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Comp/utum Extra,
6(I),
1996:
105-122
LA
CESTERÍA DECORADA
DE LA
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS (ALBUÑOL,
GRANADA)
(‘armen
Cacho Quesada*,
Concepción
Papi
Rodes**,
A
man/o Sánchez-Barriga
Fernández
*
*
*,
Fernán
AlonsoMathias****
Rnsu.ssv.-
La
refiecrografla
de infrarrojos ha permitido
detectar
la
presencia
de
una
decoración
geométri
-
ca teñida,
dificil
de
observar
a simple
vista,
sobre
algunos
cesE
ii/os de
la
cueva de los
Murciélagos
(A/buho!,
Granada)
y
sísrematízor los
distintos
motivos
ornamentales.
Nuevas
datacionescalibradas
de C-14
sobre
muestras
de esparto
permiten
situar
este conjunto neolítico
entrefina/es
deI
6’
o
inicios
del
50
milenio.
Ausnucr.
-
Using mfra
red
refiectography
~e
Itave
been ab/e lo detect
tite
ocurrence
of
geometricdecoration
wide!,
had
been applied by
dyeing
to
some
basketsfrom
tite
cave
of
Los
Murciélagos
(A/buho!,
Granada).
We
have
a/so been ab/e
to
study
and
c/ass
(4
tite
vanous
decorative
rnotifs.
New
ca/ibrated
C-/4
dates
Qn
esparto
grassplace
this
Neolirhíc
assemb/age
between
tite
end
of
tIte
Vitiz
and
tite
beginníng
of
tite
lib
millennium
B.C.
PÁL4i*v,s
Cr,uB:
Cestería,
Esparto,
Reflectografia
de
i,1frarrojos,
Decoracióí¡
geométrica,
Tinte,
Neolitico,
Fechas
(¿¡4.
Ka
Wostns:
Basketrv,
Esparto
grass, ¡nfra
red
‘s
reflectograpitv,
Geomerric
decoration,
De,
Neo/it/tic,
(¿14
dates.
1.
INTRODUCCIÓN
En
1868
Manuel
de
Góngora dió
a
conocer
en sus
Antiguedades
Prehistóricas
de
Andalucía
la
cueva
de
los
Murciélagos de
Albuñol.
uno
de
los
ha
-
llazgos
originariamente
más
espectaculares de la
Pre
-
historia peninsular. Gracias a
las
especiales
con
-
diciones medíoambientales
de
la cavidad
se
habían
preservado en perfecto
estado
de conservación
más
de sesenta
restos
humanos
momificados.
Doce
de
es
-
tos
cadáveres:
según
nos relata Góngora. aparecían
colocados en un semicírculo
alrededor
de un
esquele
-
to de mujer vestido con túnica
de
piel
yadornado
con
un
collar
de
esparto
del
que
pendian
caracoles
de
mar
y
un
colmillo
de
jabalí
labrado.
Distribuidos
por
diversas salas de
la
misma cueva
se
encontraron
otros
esqueletos,
uno
de
ellos
con
una diadema
de
oro, y
a
menudo
vestidos con túnicas de
esparto,
así
como
tocados
con gorros
y
calzado
del
mismo
mate
-
rial. Junto a cada
uno
de ellos había
un
cesto
o
bolsa
de
esparto, dos de ellos
contenían
tierra negruzca.
y
en los
restantes
había mechones de
cabello.
valvas de
moluscos
ysemillas
de
“Papaver
somniJérum”.
Mu
-
chos de
estos
cestos,
así
como
los
tejidos,
conserva
-
ban sus primitivos colores en
el
momento de su
des
-
cubrimiento, distinguiéndose en
particular
los
colores
rojo
y
verde~
-
Junto
a
estos
restos aparecieron
utensi
-
lios líticos y
óseos,
varios fragmentos
cerámicos,
al
-
gunas pesas
de
telar,
así
como
varios útiles en
made
-
ra
(Góngora
1968:
29-50).
Desgraciadamente
en
el
momento que
Gón
-
gora
tuvo
noticia
de esta
cueva
el
yacimiento estaba
prácticamente
destmido.
ya que había
sido
utilizado
para
encerrar
cl
ganado
y
sobre
todo
debido
a
su
ex
-
plotación, a
partir
de
1857,
por
parte
dc
una
compa
-
ñía
minera.
Justo
es
reconocer, entonces,
la
impor
-
tante labor emprendida por este erúdito
granadino
quien
se
ocupó
de
recuperar
personalmente
los
mate
-
riales que han
llegado
hasta
nuestros
días,
y
recopilar
los
datos
suministrados por
los
mineros relativos
a la
aparición
de
las
piezas, documentación que
le
permi
-
tió
reconstmir
Las
circunstancias
del
hallazgo.
Sin
embargo
el
largo tiempo transcurrido
entre
el
hallaz
-
go
y
recogida
dc los materiales
y
su
publicación,
fue
•
Dpto.
de
Prehistoria.
Museo Arqueológico Nacional.
Serrano
13.
28001
Madrid.
**
Dpto dc
Prehistoria.
Museo
Arqueológico
Nacional.
Serrano
13.
28001
Madrid.
~ l.C.R.fl,C.
Avda.
dcl Greco4.
Ciudad
Universitaria.
28040
Madrid.
~
Instituto
de
Química Física
“Rocasolano.
C.S.I.C.
Serrano
119.
28006
Madrid.
106
CARMEN
CACHO,
CONCEPCIÓN
PAPI,
ANTONIOSÁNCHEZ
Y
FERNÁN
ALONSO
motivo
suficiente
para
que
este
descubrimiento
pro
-
vocase
serias dudas
sobre
su autenticidad, a
las
que
sin duda
contribuyó
la dura opinión de algún
emi
-
nente
investigador
como
fue
el
caso
de
M.
Gómez
Moreno,
quien alude de esta
manen
a
los
trabajos
de
Góngora:
“Admiran
las
tragaderas
de
/os
prehisto
-
ns/as
que admiten sin discusión como neolítico todo
esto,
cuya
mayor
parte
fué
obtenida en las casas
de
Albuño/, entre
rechiflas
que
aún
pude recoger
de
oí
-
das”
(Gómez
Moreno
1933:
131).
Esta
desconfianza
sobre
la
autenticidad
de
los materiales
y
su verdadera
atribución al Neolítico. unido al hallazgo
de
un
ente
-
rramiento
colectivo,
interpretado culturalmente
hasta
hace unos años
como
Bronce
inicial, provocó una
cierta
marginación
de
este
importante yacimiento
del
ámbito de la investigación prehistórica.
Así,
aparte
de
algunas
noticias
aisladas,
la
cueva
de
los
Murcié
-
lagos
de
Albuflol
no
es
objeto
de
estudio hasta
media
-
dos de los años
setenta,
momento en
que
se
efec
-
túan las
primeras
dataciones de
C-14
sobre una
muestra
de
esparto
y
otra
a
partir
de
dos útiles de
madera (VV.A.A.
1978).
A
continuación
se
realiza
un importante estudio,
fundamentalmente
tecnológi
-
co,
sobre
su
cestería,
cordelería
y
tejidos
en esparto
(Alfaro
1980),
además de
una
tevisión
de los
mate
-
dales
líticos,
óseos
y
cerámicos2
que
sitúan
este
con
-
junto
dentro
de
un
Neolítico
medio-final andaluz
(López
1980:
173).
No
se
ha realizado hasta la fecha
ningún
estudio
de
los
escasos útiles de
madera,
con
-
cretamente
una cuchara,
vados
fragmentos
indeter
-
minados, algunos de ellos aguzados yquemados
y
otro aplanado y recortado en
forma
de
segmento
de
círculo con cinco perforaciones que
jalonan
el
borde,
así
como
tres astiles,
posiblemente
de flechas,
elabo
-
rados en cañizo
y
madera que aún
conservan
las
fi
-
bras vegetales utilizadas para su
sujección
y
restos
de
decoración
pintada,
a pesar de su evidente interés da-
da la
excepcíonalidad
de
su conservación y
la
valiosa
información
que nos
podría
proporcionar.
2.
EL
CONJUNTO
DE
ESPARTO
DE
LA
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
El conjunto
de
piezas
realizadas
en esparto
que se conserva
hoy
en
el
Museo
Arqueológico
Na
-
cional
de
Madrid
(MAN.),
junto
a la práctica
totali
-
dad de
las
piezas
de
la
Cueva
de los Murciélagos,
se
eleva
a
cuarenta
y nueve
entre
las
que
destacan,
sin
duda, el conjunto
de
cestos
y
sandalias, que
constitu
-
yen un legado excepcional
de
los
objetos
de
uso
coti
-
diano del
Neolítico
Final.
Este
conjunto,
al
que
habría
que
añadir
las
ocho
piezas (un
fondo
de
cesto
o
estera
circular,
un
cesto,
dos sandalias ycuatro
tejidos)
que
se
conser
-
van en el
Museo
Arqueológico Provincial
de
Grana
-
da2,
fueron objeto
de
un
estudio detallado
por
parte
de
Carmen
Alfaro
en
1980
(Alfaro
1980),
quien
al
analizar
la
tecnología empleada en
la
confección
de
los
distintos
cestos
y
tejidos,
distinguió cinco
técnicas
principales
(Alfaro t980:
112
ss.):
1.
C~srní~
TEJIDA
O
EN
DAMERO.
en
la
que
se
entrecruzan
dos series paralelas de
fibras,
contem
-
plándose
las
variantes
de
cesteria cruzada diagonal
y
cestería romboidal
de
tres
elementos.
2.
CESTERÍA
ATADAOCORDADA.
en
la
que
la
al
-
ternancia
de
dos elementos móviles entrelazan a
los
fijos
perpendiculares, a la vez
que
forman entre
si,
por
torsión,
una
cuerda.
3.
Espíujj.
VERDADERA
0
CESTERÍA
COSIDA
EN
ES
-
pm~s,
en la que
los
elementos
perpendiculares giran
en espiral
sobre
los
paralelos.
4.
CESTERÍA
PSEUDOTRENZADA
O
EN
RABO
DE
CER-
~o, en la que los
elementos
fijos
van
subiendo
y
en
-
trelazándose
a
modo
de
trenza,
sin
necesidad
de
ele
-
mentos
móviles,
5.
CEsTER.tkmnNz~uÁ,
que
se
obtiene
a
través
de una serie de
trenzas
auténticas
o
de elementos
centrados.
Realizados con
estas
cuatro últimas
técnicas,
encontramos varios
ejemplares
de
cestillos
en
las
co
-
lecciones
del
MAN.,
que según su forma
y
medidas
podemos
agrupar
en
cestíllos
de pequeño tamaño,
bo
-
ca
estrecha
ytendencia caliciforme
(5
ejemplares),
similares
medidas
y boca pero
de
tendencia
troncocó
-
nica
(1),
o
bien
de
forma
cónica
y por lo
tanto
abierta
(1).
Pequeños cestillos
con asa
se
conservan
dos,
al
igual
que
cestos
de boca ancha,
si
bien
uno
de
ellos
se
desarrolla en
altura
mientras que el
otro
lo
podría
-
mos
considerar
un
cesto
bajo
o
plano.
Cuatro
frag
-
mentos
de
posibles cestas completan
este
primer
gru
-
po
de
piezas
realizadas con fibras
vegetales.
Pero
si
espectacular
es
el
conjunto
de los
cestos,
no
lo es
menos
el
de
las
sandalias,
de
las
cua
-
les
el
Museo
Arqueológico Nacional
conserva
quince
ejemplares
completos
y
dos
fragmentos.
La mayoría (trece
de
ellas) están realizadas
a
partir
de
un núcleo central
compuesto
(Alfaro
1980: 130)
el
cual
se
va
rodeando
de una cuerda en
espiral que completa
la
pieza.
Los
otros
dos
ejempla
-
res
restantesforman
su
suela
uniendo una larga
cuer
-
da
en
forma de trenza que va enroscándose alrededor
de
sí
misma.
Existen,
por último, otro grupo
de
piezas
realizadas
mediante
el
esparto,
como
unos
discos
pla
-
nos,
que
probablemente
se
traten
de
tapaderas,
ani
-
LA
CESTERA
DECORADA
DE
LA
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
(ALBUÑOL,
GRANADA)
107
lías,
esteras (fragmentos)
y
restos
de
tejidos
que
no
podemos
concretar si en su origen formaban
pane
bien de esteras, grandes cestos
o
incluso
de
vestimen
-
ta.
3.
DESCRIPCIÓN
DE
LOS
CESTOS
DECORADOS
Durante
un
trabajo
de
reordenación de los
materiales
de
esparto de
la
Cueva
de
los
Murciéla
-
gos,
apreciamos la
existencia
de
decoración
en
algu
-
nos de
ellos,
lo que nos
llevó
a
profundizar
en
el
es
-
tudio de
la
misma. Dado que ésta había pasado
desa
-
percibida
durante
muchos
años por su dificultad para
ser
observada, decidimos
estudiar
toda
la
colección
de esparto mediante reflectografla
de
infrarrojos, que
resalta cualquier cambio en la
coloración,
constatán
-
dose
de
fonna
fehaciente la
existencia
de una
decora
-
ción
excepcional en
siete
piezas
que respondían a
unos
parámetros
formalesbastante
similares.
Se
trata
de cestíllos de pequeño tamaño
y
boca
generalmente
estrecha,
de
cuidadosísima
confección.
3.1.
Cestíllo
caliciforme
o
globular
(N.0
mv.
M.XN.
579)
Cestillo
con unas medidas
de
13,5
cms
de
altura
y un diámetro máximo en la boca de
8,9
cms
que lo convierten en
el
de
mayor tamaño de esta serie
de
piezas
decoradas.
Confeccionado
mediante la técnica
de
ceste
-
ría atada (Alfaro
1980:
116),
se
ha partido
de
un
haz
de fibras
utilizadas
como
elementos verticales
a
los
que se
les
han ido entrelazando los
móviles,
que
va
-
rían
en su número
de
hebras dependiendo
de
la zona
del
cesto.
El remate de la base
queda
en la
zona
inte
-
rior
del
cesto en
forma
de
atadillo de
fibras,
mientras
que
el
borde, que
se
conserva íntegro, se resuelve
con
un
haz
de
fibras
paralelas
envueltas a su vez por los
elementos
fijos.
En cuanto a la decoración (Cuadro
1)~,
pre
-
senta
este
cestillo una combinación
de
motivos
que
veremos repetidos
en
todas
las piezas
junto
con
otros
exclusivos
de
este
ejemplar.
En su
base,
y
alrededor
de
una
especie
de
“umbo”
que resulta
de
darle la vuelta
al
atadillo
de
fibras,
se
observa,
muy perdida, una
banda
circular
de
lineas verticales
pigmentadas
que
alternan,
en
se
-
ríe
de
1/1,
con otras
de
fibra natural.
Se
trata
de
un
motivo
decorativo
que
como
ya
hemos
indicado,
en
-
contramos
en
todos
los
cestillos
decorados,
pero
de
-
bemos
señalar que ni lo numeroso de su
representa
-
ción, ni la
sencillez
de su entramado es
óbice
para su
vistosidad
decorativa.
Así, a lo largo de una
altura
de
cuatro
pasadas’
de la hebra de trama’
y
con
tan
sólo
una de anchura,
se
alternan en disposición radial
es
-
tas líneas, separadas del comienzo del
cesto
por tan
sólo cinco hileras horizontales
de
fibras sin ningún
tipo de pigmentación.
La zona
de
transición
entre
el final
de
la
ba
-
se
y
el
arranque
del
cuerpo
queda patente
no
sólo
por
el
cambio
en
la
silueta
del
cesto,
que sustituyeel
per
-
fil horizontal por
el
vertical, sino por el tamaño
de
las pasadas, que si
en
la
base han oscilado
entre
4 y
8
mmdc
ancho
y
2,5
y
3
mm
de
alto,
con
toda
una
ga
-
ma de medidas intermedias, ahora comienza a
utili
-
zarse un patrón que
se
repetirá prácticamente
en
todo
el
resto
del
cesto:
4
mm de
ancho
por
1
mm
de
alto.
Una
nueva
hilera
idéntica a la anterior
y
ya
nos encontramos en el comienzo
del
cuerpo,
donde
se
inicia su peculiar decoración con una primera
hilera
de
fibra con pigmentación
oscura,
de
tan
sólo
una
pa
-
sada de
altura
que
se
dispone
a lo largo de todo
el
pe
-
Localización
Descripción
Motivos
decorativos
Alternancia
de
líneas
píg
-
Base
mentadas
y
naturales
1/1
en
*
sentido
radial.
Esquema
Borde
Alternancia
de
líneas
vertí-
cales
paralelas
con
pigmen
tación
y
naturales,
1/1.
Cuerpo
Fonnas
romboidales
en
día-
gonal,
con
interior
en
dame
ro.
Punto
pigm-natural
1/1
Sentido helicoidal
ascenden
te.
Cuadro
1.-
Cestillo
calicironne
o
globular
(NP
mv.
N4.A.N.
579>.
lOS
CARMEN CACHO,
CONCEPCIÓN
PAPI,
ANTONIO
SÁNCHEZ
Y
FERNÁN ALONSO
Motivos
decorativos
Localización
Descripción
Borde
Línea
horizontal
que
recorre
perirnetralinente
cl
cesto.
1)
Dos
series
de
líneas
verti
cales
(de
cinco
y
siete
ele
mentos)
pigín.
que
alteníaii
¡/I
con
naturales,
cruzadas
Cuerpo
transversalm.
Por
2)
Tres
bandas
pigrncrntadas
de
desarrollo
horizontal.
de
distinta
anchura,
y
que
ro
dean
todo
el
perímetro
del
cestíllo.
Base
Banda
de
hebras
pigmenta
-
das
de
desarrollo circular
en
torno al
centro
dc
la
base.
Cuadro2.-
Ceslillo globular
(N.0
¡ny. M.A.N.
580).
rimetro
del
cesto.
De ella arranca
el
motivo
decorati
-
“o que recubre
toda
la
extensión de
la
pieza yque
consiste
en
cuatro
series de
rombos
dc
fibra
pigmen
-
tada
desarrolladosdiagonalmente
y
que, en una
dis
-
posición helicoidal ascendente llegan, desde
el
inicio
del
cuerpo hasta la zona
del
borde.
Estas
formas
romboidales
no
presentan
en su
interior
uniformidad
de
color,
sino que
alternan,
en series
de
1/1,
hcbras
de
pigmentación
oscura
con otras que mantienen
su
tono natural, por lo que podríamos
afirmar
que
su
su
-
perficie es
similar
a la de un
damero
en
diagonal.
Estos
rombos,
unidos unos a
otros
por sus
extremos,
no
presentan
las
mismas
proporciones
en
todos
los
casos,
a pesar
de
que
cada
una
de
las
series
está compuesta por diez
de
ellos.
Así,
cl
menor
se
de
-
sarrolla
en una superficie
de
ocho pasadas de
ancho
por tres de
alto,
mientras que
el
mayor
de
ellos
casi
triplica.
con veintiuna pasadas la
anchura
de
aquel
y
duplica
exactamente
su
altura.
Los
últimos rombos
llegan,
como
ya
hemos
señalado, hasta
la
zona
del
borde,
donde contactan
con la decoración que
se
desarrolla en
éste
y
que
no
es
sino
la
repetición de
la
que sc
encuentra
en
la
ba
-
se:
una serie
de
líneas verticales
de
fibra
pigmentada
que alternan con otras de fibra natural,
si
bien en este
caso,
y
dado
la
zona
del
cesto
en que
se
encuentran.
no
encontramos una disposición radial
de
las
mismas
sino que
se
presentan
en
forma
de
banda perimétrica.
Se
mantiene
en
esk
caso, como
en
todos
en
los
que
sc
emplea
esta
decoración,
tina
medida
constante
en
su anchura: una pasada. La altura es, en
este
caso,
de
lo.
de
fibra
pigmentada,
y
dado
que
hemos
señalado su
alternancia
en
series
de
1/1.
deberían ser
veinticho
las
líneas
dc
fibra sin teñir
que
quedarán
entre
ellas,
pero debemos indicar que el ritmo de esta
composi
-
ción
se
rompe
en
cuatro
ocasiones,
dejando entre
dos
líneas pigmentadas. dos de fibra
natural.
Este
motivo
decorativo
llega
hasta
el
mismo
arranque
del
labio,
en
el
que
se
aprecia
con
clarídad
la presencia
de
hebras
pigmentadas mezcladas con
las
naturales, pero sin que
se
aprecie
por
ello,
ningún
motivo
decorativo.
3.2.
Cestillo
globular
(ti0
Div.
M.A.N.
580)
De
técnica
y
realización
similar
al anterior,
este
cestillo globular tiene unas
medidas
de ¡0,5
cms
de
altura
y
un diámetro
máximo
dc
6,4
cms.
Si
bien
su forma
general
sigue
siendo
caliciforme.
sc
aprecia
más
o
menos
desde la mitad
del
cuerpo
un
ligero
aplanamiento
que
alcanza
su
cota
más
evidente
en
la
zona
del
borde.
Si
bien
este
dato
puede ser
simple
-
mente
consecuencia
de una
deficiente
conservacion,
queremos indicarlo
ya
que este cambio en
la
silueta
coincide con
la
delimitación
de
las
dos
zonas
decora
-
tixas que
se
observan
en
esta
pieza
(Cuadro 2).
Comenzando por
la
base,
encontramos
sepa
-
rado
del
comienzo de ésta
por
tinas
cuatro
hileras,
una banda de
hebras
dc
pigmentación
oscura
como
motivo
decorativo,
que
se desarrolla
en
un sentido
circular
tomando
como centro
la
zona rehundida
re
-
sultado
de
la
labor de comienzo
de
la
pieza.
En
cuan
-
to al
cuerpo,
y
coincidiendo con
las
dos zonas
en
las
que antes
señalábamos
que
se
estrecha
la
sección,
Esquema
o
Son
veintinueve
las
líneas que encontramos
LA
CESTERIA
DECORADA
DE LA
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
(ALBUÑOL,
GRANADA)
109
aparecen dos series
de
líneas (una
de
5
yotra
de
7)
de pigmentación
oscura
que, alternando
con
otras
de
tonalidad natural
en
una secuencia de
1/1,
se
desa
-
rrollan
verticalmente a lo
Largo
de
todo
el
cuerpo.
creando una
división
en
dos
zonas.
Si
bien en
la
sede
de
cinco líneas
todas
ellas llegan hasta
el
mismo
arranque
del
labio,
en
la
serie de
siete,
las
dos
situa
-
das
más
hacia
la
izquierda
no
llegan hasta ese
punto,
sino que
se
quedan separadas
del
mismo
por unas
diez
hileras
de
fibra. Estas
líneas verticales se
ven
cruzadas
transversalmente
por tres bandas
horizonta
-
les
de pigmentación
oscura
que recorren
toda
la
cir
-
cunferencia del
cesto,
y
que
varian
en su
anchura
conforme
se
trate
de
la
inferior,
la
más cercana
a
la
base,
que
se
desarrolla
a
lo
largo de trece
hileras,
la
intermedia que ocupa catorce
o
la
más
cercana
al
borde,
y
la
más
estrecha, con doce hileras.
Debemos
indicar
que si
bien
en
las
bandas
verticales
la
pig
-
mentación
se
aprecia sin ningún tipo
de
problemas,
no
ocurre lo mismo
en
estas
bandas
horizontales, que
parecen haber perdido
el
tono de color en sus zonas
centrales,
por lo que
no
podemos
afirmar con
rotun
-
didad que
tu~’ieran
su interior totalmente
pigmentado
en algún
momento.
Finalmente,
debemos
señalar
que
el borde presenta una decoración consistente en una
línea
de
dos hileras
pigmentadas
que recorren todo
el
perimetro
del cesto justo
a
la
altura
del
punto de
arranque
dcl
labio.
3.3.
astillo
caliciforme
(N.”
mv.
M.AN.
581)
Pequeño
cestillo
caliciforme,
realizado,
al
igual
que los anteriores mediante la
técnica
de
ceste
-
ría
atada
(Alfaro
1980: ¡13).
Con unas
medidas
de
9.7 cms
de
altura
y
5.8
cms
de
diámetro máximo
en
la
zoua
de
la
boca,
se
diferencia
de
los descritos
con
anterioridad en
que
presenta una base
mucho
más
re
-
dondeada
que
responde
no
tanto a una
diferencia
en
la
técnica
sino
a
su menor tamaño.
En
la
parte
supe
-
rior
se
observa
un
reborde
que
sobresale
hacia
el
ex
-
tenor
en forma
de
labio.
En
cuanto a su decoración (Cuadro
3).
sí
bien
no
encontramosen
este
ejemplar
más
figuras
geométricas
que
líneas
y
bandas,
éstas
se
combinan
en color
(es
el
único
ejemplar
con dos
posibles
tonos
de
pigmentación:
oscura y
rojiza)
y
disposición
con
tal gracia que
podemos
afirmar, sin
duda
alguna, que
nos
hallamos
ante
una
de
las
mejores
piezas de este
conjunto
de
cestillos
decorados
de
la
Cueva
de
los
Murciélagos.
Esta
particular
y
hábil
disposición
de
los
sencillos motivos
decorativos
se
aprecia
ya
desde
la
base,
en
la
que dos
series
de
líneas
de pigmentación
oscura,
entre
las
que
se
alternan
en
proporción
de
1/1
las
lineas formadas por
hebras
de tono natural,
apa
-
recen
en
disposición
radial
y
concéntrica,
alternán
-
dose
no
sólo
dentro
de
cada serie sino
entre
ambas,
Motivos
decorativos
Localización
Borde
Cuerpo
Base
Descripción
Serie
de
lineas
verticales de
pigm.
oscura
que,
al
cortar
la
zo
-
na
superior
de
la
ancha
banda
de
pígrn.
rojiza
dcl
cuerpo,
alter
-
Ilma con
la
misma
en
proporción
dc
1/1
1)
Anchisima
banda
horizontal
de pigmento
rojizo
que rodea
to
-
do
el
cesto,
seguida
cii
su
zoíía
inferior,
sin discontinuidad
por
2)
Dos
series
de
lineas
de
pig
-
mentación
oscura
alternantes
con
líneas
naturales
(1/1),
tanto
en
cada serie
como
entre
ambas
3)
Estrecha
línea
horizontal
peri
-
metral
de
pigmentación rojiza
Dos
series
de
Iliacas
en
disposi-
ción
radial,
de pigmentación
os
-
cura
alteniantes
con
naturales
(1/1)
cada
una
y
entre
ambas.
Esquema
4’
o
Cuadro 3.-
Cestilio
caiiciforn,e
(>4~O
mv.
MAN.
581).
líO
CARMEN CACHO, CONCEPCIÓN
PAPf,
ANTONIO SÁNCHEZ
Y
FERNÁN
ALONSO
Motivos
decorativos
Cuadro4.- Cestillo
calicifonaje
(N.’
lay.
MAN.
582>.
de
tal
manera que en la serie exterior la línea
pig
-
mentada
se
corresponde en
la
interior
con
la natural,
viceversa.
Si
bien ambas series
de
lineas
mantienen
constante
de
anchura
de una pasada que
encontra
-
remos
saempre
en este
motivo
decorativo, la interior
tiene una
altura
de tres pasadas, medida que en la
más externa llega a las cuatro. En la zona
de
transi
-
ción
entre
la
base
y
el
cuerpo,
y
separada
de
la
banda
radial
exterior a
¡a
que
acabamos
de
aludir
por tres
hileras
de
tono natural,
se
repite
el
mismo
esquema
decorativo
de
la
banda
de líneas verticales
alternan
-
tes
1/1
con
hebras pigmentadas
y
de tono natural que
mantienen
una pasada de
anchura
por cinco de
altu
-
ra.
Si
nos
fijamos
bien
en
su
disposición,
podemos
comprobar
cómo,
a pesar de su separación, alterna a
su
vez
con aquella
banda
radial exterior que
consti
-
tuía
su último
punto
de referencia
decorativa.
De
esta
manera, la línea que
en
esta última está
realizada
con
hebra de tono natural, en esta nueva
banda
decorati
-
va
se
corresponde
con una pigmentada, y
viceversa.
Ascendiendo
por
el
cuerpo
del
cestillo,
una
vez superada una pequeña franja de color natural de
cinco hileras, nos
encontramos
con una
estrecha
lí
-
nea de lo que
parece
ser una
pigmentación
rojiza
que, en
sentido
horizontal,
rodea
todo
el
perímetro
del
cestillo.
Sobre
ella, otra pequeña franja sin
pig
-
mentación
de
cuatro hileras
marca un espacio de
se
-
paración
de dos nuevas series de líneas
oscuras
y
ver
-
ticales que
presentan
idéntica
alternancia
a
las
de
la
base,
si
bien
en
éstas
no
encontramos una disposición
radial sino
perimétrica
alrededor
del
cestillo.
Ade
-
más, debemos
señalar
que si aquellas
guardaban
una
proporción equitativa
de
sus medidas, en éstas
últi
-
mas
la
inferior
se
desarrolla en
altura
más
del
doble
que
la
superior,
con
siete
y
tres pasadas
respectiva
-
mente.
Inmediatamente
superpuesta
a éstas, una
an
-
chisima
banda
de tono rojizo
rodea
el
cesto
llegando
hasta
el
borde
mismo,
zona en
la
cual una serie
de
lí
-
neas verticales de pigmentación
oscura
alternan,
o
quizá deberíamos decir que cortan,
en
proporción
de
nuevo
de
¡II.
yen una altura de trece
hileras,
la zona
con
decoración en
rojo.
Este
nuevo motivo
decorativo
alternante
dista tan sólo dos hileras
del
arranque
del
labio,
en
las
cuales
sólo
se
mantiene el color
rojizo
con elque
comenzaban.
3.4.
Cestillo
calic¡forme
(N.0
mv. M.A.N.
582)
Es
esta pieza, con sus apenas 6,4
cms
de
al
-
tura y
4
de
diámetro en
la
boca.
el
más
pequeño de
los
cestillos
caliciformes
decorados
de la
Cueva
de
los
Murciélagos.
Realizado,
como
el
resto
del
conjun
-
to,
mediante
la técnica
de
cestería atada
(Alfaro
1980:
118),
presenta una base
de
fondo
plano
y
un
reborde
rematado mediante “técnica
de
nudos”
(Al
-
faro
1980:
119).
Los
motivos
geométricos que componen la
decoración de este diminuto cestillo(Cuadro 4). en el
interior
del
cual
se
encontró
un
mechón de
pelo7
y
se
-
millas de
Papaver
soniníftrun¡,
son
bandas
y
lineas.
Todas
ellas
se
resaltan a través
de
la pigmentación
oscura
de
las
hebras
que
las
forman.
Trazando
un
eje
imaginario que cortará perpendicularmente
el
cuerpo
del
cestillo,
nos
encontramos
con dos zonas
casi
per
-
Localización EsquemaDescripción
Banda
horizontal
con
intersec
-
Borde
ción
de
dos
series
de
líneas
ver
-
ticales
alternando
hebras
pig
-
mentadas
con
naturales,
1)
Tres
líneas
perimétricas
de
pigmentación
oscura
que
dejan
entre
ellas
dos
bandas
de
tono
natural,
atravesadas
oblienainen
-
Cuerpo
te
por
2) Dos
bandas
diagonales
con
decoración
en
damero,
que
se
apoyan en
una
3)
Línea
horizontal
de
pigmen
-
tación oscura
que
recorre
el
pe
-
rímetro
del
cesto
Posible
banda
pigmentada
de
de-
Base
sarrollo circular
LA
CESTERIA
DECORADA
DE LA
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
(ALBUÑOL, GRANADA)
111
fectamente simétricas
en
cuanto a su
decoración.
Par
-
tiendo
de
la
base,
el
deterioro que ésta presenta
hace
que
no
podamos
afirmar
con rotundidad la presencia
de
una
banda
circular
pigmentada, en
tomo
al
centro
de
la
misma y
quetendríauna
altura
de tres
o
cuatro
pasadas.
Mediante una
estrecha
franja
de
hebras
de
tono natural,
se
resuelve
el paso
de
labase
al
cuerpo.
En
contacto directo con
ésta,
nos
encontramos con
una línea
de
pigmentación
de
dos
hileras
de
alto
que
recorre
perimétricamente
el
cesto
y
de cuya parte
su
-
perior
arranca,
en
cada una de esas dos zonas
en
que
ficticiamente
habíamos dividido
el
cesto,
una
banda
oblicua en
la
que
las
líneas
alternan
las
hebras
pig
-
mentadas con
las
naturales, de
tal
modo que
se
repite
aquí ese “relleno”
de
damero en
oblicuo
que ya
ob
-
servamos en
el
cestillo
579
(lnv.
MAN.).
Este
moti
-
vo
en diagonal atraviesa todo el
cuerpo
del cesto
lle
-
gando
uno
de
ellos,
y ésta
es
la
única
diferencia
entre
esas dos zonas
de
las
que
hablábamos, al
mismo
bor
-
de de la pieza,
y,
en el
otro
quedando
por
debajo
de
éste.
En
ambos
casos,
estas
bandas
se
ven cortadas en
tres ocasiones por unas líneas de
hebras
pigmentadas
de tan
sólo
una pasada
de
altura, que
rodean
total
-
mente
el
cesto,
separadas
entre
ellas por dos franjas
de tono natural
de
tres hileras de
alto.
Es
precisa
-
mente la más superior
de
esas líneas
pigmentadas,
la
que supone el límite para la
banda
oblicua que
no
lle
-
ga hasta
el
borde,
el
cual,
y
tras una separación
de
tres hileras de
altura
compuestas por
¡jebras
de tono
natural, presenta el
ya
habitual
motivo
de
líneas
ver
-
ticales
pigmentadas alternantes
con
la
de
tono
natu
-
ral,
si
bien en
este
caso encontramos una ligera
dife
-
rencia
respecto
a lo
visto
hasta ahora. En
efecto,
si
siempre que
ha
aparecido
este
motivo
compuesto
por
dos
series,
se
ha producido una
alternancia
de
color,
aquí podríamos hablar,
además,
de
una
intersección
entre
ellas
ya
que la
inferior
de
las
dos comparte
con
sus dos pasadas de
altura
las
dos
primeras
de la
su-
perior, que
alcanza
las
cuatro
hileras,
llegando hasta
el
mismo
arranque
del
labio,
en
el
que
si
bien
se
ob
-
servan hebras
tanto pigmentadas
como
naturales, al
igual que
ocurre
en
otros
casos,
no
se
puede hablar
de
motivo
decorativo
alguno.
3.5,
Cestillo
troncocónico
(N2
ini.
MAN.
584)
Este
pequeño cestillo
(8,3
cms
de
altura
y
apenas
4
de
diámetro en
la
boca),
es
uno
de
los
dos
ejemplares decorados que abandona
la
forma
calici
-
fonne
general para, en este
caso,
acercarse a una
for
-
ma
troncocónica.
Si
varía
en la fonna, también lo ha-
ce aunque sin alejarse
demasiado,
en la técnica
em
-
pleada
para su construcción que si en
el
resto del
conjunto
es,
como
ya
hemos
visto, la de cestería ata-
da,
aquí
encontramos una versión modificada
de
la
misma que
C.
Alfaro
denomina
en
su estudio
del
ma
-
terial
de
Murciélagos
“cestería
atada
o
cordada
en
sargas”
(Alfaro
1980:
120),
en
la
que
“los
elementos
móviles,
emparejados
como hasta
aquí
hemos
visto,
se alternan
siguiendo
una
paula
de
englobar
dos
fi
-
jos
por
encima
y
otros dos
por
debajo [..
.J
pero a la
vuelta siguiente se saltan
a
uno
de
ellos
y
engloban
a
los
dos
que
les
siguen
[...]
es
decir,
que
se
abando
-
nan
las
acanaladuras
verticales
y
paralelas
por
otras
diagonales
aunque
también
paralelas
entre
si
Si
tanto
la
base, como
la
parte
inferior
del
cuerpo
están muy deterioradas, peor suerte ha
corri
-
do
el
borde
y
su posible remate,
hoy
completamente
perdidos.
En lo que
se
refiere
a su decoración (Cuadro
5),
nada,
dado
el
deterioro que
ya
hemos
señalado,
podemos
decir
sobre
la zona de
la
base.
En cuanto al
cuerpo,
se
puede apreciar en
el
mismo
un
motivo
en
doble
zig-zag vertical, que con
alternancia
1/1
de
he
-
bras
pigmentadas
y
naturales,
se
desarrolla en
todo
el
Motivos
decorativos
Borde
Cuerpo
Base
Zoíaa
perdida.
Doble
zig-zag,
en sentido
verti
-
cal
y
desarrollo
periinetral,
al
-
tenaante
1/1
de
fibras
pigmenta
-
das
y
naturales.
L
Dado el
deterioro
no
se
puede
aprcciar
la
existencia
o no
de
juotivos
decorativos,
Localización
Descripción
Esquema
Cuadro5.-
Cestílio
troncocónico
(NY
mv.
MAN.
584).
112
CARMEN CACHO,
CONCEPCIÓN
PAPI,
ANTONIO
SÁNCHEZ
Y
FERNÁN
ALONSO
Motivos
decorativos
Localización
Borde
Cuerpo
Base
I)esc4pción
Serie
dc
lineas
verticales
alter
-
nantes
cix
serie
de
1
a
1
de
he
-
bras
pigmentadas
y
de
tono
na
-
Piral.
1)
Banda
oblicua
de
lineas
alter
-
nantes
pigmentadas
y
iaaturales,
coma
fonaja
de
damero
en
diago-
nal, que
asciende
helicoidalmen
-
te
hasta
el
borde,
y
cortada
Laos
-
versalanente
por
2)
Siete
lineas
pigmentadas
peri
-
métricas.
No
sc
aprecia
decoracion.
Cuadro 6.-
Cestilio
calicifornae
(NY
1mw.
MAN.
585).
cuerpo
del
cestillo,
perdiéndosele
la
pista
en
el
borde
hoy
desaparecido, por lo que
no
podemos
conocer
si
simplemente llegaba
así
hasta el
final
o
tenía
algún
otro
motivo
decorativo
como
remate.
3.6.
Cestillo
caliciforme
(N.0
ini’.
M.A.N.
585)
De
tamaño intermedio
respecto
al
conjunto
de
los cestillos caliciformes
(lO
cms
de
altura
y
5.8
dc diámetro en la boca), esta
pieza
está
también
rea
-
lizada
mediante
la
técnica
de
“cestería atada”
(Alfaro
1980:113)
y
rematada
en
forma
de
labio.
Respecto
a
la
decoración
que presenta
(Cua
-
dro 6).
prácticamente
imperceptible a simple
vista,
no
se
aprecia
ninguna
en
la zona
de
la
base,
siendo
cl
cuerpo el que presenta una mayor
profiasión
decorati
-
va.
Se
trata
en
este
caso
de
lo que podríamos
inter
-
pretar
como
una combinación de dos
motivos
que
ya
han
aparecido
en
otros
ejemplares.
Así,
esa
banda
oblicua con
interior
en darnero que encontrábamos
en el cestillo
582
(mv.
MAN.),
se
desarrolla
aquí a
lo largo
de
todo
el
cuerpo
en
sentido
laelicoidal
as
-
cendente,
tal
y
como
se
apreciaba
en
la
decoración
del
primero
de
los
cestillos de
este
estudio,
en
el
que
la
única
diferencia
consiste
en que el
motivo
decora
-
tivo que ascendía
hacia
el
borde era
de
rombos,
aun
-
que,
eso
sí.
con el
mismo
“relleno”
de
damero
en
dia
-
gonal
resultante
de
la
alternancia
dc
hebras
pigmen
-
tadas
con
naturales que encontramos
en
el
ejemplar
que ahora
nos
ocupa.
En
este
caso
las
bandas
parece
que
se
van
ensanchando
a
medida
que ascienden
ha
-
cia
el
borde del
cesto,
pues
si
comienzan con una
al
-
tura de cinco hileras
pigmentadas
‘e
entre
ellas,
cua
-
tro
de tono natural, cuando llegan
al
fanal
han
au
-
mentado hasta ocho la altura de
las
primeras
y
por
lo
tanto
a
siete
las
que,
intercaladas
entre
ellas, carecen
de
pigmentación.
Este
motivo
helicoidal
ascendente
se
ve
cor
-
tado
en
siete
ocasiones por unas lineas pigmentadas
de
tan
sólo
una
pasada
de
altura
que. sin mantener
una distancia constante entre ellas, recorren
el
perí
-
metro
del
cesto.
En el
borde,
nos
encontramos
dc nuevo con
el
motivo
de
lineas
verticales pigmentadas
alternan
-
tes
con
las
de
tono natural, que mantienen
la
cons
-
tante
de
una
pasada
de
anchura para
desarrollar
en
este
caso una
altura
de cinco
hileras.
3.7.
Cestillo
córmico
(N.0
ini’.
MAN.
592)
Este
cestillo,
si
bien está
confeccionado
al
igual
que
los
del
resto
del
conjunto
decorado
median
-
te la técnica
de
“cestería atada”
(Alfaro
1980:
120),
constituye
un
ejemplar
único
tanto
por su
forma.
co
-
nica. como
por
su
singular
decoración
de
puntas
dc
flecha.
El diámetro de la boca.
de
11
cms. resulta
ser
la
zona
más
amplia
de
uraa
pieza
cuya
altura
no
sobrepasa
los
4
cms.
De
estas
íaaedidas
se
deduce
con
facilidad
que nos encontramos
con una
forma
absolu
-
tamente abierta
al
contrario de
lo
que venía
sucedien
-
do
con
los
cestillos
caliciformes.
e
incluso
el
ejem
-
plar
troncocónico
que
se
conserva,
y
que
se
caracteri
-
zaban por
la
posesión
de
una
boca
de
mu;’
pequeño
tanaaño.
Esta
forma
abierta nos
va
a
pernaitir
por
pri
-
mera
vez en este
conjunto, observar
la
decoración
(Cuadro 2~ tanto en la
parte
externa
conao
en
la
in
-
terna, que resulta
casi
idéntica en
ambos
lados.
Co
-
menzando por
el
interior,
podemos
apreciar.
rodean
-
do
la
base.
y
por
lo
tanto.
el centro
de
la
pieza,
un
motivo
decorativo compuesto
por una serie
de
líneas
Esquema
LA
CESTERIA
DECORADA
DE
LA
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
(ALBUÑOL, GRANADA)
113
Localización Descripción
Borde
No
tiene
motivo
específico
le
llega
la
del
cuerpo.
CARA
íN~ITRNA
p7crE
RaeR:
Cuerpo
Seis
puntas de flecha
cmi
sentido
derecha-izquierda.
IIfFER(CR
Seis
puntas
de
flecha
en
sentido
ízquíerda-derecha.
Base
ENrERIOR:
Dos series de
lineas
verticales
en
disposición
radial,
alternantes
1/1,
en cada una y entre ambas
respecto a la pigmentación y
al
toiao
íiatiíral.
iNTERiOR:
IJna
serie de
lííaeas
verticales
en
disposición
radial,
alternantes
111
en
pigmentación
y,
tono
na
-
Ural.
En
su
parte
supenor
se
ven
rodeadas
por
una
banda
circular
de pigmentación oscura,
Motivos
decorativos
Cuadro
7.-Cesijílo
cónico
(>4~O
mv.
M.A.N.
592).
verticales en disposición
radial
alternando,
a razón
de
1/1
las
de
pigmentación
oscura
con
las
de tono
na
-
tural.
Mantiene
este
motivo
decorativo,
como
ya
he
-
mosvisto
en
todos
los cestosdonde ha aparecido. una
anchura
constante
de
una pasada, llegando
en
este
caso a
las
cinco
de
altura.
Esta
serie,
con veinte
lí
-
neas
pigmentadas
y
entre
ellas
las
correspondientes
de fibra
natural,
estaría
enmarcada en su zona
supe
-
rior por una
banda
o
línea
circular
(dado que sólo
al
-
canza dos pasadas de altura) de
piganenlación oscura
que serviría de contacto
entre
este
motivo
decorativo
y
el
principal, que ocupa todo
el
cuerno
de
la
pieza
y
consiste
en
seis
estilizadas
puntas
de
flecha,
en
senti
-
do
de izquierda a derecha,
y
realizadas
con
hebras
de
pigmentación
oscura, yque en su
desarrollo
circular
(debido
a
la
forma
del
cestillo), llegan con su
vértice
hasta la base de la
siguiente.
Estas
puntas difieren
entre
ellas
en
tamaño,
oscilando
entre
las
dieciocho
pasadas de
anchura
y
catorce
de
altura
de
la
mayor,
a
las
nueve y
catorce
de
la
de menor tamaño.
Esta
de
-
coración llega hasta
el
borde mismo de
la
pieza. sin
que exista, por lo tanto,
un
motivo
decorativo
exclu
-
sivo
de
esta
zona.
Este
mismo
motivo
de puntas
de
flecha
esti
-
lizadas (con unas medidas enmarcadas
entre
las
die
-
ciscis
pasadas
de
anchura
y
catorce de altura de
la
mayor
y
once y
quince
de la
menor).
en
idéntico
nú
-
mero aunque
desarrolladas
en sentido
derecha-iz
-
quierda,
se
puede apreciar
claramente
en
la
parte
ex-
tenor
de
la
pieza.
No
encontramos, sin embargo, esta
simetría
en
la
zona
de
la
base exterior
respecto
a
la
interior,
ya
que
aquí
son dos y
no
una
las
series
de
lí
-
neas verticales que
alternan
hebras
pigmentadas con
naturales
en
disposición radial,
y
no
se
cierran
en su
parte
superior por ninguna
banda
circular.
Como
va
hemos
visto
en
otros
cestillos
en
los
que
se
presenta
este
tipo de
decoración,
en
las
series de lineas
verti
-
cales hay no
sólo
una
alternancia
de
color
de
1/1
en
cada una
de
ellas, sino
también
entre
las
dos,
de
tal
modo
que
donde
en
una
dc
las
series nos
encontra
-
mos
con una línea
de
pigmentación
oscura,
en
la
otra
se
corresponde
con
una de tono natural.
y
viceversa.
El borde
de
la
pieza
se
remata
en forma de
labio,
en
el
que encontramos,
como
en
otros
casos,
una
mezcla
de
hebras
pigmentadas
y
de tono natural,
pero sin que
ello
signifique
la existencia
de
motivo
decorativo
alguno.
4.
ASPECTOSFORMALES
Y
TÉCNICOS
DE
LOS
MOTIVOS
DECORATIVOS
Todos
los
motivos
decorativos
que
se
apre
-
cían en
los
cestillos
de
la
Cueva
de
los
Murciélagos
responden a esquemas
geométricos,
siendo
cinco
los
motivos
que.
bien
de
forma
aislada,
o en
combina
-
ción,
se
desarrollan
a
lo largode
este
conjunto
(Tabla
Esquema
CARA
EXTERNA
CARMEN CACHO,
CONCEPCIÓN
PAPI,
ANTONIO
SÁNCHEZ
Y
FERNÁN ALONSO
MOTIVOS
DECORATIVOS
Formas Número
Desarrollo Disposición
Líneas
Simple
Circular
En
tomo
a
la
base
En
series
579/581/592
Vertical
Bandas
Simples
Circnl~
Perimétrico
En
tomo
a
la
base
580/582/592
Diagonal
En
series Circular Perimétrico
580
Diagonal
585
Zig-Zag
En
series Vertical
584
Puntas
de
flecha
Rombos
En
sedes
Circular En
tomo
a
la
base
592
En
sedes
Diagonal
579
Tabla
¡
,-
Motivos
decorativos
de
los
cestillos
dela
Cueva
de
los
Murciélagos.
1).
Los
más simples son
las
lineas
y
las
bandas,
variantes en realidad
de
una misma forma
geométri
-
ca
ya
que
la distinción
entre
ellas la hacemos
apli
-
cándoles
un
parámetro
de
desarrollo
en
altura.
Así,
hablamos de
lineas
sea cual sea su
disposición,
cuan
-
do
su
altura no
sobrepasa
las
dos
hileras
o
pasadas;
lo
que
exceda de
esta
medida,
lo
consideramos
como
bandas. Tanto unas
como
otras aparecen aisladas
o
formando
series
y
desarrolladas
tanto en sentido
cir
-
cular
como
vertical
o
diagonal.
manteniendo, en
cualquier
caso,
una
seTie
de
constantes.
De
esta
ma
-
nera
las
lineas,
tanto
aisladas
como
en
series,
cuando
tienen
un
desarrollo
circular éste
es
perimétrico
en
tomo
a
la
base.
Lo
mismo
ocurre
con
las
bandas
ais
-
ladas,
si
bien,
cuando
las
encontramos
en series
no
siempre
es
alrededor
de
la
base,
Motivos geométricos más
complejos
son los
de
zig-zag.
puntas
de
flecha
y
rombos,
siempre
pre
-
sentes
en
series,
nunca
de
forma
aislada,
si
bien
cada
uno
de
ellos
tiene
un
desarrollo
distinto,
de
tal
modo
que los
motivos
en zig-zag
se
plasman verticalmente;
de
manera
circular
y
en
tomo
a
la
base
las
puntas
de
flecha
y
en series
diagonales
tos
motivos
romboida
-
les.
A
modo de
resumen,
y
teniendo en
cuenta
que son
muchos
los
parámetros
analizados, tanto
for
-
males
como
de
técnicas de fabricación
y
motivos
de
-
corativos,
y
que
éstos
se combinan de distinta manera
en cada
una
de
las
piezas, creemos conveniente pias-
mar
de
manera
ordenada
todas
estas
características
en un cuadro
(Cuadro
8)
de
manera
que
podamos
co-
tejarlas
sin dificultad.
5.
ANALÍTICA
5.1.
Reflectografía
de
Infrarrojos
Todo
el
conjunto
de
piezas realizado
en
es
-
parto
de
la
Cueva
de
los
Murciélagos
ha
sido
estudia
-
do
por
reflectografia
de
infrarrojos,
lo
que nos
ha
permitido
apreciar con
toda
nitidez
la existencia
en
algunos
cestos
de una decoración con
color.
dificil
de
observar en ocasiones a simple vista,
así
como
definir
y
describir
los
distintos
motivos.
El
método
empleado
ha
consistido
en
visio
-
nar
los
objetos
a través
de
una
cámara
de
TV,
en
blanco
y negro,
configurada
y
modificada
en
la
ex-
ploración
a
875
lineas
horizontales
y
un elemento
sensor-captador
de
imagen
de
1’
dc
diámetro
que
responde
a la zona
del
espectro
de
luz
visible,
hasta
2.000
nm.
marca Hamamasu
N2606-l0
y
con
un
ob
-
jetivo
Macro
Nikon
1:2.8155
nm.
Al
sistema
de
[acá-
mara
de
TV.
se le
añadió
un
filtro
de
1050
mnt,
marca
Rollei.
similar
al
Wratten
87A, iluminando
el
objeto
para
su
fotografia
con
dos
lámparas
photo
-
floods
de
250
w.
La
reflectografia
de
infrarrojos
es
una
de
las
técnicas
más
avanzadas
y
de
uso
frecuente
para
el
114
LA
CESTERÍA
DECORADA
DE LA
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
(ALBUÑOL, GRANADA)
115
Motivos
decorativos
N”Inv Forma Técnica
Localización
y
esquema
Qbsm’.
Totio
dcl
decoración
pigmento
Fonnas
geométricas
Estado de
conservación
Borde
Cuerpo
Base
579 Calicifor.
Atada
t
t
=
=....
Perfecta
en
0.0.’
No
necesita
Rl.”
Oscuro
Líneas
Rombos
Muy
bueno
580
Calicifor.
Alada
I1~lj
I~M
~
~
Regular
en 0.0.
Necesita
Rl.
Oscuro
Lineas
Bandas
Bueno
0.0.
Rl.
581
Calicifor.
Atada
It
us
>‘
Buena
en
Acon~jabIe
Oscuro
Rojizo
Líneas
Bandas
Bueno
582
Calicifor.
Atada
III~~’Iál
z
o
Regular en
OD.
Necesita
Rl.
Oscuro
Lineas
Bandas
Regular
584
Tronco-
cónica
Atada
en
sargas
55»
Muy
mala
en
0.0.
Imprescindible
Rl.
Oscuro
Zig-zag
Malo
585 Calicifor.
Atada
~
¡
[napreciable
en
0.0.
Imprescindible
Rl.
Oscuro
Líneas
Bandas
Bueno
592
Cónica
Atada
CARA
INTERNA
“4.
Perfecta
en
0.0.
No
necesita
Rl.
Oscuro
Líneas
Bandas
Puntas
de
flecha
Muy
bueno
CARA
EXTERNA
Cuadro
8.-
Técnicas
de
fabricación
y
motivos
decorativos
de
los
cestillos
de
la Cueva de
ios
Murciélagos.
análisis
no
destructivo
y
examen científico
de
los
ob
-
jetos
artísticos,
su
aplicación
en
el
campo
de
la
Ar
-
queología
y
la
Prehistoria
no
es
frecuente,
sobre
todo
en
la
Península
Ibérica,
y
éste
es
tal
vez
uno
de
los
aspectos
novedosos
que
puede
aportar
el
trabajo
que
aquí
presentamos.
A
pesar
de
su
actualidad
este tipo
de
análisis
se
inició
hacia
los
años
30,
desde
entonces
esta
técni
-
ea
ha
extendido
su
campo
de
aplicaciones,
que
ya no
sólo
se
reduce
al
estudio de los
dibujos
subyacentes
y
en
consecuencialastécnicas
pictóricas
de
los
artistas.
A
partir
de
los
años 60
la
introducción
del
vidicon
produjo
un
espectacular avance de esta técnica,
pro
-
porcionando
una mayor
calidad
y
rapidez
a
la
inves
-
tigación.
La
reflectografía,
en
general,
detecta
las
zo-
nas
verdes
y
azules
proporcionándoles
una
tonalidad
gris
oscuro,
debido
a que algunos pigmentos
se
trans
-
parentan
más
que
otros
con
la
radiación
IR.
El
poder
de difusión de
radiación
por
parte
del
pigmento
se
debe
al
examen
del
indice de refracción
del
ligante
y
el
índice de
refracción
del
pigmento
y
parcialmente
la
dimensión
de su
partícula.
En
el
caso
concreto
ob-
jeto
de
estudio
de
la
Cueva
de
los
Murciélagos.
una
capa
de
protección
a base
de
cola orgánica hizo
par
-
cialmente
invisible
al ojo
humano
el
diseño
y
decora
-
ción
de
uno
de
los
conjuntos
de
cesteria
más
antiguo
de
Europa.
51.
Espectometría
de
Infrarrojos
Se
han
tomado
muestras
mediante
el
raspa
-
do
superficial
de
las
zonas
coloreadas
y
sin
colorear
de
los
cestos
nos de
Inventario
MAN.
579
(4
mues
-
tras),
581
(1
muestra)
y
592
(2
muestras). El estudio
a
cargo
de
M.
Luisa
Gómez
González
del
Laborato
-
CARMEN
CACHO,
CONCEPCIÓN
PAPI,
ANTONIO
SÁNCHEZ
Y
FERNÁN ALONSO
rio
de
Quimica
del
[.C.R.B.C.. a quien desde aquí
agradecemos su
colaboración,
tenía
como
principal
objetivo
determinar
la naturaleza
de
los pigmentos
de
color detectados por
la
reflectogratia
IR.
Las
mues
-
tras fueron
sometidas
a
un
examen
microscópico
de
las
secciones
transversales
de
las
fibras,
así
como
a
una espectometria
de
infrarrojos.
Los
resultados
indi
-
can
que
todas
las
muestras contienen
proteinas,
su
espectro
es
similar
a
la
cola
de
animal.
aumentaxado
considerablemente
su proporción en
las
muestras
pintadas,
hecho que
nos
indica
que
posiblemente
fue
-
ra utilizado
como
aglutinante
Se
ha
detectado
tam
-
bién
la
presencia
de
silicatos,
pero
no
se
ha
podido
llegar
a
identificar
el
verdadero
origen
de
los
pig
-
mentos dc
color.
6.
CRONOLOGíA
Ante
la
absoluta
imposibilidad
de datar
di
-
rectamente
los
cestos
decorados
por razones
lógicas
de
conservación
íntegra
de
los
objetos,
y
dado
el
inte
-
rés
evidente de fijar su posición cronológica.
decidi
-
mos
muestrear
algunas
otras
piezas
de
este
conjunto
de esparto para su
datación
por
Carbono
14,
Asi,
conseguíamos,
además, ampliar
las
dataciones
ya
existentes
para
este
conjunto y. en definitiva,
veriFi
-
car su fiabilidad.
Con
este fin
se
han
seleccionado
tres
muestras,
dos
de
ellas
de
sandalias
(lnv. MAN,
598
y
609)
y
una
de
un
fragmento de tejido (mv.
MAN. 616a).
El tratamiento químico utilizado en su
lim
-
pieza
resultó
ser
bastante
más
complicado
que
el
nor
-
mal
dcl
laboratorio,
cori
objeto
de
eliminar
tanto
los
colorantes
propios
del esparto
como
la suciedad
acu
-
mulada
durante
largos años
de
almacenamiento.
El
proceso. ensayado
previamente en esparto
actual,
permitió
obtener fibras
vegetales
perfectamente
liul
-
pias con un rendimiento
medio
del
treinta tres por
ciento.
La
tabla
2
recoge
los
datos
y
edades
de
car
-
bono
14
relativos
a
las
tres
muestras.
Se
observa
facilmenle
que dos
de
las
fechas,
CSIC-
1132
y
1134,
son
estadísticamente semejantes
por lo que pueden
agruparse
en
una
sola.
CSIC-l
132
-1134.
Si
además
incorporanaos
dos
fechas
antiguas
(VV.AA.
1978).
medidas
en
1974,
todas
las
edades
carbono
14
existentes para
la
Cueva
de
los
Miarciéla
-
gos en Albuñol aparecen
en
la
tabla
3,
siendo
su
re
-
presentación gráfica en
bloques
la
de
la figura
1.
La
fecha
CSIC-247,
de
la
que
únicamente
se
sabe que
se
obtuvo
a
partir
de
dos
restos
de
útil
de
madera, proporciona una
cronología excesivamente
antigua,
siendo
imposible
deducir
si
se
trata
de
una
madera
fósil
asociada
al
enterramiento
colectivo
de
la
cueva
o
si
es
extraña a
él.
Respecto
al
esparto
es
cierto
que
existe una diferencia
significativa
entre
las
fechas
actuales
y
la
determinada
hace
más
de ~‘einte
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
N0
¡Ny.
MATERIAL
C.S.I.C.
EDAD
CARBONO-II
EDAD
CALIBRADA*
años
B.P.
cal
BC.
(95,4%)
616
esparto
1.132 5.861
±48
4.890-4,600
609
esparto
1.134
5.900+38
4.900-4910
598
esparto
1.133
6,086 +
45
5,200
-4.850
Programa de Stuiver
y
Reimer,
1993
Tabla 2.
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
N0
[Ny.
MATERIAL
CS.1.C.
EDAD
CARBONO-lI
años
Bit
EDAD
CAL[BRADA*
cal
B.C.
(95,4%)
—
esparto
246
5.400
+
80
4.430
-4.000
616-609
esparto
1132-1134
5.885±30
4.830-4.710
598
esparto
1.133
6.086±45
5.200
-4.850
—
esparto
247 7.440
+
lOO
6.450-6.030
*
Prognima
de
Síaiver
y
Reúna,
1993
116
TaNa
3.
LA
CESTERÍA
DECORADA
DE
LA
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
(ALBUÑOL, GRANADA)
117
CM)
CM)
(Ma
II
7a00
ti))
tOCO
4)CO
3000
eai
32
Fig.
1.-
cueva
de
los
Murciélagos,
años
sobre
materiales similares
—tejido
trenzado—,
pero
también
lo
es
el
hecho
de
que su uso
debió
per
-
durar
largo
tiempo,
extremo que podría comprobarse
con la
medida
de
nuevas muestras
de
esparto
de
la
colección Góngora.
7.
PARALELOS
Tal
y
como
ya
señaló
C.
Alfaro
Giner
(1980)
en su magnífico
estudio,
existen varios fragmentos
textiles
de
técnica
similar
a
la
de
los
Murciélagos
Co
-
nocidos
desde hace
más
de
un
siglo
y
procedentes de
las
estaciones palafiticas suizas de Robenhausen.
Niederwil, Murtensee.
Wauwilermoos
y
St.
Aubin
en
Neuchatel
(Vogt
1937:
9-16).
A
estos
yacimientos
neolíticos
hay
que
añadir
ahora
otros
publicados
pos
-
tenormente
y
que también
incluyen
entre
sus
mate
-
riales algunos
restos
de tejido o
cestería
en
esparto,
como
es
el
caso
de
Egolzwil
Lu
y
Auvernier,
en
Sui
-
za
(Voruz
1991:
91,
97,
101),
así
como
el
importante
poblado lacustre
de
Charavines
(Isére,
Francia),
don
-
de
las
más
avanzadas
técnicas
de excavación han
permitido
poner
al
descubierto numerosos
restos
de
materiales orgánicos —algunos de ellos semejantes
a
los recuperados por
M.
de Góngora
en
la
cueva
gra
-
nadina—
y
entre
ellos varios
fragmentos
de
tejidos
elaborados
con fibras
vegetales.
En principio,
ningu
-
no
de
estos
ejemplares
parece
haber
conservado
res
-
tos de
color,
aunque
el hallazgo en
Charavines
de
numerosos
granos de sauco
(no
comestible),
que
pro
-
porcionan
un
tinte de color púrpura,
así
como
la
pre
-
sencia de pólenes de
rubia,
detectados
a
través
del
análisis polínico, cuya
raiz
machacada da una
tonali
-
dad roja intensa utilizada
como
tinte
hasta la
inven
-
ción
de
los
colorantes
sintéticos a principios
de
siglo,
hace pensar a
los
investigadores de
este
yacimiento
la
posibilidad
de
que
estos
tejidos
estuviesen
teñidos
originariamente
(Bocquet
1994:
57,
76-81).
Recien
-
temente se ha dado a conocer en
castellano
el
espec
-
tacular hallazgo
del
“hombre de
los
laiclos”
o
del
gla
-
ciar
de Hauslabjoch en
el
Tirol, donde
las
especiales
condiciones
de
conservación
del
hielo han
consegui
-
do
preservar
no
sólo
los
restos
humanos
momifica
-
dos,
sino
también
una serie
de
objetos
asociados
de
origen animal
y
vegetal. Entre
los
que formaban
par
-
te
de
su
indumentaria
cabe
destacar
los
restos
de una
zamarra,
de
considerables dimensiones, elaborada
con
hierbas trenzadas, además en
la
parte interior
del
calzado
se
encontró
una red
de
mallas herbáceas
que
cubría
el
talón y
el
empeine.
Otros
objetos
fabricados
a
partir
de
fibras
vegetales
son
la
vaina
del
puñal
(posiblemente
de
tilo),
la
cuerda
del
arco
de
flechas
que
portaba,
una madeja
de
cuerdas
talladas
en
el
carcaj,
así
como
una red de dos
cabos
entrelazados
en
zig-zags. supuestamente utilizada para cazar pájaros
(Spindler
1995:
144,
166-168, 201-207).
Centrándonos ya
en
la Península
Ibérica.
hay que reconocer que por
el
momento
no
existe
nin
-
gun
conjunto
de
cestería
y
tejidos
prehistóricos tan
espectacular en
riqueza
y
variedad
como
el
de la
Cueva
de
los
Murciélagos,
donde
al
importante
nú
-
mero de
objetos
hayque
añadir
el
excelente estado
de
conservación,
pese a su alta
cronología,
debido
a
las
especialísimas condiciones medioambientales
de
la
cavidad.
No
obstante, dada
la
dificultad de
conserva
-
ción
de
este
tipo
de
restos
elaborados
sobre
fibras
ve
-
getales, creemos
de
interés mencionar aquí
otros
ves
-
tigios
de
cronología posterior,
pero
con una técnica
de
ejecución
similar y
en
algunos
casos es posible
que
con
un
significado
común.
Cabe resaltar,
en
pri
-
mer
lugar,
el hallazgo de
la
Cueva
Sagrada
de Lorca
en
Murcia, donde en
1984
se
localizó
un
enterra
-
miento
colectiv¿
calcolítico”.
de
al
menos
tres
indi
-
viduos —uno
de
ellos
colocado
sobre
una estera
de
esparto— y un
ajuar
compuesto
por
un
vestido
o
tú
-
nica
de
lino,
un
plato
de madera
de
roble.
~arios
alfi
-
leres de cabello en hueso, tres punzones de
cobre,
cuatro
puntas de
flecha
en
sílex,
un
ídolo
oculado de
madera,
restos
de una
bolsa
de
cuero
coloreada
con
ocre,
un
vástago de madera
y
un
fragmento
de
carri
-
zo,
ambos
decorados,
junto
con numerosas cuentas
dc
collar
y
semillas.
La estera,
de
grandes
dimensio
-
nes,
ha
sido
definida
como
una “estera
de
recincho”~’
aparece realizada con fibras de esparto macerado
parcialmente
formando
un
trenzado
suelto.
Con
res
-
pecto a
los
restos
de
tejido.
la
túnica
o
vestido
de
li
-
no,
presenta una tonalidad rojiza en algunos
frag
-
mentos
así
como unas “puntadas”
con
hilo
teñido
de
¡
El
1132—1134
~IC-24?
118
CARMEN
CACHO,
CONCEPCIÓN
PAPI,
ANTONIO
SÁNCHEZ
Y
FERNÁN
ALONSO
rojo
en
el
“cosido”
de los orillos
del
refuerzo de esta
prenda,
observados
a traves de
la
lupa
binocular,
e
interpretados
como
posibles
elementos
de
adorno
(Ayala
t987:
ll-t6,
1990:
78-79).
Otros
restos
de cordelería
se
han
documen
-
Lado
en
el
nivel
superior
calcolítico
de
la
cueva
de
Nerja en Málaga, donde
se
localizó un fragmento de
cuerda
de
esparto
(Jordá Cerdá et a/ii
1983:
64), en
el cerro
de
la
Virgen
de
Orce en
Granada
(Schule
1980)
y
en la sima
de
la
Curra
en
Carratraca,
Mála
-
ga, donde
se
ha conservado un fragmento de
fibra
ve
-
getal concrecionado por una capa
de
calcita, que sin
duda
pennitió
su
conservación,
e
interpretada
como
resto de un posible
sistema
de
bajada que
facilitaría
el
acceso
a
uno
de
los pozos de esta cavidad,
utiliza
-
da según parece
como
cámara
sepulcral
durante
el
Eneolitico
(Sanchidrián
1984-85:
240). La cesteria
de
esparto
está también presente en
el
yacimiento
calcolítico
de
las
Angosturas de Gor en Granada,
donde apareció
un
fragmento
de
estera
debajo
de una
vasija
de
barro,
así
como
restos
de
una
cesta que
con
-
tenía
granos
de
cereal.
En
la
colección
Siret son
nu
-
merosos
los
vestigios
que
atestiguan
la
manufactura
de este
tipo
de material,
así
tenemos algunos
elemen
-
tos en
Almizaraque
y
Millares que se hacen aún más
frecuentes
en
los
yacinaientos
argáricos,
entre
los
que
cabe
destacar
Ifre
y
Oficio donde los
fragmentos
de
cestostambien
presentan
cereal adherido, lo que hace
pensar
en
su
iaso
como
recipientes
para
almacenar
el
grano
(Siret
1890).
Junto a
éstos,
otras estaciones
de
la
Edad
del
Bronce como
la
Motilla de Azuer en
Dai
-
miel (Ciudad
Real),
Cabezo
Redondo
en Villena
(Alicante)
~—donde
apareció
un
fragmento
de
zapati
-
lía—
y
la
argárica
del Cerro
de
la
Encina
de
Mona
-
chil (Granada) (Alfaro
1984)
han proporcionado
otros
elementos
de
cordelería
que
atestiguan
la
exten
-
sión
del uso
del esparto por una
gran
parte
del sur
peninsular.
8.
CONCLUSIONES
Dentro
del
conjunto
de
piezas
realizadas
en
esparto procedente de
la
Cueva
de los
Murciélagos
de
Albufiol
(Granada)
y
conservados
en
el
Museo
Ar
-
queológico
Nacional, destacan
siete
cestillos
decora
-
dos
de
pequeño tamaño
y
esmerada
confección.
De
aspecto
caliciforme,
globular
o
troncocónico
presen
-
tan
una
boca
estrecha,
excepto
un
ejemplar
cónico
de
forma
abierta.
Su
decoración a
base
de
líneas,
ban
-
das,
rombos,
zig-zags
y
puntas
de
flecha (Cuadro
8)
se
obtuvo tras la inmersión
de
algunas fibras
vegeta
-
les
en un pigmento de
color,
ya
que
se
han
observado
restos
de
pigmentación
tanto
en
el
interior
como
en
el exterior de
los
cestos.
La
disposición
de
estas
fi
-
bras
teñidas
previamente
y
su
acertada combinación
con fibras naturales dió lugar
a
los
motivos
decorati
-
vos que aún
hoy
podemos
contemplar.
Con
respecto
a
la naturaleza
del
pigmento
utilizado
como
tinte para colorear
los
cestos,
los
aná
-
lisis
efectuados
basta
el
momento
no
permiten
obte
-
ner
ninguna
conclusión
válida. En
el
momento de la
publicación Góngora alude a
la
presencia
de
“color
rojo
y
verde”
(Góngora
1868),
pero en la actualidad
tan
sólo
se
aprecía una tonalidad
oscura,
y
en un
solo
cesto
también
rojiza.
Este
investigador
menciona,
además, la
existencia
de
color
“en
muchos cestos
y
tejidos”,
lo que nos hace pensar que
las
piezas
estu
-
diadas en este trabajo son
sólo
una mínima
parte
de
las que existieron
teñidas
en su origen
y
quedebieron
perder el colorpor la dificultad de su
conservación.
Por
último,
las
nuevas
dataciones por
Carbo
-
no
14
a
partir
de
varias
muestras
de
otros
objetos
de
esparto
del
mismo yacimiento permiten situar
este
conjunto
entre
el
5.200
y
el
4.600 B.C., lo que
le
convierte en
el
más
antiguo testimonio
de
cestería
y
cordeleria de la
Península
Ibérica
conocido
en
la
ac
-
tualidad.
NOTAS
Nuestro
más
sincero
agradecimiento
a
Miguel
Angel
Otero
por
su
contribución
a
este
estudio
al
realizar
ma
FotograBas
de
infrarrojos,
algunas
de
ias
cuales
ilustrasa
este
artículo,
2
Entre
los
restos
cerámicos
hay
un
fragmento
de
fondo
y
gatbo
con
restos
de
pintura roja
que
Gómez
Moreno
(1933)
publica
como
ia
re
-
presentación
de un
cuadrúpedo.
En realidad
se
trata de
los
restos
de
un
motivo
geométrico
pintado
del
que
se
conservan varias
iineas
pa
-
ralelas,
postblemente
inscritas
en
un
triángulo.
La
cerámica
pintada
no
es
muy
frecuente
en el
Neolítico
peninsular,
aunque fragmentos
si
-
milares
a
los
de
Murciélagos
se
han documentado
en
la
cueva
de
ios
Murciélagos
de
Zuheros
(Gavilán,
en
prensa),
los
Man,~oles
(As
-
querino
1985)
y
en
la
fase
U
—Neolítico
fanal
o
Calcolitico—
de
Castillejos
de
Monterrio,
Granada
(Arribas
y
Molina
1978).
Agrade-
cemos
a
Beatriz
Gavilán
su
generosidad
por
proporcionamos
infor
-
mación
sobre
este
tema,
y
sobre
todo
por
habemos aportado
docu
-
mentación
gráfica
de
materiales
inédiios
de
Zuheros.
‘Según
consta
en
el
Archivo
del
Museo
Arqueológico
Nacional,
Ex
-
pediente
t977/22.
referente
a
los
materiales
cedidos
al Museo
de
Granada.
‘En
el
dibujo
del
esquema
de
los
motivos
decorativos
sólo
se
pretende
dar
una
idea
acerca
de
los
mismos,
por
lo
que
se
desestiman
medidas,
proporciones
y
otros
datos
cuantitativos.
LA
CESTERIA
DECORADA
DE LA
CUEVA
DE
LOS
MURCIÉLAGOS
(ALBUÑOL, GRANADA)
119
“Pasada:
movimiento
de
la
hebra
de
trama
entre
dos
radios” en
Mart,
C.
y
D.
(1981):
25.
“Hebra
de
trama:
son
las
hebras de
roten,
mimbre
u
otro mate-
,val
que
se
enlazan
con/osradios”
en
ibídem:
2.
‘En
primavera
de
1993
entregamos
a
Francisco
Gómez
Bellard
una
muestra
de
este
mechón
de
pelo
para
su
estudio en
el
Laboratorio
de
la
Escuela
de
Medicina
Legal
de
la
Universidad
Complutense
de
Ma
-
drid.
El
análisis ha
continatado
que
este
cabello
pertenece al género
humano,
y
en
concreto
a
un
sujeto
de
sexo
no
detenninable
del
grupo
sanguineo
O.
Desde
aqui
queremos
expresar
nuestro
agradecimiento
al
Dr.
Gómez
Bellard
y
Dr.
Rojo González
del
citado
laboratorio.
Debido
a
la
forma
de
esta
pieza
hemos
preferido
realizar
el
esquema
de
los
motivos
decorativos de
manera
diferente
a
las
anteriores,
sin
se-
parare]
cuerpo de
la
base
preseniando
Ja
cara
inienja
y
externa.
‘OD.:
Observación
directa.
“Rl.:
Reflectografia de
infrarrojo
“Una
muestra
de
esparto
de
esta
cueva fechada
por
04
ha
dado
una
edad
de
3870±
lOO
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100
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