El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en las revistas mexicanas

Abstract

La movilización del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) en México es reconocida como un momento clave en la historia contemporánea del país. Analizamos cómo se ha estudiado el MPJD y qué sabemos sobre este movimiento social. Con base en una revisión de artículos publicados en las revistas de mayor prestigio en México, argumentamos, primero, que la mayoría de los estudios sobre el MPJD se caracteriza por un tratamiento no sistemático de la información que deriva en conclusiones que son más bien hipótesis de trabajo que requieren ponerse a prueba; segundo, que la producción académica sobre este movimiento social ha aportado reflexiones y análisis en torno a seis temas relevantes para los estudios sobre los movimientos sociales

Full text

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Política y gobierno
VOLUMEN XXXI  NÚMERO 2  II SEMESTRE DE 2024 ePYG
El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
en las revistas mexicanas
Johan Gordillo-García y Manuel Pérez Aguirre*
RESUMEN: La movilización del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (mpjd) en México es
reconocida como un momento clave en la historia contemporánea del país. Analizamos cómo se ha
estudiado el mpjd y qué sabemos sobre este movimiento social. Con base en una revisión de
artículos publicados en las revistas de mayor prestigio en México, argumentamos, primero, que la
mayoría de los estudios sobre el mpjd se caracteriza por un tratamiento no sistemático de la in-
formación que deriva en conclusiones que son más bien hipótesis de trabajo que requieren
ponerse a prueba; segundo, que la producción académica sobre este movimiento social ha apor-
tado reflexiones y análisis en torno a seis temas relevantes para los estudios sobre los movimien-
tos sociales.
Palabras clave: movimientos sociales, métodos, víctimas, violencia, México.
The Movement for Peace with Justice and Dignity in Mexican journals
ABSTRACT: The mobilization of the Movement for Peace with Justice and Dignity (mpjd) in Mex-
ico is acknowledged as a key moment in the country’s contemporary history. We analyze how the
mpjd has been studied and what we know about this social movement. Based on a review of arti-
cles published in the most prestigious journals in Mexico, we argue, first, that most studies about
the mpjd are characterized by a non-systematic treatment of information that leads to conclusions
that are rather hypotheses that need to be tested; second, that the academic production on this
social movement has provided reflections and analyses around six themes relevant to social mo-
vement studies.
Keywords: social movements, methods, victims, violence, Mexico.
* Johan Gordillo-García es investigador posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Sociales de la
Universidad Nacional Autónoma de México, en donde es asesorado por Miguel Ángel López Leyva.
Este trabajo es producto del Programa de Becas Posdoctorales de la institución. Circuito Maestro Mario
de la Cueva s/n, Ciudad de la Investigación en Humanidades, Ciudad Universitaria, 04510, Coyoacán,
Ciudad de México, Tel: 55 5622 7400. Correo-e: johangordillogarcia@gmail.com. orcid: 0000-0001-
9752-2021. Manuel Pérez Aguirre es investigador del Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de
México. Carretera Picacho-Ajusco 20, Ampliación Fuentes del Pedregal, 14110, Tlalpan, Ciudad de
México. Tel: 55 5449 3000. Correo-e: meperez@colmex.mx. orcid: 0000-0003-1649-6074.
Artículo recibido el 23 de enero de 2024 y aceptado para su publicación el 1 de junio de 2024.

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INTRODUCCIÓN
Los familiares de víctimas de la violencia criminal se han convertido en uno de los
principales actores sociopolíticos en México. La articulación del Movimiento
por la Paz con Justicia y Dignidad (mpjd) en 2011 es reconocida como un punto cla-
ve en la historia contemporánea del país por haber implicado el primer episodio de
movilización a nivel nacional de familiares de víctimas en el marco de la “guerra”
contra el crimen iniciada por el entonces presidente Felipe Calderón. Este consen-
so sobre la relevancia del mpjd es observable en una amplia producción académica
nacional e internacional.
Como un actor fundamental en el desarrollo de la política contenciosa mexicana
en años recientes, una revisión de la literatura sobre el mpjd tiene dos posibles usos:
esbozar el conocimiento que tenemos sobre este movimiento social y acercarnos,
aunque parcialmente, a conocer la calidad y el rigor de los estudios sobre los movi-
mientos sociales en México. Así, buscamos responder dos preguntas: ¿cómo se ha
estudiado el mpjd? y ¿qué sabemos sobre este movimiento social? Para responder,
realizamos una revisión de los artículos publicados en las revistas reconocidas por el
Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) en México.
El trabajo tiene dos argumentos centrales: Primero, la mayoría de los estudios sobre
el mpjd publicados en revistas mexicanas se caracteriza por un tratamiento no siste-
mático de la información que deriva en conclusiones que son más bien hipótesis de
trabajo que requieren ponerse a prueba; segundo, la producción académica sobre
este movimiento social ha aportado reflexiones y análisis en torno a seis temas rele-
vantes para los estudios sobre los movimientos sociales: el reclutamiento y la forma-
ción de alianzas, las dinámicas emocionales del repertorio contencioso para la
formación de identidad o de un sentido de comunidad, las características del lideraz-
go, los marcos de acción colectiva, las consecuencias de la movilización y la trascen-
dencia del actor colectivo.
El artículo se divide en seis partes. Primero, exponemos las características de los
estudios sobre los movimientos sociales en México hacia finales del siglo xx. Des-
pués, hacemos un breve recuento sobre la historia del mpjd. Luego, exponemos
nuestros métodos de investigación. Las secciones cuarta y quinta desarrollan, res-
pectivamente, el diagnóstico de las características de los artículos analizados y el
conocimiento que han generado sobre el mpjd. Finalmente, compartimos nues-
tras conclusiones.
LOS ESTUDIOS SOBRE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN MÉXICO A FINALES DEL SIGLO XX
Durante el siglo xx, el estudio de la protesta y los movimientos sociales tuvo un
desarrollo acelerado en Estados Unidos y Europa (Edwards, 2014; Rossi, 2010; Ta-
vera Fenollosa, 2000). El planteamiento de varias corrientes teóricas conllevó un
refinamiento metodológico que equilibró los estudios cuantitativos con los cualita-

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tivos sin enfrentamientos entre ambas escuelas (della Porta, 2014). En México y
Latinoamérica también se prestó considerable atención a los movimientos sociales;
sin embargo, los estudios sobre el tema se caracterizaron por su compromiso ideoló-
gico y su falta de rigor científico (Favela Gavia, 2005).
En la primera década del siglo xxi, Favela Gavia (2005) realizó una revisión de
los estudios sobre los movimientos sociales publicados en México durante la déca-
da de 1990; sus conclusiones fueron contundentes: “La evaluación de la literatura
[…] nos permite observar […] la escasa formalidad académica de los trabajos pu-
blicados y […] el hecho de que […] la sociología mexicana ha mostrado una gran
homogeneidad teórica y metodológica en el tratamiento del objeto de estudio”
(Favela Gavia, 2005: 149). Tras analizar once artículos de revistas de ciencias socia-
les y 17 capítulos de libros, Favela Gavia encontró que sólo cuatro textos cumplían
con los elementos fundamentales de un producto académico; es decir, incluían ob-
jetivos, un marco teórico, hipótesis, un hilo conductor explicativo, conclusiones y
bibliografía. De los elementos de este formato académico, dos de los trabajos única-
mente incluían bibliografía, y aproximadamente una cuarta parte del total de textos
no explicitó objetivo alguno; de esos trabajos sin objetivos, Favela Gavia (2005:
156-157) apunta que, al no haber un argumento conductor, estos textos no lograron
articular una conclusión. De igual forma, casi dos terceras partes de los productos
omitieron un marco teórico, lo que llevó en varios casos a “la presentación de un
relato cronológico del movimiento estudiado, el cual concluye con un apartado de
reflexiones finales que normalmente narra la última fase del proceso descrito o las
expectativas” de quien escribió el texto, “pero que no deriva analíticamente del
cuerpo del trabajo” (Favela Gavia, 2005: 157). Además, “la escasa conciencia sobre
la importancia de la reflexión teórica se confirma en que casi la mitad de los trabajos
revisados no incluyen una hipótesis de trabajo” (Favela Gavia, 2005: 160).
Asimismo, la explicación de los métodos de investigación fue un tema “insufi-
cientemente atendido” y la ausencia de apartados metodológicos imposibilitó exa-
minar el proceso de construcción de argumentos (Favela Gavia, 2005: 161). En otras
palabras, los datos empíricos en la mayoría de los textos no fueron analizados de
manera sistemática como evidencia porque la interpretación de las autoras y los
autores “no se presenta en forma de hipótesis de trabajo, sino como una verdad
dada, a la que simplemente hay que ilustrar con la descripción del caso que se está
tratando” (Favela Gavia, 2005: 161).
En años más recientes, múltiples esfuerzos en México han buscado resolver es-
tos problemas; entre ellos, destacan la conformación de grupos de investigación
como el Laboratorio de Análisis de Organizaciones y Movimientos Sociales,1 la Red
1 http://laoms.org

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Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales2 y el Laboratorio sobre Activis-
mos y Alternativas de Base ,3 así como publicaciones como la Revista Mexicana de
Estudios de los Movimientos Sociales.4 Una evaluación de los resultados de estos es-
fuerzos es un pendiente que podría desarrollarse en el futuro.
Ante el rápido crecimiento de la producción académica en México, difícilmente
un artículo podría realizar un diagnóstico de todas las publicaciones que analizan
movimientos sociales.5 Por este motivo, nuestro objetivo fue mucho más modes-
to y decidimos analizar la producción académica sobre el mpjd, un movimiento con-
siderado por varias autoras y autores como fundamental en la historia mexicana
contemporánea.
BREVE RECUENTO DEL MPJD
Después de la declaración de una “guerra” contra las organizaciones criminales por
parte del expresidente Felipe Calderón (2006-2012), los indicadores de violencia
incrementaron sustancialmente. Esto ha sido estudiado de manera amplia (Atuesta
y Madrazo Lajous, 2019) y las consecuencias siguen reflejándose en la actualidad
tanto en el número de asesinatos cuanto en el de personas desaparecidas (cnb, 2023;
inegi, 2023). El discurso oficial del sexenio de Calderón enmarcaba la violencia
como un reflejo del éxito de la estrategia federal de seguridad caracterizada por el
uso de las fuerzas armadas para tareas policiacas (Jiménez y Meyenberg, 2019), pero
diversos sectores políticos y sociales criticaron la postura presidencial que minimi-
zaba los asesinatos como “daño colateral” (Gordillo-García, 2022b: 23-26). Grupos
de familiares de víctimas y de activistas comenzaron a organizarse para exigir justi-
cia y un alto a la guerra, pero quedaron limitados a esfuerzos de movilización local.
Esto facilitó que desde el discurso oficial se argumentara que nueve de cada diez
personas asesinadas en el país eran criminales (Atuesta et al., 2016).
En marzo de 2011, el asesinato de Juan Francisco Sicilia y seis de sus amistades
cambió el rumbo de esta historia. Juan Francisco era hijo de Javier Sicilia, un poeta
mexicano reconocido por su trabajo como analista político en algunas de las publi-
caciones de izquierda más respetadas del país. Aunque Javier Sicilia estaba fuera
del país cuando ocurrió el asesinato de su hijo, un grupo de artistas, académicos,
activistas y estudiantes organizó una ofrenda afuera del Palacio de Gobierno de
Morelos, estado en el que ocurrió el asesinato, como protesta por la violencia, para
exigir un alto a la guerra y para evitar que se criminalizara al joven.
2 http://redmovimientos.mx
3 https://www.lacab.org.mx
4 http://revistamovimientos.mx
5 La Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales ha publicado un volumen que busca
construir un estado del conocimiento dividido en siete temas (Olivier, 2020). Al momento de escribir
estas líneas, el segundo volumen no ha sido publicado.

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Las protestas continuaron durante un par de días. Tras su regreso a México, Javier
Sicilia llamó a continuar la movilización para exigir a las autoridades federales un
cambio en la estrategia de seguridad. En ese contexto, el poeta publicó el ahora fa-
moso artículo “Estamos hasta la madre” (Sicilia, 2011). Pocos días después, Sicilia y
su círculo cercano encabezaron una de las protestas más concurridas en la historia de
Morelos y convocaron a una marcha hacia la Ciudad de México con el fin de expan-
dir las protestas al resto del país. Esa movilización, denominada “Marcha por la paz
con justicia y dignidad” se realizó del 5 al 8 de mayo y terminó por dar nombre al ac-
tor colectivo. Al cierre de la marcha, en la que participaron familiares de víctimas,
organizaciones, activistas y artistas de todo el país, el mpjd presentó el contenido del
“Pacto por la paz”, en el que planteaban las seis demandas principales del movi-
miento y varias medidas concretas para su cumplimiento (mpjd, 2016). Además, se
anunció la realización de una caravana al norte del país para recorrer las regiones más
violentas y firmar el “Pacto” junto con otras organizaciones en Juárez, Chihuahua.
La “Caravana del Consuelo” se realizó del 4 al 10 de junio y visitó localidades de
varios estados. La característica principal de la caravana fue la participación de fami-
liares de víctimas que compartían sus testimonios en público, muchos por primera
vez (Gordillo-García, 2023c; Suaste, 2017). En Juárez, sin embargo, hubo rompi-
mientos con muchas organizaciones que exigían como demanda fundamental el
retorno inmediato de las fuerzas armadas a los cuarteles y rechazaban cualquier
posibilidad de dialogar con representantes gubernamentales (Gordillo-García,
2022a; Romero, 2016; Suaste, 2017). Poco después de terminar la caravana, el mpjd
tuvo un encuentro público con el presidente, en el que un grupo de familiares de
víctimas exigió detener la guerra y garantizar procesos de justicia (Monsiváis Carri-
llo et al., 2014). A raíz del diálogo, se establecieron mesas de trabajo para discutir las
demandas del mpjd (García, 2018). Un ejercicio similar se realizó con representantes
del Congreso. Después, se realizó la “Caravana al Sur” para reproducir la campaña
que se hizo en el norte y, posteriormente, se tuvo otro encuentro público con Calderón
(Gordillo-García, 2023c; Monsiváis Carrillo et al., 2014).
En abril de 2012, el Congreso aprobó la Ley General de Víctimas (lgv) exigida
por el mpjd para reconocer los derechos que estas y sus familias tenían, pero el presi-
dente rechazó promulgarla y propuso una versión más limitada. La ley quedó invali-
dada por el Poder Judicial. Mientras tanto, el mpjd realizó una caravana en Estados
Unidos (Osorno, 2014) y un diálogo con el grupo de aspirantes a la presidencia del
país. Luego de ganar la elección presidencial de 2012, Enrique Peña promulgó en
enero de 2013 la lgv (García, 2018; Gordillo-García, 2020). Este logro marcó la des-
movilización del mpjd, pero varios de los familiares de víctimas que habían partici-
pado en sus campañas organizaron nuevas acciones y grupos —llamados
colectivos— para enfrentar la crisis de desapariciones que se desarrolló durante el
sexenio de Peña Nieto (Gordillo-García, 2023d, 2023b). Luego de limitarse a eventos

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como la conmemoración del asesinato de Juan Francisco, en 2020 Javier Sicilia vol-
vió a hacer una convocatoria para movilizarse ante la profundización de la violencia
con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (Gordillo-García, 2024).
MÉTODOS
Una revisión sistemática de todos los trabajos sobre el mpjd sería poco realista para
los límites de un artículo. Por lo tanto, decidimos enfocarnos en los textos publica-
dos por las revistas reconocidas por el Conahcyt de México. Tomamos esta decisión
partiendo del supuesto de que las publicaciones incluidas en el Sistema de Clasifi-
cación de Revistas Mexicanas de Ciencia y Tecnología del Conahcyt son las de
mayor prestigio y calidad en el país.
Hicimos la revisión con el listado de revistas incluidas en octubre de 2023 en el
área de ciencias sociales;6 es decir, consideramos textos que fueron publicados hasta
ese momento. Estamos conscientes de que nuestra selección excluye los artículos
publicados en revistas internacionales especializadas en los estudios sobre los mo-
vimientos sociales (Gordillo-García, 2022a, 2023d, 2023c), en las revistas más rele-
vantes de ciencia política en América Latina (Monsiváis Carrillo et al., 2014) y en
revistas internacionales de varios subcampos de las ciencias sociales (Ameglio,
2016; Hincapié Jiménez y López Pacheco, 2016; Muehlmann, 2017; Naveau y Ple-
yers, 2012; Treré y Cargnelutti, 2014).7 De igual forma, nuestra selección excluye
6 La lista está disponible en https://www.revistascytconacyt.mx/index.php/revistas/area/5. Las publi -
caciones incluidas podrían cambiar en el futuro.
7 A grandes rasgos, estos trabajos sobre el mpjd discuten la importancia de los marcos en su formación
de alianzas (Gordillo-García, 2022a); el desarrollo de relaciones sociales a partir de las dinámicas emocio-
nales de su movilización (Gordillo-García, 2023c); las consecuencias biográficas del activismo (Gordillo-
García, 2023d); la trascendencia del actor colectivo en el impulso de una democracia deliberativa en
México (Monsiváis Carrillo et al., 2014); su praxis de la no-violencia (Ameglio, 2016); su movilización
como un episodio en ciclos de protesta más amplios (Hincapié Jiménez y López Pacheco, 2016); el papel
del género, el parentesco y la maternidad en las experiencias individuales y colectivas (Muehlmann,
2017); sus acciones y discursos en torno al paradigma de la seguridad humana que se centra en la sociedad
civil (Naveau y Pleyers, 2012), y su uso de las tecnologías digitales como medios de difusión y discusión
(Treré y Cargnelutti, 2014). Si bien reconocemos que incluir estos artículos en nuestro análisis podría
ampliar su alcance, no lo hacemos por tres motivos. En primer lugar, como se podrá apreciar en los siguien-
tes párrafos, no es posible replicar en el ámbito internacional los criterios que utilizamos para la selección
de la literatura. El diseño de nuestra selección se apega a las características de reconocimiento de prestigio
que se da a las revistas académicas exclusivamente en México, no en otros países. En segundo lugar, como
se mencionó en la introducción, la revisión de la literatura sobre este movimiento social publicada en
México nos permite acercarnos, aunque parcialmente, a conocer los posibles retos que los estudios sobre
los movimientos sociales enfrentan en el mismo país. No podríamos hacer esto con otras geografías. Por
ejemplo, podría ser que en las revistas de Chile o de Reino Unido se haya publicado, respectivamente,
un artículo sobre el mpjd. Evaluar estos dos artículos no arrojaría luz respecto a la calidad de los estudios
sobre los movimientos sociales en México ni, al tratarse de un número tan pequeño de trabajos, en esos
dos países. En tercer lugar, no es nuestra intención comparar el rigor de la producción académica nacio-
nal con la internacional. Esa tarea requeriría un esfuerzo mucho mayor al realizado aquí que, además,
tendría que considerar otros movimientos sociales cuya trascendencia no se enfoque sólo en México.

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del análisis los capítulos de libros y libros (López Leyva, 2019; Reyna Ruiz, 2016;
Suaste, 2017), las tesis nacionales e internacionales que discuten el mpjd (Elizalde,
2019; Galán Castro, 2015; García de Alba, 2013; Gordillo-García, 2015, 2022b; Ley,
2014; Palma López, 2022; Pérez Torres, 2012) y los textos publicados en otras revis-
tas nacionales (Galán Castro, 2017).
Con el fin de evitar posibles pérdidas de información, realizamos nuestra bús-
queda tanto en los buscadores del sitio de cada revista como en el de la Red de
Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc),
en el que se encuentran todas las revistas reconocidas por el Conahcyt. Utilizamos
los términos “Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad” y, dado el fuerte
vínculo entre este actor colectivo y su líder más visible, “Javier Sicilia”. No recopi-
lamos todos los resultados de nuestra búsqueda porque varios artículos únicamen-
te incluían una mención sobre la existencia del mpjd. El criterio fundamental para
considerar un artículo fue que se discutiera analíticamente al mpjd más allá de uti-
lizarlo como una referencia aislada. Nuestra recolección incluyó 22 artículos en los
que el mpjd es al menos discutido en un párrafo más allá de una mención sobre su
existencia o relevancia. De esos 22 artículos, sólo 11 utilizan al mpjd ya sea como
caso, objeto de estudio o ejemplo. Dedicamos nuestra atención y análisis a esos 11
artículos (Azaola, 2012; Bizberg, 2015b, 2015a; Garza Placencia, 2019; Gordillo-
García, 2020, 2023a, 2023b; Inclán Oseguera, 2017; Tirado, 2019b, 2019a; Torres-
Ruiz, 2018).8 Un apunte relevante: Bizberg utiliza un argumento similar para sus
dos textos (2015a, 2015b) porque uno presenta una síntesis de las ideas que se
desarrollan más ampliamente en el otro. Por este motivo, nos enfocamos sólo en
uno de sus textos.
Nuestro análisis está inspirado en el trabajo de Favela Gavia (2005). Evaluamos
si estos textos tienen un objetivo explícito o una pregunta de investigación, una
hipótesis o argumento central, una exposición clara de los métodos de recolección
de información, y la relación lógica del análisis que vincula estos elementos con las
conclusiones del trabajo. Los resultados de este análisis están en la siguiente sec-
ción. Después, codificamos el contenido de cada artículo para identificar los temas
que se han estudiado sobre el mpjd y, así, responder nuestra pregunta sobre qué se
sabe del movimiento gracias a estos artículos. La exposición de esto último se desarro-
lla después del diagnóstico.
8 Los otros 11 artículos que no consideramos para nuestro trabajo hacen referencia al mpjd más allá de
una simple mención, pero no necesariamente lo discuten desde una perspectiva analítica. Estos textos
son: Andrade Guevara (2022), Cendejas Guízar y Merino Pérez (2016), Espinoza Toledo (2011), Kuri
Pineda (2017), Mestries Benquet (2018), Meyer (2015), Monsiváis Carrillo (2014), Vargas Carrasco
(2018) y Villarreal Martínez (2014, 2016).

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DIAGNÓSTICO
El texto de Azaola (2012) consiste en dos entrevistas con líderes del mpjd. Si bien el
texto no tiene aspiraciones analíticas en tanto es la introducción a un dossier —y, por
lo mismo, no cuenta con una pregunta de investigación ni un objetivo—, la autora sí
incluyó reflexiones más allá de las palabras de los dos entrevistados. El principal
valor en el texto de Azaola es que puede funcionar como fuente primaria para acce-
der a información, aunque breve, sobre los antecedentes biográficos de ambos líderes,
cuestiones sobre su espiritualidad, sus emociones, los repertorios contenciosos del
mpjd, sus marcos y la evaluación que los dos entrevistados tienen sobre las conse-
cuencias de la movilización.
El artículo de Bizberg (2015a) se basa en la teoría de los “nuevos movimientos
sociales”. El texto carece de una pregunta de investigación y no plantea un objetivo
concreto ni una hipótesis o argumento central; sólo sostiene que “se analizará el
significado de dos movimientos sociales que surgieron durante el sexenio de Felipe
Calderón” (p. 266): el mpjd y el estudiantil #YoSoy132, cuya descripción no es de
interés para este artículo. El texto tampoco explica qué métodos utilizó el autor para
recolectar su información ni ofrece claridad sobre la estrategia analítica que siguió
para construir su argumento, por lo que no podemos considerar que haya habido un
tratamiento sistemático de la información. Respecto al análisis, el autor expone que
analiza el mpjd “con base en su significado y la manera en la que definen ellos mis-
mos su identidad, contra quién están luchando, sus métodos de lucha, sus formas de
organización y su propósito principal” (p. 277); sin embargo, no explica claramente
de dónde surgieron estas dimensiones de análisis ni por qué usarlas en lugar de en-
focarse en otras.
El texto de Torres-Ruiz (2018) carece de pregunta de investigación, pero señala
como objetivo “describir y analizar de manera general la aparición de ciertos grupos
y colectivos sociales” en México (p. 190). En el artículo no hay una sección de mé-
todos y tampoco una aclaración sobre la estrategia de análisis, lo que imposibilita
conocer cómo se obtuvo la información y si esta tuvo un tratamiento sistemático.
Además, no hay un argumento central explícito. Junto con el mpjd, el autor utiliza
otros cuatro casos, pero hay poca claridad sobre su selección puesto que únicamente
se menciona que “no son los únicos, pero sí algunos de los más relevantes” (p. 211).
Vinculada con la poca claridad respecto al objetivo del texto, una de las conclusio-
nes sostiene que estas movilizaciones “no han logrado generar espacios de encuen-
tro y de propuesta con otras expresiones de lucha y resistencia, no se ha podido
edificar una gran confluencia que permita la construcción de un gran movimiento
social y político capaz de iniciar una verdadera transformación de las conciencias”
(p. 212). Para nosotros, es confuso de dónde proviene esta conclusión. ¿Con qué
criterios se evalúa la generación de “espacios de encuentro” o la “verdadera
transformación de las conciencias”? El único criterio sugerido en el texto para

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determinar el éxito de los movimientos analizados sería su eficacia para modificar
radicalmente el sistema político y económico; consecuentemente, el autor concluye
que ninguno fue exitoso.
Tirado (2019a) no incluye una pregunta de investigación, pero expone como
objetivo “describir y analizar, por un lado, las acciones de Sicilia como celebridad
trágica y, por otro, la efectividad del movimiento, usando los conceptos […] de per-
formances ético-políticos y de ritual expresivo” (p. 96). La ausencia de una pregun-
ta de investigación se vincula con la ausencia de una hipótesis o argumento central
específico. De igual manera, el texto no cuenta con una aclaración sobre los méto-
dos usados, pero sí con una discusión teórica que deriva en el uso de ciertos concep-
tos como guías de las interpretaciones ofrecidas por el autor. Encontramos en este
texto algunas tensiones entre los objetivos, el análisis y las conclusiones; la más
importante es que no explicitan los parámetros para evaluar la “efectividad” y tam-
poco hay una aclaración sobre la estrategia analítica, por lo que no hay manera de
saber cómo se obtuvo la evidencia ni si esta tuvo un tratamiento sistemático. Desde
nuestra perspectiva, aunque esto fue poco discutido en la conclusión del artículo,
el concepto de “celebridad trágica” propuesto por el autor tiene un gran valor para
comprender la trascendencia de Javier Sicilia como líder.
En otro texto de Tirado (2019b), tampoco hay una pregunta de investigación
explícita, pero se plantea como objetivo analizar la “efectividad” del mpjd mediante
“la clara evocación que hizo de símbolos y mitos en sus performances rituales”
(p. 162). Aunque el autor realiza un análisis interpretativo, no hay una sección me-
todológica que explique la estrategia analítica. El argumento central es que el “gran
impacto” del mpjd “se debió al original marco de sentido y a las acciones expresivas
de sentido que desplegó” (p. 161). La falta de claridad sobre una estrategia analítica
deriva en que, luego de la presentación de su marco teórico consistente en “prede-
finiciones operativas” (p. 163), el autor advierte que realiza una descripción de los
símbolos del mpjd en la que “se arriesgan interpretaciones” (p. 168). Puesto que no
hay una operacionalización clara sobre cómo se analiza la “efectividad”, estas inter-
pretaciones son, más que argumentos derivados de hallazgos, hipótesis de trabajo
que deben ponerse a prueba. Por ejemplo, se sostiene en el texto que “aunque Sici-
lia y el movimiento no invocaron de manera directa el sacrificio […] sí lo invo caron
indirectamente y terminó siendo el gran mito animador del movimiento, el que in-
terpeló y sedujo a las audiencias presentes, y también a muchas que lo siguieron a
distancia” (p. 182); sin embargo, el artículo no ofrece evidencia para sostener que el
mito del “sacrificio” haya sido atractivo para las múltiples audiencias a las que apeló
el mpjd. Otro síntoma de la falta de un tratamiento sistemático de la evidencia en el
texto se encuentra en la relación entre el objetivo y la conclusión. El objetivo de ese
artículo es “analizar la efectividad” del mpjd; luego, se apunta que “aunque se ha
mermado la significación de los antiguos símbolos y mitos, este trabajo […] muestra

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que siguen teniendo eficacia”; y, finalmente, se concluye que “queda para otra oca-
sión investigar el porqué de la efectividad de los antiguos signos y mitos evocados”
(Tirado, 2019b: 161-190). Es decir, se asegura que ciertos símbolos y mitos son
efectivos, pero no se explica por qué y tampoco se les compara con otros símbolos y
mitos que no sean efectivos.
Gordillo-García (2020) presenta un análisis inscrito en los estudios de la movili-
zación legal para explicar cómo y por qué el mpjd consiguió la promulgación de la
lgv. El texto señala explícitamente las preguntas de investigación y los objetivos.
El autor también explicita la metodología utilizada —aunque sin precisiones—, el
origen teórico de sus categorías de análisis y el argumento central del artículo. En
este último, Gordillo-García sostiene que las personas con liderazgo en el mpjd de-
dicaron sus esfuerzos para obtener la ley porque la vieron como un instrumento ca-
paz de incidir en la transformación de la estrategia de seguridad, y que el logro se
obtuvo debido a tres factores: la enmarcación en torno a la figura de las víctimas, la
capacidad estratégica de las y los líderes del mpjd, y la estructura de oportunidades
políticas observable a finales del sexenio de Calderón. El autor argumenta que su
texto es una aportación a los estudios de la movilización legal enfocados en el uso
del lenguaje de derechos por parte de los movimientos sociales con el fin de cons-
truir significados y leyes para expresar expectativas y aspiraciones.
Otro texto del mismo autor (Gordillo-García, 2023a) es un estudio microsocio-
lógico sobre por qué las personas decidieron participar en el mpjd. El texto no
plantea una pregunta explícita, pero establece como objetivo “hacer un análisis
empírico de los factores que influyeron en el reclutamiento en el mpjd a partir de
las semblanzas de sus participantes” (p. 408). De igual forma, hay una explicación
de los métodos utilizados, un argumento central explícito y una justificación sobre
el origen teórico de sus categorías de análisis. La conclusión, a su vez, hace énfasis
en la contribución del texto para refinar la teoría al complejizar el proceso de reclu-
tamiento y dejar de verlo como un asunto homogéneo en el que todas las personas
participan por el mismo motivo. El texto difiere de otros en cuanto a que el autor
incluye una discusión, aunque breve, sobre su relación con el mpjd y las implica-
ciones éticas de su trabajo.
En el tercer artículo de este autor (Gordillo-García, 2023b) se analizan las con-
secuencias culturales del mpjd. El texto incluye una pregunta explícita: “¿cómo
influyó el mpjd en las condiciones de movilización de los colectivos de familiares
de personas desaparecidas?” (p. 467), una sección para explicar los métodos utili-
zados —entrevistas a profundidad y revisión documental— y un argumento cen-
tral, cuyas dimensiones se vinculan con la discusión teórica. Este artículo analiza
cómo el mpjd creó una comunidad de movimiento social mediante mecanismos
de difusión relacional que influyeron en la formación de colectivos de familiares de
per sonas desaparecidas y en la creación de nuevos repertorios contenciosos, como

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Política y gobierno
El MoviMiEnto por la paz con Justicia y DigniDaD En las rEvistas MExicanas
las brigadas de búsqueda. Desde su perspectiva, la adopción de estas formas orga-
nizativas y de acción es la implicación observable de la formación de una cultura
contenciosa entre familiares de víctimas. El texto no aclara cuál es la contribución
del estudio, pero sí destaca en sus conclusiones la importancia de adoptar una
perspectiva relacional para el análisis de las consecuencias culturales de un movi-
miento social.
El texto de Inclán Oseguera (2017) es un ensayo conceptual que busca ofrecer al
público de habla hispana un conjunto de definiciones —de uso muy generalizado
en la literatura anglosajona— para el estudio de la protesta con ejemplos para facili-
tar su comprensión. Si bien el mpjd no es un caso de estudio en el texto y aunque la
mayoría de los ejemplos provienen del zapatismo, se trata de un ensayo directamen-
te vinculado a los estudios sobre los movimientos sociales que hace varias referen-
cias analíticas al mpjd y lo relaciona con otros procesos de movilización social, como
los casos del #YoSoy132 y de las protestas por la desaparición de los estudiantes de
Ayotzinapa. Debido a su objetivo y a que no se trata de un artículo de investigación,
el texto no contiene una pregunta ni una hipótesis y tampoco hay una sección de
métodos. Lejos de ser una debilidad, estas ausencias se vinculan con el carácter
conceptual del trabajo.
Olalde Rico (2015) estudia las dimensiones políticas, públicas y estéticas de al-
gunos esfuerzos colectivos destinados a dar un rostro humano a las cifras de perso-
nas asesinadas y desaparecidas en México. Si bien el texto no es sobre el mpjd, sí
describe y discute algunas de las iniciativas que tuvieron varios grupos de artistas
para participar o solidarizarse con este actor colectivo. En concreto, el trabajo no
explicita una pregunta de investigación ni un objetivo, tampoco hay una sección
metodológica ni una explicación sobre la estrategia de análisis. El argumento cen-
tral, no obstante, sostiene que “las experiencias sensoriales y afectivas […] dan
forma a una indignación compartida que expresa y articula pérdidas, asuntos y pro-
blemas que no son cabalmente reconocidos ni por el Estado ni por la sociedad civil
en su conjunto” (p. 57).
Finalmente, el texto de Garza Placencia (2019) discute algunos aspectos del
mpjd en relación con su defensa de los derechos humanos. Aunque no hay pregunta
de investigación en su texto, la autora señala que el objetivo de su artículo es expo-
ner “el rol que las organizaciones civiles y redes de defensa han desempeñado en la
construcción de un campo enfocado al activismo y protección de los derechos hu-
manos” (p. 907), y que “la discusión se centra en los usos sociopolíticos de los dere-
chos humanos” (p. 909). Luego, en la conclusión, la autora sostiene que la
“intención” del estudio fue “resaltar el caso de ciudadanos agraviados que se su-
maron al campo [del activismo] cuando descubrieron que tenían el derecho de ha-
cer visible su sufrimiento y denunciar públicamente sus experiencias de injusticia”
(p. 928). Si bien esta serie de ideas tiene una lógica conectora, el texto no presenta

Johan Gordillo-García y Manuel Pérez Aguirre
VOLUMEN XXXI  NÚMERO 2  II SEMESTRE DE 2024 ePYG
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Política y gobierno
un argumento central claramente especificado ni una sección metodológica. No
obstante, esto puede relacionarse con el tipo de publicación, puesto que es un texto
en una revista especializada en derecho.
Al tratarse de una entrevista sin fines analíticos, consideramos pertinente no in-
cluir el trabajo de Azaola en las reflexiones de este párrafo y el siguiente, aunque sí
retomaremos sus ideas en la próxima sección. Paralelamente, aunque el texto de
Inclán Oseguera busca aportar claridad respecto a algunos conceptos, sí contiene
reflexiones analíticas, por lo que decidimos considerarlo para redactar las siguientes
líneas. Así, nueve de los textos incluyeron objetivos —unos más específicos que
otros—, pero únicamente dos incluyeron una pregunta de investigación explícita,
mientras que la hipótesis o el argumento central estuvo claramente señalado sólo en
la mitad de los trabajos. La ausencia más generalizada fue la de la sección metodo-
lógica, presente sólo en tres de los artículos; es decir, no es posible replicar la mayoría
de estos estudios porque las personas lectoras no tienen manera de saber claramen-
te cómo se obtuvo la información ni qué estrategia analítica se siguió para llegar a las
conclusiones. Además, encontramos que la mayoría de los textos presentan argu-
mentos que no se respaldan con un análisis sistemático de la evidencia. En otras
palabras, la mayor parte de estos trabajos presenta conclusiones que son más bien
hipótesis de trabajo que requieren ponerse a prueba.
No es conveniente generalizar sobre el estado de los estudios sobre los movi-
mientos sociales a partir de una decena de artículos sobre un movimiento social es-
pecífico; sin embargo, consideramos que, al tratarse de textos sobre uno de los
movimientos sociales más relevantes de las últimas décadas que, además, fueron
publicados en las revistas de mayor prestigio del país, sí nos dan una idea de los re-
tos que puede estar enfrentando este campo de investigación en México. En ese
sentido, nos parece problemático que la mayoría de los estudios no cuenten con una
pregunta de investigación, elemento esencial en cualquier trabajo científico. De
igual forma, consideramos preocupante la falta de interés prestada a los métodos de
investigación. Además, la mayor parte de los textos no señalan cuál es su aportación
para refinar la teoría. Estas cuestiones no son menores y afectan la rigurosidad de los
análisis. Dicho esto, es importante dejar claro que varios de estos trabajos desarro-
llan ideas valiosas que podrían representar contribuciones relevantes a los estudios
sobre los movimientos sociales, pero, al no estar respaldadas por un tratamiento
sistemático de la evidencia, se trata, como ya mencionamos, de hipótesis que re-
quieren más investigación. En la siguiente sección nos enfocamos en esas ideas.
QUÉ SABEMOS DEL MPJD GRACIAS A LOS ARTÍCULOS PUBLICADOS EN REVISTAS
MEXICANAS?
Los artículos analizados cubren principalmente seis temas: el reclutamiento y la for-
mación de alianzas, las dinámicas emocionales del repertorio contencioso para la

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Política y gobierno
El MoviMiEnto por la paz con Justicia y DigniDaD En las rEvistas MExicanas
formación de identidad o de un sentido de comunidad, las características del li-
derazgo, los marcos de acción colectiva, las consecuencias de la movilización y, de
manera general, la trascendencia del mpjd. Revisaremos estos temas en el orden
mencionado.
Reclutamiento y alianzas
Respecto al reclutamiento, algunos de los trabajos analizados exponen de manera
superficial y sin discutir con evidencia concreta las razones de la formación del mpjd,
de la participación de familiares de víctimas, y los motivos de otras organizaciones
para apoyar —o dejar de apoyar— las movilizaciones; otros complejizan el involu-
cramiento de diversos grupos sociales.
Azaola (2012: 159-160) sugiere que la “rapidez” con la que el mpjd organizó
movilizaciones masivas es evidencia de que “más allá de los acontecimientos pun-
tuales que desencadenaron la creación del Movimiento” —es decir, el asesinato
de Juan Francisco—, “las condiciones estaban dadas” para realizar las protestas.
Es poco claro qué quiere decir la autora con esto, pero lo relevante es que reconoce
que ciertas condiciones son necesarias para facilitar la movilización social. Esto
contrasta con el argumento de Bizberg (2015a: 275) respecto a que el mpjd “nace
de manera espontánea mediante un llamado” de Javier Sicilia. Este argumento
difiere de la postura de Melucci (1999), uno de los principales proponentes de la
teoría de los “nuevos movimientos sociales” que Bizberg utiliza en su texto, quien
ha señalado y explicado que los movimientos sociales no se articulan de manera
espontánea.
Otro texto que hace referencia a la formación del movimiento de manera general
es el de Torres-Ruiz (2018: 203), quien se limita a señalar que “debido a la violencia
desmedida ocasionada por la ‘guerra’ […], los ciudadanos indignados salieron a las
calles y marcharon, tomaron plazas, se organizaron, sumaron esfuerzos para aportar
soluciones”. Sin duda, la violencia extrema que se había extendido a todo el país es
una clave para comprender la formación del mpjd, pero una de las mayores enseñan-
zas de la teoría de la movilización de recursos y de la perspectiva de la enmarcación
es que la existencia o la percepción de un problema social no bastan para explicar la
protesta porque los problemas son permanentes y siempre están sujetos a interpre-
tación (McCarthy y Zald, 1977; Snow et al., 1986).
Tirado (2019a: 99) refleja de mejor manera la complejidad de la formación del
mpjd al profundizar en los antecedentes biográficos de Javier Sicilia y sus redes so-
ciales, con lo que destaca que el poeta “era poseedor del reconocimiento de la inte-
lectualidad en diferentes ámbitos e, igualmente, sostenía relaciones” con actores de
varios campos, lo que hacía “su presencia […] visible en el espacio público”. Ade-
más, aunque no discute esto con evidencia, Tirado (2019a: 99) señala que las redes
de Javier Sicilia en Morelos, “integradas sobre todo por jóvenes, fueron la primera

Johan Gordillo-García y Manuel Pérez Aguirre
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Política y gobierno
estructura organizativa del movimiento y se activaron inmediata e intensamente
después del asesinato de Juanelo y sus amigos”.
Bizberg (2015a: 279) apunta que el mpjd “está claramente formado por víctimas
de la violencia que se han unido para dar un sentido a sus vidas luego de la tragedia de
haber perdido a un ser querido o de tenerlo desaparecido”; sin embargo, el autor
no aporta evidencia para sostener que, efectivamente, las personas buscaran eso.
En contraste, un trabajo que buscó explicar con evidencia el reclutamiento tanto
de familiares de víctimas cuanto de activistas es el de Gordillo-García (2023a).
En ese texto, se apunta que el mpjd “permite un análisis profundo del reclu-
tamiento” puesto que involucró tanto a “activistas organizados y politizados”
como a “desconocidos que estaban dispersos y carecían de experiencia política”
(Gordillo-García, 2023a: 410). Entonces, frente a las “contrastantes circunstancias
de vida” de estos dos grupos, el autor utiliza “tres enfoques diferentes, pero com-
plementarios” para argumentar, primero, que el reclutamiento de los organiza-
dores del mpjd se explica “mediante el habitus radical que habían desarrollado y
las redes en las que estaban inmersos”; segundo, que el involucramiento inicial de
los familiares de víctimas “puede explicarse por un sistema de significados com-
partido que habían desarrollado luego de sufrir un crimen extremadamente vio-
lento y por la difusión de información en los medios de comunicación masiva”; y,
tercero, que procesos de “shock moral mediaron las condiciones biográficas” de
ambos grupos “para completar su […] reclutamiento en el mpjd” (Gordillo-García,
2023a: 410-412).
Un silencio en el trabajo de Gordillo-García (2023a) es el de la participación de
artistas que se solidarizaron con el mpjd. Como señala Olalde Rico (2015: 64), múlti-
ples “escritores, artistas, cineastas […] emprendieron proyectos de carácter colabora-
tivo” para “despertar el interés y la indignación de personas que no necesariamente
habían experimentado la violencia de manera cercana”, con lo que buscaban “com-
batir la indiferencia […], los prejuicios y la condena moral de las víctimas”. Debe
apuntarse también que las alianzas o el involucramiento de organizaciones con el
mpjd es un tema poco analizado en estos artículos. No obstante, Garza Placencia
(2019: 919-921) explica que el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos) y
Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz), “dos organizaciones de derechos huma-
nos”, apoyaron al mpjd con su “estructura organizativa y proporcionaron los recursos
humanos, técnicos y financieros para diversas movilizaciones”. Finalmente, Inclán
Oseguera (2017: 193) apunta que, a pesar de la relevancia del mpjd, sus líderes no
constituyeron “una alianza formal” con otros movimientos sociales contra la violen-
cia criminal. No obstante, esta aseveración omite aclarar que las figuras de liderazgo
en el mpjd sí buscaron aliarse con otros personajes que han ejercido varias formas de
liderazgo en las protestas contra el crimen, la violencia y la impunidad (Gordillo-
García, 2015; Sicilia, 2016; Sicilia y Vázquez, 2016; Tirado, 2019a).

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El MoviMiEnto por la paz con Justicia y DigniDaD En las rEvistas MExicanas
Dinámicas emocionales del repertorio contencioso para la formación
de un sentido de identidad o comunidad
El segundo tema discutido en estos artículos es el de los repertorios contenciosos,
sus dinámicas emocionales y su relación con la formación de un sentido de identi-
dad o comunidad. Como en el caso del primer tema, algunos de los artículos sólo
señalan de manera general qué tipo de acciones realizó el mpjd y en otros se discute,
sin evidencia, lo que sus autores consideran que fue el papel de las emociones en la
movilización social.
Torres-Ruiz (2018: 210) sostiene que las “marchas recurrentes” del mpjd “esti-
mularon la movilización de la sociedad” y “le permitió sacudirse el miedo que le
invadía (con toda razón) ante un panorama tan adverso y sangriento”; sin embargo,
no explica cómo ocurrió ese proceso ni por qué. De igual forma, en su artículo se
argumenta que las personas que participaron en el mpjd “asumieron riesgos” y
“lucharon denodadamente para abrir el camino de la esperanza” (Torres-Ruiz,
2018: 204). Desafortunadamente, el autor no explica cuáles fueron los riesgos ni
qué implicaba la esperanza para las personas movilizadas. De tal forma, queda
poco claro cómo y por qué el “miedo se transformó en esperanza” (Torres-Ruiz,
2018: 203).
El texto de Bizberg (2015a) incluye algunos elementos de análisis interpretativo
que sugieren explicaciones referentes a la formación de un sentido de comunidad.
El autor destaca que “el sufrimiento” fue el “sentimiento que unió a los miembros
del mpjd” porque “en la mayoría de las expresiones de las víctimas, se habla de
cómo el movimiento les ha permitido salir de la soledad de su sufrimiento para
compartirlo y consolarse mutuamente” (Bizberg, 2015a: 292-293). Este punto pue-
de ser confuso en dos sentidos. Primero, no queda claro cómo es que el sufrimiento
fue la clave de la unidad si, según el autor, la movilización social ayudó a salir de la
soledad del sufrimiento. Segundo, el autor es poco claro respecto a esa “mayoría de
las expresiones de las víctimas”, puesto que únicamente hace referencia a entrevis-
tas realizadas por otras investigadoras, sin presentar fragmentos que ayuden a soste-
ner su argumento.
Tirado (2019a: 102) señala que el mpjd “fue rico en marchas, plantones, concen-
traciones y reuniones diversas” que “pueden ser pensados como performances; al-
gunos se acercan al tipo del drama social y otros al del ritual y en otras ocasiones es
difícil decir cuál de los tipos prevaleció en ellos”. En el artículo, se apunta que “la
recepción de los pueblos de Coajomulco y Topilejo fue cálida y luego, ya en la Ciu-
dad de México, impresionó la gran solidaridad de la gente al entrar por Insurgentes
Sur en Tlalpan” (Tirado, 2019a: 104). Para las personas lectoras no hay posibilidad
de comprender si estas percepciones sobre un recibimiento cálido y de impresión
positiva debido a la solidaridad son propios del autor a partir de observación etnográ-
fica, entrevistas o alguna revisión documental. En cualquier caso, al discutir el desa-

Johan Gordillo-García y Manuel Pérez Aguirre
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Política y gobierno
rrollo de las movilizaciones entre la Marcha por la Paz y la Caravana del Consuelo,
este autor (2019a: 106) argumenta que los “grandes discursos”, como el pronunciado
antes de la lectura del Pacto, fueron sustituidos “por rituales que se centraron mucho
más en las emociones y otras formas expresivas de sentido”. Así, Tirado destaca
cómo, en la Caravana del Consuelo, los grupos aliados con fines políticos quedaron
relegados tras buscar incorporar sus propias demandas al mpjd y, en cambio, “el nú-
cleo” de las actuaciones públicas pasó a ser el “ascenso al estrado de las víctimas lo-
cales para contar […] sus historias […]. La gran mayoría son mujeres que buscan a
sus desaparecidos y les es extraño hablar en público; pero lo hacen, aunque con tro-
piezos, con […] palabras entrecortadas por el llanto” (2019a: 107-109).
La construcción de “un sentido de identificación, de cooperación y de pertenen-
cia” se dio, para Tirado (2019a: 109-110), a partir del “dolor de las víctimas, su sufri-
miento, la ira y repulsión al asesinato y a la sangre” que se convirtieron en “el
potente foco” que “fusiona” a quienes participaron en las actuaciones públicas “en
un todo solidario”. El trabajo de Gordillo-García (2023a) coincide con algunos argu-
mentos de Tirado y Bizberg, con la diferencia de que el autor aclara que su análisis
proviene de entrevistas de tipo historia de vida. Este autor apunta que, en sus en-
trevistas, los familiares de víctimas que se involucraron en el mpjd declararon “sen-
tirse vacíos y destrozados por el crimen cometido contra sus seres queridos”, pero
que sentían “una forma de esperanza en la movilización; aunque no se tenía claro qué
esperar, varias personas pensaron que de alguna manera su involucramiento podría
ayudar a frenar la difamación y la criminalización que fomentaban la impunidad en
el país” (Gordillo-García, 2023a: 427). Por lo tanto, Gordillo-García considera que
compartir los testimonios y el dolor que experimentaban era “un fin en sí mismo” y,
en ese sentido, los actos públicos del mpjd “brindaron a los familiares de las víctimas
un espacio no sólo para presentar sus casos, sino para socializar su dolor y canalizar
sus emociones hacia la participación” (2023a: 427).
Características del liderazgo
En los textos discutidos, hay un claro consenso sobre la relevancia de las carac-
terísticas de Javier Sicilia para comprender el poder de convocatoria y la capaci-
dad de movilización del mpjd. Los trabajos de Bizberg (2015a: 274) y Torres-Ruiz
(2018: 203) se limitan a señalar, respectivamente, que se trata de un “renombrado
poeta mexicano” —sin profundizar en por qué esto es relevante para comprender
al mpjd— y que el mpjd “se gestó y desarrolló” bajo “el liderazgo de Javier Sicilia”.
Si bien la entrevista de Azaola (2012) y la semblanza que presenta Gordillo-
García (2023a) permiten un acercamiento a la vida de Javier Sicilia, de los trabajos
analizados, el que describe y examina su biografía de manera más detallada y pro-
funda es el de Tirado (2019a). Este análisis (Tirado, 2019a: 96-97) se concentra en
interpretar a Javier Sicilia como una “celebridad trágica” que asumió la “represen-

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El MoviMiEnto por la paz con Justicia y DigniDaD En las rEvistas MExicanas
tación” de su hijo asesinado, que es “segura, decidida, expresiva y articulada”, que
posee “el capital cultural necesario” para “urdir y exponer una narrativa coherente
y creíble”, y que cuenta con una “red de relaciones sociales basadas en la confianza”
con personas dispuestas “a acompañarlo en su irrupción en la escena pública y a
movilizarse con él”. El autor concluye que el poeta tenía “cualidades intrínsecas
para convertirse en una celebridad trágica resonante”, aunque también comparte
algunas reflexiones confusas sobre esto; por ejemplo, que “los capitales cultural,
social y simbólico […] de Sicilia eran activos que este trasladó de modo natural al
naciente movimiento” (Tirado, 2019a: 97-98). Para nosotros, es poco claro qué im-
plica un traslado “natural” de capitales.
Tirado (2019a: 98-99) también nombra a varios personajes cercanos al poeta que
fueron relevantes para el mpjd, pero no explica por qué es importante tener claridad
sobre ellos. En ese sentido, debe tenerse en cuenta que, como señala Azaola (2012:
160), no sólo se trataba de Javier Sicilia, sino que en el mpjd “había líderes que con-
taban con una idea clara de la situación del país y con propuestas de cómo debía
enfrentarse”. Varios trabajos permiten profundizar en la importancia de esos otros
liderazgos. Por ejemplo, Gordillo-García (2023a) analiza cómo algunos de los acti-
vistas organizadores del mpjd que ejercieron algunas formas de liderazgo fueron
importantes por su experiencia en varios campos de la política contenciosa, espe-
cialmente en la acción directa no-violenta, con lo que dieron una base ideológica
más sólida a las movilizaciones. En otro texto, el mismo autor discute la capacidad
estratégica de las personas líderes en el mpjd, quienes procuraron realizar no sólo
“acciones disruptivas” de protesta pública, sino también “moderadas”, como el
diálogo con autoridades (Gordillo-García, 2020: 300). Ese balance, considera Gordi-
llo-García, “permitió el reconocimiento gubernamental del mpjd como un represen-
tante legítimo de intereses colectivos, razón por la cual sus demandas lograron
acceso al sistema político” (2020: 300).
De igual forma, algunos trabajos dirigen la atención hacia las tensiones entre lí-
deres del mpjd por dos motivos: primero, por la decisión de enfocar los esfuerzos en
la obtención de una ley para proteger los derechos de las víctimas (Gordillo-García,
2020); y, segundo, por la oposición a adoptar algunas estrategias de acción directa no
violenta, como huelgas de hambre y brigadas de búsqueda de personas desapareci-
das (Gordillo-García, 2023b).
Marcos de acción colectiva
Si bien hubo campañas de movilización contra la violencia criminal antes de 2011
(López Leyva, 2015, 2019), los artículos analizados coinciden en que el discurso del
mpjd implicó un rompimiento cualitativamente relevante con los diagnósticos, las
propuestas y las motivaciones que enmarcaron esos episodios previos. El texto de
Bizberg (2015a) es útil para tener una idea de las diferencias. Como sostiene el au-

Johan Gordillo-García y Manuel Pérez Aguirre
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Política y gobierno
tor, las campañas de 2004 y 2008 “reclamaban el fortalecimiento de la política de
seguridad del gobierno”, mientras que el mpjd “se centró en la constatación del
fracaso de una política enfocada exclusivamente en la seguridad para enfatizar las
fuentes sociales de la violencia” (Bizberg, 2015a: 287). Así, Bizberg (2015a: 277)
sintetiza que el mpjd planteó “una crítica de las políticas represivas basadas en la
acción del ejército”, exigió “soluciones alternativas multidimensionales […] al pro-
blema de la violencia” y, sobre todo, enfocó sus demandas y posicionamientos en
“la explosión del número de muertes no aclaradas, de desapariciones, de abusos a
los derechos humanos por parte de las fuerzas estatales y de los grupos criminales”
ocurridos “a raíz de la ‘guerra contra las drogas’”.
En ese sentido, una de las exigencias fundamentales del mpjd fue dejar de tratar
a las víctimas “como simples estadísticas, actitud que sólo fomenta la impunidad al
restar valor a la vida humana y a la dignidad que cada una de las personas merece”
(Bizberg, 2015a: 277-278). Sin embargo, el análisis de Bizberg también incluye al-
gunas reflexiones poco claras respecto a la enmarcación del mpjd. Por ejemplo, para
él, otro contraste entre las campañas de 2004 y 2008 y el mpjd es que mientras las
primeras “se enfocaron en demandas al Estado, el mpjd se centró en las víctimas y
[…] ha demandado derechos” (Bizberg, 2015a: 288). Sin duda, el mpjd se centró en
las víctimas y demandó derechos, pero esos derechos se presentaron como deman-
das al estado; la evidencia más clara respecto a esto está en el proceso que siguió la
ley para la protección de derechos de las víctimas que revisaremos más adelante.
En consonancia con las reflexiones de Bizberg, pero sin el interés de hacer com-
paraciones, Olalde Rico (2015: 66) destaca que el mpjd “se opuso rotundamente a
condenar a las víctimas de la violencia y a menospreciar los asesinatos” que, en el
discurso oficial, ocurrían exclusivamente entre criminales. Así, la enmarcación del
mpjd destacaba que “cada número incluido en las estadísticas había sido o era una
persona de carne y hueso que […] había habitado el mundo, tenido infancia, ami-
gos, familia y una historia inseparable de su contexto” (Olalde Rico, 2015: 68).
Esto, como puntualiza la autora, no buscaba restar responsabilidad a los criminales,
sino apuntar “hacia la necesidad de reconocer que las condiciones bajo las cuales
estos actos de violencia son perpetrados nos conciernen en la medida que involu-
cran al orden social en el cual nos desenvolvemos” (Olalde Rico, 2015: 68).
Con un enfoque más analítico, Garza Placencia (2019: 919-920) distingue “tres
perspectivas” que influyeron en los marcos del mpjd: los principios ideológicos de
la resistencia civil pacífica y la no-violencia, el vínculo histórico entre algunas orga-
nizaciones religiosas y los derechos humanos en México, y las luchas de familiares
de personas desaparecidas en las dictaduras latinoamericanas. Desde un enfoque
diferente, Tirado (2019b: 168-174) argumenta que “entre los fuertes símbolos evo-
cados por el líder y el mpjd figuran la muerte; la sangre derramada; las lágrimas; los
abrazos y los besos”, que “los principales símbolos identitarios […] fueron los le-

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Política y gobierno
El MoviMiEnto por la paz con Justicia y DigniDaD En las rEvistas MExicanas
mas de la lucha, los retratos de las víctimas, la bandera mexicana lastimada y cru-
ces, flores y velas encendidas”, y que las movilizaciones invocaron varios mitos: “i)
los narcotraficantes y los políticos y policías corruptos; i) la muerte, la caída, el
descenso y el sufrimiento; ii) la raíz, el origen y la refundación; iii) el sacrificio; iv)
el profeta; v) el camino de salvación; vi) la conversión y el perdón; y vii) la comuni-
dad y el reino [sic]”.
Varios trabajos hacen referencia al éxito o la eficacia de los marcos del mpjd. A
partir de su discusión sobre los símbolos y mitos, Tirado (2019b: 161) argumenta
que el “gran impacto” del movimiento “se debió al original marco de sentido […] y
a las acciones expresivas de sentido que desplegó”; sin embargo, en el artículo se
sostiene que con los rituales del mpjd “se creyó su dolor [de Sicilia] por el hijo muer-
to y por los otros miles de víctimas. Se consideraron auténticas sus lágrimas, su
desesperación y su hartazgo. Impresionó su capacidad de consolación” (Tirado,
2019b: 189). Aunque puede ser una reflexión acertada, el texto no incluye eviden-
cia para respaldar esta afirmación. Por ejemplo, no incluye entrevistas o declaracio-
nes de participantes en las movilizaciones que hayan comunicado sentirse
impresionados con la capacidad de consolación del poeta.
Otro texto que hace referencia al “éxito” de los marcos es el de Inclán Oseguera
(2017). La autora sostiene que un “buen ejemplo” de “marcos interpretativos exi-
tosos” está en el mpjd, que “generó un marco a favor de las víctimas, en contra de la
violencia del crimen organizado y a favor de la justicia” (Inclán Oseguera, 2017:
202). Los marcos del mpjd, junto con los del #YoSoy132, “ayudaron” a que la movi-
lización por los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa “encontrara un marco
resonante” (Inclán Oseguera, 2017: 202). De tal forma, concluye la autora, “se po-
dría hablar de que estos movimientos generaron un marco maestro para los movi-
mientos por la justicia y contra la corrupción e impunidad actuales” (Inclán
Oseguera, 2017: 202). Estas reflexiones podrían ser correctas, pero no hay evidencia
para sostenerlas, quizá por la naturaleza del texto. Además, es fundamental consi-
derar que la capacidad de movilización de un actor colectivo no implica mecánica-
mente la resonancia de un marco; la alineación y la resonancia siempre son
cuestiones de grado, con muchos matices (Ketelaars et al., 2014).
Finalmente, aunque no utiliza estos términos, otro artículo que hace referencia
a la efectividad o resonancia de los marcos es el de Gordillo-García (2020). Enfoca-
do en la movilización legal del mpjd, el autor discute la enmarcación de diagnósticos
y pronósticos. Con base en un rastreo de proceso, Gordillo-García (2020: 313) sos-
tiene que “el mpjd enfocó la atención del público y las autoridades en el tema de la
necesidad de justicia, memoria y reparación del daño para las víctimas” y que, en
varias ocasiones, “propuso […] lo que consideró necesario para comenzar a resolver
el problema”, como la legislación para proteger a las víctimas, a la que nos referire-
mos más adelante.

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Consecuencias de la movilización
Los textos analizados identifican, a grandes rasgos, las consecuencias políticas,
las culturales y, en menor medida, las biográficas del mpjd. Como en los temas an-
teriores, algunos artículos reflexionan sobre estas consecuencias en abstracto y de
manera general, mientras que otros procuran aportar evidencia para sustentar los
argumentos.
Respecto a las consecuencias políticas, hay un consenso en torno a la promulga-
ción de la lgv. Azaola (2012: 161-162) sostiene que el mpjd “empeñó gran cantidad
de esfuerzos durante varios meses de trabajo e innumerables reuniones con vícti-
mas, especialistas y legisladores” para obtener esa ley que buscó “no sólo reconocer
y garantizar los derechos de las víctimas del delito, sino también de las violaciones a
derechos humanos”. También de manera general, Bizberg (2015a: 267) apunta que
el mpjd “logró la muy significativa Ley de Víctimas”. Por su parte, aunque Torres-
Ruiz (2018: 205) considera que “el mpjd se disolvió (o casi) […] sin grandes logros
[…], quizá una victoria […] fue que el Congreso […] aprobara la Ley General de
Víctimas”, pero señala que “aunque el mpjd obtuvo un aparente triunfo, al final los
resultados obtenidos son deficitarios” porque la implementación de la ley ha sido
pobre y porque su indicador de éxito para los movimientos sociales es que modifi-
quen radicalmente los sistemas económico y político.
Uno de los textos de Gordillo-García (2020) analiza cómo y por qué el mpjd con-
siguió la aprobación y promulgación de la lgv. Este autor argumenta que “las y los
líderes del mpjd comprendieron la lgv como un instrumento que haría frente a una
estrategia bélica y crearía posibilidades de promover el cambio social en un contex-
to nacional marcado por la violencia” y explica que este resultado se alcanzó debido
a “la enmarcación del discurso en torno a las víctimas y sus derechos, el desarrollo
de capacidad estratégica entre el liderazgo del mpjd y la estructura de oportunida-
des políticas del momento de las movilizaciones” (Gordillo-García, 2020: 295-295).
Con la promulgación de la ley, argumenta, “las víctimas cuentan con un marco legal
para exigir sus derechos y defender su identidad ante posturas de desprestigio y
criminalización por parte de las autoridades”; es decir, “al incorporar y proteger
derechos en el sistema jurídico nacional, la lgv abrió oportunidades legales” y con
esto se “fortalece la legitimidad de las demandas que otros movimientos sociales y
actores de protesta plantean en torno a las violencias que México enfrenta” (Gordi-
llo-García, 2020: 294). Respecto a las críticas sobre la implementación de la ley,
Gordillo-García añade que “si bien la lgv no ha tenido el impacto esperado”, sí
“puede influir […] en el imaginario social y en las posibilidades dentro del campo
político para buscar la reconstrucción de las relaciones colectivas y desafiar el orden
institucional” (2020: 312).
En cuanto a las consecuencias culturales y biográficas, Bizberg (2015a: 275) con-
sidera que el mpjd “provocó la toma de conciencia sobre los efectos perversos de la

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Política y gobierno
El MoviMiEnto por la paz con Justicia y DigniDaD En las rEvistas MExicanas
‘guerra contra las drogas’ […] El mpjd despertó la conciencia de que las muertes
violentas que el gobierno de Calderón asignaba a una lucha entre carteles de la dro-
ga implicaba a mucha gente inocente y demostraba su fracaso”. Nuevamente, aun-
que esto puede ser acertado, el texto no aporta evidencia para verificar esa “toma de
conciencia”. A su vez, este autor considera que el mpjd “ha sido fundamental para
dar un sentido a las vidas de las víctimas al permitirles salir de sus casas para com-
partir su duelo con otros, consolarse y llevar a cabo al mismo tiempo una acción in-
dividual” (Bizberg, 2015a: 292). Por desgracia, el texto tampoco ofrece evidencia
para respaldar este argumento. También con una perspectiva general, Tirado
(2019a: 112) considera que el mpjd “tuvo algunos logros”, como “la reivindicación
de las víctimas muertas y desaparecidas y de las víctimas supérstites, impactando
muy ampliamente, pues de muy diversos lugares nacionales y extranjeros se le ex-
presó solidaridad”.
Aunque no pretende hacer un análisis de estos tipos de consecuencias, Garza
Placencia (2019: 921) abandona las ideas generales y explica que “la mayoría de los
familiares que se involucraron en la movilización social tuvieron que adquirir distin-
tos saberes en materia política, jurídica y de derechos humanos”. Como ella misma
apunta, estos procesos de aprendizaje se desarrollaron “mediante cursos y talleres pro-
movidos por organizaciones civiles con amplia trayectoria en la defensa de los dere-
chos humanos” con los que, por ejemplo, se dio a las familias de las víctimas
“jornadas de capacitación jurídica para que […] aprendieran los mecanismos y
herramientas necesarias para presentar y dar seguimiento a sus denuncias” (Garza
Placencia, 2019: 921).
Por su parte, Gordillo-García (2023b: 483) argumenta que el mpjd formó una
“cultura contenciosa” entre los familiares de víctimas de la violencia. Desde la
perspectiva de este autor, el mpjd “tuvo un efecto de desbordamiento […] que,
mediante mecanismos de difusión relacional […], causó la organización de los
colectivos” de familiares de personas desaparecidas e “impulsó su repertorio con-
tencioso”, con lo que “se formó una comunidad de movimiento social […] enfo-
cada en detener la violencia de la guerra en el país” (Gordillo-García, 2023b: 467).
Es decir, aunque el efecto de desbordamiento “no es un resultado cultural en sí
mismo”, este explica “las dinámicas relacionales con las que se consolidan las
consecuencias culturales” del mpjd (Gordillo-García, 2023b: 469). Así, el autor
propone que el impacto cultural del movimiento se refleja en las formas organiza-
tivas y los repertorios contenciosos que los familiares de víctimas adoptaron y di-
fundieron luego de su participación en el mpjd.
Trascendencia
Finalmente, y con base en las reflexiones respecto al resto de temas discutidos en
páginas previas, los artículos analizados incluyeron reflexiones sobre por qué el

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mpjd resultó ser un movimiento social trascendente en México. Para Azaola (2012:
159), el mpjd fue “una de las respuestas ciudadanas más lúcidas y consistentes”
ante la violencia que, además, adquirió un “contenido ético profundo” gracias a
que Javier Sicilia otorgó “a la muerte de su hijo el mismo peso y el mismo signifi-
cado que a todas las demás que han tenido lugar en circunstancias similares en
nuestro país”. Esa dimensión ética es también una de las características que des-
taca Bizberg (2015a: 275) al sostener que el mpjd “se distingue […] por su auten-
ticidad y valor ético, su significado y su capacidad de perdurar”. Así, para este
autor, el movimiento “modificó la forma como la sociedad mexicana (y en parte el
sistema político) percibía la situación de inseguridad y de violencia y los resulta-
dos de la ‘guerra contra las drogas’” (Bizberg, 2015a: 294). Torres-Ruiz (2018: 203)
coincide con Bizberg y apunta que el mpjd “sirvió como un catalizador, como el
inicio de un contagio de conciencias” que se sensibilizaron para “entender que la
violencia que en ese momento vivía el país […] no nos es ajena, que todos somos
víctimas potenciales”.
Aunque el mpjd “no logró […] la refundación nacional”, señala Tirado (2019b:
190), “sí fortaleció en la agenda pública la grave situación de inseguridad pública
que vivía el país; la ineficacia del estado […]; la enorme cantidad de víctimas ino-
centes que la guerra había producido; y la visibilización y reivindicación de esas
víctimas”. En otras palabras, el movimiento “modificó el panorama social, incidió
en amplios y decisivos sectores; logró reconocimiento nacional y puso en cuestiona-
miento la política del gobierno; preparó el camino de la reivindicación de las vícti-
mas y la asunción de los supérstites como actores político-sociales” (Tirado,
2019a:113). Por su parte, para Gordillo-García (2020: 315), el mpjd abrió un espacio
para buscar en la estrategia federal de seguridad “el cambio de un enfoque mili-
tarista hacia uno basado en la seguridad humana”. Además, sostiene el mismo autor,
las acciones del movimiento “fracturaron el discurso oficial en torno a la violencia y
llevaron el dolor de los familiares de las víctimas a la esfera pública en el ámbito
nacional” (Gordillo-García, 2023b: 482).
CONCLUSIONES
Los movimientos sociales liderados por familiares de víctimas de la violencia en Mé-
xico han adquirido una relevancia indiscutible como actores sociopolíticos en años
recientes; el periodo de movilización más intensa del mpjd es reconocido como un
hito en ese proceso. Este artículo tuvo dos objetivos: esquematizar el conocimiento
que tenemos sobre el mpjd y acercarnos a conocer la calidad y el rigor de los estudios
sobre los movimientos sociales en México. Para esto, hicimos una revisión de los ar-
tículos publicados en las revistas científicas reconocidas en el país por el Conahcyt.
Como expusimos en estas páginas, la mayoría de estos artículos carecen de
criterios esenciales en las ciencias sociales, tales como una pregunta de investiga-

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El MoviMiEnto por la paz con Justicia y DigniDaD En las rEvistas MExicanas
ción explícita, una exposición clara sobre los métodos empleados para recolectar
información y una aclaración de la estrategia analítica utilizada. La ausencia de
estos elementos nos lleva a concluir que la mayoría de los estudios no es sistemá-
tica ni replicable. Además, muchos de estos trabajos incluyen interpretaciones de
las personas autoras que se plantean como afirmaciones, aunque carezcan de evi-
dencia para sostenerse, por lo que son más hipótesis de trabajo que argumentos y
aún deben ser puestas a prueba con un tratamiento sistemático de la evidencia.
Si bien no podemos hacer generalizaciones sobre el estado de los estudios sobre
los movimientos sociales en México a partir de un número tan limitado de artícu-
los, nos parece que el diagnóstico que hicimos sobre estos trabajos sí arroja luz
sobre los retos que puede estar enfrentando este campo de investigación en el
país. No obstante, poner esta idea a prueba requiere un ejercicio más amplio que
el nuestro.
A pesar de estos silencios que afectan la rigurosidad de cada análisis, el conjunto de
trabajos revisados desarrolla ideas que pueden hacer aportaciones valiosas a los es-
tudios sobre los movimientos sociales. Así, identificamos seis temas en torno a los
cuales se ha desarrollado el conocimiento sobre el mpjd: el reclutamiento y la for-
mación de alianzas, las dinámicas emocionales del repertorio contencioso para la
formación de identidad o de un sentido de comunidad, las características del li-
derazgo, los marcos de acción colectiva, las consecuencias de la movilización y la tras-
cendencia del movimiento.
Hace casi dos décadas, Favela Gavia (2005) concluyó que los estudios sobre
los movimientos sociales en México se caracterizaban por su laxitud metodológi-
ca y su falta de rigor científico. Con base en los hallazgos de nuestro análisis sobre
los estudios del mpjd, no tenemos elementos para sugerir que esto haya cambiado
mucho y es posible que estas debilidades estén repitiéndose en trabajos sobre las
movilizaciones de los colectivos de familiares de personas desaparecidas. En ese
sentido, Arellano González (2023) ha encontrado que estos estudios tienen limi-
taciones relevantes debido, principalmente, a un supuesto de homogeneidad y
uno de causalidad simple. El primero se refiere a la caracterización de los movi-
mientos sociales “como actores colectivos constituidos por personas con perfiles
uniformes cuyas motivaciones varían poco y que realizan las mismas activida-
des”; el segundo, a que hay una “endeble relación entre datos empíricos y mode-
los de teorización” que lleva al uso de ciertos conceptos como “meros recursos
lingüísticos de etiquetado nominal” seleccionados a priori y para los cuales la
evidencia empírica funciona únicamente como ejemplificación (Arellano Gonzá-
lez, 2023: 41-43). De tal forma, hacemos una invitación a prestar mucha mayor
atención a la rigurosidad metodológica con el fin de fortalecer la calidad de la
producción científica en el país y profundizar así el diálogo que se tiene con la li-
teratura internacional.
P
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