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74 @RevForesta La estimación de la edad dendrocronológica de los árboles

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Uno de los métodos más precisos y fiables para conocer la edad de los árboles es el análisis dendrocronológico de las series o secuencias de anillos de crecimiento, pero en muchos casos únicamente se cuenta con secuencias parciales o incompletas. En este trabajo se presentan algunos estudios que han utilizado distintas metodologías para realizar estimaciones dendrocronológicas de la edad. Se pretende divulgar estas técnicas y los resultados obtenidos con los objetivos de contribuir a la protección y conservación de árboles longevos y, también, de determinados paisajes forestales.
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74 @RevForesta 2022. N.o 84
COLABORACIÓN / TÉCNICA
La estimación de la edad
dendrocronológica
de los árboles
Uno de los métodos más precisos y fiables para conocer la edad de los árboles
es el análisis dendrocronológico de las series o secuencias de anillos de creci-
miento, pero en muchos casos únicamente se cuenta con secuencias parciales
o incompletas. En este trabajo se presentan algunos estudios que han utilizado
distintas metodologías para realizar estimaciones dendrocronológicas de la edad.
Se pretende divulgar estas técnicas y los resultados obtenidos con los objetivos
de contribuir a la protección y conservación de árboles longevos y, también, de
determinados paisajes forestales.
Palabras clave: anillos de crecimiento, longevidad, leñosas.
Mar Génova Fuster
Profesora Titular de Universidad.
Universidad Politécnica de Madrid
Calle Párroco Gabriel Mateo Montes, 34,
Colmenar Viejo 28770 Madrid
mar.genova@upm.es
INTRODUCCIÓN
Desde antiguo se ha considerado
la edad de los árboles como de
gran importancia para determinar su
valor y/o singularidad. Generalmente,
se asocia longevidad a tamaño y
apariencia y los árboles más grandes
y majestuosos suelen representar la
máxima edad entre los organismos
vivos, aunque en muchos casos se ha
determinado que aquellos que habi-
tan en ambientes muy desfavorables
también pueden ser muy longevos.
Entre los diferentes métodos que se
emplean para el cálculo de la edad
de un árbol, se analizará el conteo (o
en su caso la estimación) del número
de anillos de crecimiento que se acu-
mulan en los troncos constituyendo
la madera. Los anillos de crecimiento
habitualmente presentan variaciones
interanuales que constituyen el re-
gistro de la historia vital del árbol y
que se pueden representar median-
te secuencias de valores. El análisis
de estas secuencias permite detectar
anomalías y estimar con un alto grado
de fiabilidad la edad dendrocronoló-
gica. Incluso en los casos en que la
zona central del árbol (la madera más
antigua) haya desaparecido o esté
mal conservada, la edad de un indi-
viduo puede establecerse con cierto
grado de precisión contrastando las
secuencias de valores con series de
anillos de árboles de edad conoci-
da (Norton et al., 1987; Stephenson,
2000; Rozas, 2003; Clark y Hallgren,
2004).
En este trabajo se presentan al-
gunas de las estimaciones de la edad
de los árboles realizadas mediante
diferentes técnicas dendrocronológi-
cas, indicando sus limitaciones y es-
perando que sean de utilidad en fu-
turos estudios sobre la longevidad de
leñosas. Además, se indica el interés
de conocer la edad con precisión en
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la elaboración de medidas de gestión
y conservación, no sólo identificando
árboles viejos, sino también utilizán-
dolos como una de las bases de la
protección y restauración de los pai-
sajes (Piovesan y Biondi, 2021).
METODOLOGÍA
Muestreo y análisis de los
anillos de crecimiento
Para el muestreo de árboles vivos
habitualmente se utiliza la barrena
de Pressler, de uso frecuente en es-
tudios e investigaciones de carácter
forestal. Este instrumento permite
extraer una pequeña muestra cilín-
drica en dirección transversal y radial
al tronco, que recoge una porción
de cada uno de los anillos anuales
formados, con un mínimo daño para
los ejemplares muestreados, pues
afecta casi exclusivamente al cam-
bium vascular vivo en una pequeñí-
sima superficie. En árboles muertos,
o en determinados estudios que así
lo requieran, se utiliza la sierra para
extraer una rodaja completa o, en
su caso, cuñas incompletas, preferi-
blemente en dirección transversal al
plano de disposición de los anillos.
Seguidamente las muestras se
preparan para su análisis y, tras el
secado de la madera, se lijan y pulen
para una mejor visualización e iden-
tificación de los anillos de crecimien-
to. Los anillos se cuentan y miden,
habitualmente mediante equipos es-
pecializados (mesas de medición o
escáneres precisos), y se elaboran
secuencias temporales de anchura
de anillos.
En general, simplemente el con-
teo de anillos en muestras proce-
dentes de árboles viejos sólo supone
una relativa aproximación a la esti-
mación de su edad. En primer lugar,
debido a determinadas anomalías
que pueden suceder en los ciclos
de crecimiento, como por ejemplo
la formación de anillos incompletos,
o los denominados anillos ausentes,
que no se han formado en absolu-
Figura 1. Árboles muy longevos en la Sierra de Guadarrama.
a) Muestreo con barrena de Pressler en un viejo ejemplar de
Pinus sylvestris. b) Extraordinario ejemplar de Pinus nigra de
edad próxima a los 500 años
a)
b)
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to; ambas anomalías son frecuentes
en árboles longevos (Schweingruber,
2012). Por esta razón, y si es posible,
se comparan y contrastan entre
numerosas secuencias procedentes
del mismo ejemplar, y de otros de
la misma especie y localidad o re-
gión, mediante técnicas estadísticas
específicas. Así, tal vez se puedan
obtener secuencias de anillos de cre-
cimiento sincronizadas y ubicadas en
el tiempo, es decir interdatadas, de
manera que cada valor de la secuen-
cia se corresponde con el año en
que fue formado el anillo (Douglass,
1941; Fritts, 1976). Si se cuenta
con muestras completas desde la
corteza hasta la médula del tronco,
la interdatación aporta valores muy
precisos, pero aun así se trata de
una estimación, pues muy rara vez
es posible la obtención de muestras
justamente en la base del tronco en
la que se conservan todos los ani-
llos formados. Más habitualmente
se cuenta con muestras parciales o
incompletas procedentes de la ex-
tracción con barrena, por ejemplo,
porque el árbol es muy grueso, o la
madera interna ha desaparecido a
causa de pudriciones. En estos ca-
sos la edad se calcula a partir del
número de anillos contenido en la
muestra, al que se suma el número
de anillos estimados correspondien-
te a la parte desconocida más inter-
na. Así Ee (edad estimada en años) =
(Nm + Ne), siendo Nm = número de
anillos de la muestra y Ne = número
de anillos estimados para la parte
desconocida.
Métodos de estimación de Ne
Ne se calcula en función de la lon-
gitud estimada del radio (a partir del
perímetro o diámetro) y de la longitud
y anchura de los anillos de la mues-
tra. Distintos métodos se emplean
para estimar Ne que, en general,
implican extrapolar a la parte desco-
nocida del radio la anchura media de
anillo del total de la muestra o de los
anillos más internos, o el incremento
medio del área basal; y/o técnicas
de regresión sobre la secuencia de
crecimiento conocida (Norton et al.,
1987; Stephenson y Demetry, 1995;
Rozas, 2003; Biondi y Qeadan, 2008;
Arnan et al., 2012). Ambos enfoques
presentan limitaciones al implicar un
hipotético crecimiento radial concén-
trico y/o no tener en cuenta la variabi-
lidad de los patrones de crecimiento
individual en cada periodo vital (Clark
y Hallgren, 2004). Otros modelos más
complejos sí que tienen en cuenta nu-
merosos datos de la especie y acerca
de las diferencias entre las distintas
etapas de crecimiento (Stephenson,
2000; Génova y Sadornil, 2020).
EJEMPLOS DE APLICACIÓN
Los árboles más longevos
Según la edad dendrocronológi-
ca verificada (http://www.rmtrr.org/
oldlist.htm), la especie arbórea más
longeva es Pinus longaeva D.K.Bailey,
precisamente como indica el epíteto
específico en el nombre científico.
Esta especie, muy próxima a la más
común Pinus aristata Engelm., habita
en altitudes por encima de los 3.000
metros, en tierras áridas y rocosas
azotadas por gélidos vientos de la
Sierra Nevada de California (EEUU).
Concretamente, 2 ejemplares alcan-
zarían una edad interdatada próxima
a los 5.000 años, el denominado
“Prometheus”, que fue cortado en
1964 sin conocer su elevada edad,
y “Methuselah” (Matusalén) que al-
canzó en 2010 la elevada edad den-
drocronológica de 4.850 años. Otras
especies muy longevas que apare-
cen en dicha lista y que superan los
3.000 años de edad son Fitzroya
cupressoides (Molina) I.M.Johnst. y
Sequoiadendron giganteum (Lindl.)
J.Buchholz.
En España, la secuencia dendro-
cronológica más larga alcanzó 924
años en un pino (Pinus nigra subsp.
salzmannii Dunal (Franco)) de la
Sierra de Cazorla (Creus, 1998); pos-
teriormente también se analizaron
otros ejemplares en la misma región
que superaron los 800 años (Dorado
Liñán et al., 2012a). Otras especies
longevas del género Pinus en las que
se han realizado análisis dendrocro-
nológicos en España son Pinus unci-
nata Ramond ex A.DC., que alcanza
hasta 750 años en Pirineos (Dorado
Liñán et al., 2012b), o Pinus sylvestris
y Pinus nigra en el Sistema Central,
que se aproximan a los 500 años
(Figura 1, Génova 2000). En cuanto
al género Quercus se conocen ejem-
plares que habitan en la Cordillera
Cantábrica con más de 500 años
de Quercus petraea (Matt.), Liebl.,
y algo menos de Quercus robur L.
(Souto-Herrero et al., 2017; García
Hermida, 2020). Sin embargo, me-
diante técnicas radiocarbónicas se
ha demostrado que otras especies
pueden alcanzar edades aún ma-
yores. Este es el caso de Juniperus
cedrus Webb y Berthel., uno de cu-
yos ejemplares milenarios de la isla
de Tenerife se ha considerado co-
mo árbol más longevo de la Unión
Europea, pues la edad estimada a
partir de la porción de tronco más
interna posible alcanzó los 1.410 ±
30 años BP (before present, 1950)
calibrados, es decir 1.481 ± 30 en
2021, aunque el máximo número de
anillos contabilizados en los ejem-
plares analizados no superó los 550
(Sangüesa-Barreda et al., 2022).
En este trabajo se presentan
algunas de las estimaciones
de la edad de los árboles
realizadas mediante
diferentes técnicas
dendrocronológicas,
indicando sus limitaciones
y esperando que sean
de utilidad en futuros estudios
sobre la longevidad de leñosas
En España, la secuencia
dendrocronológica más larga
alcanzó 924 años en un pino
(Pinus nigra subsp.
salzmannii Dunal (Franco))
de la Sierra de Cazorla
(Creus, 1998); posteriormente
también se analizaron otros
ejemplares en la misma región
que superaron los 800 años
(Dorado Liñán et al., 2012a)
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La edad de ejemplares
monumentales de
Pinus canariensis
El pino canario (Pinus canariensis
C.Sm. ex DC.) es una de las espe-
cies más originales del género Pinus,
que actualmente habita exclusiva-
mente sobre sustratos volcánicos en
las Islas Canarias. Esta especie ha
adquirido diversas adaptaciones, co-
mo un gran tamaño y extraordinaria
capacidad de rebrote de tronco, que
permite su supervivencia incluso des-
pués de incendios intensos, y una
madera muy densa, que también re-
quiere un gran coste enérgético para
el árbol, pero que también favorece
su supervivencia evitando pudricio-
nes. Todo ello ha posibilitado que aún
existan ejemplares monumentales de
elevada edad, aún a pesar de la in-
tensa intervención humana sobre sus
poblaciones.
Desde hace ya muchos años nos
planteamos el estudio de la edad de
algunos de los magníficos ejemplares
de pino canario. Inicialmente extraji-
mos muestras con barrena de Pressler
del Pino de La Virgen (La Palma), uno
de los ejemplares de mayores dimen-
siones y de especial significación his-
tórica y valor emblemático (Génova
et al., 1999). Posteriormente, se
analizaron muestras de los pinos de
Vilaflor (Tenerife) y de los de Casandra
y Pilancones (Gran Canaria), en el
marco del Proyecto Leyendas Vivas
(Génova, 2009). Los pinos de Vilaflor
son los pinos canarios que alcanzan
mayor talla, siendo el Pino Gordo el
más grueso, con unos 9 m de perí-
metro, mientras que el Pino de las
Dos Pernadas, que recibe este nom-
bre por ramificarse a unos 10 m en
dos gruesas ramas, presenta similar
grosor, pero es más alto y, además,
se trata del árbol que alcanza mayor
altura entre los españoles autócto-
nos (56 m). Los pinos de Casandra
y Pilancones, de menores dimen-
siones, también se han considera-
do entre los árboles más singulares
de España (Domínguez, 2005). Con
estas muestras se afrontó la aproxi-
mación a la edad dendrocronológica
de estos pinos, utilizando la longitud
del radio estimado en cada ejemplar,
la anchura media de los anillos más
internos calculada a partir de las se-
cuencias de crecimiento obtenidas
y numerosos datos provenientes de
los diferentes muestreos realizados
en las islas, aplicando con especial
hincapié las diferencias observadas
entre las distintas etapas de creci-
miento (Génova y Santana, 2006).
Más tarde se pudo hacer otra apro-
ximación similar, mediante el análisis
de muestras del Pino del Molino del
Viento (Tenerife), de porte similar a los
dos últimos citados, aunque presenta
la particularidad de situarse a una alti-
tud muy inferior (450 msnm, tabla 1) y
que presenta también un gran interés
histórico, paisajístico y dendrológico
(Génova, 2010).
Además, también se han realiza-
do estimaciones de la edad a partir
de cuñas o secciones completas del
tronco. Procedente de un rodal de
grandes pinos situados en la ver-
tiente NW de Gran Canaria se pudo
contar con una cuña de un ejemplar
(Pino de Gáldar) que fue talado en
1998 después de su muerte por el
Cabildo insular. Por otra parte, como
consecuencia de los devastadores in-
cendios forestales sucedidos en 2007
en Canarias, superiores en intensi-
dad y extensión a los que suceden
más frecuentemente y que en Gran
Canaria afectaron aproximadamente
a unas 20.000 ha (la cuarta parte de
la isla), se produjo una gran mortali-
dad en muchos pinos monumentales.
Alguno de ellos era especialmente
valioso, como el ya comentado Pino
de Pilancones, por su enorme signi-
ficado histórico y simbólico, y porque
constituía un ejemplo entre otros muy
escasos de supervivencia casi mila-
grosa en el Parque Natural del mismo
nombre, muy castigado por los incen-
dios habituales y formado por árboles
de mucho menor porte (Génova y
Santana, 2006). El Cabildo de Gran
Canaria decidió ceder secciones de
algunos de estos pinos caídos con fi-
nes científicos y de divulgación (pinos
de Pilancones -figura 1-, La Lajilla y
Seco en orden descendente de DBH,
tabla 1).
Las edades estimadas en la
tabla 1 a partir de secciones comple-
Tabla 1. Ubicación, características de los ejemplares y de las muestras de pino canario analizadas. ID: identificador, *: ya muerto, H: altitud, h: altura, DBH: diámetro a 130 cm, Tm: tipo de muestra,
Na: nº anillos contabilizados, Aa: anchura promedio de anillo, Ee: edad estimada, **: media del rango de edad estimado (fuentes: Génova y Santana, 2006; Génova, 2010; Génova et al., 2017).
ID Ejemplar Término Municipal H (msnm) h (m) DBH (cm) Tm Na Aa (mm) Ee (años)
VP La Virgen El Paso (LP) 900 30 240 T 344 0,93 800**
DP Dos Pernadas Vilaor (T) 1500 56 268 T 230 0,98 781**
GD Gordo Vilaor (T) 1500 45 286 T 128 1,14 751**
CA Casandra Tejeda (GC) 950 15 156 T 188 0,85 692**
MV Molino del Viento S. J. Rambla (T) 450 25 166 T 253 1,65 398**
GA Gáldar* Gáldar (GC) 1500 --- 96 S 328 1,50 328
PI Pilancones* S. B. Tirajana (GC) 1000 30 167 S 508 1,67 508
LA La Lajilla* S. B. Tirajana (GC) 1120 --- 153 S 466 1,02 466
SE Seco* S. B. Tirajana (GC) 1150 --- 70 S 178 1,75 202
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tas o cuñas son evidentemente más
precisas que las obtenidas mediante
muestras de barrena. En cada sec-
ción o cuña se midieron un mínimo
de 3 radios y un máximo de 13, y
se sincronizaron entre las secuen-
cias obtenidas, localizando numero-
sos anillos ausentes, hasta 90 en una
de las secuencias medidas del Pino
de Pilancones. Se ha demostrado
que después de un daño el reinicio
de la actividad del cambium vascular
en el pino canario puede retrasarse
o ser muy irregular, con el resultado
de que se formen anillos incompletos
o ausentes, lo cual puede estar rela-
cionado con eventos de incendios o
con ciertos usos tradicionales como
la extracción de tea (Génova et al.,
2017). Tanto en el caso de Pino de
Pilancones como en el de La Lajilla,
los valores de crecimiento obtenidos
para los últimos años indicaban un
excelente estado de salud cuando
sucedió el desastroso incendio que
terminó con sus vidas, incluso a pesar
de su elevada edad y, en el caso del
Pilancones, tener el tronco ahuecado.
A pesar de todos los análisis rea-
lizados, las edades calculadas para
cada pino siguen siendo aproxima-
ciones; entre otras razones, porque
no fue posible la sincronización de las
secuencias medias de los diferentes
ejemplares analizados ni, por tanto, su
datación precisa. Para este trabajo se
ha examinado si existe relación entre
el radio y la edad estimada en cada
ejemplar estudiado (figura 2), compro-
bando que parece bastante razonable
el rango de edades estimado (incluso
en los casos en los que se ha contado
Figura 3. Relación
entre los radios y edades
estimadas de los pinos
canarios monumentales
estudiados. Los
círculos más oscuros
corresponden a las
estimaciones más
precisas en las que se
han utilizado secciones
o cuñas y los más claros
a las estimaciones
realizadas a partir de
muestras de barrena,
en rosa oscuro la
recta de regresión. Los
identificadores aparecen
detallados en la tabla 1
Figura 2. El pino de Pilancones. a) Base del tronco cuando aún estaba en pie, se aprecia la herida que fue realizada para extraer la madera interna muy enteada protegida por una pila de piedras; por la
herida caían unos muy llamativos goterones de resina que los lugareños interpretaban como lágrimas por los muer tos (fotografía realizada en 2004). b) Sección completa en la que se observa la herida en la
parte superior izquierda y dos de los radios medidos marcados en verde y naranja; para poder medirlos hubo que recurrir a la fotografía digital (fuente: Génova et al., 2017, modificado)
Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural @RevForesta 79
Figura 4. El sabinar de Calatañazor. a) Aspecto general, b) algunos árboles presentan más de un eje o están ahuecados
con una muestra no muy larga), y que
Pinus canariensis se trataría de una es-
pecie muy longeva, con posibilidad de
ser muchas veces centenaria.
La edad de las sabinas
de Calatañazor
La Dehesa de Carrillo (Calatañazor,
Soria, España) alberga un singular
bosque de Juniperus thurifera L., tra-
dicionalmente utilizado para el pas-
toreo. Se encuentra a 1.000 m de
altitud sobre arenas y conglomerados
mesozoicos y calizas del Cretácico
y el área se caracteriza por un clima
mediterráneo con un alto grado de
continentalidad. En el año 2000 fue
declarado Reserva Natural y entre sus
valores más destacables se encuen-
tran árboles monumentales con perí-
metros que superan los 4 m y alturas
de hasta 25 m (Alcalde y Génova,
2006). La mayor edad interdatada
para esta especie corresponde a un
ejemplar que habita en Marruecos y
que alcanza 525 años (DeSoto et al.,
2014) pero, hasta el momento, esta
edad máxima es inferior en España
(Sigueruelo, Segovia) alcanzando 413
años (DeSoto et al., 2012).
En la Dehesa de Carrillo se selec-
cionaron para su estudio 25 grandes
árboles con un solo eje y de apariencia
saludable, con el fin de evitar las fre-
cuentes pudriciones y ahuecamientos
en el tronco (figura 3). Las series de
anchura de anillos de crecimiento ob-
tenidas se sincronizaron entre para
asegurar que cada valor se corres-
pondiera de forma exacta con el año
de su formación (Génova y Sadornil,
2020). A pesar de su aspecto exterior
saludable, en numerosos árboles las
muestras obtenidas fueron incomple-
tas a causa de pudriciones internas
y, además, algunos árboles tenían un
radio mayor que la barrena estándar
utilizada para extraer las muestras.
Por tanto, para establecer las edades
de los árboles, fue necesario estimar
el número de anillos de la parte des-
conocida del radio y para ello se utili-
zaron diferentes métodos estadísticos.
Posteriormente se sumaron al número
de anillos conocido el número de ani-
llos estimado en la parte desconocida
por cada método para obtener la edad
estimada (tabla 2).
Para estimar la edad de cada
ejemplar se utilizaron 4 métodos, con
el objetivo de evaluar la precisión de
cada uno de ellos. Los métodos A y
B se basaron en la hipótesis de in-
cremento constante del radio o del
área basal a lo largo del tiempo, en
relación a la anchura conocida de los
anillos, y se diferencian en que en el
segundo método se obtuvieron los va-
lores de número de anillos y anchura
de anillo simultáneamente, mediante
un proceso iterativo original (Génova
y Sadornil, 2020). Con ambos méto-
dos se alcanzaron resultados simila-
res, con una diferencia máxima de 17
años. Con el método C, en el que se
aplicaron modelos de regresión, se ob-
tuvieron resultados más variables, que
difirieron hasta en 60 años respecto al
promedio de las otras estimaciones.
Consideramos que es necesario con-
tar con otros muchos datos para obte-
ner resultados más precisos mediante
este método. Por su parte, con el -
todo D, basado en la determinación
de valores diferentes para las etapas
de crecimiento juvenil y madura y que
constituye un enfoque más coherente
con el comportamiento biológico del
crecimiento de los árboles, se obtuvie-
ron edades en general más elevadas a
las estimadas con los otros métodos,
pero con menor dispersión y menores
valores atípicos, más equilibrados en
relación al grosor del tronco (figura 4).
Aunque la máxima edad dendro-
cronológica interdatada en las sabinas
de la Dehesa de Carrillo alcanzó 275
años (desde 1738 a 2012), nuestras
estimaciones indicaron que las sa-
binas con radios superiores a 35 cm
tienen en su mayoría más de 300
años, y también que algunos ejem-
plares superan los 400 años, con un
máximo probable superior a 500 años.
Además de la utilidad que la discusión
sobre las limitaciones y la precisión de
cada método de estimación en estu-
dios futuros sobre las edades de mu-
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Figura 5. Relación
entre los radios y
edades estimadas
según diferentes
métodos en
las sabinas de
Calatañazor. En
distintos tonos de azul
se indican mediante
marcadores las
edades estimadas por
los métodos A, B y D
y en verde las edades
estimadas por el
método C (ver texto),
el mismo color se ha
utilizado para indicar
las correspondientes
rectas de regresión
ID RE LM Na
Edades estimadas (años)
Método A Método B Método C Método D Media± DS
2367 18 16,9 121 125 130 131 126 128 ± 2,9
1377 25 22,9 193 203 220 213 207 211 ± 7,4
1318 27 22,4 256 286 287 298 280 288 ± 7,5
308 27 13 120 206 210 249 182 212 ± 27,7
2329 28 12,7 220 400 398 362 360 380 ± 21,9
477 32 24,5 216 255 255 285 243 260 ± 17,9
1944 32 23,9 211 254 255 286 242 259 ± 18,7
854 32 13,4 144 280 283 316 265 286 ± 21,4
1623 33 29,2 243 260 264 278 259 265 ± 8,7
2364 33 20,8 207 284 282 320 256 286 ± 26,3
2257 34 28 274 305 311 329 300 311 ± 12,6
844 35 30,7 249 268 276 289 269 276 ± 9,6
1370 35 18,2 211 340 353 367 322 346 ± 19,1
1048 35 12,6 199 444 450 406 437 434 ± 19,5
1070 36 10,2 126 353 352 365 356 357 ± 5,9
1246 36 8,1 184 637 633 442 651 591 ± 99,4
140 37 15,2 150 298 299 352 294 311 ± 27,5
385 38 17,9 172 302 308 358 296 316 ± 28,4
107 38 17,2 150 273 276 343 269 290 ± 35,2
980 38 14,9 149 309 309 363 308 322 ± 27,1
1480 38 10,1 113 334 334 371 342 345 ± 17,5
1039 40 12,3 97 251 252 353 258 279 ± 49,7
1369 41 21,1 219 356 358 403 351 367 ± 24,1
600 42 18,6 138 256 257 355 258 282 ± 49
590 48 12,4 123 373 375 452 403 401 ± 36,8
Tabla 2. Diferentes métodos de estimación de la edad en las sabinas de Calatañazor. ID: identificador, RE: radio estimado, LM: longitud de la muestra, Na: nº anillos contabilizados,
DS: desviación estándar (fuente: Génova y Sadornil, 2020, modificado)
Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural @RevForesta 81
chos árboles monumentales (Génova
y Sadornil, 2020), con este trabajo
también se aportaron datos cnicos
sobre la edad de los árboles con la
intención de apoyar las medidas de
gestión y conservación de las sabinas
en esta Reserva Natural.
CONCLUSIONES
La estimación de la edad dendro-
cronológica se revela como uno de
los métodos s fiables y precisos
para el conocimiento de la longevidad
de los árboles. Diferentes técnicas se
han empleado en estas estimaciones,
pero aquellas que tienen en cuenta
diferentes valores de crecimiento para
las etapas juvenil y madura constitu-
yen un enfoque más coherente con el
registro vital que suponen los anillos
de crecimiento de los árboles. La di-
vulgación de los resultados que estos
estudios aportan tiene gran interés, no
sólo para reconocer la edad de ejem-
plares monumentales, sino también
para respaldar medidas de protección
y conservación en espacios naturales.
AGRADECIMIENTOS
La realización de los trabajos pre-
sentados no hubiera sido posible sin
la colaboración de las entidades im-
plicadas, el Cabildo de Gran Canaria
y el Gobierno Regional de Castilla y
León, y sin las aportaciones y estu-
dios realizados por los coautores de
los trabajos citados.
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A pesar de su aspecto exterior
saludable, en numerosos árboles
las muestras obtenidas fueron
incompletas a causa de pudriciones
internas y, además, algunos árboles
tenían un radio mayor que la barrena
estándar utilizada para extraer
las muestras.
Por tanto, para establecer las edades
de los árboles, fue necesario estimar
el número de anillos de la parte
desconocida del radio y para ello
se utilizaron diferentes métodos
estadísticos.
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Article
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Aim of the study: To provide tree-age estimation of monumental Juniperus thurifera trees based on dendrochronological methods. Area of study: “Sabinar de Calatañazor” Nature Reserve (Calatañazor, Soria, Spain), a monumental forest of Juniperus thurifera traditionally used for grazing. Material and methods: Tree-ring width analysis of increment cores and four different methods for estimating the age of each of the trees analysed. Main results: Our estimates suggest that most of the trees in this Nature Reserve with a radius greater than 30 cm are over 300 years old. Moreover, the discussion on the constraints and accuracy of each of the four tree-age estimation methods employed can be helpful in future studies of age in many monumental trees. A well-replicated local chronology, ranging from 1738 to 2012 (275 years), was also established for its use in reconstruction studies related to management, past events and climate change. Research highlights: This study involved analyzing many trees with high percentages of rings that had disappeared as a result of rot. In this case, the age estimation models based on the classical hypotheses of constant growth in radius or basal area, as well as a new estimation method based upon biological behavior and considering two growth stages (juvenile and mature), are the ones that provided the most reliable estimates. On the contrary, regression models are less recommendable, due to being less accurate. Keywords: Dendrochronology; tree-age estimate; rot, growth stages; management and conservation measures.
Article
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Aim and area of study: In the present paper we estimated the age of four monumental Pinus canariensis of Gran Canaria (Canary Islands, Spain) by means of tree-ring analysis. Many tree-ring series have been accurately studied and many missing rings have been determined. Material and methods: The trees were dead and the samples analysed were big disks. We measured numerous radii and crossdated the individual tree-ring series, paying particular attention to the existence and location of missing rings. We have distinguished between missing outer rings (MORs) and missing inner rings (MIRs) and analysed the possible causes of both. Main results: We determined an average of 8.8% total missing rings (MRs) for these long-lived trees, with a maximum of 96 MRs in a series of over 500. We have tried to establish a tree-ring chronology on Gran Canaria Island, also having the tree-ring series from Inagua site, but the long individual tree-ring series analysed do not crossdate between them. Research highlights: We consider the Canary pine a species hard to conducting dendroecological studies, especially if the samples come from managed old trees, in which a large amount of known and potentially unknown missing rings can hampered dating. Even knowing the difficulties involved in dendrochronological analyses of P. canariensis, we can confirm that it is a long-lived species, which can grow to over 500 years, and some of whose growth changes could be associated with certain historical and ecological events.
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Mediterranean plants cope with cold wet winters and dry hot summers, with a drought gradient from northwest to southeast. Limiting climatic conditions have become more pronounced in the last decades due to the warming trend and rainfall decrease. Juniperus thurifera L., a long-lived conifer tree endemic to the western Mediterranean region, has a disjunct distribution in Europe and Africa, making it a suitable species to study sensitivity to climate in both sides of the Mediterranean Basin. Tree-ring width chronologies were built for three J. thurifera stands at Spain (Europe) and three in Morocco (Africa) and correlated with monthly temperature and precipitation. The temporal stability of climate-growth relationships was assessed using moving correlations; the drought effect on growth was calculated using the monthly standardized precipitation-evapotranspiration index (SPEI) at different temporal scales. In the wettest stands, increasing spring temperature and summer precipitation enhanced growth, while in the driest stands, growth was enhanced by higher spring precipitation and lower summer temperature. The climate-growth correlations shifted during the twentieth century, especially since the 1970s. Particularly noticeable is the recent negative correlation with previous autumn and winter precipitation in the wettest stands of J. thurifera, probably related with an effect of cloud cover or flooding on carbon storage depletion for next year growth. The driest stands were affected by drought at long time scales, while the wettest stands respond to drought at short time scales. This reveals a different strategy to cope with drought conditions, with populations from drier sites able to cope with short periods of water deficit.
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Tree-ring counts from increment cores are widely used in ecological studies for determining tree ages. In New Zealand many canopy trees are slow-growing and long-lived, and have extremely narrow rings. Single rings or groups of rings may be absent on some radii. Such narrow and absent rings cause difficulties in ring counting and necessitate careful sample preparation. The errors associated with age estimates derived from cores which do not reach the chronological centre of the tree (partial cores) are discussed. Four partial core lengths and three methods of estimation were used on cross-sections of known age from Agathis australis, Libocedrus bidwillu, Nothofagus solandri, and Prumnopitys taxifolia. It is concluded that mean errors may be less than ± 10% where the core length represents 90% of the geometric radius (half the measured diameter) increase with shorter cores. However, much greater errors may apply to individual estimates, up to ± 78% in one case. Moreover, the direction of the error (above or below the true value) is largely dependent upon the early growth conditions and is unpredictable. These errors appear to occur for three main reasons: eccentric growth, age dependent growth variations, and other growth variations.
Article
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We compared methods to correct age of cores that failed to intercept the tree's pith for two oak species, blackjack oak (Quercus marilandica Muenchh.) and post oak (Quercus stellata Wangenh.), and determined the difference in age at tree base (0–10 cm from ground level) versus breast height (1.4 m from ground level). Methods to correct age of off-center cores were relatively similar in error for both species (2.9–8.1 years). Ocular estimation of number of rings to pith required the least amount of data collection and manipulation to apply. A regression technique using tree diameter provided the lowest absolute error (9–13 years) for age estimation of rotten cores, compared with methods that used mean ring widths to extrapolate tree age. Age difference due to coring height averaged 9 years for both species and was highly variable, indicating that trees should be cored as close to ground level as possible. Age structure of this forest could be accurately reconstructed to within 5-year age-classes using recommended methods, with the exclusion of large, rotten, and putatively old trees.
Article
When a tree's bole diameter exceeds 2 m, it is often impractical or impossible to determine its age directly and nondestructively, such as by counting or cross-dating rings on increment cores that sample the entire bole radius. We used ring measurements from complete stump cross sections of giant sequoia (Sequoiadendron giganteum (Lindley) Buchholz) to develop a new method for estimating ages, which models age as a power function of bole radius. The value of the function's exponent varies from tree to tree and is most strongly related to the reciprocal of a tree's growth rate, as determined from increment cores that sample only the outer portion of the bole. For sequoia stumps up to 3200 years old and 6.5 m in diameter, our age estimates were within 10% of actual age 62% of the time, and within 25% of actual age 98% of the time, even when increment cores had sampled less than 20% of bole radius. This is a substantial improvement over previously published methods that estimate tree age from diameter alone, by assuming that basal area increment is constant through time, or by linear extrapolation of growth rates from the innermost portion of an increment core. The latter three methods are shown to be special cases of our more general approach.
Article
Detecting and extracting the dominant climatic signal from tree-ring records derived from Mediterranean areas remains challenging because the relation between climate and treegrowth are usually characterized by a complex interplay of temperature and precipitation signals, with high spatial and temporal variability. Although several studies have established climate− growth relationships in old forests on the Iberian Peninsula (IP), a reliable calibration level be - tween tree-ring data and the instrumental records making possible the inference of past climate has not yet been established, mainly due to low correlation coefficients (i.e. r ≤0.4) and/or instability over time of the climate−growth relationships. We tested for spatial significance and temporal stability of climatic signals in a collection of tree-ring proxies at the Cazorla Range (NCZ), located in the southeast of the IP. The aim was to identify suitable proxies for further use in climate reconstructions. The tree-ring variables under investigation included tree-ring width (TRW), latewood width (LWw), maximum latewood density (MXD) and stable carbon (13C) and oxygen (18O) isotopes. Our results show how the strength and temporal stability of the relationship between tree-ring proxies and selected seasonal climate variables largely depend on the climate data used. Moreover, imprecise identification of the climate signal may lead to erroneous evaluations of temporal stability. Overall, from the set of proxies measured at NCZ, TRW is suitable to reconstruct summer to autumn temperature while 13C can potentially be used as a proxy for summer precipitation reconstructions. The calibration−verification trials using both regression and scaling techniques revealed how scaling retains more inter-annual variability but decreases the values of the reduction of error (RE).