Podemos concluir este trabajo reflexionando en que a pesar de la supuesta modernidad de nuestras sociedades, de los diferentes métodos y enfoques, de las diferentes culturas que nos rodean, los seres humanos seguimos teniendo la necesidad de escuchar cuentos. Quizás no de la misma forma que nuestros antepasados. En buena medida hemos dejado la oralidad atrás, también la lectura, la forma de contar historias hoy es diferente. La imagen se impone, mas a medida que avanzan las nuevas tecnologías. Pese a ello seguimos reuniéndonos para escuchar historias, en un teatro, en los cines cada vez mas grandes (son raras las personas a las que les gusta ir solas al cine o al teatro), en las salas de nuestras casas viendo una película con nuestros hijos o con nuestra familia en pantallas cada vez mas grandes y con nuevos aparatos de sonido envolvente. Las series que tienen una duración de poco mas de media hora nos cuentan historias simples que nos atraen, igual que las telenovelas, herederas del folletín y llenas de tramas y subtramas, enredos y desencuentros que nos pueden recordar a la Mil y una noches. Este tipo de historias nos son necesarias, hemos reinventado el cuento en mensajes de correo electrónico que nos cuentan chistes y chanzas, historias ingeniosas y divertidas o truculentos relatos como las leyendas urbanas. Todos cortos y en su mayoría ficticios, que se asemejan en origen al cuento tradicional, los Chats son la nueva oralidad, las tecnologías los nuevos narradores. Para mantener nuestra atención, igual que en otros tiempos el cuento se adapta, cambia, busca un resquicio por el que colarse. Asume y adapta los mejores tropos del teatro, adquiere las formulas de los antiguos narradores, nos acercan el cuento aumentado y corregido. En el trayecto los cuentos pueden haber perdido su inocencia, si alguna vez la tuvieron, o parte de su simbología. A cambio los hemos situado en nuestro mundo, los hemos dotado de nuevas claves, de nueva simbología o hemos redefinido la que ya tenían, lo hemos hecho nuestro. Hemos cambiado los animales de las fábulas por seres digitales de otros mundos, la magia por la tecnología. No en vano la palabra símbolo proviene el griego “σίμβολον”, religar. Les hemos dado un nuevo envoltorio que nos es más familiar, mas conocido.
Vemos por tanto que el cuento sigue siendo cercano a nosotros, una forma de trasmitir emociones y de informar sobre el mundo que nos rodea a nuestros seres más cercanos. Sigue siendo moralizante en la medida que nos avisa y da formas de actuación ante el mundo. Nos presenta nuestra sociedad y sus usos y modos, como hacerles frente y no correr ningún peligro. Aunque podemos creer que son algo del pasado solo tenemos que ver los dibujos animados de nuestros hijos, sus estructuras y mensajes son los mismos que los del cuento, adaptado y cambiado como ya hemos dicho, cuando no tomados directamente de los cuentos mas conocidos, ejemplos que tenemos en las adaptaciones de Disney a la gran pantalla. En la forma en que se manipulan, aun hoy, los cuentos y relatos que son de todos conocidos.