Content uploaded by Nevia Vera
Author content
All content in this area was uploaded by Nevia Vera on Feb 26, 2024
Content may be subject to copyright.
Anuario Asociación de Estudios de Relaciones
Internacionales de Argentina.
40 aniversario del regreso de la democracia en
Argentina
Febrero 2024 Vol I.
Autores: Magdalena Bas Vilizzio, Constanza Boettger, Anabella Busso, Oriana
Cherini, Bernardo Dall'Ongaro, Dolores Gandulfo, María Belén Herrero, Stella Juste,
Christopher Kurt Kiessling, Florencia Laudonia, Roberto Lopez, Alfredo López Rita,
Agustina Pacheco Alonso, Verónica Perez Taffi, Juliana Peixoto Batista, Alejandro
Simonoff, Diana Tussie y Nevia Vera
Coordinadoras: Melisa Deciancio y Florencia Laudonia
Buenos Aires, Argentina
Dedicado a Pepe Paradiso.
Esta es una publicación de: AERIA
Presidente: Verónica Perez Taffi
Secretario General: Melisa Deciancio
Supervisión de edición: Melisa Deciancio y Florencia Laudonia
Diseño y Diagramación: Florencia Laudonia
Está prohibida la venta de la presente publicación digital. La misma es de distribución gratuita. Está
permitida su descarga y reproducción con reconocimiento autoral. Queda prohibido el uso comercial
de la obra en todos los formatos, copias y reimpresiones, así como la generación de obras derivadas a
partir de la misma por parte de terceros.
Buenos Aires, Febrero 2024.
Índice
Introducción 5
Reflexiones a 40 años de democracia
A cuarenta años de la Redemocratización: una mirada al vínculo entre Relaciones
Internacionales y Democracia
Anabella Busso
15
22
29
Ensayos analíticos
Diplomacia y contra diplomacia cumpliendo 40 años de democracia
Diana Tussie
Lo que vendrá: un esbozo de la historia de la política exterior futura para los
tiempos de Javier Milei
Alejandro Simonoff
Solución de controversias inversor-Estado: una discusión pendiente en los
cuarenta años de democracia
Magdalena Bas Vilizzio
40
Desafíos para la Democracia en América Latina hoy
Dolores Gandulfo
46
58
83
Relaciones civiles-militares. El control civil y el rol del Congreso de la Nación entre
1986 y 2006.
Roberto Carlos López
Las provincias argentinas y su rol internacional a 40 años del retorno a la
democracia
Stella Juste y Oriana Cherini
El Rol de las Organizaciones de la Sociedad Civil en la Promoción de la Seguridad
Humana y la Democracia: Reflexiones desde la Experiencia Argentina
Constanza Boettger y Florencia Laudonia
97
Entrevista a Pepe Paradiso por Verónica Perez Taffi 10
Ensayos analíticos
El enfoque de género en las estrategias de política exterior latinoamericanas
Victoria Brusa
127
137
145
América Latina en el sistema internacional: contribuciones en salud y medio
Ambiente
Juliana Peixoto Batista y María Belén Herrero
Democracia, política exterior argentina y acción climática: una breve historia de
encuentros y desencuentros
Christopher Kurt Kiessling y Agustina Pacheco Alonso
Diplomacia nuclear argentina para la Paz: 40 años de trabajo por el desarme, la
cooperación y la democratización del desarrollo pacífico de energía atómica
Nevia Vera
157
Diplomacia, Democracia y Tecnología Nuclear: De la competencia y rivalidad a la
cooperación e integración argentino – brasileña (1985-2010)
Bernardo Dall’Ongaro
170
Breve historia de la política migratoria argentina reciente. Una aproximación
diferente para entender 40 años de democracia.
Alfredo Lopez Rita
115
Biodata de los autores 184
Nevia Vera
Diplomacia nuclear argentina para la Paz: 40 años de
trabajo por el desarme, la cooperación y la
democratización del desarrollo pacífico de energía atómica
Resumen
El escenario internacional actual presenta diversos desafíos que afectan especialmente a
países en desarrollo como Argentina: desde la competencia comercial y tecnológica entre
Estados Unidos y China hasta la guerra ruso-ucraniana, pasando por el cambio climático. En
este contexto la tecnología nuclear cobra relevancia nuevamente, ofreciendo una
oportunidad de efectuar un balance de la diplomacia atómica argentina desde 1983. El
artículo sostiene que en estos 40 años de democracia, con falencias y limitaciones, pero de
forma sostenida, Argentina ha consolidado una diplomacia nuclear orientada a la búsqueda
del desarme mundial y el avance de la cooperación, defendiendo el derecho de todos los
países al desarrollo de los usos civiles de la tecnología atómica, en base a una activa
participación en la gobernanza nuclear internacional y en una fuerte alianza con Brasil en
base a la cual ha construido su imagen de actor confiable en materia nuclear.
Introducción
A setenta años del discurso pronunciado por D. Eisenhower en la Asamblea General de
Naciones Unidas, conocido como “Átomos para la Paz”, que dio origen a la edad dorada de la
cooperación atómica (Sabato y Ramesh, 1979), el mundo pareciera estar revirtiendo logros
pasados y descendiendo en nuevas espirales de violencia, donde la tecnología nuclear
vuelve al centro de la escena. La guerra ruso-ucraniana vuelve a poner en consideración el
posible rearme alemán, y conlleva el peligro constante de un accidente nuclear en la central
nuclear ucraniana de Zaporiyia, la más grande de Europa. La competencia comercial y
tecnológica entre Estados Unidos y China implica también la aceleración de modernización
de arsenales atómicos en ambos países (SIPRI, 2021) y la conformación de alianzas
tecnológicas como AUKUS (acrónimo de Australia, Reino Unido y Estados Unidos por sus
nombres en inglés) en torno a la venta de submarinos nucleares al país de Oceanía, para
cercar cada vez más a China.
157
A su vez, el cambio climático demanda una transición urgente de una matriz energética
fuertemente recostada sobre combustibles fósiles hacia una que impida el aumento de
temperatura a más de 1,5 grados en comparación con niveles preindustriales, y aquí la
energía nuclear pareciera presentarse como alternativa viable.
Frente a este escenario contradictorio, convulsionado, incierto y crítico, es importante
resaltar la coherencia de la diplomacia atómica argentina y su trabajo internacional en favor
de la paz por medio de la promoción de la cooperación, la democratización del acceso a
tecnología nuclear de usos civiles y el desarme, especialmente a partir de la alianza forjada
con Brasil en base a la confianza mutua, establecida de forma definitiva con el regreso de la
democracia.
A partir de lo anterior y en base a una metodología cualitativa de revisión bibliográfica y
documental, este artículo se propone hacer un recorrido por los hitos más relevantes de la
diplomacia nuclear argentina en materia de usos pacíficos de la energía atómica, de
cooperación internacional y de desarme desde la vuelta de la democracia hasta la
actualidad. El trabajo sostiene que Argentina logró convertirse en un actor relevante en el
sector nuclear a nivel global resignificando la diplomacia atómica y haciendo de ella una
herramienta fundamental de fortalecimiento de alianzas y posicionamientos normativos a
favor de políticas de cooperación democratización de acceso a tecnología para usos pacíficos
y desarme, todo lo cual le ha valido un gran reconocimiento mundial.
Para dar cumplimiento a estos objetivos, el artículo se organiza de la siguiente forma: en la
próxima sección se hace una breve aproximación al concepto de diplomacia nuclear o
atómica y a su evolución desde su aparición en la Guerra Fría hasta su resignificación y
apropiación por parte de países en desarrollo, entre ellos Argentina. Más tarde se realiza un
recorrido por los principales hitos en materia de diplomacia atómica nacional en los últimos
cuarenta años, y finalmente se recuperan las conclusiones más relevantes.
Diplomacia nuclear: de la amenaza a la cooperación
El concepto de diplomacia nuclear o atómica surgió a comienzos de la Guerra Fría y fue
concebido por el Departamento de Estado de Estados Unidos como un término que hacía
alusión a la amenaza de utilizar la bomba nuclear sobre otros países para alcanzar objetivos
de política exterior (Departamento de Estado de Estados Unidos, s/f).
158
Dicha acepción fue dominante mientras Estados Unidos mantuvo el monopolio de las armas
atómicas y concentró sus esfuerzos en impedir su difusión al resto del mundo.
Sin embargo, el discurso pronunciado por el presidente estadounidense D. Eisenhower en la
Asamblea General de Naciones Unidas el 8 de diciembre de 1953 habilitó el fin del secreto
nuclear norteamericano e inauguró una “época dorada” en cooperación atómica (Sabato y
Ramesh, 1979). Uno de sus resultados más concretos fue dinamizar las discusiones en torno
a la necesidad de crear una organización mundial que controlara la proliferación y
gestionara la colaboración en un sector tan sensible como el nuclear, lo cual se materializó
en la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) (OIEA, 2013).
De esta forma, la utilización del término de diplomacia atómica se incrementó a partir de la
década de 1960 (Ito & Rentetzi, 2021), ahora aludiendo a los procesos de negociación
orientadas a garantizar a los estados la supervivencia en un escenario de bipolaridad,
implementando negociaciones bilaterales y diversas instancias de cooperación, como
aquellas dedicadas a la construcción del régimen internacional de no proliferación nuclear.
Sin embargo, los países en desarrollo resignificaron el concepto al desarrollar un creciente
interés en la adquisición de tecnología nuclear para fines pacíficos, la cual ocupó un lugar
central en sus agendas de política exterior, especialmente “en los procesos de negociación
Norte-Sur más amplios sobre la distribución de la riqueza y el poder político mundiales”
(Jones, 1980: 89). De esta forma, al expandir su alcance, el término de “diplomacia nuclear” o
“diplomacia atómica” se amplió para hacer referencia no solo a los procesos de negociación
en torno a las políticas de no proliferación, desarme, seguridad internacional y disuasión -
asuntos especialmente relevantes para los intereses de países centrales- sino también para
incorporar aspectos vinculados a los usos pacíficos de la tecnología nuclear, como aquellos
orientados a la generación de nucleoelectricidad, y a usos agrícolas, industriales y
medicinales, temas centrales para países periféricos y semiperiféricos (Van Wyck, 2018). Es
decir, aspectos vinculados a la democratización del acceso a tecnología nuclear para usos
civiles / pacíficos.
159
1 Entre 1946 y 1953 Estados Unidos había impuesto leyes nacionales que impedían difundir información y
conocimientos nucleares, incluso a aliados (Sabato y Ramesh, 1979)
1
En los próximos apartados se busca dar cuenta de la utilización de la diplomacia nuclear por
parte de Argentina, no solo para ampliar su inserción internacional y sus posibilidades de
cooperación, sino especialmente como herramienta de promoción de metas vinculadas al
desarme y el acceso a tecnología de todos los países, aspectos fundamentales para la
seguridad de países en desarrollo como el nuestro.
Argentina, la cooperación atómica y la paz nuclear
Argentina se caracteriza por haber dado forma a su programa nuclear desde la década de
1950 contemplando las metas de alcanzar la autosuficiencia energética y la autonomía
tecnológica, debido a que la concepción del programa nuclear tuvo lugar durante el
gobierno de Juan Domingo Perón, quien suponía la posibilidad de una tercera guerra nuclear
y por lo tanto, veía a la capacidad de autoabastecimiento energético y la independencia de
fuentes externas como crucial para la seguridad nacional en un contexto bélico.
Así, a medida que el mundo daba sus primeros pasos en la construcción de la arquitectura
de la gobernanza mundial, el país se dedicó a fortalecer sus capacidades nacionales en
materia atómica. Asimismo, se contó entre los miembros fundadores de la OIEA en 1957,
dando muestras tempranas de su interés en involucrarse en asuntos nucleares
internacionales en las décadas siguientes.
Ciertamente el sector nuclear argentino no fue ajeno a los vaivenes políticos y económicos
que lo atravesaron en las poco más de tres décadas transcurridas desde la creación de la
Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en 1950 y la vuelta de la democracia en 1983.
Sin embargo evidenció mucha más estabilidad que otros sectores tecnológicos, y gran apoyo
por parte de diversos partidos políticos y de gobiernos tanto democráticos como militares
por el rol que jugó como instrumento de prestigio y posicionamiento internacional y como
industria industrializante (Hurtado, 2014).
No obstante, debido la búsqueda de autonomía tecnológica, a la persistente denuncia en
foros internacionales de las promesas incumplidas del desarme plasmadas en el Tratado de
No proliferación Nuclear (TNP de 1970) por parte de las potencias nucleares, a la reticencia
160
del país en ratificar dicho instrumento y el Tratado de Tlatelolco, y al anuncio mundial –
pocos días antes de asumir el gobierno democrático de R. Alfonsín- de que Argentina había
logrado enriquecer uranio, el país no gozaba de altos niveles de confianza. Así las cosas, a la
democracia le correspondió recomponer la imagen de Argentina en el sistema internacional,
una tarea que no fue fácil ni unilineal, que contó con pasos en falso, avances y retrocesos,
pero que cuarenta años después, balances mediante, puede decirse que resultó exitosa.
R. Alfonsín, la vuelta de la democracia y el Grupo de los Seis
Como comenta Hurtado (2014: 239), con el advenimiento de la democracia “la energía
nuclear parecía como el único episodio que podía rescatarse, no sin críticas, de la última
dictadura”. No obstante el sector había sufrido la persecución y expulsión de científicos,
incluso a pesar del protagonismo de la industria atómica durante la dictadura. Asimismo, de
acuerdo a las memorias de la CNEA (1984: 5) la institución había sufrido el recorte propio del
reordenamiento de actividades dictado por el gobierno y por las restricciones
presupuestarias, lo cual había conllevado retrasar avances en la central de potencia Atucha II
(en construcción en ese momento), entre otras.
En un principio el gobierno radical observó con recelo el sector nuclear debido a su
vinculación con el sector militar (especialmente con la Marina). Sin embargo la Unión Cívica
Radical (UCR) reconoció la contribución de la industrial atómica a la autonomía tecnológica
(Hurtado, 2014). En el plano internacional, Alfonsín adoptó una postura autonomista,
apelando principalmente al cumplimiento de las metas de desarme a las que las potencias
nucleares se habían comprometido en diversos instrumentos internacionales especialmente
a través de iniciativas como el Movimiento de los No Alineados o el Grupo de los Seis. Este
último, conformado por México, India, Grecia, Tanzania, Suecia y Argentina, difundió en 184
la “Declaración de Cuatro Continentes” donde de demandó el compromiso de las grandes
potencias a detener las pruebas de explosivos atómicos y la fabricación de armas. Estas
iniciativas de diplomacia nuclear por parte de Argentina también buscaron contrarrestar los
cuestionamientos a las intenciones nucleares argentinas y las presiones por parte de Reino
Unido y Estados Unidos luego de la Guerra de Malvinas.
161
2 Cabe recordar que el representante argentino ante la ONU había declarado en 1968 en la Asamblea General
de las Naciones Unidas que firmar el TNP significaba “el desarme de los desarmados”.
2
Sin embargo, Alfonsín sostuvo el rechazo tradicional de Argentina a la ratificación del TNP y
de Tlatelolco como forma de defender el derecho al desarrollo autónomo de tecnología
nuclear doméstica, considerado fundamental y legítimo para posicionar al país como
interlocutor válido en las relaciones norte – sur, al tiempo que priorizó la cooperación
nuclear con países del Sur Global para posicionar al país como proveedor confiable de esta
tecnología (Vera, 2013).
En este sentido debe destacarse que durante la presidencia de Alfonsín se establecieron una
docena de acuerdos de cooperación, en especial con países pertenecientes al mundo en
desarrollo: Yugoslavia, Brasil, Argelia, China, Cuba, Guatemala, Turquía, Egipto, entre otros
(Vera, 2013). Ello no solo es una muestra de la relevancia que para la diplomacia nuclear
argentina tenía (y sigue teniendo) la cooperación para el impulso desarrollo tecnológico, sino
que además es fundamental debido a que en este periodo se concretaron alguna de las
ventas de reactores y tecnología nuclear más importantes: Argelia, Egipto e Irán (aunque
este último no llegó a concretarse por el giro de política exterior del gobierno siguiente).
Finalmente, el mayor hito del alfonsinismo en material atómica probablemente haya sido el
acercamiento con Brasil, luego de que el país vecino también atravesara su proceso de
democratización. Es cierto que el acercamiento había comenzado a fines de la década de
1970 y los primeros acuerdos datan del año 1980, cuando se firmaron instrumentos de
cooperación en los usos pacíficos de la energía nuclear entre sendas dictaduras, pero con la
vuelta de la democracia la cooperación bilateral en materia nuclear cobró un impulso
inusitado (Bompadre, 2000). En noviembre de 1985 Alfonsín y J. Sarney (presidente de Brasil)
firmaron una Declaración Conjunta sobre Política Nuclear -lo cual fue el comienzo de una
serie de visitas e inspecciones, y mecanismos de consulta y coordinación en el sector- y
acordaron extender la cooperación atómica al resto de los estados latinoamericanos y
coordinar políticas para enfrentar obstáculos en el mercado nuclear global.
De hecho, se creó el Grupo de Trabajo sobre Política Nuclear (que luego se transformó en
comité permanente) conformado por Cancillería y sectores técnicos, y el Comité Empresarial
Argentino-Brasileño del Área Nuclear (CEABAN), con la tarea de promover la colaboración de
actores tanto públicos como privados entre Argentina y Brasil (Bompadre, 2000).
162
C. Menem, la ABACC y el abandono del traje de fence-sitter
Durante el gobierno de C. Menem la política nuclear atravesó un mayor proceso de
transparentación y construcción de credibilidad de cara al mundo –no sin consecuencias
para el programa doméstico- plasmadas en la ratificación del TNP (en 1994) y del Tratado de
Tlatelolco (en 1995), acciones que buscaron demostrar las intenciones pacíficas del
desarrollo nuclear nacional.
Además, como parte de dichas políticas de confidence-building la diplomacia nuclear
argentina procuró afianzar su alianza estratégica con Brasil a través de la creación en 1991
de un organismo bilateral innovador y único en su tipo: la Agencia Brasileña-Argentina de
Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) que consiste en un mecanismo de
inspecciones mutuas de las instalaciones atómicas en cada país. Asimismo, a nivel regional
Argentina participó en el establecimiento del Acuerdo Regional para la Cooperación y
Promoción de la Ciencia y Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL) en
1998.
La diplomacia nuclear también siguió siendo activa en términos de firmas de acuerdos con
países en desarrollo: en total se firmaron 19 acuerdos y Memorándums de Entendimiento
con países como Indonesia, Rumania, Marruecos, Brasil, Costa Rica, China, Egipto, Sudáfrica,
México, Tailandia, entre otros (Vera, 2013).
N. Kirchner, C. Fernández y la revitalización nuclear doméstica e internacional
Como respuesta a la crisis energética de 2004, y como parte de un plan de revitalización del
sector científico-tecnológico nacional, en 2006 se lanzó el Plan de Reactivación Nuclear
Argentino que buscó retomar proyectos frenados en las décadas anteriores y avanzar por
ejemplo, con la construcción del reactor CAREM, un avanzado Small Modular Reactor (SMR) ,
entre otras iniciativas.
163
1
3 Reactores de potencia pequeños, adaptables para ciudades medianas y con avanzados mecanismos de
seguridad.
3
Este renovado protagonismo de la tecnología atómica en el país tuvo su correlato en la
diplomacia nuclear desplegada, especialmente con Brasil. En 2008 ambos países firmaron el
acuerdo que dio origen al Comité Binacional de Energía Nuclear en el seno del cual se han
trazado proyectos conjuntos como la construcción de dos reactores de investigación (uno en
cada país) de manera conjunta: el RA-10 en Argentina y el Reactor Multipropósito Brasileño
(RMB) en Brasil.
Sin embargo, la diplomacia nuclear argentina ha sido profundamente cuestionada debido a
su reticencia en firmar los Protocolos Adicionales al TNP que suponen otorgar mayores
capacidades de inspección para organismos como OIEA y que muchos países (entre ellos
Argentina en un principio y Brasil en la actualidad) han cuestionado debido a que: i) implica
mayores obligaciones para estados no nucleares sin demandar a las potencias nucleares
que cumplan sus compromisos de desarme, y ii) a que tienen el potencial de atentar contra
el secreto industrial. En esta línea tanto Argentina como Brasil muestran una coherencia
diplomática de larga data y han presentado a la ABACC como garantía en reemplazo de tales
demandas (Vera, 2013).
Asimismo, ambos países se han opuesto o han presentado su abstención al momento de
votar en favor de propuestas de creación de Bancos de Uranio Levemente Enriquecidos en
el seno de la OIEA, sosteniendo que son iniciativas que favorecen el oligopolio sobre el
combustible nuclear y obran en detrimento de la democratización al acceso a tecnología
nuclear pacífica.
Por último, este periodo fue tan fructífero como el anterior en materia de acuerdos de
cooperación con países en desarrollo: se establecieron alrededor de 16 con estados como
Brasil, Venezuela, Argelia, Sudáfrica, Egipto, Túnez, Cuba, India, entre otros. Además se
impulsó la diversificación de vínculos tecnológicos hacia China, por fuera de los socios
desarrollados tradicionales, Estados Unidos y Europa.
164
4
4 Los Bancos de Uranio Levemente Enriquecido consisten en consorcios que concentran uranio levemente
enriquecido y lo proveen a los países en base a ciertas condiciones. Para más información ver Vera (2013)
M. Macri y la consolidación internacional de la Argentina nuclear
El gobierno de M. Macri continuó el impulso que la diplomacia nuclear argentina acumuló
durante décadas, y apoyó la candidatura del diplomático argentino R. M. Grossi Director
General del OIEA, que efectivamente ganó en 2019, convirtiéndolo en el primer
latinoamericano en ocupar tal puesto.
De hecho, a pesar de lo que se pensaba, el país siguió manteniendo su postura de rechazo a
la firma de los PA, aunque esto podría haberle jugado en contra en la postulación de Grossi.
Sin embargo, se respetó el hecho de que Argentina debe acordar la firma de dichos
protocolos con Brasil, en virtud de la alianza estratégica establecida entre ambos en la
década de 1990.
Por otro lado, en 2017 se dispuso a firma el Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares
que no ha sido firmado por Argentina y sí por Brasil (aunque no ratificado). Si bien esto
parecería ir en contra de las afirmaciones anteriores, cabe destacar que para la
representación argentina la posibilidad de alcanzar la paz y el desarme se encuentra al
alcance de la mano con los instrumentos que conforman la gobernanza nuclear actual, que
solo deben ser cumplidos (Vera y Colombo, 2022), postura coherente con la tradicional
búsqueda de cumplimiento de compromisos del derecho internacional impulsada por el
país.
A. Fernández y el equilibrio condicionado en un mundo convulsionado
El gobierno de A. Fernández tuvo que enfrentarse a variados desafíos en materia atómica
debido principalmente a la competencia comercial, tecnológica y hegemónica entre Estados
Unidos y China. En materia de diplomacia nuclear ello implicó buscar equilibrios entre sus
tradicionales socios políticos y militares occidentales y su principal socio económico: la
potencia asiática, con sus propios intereses de expansión de su industria atómica en la
región.
A pesar de ello, debido al prestigio y la vocación mediadora y pacífica del país, y su
compromiso con la cooperación nuclear para usos pacíficos con estados en desarrollo, R.
Grossi fue electo en 2023 para un segundo mandato al frente de la OIEA, y Argentina
165
4
fue elegida por cuarta vez para presidir el Grupo de Proveedores Nucleares (GPN). En este
punto cabe mencionar que la postura relativamente neutral de Argentina en conflictos como
el de Estados Unidos y China, o el de Rusia y Ucrania (lo cual no equivale a decir que el país
no haya condenado la invasión rusa a territorio ucraniano), ha sido vista como un activo
diplomático que: i) habilita a sentar a todas las partes involucradas y sostener negociaciones
en el marco del GPN y ii) no cuenta con el veto de los grandes jugadores nucleares al no
presentar un alineamiento sesgado con ninguno (Alonso, 2023). Comenta Alonso (2023): “Se
eligió a la Argentina [para la presidencia del GNP] porque los candidatos que se ofrecían
tenían el veto de algunos miembros y se necesitaba un país que pudiera manejar una
situación diplomática muy compleja” lo cual significa un reconocimiento a la trayectoria
tecnológica de Argentina en materia nuclear, y también a su valor político y diplomático. Lo
mismo puede decirse de Brasil, quien será el sucesor de Argentina en la presidencia del
GNP.
El gran desafío actual de la Argentina puede desdoblarse en una arista doméstica y otra
internacional que sin embargo son dos caras de la misma moneda: en el ámbito nacional el
país debe procurar continuar fortaleciendo sus proyectos nucleares, máxime en un contexto
en que la transición energética se hace urgente. Ello implica apostar a aumentar la
participación de la energía nuclear en el Sistema de Interconexión Argentino ya sea
concretando la construcción de la cuarta central de potencia, Atucha III y/o llevando a
término el proyecto CAREM, con gran potencial de exportación a países en desarrollo.
En el ámbito internacional ello implica seguir apostando a la cooperación, en especial con
Brasil, quien puede convertirse en proveedor de insumos esenciales para el SMR argentino,
lo cual le permitiría sortear los desafíos generados por la competencia entre Estados Unidos
y China que se plasma de forma patente en su sector nuclear.
Esta estrategia también significa seguir dando muestras de confiabilidad y transparencia en
el escenario global y ante los organismos de gobernanza nuclear. De esto último creemos
que el país ha dado sobradas muestras y de hecho ha obtenido el debido reconocimiento.
166
4
5 El GPN nuclea a los países exportadores de material atómico y establece restricciones sobre los materiales más
sensibles.
6 Sin embargo, ambos proyectos se encuentran frenados por cuestiones económicas y geopolíticas, ya que
Estados Unidos se opone a que Argentina acreciente su cooperación con China, con quien se negoció la provisión
de Atucha III.
Sin embargo, se hace perentorio que se siga exigiendo el desarme, frente al renovado temor
generado por la letalidad de las armas atómicas en un contexto de creciente incertidumbre y
volatilidad y teniendo en cuenta la necesidad de incrementar la cooperación segura y
pacífica para que los países en desarrollo también puedan apostar a sus sectores nucleares
en la carrera a contrarreloj contra el cambio climático.
Con sus falencias y limitaciones, la democracia argentina en estos últimos 40 años ha
demostrado inusitada coherencia en su diplomacia nuclear: a pesar de las diferencias entre
gobiernos, proyectos económicos y políticas exteriores, la política nuclear argentina ha
apostado, con matices pero manteniendo su esencia pacifista, al desarrollo civil de
tecnología atómica, a la democratización de su acceso para países en desarrollo, a la
demanda de cumplimiento de las promesas de desarme por parte de las potencias
nucleares y a la Paz. Es en estos momentos, cuando la democracia que supimos construir se
encuentra en peligro, que bien vale tener en cuenta estos hechos.
Conclusiones
En 1953 D. Eisenhower pronunció ante la Asamblea General de la ONU el discurso que daría
nacimiento al programa “Átomos para la Paz” señalando el comienzo de una serie de
iniciativas de cooperación nuclear que buscaron hacer llegar el conocimiento nuclear a todos
los rincones del mundo.
A 70 años de ese hito, el mundo actual se vislumbra incierto, inestable, crecientemente
violento y con altos problemas asociados al cambio climático. Aquí, la energía nuclear vuelve
al centro de la escena, no solo por el temor que despiertan posibles accidentes nucleares en
la guerra ruso-ucraniana o las escaladas armamentistas, sino desde una luz más positiva,
como una posible alternativa hacia la transición a energías más verdes y una herramienta
para fomentar la cooperación científico-tecnológica.
Argentina ha podido establecerse como un ejemplo de promoción de la cooperación en
ciencia y tecnología nuclear civil y pacífica, y en la democratización del acceso a dichos
conocimientos al servicio del desarrollo de los países más relegados. Así lo ha hecho desde
las diversas posiciones que los diplomáticos del país han ocupado en las instituciones de
gobernanza nuclear.
167
4
Si la trayectoria argentina -compleja, contradictoria y plagada de vaivenes políticos- antes de
1983 le dio al sector nuclear la posibilidad de establecerse y afianzarse generando sus
propias capacidades y procesos de aprendizaje tecnológico, la democracia le permitió
comenzar un proceso de transparentación y confidence-building en alianza con Brasil que ha
resultado, cuatro décadas más tarde, en que sea un argentino quien presida el máximo
órgano de la gobernanza nuclear internacional.
Pero la paz y la democracia no son la norma: exigen un trabajo y esfuerzo constantes y
conscientes. Transformar una tecnología concebida para la muerte en masa en una
herramienta de paz, desarrollo y cooperación es un desafío que requiere un enorme
compromiso de todos los países, tanto de las potencias nucleares como del resto, que deben
exigir el cumplimiento del derecho internacional. La apuesta al desarme, los usos pacíficos
de la tecnología, y la búsqueda de democratización de su acceso a través de la cooperación
con países en desarrollo como instrumentos de un mundo más pacífico y justo han sido una
impronta propia de la diplomacia nuclear argentina. En el actual contexto convulsionado el
mundo necesita más ejemplos como éste.
Referencias
Alonso, M. (2023). Control nuclear en Buenos Aires. Agencia TSS (28/07/2023). Disponible
en https://www.unsam.edu.ar/tss/control-nuclear-en-buenos-aires/ [Acceso en octubre
de 2023].
Bompadre, G. (2000). Cooperación nuclear Argentina-Brasil. Evolución y perspectivas.
Relaciones Internacionales 18, pp: 53-62. CNEA (1984). Memoria anual 1984. CNEA.
Buenos Aires. Argentina.
Departamento de Estado de Estados Unidos (2009). Atomic Diplomacy. Disponible en
https://2001-2009.state.gov/r/pa/ho/time/cwr/104434.htm [Acceso en octubre de 2023]
Hurtado, D. (2014). El sueño de la Argentina atómica. Buenos Aires: Editorial Edhasa.
Ito, K. y Rentetzi, M. (2021). The Co-Production of Nuclear Science and Diplomacy:
Towards A Transnational Understanding of Nuclear Things,” History and Technology,
37(1) 4-20.
Jones, R. (1980). Atomic Diplomacy in Developing Countries. Journal of International
Affairs, 34(1): 89-117.
168
4
Ledesma, M. S. (2007). La posición histórica de Argentina frente al Tratado de No
Proliferación de Armas Nucleares (TNP) y su cambio en los 90s. Tesis presentada para
optar por el grado de Magíster en Relaciones Internacionales y Negociaciones
Internacionales. Agosto de 2007. Universidad de San Andrés.
OIEA (2013). Los Átomos para la paz de Eisenhower: el discurso que inspiró la creación de
la OIEA. Organización Internacional de Energía Atómica. Disponible en
https://www.iaea.org/sites/default/files/publications/magazines/bulletin/bull54-
4/54401210304_es.pdf
SIPRI (2021). Military Expenditure. SIPRI. Disponible en: https://www.sipri.org/
research/armament-and-disarmament/arms-and-military-expenditure/military-
expenditure
Sabato, J. y Ramesh, J. (1979). Programas de energía nuclear en el mundo en desarrollo:
sus fundamentos e impactos. En Harriague, S., y Quilici, D. (eds.). Estado, política y
gestión de la tecnología. Obras escogidas (1962 – 1983). Pp. 169 – 182. Buenos Aires:
UNSAM Edita.
Van Wyck, J. (2018). Atomic/Nuclear Diplomacy. En Gordon Martel (ed.), The Encyclopedia
of Diplomacy. New Jersey: John Wiley & Sons.
Vera, N. (2013). La reactivación de la industria nuclear argentina (2006 - 2011).
Dimensiones internas y proyección internacional. Tesis de grado. Licenciatura en
Relaciones Internacionales. Junio de 2013. UNCPBA. Tandil. Argentina.
Vera, N. y Colombo, S. (2022). “Capítulo 3. Semiperiferias y gobernanza nuclear.
Argentina, Brasil y México en el Régimen de No Proliferación en el siglo XXI”. En Vera,
Nevia (comp.). Ciencia, tecnología y política exterior. Reflexiones desde y para la
(semi)periferia. Pp.: 100 – 171. CEIPIL – UNICEN.
169
4
Verónica Perez Taffi: Licenciada en Relaciones Internacionales (USAL), Magíster en
Estrategia y Geopolítica (ESG) y candidata a doctora en Relaciones Internacionales
por la Universidad del Salvador (USAL). Desde el año 2001 es Coordinadora
Académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Delegación Pilar/USAL.
Investigadora del IDICSO-Unidad Asociada a CONICET como becaria de la Academy
of Korean Studies (AKS) desde 2016 hasta 2019 y ha realizado investigación para el
CEEPADE (Ministerio de Defensa). Profesora titular en USAL, UP, UNTREF, UNDEF,
UBA. Consultora de la Secretaría de Asuntos Internacionales para la Defensa en el
Ministerio de Defensa. Presidenta de AERIA (Asociación de Estudios de Relaciones
Internacionales de Argentina) desde 2016.
Melisa Deciancio: Investigadora del Área de Relaciones Internacionales de FLACSO e
investigadora asistente del CONICET. Actualmente es la Coordinadora académica de
la Maestría en Relaciones Internacionales de la FLACSO, docente en la misma casa e
investigadora Senior de la Universidad de Münster, en Alemania. Melisa es Doctora
en Ciencias Sociales (2016) por la FLACSO Argentina; Magíster en Relaciones y
Negociaciones Internacionales (2010) por la FLACSO/Argentina y la Universidad de
San Andrés, y licenciada en Ciencia Política (2006), por la Universidad de Buenos
Aires.
Anabella Busso: Licenciada en Ciencia Política por la Universidad Nacional de
Rosario (UNR) y Master en Ciencias Sociales de FLACSO. Investigadora Adjunta del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con sede en el
Instituto de Investigaciones de La Facultad de Ciencia Política y Relaciones
Internacionales de la UNR e Investigador Categoría I del sistema de categorización de
docentes-investigadores. Profesora Titular de grado de Política Internacional y
Política Internacional Latinoamericana en la UNR. Docente posgrado en la UNR,
Universidad Nacional de La Plata; Universidad Nacional de Córdoba; FLACSO –Sede
Argentina–; Instituto del Servicio Exterior de la Nación y la Universidad de La
República, Uruguay. Ha escrito libros, capítulos de libros y artículos sobre política
exterior argentina y relaciones bilaterales entre Argentina y Estados Unidos.
184
Breve biografía de los autores
Diana Tussie: investigadora superior del CONICET. Dirige la Maestría en Relaciones
Internacionales de FLACSO. Es además profesora del doctorado de la Universidad
Católica de Córdoba. Fue profesora visitante de varias universidades extranjeras en
Gran Bretaña , Brasil, Ecuador , Colombia y Alemania.
Alejandro Simonoff: Coordinador del Centro de Reflexión en Política Internacional
del IRI UNLP, Investigador del Instituto de Investigaciones en Ciencias Humanas y
Sociales de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UNLP). Profesor
Titular Ordinario de Historia General VI (Contemporánea) de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación (UNLP) y Docente Investigador Categoría 2
del Sistema de Incentivos.
Magdalena Bas Vilizzio: Profesora Agregada (Grado 4) de la Universidad de la
República e Investigadora Nivel 1 del Sistema Nacional de Investigadores (Uruguay).
Profesora de Retos y Dinámicas Globales de la Universidad de Monterrey (México).
Doctora en Relaciones Internacionales (cum laude) por la Universidad Nacional de La
Plata (Argentina), Posdoctorado en el Instituto de Derechos Humanos y Empresas de
la Universidad de Monterrey. Principales áreas de investigación: solución de
controversias inversor-Estado, empresas y derechos humanos, regionalismo,
Mercosur, multilateralismo, didáctica de las Relaciones Internacional y el Derecho
Internacional.
Dolores Gandulfo: Directora del Observatorio Electoral de la Conferencia
Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL). Miembro
del Observatorio de Reformas Políticas de América Latina y de la Asociación
Argentina de Estudios Internacionales de Argentina (AERIA). Docente Universitaria
(UNSO - Universidad del Salvador) y miembro de la Red de Politólogas.
Roberto C. López: Abogado, Magister en Defensa Nacional. Asesor parlamentario en
la Comisión de Defensa Nacional en la Honorable Cámara de Diputados y en la
Comisión Bicameral de Inteligencia del Honorable Congreso de la Nación. Revisor de
la revista científica del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad
Nacional de La Plata. Docente de FADENA, UNDEF
185
Stella Juste: Doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de
Rosario (UNR). Investigadora del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET) en la Unidad Ejecutora de Ciencias Sociales y Regionales (UE CISOR).
Docente grado y posgrado de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). Miembro de la
Red de Expertos en Paradiplomacia e Internacionalización Territorial (REPIT). Integra
el Programa para el Fortalecimiento de la investigación y la cooperación con China
de CONICET.
Oriana Cherini: Licenciada (UCA) y Doctoranda (UNR) en Relaciones Internacionales,
cursando la Especialización en Estudios Chinos (UNLP). Becaria doctoral UCA-
CONICET en el Centro de Investigación Interdisciplinar en Valores, Integración y
Desarrollo Social (CIIVIDS), en Paraná, Entre Ríos. Coordinadora Federal de la
REDAPPE. Presidenta del US Alumni Entre Ríos. Miembro del CeChino (UNLP), de la
Casa de Rusia en Entre Ríos y del Programa China-CONICET. Docente de la Facultad
de Trabajo Social de la UNER y la Facultad Teresa de Ávila de la UCA, en materias de
ciencias políticas y relaciones internacionales. Becaria FURP, IVLP y Fulbright.
Delegada argentina Y20 (2022) y WYF Rusia (2024).
Florencia Laudonia: Licenciada en Relaciones Internacionales y Magister en Defensa
Nacional. Docente universitaria en USAL y UNIPE . Posee amplia experiencia en la
planificación, desarrollo y edición de capacitaciones a funcionarios públicos en el
Instituto de Capacitación Parlamentaria. Se desempeñó como Analista Internacional
en Ministerio de Defensa de la Argentina.
Constanza Boettger: Licenciada en Relaciones Internacionales y especialista en
Gestión de Proyectos. Docente universitaria. Se ha desempeñado como Oficial de
Programas en CRIES y como Oficial de Enlace Regional de GPPAC y Asesora del
Departamento de Operaciones de Paz del EMCOFFA.
186
Alfredo López Rita: Graduado en Historia (UBA), Especialista en Gestión de las
Políticas Migratorias Internacionales (UNTREF) y en Migraciones y Asilo desde una
Perspectiva de Derechos Humanos (UNLA). Magister en Relaciones Internacionales
por FLACSO Argentina, ha publicado artículos en diversas revistas académicas
especializadas de su país y el extranjero y brindado numerosas charlas y
conferencias sobre los temas de su especialidad. En 2017 obtuvo el Primer Premio
Mercosur en Investigación sobre Políticas Sociales organizado por el Instituto Social
del Mercosur, el Alto Representantes del Mercosur y el Consejo Latinomericano de
Ciencias Sociales (CLACSO). Desde 2019 se desempeña como Director General de
Inmigración en la Dirección Nacional de Migraciones y preside, desde 2020, la
Comisión Nacional para los Refugiados (CONARE) de la República Argentina.
Victoria Brusa: Maestranda en Relaciones Internacionales por FLACSO Argentina.
Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Empresarial Siglo XXI;
Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Católica de Santiago del Estero
- Departamento Académico Rafaela.
Juliana Peixoto Batista: Doctora en Derecho Internacional y Magister en Relaciones
Internacionales por la Universidad de Buenos Aires. Abogada por la Universidade
Federal do Ceará (Brasil). Investigadora principal del Área de Relaciones
Internacionales de FLACSO, sede Argentina y del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET). Coordinadora de la Red Latinoamericana de Política
Comercial (Red LATN). Docente de grado y postgrado en la Universidad de Buenos
Aires y en FLACSO/Argentina. Consultora eventual de agencias y organismos
internacionales. Coordinadora del Diploma Superior en Cooperación Sur-Sur y
Triangular impartido por FLACSO/Argentina. Fue coordinadora del Diplomado en
Cooperación Sur-Sur del PIFCSS (2019-2020), del Posgrado regional en CSSyT para el
fortalecimiento de la integración centroamericana (FLACSO-UCC-SICA). Es
coordinadora de la Comisión de Derecho Internacional de AERIA.
187
María Belén Herrero: Lic. en Sociología y Dra. en Ciencias Sociales por la UBA.
Especialista en Epidemiología y en Salud Internacional. Investigadora adjunta de
CONICET e investigadora principal en el Área de Relaciones Internacionales FLACSO
Argentina. Coordinadora del Diploma Superior en Cooperación Sur-Sur y Triangular
(FLACSO) y de la Diplomatura en Salud Internacional (EGSFF-UNPAZ). Docente en la
Maestría de RRII de FLACSO, en el doctorado de la Facultad de Ciencias Sociales
(UBA) y en otras instancias de formación a nivel regional. Ha participado en
numerosos proyectos de investigación e intervención, desarrollados por
instituciones académicas, sector privado, sector público y organizaciones sociales.
Fue coordinadora académica del Diplomado en Cooperación Sur-Sur del PIFCSS
(2019-2020), del Posgrado regional en CSSyT para el fortalecimiento de la integración
centroamericana (FLACSO-UCC-SICA) y del Primer curso en Gobierno en Salud junto
con el ISAGS/UNASUR.
Christopher Kurt Kiessling: Doctor en Ciencias Sociales, Magíster en Desarrollo
Humano y Especialista en Derecho y Economía del Cambio Climático, por la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales sede Argentina, y Licenciado en Relaciones
Internacionales y Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Católica de
Córdoba. Fue Becario Doctoral y Posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas (CONICET). Actualmente se desempeña como Coordinador
de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad Blas Pascal; y
como Docente e Investigador en la Universidad Blas Pascal y en la Universidad
Católica de Córdoba. Consultor participante en la elaboración del Plan Provincial de
Respuesta al Cambio Climático de la Provincia de Córdoba.
Agustina Pacheco Alonso: Licenciada en Relaciones Internacionales y Licenciada en
Ciencia Política por la Universidad Católica de Córdoba. Es Magister en Derecho y
Economía del Cambio Climático por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Se ha desempeñado profesionalmente en diversas organizaciones vinculadas a la
acción climática tanto a nivel nacional como internacional. Es asesora técnica en
materia de acción climática, mercados de carbono y desarrollo sustentable.
Actualmente es profesora en la Universidad Siglo 21 y en la Universidad Blas Pascal y
coordina el equipo técnico para la elaboración del Plan Provincial de Respuesta al
Cambio Climático de la Provincia de Córdoba.
188
Nevia Vera: Licenciada en Relaciones Internacionales y Magíster en Ciencias Sociales
por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) y
Doctora en Ciencia Política por la Universidad de San Martín (UNSAM). Es becaria
post-doctoral de CONICET y se desempeña como docente del departamento de
Relaciones Internacionales de UNICEN. Se especializa en temáticas vinculadas a la
intersección entre ciencia, tecnología y relaciones Internacionales / política exterior y
diplomacia científica.
Bernardo Dall’Ongaro: Licenciado en Relaciones Internacionales (Universidad del
Salvador). Magíster en Administración y Políticas Públicas (Universidad de San
Andrés). Especialista en Ciencia Política (Universidad de Buenos Aires). Coordinador
del Observatorio de Política Internacional del CEPI (Universidad de Bueno Aires).
189
Comisión Directiva de AERIA
Presidente
Verónica Perez Taffi
Secretario General
Melisa Deciancio
Tesorero
Marcelo Saguier
Vocales Titulares
Dolores Gandulfo, José Paradiso, Mariana Luna Pont,
Nicolás Comini, Florencia Lopez Canellas
Vocales Suplentes
Khatchik Derghougassian, Enrique del Percio,
Vanesa Tuñón, Alejo Alvarez.
AERIA - Asociación de Estudios de Relaciones Internacionales Argentina
AERIA - Asociación de Estudios de Relaciones Internacionales Argentina
@aeriargentina
@aeriargentina