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Entre las balas y el olvido: señoras, señoritas, cholas e indígenas en la Guerra del Chaco

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Abstract

A partir de la década de 1970 surgió en el mundo la urgencia de contar las guerras desde un punto de vista que no responda únicamente a la mirada militar, estratégica o armamentista, despojando del enfoque patriarcal que se mantenía sobre esos momentos históricos. De esa manera, la historia empezó a incluir en su narrativa el valioso aporte de las mujeres, tanto dentro como fuera del campo de batalla. En Bolivia, un proceso similar se llevó a cabo con la reconstrucción de los variados enfrentamientos que ha tenido el país y, aunque el esfuerzo por rescatar la figura femenina ha sido enorme, este se ha visto en algunos casos limitado al rol de las mujeres de clase alta o de clase media, sobre todo en el caso de la Guerra del Chaco, donde figuras tan entrañables como las rabonas de la Guerra del Pacífico parecen ser inexistentes. Este artículo busca ahondar en el rol de las mujeres durante la contienda que enfrentó a los dos países más pobres de Sudamérica, haciendo un énfasis especial en el olvido de aquellas mujeres indígenas que fueron parte de esa contienda.
Año 10 | Nº 28 | ISSN 2789-004X| mayo-agosto 2022 | Bs. 20
YAKU RUMI / UMA QALA / ITA-I Nº 28
Ser marrón en un país racializado:
feminismos, política y decolonialidad
Gloria Serrano, del silencio a la
enunciación de su pensamiento revolucionario
Los pájaros se detienen a escuchar: encomio
de cantantes femeninas extraordinarias
Mujeres, género,
historia y archivos
Mujeres y artes
Marina Núñez del Prado, “Montaña y luna
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Año 10 | número 28 | mayo-agosto 2022
Fundación Cultural BCB
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JAWIR QALA / RUMI WAKU / ITA-I
Entidad cultural del Estado Plurinacional que tiene
por misión recuperar, fortalecer, proteger, custodiar,
conservar, registrar, restaurar, promover y poner en
valor el patrimonio cultural tangible e intangible
bajo responsabilidad de sus repositorios. Gravitar
en la dinámica presente de las culturas, desde el pa-
trimonio de los pueblos conservado en los centros.
Abrir espacios de intercambio igualitario entre las
culturas que conforman la plurinacionalidad/diver-
sidad. Estimular la producción cultural contempo-
ránea como consecuencia de continuidades históri-
cas. Fortalecer la investigación como detonante de
las tres misiones precedentes. Generar diálogos de
saberes y conocimientos entre los actores sociales y
la FC-BCB con el objetivo de precautelar la memo-
ria en el proceso social.
Revista Cultural Académica de la Fundación
Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-
BCB), cuyo propósito es incentivar la investiga-
ción y promover la reexión académica sobre el
patrimonio cultural, documental e histórico por
medio de estudios inéditos especializados que
desarrollan temáticas referidas al arte, la histo-
ria, la literatura, los museos y la cultura, impul-
sando el desarrollo cientíco cultural en Bolivia
y Latinoamérica.
JAWIR QALA / RUMI WAKU / ITA-I
Piedra de agua
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Traducción de textos al inglés
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Impresión
portada
David Crespo Gastelú. 1934
Archivo del Museo Nacional de Arte
contra portada
Nuestra tierra
Inés Córdova 1992
Collage de tela
Depósito Legal: 4-3-41-13 P.O.
ISSN: 2789-004X
Las opiniones expresadas son de exclusiva responsabilidad
de los autores y no representan necesariamente la postura de
la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.
Índice
10
21
32
38
50
61
71
78
83
86
98
112
121
6
4
Presentación
David Aruquipa Pérez
Marcelo A. Maldonado Rocha
Editorial: El rol de las mujeres:
un pendiente en la historia
Susana Bejarano Auad
Los pájaros se detienen a escuchar: encomio
de cantantes femeninas extraordinarias
Rocío Estremadoiro Rioja
Por los senderos de la mujer indígena. Un
análisis de la identidad femenina a partir de
Silvia Rivera
Franz Aguilar Choque
Mujeres, género, historia y archivos
Andrea Barrero C.
Ser marrón en un país racializado:
feminismos, política y decolonialidad
Lourdes Montero
Entre “cholas” y “señoras”: la Primera
Convención de Mujeres en Bolivia
Mireya Sánchez Echevarría
Entre las balas y el olvido: señoras,
señoritas, cholas e indígenas en la Guerra
del Chaco
Vanessa Calvimontes Diaz
Subjetividad, amor y muerte en la obra de
Yolanda Bedregal
Fátima Lazarte
Graciela Urquidi, pionera de la danza
folclórica escénica en Bolivia
Tania Delgadillo Rivera
Dramaturgia femenina boliviana y los
límites de la violencia
Claudia Eid Asbún
Gloria Serrano, del silencio a la enunciación
de su pensamiento revolucionario.
(Primera mitad del siglo XX en Bolivia)
Daniela Franco Pinto
Josena Reynolds Ipiña: semblanza de una vida
silenciada cruzando las fronteras de género
Gabriela Behoteguy Ch.
Los caminos de vuelta: el regreso en la
poesía de Matilde Casazola Mendoza
Ernesto Flores Meruvia
Nüshu. Palabras entre mujeres
Edgardo Civallero
-61-
REVISTA DE LA FUNDACIÓN CULTURAL DEL BANCO CENTRAL DE BOLIVIA
Mujeres y artes
Entre las balas y el
olvido: señoras, señoritas,
cholas e indígenas en la
Guerra del Chaco
Resumen. A partir de la década de 1970 surgió en
el mundo la urgencia de contar las guerras desde
un punto de vista que no responda únicamente a la
mirada militar, estratégica o armamentista, despo-
jando del enfoque patriarcal que se mantenía sobre
esos momentos históricos. De esa manera, la historia
empezó a incluir en su narrativa el valioso aporte de
las mujeres, tanto dentro como fuera del campo de
batalla. En Bolivia, un proceso similar se llevó a cabo
con la reconstrucción de los variados enfrentamien-
tos que ha tenido el país y, aunque el esfuerzo por
rescatar la gura femenina ha sido enorme, este se ha
visto en algunos casos limitado al rol de las mujeres
de clase alta o de clase media, sobre todo en el caso de
la Guerra del Chaco, donde guras tan entrañables
como las rabonas de la Guerra del Pacíco parecen
ser inexistentes. Este artículo busca ahondar en el rol
de las mujeres durante la contienda que enfrentó a
los dos países más pobres de Sudamérica, haciendo
un énfasis especial en el olvido de aquellas mujeres
indígenas que fueron parte de esa contienda.
Descriptores. <Mujer indígena> <Guerras> <Cha-
co> <Rol> <Conicto bélico>
Vanessa Calvimontes Diaz*
* Candidata al doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad de Salamanca, España. Comunicadora
social y gestora cultural. vane.calvimontes@gmail.com
Between bullets and
oblivion: ladies, demoiselles,
cholas, and indigenous
women in the Chaco War
Abstract. New perspectives on historical writ-
ing emerged in the 1970s, which change the ap-
proaches to certain subjects and objects of study.
Military History, for example, which had a pa-
triarchal basis and focused its analysis in military
strategy and armaments, began to analyze the con-
tribution of women, on and o, battleeld. Bolivia
was of this renewal, researches started to re-study
several armed confrontations in which the country
was involved. Eorts to rescue the female gure
have been enormous, but they tend to limit them-
selves to the role of upper or middle-class women,
especially in studies regarding Chaco War history,
where gures as endearing as the rabonas – well
known due the their role in Pacic War - seem to
be absent. is article aims to dig in deep the role
of women during the Chaco War, armed conict
between the poorest countries in South America,
focusing in indigenous women.
Keywords. <Indigenous woman> <Wars> <Cha-
co> <Role> <War conict>
PIEDRA DE AGUA | AÑO 10 | N° 28 | MAYO - AGOSTO | PP. 61-70 | 2022 | ISSN 2789-004X
-62- PIEDRA DE AGUA | ENERO - ABRIL
Mujeres y artes
A manera de introducción
Mucho se ha escrito sobre el conicto bé-
lico que enfrentó a los dos países más
pobres de Sudamérica: Bolivia y Para-
guay, entre el 9 de septiembre de 1932 y el 12 de
junio de 1935. Es imposible acercarse a la historia
de esa contienda sin caer en los tristes relatos de los
soldados de ambos bandos en el llamado inerno
verde, así como en la relación de cuantiosas pér-
didas humanas, heridos, viudas y huérfanos como
consecuencia de ese evento. Más triste aún es la
opinión popular que señala que dicho conicto fue
producido con base en el interés por el petróleo de
dos grandes empresas, la Standard Oil y la Royal
Dutch Shell (Klein, 1982, p. 197).
Ese conicto, que sería el pie de la Revolución Na-
cional de 1952, abrió los ojos a una Bolivia que se
encontraba congurada en clave machista, urbana
y blanqueada, la cual despreciaba el aporte femeni-
no, concentraba su poder en las ciudades y nega-
ba la existencia de los indígenas. Lastimosamente,
como menciona Álvaro García Linera (2014, p.
33-34), las pérdidas geográcas no eran asumi-
das como mutilaciones inaceptables por parte de
las oligarquías que gobernaban Bolivia esos años,
quienes además desconocían el valor de aquellos
lugares y de la gente que los habitaba; por lo tanto,
no lograban asociar geografía con territorio, pobla-
ción con nación y derecho con igualdad
La historia, a escala nacional e internacional, se ha
esforzado por retratar esos enfrentamientos entre
países como contiendas en las que el rol mascu-
lino es el más destacado, por no decir el único.
Sin embargo, a partir de la década de 1970 surgió
en Estados Unidos y en Europa una ola feminista
que empezó a indagar acerca del rol de las muje-
res en las guerras. Ese ímpetu se vio reejado una
década más tarde, durante los años 80, en países
vecinos como Brasil, Argentina, Chile y México,
entre otros (Álvarez, 2017, p. 2). En Bolivia, ese
esfuerzo por retratar el rol de las mujeres en los
conictos bélicos se vio acompañado por el empe-
ño de sacar a la luz el valioso aporte de los pueblos
indígenas en todas las batallas que había librado
el país. Como resultado de ello se cuenta con do-
cumentos que reejan roles tan importantes y por
tanto tiempo ignorados. Uno que merece especial
atención es el realizado por Luis Oporto Ordóñez
(2014), titulado Indios y mujeres en la Guerra del
Pacíco. Actores invisibilizados en el conicto, que
recopila una serie de datos sustanciales para enten-
der el desempeño de esos grupos, destacando de
manera notoria a las rabonas, aquellas aguerridas
compañeras, espías temerarias y cariñosas mance-
bas que formaron parte de la defensa del Litoral
(Oporto Ordóñez, 2022).
Así como Luis Oporto Ordóñez rescata esa gura
en la reconstrucción de la historia boliviana, otras
investigaciones chilenas y peruanas destacan ese
rol primordial en el campo de batalla nombrándo-
las también como troperas, tropeñas o cantineras
(Estensoro y Cantuta, 2007; Leonardini, 2014;
Miseres, 2014; Villacaqui, 2019), quienes además
fueron nombradas en algunos casos en versos o
fueron retratadas en cuadros alusivos a la época.
Esto no sucedió en la Guerra del Chaco, ya que
poco se ha escrito sobre el rol femenino duran-
te esa contienda. En Bolivia, destaca el libro La
Guerra del Chaco. Mi visita a las trincheras y zanjas
del “velo”, escrito por Graciela de la Rosa Torres
Laura. Muchos años después, Florencia Durán y
Ana María Seoane presentaron la obra El comple-
jo mundo de la mujer durante la Guerra del Chaco
(1997), y más recientemente María Elvira Álvarez
se aproxima nuevamente a al tema con el artículo
titulado El impacto de la guerra del Chaco en la
vida de las mujeres urbanas de Bolivia: acceso al
espacio público y redeniciones de género (2017).
Sin embargo, tal como menciona esta última, el
trabajo se centra en el rol de las mujeres urbanas
de todas las clases sociales, pues sobre las mujeres
indígenas en ese periodo poco o casi nada se ha
escrito (Álvarez, 2017, p. 5)
A pesar de las pocas aproximaciones al mundo
indígena durante los cruentos días del inerno
verde, entre los escritos que buscan rescatar el rol
femenino destacan ciertos destellos que permiten
ver de soslayo la participación activa de las mu-
En Bolivia, ese esfuerzo por retratar el rol de
las mujeres en los conictos bélicos se vio
acompañado por el empeño de sacar a la luz
el valioso aporte de los pueblos indígenas en
todas las batallas que había librado el país.
-63-
REVISTA DE LA FUNDACIÓN CULTURAL DEL BANCO CENTRAL DE BOLIVIA
Mujeres y artes
jeres indígenas en diversas instancias relativas a la
guerra. Tales atisbos no solo demuestran que ellas
fueron parte de la contienda, sino también delatan
el carácter de la época, cuando la división entre lo
urbano y lo rural se mezclaba con el racismo y la
discriminación.
Este texto no pretende desmerecer la labor de mu-
jeres valientes como las enfermeras o las espías,
que fueron clave durante el periodo de guerra, ni
el de las madrinas de la guerra, quienes desde su
espacio fueron parte clave para el sustento físico
y psicológico de los combatientes. Por ello, antes
de ingresar con detalle al análisis de la presencia
de la mujer indígena, se plantea dar un repaso a
aquellos valerosos aportes femeninos durante ese
conicto bélico.
Las curanderas, del alma y del cuerpo
Dos son las guras que la academia ha encumbra-
do a nivel tanto nacional como internacional: las
madrinas de la guerra y las enfermeras. Ellas son,
de lejos, los personajes femeninos más comenta-
dos –no por eso menos valiosos– a los cuales se
hace mención al hablar del conicto bélico del
Chaco. Iniciemos con un pequeño repaso de am-
bas guras.
Las madrinas fueron anteriormente parte de con-
ictos internacionales, sobre todo en Europa, de
donde se cree que esa labor fue diseminada al mun-
do. Los historiadores las ubican como personajes
representativos en la Primera Guerra Mundial
(1914-1918), donde aparecieron como iniciativa
de las mujeres francesas y belgas. Posteriormente
tuvieron notoriedad durante la Guerra Civil Es-
pañola (1936-1939), divididas en dos bandos: las
republicanas y las franquistas, siendo estas últimas
las que más destacarían por su estrecha relación
con el régimen y porque las primeras eran, en mu-
chos casos, parte activa en el campo de batalla (De
Ramon, 2016, p. 173)
El rol de las madrinas en la Guerra Civil Española
ha sido estudiado más ampliamente (De Ramón,
2016; Jiménez, 2017) y, aunque su accionar no
coincide con los años de la Guerra del Chaco, exis-
ten semejanzas en la forma de actuar que se com-
parten con las madrinas de Bolivia durante aquel
periodo. En primer lugar, se debe destacar que esas
mujeres formaban parte de las urbes bolivianas;
en su mayoría pertenecían a familias adineradas
y sabían leer y escribir. En un inicio formaron de
manera espontánea grupos de apoyo para los com-
batientes, pero luego, a nales de julio de 1932,
organizaron de manera ocial el programa de Ma-
drinas de Guerra, autorizado por el Ministerio de
Guerra, bajo la dirección de Bethsabé de Iturral-
de1 (Durán y Seoane, 1997, pp. 69-70). Su misión
consistía principalmente en brindar apoyo moral
y económico a los combatientes, enviándoles pa-
quetes con cigarros, coca, mechones de cabello y
también cartas de aliento. Ese fue un rasgo impor-
tante, ya que no solo mantenían contacto con los
combatientes, sino que también eran mediadoras
entre ellos y sus familias, ejerciendo de ese modo
un doble papel del cual posiblemente no fueron
conscientes (De Ramón, 2016, p. 173).
Las cartas de correspondencia entre madrinas y
combatientes son un valioso tesoro al que lasti-
mosamente no existe acceso. Varias de esas cartas
están resguardadas en el Museo de la Academia
de Historia Militar y otras tantas pertenecen a co-
lecciones privadas. En muchas otras colecciones
de cartas, así como en los pocos casos de cartas
bolivianas publicadas, se puede notar que existían
principalmente dos tipos: unas que brindaban no-
ticias sobre la situación familiar del combatiente
y otras que denotaban rasgos de enamoramiento,
sobre todo cuando los soldados solicitaban a las
madrinas fotografías o trozos de cabello. Existen
casos en los que esas mujeres llegaron a entablar
lazos afectivos con los soldados; no obstante, el
rol consistía mayormente en velar por la estabili-
dad y por la tranquilidad tanto del combatiente
como de su familia (Álvarez, 16 de octubre de
2016). Ser madrina era uno de los más grandes
honores, por lo cual las elegidas no podían negar-
se a tan alto nombramiento y, en algunos casos,
incluso cobijaban a varios soldados bajo su manto
protector. No está demás mencionar que existie-
ron también padrinos de guerra, aquellos hom-
bres que por diversos motivos no habían podido
asistir al conicto armado.
1 Bethsabé de Iturralde fue presidenta de la delegación del
Comité Panamericano de Mujeres en Bolivia y delegada
de las Sociedad de Benecencia.
-64- PIEDRA DE AGUA | ENERO - ABRIL
Mujeres y artes
Un rol desprendido y totalmente loable es el de
las enfermeras en la Guerra del Chaco. Es muy
probable que ese espacio haya sido otro campo
de guerra donde las mujeres de todo el país y de
toda clase social acabaron trabajando codo a codo,
enfrentando duras decisiones. Sobre ellas existen
varios relatos, destacando guras clave que fueron
importantes para conformar esos grupos de lucha
y de entrega. La Cruz Roja Boliviana fue, eviden-
temente, central en todo el proceso, puesto que el
22 de julio de 1932, mediante una nota de prensa
publicada en el diario La Razón, invitó a todas las
mujeres a enrolarse en ese servicio. Tal iniciativa,
según relata la historia escrita, fue secundada en
todos los departamentos de Bolivia. Como resulta-
do, a esa campaña se unieron valerosas mujeres que
incluso donaron sus honorarios para la compra de
armamento. Algunas de ellas accedieron a rangos
especiales y fueron premiadas posteriormente con
importantes distintivos, como la Cruz de Ginebra.
Según menciona María Elvira Álvarez, la gura de
la enfermera abrió las posibilidades y las puertas
hacia la profesionalización a muchas mujeres que,
con posterioridad a ese triste evento, continuaron
con sus estudios (2017, p. 10).
Según indica Antonio Dubravcic (10 de septiembre
de 2016), una buena parte de las enfermeras que
sirvieron en la Guerra del Chaco eran religiosas. No
obstante, existió otra institución clave en ese perio-
do: el Ateneo Femenino, conformado por mujeres
que coordinaron acciones de apoyo en la guerra y
que sirvieron también como enfermeras en el con-
icto. Entre ellas destacan Elodia Baldivia, quien
instaló la correspondencia epistolar con los solda-
dos; Ana Rosa Tornero, que fue presidenta y fun-
dadora de la Asociación Pro-Prisioneros de Guerra,
y presidió la Brigada Femenina; y María Luisa Sán-
chez Bustamente, quien fundó la Sociedad Patrióti-
ca de Señoras Bolivianas (Sánchez, 2019).
Las madrinas y las enfermeras son ensalzadas en la
historia por su carácter manso y servicial. A ellas
muchas veces se reeren como ángeles, madres o
hermanas de los combatientes. Las primeras son
descritas alzando oraciones y procurando el bien
del soldado y de su familia a la distancia, mante-
niendo contacto por cartas y enviando de vez en
cuando regalos y palabras de aliento. Las segundas
son además retratadas por su valentía y su entrega,
de las que se esperaba que entreguen todo por la pa-
tria, sin abandonar sus roles de madres y de muje-
res, bajo la idea de haber “prolongado su hogar has-
ta el lecho de los heridos” (Álvarez, 2017, p. 10).
Si bien ambos personajes son reconocidos e incluso
existen denominaciones a las cuales se puede aludir
para resaltar tan loable labor, corresponde hablar
también de un grupo de mujeres que ha sido in-
visibilizado, aunque no al extremo de las mujeres
indígenas, pues al menos de ellas se pueden encon-
trar algunos escritos que dan luces de su rol en esa
contienda bélica.
Las otras mujeres del conicto,
de las que poco se habla
De lo poco que se ha escrito sobre las mujeres,
se ha tratado de resaltar aptitudes tales como la
delicadeza y la entrega desmedida, en un nivel
maternal o familiar. Sin embargo, es imposible
olvidarnos de aquellas mujeres que sirvieron en
ese periodo con estrategias que quizás para la
época no eran consideradas adecuadas. Entre esas
otras mujeres pueden ser consideradas las espías
y las prostitutas. A pesar del rol atípico que de-
sarrollaron durante el periodo, fuera de las nor-
mas de comportamiento y de la expectativa que
se esperaba de las mujeres, ellas jugaron un rol
importante en el desarrollo de la guerra. Tampoco
existen demasiados escritos sobre estas mujeres,
aunque resalta la gura de la espía cruceña Rosa
Aponte, quien a su vez dio lugar a un operativo
famoso que lleva su nombre: Operación Rosita.
Mediante ese operativo, Rosa y su colega Elvira
Llosa, haciendo uso de sus encantos, lograron dis-
traer a dos diplomáticos paraguayos, permitiendo
que sus colegas bolivianos pudieran ingresar a la
residencia de aquellos hombres y, sin ser detec-
tados, recabaran información importante, como
claves, frecuencias de radio, listas de personal
de apoyo, nombres de agentes secretos, códigos,
mensajes, enlaces en Bolivia, simpatizantes de Pa-
A pesar del rol atípico que desarrollaron
durante el periodo, fuera de las normas de
comportamiento y de la expectativa que se
esperaba de las mujeres, ellas jugaron un rol
importante en el desarrollo de la guerra.
-65-
REVISTA DE LA FUNDACIÓN CULTURAL DEL BANCO CENTRAL DE BOLIVIA
Mujeres y artes
raguay, amigos conables y bolivianos desafectos
al país (Mejillones, 2017, p. 135).
Rosa y sus colegas tuvieron muchas otras aven-
turas más, en las que su belleza y su astucia fue-
ron clave para ganar la conanza del enemigo y
conseguir información; incluso, como mencio-
na Guillermo Mejillones (2017), abriendo un
prostíbulo en la Plaza Riosinho de la ciudad de
La Paz. Esa estrategia servía para obtener infor-
mación de aquellos militares que llegaban a esos
espacios y, entre sábanas y almohadas, liberaban
datos cruciales. Pero la prostitución no solo fue
utilizada para obtener información, sino también
para saciar los ímpetus de los soldados en la gue-
rra, mediante instalaciones en las que se bridaban
servicios a los combatientes, a pocos metros del
campo de batalla. La presencia del Destacamento
L de prostitutas fue en un inicio un privilegio de
los ociales, aunque posteriormente fueron pues-
tas bajo órdenes y las trasladaron para atender a
diversos sectores de combatientes (Opinión, 12 de
junio de 2011; Opinión, 15 de junio de 2014). Sin
embargo, su presencia empezó a causar problemas
entre los soldados, provocando que el Comando
Superior prohibiera la estadía de cualquier mujer
en los puestos de avanzada (Literatura en Bolivia,
10 de abril de 2011). Finalmente, se acabó trasla-
dando a todas esas mujeres a Villamontes, donde
se instaló la famosa Casita Blanca (Opinión, 12 de
junio de 2011).
Antes de cerrar este espacio dedicado a las mujeres
que no ha encumbrado la poca historia que existe
sobre las féminas en la Guerra del Chaco, es pru-
dente resaltar a aquellas mujeres que suplieron a
los hombres en los espacios laborales, tanto urba-
nos como rurales. Si bien en algunos escritos se
considera que ese momento fue clave para destacar
el rol femenino en la sociedad (Durán y Seoane,
1997), existen otros en los que se cree lo contrario,
como es el caso del texto El papel de las mujeres
paraguayas en la Guerra del Chaco (1932-1935): re-
laciones de género en contexto bélico, de la escritora
paraguaya Estela Sosa (2010). Aun así, no deja de
sorprender que los cargos que ocuparon esas mu-
jeres tenían como condicionante la frase: “mien-
tras dure la guerra”, lo cual signicó el despido o el
remplazo de muchas de ellas en aquellos espacios
laborales, sin contemplar el gran esfuerzo que ha-
bían realizado al sostener la economía y la estructu-
ra social de un país en sus horas más turbulentas.
Entre las balas y el olvido
Hasta este punto han sido presentados de mane-
ra breve los aportes femeninos que la historia ha
ido rescatando en la reconstrucción de memoria
que se hace en torno a la Guerra del Chaco. Ló-
gicamente, todos los roles nombrados no pueden
ser despreciados ni negados y mucho menos cri-
ticados, pues en el gran iceberg de involucradas
en el conicto al menos sobresalen en la super-
cie rostros y logros notables de algunas mujeres
durante ese periodo bélico. No obstante, causa
indignación y angustia el comprobar que en los
diversos textos que se aproximan a este tema se
hace caso omiso de los pueblos originarios y, más
aún, de las mujeres indígenas o, caso contrario,
se decide eludir el tema por la escasa documen-
tación existente. Si bien es cierto que no se han
encontrado textos que traten puntualmente el rol
de las mujeres indígenas en el conicto, en varias
aproximaciones al relato de la Guerra del Chaco
se puede apreciar, a veces entre líneas, otras de
manera supercial e incluso restando importan-
cia, el relevante papel que jugaron esas mujeres
en la contienda. Por lo cual, en las siguientes lí-
neas, se trata de desmenuzar aquellos atisbos que
se hacen a ese rol, a n de generar una reexión
en torno a ello.
El libro sobre la historia de la Cruz Roja Bolivia-
na (Estenssoro y Cantuta, 2007), publicado en el
marco de la celebración de sus 90 años de servicio,
destina un amplio capítulo a hablar sobre la Gue-
rra del Chaco. Aunque mucha de la información
ahí contenida es sobre el rol de los médicos y de las
enfermeras, destaca una colaboración inicial entre
la Cruz Roja y el Ateneo Femenino, donde la en-
cargada de este último, Emma Pérez de Carvajal,
puso a mujeres a disposición de la Cruz Roja, men-
cionando lo siguiente: “Dos legiones organizadas
para el servicio militar en campaña: una de señori-
tas y otra de la clase popular” (citado en Estenssoro
y Cantuta, 2007, p. 72)
Cuando en ese comunicado Pérez de Carvajal
menciona a la “clase popular”, queda preguntarse
si se reere a las indígenas o a las cholas, pues evi-
-66- PIEDRA DE AGUA | ENERO - ABRIL
Mujeres y artes
dentemente esos términos marcan una diferencia
entre mujeres. No se debe olvidar que ya en la dé-
cada de 1930 el “cholaje” había cobrado un prota-
gonismo interesante, integrándose a la sociedad y
al espacio laboral; no obstante, seguía siendo vícti-
ma de maltrato y de discriminación por las clases
sociales más elitistas. Las cholas durante esos años
podían ser comerciantes, artesanas, recoveras o
empleadas domésticas, así como cholas adineradas
que formaban parte de cofradías y de comunidades
religiosas (Cárdenas, 2015, p. 88), por lo que es
a veces complicado distinguir en dichos escritos a
qué tipo de chola se hace referencia, si a la chola
urbana que empezaba a empoderarse o a aquella
que provenía del área rural, con lazos más cercanos
a lo indígena que a lo urbano. De todas maneras,
en el texto expuesto, queda la duda de saber a qué
se reere cuando se nombra el término clase popu-
lar. Continuando con el tema de las cholas, cabe
hacer mención al siguiente hallazgo:
Según una carta que escribe un amigo de Hil-
da Mundy que se encontraba en Villa Montes
durante la guerra, Jorge Fajardo, una comi-
sión femenina de mujeres cholas, de clases po-
pulares de la ciudad de Potosí, visitó también
el frente y las trincheras llevando el saludo y
aliento a los soldados (Álvarez, 2017, p. 12).
En el fragmento anterior se evidencian dos elemen-
tos. El primero delata el valor de las mujeres de po-
llera que llegaron hasta las trincheras para dar alien-
to. El segundo revela la poca importancia que se
daba a ese hecho, pues muchos textos señalan como
única la visita que realizó el Ateneo Femenino.
Y, entonces, ¿qué pasaba con los indígenas, es-
pecialmente con las mujeres? El blanqueamiento
de la guerra y el posterior silencio que siguió a la
construcción de la historia respecto a ese punto
conducen claramente hacia una mirada clasista
que se negaba a reconocer el papel de los indíge-
nas. Empero, es importante reexionar en torno a
la siguiente pregunta: “¿Qué rol asignar, qué lugar
simbólico reservar a quienes no se dejan tratar ni
de bolivianos ni de paraguayos en un conicto que
funciona y se organiza sobre tintes furiosamente
nacionalistas?” (Capdevilla et al., 2008, p. 51).
Luc Capdevilla y otros autores (2008 y 2010) re-
exionan sobre ese conicto interno de los indíge-
nas, pues a inicios del siglo XX el mundo indígena
vivía constantemente asediado por el crecimiento de
occidente, sin sentirse realmente parte de ese com-
plejo entramado de nación que se empezaba a esbo-
zar desde unas urbes lejanas que no reconocían su
existencia. Otros autores describen a los indígenas
como desprovistos de discernimiento y de sentido
político, sin una comprensión clara de la situación y
sin interés en él; es decir, unas víctimas totales de la
situación (Cañas, 1935). Aquel episodio bélico solo
llegaría a consolidar un tema que venía largo tiempo
desarrollándose, que nalmente se articularía dentro
de una dimensión colonial y colonizadora de los úl-
timos territorios indígenas libres (Capdevilla et al.,
2010; Capdevilla et al., 2008). Los espacios habita-
dos por weenhayek –entonces llamados matacos–,
tapiete, toba, chulupi y guaraníes, entre otros, ha-
bían sido anteriormente explorados y los indígenas
de esas regiones formaban solamente parte del pai-
saje, ocupando roles secundarios como informantes,
guías o intérpretes; de hecho, eran denominados
salvajes o tribus primitivas. Tanto aymaras como
quechuas fueron enlistados –a la fuerza o de modo
voluntario– para la contienda, pero mientras ellos
ya eran vistos con ojos plagados del romanticismo
indigenista de aquel entonces, los pueblos indígenas
de tierras bajas seguían siendo considerados barba-
ros (Capdevilla et al., 2010).
Los indígenas de todo el país fueron reclutados a
la fuerza, tanto en tierras altas como en tierras ba-
jas, y no fueron obligados solamente por el Ejér-
cito, sino también por los terratenientes, quienes
propiciaron enrolamientos abusivos y violentos
que posteriormente desembocarían en subleva-
ciones por parte de los indígenas. En tierras ba-
jas, muchos indígenas huyeron hacia Argentina;
se internaron en los bosques o viajaron hacia el
interior de Bolivia, dejando atrás, en muchos ca-
sos, a sus familias y a su querida tierra (Seoane,
2015). Para quienes llegaron a ese campo de bata-
lla y, peor aún, para quienes vieron con amargura
Las cholas durante esos años podían ser
comerciantes, artesanas, recoveras o em-
pleadas domésticas, así como cholas adi-
neradas que formaban parte de cofradías
y de comunidades religiosas (…).
-67-
REVISTA DE LA FUNDACIÓN CULTURAL DEL BANCO CENTRAL DE BOLIVIA
Mujeres y artes
mo la guerra invadía sus territorios, la historia
no fue más amable. Natalia Castelnuovo rescata
el testimonio de una mujer guaraní, quien arma
que convivían con “el olor a pólvora” y el sonido
de las “trompetas” que el Ejército utilizaba como
señal de alarma (2014, p. 102).
De ese modo, los indígenas ingresaron, obligados,
a un conicto del cual no formaban parte y del
que, en muchos casos, no querían formar parte.
Existen relatos desde el lado paraguayo que en oca-
siones hacen referencia a un trato fraterno entre
soldados indígenas. Del lado boliviano, lastimosa-
mente, quedan experiencias reejadas, sobre todo,
en acciones en contra de las mujeres. Karina Olar-
te (2020) remarca un punto central relacionado
con la discriminación y con el abuso al que fueron
sometidas las mujeres. Silvio Macías (1949, p. 3)
menciona que la guerra y los soldados “enfermaron
el cuerpo y el alma de los indios”, pues los priva-
ron de sus bienes, sus animales y sus prácticas, e
introdujeron nuevas costumbres, como el mastica-
do de coca. No contentos con ello, violaron a sus
mujeres, transmitiéndoles enfermedades venéreas
(Capdevilla et al., 2008, p. 28). Ana María Seoane
da cuenta de testimonios orales que aseguran que
trataban a las mujeres indígenas peor que a los ene-
migos, como el relato de René Arze, quien mencio-
na: “Las mujeres se quedaban pues, se apropiaban
algunos comandantes, las vestían de señoritas; ya
está pues, se apropiaban. Y a la tropa ni quién” (ci-
tado en Seoane, 2015, p. 79).
Por otra parte, Ramiro Fernández (1999) hace re-
ferencia a los privilegios de los cuales gozaban los
ociales de rango superior. En tal caso, al igual
que con las prostitutas, parece ser que los primeros
abusos y violaciones hacia las mujeres indígenas se
dieron por parte de ese grupo, que además estaba
empapado de un racismo y de una discriminación
latentes, pues a pesar de sentirse inicialmente atraí-
dos por ellas, no dudaron en cambiar sus modos
de vida y de vestimenta. Luc Capdevilla y otros
autores (2010) hacen mención al interés inicial
que despertaron en los soldados las formas y la
desnudez de las mujeres, rescatando, a su vez, las
memorias de un compañero que menciona: “Son
hermosas a su manera y muy bien que saben pecar
en lo oscuro” (Capdevilla et al., 2010, p. 22).
Natalia Castelnuovo (2014) tiene un trabajo muy
interesante basado en talleres que fueron desarro-
llados con mujeres guaraníes en el norte de Argen-
tina. En esos espacios, ellas explicaban y contaban
las memorias de sus abuelas sobre cómo fueron
forzadas a entregar sus cuerpos. Los abusos a las
indígenas se realizaron, en muchos casos, debido
a la ausencia de los hombres –ya sea porque hu-
yeron o porque fueron reclutados a la fuerza–. No
obstante, muchas veces ese acto desmedido de los
soldados se hacía delante de los padres o de los
esposos de las mujeres (Ibidem, p. 107). Romualda
Arce, otra mujer que fue parte de los mencionados
talleres, recuerda:
A veces los soldados estaban borrachos y era
cuando más se abusaban, agarraban a los hom-
bres, los ataban y les empezaban a golpear.
Después agarraban a sus madres y esposas y
comenzaban a violarlas delante de ellos y lue-
go los mataban a sangre fría (citada en Taller
de Memoria Étnica [TME], 2005, p. 130).
Las violaciones a las mujeres indígenas provocaban
diversas percepciones entre los involucrados –tanto
aquellos que ejercían esta violencia como los que
la recibían–, pues un silencio púdico y cómplice
permitía pasar por alto tales eventos, los cuales
se hacían cada vez más violentos y públicos, con-
virtiéndose en actos de humillación y de muestra
de poder sobre las poblaciones indígenas, aunque
también eran parte del proceso de ocupación colo-
nialista que se llevaba a cabo. El siguiente es otro
de los testimonios recogido de aquellas mujeres:
Los militares bolivianos obligaban a los hom-
bres a pelear en la guerra, ellos no querían ir,
tenían miedo de morir y además no sabían
usar las armas. Los militares igual se los lleva-
ban, las mujeres quedaban solas en sus comu-
nidades y sufrían muchísimo, muchas veces
eran violadas. En épocas de guerra era siempre
así, los militares abusaban de las mujeres de-
lante de su familia, que no podían decir nada,
sino ellos los mataban a todos. En la época de
la guerra mi familia sufrió mucho, los milita-
res bolivianos no tenían piedad, mataban a los
hombres y se abusaban de las mujeres (TME,
2003, p. 105).
-68- PIEDRA DE AGUA | ENERO - ABRIL
Mujeres y artes
Las comunidades indígenas vivieron con miedo
todo ese periodo. Para evitar una violación se in-
ventaron muchas técnicas, como cavar y ocultarse
en pozos, ngir estar enfermas mediante venda-
jes en las cabezas o en las extremidades y, el más
recurrente, ngir estar embarazadas. Aun así, los
abusos y las violaciones no se detuvieron. A esos
traumas se sumaban la vergüenza y la humillación
a la que eran sometidas, motivo por el cual muchas
decidieron callar sobre los abusos (Castelnuovo,
2014, pp. 108-109).
Aunque el panorama parecía no poder ser peor, un
nuevo elemento se sumó a esa relación tan desigual.
Si bien no se cuenta con datos concretos sobre las
pérdidas humanas que signicó la Guerra del Cha-
co para ese grupo de población, es posible que la
mayor causa de muerte haya sido la relacionada
con problemas de salud (Capdevilla et al., 2008).
Irónicamente, las mujeres indígenas fueron señala-
das como causantes de la propagación de enferme-
dades venéreas entre las tropas, como por ejemplo
la sílis. La varicela fue otra enfermedad atribuida
a los indígenas, lo cual provocó que en Nanawa
–según investigaciones paraguayas–, mientras se
vacunaba a las tropas, se pusiera en vigilancia a los
indígenas, llegando en algunos casos a quemar sus
campamentos (Capdevilla et al., 2010).
Queda claro que el obligar a los hombres indíge-
nas a unirse a la guerra no solamente se debió a la
escasez de fuerza para el combate, sino también al
conocimiento que ellos poseían del terreno y del
lenguaje. Con las mujeres pasó un fenómeno si-
milar, pues se abusó tanto de sus cuerpos como de
sus hogares. Natalia Castelnuovo (2014) rescata lo
vivido por la anciana guaraní Elba, que recibió a
soldados bolivianos en su hogar, a quienes alimen-
tó durante mucho tiempo. A pesar de la barrera
idiomática –ella hablaba guaraní y ellos quechua–,
usó para alimentarlos los pocos animales que tenía
y, de seguro, se arriesgó en ir a conseguir insumos
para seguir dándoles de comer (Ibidem, p. 19). Ese
relato también resalta el intento de suicidio de uno
de los combatientes, lo que puede dejar entrever
que los indígenas compartieron más que el alimen-
to; de hecho, también compartieron las penas y los
sufrimientos de los soldados condenados a pelear
en aquel inerno verde.
Conclusiones
La Guerra del Chaco es, sin duda alguna, uno de
los periodos más cruentos de la historia latinoa-
mericana. No solo puso a dos países hermanos a
pelear una guerra sin sentido motivada por intere-
ses extranjeros y transnacionales, sino que también
sacricó la vida de miles de hombres y de mujeres
que sufrieron todo tipo de violencias. El caso del
rol de las mujeres en el conicto y su poca valora-
ción parece depender de varios factores.
Por una parte, la experiencia militar en conictos
anteriores –a escala tanto nacional como inter-
nacional– había determinado la exclusión de las
mujeres del campo de batalla, con el n de man-
tener a los hombres concentrados en los objetivos
de combate. No obstante, la cura fue peor que la
enfermedad, derivando en una serie de abusos que
hasta la actualidad se mantienen entre susurros.
Por otra parte, aquellos años –década de 1930–
se caracterizaron por dos factores: una romanti-
zación del indígena –aunque evidentemente no
de todos– y un desprecio del aporte femenino
hacia la sociedad. Ambos elementos, más el ne-
gacionismo militar de las mujeres, pueden ser la
clave para entender por qué la historia se demoró
tanto tiempo en valorarlas y por qué aún hoy el
grupo de los indígenas sigue entre las sombras.
Es evidente que los escritos sobre el conicto del
Chaco giraron mayormente en torno a los hom-
bres, en clave machista y blanqueada. Aun así, no
deja de sorprender que una institución feminista
como el Ateneo Femenino o una de servicio y de
ayuda al desvalido como la Cruz Roja Boliviana
no hayan sido capaces de mencionar en sus escri-
tos los abusos que se cometían contra las mujeres
indígenas. Menciono esas dos instituciones por
haber estado –en su mayoría– compuestas por
mujeres, quienes evidentemente no sintieron la
suciente empatía como para expresar esto en su
debido momento.
Es evidente que los escritos sobre el conicto
del Chaco giraron mayormente en torno a
los hombres, en clave machista y blanqueada.
-69-
REVISTA DE LA FUNDACIÓN CULTURAL DEL BANCO CENTRAL DE BOLIVIA
Mujeres y artes
A pesar de que no existen datos exactos que den
cuenta de la cantidad de mujeres que fueron abu-
sadas y que murieron, ya sea a causa de abusos
o de enfermedades, es imposible negar que ellas
estuvieron presentes durante toda la contienda,
tanto del lado boliviano como del lado paragua-
yo, y que el relato de su participación no debiera
limitarse a hacer eco de los excesos y de los abusos
de los soldados, sino a incorporar también el im-
portante rol que tuvieron –en general obligadas–
al abrir sus puertas a extraños, brindándoles agua,
comida y un lecho.
Al analizar ese periodo de la historia es imposible
no detenerse a pensar un momento en cómo se
habría congurado la nación sin tan penoso even-
to, el cual puso en evidencia no solo el abuso hacia
los pueblos indígenas, sino también el rol de las
mujeres tanto en los trabajos y en el área urbana
como en los pueblos y en las comunidades indíge-
nas. Queda mucho por conocer y lastimosamente
hay poco tiempo, pues las memorias de aquellas
épocas se apagan como velas en la memoria y en
la vida de las involucradas y de los involucrados.
Trabajos como los del Taller de Memoria Étnica
son necesarios para poder acercarnos a conocer la
otra cara de esos momentos históricos, pues es po-
sible que entre aquellos sufrimientos, abusos, ba-
las y olvidos se encuentre información valiosa que
nos ayude a comprender mejor esos periodos para
nunca más repetirlos.
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Recepción: 30 de julio de 2022
Aprobación: 14 de agosto de 2022
Publicación: 31 de agosto de 2022
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Juana Azurduy por Paulino Pinto, 1995 Colección Casa de la Libertad (Sucre, Bolivia).
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El presente artículo pretende analizar la movilización femenina fascista y los instrumentos que la posibilitaron a través del estudio de la Sección Femenina de Falange durante la Guerra Civil española. Por medio del estudio del caso de la provincia de Granada podremos acercarnos a cifrar el impacto que esta tuvo y debatir sobre su peso en la consecución de los objetivos franquistas durante los años que duró la contienda. Esto nos permitirá observar cómo un cada vez mayor número de españolas pudieron participar activamente en el conflicto, teniendo un papel notable dentro de la organización falangista en el apoyo material, médico y moral de la victoria militar sublevada y en la cimentación de las políticas sociales y de la mujer del Estado franquista.
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La historia, la cultura, el periodismo y las mujeres en momentos históricamente importantes contribuyen a la reconfiguración de roles y discursos tradicionalmente establecidos, reconocidos y configurados en las producciones periodísticas del país. La presente investigación busca identificar cómo se representaba a las mujeres en los periódicos locales de la ciudad de Tarija, Bolivia durante la tercera década del siglo XX, periodo que corresponde a la Guerra del Chaco. Para dicha explicación, la metodología empleada consiste en el análisis de dos periódicos de la época. Entre los resultados de la presente investigación son visibles tanto los roles tradicionales de género como aquellos establecidos por la sociología y la psicología respecto a las mujeres. Estos hallazgos dan evidencia de un vínculo históricamente situado en el que la sindicalización, la incorporación de las mujeres al ámbito productivo y la línea periodística de cada impreso generaron un discurso diversificado que resalta la importancia del rol de las mujeres en esta época.
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Las Rabonas, generalmente, marchaban en la cola de la columna de los soldados de infantería, preparaban la comida y atendían a sus maridos, parejas, familiares o hijos; reparaban uniformes, los parchaban y reforzaban para su mejor resistencia frente al combate desigual, además, realizaban otras tareas domésticas. Es así que hicieron el papel de cocineras, enfermeras, apoyo logístico, religiosas santiguadoras, madres, consejeras, aguateras, enterradoras y amantes de sus parejas o esposos.Después, por situación involuntaria debido al sanguinario ataque del enemigo que no respetó ni siquiera a los niños, jóvenes o mujeres, en gran parte se quedaron solas, madres solteras o viudas con huérfanos, madres sin hijos o esposo, mujeres con carga familiar y, entre otros, huérfanas. Las valientes indígenas, iletradas en su gran mayoría, hicieron su propia historia, y a pesar de que no tuvieron nombres y apellidos, debemos considerarlas como merecedores de honor y como representantes de una auténtica cultura social y ejemplo a seguir. A través de estas líneas, se rinde homenaje a nuestras Panaycunas (hermanas, en quechua).
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In Spain, the figure of the «soldier’s wartime penfriend» has been almost forgotten despite their great popularity during the Spanish Civil War. This article analyses this particular instrument created to provide moral support to the fighters. It also examines the differences between the two sides, with special attention to the importance that the pro-Franco authorities granted them. Moreover, the article studies the origins of this tradition.
Las valientes madrinas de guerra encargadas de otorgar apoyo a los combatientes
  • J Álvarez
Álvarez, J. (16 de octubre de 2016). Las valientes madrinas de guerra encargadas de otorgar apoyo a los combatientes. Historias de Bolivia. https:// historias-bolivia.blogspot.com/2017/08/lasvalientes-madrinas-de-guerra.html?m=1
El infierno verde (la guerra del Chaco)
  • J Cañas
Cañas, J. (1935). El infierno verde (la guerra del Chaco). Espasa Calpe.
Los hombres transparentes. Indígenas y militares en la guerra del Chaco (1932-1935). Instituto de Misionología Cárdenas
  • L Capdevilla
  • I Combés
  • N Richard
  • P Barbosa
Capdevilla, L.; Combés, I.; Richard, N. y Barbosa, P. (2010). Los hombres transparentes. Indígenas y militares en la guerra del Chaco (1932-1935). Instituto de Misionología Cárdenas, C. (2015). El devenir de las cholas. En Realidades Solapadas. La transformación de las polleras en 115 años de fotografía paceña. Editorial Museo Nacional de Etnografía y Folklore.
La Guerra del Chaco. Mi visita a las trincheras y zanjas del velo
  • G De La Rosa
De la Rosa, G. (1935). La Guerra del Chaco. Mi visita a las trincheras y zanjas del velo. Imprenta Atenea de Crespi.