Cuando caminamos por la ciudad nos encontramos con otras personas y con la materialidad que compone el entorno que andamos. Caminar se trata de encuentros: encontrar gente, una acera pavimentada, un perro que callejea o automóviles que transitan. Este capítulo propone una manera de comprender las relaciones que se generan entre quienes caminan y los materiales que conforman los lugares que ellas y ellos recorren de manera habitual. El argumento principal es que las materialidades de los entornos urbanos no solo facilitan, dificultan o decoran el caminar, sino que a través de lo material se teje una socialidad. Es decir, en el encuentro con los materiales urbanos nos encontramos también unos con otros. En ese sentido, lo material no es solo el escenario en el que ocurren las prácticas de movimiento, sino que lo material también constituye la experiencia de moverse. Mi finalidad es reconocer aquí el rol fundamental que tienen los materiales de los lugares en las experiencias de quienes caminan la ciudad y, de esta manera, promover un mayor cuidado de estos aspectos tanto a nivel ciudadano como institucional.