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ACTOS DE MEMORIA: UN ACERCAMIENTO A TRES CONSTRUCCIONES DEL USO DEL PASADO EN EL MOVIMIENTO TRANSFEMINISTA

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Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018) ISSN 2448-7317
ACTOS DE MEMORIA: UN ACERCAMIENTO A TRES
CONSTRUCCIONES DEL USO DEL PASADO EN EL
MOVIMIENTO TRANSFEMINISTA.
Juan Pablo Duque Parra1
Resumen
Como todo movimiento social, el Movimiento Transfeminista se proyecta hacia el
futuro mediante sus acciones y reivindicaciones, sin embargo, la investigación
realizada se pregunta si, bajo su condición de novedad como un movimiento
emergente, construye una memoria catalizadora de sus discursos y prácticas. Para
ello se ha realizado un estudio de caso cualitativo mediante entrevistas
semiestructuradas a participantes en este movimiento y se ha procedido a un análisis
de contenido temático. Los resultados ponen de manifiesto que se construyen y se
hacen intervenir en la arena social tres expresiones relativas al pasado que configuran
tres actos de memoria: 1) para la performatividad, en acciones declarativas y
realizativas, 2) para las relaciones de afinidad, en sus alianzas y redes afectivas, y 3)
para la politización de la experiencia, en la utilización del recuerdo como material
político-activista, expresando así la vigencia de la memoria en su doble posibilidad:
como discurso y como espacio de lucha política.
Palabras Clave: Ocaña, transfeminismo, performatividad, memoria, discursos
Abstract
Just like any other social movement, the Transfeminist Movement is projected into
the future through its actions and social claims, however, the research that has been
done asks whether the emergent movement builds a catalytic memory of its
discourses and practices. For this proposal, a qualitative study has been carried out
through semi-structured interviews with participants of the movement and a thematic
content analysis has been carried out. The results show that three expressions related
to the past that form three acts of memory are constructed and involved in the social
sphere: 1) for performativity, in declarative and performing actions; 2) for affinity
1 Estudiante de la maestría en comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de
México: juanpablo.duque@e-campus.uab.cat
https://orcid.org/0000-0002-3278-014X
Juan Pablo Duque
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relationships, in their alliances and affective networks; and 3) for the politicization of
experience, in the use of memory as activist political material. Thus expressing the
validity of memory in its double possibility: as a discourse and as a space for political
struggle.
Key words: Ocaña, transfeminism, temporalities, performativity, memories, discourse
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1. Introducción
“Ya que buscamos en el pasado las armas y la inspiración, también
debemos ser cuidadosas. Los historiadores han concebido a todos los
‘revolucionarios’ asesinados como mártires en su intento de ‘recuperar’ el
pasado (…) Como individuos que querrían contemplar la tradición entera de
logros revolucionarios conseguidos a base de fuego, no nos parece un buen
procedimiento concebir a los muertos como mártires heroicos, sino que
preferimos tratarlos como personas iguales a nosotras, como un ejemplo
para este contexto de paz y alegría, pero sin embargo con fallos.”
Ehn Nothing, 2015. START: Street Transvestite Action
Revolutionaries. Sylvia Riera & Marsha, P. Johnson
El Movimiento Transfeminista, en tanto que movimiento social, es de reciente
aparición y, aunque comparte con otros movimientos contemporáneos algunas
reivindicaciones en relación con las minorías y a las transgresiones del género,
ostenta un carácter propio. No es el objetivo de este trabajo elaborar una
historiografía pero, para ubicar un poco la cuestión, se debe decir que, para
buena parte de las activistas y personas afines, el Movimiento Transfeminista del
que se hablará a continuación nace en el contexto de Cataluña en el año 2009,
con posterioridad a las Jornadas Feministas realizadas en Granada (Solá, & Urko,
2013). Más en concreto, el acontecimiento que acostumbra a considerarse como
su inicio suele datarse con la aparición del Manifiesto por la Insurrección
Transfeminista, que fue firmado por ltiples personas y colectivos de
diferentes partes del mundo.
Este comienzo tuvo continuidad en diferentes acciones entre las que
destaca, por su particular significado, la campaña Stop Patologization, que fue
una movilización en diferentes contextos que exigió que las personas trans no
fueran estigmatizadas ni patologizadas para acceder a servicios médicos y que
la categoría nosológica de disforia de género desapareciera del Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), entre otras
exigencias (Missé & Coll-Planas, 2010). No es solo por estas demandas, por la
proyección que puedan tener en la construcción de futuro, por la voluntad de
dar forma a lo que está por ocurrir, que se ha reclamado la atención hacia el
Movimiento Transfeminista. Lo que inspira este trabajo es tratar de comprender
si un movimiento social emergente y de reciente aparición, interroga al pasado
y deja que el pasado lo interrogue en la construcción de sus prácticas, o, mejor
dicho, si la memoria tiene algo que ver con el futuro. Más precisamente, el
trabajo que aquí se presenta se formula la siguiente pregunta: ¿el Movimiento
Transfeminista utiliza el pasado para la constitución de sus prácticas? Y si lo
utiliza, ¿cómo se traduce en una memoria compartida?
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Como se verá a lo largo del trabajo, se entiende que el Movimiento
Transfeminista permite problematizar la idea de que los movimientos sociales
con más recorrido histórico sea por años de existencia o por su importancia
en diferentes coyunturas políticas —son los sujetos “ideales” para el estudio de
la memoria. En efecto, en la emergencia de las nuevas problemáticas de género,
en las nuevas exigencias sociales de las vivencias trans y en las nuevas luchas
políticas de los movimientos sociales de insurrección de la sexualidad, se
encuentran expresiones críticas y usos del pasado que contribuyen a su lucha
actual que, con frecuencia, pasan desapercibidos por los estudios psicosociales,
además tanto en las prácticas como en el diálogo se pueden establecer
relaciones entre diferentes segmentos temporales que conviven en el presente.
Asimismo, se entiende que los hallazgos referidos al papel que juega la
memoria en un movimiento tan reciente, podrían aportar elementos de
reflexión al debate sobre la Psicología Social de la Memoria (Piper, Fernández &
Íñiguez, 2013). Por último, se quiere comprender si un movimiento tan
aparentemente nuevo en su configuración y en sus modos de acción recurre al
pasado para su articulación y el impulso de su acción, para así problematizar y
conocer en qué sentido la memoria que se construye, contribuye o no, a
configurar acciones políticas, generar pertenencias o dialogar con el espacio
social y político a través de un recorrido reflexivo del pasado, del presente y del
futuro.
El transfeminismo en general y el Movimiento Transfeminista en particular,
han abierto espacios y nuevas formas discursivas para el quehacer minoritario
que no habían sido consideradas por un feminismo tradicional y hegemónico.
Destacan entre ellas lazos tejidos con la memoria histórica y el reconocimiento
de la herencia de los movimientos feministas integrados por minorías raciales,
inmigrantes, trans, trabajadoras sexuales y personas de clases bajas en general,
nutriéndose tanto de las herencias feministas como de las herencias del devenir
minoritario (Valencia Triana, 2014). Además, el transfeminismo se caracteriza por
tender alianzas entre cuerpos de identidad diversa que se revelan ante un
sistema de opresión conectado y ltiple (Egaña, 2015). En este sentido, el
transfeminismo puede entenderse:
...como una articulación tanto del pensamiento como de resistencia social
que es capaz de conservar como necesarios ciertos supuestos de la lucha
feminista para la obtención de derechos en ciertos espacios
geopolíticamente diversos, que, al mismo tiempo, integra el elemento de la
movilidad entre géneros, corporalidades y sexualidades para la creación de
estrategias que sean aplicables in situ y se identifica con la idea deleuziana
de minorías, multiplicidades y singularidades que conformen una
organización reticular capaz de una «reapropiación e intervención
irreductibles a los eslóganes de defensa de la “mujer”, la “identidad”, la
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“libertad”, o la “igualdad”, es decir, poner en común “revoluciones vivas”».
(Preciado, 2009: 59).
Teniendo un panorama que contempla la pregunta por los usos del pasado y la
memoria del Movimiento Transfeminista, hay que explicitar que la referencia
para hablar de memoria son los trabajos que la han conceptualizado como
acción discursiva (Middleton & Edwards, 1990; Vázquez 2001, 1998; Collin 1995;
Shotter 1992; Vázquez e Íñiguez 1995; Bruner, 2003; Lindón, 1999; Edwards &
Potter, 1992 , 1987, 2007; Visacovsky, 2004; Middleton & Brown, 2007) y los
trabajos que entienden e interpretan la vivencia trans como una acción política
y biopolítica (Pazmiño, 2011; Gomes de Jesús, 2014; Preciado, 2009, 2002;
Cabrera & Vargas Monroy, 2014; Trjullo, 2009, 2008; Solá & Urko, 2013; Valencia
Triana, 2014; Fonseca Hernández & Quintero Soto, 2009; Platero, 2015, 2009;
Butler 2016; Foucault, 1967, 1976, 1975). En este sentido, dado que la
justificación de la investigación concurre en diferentes niveles teóricos,
epistemológicos, sociales y políticos, el enfoque se hace desde la Psicología
Social Crítica (Ibáñez, 2001; Fernández, 2003; Gergen, 1992; 1996; 2007; Íñiguez,
2003; 2007).
Con lo anterior, la relativa novedad de la unión de conceptos muestra pocos
antecedentes con los mismos intereses, pero destacan los estudios de Egaña
(2015) en Historias de Barcelona. Posibles antecedentes locales de la
postpornografía y los transfeminismos en la ciudad, de Marchante- Hueso
(2015) Luchas fronterizas de género entre el arte y la política, y de Fernández y
Araneta (2013) en Genealogías trans (feministas). Así, la pregunta por cómo
construyen memoria los movimientos sociales no es nueva, pero es cada vez
más relevante. Desde los enfoques sociológicos e históricos (Aguirre, 2008;
Svampa & Stefanoni, 2007; Baer, 2006), hasta los enfoques psicosociales
(Jodelet, 1993; Mendoza, 2015), se ha debatido sobre la importancia del pasado
para la constitución de grupos, colectivos, movimientos y movilizaciones.
Este trabajo no tiene la intención de representar la vivencia trans, no intenta
hablar por el Movimiento Transfeminista, tampoco intenta hablar de ellas; lo
que intenta es hablar con ellas. ¿Cómo? A partir de las voces de la investigación:
desde las referencias hasta el material empírico se fue construyendo de forma
colaborativa entre investigadas e investigador. La investigación fue realizada en
conjunto, y todas sus voces hacen y tienen parte en este trabajo. No se
pretende decir que gracias a esta investigación pudo hablar el Movimiento
Transfeminista, es más bien decir que gracias a que hablan, publican, luchan y
exponen, se pudo hacer esta investigación. De igual manera es relevante aclarar
que la presente investigación se enmarca en los tiempos y formas del desarrollo
del Máster en Investigación e Intervención Psicosocial de la Universidad
Autónoma de Barcelona, lo que termina condicionando sus alcances, sus
propósitos y sus posibilidades.
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Ahora, es importante argumentar el porqué se considera que el
transfeminismo es un movimiento social. La evolución del estudio de los
movimientos sociales va a la par de los cambios mismos de los movimientos, es
decir, que el concepto cambia a partir de las prácticas que los movimientos
sociales han ido acogiendo como parte de su identidad. Existen muchos tipos
de movimientos: hay antisistema, anticapitalistas, etc. Existen coyunturas y crisis
que también entran a definir a un movimiento. Con los diferentes cambios en la
política de primer sector (partidos, instituciones, gobierno) los grupos
organizados que no eran parte de los sindicatos comenzaron a tener un mayor
peso en las agendas políticas, y con eso empezaron a institucionalizarse
también, pero se generó un espacio social para las personas que no estaban de
acuerdo con la institucionalización y que se organizaban porque querían
generar cambios locales, nacionales e internacionales. El entendimiento de los
movimientos sociales tuvo un parteaguas con la Primavera Árabe y la aparición
de las redes sociales como escenario de organización social; con todo lo
anterior, se puede entender en el sentido clásico de movimiento social al
transfeminismo, ya que es un grupo de personas que se organizaron para
cumplir unos objetivos políticos, como se dio en el caso de la Stop
Patologization, en conjunto con otros grupos en una movilización mundial. Son
un movimiento social porque han tomado el espacio público, porque tienen una
identidad política establecida que se opone a diferentes modelos de normalidad
y violencia, porque han realizado acciones que han cambiado instituciones
dentro del entorno de Barcelona, porque utilizan las sensibilidades académicas
para reflexionar sobre su pasado, su presente y su futuro y también porque se
organizan para intercambiar versiones y visiones de las situaciones que viven,
porque utilizan la tecnología para organizarse e intercambiar información y
actuar en su contexto inmediato; son un movimiento social porque no existe
una jerarquía ni un organigrama, son iguales y por eso la dificultad para
entenderse desde modelos tradicionales donde se buscan jefes y cabecillas. Son
un movimiento social porque han construido artefactos identitarios: manifiestos,
arte, performances y flayers. Son un movimiento social porque tienen una
agenda política, estética, cultural y afectiva.
Su condición de ser un movimiento social de reciente aparición termina
acercando sus luchas a muchas coyunturas y relaciones que en el apartado de
memoria para las relaciones de afinidad se entenderán a profundidad.
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2. Memoria compartida y performatividad de la memoria en el
Movimiento Transfeminista
“Mientras en Madrid unos padres metafóricos pactaban los
contenidos de nuestra Constitución, en Barcelona algunos de sus hijos
extraviados se travestían por placer o por desobediencia”
Rafael Mérida, 2016. Transbarcelonas: Cultura, género y sexualidad en
la España del siglo xx.
Cada época y cada presente han forjado una relación política entre el pasado y
el futuro (Huidobro, 2012). Dentro de las muchas formas que existen de
relacionar el pasado con el presente, la memoria juega un papel fundamental
debido a que su expresión la posiciona como un fenómeno intersubjetivo
resultante de procesos de socialización colectiva, por tanto, la memoria es
importante para los movimientos sociales contemporáneos, ya que, en su
construcción, el pasado deja de ser lejano y se convierte en parte de la
experiencia del hoy (Mead, 1929). De esta manera, entendiendo al
transfeminismo como un movimiento social emergente, llegamos a una
pregunta crucial, y es ¿qué relación tiene el transfeminismo con la memoria un
nivel conceptual? Para responder a dicha pregunta existen tres elementos que
consolidan una idea teórica de la memoria en el Movimiento Transfeminista,
estos son: 1) el carácter compartido de ésta, 2) su valor de uso, y 3) la
reclamación y demanda para su constitución. Lo anterior permite dar sentido a
los elementos conceptuales que han abordado la unión de los movimientos
sociales a partir de su memoria y la afirmación de que la memoria no es un
hecho psicológico e individual aislado, sino un lugar relacional. Igualmente, da
sentido a la doble concepción política de la memoria: como demanda y como
componente para la acción.
2.1 El carácter compartido de la memoria
“Me gustaría que los especialistas de las ciencias sociales vieran también
en la historia un medio de conocimiento y de investigación. ¿No es acaso el
presente más que a medias, víctima de un pasado obstinado en sobrevivir?
Y el pasado, por sus reglas, sus diferencias y sus semejanzas, ¿no es la clave
indispensable de todo conocimiento del presente?”.
Fernand Braudel
La memoria ha sido trabajada de diferentes maneras y ha suscitado debates y
tensiones en torno a su condición: ¿debe entenderse como un almacén
simbólico? ¿Como una acción social? ¿Como discurso? O ¿Cuál es la mejor
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forma de caracterizarla? Lo cierto es que ha sido desarrollada básicamente por
tres distintas disciplinas y enfoques: la psicología social, la historiografía y la
filosofía.
La saturación del concepto de memoria social ha traído como consecuencia
una “nueva época” sobre su concepción (Mendlovic, 2014). En diferentes
momentos se han perfilado unas características y construido unos argumentos
como más importantes que otros. Ahora bien, haciendo una generalización, la
memoria social tendría dos grandes ángulos o enfoques. El primero sería el
conjunto de acercamientos teóricos que la entienden como un almacén
simbólico, y el segundo serían los acercamientos teóricos que la entienden
como una acción discursiva. Ambas posturas coinciden en caracterizar a la
memoria como colectiva e intersubjetiva (Mendoza 2015), en contraposición
con los discursos que la sitúan como un proceso individual y fisiológico. Sin
embargo, ambas posturas son contrarias en las formas de concebir su expresión
y su uso; la primera considera que la memoria es un asunto de evocación, de
homenaje, de ritual y de contenedor de significados, y la segunda la considera
como activa y con un valor de uso práctico en la vida social.
El primer enfoque se puede situar en la obra de Maurice Halbwachs (1950),
discípulo de Durkheim. Para él, hablar de memoria es hablar de acontecimientos
que ocupan un lugar en la vida de los grupos:
Puede hablarse de memoria colectiva cuando evocamos un acontecimiento 34
que ocupa un lugar en la vida de nuestro grupo y que hemos traído a la
memoria, que lo hacemos presente en el momento en el que lo recordamos
desde el punto de vista de ese grupo” (p. 15).
Por otro lado, la memoria como acción discursiva puede situarse en el segundo
enfoque. Dentro de éste, el hacer memoria es una acción social que tiene varios
usos; desde socializar los significados compartidos como las guerras o lo
grandes acontecimientos compartidos o, por el contrario, socializar experiencias
cotidianas anónimas y sin ningún eco en la historia institucional pero con una
alta carga afectiva, hasta llegar a la transformación de la realidad discursiva. En
este sentido afirman Middleton & Edwards (1990): “la gente recuerda cosas
juntos, intentando comparar y contrastar explicaciones diferentes, construir y
defender versiones plausibles o criticar y poner en duda su exactitud” (p.45). Es
decir, la memoria tiene un uso práctico en la vida cotidiana que rompe con la
idea de que el pasado está resuelto y sólo sirve para evocarse (Vázquez, 2001).
Igualmente, la idea central de la memoria como acción discursiva es que ésta es
un pivote que ayuda a la construcción del pasado. Este proceso no es
despolitizado ni ascético: es un proceso colectivo que es dotado de sentido
político por el lenguaje (Vázquez, 2001).
Por último, la memoria como acción discursiva ha sido utilizada para
estudiar diferentes situaciones políticas de familias, grupos y organizaciones en
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torno a hechos comúnmente considerados del pasado y que impactan en las
conversaciones de la vida cotidiana. En ese sentido dicen Middleton & Edwards
(1990)
”en un estudio sobre la memoria, lo importante no es hasta qué punto un
recuerdo encaja exactamente con un fragmento de la realidad pasada, sino por
qué los actores históricos construyen sus recuerdos de una cierta forma en un
momento dado”. (p.19). El hacer memoria es reconstruir el pasado, es vislumbrar
continuidades de significados que en los grupos y los movimientos se acercan a
sus genealogías y cercanías. Es gracias a que la memoria es compartida como se
ligan el pasado, el presente y futuro, y al mismo tiempo es la forma en la que se
construyen nuevos significados, y de esta forma resulta comprensible y se toma
como pertenencia lo que tiempo atrás sucedió (Mendoza, 2015).
La idea de diferenciar dos tipos de concepciones de la memoria tiene que
ver con precisar cuál de las dos vías teóricas y metodológicas es más adecuada
para contextualizarla dentro de un movimiento social emergente. Mientras que
la primera entiende a la memoria social como un reservorio, un almacén y un
espacio simbólico donde la información de un movimiento se guarda para ser
evocada, reivindicada y homenajeada; la segunda entiende a la memoria como
una construcción social y discursiva que se experiencia a partir de las prácticas,
que alcanza un nivel explicativo cuando la memoria es acción cotidiana. En este
último enfoque, la relación entre memoria y discurso es el anclaje más
importante para nuestro trabajo, ya que el elemento conceptual que diferencia
una postura de otra en torno a la memoria es la idea de cambio social, tema
referente para los movimientos sociales en general y para el Movimiento
Transfeminista en particular.
2.2. El valor de uso de la memoria
“Originalmente, la pista para entender la performatividad del género me
la proporcionó la interpretación que Jacques Derrida hizo de «Ante la ley»,
de Kafka. En esa historia, quien espera a la ley se sienta frente a la puerta de
la ley, y atribuye cierta fuerza a esa ley. La anticipación de una revelación
fidedigna del significado es el medio a través del cual esa autoridad se
instala: la anticipación conjura su objeto.
Judith Butler, 2007. El Género en Disputa.
La memoria toma un valor de uso en la performatividad (Piper & Troncoso,
2015). Desde que Austin (1982) propuso el concepto de performatividad se ha
generado toda una tradición teórica al respecto, pero no es hasta los trabajos
de Butler (2002; 2007; 2016) que este concepto comienza a ser importante para
la teoría queer y las insurrecciones de género, al definir al género como
performativo (Butler, 2007). Cuando se habla de performatividad “es para aludir
a unos enunciados lingüísticos que, en el momento que son pronunciados,
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crean una realidad o hacen que exista algo por el simple hecho de haberse
expresado” (Butler, 2016. p. 34), pero también, a un nivel más profundo, hablar
de performatividad es hablar de acciones, así los actos performativos son
formas de habla que autorizan, realizan cierta acción y crean un poder
vinculante(Butler, 2002. p. 316). La performatividad es una puesta en escena
constante, es un ritual que consigue su efecto a partir de la naturalización en su
repetición. La performatividad, entonces, es repetir las reglas mediante las
cuales se construyen las realidades sociales. Que las realidades sean
performativas significa, muy sencillamente, que son reales en la medida en que
son actuadas (Butler, 2002, p. 309).
¿Qué se puede decir, entonces, de la memoria performativa? Primero que
desde el punto de vista teórico, entender la memoria como práctica
performativa contribuye a pensarla como un conjunto de acciones
(Piper, et al,
2013 p. 23), es decir, que la memoria es performativa porque su uso es acción y
transforma las realidades sociales porque se actúa y es utilizada en situaciones
sociales específicas; así, la memoria hace parte de una trama de significados que
la construyen como una práctica, y entonces no es ajena de la política, la
historia y las expresiones culturales de la cotidianidad, igualmente:
permite visualizar las condiciones de una política del recuerdo entendida
como la articulación de voluntades que genera condiciones de posibilidad
para la construcción de saberes, afectos e identidades sobre el pasado y
que están siempre abiertas a resignificación (Piper et al, 2013 pp. 23-24).
La doble posibilidad de la performatividad, como acción y como herramienta de
cambio, interpela el papel de la memoria que, además de ser activa, puede
utilizarse como una herramienta para las acciones futuras, sean de un
movimiento social, de un grupo o de un colectivo. El pasado que parece
confinado a la eternidad es también un campo de batalla. No es casual que el
Movimiento Transfeminista sea referente de performances, ya que tanto la
memoria como las performances poseen el potencial de criticar y contribuir a la
transformación del orden normativo, rígido y opresor del género y la sexualidad
(Piper & Troncoso, 2013). No es menor el tema que introduce la
performatividad para el pasado y la construcción de la memoria, ya que al
performarse la memoria, se entiende su constitución como móvil y dinámica en
relación a las tramas de significado que toman una condición narrativa y de
acción (Vázquez, 2001). En este sentido:
Las versiones que los grupos y los sujetos confeccionan sobre los
acontecimientos pasados son parte constitutiva de las prácticas sociales; por
esta razón, cuando se habla de memoria, más que referirse a una memoria
constituida se alude a una memoria constituyente, es decir, a una memoria
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que es constructora de la realidad social y que participa de los modos de
constitución de la subjetividad. (Brito & Soto, 2005: 18).
Por último, no es casual que el Estado utilice el calendario como forma
programática de recuerdos, homenajes y de control (Bourdieu, 2014), y que, por
ejemplo, el Movimiento Transfeminista resignifique a partir de la
performatividad la forma de recordar y traer al presente el ímpetu de las
revoltosas trans de las Ramblas del Colectivo de Travestis y Transexuales de los
años 70’s. Con lo anterior quedan algunas preguntas abiertas: ¿puede ser la
construcción de la memoria una acción política? ¿Qué papel juega la memoria
en el Movimiento Transfeminista? ¿Puede la memoria usarse en un contexto de
lucha política y social?
2.3. La búsqueda de un pasado hecho memoria
“En el pasado, lo que entonces era, era real, pero lo que ahora es y será, era
irreal; en el futuro, lo que será, será real, pero lo que ahora es y ha sido, serán
irreales; ahora mismo, lo que es, es real, pero lo que ha sido y lo que será, son
irreales”.
Sutta del Buda. Colección de los sermones.
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“Pintaremos lo que pasó”
Popol Vuh. Libro sagrado de los Mayas.
Hasta el momento se han mencionado dos características de la memoria -su
condición de fenómeno psicosocial compartido y su performatividad en la vida
cotidiana-, se ha mencionado parcialmente su relación con los movimientos
sociales, y específicamente su relación con el Movimiento Transfeminista, pero
en este apartado buscamos profundizar dicha relación. La memoria tiene una
relación con las formas de lucha del transfeminismo, ya que siendo la memoria
compartida y colectivizante -en el sentido de que sus itinerarios sólo son
posibles en procesos colectivos como el lenguaje, la comunicación y el discurso-
resulta ser ésta un potencial para promover la acción y el diálogo en una lógica
de lucha por la reivindicación social, sexual y política. Cabe aclarar que existen
dos aproximaciones que se han preguntado por la importancia del pasado
dentro de las disidencias transfeministas, estos proyectos son el Archivo T y el
Archivo Queer. Dichos trabajos trazan líneas temporales con sucesos, personajes
y coyunturas que han aportado a pensar el pasado y la historia del Movimiento
de forma crítica. Pero la memoria es diferente porque es un discurso a través del
cual se generan acciones de lucha y es, simultáneamente, un espacio de
organización para la lucha social. Por esto, construir una memoria propia del
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Movimiento Transfeminista es un desafío actual y va más allá de la recopilación
de información. Así dice Gracia Trujillo (2009):
Hoy en día no cabe duda de que sin las movilizaciones de feministas,
lesbianas, travestis, gays y transexuales, la sociedad no habría cambiado al
ritmo vertiginoso con el que lo ha hecho en estas últimas cadas, digan lo
que digan ciertos sectores. Ahora que se ha empezado a hablar de memoria
histórica es necesario, urgente, que empecemos a rescatar la(s) nuestra(s).
Sin memoria no hay análisis ni historia posible, simplemente no existimos.
(Trujillo, 2009.p 15).
Aunque suene paradójico, uno de los desafíos futuros de los movimientos
queer, incluyendo al Movimiento Transfeminista, es la constitución de un
pasado hecho memoria que cuenta de su lucha y que esté contextualizada
en el devenir de su espacio social. Lo que seun desafío también es el trato
que le puedan dar al pasado, ya que la demanda de convertir el pasado en
archivos, historias y exposiciones es un tanto diferente a la demanda de vivir el
pasado como memoria, por dos razones; primero que la lógica del archivo limita
las posibilidades de cambio del pasado, pues un archivo cristaliza y enmarca
bajo documentos precedentes un perfil del pasado, mientras que la memoria lo
usa y lo reconstituye para objetivos del presente (Vázquez, 2001). Lo segundo es
porque aunque hayan archivos disidentes que rompen con la lógica institucional
sobre una historia única, homogénea y decimonónica, la memoria al ser
compartida, performada y experienciada, se contrapone a los procesos de
institucionalización del recuerdo; la memoria al ser relacional y crear vínculos
sociales no tiene un límite temporal como tiene el archivo, la memoria no se
guarda y su uso constituye una acción política al existir conjuntamente, y
entonces, múltiples pasados, convierten la temporalidad presente y el porvenir
en campos de batalla para los movimientos sociales queer y en este caso para el
Movimiento Transfeminista (El Porvenir de la revuelta, 2017). En este sentido,
dicen Solá & Urko (2013) hablando del transfeminismo:
Más bien, el hilo conductor que atraviesa en diagonal este proyecto, es un
compromiso imaginativo con nuestro presente, con la recreación y la
reconstrucción de saberes subversivos, de conocimientos situados, de
experiencias y memorias políticas que vayan más allá de los saberes
institucionales y al servicio de quienes luchan en los intersticios del
feminismo (p. 16).
Teniendo en cuenta la concepción de la memoria como una vía y un espacio de
lucha social, hay que entender que ésta es un ejercicio de itinerarios variados y
heterogéneos densamente significativos. En relación al Movimiento
Transfeminista, sus prácticas -que subvierten un orden social, sexual y estético-
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constituyen líneas espaciales y temporales de diferentes maneras, y así los años
70’s y las redes de socialización de las Ramblas y el Raval a comienzos del siglo
-durante la Primera Guerra Mundial-, las revueltas de Stonewall, la supervivencia
de la disidencia sexual durante las dictaduras y demás hechos que ayudan a la
ubicación de un carácter particular, hacen parte de un perfil de un pasado
compartido, pero dicho perfil no es único, universal, heroico e inamovible; es,
más bien, una condensación de significados que pueden nutrir las acciones y los
sentidos de lucha en el presente y para el futuro (Mérida, 2016). Así, la memoria,
a diferencia de la historia, no tiene un punto de inicio, no tiene un único origen,
y más bien su genealogía es difusa, densa y variada, lo que la convierte en un
concepto fundante de las nuevas revoluciones.
Ahora bien, la búsqueda de un pasado genera una reciprocidad: tanto es
importante el uso que se hace del pasado en el presente, como la interpelación
que hace el pasado de las prácticas presentes. (Vázquez, 2001). El uso del
pasado conjunta una idea activa de su relación con el presente. En este sentido,
los usos del pasado configuran una forma de observar el devenir cotidiano del
movimiento, por esto una pregunta por el uso del pasado y la construcción de
la memoria es una pregunta por el pasado, el presente y el futuro del
Movimiento Transfeminista. Con todo lo anterior, es pertinente ahondar y dar
contexto en la figura de José Pérez Ocaña. Ocaña no puede definirse en simples
palabras, pero para ubicar un poco su importancia en el devenir de la resistencia
sexual y política en los tiempos de la dictadura, hay que decir que nació en 1947
y murió el 18 de septiembre de 1983; durante su vida se definió como
anarquista y emprendió una vida artística colmada de performances en lugares
públicos y creó toda una iconografía propia que mezclaba las tradiciones
andaluzas religiosas con la crítica, la sátira y la libertad sexual. Ocaña empezó a
travestirse en las Ramblas a plena luz del día en los violentos años 70`s y se
convirtió en un referente popular que representaba la desobediencia, la
creatividad y el carácter de los nuevos movimientos de protesta. Además de ser
un activista, fue un gran pintor y actor que a través de sus obras y puestas en
escena generaba ambientes pictóricos que rompían con las formas monótonas
y academicistas del arte de su momento. Su importancia para el Movimiento
Transfeminista se entenderá en el aparatado llamado Memoria para la
performativdad, pero es importante aclarar que no es entendido como un ídolo,
ícono o figura trascendental; es entendido como una mirilla que permite
interpelar el pasado y, al mismo tiempo, permite que el pasado interpele el
presente; Ocaña es sus prácticas, discursos e iconografía, y de ellos habrá que
entender el sentido de la insurrección social que se vale de la memoria para
sustentar sus acciones.
39
Juan Pablo Duque
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
4. Método y procedimiento
“Deleuze rechazará la definición clásica de memoria como acumulación de
representaciones de hechos o acontecimientos pasados. Esta noción
acumulativa de memoria supondría cierta equivalencia entre cada una de las
unidades de tiempo: la memoria no sería otra cosa que un archivo más o menos
elaborado en el que a cada instante del tiempo correspondería un hecho”
Paul Preciado, 2002, Manifiesto Contrasexual.
La investigación se inscribe en las coordenadas de la metodología cualitativa
(Olabuénaga, 2012), desde la metodología cualitativa se puede interpretar y
comprender significados, además de acceder a los procesos sociales en tanto
que dinámicos e históricos. Específicamente este trabajo se adscribe al método
lingüístico (Elejabarrieta, 1997) que, atendiendo a los objetivos de investigación
planteados, posibilita conocer los enunciados mediante los cuales las
transfeministas han construido su memoria y qué usos le han dado al pasado
para sus acciones políticas de hoy y del mañana, así como acceder a las
interpretaciones y versiones sobre hitos, mitos y acciones que forman parte de
las memorias del Movimiento de la forma más comprensiva posible. 40
4.1 Técnica
La entrevista a profundidad (Vela Peón, 2001) se consideró como la mejor
herramienta de obtención de información para la consecución de los objetivos
de investigación porque permite acceder a un intercambio de primera mano
con las protagonistas de la cuestión, y así conocer sus versiones, expresiones,
argumentos y enunciaciones en un entorno conversacional.
Para su conducción, se diseñó un guion -construido a partir de la revisión
de estudios anteriores que abordaban la temática (Marchante-Hueso, 2015;
Egaña, 2015; Platero, 2009; Mérida, 2016)- y se realizó la respectiva revisión
bibliográfica (Halberstam 2005; Preciado, 2009;), adaptando lo anterior a los
objetivos de la investigación para conocer la construcción que han realizado las
participantes del Movimiento Transfeminista de su memoria y el uso de su
pasado.
4.2. Selección de participantes
Se seleccionaron cuatro participantes del Movimiento Transfeminista. El
procedimiento seguido para su selección fue el muestreo categorial
(Elejabarrieta, 1997), priorizando la disponibilidad, la diversidad y la
heterogeneidad de las participantes; heterogeneidad en clase social, profesión,
Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones…
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
orientación sexual e identidad de género. Tres de ellas han hecho parte del
Movimiento Transfeminista desde sus inicios y otra se ha incorporado
recientemente, posterior a su transición. Las edades de las participantes
oscilaron entre los 25 y 40 años y se tuvo acceso a su participación a través de
informantes clave (Taylor & Bogdan, 1987). El muestreo categorial, al ser
propositivo, faculta categorías que se concretan en contextos situados de
experiencia, es decir, que el ser transfeminista no es una condición ni una
variable, sino que es un ejercicio que se concreta en la vivencia de los sujetos
dentro del Movimiento Transfeminista. El número de entrevistas se basó en las
posibilidades de realización y en las sugerencias de tamaño para muestras
cualitativas (Creswell, 2002). Las entrevistas se llevaron a cabo en diferentes
espacios: Claustro de la Universitat de Barcelona, en el Hangar centre de
producció i investigació d'arts visuals, en el Barrio de Poble Nou y en la Facultat
de Belles Arts. Cada entrevista aportó la visión, experiencia, expectativas y
sensibilidades de sus participantes y fueron construyendo una aproximación de
primera voz de la relación de la memoria con el Movimiento Transfeminista. Las
entrevistas se realizaron entre enero y marzo de 2017. Las participantes fueron
contactadas por correo electrónico proporcionado por los agentes clave y
fueron invitadas a conversar un poco sobre el pasado del Movimiento
Transfeminista. Quienes accedieron a participar lo hicieron con el
consentimiento informado de los objetivos de investigación, del resguardo de
su información, la confidencialidad y el anonimato, además de la explicitación
de la libertad para acabar la conversación y no hacer parte de la investigación
en el momento que decidieran hacerlo, sin perjuicio alguno. Por
confidencialidad no se ahondará más en las descripciones de las participantes,
pero es importante aclarar que cada una ha sido parte de los distintos
momentos del Movimiento Transfeminista y ha aportado desde la academia y la
lucha activista en encuentros y congresos, en el Manifiesto para la Insurrección
Transfeminista, desde el arte y desde su lugar en el mundo.
Es importante aclarar que las entrevistas versaban sobre la experiencia de
las participantes y tales experiencias fueron presentándose en tres itinerarios
diferentes: el primero tenía que ver con sus acciones (individuales, grupales)
dentro de las coyunturas del Movimiento Transfeminista. El segundo con un
legado de relaciones, conexiones y afinidades que han ido construyendo dentro
de su experiencia con otras personas, grupos y movimientos sociales, sea en su
contexto o en otros espacios del mundo. Por último, el tercero tenía que ver con
cómo sus recuerdos personales son también los recuerdos del movimiento y
estos tienen un carácter doblemente político, pues constituyen un elemento
identitario en su devenir activista y también constituyen una memoria viva,
sintiente y afectiva del Movimiento.
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Juan Pablo Duque
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
5. Análisis y resultados
“Diré que uno tiene que usar su sexualidad para descubrir, inventar nuevas
relaciones. Ser gay es ser en devenir y, para responder a su pregunta, agregaría
que no hay que ser homosexual, sino empeñarse en ser gay.”
Michel Foucault, 1982, Desear un mundo donde otro tipo de relaciones sean
posibles. Entrevista con Jean-Pierre Joecker, M. Overd y Alain Sanzio.
La información obtenida mediante las entrevistas fue sometida a un análisis de
contenido (Braune & Clarke, 2006). Se decidió utilizar este tipo de análisis por
encima de otras técnicas porque, teniendo en cuenta los objetivos de
investigación, permite un acercamiento y una exploración tanto del sentido
conjunto de los datos recopilados como de develamiento de las
particularidades de los mismos. Asimismo, examinar la información mediante el
análisis de contenido ha posibilitado acceder a la heterogeneidad de
significados y ha propiciado la realización de operaciones de organización y
sistematización de la información.
El análisis comenzó con la transcripción literal de las entrevistas (Jefferson,
2000). Teniendo en cuenta que existen múltiples formas de realizar un análisis
de contenido, se decidió hacerlo mediante una relectura de los pasos
propuestos por Braun y Clarke (2006), agregando algunos cambios pertinentes
para la investigación. Los pasos seguidos fueron los siguientes:
I. Transcripción y familiarización con la información: En este paso
se transcribió la información de las entrevistas realizadas a las cuatro
participantes y se comenzaron a observar elementos que serían referenciales
para el futuro sistema de codificación: argumentos, discursos, descripción de
acciones y referencias.
II. Generación de códigos o codificación: La información se
identificó y se agrupó, relacionándola por conceptos, ideas y temáticas, como
por ejemplo: la performatividad, las redes y la prodespatologización, para
posteriormente dar una lectura de verificación. Igualmente, en este apartado, a
partir de la unidad de registro semántica, se constituyeron las categorías,
subcategorías y temas.
III. Establecimiento de categorías y subcategorías: En este paso se
construyeron las categorías de las unidades de registro dentro de un orden de
argumentación. Las categorías se explicitarán en el siguiente apartado.
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Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones…
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
IV. Integración de la información y resultados: En este apartado se
recogió y se integró la información obtenida para encontrar relaciones
contingentes y divergentes entre las categorías.
5.1 Resultados obtenidos
El proceso de categorización, a partir de los objetivos planteados, permitió
construir tres categorías. Éstas tres son construcciones que reducen la
complejidad de la información y ayudan a tener inteligibilidad y además
permiten mostrar los distintos papeles que juega la memoria en la interacción
social y los usos que hace de ésta el Movimiento Transfeminista en tres
escenarios, densidades y temporalidades diferentes. La primera construcción es
un uso del pasado en código de memoria performativa, que se ha usado en
acciones discursivas y no discursivas concretas en el espacio público y que
involucra tramas de significados históricos, políticos y contraculturales. La
segunda construcción da cuenta de un uso del pasado que toma forma de
memoria para las relaciones de afinidad, que se organiza a partir de las redes
de afectos construidas dentro del Movimiento Transfeminista, tanto a nivel de
sujetos y compañeras de lucha, como de relaciones directas o indirectas con
otros movimientos sociales y, por último, un uso del pasado que se constituye
como una memoria para la politización de la experiencia, que plasma unos
objetivos de lucha y emancipación presentes, considerando la proyección a
futuro de los recuerdos. Igualmente, dentro de cada categoría se construyeron
subcategorías que sirvieron para ordenar, identificar y profundizar los
elementos que componen las categorías generales. La memoria para la
performatividad se ordenó a partir de dos subcategorías: el uso declarativo y el
uso realizativo. La memoria para la afinidad se ordenó a partir de dos
subcategorías: las redes de afecto y las redes de proximidad. Por último, la
memoria para la politización de la experiencia se ordenó a partir de dos
subcategorías: la prodespatologización y la práctica política del recuerdo. Ahora
bien, a las categorías se les asignaron las siguientes etiquetas:
Memoria para la performatividad: Usos y resignificaciones discursivas y
de acción que ha construido el Movimiento Transfeminista en relación al pasado
y la consideración e importancia que tiene el pasado dentro de sus acciones.
Memoria para las relaciones de afinidad: Usos y resignificaciones de
alianzas del Movimiento Transfeminista anteriormente realizadas y
construcciones de redes de afectividad y de cercanía, tanto a nivel individual
como colectivo.
Memoria para la politización de la experiencia: Descripción de un modo,
relación y organización que traen al presente las condiciones futuras que se
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Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
Juan Pablo Duque
buscan en general en la sociedad. Usos y resignificaciones de objetivos políticos
y de experiencias que construyen futuros deseados en las prácticas presentes.
Memoria para la performatividad
Esta categoría subsume dos subcategorías, una que se ha denominado
enunciativa y otra realizativa. Se ha creado esta dicotomía no con un propósito
esencialista sino con un fin meramente interpretativo. En efecto, del análisis se
desprende que la memoria performativa se construye bien con un propósito
meramente declarativo, centrado en la manifestación o expresión de un
discurso, o bien con un propósito realizativo, centrado en intervenir en el
espacio público. Ambas subcategorías se co-implican y se conjuntan sin que
tenga que haber una solución de continuidad.
Tanto en la subcategoría enunciativa como en la realizativa destaca la
referencia reiterada y la apropiación del uso de la figura de Ocaña que hace el
Movimiento Transfeminista:
“y luego que vi la película de Ocaña y la verdad es que me impactó y me
encantó y me dieron unas ganas terribles de hacer un montón de cosas, de
salir a la calle, porque de alguna manera, como no es un freak y como hay
muchas grabaciones de Ocaña, bueno, pues transmiten su espíritu, ¿no?”.
(E
2.20 de Marzo de 2017:561-564).
En su uso declarativo y realizativo Ocaña no es una representación del pasado,
no es una fiel copia de los años 70’s y 80’s; es un estimulante para la acción. De
todo lo que se puede decir de Ocaña, las transfeministas han asumido varias
expresiones que lo ponderan como un personaje cercano, contiguo y próximo a
su insurrección. Más que un referente, se construye como una figura
acompañante del Movimiento. En la entrevistas mencionan que a partir de la
figura de Ocaña se han realizado diferentes acciones, diferentes apropiaciones
del espacio y se ha utilizado no como un personaje aislado de culto ni heroico,
sino como un ensamblaje de una trama política de libertad y de combate sexual
que les inspira actuar:
“También se hicieron una serie de luego de la exposición- performances
que estaban por todo lo que es esa parte de los alrededores del Palacio de
la Virreina, se hicieron ahí diferentes performances, luego hubo unas que
fueron casi pasacalles de DSM, pasacalles muy en la línea de Ocaña
también, ¿no? de sus pasacalles y de sus saltitos que sacaba por las calles.”
(E 2. 20 de Marzo de 2017: 180-185).
44
Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones…
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
El Movimiento Transfeminista ha construido un perfil del pasado que asume y
se apropia de Ocaña declarativamente, para generar discurso y,
realizativamente, para producir acciones. La importancia conferida a Ocaña en
términos de memoria no radica en haberlo convertido en un objeto inerte de
conmemoración, sino en hacerle jugar un papel activo en el reavivamiento y/o
resignificación de experiencias de y para la lucha, para la consecución de
objetivos, irrumpiendo y transgrediendo el orden sexual, político y del espacio
público. Planteado en otros términos, las participantes en el Movimiento
producen una contextualización y un flujo de significado que dan a Ocaña un
valor de uso. Así, cuando las transfeministas dicen Llamamos a la insurrección ,
a la ocupación de las calles a los blogs, a la desobediencia” (Manifiesto para la
Insurrección Transfeminista, 2010) configuran un tipo de acción que tiende
puentes y alianzas con un Ocaña construido, asumido y apropiado a todas luces,
con el fin de dotar de sentido histórico sus acciones:
“Cuando fue lo de Ocaña en la Virreina –pon tú que en el 2011 Preciado
hizo que hubieran performances en las Ramblas, como intentando revivir
un poco esa cosa de Ocaña”. (E,4. 17 de Marzo de 2017: 233-236)
Por ello, no es aleatorio que en las entrevistas califiquen a Ocaña como
performer y que uno de los tipos de acción política del Movimiento
Trasnfeminista con mayor impacto hayan sido las performances, así:
yo creo que se ha hecho un un trabajo muy importante con el propio
cuerpo, ¿no? Entonces creo que es muy importante el trabajo que hay de
performances y de acciones en el espacio público, ¿no?”. (E 2. 20 de Marzo
de 2017: 171-174)
El Movimiento Transfeminista resignifica un legado queer y cuir, bollero y
transmarica, negro, inmigrante e interseccional. La contextualización se ha
hecho a partir de la críticas, de las búsquedas de un espacio propio de cambio
para constituir nuevas demandas, nuevos objetivos y de ampliar el margen de
visiones y de sujetos presentes. Crear nuevos sujetos políticos es un objetivo
insurreccional. En este sentido, existen ciertos “legados” de distintos tipos de
feminismo al Movimiento Transfeminista, que han sido usados en la doble
posibilidad de la performatividad. En las entrevistas destacan dos itinerarios: el
de las feministas negras y la Radical Gai y LSD de los 90`s:
“Por ejemplo están las feministas negras que cuestionaban la idea unitaria
del sujeto mujer, entonces quizá eso podría ser una herencia del feminismo,
o sea, en el sentido de que es algo que pasa ahí en el feminismo
anglosajón”. (E 1. 20 de Enero de 2017: 21-24)
45
Juan Pablo Duque
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
“o sea, a me parece fundamental, sin ese trabajo (de LSD y Radical Gai)
creo que el movimiento transfeminista no habría tenido referentes y son
también los referentes previos del feminismo radical de los 70’s porque,
bueno, como bien sabes, no existiría sin éste el movimiento queer, que es
heredero de los movimientos feministas de los años 70’s, y estos a su vez de
los anteriores . Hay un gran encadenamiento genealógico entre estos
movimientos por los derechos civiles” (E 2. 20 de Marzo de 2017:97-102).
Remontarse en el pasado a través de las luchas de otros movimientos y de otras
geografías contribuye a la construcción de una memoria para performar la
realidad en su contexto y su devenir activista. Siendo así, existen líneas de
acción y elementos que permiten pensar que la densidad de los recuerdos se
comparte y que el Movimiento Transfeminista es más cercano en su uso a un
pasado con grupos y genealogías de su contexto, que a versiones, visiones y
vivencias de otras realidades, no desconociendo aquello que ha sucedido fuera
de su entorno sino más bien dándole un valor al contextualizarlo a una realidad
diferente.
La memoria para la performatividad es, en primera instancia, una práctica
dentro de un orden argumentativo que permite visibilizar el lugar activo que
tienen los distintos pasados en las movilizaciones presentes del Movimiento
Transfeminista: 46
“y él (Ocaña) lo hizo y probablemente mucha gente que lo viera dijo “pues
mira, yo también me voy a poner un vestido y me voy a maquillar porque
me apetece”. Igual empezó en ese momento la bomba trans de repente, no
sé” (E 3. 8 de Marzo de 2017:340-343).
Es también una aproximación a la temporalidad del movimiento Transfeminista,
ya que el pasado es experienciado y vivido en el devenir cotidiano y no es un
elemento definido a priori ya resuelto, lo que cambia la linealidad del pasado,
presente y futuro por una discontinuidad de diferentes pasados usados en
diferentes presentes que se anclan a diferentes futuros. Por último, la memoria
performativa dentro de las entrevistas constituye una versión para lucha que las
transfeministas han construido, ya que el performar la memoria es un objetivo
político activista en mismo. Lo mismo pasa con el espacio. Las Ramblas en
Barcelona se constituían como la periferia aunque sea el centro geográfico de
la ciudad de Barcelona-. Que el Transfeminismo irrumpiera en este espacio
significaba hacer uso de un lugar público y desordenarlo, hacer visible su
inconformidad, era atacar las premisas sociales que dictaminaban que el
Movimiento Transfeminista, así como Ocaña, no eran aceptados en el espacio
público y debían transitar en la invisibilidad y en la oscuridad. Como aparecen
en las entrevistas: el Transfeminismo ha cuarteado la idea de que el espacio
público (La Rambla, el Palacio de la Virreina) no es para sus activistas. El espacio
Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones…
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
se ha convertido en acciones y discursos, proxemias y conjunciones, pero no es
en vano que esos espacios aparezcan tanto en lo realizativo como en lo
declarativo, ya que en eso llamado “espacio público” es donde se encuentra
todo aquello que compone a la sociedad.
Memoria para las relaciones de afinidad
Esta categoría fue construida con base en la concatenación de dos
subcategorías: la primera en referencia a las relaciones dentro del Movimiento
Transfeminista, y la segunda en referencia a las relaciones afectivas que son
constituyentes de los movimientos sociales (Hernández, 2016). Las redes de
afectividad y alianzas dentro del transfeminismo son dos elementos
transversales a las acciones, los discursos y a sus objetivos políticos. En este
sentido, las redes afectivas y las redes de proximidad constituyen alianzas en
diferentes órdenes y posibilitan el uso de la memoria relacional para el
quehacer del Movimiento Transfeminista. Así, dice Butler (2016) :
“Por ello quiero recordar que el término queer no alude a la identidad de
una persona, sino a su alianza, y que, por su propia significación como algo
anómalo, peculiar, es una palabra que podemos aplicar cuando realizamos
alianzas incómodas o impredecibles en la lucha”
(p.75).
47
Pero ¿por qué la memoria tiene que ver con las redes? Porque la memoria y su
temporalidad permiten la construcción y el uso de tramas y urdimbres
históricas, alianzas, cooperaciones y cercanías entre movimientos sociales pero,
además, la memoria ayuda a que se consolide una temporalidad intersubjetiva,
compartida y vivenciada en un colectivo y permite tender puentes afectivos
entre las transfeministas. Es por ello que no es aleatorio que el Movimiento
Transfeminista tenga afinidad con ciertos movimientos sociales:
“yo creo que siempre ha habido una colaboración y que luego ha habido
divergencias, como la que te estaba explicando, ha habido escisiones y ha
habido desencuentros, pero creo que las personas trans y los gays y las
lesbianas, los bisexuales y las personas queer, es decir y las personas
feministas siempre han trabajado muy unidas”. (E 2. 20 de Marzo de 2017:
684-688).
Esta unidad reconocida en las declaraciones de las entrevistas, puede ser así por
hechos históricos documentados o también por cercanías afectivas anónimas
del orden de la memoria que no necesariamente implican un encuentro físico,
pero una cercanía simbólica. Las redes de la memoria son también
acercamientos de un orden diferente, se consolidan con quienes se comparten
las afinidades de los relatos y no se construyen en relaciones directas o
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
Juan Pablo Duque
acuerdos, sino en cercanías afectivas. Lo cierto es que los movimientos sociales
se conectan en redes y nodos de lucha, así el Movimiento Transfeminista ha
generado relaciones de proximidad y flujos de significado y cercanía con
movimientos sociales antisistémicos, anticapitalistas y decoloniales que
coinciden en combatir los órdenes sociales, económicos, políticos y sociales que
discriminan y violentan a las minorías:
“El Manifiesto Transfeminista de aquí toma como referencia el manifiesto
Zapatista”.(E 1. 20 de Enero de 2017: 72-73)
Luego también podríamos hablar del feminismo cuir en la mal
pronunciación del termino queer, como se reivindica también en la teoría
latinoamericana: C-U -I-R, así como suena, ¿no? un poco de reivindicar lo
mal dicho como lo maldito”. (E 2. 20 de Marzo de 2017:239-242)
No es casualidad que digan en su Manifiesto para la Insurrección Transfeminista
(2010): Somos una realidad, operamos en diferentes ciudades y contextos,
estamos conectadxs, tenemos objetivos comunes y ya no nos calláis (…)
Venimos del feminismo radical, somos las bolleras, las putas, las trans, las
inmigrantes, las negras, las heterodisidentes”, mostrando así que un elemento
constitutivo son sus redes de proximidad: 48
“y que habrá que atajar y que habrá que estar vigilando porque el sistema
patriarcal y capitalista se autorreproduce y es como que se hace inmune a
determinados virus, por eso hay que hacer más redes, por eso hay que
transformarnos”. (E 3. 20 de Marzo de 2017: 703-706).
El Movimiento Transfeminista, entonces, utiliza el pasado como una memoria
para las relaciones de afinidad, su memoria consolida redes afectivas que
comparten la forma de una máquina en relación con la fluidez de sus
componentes: donde cada extensión es una forma de comunicación, o sea que
la transmisión, el intercambio y la apertura son las posibilidades de la memoria
para la afinidad.
“Yo creo que ha habido trabajo para eso de construir memoria y se ha
elaborado desde diferentes frentes, yo creo que es importante porque al
final lo bonito del movimiento transfeminista es que es subjetivo, individual
e intransferible. No creo que haya sido una franquicia o algo que primero se
desarrolló en Barcelona y luego se fue importando, sino que en cada sitio se
ha desarrollado de una manera”. (E 2. 20 de Marzo de 2017: 195-200).
Las redes, al igual que la memoria, tienden a una apertura permanente, operan
a partir de ensamblajes y nodos activos, que construyen significados, recuerdos
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones…
y experiencias y nutren la afinidad compartida y el deseo más allá de la
convivencia en el espacio físico y la cohabitación.
“Realmente el Manifiesto para la Insurrección Transfeminista era muy
guerrillero (…) te dabas cuenta que habían más personas que lo firmaban
que texto una cosa bastante peculiar para los manifiestos y entonces eso
de alguna manera en una lectura y ahora que me lo estas preguntando me
lo planteo es que el texto es muy directo y es muy sencillo y es muy
concreto y no tiene grandes retóricas ni lenguaje político, es súper conciso y
luego lo importante es que abajo pone de manifiesto una gran red de
alianzas”. (E 2. 20 de Marzo de 2017: 629-639)
En efecto, la memoria para las relaciones de afinidad, además de permitir una
apertura a la socialización de los recuerdos, es un diagrama de significados y
afectos en la medida en que el pasado interpela directamente el papel de las
emociones en el presente. Así, el transfeminismo es una máquina que produce
recuerdos, deseo, discurso y visibilidad (El porvenir de la revuelta, 2017).
“Hay muchos archivos pero la lógica del archivo normal y hegemónica es
otra, no plantea emociones. Yo creo que un archivo queer debe tener
emociones, que en Madrid la fundadora de LSD está haciendo un proyecto
de ese tipo y se llama Archivo Queer”. (E 4. 17 de Marzo de 2017: 237-241)
Por otro lado, la construcción de la memoria implica tramas afectivas, y el
compartir luchas y objetivos políticos consolida otro tipo de memoria lejana a
las visiones de largo plazo, lejana a hechos coyunturales y de crisis y cercana a
un ensamblaje vivenciado con iguales, experienciado en el cuerpo y en el
devenir de los encuentros dentro del movimiento. Este uso de la memoria es
muy importante porque se basa en interacciones, afectos y significados en
relaciones:
“Bueno, igual en las manifestaciones hay como bloques transfeministas, lo
que pasa es que es como un poco (…) es que es muy afectivo ese bloque,
no es como una organización política social, bueno, es como que uno se
junta con sus amigas, va a la mani, va en ese bloque con sus amigas”. (E 1.
20 de Enero de 2017: 217-220)
“Cuando empecé a conocer gente aquí en Barcelona que estaban o habían
vivido las mismas situaciones que había vivido yo, sentía que esas eran las
personas con las que de verdad quería estar”. (E 3. 8 de Marzo de 2017:255-
257).
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Las redes de afecto son las relaciones mediadas por la afectividad, los
sentimientos y la emoción que han construido dentro del transfeminismo sus
protagonistas, porque el construir memoria es socializar significados en
conjunto, en cercanía y bajo un mismo objetivo. En este sentido, son igual de
importantes los mitos fundacionales que las relaciones fundacionales, ya que los
movimientos sociales existen porque hay redes de afectos que se consolidan en
la memoria como base para operar en un terreno de lucha política:
“En ese sentido pues obviamente que como colectivo es decir: hemos
participado de una red afectiva, ¿no? Y de contactos con compañeras de
lucha (…) Porque teníamos esa relación digamos afectiva y luego cuando
nos hemos podido encontrar físicamente se ha tejido a partir de seminarios
y de jornadas específicas más a lo largo de los años”. (E 2. 20 de Marzo de
2017:50-57).
Las redes situadas en las experiencias particulares del movimiento -como en las
proximidades entre colectivos- hacen pensar que la memoria va mucho más allá
del pasado y que es parte de la configuración de acciones en el presente. Las
transfeministas socializan sus significados construidos en relación a una agenda
que, puede ser difusa en un momento, pero que construye memoria en el
momento en el que se comparte y se discute. La idea de una memoria para las
relaciones de afinidad cargada de afectos dota de sentido el hecho de que
construir la memoria del Movimiento Transfeminista es únicamente posible a
través de sus participantes, ya que ellas son su memoria; cada una hace parte de
nodos, relaciones y diagramas que han posibilitado el uso de la memoria en su
devenir cotidiano.
Memoria para la politización de la experiencia
La experiencia es un campo político, así como el ejercicio de la memoria, no hay
intención de separar dichas cuestiones, pero el Movimiento Transfeminista ha
construido una utilización de la experiencia que brinda una doble politización
del recuerdo. Esta categoría se ordena a partir de la campaña Stop
Patologización como marco temporal y de la utilización de dichos recuerdos en
objetivos políticos. Ahora bien, en el escenario del Stop Patologization fue
donde emergieron discursos y acciones que condensan una memoria de la
experiencia que se politiza en la vida cotidiana:
por ejemplo, a personalmente se me hace, quiero decir que son cosas
que son vivencias que no son tanto históricas ni nada por el estilo, sino que
son personales, ¿no? y son de un carácter micropolítica o sea son mis
recuerdos personales, ¿no? entonces de alguna manera cuando quieres
recoger todas esas historias, ¿no? y las quieres escribir, como por ejemplo
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yo que he tratado y la verdad es que siempre ha sido bastante complicado,
pues lo que haces es apelar a tus recuerdos y a las cosas que encuentras”.
(E. 20 de Marzo de 2017: 278-284).
Stop patologization aglutina y conecta una serie de acciones políticas de
alcance internacional que buscaban que la vivencia trans no fuera considerada
una condición patologizante por los manuales psiquiátricos y médicos, y que los
procesos y procedimientos que las personas trans decidieran utilizar no fueran
condicionados por una visión excluyente y discriminatoria de la diversidad
sexual. En este sentido, como afirma Missé (2010):
“La despatologización de la identidad trans no persigue únicamente la
desclasificación del trastorno de los manuales de enfermedades, sino que se
trata sobre todo de reivindicar que las personas trans en los tratamientos
médicos que puedan requerir deben ser reconocidos como sujetos activos,
con capacidad para decidir por mismos; se trata de reivindicar la
autonomía y la responsabilidad sobre sus propios cuerpos, de tomar la
palabra para hablar de sus propias vidas, algo que hasta ahora habían
hecho exclusivamente los médicos (p. 46)
En el marco temporal de la Stop Patologization, el Movimiento Transfeminista y
los colectivos trans conjuntaron acciones. La experiencia de dichas acciones
refleja el poderío político de los recuerdos. La Stop Patologización trajo como
resultado la llegada de instituciones con modelos que no diagnostican ni
estigmatizan a las usuarias, como el caso de Transit. La descripción de un modo
de relación y organización que trae al presente las condiciones futuras que se
buscan en la sociedad y que generan experiencias en las prácticas presentes,
(Ouviña, 2013) fue un objetivo de este movimiento. Es decir, que la Stop
patologization enseña que no hay que esperar a que la sociedad entera se
emancipe para cambiar las interacciones sociales, sino que en las interacciones
sociales se construyen relaciones que transforman la sociedad:
“Mi proceso ha sido fácil comparado con otras personas porque yo justo he
coincidido mi proceso en una asociación y fui de las primeras en recibir el
tratamiento hormonal sin pasar por psiquiatras”. (E. 3. 8 de Marzo de 2017:
42-44).
Que una persona trans diga que su proceso fue fácil porque no tuvo un trato
patologizante no es sólo una experiencia aislada, es una experiencia que da
cuenta de un logro político, es un recuerdo que abandera la lucha de años de
batalla en las calles, en los hospitales y las plazas y da cuenta de posibles
escenarios de cambio:
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Juan Pablo Duque
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
“Porque quieras o no el estar tanto tiempo en psiquiatras o psicólogos y
haciendo cuestionarios y tal es tiempo que te quita a ti de empezar un
tratamiento y una vez empiezas el tratamiento ya como que has pasado un
calvario terrible porque no es agradable, pienso yo, que te traten como
enferma“ (E. 3. 8 de Marzo de 2017: 61-64) .
Ahora bien, el énfasis en los recuerdos políticos que han construido una
experiencia emancipatoria se da porque al compartir espacios activistas también
se comparten recuerdos y remembranzas, presencias y olvidos, historias y
relatos, narrativas y ficciones, y todo esto hace que la memoria juegue un papel
activo en las consideraciones pasadas, presentes y futuras desde un uso activista
de la misma:
“Yo creo que pues igual la ilusión y el subidón de adrenalina y la alegría y la
sensación de empoderamiento, ¿no? de estar en colectivo y de compartir
una determinada mirada y un determinado objetivo y yo creo que uno de
los momentos así más bonitos fue cuando estábamos o cuando
coincidimos”. (E 2. 20 de Marzo de 2017: 350-354).
“y yo creo que era fundamental empezar a trabajar con el tema de la
despatologización trans ya de una vez por todas, ¿no? es como una
institución de saber, como una institución de producción de los cuerpos y
de regulación de los cuerpos y se consolidan en el mismo periodo temporal
y es que cuerpos sí y que cuerpos no, que prácticas sí y que prácticas no
dónde se puede y dónde no se puede, es ley o es medicina, ¿no?
entonces yo creo que era una pata más del movimiento”. (E.2 20 de Marzo
de 2017: 454-462).
Que la experiencia se politice significa, muy sencillamente, que la memoria del
Movimiento Transfeminista tiene una doble disposición en relación a su
práctica: la primera en referencia a las interacciones dentro del movimiento y la
segunda en relación a la utilización de dichas interacciones en códigos de
recuerdo como experiencias con un valor político. Recordar y olvidar son
acciones políticas y más cuando se hacen de forma relacional. Siguiendo así con
la idea de que lo personal es político (Radstone, 2008). En este caso el recuerdo
es personal y es político.
6. Reflexiones finales
“Por eso, hay que valorar los conocimientos de las clases populares, de los
movimientos sociales, de las organizaciones barriales, de los sindicatos, de los
campesinos, de mujeres y de indígenas. Yo vengo de pasar tres días en Córdoba
en un taller de la Universidad Popular de los Movimientos Sociales (UPMS), con
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Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones…
Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
40 movimientos y organizaciones de todo el país, que están luchando contra la
megaminería, que están luchando contra proyectos de represas, que están
luchando en contra de la contaminación del agua, que están luchando por su
autodeterminación. Pero también estaban presentes trabajadoras del sexo, que
quieren y luchan contra la brutalidad policial. También asistieron jóvenes
raperos que luchan contra ese tipo violencia en relación a los jóvenes que, por
ejemplo, usan una gorra”
Boaventura de Sousa Santos, 2013 conferencia magistral FLACSO- Brasil.
En referencia a los objetivos de investigación se puede decir que el Movimiento
Transfeminista ha estado formando una memoria a partir de la construcción de
tres usos. No es una lectura desde el estructuralismo donde la memoria ocupa
diferentes niveles (histórico, grupal e individual), más bien es una lectura de la
memoria como construcción para diferentes usos y con diferentes
componentes. El primer uso llamado memoria para la performativdad es una
expresión que da cuenta de tiempos históricos, densos y ampliamente
significativos y que tienen una prevalencia particular en los espacios sociales, en
este caso, la figura de Ocaña, las Ramblas y el Raval transmiten un ánimo que
engloba un tipo de activismo radical, político y transgresor (Mérida, 2016) que
las transfeministas han adoptado en todo lo que producen en sus diferentes
espacios, y más importante aún: lo han resignificado. El segundo uso llamado
memoria para las relaciones de afinidad es una expresión que da cuenta de los
tiempos relacionales, de tiempos compartidos que generan redes y flujos de
comunicación. Este uso de la memoria permite operar al Movimiento
Transfeminista desde diferentes lugares, con diferentes herramientas pero con
los mismos objetivos, construyendo recuerdos compartidos, vinculantes y
participativos con otros movimientos de otras geografías, como el caso de los
movimientos cuir latinoamericanos. Por último, un uso llamado memoria para la
politización es una expresión que da cuenta de tiempos narrativos, de vivencias
y experiencias dentro del Movimiento en el marco de la campaña Stop
Patologizatión y que genera una doble concepción política del recuerdo al ser
éste, tanto compartido y socializado, como al ser utilizado en una ruta de
acción.
Las tres construcciones permiten profundizar la relación de la memoria con
la temporalidad y la espacialidad en el Movimiento Transfeminista y aventurar
así una línea de investigación novedosa, ya que la memoria, además de ser
compartida y performada, es, al día de hoy, una acción proyectada hacia el
futuro (El Porvenir de la Revuelta, 2017). El uso de la memoria en este caso no se
hace desde un pasado aislado, sino que se toma como una bandera política,
pues el hacer memoria constituye un objetivo de lucha actual que traduce los
múltiples pasados (sea de la trama estética de Ocaña y su transgresión del
espacio público, sea de los años 90’s y la construcción de nuevos movimientos
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Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018)
Juan Pablo Duque
sociales como LSD o la Radical Gai, sea en el marco de la Stop Patologización o
en las redes colaborativas de los movimientos queer o cuir, o en la experiencia
compartida de sus encuentros) en usos para el presente y el futuro de la
revuelta trans.
El hacer memoria es una parte del activismo y, aunque existen proyectos
para generar archivos, la conclusión de este trabajo es que la memoria es una
acción en el Movimiento Transfeminista porque se ha construido sobre las
sensibilidades y los cuerpos que se encuentran en el espacio para performarse y
co-construirse. La memoria es una relación diferente porque es una relación
entre sujetos y de sujetos con objetos, y no solo una relación de artefactos del
pasado recopilados en museos. El desafío es muy grande; transformar las
condiciones del presente construyendo versiones del pasado que acompañen
las acciones que se proyectan al futuro. De esta forma, no hay un único punto,
no hay una historia oficial del Movimiento Transfeminista y no hay un único
archivo representativo, sino itinerarios, genealogías diversas y difusas; rutas,
redes y flujos que configuran los recuerdos y el olvido; igualmente se puntualiza
la idea de que las memorias del Movimiento Transfeminista son, al fin de
cuentas: sus participantes, ellas y sus cuerpos, con sus tecnologías, en sus
encuentros, en sus relaciones y en sus alianzas son constituyentes de un uso del
pasado traducido en una memoria para la acción.
Este trabajo deja pocas certezas y muchas líneas de indagación que pueden
ser realizadas con un trabajo empírico más amplio. Las tres construcciones
propuestas y la pregunta por el uso del pasado en movimientos recientes,
emergentes y proyectados hacía el futuro no se resuelven en este desarrollo,
pues únicamente se esbozan y se caracterizan algunas cuestiones pero, al fin de
cuentas, queda mucho por decir y todo un terreno por investigar. Sería
importante indagar más adelante otras cuestiones sobre la memoria, como sus
sensibilidades y la relación con el cuerpo, como su política de uso y sus alcances
y limitantes, pero queda de manifiesto que es un fenómeno psicosocial y
político que tiene una relación con la agencia y la acción (Vázquez, 2001),
además que este trabajo coincide con la Psicología discursiva y sus ámbitos de
afinidad (Middleton & Edwards, 1990, 1987, 1992; Collin 1995; Shotter 1992;
Bruner 2002) en su acercamiento a la memoria a través del lenguaje, pero
igualmente este trabajo trasciende la dicotomía de discurso/acción, ya que en
los tres usos de la memoria se evidencia una implicación indisoluble entre el
discurso y la acción política. No es ni discurso ni materialidad, son ambos. En
este sentido, como existen actos del lenguaje (Austin, 1982), también se pueden
construir actos de memoria.
Ahora bien, este trabajo tiene una pretensión moderada de contribuir a la
acción social a partir de la doble relación entre el pasado y el presente, ya que al
construir versiones del pasado y utilizarlas en situaciones concretas de la
cotidianidad, el pasado interpela, reclama y exige un lugar. ¿Qué podría decir
Ocaña a las nuevas formas de violencia y de transfobia que pululan y proliferan
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Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones…
en todo tipo de espacios: académicos, institucionales y políticos? El pasado no
es una caja de respuestas, ni un escenario para la nostalgia y la añoranza
activista, es más bien una construcción social con múltiples valores de uso y el
desafío es vincularlo con el futuro de la lucha social y no hacer del ser
revolucionario un presentismo sin temporalidad, porque cada vez que se aborda
el pasado a nivel político también se negocian nuevos presentes y nuevos
futuros, así como las redes que los hacen vinculantes entre sí. Teniendo en
cuenta los objetivos de investigación, lo que este trabajo se ha planteado ha
sido la identificación, precisión y puntualización de ciertas coordenadas de la
memoria del Transfeminismo que deben profundizarse en trabajos posteriores.
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Publicado el 7 de septiembre de 2018
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“Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones del uso del pasado
en el movimiento transfeminista” de
Juan Pablo Duque Parra está bajo una licencia de Creative Commons
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En este artículo se revisan las concepciones psicológicas y sociológicas de la memoria, proponiendo una perspectiva que las articule con el propósito de estudiar la memoria colectiva. Se analiza el proceso a Klaus Barbie, responsable de la Gestapo de Lyon entre 1942 y 1944. Dos elementos de la memoria colectiva resaltaron durante ese proceso: el conflicto entre memorias (la de la acusación representada por los deporta-dos y resistentes y la de la defensa que decía representar a los pueblos coloniza-dos) y la memoria de la represión, como un deber ético (no permitir el olvido y transmitir la lección a la nueva generación). Una serie de mecanismos propios de la psicología de masas, utilizados adecuadamente, permitieron la defensa de una conciencia ética y el mantenimiento de la memoria colectiva de la represión. ABSTRACT This article reviews sociological and psychological views of memory, suggesting one perspective that articulates both in order to study collective memory. We analyze the trial of Klaus Barbie, official of the Gestapo in Lyon between 1942 y 1944. Two elements of collective memory are emphasized during that process. First, the conflict between memories (that from the prosecution, represented by exiles and re-sisters and that from the defense which was said to represent peoples colonized; and second, the memory of repression, as one ethical obligation (avoid forgetting and transmit the lesson to the next generation). A set of mechanisms of psychology of masses, used appropriately, permits the defense of moral conscience and the maintenance of collective memory of repression. Este artículo tiene como propósito analizar un nuevo campo de la Psicología Social, el de la memoria, utilizando los modelos disponibles en la psicología y en las ciencias sociales. En la primera parte se examinan algunas problemáticas centrales que inducen a diferenciar distintas clases de memoria.
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The experience and exteriorization from Ocaña's homosexuality makes up one of main factors which are distinctive in his work and artistic production. All this carries out him to adopt the figure of Andalusian woman in all his stages like the reflection of his own identity performing this throughout his specific transvestim. This is showed in all disciplines but in his performance production is where the different feminine identities achieve the most important.
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Transfeminist theory for the analysis of male violence and the nonviolent reconstruction of the social fabric in contemporary Mexico Abstract We start from the transfeminist perspective which is understood as an articulation of both thought and social resistance that is able to integrate mobility between genders, corporalities and sexualities with the assumptions of feminist struggles to build alliances with non-hegemonic masculinities in order to create an reticulated organization implacable to the opposition between genders. We create a brief genealogy of what is meant by transfeminisms in different contexts for answering the questions: What kind of subjects and practices does the extreme sexist reinterpretation of neoliberalism create and what are its most evident social implications in Mexico?, how can transfeminism redirect and propose other models to create individuals who are not related to the dystopia of gore capitalism, nor hegemonic masculinity, or the neoliberal hyper-consumerism?
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Based on the monitoring of some theoretical branches of contemporary feminisms, this article proposes three dissents that collect what we believe to be some of the strongest points of inflection in their current debates. We propose that, based on these inflections, new areas of discussion and new methodological and research agendas have begun to be outlined.
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The main objective of this article is to recover the notion of prefigurative politics as a potential “measuring unit” which allows for the analysis of the scopes and limitations of the innovative modes of organization and struggle put forward by the Latin-American social movements, with the purpose of confronting it with some of the concrete experiences that exist in Latin America. After defining prefigurative politics as a set of practices and social relations that, in the present moment, “anticipate” the germs of a future society, it is fundamented why this category might constitute a pertinent notion to approach this new processes, in which social movements emerge as a weighty collective actor by installing in the public agenda certain claims and demands, and influencing state institutions, but without their integration or subsumption to their government structures.
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A partir de la discusión actual sobre la importancia del pasado y la memoria colectiva de las sociedades, en este artículo se interroga el pasado de aquellas sociedades atravesadas por la guerra, para mostrar los desafíos que enfrentan en la tramitación del pasado violento y las estrategias a través de las cuales la llevan a cabo. Además, se rescata la necesidad de recuperar ese pasado en forma de memoria colectiva, recurriendo a la narración histórica y a la puesta en palabras de un discurso público de reconocimiento del dolor. Esta recuperación de la memoria, sería entonces –en el caso del dolor y el sufrimiento–, una forma privilegiada de poner el dolor en la escena pública y contribuir así a sanar las heridas de la guerra.
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Queer theory is the theoretical development of sexual dissidence and the deconstruction of stigmatized identities, which, through re-signification of the insult, reaffirms that different sexual options are a human right. Peripheral sexualities are those that diverge from the imaginary circle of "normal" sexuality and exercise their right to proclaim their existence. This article deals with topics like "let him/her be," the right to love, and social roles and tries to explain the causes and consequences of a social system based on separating people and not on what they have in common.