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CuPAUAM 34, 2008, pp. 41-75
Las espadas de tipo Huelva y los inicios de la presencia fenicia
en occidente durante el bronce final IIC-IIIA 1150-950 AC
Alfredo Mederos Martín.
Resumen
Recientes estudios de Brandherm y Burgess han puesto en evidencia que las espadas de tipo Huelva, una produc-
ción de talleres andaluces del Valle del Guadalquivir o Andalucía Centro-Oriental, no pertenecen a las espadas de
lengua de carpa europeas. Manteniendo los nuevos grupos propuestos para las espadas de tipo Huelva, planteamos
la mayor antigüedad de estas espadas, cuyos los primeros ejemplares los retrotraemos al 1150 AC, Bronce Final IIC,
siendo su producción paralela a las espadas pistiliformes tardías de tipo Saint-Nazaire y Cordeiro.
A partir del 1153 AC, justo a la muerte de Ramsés III, paralela al Hierro IB de Palestina, 1140-980 AC, se reiniciaron
de los contactos hacia el Mediterráneo Occidental. En esta nueva etapa, las ciudades de la costa filistea y fenicia
ganaron autonomía de Egipto y las ciudades chipriotas de Hatti, y buscaron abastecerse de estaño, plata y oro, cuyo
suministro fue decreciendo por la inestabilidad en Egipto.
La fase 2 de las espadas tipo Huelva, 1100-1050 AC, va a coincidir con la fundación de Gadir, ca. 1106 AC. No obs-
tante, el incremento de su distribución hacia la Europa Atlántica fue entre 1050-975 AC, Bronce Final IIIA, coinciden-
te con la primera presencia fenicia en Huelva, ca. 1015-975 AC. En esta fase 3 de las espadas de tipo Huelva, se
distribuyen en el río Loire, río Sena, Cabo de la Hague y el río Weser, alcanzando las regiones productoras de esta-
ño en Bretaña y Cornwall o del ámbar en Dinamarca.
Palabras clave: Bronce Final, espadas tipo Huelva, espadas de lengua de carpa, fenicios, comercio atlántico, Hiram,
Salomón, Sheshonq I.
Abstract
Recent studies of Brandherm and Burgess have revealed that the Huelva swords, an Andalusian workshops produc-
tion of the Guadalquivir Valley or Central-Eastern Andalusia, they do not belong to the European carp’s-tongue
swords. Maintaining the new groups proposed for the Huelva swords, we outline the greater antiquity of these swords,
whose first examples could start since 1150 BC onwards, Late Bronze Age IIC, being a parallel production to late leaf-
shaped swords of Saint-Nazaire and Cordeiro type.
From 1153 BC, just after the death of Ramesses III, the Iron Age IB of Palestine, 1140-980 BC, were restarted of the
contacts toward the Western Mediterranean. In this new stage, the Philistian and Phoenician cities of the coast earned
autonomy of Egypt and the Cypriot cities of Hatti, and they search tin, silver and gold, whose supply was decreasing
by the instability in Egypt.
The phase 2 of the Huelva swords, 1100-1050 BC, it is contemporary with the foundation of Gadir, ca. 1106 BC.
Nevertheless, the increase of their distribution toward the Atlantic Europe was between 1050-975 BC, Late Bronze
Age IIIA, coincident with the first Phoenician presence in Huelva, ca. 1015-975 BC. In this phase 3 of the swords of
type Huelva, they are distributed in the river Loire, river Sena, Cape of the Hague and the river Weser, reaching the
regions with tin in Britain and Cornwall or with amber in Denmark.
Key words: Late Bronze Age, Huelva swords, Carp’s-tongue swords, Phoenicians, Atlantic trade, Hiram, Solomon,
Shoshenq I.
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42 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
1. INTRODUCCIÓN
En la tesis doctoral de André Coffyn (1985:
388, 206 map. 37) las espadas de lengua de carpa
en la Península Ibérica eran por primera vez
individualizadas como tipo Huelva, no específi-
camente como lengua de carpa, aunque no se
profundizaba en su problemática. Poco tiempo
después, aunque hace ya 18 años, en el congreso
de Beynac sobre el Bronce Final Atlántico, C.
Burgess, un excelente conocedor de las espadas
británicas pues había realizado su sistematiza-
ción (Colquhoun y Burgess, 1988), planteó una
cuestión clave, las espadas de la Ría de Huelva y
coetáneas no eran espadas de lengua de carpa,
sino que se trataba de una variante más antigua
que las precedía en su desarrollo (Burgess, 1991:
38-39). A pensar de la rápida publicación de las
actas al año siguiente, su propuesta, por su
carácter rupturista, como es habitual, no tuvo
apenas recepción en Europa ni en la Península
Ibérica.
No debe olvidarse que el porcentaje de depósi-
tos metálicos que conocemos en la Península
Ibérica es muy bajo en comparación con otras
zonas de Europa y el acceso directo a series com-
parativas amplias es mucho menor, lo que explica
que las primeras sistematizaciones sobre el
Bronce Final ibérico hayan partido de autores
anglosajones, como Savory (1949) y MacWhite
(1951), los cuales conocen bien la problemática
en Gran Bretaña e Irlanda. Las sistematizaciones
de los artefactos metálicos por autores españoles,
tras el primer estudio de Almagro Basch (1940),
se retrasaron hasta la sistematización de las
hachas por Monteagudo (1977) y la tesis doctoral
sobre el Bronce Atlántico de Ruiz-Gálvez (1984)
y su revisión del conjunto de la ría de Huelva
(Ruiz-Gálvez, 1995a), este segundo trabajo más
desde un punto de vista interpretativo que de la
tipología interna de las piezas, si bien se dibuja-
ron de nuevo las piezas y se realizaron análisis
metalúrgicos. Otro problema añadido ha sido la
no publicación en detalle de las enormes colec-
ciones de espadas de Francia, desde donde partió
otro intento de sistematización del Bronce Final
ibérico (Coffyn, 1985), lo que ha dificultado el
estudio de las relaciones entre Gran Bretaña,
Francia y la Península Ibérica durante la prehisto-
ria, problema que la tesis de Quillec (2003 y
2007) ha empezado a resolver.
Durante el reciente proceso de sistematización
de las espadas del Bronce Final de la Península
Ibérica se ha vuelto a plantear el problema por
Brandherm (2007) y Brandherm y Burgess
(2008), proponiendo una subdivisión de las espa-
das tipo Huelva, que ahora denominan de tipo
Huelva-Saint-Philbert, H/SP, por el hallazgo de
Saint-Philbert de Grand Lieu en la Loire
Atlantique (Briard, 1965: 205 fig. 69/4), subdivi-
dido en varios subgrupos H/SP variante Cambes,
Gironda, Aquitania, con calados en la lengüeta y
guardas; H/SP variante “swollen grip”, con empu-
ñadura de lados redondeados; H/SP variante
Puertollano, Ciudad Real, realmente puñales cor-
tos entre 25 y 39 cm., que contrastan con los 76
cm. de la espada de Cambes, también con calados
en la lengüeta y guardas; H/SP variante “bar-hil-
ted”, con empuñadura recta y tres fenestras o per-
foraciones anchas en la lengüeta; y H/SP variante
“straight-sided grip”, con empuñadura de lados
rectos y guardas con calados, quedando la presen-
cia de espadas de lengua de carpa reducida a los
tipos más tardíos del grupo de Sáfara, que cree-
mos deben ser producciones indígenas del Bronce
Final IIIB/Hierro I en las regiones del Alentejo y
Extremadura española (fig. 1).
Nuestro objetivo será profundizar en las espa-
das tipo Huelva respetando los nuevos grupos
propuestos por Brandherm y Burgess. No comen-
taremos las espadas H/SP variante “swollen grip”,
con empuñadura de lados redondeados, ya que
creemos que se trata de una variante francesa, y
no presenta ningún ejemplar en la Península
Ibérica. Los ejes de nuestra propuesta serán la
mayor antigüedad de la serie de espadas de tipo
Huelva, cuyos los primeros ejemplares los retrae-
mos al 1150 AC, frente al siglo XI AC
(Brandherm, 2007: 86; Quesada, com. pers.),
1100-1000 AC, siendo su producción paralela a
las espadas pistiliformes tardías de tipo Saint-
Nazaire y Cordeiro.
2. LA PRIMERA EXPANSIÓN
COMERCIAL Y COLONIAL FENICIA
2.1. LA RUTA HACIA EL EGEO Y LA FUNDACIÓN DE
MELOS EN LAS CÍCLADES CA. 1116 AC
Desde el Bronce Final conocemos lazos espe-
ciales que conectaban Tiro con Tebas, que vienen
recogidas en la leyenda de fundación en Rodas
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(Diod., V, 58, 2) y Tebas por Cadmo, denominán-
dose al palacio la Cadmeia, y en la mención que
Tebas era una colonia tiria según Curcio Rufo (IV,
4, 2). Cadmo, qdm, el oriental, era uno de los hijos
de Agenor, rey de Tiro y Sidón (Apol., II, 1; Hrdt.,
II, 2), al igual que Cilix, que dió nombre a la
Cilicia, Fénix y Taso (Paus., V, 25, 2). Es más
dudoso que tuviese una hermana, Europa, pues
esta es considerada la hija de Fénix en la Iliada
(XIV, 321), por lo que sería su sobrina.
Por otro lado, en Tebas nació Heracles (Hom.,
Il, XIV, 323), después asociado con mlqrt, hijo de
Alcmena, reina de Tebas e hija de Electrion, rey
de Micenas, que el mármol pario (Forsdyke,
1956: 55) sitúa entre el 1307-1296 a.C., en un
momento coetáneo al Heládico Final IIIB. Casó
con la princesa Megara, hija mayor del rey
Creonte de Tebas, mientras que su hermanastro
Ificles se casó con la hermana de Megara, Pirra
(Apol., II, 4, 11).
Aunque en el catálogo de las naves se indivi-
dualizan Beocia (Hom., Il., II, 494-510) y Eubea
(Hom., Il., II, 536-545), la proximidad entre
Tebas y Eretria, en la Eubea central, hacen presu-
mible que formasen una misma unidad política en
el Heládico Final, como también defienden otros
autores (Niemeyer, 1998).
Estos lazos explican las estrechas relaciones
que se observan entre Tiro y Eubea, gran isla fren-
te a Beocia, existiendo los mejores registros de
cerámicas protogeométricas en Tiro (Bikai, 1978;
Coldstream y Bikai, 1982) y Huelva (González de
Canales et alii, 2004: láms. 19, 57-58).
Desde Tebas y Eubea, los fenicios ascendían
vía Lemnos, donde comerciaban (Hom., Il.,
XXIII, 745), hacia las minas de oro de la isla de
Tasos, en donde se menciona la fundación por
tirios encabezados por Taso, hijo de Agénor y her-
mano de Cadmo (Paus., V, 25, 2), de un santuario
fenicio dedicado a mlqrt, cinco generaciones antes
del nacimiento de Heracles (Hrdt., II, 44), inician-
do las explotación de las minas (Hrdt., VI, 47).
Una segunda ruta probablemente también par-
tía desde Rodas (Diod., V, 58, 2) por el Sur de las
Cíclades, haciendo escalas en las islas de Tera
(Hrdt., IV, 147) y Melos, según recoge en el siglo
VI, Stéphanos Byzántios en su Ethnica, para bien
dirigirse en dirección Noroeste hacia la Argolide
o continuar hacia en Oeste hasta la isla de Citera,
donde se menciona un santuario consagrado a
Afrodita Urania, “el más antiguo de todos los san-
tuarios consagrados a esta diosa”, fundado por
fenicios procedentes de Siria (Hrdt., I, 105, 3). La
mención de que la diosa estaba armada (Paus., III,
23, 1) indica la presencia de una Anat-Astarté que
creemos es la diosa representada con casco en las
monedas de varias ciudades del Sur de la
Península Ibérica.
La presencia de los fenicios en Tera se ha
situado a finales del siglo XII o la primera mitad
del siglo XI AC, pues Herodoto (IV, 147) indica
que se instalaron 8 generaciones antes que los
laconios que emigraron a la isla, a inicios del siglo
VIII a.C. (Tsirkin, 1995: 65). La fecha de la fun-
dación fenicia de Melos es más precisa, pues
Tucídides (VI, 112) señala en un discurso, pro-
nunciado el 416 AC, que hacía 700 años que la
ciudad había sido fundada, lo que nos retrotrae a
ca. 1116 AC.
2.2. LA FUNDACIÓN DE GADIR CA. 1106 AC
Las fuentes escritas señalan la fundación de
Gadir fue 80 años después de la caída de Troya,
según recoge Veleyo Patérculo (Hist. Rom., I, 2,
3) en el siglo I AC-I DC, lo que sucedió ca. 1186
AC según los cálculos de Timeo en el siglo IV-III
AC, y nos indicaría para la fundación de Gadir el
1106 AC, después de dos expediciones previas
con intentos frustrados de crear establecimientos
en Sexi (Almuñécar) y Onoba (Huelva).
El texto de Estrabón (III, 1, 5) es preciso,
“Sobre la fundación de las Gadeira, he aquí lo que
dicen recordar los gaditanos: que un oráculo
mandó a los tirios fundar un establecimiento en
las Columnas de Heracles; los enviados a hacer la
exploración llegaron hasta el estrecho que hay
junto a Calpe (…) se detuvieron en un lugar del
lado de acá del Estrecho, donde se encuentra
ahora la ciudad de los saxitanos; y como quiera
que, realizando un sacrificio allí no les resultaran
favorables las víctimas, se volvieron. Tiempo des-
pués, los enviados atravesaron el estrecho, llegan-
do hasta una isla consagrada a Heracles, sita junto
a Onoba, ciudad de Iberia y a unos mil quinientos
estadios fuera del estrecho; como creyeron que
estaban allí las Columnas, sacrificaron de nuevo a
los dioses; mas otra vez fueron adversas las vícti-
mas y regresaron a la patria. En la tercera expedi-
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ción fundaron Gadeira y alzaron el santuario en la
parte oriental de la isla y la ciudad en la parte
occidental”.
Es importante señalar que durante la posible
visita de Wenamun al puerto de Sidon, esta ciudad
tiene 50 barcos, frente a los 20 que se mencionan
en el puerto de Biblos. El viaje de Wenamun
debió realizarse, si se acepta un sustrato histórico
en el relato que habría usado como fuente un
documento oficial (Scheepers, 1992), en un
momento avanzado del reinado de Ramses XI-
Menma‘atre setepenptah (1099-1070 AC), pues
fue a partir de su año 19, 1080 AC, cuando com-
partió el poder con Smendes en Tanis y el Sumo
Sacerdote de Amón, Herithor, en Tebas, y men-
ciona que partió de Tebas en el año 5 del restable-
cimiento del poder o renacimiento, Whm Mswt,
hacia Abril de 1075 AC, como enviado de
Herithor, si bien el Sumo Sacerdote murió hacia
el año 6. En todo caso, la fundación de Gadir ape-
nas precede aproximadamente 7 años al inicio del
reinado de Ramses XI, faraón que nunca es men-
cionado en el relato. En todo caso, el viaje de
Wenamun y su información sobre la flota Sidonia
fue antes de que Smendes-Hedjkheperre setepen-
re (1070-1044 AC) funde la XXI Dinastía con
capital en Tanis, que marca el inicio del Tercer
Periodo Intermedio, pues lo visitó en Tanis, actual
San al-Hagar, en el Delta oriental. Tras el breve
mandato de Amenemnisu-Neferkare‘, durante 4
años, su sucesor Psusennes-‘Akheperre setepena-
mun I, 1040-994 AC, en un momento coetáneo al
inicio del Bronce Final IIIA, dispuso por primera
vez de un sarcófago antropomorfo realizado com-
pletamente en plata, con láminas de oro, protegi-
do por otros dos de piedra, descubierto por P.
Montet en la necrópolis de Tanis en 1940, un
metal al que antes escasamente tenían acceso los
egipcios, plata que debió llegar a través de inter-
mediarios fenicios o filisteos, y que protegía la
mascara funeraria de oro.
3. LAS ESPADAS TIPO HUELVA Y SU
DISTRIBUCIÓN COMO REFLEJO
DEL ACCESO DESDE ANDALUCÍA A
LA RED COMERCIAL ATLÁNTICA
DEL BRONCE FINAL
Las espadas tipo Huelva parecen ser una pro-
ducción de talleres andaluces, no necesariamente
de Huelva, que parece vincularse con el Valle del
Guadalquivir. Si tenemos en cuenta la fundación
de Gadir desde el 1106 AC, es posible que desde
el Bronce Final IIC2, 1100-1050 AC, marinos
fenicios se beneficiasen de las redes comerciales
atlánticas, no necesariamente navegando por el
atlántico, pero sí aportando productos y recibien-
do mercancías, que serían transportados por bar-
cos con base en Huelva, Sevilla o Cádiz.
Sin embargo, no es fácil una división interna
de las espadas tipo Huelva, para tratar de inferir
una evolución cronológica. Las propuestas que
seguiremos son las de Brandherm y Burgess
(2008), pero algunos casos concretos ejemplifican
bien los problemas de formar grupos con estas
espadas, teniéndose en cuenta que la versión final
de la primera proposición de Brandherm (2007:
IX) fue entregado en Septiembre de 2004 y el
autor ha ido modificando sus puntos de vista, que
se reflejan en la publicación más reciente
(Brandherm y Burgess, 2008) (tabla 1).
Por citar algunos ejemplos, la espada de Alcalá
del Río-La Rinconada, considerada inicialmente
de la fase 1 de las espadas tipo Huelva
(Brandherm, 2007: 60-61), presenta como ele-
mentos arcaicos dos orificios para remaches en la
guarda y tres en la lengüeta o un nervio central
muy marcado, sin embargo tiene como supuestos
elementos modernos recazos pronunciados en el
punto de unión de la empuñadura con la lengüeta.
Por otra parte, la espada del Remanso de las
Golondrinas se incluyó primero en la fase 2 de las
espadas tipo Huelva (Brandherm, 2007: 61-62) y
presenta como elementos arcaicos recazos poco
indicados y nervio central muy marcado de tradi-
ción pistiliforme, en cambio son supuestamente
modernos los dos calados en la guarda y otros dos
en la lengüeta.
Las espadas de la ría de Huelva de las fases 1
y 2 inicialmente definidas por Brandherm se
incluyen mayoritariamente dentro de las espadas
con empuñadura recta y tres fenestras en la len-
güeta, que nosotros en cambio consideramos las
más modernas.
Otro problema adicional es la distribución euro-
pea de las espadas tipo Huelva en relación con las
espadas de lengua de carpa clásicas o tipo Nantes
que suelen aparecer en depósitos metálicos. Estas
espadas aparecen normalmente fragmentadas y si
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Tabla 1. Propuestas de subdivisión de las espadas tipo Huelva según Brandherm (2007: 59-74) y
Brandherm y Burgess (2008). Indeterm.: indeterminada.
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no se conserva parte de la empuñadura resulta
imposible diferenciarlas. Este aspecto es importan-
te porque dificulta seriamente identificar importa-
ciones de espadas fabricadas en la Península
Ibérica en Francia, Gran Bretaña, Irlanda o
Alemania por su alto grado de fracturación. Un
ejemplo claro es el depósito de Roxheim en el río
Rin (Sperber, 2006), donde de los 18 fragmentos
de espadas atlánticas sólo dos conservan las empu-
ñaduras, lo que ha permitido identificar una de
ellas como tipo Huelva, variante Cambes.
3.1. ESPADAS TI PO HUELVA,FASE 1A,
VARIANTE CAMBES,CON CALADOS EN LA
LENGÜETA Y GUARDAS
Las espadas tipo Huelva, variante Cambes,
con calados en la lengüeta y guardas, las más
próximas cronológica y tipológicamente a las
pistiliformes tardías de tipo Cordeiro
(Brandherm y Burgess, 2008: 138), deben apare-
cer en Andalucía Occidental o Central a inicios
del Bronce Final IIC, ca. 1150 AC. Marcan una
ruta desde el Mediterráneo Central hacia el valle
fluvial del río Garona en Francia y la desembo-
cadura del río Rin, y probablemente hacia el río
Támesis, aunque no tengamos ningún ejemplo
seguro. Las escalas serían Cerdeña-Cádiz-
Huelva-río Garona-río Rin.
Estas espadas son relativamente excepciona-
les y proceden mayoritariamente de depósitos
fluviales. La espada de Sequestre, Siniscola
(Nuoro, Cerdeña) (Lo Schiavo, 1978: 87, fig.
27/1) proviene de una región con presencia de
cerámica micénica desde el Heládico Final
IIIA2, en Nuraghe Arribiu (Lo Schiavo, 1992:
178-179, fig. 27), que se prolongó en el Heládico
Final IIIB, de acuerdo un hallazgo quizás proce-
dente de Sos Muros (Lo Schiavo y Vagnetti,
1980) y donde aún continuaban los contactos
con el Egeo en fechas contemporáneas a esta
espada, dado la presencia de cerámica del
Heládico Final IIIC en Nuraghe Nastasi
(Ferrarese Ceruti, 1979: 243).
De la serie de la ría de Huelva sólo 3 espadas
corresponden a este tipo y de las localizadas en
Puertollano, sólo es 1 de las 9 espadas. Estas pie-
zas en Ciudad Real deben haber llegado desde
Andalucía Oriental, vía Jaén, descendiendo por
el río Jándula hasta alcanzar Marmolejo, o bien
desde Andalucía Occidental, siguiendo una ruta
terrestre hasta Montoro, en Córdoba, el último
punto donde se navegaba con barcas en el río
Guadalquivir y junto al Llanete de Los Moros.
Los hallazgos continúan en el río Guadalete
(Bornos, Cádiz) (Esteve, 1954-55: 253 y 1969:
117, fig. 4), indicando Meijide (1988: 113) un
rasgo de antigüedad, pues su hoja es ligeramen-
te pistiliforme al variar la hoja de 3.4 cm. a 3.8
cm. entre los sectores proximal y distal. Este
patrón de hallazgos fluviales continúa al norte de
Tabla 2. Elementos tipológicos propuestos para definir la evolución cronológica de las espadas tipo Huelva
según Brandherm (2007: 57, fig. 5).
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la Península Ibérica, en el río Garona (Roussot,
1972: 123-124, 122 fig. 1/3, 123 fig. 2/3) y en el
río Rin (Sperber, 2006: 200, 203 fig. 5/1). Esta
última espada rompe el límite del Garona y
sugiere que deben existir más ejemplares entre
las espadas fragmentadas de los depósitos fran-
ceses e ingleses (fig. 2-4).
3.2. PUÑALES-ESPADAS CORTAS DE TIPO
HUELVA,FASE 1B, VARIANTE
PUERTOLLANO,CON CALADOS EN LA LEN-
GÜETA Y GUARDAS
Los puñales o espadas cortas de tipo Huelva
variante Puertollano, calados en la lengüeta y
guardas, que oscilan entre ca. 30 y 39 cm., son
las contemporáneas de las espadas tipo Huelva,
variante Cambes. Su distribución es bastante
similar. Escasa presencia con sólo 2 ejemplares
en la Ría de Huelva (Brandherm, 2007: 74, nº
160-161), al igual que sólo había 3 espadas
variante Cambes. Distribución ascendiendo por
el río Guadalquivir hacia su afluente, el río Genil
en El Remanso de las Golondrinas (Estepa,
Sevilla) (López Palomo, 1999: 182 fig. 200/1) y
en su confluencia con el río Guadalquivir, en
Palma del Río (Córdoba) (Almagro Basch, 1940:
101, fig. 18/1). Alcanzado el límite de la zona
navegable del Guadalquivir, ascenso por la ruta
terrestre desde Montoro hasta Puertollano, de
donde proceden 9 ejemplares (Fernández
Rodríguez y Rodríguez de la Esperanza, 2002:
117-122, 118 fig. 3/1-4, 120 fig. 4/1-3, 5-6), una
vez atravesada Sierra Morena. Su distribución
sigue sugiriendo una fabricación en Andalucía
Occidental o Centro-Oriental (fig. 5-6).
Estas piezas parecen menos demandadas en
Europa, al menos por los datos que actualmente
disponemos, sólo alcanzando Aquitania una
pieza, precisamente la más grande del grupo
pues sus dimensiones rondan los 43 cm., cerca
de la desembocadura del río Dordoña en el
Garona en Port-Sainte-Foy (Chevillot, 1991:
156, lám. 8/6), en Gironda, como la espada de
Cambes, sin alcanzar los ríos Loire o Sena. En
cambio parecen tener más aceptación en el inte-
rior peninsular, como parecen ejemplificar los
casos de Puertollano y el puñal de Frechilla
(Palencia) (Alcalde, 1982: 83-85, 89-90 fig. 1-
2), en una zona donde predominaban las pistili-
formes tardías como una del río Esla en León y
otra de Villaverde de la Chiquita, también en
Palencia. El puñal del Remanso de las
Golondrinas tiene tendencia pistiliforme en la
hoja (fig. 7).
Tabla 3. Espadas tipo Huelva, de la fase 1A, variante Cambes, con calados en la lengüeta y guardas.
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3.3. ESPADAS TIPO HUELVA,FASE 2,
VARIANTE “STRAIGHT-SIDED GRIP”OHÍO,
CON EMPUÑADURA DE LADOS RECTOS Y
GUARDAS CON CALADOS
Las espadas tipo Huelva con empuñadura de
lados rectos y guardas con calados, que también
denominamos tipo Hío por ser el depósito más
representativo con espadas del Bronce Final IIC
(Mederos, 1997: 77-78 tabla 3), 1150-1050 AC,
tienen una distribución que conecta claramente
el Mediterráneo con el Atlántico, en concreto la
región de las Rías Baixas en Pontevedra y quizás
también las Beiras, regiones productoras de esta-
ño y oro. La explotación del estaño está docu-
mentada en los análisis publicados de dos criso-
les realizados por Merideth (1998: 155-157,
tabla 17) de las excavaciones de Vilaça (1998:
353-354) en Castelejo (Sabugal, Beira Baixa),
donde queda claro que se utilizaban para fundir
casiterita y obtener estaño, pues en los análisis
se localizó casiterita casi pura en porcentajes del
70.4, 73.3 y 80.2 % (fig. 8).
Las dos espadas de Sigüenza-Calatayud
(Carriazo, 1947: 806; Almagro Gorbea, 1998:
245) se vinculan al corredor de los ríos Jalón y
Henares que conectan el Valle del Ebro con la
Meseta Sur. La espada del Cerro de la Miel en
Granada es una pieza excepcional por ser la
única que procede de un contexto de habitación
(Carrasco et alii, 1985: 307, fig. 23), lo que creó
algunas susceptibilidades por su procedencia
(Ruiz-Gálvez, 1995b: 81) y antigüedad
(Brandherm, 2007: 85), pero ya correctamente
señalaba Meijide (1988: 124) su relación con las
de Sigüenza y la de La Rinconada. La espada
desaparecida de Marmolejo, en el límite de Jaén
con Córdoba, hallada en 1903, se encontró en
una grieta, pero parece que también había otra,
Tabla 4. Puñal-espada corta, tipo Huelva, de la fase 1B, variante Puertollano, con calados
en la lengüeta y guardas.
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CuPAUAM 34, 2008 Las espadas de tipo Huelva y los inicios... 49
más pequeña pues Carriazo (1947: 807) la consi-
dera un “puñal”. Las dos espadas de Alcalá del
Río-La Rinconada (Ruiz-Gálvez, 1984: 124-
125, 569) se asocian con el río Guadalquivir y en
particular con uno de los puntos que servían de
límite a la navegación con barcos grandes en el
río (Str., III, 2, 3). La espada de Matalascañas
fue arrastrada por un pesquero en sus redes entre
Matalascañas y Mazagón (Meijide, 1988: 113,
lám. 15/2), en el límite con Sevilla y el Coto de
Doñana, lo que dificulta valorar su contexto,
pero debe estar en relación con una ruta maríti-
ma atlántica. La serie más amplia procede de la
ría de Huelva, que incluye 16 espadas
(Brandherm, 2007: 62, 66-69, nº 59-61, 91-92,
94-101, 104-105, 114) (fig. 9).
La presencia de hallazgos dobles en
Sigüenza-Calatayud, Marmolejo y Alcalá del
Río-La Rinconada, ya ha sido destacada por
Brandherm (2007b: 294 fig. 28) para el conjun-
to de hallazgos europeos durante su periodo V o
Hallstatt B2-B3, Blackmoor-Ewart Park, que en
su fase inicial Hallstatt B2-Blackmoor sería con-
temporánea al Bronce Final IIIA Huelva, donde
este tipo de hallazgos con 2 espadas son los más
frecuentes, con el 59.57 %, mientras tienen
menor representación los de 3 espadas, 29.79 %,
4 espadas 8.51 % o incluso 6 espadas con sólo
un 2.13 %.
Desde Huelva, su distribución salta hasta
Pontevedra, vinculada a una ruta atlántica, pues
el depósito de Hío apareció en una grieta del
acantilado en el extremo Noroeste de la ría de
Vigo y de la península de Morrazo, dominando
las islas Cíes y las islas Ons. Este depósito pre-
senta además de una espada, 6 hachas de talón y
una anilla, 2 hachas de cubo sin asas, 3 lanzas, 3
ganchos de carne y un caldero (Obermaier, 1923:
28-30, fig. 1).
La espada de Hío, que presenta puño recto,
calados individualizados, un elemento moderno,
y en cambio, ausencia de recazos, el rasgo más
arcaico, pues ya están presentes en las espadas
pistiliformes tardías tipo Saint Nazaire, es una
de las que ha recibido atribuciones más dispares,
oscilando los autores entre considerarla pistili-
forme clásica tipo Nantes (Monteagudo, 1983:
375-376), pistiliforme tardía o evolucionada
(Delibes y Mañanes, 1979: 161 n. 11; Fernández
Castro, 1988: 51, 108-109, 330, 643, 106 fig. 90;
Armada y López Palomo, 2003: 175; Mederos,
2008: 70), pistiliforme tipo Saint Nazaire
(Monteagudo, 1974: 136), tipo Huelva (Coffyn,
1985: 388 nº 85; Quillec, 2007), dentro de su
fase 2 (Brandherm, 2007: 61 nº 55 lám 10/55),
carpa inicial o fase 1A-Huelva (Meijide, 1988:
31-32 n. 13, 112 nº 33, lám. 13/1), carpa tipo
Huelva (Harrison, 1974-75: 231 fig. 5; Ruiz
Gálvez, 1979: 137-140 fig. 2/1 y 1984: 115-116
nº 165), carpa tardía o evolucionada (Savory,
1949: 152) o un puñal tipo carpa (Almagro
Basch, 1940: 101 fig. 18/5), pues la pieza está
fragmentada y dificulta su valoración. En los
últimos años se ha precisado mejor su posición
desde que Burgess (1991: 36) indicó que no se
trataba de una espada de lengua de carpa, hasta
las recientes propuestas de subdividir las espa-
das tipo Huelva (Brandherm, 2007: 56-88;
Brandherm y Burgess, 2008). Si se acepta nues-
tra propuesta de situarlas en una fase avanzada
del Bronce Final IIC2, 1100-1050 AC, nos
encontraríamos que estas espadas estarían pro-
duciéndose paralelamente a las pistiliformes tar-
días, que incluyen a las tipo Cordeiro atlánticas
y a las primeras tipo Saint Nazaire (fig. 10).
Es posible que a las espadas tipo Hío se vin-
culen otras dos fragmentadas aparecidas en la
Isla de Touzas, Santa María de Oleiros
(Salvatierra de Miño, Pontevedra) (Meijide y
Acuña, 1985: 175-176, fig. 2-3), difíciles de
adscribir a un tipo determinado, y quizás tam-
bién las dos procedentes del Castro de Santa
Luzia en la Beira Alta (Kalb, 1980: 30 nº 44, fig.
9/44/2-3).
Más difícil es valorar la espada aparecida en
el lago Auvenier (Schauer, 1971: 187 nº 554) en
Suiza, pero lo más lógico sería una conexión
mediterránea ascendiendo por el río Ródano, con
influencias llegadas desde el valle del Ebro.
La antigüedad de las espadas tipo Hío ya
venía señalada por la espada del Cerro de la Miel
UGRA-143 3030±110 B.P. (Carrasco et alii,
1985: 294, 305), 1516 (1265) 926 AC, la cual
resulta demasiado alta pues la fecha indica un
momento del Bronce Final IIA. Sin embargo, al
proceder de un poste de cabaña, es posible que la
madera esté datando un momento más reciente,
que se ha situado hacia el 1050-950 AC
(Carrasco et alii, 1987: 88, 113; Torres, 2008:
69), aunque creemos posible que pueda adscri-
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50 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
birse a una fecha del Bronce Final IIC2, 1100-
1050 AC. Este tipo de espadas debió comenzar a
fabricarse en Andalucía, y teniendo en cuenta la
temprana presencia de espadas con hoja pistili-
forme del Bronce Final IIB en el Sureste, como
la espada Ballintober evolucionada de Herrerías
(Cuevas del Almanzora, Almería), no cabe des-
cartar que fuesen desarrolladas en el Alto
Guadalquivir, o incluso la vega de Granada, y
explicaría este sesgo mediterráneo en su distri-
bución. En todo caso, se estaría produciendo una
simultaneidad en la producción de espadas tipo
Huelva y de las pistiliformes tardías como ya en
su momento apuntaron Carrasco et alii (1987:
109, 113), para el 1050-950 AC, durante el
Bronce Final IIIA, o más recientemente
Brandherm (2007: 87), aunque aquí sugerimos el
1100-1050 AC (fig. 11).
3.4. ESPADAS TIPO HUELVA,FASE 3,
VARIANTE “BAR-HILTED”, CON EMPUÑADU-
RA RECTA Y TRES FENESTRAS EN LA LEN-
GÜETA,Y LOS FENICIOS EN HUELVA
Durante el Bronce Final IIIA, 1050-950 AC,
debió comenzar a fabricarse en Andalucía
Occidental, no necesariamente en Huelva porque
el barco podría haber descendido desde el Bajo
Guadalquivir, las espadas tipo Huelva con
empuñadura recta y tres fenestras o perforacio-
nes anchas en la lengüeta. De la ría de Huelva
Tabla 5. Espadas tipo Huelva, de la fase 2, variante “straight-sided grip”, con empuñadura de
lados rectos y guardas con calados.
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CuPAUAM 34, 2008 Las espadas de tipo Huelva y los inicios... 51
proceden 23, esto es, el grupo mayoritario del
pecio. Su distribución debió aprovechar el río
Guadalquivir para dirigirse primero hacia Alcalá
del Río-La Rinconada (Ruiz-Gálvez, 1984: 124-
125, 569), uno de los puntos que servían de lími-
te a la navegación con barcos grandes en el río
(Str., III, 2, 3) y uno de sus afluentes accediendo
por el río, el río Genil en Estepa (Sevilla) (fig.
12-14).
Este tipo de espadas indican una clara direc-
cionalidad desde Andalucía hacia el Noroeste de
Francia, aprovechando las rutas de penetración
fluvial, el río Loire, caso de Nantes (Loire-
Atlantique) (Briard, 1965: 190, fig. 64/3), Saint
Philbert-de-Grand-Lieu (Loire-Atlantique)
(Briard, 1965: 205, fig. 69/4) o Marcilly-sur-
Vienne (Indre-et-Loire) (Cordier, 1976: 550 fig.
4/12), y el río Sena, Corbeil-Essones (Yvelines)
(Mohen, 1977: 252 nº 91/47 fig. 595),
Villeneuve-Saint-Georges (Val-de-Marne)
(Mohen, 1977: 254 nº 91/59, fig. 597) y la
región de París (Mohen, 1977: 246 nº 75/22, fig.
594). Otro hallazgo se sitúa en el Cabo de la
Hague (Manche) (Briard et alii, 1977: 48 nº 93),
claramente orientado hacia Inglaterra, el valle de
Wessex y la región estannífera de Cornwall. Este
punto es el más próximo a Inglaterra, pues está
situado a sólo 97 km. alcanzándose Hamworthy
o Hegistbury Head, mientras que desde Bretaña
la distancia mínima es 180 km.
Si la espada de Saint Philbert puede tratarse
de una exportación desde la Península Ibérica,
sería más claro denominarlas sólo espadas tipo
Huelva, más aún cuando existe una variante las
espadas Huelva, con empuñadura de lados
redondeados o “swollen grip”, que parece ser
específicamente atlántica como queda clara en la
distribución que ofrecen Brandherm y Burgess
(2008: 154). Esta denominación tipo Huelva ya
la usan regularmente Burgess y O’Connor
(2008: 51-54) en su trabajo.
La pieza de Katlenburg en el río Ruhme, a
pesar de su carácter aislado, es muy interesante
porque bien indica una penetración desde la boca
del río Rin, a través de uno de sus afluentes, o por
el contrario ha seguido una ruta más directa desde
el río Weser, lo que implicaría que esta ruta esta-
ría alcanzando las fuentes del ámbar en
Dinamarca, quizás a través de intermediarios de
la Bretaña o el Valle del río Támesis (fig. 15).
Es interesante que una cuenta de ámbar de
Quinta do Marcelo en Almada, Portugal
(Cardoso, 2004: 201), parece indicar la primera
mitad del siglo X AC, durante el Bronce Final
IIIA, a partir de dos dataciones (Senna Martínez,
2002: 114 tabla 2), ICEN-920 2830±50 BP cal.
1187 (997-979) 836 AC e ICEN-922 2790±60
BP cal. 1126 (966-921) 815 AC.
Las primeras importaciones fenicias en
Huelva están documentadas en los materiales
más antiguos procedentes de Méndez Núñez-
Plaza de las Monjas (González de Canales,
Serrano y Llompart, 2004), lo que implica que
los fenicios pudieron aprovechar las rutas
comerciales que controlaban los marinos onu-
benses y gaditanos para navegar por el Atlántico
hacia el Norte de la Península Ibérica, Noroeste
de Francia y Reino Unido, en la ruta del estaño
y el ámbar, pues entre los hallazgos se ha locali-
zado láminas de estaño (González de Canales et
alii, 2004: 150-151, lám. 64/20) y cuentas de
ámbar (González de Canales et alii, 2004: 141,
lám. 62/18).
La primera fase de estos contactos, ca. 1015-
975, 1000 AC en cifras redondas, coetánea con
Tiro 14, ca. 1015-975 AC, con cuencos hondos
del tipo 6 y cráteras (Mederos, 2005: 333-335,
tabla 16 y 2006: 172, 176 tabla 9), estaría pre-
sente en las sepulturas 44, 49 y 58 de
Palepaphos-Skales (Karageorghis, 1983), que
cuenta con ánforas del tipo 9 de Tiro y los con-
textos pueden incluirse en la fase final del
Chipro-Geométrico IA, ca. 1050-1000 AC, coe-
táneo con el Bronce Final IIIA1, como esta
variante de espadas tipo Huelva.
Por otra parte, si se aceptan las dataciones
paleográficas que han realizado autores como F.
Cross de piezas como la inscripción del cuenco
de bronce de la Sepultura J de Tekke, actual
Ambelokipi, en Creta, a 1 km. al NW. de Cnoso,
ca. 1025-1000 AC (Cross, 1980: 15, 17 y 1986:
118, 125) y de la estela fragmentada de Nora en
Cerdeña, ca. 1100/1025-1000 AC, por tener la
escritura en boustrophedon, la primera línea de
derecha a izquierda y la segunda de izquierda a
derecha, una práctica que después abandonaron
los escribas fenicios (Cross, 1974: 490, 492,
1986: 123 y 1987: 65-66, 68-71), nos encontra-
ríamos con dos nuevas escalas intermedias en la
ruta hacia Occidente.
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52 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
4. CONCLUSIONES
Hacia 1150 AC se advierte un cambio en la
fachada atlántica europea con el inicio de las
fases Wilburton en Inglaterra o Hío-Baioes en la
Península Ibérica, que refleja indirectamente
algunas transformaciones que se han sucedido
en el sistema de grandes estados en el
Mediterráneo Oriental después de la crisis del
año octavo de Ramsés III, ca. 1176 AC, cuando
se produjo el ataque de los Pueblos del Mar y la
destrucción poco antes de Ugarit, quizás ca.
1177 AC, el año siete de Ramsés III, pues se
menciona en Medinet Habu que ya Hatti y
Kargamish han sido destruidos.
Creemos que fue a partir del 1153 AC, justo a
la muerte de Ramsés III, el momento del inicio
Tabla 6. Espadas tipo Huelva, de la fase 3, variante “bar-hilted”, con empuñadura recta y tres fenestras o perfo-
raciones anchas en la lengüeta.
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de los contactos con cierta intensidad hacia el
Mediterráneo Occidental, cuando las ciudades
de la costa filistea y libanesa ganaron autonomía
de Egipto, a la vez que se intensificaba la acción
de los mercaderes de las ciudades chipriotas.
Esta etapa será coetánea con el Hierro IB de
Palestina, 1140-980 AC (Bruins, van der Plicht y
Mazar, 2003: tabla S2).
La desaparición de Ugarit como gran puerto
de la costa siria y del reino de Hatti, que había
ejercito su dominación sobre Chipre-AlaSiya
para controlar el aprovisionamiento de cobre de
la isla, durante los reinos de Tudhaliya IV, ca.
1227-1209 a.C. y Suppiluliuma II (Güterbock,
1967), “Mi padre murió (…) y yo, Suppiluliuma,
Gran Rey, alcancé el mar. Las naves de AlaSiya
vinieron a mi encuentro en el mar por tres veces
en batalla y las derroté, me apoderé de las naves
y las incendié en el mar. Pero cuando llegué a
tierra firme, los enemigos de AlaSiya vinieron en
multitud contra mí en batalla. Yo luché contra
ellos” (KBo XII, 38 II 22-IV; CTH 121; Bernabé
y Álvarez-Pedrosa, 2004: 286 texto 87, col. 3),
entre ca. 1207 a.C. hasta ca. 1177 a.C., supusie-
ron el fin de la hegemonía hitita en la isla y otor-
gó también una gran autonomía a las ciudades
chipriotas que comenzaron a navegar con regu-
laridad hacia Occidente para abastecerse de esta-
ño y buscar metales preciosos como el oro cuyo
suministro fue decreciendo por la inestabilidad
en Egipto.
La ciudad chipriota más poderosa era el reino
de Pafos en el Suroeste de la isla. Allí se encon-
traba el rico templo de Afrodita-Astarté, donde
se practicaba la prostitución sagrada y era una
escala habitual de los marinos, “Afrodita, partió
para Pafo de Chipre, donde tiene su templo y su
altar, siempre lleno de ofrendas” (Hom., Od.,
VIII, 362-363). Del poderío naval chipriota
queda constancia que el rey Cíniras Kinyras pro-
metió 50 naves para el ataque contra Troya, pero
finalmente sólo les envió una al mando del hijo
de Migdalion (Apol., Epit., III, 9). Esto la sitúa
al mismo nivel que Tebas de Tersandro, Ática de
Menesteo, o Argos Pelásgico de Aquiles, y por
debajo de las 60 de Atreo de Lacedemonia, las
80 de Tideo de Argos e Idomeneo de Creta, las
90 de Nestor de Mesenia o las 100 de Agamenon
de Micenas (Hom., Il., II). Esta etapa del
Chipriota Final IIIB (Iacovou, 1989: 54), ca.
1150-1050 AC, sólo tuvo otro gran núcleo de
habitación en la ciudad de Kition en el Sureste
de la isla.
La ruta fenicia hacia Occidente empezó a con-
tar con sus primeras escalas en las islas de Tera
(Hrdt., IV, 147) y Melos (Tuc., VI, 112) en las
Cícladas, la segunda fundada hacia ca. 1116 a.C.
Debió disponer de otras escalas en Creta, Sicilia y
Cerdeña, hasta alcanzar la Península Ibérica.
Alrededor del 1106 AC se fundó Gadir, des-
pués de dos expediciones previas con intentos
frustrados de crear establecimientos en Sexi
(Almuñécar) y Onoba (Huelva), 80 años después
de la caída de Troya, según recoge Veleyo
Patérculo (Hist. Rom., I, 2, 3).
Estos contactos adquirieron mayor importan-
cia con la hegemonía filistea en Palestina desde
ca. 1050 AC y abarca todo el Bronce Final IIIA,
1050-950 AC. Los datos que disponemos de los
filisteos son indirectos, procedentes de la Biblia,
reflejados desde el punto de vista de los israeli-
tas, pero queda clara su hegemonía en Palestina
y la ausencia de intervención egipcia en este
territorio durante este periodo. No obstante, debe
tenerse en cuenta que hay un creciente número
de investigadores, entre los que destacan
Finkelstein y Silberman (2001/2003), que consi-
deran sin fundamento histórico muchos datos
que proporciona la Biblia por haber sido redac-
tados en fechas posteriores.
Los filisteos, organizados en cinco ciudades-
estado, Ashdod, Ascalón, Gaza, Gath y Ecrón (1
Sam. 6, 17), los “cinco tiranos [reyes –seren-] de
los filisteos son el de Gaza, el de Asdod, el de
Ascalón, el de Gat y el de Ecrón” (Jos., XIII, 3),
comenzaron su expansión hacia Israel vencién-
doles en la batalla de Aphek, donde les causaron
4.000 muertos (1 Sam. 4, 2). Los israelitas, man-
dados por los dos hijos del profeta Elí, que esta-
ba ciego por su avanzada edad, 98 años (1 Sam.
4, 15), sufrieron una grave derrota al ser sor-
prendidos en su campamento en Ebenezer (Izbet
Sartah), cerca de Aphek, donde murieron 30.000
hombres infantes (1 Sam. 4, 10), cifra claramen-
te excesiva pero que evidencia una severa derro-
ta, en la cual murieron los dos hijos de Elí, Jofní
[Hophni] y Pinjás [Phinehas] (1 Sam. 4, 11),
mientras que Elí, al recibir la noticia en Shiloh,
falleció en un accidente (1 Sam. 4, 18). Los filis-
CuPAUAM 34, 2008 Las espadas de tipo Huelva y los inicios... 53
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54 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
teos retuvieron el Arca de la Alianza (1 Sam. 4,
11 y 17-18), que contenía las dos tablas de pie-
dra de Moisés (1 Reyes 8, 9) y estaba elaborada
en madera de acacia dorada con pan de oro, y fue
trasladada sucesivamente a tres ciudades de la
pentápolis filistea, primero al templo de dios
Dagón en Ashdod (1 Sam. 5, 1-2), después a
Gath (1 Sam. 5, 8-9), luego a Ecrón (1 Sam. 5,
10), hasta que a los 7 meses se devolvió (1 Sam.
6, 1 y 13). No obstante, los filisteos se extendie-
ron hacia Judea central.
Unos 20 años después, los israelitas, bajo el
mando de Samuel, hijo de[l dios]El, tuvieron
una victoria parcial en la batalla de Mizpah (1
Sam. 7, 10-11), en la frontera de Israel y Judá,
que redujeron los ataques filisteos al territorio de
Israel (1 Sam. 7, 13), pero evidentemente no se
produjo una conquista israelita de las cinco ciu-
dades filisteas como sugiere la Biblia (1 Sam. 7,
14). La hegemonía política filistea continuó por-
que cuando Saúl recibió el mando de Samuel, su
principal objetivo era liberar a los israelitas de
los filisteos (1 Sam. 9, 16).
Saúl y su hijo Jonatán atacaron con 3.000
hombres un fortín filisteo en el territorio de
Israel en Geba (1 Sam. 13, 2-3), por lo que
“supieron los filisteos que los hebreos se habían
rebelado”, lo que provocó una expedición en
represalia por parte de un gran ejército filisteo,
de 3.000 carros, 6.000 jinetes e infantería (1
Sam. 13, 5), cifras difícilmente creíbles, pero
que sugieren que Filistia disponía de una fuerza
militar importante. Incluso Salomón sólo dispu-
so según la Biblia de 1.400 carros y 12.000 caba-
llos (1 Reyes-Kgs. 10, 26). Este ejército penetró
en Israel para sofocar la rebelión, pero la Biblia
habla de una derrota filistea (1 Sam. 14, 31) al
ser atacados en Micmash (1 Sam. 14, 13-23),
donde el ejército acampó (1 Sam. 13, 16), apro-
vechando que la mayor parte del ejército había
abandonado el campamento en tres columnas (1
Sam. 13, 17-18), después de enfrentarse con
unos 700 israelitas (1 Sam. 13, 15; 1 Sam. 14, 2)
y sublevarse los soldados hebreos que luchaban
en el ejército filisteo (1 Sam. 14, 21).
La presión filistea alcanzó su punto culmi-
nante en la batalla de Monte Gilboa (1 Sam. 31,
1), ca. 992 AC, donde tres hijos de Saúl murie-
ron, Jonatán, Abinadab y Malki-Shua (1 Sam.
31, 2), mientras que Saúl, herido por una flecha,
optó por suicidarse, antes de caer prisionero (1
Sam. 31, 3-5). Los cuatro cuerpos localizados al
día siguiente en el campo de batalla (1 Sam. 31,
8; 1 Cr. 10, 8) fueron trasladados a Beth-Shan y
sus cuerpos, incluido Saúl decapitado, expuestos
colgados en la muralla (1 Sam. 31, 9-10; 2 Sam.
21, 12), mientras que las armas de Saúl fueron
depositadas en ofrenda por la victoria en el tem-
plo de la diosa guerrera Astarté [Ashtaroth] (1
Sam. 31, 10), divinidad cuyo culto los israelitas
habían abandonado a petición del profeta
Samuel (1 Sam. 7, 3-4) y que después Salomón
volvió a recuperar (1 Reyes-Kgs. 11, 5), pese a
ser considerada la “diosa de los sidonios”.
Tabla 7. Cronología de los reyes de Tiro e Israel. Fuentes: Albright (1955: 6-7); Peñuela (1954: 32); Lipinski
(1970: 63-64, 1979: 70-71 y 2006: 174); Cross (1972 y 2003: 252); Katzenstein (1973: 349 y 1992: 686-687),
Miller (1967: 288); Peckham (1992b: 356); Galil (1996: 147); Liverani (2003/2004: 96 tabla 2, 127 tabla 3).
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David, primero luchó a las órdenes de Saúl, par-
ticipando en la victoria israelita en el valle de Elah
(1 Sam. 17, 2 y 51-53), pero una vez fue uno de sus
principales capitanes, rivalizó con Saúl, aunque
estaba casado con la hija más joven del rey, Michal
(1 Sam. 14, 49), que obtuvo después que matar con
sus tropas a 200 filisteos, el doble que el precio de
la novia que le pidió Saúl (1 Sam. 18, 25-27).
Después pasó a servir al seren o gobernante filisteo
de la ciudad de Gath, Akish [Achish] (1 Sam. 21,
11; 1 Sam. 27, 2-3), hijo de Maaká (1 Reyes 1, 39),
que le otorgó el territorio de la población de Ziklag
(1 Sam. 27, 6-7).
A la muerte de Saúl, David regresó y recibió el
apoyo de la tribu de Judá (2 Sam. 2, 4), mientras
que las tribus del norte y el ejército apoyaron a otro
hijo de Saúl, Ishba‘al (2 Sam. 2, 8-9), situación que
sólo finalizó dos años después (2 Sam. 2, 10-11),
ca. 990 AC, con el asesinato del hijo de Saúl por
dos de sus hombres (2 Sam. 4, 6-7), entregándole
su cabeza a David (2 Sam. 4, 8), lo que le permitió
recibir 7 años y 6 meses después (2 Sam. 2, 11; 2
Sam. 5, 5), ca. 985, al fin el apoyo de las tribus sep-
tentrionales de Israel (2 Sam. 5, 1-3).
Una vez David consiguió unificar a los israeli-
tas,
fueron atacados por los filisteos en Baal
Perazim, ca. 985-980 AC, pero consiguió derrotar-
los (2 Sam. 5, 20 y 25), perdiendo los filisteos posi-
ciones en algunas ciudades del río Jordán que
habían
ocupado desde la victoria en batalla de
Monte Gilboa (1 Sam. 31, 7), pero David no llegó
a atacar a cuatro de las principales ciudades filisteas.
La Biblia habla de que tomó la ciudad de Gath-
Tell es-Safi (2 Sam. 8, 1), pero no especifica deta-
lles de esta conquista que hubiera tenido una gran
repercusión y sólo se menciona que los batió desde
Gabaón hasta la entrada de Gezer (2 Sam. 5, 25),
que son posiciones en la frontera entre Israel, como
la ciudad de Gezer, y Filistia, caso de la ciudad de
Gath. Este episodio debe estar vinculado con la
muerte de cuatro descendientes de Rafá [Rapha] de
Gath, Dodó [Ishbi-Benob], Saf [Saph], otro cuyo
nombre no se menciona y el más famoso, Goliat,
que fue muerto por el soldado Eljanán [Elhanan] (2
Sam. 21, 15-22). Otros combates contra los filisteos
son narrados al mencionar a los Tres de David,
Eleazar que luchó en Pas-Dammim (2 Sam. 23, 9-
10), Sammá en un campamento filisteo instalado
en Lejí (2 Sam. 23, 11-12) y otros combates en un
campamento filisteo situado en el valle de los
Refaím (2 Sam. 23, 13; 2 Sam. 5, 18).
Sin embargo, uno de los hijos de David,
Absalom, el tercer hijo de David con su cuarta
mujer, Maachah, se enfrentó a David porque su
hermanastro Amnón, el primogénito de David, hijo
de Ahinoam, había violado a Tamar, su hermanas-
tra y la hermana de Absalón (2 Sam. 13, 1-15), por
lo que mandó asesinarlo (2 Sam. 13, 28-29) y
buscó refugio durante 3 años en la casa de su abue-
lo materno, Talmay, rey de Geshur (2 Sam. 13, 37-
38). Perdonado por David (2 Sam. 14, 21-24), des-
pués de 4 años se sublevó en la antigua capital de
Hebrón, con el apoyo de parte de los antiguos
rebeldes, al que proclamaron rey (2 Sam. 15, 7-12;
2 Sam. 16, 15-16), mientras que David tuvo que
huir y cruzar el río Jordán (2 Sam. 15, 14; 2 Sam.
17, 22), pero finalmente fueron derrotados en la
batalla del Bosque de Efrain, Gilead, donde murió
Absalón (2 Sam. 18, 6-9).
Todo este periodo de divisiones internas entre
los israelitas, lucha entre las dos capitales Hebrón
y Jerusalén, y afianzamiento de David, ca. 990-980
AC, facilitó la continuidad de la posición hegemó-
nica de los filisteos.
En una etapa bastante avanzada del reino de
David, dentro de sus 40 años y 7 meses de reinado
(2 Sam. 5, 5; 1 Reyes-Kgs. 2, 11), se entablaron
relaciones con el reino de Tiro, probablemente
aprovechando el ascenso al trono de Hîrãm I ca.
959 AC, y la intención de David de construir un
gran palacio, el Mil-ló, así “Hiram, rey de Tiro,
envió a David mensajeros con maderas de cedro,
carpinteros y canteros que construyeron la casa de
David” (2 Sam. 5, 11).
David antes de morir eligió como sucesor a
Salomón, ca. 952 AC, hijo de su octava esposa,
Betsabé [Bathsheba] (2 Sam. 12, 24; 1 Reyes-Kgs.
1, 28-40), por delante de todos sus hijos nacidos en
Hebrón (2 Sam. 3, 2-5), su primera capital en Judá,
como Amnón, el primogénito, hijo de Ahinoam, su
segunda mujer; Daniel o Kilab [Chileab], hijo de
Abigail, la tercera; Absalom, hijo de Maaká
[Maachah], la cuarta; Adonías [Adonijah], hijo de
Haggith, la quinta; Sefatías [Shephatiah], hijo de
Abital, la sexta; Yitream [Itheream], hijo de Eglah,
la séptima; y además era el último de los cuatro
hijos de Betsabé, todos nacidos en Jerusalén (2
Sam. 5, 13-14), en una etapa avanzada de su reina-
do, Shammúa [Shimea], Shobab y Nathan. Cuando
Salomón accedió al poder, el hermanastro mayor
vivo era Adonías [Adonijah], al cual mandó asesi-
nar (1 Reyes-Kgs. 2, 24-25), pues ya había intenta-
do usurpar el trono de David cuando el rey era muy
CuPAUAM 34, 2008 Las espadas de tipo Huelva y los inicios... 55
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56 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
anciano por considerarse el heredero (1 Reyes-
Kgs. 1, 18-19). Salomón reinó durante 40 años (1
Reyes-Kgs. 11, 42), ca. 952-912 AC.
Todavía tres años después que Salomón acce-
dió al trono, ca. 949 AC, aún Akish [Achish] era el
seren o gobernante filisteo de la ciudad de Gath (1
Reyes-Kgs. 1, 39-40), ciudad estado que se había
mantenido independiente durante el reinado de
David. Salomón tampoco aspiró a controlar
Filistia, aunque en la Biblia se habla ambiguamen-
te que “Salomon dominaba todos los reinos, desde
el Río hasta el país de los filisteos y hasta la fron-
tera de Egipto” (1 Reyes-Kgs. 5, 1), pero más
como límite fronterizo que como territorio propio.
Hîrãm I de Tiro reanudó las buenas relaciones
que se habían iniciado en la fase final del reino de
David, pues “Hiram fue siempre amigo de David”
(1 Reyes-Kgs. 5, 15), pactando Hiram y Salomón
“una alianza entreambos” (1 Reyes-Kgs. 5, 26) y
considerándose “hermanos” (1 Reyes-Kgs. 9, 13),
reinando los dos simultáneamente 26 años, entre
952-926 AC.
David procedió a construir un templo o “casa de
Yahvéh” para el arca de la alianza el segundo mes
del año 4 de su reinado (1 Reyes-Kgs. 6, 1; 1 Reyes
6, 37) y el año 11 del reinado de Hiram (Josephus,
Ant. Iud., VIII, 3, 1), que se estuvo construyendo
hasta el octavo mes del año 11 de Salomon (1
Reyes-Kgs. 6, 38), durante 7 años, ca. 948-941 AC,
para lo cual firmó un acuerdo con Hîrãm que le
proporcionó madera suficiente a cambio de la
entrega cada año de 20 mil cargas de trigo y 20 mil
medidas de oliva molida (1 Reyes-Kgs. 5, 25).
Una segunda obra importante fue la erección de
un palacio, “su propia casa, el Mil-ló” (1 Reyes-
Kgs. 9, 16), que se estuvo construyendo durante 13
años (1 Reyes-Kgs. 7, 1), empezada en el año 7 de
su reinado, ca. 945 AC, y concluido en el año 20 (1
Reyes-Kgs. 9, 10), ca. 932 AC, incluyendo un sec-
tor para su esposa, la hija del faraón (1 Reyes-Kgs.
7, 8). Su matrimonio con la hija del faraón parece
haber sido uno de los principales estímulos para la
construcción del gran palacio, pues “Cuando la hija
del faraón subió de la ciudad de David a la casa que
había hecho para ella, entonces edificó el Mil-ló”
(1 Reyes-Kgs. 9, 24).
Hîrãm proporcionó también grandes cantidades
de oro (1 Reyes-Kgs. 9, 10) para el pan de oro dedi-
cado al dorado del templo y el palacio, por lo que
al final tuvo que cederle 20 ciudades de la “tierra
de Kabul”, compensándole Hîrãm con 120 talentos
de oro (1 Reyes-Kgs. 9, 11-14).
El fin de la hegemonía filistea en Palestina está
vinculada a las campañas de un faraón egipcio
quien envió una expedición militar que arrasó
varias ciudades filisteas destruyendo Tel Mor
(nivel III), quizás Beth-Shemesh (nivel IIb) y
Gezer, y volvió a situar a Filistia de nuevo bajo la
órbita política egipcia (Malamat, 1963: 12-13, 17),
después de casi un siglo de gran autonomía. Esta
operación se cerró con un pacto entre el faraón y
Salomón, sellado con el matrimonio del rey israe-
lita con la hija del faraón (1 Reyes-Kgs. 3, 1; 1
Reyes 9, 16; 1 Reyes 11, 1), a la cual el faraón con-
cedió en dote la recién conquistada ciudad de
Gezer y los territorios inmediatos, pues esta ciudad
estaba situada en la frontera entre Israel y Filistia,
muy próxima a Ecrón. “Faraón rey de Egipto había
subido y se había apoderado de Gezer, la incendió
y mató a los cananeos que habitaban la ciudad, y se
la dio en dote a su hija, la mujer de Salomón” (1
Reyes-Kgs. 9, 16).
Tradicionalmente, el faraón que realizó el ata-
que ha sido asociado al penúltimo faraón de la
Dinastía XXI, Siamun-Netjerkheperre‘ setepena-
mun, 979-960 AC (Malamat, 1963: 12-13, 17).
Uno de los objetivos de Siamun fue reforzar el
poder real en Egipto, así fue el primero que comen-
zó a utilizar la titulatura de faraón como se recoge
en una inscripción de su año 17 con el nombra-
miento de Hori como Sumo Sacerdote en Karnak
(Kitchen, 1996: 278, 423). Por otra parte, a lo largo
de los 10 primeros años de su reino, mediante
encargo a Pinedjem II, Sumo Sacerdote de Amón
en Tebas, se preocupó de que las momias de los
faraones del Imperio Nuevo depositadas en el Valle
de los Reyes fueran trasladadas a Deir El-Bahari,
sepultura DB320, para protegerlas de su expolio
(Kitchen, 1996: 422-423).
No obstante, algunos autores como Lipinski
(2006: 96-97) señalan que este ataque no se produ-
jo hasta el reinado del faraón Shoshenq-
Hedjkheperre‘ setepenre I, 945-924 AC, casado
con Maatkare, la hija del faraón precedente,
Psusennes II, 960-945 AC, al defender un reinado
más tardío de Salomón.
Esta propuesta es la más razonable. Shoshenq
debió atacar pronto para mostrar su fuerza al ser el
primer faraón de la Dinastía XXII, ca. 945-940
AC, regresando a Palestina después de un siglo sin
presencia militar egipcia. Sin embargo, estas bue-
nas relaciones con Egipto no fueron permanentes y
se fueron deteriorando progresivamente. En este
sentido, ningún hijo de su esposa egipcia aspiró a
heredar el reino, en un entorno familiar “complejo”
03.qxd 14/6/09 07:04 Página 56
con 700 mujeres con rango de princesas y 300 con-
cubinas (1 Reyes-Kgs. 11, 3), que por muy sobre-
dimensionadas que estén las cifras, resulta orienta-
tivo, eligiendo como sucesor a Roboam, hijo de
Naamá, una princesa ammonita, quizás su primo-
génito pues tenía 41 años al acceder al trono (1
Reyes-Kgs. 14, 21), y el reinado de Salomón duró
40 años (1 Reyes-Kgs. 11, 42), mientras que su
matrimonio con la hija del faraón se tuvo que pro-
ducir varios años después, ca. 945-940 AC.
Uno de sus servidores, Jeroboam, se enfrentó a
Salomón mientras se estaba construyendo su
Palacio, el Mil-ló (1 Reyes-Kgs. 11, 28-29), ca.
945-932 AC, pero “Salomón trató de dar muerte a
Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a
Egipto, junto a Shoshaq [SîSaq], rey de Egipto, y
estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón” (1
Reyes-Kgs. 11, 40). El distanciamiento del faraón
y Salomón quizás debió producirse porque su hija
pasó a tener una posición secundaria entre las nue-
vas mujeres del rey, lo que fue utilizado para aco-
ger durante muchos años a su futuro sucesor como
rey de Israel, Jeroboam I. No deja de ser llamativo
que las referencias a Shoshenq están presentes en
el capítulo, “las sombras del reino”, que comienza
enfatizando que “Salomón amó a muchas mujeres
extranjeras” (1 Reyes-Kgs. 11, 1).
Esta actitud del faraón con Jeroboam, futuro rey
de Israel, es similar a la política que tuvo con el
reino de Edom, situado entre el Este de la
Península del Sinai y el Sur del Mar Muerto. El rey
de Edom fue derrotado por David y su general
Joab, quien estuvo 6 meses en el reino “hasta exter-
minar todos los varones de Edom” (1 Reyes-Kgs.
11, 15-16). Esta victoria fue importante cuando
David trataba de consolidar su reino, “David se
hizo famoso cuando volvió de su victoria sobre los
edomitas, en el valle de la Sal [Mar Muerto], en
número de dieciocho mil. Puso gobernadores en
Edom y todos los edomitas quedaron sometidos a
David” (2 Sam. 8, 13-14). Esto quizás nos sitúe
mientras aún sólo era rey de Judá, ca. 987-985
A.C., pues el Mar Muerto se encontraba en la fron-
tera norte entre Judá y Edom. El hijo del rey de
Edom, Hadad, huyó a Egipto, donde recibió pro-
tección, casándose con la hermana de la esposa
principal del faraón, con la que tuvo un hijo (1
Reyes-Kgs. 11, 17-20). Aunque la Biblia habla
genéricamente como si fuera el mismo faraón,
Hadad tuvo que refugiarse siendo faraón Osorkón
I, crecer durante los mandatos de Siamun y
Psusennes II, todos contemporáneos de David, y
probablemente durante el reinado de Shoshenq I
pudo regresar “y reinó en Edom” (1 Reyes-Kgs.
11, 25b), independizándolo del reino de Salomón,
después de la muerte de David y su general Joab (1
Reyes-Kgs. 11, 21), mandado a asesinar por
Salomón (1 Reyes-Kgs. 2, 28-34) al acceder al
trono, ca. 952 AC.
Teniendo presente este contexto histórico, y
valorando la fundación de Gadir desde el 1106 AC,
es posible que desde el Bronce Final IIC2, 1100-
1050 AC, los marinos fenicios se beneficiasen de
las redes comerciales atlánticas al confluir en Gadir
mercancías procedentes de la fachada atlántica
como estaño, bronce, oro o ámbar.
No obstante, una posible presencia de mercade-
res o barcos fenicios en las rutas del Atlántico no
debió producirse hasta un momento avanzado del
Bronce Final IIIA1, 1050-1000 AC. En este senti-
do, durante la fase final de este periodo, coetáneo
con el Chipro-Geométrico IA, ca. 1050-1000 AC,
ya se observa una primera presencia de fenicios en
Huelva, paralela con Tiro 14, ca. 1015-975 AC,
con cuencos hondos del tipo 6 y cráteras (Mederos,
2006: 172, 176 tabla 9).
Simultánea a esta presencia fenicia, se observa
por primera vez una expansión de las redes comer-
ciales desde Onuba, Spal y Gadir hacia la fachada
atlántica europea en dirección al Noroeste de
Francia, para aprovechar las rutas de penetración
fluvial, estando presentes estas espadas en el río
Loire, caso de Nantes (Loire-Atlantique), Saint
Philbert-de-Grand-Lieu (Loire-Atlantique) o
Marcilly-sur-Vienne (Indre-et-Loire), y el río Sena,
Corbeil-Essones (Yvelines), Villeneuve-Saint-
Georges (Val-de-Marne) y la región de París. Otra
espada presente en el Cabo de la Hague (Manche),
la ruta más corta hacia Inglaterra de 97 km., sugie-
re que se pudo alcanzar la región estannífera de
Cornwall. Finalmente, la espada de Katlenburg en
el río Ruhme, indica una penetración desde la boca
del río Rin, a través de uno de sus afluentes, o se
siguió una ruta más directa desde el río Weser. Esto
implicaría que se estaría alcanzando las fuentes del
ámbar en Dinamarca, quizás a través de interme-
diarios de la Bretaña o el Valle del río Támesis,
pero coincide con la presencia de una cuenta de
ámbar en Quinta do Marcelo en Almada, bahía de
Lisboa, fechada en la primera mitad del siglo X AC
y en la propia Huelva.
Dentro de este grupo de espadas de la fase 3 de
Huelva quizás se encuentren algunos fragmentos
de espadas del depósito de Isleham
(Cambrigdeshire, Inglaterra) (Britton, 1960: 280),
CuPAUAM 34, 2008 Las espadas de tipo Huelva y los inicios... 57
03.qxd 14/6/09 07:04 Página 57
58 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
donde se han identificado tres fragmentos de espa-
das tipo Huelva, de un conjunto de 303 fragmentos
de espadas, pertenecientes a un mínimo de 30 espa-
das (Colquhoun y Burgess, 1988: 42, lám. 153/16
y 21; Brandherm y Burgess, 2008: 139, 162 nº
455), asociadas a dos espadas pistiliformes de tipo
Saint Nazaire, una de ellas completa (Colquhoun y
Burgess, 1988: 54 nº 253-254, lám. 40/253-254).
Dentro de esta etapa navegaciones chipriotas y
fenicias hacia Occidente a partir del 1150 AC, con
hegemonía filistea en Palestina entre ca. 1050-950
AC, la evolución de las espadas tipo Huelva es difí-
cil de valorar porque sólo tenemos contextos y cro-
nologías de dos yacimientos, el Cerro de la Miel
(Granada) y el pecio-depósito de Huelva, y es insu-
ficiente para presentar una evolución cronológica
con bases firmes. Aunque aquí se plantea una pro-
puesta de evolución cronológica en tres fases,
resulta difícil no pensar que debieron en parte sola-
parse cronológicamente. Es probable que hubiese
una fabricación simultánea en varios talleres de
Andalucía Centro-Oriental y Valle del
Guadalquivir, no necesariamente en Huelva, que
según la pericia del artesanado pudieron combinar
rasgos “antiguos” y “modernos”.
Las espadas y puñales-espadas de la fase 1 pre-
sentan calados en la lengüeta y guarda, rasgos
supuestamente modernos, caso de Huelva 88-90,
Bornos (Cádiz), Puertollano 84 (Ciudad Real) o
Cambes (Gironde). Es también interesante el com-
portamiento de los recazos, y si en la espada de
Cambes puede decirse que están ausentes, las tres
espadas de la Ría de Huelva consideradas de la fase
1, 88 a 90, los recazos varían desde ligeramente
indicados en Huelva 88 a muy marcados en Huelva
90, lo dificulta su consideración como un rasgo
supuestamente moderno. Por otra parte, el propio
Brandherm (2007: 59) reconoce que los recazos se
ven afectados por el desgaste y reafilado de los
filos, lo que “nos aconseja no atribuir un valor
demasiado alto a este rasgo”.
En la fase 2 el aspecto más llamativo es que a
veces la lengüeta tiene calado y una fenestra o per-
foración ancha y las guardas con calados, como así
sucede en el Cerro de la Miel o en una de las dos
espadas de Alcalá del Río. La fenestra, o ventana
en italiano, es denominada gran perforación rec-
tangular por Brandherm (2007: 58) o slot hilt
(Brandherm y Burgess, 2008: 138). A priori, debe-
ría ser una solución más antigua porque el calado
completo en la lengüeta es más ligero y muestra
más confianza del artesano, pero desde un punto de
vista funcional su efecto es similar. En otras espa-
das de la fase 2 como los dos ejemplares de
Sigüenza-Catalayud (Guadalajara) o la otra espada
de Alcalá del Río (Sevilla), presentan calados com-
pletos en la lengüeta y guarda, y no cabe descartar
que ambos tipos de lengüeta con calado completo
o con fenestra y calado se fabricasen simultánea-
mente.
En la fase 3 se pasa a tres fenestras o perfora-
ciones anchas en la lengüeta, caso de La Rinconada
(Sevilla) o Huelva 67, mientras que las guardas
oscilan entre calados completos en Remanso de las
Golondrinas o Huelva 66-73 o dos perforaciones
por guarda presentes en La Rinconada o Huelva 52.
Sin embargo, en la serie de Huelva la variabilidad
es amplia y a veces encontramos tres fenestras en la
lengüeta y tres en la guarda, caso de Huelva 50, tres
fenestras en la lengüeta y dos perforaciones en la
guarda, caso de Huelva 51, o una espada muy inte-
resante con tres fenestras y 3 perforaciones peque-
ñas, donde realmente irían los remaches en la len-
güeta, y dos perforaciones por guarda, Huelva 47.
Si se pensase que el calado es un rasgo de nece-
saria modernidad, la evolución sería inversa a la
que proponemos, primero y más antigua una len-
güeta con tres fenestras, como fase 1 en vez de
nuestra fase 3, lengüeta con una fenestra y calado en
la fase 2 y sólo calados en la fase 3 en vez de nues-
tra fase 1. Pero esta propuesta choca con la infor-
mación disponible. Por una parte, el depósito de
Hío, en la fase 2, una espada antigua asociada al
depósito, cuenta con calados en las guardas junto
con fenestra y perforación en la lengüeta, cuando en
teoría deberían ser sólo perforaciones tanto en la
lengüeta como en las guardas. La espada del Cerro
de la Miel, también una espada antigua por mucho
que se quiera rejuvenecer la fecha de 14C, volve-
mos a encontrar como en Hío, calados en las guar-
das con fenestra y calado en la lengüeta.
Finalmente, en el pecio o depósito de Huelva, al
estar presentes todas las variedades analizadas,
resulta difícil utilizarlo como criterio cronológico,
pero en teoría las espadas que deberían estar más
representadas serían las más recientes, nuestra fase
3, con 23 ejemplares, 16 de la fase 2, mientras que
sólo hay 3 espadas y 2 puñales-espadas de la fase 1.
Finalmente, la fabricación simultánea de espa-
das tipo Huelva y pistiliformes tardías tampoco
debe sorprender pues tienen funcionalidades dis-
tintas, ya que las pistiliformes potencian los golpes
de tajo con el ensanchamiento de la hoja, mientras
que las tipo Huelva combinan una función de esto-
que al estrechar la punta, manteniendo también el
golpe lateral de tajo.
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CuPAUAM 34, 2008 Las espadas de tipo Huelva y los inicios... 59
Tabla 8. Propuesta de evolución cronológica de las espadas tipo Huelva en la Península Ibérica y número de
espadas presentes para su reciclaje en el pecio de Huelva (fig. 16).
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60 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
5. AGRADECIMIENTOS
Este trabajo queremos dedicárselo a Colin
Burgess por sus importantes aportaciones a la sis-
tematización del Bronce Atlántico en el Reino
Unido y Europa Occidental. Una versión prelimi-
nar de este trabajo, “When Salomon and Hiram
meet Europe. Phoenician and Atlantic Late
Bronze Age Interaction 1000-900 B.C.”, fue pre-
sentado en Vth International Congress on the
Archaeology of the Ancient Near East (Madrid,
Abril 2006), organizado por J. Córdoba. Este tra-
bajo se adscribe al proyecto HUM2007-61499,
Periferia y Centro. La implantación fenicia en
Occidente y el Imperio Neoasirio durante el s. VII
a.C. de la Subdirección General de Proyectos de
Investigación del Ministerio de Educación y
Ciencia, dirigido por C.G. Wagner. Queremos
agradecer a F. Quesada su amabilidad en atender
nuestras consultas.
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66 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
Fig. 1. Cinco variantes de las espadas de tipo Huelva. A: Cambes. B: Swollen Grip. C: Puertollano. D: Bar-
Hilted. E: Straight-Sided Grip (Brandherm y Burgess, 2008: 140 fig. 2).
03.qxd 14/6/09 07:04 Página 66
CuPAUAM 34, 2008 Las espadas de tipo Huelva y los inicios... 67
Fig. 2. Espada tipo Huelva, variante Cambes, con
calados en la lengüeta y guardas procedente de la
Ría de Huelva 88 (Brandherm, 2007: lám. 17/88).
Fig. 3. Espada tipo Huelva, fase 1A, variante
Cambes, con calados en la lengüeta y guardas, pro-
cedente de Bornos (Cádiz) (Brandherm, 2007: lám.
10/54).
03.qxd 14/6/09 07:04 Página 67
68 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
Fig. 4. Distribución de las espadas tipo Huelva, variante Cambes, con calados en la lengüeta y guardas. 1:
Séquestre (Cerdeña). 2: Puertollano (Ciudad Real). 3: Bornos (Cádiz). 4-6: Ría de Huelva. 7: Cambes (Gironde).
8: Roxheim (Rheinpfalz).
03.qxd 14/6/09 07:04 Página 68
CuPAUAM 34, 2008 Las espadas de tipo Huelva y los inicios... 69
Fig. 5. Puñal-espada corta tipo Huelva, fase 1B,
variante Puertollano, con calados en la lengüeta y
guardas, procedente de Palma del Río (Córdoba)
(Brandherm, 2007: lám. 26/162).
Fig. 6. Puñal-espada corta tipo Huelva, fase 1B,
variante Puertollano, con calados en la lengüeta y
guardas, procedente de Puertollano (Ciudad Real)
(Brandherm, 2007: lám. 25/155).
03.qxd 14/6/09 07:04 Página 69
70 Alfredo Mederos Martín CuPAUAM 34, 2008
Fig. 7. Distribución de los puñales-espadas cortas tipo Huelva, fase 1B, variante Puertollano, con calados en la
lengüeta y guardas. 1-9: Puertollano (Ciudad Real). 10: Palma del Río (Córdoba). 11: Remanso de las
Golondrinas (Sevilla). 12-13: Ría de Huelva. 14: Frechilla (Palencia). 15: Port-Sainte-Foy (Gironde).
Fig. 8. Empuñadura de espada tipo Huelva, de la fase 2, con
lengüeta que presenta calado y una fenestra y guardas con
calados, de la Ría de Huelva. Museo Arqueológico Nacional.
03.qxd 14/6/09 07:04 Página 70
CuPAUAM 34, 2008 Las espadas de tipo Huelva y los inicios... 71
Fig. 9. Espada tipo Huelva, fase 2, variante
“straight-sided grip” o Hío, con empuñadura de
lados rectos y guardas con calados, procedente del
Cerro de la Miel (Granada) (Brandherm, 2007: lám.
16/85).
Fig. 10. Espada tipo Huelva, fase 2, variante
“straight-sided grip” o Hío, con empuñadura de
lados rectos y guardas con calados, procedente de
Hío (Pontevedra) (Brandherm, 2007: lám. 10/55).
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Fig. 11. Distribución de las espadas tipo Huelva, variante “straight-sided grip” o Hío, con empuñadura de lados
rectos y guardas con calados. 1-2: Sigüenza-Catalayud (Guadalajara). 3: Marmolejo (Jaén). 4: Cerro de la Miel
(Granada). 5-6: Alcalá del Río (Sevilla). 7: Matalascañas (Huelva). 8-23: Ría de Huelva. 24: Hío (Huelva). 25:
Auvenier (Boudry).
Fig 12. Empuñadura de espada tipo Huelva, de la fase 3, con
tres fenestras en la lengüeta y dos perforaciones en las guardas,
de la Ría de Huelva. Museo Arqueológico Nacional.
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Fig. 13. Espada tipo Huelva, fase 3, variante “bar-
hilted”, con empuñadura recta y tres fenestras en la
lengüeta, procedente de La Rinconada (Sevilla)
(Brandherm, 2007: lám. 10/53).
Fig. 14. Espada tipo Huelva, fase 3, variante “bar-
hilted”, con empuñadura recta y tres fenestras en la
lengüeta, procedente de la Ría de Huelva 67
(Brandherm, 2007: lám. 13/55).
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Fig. 15. Distribución de las espadas tipo Huelva, variante “bar-hilted”, con empuñadura recta y tres fenestras en
la lengüeta. 1: Remanso de las Golondrinas (Sevilla). 2: La Rinconada (Sevilla). 3-25: Ría de Huelva. 26: Nantes
(Loire-Atlántique). 27: Saint Philbert (Loire-Atlántique). 28: Marcilly-sur-Vienne (Indre-et-Loire). 29: Cap de la
Hague (La Manche). 30: Corbeil-Essones (Yvelines). 31: Villeneuve Saint Georges (Val de Marne). 32: Paris
(Seine). 33: Katlenburg (Northeim).
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Fig. 16. Sarcófago de plata, con láminas de oro, de Psusennes I, 1040-994 AC,
coetáneo al inicio del Bronce Final IIIA. Museo del Cairo.
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