Sacar la televisión de la televisión es darle al usuario el control, es permitirle acceder a los contenidos audiovisuales en el momento que quiera, desde el lugar que quiera y contemplarlos en la plataforma que él quiera. Ante el rápido desarrollo de los nuevos medios, particularmente Internet, los teléfonos celulares inteligentes y otros dispositivos móviles, la noción de televisión como la conocemos, ha cambiado, y con ella las audiencias, la experiencia y las prácticas televisivas. La televisión no es más esa ventana parlante, contemplativa, jerárquica, impositiva y manipuladora; por el contrario, ahora busca dialogar, acompañar, ser interactiva, horizontal, persuasiva. Sin duda, ha mutado su identidad, pero también la identidad del mundo donde había sido la reina. La industria del entretenimiento se está reconfigurando ante la revolución digital y experimenta cambios estructurales. La tecnología digital se ha expandido en todos los segmentos de la industria mediática de una manera rápida, intensa y profunda. Hoy se percibe: un aumento de la banda ancha y los servicios wireless, tales como los videojuegos disponibles en la red y para consolas portátiles, la distribución de películas por Internet, la descarga de música digital legal, la venta de música para teléfonos celulares, la distribución de video bajo demanda, la radio satelital, el éxito de los libros electrónicos y los dvr; una mayor atención por parte de la industria a mercados emergentes como Internet, las emisoras digitales, play; y la convergencia digital y la integración multivía en plataformas como teléfonos inteligentes, dispositivos móviles y los servicios de Internet. La migración digital está generando nuevos modelos comerciales, nuevas formas de administración de marcas, servicios y productos, y sobre todo, el aumento del ritmo y la intensidad con que las audiencias se apropian de los contenidos mediáticos e hipermediáticos. Con la acelerada incorporación tecnológica en la vida de los usuarios se han fomentado nuevos hábitos digitales de consumo. Los usuarios desean tener un mayor control sobre dónde, cuándo, cómo y a través de qué medio obtienen los contenidos que desean. El control para las nuevas audiencias es el centro de su relación con la tecnología; gracias a las grabadoras digitales que facilitan la descarga bajo demanda de cualquier tipo de contenido, los usuarios han optado por una actitud de time-shifing y así no se sujetan a los tiempos y las especifcaciones de programación que emplean las grandes cadenas comerciales. Igualmente, el incremento del ancho de banda y los servicios de transmisión wireless facilitan esta actitud de portabilidad y movilidad informativa. La descarga lateral y fragmentada de contenidos ha obligado a los proveedores de contenido a desarrollar campañas de mercado que se adapten a esta lógica de búsqueda informativa de 360 grados. La digitalización acelerada es la que ha generado la búsqueda de nuevos modelos de negocio para un sector que pareciera aferrarse a una lógica tradicional como lo es la televisión. El desafío digital no solo lo tuvo que enfrentar la industria televisiva, sino también su contrapeso, la publicitaria. La baja en las tasas publicitarias es la que ha obligado a trabajar de modo conjunto a productores, anunciantes, distribuidores e incluso a los consumidores