En el mes de diciembre del año 2019 se reportó en la ciudad de Wuhan (China) casos de neumonía atípica ocasionadas por un nuevo coronavirus denominado SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19 (Mojica & Morales, 2020). Posteriormente, en el mes de marzo del año 2020 fue categorizada como pandemia debido al aumento exponencial de los casos en varios países (Buitrago et al., 2021), repercutiendo en el ámbito económico, social, financiero y cómo no, en la educación. En el Perú, como en otros países, la pandemia de COVID-19 ocasionó que el Gobierno declare el 15 de marzo del 2020 el estado de emergencia nacional y aislamiento social obligatorio como una medida excepcional para evitar que el virus se propague. En ese sentido, muchas actividades fueron suspendidas, entre ellas, las actividades académicas en las instituciones educativas básicas y superiores. Posteriormente, y ante la necesidad de no interrumpir el servicio educativo, la modalidad de enseñanza pasó de ser presencial o semipresencial a ser estrictamente virtual a partir del mes de abril (Estrada & Mamani, 2021). En el caso de la educación básica, las clases comenzaron el 6 de abril con la estrategia “Aprendo en Casa”, la cual buscó garantizar la continuidad del servicio educativo en el marco de la emergencia sanitaria. Para lograr dicho objetivo se puso a disposición algunos recursos como la televisión, la radio y una página web. En el caso de la educación superior, las clases comenzaron también a partir de abril, sin embargo, fue de manera progresiva, ya que muchas universidades e institutos las aulas virtuales no estaban operativas y en otros casos los actores educativos no estaban familiarizados con los recursos virtuales que tenían (Estrada et al., 2020a). En el mes de diciembre del año 2019 se reportó en la ciudad de Wuhan (China) casos de neumonía atípica ocasionadas por un nuevo coronavirus denominado SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19 (Mojica & Morales, 2020). Posteriormente, en el mes de marzo del año 2020 fue categorizada como pandemia debido al aumento exponencial de los casos en varios países (Buitrago et al., 2021), repercutiendo en el ámbito económico, social, financiero y cómo no, en la educación. En el Perú, como en otros países, la pandemia de COVID-19 ocasionó que el Gobierno declare el 15 de marzo del 2020 el estado de emergencia nacional y aislamiento social obligatorio como una medida excepcional para evitar que el virus se propague. En ese sentido, muchas actividades fueron suspendidas, entre ellas, las actividades académicas en las instituciones educativas básicas y superiores. Posteriormente, y ante la necesidad de no interrumpir el servicio educativo, la modalidad de enseñanza pasó de ser presencial o semipresencial a ser estrictamente virtual a partir del mes de abril (Estrada & Mamani, 2021). En el caso de la educación básica, las clases comenzaron el 6 de abril con la estrategia “Aprendo en Casa”, la cual buscó garantizar la continuidad del servicio educativo en el marco de la emergencia sanitaria. Para lograr dicho objetivo se puso a disposición algunos recursos como la televisión, la radio y una página web. En el caso de la educación superior, las clases comenzaron también a partir de abril, sin embargo, fue de manera progresiva, ya que muchas universidades e institutos las aulas virtuales no estaban operativas y en otros casos los actores educativos no estaban familiarizados con los recursos virtuales que tenían (Estrada et al., 2020a).