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Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto

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Abstract

Internet constituye una tecnología que ha impactado especialmente a las personas jóvenes y les ha proporcionado muchos beneficios. Pero algunas personas llegan a estar obsesionadas con Internet, se muestran incapaces de controlar su uso y pueden poner en peligro su trabajo y sus relaciones. Este artículo aborda el problema del uso inadecuado de estas tecnologías. El uso y abuso de Internet están relacionados con variables psicosociales, tales como la vulnerabilidad psicológica, los factores estresantes y el apoyo familiar y social. Hay algunos factores de riesgo específicos para el abuso de las redes sociales entre los jóvenes. Algunas señales de alarma se disparan antes de que una afición se convierta en una adicción. El concepto de �adicción a Internet� se ha propuesto como una explicación para comprender la pérdida de control y el uso dañino de esta tecnología. Los síntomas de la adicción a Internet son comparables a los manifestados en otras adicciones. Deben programarse estrategias preventivas tanto en el seno de la familia como en la escuela sobre la base de los factores de riesgo y de las características demográficas de los sujetos. El objetivo del tratamiento, a diferencia de otras adicciones, debe ser el uso controlado. El tratamiento psicológico de elección es el control de estímulos y la exposición gradual a Internet, seguido de un programa de prevención de recaídas. Se requiere más información sobre los programas más adecuados para los pacientes más jóvenes, así como estrategias motivacionales para el tratamiento. Se comentan las implicaciones de esta revisión para la práctica clínica y la investigación futura en este campo, así como las limitaciones actualmente existentes.
91ADICCIONES, 2010 · VOL. 22 NÚM. 2 · PÁGS. 91-96
The Internet and virtual social networks are new technologies that have
had most impact on young people and have provided many benefits to
their users. However, some people become obsessed with the Internet,
are unable to control their use of it, and may put their work and relation-
ships in jeopardy. This paper addresses the issue of the maladaptive use
of these technologies. Internet use and abuse are related to psychosocial
variables, such as psychological vulnerability, life stress and family and
social support. There are some specific risk factors for abuse of virtual
social networks among young people. Certain alarm signs appear before
a hobby becomes an addiction. The concept of “Internet addiction” has
been proposed as an explanation for uncontrollable and harmful use
of this technology. Symptoms of excessive Internet use can be identi-
fied with the criteria used to diagnose other chemical or non-chemical
addictions. Prevention strategies in both home and school settings should
be implemented on the basis of behavioral risk factors and demographic
characteristics. The goal of treatment for this type of addiction, unlike the
case of other addictions, cannot be total abstinence, but rather controlled
use. The psychological treatment of choice appears to be stimulus con-
trol and gradual exposure to Internet, followed by a cognitive-behavioral
intervention in relapse prevention. There is a need for more information
about young Internet abusers and about the most appropriate programs
for treating them. More research is required on the enhancement of
motivation for treatment and the types of brief intervention available
in relation to the problematic use of Internet among young people. The
implications of the present review for clinical practice and possible future
research directions in this field are discussed, as well as the problems as
yet unsolved.
Key words: Internet and social network addiction, risk factors, preven-
tion strategies, psychological treatment.
RESUMEN ABSTRACT
Internet constituye una tecnología que ha impactado especialmente a las
personas jóvenes y les ha proporcionado muchos beneficios. Pero algunas
personas llegan a estar obsesionadas con Internet, se muestran incapaces
de controlar su uso y pueden poner en peligro su trabajo y sus relaciones.
Este artículo aborda el problema del uso inadecuado de estas tecnologías.
El uso y abuso de Internet están relacionados con variables psicosocia-
les, tales como la vulnerabilidad psicológica, los factores estresantes y el
apoyo familiar y social. Hay algunos factores de riesgo específicos para el
abuso de las redes sociales entre los jóvenes. Algunas señales de alarma
se disparan antes de que una afición se convierta en una adicción. El con-
cepto de “adicción a Internet” se ha propuesto como una explicación para
comprender la pérdida de control y el uso dañino de esta tecnología. Los
síntomas de la adicción a Internet son comparables a los manifestados
en otras adicciones. Deben programarse estrategias preventivas tanto en
el seno de la familia como en la escuela sobre la base de los factores de
riesgo y de las características demográficas de los sujetos. El objetivo del
tratamiento, a diferencia de otras adicciones, debe ser el uso controla-
do. El tratamiento psicológico de elección es el control de estímulos y la
exposición gradual a Internet, seguido de un programa de prevención de
recaídas. Se requiere más información sobre los programas más adecua-
dos para los pacientes más jóvenes, así como estrategias motivacionales
para el tratamiento. Se comentan las implicaciones de esta revisión para
la práctica clínica y la investigación futura en este campo, así como las
limitaciones actualmente existentes.
Palabras claves: Adicción a Internet y a las redes sociales, factores de
riesgo, estrategias de prevención, tratamiento psicológico.
EnriquE EchEburúa; Paz dE corral
Enviar correspondencia a:
Enrique Echeburúa. Facultad de Psicología. Universidad del País Vasco.
Avda. de Tolosa, 70. 20018 San Sebastián.
E-mail: enrique.echeburua@ehu.es
Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en
jóvenes: un nuevo reto
Addiction to new technologies and to online social
networking in young people: A new challenge
EDITORIAL
92 Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto
INTRODUCCIÓN
Las tecnologías de la información y de la comunicación
(TIC) están llamadas a facilitarnos la vida, pero también
pueden complicárnosla. En algunas circunstancias, que
afectan sobre todo a adolescentes, Internet y los recursos
tecnológicos pueden convertirse en un fin y no en un medio.
Si hay una obsesión enfermiza por adquirir la última novedad
tecnológica (por ejemplo, en móviles o en soportes de músi-
ca) o las TIC se transforman en el instrumento prioritario de
placer, el ansia por estar a la última puede enmascarar nece-
sidades más poderosas. Asimismo las redes sociales pueden
atrapar en algunos casos a un adolescente porque el mundo
virtual contribuye a crear en él una falsa identidad y a dis-
tanciarle (pérdida de contacto personal) o a distorsionar el
mundo real (Becoña, 2006).
Cualquier inclinación desmedida hacia alguna actividad
puede desembocar en una adicción, exista o no una sustan-
cia química de por medio. La adicción es una afición patoló-
gica que genera dependencia y resta libertad al ser humano
al estrechar su campo de conciencia y restringir la amplitud
de sus intereses. De hecho, existen hábitos de conducta apa-
rentemente inofensivos que, en determinadas circunstancias,
pueden convertirse en adictivos e interferir gravemente en
la vida cotidiana de las personas afectadas, a nivel familiar,
escolar, social o de salud (Echeburúa y Corral, 1994).
Lo que caracteriza a una adicción es la pérdida de con-
trol y la dependencia. Todas las conductas adictivas están
controladas inicialmente por reforzador es positivos -el
aspecto placentero de la conducta en sí-, pero terminan por
ser controladas por reforzadores negativos -el alivio de la
tensión emocional, especialmente-. Es decir, una persona
normal puede hablar por el móvil o conectarse a Internet
por la utilidad o el placer de la conducta en sí misma; una
persona adicta, por el contrario, lo hace buscando el alivio
del malestar emocional (aburrimiento, soledad, ira, ner vio-
sismo, etcétera) (Marks, 1990; Potenza, 2006; Treuer, Fábian
y Füredi, 2001).
La ciberadicción se establece cuando el niño deja de
verse con sus amigos y se instala frente a la pantalla con sus
videojuegos, el adolescente presta más atención a su Iphone
que a su novia o el joven no rinde en los estudios porque
revisa obsesivamente su correo electrónico. En todos estos
casos hay una clara interferencia negativa en la vida cotidia-
na (Estallo, 2001).
Como ocurre en las adicciones químicas, las personas
adictas a una determinada conducta experimentan un sín-
drome de abstinencia cuando no pueden llevarla a cabo,
caracterizado por la presencia de un profundo malestar
emocional (estado de ánimo disfórico, insomnio, irritabilidad
e inquietud psicomotriz). Al igual que ocurre en el ámbito
de las drogas, es difícil que un adicto se considere como tal.
Por lo general, es un suceso muy negativo -fracaso esco-
lar, trastornos de conducta, mentiras reiteradas, aislamien-
to social, problemas económicos, presión familiar- el que le
hace tomar conciencia de su problema. De ahí que sea muy
frecuente que sean los padres u otros familiares, más que el
paciente mismo, quienes consulten por el problema (Eche-
burúa, 2001; Echeburúa, Amor y Cenea, 1998).
Los jóvenes y las nuevas tecnologías
Sen el e studio re alizado por la Fundación Pfizer
(2009), el 98% de los jóvenes españoles de 11 a 20 años es
usuario de Internet. De ese porcentaje, siete de cada 10 afir-
man acceder a la red por un tiempo diario de, al menos, 1,5
horas, pero sólo una minoría (en torno al 3% o al 6%) hace
un uso abusivo de Internet. Es, por tanto, una realidad obvia
el alto grado de uso de las nuevas tecnologías entre los ado-
lescentes y jóvenes (Johansson y Götestam, 2004; Muñoz-
Rivas, Navarro y Ortega, 2003) .
Las TIC simplifican considerablemente nuestros quehace-
res cotidianos. El atractivo de Internet para los jóvenes es
que se caracteriza por la respuesta rápida, las recompensas
inmediatas, la interactividad y las múltiples ventanas con
diferentes actividades. El uso es positivo, siempre que no
se dejen de lado el resto de las actividades propias de una
vida normal (estudiar, hacer deporte, ir al cine, salir con los
amigos o relacionarse con la familia). Otra cosa es cuando el
abuso de la tecnología provoca aislamiento, induce ansiedad,
afecta a la autoestima y le hace perder al sujeto su capaci-
dad de control.
Las motivaciones para hacerse con un Iphone, que
permite reproducir y almacenar música e integra teléfono,
cámara de fotos y acceso a Internet en un único dispositivo
de diseño exclusivo, o para tener cuenta en las redes sociales
virtuales (Tuenti o Facebook), que permiten localizar a per-
sonas, chatear, mandar mensajes tanto privados como públi-
cos, crear eventos y colgar fotos y vídeos, son múltiples: ser
visibles ante los demás, reafirmar la identidad ante el grupo,
estar conectados a los amigos. El anonimato produce terror,
del mismo modo que asusta la soledad. Las redes sociales son
el espantajo que aleja el fantasma de la exclusión: se vuelcan
las emociones, con la protección que ofrece la pantalla, y se
comparte el tiempo libre. Uno puede creerse popular porque
tiene listas de amigos en las redes sociales.
Los riesgos más importantes del abuso de las TIC son,
además de la adicción, el acceso a contenidos inapropiados,
el acoso o la pérdida de intimidad. Así, en las redes se puede
acceder a contenidos pornográficos o violentos o transmi-
tir mensajes racistas, proclives a la anorexia, incitadores al
suicidio o a la comisión de delitos (carreras de coches pro-
hibidas).
Asimismo existe el riesgo de crear una identidad ficticia,
potenciada por un factor de engaño, autoengaño o fanta-
sía. Así, por ejemplo, se liga bastante virtualmente porque
el adolescente se corta menos. Sin embargo, se facilita la
confusión entre lo íntimo, lo privado y lo público (que puede
favorecer el mal uso de información privada por par te de
personas desconocidas) y se fomentan conductas histrióni-
cas y narcisistas, cuando no deformadoras de la realidad (por
ejemplo, alardear del número de amigos agregados).
93
Enrique Echeburúa, Paz de Corral
Cuando hay una dependencia, los comportamientos adic-
tivos se vuelven automáticos, emocionalmente activados y
con poco control cognitivo sobre el acierto o error de la deci-
sión. El adicto sopesa los beneficios de la gratificación inme-
diata, pero no repara en las posibles consecuencias negativas
a largo plazo. Por ello, el abuso de las redes sociales virtuales
puede facilitar el aislamiento, el bajo rendimiento, el desinte-
rés por otros temas, los trastornos de conducta y el quebran-
to económico (los videojuegos), así como el sedentarismo y
la obesidad.
En resumen, la dependencia y la supeditación del esti-
lo de vida al mantenimiento del hábito conforman el núcleo
central de la adicción. Lo que caracteriza, por tanto, a la
adicción a las redes sociales no es el tipo de conducta impli-
cada, sino la forma de relación que el sujeto establece con
ella (Alonso-Fernández, 1996; Echeburúa y Corral, 2009).
Factores de riesgo
A un nivel demográfico, los adolescentes constituyen un
grupo de riesgo porque tienden a buscar sensaciones nuevas
y son los que más se conectan a Internet, además de estar
más familiarizados con las nuevas tecnologías (Sánchez-Car-
bonell, Beranuy, Castellana, Chamorro y Oberst, 2008).
Sin embargo, hay personas más vulnerables que otras a
las adicciones. De hecho, la disponibilidad ambiental de las
nuevas tecnologías en las sociedades desarrolladas es muy
amplia y, sin embargo, sólo un reducido número de personas
muestran problemas de adicción (Becoña, 2009; Echeburúa y
Fernández-Montalvo, 2006; Labrador y Villadangos, 2009).
En algunos casos hay ciertas características de perso-
nalidad o estados emocionales que aumentan la vulnerabi-
lidad psicológica a las adicciones: la impulsividad; la disforia
(estado anormal del ánimo que se vivencia subjetivamente
como desagradable y que se caracteriza por oscilaciones
frecuentes del humor); la intolerancia a los estímulos dis-
placenteros, tanto físicos (dolores, insomnio o fatiga) como
psíquicos (disgustos, preocupaciones o responsabilidades); y
la búsqueda exagerada de emociones fuertes. Hay veces, sin
embargo, en que en la adicción subyace un problema de per-
sonalidad -timidez excesiva, baja autoestima o rechazo de la
imagen corporal, por ejemplo- o un estilo de afrontamiento
inadecuado ante las dificultades cotidianas. A su vez, los pro-
blemas psiquiátricos previos (depresión, TDAH, fobia social
u hostilidad) aumentan el riesgo de engancharse a Internet
(Estévez, Bayón, De la Cruz y Fernández-Liria, 2009; García
del Castillo, Terol, Nieto, Lledó, Sánchez, Martín-Aragón, et
al., 2008; Yang, Choe, Balty y Lee, 2005).
Otras veces se trata de personas que muestran una insa-
tisfacción personal con su vida o que carecen de un afec-
to consistente y que intentan llenar esa carencia con drogas
o alcohol o con conductas sin sustancias (compras, juego,
Internet oviles). En estos casos Internet o los aparatos
de última generación actúan como una prótesis tecnológica.
En resumen, un sujeto con una personalidad vulnerable,
con una cohesión familiar débil y con unas relaciones socia-
les pobres corre un gran riesgo de hacerse adicto si cuenta
con un hábito de recompensas inmediatas, tiene el objeto de
la adicción a mano, se siente presionado por el grupo y está
sometido a circunstancias de estrés (fracaso escolar, frustra-
ciones afectivas o competitividad) o de vacío existencial (ais-
lamiento social o falta de objetivos). De este modo, más que
de perfil de adicto a las nuevas tecnologías, hay que hablar
de persona propensa a sufrir adicciones.
Señales de alarma
Las principales señales de alarma que denotan una
dependencia a las TIC o a las redes sociales y que pueden ser
un reflejo de la conversión de una afición en una adicción
son las siguientes (Young, 1998):
a. Privarse de sueño (<5 horas) para estar conectado a
la red, a la que se dedica unos tiempos de conexión
anormalmente altos.
b. Descuidar otras actividades importantes, como el con-
tacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio o
el cuidado de la salud.
c. Recibir quejas en relacn con el uso de la red de
alguien cercano, como los padres o los hermanos.
d. Pensar en la red constantemente, incluso cuando no se
está conectado a ella y sentirse irritado excesivamente
cuando la conexión falla o resulta muy lenta.
e. Intentar limitar el tiempo de conexión, pero sin conse-
guirlo, y perder la noción del tiempo.
f. Mentir sobre el tiempo real que se está conectado o
jugando a un videojuego.
g. Aislarse socialmente, mostrarse irritable y bajar el ren-
dimiento en los estudios.
h. Sentir una euforia y activación anómalas cuando se
está delante del ordenador.
De este modo, conectarse al ordenador nada más llegar a
casa, meterse en Internet nada más levantarse y ser lo último
que se hace antes de acostarse, así como reducir el tiempo
de las tareas cotidianas, tales como comer, dormir, estudiar
o charlar con la familia, configuran el perfil de un adicto a
Internet. Más que el número de horas conectado a la red, lo
determinante es el grado de interferencia en la vida cotidiana
(Davis, 2001).
En definitiva, la dependencia a Internet o a las redes
sociales está ya instalada cuando hay un uso excesivo asocia-
do a una pérdida de control, aparecen síntomas de abstinen-
cia (ansiedad, depresión, irritabilidad) ante la imposibilidad
temporal de acceder a la Red, se establece la tolerancia
(es decir, la necesidad creciente de aumentar el tiempo de
conexión a Internet para sentirse satisfecho) y se producen
repercusiones negativas en la vida cotidiana. En estos casos
engancharse a una pantalla supone una focalización atencio-
nal, reduce la actividad física, impide diversificar el tiempo
y anula las posibilidades de interesarse por otros temas. El
sujeto muestra un ansia por las redes sociales y se produce
94 Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto
un flujo de transrealidad que recuerda la experiencia de las
drogas (Greenfield, 2009; Griffiths, 2000).
Estrategias de prevención
El uso de las TIC y de las redes sociales impone a los ado-
lescentes y adultos una responsabilidad de doble dirección:
los venes pueden adiestrar a los padres en el uso de las
nuevas tecnologías, de su lenguaje y sus posibilidades; los
padres, a su vez, deben enseñar a los jóvenes a usarlas en su
justa medida.
Los padres y educadores deben ayudar a los adolescentes
a desarrollar la habilidad de la comunicación cara a cara, lo
que, entre otras cosas, supone (Ramón-Cortés, 2010):
a. Limitar el uso de aparatos y pactar las horas de uso del
ordenador.
b. Fomentar la relación con otras personas.
c. Potenciar aficiones tales como la lectura, el cine y
otras actividades culturales.
d. Estimular el deporte y las actividades en equipo.
e. Desarrollar actividades grupales, como las vinculadas
al voluntariado.
f. Estimular la comunicación y el diálogo en la propia
familia.
La limitación del tiempo de conexión a la red en la infan-
cia y adolescencia (no más de 1,5-2 horas diarias, con la
excepción de los fines de semana), así como la ubicación de
los ordenadores en lugares comunes (el salón, por ejemplo) y
el control de los contenidos, constituyen estrategias adicio-
nales de interés (Mayorgas, 2009).
Tratamiento psicológico
Ni todas las adicciones sin drogas son similares ni tam-
poco lo son las personas que están enganchadas a ellas. No
obstante, hay ciertos aspectos comunes en la motivación
para el tratamiento, en la elección del objetivo terapéutico y
en la selección de las técnicas de intervención.
Una característica presente en los trastornos adictivos
es la negación de la dependencia. La conducta adictiva se
mantiene porque el beneficio obtenido es mayor que el coste
sufrido. El sujeto sólo va a estar realmente motivado para
el tratamiento cuando llegue a percatarse, en primer lugar,
de que tiene un problema real; en segundo lugar, de que los
inconvenientes de seguir como hasta ahora son mayores que
las ventajas de dar un cambio a su vida; y, en tercer lugar,
de que por sí solo no puede lograr ese cambio. El terapeuta
debe ayudar al sujeto a lograr esa atribución correcta de la
situación actual y a descubrirle las soluciones a su alcance
(Echeburúa, 2001; Miller y Rollnick, 1999).
En el ámbito de las adicciones químicas o de la ludopatía
la meta terapéutica utilizada suele ser la abstinencia total.
Hay muchas pruebas acumuladas acerca de la viabilidad de
este objetivo y de los beneficios obtenidos con el mismo
(Echeburúa, 2001). Sin embargo, en la adicción a Internet o
las redes sociales la meta de la abstinencia resulta implan-
teable. Se trata de conductas descontroladas, pero que resul-
tan necesarias en la vida cotidiana. El objetivo terapéutico
debe centrarse, por tanto, en el reaprendizaje del control de
la conducta.
Y por lo que se refiere al tratamiento, las vías de inter-
vención postuladas son muy similares en todos los casos. A
corto plazo, el tratamiento inicial de choque se centra, en
una primera fase, en el aprendizaje de respuestas de afron-
tamiento adecuadas ante las situaciones de riesgo (control
de estímulos); y en una segunda fase, en la exposición pro-
gramada a las situaciones de riesgo (exposición a los estímu-
los y situaciones relacionados con la conducta adictiva).
Así, por ejemplo, el control de esmulos -un primer
paso siempre necesario durante las primeras semanas de
tratamiento- se refiere al mantenimiento de una abstinen-
cia total respecto al objeto de la adicción (redes sociales
virtuales o juegos interactivos). Y un segundo paso, en una
fase posterior, consiste en la exposición gradual y controla-
da a los estímulos de riesgo. De este modo, un ex adicto a
Internet puede, inicialmente bajo el control de otra perso-
na y después a solas, conectarse a la red, estar un tiempo
limitado (1 hora, por ejemplo) y llevar a cabo actividades
predeterminadas (atender el correo sólo una vez al día a una
hora concreta, navegar por unas páginas fijadas de ante-
mano o entrar en una red social), sin quitar horas al sueño
y eliminando los pensamientos referidos a la red cuando no
se está conectado a ella. Sólo cuando se ha llegado a esta
fase decrece la intranquilidad subjetiva y el sujeto adquiere
confianza en su capacidad de autocontrol ante las diversas
situaciones cotidianas.
Por último, una vez reasumido el control de la conducta,
se requiere actuar sobre la prevención de recaídas, lo que
implica identificar las situaciones de riesgo, aprender res-
puestas adecuadas para su afrontamiento y modificar las
distorsiones cognitivas sobre la capacidad de control del
sujeto. Asimismo hay que actuar sobre los problemas espe-
cíficos de la persona, planificar el tiempo libre e introducir
cambios en el estilo de vida.
Reflexiones finales
La adicción a Internet y a las redes sociales es un fenó-
meno preocupante. Sin embargo, el abuso de Internet puede
ser una manifestación secundaria a otra adicción principal
(la adicción al sexo, por ejemplo) o a otros problemas psico-
patológicos, tales como la depresión, la fobia social u otros
problemas de tipo impulsivo-compulsivo (el TOC, por ejem-
plo) (Echeburúa, Bravo de Medina y Aizpiri, 2005, 2007).
Lo característico de la adicción a Internet es que ocupa
una parte central de la vida del adolescente, que utiliza la
pantalla del ordenador para escapar de la vida real y mejorar
su estado de ánimo.
95
Enrique Echeburúa, Paz de Corral
Al margen de la vulnerabilidad psicológica previa, el
abuso de las redes sociales puede provocar una pérdida de
habilidades en el intercambio personal (la comunicación per-
sonal se aprende practicando), desembocar en una especie
de analfabetismo relacional y facilitar la construcción de
relaciones sociales ficticias.
El objetivo terapéutico en las adicciones sin drogas es el
reaprendizaje de la conducta de una forma controlada. Con-
cluida la intervención terapéutica inicial, los programas de
prevención de recaídas, en los que se prepara al sujeto para
afrontar las situaciones críticas y para abordar la vida cotidia-
na de una forma distinta, pueden reducir significativamente el
número de recaídas.
Si una persona se mantiene alejada de la adicción durante
un período prolongado (1 o 2 años), la probabilidad de recaída
disminuye considerablemente. A medida que aumenta tempo-
ralmente el control de la conducta y que se es capaz de hacer
frente con éxito a las diversas situaciones presentadas en la
vida cotidiana, el sujeto experimenta una percepción de con-
trol, que aumenta la expectativa de éxito en el futuro (Eche-
burúa, 1999).
Sin embargo, los problemas respecto al tratamiento de la
adicción a Internet distan de estar resueltos en la actualidad.
Muchos de los sujetos aquejados con este tipo de trastornos
se niegan a reconocer el problema; otros muchos no buscan
ayuda terapéutica; otras la solicitan, pero abandonan la tera-
pia al cabo de una o dos sesiones; otros muchos, tras el tra-
tamiento, acaban por recaer; y otros, por último, abandonan
los hábitos adictivos por sí mismos, sin ayuda terapéutica.
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Young, K. (1998). Internet Addiction: The emergence of a new clinical
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... Las redes sociales ocupan un espacio social cada vez mayor en los adolescentes, quienes forman parte de un sector de riesgo debido a que están en busca de nuevas experiencias y constituyen uno de los principales grupos consumidores de internet (Echeburúa, 2010). Por ello, han surgido preocupaciones sobre cómo el uso de redes sociales en línea afecta su salud, comportamiento y relaciones. ...
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Las redes sociales en línea ocupan gran parte del tiempo utilizado por los adolescentes y jóvenes. El objetivo de este artículo es determinar cómo el uso de estas plataformas digitales ha afectado negativamente la salud mental de los adolescentes y jóvenes en Lima, Perú y cómo perciben la prevención de su uso excesivo. La metodología se basó en un enfoque cuantitativo de diseño correlacional. Se aplicó un cuestionario a 54 adolescentes y jóvenes limeños. Los resultados señalan que 81 % está de acuerdo en que su salud mental se vio afectada debido al uso de las redes sociales. El 41 % no es consciente del abuso que podrían tener hacia ellas y, aunque no muestran mayor interés en tener charlas de prevención, sí se muestran más favorables hacia los recursos de ayuda en línea. En conclusión, se destaca que el excesivo de estas plataformas puede impactar negativamente en la salud y en los comportamientos de los adolescentes y jóvenes.
... Es importante remarcar que las redes sociales virtuales no solo son las herramientas de comunicación más recurrentes para las NNA, sino que, además, son un recurso para establecer y conservar nuevas relaciones interpersonales y formar grupos de amistades más amplios. De ahí que uno de los rasgos más atractivos de estas es ser un agente activo en la interacción social (Echeburúa y De Corral, 2010;Martínez-Ferrer y Moreno, 2017). Así pues, la red no es neutral, dado que es una red de comunicación compuesta por personas. ...
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Se presenta la situación actual de la industria de la pornografía a partir del análisis y la reflexión de información recogida de los estudios e investigaciones de los últimos años: los impactos en diferentes ámbitos, su vinculación con el sistema prostitucional y con conductas adictivas, la colonización de la industria en internet a través de las redes sociales o los videojuegos, su capacidad de adaptación a los avances económicos y a las nuevas formas de consumo, y las crisis económicas para continuar su evolución. Explica y expone los desafíos a nivel mundial a los que se enfrentan las administraciones y la sociedad civil, sin herramientas para poder actuar, reaccionar y comprender con claridad que está ocurriendo. Solo a partir de la evidencia científica y la reflexión crítica se puede generar un debate que permita pensar e implementar las políticas más adecuadas. Una de las aportaciones más relevantes de esta obra es su carácter colectivo, incluyendo autoras y autores especialistas en las diversas áreas de estudio.
... No obstante, durante la pandemia la salud física y emocional de los niños fue cada vez más preocupante, y existen pruebas que sugieren que pasar más tiempo en internet conlleva realizar menos actividades al aire libre, reduce la calidad del sueño, aumenta los síntomas de ansiedad y fomenta hábitos de alimentación poco saludables. Además es importante señalar que se han publicado numerosos estudios que tratan de analizar cómo la proliferación de las redes sociales y del uso de dispositivos móviles puede influir en las conductas de los alumnos (Carbonell, Fúster, Chamarro y Oberst, 2012;Castellana, Sánchez, Graner y Beranuy, 2007;Echeburúa y De Corral, 2012;Levis, 2002;López y Sabater, 2014;Muñoz y Agustín, 2005). ...
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Las conductas disruptivas en el rendimiento académico de estudiantes del nivel primario Disruptive behaviors in the academic performance of students at the primary level RESUMEN El estudio sobre las conductas disruptivas tiene el objetivo de analizar las acciones agresivas de los estudiantes del nivel primario, determinando el grado de incidencias en el aula de clases. Para tales propósitos, es desarrollada una investigación de carácter cualitativa, describiendo las situaciones vistas como parte del problema. Se seleccionaron mediciones dentro del aula de clases con los criterios requeridos para la aplicación de técnicas de gamificación con el fin de observar el comportamiento de la población estudiantil y sus niveles de rendimiento. De igual forma, se presentaron los resultados a través de datos emitidos por el Ministerio de Educación de la República de Panamá, ente rector de la enseñanza primaria, por ende, responsables de dar a conocer los aspectos generales, relacionados con las conductas disruptivas de los estudiantes del nivel primario, analizando cada una de ellas y determinando la viabilidad de este estudio. Por último, se concluyó que las conductas disruptivas son unos de los factores que intervienen en el proceso de aprendizaje del estudiante, sin embargo, esta va ligada a tres aspectos fundamentales: Control de grupo dentro del aula de clases por parte del docente; metodologías aplicadas en el aula y al contexto socio familiar en el cual se desenvuelve el estudiante. Palabras clave: Conductas disruptivas, indisciplina, bajo rendimiento. Revista científica, arbitrada e indizada, bajo la modalidad electrónica. Página 64 ABSTRAC The study on disruptive behaviors aims to analyze the aggressive actions of primary school students, determining the degree of incidents in the classroom. For such purposes, we developed a qualitative research, describing the situations seen as part of the problem. Measurements were selected within the classroom with the criteria required for the application of gamification techniques in order to observe the behavior of the student population and their performance levels. In the same way, the results were presented through data issued by the Ministry of Education of the Republic of Panama, the governing body of primary education, therefore, responsible for publicizing the general aspects related to the disruptive behaviors of the students primary level students, analyzing each of them and determining the feasibility of this study. Finally, it was concluded that disruptive behaviors are one of the factors that intervene in the student's learning process, however, this is linked to three fundamental aspects: Group control within the classroom by the teacher; methodologies applied in the classroom and the socio-family context in which the student develops. INTRODUCCIÓN Este estudio se encuentra enfocado en algunas prácticas de conductas de la etapa escolar de niños del nivel primario a través de reacciones negativas, observadas y sus efectos en el rendimiento académico. El primer paso fue evaluar los problemas de indisciplina a través de las vinculaciones con el tratamiento dentro del hogar, las cuales en ocasiones son causas de un bajo rendimiento, perjudicando el proceso de aprendizaje. Se determinó el grado de incidencia en las conductas disruptivas sobre el rendimiento académico. Es decir, hasta donde las conductas disruptivas, no permiten, al estudiante tener un adecuado acceso al proceso de aprendizaje. Por otro lado, es importante, identificar cuáles son las verdaderas causas que intervienen entre las conductas disruptivas y el proceso de aprendizaje de los alumnos en el aula de clases. En este sentido, es presentado un estudio de campo aplicado a seis estudiantes del primer grado C, del Centro Educativo Básico General de Paso Blanco, localizado en Panamá, corregimiento de Pacora, seleccionados por presentar conductas disruptivas en el aula escolar. Siendo responsables de la supervisión y dirección del análisis realizado por el estudiante Jaime Zurdo de la Universidad Interamericana de Educación a Distancia se Panamá (UNIEDPA) 2020, como requisito para optar por el título de Licenciatura en 10422 NW 31st Terrace Doral FL 33172. Revista científica, arbitrada e indizada, bajo la modalidad electrónica. Página 65 Educación Primaria. Referenciándose la figura de la familia y el papel importante en las relaciones interpersonales de los niños, porque es allí donde nacen las primeras relaciones sociales y si estas no han sido adecuadas es muy posible que el niño o la niña no puedan relacionarse de forma armoniosa con sus pares y adultos. La escuela es lugar donde se establecen normas para relacionarse de forma respetuosa con los demás. Es aquí cuando el niño o la niña ingresan al colegio por primera vez, donde se evidencian los primeros problemas de convivencia. Al obtener las respuestas de esta problemática se pudo hacer una propuesta final para mejorar el comportamiento y rendimiento del estudiante. A partir de lo anterior se ve la necesidad de abordar las conductas hostiles detectadas desde el nivel más pequeño del liceo, como: Morder a sus pares, escapar de la sala de clases, lanzar objetos a sus compañeros, discutir y agredir por juguetes, no realizar actividades propuestas por la educadora, entre otras. CONTENIDO
... La preferencia de los jóvenes por contenidos visuales y breves, especialmente a través de redes sociales, también podría influir en la percepción de su nivel de información. Esto es coherente con la tendencia documentada de un consumo más rápido y fragmentado de información entre los jóvenes, que refuerza la percepción de una falta de profundización en los detalles de los acontecimientos entre los jóvenes (Echeburúa & De Corral, 2010). Otros estudios respaldan esta observación, señalando la influencia de factores externos, como la exposición accidental (no intencionada) a noticias en redes sociales, en estas dinámicas informativas (Boczkowski, Mitchelstein, Matassi, 2018). ...
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En un contexto de construcción de ciudadanía digital, el artículo analiza a los jóvenes (18-24 años) mostrando diferencias estadísticamente significativas en el nivel de información, consumo de noticias y confianza en los recursos. Se utilizó una muestra de 27.433 españoles a partir de los cuales se realizaron nuevos modelos de regresión logística binaria controlados por un conjunto de variables relevantes. Los resultados multivariados muestran que los jóvenes expresan niveles de información significativamente menores, consumen menos información a través de los medios tradicionales (televisión, prensa y radio) y más a través de las redes sociales. Además, confían más en la prensa que otros grupos de edad. No habrá relaciones directas entre el grupo de edad y la confianza en las redes sociales. Las conclusiones orientan la importancia de promover mecanismos de alfabetización en ciudadanía digital que ayuden a desarrollar el sentido crítico de los individuos.
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The new information and communication technologies (e.g., cell phones or tablets) have generated notable benefits, such as being more connected, more democratic access to knowledge, and greater diversity in entertainment. However, they have also given rise to negative behaviors, such as cyberbullying, trolling, or grooming, among others. Another very frequent problem among adolescents and young people is the addiction to new technologies due to the popularity that cell phones and computers have among them. Specially between addictions, phubbing is one that has attracted the most attention from scientists and professionals due to the psychosocial costs it entails. This behavior is composed of cell phone addiction and disturbance in interpersonal communication. Despite this, its scientific study is incipient, mostly in Latin American countries. Therefore, this chapter will conceptualize addiction to new technologies, develop the concept and evolution of the term phubbing, and provide scientific techniques for its measurement and data on its incidence in Argentinean adolescents and young people. Finally, it will culminate with guidelines for its detection and prevention.
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El síndrome de aislamiento social juvenil, también conocido como Hikikomori, término introducido en la sociedad japonesa por Tamaki Saito, forma parte de uno de los grandes problemas de la sociedad actual, ya que son numerosas las personas adictas a Internet. Este ensayo muestra datos sobre la extensión de este fenómeno no solo en su lugar de origen sino también a gran escala. En su mayoría, esta patología se daba en jóvenes varones de cualquier estrato social, con aversión al rechazo y a la crítica, debido a fracaso escolar, bullying, ansiedad, entre otros, pero hoy en día se da en una gran parte de la población. Asimismo, se muestra una visión personal, y posibles soluciones a este caso.
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Este trabajo se realiza con el objetivo de analizar el riesgo de adicción a las redes sociales e Internet (RSI), además se describen los síntomas de adicción, uso social, rasgos frikis y nomofobia que muestran los estudiantes de educación media del centro educativo que fue considerado en este estudio. La investigación se realizó mediante el enfoque cuantitativo, diseño no experimental, transversal y descriptivo. Para la recolección de datos se aplicó el Test de Riesgo de Adicción a las redes sociales e Internet que consta de 29 reactivos. Los resultados revelaron que los estudiantes muestran un riesgo moderado de adicción a las RSI. Este riesgo está impulsado, principalmente, por el fácil acceso en diversos entornos, el tiempo considerable que pasan en estas plataformas y su uso durante momentos de estudio y descanso. Las principales razones para su uso son la comunicación instantánea y la interacción social. No obstante, los estudiantes presentan un bajo riesgo en conductas vinculadas a contenido explícito y síntomas de nomofobia, ya que la mayoría no experimentan ansiedad significativa al no tener acceso a las redes.
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The Information and Communication Technologies (ICT) generate new styles of meeting people or connecting with friends or strangers. In this context, the internet and the mobile phone deserve special attention. This article deals with the maladaptive use of these technologies. By reviewing the literature published between 1991 and 2005 and indexed in the databases of PsycINFO, Medline, Psicodoc, IME, and ISOC, we aim to determine whether maladaptive use of these technologies can be considered a mental disorder, and if so, of which type. We describe the psychological phenomena of maladaptive use of the internet and mobile phones, we review research on prevalence and possible risk groups, and finally we discuss some of the criticisms made with regard to the existence and classification of this disorder. It is concluded that excessive use of the internet can lead to a mental disorder of the addictive type, which can particularly affect individuals with special emotional needs, as well as adolescents and young adults. Among specific applications of the internet, a major risk is found for the use of communicative and synchronic applications, such as chats and online role games, since they permit hyperpersonal communication, playing with different identities, and projections and dissociation without consequences in real life. Furthermore, the internet can play an important role in the development and maintenance of other addictions, such as pathological gambling and sex addiction. In contrast to the case of the internet, maladaptive use of mobile phones may be considered abuse, but not addiction, since their use does not lead to the rapid emotional changes or the playing with identities that can take place in chats and online role games.
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Anecdotal reports indicated that some on-line users were becoming addicted to the Internet in much the same way that others became addicted to drugs or alcohol, which resulted in academic, social, and occupational impairment. However, research among sociologists, psychologists, or psychiatrists has not formally identified addictive use of the Internet as a problematic behavior. This study investigated the existence of Internet addiction and the extent of problems caused by such potential misuse. Of all the diagnoses referenced in the Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders - Fourth Edition (DSM-IV; American Psychiatric Association, 1995), Pathological Gambling was viewed as most akin to the pathological nature of Internet use. By using Pathological Gambling as a model, addictive Internet use can be defined as an impulse-control disorder that does not involve an intoxicant. Therefore, this study developed a brief eight-item questionnaire referred to as a Diagnostic Questionnaire (DQ), which modified criteria for pathological gambling to provide a screening instrument for classification of participants. On the basis of this criteria, case studies of 396 dependent Internet users (Dependents) and 100 nondependent Internet users (Nondependents) were classified. Qualitative analyses suggest significant behavioral and functional usage differences between the two groups such as the types of applications utilized, the degree of difficulty controlling weekly usage, and the severity of problems noted. Clinical and social implications of pathological Internet use and future directions for research are discussed.
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It has been alleged that social pathologies are beginning to surface in cyberspace (i.e., technological addictions). To date, there is very little empirical evidence that computing activities (i.e., internet use, hacking, programming) are addictive. Anecdotal evidence indicates that the typical "addict" is a teenager, usually male, with little or no social life, and little or no self-confidence. This article concentrates on five case studies of excessive computer usage. It is argued that of the five cases, only two of them describe "addicted" subjects. Addiction components criteria were used in the assessment. The excessive usage in the majority of cases was purely symptomatic and was highlighted how the subjects used the Internet/computer to counteract other deficiencies.
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Behavioural addictions involve routines of dysfunctional and purposeful behaviour. Taxonomy is a program for action and coloured by values. This is obvious in ‘panic disorder’ and may affect the classification of addictions. Biologically minded psychiatrists may attach less weight than do behavioural scientists to overarching similarities across chemical and nonchemical addictive syndromes. There is no foolproof guide to classification, be it response to therapy, aetiology, maintaining mechanism, or phenomenology. Communalities across behavioural and chemical addictions do not exclude potentially important differences among them. Both pharmacological and behavioural interventions may be useful in different cases. Control over an addictive routine is reduced rather than lost and may rise with treatment. Broadening one's repertoire of activities may be preventive and therapeutic. Motivation to change is a multifactorial state that may vary with time and be augmented by therapy; lay organisations can have useful lessons for clinicians. Relevant political influences can be crucial and hard to modify.
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‘Addiction’ denotes repetitive routines that aim to obtain chemicals and, less often, routines without that aim. The latter are behavioural addictions. They include obsessive-compulsive disorder (OCD), compulsive spending (including gambling), overeating (bulimia), hypersexuality (straight or deviant), and kleptomania. Common across dependence syndromes is: a repeated urge to engage in behaviour known to be counterproductive; mounting tension until it is completed; rapid temporary switching off of the tension by completing the behaviour; gradual return of the urge; syndrome-specific external and perhaps internal cues for the urge; secondary conditioning of the urge to external and internal cues; similar strategies for relapse prevention by cue exposure and stimulus control. The urge to complete a behaviour and discomfort if prevented from this resemble the craving and the withdrawal (WD) symptoms of substance abusers. Some WD symptoms are common to several addictive syndromes while others may be more specific. Addiction (pull) and compulsion (push) overlap and can occur sequentially or concurrently. Different addictions occur with varying amounts of pleasure at various stages. Prolonged exposure can enduringly reduce the urge and discomfort in OCD, and may help some other addictions. Conditioned cues are important and for lasting efficacy a therapist may need to know their details for each syndrome. There may be some similarities in the early management and prevention of relapse of behavioural and chemical addictions.
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This article introduces a cognitive-behavioral model of Pathological Internet Use (PIU). While previous studies on Internet addiction have described behavioral factors, such as withdrawal and tolerance, the present article focuses on the maladaptive cognitions associated with PIU. The cognitive-behavioral model of PIU distinguishes between specific PIU and generalized PIU. Specific PIU refers to the condition in which an individual pathologically uses the Internet for a particular purpose, such as online sex or online gambling, whereas generalized PIU describes a more global set of behaviors. The model implies a more important role of cognitions in PIU, and describes the means by which PIU is both developed and maintained. Furthermore, it provides a framework for the development of cognitive-behavioral interventions for PIU.