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LOS MARCADORES APELATIVOS
EN EL ESPAÑOL PENINSULAR
A B L C M P M M
Grupo Val.Es.Co./Universitat de València
1. I
Desde que Bañón Hernández (1993) publicó su estudio sobre vocativos,
se han ido sucediendo los monográficos de carácter general (Cuenca 2004;
Edeso 2005; De Latte y Enghels 2018, e.p.), así como los estudios sobre mar-
cadores específicos (Cuenca y Torres 2008; Jørgensen 2008; Gaviño, 2011;
Briz 2012; Kleinknecht 2013; entre otros), y los diccionarios de partículas
(Santos Río 2003; Briz, Pons y Portolés 2008; Fuentes Rodríguez 2009). En
el presente trabajo pretendemos comparar el uso del marcador apelativo no-
minal por excelencia del español, hombre, con dos formas características del
español europeo, tío –de uso muy frecuente entre los jóvenes españoles– y
macho –forma con menor frecuencia de uso–. Se examinarán estos tres mar-
cadores apelativos en dos corpus de habla del español, uno procedente del
centro peninsular (principalmente de Madrid) y el otro perteneciente al es-
pañol de Valencia; de este modo, se podrán aportar luces sobre su variedad
dialectal.
La designación que han recibido estas formas es diversa en la bibliografía:
Martín Zorraquino y Portolés Lázaro (1999) los denominan enfocadores de
alteridad, dentro de los marcadores conversacionales; la denominación elegi-
da, marcador apelativo, se encuentra en autoras como Cestero (2004); en el
DPDE se incluye hombre como marcador de control del contacto (Briz y Villal-
ba, 2008, y Briz 2012). Otros autores, sin embargo, los consideran apéndices
de intersubjetividad de tipo interpersonal (J. Gille y C. Häggkvist, 2006: 65-
67) o recogen su valor interjectivo (Matamala Ripoll 2008).
318 A. BELÉN LLOPIS CARDONA Y M. PILAR MONTAÑEZ MESAS
2. O
Esta investigación persigue varios objetivos: un objetivo lingüístico, que
consiste en analizar las funciones pragmáticas y discursivas de los marcado-
res apelativos hombre, tío y macho; asimismo, se indicará la posición discur-
siva en relación con las funciones. Un objetivo sociolingüítico, que trata de
examinar y contrastar las variables sociolingüísticas de edad y sexo, especial-
mente, a quién se dirige el hablante (si se trata de un interlocutor hombre o
mujer); y un objetivo diatópico, en cuanto que se ofrecerán los resultados de
cada uno de los corpus, que pertenecen a dos variedades peninsulares. Este
último objetivo estaba ausente en las investigaciones realizadas hasta la fecha
y parece ser una cuestión pertinente.
Las hipótesis de las que partimos son, por un lado, que existen diferen-
cias funcionales, distribucionales (de posición) y sociolingüísticas entre estos
marcadores apelativos. Por otro, consideramos que hay una correlación entre
la posición discursiva (posición/unidad) y la función, analizada ya en Briz y
Pons (2010) o Montañez Mesas (2015).
En cuanto a la metodología, este trabajo se nutre de muestras de dos cor-
pus representativos del habla peninsular elaborados en la década de los no-
venta; aunque presentan diferencias en su concepción como corpus, son, en
parte, comparables y su cotejo resulta productivo al seleccionarse ejemplos
del mismo género discursivo y del mismo registro, a saber, la conversación
coloquial. De una parte, se emplea el CORLEC (Corpus Oral de Referencia de
la Lengua Española Contemporánea, referido al habla del centro peninsular)
y, de otra, el Corpus de conversaciones coloquiales, editado por Briz y Grupo
Val.Es.Co. (2002), que recoge conversaciones del español hablado en Valen-
cia1. El volumen de palabras de ambos corpus asciende a casi 300 000 pala-
bras, de las cuales se extrajeron más de 400 ocurrencias2 de los tres marca-
dores mencionados. Se descartaron las formas femeninas mujer y tía, formas
que se utilizan exclusivamente dirigidas a mujeres y que se encuentran en
fase de gramaticalización, como se mostró en trabajos anteriores (Montañez
Mesas, 2015).
1 El apelativo nano, que inicialmente se había seleccionado como objeto de estudio,
se ha descartado al tratarse de una forma marcada dialectalmente por su adscripción a
la variedad geográfica del español hablado de Valencia, pero sin presencia en el centro
peninsular.
2 Se excluyeron algunos casos de hombre y tío procedentes del CORLEC por tener una
transcripción poco fiable y por faltar contexto para interpretar el sentido.
319LOS MARCADORES APELATIVOS EN EL ESPAÑOL PENINSULAR
Tabla 1. Distribución y número de formas en los corpus seleccionados
Corpus de conv. coloquiales N.º palabras N.º ejemplos
hombre
N.º ejemplos
tío
N.º ejemplos
macho
CORLEC (Marcos Marín,
1992) 80 conv. Familiares 167.418 138
(mujer 8)
95
(tía 7) 22
Corpus Val.Es.Co. 2002
(Briz / Val.Es.Co.) 128.394 121
(mujer 11)
37
(tía 23) 19
Total 295.812 245 132 41
N.º ejemplos analizado 235 130 41
Para la segmentación de unidades, se ha aplicado el sistema propuesto por
el grupo Val.Es.Co. (Briz y Val.Es.Co. 2002; 2014). Por razones de espacio,
no explicamos aquí las distintas unidades del sistema y remitimos a las pu-
blicaciones citadas. En la configuración del análisis, se han utilizado seis po-
sibles posiciones discursivas, a saber: inicial y final de intervención reactiva;
independiente; inicial, media y final de acto3; dado el funcionamiento de los
marcadores, no se consideró pertinente incluir la unidad de subacto en este
análisis.
Con respecto a las funciones, las investigaciones realizadas y, sobre todo,
el análisis del corpus nos condujo a distinguir diez funciones pragmáticas y
discursivas, muchas de las cuales están vinculadas a la cortesía, tal como han
señalado otros autores (Cuenca y Torres 2008; Jørgensen 2008; Briz 2012; De
Latte y Enghels 2018; entre otros). La mayor parte de las funciones pueden
ser distribuidas según el plano del discurso al que afecten de manera predo-
minante (cfr. Fuentes 2009; Cestero 2019). En el plano de la interacción, por
su ligazón con la (des)cortesía, ubicamos la atenuación o el refuerzo del des-
acuerdo (o del acuerdo). En el plano modal, se encuentra la intensificación,
que consiste en reforzar lo dicho o el decir. En el plano de la estructura del
discurso, puede funcionar como recurso cortés para tomar el turno en res-
puestas despreferidas (nivel dialogal, afecta a intervenciones), a veces sirve
para reformular el contenido comunicado antes (nivel monologal). En último
lugar, se sitúan las funciones más próximas a los usos vocativos e interjecti-
vos, a saber: apelación, que sirve para apelar cortésmente al otro –función
que está en la base y no llega a perderse nunca completamente–; expresivi-
dad, al expresar actitudes como sorpresa, asombro o fastidio, y solidaridad,
3 La posición de los vocativos se ha analizado en otros estudios (Cuenca y Torres 2008;
Jorgensen 2008; De Latte y Enghels 2019), pero no se distingue entre acto e intervención
–distinción fundamental para precisar mejor la posición media de intervención (inicial o
final de acto)–.
320 A. BELÉN LLOPIS CARDONA Y M. PILAR MONTAÑEZ MESAS
en este último caso se emplea principalmente para mostrar camaradería hacia
los miembros del mismo grupo, el hablante no busca tanto llamar la atención
del oyente, sino estrechar lazos sociales como revela su uso recurrente en
intervenciones o en fórmulas rutinarias y/o corteses (Hola, tío). El cuadro de
funciones queda como sigue:
Tabla 2. Cuadro de funciones de los marcadores apelativos hombre, tío y macho
1. Atenuación del desacuerdo
2. Refuerzo del desacuerdo
3. Atenuación del acuerdo
4. Refuerzo del acuerdo
5. Intensificación
6. Inicio cortés de respuesta despreferida
7. Reformulación
8. Marca de solidaridad
9. Expresividad
10. Apelación
Las variables sociolingüísticas escogidas se refieren al sexo y a la edad de
los interlocutores, no solo el del hablante, sino del oyente a quien se dirige o
responde. Así, en relación con el sexo, las cuatro posibilidades son: de hom-
bre a hombre, de hombre a mujer, de mujer a mujer y de mujer a hombre4. En
cuanto a la variable etaria, los bloques se han agrupado atendiendo a la des-
cripción sociolingüística de Briz y Val.Es.Co. (2002): menores o de 25 años,
de 25 a 55 y mayores de 55; en el CORLEC se indicaba la edad exacta de cada
participante y se podía ajustar a este criterio. Cabe señalar que el corpus de
Briz y Val.Es.Co. (2002) tiene una distribución equitativa de las variables so-
ciolingüísticas de sexo, edad y clase social. En el CORLEC, sin embargo, cerca
del 60% de los hablantes pertenecen al grupo etario medio, el 40% restante
se reparte entre el primer y el tercer grupo de edad; este rasgo se tendrá en
cuenta cuando interpretemos los resultados. La variable sexo sí está represen-
tada de manera más homogénea en el CORLEC.
3. R ,
3.1 Frecuencia de uso según la variedad dialectal
Como se observa en la Tabla 3, hombre y macho presentan una frecuencia
de uso ligeramente mayor en Valencia. Llama la atención que tío se utilice
bastante más en el habla del centro peninsular que en Valencia (93 frente a
4 Es reseñable que, en ambos corpus, encontramos muestras en que el hablante de
dirigía a una mascota (perro) utilizando uno de los marcadores analizados, en concreto,
hombre, lo que muestra su completa gramaticalización al haberse perdido totalmente el
anclaje con el referente.
321LOS MARCADORES APELATIVOS EN EL ESPAÑOL PENINSULAR
37 casos). Esta diferencia puede deberse a dos factores: primero, el foco en
el que se produjo la gramaticalización de tío como marcador apelativo tuvo
lugar en Madrid una década antes (Pons y Llopis en preparación); segundo,
en el habla coloquial de Valencia, tío compite con nano (se registraron 32
casos de este último en el corpus Val.Es.Co.), marcador que emplean sobre
todo los jóvenes, se sitúa en posición final con frecuencia y cumple funciones
similares.
Tabla 3. Frecuencia de uso total y normalizada (n.º palabras del corpus / 10 000)
CORLEC VALESCO
hombre 138 8,24 121 9,42
tío 95 5,67 37 2,88
macho 22 1,31 19 1,48
3.2 Análisis de las funciones de hombre, tío y macho
3.2.1 Análisis de las funciones de hombre
Con respecto al análisis de funciones, en ambos corpus predomina la fun-
ción de atenuación del desacuerdo; así, al utilizar hombre, el hablante con
frecuencia pretende mitigar un acto que es amenazante tanto para el oyente
como para el hablante5. También se emplea para expresar un desacuerdo o un
acuerdo de manera enfática; en algunos de estos usos se combina con térmi-
nos de polaridad positiva, en concreto con sí y, en menor medida, con claro
en los casos de acuerdo y con el término negativo no en el caso del desacuer-
do. Estas combinaciones son más frecuente en el habla del centro peninsular
que en el habla de Valencia. Otra función que destaca es la intensificación,
mediante la cual se refuerza o reafirma lo dicho o el decir (p.e. una orden).
También sirve simplemente para iniciar cortésmente la respuesta despreferi-
da a una pregunta, así como para introducir una reformulación. Finalmente,
observamos usos próximos al vocativo, como el uso apelativo, que sirve para
apelar de manera cortés al otro, el uso como marca de solidaridad, en la que
se antepone el valor socioafectivo al apelativo, y usos interjectivos, en los que
expresa actitudes como sorpresa, fastidio o reproche, entre otras.
5 Con respecto al papel de la cortesía en el marcador hombre, véase Edeso (2005),
Cuenca y Torres (2008), Briz (2012), De Latte y Enghels 2018, 2019.
322 A. BELÉN LLOPIS CARDONA Y M. PILAR MONTAÑEZ MESAS
Tabla 4. Frecuencia total y normalizada de las funciones de hombre
Funciones CORLEC VALESCO
1. Atenuación del desacuerdo 32 24,06% 26 19,83%
2. Refuerzo del desacuerdo 18 13,53% 24 21,49%
3. Atenuación del acuerdo 10 7,52% 7 5,79%
4. Refuerzo del acuerdo 16 12,03% 19 15,70%
5. Intensificación de información 17 12,78% 18 14,88%
6. Inicio cortés de respuesta despreferida 14 10,53% 6 4,96%
7. Reformulador 9 6,77% 4 3,31%
8. Marca de solidaridad 8 6,02% 11 9,09%
9. Expresivo 6 4,51% 2 1,65%
10. Apelativo 3 2,26% 4 3,31%
Total 133 100% 121 100%
Seguidamente, ilustramos cada una de estas funciones:
a) Atenuación del desacuerdo. En (1) H2 cuenta que le obsequió un mar-
co a una pareja como regalo de boda. H3 aprueba este regalo, no así H1, que
discrepa de tal elección y atenúa su respuesta comenzando su intervención
con Hombre, al que le sigue un comentario muy general («esas cosas no están
mal») a modo de concesión, a continuación sugiere que es un desacierto.
(1) (CORLEC, ACON017A)
H2: Así le llevamos el cuadro de sorpresa.
H3: Claro, es... eso no se lo regala nadie.
H1: Hombre, esas cosas no están mal, pero por lo... Por ejemplo, noso-
tros tenemos, aparte de la... de la lista, tenemos como... como cinco o
seis o siete marcos de plata.
b) Refuerzo del desacuerdo. En este ejemplo el hablante D cree que una
chica vive al lado de B, cuando D concreta la zona («donde está el mercado»),
B disiente, D justifica su punto de vista y refuerza su desacuerdo comenzando
la intervención con hombre.
(2) (CORPUS VAL.ES.CO., [H.38.A.1], p. 54, l.186)
D: § a[demás vive al lao de tu casa]
A: [pues po– ¿tiene novio?] ¿tiene [novio?]
323LOS MARCADORES APELATIVOS EN EL ESPAÑOL PENINSULAR
D: [sí]§
B: § ¿al lao de mi casa↑ dónde?
D: donde está el mercado/ al lao del Carchofa§
B: § ¡joder! pues ya no es al lao de mi casa
D: HOMBREE↓ má– más cerca que la mía sí ↓ [está]
B: [(RISAS)]
c) Atenuación del acuerdo. El hablante G reclama a su interlocutora que no
estuviera en casa al llegar y L se defiende diciéndole que ha llegado antes de la
hora prevista, G muestra su acuerdo, pero atenuado, pues su imagen ha que-
dado dañada al haberse presentado antes y trata de justificarse (‘no encontrar
a nadie’, ‘no abría nadie’).
(3) (CORPUS VAL.ES.CO., [L.15.A.2], p. 83, l.35)
G: ¡ay! he subío y no estabas
L: hemos llegao a las– a las seis y media/// como tenía que dejar el tras-
to↑ hemos llegao a las siete o así↑// y tú has llegao mal↓ °(a las siete)°
tú me dijiste que ibas a llegar tarde ¿no? a las ocho// por eso te digo
G: hombre↓ yo al llegar aquí y noo/// bueno↓ no encontrar a nadie/
o s(e)a/// tía↓ he llegao y he llamao all– ahí al– al veinticinco no– no
abría nadie ¿no? al veinticinco
d) Refuerzo del acuerdo. En este caso los hablantes discuten sobre si ir a
esquiar llevando el coche desde Madrid o coger un avión; H2 opina que igual-
mente se podrán mover por la zona, H1 muestra su aprobación con Claro,
hombre, a la vez que resalta lo dicho como obvio.
(4) (CORLEC, CCON010A)
H1: Luego además que... que bueno. Por ejemplo el año pasado todos
los días fuimos a esquiar. [ininteligible] amanecía, estaba nevando y
me fui andando. Estábamos a... a diez, nueve o diez kilómetros de Cha-
monix [ininteligible] por la carretera, y luego hay pistas [ininteligible]
de madera, preciosas, puedes saltar.
H2: Pero eso también lo puedes hacer en avión. No sé, vamos.
H1: Claro hombre. [silencio]
Hombre también se combina con frecuencia con sí (sobre todo en el COR-
LEC); en estos usos hombre refuerza la conformidad con lo dicho por el in-
terlocutor.
e) Intensificación. En este caso hombre realza un contenido ya de por sí
enfático («se pasa bomba»), intensifica así la afirmación para que no quepa
duda alguna.
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(5) (CORPUS VAL.ES.CO., [J.82.A.1], p. 182, l.569)
G: ¡qué manías!
S: ¿manías?/ se pasa bomba↓ hombre
J: Antonio/ ¿tú tendrás/ tabaco rubio/ por ahí por casualidad?
f) Inicio cortés de respuesta despreferida. Sirve también como recurso
para tomar el turno de una respuesta despreferida con un tono amistoso.
(6) (CORLEC, CCON010A)
H2: ¿Pero tenéis sitio en el coche y eso?
H1: Hombre, de momento está el coche de Alfonso, luego si... si... ha-
bía que... que decir a alguien que viniera también con... con coche,
alguien que tuviera coche.
g) Reformulador. En el nivel monologal, puede aparecer al inicio de una
nueva formulación de lo dicho antes: «cuando teníamos diecisiete o diecio-
cho años» reformula «a ti te conozco de haberte visto por ahí y de Pacha».
(7) (CORPUS VAL.ES.CO., [H.38.A.1], p. 54, l.174)
D: [¿que tú ibas↑] por Blaquing blau y todo esto↓ por el Sordo→ °(pre-
guntó)° con dos o tres amigos más↓? yo digo sí sí… y ((digo)) pues yo– a
ti te conozco de haberte visto por ahí/y de Pachá/6 y todo eso… hombre↓
cuando teníamoos/ diecisiete o dieciocho años
h) Marca de solidaridad. En estos usos hombre transmite camaradería, so-
lidaridad, sirve bien para crear lazos socioafectivos, bien para reforzar la rela-
ción social entre los hablantes, como en (8).
(8) (CORLEC, CCON018B)
H1: Hola. Espera, espera, espera.
H4: Mira. No he perdido la bufanda.
H1: ¡Ay!
H2: Hombre, enhorabuena.
H1: Bueno, espera.
i) Apelativo. En este caso con hombre el hablante apela cortésmente y espe-
ra una reacción, a diferencia de los casos catalogados como de «solidaridad».
(9) (CORPUS VAL.ES.CO., [RV.114.A.1], p. 293, l.64)
C: [¡ay! LAS BOTAS] NO TE LAS HE COMPRAO↓ VES A COMPRÁR-
TELAS
6 Nombre de una discoteca.
325LOS MARCADORES APELATIVOS EN EL ESPAÑOL PENINSULAR
B: ¡sí! ahora voy a ir yo a comprármelas/ lah ganah que tengo yo de ir
a comprarme unas botas§
A: § hombre ¿QUÉ no te van bien/ esas zapatillas?
B: que se llenan muy pronto de piedras↓ estoy to’l día [quitándomelas]
j) Expresivo. En algunos usos expresa actitudes de fastidio o de reproche,
como en (10); en otras ocasiones manifiesta asombro, sorpresa, alegría.
(10) (CORLEC, BCON007B)
H1: Dificilillo, ¿eh? [silencio]
H2: A ver si discurro.
H1: Discurre, que para eso están los problemas, sí.
H3: [risas] Discurre, discurre.
H2: Vamos a ver [ininteligible].
H1: No seas petarda, ¡hombre!
H2: ...nueve y diez.
3.2.2 Análisis de las funciones de tío
La función de «solidaridad» es la más frecuente en el corpus del habla de
la zona del centro peninsular. Se emplea para establecer y reforzar la relación
social con el oyente y como marca de pertenencia al mismo grupo social, es
utilizado principalmente por los jóvenes y entre los jóvenes (cfr. Jørgensen
2008; De Latte y Enghels 2019), como se verá en 3.5. Es frecuente en ambos
corpus –especialmente en el corpus Val.Es.Co.– su función como apelativo,
un apelativo cortés con el que se refuerza, sobre todo, la imagen positiva del
oyente. En algunos usos bien intensifica, bien atenúa cierta información. A
diferencia de hombre, el repertorio de funciones es mucho más reducido, su
menor polifuncional refleja un menor grado de gramaticalización como mar-
cador. Aunque predominen ciertas funciones, secundariamente sirve para ini-
ciar, continuar o cerrar una intervención –funciones ligadas a la estructura de
la conversación que tienen lugar de forma simultánea a su función primaria–.
Tabla 5. Frecuencia total y normalizada de las funciones de tío
Funciones CORLEC VALESCO
1. Solidaridad 50 53,76% 9 24,32%
2. Apelación 37 39,78% 18 48,65%
3. Intensificación 3 3,23% 5 13,51%
4. Atenuación 3 3,23% 5 13,51%
Total 93 100% 37 100%
326 A. BELÉN LLOPIS CARDONA Y M. PILAR MONTAÑEZ MESAS
a) Solidaridad. El uso de tío refuerza el tenor interpersonal de proximidad
y solidaridad. Se emplea como recurso para construir una relación social cóm-
plice, de confianza, de igualdad; se manifiestan una mutua solidaridad como
miembros del mismo grupo. Esto sucede sobre todo en los usos recurrentes o
en fórmulas expresivas (¡cómo mola, tío!) o corteses (buenos días, tío).
(11) (CORLEC, ACON006D)
H2: Lo mejor es... lo mejor es tener un mayordomo, tío... Llamas al
mayordomo y le dices: «Apaga el vídeo».
H3: Lo mejor... lo mejor es ser rico.
H1: «Vete preparándome el [ininteligible]»
H3: Lo mejor es ser rico, y entonces ya pasas de todo, tío. Grabas to-
dos los días todo y ya está. [ininteligible] lo que quieres. O te vas... a
verlo directamente al sitio. ¿Que echan un reportaje sobre Nicaragua?
Pues te vas a Nicaragua y pasas de [ininteligible].
H2: Pues hay gente que tiene manía de grabar, tío...
H3: Déjame grabar en vídeo, ¡cómo mola, tío...! tata tita...
H1: (No veas), tío, nos encontramos al equipo de televisión española
del... del programa...
b) Apelativo. Estos usos apelativos también manifiestan un tono amistoso,
un toque de solidaridad; no obstante, a diferencia de los anteriores, en estos
casos sí se apela al oyente y se espera una reacción verbal por su parte.
(12) (CORPUS VAL.ES.CO., [ML.84.A.1,], p. 74, l.67)
D: vale/ yo me tengo que hacer un bocadillo aún§
C: § pues vamos
D: espérate que coja mis zapatillas
B: ¿qué haces aquí solo↓ tío↓?
A: nada/ nada§
c) Intensificación. En (13) tío enfatiza más la queja, que parece ser referi-
da al ruido molesto del helicóptero:
(13) (CORPUS VAL.ES.CO., [H.38.A.1], p. 60, l.392)
B: ¡joder el del helicóptero↓ tío! (p. 60)
d) Atenuación. El valor atenuador es el menos frecuente en el corpus, jun-
to con el intensificador. En este ejemplo, el hablante mitiga el efecto de su
autocrítica ‘soy muy perezoso’ ante su interlocutor, pues su imagen quedaría
dañada:
327LOS MARCADORES APELATIVOS EN EL ESPAÑOL PENINSULAR
(14) (CORPUS VAL.ES.CO., [AP.80.A.1], p. 157, l.576)
S: § y así↑ pues/ con la excusa de que también van ellos↑/ pues [iré=]
J: [mejor]
S: = porque// como tenga que IR yo solo/ a un sitio quee está un poco
lejos y tal↑ ya no voy
J: claro// [es mejor ir con gente]
S: [yo qué sé]// soy muy perezoso °(tío)°/ para esas cosas/ a la
hora de comprometerte con alguna historia que no sea necesaria↑///
tú imagínate pues estar todo el día currando y terminar a las siete de
trabajar↑// y vete a un gimnasio a hacerte pesas ¿sabes?/ todo eso los
días que tengas libre↓ porque si no tengo que venir aquí a dar clase
3.2.3 Análisis de las funciones de macho
La diferencia más notable entre tío y macho es la frecuencia de uso, mucho
menor en macho. La función apelativa es de nuevo más frecuente en el corpus
de Valencia. Esta función está más próxima a los usos originarios o de voca-
tivo, mientras que la función de solidaridad muestra un grado más avanzado
en la gramaticalización en la medida en que refleja un uso más rutinizado.
Teniendo en cuenta que el origen de macho también parece estar en el habla
de Madrid (Pons y Llopis, en preparación), parece lógico que sea allí donde
se avance antes hacia usos más gramaticalizados.
Tabla 6. Frecuencia total y normalizada de las funciones de macho
Funciones CORLEC VALESCO
1. Marca de solidaridad 12 54,55%
2. Uso apelativo 6 27,27% 11 57,89%
3. Intensificación de la información 4 18,18% 5 26,32%
4. Refuerzo del desacuerdo 3 15,79%
Total 22 100% 19 100%
a) Apelativo. El hablante se dirige al otro solicitando una reacción verbal
(15) o reclamando su atención (16). En (16) macho se sitúa en posición final
de acto; el hablante quiere asegurarse la atención del oyente después del sola-
pamiento de turnos. Se descarta aquí su uso como marca de solidaridad, por-
que aparece entre pausas prolongadas, no es un uso recurrente en el hablante
ni está ligado a una fórmula rutinaria.
328 A. BELÉN LLOPIS CARDONA Y M. PILAR MONTAÑEZ MESAS
(15) (CORLEC, ACON026B)
H4: ¿Cuándo vamos a... a estrenarla, macho?
(16) (CORPUS VAL.ES.CO., [AP.80.A.1], p. 179, l.479)
V: [más tripa tiene ((don Felipe))]
S: [me estoy haciendo una bodega] en Cirat… macho… me estoy ha-
ciendo una bodegaa
V: ¡calla cabrito! que te vas y no me dices ni pío/ tú
b) Solidaridad. En (17) se emplea como marca de solidaridad con la que se
refuerzan los lazos socioafectivos; el hablante no busca tanto atraer la aten-
ción o provocar una respuesta, sino la alianza con el otro. En (17) se utiliza
después de la construcción no sé qué te diga.
(17) (CORLEC, ACON019B)
H2: Oye, ¿Y... y a Marruecos estas Navidades?
H1: ¿A Marruecos?
H2: Sí.
H1: Pues... no sé qué te diga, macho. Yo creo que estas navidades casi
no voy a tener vacaciones.
c) Intensificación. En (18) intensifica el contenido, la queja que se mani-
fiesta antes:
(18) (CORLEC, ccon031a)
H3: Y nos han traído el brandy además para colmo. Que es el que no...
no queremos para nada.
H4: Es que tienen un morro fino de mucho cuidado, macho.
H3: Son unos sibaritas pero de mucho cuidado.
d) Refuerzo del desacuerdo
(19) (CORPUS VAL.ES.CO., [J.82.A.1], p. 186, l.749)
S: [¡joder!// estas reuniones en lugares] cerraos me jodéis el cáncer
¡coño!
V: ¡coño coño! Ángel/ desde que dejaste de fumar macho→// oye/
abre un poquito
J: no no que yo estoy constipao/ ¿eh?
329LOS MARCADORES APELATIVOS EN EL ESPAÑOL PENINSULAR
3.2 Análisis de la posición en relación con los marcadores y las funciones
En la siguiente tabla se muestran los resultados de la posición ocupada por
los marcadores apelativos hombre, tío y macho.
Tabla 7. Frecuencia total y normalizada de la posición ocupada por los marcadores
hombre tío macho
IA 39 15,35 8 6,15 0 0
MA 5 1,97 12 9,23 1 2,44
FA 14 5,51 49 37,69 23 56,10
IIr 130 51,18 11 8,46 2 4,88
Fir 25 9,84 49 37,69 15 36,59
Ind 25 9,84 1 0,77 0 0
Total 238 100% 130 100% 41 100%
Aunque intuíamos que había diferencias en este sentido, nos ha llamado la
atención que cada marcador presenta una preferencia muy clara por una po-
sición específica. Hombre se emplea en posición inicial de acto o de interven-
ción aproximadamente en el 66 % de los casos, mientras que tío y macho sue-
len ocupar la posición final de acto o de intervención, en ambos marcadores
suma cerca del 75% y 92% de los casos respectivamente. Con respecto a las
funciones, observamos que en posición inicial hombre puede cumplir diver-
sas funciones, en posición final tiende a intensificar o enfatizar el contenido
comunicado antes, en los usos independientes suele servir como refuerzo del
acuerdo o del desacuerdo. En los marcadores tío y macho, funciona como ape-
lativo o marca de solidaridad tanto en posición final de acto como en posición
final de intervención, esto es, no se refleja una distribución en este sentido; la
función de intensificación tiende a desarrollarse de nuevo en posición final,
generalmente de acto.
3.3 La variable sociolingüística del sexo
En cuanto a los resultados según la variable sexo, como ya habían señala-
do varios autores (Cuenca y Torres 2008; Briz 2012; entre otros), hombre se
emplea para dirigirse a personas de ambos sexos; en el corpus Val.Es.Co. es
incluso ligeramente más frecuente entre mujeres. Los usos en los que se em-
plea para dirigirse a un perro evidencian que ha perdido la marca de género
y la función de identificación de personas. En los marcadores tío y macho, se
330 A. BELÉN LLOPIS CARDONA Y M. PILAR MONTAÑEZ MESAS
observa un claro predominio entre la población masculina. Los dos corpus de
conversaciones pertenecen a los años 90; sin embargo, diez años más tarde,
según el estudio de Jørgensen (2008), el marcador tía será más utilizado que
tío en el habla de las adolescentes madrileñas.
En cuanto a los usos de tío y macho de hombre a mujer, aunque responde
una mujer, no necesariamente el hablante anterior demandaba su interven-
ción; estos usos muestran en cierto modo que ha perdido el carácter vocati-
vo-identificador:
Tabla 8. Frecuencia total y normalizada de los marcadores según
el sexo de los hablantes
Hombre tío Macho
Sexo CORLEC VALESCO CORLEC VALESCO CORLEC VALESCO
H – H 33.24,81% 32 26,45% 8187,10% 2259,46% 200,91% 19.100%
H – M 3425,56% 2218,18% 8 8,60% 12 32,43% 1 4,55%
M – M 3727,82% 3428,10%
M – H 2418,05% 3226,45% 3 3,83% 2 5,41% 1 4,55%
H – perro 2 1,50% 1 0,83%
¿? 3 2,26% 1 1,08% 1 2,70%
Total 133100% 121 100% 93 37 22 100% 19 100%
3.4 La variable sociolingüística de la edad
En cuanto a la variable sociolingüística de la edad, hombre se emplea con
frecuencia entre el grupo etario medio y el joven, especialmente cuando los
hablantes se dirigen a interlocutores de una franja de edad similar y en menor
medida para referirse a interlocutores de una franja distinta. En cualquier
caso, su uso está extendido entre los hablantes de los tres grupos etarios, in-
dependientemente de la edad del interlocutor al que se dirigen. Con respecto
a tío, al observar los datos de CORLEC, nos ha sorprendido el bajo número de
casos en la primera franja de edad. Al revisar las edades de los participantes,
hemos advertido que solo había una conversación con participantes entre 18
y 25 años; en el resto de conversaciones los participantes de esta franja dia-
logaban con personas de mayor edad. Teniendo en cuenta que tío se emplea
como marca identitaria de jóvenes o cuando la relación es de igualdad y so-
lidaridad, es esperable que ese número sea más bajo. La mayor parte de los
usos del grupo etario medio procedían de hablantes que tenían entre 25-30
años –en el CORLEC se indican las edades específicas–, en concreto, de las
331LOS MARCADORES APELATIVOS EN EL ESPAÑOL PENINSULAR
81 ocurrencias, en 67 predominan los hablantes menores de 30 años. En Va-
lencia el marcador tío tuvo buena acogida entre la población más joven, pero
no parece que en los 90 formara parte del repertorio de los hablantes de edad
media; en comparación con el número total, se emplea más macho entre estos
hablantes:
Tabla 9. Frecuencia total de los marcadores según la edad de los hablantes
hombre tío macho
Edad CORLEC VALESCO CORLEC VALESCO CORLEC VALESCO
≤25 ≤25 29 34 5 29 1 7
≤25 26-55 12 7 5 1 1
≤25 >55 11 3
26-55 26-55 36 48 81 7 20 12
26-55 ≤25 18 10 2
26-55 >55 10 2
≤55 ≤55 4 10
>55 <25 4 2
>55 26-55 4 2
¿? 5 3
Total 133 121 93 37 22 19
4. C
Este estudio muestra que el marcador hombre presenta una polifunciona-
lidad más variada que tío y macho, como consecuencia de una gramaticali-
zación más avanzada. En el marcador hombre persisten usos expresivos más
vinculados a un funcionamiento interjectivo, así como usos apelativos pro-
pios del vocativo primigenio –en realidad, el valor vocativo no llegar a diluir-
se completamente en el resto de funciones–; próximos a estos usos, identifi-
camos la función de solidaridad, en la que se antepone el valor socioafectivo
al apelativo por cuanto el hablante pretende sobre todo estrechar lazos con
el interlocutor. Las funciones de apelación y marca de solidaridad no llegan
al 10% de los usos en hombre; pero corresponden, sin embargo, al 80% de
los usos de tío y macho. Las funciones más frecuentes en hombre son la ate-
nuación –generalmente del desacuerdo, en menor medida del acuerdo– y el
refuerzo –bien del acuerdo, del desacuerdo o de una información específica–;
332 A. BELÉN LLOPIS CARDONA Y M. PILAR MONTAÑEZ MESAS
asimismo, ha desarrollado funciones como iniciar cortésmente una respuesta
despreferida o reformular lo dicho antes (en el nivel monologal). Sin em-
bargo, tío y macho solo ocasionalmente cumplen funciones de atenuación y
refuerzo, que afectan por lo general al acto. La divergente funcionalidad corre
pareja a una clara preferencia posicional en los marcadores: hombre tiende a
situarse en posición inicial de acto y de intervención, mientras que macho y
tío suele ocupar la posición final de acto o de intervención. En cualquier caso,
el cuadro de funciones trasluce que son marcadores puestos al servicio de la
cortesía y del tenor interpersonal; con su uso se refuerza la imagen positiva
del interlocutor –no en vano supone un reconocimiento de su persona–, a la
vez que se crean vínculos entre los hablantes o se favorece su integración en
el grupo social –en el sentido de afiliación (Bravo 1999)–.
En cuanto a la caracterización sociolingüística, hombre es un marcador
apelativo que pertenece al lenguaje estándar, pues es utilizado por hablantes
de distintas edades para referirse a hablantes de cualquier edad. Ahora bien,
los datos revelan que la frecuencia de uso se incrementa significativamente
cuando los hablantes pertenecen al mismo grupo etario –quizás incluso tie-
nen una edad similar–, lo que prueba que se le atribuye un efecto cohesiona-
dor. En la década de los noventa, el marcador tío era mucho más utilizado en
el centro peninsular que en Valencia, lugar donde era empleado principal-
mente por jóvenes menores de 25 años, a diferencia de la zona de Madrid,
donde lo usaban también hablantes del grupo etario medio. Finalmente, el
estudio corrobora que hombre ha perdido la referencia a sexo masculino y lo
emplean por igual hombres y mujeres; no así el uso de tío que, al igual que ma-
cho, estaba prácticamente restringido a la población masculina; una década
después, según el estudio de Jørgensen (2008), la frecuencia de tía superará a
la de la forma masculina en el habla de las adolescentes madrileñas.
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