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Revista de Investigación en Educación, nº 6, 2009, pp. 113-122
http://webs.uvigo.es/reined/ ISSN: 1697-5200
Revista de Investigación en Educación, ISSN: 1697-5200
113
ARTÍCULO ORIGINAL
Actividad física y percepciones sobre deporte y género
Myriam Alvariñas Villaverde
myalva@uvigo.es
Mª de los Angeles Fernandez Villarino
marianfv@uvigo.es
Cristina López Villar
crislopez@uvigo.es
Facultade de Ciencias da Educación e do Deporte. Pontevedra
Universidade de Vigo
RESUMEN: El objetivo de esta investigación consistió en describir y analizar el grado de
participación de 263 estudiantes de Educación Secundaria en actividades físicodeportivas
extraescolares, así como las razones que motivan dicha participación o la ausencia de ella.
Asimismo, se estudiaron sus percepciones respecto a ciertos estereotipos de género
vinculados al deporte. La metodología es descriptiva y se usa el cuestionario como
herramienta de recogida de datos. Los resultados principales se relacionan con la
existencia de estos estereotipos; sin embargo, se aprecia cierta progresión respecto a
algunas cuestiones que nos hacen pensar que el pensamiento de los jóvenes está
evolucionando positivamente. En cuanto a los patrones de participación, se observó que
globalmente siguen siendo similares a los de otras investigaciones.
PALABRAS CLAVE: género, adolescencia, participación físicodeportiva, estereotipos.
ABSTRACT: The aim of this research was to analyze the sport participation and gender
stereotypes
and their relationship with the physical activity. The sampled consisted in 263 Galician
teenagers students. A questionnaire was used to obtain the information. The main findings
of the paper suggest that there are some clear gender stereotypes among the students
analyzed, however it seems that this profile is changing.
KEY WORDS: gender, adolescence, sport participation, stereotypes.
____________________________________
Fecha de recepción 01/04/2009 · Fecha de aceptación 30/04/2009
Correspondencia : Myriam Alvariñas Villaverde
myalva@uvigo.es
Universidad de las Islas Baleares
España
1. MARCO TEÓRICO Y JUSTIFICACIÓN DEL
ESTUDIO
El estudio de las percepciones y
comportamientos relacionados con la actividad física
y el deporte en la población adolescente ha
aumentado en los últimos años y algunas
investigaciones aportan datos de enorme interés
sobre los jóvenes y distintas variables concernientes
a su actividad física (Cantera y Devís, 2000;
Casimiro, 1999; Castillo, 2000; Edo, 2001;
Mendoza, 2000; Mendoza, Sagrera y Batista, 1994;
Rodríguez-Allen, 2000; Torre, Cárdenas y García,
2001). Esta etapa implica la vivencia de diversos
cambios físicos, psicológicos y sociales y se
considera fundamental en la adquisición de
conductas y hábitos relacionados con la salud, que
pueden trasladarse a la edad adulta (Castillo, 2000),
por eso nos preocupa particularmente.
Existe una tendencia general por parte de los
jóvenes a considerar positivamente la práctica de
actividades físicas y deportivas (Álvarez y López,
1999; García-Ferrando, 1994, 2001; Piéron, 2002);
sin embargo, este pensamiento tan favorable no se
corresponde totalmente con el nivel de práctica
(Álvarez y López, 1999; García-Ferrando, 2001;
Piéron, Ledent, Almond, Airstone y Newberry,
1996). Así pues, aunque los jóvenes consideren que
la práctica de ejercicio físico es importante, de poco
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VILLAR
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sirve si ello no se ve reflejado en la participación;
por eso, muchas investigaciones incluyen entre sus
objetivos conocer cuáles son las causas por las que
se participa o se abandona la práctica.
De los estudios revisados (entre otros,
Casimiro, 1999; Castillo y Balaguer, 2001; Edo,
2001, García-Ferrando, 1997, 2001; Piéron, 2002;
Piéron y otros, 1996; Rodríguez-Allen, 2000; Ruiz-
Juan, García-Montes y Hernández-Rodríguez, 2001;
Torre, Cárdenas y Girela, 1997) podemos extraer las
siguientes consideraciones acerca de los motivos de
participación de los jóvenes: en general, las
principales causas de motivación se relacionan con la
salud, la diversión, el gusto por la actividad y la
forma física; en menor medida se suelen señalar
argumentos como el hacer amigos, la aprobación
social, mantener la línea, demostrar competencia, el
gusto por la competición y liberar tensiones.
Las principales razones para no practicar o
para abandonar la práctica suelen ser la falta de
tiempo, la pereza, el cansancio y la escasez de
instalaciones; algunos jóvenes también manifiestan
querer probar otras tareas, la falta de interés
(Rodríguez-Allen, 2000) y el poco gusto por la
actividad (García-Ferrando, 2001). En algunos
trabajos se especifica claramente que el principal
argumento es la falta de tiempo debido a los estudios
(Edo, 2001; Rodríguez-Allen, 2000).
A raíz de la literatura consultada (entre otros,
Balaguer y Castillo, 2002; Cantera y Devís, 2000;
Casimiro, 1999; Castillo, 2000; Edo, 2001; García-
Ferrando, 2001; Mendoza, 2000; Mendoza y otros,
1994; Piéron, 2002; Piéron y otros, 1996; Rodríguez-
Allen, 2000; Ruiz-Juan y otros, 2001; Torre y otros,
1997), globalmente, podemos afirmar sobre la
actividad físicodeportiva extraescolar que: pese a que
existe una proporción considerable de personas que
realizan actividades físicodeportivas extraescolares
regularmente, las proporciones de jóvenes inactivos
son bastante elevadas y el porcentaje de
participación diaria es pequeño; el número de horas
de práctica extraescolar se sitúa en torno a tres horas
semanales; la tasa de abandono de la actividad física
y deportiva es bastante alta; no obstante, se aprecia
una clara intención de volver a practicar en el futuro;
los chicos son físicamente más activos que las chicas
(practican ejercicio físico y deporte con mayor
frecuencia, intensidad y duración) y también
presentan índices menores de abandono.
El estudio de las diferencias existentes entre
personas del género femenino y masculino está cada
día más documentado (Blández, Fernández-García y
Sierra, 2007; Botelho, Silva y Queirós, 2000; Jaime
y Sau, 1996; Macías y Moya, 2002; Oliveira, 1998;
Scraton, 1992; Vázquez-Gómez, 2001). Esta
cuestión ha de tenerse presente, pues diferencia de
modo manifiesto los datos que se refieren a la
generalidad y ayuda a comprender el pensamiento y
comportamiento de los chicos y chicas de nuestra
sociedad. Si somos optimistas podemos reconocer
que el ámbito de la actividad física y el deporte poco
a poco va instaurándose más en la vida de las
mujeres. Vázquez-Gómez (2001, p. 221) a raíz de la
revisión de varios estudios ya indicaba hace años que
“el aumento de la práctica deportiva de las mujeres
españolas en los últimos años se ha acelerado, tanto
en el deporte recreativo como en el de alta
competición”, por eso, es importante evaluar cómo
se va desarrollando esta tendencia en las chicas.
Otra cuestión interesante y relacionada
directamente con el pensamiento y el género es la
relativa a los estereotipos que, como señalan
Rodríguez-Teijeiro, Martínez-Patiño y Mateos
(2005), unen lo masculino y lo femenino a una serie
de rasgos de identidad, relacionando por ejemplo lo
masculino con la competitividad, la agresividad y la
independencia y lo femenino con la sumisión, el
orden o la pasividad, influyendo claramente en los
comportamientos de las personas. A este respecto
indican que uno de los estereotipos más resistentes al
cambio es el considerar que hay deportes más
apropiados para las mujeres y otros que lo son para
los hombres y que esto favorece al género masculino
en el ámbito de la actividad física y el deporte. En la
investigación llevada a cabo por Blández y otros
(2007) se constata que “los estereotipos de género
relacionados con la actividad física y el deporte
siguen estando muy presentes en los niveles de
Educación Primaria y Secundaria...” (2007, p. 18);
como ejemplo, podemos destacar que se percibe que
ciertas actividades físicodeportivas son específicas
de género (se sigue vinculando a los chicos con
actividades de fuerza, riesgo, etc. y a las chicas con
actividades de ritmo, expresión, etc.). En este sentido
concluyen también a raíz de su estudio que la
tradicional división entre deportes “masculinos” y
“femeninos” está menos acentuada y que existe un
grupo mayor de actividades que son aceptadas por
ambos géneros, aunque este hecho se debe
principalmente a un acercamiento de las alumnas
hacia lo considerado clásicamente como
“masculino”. Otro detalle interesante de este trabajo
es que las chicas o chicos que vencen estas barreras
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tradicionales respecto al tipo de práctica realizada
sufren comentarios despectivos y sexistas por parte
de personas de su entorno.
Centrándonos más específicamente en
nuestro estudio, hemos de decir que parte de la
necesidad de investigar sobre el pensamiento-
conducta físicodeportiva de la juventud gallega, pero
incluyendo ciertas variables que explican y dan
sentido a la realidad femenina, interesándonos no
sólo lo que piensan las mujeres sino también los
hombres.
Como señala Torre (2002), diferentes
investigaciones han analizado los hábitos deportivos
desde la perspectiva del género, abordando no sólo
variables relacionadas directamente con las
actividades físicodeportivas (frecuencia, intensidad,
tipo de actividades practicadas...), sino teniendo en
cuenta factores personales y sociales que
condicionan el proceso de socialización deportiva en
las mujeres.
En 2008, López-Villar, Fernández-Villarino,
Alvariñas y Canales realizaron un estudio sobre la
realidad físicodeportiva de las mujeres en Galicia;
dicho estudio abarcaba una franja de edad muy
variada, que iba desde los 10 años hasta “más de 60”.
A partir de este trabajo más general, y desde el
paradigma de la investigación educativa que
pretende conocer qué sucede en las aulas, surgió el
interés por continuar investigando esta cuestión en
nuestra comunidad autónoma y centrándonos en la
Educación Secundaria; así, se elaboró y validó un
instrumento que además de incluir ítems clásicos de
participación, indagaba sobre otros menos utilizados
como el conocimiento de agresiones sexuales en
nuestro ámbito, la menstruación y la actividad física,
el conocimiento de mujeres deportistas gallegas, etc.;
esto es, elaboramos un cuestionario que nos iba a
permitir, por un lado, tener conocimiento del estilo
de vida en relación con la actividad física y el
deporte de nuestros/as adolescentes y además,
conocer qué piensan realmente tanto las chicas como
los chicos sobre ciertos temas que no abundan tanto
en la literatura y que están diseñados desde un punto
de vista algo distinto. Mostramos en concreto aquí
parte del trabajo realizado en la provincia de
Pontevedra con estudiantes nacidos en 1992 y 1993.
2. FINALIDAD Y ESTRUCTURA DEL
ESTUDIO
La primera finalidad es la de conocer el
grado de participación del estudiantado en
actividades físicodeportivas; a partir de esta primera
cuestión, pretendemos describir las razones de
práctica y las causas por las que no se practica (o se
ha dejado de practicar).
Además, como somos conocedoras de la
estrecha relación entre pensamiento y conducta,
ampliamente demostrada mediante el paradigma de
los procesos mediadores o cognitivo-motivacional
(Carreiro da Costa, 1998; Lee, 1997; Lee y Solmon,
1992; Wittrock, 1986), otro de nuestros objetivos es
el de conocer cuál es la opinión de las y los
estudiantes en torno a ciertos estereotipos de género
vinculados al deporte. Nos gustaría analizar en qué
medida son diferentes las respuestas de chicos y de
chicas, si claramente son distintas como señalan
algunas investigaciones o si por el contrario
podemos apreciar una mejoría en este tema, acorde
con los progresos de nuestra sociedad.
Por todo esto, estructuramos nuestro trabajo
de la siguiente forma y así se puede ver reflejado en
la presentación de resultados a posteriori:
1º Estudio de la participación y los motivos
de práctica
2º Estudio de la no participación y sus
motivos
3º Estudio del abandono y sus motivos
4º Estudio de pensamientos sobre deporte y
género (estereotipos)
En nuestro trabajo no buscamos generalizar,
sino conocer y dar a conocer realidades concretas
para un posterior análisis y la implementación de
estrategias de mejora. Como es bien sabido, en el
ámbito educativo todo debe contextualizarse, por eso
la generalización no es un objetivo prioritario.
3. SUJETOS
Los estudiantes objeto de estudio son un
total de 263 (125 chicos y 138 chicas) que estudian
Educación Secundaria en varios centros de
Pontevedra y cuya edad de nacimiento es 1992 y
1993; por tanto, estamos hablando de personas con
15 y 16 años, ya que el cuestionario se cubrió en
2008.
4. INSTRUMENTO
Se trata, como ya hemos adelantado, de un
cuestionario que analiza el pensamiento y el
comportamiento del alumnado respecto a diversas
cuestiones de su estilo de vida, pero entre sus
preguntas se incluyen cuestiones que recalcan las
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preocupaciones que muchas personas tenemos
respecto al tema de la mujer y la práctica deportiva.
Es un cuestionario semiestructurado, siendo la
mayoría de sus preguntas cerradas. Se pregunta
sobre: si se participa o no en la actualidad; las
razones por las que se practica; la frecuencia y
duración de esa participación; el tipo de deporte o
deportes practicados en el momento actual o antes
del abandono; los motivos por los que no se practica
o se ha abandonado; la participación en el deporte
escolar y en competiciones; el conocimiento o
vivencia de algún tipo de discriminación,
acoso/agresión sexual en este ámbito; las influencias
de diversos agentes para practicar; el seguimiento de
equipos deportivos; el conocimiento sobre
deportistas gallegas; el seguimiento del deporte en
directo y en los medios de comunicación; la opinión
sobre los menores índices de actividad en las
mujeres; y las percepciones sobre estereotipos de
género vinculados al deporte.
Para la elaboración del cuestionario
tomamos como referencia, después de una
importante revisión de la literatura, los trabajos de
Castillo, 2000; Edo, 2001; Mendoza y otros, 1994 y
Rodríguez-Allen, 2000. Teniendo en cuenta dichos
estudios y los objetivos de nuestra investigación,
redactamos y estructuramos las diferentes preguntas
que constituyeron un primer cuestionario. Una vez
elaborado, utilizamos el juicio de expertos con la
intención de la validación del mismo. Para ello, se
les presentó el instrumento a algunos expertos
metodológicos y a otros expertos en el estudio de
este campo, quienes emitieron su opinión sobre el
mismo y nos aconsejaron sobre las posibles
modificaciones que debíamos realizar. Para asegurar
la validez, la calidad y el rigor del proceso que
poníamos en marcha, este primer cuestionario fue
pasado, a modo de estudio piloto, a cuatro grupos de
adolescentes con características similares a los que
más tarde serían objeto de la investigación. A raíz de
este proceso se hicieron una vez más pequeñas
modificaciones relativas al contenido de algunos
ítems y a algún término que podía resultar confuso.
Estos pasos dieron lugar al cuestionario definitivo.
5. RESULTADOS
5.1. Resultados relativos a la participación
actual y motivos de práctica
Las personas que realizan en la actualidad
práctica físicodeportiva son el 64%; el resto o bien
nunca han practicado o bien no practican en la
actualidad. La frecuencia de práctica más usual es la
de 2-3 veces por semana, seguida de la de 4-5 veces
por semana. Respecto a la duración, casi el 70% de
los estudiantes manifiesta practicar una hora o más,
siendo la categoría de más de 90 minutos elegida por
un 40%.
Pero, lógicamente, estos resultados han de
detallarse por razón de género, ya que los niveles de
práctica son casi siempre mayores en los chicos que
en las chicas. En este caso, así sucede, y los datos de
frecuencia de participación son superiores en los
alumnos que en las alumnas; el 50% de ellos, por
ejemplo, practica 4-5 veces por semana, mientras
que en el caso de las chicas la categoría que reúne
más respuestas es la de 2-3 veces por semana
(44,3%). De forma similar, la duración de la práctica
está más repartida en el caso de las mujeres (las
categorías más elegidas, con un 29% de respuestas
cada una, son más de 90 minutos y 45-60 minutos);
sin embargo, las sesiones de los chicos duran más
tiempo y la categoría más elegida es la de más de 90
minutos, por casi el 50% de ellos, seguida de la de
60-90 minutos, con un porcentaje de 30,6%.
Los motivos de participación se relacionan
con la salud, la diversión y el estar en forma,
principalmente (más del 95% de las personas
consideran estas razones importantes o muy
importantes); por otra parte, el estar con la pareja,
agradar a la familia o ganar no tienen tanta
importancia como causa de práctica.
Si detallamos los resultados en función de la
variable género, cabe destacar las diferencias
existentes en el ítem ser bueno/a en el deporte, ya
que casi el 70% de los chicos lo consideran de gran
importancia, mientras que sólo algo más de la mitad
de las chicas responde de esta manera y el 44% de
ellas no lo considera una razón relevante para
realizar actividad físicodeportiva. También hay que
mencionar que para algo más de la mitad de los
alumnos el ganar es un motivo fundamental; sin
embargo, el 80% de las chicas creen que esto es poco
o nada importante. Además, existe una diferencia
notable en el ítem estar delgado/a ya que los chicos
no lo consideran relevante en un 66% frente al 49%
de las chicas; si leemos los datos de otra forma, nos
indican que la mitad de ellas y un tercio de ellos
aproximadamente señalan como un motivo de
participación la delgadez.
5.2. Resultados relativos a la no
participación y sus motivos
Un 8,6% de las personas consultadas indica
que no ha practicado nunca deporte; de ellas, la
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mayoría son alumnas y las causas están relacionadas
con que el deporte les quita tiempo para estudiar y
con que no les gusta; en el caso de las chicas hay que
añadir, además, el ítem no se me da bien, elegido por
varias de ellas como causa de esa pasividad ante el
deporte.
5.3. Resultados relativos al abandono y
sus motivos
Si tenemos en cuenta a la gente que participó
en su día, pero que no lo hace en la actualidad,
tenemos que hablar de un 27,2% de abandono; la
gran mayoría son chicas. Este dato, sumado al
anterior de no haber practicado nunca da como
resultado casi un 36% de personas que podemos
considerar sedentarias en el momento actual. Las
razones por las que la gente abandona se refieren
principalmente a la falta de tiempo o a que los
horarios no eran buenos, tanto en un género como
en otro.
5.4. Resultados relativos a pensamientos
sobre deporte y género
Los resultados analizados muestran que la
mayoría del alumnado cree que las chicas pueden
hacer cualquier tipo de deporte; siendo el dato algo
superior en el colectivo de chicas que en el de chicos
(98% frente a 93%).
En cuanto a la pregunta sobre la
menstruación, observamos que el 70% de las
personas opinan que ésta no es un impedimento para
la práctica, pero el 30% restante opina que sí. Los
valores afirmativos son algo mayores en las chicas y
manifiestamente superiores en las personas que
nunca han practicado.
El pensamiento estereotipado de que una
chica que hace mucho deporte es menos femenina se
rechaza en el 88% de los casos; sin embargo, si
analizamos los datos en función del género, podemos
apreciar que el 21% de los alumnos considera que
esta afirmación es cierta, mientras que el porcentaje
de alumnas que están de acuerdo es únicamente del
4%. La otra afirmación estereotipada, pero esta vez
respecto al género masculino, es también rehusada
por la gran mayoría de estudiantes; y, también en
esta ocasión son las mujeres las que niegan más
rotundamente que esto sea cierto (sólo un 11% de las
chicas está de acuerdo, frente al 25% de los chicos).
Respecto a estos dos ejemplos clásicos de
estereotipos relacionados con el tipo de deporte y el
género no existen diferencias notables en función de
si se es practicante o no.
Finalmente, casi un 60% del estudiantado
cree que hay unos deportes más apropiados para
chicas que para chicos y viceversa; este dato es
cuatro puntos mayor en los chicos que en las chicas.
El porcentaje de respuestas afirmativas es mayor en
las personas que practican actualmente alguna
disciplina físicodeportiva.
6. DISCUSION Y REFLEXIONES FINALES
La primera finalidad que nos planteamos en
esta investigación fue la de conocer el grado de
participación del alumnado en actividades
físicodeportivas así como describir las razones de
práctica y las causas por las que no se practica o se
ha dejado de practicar.
La literatura ha aportado numerosas
evidencias de que la tendencia global en cuanto a la
participación, sin diferenciar los resultados en
función del género, se dirige hacia la realización de
las mismas (Álvarez y López, 1999; Alvariñas, 2004;
Casimiro, 1999; Edo, 2001; García-Ferrando, 1997,
2001; Mendoza, 2000; Piéron, 2002; Ruiz-Juan y
otros, 2001), pero también ha dejado constancia de
que una proporción de la juventud presenta
importantes índices de inactividad o de una baja
actividad que no reporta los beneficios esperados
para contribuir a lo que entendemos por un estilo de
vida saludable (Alvariñas, 2004; Balaguer y Castillo,
2002; Castillo y Balaguer, 1998; Cantera y Devís,
2002; Edo, 2001; García-Ferrando, 2001; Mendoza y
otros, 1994; Rodríguez-Allen 2000; Torre y otros,
1997, 2001). En nuestro estudio se siguen pautas
similares, ya que el 64% de las personas realizan en
la actualidad práctica físicodeportiva, pero podemos
hablar de un 36% de sujetos que no practican.
La frecuencia de práctica más usual es la de
2-3 veces por semana, seguida de la de 4-5 veces por
semana y en cuanto a la duración de la práctica, casi
el 70% del alumnado invierte una hora o más.
Algunos trabajos que han utilizado ítems similares a
los que estamos comentando muestran, al igual que
en nuestro caso, que más del 50% de los sujetos se
sitúan en una frecuencia que oscila entre los 2 y los 7
días semanales de práctica de actividad recreativa
y/o deportiva (Alvariñas, 2004; Balaguer y Castillo,
2002; Edo, 2001; García-Ferrando, 2001; Mendoza,
2000; Piéron, 2002); sin embargo, la preocupación
de los profesionales de la educación física y el
deporte se dirige hacia el resto de personas que no
consiguen esos índices de actividad. En cuanto a la
duración de la práctica sucede algo similar y nuestros
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resultados se adaptan globalmente a otras
investigaciones que tratan este tema.
Los hallazgos de este estudio están en
consonancia con otros que señalan niveles bastante
bajos de práctica en la juventud española respecto a
la de otros países. En el estudio comparativo
presentado por Mendoza (2000), entre adolescentes
de 23 países europeos y Canadá, al analizar la
frecuencia semanal del ejercicio físico intenso
extraescolar, se pone de manifiesto que España
ocupa el peor lugar de los 24 países. En la misma
línea, Balaguer y Castillo (2002) indican que los
adolescentes españoles figuran entre los menos
activos de Europa.
En lo tocante a la no participación, cerca del
9% de estudiantes manifiesta no haber practicado
nunca; aunque pueda parecer bajo el dato, nos
sorprende, ya que se trata de alumnado de 15-16
años y parece a priori extraño que nunca hubieran
hecho práctica deportiva; la mayoría son alumnas y
las causas están relacionadas con que el deporte les
quita tiempo para estudiar y con que no les gusta.
Nuestros datos están en consonancia con otros como
los de Casimiro, 1999, García-Ferrando, 2001, Edo,
2001 o Rodríguez-Allen, 2000. Además, las alumnas
responden también al ítem no se me da bien, que
podemos relacionar con la peor percepción de
competencia que éstas tienen y que se ha constatado
también en numerosos estudios (Alvariñas, 2004;
Balaguer y Castillo, 2002; Casimiro, 1999; Da Silva,
1997; Trew, Scully, Kremer y Ogle, 1999).
La tasa de abandono se sitúa en el 27,2% y la
gran mayoría son chicas. Este dato, sumado al
anterior de no haber practicado nunca da como
resultado casi un 36% de personas que podemos
calificar como sedentarias en el momento actual. En
todo caso, se ha de tener en cuenta que el abandono
por parte de los jóvenes es relativo, pues en muchas
ocasiones es temporal o bien puede significar un
cambio de actividad. Las razones por las que la gente
abandona se refieren principalmente a la falta de
tiempo o a que los horarios no eran buenos, tanto en
un género como en otro; estos datos tampoco se
salen de la normalidad.
En resumen, se verifica una propensión hacia
la práctica regular por parte de nuestros jóvenes,
pero que no alcanza los niveles óptimos ya que el
porcentaje de sujetos poco activos es bastante
importante.
Al diferenciar nuestros resultados de
participación en función del género observamos
diferencias importantes entre chicos y chicas, tanto
en frecuencia como en duración de la práctica,
siendo mejores los relativos a la participación
masculina. En Alvariñas (2004) constatamos con una
muestra de aproximadamente 600 jóvenes gallegos,
que los chicos se implican tres veces más que las
chicas en la práctica de deportes competitivos y que
la participación en deportes recreativos es también
superior en los varones. Asimismo, se observó que
los valores relativos a la frecuencia con que se
realiza deporte semanalmente y a las horas
semanales de práctica deportiva intensa fuera del
horario escolar, mostraban un nivel de sedentarismo
importante en las chicas, mientras que los chicos se
situaban en un nivel bastante adecuado. Esta es una
cuestión que está sobradamente estudiada y la
investigación ha constatado que ellos practican más
frecuentemente, con mayor intensidad y duración, se
muestran más interesados en la práctica, presentan
índices de abandono menores, pertenecen en mayor
medida a clubs, compiten más, tienen expectativas
de práctica futura superiores y son claramente más
activos que las chicas (Álvarez y López, 1999;
Antshel y Anderman, 2000; Balaguer y Castillo,
2002; Cantera y Devís, 2002; Casimiro, 1999;
Castillo, 2000; Castillo y Balaguer, 1998; Da Silva,
1997; Edo, 2001; García-Ferrando, 1994; Macías y
Moya, 2002; Mendoza, 2000; Mendoza y otros,
1994; Piéron, 1996; 2002; Rodríguez-Allen, 2000;
Ruiz-Juan y otros, 2001; Torre y otros, 1997; 2001;
Trew y otros, 1999).
Los motivos por los que los jóvenes se
involucran en la práctica de actividades físicas y
deportivas se relacionan con la salud, la diversión, el
gusto por la actividad y el mantenimiento de la
forma física (Casimiro, 1999; Castillo y Balaguer,
2001; Edo, 2001; García-Ferrando, 2001; Piéron,
2002; Rodríguez-Allen, 2000; Ruiz-Juan y otros,
2001; Torre y otros, 1997). Esta tendencia parece
repetirse en los adolescentes participantes en nuestra
investigación, ya que señalan de forma notoria las
respuestas que se relacionan con la salud, la
diversión y el estar en forma.
Si nos fijamos en los resultados en función
de la variable género, cabe destacar las diferencias
existentes en el ítem ser bueno/a en el deporte, ya
que casi el 70% de los chicos lo consideran de gran
importancia, mientras que una parte importante de
ellas no lo considera una razón relevante para
realizar práctica deportiva. Algo parecido sucede con
la categoría ganar, a la que los chicos dan más
importancia. Finalmente, apreciamos que claramente
las alumnas valoran más como motivación para la
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práctica el estar delgadas, aunque un tercio de ellos
también da relevancia a esta cuestión. En otras
investigaciones se ha demostrado que las chicas dan
mayor importancia que los chicos a perder peso,
obtener un cuerpo atractivo, mantener la línea y tener
buen aspecto físico, y que ellos valoran más el gusto
por competir y la demostración de su capacidad
(Casimiro, 1999; Castillo y Balaguer, 2001; Piéron,
2002; Torre y otros, 1997).
En cuanto al estudio acerca de los
pensamientos sobre deporte y género, nuestra
intención era la de estudiarlos en general y también
analizar en qué medida son diferentes las respuestas
de chicos y de chicas en torno a ciertos estereotipos;
si claramente son distintas como señalan algunas
investigaciones o si por el contrario podemos
apreciar una mejoría en este tema, acorde con los
progresos de nuestra sociedad.
Los resultados nos dicen que la mayoría del
alumnado cree que las chicas pueden hacer cualquier
tipo de deporte y son sobre todo ellas las que así lo
consideran (98% frente a 93%). Sin embargo,
aproximadamente un 60% del alumnado cree que
hay unos deportes más apropiados para chicas que
para chicos y viceversa, siendo este dato
manifiestamente superior en los varones y además el
porcentaje de respuestas afirmativas es mayor en las
personas que practican actualmente. El pensamiento
general es que “las chicas pueden hacer cualquier
tipo de deporte” pero que algunos son “más
apropiados para ellas y otros no”, lo que parece
implicar que para estos jóvenes “tenemos la
capacidad” para hacerlo pero siguen existiendo
“deportes según el género”, “deportes feminizados y
masculinizados”. Estos resultados corroboran lo
comentado por Rodríguez-Teijeiro y otros (2005)
sobre que éste es uno de los estereotipos más
resistentes al cambio tal y como se aprecia en
estudios como el de Blández y otros (2007) realizado
con estudiantes de Primaria y Secundaria.
En la pregunta sobre la menstruación,
observamos que para un 30% de los jóvenes objeto
de estudio esto supone un impedimento para la
práctica; la mayoría de las respuestas corresponden a
las chicas y son manifiestamente superiores en las
personas que nunca han practicado. Creemos que se
trata también de un estereotipo, pero respecto a esta
cuestión consideramos que debemos de profundizar
más, ya que no tenemos demasiada información de
otros estudios sobre este ítem.
Para finalizar, nos han sorprendido
positivamente las respuestas en cuanto a dos
estereotipos clásicos relacionados con el tipo de
deporte y el género, ya que la mayoría de las
personas encuestadas no está de acuerdo con la
afirmación de que una chica que hace mucho
deporte es menos femenina ni con la de que un chico
que hace danza es menos masculino. Además, no
existen diferencias notables en función de si se es
practicante o no. En ambas cuestiones, el porcentaje
de gente que está más de acuerdo con los
estereotipos es masculino. Evidentemente, estos
datos hay que observarlos en el día a día; pero para
nosotras es un dato importante, ya que sabemos que
el pensamiento precede al comportamiento y el
hecho de tener este tipo de percepciones ya es
bastante positivo, sobre todo si echamos un poco la
vista atrás y atendemos a nuestro pasado histórico-
cultural.
Por tanto, creemos que todavía existen
estereotipos de género respecto al deporte entre la
juventud que hay que romper día a día, pero que
vamos avanzando, que cada vez estamos menos
encasillados. Es posible que las políticas de igualdad,
las campañas de promoción del deporte y los medios
de comunicación (sólo en ocasiones) ayuden a
abandonar prejuicios; por ejemplo, hace poco
veíamos en el telediario al “Billy Elliot español” u
observábamos algún reportaje sobre mujeres
boxeadoras o jugadoras de rugby en televisión. Pero
evidentemente, queda mucho por hacer ya que en
otras ocasiones nos encontramos con
visiones/situaciones en las que la figura de la mujer
en el deporte es claramente decepcionante y nos
recuerda a aquello de Coubertin de “coronar a los
vencedores”.
Todo lo comentado hasta el momento
respecto a las diferencias existentes entre chicas y
chicos en cuanto a participación y a estereotipos se
puede interpretar en relación con la temática del
género, que abarca a todas las sociedades y a todas
las franjas de edad, ocupando un lugar importante de
estudio en el ámbito educativo en general (Bonal,
1997; Moreno, 1992; Subirats y Brullet, 1988) y en
la educación física en particular (Botelho y otros,
2000; Scraton, 1992; Vázquez-Gómez y otros,
2000).
El hecho de ser hombre o mujer condiciona
el pensamiento y la forma de sentir de las personas,
modulando sus actitudes y conductas; factores de
índole histórico, social, educativo y psicosocial son
los responsables de las diferencias de género
observadas en ésta y en otras investigaciones.
Tradicionalmente el mundo del ejercicio físico y del
MYRIAM ALVARIÑAS VILLAVERDE, Mª DE LOS ÁNGELES FERNÁNDEZ VILLARINO Y CRISTINA LÓPEZ
VILLAR
Revista de Investigación en Educación, ISSN: 1697-5200
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deporte ha estado asociado al hombre, sobre todo
cuando se relaciona con objetivos competitivos, y el
género masculino goza en la actualidad de mayor
reconocimiento y atención que el femenino en esta
disciplina. El modelo de enseñanza utilizado en los
centros educativos responde todavía a patrones
androcéntricos; el trato sigue siendo diferenciado, las
experiencias de las chicas son más insatisfactorias,
los programas y contenidos de la educación física
escolar favorecen al varón, el lenguaje es sexista y la
representación social dominante del deporte como
actividad propia de los varones supone que las chicas
puedan tener dificultades para la igualdad, por
ejemplo en lo que respecta a su bagaje motriz.
Asimismo, los estereotipos y los roles de género
influyen sobre la percepción de uno mismo y de su
conducta a través de las expectativas de éxito y de la
valoración subjetiva que se realiza acerca de
determinadas decisiones. Por eso, es probable que las
diferencias de género en la implicación en diferentes
actividades físicodeportivas se deban, entre otros
motivos, a que las perspectivas de obtener éxito en
las chicas y en los chicos son distintas y que éstas
serán mediadoras de su elección conductual (Botelho
y otros, 2000; Macías y Moya, 2002; Vázquez-
Gómez, Fernández-García y Ferro, 2000).
Las motivaciones que llevan al colectivo de
género femenino a practicar actividades
físicodeportivas no son exactamente las mismas que
las del género masculino, ni su historia personal, ni
sus metas, ni sus experiencias, ni sus percepciones.
El problema al que nos enfrentamos es un
reflejo de la realidad de cada sociedad; así, como se
destaca en la literatura revisada, en aquellos países
en los que las diferencias entre hombres y mujeres
no son tan manifiestas en otras parcelas de la vida
cotidiana, la discriminación es menor en el contexto
físicodeportivo. En todo caso, las características de
nuestra disciplina son cultural e históricamente tan
profundas, que los cambios deseados respecto a la
práctica del género femenino han de ser tomados
como un objetivo a largo plazo.
Pese a la desigualdad todavía existente,
podemos observar a diario cambios importantes en
las clases, como que los contenidos son cada vez más
coeducativos y las interacciones entre las distintas
partes implicadas están menos contaminadas por
prejuicios y estereotipos que marcan “lo que es para
las chicas y lo que es para los chicos”.
En la línea de este discurso, Mollá (2007)
resalta la importancia de que se respeten los intereses
de las chicas para aumentar su motivación intrínseca
y su competencia motriz. Asimismo señala que el
papel de madres y padres es fundamental en la
reproducción de modelos y que aunque ellos o ellas
no sean practicantes habituales deben de poner los
medios para que sus hijos e hijas lo sean.
Por supuesto, ésta es una visión optimista de
la realidad, pero el hecho de que algunas
investigaciones, por ejemplo, muestren que las
actitudes de alumnas y alumnos hacia la disciplina
son similares (Alvariñas, 2004; Mendoza y otros,
1994; Piéron, Delfosse, Ledent, y Cloes, 1997; Torre
y otros, 1997), se puede considerar como un paso
positivo en esta dirección.
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