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Manifestaciones de violencia y agresividad en los espectáculos deportivos

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Abstract

El presente trabajo expone el concepto y definición que se le da a la violencia a través de una mirada multidisciplinar de la misma, ya que no es posible realizar un análisis general de la conducta violenta sin tener en cuenta distintas perspectivas. La violencia es un fenómeno que atraviesa todos los tiempos y sociedades, tal es así, que en cualquier contexto social que podamos plantearnos pueden aparecer distintos tipos de violencia o agresión. Este hecho es tan fuerte, que el deporte no es capaz de escapar a la violencia puesto que, este se ha convertido en una importan figura dentro de las sociedades modernas. Pues, a pesar de que el deporte está orientado al deleite de la actividad física, el despertar de esas emociones que nacen del contacto físico, del trabajo en equipo, de la planificación de estrategias y de esa explosión de adrenalina que uno solo puede experimentar haciendo deporte, siempre hay una parte negativa, en este caso, una parte cargada de violencia, que por desgracia y en muchas ocasiones, acaba por engullir la parte lúdica y satisfactoria del deporte.
Cómo citar este trabajo: Liz Rivas, Lenny. (2024). Manifestaciones de violencia y agresividad en los espectáculos deportivos.
Cuadernos de RES PUBLICA en derecho y criminología, (3), 167–179. https://doi.org/10.46661/respublica.10279
Recepción: 18.12.2023 Aceptación: 10.02.2024 Publicación: 13.03.2024
Este trabajo se publica bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional.
ISSN:%2990-0697%
DOI:10.46661/respublica.10279%
mite%
Nº%03%%%2024%
Manifestaciones de violencia y agresividad en los
espectáculos deportivos
Manifestations of violence and aggression in sports events
Lenny Liz Rivas
Universidad Antonio de Nebrija
llizri@nebrija.es
ORCID. 0000-0003-1990-7860
Resumen
El presente trabajo expone el concepto y definición que se le da a la violencia a través de una mirada
multidisciplinar de la misma, ya que no es posible realizar un análisis general de la conducta violenta
sin tener en cuenta distintas perspectivas. La violencia es un fenómeno que atraviesa todos los
tiempos y sociedades, tal es así, que en cualquier contexto social que podamos plantearnos pueden
aparecer distintos tipos de violencia o agresión. Este hecho es tan fuerte, que el deporte no es capaz
de escapar a la violencia puesto que, este se ha convertido en una importan figura dentro de las
sociedades modernas. Pues, a pesar de que el deporte está orientado al deleite de la actividad física,
el despertar de esas emociones que nacen del contacto físico, del trabajo en equipo, de la
planificación de estrategias y de esa explosión de adrenalina que uno solo puede experimentar
haciendo deporte, siempre hay una parte negativa, en este caso, una parte cargada de violencia,
que por desgracia y en muchas ocasiones, acaba por engullir la parte lúdica y satisfactoria del
deporte.
Palabras clave: Deporte, Violencia, Agresividad, Educación, Intolerancia.
Abstract
This work exposes the concept and definition given to violence through a multidisciplinary view of
it, since it is not possible to carry out a general analysis of violent behavior without taking into
account different perspectives. Violence is a phenomenon that crosses all times and societies, so
much so that in any social context that we can consider, different types of violence or aggression
can appear. This fact is so strong that sport is not able to escape violence since it has become an
important figure in modern societies. Well, although sport is oriented towards the delight of physical
activity, the awakening of those emotions that are born from physical contact, teamwork, strategy
planning and that explosion of adrenaline that one can only experience by doing sport, there is
always a negative part, in this case, a part full of violence, which unfortunately and on many
occasions, ends up swallowing up the fun and satisfying part of sport.
Key words: Sports, Violence, Aggression, Education, Intolerance.
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Cuadernos de RES PUBLICA en derecho y criminología
Manifestaciones de violencia y agresividad en los espectáculos deportivos
1 Introducción
El diccionario de la Real Academia Española
(RAE, 2009, 23º edición), define el deporte (de
deportar), como una “actividad física, ejercida
como juego o competición, cuya práctica
supone un entrenamiento y sujeción a
normas”. Aun así, esta definición no nos llena
suficientemente al no delimitarnos en
demasía el campo de referencia. Por esto
tomamos como referencia, al igual que
Sánchez (2011) la Carta Europea del Deporte
(1992).
Aquí se establece una relación entre el
deporte y la violencia. En su artículo 2 indica
que: “se entenderá por deporte todo tipo de
actividad física que, mediante una
participación, organizada o de otro tipo,
tengan por finalidad la expresión o la mejora
de la condición física y psíquica, el desarrollo
de las relaciones sociales o el logro de los
resultados en competiciones de todos los
niveles”; y luego nos dice, que “la presente
carta desarrolla los principios éticos y las
directrices políticas que figuran en el convenio
europeo sobre la violencia”. (Delgado Morán,
2023).
En esta Carta Europea se muestra un interés
por la violencia que atañe a los espectadores,
pero no incluye las conductas, actitudes y
manifestaciones que desde la matriz del
deporte mantienen posturas contrarias al
desarrollo del individuo.
El concepto de deporte que cada persona va
forjando a lo largo de su vida está en continuo
cambio y nunca llega a cerrarse del todo,
debido a que el término “deporte”, permite
una evolución constante gracias a su
naturaleza para que surjan nuevas actividades
que sean consideradas como deporte, juego o
pasatiempo. Con esto podemos determinar
que el termino deporte se encuentra en una
redefinición constante igual que pasa con el
fenómeno de la violencia.
Como muestra Sánchez (2011), hablar de
violencia del deporte o de violencia en el
deporte es algo más que una cuestión de
enfoque, es más bien, el fondo de la misma
cuestión. Si pudiésemos definir que el deporte
es violento en su conjunto, o en solo una
parte, que existe una violencia intrínseca al
deporte estaríamos culpando de la violencia a
una ficción, ya que el deporte no tiene
consistencia si no es a través de
representaciones y acciones humanas.
La violencia es una cualidad el hombre y como
tal no podemos achacarla a ninguna otra
entidad, por tanto, sería más correcto hablar
de violencia ocurrida en el ámbito del
deporte, y no de violencia del deporte, ya que
estaríamos hablando de la propia violencia del
hombre manifestada en el deporte.
Finalmente seleccionamos una definición de
deporte que se ajuste a lo anteriormente
hablado. En la siguiente cita el autor realiza un
razonamiento antropológico de la educación
física y del deporte, García (1997, como se citó
en Sánchez, 2011) nos dice que:
“El deporte es aquella actividad humana
compuesta, en mayor o menos medida,
por dos conjuntos de elementos: por un
lado, las capacidades de desplazamiento,
de saltar, lanzar y de luchar; por otro, una
serie de valores intrínsecos al hombre,
como son lo lúdico, el rendimiento y el
ideal de superación. Todo ello, entendido
como aquello que el hombre añade a la
naturaleza” (p.104).
1.1. Relaciones entre violencia y agresividad
en el deporte
La agresividad es definida por la Sociedad
Internacional de la Psicología del Deporte
(ISSP) como a la aplicación de un estímulo
aversivo físico, verbal o gestual de una
persona hacia otra (Steward, Tenenbaum,
Stinger y Duda, 1996), con lo cual la agresión
se entiende como una conducta y no una
actitud, un comportamiento con el cual se
intenta hacer daño a otras personas.
Tenenbaum et. al., (1996) le dan una
clasificación a la conducta agresiva en el
deporte según qué tipo de refuerzo primario
se obtiene con la acción violenta; por un lado,
proponen la agresión hostil de la cual la
recompensa obtenida es el daño en sí mismo
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que le infringe a la otra persona y, por otro
lado, encontramos la violencia instrumental,
de la que se obtiene algún objetivo gracias a la
agresión. En este segundo caso el objetivo es
la recompensa obtenida derivada de la
realización de la conducta violenta.
Según estos autores, la violencia sería el
componente físico de la agresión.
Encontramos que la violencia en el deporte
viene dada como la obtención de metas
deportivas, con comportamientos que no
están directamente ligados con las metas
competitivas del deporte en sí, sino que
supone y provoca incidentes de agresión
incontrolada fuera de las reglas del deporte,
saltándose los límites del comportamiento
competitivo permitido (Terry y Jackson, 1985).
Como expone Thirer (1993), cuando un
jugador lo que pretende con su conducta, no
es dañar al contrario, sino lo que encontramos
es una alta motivación para conseguir su
meta, hablamos de que el jugador trata de ser
asertivo y no agresivo.
Esta es una importante pero sutil diferencia,
ya que lo que pretende el jugador es dominar
al contrario en lugar de hacerle daño.
Encontramos gran cantidad de deportes
además del futbol o el baloncesto donde
podemos observar grandes dosis de
agresividad que puede ser considerada como
parte del juego y que es una gran motivación
para los jugadores. Sánchez (2011), a su vez,
señala que:
“La razón de establecer relaciones
entre violencia y deporte estriba en
conocer si ciertas actividades
humanas, bajo determinadas
circunstancias, favorecen o
desencadenan de forma más eficiente
la violencia” (p.117).
Nos dice que hay que analizar los factores
condicionantes de la aparición de la conducta
violenta en espectáculos deportivos, ya que es
donde se producen la mayor parte de escenas
y situaciones violentas que podemos
presenciar. Lo que no quita que no exista
violencia en el deporte fuera de dichos
espectáculos, sino que su aparición es menor
y de otra intensidad.
Elías (1988) ofrece un estudio sobre la
violencia en el deporte dentro del patrón
civilizador. Dunning (1992), por su parte,
reconoce que el fenómeno de la violencia en
el deporte introduce una posible
contradicción en el proceso de civilización.
Este modelo nos propone unos valores
nacidos de formas singulares de socialización,
estos valores, han ido evolucionando a
medida que sectores cada vez más amplios de
la clase obrera se han ido agregando a la
sociedad. Todos los deportes son
competitivos, lo que produce un estímulo en
la agresión y violencia de algunos sujetos. Los
niveles de tensión que producen los deportes
pueden hacer que se traspase la delgada línea
que separa la rivalidad amistosa de la rivalidad
hostil, a favor de esta última (Liz-Rivas, &
Palacios García, 2021).
En estas circunstancias, y con todas las reglas
aceptadas, se trata de contener la violencia y
dirigirla por una serie de canales permitidos,
donde la rivalidad hostil pueda quedar a un
lado temporalmente.
1.2. Estrategias para prevenir, y/o reducir la
violencia y agresividad en el deporte
Al igual que existen un conjunto de factores
que, en ocasiones, pueden resultar
favorecedores de una posible situación
violenta y menoscabar la imagen del deporte,
existen otros elementos que, de igual forma,
pueden ayudar a prevenir o reprimir la
violencia en el deporte y, por tanto, a mejorar
su percepción.
Cabe señalar entre éstos, la participación y el
compromiso de los dirigentes deportivos y
políticos, los medios de comunicación, los
seguidores, los deportistas retirados de la alta
competición que en su momento fueron
famosos, los entrenadores, los árbitros, la
policía, los psicólogos, los sociólogos…,
además de hacer hincapié en otros como la
educación, la catarsis y el fomento de las
relaciones intergrupales. En cuanto a la
enseñanza de los valores, Thirer (1993)
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Manifestaciones de violencia y agresividad en los espectáculos deportivos
manifiesta que, “hay que hacer conscientes a
los niños desde la infancia, a través de la
educación, del aspecto negativo de la agresión
y la violencia en general, pero también en el
contexto del deporte en particular”, postura
igualmente defendida por gran parte de la
doctrina que sostiene que una de las mejores
estrategias para disminuir la violencia es
evitar que florezca (Liz-Rivas, 2020).
En este sentido, Thirer (1993) afirma que lo
que parece ocurrir es que las personas se
comportan de una forma más violenta si ya lo
hicieron en el pasado, y cuando perciben
agresividad en los demás, con lo que los
aficionados de un equipo o de un deporte
presentan más probabilidad de llevar a cabo
conductas agresivas después de observar
acciones violentas en un deporte, como el
caso del boxeo, mientras que las reducen
cuando observan un deporte menos excitante
como por ejemplo el ajedrez. En cuanto a la
mejora de las relaciones intergrupales y su
aplicación al contexto del deporte, Gómez
(2007), asevera que;
“la violencia en el deporte depende de
unos procesos que se dan por igual
independientemente de la cultura que
se trate, aunque indudablemente,
haya ciertos factores sociales que
influyen y producen que en unas
culturas se den más incidentes que en
otras. Sin embargo, la naturaleza de los
procesos es equiparable. Esto implica
que las técnicas para evitar, reducir
y/o eliminar la violencia en el deporte
se pueden utilizar en cualquier
cultura”.
Desde el punto de vista de la psicología social
existen diferentes técnicas encaminadas a
mejorar las relaciones entre los distintos
grupos, y con esto, lograr aminorar los
enfrentamientos y episodios violentos:
1. Contacto Intergrupal: el contacto entre
miembros pertenecientes a diferentes grupos
acrecentará las relaciones y reducirá el
prejuicio y la tensión entre ellos.
2. Aportar información que desmienta
estereotipos negativos: cualquier tipo de dato
que desdiga la imagen negativa aceptada por
la mayoría, hará que los sujetos del exogrupo
sean considerados como miembros típicos de
su grupo.
3. Estrategias basadas en los procesos de
categorización: la hipótesis de estas tácticas
se basa en la idea de que la discriminación es
causada por la categorización, por lo que para
mejorar el trato intergrupal se deberían
controlar las llamadas de atención de las
distintas clases sociales.
4. Aprendizaje Cooperativo: proceso
consistente en dividir a las agrupaciones
grandes en grupos más pequeños,
heterogéneos y mezclados, al fin de trabajar
en una labor común.
5. Estrategias basadas en procesos afectivos:
con esta táctica se pretende influir en las
emociones y sentimientos para intentar
modificar los estereotipos negativos y
disminuir los tabúes, mejorando con ello las
relaciones entre distintos grupos.
Una de las técnicas aplicadas en nuestro país
para frenar la discriminación fue la
recategorización. La puesta en marcha de esta
estrategia arrojó unos resultados que
evidenciaron la posibilidad de cambiar los
prejuicios y estereotipos negativos que los
miembros de un grupo mostraban hacia los
componentes del exogrupo que, tratándose
del ámbito deportivo, serían los jugadores del
equipo contrario.
1.3. La agresividad y violencia como
resultado de la obediencia o presión grupal
Los motivos que provocan la violencia entre
grupos pueden ser, de forma general, los
mismos que la desencadenan entre individuos
particulares, aunque más complejos.
La necesidad de sentir la pertenencia a un
grupo o el miedo a la exclusión pueden ser un
obstáculo a la autonomía que una persona
necesita para resistir la presión grupal, y
ocasionar actitudes que vayan en contra de las
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propias convicciones, como puede ser el
acometer actos violentos (Liz-Rivas, 2018).
Además, existen ciertas situaciones que
ocurridas en un contexto grupal pueden
contribuir a la aparición de comportamientos
antisociales, desviados y violentos.
Entre ellas cabe destacar:
La transmisión de actitudes y
comportamientos.
Las deformaciones cognitivas que
tienen lugar en dicha situación.
La falta de seguridad en las propias
creencias y convicciones.
Puede ocurrir que, bajo determinadas
circunstancias, todos los componentes de un
grupo puedan compartir graves distorsiones
cognitivas que obstaculicen el solucionar los
conflictos mediante conductas constructivas.
Este pensamiento grupal distorsionado suele
producirse en situaciones de conflictoentre
grupos y presenta las siguientes
características:
Inhibición del discernimiento, la
autocrítica y la exigencia de
unanimidad a los componentes del
grupo.
Creación de estereotipos,
sobrevalorando al propio grupo e
infravalorando al otro, tanto desde el
punto de vista de la competencia
como desde un punto de vista moral.
Aparición de problemas en la toma de
decisiones ocasionados por la falta de
información, una interpretación
inadecuada de la misma, la no
previsión de los posibles
impedimentos que pudieran
producirse y la ignorancia de los
riesgos que implica la decisión elegida.
Para prevenir la aparición de conductas
violentas como consecuencia de la influencia
de los líderes o la presión grupal es
conveniente preparar específicamente a las
personas contra dicho riesgo, tratando para
ello de desarrollar su capacidad de resistencia
frente a las posibles situaciones de estrés y
presión que pudieran originar conflictos y
enfrentamientos.
1.4. La Sociedad Internacional de la
Psicología del Deporte (ISSP, 1965)
A mediados de los años noventa, la ISSP
redactó una serie de recomendaciones
encaminadas a disminuir y/o erradicar los
episodios de violencia en los espectáculos
deportivos. Dicha elaboración debe su origen
a las diversas proposiciones que, para paliar
este problema, han surgido desde expertos en
esta materia como Tenenbaum, Stewart,
Singer y Duda (1996), de cuyas sugerencias, la
ISSP se valió para confeccionar el siguiente
listado:
1. Revisar las sanciones impuestas a las
acciones violentas para que el castigo
tenga más valor que el refuerzo
obtenido con el comportamiento
violento.
2. El entrenamiento de los equipos,
especialmente en los niveles juniors,
debería enfatizar un código de
conducta de “juego limpio” entre los
deportistas.
3. Se debería prohibir el uso de bebidas
alcohólicas en los eventos deportivos.
4. Los directivos habrían de garantizar
que las posibilidades de ayudar a
alguien si lo necesita sean las
adecuadas, y que existiera suficiente
espacio para que los espectadores
pudieran observar el espectáculo de
forma agradable.
5. Los medios de comunicación deberían
considerar los hechos violentos como
situaciones aisladas en lugar de hacer
de ellos un espectáculo.
6. Los medios de comunicación deberían
promover una campaña para reducir la
violencia y la agresión hostil en el
deporte que incluya la participación y
el compromiso de los atletas,
entrenadores, directivos, árbitros,
policías y espectadores.
7. Entrenadores, directivos, atletas,
profesionales de los medios de
comunicación, árbitros y policías
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Manifestaciones de violencia y agresividad en los espectáculos deportivos
deberían participar en sesiones de
trabajo sobre agresión y violencia para
asegurar qué se entiende por agresión,
cuál es el coste de los actos agresivos,
y cómo estos pueden ser controlados.
8. Entrenadores, directivos, árbitros y
profesionales de los medios de
comunicación deberían animar a los
atletas a realizar conductas
prosociales y a castigar a aquellos que
realicen comportamientos hostiles.
9. Los atletas deberían participar en
programas dirigidos a ayudarles a
reducir las tendencias conductuales
que pueden llevar a la agresión.
Una contribución muy importante en este
sentido fue la aportada por el trabajo de
Tenenbaum, Stewart, Singer y Duda (1996), al
señalar que, para lograr aminorar las nefastas
y negativas consecuencias de la violencia en el
deporte, se debe potenciar la adopción de
medidas preventivas más que reactivas,
además de señalar cómo el comportamiento
de los adultos puede influir de forma
determinante y decisiva en el proceder de los
jóvenes que practican el mismo deporte.
1.5. Actitudes y comportamientos a favor de
la no violencia
Apuntan los expertos Mosquera González,
Sánchez Pato y Lera Navarro (2000) que es
posible diferenciar varios tipos de personas en
relación con sus comportamientos y actitudes
respecto a la paz y la no violencia en el ámbito
deportivo.
Señalan que la descripción y explicación de
cada uno de estos tipos viene referida al
mundo del deporte por ser el ámbito objeto
de estudio, aunque puede ser aplicable a
cualquier contexto o debate que se suscite en
torno a temas como la educación o la salud.
Se pueden establecer tres tipos distintos de
individuos:
- Individuo positivista–espectador: Le
interesa obtener datos acerca del
mundo del deporte como es el caso de
las distintas disciplinas deportivas, las
competiciones nacionales e
internacionales, la tabla clasificadora,
sucesos, etc., adoptando de esta
forma una postura apartada, ausente
de crítica, actuando como mero
conocedor o espectador.
- Individuo interpretativo: En este caso,
el sujeto adopta una postura crítica,
enjuiciando el mundo del deporte
desde una postura analista. Esta
persona toma conciencia de la
gravedad que supone la existencia de
violencia en el deporte y comienza a
implicarse y adoctrinarse en la
educación para la no violencia.
- Individuo sociocrítico: Presenta un
mayor nivel de participación,
complicidad y concienciación con la
problemática a erradicar, lo que le
empuja a enfrentarse e intentar
eliminar y luchar contra todos y cada
uno de los factores sociales,
situacionales, ambientales,
educativos, deportivos…, que se
configuran como elementos
facilitadores de la aparición de
situaciones conflictivas y episodios
violentos en los terrenos de juego.
A colación de lo anterior, pero desde una
perspectiva más pesimista, recordar a uno de
los máximos exponentes de la no violencia y
del pacifismo, Mahatma Gandhi, para quien
no existiría ninguna persona completamente
libre de violencia, ya que ésta sería una
característica innata de los seres humanos.
2. Las causas de la violencia en el
deporte
Son muchos autores los que han tratado de
responder a la pregunta de por qué se
produce violencia en el deporte. Debido a que
las causas pueden ser múltiples, es probable
que la justificación pueda variar según la
perspectiva con la que abordemos esta
cuestión, ya sea psicológica, sociológica,
educativa, etc. Aun así, y al margen de la
disciplina que se tome hay algunas
explicaciones que han sido aceptadas o que
simplemente han surgido desde varios
campos. plural.
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Cuadernos de RES PUBLICA en derecho y criminología
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2.1. Agentes internos; sentimientos,
motivaciones o sensaciones
En este apartado, señalar que entendemos
como agentes internos los sentimientos,
motivaciones o sensaciones que ocurren
dentro de un individuo a la hora de practicar
deporte. Nos hemos basado en la clasificación
que Mosquera (2004) nos ofrece.
La autora expone que las causas de la
violencia en el deporte proceden de cuatro
ámbitos: el individuo, la sociedad, el contexto
propio deportivo y el contexto ajeno.
Abordaremos el ámbito del individuo, en el
que se distinguen varias causas de esta
violencia en el deporte.
1. En primer lugar, destaca un instinto de
agresividad ya existente en la forma de
ser de dicha persona. Si este instinto
agresivo no se controla, las
consecuencias pueden ser fatales.
2. En segundo lugar la falta de
autocontrol de los sentimientos que
puede verse reflejado en la dificultad
para prever las consecuencias de los
actos.
3. En tercer lugar, aparece la frustración,
ese sentimiento al que muchos
pensadores acusan de ser el origen de
la violencia.
Si bien la frustración no implica directamente
que ocurra un acto violento, sí que aumenta la
predisposición para cometerlo. La aparición
de este sentimiento puede traducirse en otros
sentimientos negativos como son la
impaciencia, la resignación, el pesimismo o la
falta de objetividad.
Por último, nos encontramos con las
limitaciones en las habilidades sociales, que se
manifiestan de varias formas: la dificultad de
formar parte de un grupo, la necesidad
imperiosa de conseguir la aceptación del
grupo o la incapacidad de ponerse en el lugar
del otro. Todas ellas son particularmente
frecuentes entre los más jóvenes, cuya
personalidad aún está por moldear y su
principal objetivo es destacar y ser el mejor.
Continuamos con la cultura y las
características de la sociedad, donde resulta
esencial valorar el hecho de que
paulatinamente hemos generado una cultura
de violencia en la sociedad. Muestra de ello es
que, de un modo u otro, nuestra sociedad
tolera las situaciones violentas que ocurren a
nuestro alrededor hasta el punto de
calificarlas como la manera natural de actuar
ante ciertas situaciones.
Esto provoca que la violencia sea la herencia
de las generaciones venideras que
inconscientemente aprenden que los actos
violentos son parte de la esencia natural del
ser humano y por ese motivo perciben que,
por ejemplo, el machismo no representa una
actitud sino más bien un canon dentro de
nuestra sociedad. Desde pequeños, los
distintos medios y la misma sociedad se
encargan de enseñarnos a infravalorar el
mundo femenino, a excluir a las mujeres de
ciertas actividades y a mostrar que no existe
igualdad entre géneros (Luque Juárez & Liz-
Rivas, 2021).
De este modo comienzan las actitudes de
rechazo ante las diferentes caras de la
sociedad, no solo las relativas al género, sino
también aquellas que implican la raza, el
pensamiento o la discapacidad de las
personas (Liz-Rivas& Delgado- Morán, 2022).
El peso de la culpa recae sobre los dirigentes
sociales o deportivos que no educan con el
ejemplo, que no se preocupan por transmitir
modelos de tolerancia, que fomenten el
desarrollo de unas estrategias que logren
evitar este tipo de comportamientos.
Es primordial establecer unas normas para
alcanzar este fin, unas normas basadas en el
compañerismo, en realzar los valores
solidarios y colectivistas frente a los
individualistas, en respetar las normas de
educación y cortesía y en determinar unas
reglas que se muestren inflexibles ante los
actos violentos dentro y fuera del
acontecimiento deportivo.
Dentro del contexto propio deportivo
podemos diferenciar dos tipos de factores:
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Cuadernos de RES PUBLICA en derecho y criminología
Manifestaciones de violencia y agresividad en los espectáculos deportivos
aquellos vinculados al desarrollo del juego
propiamente dicho y aquellos vinculados al
espectáculo. En el primer grupo de factores se
exponen algunos de los motivos por los que se
actúa de forma violenta en el deporte.
Por ejemplo, es importante evaluar cómo el
deporte en mismo puede generar violencia
por el simple hecho de implicar contacto físico
(choques, caídas, etc.).
Dejando a un lado ese inevitable contacto
físico que viene marcado por el carácter
propio del juego, llegamos hasta el famoso
término del “juego sucio” en el que ese
contacto físico se puede transformarse en un
cúmulo de trampas, de golpes intencionados,
de actitudes de falta de respeto y de engaños
al árbitro que, en ocasiones pudiera ser
engañado y por consiguiente toma o no
decisiones erróneas que luego le son
recriminadas.
En relación con los factores vinculados al
espectáculo vemos cómo a pesar de la
desmedida presencia policial en las
instalaciones deportivas, los espectadores
aprovechan la multitud para ignorar las
normas de comportamiento lanzando objetos
al terreno de juego, insultando y generando
un ambiente de odio y tensión entre los
aficionados.
Finalmente, llegamos al entramado socio-
deportivo dentro del cual destacamos
nuevamente dos factores: institucionales y
vinculados a los medios de comunicación.
Con respecto a los factores institucionales
podemos recalcar, por un lado la existencia de
una legislación deportiva inapropiada y la
abstención de los poderes públicos ante las
situaciones de violencia en el deporte ya que
no intervienen hasta que la situación es de
extrema gravedad provocando así que la
violencia crezca y se atrinchere en nuestras
vidas sin castigo alguno.
Además, los organismos se niegan a hacer
frente a la realidad y a promover iniciativas y
proyectos que detengan la violencia.
Por otro lado, los medios de comunicación se
rinden ante la tendencia sensacionalista y se
centran en la parte más “morbosa” del
deporte actual que es por supuesto la
violencia y las cuestiones polémicas que
generan odio y hostilidad entre clubes,
jugadores, entrenadores, aficionados, etc.
Así, exageran, repiten y añaden protagonismo
a la faceta más oscura del mundo del deporte,
dejando a un lado el juego limpio, los
pequeños logros, los equipos del final de la
lista, etc.
Como conclusión podemos afirmar que a
pesar de que existen conductas violentas en
los contextos deportivos, no es el deporte en
sí mismo el culpable. La violencia se encuentra
dentro de la persona. La principal causa de
que se produzca violencia en el deporte es que
éste se convierta en el centro de la vida de la
persona y que esta se sienta fuertemente
identificada con su equipo.
Esto produce que, cuando el equipo se ve
amenazado de algún modo, por ende, la
persona se ve igualmente amenazada y tiende
a actuar de forma violenta justificando este
comportamiento con un acto desinteresado
por proteger algo importante en su vida. Sin
embargo, la clave para evitar que esto ocurra
es encontrar el equilibrio entre razón y
emoción.
2.2. Algunos agentes externos
Con respecto a los agentes externos y la
importancia que tienen en la interacción de
los individuos en los grupos, las teorías
psicosociales se centran más en explicar el
contexto social y cultural en el que se da lugar
a la violencia e intentan explicar cómo la
misma sociedad hace uso de la violencia.
Siendo el deporte una actividad cultural,
entendemos que hay que hacer hincapié en
las teorías que se basan en la interacción
social, así pues, son diferentes teorías las que
muestran una aproximación para estudiar el
comportamiento colectivo y la violencia
(Fernández-Rodríguez, & Liz-Rivas, 2019).
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Lenny Liz Rivas
2.2.1. La Teoría de la influencia social y
comportamiento colectivo
Cuando el individuo se encuentra en una
situación difícil, en la cual no se había
encontrado antes, el individuo tratará de
resolver la situación interactuando con el
resto de los miembros del grupo, para así
intercambiar información con el fin de poner
ideas en común y llegar a una solución. Así
mismo, los estudios de la conformidad
sugieren que la conformidad es un
procedimiento por el cual el individuo puede
llegar a modificar su opinión e incluso su
conducta, dirigiéndolas a la dirección que
mantenga la mayoría.
2.2.2. La Teoría de la identidad social
Tajfel (1986) indicaba que los individuos
pueden cambiar su forma de actuar cuando se
sienten pertenecientes a un grupo, el
individuo busca sentirse identificado con
cierto número de sujetos con los cuales siente
un vínculo, esto le produce connotaciones
favorables al mismo.
Esta teoría se mantiene debido a tres
suposiciones, Tajfel y Turner (1986):
“Los esfuerzos de los individuos se
dirigen a la consecución de un
autoconcepto positivo, manteniendo
unos niveles aceptables de autoestima
y una identidad social positiva. Los
procesos de comparación social, los
grupos llevan asociadas las
connotaciones positivas o negativas
que contribuye a la identidad social del
individuo. Las comparaciones
intergrupales se establecen con otros
grupos sociales en base a dimensiones
concretas. Si la identidad social
resultante de esta comparación
resulta insatisfactoria, el individuo
dispone de diferentes alternativas
para restablecer una identidad
positiva”.
2.2.3. La Teoría de la norma emergente
Killian y Turner (1987) aceptan que la
conducta de un grupo se da bajo unas
circunstancias en las que existe una situación
ambigua y un estrés, el individuo carece de
una capacidad para afrontar dicha situación y
busca la pauta que le marque la conducta que
ha de seguir. Por tanto, la conducta que sigan
ciertos miembros del grupo se convertirá en la
norma emergente.
2.2.4. La Teoría del etiquetaje
Esta teoría trata de comprender los
comportamientos violentos como la
desviación de unos sujetos. Esta desviación no
se basa en una serie de características de
ciertos grupos o individuos, sino, en un
proceso de interacción entre desviados y no
desviados; es decir, que para comprender la
naturaleza de la desviación primero hay que
saber por qué a algunos individuos se les
cuelga esa etiqueta y a otros no. La infracción
de las normas es la primera señal de la
desviación.
En la mayoría de los casos estas acciones
ocupan un lugar marginal en la identidad del
propio individuo lo que provoca una
normalización de dicho acto desviado. No
obstante, a veces la normalización no se lleva
a cabo y el individuo sigue tras la etiqueta. Se
utiliza el término de desviación secundaria
para aquellos sujetos que asumían su rol de
desviados, casos en los cuales la etiqueta
podía llegar a convertirse en algo esencial
para ellos y hacer que su comportamiento
continúe.
2.2.5. Las Teorías funcionalistas.
Estas teorías son más bien de un corte
sociológico, lo que tratan es de esclarecer el
contexto social de la naturaleza violenta. Las
teorías funcionalistas mantienen que la
violencia tiene dos cometidos para con la
sociedad.
Por un lado, una función adaptadora, al
incorporar en la sociedad nuevos retos,
creando la necesidad de innovar y reciclarse,
generando a su vez en la sociedad valores de
progreso y contribuir a fijar la frontera entre
que son considerados comportamientos
buenos o malos.
175
Cuadernos de RES PUBLICA en derecho y criminología
Manifestaciones de violencia y agresividad en los espectáculos deportivos
La teoría de la privación relativa, nos dice que
las personas que sentían insatisfacción,
frustración o descontento provocaban la
actuación colectiva, en esta teoría se destaca
que las personas cuantifican los logros
conseguidos en su vida, comparándolos con
los de sus grupos de referencia.
2.3. El Alcohol y la violencia.
El alcohol es uno de los factores de riesgo que
pueden agravar que se produzcan conductas
violentas en el deporte. Está prohibido vender
e introducir alcohol en los estadios. Podemos
encontrar precedentes a esta prohibición en
el año 450 a.C. donde, en el estadio de Delfos
se prohibía el consumo y venta de alcohol
para evitar posibles alteraciones que podían
causar los seguidores bajo sus efecto.
Aunque curiosamente podemos encontrar
ejemplos en sentido contrario, como en el
mundial de Brasil 2014 cuando la Federación
Internacional de Futbol Asociado (FIFA) hizo
una petición al gobierno de Brasil para que se
pudiese vender cerveza en los estadios, algo
que está prohibido por la legislación Brasileña.
2.4. Los Grupos radicales.
Llegados a este punto tenemos que hablar del
grupo más representativo de la violencia en el
deporte, los hooligans.
La principal motivación del movimiento del
hooliganismo es el racismo, y la consecuencia
es una violencia dirigida hacia los grupos
minoritarios étnicos. Se estima que los
Hooligans nacen entre los años 1950 y 1960 y
era considerada una nueva forma de reunión
para mostrar un intenso patriotismo que
dirigía su violencia hacia los grupos de
inmigrantes.
Hay que tener muy presente que en esta
época comienza la aparición del fútbol en
televisión lo que produce un arma de doble
filo debido a la facilidad que llegaba a tener la
gente para poder ver el futbol desde sus
hogares pero también podían ver las
conductas violentas que se podían llegar a dar
durante el transcurso de los partidos, y por
consecuencia se podían llegar a imitar. Como
consecuencia, en Inglaterra en el periodo
situado entre 1960 y 1965 se llegaron a doblar
los casos de violencia relacionada con el
deporte.
Durante el mundial de Inglaterra en 1966
surge un grupo de aficionados simpatizantes
del equipo Inglés. Cabezas rapadas y torsos
desnudos, además de cánticos injuriosos al
equipo contrario y lanzar objetos al campo
eran su principal firma.
Este grupo cobra mayor notoriedad a partir
del enfrentamiento entre el Liverpool y la
Juventus en la final de la copa de campeones
celebrada en 1985 en el estadio Heysel en
Bruselas, Bélgica, donde se produjo un
enfrentamiento entre los seguidores de
ambos equipos que acabó con el resultado de
39 muertos, debido a los aplastamientos
producidos por el desplazamiento masivo de
los seguidores en las gradas.
Este fatal acontecimiento marco un antes y un
después, los equipos ingleses fueron alejados
de las competiciones internacionales durante
cinco años, se consideró a los hooligans los
culpables, lo que acarreó un problema social;
se produjo una estigmatización focalizada en
un grupo de personas y se llevó a vigilar con
minuciosidad los espacios donde estas
personas solían situarse (generalmente los
fondos de los estadios).
Estos grupos radicales fueron perfeccionando
su organización, alrededor de los años
ochenta y con la llegada de facciones políticas
de extrema derecha los hooligans tomaron
mucha más presencia en los campos de juego,
ya que podrían ser reclutados o captados para
integrarse en los grupos xenófobos y racistas
de corte político. Se ha llegado a verificar en
ocasiones una conexión entre pertenecer a
grupos de extrema derecha y autores de actos
violentos relacionados con el deporte.
3. Entender la violencia en el deporte
En el siguiente apartado hemos tomado como
referencia nueve claves que da Sánchez
(2011) para poder comprender en la medida
de lo posible la violencia que se da en el
deporte, una vez aquí e identificadas ciertas
176
Cuadernos de RES PUBLICA en derecho y criminología
Lenny Liz Rivas
categorías y subcategorías referidas a la
violencia del deporte, tenemos que
puntualizar que:
En primer lugar, tenemos que comprender
que vivimos en una sociedad y en una cultura
de violencia. Admitimos que el deporte se ve
suficientemente salpicado de este tipo de
conductas violentas, ya que convergen en él
una serie de patrones que propician la
aparición de esta, como son las características
de la sociedad, un determinado contexto
ajeno al deportivo o la propia agresividad
intrínseca al hombre.
No solamente encontramos la violencia en el
deporte espectáculo (principalmente el futbol
es el que más se ve salpicado de estas
conductas), sino que también aparece en
otras aéreas del deporte, no podemos dejar a
un lado que un espectáculo deportivo es antes
un espectáculo que no deja de ser la “cabeza
de turco” del comportamiento antisocial de
algunos.
En segundo lugar, cualquier otro deporte que
tuviese un peso similar al del fútbol, en lo
referente a su trascendencia y repercusión,
también sería objeto del mismo volumen de
violencia.
Como ya mencionamos anteriormente,
ciertos grupos de movimientos racistas
reclutan gente entre los hinchas más radicales
que se encuentran en los campos de fútbol. La
violencia de la que hablamos se encuentra en
el seno de nuestra vida cotidiana, en nuestras
relaciones interpersonales y nuestro día a día,
y esta violencia cotidiana no hemos sabido
tratarla correctamente, lo que provoca que
ahora mismo nos sea mucho más complicado
delimitarla.
Aunque hayamos apuntado una gran cantidad
de factores que existen cuando hablamos de
la aparición de la violencia en los
espectadores, Elías y Dunning (1992)
postulaban que la condición que destaca
sobre las demás es la de la interiorización.
Cuando el individuo se da cuenta de que uno
de los factores que dan sentido a su vida (su
equipo, colores, victorias), se ve amenazado,
el individuo se encuentra con la motivación
necesaria como para responder a esos hechos
de una manera violenta.
Todos los factores que comulgan con la
violencia en el deporte, tienen el mismo nivel
de importancia. Durán (1996), como se citó en
Sánchez (2011) destaca que:
(…) el origen y mantenimiento social
del vandalismo en el futbol sólo puede
entenderse interpretando dicho
fenómeno como un entramado de
intereses interdependientes y entre
los que debajo de unas relaciones
claramente conflictivas, se esconde a
su vez, una compleja red de intereses
comunes entre ellos (p.173).
Es complicado poder identificar las
motivaciones humanas, y más aún cuando hay
acciones que no podemos considerar
racionales.
El ser humano es un ser altamente complejo,
con una infinidad de sentimientos que
interactúan y lo configuran, por eso para
entender bien la violencia, ya sea en el ámbito
del deporte o en general, hay que intentar
entender, en la medida de lo posible, al propio
ser humano.
Para poder tener una visión integral del
hombre, tenemos que recurrir a distintos
discursos enmarcados en distintas ciencias.
Esto mismo ocurre con la violencia, que es
estudiada desde distintos prismas, para poder
reunir los diferentes discursos dándoles una
unidad de sentido. El techo de la violencia en
el deporte viene marcado por el umbral de
violencia con el que cuente la sociedad del
momento.
Sin embargo, la violencia está presente en los
jóvenes, ya que estos son una parte de la
sociedad que refleja la violencia del propio
sistema. La violencia incomoda hasta tal
punto, que provoca que el umbral de
tolerancia que permitiría su estudio es
particularmente bajo.
Hay que tener en cuenta que asumimos un
precio de accidentes o muertes ante
177
Cuadernos de RES PUBLICA en derecho y criminología
Manifestaciones de violencia y agresividad en los espectáculos deportivos
situaciones violentas en el deporte, pero estas
deben encontrarse en un espacio diferenciado
de tiempo, ya que cuando los medios de
comunicación se hacen eco de un inhabitual
número de estos sucesos, no podemos
asimilarlos con claridad.
4. Conclusiones
La violencia se ha convertido en un problema
muy grave que afecta a la sociedad en general,
siendo la violencia del deporte uno de estos
tipos de violencia. La historia de la violencia
puede entenderse como una historia, tanto de
las formas de violencia, como de los intentos
por limitarla. Uno de los grandes problemas
que surgen de la violencia en el deporte, es la
difusión que tienen los actos violentos.
Las causas que provocan violencia en el
deporte no difieren en demasía de la violencia
social, estas causas son universales. Lo que
varía, es la manifestación de la violencia, pues
está influida por factores condicionantes que
llegan desde ámbitos concretos.
El deporte no deja de ser una herramienta
social que ha logrado tener mucha
importancia hoy día, y como tal cumple
diferentes funciones sociales, con lo que hay
que emplearla correctamente en todas las
áreas en las que esté presente.
La cuestión de la violencia en el deporte se
debe afrontar de forma multidisciplinar,
necesita de la participación de muchos
actores de nuestra sociedad: educadores,
sociólogos, psicólogos, medios de
comunicación, deportistas, dirigentes, el
Estado, y la sociedad en general. Todos
somos, en cierta medida, responsables de
este fenómeno, y es por esto que, debemos
hacernos cargo de esta grave situación,
tomando conciencia, en primer lugar, del
alcance y gravedad de la misma para,
posteriormente, contribuir con el fomento de
un comportamiento responsable y tolerante a
prevenir o reducir esta problemática.
La mejor forma de prevenir este tipo de
violencia a largo plazo es la educación,
promover una educación para la paz, enseñar
a las generaciones futuras como deben
comportarse correctamente y cuál es la
finalidad lúdica del deporte.
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Objetivo: La seguridad pública se considera un componente del bienestar social, donde por lo general, mediante un Estado de derecho que genere condiciones idóneas para el desarrollo, y generar en la ciudadanía la plena confianza de que la vida, el patrimonio y otros bienes jurídicos estén exentos de peligros. Todo ello, junto con un buen número de factores configuran lo que Ullrich Beck (1992), denominó la Sociedad del riesgo, que se resumiría en el aumento de la exigencia social hacia un control de todos los elementos peligrosos de procedencia humana. El propósito de este trabajo es observar una panorámica sobre el proceso y diseño de las políticas públicas con el fin de reducir la delincuencia. Las políticas de seguridad pública se convierten en el principal elemento de cada nación para tratar de disminuir la problemática de la inseguridad pública. En España se ha pasado de un modelo estrictamente punitivo frente a la delincuencia, hacia un enfoque preventivo, lo que se ha traducido en mejorar condiciones y ambiente en la población, para fomentar otro tipo de actividades que limiten o alejen al individuo de un comportamiento delictivo, con el objetivo, en este de identificar que plan de acción han seguido las políticas de seguridad pública que se ha implementado en España con el fin de reducir la delincuencia.Metodología: Para la realización del presente trabajo se ha realizado una Investigación pura (básica) con la finalidad de ampliar y profundizar el conocimiento de estudio. El método utilizado ha sido el cualitativo, por medio de las fuentes materiales y culturales se ha obtenido una información valiosa para poder exponer el problema. Por las características externas de las fuentes consultadas, se ha utilizado la bibliográfica y documental ya que el proceso de técnicas realizadas para la recolección, selección, clasificación, y análisis de la información nos servirá, a priori, para la elaboración de la investigación sobre las políticas públicas en seguridad, observando y reflexionando sistemáticamente sobre las realidades teóricas desde distintas perspectivas criminológicas. Toda la investigación biográfica y documental llevada a cabo para la realización del trabajo, han seguido los criterios de selección de pertinencia, exhaustividad y actualidad.Resultados: Para la medición de la seguridad, debemos atender tanto a la dimensión objetiva, relativa a la incidencia de eventos delictivos registrados, como su dimensión subjetiva, relativa a la percepción acerca de la peligrosidad que reviste transitar por un determinado espacio. Una parte importante de los delitos la sufre un número muy limitado de personas que son victimizadas en repetidas ocasiones. Además, es frecuente que un pequeño grupo de infractores sea responsable de una parte importante del total de delitos. Si completamos esta perspectiva con el aspecto geográfico (hot spots), el temporal y de contagio, podremos establecer mecanismos más eficaces de prevención y reducción de la delincuencia. Encuestas de victimización recurrentes reforzarían la visión total de la seguridad y la prevención.Conclusiones: Para prevenir el delito los poderes públicos deben recurrir a la Criminología y complementar sus agendas de seguridad publica mediante modelos de prevención situacional, comprometiéndose a aplicar medidas adecuadas basadas en los hallazgos científicos y evaluando siempre sus resultados mediante estandares de calidad, para ser eficientes en el uso de los recursos públicos. Se anhela por la generalidad de las políticas publicas en seguridad poder plasmar una propuesta a manera de aproximación a medio-largo plazo con el fin de reducir la incidencia delictiva, pero necesariamente, concibiendo al fenómeno delictivo como una actividad que en mayor o menor medida, continuara estando presente en las sociedades.
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El deporte es una manifestación cultural de primer orden en las sociedades contemporáneas. El hecho de que vaya acompañado en muchas ocasiones de explosiones de violencia es motivo de preocupación. En el presente trabajo se defiende que la violencia en el deporte tiene su propia naturaleza y que no es asimilable a la violencia en general. Se señala que los factores psicosociales desempeñan un importante papel en su manifestación y que se pueden utilizar para conseguir su eliminación o reducción. Este puede parecer hoy un objetivo lejano, pero, pese a ello, es algo que vale la pena.The increasing importance of sport in contemporary societies explains the concern about the pervasiveness and seriousness of violence associated with sport events. It is argued that violence in sport has its own peculiarities, its own nature, and that psychosocial factors play a crucial role in its manifestation. Special attention is given to the description of these factors and to their potential contribution to the elimination or reduction of violence in sport, a distant but, nevertheless, a worthwhile goal.
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