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Estudios Pedagógicos XXXIII, Nº 2: 45-57, 2007
PERFIL SOCIOECONOMICO DEL ESTUDIANTADO QUE ACCEDE A LA EDUCACION SUPERIOR EN CHILE
Estudios Pedagógicos XXXIII, Nº 2: 45-57, 2007
INVESTIGACIONES
* Los autores agradecen el financiamiento otorgado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONICYT) a través del Proyecto FONDECYT 1050142 titulado “Condicionantes que determinan el
acceso al sistema de educación superior en Chile en el marco de las políticas educacionales promovidas en
el periodo 1990-2003”. El proyecto contempla a nivel de resultados, además del presente paper, un análisis
acerca del acceso a ayudas estudiantiles (becas y créditos), de las condicionantes que determinan el acceso
y la movilidad social en Chile.
PERFIL SOCIOECONOMICO DEL ESTUDIANTADO QUE ACCEDE
A LA EDUCACION SUPERIOR EN CHILE (1990-2003)*
Socio economic student’s profile that access to higher education in Chile (1990-2003)
Oscar Espinoza Díaz1, Luis Eduardo González Fiegehen2
Colaboradores: Daniel Uribe Jorquera, Dante Castillo Guajardo,
Soledad González Fiegehen y Juan López.
1Universidad Diego Portales y Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE). Univer-
sidad Diego Portales, Vicerrectoría Académica, Manuel Rodríguez Sur # 415, Santiago.
E-mail: oscar.espinoza@udp.cl
2Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE) y CINDA.
Santa Magdalena 75, Piso 11, Providencia, Santiago. E-mail: legonza@netline.cl
Resumen
El propósito del presente paper es carac-
terizar a la población de 18 a 24 años que
accede a la educación superior según nivel de
ingresos familiares, de escolaridad y ocupación
del Jefe del Hogar. Con este fin se trabajó con
las Bases de Datos CASEN de los años 1990,
1996 y 2003. A modo de conclusión, se puede
mencionar que se ha producido un incremento
del acceso a los jóvenes a la educación ter-
ciaria en todos los niveles socioeconómicos
como consecuencia directa de las políticas
implementadas. No obstante, en el periodo
1990-2003 se ha mantenido la brecha entre
las posibilidades de acceso de los jóvenes de
menores ingresos y los de mayores ingresos.
Para superar esta situación se sugiere optimizar
la focalización de los recursos destinados a los
programas de ayuda estudiantil.
Palabras clave: educación superior, acceso,
nivel de ingresos familiares.
Abstract
By analyzing the access of different
socio-economic groups to higher education
institutions by quintile, this paper examines the
impact produced by higher education policies
in Chile during the 1990-2003 period. To this
end, CASEN household databases provide
valuable information to measure: a) access of
students (18-24 year-old group) by family per
capita income level; b) access of students by
household level of schooling; and c) access
of students by household employment. Major
conclusions set up that even though higher
education policies have increased access to
the system of economical disadvantaged stu-
dents, inequity in access still persist. In order
to reduce the inequity gap it is recommended
to improve allocation of resources oriented to
student aid programs.
Key words: higher education, access, family
income level.
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PERFIL SOCIOECONOMICO DEL ESTUDIANTADO QUE ACCEDE A LA EDUCACION SUPERIOR EN CHILE
1. FORMULACION DE LA INVESTIGACION
La presente investigación pretende determinar cómo ha variado el acceso a la
educación superior por parte de los distintos grupos socioeconómicos en el período
1990-2003.
Durante la década de 1980 y 1990 los sistemas de educación superior (públicos y
privados) experimentaron enormes cambios en todo el mundo como consecuencia de
la demanda que se produjo por ingresar a este nivel (Albornoz 1993; Altbach 1996;
Brunner 2000; Neave & van Vught 1994) y como resultado de los programas de ajuste
económico estructural (structural adjustment programs) que operaron en muchos países
subdesarrollados desde comienzos de los años ochenta (Espinoza 2002). Estos cambios
en la educación superior se reflejan especialmente en la expansión, diversificación y
privatización del sistema y en el establecimiento de nuevas instituciones postsecundarias
que buscan responder a las necesidades y demandas de la sociedad. Esta situación im-
plica un tremendo desafío para los gobiernos (Banco Mundial 2000; De Moura Castro
y Navarro 1999).
Al menos tres factores podrían ser asociados con la expansión de los sistemas de
educación superior: (i) la creciente complejidad de las sociedades y economías contem-
poráneas que han estado demandando de manera continua personal altamente calificado
(Espinoza 2000); (ii) las competencias entre distintos grupos socioeconómicos por alcanzar
credenciales educacionales, y (iii) los esfuerzos hechos por grupos de elite ligados al
aparato estatal, a través de iniciativas como el fortalecimiento de programas de ayuda
estudiantil, por absorber jóvenes que de otra forma podrían estar en las calles.
Tal como ha ocurrido en otras sociedades y sistemas educativos, Chile experimen-
tó una reforma radical en el sistema de educación superior durante la década de los
ochenta que tuvo su origen en una política global de liberalización que culminó en un
conjunto de cuerpos legales promulgados por el gobierno militar a partir de 1980. En
rigor, la reforma que se practicó al sistema terciario modificó la estructura del sistema,
su coordinación y los mecanismos de financiamiento1. Desde el control estatal al libre
mercado fue la dirección de los cambios promovidos por el gobierno militar que, tras
una década para la implementación y gracias a una gran concentración del poder, con-
siguió reorientar los principios reguladores del sistema postsecundario y alinearlos con
la agenda neoliberal.
Los cambios promovidos a comienzos del 80 se reforzaron mediante un sistema
que incentivó el autofinanciamiento institucional incluyendo el cobro de aranceles y
matrículas y la creación de un sistema de créditos y becas. Los aspectos antes men-
cionados ciertamente han tenido un impacto directo en el acceso al sistema terciario,
así como en la permanencia en el mismo, cuestión que pretende dilucidar la presente
investigación. Más allá de los juicios que se puedan hacer sobre el carácter de las refor-
mas, es irrefutable que Chile actualmente cuenta con un sistema masivo y diversificado
1 En 1980, esto es con anterioridad a la reforma estructural que modificó el sistema postsecundario, egresaban
aproximadamente 120.000 jóvenes de la educación secundaria, de los cuales 30.000 conseguían acceder a
la educación superior. En otras palabras, 1 de cada 4 egresados de la educación media ingresaba al sistema
terciario. En cambio, en la actualidad de los 140.000 jóvenes que egresan de la educación media cerca de
80.000 acceden a la educación superior, sin contar a los rezagados (Espinoza 2002).
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que ha ido incrementando su cobertura y oportunidades de acceso en distintos niveles
socioeconómicos.
Pero el acceso al sistema terciario no está únicamente condicionado por factores de
orden económico. En efecto, Crossland (1976: 529) sostiene que, en términos generales,
el acceso al sistema de educación superior está limitado por condicionantes económicas,
sociales y culturales, incluyendo: carencia de recursos financieros (discriminación socio-
económica); excesiva lejanía entre el hogar de los jóvenes y los centros de educación
superior; discriminación por sexo; inadecuada preparación académica por parte de las
escuelas primarias y secundarias; prejuicios contra ciertas minorías étnicas, religiosas o
políticas; exámenes de ingreso estandarizados culturalmente prejuiciados; discapacidad
física (pero no mental) que inhibe la movilidad, y discriminación por edad.
Ciertamente un efecto combinado de una mayor demanda por educación superior, una
mayor oferta y diversificación y el incremento de los ingresos de los hogares pueden ser
las razones por las cuales el crecimiento de la educación superior puede explicarse. Sin
embargo, un aspecto que podría ser interesante de examinar es qué implicancia tienen
los hechos señalados en términos de movilidad social. Un tema clásico de las ciencias
sociales, específicamente de disciplinas como la sociología, ha sido estudiar el rol que
juega la educación en los patrones de movilidad socioeconómica que tienen las sociedades,
grupos sociales e individuos (una buena síntesis puede encontrarse en Goldthorpe 2003 y
Aldridge 2001). Para un hogar de escasos recursos, el hecho de “colocar” a uno de sus
integrantes en el sistema de educación terciario constituye un buen proxy para alcanzar
lo que se conoce como movilidad intergeneracional, en este caso ascendente.
Sin embargo, los estudios disponibles muestran que el acceso a la educación superior
aún está primordialmente condicionado por el origen socioeconómico de los jóvenes. De
acuerdo a Larrañaga (2002), existe una alta correlación entre el nivel socioeconómico
de los estudiantes y el puntaje obtenido en las pruebas de selección. El logro medido
por las pruebas de selección, que aluden básicamente a la segmentación de la educación
secundaria, muestran que aún en un contexto de expansión y diversificación socioeco-
nómica del estudiantado, la variable socioeconómica sigue siendo el principal freno al
acceso masivo de estudiantes de nivel socioeconómico bajo (Bravo y Manzi 2002).
Por su parte, en Chile la mayoría de las políticas educacionales impulsadas legalmente
e implementadas durante el régimen militar estuvieron asociadas con la retórica de la
equidad en el acceso y la igualdad de las oportunidades educacionales (Espinoza 2002).
No obstante, con la llegada de los gobiernos democráticos al poder desde 1990 ha habido
un creciente énfasis en el discurso gubernamental respecto de la necesidad de lograr la
ansiada equidad en el acceso, como así también el proveer igualdad de oportunidades a
todos los jóvenes independientemente de sus condiciones de origen.
2. PREGUNTAS DE INVESTIGACION
Las preguntas que esta investigación se propone responder son las siguientes:
• ¿Cómo ha evolucionado el perfil (educativo, ocupacional) de los hogares cuyos
jóvenes ingresan al sistema de ES?
• ¿Cómo ha evolucionado el acceso de jóvenes al sistema de educación superior de
hogares que tienen similares características en el tiempo?
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La primera pregunta apunta a establecer una caracterización socioeconómica y de
los hogares cuyos integrantes se han incorporado al sistema de educación superior y
su variación en el tiempo. La segunda, está referida a establecer cómo se comporta el
acceso a la educación superior de jóvenes provenientes de hogares con características
constantes en distintos períodos de tiempo. Es decir, al establecer un modelo de hogar
tipo2 que tenga las mismas características de ingreso, demográficas, ocupacionales y
educacionales se determinará si existen diferencias en el acceso a la educación superior
en el tiempo.
3. OBJETIVOS
1. Caracterizar en términos socioeconómicos a la población entre 18 y 24 años que
ingresa a la educación superior en los tres subsectores, esto es, universidades (con y sin
financiamiento público), institutos profesionales y centros de formación técnica.
2. Caracterizar a la población entre 18 y 24 años que accede a la educación superior
según nivel de escolaridad y ocupación del jefe de hogar.
3. Caracterizar a la población entre 18 y 24 años que cursa estudios superiores
según el tipo de institución a la que asiste y por nivel de escolaridad y ocupación del
jefe de hogar.
4. METODOLOGIA
En un primer momento se procedió a caracterizar a la población que ha estado
accediendo al nivel terciario en el período 1990-2003 tanto en universidades como en
institutos profesionales y centros de formación técnica. Para ello se llevó a cabo un
análisis de tendencias y se calcularon los estadígrafos descriptivos utilizando para estos
fines las Bases de Datos CASEN3, de modo de obtener las respectivas distribuciones
por quintiles de ingreso de los jóvenes que acceden al sistema terciario, así como la
distribución de jóvenes según ocupación y nivel de escolaridad del jefe de hogar.
Al momento de procesarse las bases de datos CASEN se optó por trabajar con la
población comprendida en el tramo 18 a 24 años, asumiendo que ese tramo de edad
corresponde a la edad en que teóricamente se debieran cursar los estudios de nivel
superior.
El análisis de los datos se estructuró sobre la base de dos variables:
2 Ante la ausencia de datos longitudinales, en la investigación se establecieron, utilizando la serie de encuestas
CASEN 1990-2003, distintos tipos de hogar que puedan ser comparables a lo largo del período. Esto tiene
por objeto establecer si hay diferencias en el acceso al sistema terciario al tener controlada la variable ingreso
per cápita de hogar, tomando como unidad de medida la canasta básica definida por MIDEPLAN para cada
encuesta (ver sección metodología para un mayor detalle).
3 La Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) es conducida desde el año 1987 por
el Ministerio de Planificación y Cooperación que se realiza bianualmente con una muestra representativa
a nivel de comunas. Por sus características, la Encuesta corresponde al modelo de encuestas de hogares
que se aplican en diversos países de América Latina. Su propósito es proveer información relevante para la
definición e implementación de políticas públicas.
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a) Acceso a la educación superior entendida como el evento de que el joven de 18 a
24 años en algún momento ingresó a la educación superior, situación que puede
haber sido transitoria en el caso de aquellos que desertaron del sistema, que puede
ser estable en el caso de los jóvenes que al momento de la encuesta estaban estu-
diando, o bien, puede darse el caso de egresados que hayan completado sus estudios
al momento de responder la encuesta.
b) El tipo de institución a la cual asiste el joven de 18 a 24 años que al momento de
ser encuestado estaba estudiando. Los tipos de instituciones de educación superior
chilena a las cuales acceden los jóvenes son los Centros de Formación Técnica que
ofrecen carreras de 2 años y medio, Institutos Profesionales que ofrecen carreras de
4 o 5 años que no requieren licenciatura y las universidades que ofrecen carreras
de 5 o más años que exigen licenciatura.
Para algunos de los cruces establecidos en el documento, como, por ejemplo, acceso
a la educación superior y escolaridad del jefe del hogar, acceso a la educación superior y
ocupación del jefe del hogar, tipo de institución a la cual asiste el joven y escolaridad del
jefe de hogar, y tipo de institución a la cual asiste el joven y ocupación del jefe del hogar,
las bases de datos se depuraron tomando como criterio los jóvenes de 18 a 24 años que
eran hijos(as) de los jefes(as) de hogar. Se reestructuraron las bases de datos quedando en
el mismo registro información sobre los jóvenes e información del jefe de hogar.
El hecho de seleccionar jóvenes que viven con sus padres puede acarrear algunas
distorsiones, por cuanto es probable que quienes no viven con sus padres tengan carac-
terísticas distintas, lo cual es una limitación del instrumento al ser de corte transversal.
De todas maneras, los jóvenes seleccionados para las muestras pareadas representan
consistentemente alrededor del 70% de los jóvenes de entre 18 y 24 años de edad.
5. RESULTADOS
Los resultados que se presentan a continuación son producto del análisis de la in-
formación procesada directamente de las Bases de Datos CASEN de MIDEPLAN4. De
entre las bases de datos disponibles se seleccionaron las correspondientes a los años 1990,
1996 y 2003. Se optó por estos años dado que se deseaba hacer un análisis de tendencias
que permitiera visualizar el impacto de las políticas educacionales en materia de acceso
al sistema (diferenciando incluso por tipo de institución de educación superior).
5.1. Acceso a la educación superior y quintil de ingreso. Cabe destacar que la proporción
de jóvenes de 18 a 24 años que han accedido a la educación superior pertenecientes a
los quintiles I y II ha experimentado un aumento de casi tres puntos porcentuales en
el periodo 1990-2003, pasando de 4,9% a 7,7% en el primer caso, y de 10,3% a 13%
4 Al tratarse de una encuesta de hogares cuyo fin es medir el impacto de los programas sociales es esperable
que en la medida que se trabaje con subgrupos pequeños de la muestra, los niveles de error muestral sean
más altos. Ello implica que en la medida que los subgrupos sean más pequeños, la precisión estadística se
reduzca. La diferencia entre la matrícula que reporta la Encuesta CASEN y la que reporta el MINEDUC ha
sido sobrestimada en un 15% por la Encuesta CASEN, lo cual es válido desde el año 1990 en adelante.
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en el segundo caso. A su vez, la representatividad de los jóvenes pertenecientes a los
quintiles III y IV no ha tenido variabilidad en el lapso ya señalado. Finalmente, los
datos muestran que la participación relativa de los jóvenes que acceden a la educación
terciaria y que pertenecen al quintil más rico (esto es el quintil V), disminuye respecto
a los otros quintiles pasando de 39% el año 1990 a 32% el año 2003 (tabla 1).
Tabla 1
Distribución porcentual de los jóvenes de 18 a 24 años que han accedido en algún momento a
la educación superior según quintil de ingreso (1990-2003)
Quintil de
ingreso
autónomo
per cápita
nacional
Acceso de jóvenes a la educación superior
Accede 1990 Accede 1996 Accede 2003
Nº jóvenes
que accedió
Porcentaje
que ha
accedido
según quintil
Nº jóvenes
que accedió
Porcentaje
que ha
accedido
según quintil
Nº jóvenes
que accedió
Porcentaje
que ha
accedido
según quintil
I 16.896 4,9 28.414 5,8 46.357 7,7
II 35.430 10,3 58.155 11,8 77.713 13,0
III 64.603 18,8 86.354 17,5 114.560 19,1
IV 92.648 27,0 131.093 26,5 166.869 27,8
V 134.089 39,0 190.065 38,5 193.826 32,3
Total 343.666 100,0 494.081 100,0 599.325 100,0
Fuente: Elaboración de los autores a partir de CASEN 1990, 1996 y 2003.
Si bien es cierto que la probabilidad de encontrar un joven que haya tenido acceso a
la educación superior del quintil I es en la actualidad mayor (8%), sigue siendo 4 veces
mayor la posibilidad de que un joven del quintil V haya accedido al sistema (32%). En
1990 dicha razón era de 1 a 8.
Por otra parte, como se observa en la tabla 5.1.2, mientras en el año 1990 sólo un
5,1% de los jóvenes pertenecientes al quintil I accedía a la educación superior, dicha
proporción se incrementó a 8,7% y 12% en los años 1996 y 2003, respectivamente. A
su vez, los jóvenes del quintil II duplicaron su participación en el sistema pasando de
9,0% en 1990 a 18% el año 2003. Mientras los jóvenes del quintil III casi duplican su
participación en el sistema en el período 1990-2003, los jóvenes de los quintiles más
ricos que accedieron a la educación superior incrementaron su participación en forma
notoria, pasando de 30% a 43% en el caso de los jóvenes del quintil IV, y de 52% a
69% en el caso de los jóvenes del quintil V.
Si bien ha habido un aumento significativo en el acceso en los cinco quintiles de
ingreso aún queda mucho por hacer en el caso de los jóvenes que pertenecen a los
quintiles más pobres donde el nivel de participación sigue siendo deficitario en compa-
ración con lo que acontece en los quintiles más ricos. En efecto, mientras los jóvenes
pertenecientes al quintil V tienen una cobertura superior a los dos tercios en el sistema
terciario, los jóvenes del quintil más pobre no superaban el 12% en el año 2003 y los
jóvenes del quintil II no superaban aún el 20% (tabla 2).
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Tabla 2
Distribución porcentual de los jóvenes de 18 a 24 años de cada quintil de ingreso que alguna
vez accedieron a la educación superior (1990-2003)
Quintil de
ingreso
autónomo
per cápita
nacional
Acceso de jóvenes a la educación superior
Accede 1990 Accede 1996 Accede 2003
Nº de jóvenes en
el quintil
Porcentaje del
quintil que
accedió
Nº de jóvenes en
el quintil
Porcentaje del
quintil que
accedió
Nº de jóvenes en
el quintil
Porcentaje del
quintil que
accedió
I 16.896 (100%) 5,1 28.414 (100%) 8,7 46.357 (100%) 11,9
II 35.430 (100%) 9,0 58.155 (100%) 15,6 77.713 (100%) 18,1
III 64.603 (100%) 15,7 86.354 (100%) 23,0 114.560 (100%) 28,5
IV 92.648 (100%) 29,6 131.093 (100%) 36,3 166.869 (100%) 43,5
V 134.089 (100%) 52,3 190.065 (100%) 66,3 193.826 (100%) 69,3
Fuente: Elaboración de los autores a partir de CASEN 1990, 1996 y 2003.
5.2. Acceso a la educación superior y escolaridad del jefe de hogar. De los jóvenes que
accedieron a la educación superior en 1990 un 30% tenía padres que habían alcanzado
el mismo nivel educativo, en tanto que en 1996 dicha proporción se elevaba al 33% y
en el año 2003 al 41%. Lo anterior implica que el aumento progresivo en el acceso al
sistema terciario por parte de jóvenes de 18 a 24 años ha estado directamente asociado
a un aumento en el nivel de escolaridad de los jefes de hogar en el período 1990-2003
(tabla 2).
De igual forma, la tabla 3 permite constatar que el 13% de los jóvenes que accedie-
ron a la educación superior en el año 2003 tenían padres cuyo nivel de escolaridad no
superaba la educación básica, en contraste con lo que acontecía en el año 1990 donde
alrededor del 26% de los jóvenes que accedió al sistema tenía padres con escolaridad
básica.
Si bien el ingreso al sistema terciario ha ido aumentando progresivamente en los
últimos 15 años no deja de llamar la atención que de los jóvenes de 18 a 24 años que
no accedieron a la educación superior en 1990 poco más del 4% tenían padres que sí
accedieron a la educación superior, en tanto que en el año 2003 sobre el 8% de los
jóvenes que no había accedido a la educación superior tenía padres con dicho nivel de
escolaridad. Lo anterior implica que la proporción de jóvenes que no accede a educación
superior con jefes de hogar que sí accedieron se duplicó en el lapso 1990-2003 (tabla
3). Esta situación debe analizarse en detalle considerando la posible influencia de la
situación ocupacional del jefe de hogar, así como el aumento del acceso en los 90.
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Tabla 3
Porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que accedieron a la educación superior
según nivel de escolaridad del jefe de hogar (1990-2003)
Nivel de
escolaridad del
jefe de hogar
Acceso de jóvenes a la educación superior
No Accede Alguna vez
Accedió No Accede Alguna vez
Accedió No accede Alguna vez
Accedió
1990 1996 2003
Básica 73,4 26,1 59,1 17,8 48,5 13,4
Media 22,0 43,6 35,3 48,9 43,4 45,8
Superior 4,7 30,2 5,6 33,2 8,1 40,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,00 100,0
Total casos 877.695 257.833 784.396 393.801 876.256 459.126
Fuente: Elaboración de los autores a partir de CASEN 1990, 1996 y 2003.
5.3. Acceso a la educación superior y ocupación del jefe de hogar5. Al cruzar las va-
riables acceso a la educación superior y ocupación del Jefe de Hogar se verifica que ha
aumentado notablemente la incorporación de jóvenes de 18 a 24 años provenientes de
hogares cuyos jefes eran trabajadores manuales y agrícolas, pasando del 20% al 37%
entre el año 1990 y el año 2003. Como contraparte, la representatividad de los jóvenes
provenientes de hogares cuyo jefe era trabajador no manual ha disminuido del 80% al
64% en el lapso antes aludido. Lo anterior muestra que ha habido una redistribución
de los jóvenes que acceden a la educación terciaria según ocupación del jefe de hogar
(tabla 4).
Por otra parte, la representatividad de los jóvenes provenientes de hogares cuyos
jefes son trabajadores agrícolas también ha disminuido proporcionalmente de un 8% a
un 3% lo cual podría atribuirse a la migración campo-ciudad y a la menor oferta de
educación superior en los sectores rurales (tabla 4).
5 La variable categorías ocupacionales que considera la Clasificación CIUO 88 fue agrupada en tres categorías
siguiendo a Erikson y Goldthorpe (1993), como se detalla a continuación:
Trabajadores manuales: Incluye artesanos, operarios, operadores y montadores y trabajadores no calificados;
Trabajadores no manuales: Fuerzas Armadas y de Orden, profesionales, científicos y afines, técnicos,
directivos de empresas y poder ejecutivo y empleados de oficina y vendedores de comercio y mercados, y
Trabajadores agrícolas: Incluye agricultores y pescadores (comercial y de subsistencia).
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Tabla 4
Distribución porcentual de los jóvenes de 18 a 24 años que accedió al sistema de educación
superior según la ocupación del jefe de hogar (1990-2003)
Ocupación
u Oficio
Acceso de jóvenes a la educación superior
No accede Alguna vez
Accedió No accede Alguna vez
Accedió No accede Alguna vez
Accedió
1990 1996 2003
No manual 54,9 79,6 26,4 64,9 26,5 63,5
Manual 22,3 12,2 60,9 31,1 62,5 33,3
Agrícola 22,8 8,2 12,7 4,0 11,0 3,2
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Total casos 634.959 207.728 624.683 335.209 697.726 396.759
Fuente: Elaboración de los autores a partir de CASEN 1990, 1996 y 2003.
5.4. Situación de los jóvenes que estaban cursando estudios superiores al momento de
aplicarse la encuesta CASEN. A continuación se caracteriza a los jóvenes que estaban
estudiando en el nivel terciario al momento de aplicarse la encuesta Casen según el nivel
de escolaridad y tipo de ocupación del jefe de hogar.
Si se cruzan las variables tipo de institución donde los jóvenes cursaban estudios
de educación superior al momento de aplicarse la encuesta y el nivel de escolaridad del
jefe de hogar se constata que hay un incremento relativo de los jóvenes que estudian en
el sistema terciario y que provienen de hogares cuyo jefes tienen mayor nivel educativo.
En efecto, si se suman los casos con alta escolaridad del jefe de hogar (educación media
y superior en conjunto) se tiene que en el periodo 1990-2003 hay un aumento de 68% a
77% de los jóvenes que asisten a IPs y CFTs y para las universidades varía de un 86%
a un 92% en el mismo lapso (tabla 5).
Ahora bien, si se cruzan las variables tipo de institución a la que asisten los jóvenes
que cursan estudios de educación superior y ocupación del jefe de hogar6 se corrobora
que entre los jóvenes que asisten a los CFTs e IPs se ha duplicado la representación de
quienes provienen de hogares cuyos jefes son trabajadores agrícolas y manuales pasando
de un 23% en el año 1990 a un 52% en el año 2003. Por otra parte, en las universidades
ocurre un fenómeno similar, variando desde un 14% a un 29% la representatividad de
los jóvenes provenientes de este tipo de hogares (tabla 5).
6 Para construir la tabla 5 se agruparon las categorías ocupacionales siguiendo la clasificación de Erickson y
Goldthorpe.
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PERFIL SOCIOECONOMICO DEL ESTUDIANTADO QUE ACCEDE A LA EDUCACION SUPERIOR EN CHILE
Tabla 5
Distribución porcentual de los jóvenes entre 18 y 24 años que estaban cursando
estudios superiores según tipo de Institución de educación superior y por escolaridad
del jefe de hogar (1990-2003)
Nivel de
escolaridad del
jefe de hogar
Tipo de institución en la que cursa estudios superiores
1990 1996 2003
IP y CFT Universitaria IP y CFT Universitaria IP y CFT Universitaria
Básica 31,7 13,9 53,0 32,6 23,4 8,3
Media 47,7 34,0 26,6 23,9 52,4 41,5
Superior 20,6 52,1 20,4 43,5 24,2 50,2
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Total de casos 83.199 77.936 86.615 216.520 107.854 279.445
Fuente: Elaboración de los autores a partir de CASEN 1990, 1996 y 2003.
Se observa al mismo tiempo que hay mayor representatividad de los jóvenes que
pertenecen a hogares cuyos jefes son trabajadores manuales y agrícolas en los CFTs e
IPs respecto de las universidades (52% versus 29%, respectivamente) (ver tabla 6)7.
Tabla 6
Distribución porcentual de los jóvenes entre 18 y 24 años que estaban cursando estudios
superiores según tipo de Institución de educación superior y por ocupación del jefe de hogar
(1990-2003)
Ocupación del Jefe
de Hogar
Tipo de institución en la que cursa estudios superiores
1990 1996 2003
IP y CFT Universitaria IP y CFT Universitaria IP y CFT Universitaria
No Manual 76,8 85,7 53,4 73,9 48,5 70,6
Manual 13,4 8,9 41,3 23,0 47,6 26,7
Agrícola 9,8 5,5 5,3 3,1 4,0 2,7
Total Porcentual 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Total N 68.039 63.311 73.367 189.983 91.270 248.260
Fuente: Elaboración de los autores a partir de CASEN 1990, 1996 y 2003.
Como contraparte, vale la pena mencionar en relación a los jóvenes que pertenecen
a hogares cuyos jefes son trabajadores no manuales que ha habido un descenso en su
representatividad variando de 77% a 48% en el caso de los CFTs y de 86% a 71% para
el caso de las universidades en el periodo 1990-2003.
7 Los datos no permiten hacer la desagregación entre institutos profesionales y CFTs para todos los años
considerados en el estudio.
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6. CONCLUSIONES
En referencia al acceso a la educación superior y al tipo de institución al que asiste
el joven, se pueden establecer las siguientes conclusiones:
Se observa un aumento de la proporción de jóvenes que acceden al sistema terciario
para el período estudiado. Dicho fenómeno se asocia a su vez al incremento del
nivel de escolaridad de los jefes de hogar. En tal sentido, la tendencia que indica el
análisis es que en el periodo 1990-2003 ha ido aumentando la proporción de jóvenes
que ingresan al sistema que proceden de hogares cuyos jefes habían tenido niveles
educativos inferiores.
Se observa una mayor representación en el sistema terciario de jóvenes que provienen
de hogares cuyos jefes asistieron a la educación media científico-humanista, versus
los jóvenes de hogares encabezados por jefes que asistieron a la educación media
técnico-profesional. Esto podría indicar que la educación científico-humanista recibida
por los jefes de hogar influiría de manera positiva en los jóvenes en el acceso a la
educación superior.
Por otra parte, se constata que al analizar la relación entre el acceso de jóvenes a
la educación superior y el nivel de ingresos de los hogares la participación de los
jóvenes pertenecientes a hogares situados en los quintiles I y II ha experimentado
un aumento cercano a tres puntos porcentuales en el periodo 1990-2003, en tanto
que en los quintiles III y IV se ha mantenido constante y sin variaciones, y en el
caso de los jóvenes pertenecientes al quintil V ha decrecido la participación en
alrededor de un 5%, lo que muestra cambios en la estructura socioeconómica de la
población estudiantil. Pese a ello, estas variaciones indican que la participación de
jóvenes provenientes de hogares de menores recursos es aún baja.
El 60% de los jóvenes de 18-24 años que alguna vez han estudiado en una institución
de educación superior es hijo de un jefe de hogar que no accedió a la educación
superior. Luego podría concluirse que la movilidad educacional es crecientemente
ascendente entre ambas generaciones.
Es relevante también señalar que al cruzar la variable acceso con la ocupación u
oficio del jefe de hogar siguiendo la clasificación de Erickson y Goldthorpe, se
advierte que la participación de los jóvenes de hogares con jefes cuya ocupación
es de carácter manual ha aumentado significativamente en el periodo 1990-2003,
pasando de un 12% a un 33%. En contraste, el acceso de los jóvenes de hogares
cuya ocupación del jefe de hogar es de carácter no manual ha disminuido su repre-
sentación proporcionalmente al aumento experimentado por los jóvenes provenientes
de hogares cuyos jefes ostentaban una ocupación manual. Por su parte, en el caso
de los hogares con jefe con ocupación agrícola, se observa una disminución que
podría ser atribuible a la misma disminución que ha experimentado el sector agrícola
nacional.
Al observar, por otra parte, la relación entre el tipo de institución de educación superior
a la que asistía el joven y el nivel de escolaridad del jefe de hogar se comprueba
que la tendencia de los jóvenes con jefes de hogar que tiene educación superior es
proseguir estudios superiores universitarios. En este mismo sentido, se observa que en
el caso de los jóvenes que proceden de hogares con jefes que alcanzaron educación
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básica el porcentaje de jóvenes que cursaban estudios en CFTs e IPs era bastante
mayor que en las universidades. Una situación similar a la anterior se aprecia en el
caso de los jóvenes que provienen de hogares con jefes que alcanzaron educación
media, pues la proporción que accede a los IPs y CFTs es mayor que la proporción
observada en el acceso a las universidades.
En lo concerniente a la relación entre el tipo de institución a la cual asiste el joven
y la ocupación del jefe de hogar se puede concluir que la incorporación de jóvenes
que provienen de hogares cuyos jefes son trabajadores manuales y agrícolas es
proporcionalmente más alta en el caso de los CFTs e IPs. Mientras que los jóvenes
de hogares con jefes de ocupación no manual optan preferentemente la educación
universitaria. Esto podría explicarse por las necesidades tempranas que tienen los
jóvenes pertenecientes a este segmento de ingresar al mercado laboral, o bien debido
a los altos costos que implican las carreras universitarias.
En síntesis, se podría inferir que las políticas en materia de educación superior
han tendido hacia el incremento del acceso de los jóvenes a la educación terciaria;
sin embargo, se observan enormes brechas, las que se encuentran determinadas
por el nivel de ingreso de los hogares, el nivel educacional y la ocupación de los
jefes de hogar. Esto implica optimizar la focalización de los recursos destinados
a programas de ayudas estudiantiles, de manera de asegurar el acceso a todos los
jóvenes de bajos recursos que reúnan los méritos necesarios para cursar estudios
de educación superior. Es necesario que las políticas de equidad también se orien-
ten al proceso educativo y no sólo a las condiciones de acceso. En este sentido
las políticas orientadas a mejorar la eficiencia docente y la innovación curricular
cumplen un rol clave.
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