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Migration and violence: the caravans of Central American Migrants

Authors:

Abstract

Descriptores: México, cárteles de las drogas, migración, violencia.

    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas
de migrantes centroamericanos*1
Migration and violence: the caravans of Central
American Migrants
Migração e violência: as caravanas dos migrantes
da américa central
2
Universidad Autónoma de Tamaulipas, Victoria, México
3
Universidad Autónoma de Tamaulipas, Victoria, México
Cómo citar: Izcara Palacios, S. y Andrade Rubio, K. (). Migración y violencia: las caravanas
de migrantes centroamericanos. Revista Colombiana de Sociología, 45(), pp -.
doi: https://doi.org/./rcs.vn/
Este trabajo se encuentra bajo la licencia Creative Commons Attribution ..
Artículo de investigación e innovación
Recibido: 14 de mayo de 2021 Aprobado: 30 de febrero de 2022
* Este artículo presenta resultados del Proyecto de investigación “El impacto social del
desplazamiento de migrantes en masa de forma clandestina y los derechos humanos”. Clave:
Invuat-.
** Profesor de Sociología en la Unidad Académica Multidisciplinaria de Ciencias, Educación
y Humanidades (Uamceh), Universidad Autónoma de Tamaulipas, México, y es miembro
de Sistema Nacional de Investigadores (Sni ). Sus áreas de especialización son los estudios
migratorios, la trata y el tráco de personas.
Correo electrónico: sizcara@uat.edu.mx–orCid: hTTpS://orCid.org/0000-0003-0523-305x
*** Profesora de Métodos de investigación en la Unidad Académica de Trabajo Social y Ciencia
para el Desarrollo Humano (Uatscdh), Universidad Autónoma de Tamaulipas, México, y es
miembro de Sistema Nacional de Investigadores (Sni ). Sus áreas de especialización son los
estudios rurales y los estudios migratorios.
Correo electrónico: kandrade@uat.edu.mx–orCid: hTTpS://orCid.org/0000-0002-2140-8457
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UNIV ERSID AD NAC IONA L DE COLO MBIA
Simón Pedro Izcara Palacios y Karla Lorena Andrade Rubio
Resumen
Los migrantes centroamericanos que transitan por México para llegar a Estados
Unidos son objeto de secuestros, violaciones y desapariciones forzadas. Con objeto de
defenderse del acoso de las autoridades y de las agresiones de la delincuencia organizada
a partir de octubre del  los migrantes centroamericanos comenzaron a desplazarse
en grupos extensos, en las llamadas caravanas de migrantes. A diferencia del modelo
tradicional de migración subrepticia, el modelo de migración en caravana es bullicioso,
visible, colectivo, y aparece impregnado de un carácter de denuncia. Sin embargo, dentro
de las caravanas también emergieron escenarios de violencia. El objetivo de este artículo
es examinar las formas de violencia sufridas por los migrantes centroamericanos que se
unieron a las caravanas.
Esta investigación está cimentada en un enfoque metodológico cualitativo. La técni-
ca utilizada para el acopio del material discursivo fue la entrevista en profundidad. Entre
los meses de julio del  y febrero del  fueron entrevistados  migrantes cen-
troamericanos (nueve varones y quince mujeres) en cuatro áreas geográcas de México:
Tamaulipas, Nuevo León, Ciudad de México y Puebla. Fueron seleccionadas personas
mayores de edad que se unieron a una de las caravanas formadas durante los meses de
octubre y noviembre del , pero las abandonaron para migrar en solitario debido a
escenarios de violencia protagonizados en el interior de las caravanas.
Los resultados muestran que las mujeres son quienes sufrieron más situaciones
violentas. Ellas se quejaban de la violencia cotidiana emanada de las interacciones con
los otros actores del campo social de la migración. Muchas fueron víctimas de prácticas
y expresiones rutinarias de agresión interpersonal iniciadas por sus compañeros varones.
Para escapar de la violencia cotidiana las mujeres entrevistadas decidieron abandonar la
seguridad de avanzar en grupo para emigrar de modo solitario. Asimismo, los varones
entrevistados abandonaron las caravanas porque somatizaron una visión y división del
mundo que les denía como culpables y no merecedores.
Palabras clave: caravanas, delincuencia organizada, México, migrantes centroame-
ricanos, violencia cotidiana, violencia simbólica.
Descriptores: México, cárteles de las drogas, migración, violencia.
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    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
Abstract
Central American migrants transiting through Mexico to reach the United States are
subjected to abductions, rape, and enforced disappearances. From October  Central
American migrants began to move in large groups known as migrant caravans to defend
themselves against harassment by the authorities and the aggressions of organized crime.
Unlike the traditional subreptitious migration model, the caravan migration model is
bustling, visible, collective, and is imbued with a denunciation character. However, vio-
lence scenarios also emerged inside the caravans. The purpose of this article is to examine
the forms of violence suered by Central American migrants who joined the caravans.
This research is based on a qualitative methodological approach. The technique
used for collecting discursive material was the in-depth interview. From July  to Fe-
bruary ,  Central American migrants ( males and  women) were interviewed in
four geographical areas of Mexico: Tamaulipas, Nuevo León, Mexico City, and Puebla.
We selected adults who joined one of the caravans formed during October and November
of  but abandoned the caravans to migrate alone due to scenarios of violence occu-
rring inside the caravans.
The results show that women suered the most violent situations. Women complai-
ned about everyday violence originating from interactions with the other actors in the so-
cial eld of migration. Many women were victims of routine practices and expressions of
interpersonal aggressions initiated by their male peers. To escape from everyday violence
interviewed women decided to abandon the security of advancing as a group to emigrate
alone. On the other hand, interviewed men left the caravans because they somatized a
vision and division of the world that dened them as guilty and not deserving.
Keywords: caravans, Central American Migrants, everyday violence, Mexico, orga-
nized crime, symbolic violence.
Descriptors: drug cartels, Mexico, migration, violence.
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UNIV ERSID AD NAC IONA L DE COLO MBIA
Simón Pedro Izcara Palacios y Karla Lorena Andrade Rubio
Resumo
Migrantes da América Central que transitam pelo México para chegar aos Estados
Unidos são submetidos a sequestros, estupros e desaparecimentos forçados. A m de se
defender do assédio das autoridades e das agressões do crime organizado a partir de outu-
bro de , os migrantes da América Central começaram a se mover em grandes grupos,
nas chamadas caravanas de migrantes. Ao contrário do modelo tradicional de migração
sub-reptícia, o modelo de migração de caravanas é movimentado, visível, coletivo, e está
imbuído de um caráter de denúncia. No entanto, cenários de violência também surgiram
dentro das caravanas. O objetivo deste artigo é examinar as formas de violência sofridas
pelos migrantes da América Central que se juntaram às caravanas.
Esta pesquisa baseia-se em uma abordagem metodológica qualitativa. A técnica uti-
lizada para a coleta de material discursivo foi entrevista aprofundada. Em julho de 
e fevereiro de ,  migrantes da América Central ( homens e  mulheres) foram
entrevistados em quatro áreas geográcas do México: Tamaulipas, Nuevo León, Cidade
do México e Puebla. Os idosos foram selecionados para participar de uma das caravanas
formadas durante outubro e novembro de , mas abandonaram-nas para migrar sozin-
has devido a cenários de violência protagonizados dentro das caravanas.
Os resultados mostram que as mulheres sofreram as situações mais violentas.
Eles reclamaram da violência cotidiana emanando das interações com os demais atores
do campo social da migração. Muitos foram vítimas de práticas rotineiras e expressões de
agressão interpessoal iniciadas por seus pares masculinos. Para escapar da violência
diária, as mulheres entrevistadas decidiram abandonar a segurança de avançar em grupo
para emigrar solitária. Além disso, os machos entrevistados deixaram as caravanas por-
que somatizaram uma visão e divisão do mundo que os deniu como culpados e não
merecedores.
Palavras-chave: caravanas, crime organizado, México, migrantes da América Cen-
tral, violência diária, violência simbólica.
Descritores: cartéis de drogas, migração, México, violência.
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    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
Introducción
Los secuestros, violaciones y desapariciones de migrantes centro-
americanos son sucesos que se repiten diariamente, pero permanecen
ocultos debido a la falta de denuncias (Calva Sánchez et ál., , p. ).
Un informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, realizado
entre septiembre de  y febrero de , descubrió  eventos de
secuestro y computó  víctimas (, , p. ). Otro informe
realizado dos años después constataba un agravamiento de la situación
al sumar  eventos de secuestro y contabilizar   víctimas entre los
meses de abril a septiembre de  (, , p. ). La Encuesta sobre
agresión y abuso a migrantes (), realizada entre octubre de  y
septiembre de , concluyó que   migrantes (  mexicanos
y   centroamericanos) fueron agredidos o abusados en México en el año
previo a la entrevista (Calva Sánchez et ál., , p. ). Aunque los autores
subrayan que los resultados de la  deberían interpretarse como un
“piso” mínimo de prevalencia de la violencia hacia los migrantes durante
su tránsito por México (Calva Sánchez et ál., , p. ).
Con objeto de visibilizar y denunciar la violencia sufrida durante su
tránsito por México, tanto a manos de la delincuencia organizada como de
las autoridades, desde hace dos décadas los migrantes centroamericanos
comenzaron a protagonizar diferentes formas de protesta (París Pombo y
Montes, , p. ). La forma de externalización de este reclamo ha sido
a través del desplazamiento en grupo siguiendo diferentes rutas a lo largo
del territorio mexicano. Esta forma de protesta se inició con la caravana de
madres de migrantes centroamericanos desaparecidos, que se lleva a cabo
de manera ininterrumpida desde el año . Una década después, en
, se iniciaron los viacrucis del migrante, que han sido denidos como
“eventos de protesta que vinculan lo religioso con lo político” (Vargas
Carrasco, , p. ). Estas formas de protesta constituyen el antecedente
de una nueva forma de emigrar, iniciada en el mes de octubre de : las
caravanas de migrantes.
El Presidente de Estados Unidos definió las caravanas como una
amenaza muy peligrosa, por lo que instó al gobierno de México a detener
la movilización de los migrantes. Sin embargo, las amenazas del manda-
tario estadounidense, lejos de desincentivar la formación de caravanas,
contribuyeron a impulsarlas, ya que atrajeron la atención de los medios
de comunicación, e hicieron que no pasasen desapercibidas. Además, las
amenazas del presidente estadounidense despertarían la solidaridad hacia
los migrantes (Martínez Hernández, , p. ). El éxito de esta forma
de movilización fue tan abrumador que en el transcurso de dos semanas
ingresaron en el territorio mexicano tres caravanas formadas por más
de diez mil migrantes procedentes de Centroamérica en ruta hacia los
Estados Unidos. El  de octubre entró la primera caravana con más de 
mil migrantes; el  de octubre ingresó otro contingente de  personas,
y el  de noviembre entró otro grupo de  mil personas (, , p. ).
Desde el primer gran éxodo hasta abril de  se autoorganizaron a través
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Simón Pedro Izcara Palacios y Karla Lorena Andrade Rubio
de las redes sociales una decena de caravanas (Ruíz Lagier y Varela Huerta,
, p. ). Sin embargo, el despliegue de la Guardia Nacional en junio de
, para evitar las sanciones arancelarias del gobierno estadounidense,
neutralizó el surgimiento de nuevas caravanas (Varela Huerta y McLean,
, p. ). En el año  se formarían otras dos caravanas. La primera
llegó a la frontera sur de México entre los días  y  de enero, y la segunda
partió de San Pedro Sula el  de octubre. Asimismo, en enero de  se
formó una nueva caravana.
Las caravanas modicaron el perl demográco de los migrantes centro-
americanos, ya que permitió escapar de la violencia y de la pobreza a grupos
sociales carentes de recursos económicos. Mujeres, niños, minusválidos
y personas mayores se aventuraron a migrar debido a la protección que
les ofrecía la caravana (Camus Bergareche et ál., , p. ; Ruíz Lagier
y Varela Huerta, , p. ; Pradilla, , p. ).
Lo que diferencia las caravanas de las formas tradicionales de emigrar,
en pequeños grupos, es la dimensión, la forma no-encubierta y el carácter
beligerante de la misma. El modelo tradicional de migración subrepticia
es sigiloso, oculto, individual, tiene un carácter marcadamente laboral,
y está compuesto en gran medida por varones en edad productiva. Los
migrantes viajan escondidos, de noche, por brechas y rutas poco transi-
tadas, y atraviesan las fronteras de modo furtivo, sin que nadie se percate
de su paso. Como contraste, el modelo de las caravanas es bullicioso,
visible, colectivo, aparece impregnado de un carácter de denuncia, y está
compuesto en gran medida por mujeres, niños y personas en edad no
productiva, que viajan de día y sin polleros por autopistas (Ruíz Lagier y
Varela Huerta, , p. ). La caravana arropa al migrante, y le protege
de posibles agresiones. Gerardo Pérez (, p. ) dene las caravanas
como una comunidad política que visibiliza las vidas de quienes se niegan
a caminar en la clandestinidad y a ser nadie.
La migración en caravanas ha sido conceptualizada, bien como un
ejercicio de autodefensa migrante (Varela Huerta y McLean, , p. ),
o bien como un constructo impulsado por grupos de poder político y
económico (Solalinde Guerra y Correa Cabrera, ). El primer enfoque
maniesta una visión positiva de las caravanas, que permite a los migrantes
avanzar en grupos, sin polleros y sin el acecho de la delincuencia organizada,
hasta Estados Unidos. Este enforque conceptualiza los desplazamientos
de grupos extensos no solo como una forma de defensa del acoso de las
autoridades y el crimen organizado; sino también como una forma de
independizarse de la costosa industria de la migración clandestina (Pradilla,
, p. ; Camus Bergareche, , p. ). Las caravanas son entendidas
como un movimiento de explosión social de carácter espontáneo que ofrece
a los migrantes seguridad física (les protege de asaltos, secuestros, robos
o violaciones) y nanciera (les permite desplazarse sin pagar las tarifas
cobradas por los polleros, que ascienden a miles de dólares) (Chávez, ,
p. ; Ruíz Lagier y Varela Huerta, , p. ).
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Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
Por el contrario, el segundo enfoque muestra una visión peyorativa
de las caravanas, que son acusadas de poner en riesgo las vidas de los
migrantes más vulnerables: las mujeres y los niños, debido a la presencia
de actores criminales en su entorno. Bajo este prisma, las caravanas son
descritas como un constructo promovido y nanciado por grupos de poder
político y económico, que emplean estratégicamente la vulnerabilidad de los
migrantes para reorganizar la política regional, desestabilizar el incipiente
gobierno de México y usufructuar tierras centroamericanas ricas en recursos
naturales (Solalinde Guerra y Correa Cabrera, ). Asimismo, una de
las cadenas estadounidenses presentaba las caravanas como una horda
invasora de la soberanía nacional estadounidense, nanciada por Soros y
Venezuela (Fabregat et ál., , p. ).
Este artículo tiene como objetivo examinar las formas de violencia
sufridas por los migrantes centroamericanos que partieron con las caravanas
que se formaron a partir de nales de . En primer lugar, se describe
la metodología. A continuación, se examina la conceptualización de la
violencia. Más adelante, se analizan las elevadas expectativas de los migrantes
centroamericanos que partieron con las caravanas, que pronto chocaron con
la dura realidad de desplazarse junto a personas desconocidas. Después,
se describen las incursiones de la delincuencia organizada para secuestrar
a aquellos que eran más vulnerables o quedaban rezagados. Finalmente, se
examina el temor de los migrantes a las autoridades policiales.
Metodología
Esta investigación está cimentada en un enfoque metodológico cualitati-
vo. La técnica utilizada para el acopio del material discursivo fue la entrevista
en profundidad. Las entrevistas tuvieron una duración comprendida entre
sesenta y noventa minutos, y fueron grabadas y transcritas de modo literal.
El trabajo de campo se realizó en cuatro áreas geográcas de México:
Tamaulipas, Nuevo León, Ciudad de México y Puebla. Tamaulipas fue
seleccionado no únicamente porque es un estado fronterizo con Estados
Unidos; sino porque constituye la principal puerta de entrada de los migrantes
centroamericanos que se dirigen hasta el país del norte, y que buscan en
Tamaulipas contactar con tracantes para llegar al punto de destino (Izcara
Palacios, , p. ). La Ciudad de México y el estado de Puebla fueron
seleccionados porque constituyen el principal punto nodal hasta donde
se dirigen las caravanas de migrantes centroamericanos. Finalmente, se
seleccionó uno de los principales puntos por donde transitan las redes de
tráco de migrantes que operan en el sector oriental de la ruta que conduce
a Estados Unidos: Nuevo León.
Entre los meses de julio de  y febrero de  fueron entrevistados
 migrantes centroamericanos ( varones y  mujeres). Las edades de
los entrevistados estaban comprendidas entre los  y los  años, nueve
( varones y  mujeres) procedían de Guatemala, ocho ( varones y 
mujeres) eran oriundos de El Salvador, y siete ( varones y  mujeres)
eran hondureños.
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UNIV ERSID AD NAC IONA L DE COLO MBIA
Simón Pedro Izcara Palacios y Karla Lorena Andrade Rubio
La muestra fue formada a partir de tres criterios: . Ser mayor de
edad, ya que entrevistar a menores plantea problemas éticos, debido a su
incapacidad para consentir. . Ser migrantes procedentes de Centroamérica
que llegaron hasta México en una de las caravanas formadas durante los
meses de octubre y noviembre de , y . Haber abandonado las caravanas
para migrar en solitario debido a escenarios de violencia que sufrieron o
presenciaron en las caravanas.
El trabajo de campo se realizó de acuerdo con los lineamientos pro-
puestos por la Organización Mundial de la salud para investigar este tipo de
población (Zimmerman y Watts, ). El Comité de ética de la investigación
del Cuerpo Académico “Migración, desarrollo y derechos humanos” de
la Universidad Autónoma de Tamaulipas aprobó el diseño metodológico
de esta investigación. Se obtuvo el consentimiento de participación voluntaria
en el estudio de forma oral, y a cada uno de los entrevistados le fue asignado
un código con objeto de asegurar el carácter condencial y anónimo de
los datos recabados. Con objeto de no inuenciar su consentimiento, los
participantes no recibieron incentivos económicos por participar en el
estudio. Asimismo, a los entrevistados se les explicó el propósito de esta
investigación y la naturaleza voluntaria de su participación en el estudio
(Universidad Autónoma de Tamaulipas, ).
Laconceptualizacióndelaviolencia
Las sociedades occidentales, herederas de la tradición judeo-cristiana
y del derecho Romano, denen la violencia como una situación donde es
posible identicar a una víctima que sufre un acto violento y a un sujeto
que ejecuta este acto de modo intencional. Los actos no intencionados,
generados de modo indirecto por actores o instituciones que no son cons-
cientes de los resultados generados por sus acciones, no son categorizados
como violencia contra las personas, ni son punibles. Como consecuencia
las estadísticas ociales únicamente cuantican la violencia directa. Sin
embargo, la violencia también implica dimensiones sociales y culturales
ocultas, inconscientes e involuntarias, que no aparecen registradas en las
estadísticas ociales porque son difíciles de percibir (Scheper-Hughes y
Bourgois, , p. ).
Para Galtung (, p. ) la violencia no es únicamente una realización
somática actualizada; sino que se produce siempre que “los seres humanos
están siendo inuenciados de manera que sus realizaciones somáticas
y mentales actuales están por debajo de sus realizaciones potenciales”.
Es decir, se produce una situación de violencia cuando no se cumplen
las realizaciones somáticas y mentales potenciales de la persona (Torre
Cantalapiedra, , p. ). Galtung (, p. ) señala que mientras
en el neolítico una esperanza de vida de treinta años no constituía una
expresión de la violencia, en la actualidad dicha expectativa de vida,
como consecuencia de la guerra o de la injusticia social, sí que sería una
expresión de la violencia. Asimismo, también constituiría violencia morir
de una enfermedad curable o morir de hambre cuando sobran alimentos.
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    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
El modelo clásico desarrollado por Galtung (; ) distingue tres
formas de violencia: directa, estructural y cultural. Galtung (, p. )
diferencia entre la violencia personal o directa, cometida por un actor, y la
violencia estructural o indirecta, cuando tal actor no es identicable. En el
primer caso la relación entre sujeto-objeto es visible; en el segundo caso esta
relación no es perceptible porque está inscrita en la estructura (Galtung,
, p. ). En el primer caso la violencia es intencional, mientras que en
el segundo no existe una intención de cometer violencia (Galtung, , p.
). Galtung (, p. ) contrapone la violencia personal a la estructural
al señalar que la primera es cambiante y dinámica; pero, la última es estática
y silenciosa, y solo puede percibirse dentro de un sistema dinámico. Nevins
(, p. ) ha señalado que, en un sistema estático, como las normas
relativas a la inmigración y el control fronterizo, la violencia estructural
contra los migrantes resulta invisible y no es objeto del escrutinio público.
La violencia directa es perceptible, constituye un evento producido
por un actor concreto a quien es posible identicar. Por el contrario, la
violencia estructural y la cultural son imperceptibles, porque no existe
un sujeto identicable a quien sea posible imputar la acción. La violencia
estructural es un proceso relacionado con la creación de circunstancias
que propician la violencia, y la violencia cultural forma un sustrato que
nutre tanto a la violencia directa como a la estructural. Para Galtung (,
p. ) la violencia directa, cultural y estructural forman un triángulo a
través del cual esta puede transmitirse de una esquina a otra. Dentro de
este triángulo la violencia cultural es la que tiene más peso porque legitima
y torna aceptables o imperceptibles las otras formas. La violencia cultural
hace que la violencia directa y la violencia estructural parezcan correctas,
o hace que no se perciban como incorrectas (Galtung, , p. ). La
violencia directa constituye un evento y la estructural un proceso, mientras
que la cultural forma un sustrato permanente del que se nutren las anteriores
(Galtung, , p. ). Según Spener (, p. ) la violencia directa
es perpetrada por actores individuales e incluye secuestros, golpizas,
abandono o accidentes; la estructural es ejecutada por el aparato de control
de la inmigración, y la cultural es provocada por la esfera simbólica que
justica y mistica las anteriores formas de violencia.
Mientras el concepto de violencia estructural capta las formas im-
perceptibles de violencia, los conceptos de violencia simbólica, violencia
cotidiana y violencia legal explican cómo las víctimas se transforman en
cómplices. Cuando la violencia cobra alguna de estas formas, se oculta y se
torna irreconocible porque estas formas legitiman, normalizan y naturalizan
la violencia; de modo que la víctima se torna en culpable, mientras que el
agente que genera la violencia representa el orden.
El concepto de violencia simbólica fue desarrollado por Bourdieu
como una herramienta explicativa de la dominación en sus múltiples
manifestaciones: personal, de clase, de género, entre naciones, etc. (Fer-
nández Fernández, , p. ). Bourdieu dene como violencia simbólica
a aquel tipo de violencia que escapa a la conciencia, porque se ejerce

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Simón Pedro Izcara Palacios y Karla Lorena Andrade Rubio
“con la complicidad de las estructuras incorporadas que el dominado ha
adquirido en la confrontación prolongada con las estructuras objetivas de
dominación” (, p. ). Las víctimas de violencia simbólica no solo no
se percatan de la misma, sino que este tipo de violencia se ejerce con la
complicidad de quienes la sufren. Esta violencia representa la imposición
deliberada de las ideas y valores de la clase dominante en el grupo social
dominado. El dominado consiente a la dominación porque esta violencia
es normal, legal y legítima; de modo que la complicidad entre dominador
y dominado constituye la seña de identidad y característica denitoria
de la misma (Bardall, , p. ). La violencia simbólica consiste en la
inscripción en el cuerpo de una actitud de sumisión a través de disposiciones
inconscientes y exhortaciones silenciosas, que imposibilitan la erradicación
de esta, ya que va más allá de una conversión de las conciencias.
Debido a que el fundamento de la violencia simbólica resida no
en las conciencias misticadas que es suciente con esclarecer, sino
que las disposiciones ajustadas a las estructuras de dominación de
las que ellas son el producto, no se puede esperar una ruptura de la
relación de complicidad entre la víctima de la dominación simbólica
acorde al dominante, más que mediante una transformación radical
de las condiciones sociales de producción de las disposiciones que
llevan a los dominados a tomar sobre los dominantes y sobre ellos
mismos un punto de vista que no es otro que el de los dominantes.
(Bourdieu, , p. )
La complicidad de las víctimas a quienes les son impuestas las ideas y
valores de las estructuras objetivas de dominación ha sido conceptualizada
a nivel micro a través de la noción de violencia cotidiana, y a nivel macro
por medio de la noción de violencia legal.
El concepto de violencia cotidiana, desarrollado por Scheper Hughes
(, p. ), se adentra en el análisis de las prácticas y expresiones rutinarias
de agresión interpersonal que sirven para normalizar la violencia a nivel
micro. Esto facilita la subordinación de las víctimas, que se culpan a sí
mismas (Bourgois, ; Scheper Hughes y Bourgois, , p. ). Willers
(, p. ) dene la violencia cotidiana como aquella que experimenta
el migrante en las interacciones con los demás actores del campo social
de la migración. Para Scheper Hughes (, p. ) una concepción
negativa de los derechos humanos, que no reconoce los actos criminales y
violentos de los poderosos y de las élites, y niega e impugna los derechos
humanos de los desfavorecidos (a quienes se tilda de bandidos, ladrones,
violadores, etc.), conduce a una rutinización y defensa de la violencia
cotidiana contra los pobres, de la que participan los mismos colectivos
sociales que son victimados.
Por otra parte, el concepto de violencia legal, desarrollado por Men-
jíbar y Abrego (, p. ) es una amalgama de los conceptos violencia
estructural y violencia simbólica. Este concepto hace referencia al daño
físico, económico, psicológico o emocional derivado de la implementación
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    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
de la legislación vigente (Abrego y Menjívar, , p. ). El concepto de
violencia legal aparece conectado con el concepto de legalidad liminal, que
según Menjívar (, p. ) hace referencia al carácter efímero y ambiguo
del estatus migratorio temporal que niega a los migrantes el acceso a los
servicios sociales. La violencia legal está legitimada porque está enmarcada
en prácticas legales implementadas a través de procedimientos formales, y
está normalizada y naturalizada porque es la ley. La violencia legal genera
y legitima al mismo tiempo el daño que sufre la víctima. La violencia legal
aparece legitimada porque el daño que produce tiene como finalidad
generar un bien general de carácter más elevado. De esta forma la violencia
legal transforma a la víctima tanto en victimario como en responsable de
la violencia que sufre. Un ejemplo paradigmático de la violencia legal es la
ley migratoria, que en aras de proteger la soberanía nacional vulnera a los
migrantes. En este sentido Vogt (), en un estudio etnográco sobre los
migrantes centroamericanos en tránsito por México, señala que son las leyes
y políticas migratorias erigidas sobre una perspectiva de seguridad nacional, y
no de derechos humanos, las que generan vulnerabilidad y violencia.
Lasexpectativasfrentealarealidad
Los migrantes caravaneros partieron de Centroamérica con unas
expectativas elevadas. Las caravanas constituían un medio de protección
frente a la delincuencia organizada porque gozaban del acompañamiento
de organizaciones sociales y de los medios de comunicación. Los medios de
comunicación de todo el mundo reportaron diariamente el avance de las
caravanas durante el último trimestre de  y el primero de  (París
Pombo y Montes, , p. ). Asimismo, la presencia de los medios y de
las organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes constituía
un antídoto contra los abusos de las autoridades.
Por otra parte, las caravanas ofrecían seguridad económica. Los migrantes
tradicionales que emigran de modo subrepticio, solos o en pequeños grupos,
dependen de las redes de tráco de migrantes para poder llegar al lugar de
destino (Andrade Rubio et ál., ). Es difícil emigrar desde Centroamérica
sin la ayuda de un tracante; este conoce los caminos más seguros y menos
transitados, paga sobornos a las autoridades para que no deporten a los
migrantes, y tiene acuerdos con los cárteles de la droga mexicanos para
poder transitar por los territorios controlados por estas organizaciones
(Izcara Palacios, a, p. ; Izcara Palacios y Andrade Rubio, ,
p. ). Pero contratar a un tracante implica un importante desembolso
económico, ya que transitar por el territorio mexicano ha llegado a alcanzar
un costo más elevado que cruzar la frontera estadounidense. París Pombo
() a partir de un análisis de los datos de la Encuesta sobre Migración
en la Frontera Sur de México concluyó que el costo medio del tránsito por
México, entre   y   dólares, era muy superior al costo de cruzar a
Estados Unidos, entre   y   dólares. Frente a las elevadas tarifas
cobradas por los tracantes las asociaciones de apoyo a los migrantes que

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Simón Pedro Izcara Palacios y Karla Lorena Andrade Rubio
acompañaban a las caravanas no solo realizaban esta labor gratuitamente,
sino que además les proporcionaban cobijo y alimentos.
Andrea (septiembre de ) decía que se unió a la caravana
porque decían que todo iba a estar muy bien, que sería que
pasaríamos hasta el norte sin problemas. Decían que juntos en la
caravana nos protegeríamos de la delincuencia que hay en México,
que compartiríamos muchas cosas, desde la idea de llegar al norte,
hasta que estaríamos bien unidos.
Asimismo, Lucía (diciembre de ) señalaba que se unió a la cara-
vana porque “pensaba que vendríamos juntos hasta pasar al norte, todos
juntos. Eso era lo que se pensaba, lo que se decía que pasaría. Esa era la
idea principal de la caravana”. Algunas organizaciones religiosas también
promovieron las caravanas, lo que se puede evidenciar en el relato de Pilar
(febrero de ):
Yo asistía los domingos a una iglesia evangélica y el pastor co-
mentada de la caravana que era una buena oportunidad para las fa-
milias, y sobre todo para las madres solteras, porque según el pastor
era a las que estaban apoyando en las caravanas.
Sin embargo, estas expectativas tan elevadas chocaron con la realidad
de la dureza de caminar con la caravana. Las mujeres fueron quienes se
sintieron más decepcionadas por la forma en la que evolucionó la marcha
de las caravanas, tal y como Alicia (septiembre de ) contó: “Miré
que ya no estaba funcionando, que no era lo mismo que decían a lo que
pasaba”. Las personas que avanzaban con la caravana no constituían
una masa unida, algunas mujeres denían las caravanas como una masa
insolidaria de personas que desconaban unas de otras, como señaló Alicia
(septiembre de ):
No ha sido fácil venir en la caravana porque es todo difícil; con-
trario a lo que pensaba, no hay muchas facilidades, y es de mucho
esfuerzo al venir en la caravana. Hay que caminar mucho, descansar
poco, y ni descansas, porque siempre te estás cuidando. Hay des-
conanza de con quienes vienes, porque no todos se conocen, son
muchos problemas, y no es seguro el viaje en la caravana.
Las caravanas no estaban exentas de riesgos. Las personas que se unieron
a las caravanas eran particularmente vulnerables, ya que este movimiento
impulsó la emigración de quienes en otras circunstancias no hubiesen podido
salir de sus países. Se unieron a la caravana parejas con niños recién nacidos,
mujeres embarazadas, niños solos que buscaban la protección de otras
familias, personas con discapacidades, hasta hombres con sillas de ruedas
(Camus Bergareche et ál., , p. ; Ruíz Lagier y Varela Huerta, , p.
; Pradilla, , p. ). Los migrantes centroamericanos demandaban que
los gobiernos de México y Estados Unidos cumpliesen los principios de la
legalidad internacional. En el caso estadounidense, mientras el refugio se

    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
solicita desde el exterior, el asilo puede solicitarse en las fronteras del país
(Alarcón, , p. ). La ley de Inmigración de Estados Unidos reconoce
tres formas de acceder al asilo: i) El asilo armativo, que se solicita en las
fronteras o en el interior del país; ii) El asilo defensivo, que se solicita en el
interior de Estados Unidos para evitar la deportación formal; y iii) El asilo
derivativo, que se concede a cónyuges e hijos menores de veintiún años
del solicitante principal (Alarcón, , p. ). Los migrantes buscaban la
primera forma de acceso, a través de la petición de asilo armativo. Por medio
de las redes sociales circulaba la información de que emigrar con niños de
corta edad incrementaba las probabilidades de obtener asilo. Así, algunas
mujeres cabeza de familia cargaron a sus hijos y se unieron a la caravana,
por ejemplo, Paula (febrero de ) decía: “Me traje a mi niño porque
me dijeron que era más fácil que nos dejaran pasar a Estados Unidos, y
pues, no fue así, nos encontramos con muchas barreras”. Asimismo, Pilar
(febrero de ) armaba: “La gente, pues, decía en las redes sociales que
con niños nos daban la residencia más rápido y nos iban a dejar pasar sin
problema, y pues, por eso me la traje a mi chiquita”. En el primer censo de
la caravana que partió de Honduras el día  de octubre de , realizado
en la Ciudad de México, se contabilizaron  personas con discapacidad,
 mujeres embarazadas y  niños de menos de cinco años (París Pombo
y Montes, , p. ). Como señaló Román (octubre de ): “eran
recién nacidos, unos chiquititos, otras mujeres embarazadas, y pues, hasta
hombres venían con niños amarrados con un mecate, para no perderlos,
y en la noche pues seguían atados de los papás”.
Muchas mujeres cargaron niños de corta edad durante un trayecto de
miles de kilómetros. El cansancio del camino hizo que ellas dependiesen
del auxilio que les prestaban personas desconocidas, principalmente,
muchachos jóvenes. Uno de ellos, Román (octubre de ), contó: “Yo
también ayudaba a las mamás con sus niños, porque es muy cansado para
ellas, y pues, ellas nos dejaban los niños, así con conanza, para que, pues,
les ayudáramos, porque ellas estaban muy cansadas”. Asimismo, Paula
(febrero de ) armaba: “con la ayuda de los hombres, ellos pues me
cargaban al niño para subirme al camión que nos llevaba en la parte de
atrás”. Esta situación constituía un escenario propicio para el robo
de niños, como testicó Román (octubre de ): “Se perdió una niña de
cinco años a una mujer jovencita, un chavo le ayudó con la niña, y pues,
luego desapareció, o sea, se le perdió la niña entre la bola”.
La violencia de género también hizo su aparición en el deambular de
las caravanas. Las agresiones sexuales, lejos de estar ausentes, constituían
una situación frecuente. Este tipo de agresiones, que incluían un abanico
de situaciones que iban desde un lenguaje sexista e intimidatorio, hasta
tocamientos y violaciones, permanecieron ocultas porque las víctimas
preferían callar que denunciar. Para hacer frente a estos escenarios las
mujeres buscaban el arropamiento de otras mujeres y evitaban quedarse
solas. Lucía (diciembre de ) señalaba que “había algunos que gritaban,
se emborrachaban, y decían groserías a las mujeres, de hecho, las mujeres
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nos agrupábamos, nos cuidábamos entre nosotras”. Actos que para los
hombres no implicaban ningún riesgo, como ir al baño, para las mujeres
constituían una situación peligrosa, como expresó Fernanda (octubre de
): “el calorón era insoportable, y tampoco podíamos tomar tanta agua
porque, pues, uno batalla más para orinar; no es uno como los hombres,
que ellos pues no tienen problema”. Incluso las mujeres que iban acom-
pañadas por sus maridos también eran víctimas de agresiones sexuales, lo
que podemos evidenciar en el testimonio de Rodrigo (octubre de ):
al nal éramos muchísimos, que daba miedo, mi mujer tenía
mucho miedo en las noches, porque había gente, pues, cuando iba
al baño, a mi esposa la manosearon; pero, pues, ella no me decía,
por miedo, hasta el otro día, y pues, yo no más me aguantaba, no
podía hacer nada.
Como reejan los siguientes fragmentos, algunas mujeres deseaban
golpear a los hombres que continuamente las manoseaban, pero perma-
necían calladas por miedo al aumento de tales agresiones o a que estas se
redirigieran a sus hijos:
Sí había violencia con los niños, a mi niño le hacían gestos, o
chamacos le pegaban en la cabeza, y pues, a mí me intentaban abrazar,
o cuando acordabas te abrazaban por atrás, y pues, yo con miedo a
que le hicieran algo a mi hijo, pues, no decía nada, y pues, un viejo
me tocó, y pues, yo le dije: ‘señor me asustó’; pero, por dentro tenía
ganas de golpearlo. (Paula, febrero de )
Yo me enojé con un chavo porque, pues, me agarró una pompa,
y pues, me preguntaba que cuánto, y pues, yo no le quise ni contes-
tar, agaché la cabeza sin verlo. (Pilar, febrero de )
Formar parte de un grupo de cientos o miles de personas no solo
proporciona protección, también genera anonimato. Gambetta (, p.
) en un estudio de la maa siciliana señalaba que disparar un arma en
el mercado de frutas y verduras de Palermo era algo simple porque, como
siempre estaba lleno de gente, el victimario podía pasar inadvertido. Del
mismo modo, la multitud de las caravanas, donde los rostros son descono-
cidos, proporciona un espacio propicio para cometer actos reprochables.
Entre la multitud los violadores pasan inadvertidos y pueden escabullirse
diluyéndose en la masa de migrantes que se acumulan unos al lado de los
otros. Andrea (septiembre de ) decía que caminaba en la caravana
con otras amigas, pero en el istmo de Tehuantepec abandonaron la caravana
porque “a la hermana de mi compañera la violaron, por eso nos desaparta-
mos del grupo de la caravana. Nada más, que no quiere decir, le da pena”.
Los migrantes manifestaban una cierta desconanza frente a aquellas
personas desconocidas que caminaban a su lado. Ellos habían partido
de sus países con muy pocas posesiones. Cargaron un equipaje liviano
para poder caminar durante miles de kilómetros. La mayoría traían una
mochila a sus espaldas donde colocaron un cambio de ropa y pequeños
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    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
artículos. Nadie traía sumas elevadas de dinero porque sabían que las
organizaciones de derechos humanos que los acompañaban se ocuparían
de satisfacer sus necesidades más inmediatas, aunque casi todos traían
artículos de cierto valor, como teléfonos celulares, cadenas, anillos, o algo
de dinero para afrontar algún imprevisto. Como reejan los siguientes
fragmentos, la desconanza hacia los demás hacía que los migrantes no
quitasen la vista de sus posesiones ante el temor de que un extraño les
robase lo poco que tenían:
Había pleitos, golpes, y robaban a las personas que traían cosas
de valor, como dinero, cadenas, celulares, zapatos buenos. Se perdían
las cosas, y era porque las tomaban algunas personas de las mismas
que ahí estábamos viajando. (Alicia, septiembre de )
Traía documentos, y me los robaron […] Se perdían cosas, de-
cían que las robaban. (Belén, septiembre de )
Me robaron mi celular y pues ahorita no he podido comprarme
un celular […] Me lo puse cerca de la cabeza, para tenerlo cerca de
mi bolsa; pero, pues, con el cansancio del cuerpo no sentí cuando
me lo quitaron. Desperté y ya no lo tenía el celular. (Daniela, sep-
tiembre de )
Hasta el cuello me dolía por cargar mí bolsa de la misma manera
todo el tiempo, y pues, me crucé la bolsa hasta para dormir porque
sí había robos de mochilas y de celulares. (Pilar, febrero de )
Laamenazadelosgruposdelictivos
Los migrantes caravaneros, lejos de esconderse, buscaban publicitar
su marcha “para defenderse de las afectaciones de violaciones de derechos
humanos, tanto del crimen organizado como de las autoridades migratorias”
(Gómez Johnson y Espinosa Moreno, , p. ). Frente a la vulnerabilidad
del individuo que migra solo, la caravana empodera a los migrantes (Chávez,
, p. ), como decía Lucía (diciembre de ): “Lo mejor, que vienes
con más personas, que están en la misma situación tuya, que compartes
ideas y necesidades, que hay una conanza, porque se siente conanza al
saber que todos los que venimos queremos lo mismo”. Asimismo, como
señalaba Alicia (septiembre de ), “Lo mejor es que ahí vienes con más
personas, y es menos peligroso porque no vienes sola”.
Sin embargo, los migrantes de las caravanas no eran inmunes a los
ataques protagonizados por los grupos delictivos. Los delincuentes vigi-
laban de cerca los movimientos de las caravanas (París Pombo y Montes,
, p. ). La masa de personas que caminan juntas, observadas de cerca
por asociaciones de defensa de migrantes, medios de comunicación y
autoridades, no constituye siempre una barrera protectora contra el ataque
de la delincuencia organizada. La delincuencia organizada buscaba sacar
ventaja de aquellos eslabones más débiles que podían ser violentados
con mayor facilidad, como las mujeres o menores que abatidos por el
cansancio se quedaban rezagados. Uno de los aspectos subrayados como

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más problemáticos por las mujeres centroamericanas era la rapidez con
la que se desplazaban las caravanas. Quienes caminaban más despacio y
quedaban atrás corrían el riesgo de quedar abandonadas, de modo que se
convertirían en una presa fácil para los grupos delictivos. Durante el recorrido
de la sexta caravana que partió de Honduras el día  de enero del ,
Sergio (octubre de ) comentaba: “Me tocó ver levantones de chavos
en la caravana, la mara se aprovechaba cuando la gente se separaba de la
caravana”. Los migrantes secuestrados por los cárteles frecuentemente des-
aparecen, ni sus familiares, ni amigos, ni paisanos vuelven a tener noticias de
su paradero. Algunos son liberados después de pagar un rescate, otros
son reclutados de modo forzado y otros son asesinados (Izcara Palacios,
b; ). Valerio (diciembre de ) testicó que:
A algunos se los han llevado y ya no han regresado, otros fue-
ron secuestrados […] Llegan a pedir dinero para que puedan seguir
viviendo. Pero a otros se los llevan y los llevan a trabajar, nunca se
sabe para que los quieren cuando los secuestran.
El siguiente relato ejemplica una de las estrategias utilizadas por los
delincuentes para secuestrar a los eslabones más débiles de las caravanas.
Seis muchachas que caminaban con sus hijos se subieron al vehículo de dos
muchachos que se ofrecieron a llevarlas. Esta era una escena que se repetía
en la caravana, donde muchos conductores permitían que los migrantes
subiesen a sus vehículos para llevarlos durante ciertos tramos del recorrido
de la caravana. En esta ocasión los conductores eran delincuentes armados
a los que las mujeres se enfrentaron para salvar a sus hijos:
Yo y otras chavas nos adelantamos porque nos dieron ray, y
pues, era una trampa, y pues, ya nos andaban llevando; pero, gra-
cias a Dios nos defendimos, no le tuvimos miedo ni a las armas ni a
las amenazas que recibimos. Eran dos muchachos muy jóvenes que
nos sacaron una pistola. Primero nos dieron ray en una camioneta.
De pronto se paran en el camino y nos meten entre el monte. Pero
nosotras éramos seis, más nuestros niños, y yo con mi niñita. Y
pues, nombre una de ellas que le avienta una toalla sobre la pistola
y otra muchacha que lo avienta con fuerza por la espalda tirándolo
al suelo al chavo y se le safó la pistola, y la agarra una chava, y fue
cuando corrieron, se treparon a la camioneta y se fueron. Nosotras,
pues, nos habíamos perdido de la ruta de la caravana; pero, una de
las chavas traía un celular, y pues, fue así como pedimos apoyo a la
policía, y nos llevaron por donde iba a pasar la caravana; ahí nos die-
ron comida y nos esperamos con la policía […] Pues, estaban muy
asustados los niños llorando, y fue por eso por lo que nos armamos
de valor para enfrentarlos. (Pilar, febrero de )
Frente a los miles de individuos que componen las caravanas los
delincuentes que les atacan solo suman un número reducido de personas.
Sin embargo, los primeros están cansados y desarmados, mientras que los
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    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
delincuentes están fuertemente armados. Por lo tanto, cuando los últimos
incursionan en las caravanas, los primeros no suelen oponer resistencia, ya
que frente al poder de las armas no encuentran forma de defenderse. Como
aparece reejado en el siguiente fragmento, durante el trayecto comprendido
entre Honduras y Guatemala, la primera caravana, que partió de San Pedro
Sula (Honduras) el  de octubre, fue violentada por delincuentes que se
llevaron a varias mujeres sin que las miles de personas que avanzaban juntas
hiciesen nada por defenderlas. El temor a la delincuencia organizada es tan
pavoroso que aún las caravanas son incapaces de garantizar la seguridad
de sus integrantes. Así, contó Rodrigo (octubre de ):
En el camino sí agarraron a unas chavas por la carretera; pero,
pues, nadie dijo nada por miedo a represalias de grupos maras […]
Sí, es verdad que éramos muchos; pero, pues, ellos vienen armados
hasta por los dientes.
Por otra parte, algunos padrotes (dueños de bares, botaneros, casas
de citas, etc.) se acercaron a las caravanas para reclutar mujeres jóvenes.
Estos les proponían abandonar las caravanas. Algunas mujeres aceptaron
la invitación de los primeros, pero desconocían la naturaleza de la actividad
que realizarían en México.
Un señor iba buscando mujeres, y pues, tres compañeras, nos
sacó de la caravana, y aceptamos lo que nos propuso, y aquí estamos
en xxx, y pues, aquí no teníamos otra cosa, y pues, nos dio conanza.
Yo iba con otra muchacha, y pues, aceptamos […] Nos llevó a una
bodega cerrada. Íbamos las tres encapuchadas, y pues, ahí nos dio
comida y vestimenta. Esa noche dormimos ahí bien, pero al otro día
el señor había preparado una rifa, diciendo que éramos las nuevas
del lugar. Y pues, asustadas, pues, ya nos paramos en una tarima, y
empezaron a pagar por nosotras. (Ester, octubre de )
Eltemoralasautoridadespoliciales
Las fuerzas de seguridad del estado mexicano constituyen una institu-
ción temida por los migrantes centroamericanos. Amnistía Internacional
() en un informe sobre los migrantes en tránsito por México señalaba
que estos desconaban de las autoridades policiales debido a su colusión
con bandas de secuestradores (pp.  y ). Este informe denunciaba la
participación de agentes del Grupo Beta (p. ) y policías municipales
(p. ) en el secuestro de migrantes centroamericanos, y el uso mortal de
la fuerza contra los migrantes por parte del ejército y la policía (p. ).
Amnistía Internacional (, p. ) también subrayaba que en ningún
caso el gobierno mexicano tomaba medidas disciplinarias contra las fuerzas
de seguridad del Estado. Asimismo, la Comisión Nacional de Derechos
Humanos ha subrayado la colusión de distintas corporaciones de policía
municipal, personal del Instituto Nacional de Migración e Instituciones
de Seguridad pública estatal, así como la Policía Federal, en el secuestro

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de migrantes centroamericanos (, , p. ; , p. ). Además, se
subraya tanto la ineciencia del sistema de justicia para prevenir, investigar,
perseguir y castigar el secuestro de migrantes, como el desinterés para
proteger a las víctimas y reparar el daño (, , p. ).
Las autoridades policiales y migratorias vigilaban de cerca los movi-
mientos de las caravanas, de modo que no eran infrecuentes las detenciones
y repatriaciones de aquellos migrantes que exhibían un comportamiento
violento y amenazaban la seguridad de los caminantes. Algunos de los
entrevistados consideraban adecuado el comportamiento policial, ya que
creían que algunos de sus paisanos exhibían conductas que rompían la
armonía del grupo. Lucía (diciembre de ) calicaba de correcto el
comportamiento policial, y diferenciaba el comportamiento de las fuerzas
policiales delante de la caravana del de la conducta policial fuera de los
reectores de los medios de comunicación, cuando los migrantes viajaban
solos. En el primer escenario cuidaban el bienestar de los migrantes, en el
último se convertían en sus agresores. Como decía Lucía (diciembre de ):
[Los policías] no nos maltrataban, porque había muchas más
personas no nos decían nada, a los que se ponían mal de salud, los
atendían; pero porque veníamos en la caravana. Cuando uno viene
solo, o con dos o tres personas, lo tratan mal.
Para los varones la cercanía de las fuerzas policiales, lejos de generar
sosiego y tranquilidad, producía nerviosismo. Esta situación constituía
una consecuencia de la violencia legal y simbólica legitimadora del daño
sufrido por las víctimas. Los migrantes centroamericanos no utilizaron
los cauces legales para entrar en México; por lo tanto, temían que las
autoridades utilizasen cualquier subterfugio para iniciar los procedimientos
formales que condujesen a su encerramiento y deportación. Los migrantes
serían los responsables de cualquier agresión que sufriesen por parte de
las fuerzas policiales, ya que los últimos eran los representantes de la ley,
mientras que los primeros la habían transgredido. Por ende, la reacción
de los migrantes al encontrarse con las fuerzas policiales era huir. Vicente
(febrero de ) relataba cómo trató de escapar de la policía al cruzar a
México. Finalmente fue detenido y le dieron a escoger entre ser repatriado
o proseguir el camino con la caravana. Escogió la segunda opción. Como
señalaba Vicente (febrero de ): “Yo pasé por el agua, por abajo del
puente, de ahí cruzamos, y pues, estaba la policía, y pues, muchos corrimos
para el monte; pero, pues, la policía nos alcanzó”. La presencia de las fuerzas
de seguridad engendraba inquietud en los varones, que temían que, por
culpa de algunas personas que hacían alarde de un mal comportamiento,
ellos pudiesen ser aprehendidos y deportados. Era tal el temor a las auto-
ridades policiales, que paradójicamente tenían la función de protegerles
de cualquier agresión, que muchos migrantes decidieron abandonar la
seguridad proporcionada por las caravanas para escapar de la mirada de
los policías. Valerio (diciembre de ) señalaba:
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    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
Algunos de los policías eran abusivos y golpeaban a las per-
sonas, bueno, no a todas las personas, solo a los que hacían males
[…] No me gustó ya cómo venían en la caravana, ya no me gustó,
que mejor así dejé de estar con ellos, más bien, que dejé la carava-
na por miedo a que dijeran que yo también hacía lo que hacían los
demás de la caravana.
Algunas mujeres también se sentían intimidadas por las fuerzas policiales.
Carmen (septiembre de ) señalaba: “La policía cuidaba mucho, y si
estabas mal, te llevaban. Por eso decidí desapartarme yo y mis amigas antes
que nos detuvieran; además, pasábamos hambres”. Quienes se sentían más
atemorizados por la presencia de la policía eran los niños. Como testicó
Rodrigo (octubre de ), que viajaba con dos menores:
Viajar con los niños fue muy difícil, porque tenían sed, y pues,
el sol era muy fuerte, se asustaban mucho cuando salía la policía
con los gases, y pues, el niño me decía: ‘nos van a matar papá’, y yo,
pues, le dije: ‘no mijo, es otro país, por eso es, por la entrada, pero
sí nos van a dejar entrar’.
Este último fragmento reeja que quienes han incorporado de forma
más profunda la violencia simbólica ocasionada por la exposición prolon-
gada a estructuras objetivas de dominación son los niños. Los hijos de los
migrantes han estado expuestos a estructuras de dominación y han sido
testigos de la fragilidad de las vidas de las personas de su entorno. Esto
hace que la sola presencia de las fuerzas de seguridad infunda en ellos un
sentimiento de terror. Esto se puede evidenciar en el relato de Paula (febrero
de ): “Pues, mi niño tenía miedo; por eso yo corrí para el monte, y
pues, un chavo me ayudó a correr con el niño, y pues, nos fuimos al monte
mientras otros peleaban con los soldados”.
El abandono de las caravanas constituía una práctica especialmen-
te riesgosa para las mujeres. Esta situación las exponía al abuso sexual
de quienes las transportaban al norte. Este fue el caso de Pilar (febrero de
), que abandonó la caravana en Chiapas y llegó hasta Nuevo León con
el apoyo de tres camioneros, dos de los cuales le pidieron favores sexuales.
Como contó Pilar (febrero de ):
Me pidió que me acostara con él por llevarme hasta Veracruz, y
acepté, dejé a mi hija en el restaurante comiendo mientras yo, pues,
pagaba el servicio al señor en el camarote (…) El último fue con el
que sufrí maltrato y un poco de miedo. Me pidió que durmiera con
él; pero, antes se drogó.
Conclusión
Emigrar de modo irregular desde Centroamérica hasta Estados Unidos
transitando por México constituye un episodio riesgoso y económicamente
costoso. A partir de octubre de  los migrantes centroamericanos
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comenzaron a desplazarse en caravanas para combatir tanto el riesgo
como el costo de emigrar. Como consecuencia, se produjo un incremento
exponencial de la migración. El grueso del ujo migratorio dejó de estar
constituido por varones jóvenes, para incrementarse el número de mujeres,
niños y personas mayores o discapacitadas, que tomaron la decisión de
emigrar. Las caravanas impulsaron a una población demográcamente más
vulnerable y proclive a sufrir procesos más agudos de violencia.
La violencia simbólica impone en los migrantes centroamericanos las
ideas y valores de las estructuras objetivas de dominación e inscribe en
sus cuerpos una actitud de sumisión que hace que permanezcan callados
y no denuncien las violaciones de sus derechos humanos. El temor de
los migrantes a las autoridades policiales que custodiaban las caravanas
aparecía enraizado en la violencia estructural y en la dominación simbólica
que otorgaba a las últimas el derecho a valerse de subterfugios para iniciar
procedimientos formales de repatriación. A nivel micro, la imposición de
los modelos de la estructura de dominación patriarcal favorecía la aoración
de agresiones interpersonales en las interacciones cotidianas dentro de
las caravanas. A nivel macro, la violencia legal, inscrita en leyes y políticas
migratorias que persiguen objetivos de seguridad nacional, genera un
sustrato invisible que contribuye a normalizar la violencia que sufren los
migrantes. Por una parte, la violencia cotidiana contribuye a la resignación
y el silencio de las mujeres que son agredidas por sus paisanos varones.
Por otra parte, la violencia legal favorece que la delincuencia organizada
permanezca impune ante los ataques a los migrantes, que normalizan y
naturalizan las agresiones que sufren.
Las mujeres, un grupo numéricamente destacado dentro de las caravanas,
son quienes sufrieron más situaciones violentas. Las mujeres entrevistadas
se quejaban principalmente de la violencia cotidiana emanada de las inte-
racciones con los otros actores del campo social de la migración. Muchas
mujeres centroamericanas fueron víctimas de prácticas y expresiones
rutinarias de agresión interpersonal iniciadas por sus compañeros varones,
que en algunos casos externalizaban conductas depredadoras.
Uno de los principales objetivos de las caravanas era proteger a los
migrantes de la delincuencia organizada. Sin embargo, las organizaciones
delictivas siguieron de cerca los movimientos de los migrantes, de modo
que fueron depredando a los eslabones más débiles de las caravanas. Los
migrantes constituyen las víctimas perfectas de los grupos delictivos porque
las agresiones de los últimos hacia los primeros no tienen repercusiones.
Estas agresiones quedan impunes porque los primeros han internalizado
un cierto grado de responsabilidad en la violencia que sufren, ya que
violaron la ley migratoria.
Para escapar de la violencia cotidiana fraguada en el interior de las
caravanas algunas mujeres decidieron abandonar la seguridad de avanzar
en grupo para emigrar de modo solitario. Asimismo, muchos varones
abandonaron las caravanas porque somatizaron una visión y división del
mundo que les denía como culpables y no merecedores. En algunos
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    2   impreso en línea    
Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
casos fue el temor inducido por la presencia de las autoridades policiales
lo que hizo que abandonasen el amparo proporcionado por las caravanas.
Al desprenderse de las caravanas y emigrar en solitario los migrantes
centroamericanos perdieron la protección tejida por la red de seguridad
formada por asociaciones de derechos humanos y medios de comunicación
que acompañaban a los migrantes, lo que les enfrentaba a mayores riesgos
y peligros.
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Migración y violencia: las caravanas de migrantes centroamericanos
Sergio, varón hondureño de  años. (, octubre). Entrevista por autores,
Ciudad de México.
Valerio, varón salvadoreño de  años. (, diciembre). Entrevista por autores,
Tamaulipas.
Vicente, varón guatemalteco de  años. (, febrero). Entrevista por autores,
Nuevo León.
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El tráfico de migrantes en la frontera México-Estados Unidos es un fenómeno originado hace más de un siglo, que fue ocasionado por la implementación de políticas restrictivas de control fronterizo. El objetivo de este artículo es llevar a cabo una revisión de las investigaciones que han abordado esta temática. Se utilizaron tres criterios de selección: 1. Las investigaciones que parten de datos anecdóticos, información periodística o de informes oficiales; 2. Los estudios sustentados en los testimonios de migrantes victimizados, y 3. Los trabajos que examinan la voz de mujeres y niños que trafican migrantes. Finalmente, se contraponen dos conceptualizaciones de esta actividad, una protagonizada por las redes sociales de los migrantes y otra por la demanda laboral. Mientras algunos académicos describen a los traficantes como personajes oscuros ligados al crimen organizado, otros investigadores presentan una imagen más amable de estos. Concluimos que la aproximación metodológica utilizada constituye el principal elemento diferenciador de la conceptualización del tráfico de migrantes.
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El objetivo de este artículo, sustentado en diez entrevistas con traficantes de migrantes del noreste de México, es examinar el efecto de la caravanización de la migración en la industria del tráfico humano. Concluimos que las redes de tráfico de migrantes que operan en el noreste de México se han visto favorecidas por las caravanas, ya que se ha incrementado el número de migrantes que llegan a la frontera. Los migrantes de las caravanas carecen de recursos económicos para pagar las tarifas de los polleros; pero, pueden ofrecer como medio de pago el tiempo de trabajo excedente no remunerado salarialmente. Las mujeres, reclutadas para la industria del sexo, son las más valoradas por las economías de tráfico humano porque son quienes producen en menos tiempo de trabajo el valor de su salario.
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Este artículo documenta el impacto de la violencia sostenida hacia los ciudadanos mexicanos, colombianos, venezolanos y centroamericanos en sus procesos migratorios, destacando el grado de voluntariedad o involuntariedad de estos. A partir de una búsqueda bibliográfica, hemerográfica, entrevistas semiestructuradas, observación participante y revisión de bases de datos oficiales se analiza la transformación de las migraciones contemporáneas en México (2000-2019) a partir de tres aspectos: 1) la evolución de la política migratoria México-Estados Unidos; 2) el impacto de las violencias en la población migrante —propias de los contextos de origen, tránsito y destino—; y 3) el incremento de las solicitudes de refugio que convierten a México en un país de destino y ya no solo de tránsito —con todas las implicaciones, observaciones y retos que implica esta transformación—. Se concluye que el detonante de las caravanas migrantes es la violencia en el país de origen y que funcionan como estrategia de defensa ante las violaciones de derechos humanos, tanto del crimen organizado como de las autoridades migratorias; además, que la respuesta a las demandas de asilo en México ha sido insuficiente.
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El objetivo de este trabajo es analizar las aportaciones que desde el campo de los estudios de migración se han realizado en torno a la noción de violencia estructural –introducida y popularizada por Johan Galtung. Para su logro se examinan las investigaciones que manejan y/o reelaboran este concepto para comprender los procesos migratorios en origen, tránsito y destino. Se concluye que, aunque el concepto de violencia estructural es complejo de delimitar, ha sido de gran utilidad para analizar en mayor profundidad los escenarios de violencia a la que están sometidos los migrantes.
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Even though for decades there have been important movements of Central American people through Mexican territory in search of reaching the United States, no such large group had been observed travelingen masse, as was the case with the so-called migrant caravans in 2018-2019. This exodus has unprecedented characteristics in terms of human mobility in the region, concerning the organization, the number and the heterogeneity of people (adolescents, single mothers with children, unaccompanied minors, handicapped, elderly and LGTBQ people). This article shows that the visibility of the caravans was the decisive factor that allowed thousands of Central Americans to reach the border and cope with the violence that has characterized human mobility in Mexico. However, the collective force was lost as migrants dispersed along the road. Once in Tijuana and other border cities, the caravaneros had to face multiple risks individually and tended to become invisible again.
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This ethnography represents an exercise of the “socio-anthropology of emergencies”. It draws on the first results of an ongoing investigation into migrant subjectivities and self-organization, which are, for us, the ultimate meaning of the caravans that originated in Central America and crossed Mexico in the fall of 2018 and until the spring of 2019. We use the methodological tool of life histories in order to illuminate the emerging subjectivities and political agency produced and sustained by the caravans; more specifically, we share young Hondurans’ biographies involving their unsuccessful attempts to reach the United States, as well as some of the strategies to preserve their own life or the one of their families. We include the biographies of four young people we met when, as researchers of asylum and migrant struggles, we took part of the humanitarian bridge that sheltered the caravans transiting through Mexico City. Drawing from these life histories, we analyze processes of collective becoming, as well as the individual strategies of those displaced by poverty or violence who, trapped in transience (Fernández, 2017), attempt to build a viable life in this “bottleneck country” (Varela, 2019). Through these cases, we seek to reflect on contemporary Mexico and its ways of managing transmigration, as well as the way in which it has become a “hosting country”.
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In this chapter we will explore the multiple tensions that occur in the operations of the Caravans of 2018 and 2019 through the metropolis of Guadalajara. The movement exposed the capacities of governments, the media, of organized civil and religious society and of the local society to assume the arrival of so many different people: foreigners, poor, and/or evicted. We are interested in analyzing the different actions and reactions of some of the key actors. The municipal and state governments both with the former governor Aristotle Sandoval (Partido Revolucionario Institucional, PRI), as with the current governor Enrique Alfaro (Citizen Movement) are ambiguous with simultaneous actions of humanitarianism and criminalization, of visibility and invisibility of the phenomenon. Finally, we reflect on the “disconcerting” behaviors and agency events of the Caravans members.
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In this article, I analyze the relationship between the political actions of families of Honduran migrants victims of extreme violence in Mexico and the forms of joint and visible mobilization in the form of caravans that we have known since October 2018. For this porpuse, I gather the impressions about the displacemnt of Honduran migrants in the form of caravan that relatives of dissapeared and executed migrants in their way through México, before this type of mobilization, happened. Highlighting their experience as relatives of victims, I recover the imaginary they have built on “the road through Mexico,” and I pay special attention to the role they give to armed groups linked to drug trafficking and migration policies in the violence against migrants. From this I investigate the way in which they have understood the mobilization in “caravans” as a strategy that can reduce the risks in Mexico but also as a political action to the extent that it points to the current migration management. Also, I analyze the link between these families and the people of the caravan based on the relationship between their claims for truth and justice and the dignified transit of migrants.