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Reseña
Into the minds of babes. How screen time
affects children from birth to age ve
adRiana RodRíguez sánchez
1
El libro de Lisa Guernsey, Into
the minds of babes. How screen
time affects children from birth
to age ve, tiene como propósitos
elaborar una reexión sobre las
posibles consecuencias o repercu-
siones (cognitivas, físicas y socia-
les) de la relación que establecen
los niños entre 0 y 5 años con las
pantallas que habitan el espacio
doméstico –especialmente con la
televisión– y brindar a padres y
cuidadores algunas orientaciones
para examinar estas consecuen-
cias y la forma como se está pro-
duciendo en su hogar el vínculo
de los niños con los medios de
comunicación.
Este libro es de corte periodístico y se enmarca en el contexto de
Estados Unidos. Su autora se desempeñó durante varios años como re-
portera o editora del área de educación y tecnología de periódicos como
como The New York Times, The Washington Post, Chronicles of Higher
Education y actualmente se encuentra dedicada a producir informa-
1
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, México.
Correo electrónico: cs675226@iteso.mx
Guernsey, L. (2007). Into the
minds of babes. How screen
time affects children from
birth to age ve. Filadela:
Basic Books (Perseus Book
Group). 260 pp.
Nueva época, núm. 14, julio-diciembre, 2010, pp. 223-228. issn 0188-252x
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Adriana Rodríguez Sánchez
ción para distintos medios sobre la relación entre la primera infancia y
las tecnologías de comunicación.
De acuerdo con la autora, el libro intenta responder algunas de las
inquietudes manifestadas por los lectores de sus trabajos periodísticos
y surge en medio del debate público generado por el crecimiento verti-
ginoso de la oferta de productos audiovisuales de diverso tipo para be-
bés. Guernsey señala que después de que Teletubbies hizo su aparición
en la década de los años noventa, numerosas empresas productoras de
televisión, videos, videojuegos y cds musicales, en Estados Unidos,
le han apostado en crear mensajes especializados para niños menores
de tres años y sus padres. Una de las experiencias más exitosas en tér-
minos de ventas en ese momento, lo constituyeron los videos de Baby
Einstein, lanzados al mercado en 1997 y posteriormente la inaugura-
ción de canales de televisión con programación de 24 horas diarias di-
rigida a bebés, como Babytv y BabyFirsttv. El éxito y expansión de
estas industrias han estado acompañados por la difusión de hallazgos de
investigaciones sobre el cerebro humano que señalan que este órgano
acaba de madurarse en los primeros años de vida y que su desarrollo y
posterior desempeño en la adultez depende de la calidad de la nutrición,
estímulos y experiencias que se brinda a los niños en este periodo. Esta
primera etapa en la existencia del ser humano se constituye, entonces,
como denitiva.
El crecimiento de la producción de mensajes mediáticos para bebés
interpretado a la luz de las investigaciones sobre el cerebro humano
ha desencadenado un debate muy fuerte entre quienes señalan que la
exposición a estos mensajes puede contribuir signicativamente con el
desarrollo infantil y entre quienes sólo perciben estrategias comerciales
en ellos y advierten sobre sus consecuencias adversas e irreversibles en
la mente de los niños. En ese debate, en el contexto de Estados Unidos,
han tomado parte distintos actores sociales, desde la comunidad acadé-
mica, centros de investigación, entidades gubernamentales, profesiona-
les del área de salud, asociaciones de padres de familia, empresarios,
realizadores de televisión, entre otros. Una de las voces que se ha desta-
cado en la discusión ha sido la de la Asociación Americana de Pediatría,
que desde 1999 ha recomendando que los niños menores de dos años no
sean expuestos a las pantallas.
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Into the mind of babes...
Los padres de familia y los responsables de la crianza de los bebés
han quedado atrapados en medio de los argumentos de unos y otros. Por
un lado, maniestan su interés en adquirir estos productos que prome-
ten brindar los estímulos visuales y auditivos adecuados para los niños
en cada una sus etapas, y por el otro, señalan sus temores frente a las
posibles repercusiones negativas de estos mensajes.
Guernsey recoge las principales inquietudes y preguntas de los pa-
dres, y organiza su libro en 12 capítulos; cada uno de ellos busca res-
ponder un interrogante. Las preguntas son:
2
1. ¿Qué hace la televisión a la mente de los bebés?
2. ¿Está convirtiendo la televisión a los niños en “zombies”?
3. ¿Pueden aprender los niños de los videos educativos?
4. ¿Pueden los niños diferenciar cuándo la televisión está encendida
o no?
5. ¿Cuáles videos le producen miedo a los niños?
6. ¿Qué es lo educacional de la televisión educativa?
7. ¿Podría un dvd enseñar a hablar a los niños e incluso convertirlos
en bilingües?
8. ¿Pueden los medios electrónicos enriquecer el vocabulario de los
niños?
9. ¿Podría un programa enseñar a los niños a ser mejores personas?
10. ¿Los medios interactivos son mejores que la televisión?
11. ¿Un niño que pasa mucho tiempo frente a la televisión puede con-
vertirse en obeso?
12. ¿Cómo las familias toman decisiones inteligentes respecto de los
medios de comunicación?
Para responder estas preguntas Guernsey recurre a entrevistas
con investigadores sobre el tema,
3
productores y realizadores de te-
2
Las preguntas en el libro se encuentran planteadas en un tono personal. La
traducción que se presenta sólo intenta dar cuenta del sentido de la pregunta
y no reproduce el estilo utilizado por la autora.
3
Algunos de los expertos entrevistados fueron: William Greenough (neuro-
biólogo de la Universidad de Illinois), Dimitri A. Christakis (investigador
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Adriana Rodríguez Sánchez
levisión y videos educativos para niños menores de cinco años (Se-
same Workshop, Nickelodeon, Disney, Noggin y pbs), trabajadoras
sociales, padres de familia de diferentes niveles socioeconómicos,
4
visitas a centros de investigación especializados en bebés, a centros
de formación para niños, revisión de literatura académica, de progra-
mas de televisión y a sus propias experiencias como madre de dos ni-
ñas menores de cinco años.
En cada uno de los capítulos se contrastan diferentes argumentos
provenientes de distintas fuentes que han sido empleados para res-
ponder a la pregunta principal que se pretende abordar. Del trabajo de
Guernsey sobresalen varias ideas. En primer lugar, la autora señala la
falta de evidencia cientíca sobre varios de los asuntos examinados.
Aún los investigadores deben resolver varios enigmas sobre el funcio-
namiento y maduración del cerebro, sobre procesos como la percep-
ción, el aprendizaje y la relación con la televisión en los primeros años.
En segundo lugar, en algunos de los experimentos cientícos adelan-
tados con niños menores de dos años, respecto de la incidencia de la
televisión en el desarrollo del lenguaje o del aprendizaje en general se
deriva que ellos aprenden de forma más signicativa de la interacción
con otros y no tanto de la pantalla. Esto puede obedecer, en principio, a
las dicultades que los niños de estas edades tienen para comprender la
diferencia entre lo real y las representaciones simbólicas que se exhiben
en la televisión. Esta dicultad ha sido bautizada en la literatura espe-
cializada como “el décit del video”, es decir, la desventaja de las imá-
genes audiovisuales con respecto de lo real para generar aprendizajes
del Instituto de Salud Infantil de la Universidad de Washington), Joel T.
Nigg (neuropsicólogo de la Universidad Estatal de Michigan), Elizabeth
A. Vanderwater (directora del Centro de Investigación en Tecnología Inte-
ractiva, Televisión y Niños de la Universidad de Texas- Austin), Daniel R.
Anderson (investigador de psicología del desarrollo en la Universidad de
Massachussetts-Amherst), Victoria Rideot (Fundación Kaiser) y Georgene
Troseth (investigadora de Vanderbilt University).
4
No se presenta de forma explícita los criterios de selección de las familias ni
los instrumentos utilizados para recoger la información. Algunas de sus entre-
vistas las realizó personalmente y otras vía telefónica y correo electrónico.
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Into the mind of babes...
en los niños más pequeños. En tercer lugar, desde el texto de Guernsey
se subraya una polémica importante sobre la relación entre la atención y
la comprensión. Se ha comenzado a recabar evidencia cientíca sobre
algunos de los factores que intervienen en los procesos de atención de
los niños a los mensajes audiovisuales, como por ejemplo, las caracte-
rísticas estéticas de estos mensajes, su colorido, los sonidos empleados
o la edad de los niños, pero no se ha logrado establecer de forma deni-
tiva, en las edades más tempranas, si la atención a la televisión o a los
videos desencadena procesos de comprensión o si la atención es el re-
sultado de la comprensión. En cuarto lugar, la autora deja planteada una
discusión sobre el carácter educativo de los programas de televisión o
de los videos que circulan con ese propósito para los niños menores de
tres años. En las entrevistas realizadas en algunas de las empresas que
producen estos mensajes halló que no se contaba con investigaciones
que respaldaran sucientemente sus apuestas de contenido y estéticas.
Además, tanto los empresarios como los realizadores se encontraban
frente a varias encrucijadas, una de ellas era que para poder cumplir con
los objetivos de aprendizaje planteados debían realizar programas muy
especícos para públicos muy restringidos, las diferencias entre un niño
de seis meses y otro de 12 son notorias. Sin embargo, para hacer viable
comercialmente los programas debían dirigirse a audiencias más am-
plias, lo que podría impedir el cumplimiento de su promesa pedagógica.
Por otra parte, y como resultado de varios trabajos, se han ido identi-
cando algunos criterios para producir programas educativos para niños
menores de cinco años, se han organizado equipos de especialistas en-
cargados de monitorear con base en esos criterios, la calidad y número
de “momentos educativos” proporcionados, pero las preguntas siguen
en pie: ¿logran nalmente su objetivo en la mente de los niños?, ¿es lo
que ellos necesitan aprender?, ¿se requiere de una pantalla para enseñar
ese contenido especíco o hay otras vías más signicativas? Habrían
otros asuntos que el trabajo de Guernsey sugiere, pero los mencionados
se consideran nodales, ya que en la actualidad hacen parte de las agen-
das de investigación que se ocupan de esta problemática.
A partir del trabajo de revisión realizado, la autora propone a los
padres reexionar sobre los siguientes temas: los límites de tiempo para
exponer a los niños a las pantallas, las reglas para encender la televi-
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sión, los contenidos de los medios, la publicidad, la localización de las
pantallas en el hogar, la presencia de la televisión como telón de fondo
de las actividades de la familia, la integración de los medios electróni-
cos, la diferencia de edades de los niños y sus respectivas necesidades,
el papel de los cuidadores, y en general sobre las decisiones que la
familia toma respecto de los mensajes de los medios de comunicación.
Los principales aportes del texto de Guernsey son presentar una vi-
sión panorámica, a partir de bibliografía pertinente, sobre los principa-
les debates que ha suscitado la presencia de las pantallas en la vida de
los niños menores de cinco años y poner en entredichos algunos de los
juicios comunes a los que suele ser sometida la televisión, como aque-
llos que la culpan de ocasionar autismo y décit de atención. Sin embar-
go, en este libro, por el carácter periodístico y de orientación que tiene
no se realiza un análisis en profundidad de cada uno de los estudios
mencionados ni de sus enfoques teóricos ni de sus decisiones metodo-
lógicas. Tampoco se presenta de forma completa la manera como se
seleccionaron los entrevistados ni la construcción de los instrumentos
utilizados ni se problematizan conceptos centrales como la infancia, el
desarrollo cognitivo o la familia. No obstante, el texto cumple con los
propósitos para los que fue escrito y permite hacerse una idea general
de la manera como, en el contexto de Estados Unidos, se están incorpo-
rando las pantallas en la vida de los niños desde edades muy tempranas
y de los debates que se han instalado. Con las fortalezas y debilidades
propias de un libro de corte periodístico, el trabajo de Guernsey posibi-
lita acercarse a esta temática.
En América Latina la situación es distinta a la expuesta por Guern-
sey. Aunque la difusión de productos mediáticos para bebés ya se ha
iniciado, la investigación y el debate público sobre este tema apenas
están empezando. Las dinámicas del mercado, en este caso, parecen es-
tar dejando rezagadas a las preguntas de los investigadores.