,6 4,0 3,4 4,5 3,7 4,2 3,7 3,4 3,1 3,7 3,2 3,3 3,2 5,2 3,8 4,0 3,2
IA 3,4 3,5 4,5 4,4 4,3 4,2 4,3 4,3 4,3 4,1 4,4 4,5 5,2 4,4 3,2 3,8 4,0 4,3 2,9 2,8 5,4 3,3 3,0 3,2
MF 9,8 5,1 9,5 5,1 7,8 4,8 8,9 4,7 6,8 4,2 8,0 5,1 7,2 4,6 6,5 4,7 6,4 4,5 6,4 3,8 9,9 4,1 7,1 4,5
A3,62,43,9 2,8 4,2 2,9 3,7 3,0 3,9 2,4 3,9 3,1 3,4 3,0 3,0 2,5 3,2 2,5 2,7 2,4 3,4 1,9 2,8 2,3
IR 5,9 5,1 6,6 4,9 5,3 5,1 6,5 4,7 5,3 4,9 5,7 4,8 5,7 5,1 4,8 4,2 4,4 4,2 3,9 4,1 3,8 2,5 4,7 5,0
SI 4,1 3,3 5,2 3,9 3,9 4,3 5,1 4,5 4,1 4,4 4,7 4,3 4,2 4,0 3,7 3,4 3,8 3,3 3,7 3,8 3,8 2,0 4,4 3,8
EDI-1 33,1 18,6 39,0 17,3 36,6 21,5 36,9 20,4 38,2 20,6 33,5 19,2 42,8 23,1 28,1 13,9 37,5 21,9 26,5 14,8 40,5 13,4 26,7 14,0
EDI-2
46,4 25,3 54,8 21,5 48,8 28,3 50,7 27,1 50,9 26,6 45,6 25,8 57,0 30,7 39,4 19,7 48,3 26,8 36,2 21,0 49,4 14,5 37,6 19,5
M = Mujeres; H = Hombres; X = Media; Dt = Desviación Típica; DT = Obsesión por la delgadez; B = Bulimia; BD =
Insatisfacción corporal; I = Ineficacia; P = Perfeccionismo; ID = Desconfianza interpersonal; IA = Conciencia introceptiva; MF =
Miedo a la madurez; A = Ascetismo; IR = Impulsividad; SI = Inseguridad social.
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En la Tabla 2 se puede observar que las variables curso y género, así como su
interacción, arrojan diferencias significativas en la mayoría de las escalas y subescalas
del EDI. Por lo que se refiere a las interacciones entre el curso y el género, vemos que
se alcanza la significación estadística en las dos versiones del EDI y en seis de las once
subescalas: Obsesión por la delgadez, Bulimia, Insatisfacción corporal, ineficacia, con-
ciencia introceptiva y miedo a la madurez.
TABLA 2. Anovas de curso x género (F y nivel de significación; n = 1162).
En cuanto a los efectos principales, vemos que se dan diferencias significativas en
la variable curso en distintas subescalas del cuestionario. Se comentarán, lógicamente,
aquellas en las que la interacción no alcanzó la significación estadística. En Perfeccionismo
(Tabla 1) vemos que la media de los hombres sigue una tendencia general descendente
a medida que aumenta el curso, mientras que en las mujeres se da una tendencia
oscilante. Estos dos patrones diferentes también se presentan en las subescalas de
Desconfianza interpersonal y de Ascetismo. Por lo que respecta a Impulsividad, la
tendencia general es descendente con algunos matices. Así, en los varones se observa
un descenso claro de las medias hasta primero de Bachillerato, con aumento en primero
de Ciclo Formativo. En las mujeres el patrón también es en general descendente, aun-
que más irregular. Atendiendo al efecto principal de la variable género, podemos ver
en la Tabla 2 que sólo se presentan diferencias significativas entre ambos géneros en
la subescala de Perfeccionismo, con puntuaciones medias superiores en todos los cursos
por parte de los varones (Tabla 1).
Curso Género Interacción MCE
Obsesión por la delgadez 1,4 38,3 *** 4,2 ** 23,1
Bulimia 4,3 ** 0,0 2,7 * 6,3
Insatisfacción corporal 2,9 * 43,7 *** 6,0 *** 37,4
Ineficacia 1,7 2,7 4,1** 15,3
Perfeccionismo 3,2 ** 6,0 * 0,5 11,9
Desconfianza interpersonal 4,0 ** 0,0 2,0 12,2
Conciencia introceptiva 1,2 5,7 * 4,4** 16,7
Miedo a la madurez 11,9 *** 0,5 2,4* 22,0
Ascetismo 4,1 ** 2,0 0,8 7,4
Impulsividad 4,3 ** 0,8 1,5 22,8
Inseguridad Social 1,4 2,7 1,7 15,7
EDI-1 1,2 17,1 *** 7,0 *** 370,5
EDI-2 2,0 8,5 ** 5,7 *** 642,8
Grados de libertad: Género = 1; Curso = 5; Interacción = 5
* = p <0,05; ** = p < 0,01; *** = p < 0,001. MCE = Media cuadrática de error
s
HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria 73
Int J Clin Health Psychol, Vol. 5, Nº 1
En la Tabla 3 se presentan los estadísticos descriptivos y los análisis de varianza
de las variables zona geográfica (área metropolitana y resto de municipios) y género,
en las escalas y subescalas del EDI. Se observa que no se dan efectos de interacción
significativos entre ambas variables, con la única excepción de la subescala de Asce-
tismo. Los efectos principales de la zona geográfica donde están ubicados los centros
educativos, arrojan diferencias significativas en las subescalas de Bulimia y Descon-
fianza interpersonal. En la mencionada tabla vemos que las puntuaciones medias en
estas dos subescalas son superiores en la zona metropolitana frente al resto de muni-
cipios considerados, tanto en los varones como en las mujeres. Por lo que respecta a
la variable género, se puede apreciar que aparecen efectos principales en las dos ver-
siones del EDI y en cuatro de sus subescalas: Obsesión por la delgadez, Insatisfacción
corporal, Ineficacia e Inseguridad social. En las tres primeras las medias son superiores
en las mujeres, ocurriendo lo contrario en la última.
TABLA 3. Descriptivos y ANOVAs de zona x género (F y nivel de significación).
Por lo que se refiere a los ANOVAs de género y titularidad del centro (público o
privado), los resultados se ofrecen en la Tabla 4. En ella se puede apreciar que no se
presenta ningún efecto significativo de interacción entre ambas variables. Los efectos
Metropolitana Resto
Mujer Hombre Mujer Hombre
A N O V A s
N
331 391 225 205
XDtX Dt XDtXDt
Zona Género
Int.
MCE
Obsesión por delgadez
5,5 5,7 3,2 4,2 5,1 5,4 2,9 3,5 1,3
59,
9
***
0,0
23,5
Bulimia
1,5 2,7 1,8 2,9 1,0 2,1 1,3 2,0 9,2
**
2,7
0,0
6,4
Insatisfacción corporal
7,5 6,9 4,9 5,6 7,2 7,2 4,4 4,7 0,9
47,
9
**
* 0,1
38,5
Ineficacia
3,8 4,0 3,3 3,9 3,9 4,1 3,3 3,7 0,1 4,4
*
0,0
15,6
Perfeccionismo
4,0 3,4 4,5 3,7 4,3 3,3 4,5 3,3 0,4 3,7
0,5
12,1
Desconfianza
interpersonal
4,4 3,6 4,6 3,6 3,8 3,3 4,0 3,3 8,0
**
0,9
0,0
12,4
Conciencia
introceptiva
4,4 4,3 4,0 4,2 4,1 3,9 3,8 3,9 1,0 2,7
0,0
16,9
Miedo a la madurez
7,8 4,7 8,0 4,9 7,3 4,8 8,0 4,9 0,8 2,0
0,5
23,2
Ascetismo
3,8 2,8 3,8 3,0 3,5 2,5 2,8 2,4
13,
9
**
*
4,5
* 4,5
*
7,4
Impulsividad 5,3 4,9 5,6 4,8 5,2 4,9 5,7 4,7 0,0 1,5
0,1
23,2
Inseguridad social
4,2 3,9 4,6 4,2 3,8 3,9 4,5 3,8 1,1 5,7
*
0,3
15,8
EDI-1 39,1 21,1 33,5 18,7 36,2 21,5 31,5 15,9 3,5 15,5*** 0,1 382,3
EDI-2 52,1 27,5 46,3 25,7 48,0 27,7 43,5 20,2 3,6 8,4 ** 0,1 663,6
Grados de libertad: Género = 1; Zona = 1; Interacción = 1
X = Media; Dt = Desviación típica; * = p < 0,05; ** = p < 0,01; *** = p < 0,001;
Int. = Interacción; MCE = Media
cuadrática de error
74 HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria
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principales de titularidad del centro (público-privado concertado) resultan significativos
en las subescalas de Desconfianza interpersonal y Conciencia introceptiva, en las que
las medias en ambos géneros son superiores en los centros públicos. Reparemos en que
esta última subescala mide, a pesar de su nombre, la confusión o dificultad para reco-
nocer de forma adecuada los estados emocionales y las sensaciones de hambre. Respec-
to a los efectos de la variable género, se repite el mismo patrón que cuando ésta se
analizaba junto a la zona geográfica (Tabla 3), con la salvedad de que aquí aparece
además un efecto significativo en la subescala de Perfeccionismo, en la que las mujeres
presentan medias inferiores en los dos tipos de centro.
TABLA 4. Descriptivos y ANOVAs de titularidad del centro x género
(F y nivel de significación).
En la Tabla 5 se presentan los estadísticos descriptivos de ambos géneros en las
tres subescalas del EDI que evalúan las actitudes y conductas relacionadas de forma
más directa con la anorexia y la bulimia. Además, se presentan los resultados de otros
trabajos llevados a cabo en muestras no clínicas con objeto de ofrecer un contexto
nacional e internacional en el que situarlos. Vemos que las medias obtenidas por las
mujeres son claramente superiores a las de los varones en las subescalas de Obsesión
por la delgadez y en la de Insatisfacción corporal, en todos los estudios que aportan las
medias de ambos géneros. En la subescala de Bulimia vemos que en cinco estudios las
medias de las adolescentes son superiores a las de los varones, y en el resto sucede lo
contrario. Hay que resaltar que esta superioridad en las medias de los varones se
presenta sólo en los estudios españoles, circunstancia que ocurre en cuatro de los cinco
trabajos realizados en este país, incluido el presente estudio.
Público Privado
Mujer Hombre Mujer Hombre
N
321 378 240 223
A N O V A s
XDtXDtXDtXDtCentro Género Int. MCE
Obsesión por delgadez 5,1 5,5 2,9 3,6 5,7 5,7 3,5 4,5 3,8 59,4 *** 0,0 23,4
Bulimia 1,3 2,6 1,6 2,7 1,3 2,2 1,6 2,5 0,0 2,9 0,0 6,4
Insatisfacción corporal 7,2 6,7 4,8 5,1 7,6 7,5 4,7 5,7 0,2 49,0 *** 0,4 38,5
Ineficacia 4,0 4,0 3,3 3,9 3,6 4,1 3,2 3,8 1,0 4,2 * 0,4 15,5
Perfeccionismo 4,1 3,5 4,4 3,4 4,1 3,2 4,8 3,8 0,8 5,7 * 1,3 12,0
Desconfianza interpersonal 4,6 3,6 4,4 3,5 3,5 3,4 4,2 3,6 10,0 ** 1,9 3,8 12,3
Conciencia introceptiva 4,5 4,1 4,1 4,3 4,0 4,2 3,6 3,6 3,9* 3,2 0,0 16,9
Miedo a la madurez 7,8 4,9 8,0 4,8 7,4 4,6 8,0 5,0 0,5 1,8 0,3 23,2
Ascetismo 3,6 2,6 3,3 2,8 3,8 2,8 3,7 2,8 2,9 1,4 0,5 7,5
Impulsividad 5,5 4,7 5,8 4,9 5,0 5,2 5,4 4,5 2,5 1,2 0,0 23,2
Inseguridad social 4,1 3,7 4,8 4,1 3,9 4,2 4,2 3,9 3,2 4,3 * 0,5 15,7
EDI-1 38,9 21,6 32,9 17,9 36,8 20,9 32,6 17,7 0,8 15,5 *** 0,5 383,2
EDI-2 51,6 21,7 45,1 23,6 49,1 28,3 45,6 24,4 0,4 8,1 ** 0,7 665,6
Grados de libertad: Género = 1; Zona = 1; Interacción = 1
X = Media; Dt = Desviación Típica; * = p < 0,05; ** = p < 0,01; *** = p < 0,001; Int. = Interacción; MCE = Media
cuadrática de error
HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria 75
Int J Clin Health Psychol, Vol. 5, Nº 1
TABLA 5. Descriptivos de las tres primeras subescalas del EDI en distintos estudios.
Al comparar las medias obtenidas en nuestro estudio con las de los otros trabajos
se observan los siguientes resultados. Por lo que se refiere a la subescala de Obsesión
por la delgadez vemos que, con una media de 5,40 la muestra femenina del presente
trabajo se sitúa en la zona media de las obtenidas por el resto de las investigaciones.
Obsesión por la
delgadez
Bulimia
Insatisfacción
corporal
MHM H M H
Autores
XDtXDtXDtXDt X Dt X Dt
Garner et al. (1983) 5,0 1,6 2,0 1,0 10,2 3,9
Garner y Olmsted (1984)
(citado en Garner, 1998)
5,1 5,5 1,7 3,1 9,7 8,1
Guimerá y Torrubia (1987) 2,9 4,3 1,0 1,8 4,9 6,0
Raciti y Norcross (1987) 4,6 5,5 1,9 2,8 12,2 8,1
Rosen, Silberg y Gross (1988) 5,6 5,9 1,7 2,5 2,1 3,3 1,2 2,4 11,3 7,7 4,3 4,7
Kurtzman, Yager, Landsverk,
Wiesmeier y Bodurka (1989)
5,5 4,4 1,4 2,8 10,0 7,6
Klemchuk, Hutchinson y Frank
(1990)
6,0 2,0 12,4
Shore y Porter (1990) 6,9 5,8 2,1 3,1 10,5 8,3
Corral et al. (1998) 6,8 6,3 2,9 3,7 1,9 2,6 2,3 3,0 9,3 7,7 4,4 5,0
Garner (1998) 5,5 5,5 2,2 0,4 1,2 1,9 1,0 1,7 12,2 8,3 4,9 5,6
Gandarillas y Febrel (2000) 5,4 1,5 1,3 1,4 9,3 3,5
Engelsen y Laberg (2001) 2,6 1,3 1,8 0,7 3,8 1,3
Gupta, Chaturvedi, Chandarana
y Johnson (2001)-Canadá
5,5 6,1 11,1 8,9
Gupta et al. (2001)-India 4,2 4,6 7,0 6,4
Jones, Bennet, Olmsted,
Lawson y Rodin (2001)
4,8 5,8 1,3 2,4 10,1 8,5
Cruz y Maganto (2002) 5,2 5,8 1,8 2,9 1,6 2,6 1,7 2,4 9,4 8,0 2,1 3,6
Espelage, Mazzeo, Aggen,
Quittner, Sherman y Thompson
(2003)
4,4 5,7 1,3 2,5 11,1 8,2
Cashel, Cunningahm,
Lenderos, Cokley y
Muhammad (2003)
6,0 6,1 1,5 2,7 1,7 2,6 1,4 2,4 11,8 8,3 5,1 5,9
Lameiras Calado, Rodríguez y
Fernández (2003)
3,7 4,9 1,7 3,2 0,7 1,5 0,4 1,1 7,4 6,8 3,8 4,7
Van Strien y Ouwens (2003) 3,5 3,9 0,6 1,7 9,5 8,3
Este estudio 5,4 5,6 3,1 4,0 1,3 2,5 1,6 2,6 7,4 7,0 4,7 5,3
M = Mujeres; H = Hombres; X = Media; Dt = Desviación típica.
76 HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria
Int J Clin Health Psychol, Vol. 5, Nº 1
Es de destacar que dicha media resulta idéntica a la obtenida por Gandarillas y Febrel
(2000) en una muestra madrileña de similares características sociodemográficas. En
esta subescala se sitúan en el extremo superior del rango la media obtenida en Canadá
por Shore y Porter (1990) con un 6,90 y la aportada por los baremos españoles del
cuestionario (Corral et al., 1998) con un 6,80. Por lo que se refiere al extremo inferior,
destaca la media de 2,60 obtenida en Noruega por Engelsen y Laberg (2001) y la de
2,90 del trabajo de Guimerá y Torrubia (1987) realizada en Barcelona con una muestra
control de veinticuatro mujeres. La media de los varones de este estudio fue de 3,10
y se sitúa en el extremo superior del rango, sólo superada por la aportada en el manual
de la primera versión del cuestionario realizado en Estados Unidos (Garner y Olmsted,
1984; citado en Garner, 1998) que resultó ser de 5,10. Debemos señalar que la media
de 2,90 aportada por los baremos españoles (Corral et al., 1998) es muy similar a la
de este estudio. El extremo inferior de Obsesión por la delgadez en los varones queda
definido por las medias de los estudios de Gandarillas y Febrel (2000) llevado a cabo
en Madrid y el de Cashel et al. (2003) en Estados Unidos, que son ambas de 1,50.
Las adolescentes de este estudio obtienen en la subescala de Bulimia una media
de 1,3 que se encuentra en la zona medio-baja de los trabajos considerados. La media
más alta en esta subescala es la obtenida en Estados Unidos por Rosen et al. (1988) que
es de 2,20, siendo las más bajas la del estudio realizado en Noruega por Van Strien y
Ouwens (2003) con un 0,60, y la del trabajo realizado en Vigo por Lameiras et al.
(2003) con un 0,70 en una muestra de universitarias sin trastornos de conducta alimentaria.
En cuanto a los varones, vemos que obtienen una media de 1,60 en la subescala de
Bulimia, que se sitúa en la zona medio-alta de los estudios tenidos en cuenta. Merece
destacarse que las medias extremas del rango marcado en esta subescala han sido
obtenidas por estudios realizados en España. Es el caso, en el extremo superior, de
Corral et al. (1998) con una media de 2,30 y de Lameiras et al. (2003) con un 0,40,
en el extremo inferior.
La media femenina del presente estudio en Insatisfacción corporal es de 7,40 y se
encuentra en la zona inferior de los estudios presentados. Las medias que ocupan los
extremos superior e inferior son las proporcionadas por los estudios de Klemchuk et al.
(1990) en Estados Unidos y de Engelsen y Laberg (2001) en Noruega, con un 12,40 y
un 3,80, respectivamente. Es de destacar que las medias obtenidas en Insatisfacción
corporal por las mujeres en España son, en general, más bajas que las alcanzadas en
otros países.
Finalmente, vemos que los varones evaluados en este trabajo alcanzan una media
de 4,70 que se encuentra en la franja medio-alta de la lista de estudios considerados en
la tabla. Garner y Olmsted (1984; citado en Garner, 1998) con una media de 9,70 en
Estados Unidos, y Cruz y Maganto (2002) con 2,10 en Guipúzcoa, constituyen los
extremos superior e inferior respectivamente de dicha lista en Insatisfacción corporal.
En la Tabla 6 se presentan los porcentajes de adolescentes de ambos géneros que
están en situación de riesgo, en función de los criterios señalados por algunos autores
a partir de las puntuaciones obtenidas en el EDI. Vemos que, como era de esperar, los
porcentajes de adolescentes en situación de riesgo son mucho más altos en las mujeres
que en los hombres, tanto en éste como en los otros estudios tenidos en cuenta.
HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria 77
Int J Clin Health Psychol, Vol. 5, Nº 1
TABLA 6. Porcentajes de adolescentes en situación de riesgo según distintos
criterios basados en la subescala Obsesión por la delgadez (EDI).
CRITERIOS DE RIESGO
Morandé et al.
(1999)
Gandarillas y
Febrel (2000)
Garner (1998) Norring y
Sohlberg (1988)
EDI >50
DT >10
DT > 11 DT > 14 DT > 17
Autores
MH TMH T MH TMH T
Garner et al. (1983) 11,0 6,0 2,0
Garner y Olmsted (1984)
(citado en Garner, 1998)-U
1,0 9,0 0,0 0,0
Garner y Olmsted (1984)
(citado en Garner, 1998)-S
11,0 0,0 0,0
Rosen et al. (1988) 17,0 1,0 9,0 0,0 3,0 0,0
Shore y Porter (1990) 24,0 12,0 4,0
Corral et al. (1998) 23,0 4,0 14,0 2,0 5,0 0,0
Morandé et al. (1999) 24,9 3,4 15,5
Gandarillas y Febrel (2000) 18,4 1,3
Engström y Norring (2002)-93 6,1 0,3
Engström y Norring (2002)-98 5,7 0,4
Este estudio 14,9 6,2 10,4 18,1 5,4 11,5 10,0 3,3 6,5 4,4 0,7 2,5
M = Mujeres; H = Hombres; T = Total; DT = Obsesión por la Delgadez.
Al utilizar el criterio de riesgo de Morandé et al. (1999) vemos que los porcentajes
presentados en su trabajo son claramente superiores a los obtenidos en nuestro estudio,
tanto en la submuestra femenina (24,90 frente a 14,90) como en la muestra total (15,50
frente a 10,40). Lo contrario ocurre con la submuestra masculina, ya que el porcentaje
de adolescentes varones en situación de riesgo en el presente estudio casi dobla el
obtenido por el equipo de Morandé en Madrid (3,40 frente 6,20). Con el criterio de
Gandarillas y Febrel (2000) se observa que el porcentaje de mujeres en situación de
riesgo alcanzado en este estudio (18,10) resulta muy similar al obtenido por los propo-
nentes del criterio (18,40). Estos dos porcentajes se encuentran en el punto medio de
los estudios listados. El porcentaje más alto fue del 24%, obtenido en Canadá por Shore
y Porter (1990), seguido de cerca por el obtenido en la validación española del cues-
tionario (Corral et al. 1998) con un 23%. Es preciso señalar que el porcentaje más bajo
de mujeres en situación de riesgo fue el obtenido en Estados Unidos en el estudio de
presentación del EDI-1 (Garner et al., 1983). Los adolescentes varones en nuestro
estudio alcanzan el porcentaje de riesgo más alto cuando se utiliza este criterio (5,40%)
que, de todas maneras, es el más cercano a los datos presentados en el mencionado
estudio de validación (4%). Según el criterio de Garner et al. (1984), el porcentaje de
adolescentes femeninas en situación de riesgo del presente estudio (10%) se encuentra
en la zona medio-alta de los estudios que aparecen en la tabla. El porcentaje más bajo
es el obtenido en Suecia en el estudio de Engström y Norring (2002) en el sondeo que
78 HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria
Int J Clin Health Psychol, Vol. 5, Nº 1
realizaron en 1998, con un 5,70%. El más alto es el obtenido en España por Corral et
al. (1998) con un 14%. Por lo que se refiere a los varones, vuelven a ser los porcentajes
más altos los obtenidos en este estudio (3,3%) y en el de la validación española del
cuestionario (2%). Finalmente, con el criterio de Norring y Sohlberg (1988) se observa
que las mujeres de este estudio obtienen un porcentaje del 4,40, que tan sólo es supe-
rado por el obtenido en el estudio de la validación española del cuestionario que ob-
tiene un 5% (Corral et al., 1998). De nuevo es el estudio en el que se presentaba la
primera versión del cuestionario el que obtiene un porcentaje de riesgo femenino más
bajo. Por lo que respecta a los varones, nos encontramos con el mismo panorama que
el observado con los otros tres criterios, ya que en el presente estudio se obtiene el
porcentaje de riesgo más alto de todos, al ser el único que supera el cero.
A continuación, vamos a considerar los porcentajes de adolescentes en situación de
riesgo de este estudio en función de las tres variables sociodemográficas utilizadas para
realizar el muestreo, teniendo en cuenta el género (Tabla 7). De nuevo vemos que son
las mujeres las que presentan porcentajes más altos en las tres variables tenidas en
cuenta, con unas pocas excepciones que pasamos a considerar. La mayoría de ellas se
concentra en el primer curso de la ESO, donde se observan porcentajes de riesgo
superiores en los varones en tres de los cuatro criterios. La cuarta excepción se encuen-
tra en el primer curso de Ciclo Formativo con el criterio de Garner, en el que el
porcentaje de mujeres adolescentes es cero. Es probable que esto último sea debido al
reducido número de mujeres en este nivel.
TABLA 7. Porcentajes de adolescentes en situación de riesgo según distintos
criterios basados en la subescala Obsesión por la delgadez (EDI) teniendo
en cuenta distintas variables demográficas.
CRITERIOS DE RIESGO
Morandé et al.
(1999)
Gandarillas y
Febrel (2000)
Garner (1998) Norring y
Sohlberg (1988)
EDI >50
DT >10
DT > 11 DT > 14 DT > 17
Variables demográficas
MHMHMHMH
1º ESO 10,80 10,90 11,80 9,50 4,30 6,60 0,00 1,50
2º ESO 14,70 8,50 17,50 6,80 10,50 4,30 6,30 0,90
3º ESO 17,20 5,50 23,30 3,90 15,50 2,30 5,20 0,80
4º ESO 16,20 1,60 17,10 2,40 9,00 0,80 6,30 0,00
1º Bachillerato 16,10 3,20 20,40 3,20 10,80 1,60 3,20 0,00
Curso
1º Ciclo Formativo 7,70 4,70 15,40 4,70 0,00 2,30 0,00 0,00
Público 13,40 4,90 16,80 3,60 9,50 2,30 4,60 0,50Titularidad
del Centro
Privado 17,00 8,40 19,90 8,40 10,80 4,90 4,10 0,90
Metropolitana 14,70 7,50 18,80 6,30 10,00 4,00 5,30 1,00
Zona
Resto 15,30 3,80 17,00 3,80 10,00 1,90 3,10 0,0
M = Mujer; H = Hombre; DT = Obsesión por la Delgadez.
0,00
c
HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria 79
Int J Clin Health Psychol, Vol. 5, Nº 1
En cuanto a los porcentajes de riesgo en función del nivel académico se observa
un patrón diferencial cuando se tiene en cuenta el género. En los varones se observa
una disminución progresiva a medida que asciende el curso académico hasta cuarto de
la ESO, aumentando en los dos últimos cursos, excepto con el criterio de Norring y
Sohlberg (1988) que no presenta tal aumento. En las adolescentes el patrón es más
irregular con aumentos y disminuciones en los porcentajes a medida que ascendemos
de curso, salvo con el criterio de Morandé et al. (1999) en el que el porcentaje aumenta
de modo progresivo hasta tercero de la ESO, disminuyendo a partir del mismo. En
general, los cursos en los que se presentan porcentajes más altos son primero y segundo
de la ESO en los varones, y en las mujeres tercero de la ESO y primero de Bachillerato.
Vimos en la Tabla 1 que la media de edad para estos cursos era de 12,30 y 13,50 para
los varones, y de 14,30 y 16,30 para las mujeres. Respecto a la titularidad del centro,
los porcentajes de adolescentes en situación de riesgo son, en ambos géneros, siempre
superiores en los centros privados, con la única excepción del porcentaje derivado de
la utilización del criterio de Norring y Sohlberg (1988) en las mujeres. Cuando se
analiza la variable zona vemos que, en los varones, los porcentajes son siempre supe-
riores en la submuestra metropolitana. En las mujeres se constata que las diferencias
entre ambas zonas, aunque algo inferiores, van en el mismo sentido con los criterios
de Gandarillas y Febrel (2000) y de Norring y Sohlberg (1988), y en sentido contrario
con el criterio de Morandé et al. (1999). Con el punto de corte propuesto por Garner
y Olmsted (1984; citado en Garner, 1998), el porcentaje es idéntico. Hemos de señalar
que se realizaron análisis de regresión y discriminantes, y se observó que las variables
demográficas no eran capaces de predecir las puntuaciones en el EDI ni de clasificar
correctamente a los adolescentes en función de que estuvieran en situación de riesgo
o no.
Discusión
En el presente trabajo las variables género y curso académico han provocado
efectos de interacción significativos en las dos versiones del EDI y en muchas de las
subescalas del EDI-1. Este resultado está indicando que las preocupaciones por el peso
y la delgadez, la insatisfacción corporal y los comportamientos bulímicos tienen un
perfil diferente en los adolescentes de los distintos cursos en función del género. Esto
mismo sucede con los sentimientos de ineficacia, la dificultad para reconocer adecua-
damente los estados emocionales y las sensaciones de hambre, y el miedo a la madurez
que experimentan. Por lo que se refiere a la titularidad del centro (público/privado
concertado) se ha visto que los porcentajes de adolescentes en situación de riesgo son
mayores en los centros privados concertados que en los públicos. Este resultado encaja
con lo que tradicionalmente se ha creído que sucede en la anorexia, esto es, que este
trastorno es más frecuente en las clases sociales altas que en las bajas (Crisp, Palmer
y Kalucy, 1976; Garfinkel y Garner, 1982; Toro y Vilardell, 1987). Por otra parte, la
ausencia en este estudio de diferencias significativas entre centros públicos y privados
en las puntuaciones medias de las variables más directamente relacionadas con la ano-
rexia nerviosa (Obsesión por la delgadez, Bulimia e Insatisfacción corporal) estaría en
80 HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria
Int J Clin Health Psychol, Vol. 5, Nº 1
consonancia con los resultados aportados por aquellos autores que señalan hoy en día
que, o bien no existen diferencias en la prevalencia de la anorexia en función de la
clase social (Garner, 1998; Guerro y Barjau, 2003) o bien tales diferencias todavía no
han sido probadas (Gard y Freeman, 1996). No obstante, este resultado también podría
significar, simplemente, que el tipo de centro (público-privado concertado) no es un
buen indicador del nivel socio-económico. En general, se ha visto que no existe rela-
ción (interacción) entre el género y la zona geográfica (metropolitana-no metropolita-
na) donde se encuentra el centro, con respecto a las variables autoinformadas del EDI.
En cambio, se observó que los adolescentes de la zona metropolitana de ambos géneros
presentaban puntuaciones más altas en bulimia, desconfianza interpersonal y ascetismo
que los pertenecientes a los municipios del norte de la isla. Podría argumentarse que
la cultura metropolitana fomenta más el autocontrol, la autodisciplina y la superación
de las necesidades corporales, así como la desconfianza interpersonal, que la cultura
rural, lo que explicaría las diferencias encontradas en ascetismo y desconfianza
interpersonal a favor de la muestra metropolitana. Estas dos variables se han relacio-
nado con la génesis de los trastornos de conducta alimentaria, aunque en las últimas
décadas las motivaciones ascéticas para perder peso parecen haber perdido influencia
en la génesis y mantenimiento de estos trastornos en favor de otros factores como la
obsesión por la delgadez o la insatisfacción corporal (Garner, 1998; Polivy y Herman,
2002). En general, en la literatura no existe evidencia a favor de que la zona geográfica
influya de manera significativa en las actitudes y conductas relacionadas con la alimen-
tación (Engström y Norring, 2002; Gandarillas y Febrel, 2000). Sin embargo, en el
presente estudio los adolescentes del área metropolitana presentan un mayor porcentaje
de personas en riesgo, sobre todo en el caso de los varones. Quizás los varones que
residen en la zona metropolitana del estudio podrían estar sometidos a una mayor
presión para mantenerse dentro de los estándares adecuados de peso.
En términos generales, se puede afirmar que las medias obtenidas en las tres
subescalas del EDI que evalúan directamente la sintomatología alimentaria se encuen-
tran dentro de los márgenes determinados por los estudios revisados. En el caso de las
mujeres, las medias se sitúan en una zona intermedia del rango, mientras que en el caso
de los varones éstas se localizan más cerca del extremo superior de dicho rango.
Por lo que se refiere a los porcentajes de adolescentes en situación de riesgo,
hemos de resaltar que los porcentajes de mujeres son claramente superiores a los de los
hombres en todos los estudios tenidos en cuenta, incluido el que aquí se presenta. Por
lo que respecta a las mujeres, hemos visto que tienen porcentajes de riesgo situados
aproximadamente en la zona media del rango marcado por los otros estudios. Los
porcentajes de varones en riesgo obtenidos en este trabajo son los más altos de todos
los estudios considerados, y más próximos a los obtenidos por otros estudios españoles
que a los ofrecidos por los del resto del mundo, lo que podría estar indicando la
presencia de factores culturales diferenciales.
Cuando se considera el curso académico, hemos visto que las mujeres de este
estudio presentan, en general, mayores porcentajes de riesgo en tercero de la ESO cuya
media de edad se sitúa en 14,30 años, lo que coincide con la literatura que señala la
existencia de un pico de prevalencia en los catorce años (American Psychiatric Association,
HERRERO y VIÑA. Conductas y actitudes hacia la alimentación en estudiantes de Secundaria 81
Int J Clin Health Psychol, Vol. 5, Nº 1
2002; Chinchilla, 2003a; Wicks-Nelson e Israel, 1997). Los hombres, por su parte,
presentan mayores porcentajes de riesgo en primero de la ESO cuya edad media en este
estudio es de 12,30 años. Este resultado también se corresponde con lo publicado por
otros autores (Barry y Lipmann, 1990; Serna, 2001).
Para concluir, podemos señalar que las diferencias observadas entre los distintos
países, tal y como afirman Engström y Norring (2001), podrían ser debidas a diferen-
cias reales o, al menos en parte, a diferencias metodológicas. Esta cuestión sólo podrá
dilucidarse realizando estudios internacionales multicentro homogéneos en cuanto a
diseño y protocolos.
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... Pero por otra parte, la preocupación por el incremento de trastornos alimentarios en los adolescentes (Bosch, 2000;Herrero y Viña, 2005; Martínez-González y de Irala, 2003) y la aparición de nuevos problemas relacionados (Muñoz y Martínez, 2007) ha fomentado el interés hacia el estudio de los factores que pueden relacionarse con su aparición e incidencia. Así pues, la presión social hacia la delgadez a la que los adolescentes se ven sometidos hace de este grupo un colectivo vulnerable que tiene distorsiones perceptivas sobre el propio cuerpo, se siente insatis-fecho con su imagen y apariencia física, desea perder peso y decide por lo tanto someterse a una dieta restrictiva con el objetivo de reducir el peso y el volumen corporal. ...
... La adolescencia es un periodo evolutivo trascendental para la salud, no sólo porque se aprenden y consolidan comportamientos saludables que ayudarán a prevenir ciertas enfermedades sino, también porque se forman creencias y actitudes positivas o negativas hacia la salud que regularán el autocuidado y el estilo de vida de estas personas en etapas posteriores. La insatisfacción con el propio cuerpo, el deseo de perder peso y volumen, los comportamientos alimentarios desadaptativos, la influencia de iguales y de la familia o las distorsiones cognitivas y perceptivas sobre la imagen corporal son algunos de los factores de riesgo estudiados (Bosch, 2000;Herrero y Viña, 2005;Martínez-González y de Irala, 2003;Muñoz y Martínez, 2007) por su implicación en la aparición de trastornos alimentarios en la adolescencia. ...
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INFANCIA Y ADOLESCENCIA EN UN MUNDO EN CRISIS Y CAMBIO RESUMEN Los hábitos de alimentación juegan un papel fundamental en el correcto desarrollo del adoles-cente. Se examina si han cambiado algunas actitudes y comportamientos alimentarios en la última década (2001-2011) en dos muestras de adolescentes entre 14-16 años (N=468) de la Comunidad Valenciana (España), administrando el CIACS-2 (Ballester y Gil, 2007). Los resultados indican mayor porcentaje de problemas autoinformados relacionados con la falta y con el exceso de apetito. Se observa un aumento en el control del peso y en conductas como evitar algunos alimentos que engordan o hacer ejercicio físico para quemar calorías. Aunque no ha habido cambios significativos en el consumo de laxantes y en los intentos de vómitos tras haber comido mucho, los porcentajes que se mantienen resultan preocupantes. En cuanto a la percepción de la propia imagen corporal, más adolescentes se consideran normales y delgados, y menos, gruesos. Aún así, ha habido un aumento en el porcentaje de adolescentes que ha llegado a llorar por sentirse mal con su cuerpo. Se analizan las diferencias estadísticas encontradas en función del género en estos periodos. En la actualidad se mantienen conductas desadaptativas relacionadas con la conducta alimentaria que deben ser objetivo prioritario de detección precoz y de intervención preventiva. Palabras clave: ado-lescencia, conductas alimentarias, imagen corporal, género, evolución.
... Como indican Herrero y Viña (2005), los datos respecto de la prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria distan de ser definitivos. Además, la mayoría de los autores señalan un claro aumento (Chinchilla, 2003;García-Gamba, 2001; Polivy y Herman, 2002, etc.), valorando positivamente los grandes esfuerzos que se dedican a determinar su problemática y extensión. ...
... En la muestra estudiada, los hombres obtuvieron una puntuación media de 1,715 (percentil 57,87), y las mujeres obtuvieron una puntuación media de 1,06 (percentil 57,72). Al comparar las puntuaciones de nuestra investigación con las obtenidas en el estudio de Herrero y Viña (2005), se demuestra que la puntuación alcanzada en mujeres es menor que la lograda en los hombres, con unas puntuaciones similares en los hombres, aunque en las mujeres es sólo dos décimas inferior (Tabla 3). Sin embargo, en otras investigaciones como las realizadas por Garner, Olmsted y Polivy (1983), Garner (1998) (2003), etc. las puntuaciones logradas en mujeres es superior a las adquiridas por los hombres, por lo que resulta evidente que afecta a ambos sexos y es fundamental continuar profundizando en las investigaciones, centrándose en la influencia del contexto concreto en el que se vive. ...
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RESUMENEn este artículo se aborda la investigación realizada sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y tiene, como objetivos: descubrir si existen diferencias respecto al sexo en el alumnado adolescente, en los TCA; evaluar las actitudes y conductas relacionadas con la anorexia y bulimia nerviosa; conocer los rasgos de personalidad de los estudiantes respecto a los TCA; y analizar la obsesión por la delgadez como característica esencial de los TCA. En la investigación, realizada en Granada, durante los años 2007-2010, se ha utilizado una metodología eclética en la que se emplean técnicas de recogida de datos cuantitativos y cualitativos. En este artículo se presentan los datos cuantitativos. Respecto a la muestra, se ha trabajado con la población escolar de Educación Secundaria en los tres IES “Juan XXIII” de Granada. La selección de la muestra responde al criterio normativo de la edad; en este caso, 11 a 17 años, momento decisivo para estas personas al encontrarse ante la toma de decisiones importantes de cara a su futuro profesional y personal, al finalizar la escolarización obligatoria de la muestra responde al criterio normativo de la edad; en este caso, 11 a 17 años, momentodecisivo para estas personas al encontrarse ante la toma de decisiones importantes de cara a su futuro profesional y personal, al finalizar la escolarización obligatoria. Los resultados evidencian la necesidad de una educación y orientación psicopedagógica preventiva ante los TCA, obteniéndose diferencias de género en los resultados. Además, elalumnado de los centros analizados, presenta carencias en algunas áreas, que les exponen a padecer un TCA, obteniendo a los 13 años su mayor representatividad, lo que nos indica el momento en que se muestran más débiles y propensos a verse envueltos en este tipo de trastornos.ABSTRACTThis article deals with Eating Disorders (ED) and is aimed at discovering if is there any significant sex difference in ED in teenage students, evaluating attitudes and behaviours related to anorexia and bulimia nervosa, exploring the personality traits of ED students and analysing the obsession with thinness as an essential characteristic of these kind of problems. The investigation, conducted in Granada from 2007 to 2010, used an eclectic approach based on collecting quantitative and qualitative data. In this article only quantitative data is presented. Regarding the sample, we worked with secondary education pupils in the three "Juan XXIII" High Schools in Granada. The selection of the sample is based on age criterion, in this case from 11 to 17 years-old people, a defining moment in life because when important decisions for their personaland professional future at the end of compulsory education are made.Results point to educational and guidance needs in people with ED, and differences between men and women. In addition to this, these students show deficiencies in some areas, which expose them to suffering any eating disorder, especially around 13 years of age, when they are weakestand prone to be involved in this kind of disorders.
... Estas practicas culturales contradictorias a las que Contreras (2) se refiere como la "locura de la cultura" y que no son mas que un producto de la cultura posmodernista, han propiciado una serie de desordenes alimenticios asociados con la imagen corporal (IC) y el ideal de delgadez. Las investigaciones sobre IC se han se han orientado hacia el genero femenino ya que a través de los diversos estudios realizados se ha encontrado una mayor prevalencia de trastornos de IC (3,4,5,6). ...
... Además, los trastornos del comportamiento alimentario en la población adolescente, sobretodo en el grupo de féminas, es un problema actual que hay que intentar prevenir (Herrero y Viña, 2005;Machado et al., 2004). Estamos hablando de estilo de vida saludable, pero ¿qué es un estilo de vida saludable? ...
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This ex post facto study analyzes, from the social-cognitive point of view of the goal achievement perspective, the relationship among the motivational climate, goal orientations and behavioral patterns of healthy lifestyles (i.e., practicing sports as extra-curricular activity, as well as maintaining a balanced nutrition, respecting regular meal schedules and having adequate resting habits) of 402 physical education students between the ages of 14 and 18. For this purpose, the structural equation methodology was applied. The results indicate that the task orientation and the perception of the motivational climate task involvement predict positively the practice of extracurricular sport activities. Additionally, the practice of such extracurricular activities predicts positively, and is a significant factor in forecasting healthy nutritional habits and the respect for regular meal schedules, as well as resting patters, although the latter is not statistically significant. Therefore, the practice of physical education and extracurricular sport activities become mediators between the motivational climate related to the task and the individuals' healthy habits, being this association consistent with the theoretical perspective of Goal Achievement.
... Estudios realizados en población general confirman la presencia de diferencias significativas entre hombres y mujeres en cuanto a sus hábitos alimentarios y el grado de satisfacción con su imagen corporal. Son claramente las mujeres adolescentes y jóvenes las que presentan mayor búsqueda de delgadez y mayores niveles de insatisfacción con su imagen (Herrero y Viña, 2005;Lameiras, Calado, Rodríguez y Fernández, 2003). Teniendo en cuenta el constante aumento de casos de TCA entre adolescentes, que este grupo etario ha sido identificado como el más vulnerable y habiéndose hallado no solo la insatisfacción corporal sino también la influencia del modelo estético corporal prevalente como un factor asociado con esta enfermedad, resulta interesante investigar la relación entre ambas variables en adolescentes escolarizados de la provincia de Buenos Aires (Argentina). ...
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Most of the approaches to the eating disorder considered to have a policausal etiology in which interacting predisposing factors, triggers and maintainers. Among the predisposing factors it noted that dissatisfaction with body image is very important, detecting their presence mostly in women from puberty and specifically in adolescence. Recent studies showed the influence that the aesthetic body model spread by the mass media has on dissatisfaction with body image. This pattern produces dissatisfaction with one's body and increases the levels of dissatisfaction. In the present research we have studied the connection between the two variables in 314 students at high school from Buenos Aires, Argentina. It was confirmed that there is a correlation between the variables, detecting that a higher level of influence of the beautiful pattern increases the dissatisfaction with body image. These results allow to hypothesize that both variables act as predisposing factors and provide evidence to theories that consider the eating disorder as culture-bound syndromes.
... El Inventario de Trastornos Alimentarios (EDI, por sus siglas en inglés) es uno de los instrumentos autoadministrables más utilizados en la actualidad para la detección de trastornos alimentarios y la exploración de características psicológicas en pacientes (Herrero & Viña, 2005). Su primera versión fue desarrollada por Garner, Olmsted y Polivy (1983) quienes realizaron los primeros estudios de validez a partir de una muestra clínica y un grupo control conformado por mujeres universitarias. ...
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The aim of this study is to explore the factor structure and internal consistency of the Eating Disorder Inventory-3 (EDI-3) among female adolescents from Buenos Aires (Argentina). 725 high school students, aged 13 to 19 years, completed the EDI-3 and a sociodemographic questionnaire. Different factor solutions were evaluated. The most satisfactory solution was reached to explore, first, the items of the three Eating Disorder Risk Scales (good structure, variance explained = 46.7%) and on the other, items of the Psychological Scales (with partial divergence from theoretical structure, variance explained = 44.1%). The computation of Composites (combining different scales proposed by the author) fitted more closely to the original version. Internal consistency coefficients for most scales were adequate. In analyzing the discriminatory power of the items, it was found a “floor effect” on some scales, this being expected in general population. We conclude that the EDI-3 is a valid instrument for the assessment of risk for eating disorders in general population and, consequently, its early detection. We discuss the use of this instrument in general population.
... En el terreno de la evaluación, la mayoría de los estudios emplean el Test de Actitudes Alimentarias (EAT) (Garner y Garfinkel, 1979), o el EDI en sus diferentes versiones (Carbajo et al., 1995;Casillo, Castro y Góngora, 1996;Cruz y Maganto, 2002;Herrero y Viña, 2005;Jiménez-Cruz y Silva-Gutiérrez, 2010;Machado et al., 2004;Toledo et al., 1999;Viña y Herrero, 2006). Los resultados indican que las mujeres puntúan de modo superior en las diferentes variables analizadas, relacionadas con el deseo de estar más delgadas, la percepción de sobrepeso u obesidad o la realización de dietas, entre otras variables (A. ...
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Resumen El presente artículo presenta los resultados obtenidos tras desarrollar y validar el Cuestio-nario de Imagen Corporal, con una muestra de 395 personas pertenecientes a población clínica o general. El instrumento permite valorar la po-sible existencia de trastornos de la conducta ali-mentaria relacionados con la bulimia, anorexia, obesidad, vigorexia y ortorexia. Todos los facto-res y la escala en su conjunto mostraron ade-cuada consistencia interna y el análisis facto-rial confirmó la multidimensionalidad de la escala y por tanto, avala su validez de construc-to. Los resultados obtenidos de la aplicación del instrumento sugieren que la existencia de ante-cedentes personales o familiares relacionados con estos trastornos o con ansiedad o depre-sión, incrementan la probabilidad de presentar problemas de conducta alimentaria. Ello es con-sistente con la literatura y apoya su validez experimental. Abstract This paper presents the results obtained after developing and validating the Body Image Questionnaire with a sample of 395 persons belonging to clinical or general population. The instrument allows assessing probable eating disorders related to bulimia, anorexia, obesity, ort-horexia, and bigorexia. All the factors and total scale showed good internal consistency. Factor analysis confirmed the multidimensionality of the scale and therefore, its construct validity. The results of the instrument implementation suggest that the existence of personal or family history related to these disorders or to anxiety or depression, increase the likelihood of developing eating disorders. This is consistent with the literature and supports the experimental validity of the measure.
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In this study, the lifestyles of 378 health care students from Bucaramanga city were examined. Four analytical dimensions were considered: exercise and physical activity; alcohol consumption; smoking and psychoactive substances use; and sexuality. The research concludes that consistent with previous studies the possession of knowledge, adequate health beliefs, and motivations towards healthy practices are insufficient for the adoption of healthy behaviors. A larger exploratory study that addresses the reasons for the inconsistencies between beliefs and motivations versus healthy practices is required.
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El tema del capítulo es la relación entre la familia, el entorno vital de los jóvenes, y algunas conductas reprobables de éstos en el espacio público. La pregunta que se plantea es qué influencia puede tener el modelo de relaciones familiares en compensar los efectos negativos de los entornos como los de amistades, escuela o barrio. El estudio relaciona estas instituciones y grupos con ciertas conductas vandálicas, delictivas, de conducción de riesgo de motocicletas, y consumo regular de alcohol y derivados del cánnabis. Se ofrecen datos sobre la prevalencia de estos comportamientos y cómo se relacionan entre sí. Se plantea la hipótesis de que un modelo de relación padres–hijo/a que combine comunicación, control, y toma de decisiones conjuntas, consigue disminuir de forma significativa las influencias negativas de esos entornos en las conductas de los adolescentes. Los resultados permiten validar esa hipótesis en algunos casos concretos de conductas y estilos de relaciones familiares. El estudio confirma, para el caso catalán, algunas cuestiones bien establecidas en la literatura sociológica. Una es que el grupo de iguales (amigos, compañeros) tiene una influencia fundamental en las conductas de los adolescentes y jóvenes. De hecho, también actúan mediando los efectos de la escuela o el barrio. Otra cuestión es que los padres son la otra gran fuente de influencia. El valor añadido del estudio consiste precisamente en que muestra como los padres tienen un cierto margen de actuación para corregir el efecto de algunos ambientes negativos en determinadas conductas concretas de sus hijos.
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actualidades de los Trastornos de la Conducta Alimentaria y Nutrición
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The development and validation of a new measure, the Eating Disorder Inventory (EDI) is described. The EDI is a 64 item, self-report, multiscale measure designed for the assessment of psychological and behavioral traits common in anorexia nervosa (AN) and bulimia. The EDI consists of eight sub-scales measuring: 1) Drive for Thinness, 2) Bulimia, 3) Body Dissatisfaction, 4) Ineffectiveness, 5) Perfectionism, 6) Interpersonal Distrust, 7) Interoceptive Awareness and 8) Maturity Fears. Reliability (internal consistency) is established for all subscales and several indices of validity are presented. First, AN patients (N = 113) are differentiated from female comparison (FC) subjects (N = 577) using a cross-validation procedure. Secondly, patient self-report subscale scores agree with clinician ratings of subscale traits. Thirdly, clinically recovered AN patients score similarly to FCs on all subscales. Finally, convergent and discriminate validity are established for subscales. The EDI was also administered to groups of normal weight bulimic women, obese, and normal weight but formerly obese women, as well as a male comparison group. Group differences are reported and the potential utility of the EDI is discussed.
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La investigación experimental en Ciencias del Comportamiento se caracteriza por el sometimiento a un método que garantiza la objetividad, la fiabilidad, la validez y la reproducción de los resultados. Este método es independiente del contenido de la investigación. En este trabajo se propone un conjunto de criterios que deben guiar los trabajos originales en cualquier campo de la Psicología y ciencias afines, que hayan seguido la metodología experimental. Criterios que servirán tanto a revisores como a autores de este tipo de trabajos de investigación. Se distingue entre criterios básicos, obligatorios, y criterios complementarios, deseables, pero no imprescindibles siempre. Los criterios se organizan según un instrumento de medida que abarca las características del informe, los antecedentes, el desarrollo teórico, el diseño, análisis e interpretación de resultados y fuentes documentales. Se presentan también las directrices generales de un proceso de revisión que garantice el cumplimiento de los criterios científicos, tomando como eje principal el instrumento de medida propuesto.
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This study evaluated the utility of the Sociocultural Attitudes Towards Appearance Questionnaire (SATAQ; L. J. Heinberg, J. K. Thompson, & S. Stormer, 1995) for the assessment of diverse college groups, including men, women, minorities, and sorority members. Scores from the SATAQ were compared with the Eating Disorder Inventory-2 (EDI-2; D. M. Garner. 1991) for a sample of 405 college students at a large midwestem university. Significant group differences were observed on the scales assessing awareness of sociocultural pressures to be thin and internalization of these attitudes. These scores were highest among the Caucasian women, Caucasian sorority, and Hispanic sorority groups. However, construct validity was only demonstrated for the Internalization scale and was strongest for the Caucasian women, suggesting that sociocultural awareness may hold unique meaning for diverse groups. The need for the development of more specific measures assessing sociocultural pressures, internalization, and the implications for counseling psychologists is discussed. (PsycINFO Database Record (c) 2012 APA, all rights reserved)
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The Eating Disorder Inventory (EDI) was administered to 3 female undergraduate samples representing 2 campuses ( N = 1,506). Subjects also provided information on family demographics and on eating, dieting, and exercise habits and attitudes. Very high rates of body dissatisfaction were reported. EDI factor analysis yielded a 6-factor structure accounting for 41% of the variance. The Eating Disorders factor was a combination of 3 EDI clinical scales (Drive for Thinness, Bulimia, and lack of Interoceptive Awareness); 5 factors were identical to the other 5 EDI scales. Two risk groups were identified on the basis of extreme EDI factor scores: a body-dissatisfied group and a binge-purge group with poor psychological adjustment. For campus intervention programs, potential usefulness of the EDI for screening of relevant subgroups is discussed, with particular attention to body dissatisfaction. (PsycINFO Database Record (c) 2012 APA, all rights reserved)
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Background: Disordered eating attitudes and behaviours are common in older teens and young women in Western countries. Recent evidence suggests that the prevalence of these disorders is rising and that the age of onset has fallen. In the present study, disturbed eating attitudes and behaviours were evaluated in a large school-based population in Ontario in order to determine their prevalence and demographic distribution. Methods: Females, aged 12-18 years, from schools in Toronto, Hamilton and Ottawa were invited to,complete questionnaires, including 3 subscales of the Eating Disorder Inventory (Drive for Thinness, Body Dissatisfaction, Bulimia), the Eating Attitudes Test-26 (EAT-26) and the Diagnostic Survey for Eating Disorders (DSED). Results: Questionnaires were completed by 1739 (70%) of the 2483 adolescent females who were approached. The mean age of subjects in the sample was 14.6 (standard deviation 1.9) years. Thirteen percent of those aged 12-14 years and 16% of those aged 15-18 years had scores above the recommended cut-off (greater than or equal to 20) for disordered eating on the EAT-26. Current dieting to lose weight was reported by 23% of participants., Binge eating with associated loss of control was reported by 15% of participants, self-induced vomiting by 8.2% and the use of diet pills by 2.4%. Laxative and diuretic misuse were uncommon. Dieting was associated with an increased risk of binge-eating and purging behaviours. Older age and body mass index in the highest quartile were independently related to symptoms of eating disorders. Interpretation: Disordered eating attitudes and behaviours were present in over 27% of girls aged 12-18 years and were seen to increase gradually throughout adolescence. Prevention programs to diminish the progression and impact of these disorders should be implemented and assessed.
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The development and validation of a new measure, the Eating Disorder Inventory (EDI) is described. The EDI is a 64 item, self-report, multiscale measure designed for the assessment of psychological and behavioral traits common in anorexia nervosa (AN) and bulimia. The EDI consists of eight subscales measuring: Drive for Thinness, Bilimia, Body Dissatisfaction, Ineffectiveness, Perfectionism, Interpersonal Distrust, Interoceptive Awareness and Maturity Fears. Reliability (internal consistency) is established for all subscales and several indices of validity are presented. First, AN patients (N=113) are differentiated from femal comparison (FC) subjects (N=577) using a cross-validation procedure. Secondly, patient self-report subscale scores agree with clinician ratings of subscale traits. Thirdly, clinically recovered AN patients score similarly to FCs on all subscales. Finally, convergent and discriminant validity are established for subscales. The EDI was also administered to groups of normal weight bulimic women, obese, and normal weight but formerly obese women, as well as a male comparison group. Group differences are reported and the potential utility of the EDI is discussed.