ArticlePDF Available

Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco

Authors:

Abstract

Las concepciones de la salud son representaciones sociales que se desarrollan en contextos históricos y culturales específicos y condicionan los comportamientos en salud. Estas concepciones no son socialmente homogéneas, sino que están influenciadas por diversas posiciones de privilegio y opresión. El objetivo de este estudio fue comprender las diversas representaciones sociales sobre los procesos de salud-enfermedad y sus determinantes desde un enfoque que considere la diversidad por origen migratorio y étnico, y desde una perspectiva interseccional. Se realizó un estudio cualitativo desde un enfoque socioconstructivista, mediante grupos de discusión y grupos triangulares con un total de 74 participantes, en el País Vasco (España) entre octubre de 2023 y mayo de 2024. Se observa un continuum desde concepciones multidimensionales y no binarias de la salud, y que integran el modelo de los determinantes sociales de la salud entre las personas en situaciones de poder, hasta representaciones vinculadas a la dimensión física y como ausencia de enfermedad, ligadas al modelo biomédico entre los grupos más desfavorecidos. Ello tiene implicaciones para el diseño de estrategias de promoción y prevención en salud, haciéndose imprescindible aplicar un enfoque interseccional en salud.
Revista Española de Sociología (RES) / Spanish Journal of Sociology / doi: 10.22325/fes/res.2025.267
1
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Artículos / Articles
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones
no hegemónicas: una aproximación interseccional a las
percepciones de las personas migrantes y gitanas en el
País Vasco
Social representations of health in non-hegemonic populations:
an intersectional approach to the perceptions of migrant and
Roma people in the Basque Country
Yolanda González-Rábago
Grupo de Investigación en Determinantes Sociales de la Salud y Cambio Demográfico – OPIK. Depar tamento de Sociología y Trabajo
Social , Universid ad del País Vasc o/Euskal H erriko Uniber tsitat ea, España .
yolanda.gonzalezr@ehu.eus
Iratxe López-López de Araya *
Grupo de Investigación en Determinantes Sociales de la Salud y Cambio Demográfico – OPIK. Depar tamento de Sociología y Trabajo
Social , Universid ad del País Vasc o/Euskal H erriko Uniber tsitat ea, España .
iratxe.lopez@ehu.eus
Celia Fernández-Carro
Depar tamento de S ociología III , Facultad de Ci encias Polít icas y Soci ología, UNED, E spaña.
celia.fernandez@poli.uned.es
Isabel Portillo
Ser vicio Vasco de S alud, Depar tamento de S anidad, Espa ña. Instit uto de Invest igación San itaria IIS, B iobizkaia, E spaña.
mariaisabel.portillovillares@osakidetza.eus
Recibido / Received: 26/12/2025
Aceptado / Accepted: 12/03/2025
Sugerencia de cita / Suggested citation: : González-Rábago, Y., López-López de Araya, I., Fernández-Carro, C., y Portillo, I. (2025). Representaciones
sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia
gitana en el País Vasco. Revista Española de Sociología, 34(2), a267. https://doi.org/10.22325/fes/res.2025.267
*Autor para correspondencia / Corresponding author: Iratxe López-López de Araya, iratxe.lopez@ehu.eus
RESUMEN
Las concepciones de la salud son representaciones sociales que se desarrollan en
contextos históricos y culturales específicos y condicionan los comportamientos en salud.
Estas concepciones no son socialmente homogéneas, sino que están influenciadas por
diversas posiciones de privilegio y opresión. El objetivo de este estudio fue comprender
las diversas representaciones sociales sobre los procesos de salud-enfermedad y sus
determinantes desde un enfoque que considere la diversidad por origen migratorio y
étnico, y desde una perspectiva interseccional. Se realizó un estudio cualitativo desde un
enfoque socioconstructivista, mediante grupos de discusión y grupos triangulares con un
total de 74 participantes, en el País Vasco (España) entre octubre de 2023 y mayo de 2024. Se
observa un continuum desde concepciones multidimensionales y no binarias de la salud,
y que integran el modelo de los determinantes sociales de la salud entre las personas
en situaciones de poder, hasta representaciones vinculadas a la dimensión física y como
ausencia de enfermedad, ligadas al modelo biomédico entre los grupos más desfavorecidos.
Ello tiene implicaciones para el diseño de estrategias de promoción y prevención en salud,
haciéndose imprescindible aplicar un enfoque interseccional en salud.
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
2RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
INTRODUCCIÓN
La salud y la enfermedad son construcciones sociales con un carácter dinámico, cultural
e históricamente determinado, cuya producción y reproducción se da en contextos sociales
particulares (Gómez-Arias, 2018). Los procesos de salud-enfermedad, como hechos sociales,
están mediados por la idea que las personas tenemos sobre “lo sano” y “lo enfermo”, lo que
condiciona a su vez cómo se consigue mantenerse sano o evitar la enfermedad. Se trata
de representaciones sociales que calan en las percepciones y creencias, determinando las
estrategias de autocuidado. Así, los comportamientos dirigidos a prevenir, tratar o afrontar
malestares no pueden disociarse de las percepciones, ideas y creencias que los individuos
tienen sobre lo que favorece o perjudica su salud.
El objetivo de este estudio es aproximarse a las representaciones sociales que intervienen
en los procesos de salud-enfermedad, examinando las creencias y percepciones que la
población adulta residente en el País Vasco manifiesta en torno a dos cuestiones; qué es
la salud y qué la condiciona. Además, el estudio tiene en cuenta la diversidad de ejes de
desigualdad que atraviesan a las personas, bajo la hipótesis que la conceptualización de
la salud variará en función de la posición que cada individuo ocupe en los ejes de poder y
privilegio/subordinación. Concretamente, el estudio adopta una perspectiva interseccional
que analiza los cruces entre las categorías origen migratorio y étnico, género y clase social.
De estos tres ejes de desigualdad, se pone especial énfasis en las representaciones sociales
sobre la salud de la población racializada no hegemónica (personas migrantes y personas
gitanas), dado el vacío de conocimiento existente. Mientras que el género o la clase social han
sido categorías de análisis habituales en los estudios sobre las representaciones sociales de
la salud, el origen migratorio, racial o étnico apenas se ha tenido en cuenta en el contexto
de la Europa continental, en donde la mayoría “blanca” sigue siendo el sujeto estándar. A
esto hay que añadir que, a pesar de su importancia para comprender los comportamientos
relacionados con la prevención y el cuidado de la salud, existen pocas investigaciones que
aborden las percepciones, actitudes o creencias sobre la salud desde la perspectiva de la
Palabras clave: desigualdades en salud, interseccionalidad, investigación cualitativa,
raza, etnia.
ABSTRACT
Lay conceptions of health are social representations that develop within specific historical
and cultural contexts and shape health behaviours. These conceptions are not socially
homogeneous but are influenced by various positions of privilege and oppression.
This study aimed to explore the diverse social representations of health and illness
processes and their determinants, considering diversity in terms of migratory and ethnic
backgrounds from an intersectional perspective. A qualitative study was conducted from a
socioconstructivist approach, using discussion groups and triangular groups, with a total
of 74 participants in the Basque Country (Spain) between October 2023 and May 2024. The
findings reveal a continuum: on one end, multidimensional and non-binary conceptions
of health that incorporate the social determinants of health model among individuals in
positions of power; on the other, representations centred on the physical dimension and
defined as the mere absence of disease, aligned with the biomedical model, among the
most disadvantaged groups. These findings have important implications for the design of
health promotion and prevention strategies, highlighting the need for an intersectional
approach to health.
Keywords: health inequalities, intersectionality, qualitative research, race, ethnicity.
González-Rábago et al.
3
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
ciudadanía, habiendo más estudios centrados en analizar la opinión del personal sanitario y
experto (Baverstock et al., 2018; Kostelanetz et al., 2022). Dado el progresivo aumento y fuerte
arraigo tanto de la población migrante (12,4%), como de la comunidad gitana, que cuenta
con una población estimada de 17.000 personas en el País Vasco (Shershneva Zastavnaia,
2024; Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, 2022), se
hace necesaria una mayor comprensión de la cosmovisión que estos colectivos tienen sobre
qué es la salud y qué la determina. También por la mayor vulnerabilidad en términos de
salud de las poblaciones racializadas no hegemónicas, sobre todo si estas son objeto de
discriminación (Rodríguez-Álvarez et al., 2017). Se ha demostrado que las personas migrantes
y pertenecientes a minorías étnicas presentan peores indicadores de salud (Nielsen y
Krasnik, 2010; La Parra-Casado et al., 2021), así como mayores dificultades de acceso a los
servicios sanitarios (Zwi et al., 2017), y que ambas circunstancias tienen que ver, entre otras
cosas, con sus creencias y percepciones sobre la salud, dada su conexión con el autocuidado,
el uso de los servicios sanitarios, la adherencia a campañas de salud pública, etc. Una mirada
interseccional permitirá entender con más profundidad las representaciones sociales que la
población migrante y gitana tienen sobre la salud, como un primer paso para combatir las
desigualdades en salud que experimentan estos colectivos.
Representaciones sociales sobre la salud y la enfermedad
Las representaciones sociales son maneras de interpretar y pensar la realidad cotidiana,
a través de imágenes que condensan significados que se crean y recrean en el curso de
nuestra experiencia, integrando un conocimiento que se elabora y comparte socialmente
(Jodelet, 1986). Estas interpretaciones operan como un sentido común que permite a los
individuos manejarse en su entorno cotidiano y evaluar la realidad en base a ciertas pautas
compartidas que condicionan sus creencias y, por ende, sus comportamientos, estableciendo
sistemas de pensamiento comunes acerca del entorno que les rodea (Abric, 2001). Las
representaciones sociales, en definitiva, toman cuerpo y se fijan en la conciencia colectiva
en forma de saberes normativos (Moscovici, 2001).
Ese componente compartido de las representaciones sociales hace que el contexto juegue
un papel esencial en su configuración. Tal y como explican el modelo de Bronfenbrenner
(1994) y otros desarrollos posteriores (Velez-Agosto et al., 2017), los entornos, a través de sus
diferentes niveles o sistemas ecológicos, condicionan las interpretaciones que una persona
tiene de sí misma, de los demás y del mundo. En buena medida, es el contexto inmediato (o
microsistema) donde se adquieren las representaciones sociales a través de las interacciones
directas y cercanas con familia, amistades o escuela, que a su vez interaccionan entre sí,
generando una red de significados compartidos (mesosistema). Las representaciones
sociales también se ven condicionadas por la influencia indirecta de los ambientes en los
que no está involucrado el individuo (exosistema). El macrosistema, como contexto general
de cultura compartida, es donde se transmiten los valores, creencias y normas sociales, que
a su vez se ven influenciados por el cronosistema, entorno temporal e histórico que modela
nuestra visión de la realidad.
En lo que respecta a los procesos de salud y enfermedad, las representaciones sociales
construyen un marco “lógico” que guía a los comportamientos de prevención y autocuidado
de las personas, el cual está imbuido de los valores predominantes en cada sociedad
(Gómez-Arias, 2018). Todo marco de comprensión, también el relativo a la salud, tiene un
elemento de corte ideológico que define las categorías y valores bajo la mirada de los grupos
sociales hegemónicos y que se va estableciendo en diálogo con los patrones normalizadores
del poder dominante (Canguilhem, 1986). En el caso de las sociedades del norte global, esos
patrones normalizadores que dotan de significado a las nociones de “lo sano” y “lo enfermo”,
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
4RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
así como sobre las causas de la enfermedad, provienen del modelo biomédico propio de la
medicina alopática u ortodoxa (Foucault, 2001; Menéndez, 2020). Así, la salud queda definida,
en su formulación más básica, como la ausencia de enfermedad, esto es, partiendo de una
definición de la salud en términos negativos que conlleva la necesidad de definir el propio
concepto de enfermedad, mayoritariamente entendido como una desviación de la norma, en
términos de Parsons (1984).
Este modelo biomédico asume la salud como la normalidad, haciendo que los individuos
evalúen permanentemente el nivel de ajuste entre la situación propia y lo que el imaginario
colectivo entiende como un estado de salud “normal” en términos cognitivos, anatómicos,
funcionales, epidemiológicos, etc. Este enfoque normalizador funciona como un dispositivo
de control social en términos funcionalistas, estableciendo cuáles son los estados de
salud funcionales, es decir; permitidos y deseables, y cuáles no, así como las conductas
relacionadas con la salud que favorecen o perjudican ese estado funcional (Parsons, 1984).
Este discurso hegemónico sobre lo “normal” en términos sanitarios, es percibido y asumido
bajo una multiplicidad de formas como autovigilancia y autocontrol, además de reproducido
por instituciones sociales como la familia o la escuela.
Las representaciones sociales en salud desde una mirada interseccional
El concepto de interseccionalidad, surgido en el activismo feminista negro estadounidense
(Crenshaw, 1989), introdujo la idea de que las situaciones de vulnerabilidad son el resultado
de la interdependencia entre los sistemas de dominación social. La versatilidad de la
propuesta hizo trascender el ámbito de los estudios feministas para convertirse en una
referencia teórica y metodológica multidisciplinar, suponiendo una verdadera revolución en
el estudio las desigualdades sociales. Así, se comprenden las inequidades en salud bajo
los sistemas de dominación heteropatriarcal, capitalista y colonial (Fraser, 2015; Lugones,
2010) que se vinculan y refuerzan mutuamente para situar a ciertos grupos sociales en
posiciones estructuralmente devaluadas desde las cuales conciben y manejan su salud. La
investigación sobre las desigualdades en salud ha sido uno de los últimos campos en advertir
el potencial que ofrece el marco de la interseccionalidad (Couto et al., 2019), bajo la premisa
de que, si las relaciones de poder sitúan a los individuos en posiciones de dominación/
subordinación dentro de la estructura social, y estás posiciones determinan sus condiciones
de vida, también determinarán sus condiciones de salud. Al no experimentar la opresión
de manera uniforme, las diferentes posiciones de dominación/subordinación interactúan
para conformar las experiencias con respecto a la aparición de enfermedades y malestares.
Además, la función crítica que conlleva implícito el uso del marco de la interseccionalidad
convierte el análisis de las inequidades en salud en una cuestión política.
Las representaciones sociales sobre qué es la salud están atravesadas por múltiples ejes
de desigualdad que colocan a los individuos en posiciones asimétricas de poder y privilegio
(Bowleg, 2012), haciendo que categorías sociales como el género, la edad, o la clase social
condicionen el imaginario sobre qué es y qué determina la salud (van Dalen et al., 1994;
Furnham, 1994). Si bien no existen muchas investigaciones sobre representaciones sociales
sobre la salud que partan de la interseccionalidad como marco interpretativo, los ejes de
estratificación social como el género, la clase social o la edad sí aparecen en investigaciones
como categorías diferenciadoras de las creencias en salud.
Así, en lo que respecta al género existen diferentes nociones, siendo los hombres
quienes más asocian salud y enfermedad con aspectos físicos y funcionales (Simon et al.,
2005). Además, en el caso de las mujeres, se han analizado también las representaciones
en intersección con otras características como la clase social o la edad, mostrando que
González-Rábago et al.
5
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
aquellas de menor clase social suelen definir la salud desde parámetros unidimensionales
y en términos de funcionalidad, más cercano a los hombres, a diferencia de las mujeres de
mayor nivel socioeconómico (Calnan y Johnson, 1985). También se ha analizado la evolución
en el tiempo de las ideas sobre la salud y sus diferencias según la situación social o de
actividad laboral de las mujeres, mostrando que las concepciones de salud se han visto
afectadas por perspectivas vitales más asociadas al desarrollo de una vida sociolaboral,
más allá de los roles de “ama de casa” dominantes en el pasado (Conde y Gabriel, 2002).
También se ha evidenciado que las concepciones de salud van cambiando a lo largo del ciclo
vital (Backett y Davison, 1992), y que el nivel socioeconómico influye en la manera en que
se entiende la salud, siendo más habitual que los colectivos más desfavorecidos enfaticen
la ausencia de enfermedad, mientras que las personas con nivel socioeconómico más alto
aludan a expresiones acerca de la vitalidad, el bienestar o la capacidad funcional como parte
de la salud (Stronks et al., 2018).
En todo caso, los estudios sobre representaciones sociales de la salud no suelen
presentar una mirada interseccional, ni tampoco abordar poblaciones no hegemónicas
como la migrante o la gitana. Además, en nuestro contexto, la evidencia disponible remite
a hace varias décadas, lo cual precisa de estudios que actualicen el conocimiento sobre las
conceptualizaciones de la salud en múltiples colectivos.
Percepciones y creencias sobre la salud en la población migrante y gitana
Las evidencias acerca de las diferencias culturales en las creencias sobre la salud han
solido analizar a la población en el lugar de origen, pero no de destino, existiendo pocos
estudios enfocados en la población migrante, solicitantes de asilo, minorías étnicas o
personas refugiadas. La mayoría se han desarrollado en el ámbito anglosajón, habitualmente
centrados en una o varias nacionalidades, o grupo étnico/racial específico de especial
vulnerabilidad en salud, como los hombres afroamericanos (Ravenell et al., 2006; Sanders
Thompson et al., 2009) o las migrantes embarazadas con diabetes gestacional (Hjelm et al.,
2018). Otras aproximaciones examinan estas creencias en personas migrantes que padecen
dolencias concretas como la hipertensión, la diabetes mellitus o la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC), en la búsqueda de estrategias para lograr una mayor adherencia
de estos colectivos a los tratamientos y medicación prescrita (Shahin et al., 2021; Hjelm et
al., 2018).
La evidencia refleja que, en muchos casos, las personas migrantes sostienen que la
“salud” es la ausencia de enfermedad. Por ejemplo, un estudio acerca de los migrantes
procedentes de Ghana e India residentes en Reino Unido mostró la inseparable vinculación
entre tener salud y no haber necesitado acudir al médico (Alidu y Grunfeld, 2017). En la misma
línea, otro estudio con personas migrantes procedentes del Sudeste asiático (Nepal, India,
Bután y Sri Lanka) que residían en Australia mostró que síntomas como la fiebre, tos o fatiga
se entendían como indicadores de pérdida de salud (Subedi et al., 2022). De igual manera, la
población migrante suele considerar que la salud tiene dos dimensiones: la salud física y la
mental (Subedi et al., 2022; Jobanputra y Furnham, 2005).
Aunque los enfoques comparativos con la población mayoritaria o privilegiada
blanca caucásica son escasos (Pfeffer y Moynihan, 1996), la evidencia muestra creencias
compartidas, sobre todo en lo que respecta a qué condiciona la salud. Por ejemplo, los
migrantes procedentes de Ghana e India residentes en Reino Unido, igual que la población
blanca nativa, consideraban que la alimentación saludable y el ejercicio diario eran los
determinantes clave de la salud, a la vez que se consideraban como una responsabilidad
individual (Jobanputra y Furnham, 2005; Alidu y Grunfeld, 2017). Dormir bien es otro de los
factores señalados por los migrantes (Subedi et al., 2022), así como la ausencia de estrés.
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
6RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Comparado con el contexto anglosajón, en la Europa continental apenas existen estudios
sobre las percepciones sobre la salud de las poblaciones racializadas. Esa ausencia se debe
a que, en Europa, con la excepción de Reino Unido, no suelen considerarse la raza o la etnia
como categorías desde un punto de vista estadístico, ni tampoco como categorías analíticas
para la investigación, a pesar de su inequívoca existencia como categorías de estratificación
social.
Así, en el contexto europeo continental, y especialmente en el contexto español, el
acercamiento desde el ámbito de la salud a las personas racializadas se ha producido
fundamentalmente a través del estudio de las desigualdades en el estado de salud entre
la población autóctona y migrante (Bousmah et al., 2019), o bien entre la población gitana
y no gitana (La Parra-Casado et al., 2021). Sin embargo, no se han identificado estudios
acerca de las percepciones de la salud y la enfermedad, y de sus determinantes sobre estas
poblaciones. Cabe destacar que una reciente revisión de artículos sobre la salud del pueblo
gitano identificó 40 estudios, ninguno de ellos sobre percepciones, y muy pocos en el ámbito
español (Fernández-Feito et al., 2019).
METODOLOGÍA
Se realizó un estudio cualitativo desde un enfoque socioconstructivista (Berenguera et
al., 2014), ya que las ideas, creencias y representaciones acerca de la salud y la prevención
se entienden como construcciones sociales y, por tanto, se producen en el marco de la
interacción social, compartida y dinámica, dando virtualidad a las diferentes percepciones
sociales. El estudio utilizó un enfoque explicativo-interpretativo y se llevó a cabo en la
Comunidad Autónoma del País Vasco (España) entre los meses de octubre de 2023 y marzo
de 2024.
Para lograr los objetivos de estudio se utilizaron técnicas de producción de datos de
carácter conversacional, en concreto grupos de discusión (GD) y grupos triangulares (GT).
En el caso de las personas racializadas, se eligió realizar GT ya que, como explica Fernando
Conde, en ellos los discursos se constituyen en un espacio “transicional”, entre el “yo” y el “los
otros”, en una situación de producción discursiva más abierta y pre-representativa (Conde
1993, citado por Conde, 2008) y mediante “experiencias referidas” más cercanas al individuo
que las que emergen en los GD, se favorece la descodificación de las estructuras simbólicas
de comportamiento más allá de las discursos socialmente dominantes en ciertos grupos
(Conde, 2008). Los GT compuestos por un número reducido de participantes (normalmente
3-4 personas) permiten crear un entorno más cercano y un mayor grado de confianza entre
participantes y con la moderadora, activándose los discursos en mayor medida a través del
componente vivencial que en el caso de los GD, siendo además más adecuados cuando las
personas participantes pueden formar parte de un grupo natural o casi-natural, cuestión
a considerar por el modo de contactación que se estableció en el caso de la población
racializada (Ruiz, 2012).
Se realizó un muestreo intencional de conveniencia dirigido a la población adulta de 40
a 69 años1. Para la selección de las personas participantes se definieron diversos perfiles en
función de las variables de sexo (hombre; mujer), nivel educativo (sin estudios; primarios;
secundarios; universitarios) y origen migratorio y étnico (autóctono/blanco; migrante;
gitana), con el propósito de conseguir la máxima heterogeneidad estructural de los grupos
1 La edad no ha sido uno de los ejes utilizados para el análisis interseccional, ya que la población seleccionada se limitó a la franja
entre 40 y 69 años debido a que los datos que se analizan en este artículo proceden de un proyecto de investigación más amplio y
que se dirigió a la p oblación diana d el programa cr ibado de cáncer co lorrectal (50-6 9 años), así como a la cohor te que se encuent ra
próxim a a entrar en dic ho programa (4 0-49 años). El pr oyecto tení a por objetiv o conocer las r epresent aciones so ciales de la sa lud de
este g rupo de edad y con e special inte rés en las pobl aciones no heg emónicas ya m encionadas , de cara a ident ificar barre ras para el
acceso a l cribado de cán cer en esta s poblacione s.
González-Rábago et al.
7
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
de cara a recoger el máximo número de posiciones discursivas con respecto al objeto de
estudio. Esas variables fueron elegidas como proxy de los principales ejes de estratificación
social en el estudio de las desigualdades sociales en salud, esto es, el género, la clase social
y la raza/etnia (Tabla 1).
En total se realizaron 8 grupos de discusión y 6 grupos triangulares, con un total de
74 participantes. Los 6 grupos triangulares (n=21) se realizaron con población migrante de
diversos orígenes (Latinoamérica, Magreb y África Subsahariana) y con población gitana no
migrante. En este sentido, se define a la población racializada como aquella que se encuentra
en situaciones de subordinación derivadas de procesos de racialización, entendidos estos
como sistemas de dominación y estratificación de las sociedades modernas que crean y
reproducen jerarquías raciales y, consecuentemente, desigualdades sociales, también
en el ámbito de la salud y la atención sanitaria (González-Rábago et al., 2024). Asimismo,
aludiéremos a población no hegemónica desde este punto de vista, en oposición a la
población mayoritaria blanca en el contexto geográfico del estudio. Es importante mencionar
que este artículo toma como referencia principal el análisis de los datos producidos a partir
de los grupos triangulares, esto es, aquellos con población racializada, aunque utiliza
también el resto de los datos cualitativos a partir de los grupos de discusión realizados con
la población no racializada como elemento de comparación básico para la emergencia de
diferencias y particularidades acerca de las representaciones sociales en torno a la salud.
Tabla 1. Características sociodemográficas de la muestra
Sexo Nivel educativo Origen migratorio y étnico
GD1 Hombres Primarios/secundarios Autóctono/blanco
GD2 Mujeres Primarios/secundarios Autóctona/blanca
GD3 Mujeres Universitarios Autóctona/blanca
GD4 Mujeres Universitarios Autóctona/blanca
GD5 Hombres Primarios/secundarios/universitarios Autóctono/blanco
GD6 Mujeres Primarios/secundarios Autóctona/blanca
GD7 Mujeres Primarios/secundarios/universitarios Autóctona/blanca
GD8 Hombres Universitarios Autóctono/blanco
GT1 Mujeres Sin estudios/secundarios Gitana
GT2
Mujeres Primarios Migrante, Ucrania
Mujeres Secundarios Migrante, Cuba
Mujeres Secundarios Migrante, Colombia
GT3 Hombres Sin estudios/secundarios Gitana
GT4 Mujeres Sin estudios Gitana
GT5
Hombres Secundarios Migrante, Marruecos
Hombres Secundarios Migrante, Ghana
Hombres Secundarios Migrante, Camerún
GT6 Hombres Secundarios Migrante, Mauritania-Senegal
Hombres Primarios Migrante, Benín
El proceso de selección de participantes se llevó a cabo mediante diferentes estrategias.
Para la población no racializada se combinó la difusión a través de cartelería y redes sociales,
con contactos provistos por una empresa de reclutamiento de participantes para estudios
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
8RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
cualitativos, además de técnicas de bola de nieve. En el caso de la población racializada,
además se contó con la colaboración de organizaciones y asociaciones, tanto de personas
migrantes como gitanas. Este proceso tuvo una duración total de tres meses. Todos los grupos
se realizaron de manera presencial en espacios públicos como centros cívicos, asociaciones
y universidades, exceptuando los grupos de discusión (GD5-GD7-GD8), que se desarrollaron
en modalidad online a través de la plataforma Microsoft Teams. Esta decisión respondió a la
dispersión geográfica de los/las participantes y resultó adecuada, ya que no se registraron
inconvenientes de dinamización o conexión. La duración de los grupos de discusión y de los
grupos triangulares osciló entre un mínimo de 1 hora y un máximo de 1 hora y 26 minutos.
Para la recogida de datos se utilizó un guion semiestructurado que abordó las siguientes
dimensiones: conceptualización sobre la salud y lo sano, determinantes de la salud y
desigualdades en salud, hábitos de vida, factores de riesgo y programas preventivos. El guion
fue adaptado a cada técnica y al perfil de las personas participantes. Todas las personas
fueron informadas del propósito de la investigación, del uso anonimizado de sus datos y de
la confidencialidad de la información, y firmaron el consentimiento para su participación
y la grabación de los grupos. Todas las sesiones fueron audiograbadas y posteriormente
transcritas. Se realizó un análisis temático reflexivo (Braun et al., 2019) bajo un paradigma
hermeneútico-interpretativo y desde una perspectiva interseccional (Crenshaw, 1991),
permitiendo estudiar las propias interacciones y conflictos entre los grupos sociales poniendo
énfasis en el contexto y las relaciones de poder presentes en los discursos. Durante la
realización de los GD y GT se fueron identificando algunos temas o ideas preliminares que se
compartían o se producían diferencialmente entre grupos. Después, se codificaron de forma
abierta las transcripciones, se agruparon los códigos iniciales en categorías y subcategorías
temáticas en base a la interpretación de las investigadoras y de acuerdo a los objetivos,
revisando y definiendo dichos temas por pares, en una búsqueda y atribución reiterativa de
significados dados por las y los participantes. El análisis se realizó con el apoyo del software
Atlas.ti 25. Durante el proceso de análisis y como estrategias de mejora de la validez, los
resultados se triangularon entre las personas investigadoras del equipo de investigación y se
consensuaron los temas identificados, así como se realizó una devolución de los resultados
a las personas participantes. La investigación fue aprobada por el Comité de Ética de la
Universidad del País Vasco (Referencia: M10_2023_349).
RESULTADOS
Se han identificado varios elementos que dan forma a las concepciones sobre los procesos
de salud-enfermedad que, a su vez, se sustantivizan en posiciones discursivas híbridas
atravesadas por múltiples ejes de desigualdad (de género, raza/etnia o nivel educativo).
Por un lado, el primer elemento sería el ensamblaje de las dimensiones física, mental y
social de la salud y su interconexión para la definición de lo sano y lo enfermo. Por otro
lado, un segundo elemento trataría sobre la conjunción salud-enfermedad como concepto
binario y la jerarquización de los problemas de salud. Y, por último, como tercer elemento,
encontramos la diversidad en la identificación de los determinantes que influencian los
procesos de salud-enfermedad. Por tanto, a continuación, se presentan dichos elementos
en la configuración de las diversas representaciones sociales de la salud.
González-Rábago et al.
9
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Las dimensiones de la salud: ¿cómo se ensambla lo físico, lo mental y lo
social?
Para la gran mayoría de las personas participantes la salud es la conjunción de los
estados físico y mental, entendiéndolos como dos elementos que no solo coexisten, sino
que se interconectan y son mutuamente dependientes. No se comprende un buen estado
de salud sin considerar ambas dimensiones, la física, vinculada a lo corporal, y la mental,
asociada con lo emocional, entendiendo que una influye en la otra.
“Sí, sí, depende de muchas cosas. Mentalmente, físicamente, todo depende. O sea,
salud es una palabra muy amplia.” (GT5, hombre migrante, estudios secundarios)
“Pero es verdad que, si no tienes la mente sana y lejos de preocupaciones, pues al
final tu cuerpo de por sí recibe esas señales y tú puedes enfermar quieras o no.” (GT2,
mujer migrante, estudios secundarios)
“¿Es que van de la mano una de la otra? Si no tienes de una de las dos, la otra está
coja”. (GD3, mujer blanca, estudios universitarios)
Esta definición bidimensional de la salud se extiende hasta el ámbito social-relacional
en el caso de las personas migrantes, igual que para aquellas autóctonas de mayor nivel
educativo. Éstas apuntan a una concepción de la salud más holística e integral, en el que
las relaciones interpersonales toman especial relevancia como fuente de bienestar y
salud. Esta visión implica que para “tener salud” es necesario establecer una red de apoyo,
social y familiar, que proporcione recursos emocionales y prácticos que ayuden a enfrentar
situaciones difíciles y mantener una vida sana. En el caso de las personas migrantes, además,
esta identificación de la dimensión relacional de la salud se aprecia especialmente tras las
experiencias de duelo migratorio.
“Para mí, salud es sentirte bien en todos los planos, tanto la parte más física como la
parte mental, y cuidando tanto lo más físico, del compendio que pueda suponer esto,
como las partes más inmateriales, como son las relaciones sociales.” (GD8, hombre
blanco, estudios universitarios)
“Yo creo que la pareja que formo, estoy muy feliz y esto también me ha aportado
mucho. […] Antes de venir mi familia, de venir mi esposa, estaba en una depresión
muy enorme. Yo creo que entre los factores que pueden aportar algo a la salud de una
persona, está tener una buena pareja, una pareja con la que se comprenden, o sea,
una pareja feliz.” (GT6, hombre migrante, estudios secundarios)
“También súmale a eso si tienes algún duelo o alguna situación… bueno, tienes que
trabajártelo mucho. Se vive mucha experiencia, pero mucha experiencia en la vida, […]
todo eso deteriora también la mente y la salud y si no estás acompañada ni escuchada.
[…] Y lo que en realidad te ayuda a mejorar la salud pueden ser las relaciones,
mezclarte entre distinta gente.” (GT2, mujer migrante, estudios secundarios)
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
10 RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
En el otro extremo discursivo, esto es, en una visión unidimensional de la salud,
encontramos a los hombres de la comunidad gitana. En su discurso no se mencionan ni los
aspectos emocionales ni de salud mental, ni tampoco se hace alusión a la dimensión socio-
relacional de la salud, refiriéndose únicamente a lo físico-corporal y, en consecuencia, sólo a
aquellos aspectos que determinan ésta, esto es, a los hábitos de vida.
“El tabaco, pues también la bebida influye mucho…El mal comer, la bebida, la mala
vida” (GT3, hombre gitano, sin estudios)
La salud-enfermedad como concepto binario y su jerarquización
Por otra parte, las concepciones sobre la salud y la enfermedad se siguen encontrando
muy imbuidas por una perspectiva binarista, en donde la salud se define en oposición a
la enfermedad o como la ausencia de enfermedad, especialmente entre algunos hombres
migrantes y mujeres gitanas. Esta concepción como la ausencia de enfermedad refleja un
todavía arraigado enfoque biomédico, que, mediante el etiquetaje de síntomas y signos
durante el proceso diagnóstico típico del modelo médico hegemónico, establece fronteras
de lo sano y lo enfermo, de lo normal y lo patológico.
“[Moderadora: ¿Qué significa para vosotros la salud?] Enfermedad. Claro, como lo
contrario, sí, como lo contrario.” (GT6, hombre migrante, estudios primarios)
“[La salud es] pues que no haya enfermedades” (GT4, mujer gitana, sin estudios)
“Y para nosotros eso es estar enfermo, no, no consideramos que estemos enfermos
hasta que no te dicen que tienes algo, le ponen el nombre.” (GT1, mujer gitana,
estudios secundarios)
Son las mujeres gitanas que han participado las que fundamentalmente entienden
algunos malestares, que consideran menores, como subordinados a las enfermedades
graves, estableciéndose una jerarquización de las patologías y una distancia mayor entre
estar sano/a y estar enfermo/a, en donde la enfermedad comienza cuando se inicia el
proceso de etiquetaje y tratamiento médico.
“[Estar sano puede ser tener] dolores de muelas, anginas, catarros, cosas llevaderas
que dices, bueno... Pero ya cuando hay una enfermedad fuerte. Que vives con el
corazón un poquito pendiente diciendo, ¿qué puede pasar?” (GT4, mujer gitana, sin
estudios)
“Yo digo: “está sana” porque no tiene ninguna enfermedad que necesite un tratamiento
serio.” (GT1, mujer gitana, sin estudios)
González-Rábago et al.
11
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Todos los grupos sociales manifiestan la centralidad de “tener salud” en su vida, aunque
las razones que aluden parecen ser diferentes. En el caso de las personas migrantes y
gitanas, la salud es vital como posibilitadora, por un lado, del trabajo productivo que permite
la subsistencia económica y, por otro, del trabajo reproductivo, es decir, la capacidad para
continuar con las tareas domésticas y el cuidado de los demás. Mientras, la población
hegemónica blanca, tanto hombres como mujeres y de diferentes niveles educativos,
parecen tener una visión más hedonista de la salud, vinculando ésta con la capacidad para
disfrutar de la vida y con las aspiraciones personales.
“Pero sé que la salud es lo principal, ¿no? Para estar ahí con la familia y para estar en
ese sentido con ellos, trabajar, sacar adelante a la familia, que es lo más importante.
La salud ya te digo que es lo primero para estar en casa ahí y salir un poquito a flote,
claro, si no tienes salud...” (GT3, hombre gitano, sin estudios)
“Lo más importante de la vida. Lo más importante, tener salud, porque si yo no tuviera
salud, ¿qué sería de mis nietos y de mi hijo?” (GT1, mujer gitana, sin estudios)
“Bueno, pues yo pienso que la salud es lo que nos permite llevar una vida cómoda
y nos permite en el día a día… sin salud no puedes igual realizar actividades que te
gusta hacer del día a día.” (GD5, hombre blanco, estudios secundarios)
“La salud te da la posibilidad de vivir y hacer tus proyectos y todo lo que quieras
¿no?” (GD3, mujer blanca, estudios universitarios)
¿Qué determina nuestra salud?: desde la inevitabilidad de la enfermedad
a la salud condicionada por factores socioestructurales
Se identificaron importantes diferencias entre grupos sociales acerca tanto de los
determinantes de la salud, como de los factores causales de las enfermedades. En primer
lugar, emergió un discurso muy dominante entre aquellas personas que adoptaban
una mirada más biomédica de la salud, en los términos antes explicados, por el cual la
aparición de la enfermedad es azarosa, “es lo que te toca”. Este azar aparece vinculado a,
en ocasiones, factores genéticos o hereditarios, mientras, en otras ocasiones, se conecta
con la “mala suerte”. Desde este punto de vista, se considera que, aunque se lleve un estilo
de vida saludable y “se cuide la salud”, la enfermedad aparece vinculada a la noción de
inevitabilidad. Esta posición se refleja especialmente en el discurso del grupo de hombres
blancos de estudios bajos, así como del de hombres gitanos.
“Pero siempre hay patologías […] que a veces que también vienen por cuestiones
genéticas y esas son muy difíciles atacar contra ellas. Por ejemplo, [enfermedad
genética] que es hereditaria es debido a la alteración genética y claro... (GD5, hombre
blanco, estudios primarios)
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
12 RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
“Este gitano de [nombre de un lugar] a los 60 años en paz descanse, en 3 meses se
marchó. ‘Tengo cáncer’, lo llevaron al hospital le vieron, ‘no hay nada que hacer’ […]
No fumaba, ni bebía ni nada, solamente hacía su vida normal con su mujer y pasear.”
(GT3, hombre gitano, sin estudios)
Tanto entre las personas participantes de la comunidad gitana y como de la migrante,
especialmente de religión musulmana, las concepciones sobre la inevitabilidad de la
enfermedad se vinculan a elementos de tipo cultural y religioso que, a su vez, suponen
diferencias en las formas de afrontamiento de las enfermedades. La fe resulta fundamental
para enfrentar los desafíos de la vida, incluida la enfermedad, proporcionando esperanza en
tiempos difíciles. Siendo una parte de la práctica religiosa la asistencia a cultos o mezquitas,
estos lugares son también espacios donde se encuentra apoyo social y comunitario.
“Los cristianos ¿no? Los que conocemos a Dios nos refugiamos en Dios. Que es el
único que te puede dar la paz que te pueda llevar a descansar. […] ¿Por qué? Porque
confías en Dios, en que Dios te va a sacar de ahí, en que Dios te fortalece, te fortalece
la mente el Señor. Te fortalecerte la mente y el corazón, y ya se llevan las cosas de otra
manera.” (GT4, mujer gitana, sin estudios)
“Con lo cual me pidieron un buen momento que estaba en la iglesia evangélica, yo
creo que Dios me preparó para ese año y para cuando me salió un bulto aquí [señala
la nuca] ir al médico y me dijo: ‘tienes un cáncer de 5 años de vida’, con lo cual dije,
‘bueno, pues necesito 10, a ver cómo lo apañamos’. Y si me preguntas cuál fue el año
mejor de mi vida, fue ese. Para mí el mejor año de mi vida fue cuando tuve un cáncer
y estuve tomando quimio. Porque me pilló en un momento que estaba en la iglesia,
estaba con Dios, estaba metido por dentro, estaba disfrutando.” (GT3, hombre gitano,
estudios secundarios)
“Sí, por mi caso la fe es muy importante y en mi caso porque yo siempre me refiero a
este señor Alá para pedirle cosas que resulta que lo tengo, sí. Parece, raro, pero claro,
es así.” (GT6, hombre migrante, estudios primarios)
Las representaciones sobre la inevitabilidad de los procesos de salud-enfermedad,
vinculadas tanto a la fe religiosa o espiritual, como atribuidas a la suerte, aparecen
relacionadas con una forma menos activa de atender la propia salud, incluyendo tanto
el desarrollo de un estilo de vida saludable como en términos de realización de prácticas
preventivas en salud. Así, de forma especialmente explícita, los hombres de bajo nivel
educativo, tanto migrantes, gitanos como blancos, así como las mujeres gitanas, aluden a
una escasa preocupación cotidiana por cuidar la salud, o no al menos hasta el momento en
que se presenta algún tipo de sintomatología que indique que ésta comienza a “fallar”.
“No le damos importancia hasta que nos pase algo. O sea, que la salud no le damos
tanta importancia hasta que realmente tengamos algún problema, es cuando nos
damos cuenta de que sí, que es muy importante cuidarla. (GT5, hombre migrante,
estudios secundarios)
González-Rábago et al.
13
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
“Yo lo del médico tiene que ser cuestión de vida o muerte para que vaya. […] tengo
que estar muy mal para ir al médico.” (GD1, hombre blanco, estudios primarios)
“Yo empecé a cuidarme cuando he caído mala porque antes me daba todo igual la
verdad. Tras caer mala, pues ha sido cuidándote un poco.” (GT1, mujer gitana, sin
estudios)
A su vez, esta pasividad ante el cuidado de la salud se relaciona con un mayor
distanciamiento de los servicios de salud y con una menor disposición a solicitar asistencia
de los hombres y de las mujeres gitanas, a diferencia de las mujeres tanto migrantes como
autóctonas, que integran de manera más generalizada el cuidado cotidiano de la salud, tanto
para ellas mismas como para poder seguir ejerciendo el rol de cuidadoras.
“Que somos dejadas. Igual no vamos al médico, por lo que dice ella, ‘tengo mucho
dolor de cabeza, pues a ver si se me quita’, me tomo algo y me tiro una hora. Igual
cuando ya veo que no, digo ‘ay, no se me quita con nada, voy a ir’. Ahí somos más
dejadas.” (GT4, mujer gitana, sin estudios)
“A ver, nosotras nos cuidamos para estar bien, para estar bien nosotras, pero a
la vez ahí te queda el poso de por si me necesitan.” (GD3, mujer blanca, estudios
universitarios)
Con relación a los determinantes sociales de la salud, se percibe una clara identificación
desde todas las posiciones discursivas de algunos condicionantes socioestructurales,
en especial los relativos al entorno residencial, las condiciones laborales o la estabilidad
económica, pero es la población racializada, tanto migrante como gitana, y también las
personas no racializadas de menor nivel educativo las que subrayan el desigual efecto en
salud de estos determinantes materiales según tu posición en la jerarquía social. De hecho,
en estos grupos se destacó el papel del trabajo remunerado y las condiciones precarias
como gran fuente de malestar. Así, junto al impacto que el desempleo puede tener en la
salud dada la falta de recursos económicos que se deriva, las personas participantes de
clases sociales más desfavorecidas son muy conscientes del impacto en salud de trabajos
con jornadas laborales prolongadas, que pueden generar agotamiento y desgaste tanto
físico como emocional, y de cómo el estrés derivado del trabajo tiene un efecto en la salud.
“[La salud] depende del trabajo que tengas, […] de la situación que tengas, tanto
laboral, económica.” (GD7, mujer blanca, estudios secundarios)
“Como tú lo has dicho es lógico, si uno no tiene recursos o no trabaja pues claro, es
un poco difícil […] No trabajas, no tienes dinero.” (GT5, hombre migrante, estudios
secundarios)
“Yo creo que también, digo yo, también mucho estrés, creo yo, también es del tipo
de responsabilidad que tengas en tu trabajo. No es lo mismo estrés un obrero, por
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
14 RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
ejemplo, no sé si en tu caso, un camarero, que un jefe de una gran empresa, que me
refiero también que el tipo de responsabilidad que ocupes.” (GD1, hombre blanco,
estudios secundarios)
Otro determinante de la salud claramente identificado, pero esta vez únicamente y de
forma muy notoria sólo en el caso del discurso de las mujeres, es la dificultad de conciliar la
vida laboral y familiar y su impacto en salud. Así, de una manera muy transversal en el discurso
de mujeres de diferentes orígenes y niveles educativos, se percibe el papel determinante
que tienen sobre la salud las expectativas sociales y de género, en donde las mujeres hacen
frente a una mayor presión para equilibrar las demandas del trabajo remunerado con las
responsabilidades del cuidado de las hijas e hijos, la atención a otros familiares y las tareas
domésticas. De hecho, reconocen que esta situación puede generar estrés, agotamiento y
limitación de tiempo para adoptar hábitos de vida saludables, afectando al bienestar físico
y emocional de las mujeres.
“Yo creo que un montón, sobre todo cuando tienes críos el tema de la conciliación te
agobia, te estresa, te quita la vida y te quita todo. Una pasada.” (GD2, mujer blanca,
primarios)
“Has pasado a otra edad y ahora sigues cuidando, pero cuidas doblemente lo que tú
dices, sigues teniendo hijos, tienes nietos y a la vez tienes padres, tíos, suegros, que
tienes que atender.” (GT1, mujer gitana, estudios secundarios)
“Porque esto es así, trabaja, trabaja, trabaja. No podíamos tener hijos, adoptamos
una criatura, lleva la criatura 3 meses en casa, me quedo embarazada. […] Sigue
trabajando, mi madre con un cáncer, mi padre con tres ictus, mi suegro con Alzhéimer,
mi suegra, que ya no sé ni de qué se murió la buena señora. O sea. Yo no he tenido
tiempo hasta cuando mis hijos han sido más mayores y yo he seguido trabajando
toda mi vida.” (GD3, mujer blanca, estudios universitarios)
Asimismo, las mujeres se enfrentan a los ideales de la “madre perfecta” o “superwoman”,
tratando de equilibrar múltiples roles como madre, esposa, profesional exitosa y buena
amiga, lo que les genera una presión adicional que impacta negativamente en su bienestar
emocional. Es importante resaltar que, mientras que las mujeres blancas y las migrantes
cuestionan estos roles de género impuestos, entre las mujeres gitanas el rol de cuidadora no
es tan cuestionado y, en cierta medida, es valorado en tanto que lo asocian al autocuidado y
al bienestar. Es la manera en la que se ejerce dicho rol, de forma exclusiva entre las mujeres
gitanas, frente a la simultaneidad con el trabajo remunerado y con unas altas expectativas
sociales también en la esfera del ocio y la participación social, en donde puede radicar la
diferencia en el efecto sobre la salud que diferencia a ambos perfiles de mujeres.
“¿He podido con todo, sabes? He podido con todo, una superwoman, hasta que me
doy cuenta, ¡pero qué puta trampa es ésta! Somos unas pringadas, digo ‘yo no quiero
ser superwoman, ya está. Se acabó’. ¿Entonces, qué hay que dejar de lado que coma
ensalada al niño? Pues el niño no come ensalada.” (GD4, mujer blanca, estudios
universitarios)
González-Rábago et al.
15
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
“A veces ir contra reloj y en contra es complicado también, pero los hombres sacan
más tiempo para todo. […] Vamos eso y luego bueno, que yo creo que como mujeres
nos toca, no sé, como ser una supermujer, por así decirlo, en todos los sentidos, ¿no?
A lo que a ellos le quitan importancia, nosotros se la damos demasiado también.
(GT2, mujer migrante, estudios secundarios)
“Ella atiende a sus hijos [sus nietos] y se los lleva a la escuela, atiende al chico. Bueno,
ella está de maravilla.” (GT1, mujer gitana, sin estudios)
Otro de los determinantes intermedios mencionados es el de la vivienda, aunque
aparece mucho más predominantemente en el discurso de la población migrante y gitana.
La vivienda se considera un elemento fundamental que no solo refleja calidad de vida,
sino también la identidad cultural y social de sus integrantes. En su discurso, los hombres
migrantes y gitanos señalan las dificultades relacionadas con la falta de vivienda o la
inestabilidad residencial, y las consiguientes repercusiones en la salud física y mental.
Entre los hombres gitanos se enfatiza la importancia de la calidad y las características
intrínsecas de la vivienda. Aun existiendo mejoras respecto al pasado, persisten desafíos
asociados a las barreras económicas que enfrentan estas comunidades, las cuales son más
significativas que las que experimenta la población mayoritaria. En este contexto, la vivienda
no solo representa un espacio físico, sino que se convierte en determinante crucial para la
estabilidad y el bienestar en sus vidas.
“También depende… si no tienes vivienda, no tienes esta preocupación de mirar tu
salud, solamente quieres... Generalmente también hablamos un poco en general como
migrantes ¿no? La preocupación principal es tener un techo y papeles […] ni siquiera
comer, y la preocupación de salud viene después, pero el techo es muy importante.
(GT5, hombre migrante, estudios secundarios)
“Ahora ya no se pasa tanto frío, tenemos calefacción en casa gracias a dios”. (GT3,
hombre gitano, estudios secundarios)
Otro de los elementos claramente identificados por el conjunto de las personas
participantes es la influencia de los hábitos de vida en la salud. En este sentido, los discursos
resaltan el papel de la alimentación, reconociendo su importancia en todos los grupos
sociales, aunque se aprecia una diferencia fundamental en el planteamiento de hombres
y mujeres, y según origen migratorio y étnico. En el caso de las mujeres, se establece la
relación entre la alimentación y la salud desde una visión culpabilizadora. Por un lado, las
mujeres no racializadas aluden a la responsabilidad asumida de proveer una alimentación
saludable a su familia, mientras en las mujeres gitanas se produce una consciencia sobre los
malos hábitos en este ámbito, asociado al consumo excesivo de ciertos alimentos, como las
carnes y el café, así como el uso frecuente de azúcar y sal, se presenta como una arraigada
tradición cultural, y que a la vez, se ponen de manifiesto las dificultades económicas para el
desarrollo de una dieta saludable.
“Y miro mucho lo de la nutrición y compensar y dar hidratos y leo mucho, a veces creo
que leo demasiado. Porque luego entro en conflicto conmigo misma, a veces uf le he
dado hidratos para cenar, ¡mierda!” (GD4, mujer blanca, estudios universitarios)
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
16 RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
“En ese sentido, la verdad es que puedo decirle que me engaño a ratos, sí, porque
las harinas, ay, yo no quiero comer pan, pero me como el pan...” (GT2, mujer migrante,
estudios secundarios)
“Yo no tengo que tomar la sal por la tensión [...] Y por el corazón. No vamos a mentir,
no hago caso.” (GT1, mujer gitana, sin estudios)
“Comida sana, porque tú pones comida sana y lo primero que te sale son los
pescaditos, cosas vete a comprar pescado si vas a comprar luego llevas dos noches
sin cenar porque no te ha llegado, para otras cosas.” (GT4, mujer gitana, sin estudios)
Entre la población migrante, se observa un cierto proceso de aculturación en los hábitos
relacionados con la alimentación. En el caso de los hombres migrantes, procedentes de
diferentes países africanos, se pone en valor que en sus lugares de origen la alimentación
era más saludable y natural, mientras perciben como una amenaza a su salud el acceso
a alimentos ultraprocesados en el entorno alimentario actual. Por su parte, las mujeres
latinoamericanas perciben cambios en sus hábitos alimenticios desde la migración, a
partir de una mayor información sobre alimentación saludable, señalando que el excesivo
consumo de azúcares en sus países de origen, que se ha visto reducido optando por hábitos
alimenticios más saludables.
“Entonces la vida en África y la vida aquí es distinta, sobre todo el tema de la comida,
que se come en África la mayor parte de la comida, por ejemplo, en los pueblos
pequeños y todo y eso sí se come, lo natural [..]. Pero aquí comer de cualquier cosa,
por ejemplo, yo, las chuches, porque yo digo que son plásticos […] y encima los dulces,
los bollos, las cosas así, eso también” (GT6, hombre migrante, estudios secundarios)
“Yo el azúcar, sí, aquí la verdad es que aquí en España yo dejé el azúcar blanco, no
lo puedo ni porque me lo regalen, digo todo lo que es el café, los zumos, el té todo
lo tomo sin azúcar, sin nada de edulcorantes ni de nada. Sí, yo en mi país, los zumos,
todos los cafés, azúcar, yo el café no me lo tomaba amargo ni porque me lo dijeran
nada, en cambio ahora aquí. Porque allí el azúcar es para todo. Todo es con azúcar.
(GT2, mujer migrante, estudios secundarios)
En cuanto a otros hábitos de vida como el consumo de tabaco, alcohol o drogas, los
hombres tienden a destacar estos factores de riesgo con mayor frecuencia que las mujeres,
aunque también existen diferencias entre los hombres no racializados y los migrantes
en las razones que explican esta adopción de comportamientos de riesgos. Los hombres
migrantes enfatizan las condiciones de vida o situaciones de vulnerabilidad, lo que puede
impulsar recurrir al consumo de alcohol o drogas como una forma de hacer frente a estas
adversidades. Por su parte, los hombres no racializados, perciben que la adopción de estos
comportamientos depende más de una elección individual.
“Es que es difícil no sé, gente sin techo, como he dicho yo, pues, psicológicamente y
físicamente es difícil que puedan tener una base mínima de salud porque en principio
no tenemos para dormir. Pues es muy difícil que uno puede, de hecho, muchas
veces esa gente, empiezan a drogarse a beber, para quitar sus penas, entre comillas,
González-Rábago et al.
17
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
¿me entiendes? A ver si yo no tengo nada, a mí me da igual todo, ¿me entiendes?
¿Entonces? Pues me drogo, bebo y que venga lo que sea.” (GT5, hombre migrante,
estudios secundarios)
“Veo gente que no se está cuidando nada porque tiene malos hábitos, consumos de
alcohol. Yo creo que ya son adicciones ya directamente y luego consumo de drogas.
Eso es lo que no hemos mencionado hasta ahora, que eso está ahí” (GD5, hombre
blanco, estudios universitarios)
Finalmente, se aprecian diferencias en la concepción del apoyo social como uno de los
determinantes de la salud. En los discursos de las personas migrantes, se aprecia el apoyo
de la comunidad y de la familia como elemento facilitador para el cuidado de la salud. Los
hombres migrantes, pertenecientes a comunidades africanas, muestran que en su entorno
de origen el bienestar colectivo prevalece sobre los intereses individuales, marcando así un
aspecto central en su vida. El afrontamiento de enfermedades, preocupaciones o problemas
se aborda de manera más comunitaria y colaborativa, percibiéndose que, en lugar de
enfrentar los desafíos vitales de forma aislada, se recurre al apoyo de la comunidad para
encontrar soluciones y ofrecer cuidados, brindando así un sentido de pertenencia. Sin
embargo, el vivir en contextos culturales diferentes en muchas ocasiones dificulta el poder
seguir reproduciendo esta idea del cuidado de comunidad en su día a día.
“La solidaridad depende también, nosotros, yo te hablo de nuestro caso, por ejemplo,
culturalmente y bueno, a nivel también religioso […] Los africanos somos más
solidarios, mucho más. Eso es la realidad, pero ahora, al venir aquí y llevar muchos
años, esta solidaridad es condicionada. ¿Por qué? Por no meterme en problemas.
(GT5, hombre migrante, estudios secundarios)
“La diferencia en cuidarse, para mí es el entorno. ¿Y cómo vives entonces? Llegamos
aquí y vemos cómo vivimos en la comunidad, todos lo sabemos. Es que yo tengo a un
vecino que no conozco, que llevo en un edificio 10 años, eso en África no pasa.” (GT5,
hombre migrante, estudios secundarios)
DISCUSIÓN
Los resultados muestran que, lejos de ser un concepto multidimensional y no binarista,
la salud se define en base a representaciones sociales imbuidas del modelo biomédico
hegemónico (Menéndez, 2020), que han arraigado especialmente en los grupos más
desfavorecidos social y económicamente. Las posiciones discursivas identificadas sobre
qué es la salud podrían representarse en una suerte de continuum; desde un concepto
unidimensional de salud que solo considera la dimensión física y la define como la ausencia
de enfermedad, prevalente entre los hombres gitanos, hasta posiciones más holísticas que
incorporan el componente social-relacional desde un enfoque más vinculado a la noción
de bienestar, preeminente entre las personas con estudios secundarios o superiores, con
independencia de su origen o etnia. En medio tenemos concepciones bidimensionales que
contemplan la dimensión física y mental de la salud.
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
18 RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Asimismo, este continuum puede relacionarse con las explicaciones sobre los
determinantes de la salud. En un primer nivel, se han observado posiciones que consideran
la inevitabilidad de la enfermedad en términos de “tener suerte”, predominantes entre los
y las participantes de la comunidad gitana, así como en los hombres blancos de bajo nivel
educativo. En un segundo escalón, han emergido discursos que identifican la relevancia de
los hábitos de vida y de algunos determinantes intermedios como el empleo y la vivienda,
en especial entre los participantes migrantes hombres. Y, por último, en un tercer nivel, se
evidencia la existencia de discursos sobre la determinación de la salud desde posiciones
críticas con el sistema heteropatriarcal y capitalista, que incorporan la importancia del
trabajo reproductivo y de cuidados o la pobreza como determinantes clave de la salud,
fundamentalmente en el caso de las participantes mujeres, tanto blancas como migrantes,
sin grandes diferencias por nivel educativo en ellas.
A pesar de la escasez de estudios en nuestro contexto que, desde una mirada que
contemple el origen migratorio y étnico de la población, analicen las representaciones
sociales de la salud, los resultados de este estudio son congruentes con los encontrados
en otros estudios sobre representaciones sociales de la salud tanto desde una perspectiva
de género (Peersman et al., 2012; Calnan y Johnson, 1985; Conde y Gabriel, 2002; Torres et al.,
2010), como de clase social (Stronks et al., 2018; Martín y Moreno, 2005), percibiéndose cómo
las desiguales posiciones de poder contribuyen a explicar las conceptualizaciones sobre
la salud y sus determinantes. En este sentido, el análisis muestra cómo los participantes
hombres, tanto blancos de menor nivel educativo, como aquellos de origen migrante y de
la comunidad gitana, conciben la salud fundamentalmente desde su dimensión física y
vinculada a la ausencia de enfermedad, lo cual coincide con otros estudios previos (Torres
et al., 2010). Estas representaciones no son tan claras entre los hombres blancos de mayor
nivel educativo, que parecen haber incorporado la dimensión de la salud mental y el
reconocimiento del impacto del cuidado en la salud. En el caso de los hombres racializados
de nuestro estudio, además, destaca la relevancia que se da al apoyo social y la solidaridad
en la comunidad, así como a los lazos familiares, lo cual parece ser similar con concepciones
comunes en las comunidades negras en Estados Unidos (Ravenell et al., 2006).
Por su parte, en línea con otros estudios (Conde y Gabriel, 2002; Torres et al., 2010), las
mujeres otorgan a las relaciones interpersonales un papel clave como determinante de
salud, indicando una mayor interiorización de la dimensión social-relacional y vinculada
a la idea de bienestar, lo cual emerge en el discurso tanto de las migrantes como de las
mujeres blancas. Sin embargo, entre las mujeres gitanas que han participado en el estudio
la visión de la salud se restringe a la bidimensionalidad (física-mental), similar a la visión
de los hombres blancos de mayor nivel educativo, siendo también imbuidas del modelo
médico hegemónico, que prioriza la salud física, pero también contempla la salud mental.
Además, los resultados muestran que esta visión se relaciona con una mayor pasividad en
el autocuidado, a diferencia de los grupos con visiones más holísticas, lo cual conlleva un
distanciamiento respecto al sistema sanitario hasta que no se produce la enfermedad, no
considerando las funciones de prevención y promoción de la salud.
Por otro lado, en el discurso de las mujeres emerge la centralidad del cuidado, por
un lado, como un elemento para comprender sus comportamientos de salud, y por otro,
entendiéndolo como un factor de riesgo para su salud. Aunque esta visión es compartida
por todas las mujeres participantes, se percibe un cuestionamiento del rol de cuidadoras
y “superwoman” por parte de aquellas tanto migrantes como blancas, que no aparece
entre los discursos de las mujeres gitanas recogidos. Esta diferencia puede explicarse por
la construcción social de la feminidad en la comunidad gitana (Herrero-Arias et al., 2023)
en torno a su papel en el hogar y las responsabilidades de cuidado, que desde posiciones
feministas romanís lejos de ser entendido como una opresión cultural, se enmarca como
elemento empoderador para enfrentar las opresiones estructurales que éstas viven (Biţu y
Vincze, 2012).
González-Rábago et al.
19
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Con relación a los hábitos de vida, se destaca la importancia dada a la alimentación
saludable tanto entre los hombres como entre las mujeres participantes (Torres et al., 2010),
aunque en el caso de ellas aparece bajo una visión culpabilizadora, como se refleja también en
otros estudios (Martín y Moreno, 2005). Asimismo, otras investigaciones también evidencian
(Benazizi et al., 2019) que, en el caso de las personas migrantes, se producen cambios en
las concepciones alrededor de “lo saludable” y que producen efectos en las conductas de
alimentación, lo cual indica cierto proceso de aculturación (Satia-About, 2003). En el caso
de las personas gitanas en nuestro estudio, sin embargo, la continuidad de las tradiciones
culturales tiene gran peso en las decisiones sobre la alimentación, como también se ha
mostrado con anterioridad (Olišarová et al., 2018; Sanz, 2021). Así, el sistema heteropatriarcal
sigue reproduciendo unos roles de género que, por un lado, mantienen la centralidad del
hombre proveedor a través del empleo remunerado y de masculinidad fuerte (Connell y
Messerschmidt, 2005), y les expone en mayor medida a riesgos para la salud vinculados al
empleo, así como al consumo de alcohol, tabaco o drogas (Hawkes y Buse, 2013). Mientras,
estos mismos roles de género, siguen atribuyendo a las mujeres la esfera doméstica y el rol
de cuidadora, por lo que éstas se ven impactadas por la sobrecarga de tareas productivas
y reproductivas (Artazcoz, 2004). Así, las diferentes concepciones sobre la salud de las
poblaciones racializadas y no racializadas no pueden entenderse sin comprender que estas
representaciones están también atravesadas por las experiencias de género.
Este estudio presenta algunas limitaciones relacionadas con su carácter exploratorio,
especialmente en relación con los perfiles de personas migrantes participantes en el mismo,
ya que no se incluyeron personas de origen chino, así como tampoco mujeres musulmanas,
que podrían haber enriquecido los resultados. Asimismo, las personas migrantes tenían una
situación de residencia estable y prolongada en el País Vasco, por lo que se no recogen las
concepciones de personas en situaciones de mayor vulnerabilidad o recién llegadas. Otra
limitación son los rangos de edad de las personas participantes en el estudio, que se derivan
de la población objeto de estudio del proyecto de investigación bajo el que se enmarcan
estos resultados, tal y como se ha explicado en el apartado metodológico. La participación
de población joven (menor de 40 años) y mayor (mayor de 69 años) podría haber dado
lugar a comprender las diferencias generacionales en las representaciones de la salud en
poblaciones no hegemónicas. Por último, un aspecto a considerar para la interpretación
de los resultados del estudio está relacionado con la propia posición de las personas
investigadoras, que, desde una mirada etnocéntrica, dada su identificación como mujeres,
blancas y de alto nivel educativo, puede haber condicionado los resultados, tanto en el
propio diseño del estudio, la selección de la muestra, en la producción de los datos y en el
análisis de estos. Ello ha podido restringir una comprensión integral de las representaciones
sociales de la población no hegemónica sobre los procesos de salud-enfermedad y los
determinantes de la salud.
Si bien el estudio de las desigualdades en salud entre poblaciones de diverso origen
racial y étnico se ha venido desarrollando profusamente en el contexto español (Malmusi
y Ortiz-Barreda, 2014), la gran mayoría de los estudios han abordado este eje desde la
identificación de la población migrante en comparación con la población autóctona, dada la
dificultad para realizar estudios que directamente aborden la raza/etnia como categorías de
análisis. Son destacables también los estudios sobre las desigualdades en salud que afectan
a la población gitana, aunque en gran medida realizados desde una perspectiva cuantitativa
(La Parra-Casado et al., 2020), siendo más limitados los estudios de tipo cualitativo que
hayan abordado las percepciones, creencias y experiencias en el ámbito de la salud de
esta comunidad (Sanz, 2021; Rodríguez-Álvarez et al., 2014). De hecho, en nuestro contexto
no conocemos estudios que analicen las representaciones sociales de la salud desde una
perspectiva interseccional de origen migratorio o etnia, género y nivel socioeconómico.
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
20 RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Por lo tanto, este estudio contribuye a explorar las diferentes concepciones que las
diversas poblaciones tienen acerca de su salud, de manera que ayude a comprender cómo
las representaciones sociales influyen en sus decisiones y comportamientos en el ámbito
de la prevención en salud. Así, un enfoque interseccional (Bauer, 2014) que incorpore no
solo los ejes género y nivel socioeconómico, mucho más presentes en las investigaciones
en Europa, sino también los de origen migratorio, raza y etnia, permitirá mejorar el diseño
de programas de promoción de salud y prevención, identificar y abordar posibles sesgos,
y fomentar así sistemas de salud más equitativos. En general, se ha comprobado que las
concepciones sobre la salud de los diferentes grupos sociales presentan matices de gran
relevancia para comprender sus percepciones acerca de los riesgos en salud y, por ende, sus
comportamientos en términos de promoción y prevención en salud.
DECLARACIÓN DE USO DE IA
Las autoras declaran que no se ha utilizado inteligencia artificial en ninguna etapa
durante el proceso de elaboración de este trabajo.
FINANCIACIÓN
La presente investigación ha sido financiada por la Unión Europea - Next Generation EU,
aplicación presupuestaria 26.50.31RB.451 del presupuesto de gastos del Ministerio de Sanidad
de 2023 y forma parte del proyecto titulado: “Mejora de la participación y disminución de las
desigualdades en el cribado de cáncer colorrectal en el País Vasco”.
AGRADECIMIENTOS
A las personas participantes por su tiempo y contribución, que fue fundamental para el
desarrollo del estudio. Asimismo, quisiéramos agradecer a Unai Martín su colaboración en el
inicio del diseño del estudio, así como a Biltzen, Servicio Vasco de Integración y Convivencia
Intercultural, que ayudó en la selección y contactación de personas participantes en el
estudio.
REFERENCIAS
Abric, J. C. (2001). Las representaciones sociales: Aspectos teóricos. En Prácticas sociales y
representaciones. Ediciones Coyoacán.
Alidu, L., y Grunfeld, E. A. (2017). Gender differences in beliefs about health: A comparative
qualitative study with Ghanaian and Indian migrants living in the United Kingdom. BMC
Psychology, 5(1), 1-8. https://doi.org/10.1186/s40359-017-0178-z
Artazcoz, L., Artieda, L., Borrell, C., Cortès, I., Benach, J., y García, V. (2004). Combining job and
family demands and being healthy: What are the differences between men and women?
European Journal of Public Health, 14(1), 43-48. https://doi.org/10.1093/eurpub/14.1.43
Backett, K., y Davison, C. (1992). Rational or reasonable? Perceptions of health
at different stages of life. Health Education Journal, 51(2), 55-59. h t tp s://d oi .
org/10.1177/001789699205100202
González-Rábago et al.
21
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Bauer, G. R. (2014) Incorporating intersectionality theory into population health research
methodology: Challenges and the potential to advance health equity. Social Science
Medicine, 110, 10-17. https://doi.org/10.1016/j.socscimed.2014.03.022
Baverstock, K. A., Gargya, D. M., Jackson, M., y Stupans, I. (2018). Identifying Future Health
Professionals’ Understanding of the Determinants of Health. Journal of Nursing
Education, 57(12), 756-759. https://doi.org/10.3928/01484834-20181119-10
Benazizi, I., Blasco-Blasco, M., Sanz-Valero, J., Koselka, E., Martínez-Martínez, J. M., y Ronda-
Pérez, E. (2019). ¿Cómo es la alimentación de la población inmigrante residente en
España? Resultados a partir de una revisión sistemática. Anales del Sistema Sanitario
de Navarra, 42(1), 55-68. https://doi.org/10.23938/assn.0389
Berenguera, A., Fernández de Sanmamed, M., Pons, M., Pujol, E., Rodríguez, D., y Saura, S.
(2014). Escuchar, observar y comprender: Recuperando la narrativa en las Ciencias de la
Salud. Aportaciones de la investigación cualitativa. Institut Universitari d’Investigació
en Atenció Primària Jordi Gol (IDIAP J. Gol).
Biţu, N., y Vincze, E. (2012). Personal encounters and parallel paths toward Romani
feminism. Signs: Journal of Women in Culture and Society, 38(1), 44-46. htt p s://do i.
org/10.1086/665947
Bousmah, M.-Q., Combes, J.-B. S., y Abu-Zaineh, M. (2019). Health differentials between
citizens and immigrants in Europe: A heterogeneous convergence. Health Policy, 123(2),
235-243. https://doi.org/10.1016/j.healthpol.2018.12.005
Bowleg, L. (2012). The problem with the phrase women and minorities: Intersectionality—an
important theoretical framework for public health. American Journal of Public Health,
102(7), 1267-1273. https://doi.org/10.2105/AJPH.2012.300750
Braun, V., Clarke, V., Hayfield, N., y Terry, G. (2019). Thematic analysis. En P. Liamputtong (Ed.),
Handbook of research methods in health social sciences. Springer Singapore. ht t ps://
doi.org/10.1007/978-981-10-2779-6
Bronfenbrenner, U. (1994). Ecological models of human development. International
encyclopedia of education, 3(2), 37-43.
Calnan, M., y Johnson, B. (1985). Health, health risks and inequalities: An exploratory
study of women’s perceptions. Sociology of Health & Illness, 7(1), 55-75. ht t ps://do i.
org/10.1111/1467-9566.ep10831360
Canguilhem, G. (1986). Lo normal y lo patológico. Siglo XXI Editores.
Conde, F. (2008). Los grupos triangulares como espacios transicionales para la producción
discursiva: Un estudio sobre la vivienda en Huelva. En A. J. Gordo López & A. Serrano
Pascual (Eds.), Estrategias y prácticas cualitativas de investigación social. Pearson
Educación.
Conde, F., y Gabriel, C. (2002). La evolución de las representaciones sociales sobre la salud
de las mujeres madrileñas, 1993-2000. Revista Española de Salud Pública, 76(5), 493-507.
Connell, R . W., y Messerschmidt, J. W. (2005). Hegemonic ma sculinity: Ret hinking the concept.
Gender & Society, 19(6), 829-859.
Couto, M. T., De Oliveira, E., Separavich, M. A. A., y Luiz, O. D. C. (2019). La perspectiva
feminista de la interseccionalidad en el campo de la salud pública: Revisión narrativa
de las producciones teórico-metodológicas. Salud Colectiva, 15, e1994. ht t ps ://do i.
org/10.18294/sc.2019.1994
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
22 RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Crenshaw, K. W. (1989). Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist
Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics.
University of Chicago Legal Forum, 1989(1), 139-167.
Crenshaw, K . W. (1991). Mapping the margins: Intersectionalit y, identity politics, and violence
against women of color. Stanford Law Review, 43(6), 1241-1299.
Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco. (2022).
Estrategia Vasca con el Pueblo Gitano: 2022-2026. https://www.euskadi.eus/contenidos/
informacion/pueblo_gitano/es_7946/adjuntos/estrategia-gitana-Cast-web.pdf
Fernández-Feito, A., Pesquera-Cabezas, R., González-Cobo, C., y Prieto-Salceda, M. D. (2019).
What do we know about the health of Spanish Roma people and what has been done to
improve it? A scoping review. Ethnicity & Health, 24(2), 224-243. https://doi.org/10.1080/
13557858.2017.1315373
Foucault, M. (2001). El nacimiento de la clínica: Una arqueología de la mirada médica (1953)
(20a ed.). Siglo XXI Editores.
Fraser, N. (2015). Fortunas del feminismo: Del capitalismo gestionado por el Estado a la crisis
neoliberal (C. Piña Aldao, Trad.). Traficantes de sueños.
Furnham, A. (1994). Explaining health and illness: Lay perceptions on current and future
health, the causes of illness, and the nature of recovery. Social Science & Medicine,
39(5),715-725. https://doi.org/10.1016/0277-9536(94)90026-4
Gómez-Arias, R. D. (2018). ¿Qué se ha entendido por salud y enfermedad? Revista Facultad
Nacional de Salud Pública, 36(Supl 1), 64-102.
González-Rábago, Y., La Parra-Casado, D., Jacques-Aviñó, C., Bee Nchama, M., y Manzano
Lorenzo, J. (2024). Raza, salud y sistema sanitario: La necesidad de abordar el racismo
institucional en España. Gaceta Sanitaria, 38, 102425. https://doi.org/10.1016/j.
gaceta.2024.102425
Hawkes, S., y Buse, K. (2013). Gender and global health: Evidence, policy, and inconvenient
truths. The Lancet, 381(9879), 1783-1787. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(13)60253-6
Herrero-Arias, R., Parra-Casado, D. L., Ferrández-Ferrer, A., Sanchís-Ramón, M. J., y Ortiz-
Barreda, G. (2023). Experiences and constructions of womanhood and motherhood
among Spanish Roma women. European Journal of Women’s Studies, 30(2), 164-180.
https://doi.org/10.1177/13505068211039950
Hjelm, K., Bard, K., y Apelqvist, J. (2018). A qualitative study of developing beliefs about
health, illness and healthcare in migrant African women with gestational diabetes living
in Sweden. BMC Women’s Health, 18(34), 1-14. https://doi.org/10.1186/s12905-018-0518-z
Jobanputra, R., y Furnham, A. F. (2005). British Gujarati Indian Immigrants’ and British
Caucasians’ Beliefs about Health and Illness. International Journal of Social Psychiatry,
51(4), 350-364. https://doi.org/10.1177/0020764005060851
Jodelet, D. (1986). La representación social: fenómenos, concepto y teoría. En S. Moscovici
(Ed.), Psicología social II: Pensamiento y vida social. (469-494) Paidós.
Kostelanetz, S., Pettapiece-Phillips, M., Weems, J., Spalding, T., Roumie, C., Wilkins, C. H., y
Kripalani, S. (2022). Health Care Professionals’ Perspectives on Universal Screening of
Social Determinants of Health: A Mixed-Methods Study. Population Health Management,
25(3), 367-374. https://doi.org/10.1089/pop.2021.0176
González-Rábago et al.
23
RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
La Parra-Casado, D., Arza-Porras, J., y Estévez, J. F. (2020). Health indicators of the National
Roma Integration Strategy in Spain in the years 2006 and 2014. European Journal of
Public Health, 30(5), 906-910. https://doi.org/10.1093/eurpub/ckaa063
La Parra-Casado, D., Solheim, E. F., y Estévez, J. F. (2021). Health inequalities between Roma
and non-Roma populations in Europe: A study of 118,834 individuals combining the
UNDP Roma and the EU-SILC surveys. Scandinavian Journal of Public Health, 51(3), 347-
354. https://doi.org/10.1177/14034948211056210
Lugones, M. (2010). Toward a Decolonial Feminism. Hypatia, 25(4), 742-759. htt p s://do i.
org/10.1111/j.1527-2001.2010.01137.x
Malmusi, D., y Ortiz-Barreda, G. (2014). Desigualdades sociales en salud en poblaciones
inmigradas en España: Revisión de la literatura. Revista Española de Salud Pública, 88,
687-701. https://dx.doi.org/10.4321/S1135-57272014000600003
Martín Criado, E., y Moreno Pestaña, J. L. (Eds.). (2005). Conflictos sobre lo sano: Un estudio
sociológico de la alimentación en las clases populares en Andalucía. Junta de Andalucía,
Dirección General de Salud Pública y Participación.
Menéndez, E. L. (2020). Modelo médico hegemónico: tendencias posibles y tendencias más
o menos imaginarias. Salud colectiva, 16, e2615. https://doi.org/10.18294/sc.2020.2615
Moscovici, S. (2001). Social representations: Essays in social psychology. New York University
Press.
Nielsen, S. S., y Krasnik, A. (2010). Poorer self-perceived health among migrants and ethnic
minorities versus the majority population in Europe: A systematic review. International
Journal of Public Health, 55(5), 357-371. https://doi.org/10.1007/s00038-010-0145-4
Olišarová, V., Tóthová, V., Bártlová, S., Dolák, F., Kajanová, A., Nováková, D., Prokešová, R.,
y Šedová, L. (2018). Cultural features influencing eating, overweight, and obesity in the
Roma people of South Bohemia. Nutrients, 10(7), 838-848. https://doi.org/10.3390/
nu10070838
Parsons, T. (1984). El sistema social [1951]. Alianza Universidad.
Peersman, W., Cambier, D., De Maeseneer, J., y Willems, S. (2012). Gender, educational and
age differences in meanings that underlie global self-rated health. International Journal
of Public Health, 57(3), 513-523. https://doi.org/10.1007/s00038-011-0320-2
Pfeffer, N., y Moynihan, C. (1996). Ethnicity and health beliefs with respect to cancer: A
critical review of methodology. British Journal of Cancer. Supplement, 29, 66-72.
Ravenell, J. E., Johnson Jr, W. E., y Whitaker, E. E. (2006). African-American men’s perceptions
of health: A focus group study. Journal of the National Medical Association, 98(4), 544-
550.
Rodríguez-Álvarez, E., González-Rábago, Y., Bacigalupe, A., Martín, U., y Lanborena
Elordui, N. (2014). Inmigración y salud: Desigualdades entre la población autóctona e
inmigrante en el País Vasco. Gaceta Sanitaria, 28(4), 274-280. https://doi.org/10.1016/j.
gaceta.2014.01.008
Rodríguez-Álvarez, E., González-Rábago, Y., Borrell, L. N., y Lanborena, N. (2017). Perceived
discrimination and self-rated health in the immigrant population of the Ba sque Country,
Spain. Gaceta Sanitaria, 31(5), 390-395. https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2016.12.014
Representaciones sociales sobre la salud en poblaciones no hegemónicas: una aproximación
interseccional a las percepciones de las personas migrantes y de etnia gitana en el País Vasco
24 RES n.º 34 (2) (2025) a267. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824
Ruiz Ruiz, J. (2012). El grupo triangular: Reflexiones metodológicas en torno a dos
experiencias de investigación. Empiria: Revista de Metodología de Ciencias Sociales,
(24), 141-162. https://doi.org/10.5944/empiria.24.2012.846
Sanders Thompson, V., Talley, M., Caito, N., y Kreuter, M. (2009). African American men’s
perceptions of factors influencing health-information seeking. American Journal of
Men’s Health, 3(1), 6-15. https://doi.org/10.1177/1557988307304630
Satia-About, J. (2003). Dietary acculturation: Definition, process, assessment, and
implications. International Journal of Human Ecology, 4(1), 71-86.
Sanz Remacha , M. (2021). Promoción de la act ividad física y lo s hábitos saludables en fami lias
de poblaciones desfavorecidas [Tesis doctoral, Universidad de Zaragoza]. Universidad
de Zaragoza.
Shahin, W., Stupans, I., y Kennedy, G. (2021). Health beliefs and chronic illnesses of refugees:
A systematic review. Ethnicity & Health, 26(5), 756-768. https://doi.org/10.1080/1355785
8.2018.1557118
Shershneva Zastavnaia, J. (Ed.) (2024). Dos décadas de reflexión sobre migración y asilo en
Euskadi. Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco.
Simon, J. G., De Boer, J. B., Joung, I. M. A., Bosma, H., y Mackenbach, J. P. (2005). How is your
health in general? A qualitative study on self-assessed health. European Journal of
Public Health, 15(2), 200-208. https://doi.org/10.1093/eurpub/cki102
Stronks, K., Hoeymans, N., Haverkamp, B., den Hertog, F. R. J., van Bon-Martens, M. J. H.,
Galenkamp, H., Verweij, M., y van Oers, H. A. M. (2018). Do conceptualisations of health
differ across social strata? A concept mapping study among lay people. BMJ Open, 8(4),
e020210. https://doi.org/10.1136/bmjopen-2017-020210
Subedi, R., Kaphle, S., Adhikari, M., Dhakal, Y., Khadka, M., Duwadi, S., Tamang, S., y Shakya,
S. (2022). First call, home: Perception and practice around health among South Asian
migrants in Melbourne, Australia. Australian Journal of Primary Health, 28(1), 40-48.
https://doi.org/10.1071/PY21036
Torres López, T. M., Munguía Cortés, J. A., Pozos Radillo, B. E., y Aguilera Velasco, M. de los Á.
(2010). Representaciones sociales sobre la salud y la enfermedad de la población adulta
de Guadalajara, México. Atención Primaria, 42(3), 154-161. https://doi.org/10.1016/j.
aprim.2009.07.002
van Dalen, H., Williams, A., y Gudex, C. (1994). Lay people’s evaluations of health: Are there
variations between different subgroups? Journal of Epidemiology and Community
Health, 48(3), 248-253. https://doi.org/10.1136/jech.48.3.248
Vélez-Agosto, N. M., Soto-Crespo, J. G., Vizcarrondo-Oppenheimer, M., Vega-Molina, S., y
García Coll, C. (2017). Bronfenbrenner’s bioecological theory revision: Moving culture
from the macro into the micro. Perspectives on psychological science, 12(5), 900-910.
https://doi.org/10.1177/1745691617704397
Zwi, K. J., Woodland, L., Kalowski, J., y Parmeter, J. (2017). The impact of health perceptions
and beliefs on access to care for migrants and refugees. Journal of Cultural Diversity,
24(3), 63-72.
ResearchGate has not been able to resolve any citations for this publication.
Article
Full-text available
El objetivo de este texto es analizar la posibilidad futura de que el modelo médico hegemónico siga perpetuándose o se generen cambios significativos. Para ello se parte de las características y funciones actuales del modelo médico hegemónico, y se las observa a través de algunos de los aportes de la inteligencia artificial, de las investigaciones genéticas, de la robótica referidas a procesos de salud-enfermedad-atención-prevención, entre los que se analizan las posibilidades de fuertes incrementos en la esperanza de vida, las necesidades de “curar la senectud”, así como los procesos que están modificando la relación médico-paciente, llegando a la conclusión de que si bien se observan algunas modificaciones sustantivas, las características y funciones del modelo médico hegemónico siguen siendo las mismas.
Article
Full-text available
Background An understanding of the determinants of health is essential for all health professionals to be able to contribute to health promotion and disease prevention. Method This project sought to explore first-year students' understanding of determinants of health through a photograph essay assessment. Results Approximately one third of the students chose to depict social determinants of health, such as poverty and homelessness. Other determinants, such as individual human behavior, physical determinants, and policy, were less frequently selected. Content analysis of the students' photograph essay indicated two themes regarding approaches they believed could be used to improve equity— Education, and The Role of the Government. Conclusion Given the expectations of health professionals to contribute to health promotion and disease prevention in their communities, the findings from this study provide evidence for the need to develop new teaching and learning strategies to more effectively prepare health professional students for the future. [J Nurs Educ. 2018;57(12):756–759.]
Chapter
Full-text available
Jodelet, D. (1986). La representación social: fenómenos, concepto y teoría. In S. Moscovici (Ed.), Psicología Social II : Pensamiento y vida social (pp. 469-494). Barcelona, Páidos.
Article
Full-text available
This article describes the important cultural specifics that impact on treatment of overweight and obesity for the Roma people of South Bohemia. Methods: Data on health and nutrition were collected using a semi-structured interview of 302 Roma adults (quantitative phase). A further 25 participants received in-depth interviews regarding their eating and lifestyle habits and perceptions about obesity and overweight (qualitative phase). Height and weight were measured with calibrated scales and stadiometer. Qualitative data were analyzed with the “grounded theory” method. Results: The participants reported a relatively high consumption of high-sugar drinks and foods compared to fruits and vegetables. Lifestyle factors increasing risk of overweight identified from the qualitative interview included unemployment, socially isolating housing, poor transport, poverty, inactivity, tobacco smoking, and for women weight gain after childbirth. Also identified was the need for better health literacy. Conclusions: Effective health education may help to address risk factors for overweight and obesity in Roma peoples. Other measures include improved socioeconomic status and housing security, and improved health literacy of the Roma people.
Article
The socio-cultural context of populations has a significant effect on health outcomes across every stage of life. In Australia, South Asian migrants have a comparatively higher incidence of chronic disease and less use of health services. Often overlooked are community views of health, cultural traits and belief systems. This study aimed to explore the factors that influence health perception and practice of South Asian migrants. The study used a mixed method approach with both a survey and interviews. A total of 62 participants between the age of 18 and 64 years were surveyed and 14 participants completed interviews. Data were analysed descriptively and thematically. South Asians share a common perception and practice around health and illness. This paper highlights two key findings. First, these groups take a broad view of health encompassing physical, mental, emotional, social and economic aspects of life. Second, these cultural groups do not seek medical help as their first choice, but have a high level of trust in family for providing health advice and share a belief in the effectiveness of home remedies for managing health conditions. Participants shared their expectation that the Australian health system should consider their socio-cultural construct to make services culturally safe and engaging to enhance service utilisation.
Article
Aims This study aimed to compare the self-rated health status of the Roma and of the general population by gender and educational level in six Central and Eastern European countries. Methods We analysed the United Nations Development Program Regional Roma Survey and EUROSTAT’s European Union Statistics on Income and Living Conditions surveys from 2011 for Bulgaria, Croatia, Czechia, Hungary, Romania and Slovakia. Using logistic regression, predicted probabilities of good or very good self-rated health were estimated for the Roma ( n=11,401), Roma neighbours ( n=5857) and the general population ( n=101,579) stratified by gender, and adjusted by age, country and educational level. Results There was a distinctive social gradient in self-rated health between the groups among both men and women, and a gap between primary versus secondary or tertiary education among all three groups, but Roma (men) and their neighbours with secondary or higher education had significantly worse predicted self-rated health compared to the general population with similar qualifications. Conclusions These results strongly suggest that ethnicity and gender should be considered as fundamental causes that explain structural health inequalities. Consequently, future research and policy initiatives to reduce health inequities should acknowledge the impact of ethnic minorities and how these fundamental causes extend the general population’s social gradient in health. Study designs enabling direct comparisons between ethnic groups and the general population should be applied. More and better data about ethnic minorities are needed to document and monitor existing health inequalities.
Article
Social determinants of health (SDH) contribute to nearly 50% of health outcomes; however, SDH data collection is inconsistent in clinical practice. This study used mixed methods to evaluate health care professionals' perceptions of universal SDH screening at an academic medical center by surveying physicians, advanced practice providers, nurses, social workers, case managers, pharmacists, and administrators. An electronic survey assessed SDH screening practices, prioritization of SDH domains, disciplines to perform screening, and attitudes and barriers to universal screening. Likert-scale responses were dichotomized and compared disciplines with proportions tests. Qualitative interviews identified themes and elaborated survey findings. Participant discipline was the primary predictor variable. Of 193 survey participants (62.5% response rate), most were physicians (31%) or social workers (22%). Participants overwhelmingly reported using SDH information in patient care (93%), and social workers as the most appropriate role for screening (95%). Most respondents (75%) believed health literacy is important, but 40% reported routine assessment. Housing status (73% vs. 53%) and financial strain (62% vs. 48%) followed similar patterns. SDH screening barriers included lacking resources to address identified needs (51%), time to ask (45%), support staff to ask (33%), and training in responding to identified needs (28%). Social workers cited barriers less often than non-social workers (P < 0.001). Qualitative interviews (n = 16) supported survey findings and described barriers including lack of time, resources, standardized approaches, and professional burnout. Health care professionals support universal SDH screening while highlighting the need to address implementation barriers. Strategies should leverage social work expertise and optimize SDH data accessibility for all providers.
Article
The literature on immigration and health has provided mixed evidence on the health differentials between immigrants and citizens, while a growing body of evidence alludes to the unhealthy assimilation of immigrants. Relying on five different health measures, the present paper investigates the heterogeneity in health patterns between immigrants and citizens, and also between immigrants depending on their country of origin. We use panel data on more than 100,000 older adults living in nineteen European countries. Our panel data methodology allows for unobserved heterogeneity. We document the existence of a healthy immigrant effect, of an unhealthy convergence, and of a reversal of the health differentials between citizens and immigrants over time. We are able to estimate the time threshold after which immigrants’ health becomes worse than that of citizens. We further document some heterogeneity in the convergence of health differentials between immigrants and citizens in Europe. Namely, the unhealthy convergence is more pronounced in terms of chronic conditions for immigrants from low-HDI countries, and in terms of self-assessed health and body-mass index for immigrants from medium and high-HDI countries. Keywords: Healthy immigrant effect · Europe · Health differentials · Health convergence · Immigration · Health economics. JEL classification: F22 · I14 · J15.
Article
Objective: To evaluate beliefs, and attitudes about health of refugees with chronic conditions such as diabetes mellitus type 2, hypertension, chronic obstructive pulmonary disease, and posttraumatic stress disorder and the consequent effects on self-care in comparison to resident populations. Design: A systematic review methodology was used. PubMed, Embase, PsycINFO and CINAHL databases were searched for relevant articles. The main terms analysed were health beliefs, chronic conditions and refugee populations. From 844 articles, 45 were retained for further assessment, and finally 5 met the inclusion criteria. Results: Differences in the health beliefs, attitudes and self-care management approaches of refugees compared to resident populations were identified in two studies. The remaining three papers did not make comparisons between the refugees and the resident population, nor did they specifically explore the refugees’ health beliefs. Of the five studies, three were carried out in Sweden and two in the US. Refugees who have poorer mental and physical health as well as higher prevalence of chronic diseases than the populations among which they resettle seem to lack the knowledge about their illness, symptoms and self-management and thus are less able to control their chronic conditions. Conclusion: The findings highlighted the deficiency in the literature of studies which examine health beliefs and attitudes of minority groups such as refugees who have chronic conditions. The findings also gave insight to the need for a distinctive understanding of refugee health and the management of chronic conditions in comparison to other non-refugee migrant groups. Further research is needed to fully understand the differences between refugees and local populations in terms health beliefs, chronic disease and self-management.