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Minius, n.º 28, 2023, páxs. 11-43
ISSN: 1131-5989
Recibido: 11/05/23
Aceptado: 31/10/23
EL PALEOLÍTICO EN GALICIA: UNA HISTORIA COMPLEJA
The Palaeolithic in Galicia: A Protracted History
Mikel Díaz RoDRíguez – RaMón FábRegas ValcaRce
Universidade de Santiago de Compostela
Resumen
En este trabajo se presenta el estado de la in-
vestigación sobre el Paleolítico gallego desde
sus inicios, con Villa-Amil y Castro, pasando
por excavaciones tan emblemáticas como
las Gándaras de Budiño u otras más actuales
como las de Cova Eirós. Hemos identificado
seis fases cuya problemática responde al con-
texto histórico en que se desarrolla cada una
de ellas. Una vez analizado el número de pu-
blicaciones relacionadas con este período y la
localización de los hallazgos, hemos compro-
bado que, tanto los trabajos científicos como
el número de yacimientos documentados, han
experimentado un crecimiento exponencial
a partir de los años noventa del siglo pasado.
Ese impulso se mantiene en la actualidad debi-
do a los proyectos vigentes relacionados con
la investigación de esta etapa prehistórica.
Palabras clave: Paleolítico, Historiografía, Ga-
licia, Prehistoria Antigua, Noroeste peninsular.
Abstract
This work deals with the research about the
Galician Palaeolithic since its inception, with
Villa-Amil y Castro, passing through emble-
matic excavations as those of Gándaras de
Budiño or recent ones such as Cova Eirós. We
have identified six phases whose character is
very much linked to the historical context of
each one of them. After analysing the number
of publications related to this period and the
location of the archaeological sites, we have
verified that both, the scientific works and the
number of known sites, experienced an expo-
nential growth from the 90s of the last cen-
tury. This momentum continues at present due
to the current projects related to the research
of this prehistoric period.
Key words: Palaeolithic, Historiography, Gali-
cia, Ancient Prehistory, Northwest Iberia.
Mikel Díaz Rodríguez – Ramón Fábregas Valcarce12
Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
1. Introducción
Este trabajo se centra en el análisis de la investigación del Paleolítico en Galicia,
desde sus inicios hasta la actualidad1. En el pasado se han llevado a cabo estudios
que abordaban esta problemática2 pero desde nales del siglo XX no se ha vuelto
a desarrollar ninguna revisión, por lo que carecemos de un compendio en el que se
recojan las tres últimas décadas de la investigación, en las que el Paleolítico gallego
ha adquirido un mayor protagonismo y se ha avanzado a pasos agigantados en su
estudio.
Durante los inicios de la investigación de la Prehistoria antigua gallega, Villa-
Amil y Castro fue el máximo y prácticamente único exponente en el último tercio
del siglo XIX. A Villa-Amil le siguió H. Obermaier, cuya visita a Galicia despertó
la curiosidad de algunos investigadores contemporáneos suyos, si bien fueron los
estudiosos extranjeros, como Breuil o Zbyszewski, los que se interesaron por estas
cuestiones relacionadas con el Paleolítico. Unos años después E. Aguirre implantó
una metodología actualizada y llevó a cabo la primera excavación arqueológica en
un yacimiento Paleolítico: Gándaras de Budiño, aunque no con la fortuna que es-
peraba, ya que las dataciones obtenidas proporcionaron una imagen de atraso so-
bre el Paleolítico en territorio gallego que se mantendría durante bastante tiempo.
A mediados de los años sesenta del pasado siglo surgió la gura de J. M. Ramil So-
neira, cuya iniciativa personal permitió sentar las bases de los primeros grupos de
investigación multidisciplinares en Galicia, que se irían consolidando hasta inicios
de los años noventa, cuando las obras públicas y, posteriormente, los proyectos de
investigación tomaron el relevo en la investigación del Paleolítico gallego hasta
llegar al momento actual.
2. José Villa-Amil y Castro pone la primera piedra (1870)
El inicio de la investigación del Paleolítico en Galicia tiene lugar a nales del siglo
XIX. Si queremos precisar más la fecha podríamos armar que el punto de partida
es el año 1870, cuando J. Villa-Amil y Castro publica Antigüedades prehistóricas de
Galicia. Carta primera3 y Antigüedades prehistóricas de Galicia. Carta segunda4. Estas car-
tas fueron publicadas en la revista El Arte en España. J. Villa-Amil había publicado
1 Este artículo ha sido enviado para su publicación el 11/05/2023, por lo que todos aquellos
trabajos que hayan sido publicados a partir de ese momento no han sido recogidos.
2 CAno pAn, J. A. (1993): 29-52; senín FernánDez, I. J. (1995).
3 villA-Amil y CAstro, J. (1870a).
4 villA-Amil y CAstro, J. (1870b).
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con anterioridad varias noticias arqueológicas en la Revista de Bellas Artes, en 1867 y
1868. También en la revista francesa Matériaux pour l’histoire primitive et naturelle de
l’homme. Todos estos trabajos fueron recopilados y publicados tres años después en
un libro impreso en Lugo y titulado Antigüedades Prehistóricas y Célticas de Galicia que
sirvió como colofón a su obra5. Los estudios de los habitantes prehistóricos que
realizó Villa-Amil se centraron fundamentalmente en dos cavidades situadas en el
municipio de Mondoñedo: Rei Cintolo y A Furada dos Cas. Tras las investigacio-
nes realizadas en las mismas concluyó que los restos encontrados en la segunda de
ellas pertenecían a la “Edad de las Cavernas”6.
La cavidad más fructífera en cuanto a resultados fue A Furada dos Cas. Al fon-
do de esta cueva realizó una excavación, dónde llegó a unos 3 metros de profun-
didad (g. 1). En ese punto decidió abandonar, sin haber agotado la potencia del
sedimento que rellenaba la cavidad, debido al temor de derrumbes. De allí extrajo
huesos fosilizados, quemados y algunos con marcas de corte. También recuperó
aproximadamente un centenar de dientes, llegando a hablar incluso de un gran ho-
gar que pudo existir, debido a la alta cantidad de carbones encontrados. En cuanto
a los huesos recuperados, estos eran largos, lo que para el autor indicaba una selec-
ción preferencial. Para el estudio de estos elementos, citaba ejemplos de trabajos
realizados en países como Bélgica o Francia, en los que se inspiró, demostrando
con ello que se encontraba a la vanguardia de las investigaciones europeas y que
las conocía7.
5 villA-Amil y CAstro, J. (1873).
6 El término “Edad de las Cavernas” se considera poco acertado en la actualidad e incluso des-
pectivo, ya que se ha demostrado que nuestros ancestros habitaban diferentes espacios y no
solo cavidades. Sin embargo, a nales del siglo XIX estaba plenamente aceptado. villA-Amil y
CAstro, J. (1873): 21.
7 villA-Amil y CAstro, J. (1873): 17-20.
Fig. 1. Imagen de las plantas de la Cueva del Rey Cintolo y A Furada dos Cas recogida en
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. (1873): 81.
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Su trabajo sobre esta cavidad concluye con una serie de hipótesis coherentes
con el paradigma presente en la investigación europea del momento. La primera
de ellas era que se le antojaba imposible atribuir los hallazgos a una época con-
creta, pero creía que sería muy lejana. Para ello se basó en el espesor de la costra
estalagmítica, armando que los habitantes de Galicia, en aquel período, conocían
el fuego y fabricaban herramientas en piedra y hueso. Para las herramientas líti-
cas empleaban la caliza, ante la falta de rocas silíceas. Se alimentaban de grandes
rumiantes, pequeños mamíferos carnívoros, perros y caballos. De estos animales
transportaban las cabezas, los lomos y las extremidades para procesarlas allí. Aten-
diendo a la alta calidad de las piezas encontradas, Villa-Amil creía que en ella pudo
haberse refugiado algún jefe o alguna tribu8.
Los trabajos de Villa-Amil y Castro no se entienden sin el contexto social e in-
telectual europeo de mediados y nales del siglo XIX. A partir de la publicación
del libro On the Origin of Species de C. Darwin, en 1859, tuvo lugar un debate entre
aquellos que apoyaban la teoría de la evolución y los detractores de la misma. Los
primeros buscaban explicar la aparición de restos animales y de culturas extintas
a partir de dicho paradigma, intentando al mismo tiempo la construcción de una
nueva disciplina: la Prehistoria. Villa-Amil demostró ser conocedor de esta teoría
y estar al día de los trabajos cientícos que tenían lugar en otros países europeos,
mencionando restos de animales extintos que encontró en la cavidad y que presen-
taban marcas de corte9.
El poder que tenían la Iglesia y la Universidad en el territorio gallego impidió
que las hipótesis evolucionistas alcanzasen una mayor repercusión. A pesar del
pionero trabajo llevado a cabo por Villa-Amil y Castro, no hubo continuidad en
el estudio del Paleolítico, siendo otros períodos de la Prehistoria los que cobrarían
más relevancia e interesarían, en mayor medida, a los investigadores. El mismo
Villa-Amil dejó de lado sus estudios sobre el Paleolítico gallego en favor de otros
períodos más acordes con la tónica dominante de la época, basada en la búsqueda
de relaciones con otros pueblos atlánticos en el marco del fenómeno megalítico y
la Edad del Hierro10. El vacío que se produce en la investigación del Paleolítico ga-
llego entre los años 1870 y 1923 se debió, en parte, a la adscripción nacionalista de
muchos académicos. Estos investigadores buscaban la conexión céltica de Galicia
con otras regiones atlánticas, lo que propició los estudios sobre períodos prehis-
tóricos más recientes. A ese factor hay que sumar el desinterés de la Universidad
de Santiago y su estrecha vinculación eclesiástica que renegaba del evolucionismo
8 villA-Amil y CAstro, J. (1873): 21-26.
9 villA-Amil y CAstro, J. (1873): 42-47.
10 lópez gArCíA, J. C. (1997).
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y buscaba mantener lo expuesto en la Biblia. Así pues, la ausencia de trabajos so-
bre el Paleolítico no fue motivada porque los investigadores gallegos careciesen
de preparación para abordar el estudio de ese período, sino a su falta de interés
por el tema11. No hay que olvidar que Villa-Amil y Castro fue un pionero de los
estudios del Paleolítico tanto en Galicia como en la Península Ibérica. Sus trabajos
arqueológicos, llevados a cabo durante los años sesenta y setenta del siglo XIX, se
realizaron casi paralelamente a la llegada de la nueva disciplina prehistórica a la Pe-
nínsula Ibérica: fue C. de Prado, en 1862, el que la introdujo y el que publicó el pri-
mer libro sobre la presencia de los habitantes del Paleolítico en España en 186412.
Algunos autores gallegos posteriores citaron su trabajo13, sin embargo, demos-
traron no conocer su obra en profundidad, desvirtuando los datos que aportaba14.
Hubo que esperar hasta nales del siglo XX para que se reconociese la labor de J.
Villa-Amil y Castro como impulsor de los estudios del Paleolítico en Galicia.
3. El Paleolítico en el olvido hasta la visita de Hugo Obermaier (1923)
Desde los trabajos de Villa-Amil y Castro tuvieron que pasar en torno a cincuenta
años en los que no se publicó ningún estudio sobre el Paleolítico gallego. Durante
ese período en otras áreas de la Península tuvo lugar la consolidación de la Prehis-
toria como disciplina (un ejemplo próximo se encuentra en Asturias)15. Sin em-
bargo, en Galicia predominaba la preocupación por otras etapas que permitiesen
justicar y ensalzar el celtismo para ponerlo al servicio de una política regionalista
que duraría hasta principios del siglo XX.
No fue hasta el año 1923 cuando H. Obermaier realizó una publicación deriva-
da de unas conferencias que impartió en la Universidad de Santiago de Compos-
tela (g. 2). En esa conferencia señalaba que el hecho de que en Galicia hubiese un
escaso número de cavidades susceptibles de contener evidencias del Paleolítico, a
diferencia de lo que ocurría en la cornisa cantábrica, no signicaba que no exis-
tiesen vestigios de esta etapa en el territorio gallego. Mostraba su preocupación
por la falta de tradición investigadora que había sobre ese período y armaba que
estas ocupaciones se localizarían en las márgenes de los ríos, al aire libre16. Sus
11 senín FernánDez, I. J. (1995): 33.
12 De prADo y vAllo, C. (1864).
13 Amor meilán, M. (1918); AriAs vilAs, F. (1971); AriAs vilAs, F. (1971); obermAier, H. (1923);
trApero pArDo, J. (1946); vázQUez seiJAs, M. (1965/1966).
14 senín FernánDez, I. J. (1995): 33.
15 DUQUe De estrADA y mArtínez De morentín, r. (1923).
16 obermAier, H. (1923): 3.
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armaciones no iban tan desencami-
nadas, ya que ulteriores investigacio-
nes llevaron al descubrimiento de
evidencias paleolíticas en las zonas
que él mencionaba.
Algunos autores, tras analizar la
Historiografía del Paleolítico galle-
go, consideraban que H. Obermaier
desconocía la obra de J. Villa-Amil17.
Otros autores armaban que Ober-
maier conocía su obra y que se re-
rió a ella a pesar de que sus coleccio-
nes no pudieron ser localizadas18.
En su discurso Obermaier llamaba
la atención sobre la necesidad de in-
vestigar este período aplicando nue-
vas metodologías que, entre otras
cosas, tuviesen en cuenta los estu-
dios climáticos y por consiguiente
faunísticos.
A despecho de la publicación de
Obermaier, la investigación galai-
ca siguió por derroteros ajenos a la
etapa paleolítica. Las herramientas
para ello estaban disponibles, pues
la creación del Seminario de Estu-
dios Gallegos, la Real Academia Gallega, la Sociedad Arqueológica de Pontevedra
o la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Ourense se
prestaban a que alguien tomase el testigo. Pero su vinculación con el regionalis-
mo gallego y el celtismo habían orientado las investigaciones de eruditos como
M. Murguía, F. Maciñeira o M. Amor Meilán hacia otras etapas prehistóricas o ya
protohistóricas19. M. Murguía escribió un libro sobre la Historia de Galicia, cuyo
primer tomo se publicó antes del trabajo de Villa-Amil. En dicho trabajo decidió
comenzar la Historia de Galicia con los celtas, dando al olvido académico los habi-
tantes que se habían establecido en el territorio gallego en épocas anteriores. Jus-
17 CAno pAn, J. A. (1993): 30; senín FernánDez, I. J. (1995): 33.
18 villAr QUinteiro, R. (1996).
19 Amor meilán, M. (1918); Manuel mUrgUíA, M. (1865).
Fig. 2. Portada de la publicación de H.
OBERMAIER (1923).
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ticaba su elección armando que antes de los celtas no había recuerdos de otros
pueblos20: «(...) lo es también de que si antes de ellos ocuparon otras razas nuestro
país, ha desaparecido todo recuerdo que así lo indique (...)». Por lo tanto, la falta de
vestigios conocidos de otras culturas anteriores lo llevó a iniciar así su Historia21:
«(...) hemos dicho también que de los habitantes anteriores a la irrupción
celto-ariana, no queda memoria sensible, por medio de la cual pueda venirse
en conocimiento de su existencia, y que por lo mismo teníamos que partir
de un punto conocido, es decir, la irrupción céltica, para explicar nuestros
orígenes (...)».
Unos treinta años después, F. Maciñeira publicó un artículo sobre la Prehis-
toria de Galicia en la revista Galicia Diplomática. En ese trabajo aludió a la falta de
apoyos que sufrían los eruditos de la época por parte del gobierno español para
indagar en la Prehistoria antigua, una armación que podría aplicarse a la actuali-
dad, mientras señalaba que en el vecino Portugal ocurría todo lo contrario:
«(...) esta parte esencial de la historia hállase sumamente descuidada, por
efecto de la apatía, que, con respecto á protección á las ciencias, muestran
siempre nuestros gobiernos. Aún para sonrojo nuestro, dase el caso de que el
vecino reino lusitano, encuéntrase en esta concreta materia histórica, mucho
más adelantado que nosotros (...)».
Conocedor del trabajo de Villa-Amil y Castro, armaba que el “hombre
primitivo”22 vivió en las cavernas, aunque era consciente de que sus vestigios eran
escasos23:
«El hombre de la edad primitiva o sea de las cavernas, dejó las manifes-
taciones de sus primeros y débiles destellos de cultura, en el fondo de las
cuevas naturales que le sirvieron de vivienda y que tan abundantes son en
nuestro abrupto territorio, pero que huérfanas de exploración, guardan
desconocidos tesoros históricos de groseros instrumentos de sílex y de restos
de osamentas humanas».
Por su parte, M. Amor Meilán, a principios del siglo XX publicó su Historia de la
Provincia de Lugo, cuyo volumen I estuvo dedicado al estudio de la Edad Prehistóri-
ca y más concretamente a las cavernas y los palatos. En este trabajo demostraba
conocer las labores llevadas a cabo por Villa-Amil y Castro. En lo referente a la
20 mUrgUíA, M. (1865): 400.
21 mUrgUíA, M. (1865): 409.
22 El concepto de hombre primitivo no debe de ser entendido desde un punto de vista despectivo
ni actualista, sino desde la visión histórica de su época y de los investigadores de la misma.
23 mACiñeirA y pArDo De lAmA, F. (1893): 135.
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Cueva del Rey Cintolo se manifestaba esperanzado y lamentaba los problemas de
Villa-Amil24:
«Créela el Sr. Villa-Amil prometedora de grandes tesoros prehistóricos, y le
acompañamos en sus presunciones, siendo muy de lamentar que los incon-
venientes de que nos habla no le hubiesen permitido llegar a más fecundos
resultados».
4. Desde los años veinte a los trabajos de H. Breuil y G. Zbyszewski (1942)
Los investigadores portugueses recogieron el testigo dejado por Obermaier: la in-
dustria “Asturiense” –designada con este nombre por ese autor y por el Conde de
la Vega del Sella debido a que había sido descubierta en Asturias25– comenzó a
ser identicada en otras zonas costeras de la Península, como Cataluña, Galicia y
Portugal, y se trataba fundamentalmente de una industria de cantos tallados. En
Galicia fue descubierta en el área SO y estaba estrechamente relacionada con el
hallazgo de industrias similares en el vecino Portugal, todas ellas estrechamente
vinculadas a la línea costera y a ambas márgenes del río Miño. Su descubrimien-
to se produjo tras la llegada, en 1924, de dos profesores jesuitas –A. da Cruz y A.
Luissier– al colegio de Camposancos, al encontrar piezas talladas en las terrazas
del río Miño que fueron depositadas en el museo de esa institución. Algún tiempo
después, J. Fontes visitó la zona y les concedió gran importancia a los hallazgos,
publicados en Galicia y Portugal26 y que él adscribió al “Chelense”27. En un trabajo
posterior habló de su visita a Galicia y de sus impresiones sobre esas herramientas
líticas28.
Algún tiempo después, un tercer religioso portugués, E. Jalhay, también profe-
sor en Camposancos, realizó el estudio de otras industrias encontradas en la franja
costera. Tanto Fontes como Jalhay conocían las industrias líticas encuadradas en
el Paleolítico y este último se percató de las similitudes con piezas que había visto
en un viaje realizado en 1923 a la costa Cantábrica. Apoyado en el material lítico,
en la publicación realizada por el Conde de la Vega del Sella sobre el “Asturiense”29
24 Amor meilán, M. (1918): 3.
25 DUQUe De estrADA y mArtínez De morentín, r. (1923); obermAier, H. (1923).
26 Fontes, J. (1925a); Fontes, J. (1925b).
27 En la actualidad el término equivalente sería Achelense.
28 Fontes, J. (1926).
29 DUQUe De estrADA y mArtínez De morentín, r. (1923).
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y haciendo valer el principio del “fósil
director”, encuadró el conjunto en el
“Asturiense”30.
Dado que las industrias aparecían
tanto en territorio gallego como en
territorio portugués, diversos inves-
tigadores del otro lado del Miño se
sumaron al estudio de esta industria
que allí era conocida con el nombre
de “Ancoriense” y en Galicia se de-
nominó “Camposanquiense” por J.
Fontes. En la zona portuguesa desta-
can los estudios de R. de Serpa Pin-
to sobre el “Asturiense” en Portugal,
en los que identicó las estaciones
de Ancora y de Afe31 (g. 3). Del
mismo modo desarrolló diversos
trabajos sobre el tema en años pos-
teriores e incluso una bibliografía
del “Asturiense”32. También es desta-
cable el trabajo de A. do Paço sobre
la estación de Carreço33 y sobre el
Paleolítico y Mesolítico portugués34.
Por último, cabe mencionar a A. Viana, que se preocupó por las dispersiones líticas
del Miño portugués35.
El padre E. Jalhay continuó su labor, manteniendo la hipótesis de que los artefac-
tos líticos de la desembocadura del río Miño pertenecían al período “Asturiense”36.
A ese “Asturiense” incorporó nuevos tipos de picos que respondían al amplio re-
pertorio gallego37 y, a medida que avanzaba en sus trabajos, comenzó a plantearse
la posibilidad de que estas industrias fuesen “Pre-Asturienses”38.
30 JAlHAy, E. (1925).
31 De serpA pinto, R. (1928).
32 De serpA pinto, R. (1930).
33 Do pAço, A. (1929).
34 Do pAço, A. (1940).
35 viAnA, A. (1930).
36 JAlHAy, E. (1930).
37 CAno pAn, J. A. (1993): 31.
38 JAlHAy, E. (1934).
Fig. 3. Mapa de la costa atlántica con la
localización de las estaciones “Asturienses”
a escala 1/100.000 obtenido de R. DE SERPA
PINTO (1928): 39.
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Los investigadores citados llevaron a cabo los estudios de los materiales en
supercie desde una perspectiva tipológica. Sin embargo, los problemas de esta
industria lítica comenzaron a aorar cuando aparecieron piezas con distinto gra-
do de rodamiento, que algunos interpretaban como pertenecientes a períodos dis-
tintos. A esto hay que sumar que algunas piezas fueron halladas en cronologías
diferentes a las de las estaciones costeras, como es el caso del castro de Santa Tre-
ga39. Debido a esto, algunos autores se decantaron por atribuirles una cronología
más reciente de lo que se venía proponiendo. Entre los investigadores españoles
dedicados al estudio de las industrias líticas del Baixo Miño, algunos negaban la
atribución de estas industrias al Paleolítico40, mientras que otros la defendían41,
y otra parte las vinculaba al “Asturiense”42 o incluso al Neolítico43. Por último,
algún autor relacionaba las industrias líticas con el período “castrexo” e incluso las
enmarcaba en una etapa plenamente histórica44.
La Guerra Civil paralizó los estudios de los investigadores españoles. A excep-
ción de los trabajos de J. Martínez de Santa-Olalla y C. de Mergelina que, como
hemos comentado, tocan transversalmente la problemática de las industrias líti-
cas del Baixo Miño, aunque no las enmarquen cronológicamente en el Paleolítico.
También se puede destacar un trabajo recopilatorio sobre la bibliografía de la Pre-
historia gallega hasta ese momento45.
Ante la atonía española, fueron los portugueses los que tomaron el relevo. La
llegada de H. Breuil al país vecino supuso un punto de inexión, ya que comenzó
a publicar trabajos con G. Zbyszewski en los que aplicaban un método de análisis
basado en la posición geológica de los artefactos y en el grado de alteración super-
cial de los mismos, superando así la exclusiva dependencia del estudio tipológico
de las piezas46. En Galicia intentaron correlacionar las terrazas con las playas y
las estaciones arqueológicas y de este modo establecieron la primera secuencia del
Paleolítico gallego, basada en tres períodos: el “Languedociense”, el “Proto-Astu-
riense” y el “Asturiense”.
39 lópez gArCíA, J. (1927).
40 mArtínez risCo, V. (1928).
41 DomíngUez FontelA, J. (1925).
42 FernánDez CostAs, M. (1930).
43 mArtínez De sAntA-olAllA, J. (1941).
44 De mergelinA y lUnA, C. (1938/1940).
45 lópez CUevillAs, F. y boUzA-brey trillo, F. (1927).
46 breUil, H. y zbyszewski, G. (1942).
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5. Desde los años cuarenta a la primera excavación sistemática efectuada con
metodología moderna
El trabajo de Breuil y Zbyszewski sirvió de referencia para J. M. Álvarez Blázquez y
F. Bouza-Brey. Estos autores tomaron como ejemplo su metodología de identica-
ción de las industrias líticas y se apoyaron en los trabajos geológicos de distintos
investigadores desarrollados en los años cuarenta. Por ejemplo, destaca la investi-
gación realizada por H. Lautensach, que se interesó por el estudio del período in-
terglaciar en el norte de Portugal y el sur de Galicia, llegando a describir e interpre-
tar las terrazas del río Miño47. También tuvieron en cuenta las investigaciones de
M. Feio y C. Teixeira, centradas en la interpretación de las terrazas del río Miño48.
Apoyándose en esos estudios, Álvarez Blázquez y Bouza-Brey llegaron a trazar
la secuencia del Paleolítico comenzando con un Achelense –Antiguo, Medio y Fi-
nal–, seguido de un “Camposanquiense”, un “Ancoriense” y un “Proto-Asturiense”.
Estos últimos períodos los atribuyeron al Paleolítico Medio y Superior49. Poste-
riormente, realizaron otras publicaciones en las que ampliaban esta clasicación
con la localización de nuevos hallazgos, centrándose en los municipios de A Guar-
da, O Rosal, Tomiño y Oia50.
Hay un hecho importante a nales de los años cuarenta. Desde que habían
despegado los estudios sobre las industrias líticas del Baixo Miño, estos habían
copado toda la atención de los investigadores y no se habían producido trabajos
en otras zonas del ámbito gallego. Sin embargo, en 1947 L. Monteagudo publica el
hallazgo de una posible hacha “Clactoniense” proveniente de Arteixo, en la provin-
cia de A Coruña51. Monteagudo atribuyó a la pieza hallada una cronología anterior
a la de las industrias del Baixo Miño, basándose en la similitud de dicho hallazgo
con los restos encontrados en el yacimiento de Clacton-on-Sea (Essex, Inglaterra).
A pesar de tratarse de un hallazgo aislado, sirvió para ampliar el ámbito de estudio
del Paleolítico gallego. A esa expansión territorial también hay que añadir la pro-
vincia de Ourense, en la que F. López Cuevillas y B. Sáez Martín noticaron y pu-
blicaron hallazgos de tipo Paleolítico52. Tras estos hallazgos aislados, en las cuatro
provincias gallegas se habían localizado restos atribuidos al Paleolítico, aunque ya
hemos visto que la mayoría, por no decir todos, eran útiles líticos localizados en
supercie y sin un contexto claro.
47 lAUtensACH, H. (1945).
48 Feio, M. (1948); teiXeirA, C. (1952).
49 álvArez blázQUez, J. m. y boUzA-brey trillo, F. (1949).
50 boUzA-brey trillo, F. y álvArez blázQUez, J. m. (1953/1954).
51 monteAgUDo, L. (1947).
52 lópez CUevillAs, F. (1953); sáez mArtín, B. (1956).
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Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
En la década de los 50, las industrias líticas del Baixo Miño siguieron atrayendo
la mayoría de las investigaciones. Como ya se ha mencionado, C. de Mergelina ha-
bía defendido la hipótesis de que los objetos líticos encontrados en el Baixo Miño
estaban vinculados a contextos castreños y fue A. Viana el que retomó esa idea para
los castros portugueses53. Esa misma tesis también fue defendida por M. Fernán-
dez Rodríguez, que llegó a armar que esas herramientas habían sido talladas por
los habitantes de los castros en época tardía, justicando que se trataba de una
pervivencia de formas culturales anteriores debido a la pobreza y al aislamiento de
esas comunidades54.
J. Filgueira Valverde y A. García Alén realizaron una publicación en 1959 donde
dieron a conocer diversos hallazgos localizados en la provincia de Pontevedra ads-
critos al Paleolítico. En ese estudio se hicieron eco de diversas noticias recogidas en
varios medios de comunicación, hallazgos llevados a cabo por vecinos de la zona y
también recogieron trabajos de índole cientíca relacionados con el Paleolítico55.
A nales de esa década surgió el interés por realizar catálogos y este fue uno de
ellos, al igual que ocurrió con otro artículo de J. Valverde, centrado en la localiza-
ción de yacimientos en los valles del Tea56.
En los años sesenta, F. López Cuevillas realizó una síntesis en la Historia de Ga-
liza que publicó R. Otero Pedrayo. Cuevillas relacionaba los elementos líticos del
“Asturiense” gallego y de Asturias con las piezas líticas de la Bretaña francesa e
Irlanda. De esta forma le daba un enfoque en el que se evidenciaba la relación de
Galicia con los territorios célticos de la vertiente atlántica desde un período tan an-
tiguo como el Paleolítico57. En el mismo año de la publicación de López Cuevillas,
se llevó a cabo el importante hallazgo de dos molares de mamut en una cantera
localizada en la provincia de Lugo58. Se trataba de los primeros restos paleontoló-
gicos localizados desde los recuperados por Villa-Amil y Castro hacía casi un siglo.
Uno de los hitos más importantes del Paleolítico gallego, por no decir el más
destacado del siglo XX, fue la excavación del yacimiento de Gándaras de Budiño.
Se trataba del primer yacimiento de esa cronología excavado con metodología ar-
queológica. Este lugar fue descubierto por H. Nonn, un geomorfólogo francés, que
lo localizó en el año 1961 mientras llevaba a cabo el trabajo de campo para su tesis
doctoral. En el curso de este localizó herramientas líticas que presentaban caracte-
53 viAnA, A. (1954).
54 FernánDez roDrígUez, M. (1955).
55 FilgUeirA vAlverDe, J. y gArCíA Alén, A. (1959).
56 vAlverDe álvArez, J. (1957).
57 lópez CUevillAs, F. (1962).
58 torre-enCiso, E. (1962).
El paleolítico en Galicia: una historia compleja 23
Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
rísticas Achelenses en unos cortes estratigrácos realizados en la zona59. Nonn se
puso en contacto con J. M. Álvarez Blázquez, que era el comisario de excavaciones
de Vigo, quien a su vez avisó a E. Aguirre, que se encargó de realizar las interven-
ciones arqueológicas.
Fig. 4. Plano de localización de los sondeos realizados en el yacimiento de Gándaras de Budiño,
sacado de AGUIRRE ENRÍQUEZ, E. (1964): 8.
El paleontólogo E. Aguirre formaba parte del equipo de excavaciones que tra-
bajaba en los yacimientos Achelenses de Torralba y Ambrona (Soria), con un grupo
multidisciplinar de investigadores especializados en diversas áreas y de prestigio
internacional. Los trabajos previos en el yacimiento de Gándaras de Budiño co-
menzaron en septiembre de 1962. Posteriormente, en 1963, Aguirre recibió ayuda
económica de la Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research, con la que se
inició la excavación del yacimiento60. En esta intervención (g. 4) lograron recupe-
rar un gran número de materiales líticos y efectuaron una primera interpretación
59 nonn, H. (1967).
60 AgUirre enríQUez, E. (1964).
Mikel Díaz Rodríguez – Ramón Fábregas Valcarce24
Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
de los procesos geológicos que habían tenido lugar en el sitio arqueológico. Las
piezas eran propiamente Achelenses y encuadrables en el Paleolítico Inferior, pero
la cronología obtenida a partir de la datación de C14, sobre muestras de carbones
provenientes de varios hogares, arrojaba unas fechas de 26 ka B.P. y 18 ka B.P.,
encuadrables en el Paleolítico Superior61. Estos resultados venían a corroborar que
durante el Paleolítico Superior –mientras otros lugares de la Península poseían
unas industrias tecnológicamente más elaboradas– Galicia continuaba anclada
en un arcaísmo, con grandes congurados propios del Achelense. Sin embargo,
la publicación del análisis de la industria lítica, unos años más tarde, comenzó a
cuestionar las dataciones que se habían obtenido durante la intervención62.
6. De la excavación de Gándaras de Budiño a la creación de grupos de
investigación interdisciplinares (1994)
La primera excavación de un yacimiento Paleolítico, realizada con criterios mo-
dernos en territorio gallego, no arrojó el resultado que se esperaba en cuanto a
su cronología y, así, en vez de ayudar a resolver la problemática de las industrias
líticas conocidas en el suroeste gallego, los trabajos realizados en Gándaras de Bu-
diño introdujeron nuevos elementos al debate cronocultural, que complicaron los
estudios sobre este período63. Pero, al mismo tiempo, fue en la década de los años
setenta cuando comenzó una nueva etapa de estudios que arrojaron nueva y mejor
información sobre la prehistoria regional y permitió que la investigación del Paleo-
lítico gallego comenzase a virar hacia una mayor profesionalización.
Este hecho se debe, en parte, a que desde la década de los años sesenta, la Uni-
versidad de Santiago de Compostela (USC) tomó las riendas en lo que a investiga-
ción y a formación de investigadores se reere. Anteriormente, el mayor peso de los
trabajos realizados en el Paleolítico recaía en investigadores autodidactas, eruditos
ilustrados y preocupados por la defensa y el estudio de su pasado, que solían per-
tenecer a instituciones como podía ser el grupo Nós o su heredero, el Instituto
Padre Sarmiento de Estudios Gallegos y que carecían de una formación especíca
en arqueología. Sin embargo, a partir de ese momento fue la sección de Arqueolo-
gía y Prehistoria de la USC la que comenzó a adquirir un creciente protagonismo
y a formar a los arqueólogos gallegos como profesionales de esta disciplina. Cabe
destacar las guras de investigadores como C. Alonso del Real o J. M. Vázquez
61 AgUirre enríQUez, e. y Karl W. bUtzer, K. (1967).
62 eCHAiDe, M. A. (1971).
63 CAno pAn, J. A. (1993): 36.
El paleolítico en Galicia: una historia compleja 25
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Varela, cuyo trabajo fue clave en el último tercio del siglo XX. Además, también
jugó un importante papel J. Ramil Soneira, un médico reconvertido a arqueólogo
cuya gura destacó en la investigación del Paleolítico Superior y el Epipaleolítico
en Galicia.
Otro punto importante fue la proliferación de publicaciones periódicas, de
índole cientíca, desde distintos estamentos que tuvo lugar a partir de los años
sesenta. El Departamento de Geografía e Historia de la USC comenzó a publicar la
revista Gallaecia. Pero no fue la única, ya que también destacaban las publicaciones
de arqueología vinculadas a museos como: Boletín Auriense, Brigantium, Castrelos o
El Museo de Pontevedra.
Por otro lado, la llegada de la profesionalización a la arqueología conllevó tam-
bién que se apostase por la interdisciplinaridad y la aplicación de una metodología
actualizada. Además, se crearon grupos de investigación basados en estas premisas
y vinculados a instituciones museísticas, creadas ex profeso como el Museo de Vi-
lalba y a la USC. Se llevó a cabo la ampliación del área geográca de la investigación
relativa al Paleolítico en zonas como el interior de la provincia de Lugo, Ourense
o A Coruña, prácticamente inéditas hasta el momento. Comenzaron a aparecer
trabajos en los que se noticaban los hallazgos en esas áreas menos estudiadas64.
Además, también continuaron los estudios en la provincia de Pontevedra65.
El Paleolítico Superior y el Epipaleolítico de Galicia eran prácticamente desco-
nocidos hasta la década de los años setenta, siendo una de las causas la escasez de
sílex en el Noroeste que, presuntamente, repercutiría negativamente en la calidad
de la industria lítica, elaborada mayoritariamente sobre cuarzo y cuarcita. La di-
cultad de la lectura tipológica de los productos lascados provocaba una genérica
caracterización como “atípicas” de esas industrias frente a las “clásicas” de otras
regiones peninsulares o europeas, mejor surtidas de sílex u otros materiales micro-
cristalinos. Esa –aparente– marginalidad tecno-tipológica, además de obstaculizar
la identicación de yacimientos pertenecientes a esos períodos, implicaba a menu-
do una visión de las comunidades superopaleolíticas galaicas como formaciones
sociales periféricas, ajenas a las pautas de desarrollo socioeconómico de los grupos
de cazadores-recolectores de otras áreas66.
En los años setenta tuvieron lugar una serie de estudios en los que se realizaron
trabajos de prospección sistemática para localizar y caracterizar restos arqueológi-
cos de momentos nipaleolíticos67. Además de los investigadores vinculados a la
64 Ferro CoUselo, J. (1972); rAmil soneirA, J. M. (1973); vázQUez vArelA, J. M. (1973); venCes
veigA, b. y vázQUez-monXArDín FernánDez, A. (1978).
65 FilgUeirA vAlverDe, J. y gArCíA Alén, A. (1975).
66 CAno pAn, J. A. (1993); senín FernánDez, I. J. (1995).
67 rAmil soneirA, J. m. y vázQUez vArelA, J. M. (1976).
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Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
USC, hay que destacar particularmente el papel de J. Ramil Soneira, quien dirigió
un esfuerzo singular hacia la aplicación de una investigación multidisciplinar y de
una metodología renovada al estudio del Paleolítico local. Fue él quien identicó
industrias líticas, denidas como mesolíticas en los municipios de Vilalba, Xerma-
de y Muras68 que, pocos años más tarde, fueron encuadradas en un Magdaleniense
Final Cantábrico o Aziliense69.
En el año 1974 se produce la excavación del yacimiento de A Piteira (Toén, Ou-
rense), cuyos materiales fueron ubicados cronoculturalmente en un período Mus-
teriense con tradición Achelense70. Los trabajos arqueológicos fueron promovidos
desde el Departamento de Prehistoria de la USC y ejecutados en dos campañas,
durante el año citado. Posteriormente se excavó de urgencia el yacimiento de Pa-
zos, localizado en San Cibrao das Viñas. Se trataba de un lugar arqueológico que
había sido descubierto en 197671, afectado por el avance del polígono industrial,
y la intervención consistió en la realización de dos catas, cuyo estudio geológico
concluyó que las piezas recuperadas eran de origen alóctono72. Este yacimiento
fue incluido, junto con otros de la provincia de Ourense, en una carta arqueológi-
ca del Paleolítico73. La industria lítica de Pazos fue estudiada con posterioridad y
encuadrada en el Achelense Superior, destacando su importancia y lamentando su
destrucción74. De esa forma, comenzaban a excavarse yacimientos arqueológicos
en otras zonas diferentes al Baixo Miño y al interior lucense.
En la década de los años ochenta, J. M. Vidal Encinas llevó a cabo nuevas in-
tervenciones arqueológicas en el yacimiento de Gándaras de Budiño75 y también
realizó el estudio de la industria lítica de colecciones de la estación de Portavedra76,
otro yacimiento ubicado en el Baixo Miño que había sido descubierto unos años
antes77. A raíz de sus investigaciones, concluyó que las industrias líticas del sitio ar-
queológico localizado en O Porriño eran de cronología Achelense y resultaba inútil
aplicar el análisis de C14 a una cronología tan antigua, por lo que las dataciones de
Butzer no eran válidas para fecharlo.
El “Camposanquiense” seguía siendo objeto de estudio en los años ochenta78,
aunque, afortunadamente, de forma más pormenorizada y sistemática, de lo que
68 rAmil soneirA, J. m. (1971).
69 ACUñA CAstrovieJo, F. et al. (1979).
70 roDrígUez grACiA, V. (1976).
71 roDrígUez grACiA, V. (1976): 42.
72 nespereirA iglesiAs, J. (1982).
73 roDrígUez grACiA, V. (1976).
74 villAr QUinteiro, R. (1997).
75 viDAl enCinAs, J. M. (1982).
76 viDAl enCinAs, J. M. (1981).
77 gArriDo roDrígUez, J. (1978).
78 AbAD gAllego, J. C. (1986).
El paleolítico en Galicia: una historia compleja 27
Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
da muestra un proyecto de in-
vestigación coordinado desde la
USC y que culminó con la elabo-
ración de una tesis doctoral79.
El proyecto contó con prospec-
ciones sistemáticas de la cos-
ta del Baixo Miño y sondeos,
desde Baiona hasta A Guarda.
Además, también se excavaron
yacimientos prehistóricos in
situ como Fiales –ubicado en
Oia– y que fue encuadrado en
el Tardiglaciar o el Holoceno
temprano80. La principal con-
clusión de estos trabajos fue
que esos útiles, que habían sido
encuadrados tipológicamente
en el “Camposanquiense”, se
correspondían con un conjunto
heterogéneo que no compartía
cultura ni cronología. Se trata-
ría de una amalgama de industrias líticas perteneciente a varias culturas que, de for-
ma diacrónica, habían utilizado el mismo espacio y las mismas materias primas81.
El primer descubrimiento de arte mueble del Paleolítico gallego también fue un
hecho relevante. Este se produjo en el yacimiento localizado en abrigo y conocido
como Pena Grande o Férvedes II (Xermade). El objeto en cuestión era una pequeña
placa con una perforación y con decoración realizada a base de incisiones. Si bien
carecía de un contexto arqueológico claro, la tipología de la pieza llevó a encua-
drarla en el Magdaleniense Final Cantábrico82 (g. 5).
Los trabajos iniciados con anterioridad en los municipios de Muras, Vilalba y
Xermade, muy vinculados a la señera gura de J. Ramil Soneira, se fueron amplian-
do hacia la Serra do Xistral y el valle del río Arnela. Atendiendo a los estudios pa-
leobotánicos y de C14, se localizaron unas primeras ocupaciones correspondientes
al Paleolítico Superior Final. Posteriormente, aparecieron yacimientos adscritos
a un Epipaleolítico evolucionado, representados por el yacimiento de Xestido III
79 CAno pAn, J. A. (1991).
80 CAno pAn, J. A. (1990).
81 CAno pAn, J. A. (1988).
82 rAmil soneirA, J. m. y vázQUez vArelA, J. m. (1983).
Fig. 5. Dibujo y fotografía del objeto decorado
recuperado en Férvedes II, obtenida de RAMIL
SONEIRA, J. M. y VÁZQUEZ VARELA, J. M. (1983): 192.
Mikel Díaz Rodríguez – Ramón Fábregas Valcarce28
Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
(Abadín), con una datación radiocarbónica centrada en el 7310 B.P.83. La prospec-
ción intensiva y la excavación selectiva de algunos lugares arqueológicos dieron
como resultado el descubrimiento del primer yacimiento al aire libre del Paleolí-
tico Superior gallego, Val do Inferno I (Abadín), donde además se encontró una
estructura de combustión84. En esa zona también se realizó un sondeo nanciado
por la Dirección Xeral do Patrimonio Histórico e Documental de Galicia en el ya-
cimiento de Pena Xiboi (Guitiriz)85. Los yacimientos de la Serra do Xistral y del
valle del río Arnela fueron objeto de un buen número de estudios desde una meto-
dología multidisciplinar86, entre ellos análisis polínicos y edafológicos para poder
reconstruir el paleoambiente que existía en la época en la que fueron habitados
dichos lugares87.
A nales de los años ochenta se desarrollaron dos proyectos de investigación
que impulsaron particularmente el estudio del Paleolítico Superior y el Epipaleolí-
tico. El primero de ellos tuvo lugar en la Cova da Valiña, una cavidad situada en el
municipio de Castroverde (Lugo), en la que se realizaron tres campañas de excava-
ción en los años 1987, 1988 y 199288. La cavidad ya era conocida desde su descubri-
miento casual a mediados de los años sesenta, a consecuencia de la explotación de
una cantera de caliza próxima. En el momento de su descubrimiento se noticó la
localización de material óseo89, pero el hallazgo pasó prácticamente desapercibido,
salvo alguna mención puntual90. Este yacimiento permitía obtener información
faunística y paleoambiental merced a la buena conservación de los restos orgáni-
cos en entornos calizos, lo que facilitó la realización de diversos estudios paleon-
tológicos91, microfaunísticos92 y paleoclimáticos93. A nivel cronológico, se dató el
Nivel 1 a partir de una muestra de C14, con el resultado de 34800 Cal B.P., por lo
que se encuadró en el Würm reciente94.
En el año 1987 tuvo lugar otro proyecto de investigación en la Serra do Bocelo y
el valle del río Furelos (municipios de Melide, Sobrado y Toques, en la provincia de
83 rAmil rego, P. (1992).
84 mArtínez CortizAs, A. (1990).
85 lópez-Felpeto gómez, m. A. y villAr QUinteiro, r. (2000).
86 rAmil rego, e. y rAmil soneirA, J. M. (1986).
87 AirA roDrígUez, M. J., sAA otero, m. Del p. y tAboADA CAstro, m. t. (1989); rAmil rego, p.,
AirA roDrígUez, m. J. y rAmil rego, e. (1990).
88 llAnA roDrígUez, J. C., soto bArreiro, m. J. y mArtínez CortizAs, A. (1987); llAnA roDrígUez,
J. C. y soto bArreiro, m. J. (1991).
89 vázQUez seiJAs, M. (1965/1966): 28-29.
90 AriAs vilAs, F. (1971): 323-330.
91 FernánDez roDrígUez, C. (1991); FernánDez roDrígUez, C. (1992/1993).
92 rey sAlgADo, J. M. (1991).
93 mArtínez CortizAs, A. (1991).
94 FernánDez roDrígUez, C., rAmil rego, p. y mArtínez CortizAs, A. (1993).
El paleolítico en Galicia: una historia compleja 29
Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
A Coruña). Se trataba de un proyecto diacrónico, orientado desde la Arqueología
del Paisaje, que buscaba explicar la evolución del poblamiento desde el Paleolítico
Superior hasta la Edad Media. En concreto, para la fase que nos interesa, se busca-
ba denir el asentamiento entre el Tardiglaciar y principios del Holoceno95.
La arqueología profesional también tuvo cabida en el Paleolítico: la construc-
ción de grandes obras públicas conllevó la realización de intervenciones de ur-
gencia que afectaron a diversos lugares arqueológicos dispersos por la geografía
gallega. A título de ejemplo, una prospección realizada en Lobios, a raíz de la cons-
trucción del embalse de Lindoso, permitió la localización de restos pertenecientes
al Paleolítico96. Otro caso señero fue la excavación de urgencia realizada en 1990
en Gándaras de Budiño97.
A nales de la década de los ochenta y principios de los noventa surgieron
nuevas vías de investigación prácticamente inexploradas con anterioridad. Una de
ellas fue la identicación y el análisis de las materias primas de diversos yacimien-
tos del Paleolítico gallego y asturiano. El objetivo consistía en establecer las relacio-
nes existentes entre materias primas y el formato de las piezas, para intentar denir
el patrón de abastecimiento de las primeras. Esta línea de investigación tuvo su
culminación con la publicación de varios trabajos pioneros y una tesis doctoral98.
En términos generales, la treintena de años correspondiente a esta fase contem-
pla –de manera acelerada desde la década de los ochenta– una signicativa expan-
sión de los estudios paleolíticos en Galicia, incorporando nuevas perspectivas teó-
ricas, que beben de la arqueología procesual, primero, y del magma postprocesual,
más adelante. La aplicación de métodos modernos de excavación y prospección se
acompañó de una visión interdisciplinar que movilizó diversas disciplinas a n de
obtener una visión más holística de las comunidades de cazadores-recolectores que
superase el paradigma tecno-tipológico vigente con anterioridad.
7. Desde los años noventa hasta la actualidad
A lo largo de la última década del siglo XX e inicios del XXI, la arqueología de ur-
gencia tuvo un papel destacado, si bien con la llegada de la crisis económica a par-
tir del 2007 acusó un fuerte retroceso en el número de obras realizadas, motivado
por la falta de nanciación. Por otro lado, también cobraron importancia diversos
proyectos de investigación que pusieron al Paleolítico gallego en el mapa penin-
95 CerQUeiro lAnDín, D. (1989); Felipe CriADo boADo, et al. (1991).
96 egUiletA FrAnCo, X. M., roDrígUez CAo, C. y XUsto roDrígUez, m. (1991).
97 Dolores CerQUeiro lAnDín, D. (1996).
98 llAnA roDrígUez, J. C. (1990).
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Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
sular y permitieron conrmar
lo que apenas se entreveía an-
teriormente: el Noroeste no
era una zona periférica, sino
que era semejante, tanto en
importancia como en cultura
material, a otras regiones mu-
cho mejor exploradas y cono-
cidas desde antiguo.
En los años noventa se
desarrollaron un par de pro-
yectos de investigación vin-
culados al Paleolítico gallego,
ambos originados desde la
Universidad de Santiago. El
objetivo principal de uno de
ellos consistía en localizar e
inventariar la presencia del
poblamiento Paleolítico en
la cuenca del río Miño, con-
cretamente en el Baixo Miño,
utilizando el análisis cronoes-
tratigráco a partir del regis-
tro paleomagnético99. Con los resultados conseguidos durante la primera fase, se
planteó la reconstrucción paleoclimática y la evolución paisajística para el último
tercio del Pleistoceno Superior y el Holoceno.
El otro proyecto tuvo lugar en 1996, con una intervención vinculada a la cons-
trucción de la autovía de las Rías Baixas, en el tramo de San Cibrao-Allariz. Duran-
te esta labor, llevada a cabo por el Grupo de Investigación en Arqueología del Paisa-
je (USC), se documentaron diversas áreas de dispersión de materiales. Este mismo
grupo también aplicó esa metodología al estudio del Paleolítico en el ámbito de
la instalación de la red del Gas de Ourense durante 1997 y 1998100. Por último, se
encargaron de la intervención en la Serra do Xistral que se encontraba vinculada
al Plan Eólico Estratégico de Galicia101. La información obtenida en esos trabajos
tuvo como resultado una tesis doctoral102.
99 CAno pAn, J. A. y AgUirre enríQUez, E. (1997).
100 lópez CorDeiro, M. Del m. (2001).
101 lópez CorDeiro, M. Del m. (2002).
102 lópez CorDeiro, M. Del m. (2015).
Fig. 6. Portada del libro sobre Cova Eirós realizado por
DE LOMBERA HERMIDA, A. y FÁBREGAS VALCARCE, R.
(2013).
El paleolítico en Galicia: una historia compleja 31
Minius, n.º 28, 2023 (11-43) / ISSN: 1131-5989
En ese mismo año 1996 se publicó un libro monográco que recogía el estado
de la cuestión en torno al Paleolítico gallego, partiendo de diversas líneas de in-
vestigación103. Poco más de una década después, se publicó un libro homenaje a J.
M. Álvarez Blázquez, cuyo segundo volumen se dedicó al Paleolítico peninsular y
también al gallego104.
A mediados de los años 2000 surgió un nuevo proyecto de investigación vin-
culado a la USC cuyo objetivo principal era estudiar la secuencia pleistocena de la
cuenca media del río Miño. Inicialmente se centraba en la Depresión de Monforte
de Lemos, pero se extendió hasta las sierras orientales gallegas, donde las cavidades
calizas permiten la conservación de restos faunísticos. A lo largo de estos años han
salido a la luz numerosos trabajos cientícos vinculados a este proyecto, destacan-
do sobre todo aquellos relativos a los yacimientos de la Depresión de Monforte de
Lemos, el conjunto de cavidades de Valdavara y Cova Eirós105. En el año 2011 se
realizó la publicación de un libro monográco que recopilaba los trabajos vincu-
lados a este proyecto y que también contaba con estudios de otros investigadores
sobre el Paleolítico gallego, sirviendo como una actualización del estado de la in-
vestigación106. Asimismo, se denió una importante secuencia paleolítica en Cova
Eirós, donde se registró, en 2012, la aparición de las primeras manifestaciones grá-
cas parietales de tradición paleolítica en territorio gallego. A este descubrimiento
se sumó un número creciente de elementos de arte mueble tanto en Eirós107 (g.
6) como en Valdavara 1108, encuadrados entre el Gravetiense y el Magdaleniense.
Prácticamente de forma simultánea al proyecto desarrollado en la cuenca me-
dia del Miño, tuvo su inicio otro en la zona del Baixo Miño en el curso del cual
se intervino en diversos yacimientos del Paleolítico Inferior, como Chan do Ce-
reixo109 o Porto Maior110; de este último sitio se ha publicado recientemente un
trabajo111 en el que se le atribuye una antigüedad de unos 293-205 ka., una data-
ción que ya había sido adelantada en una tesis doctoral112. En esta última obra se
analizaron las industrias de algunos yacimientos del Paleolítico Inferior del Baixo
Miño, como Porto Maior (As Neves), O Cabrón (Arbo) y Gándaras de Budiño. Del
yacimiento de Arbo se ha publicado recientemente una monografía que recoge los
103 FábregAs vAlCArCe, r. (ed.) (1996).
104 ménDez QUintAs, e. (ed.) (2008).
105 FábregAs vAlCArCe, r. et al. (2009); rey roDrígUez, i. et al. (2016); vAQUero roDrígUez, m. et al.
(2018).
106 de lomberA HermiDA, A. y FábregAs vAlCArCe, r. (eds.) (2011).
107 steelmAn, K. L. et al. (2017); de lomberA HermiDA, A. y FábregAs vAlCArCe, R, (2013).
108 vAQUero roDrígUez, M. et al. (2009).
109 villAr QUinteiro, r. (ed.) (2009).
110 ménDez QUintAs, e. et al. (2006).
111 ménDez QUintAs, e. et al. (2018).
112 ménDez QUintAs, e. (2017).
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resultados de las investigaciones llevadas a cabo en el yacimiento113. Pocos años
antes, también había tenido lugar la lectura de otra tesis en la que se realizaba una
síntesis de los yacimientos de la Serra do Xistral y se estudiaba el yacimiento de
Louselas, situado en la costa lucense y perteneciente al Paleolítico Inferior114. Por
otro lado, también se realizaron prospecciones en Rubiá (Ourense)115 y en la cueva
del Rei Cintolo116.
Durante los años 2007 y 2009, y a partir de la implantación de la Plataforma
Logística Industrial de Salvaterra-As Neves (PLISAN), se llevó a cabo un estudio
geoarqueológico de más de 400 hectáreas, en el curso del cual se documentaron
industrias líticas del Paleolítico Inferior y Medio117.
En el año 2017 se publicaron los resultados del importante hallazgo en Chan
do Lindeiro de una mujer que vivió en las sierras orientales del noroeste peninsular
hace unos 9300 años118. La relevancia de este descubrimiento radica en su gran
antigüedad y en que la localización de restos óseos de un individuo humano es un
hecho excepcional, debido a la acidez de los suelos del noroeste peninsular, que im-
piden la conservación de dichos materiales. Los pocos restos encontrados han sido
recuperados dentro de cavidades que han permitido su conservación en entornos
menos ácidos y más estables. Un ejemplo de ello son los dos individuos infantiles
recuperados en el yacimiento de Valdavara 2 (Becerreá), cuya datación por C14 los
situó en un período más reciente que los de esta mujer119. Previamente en el nivel
4 del yacimiento de Valdavara 1 se recuperó un diente de leche que es, hasta el
momento, el resto humano más antiguo de Galicia, datado aproximadamente en
17 ka B.P.120. El hecho de que la mujer mesolítica de Lindeiro compartiese la cavi-
dad con restos de uros motivó que, tras realizar los estudios pertinentes, los auto-
res formulasen la hipótesis de que se trataría de una pastora, una propuesta muy
arriesgada a tenor de la carencia de un contexto arqueológico mínimamente de-
nido: los restos óseos fueron recogidos en la cavidad por un grupo de espeleólogos
en el año 1999 y puestos a disposición de los investigadores, sin que ulteriormente
se ejecutase intervención arqueológica alguna ni, por consiguiente, se pudiese co-
nocer la adscripción estratigráca precisa y la asociación concreta entre los restos
humanos y animales.
113 ménDez QUintAs, e. (2020).
114 rAmil rego, E. (2014).
115 FernánDez roDrígUez, C. y villAr QUinteiro, r. (2003).
116 villAr QUinteiro, R. (2007).
117 lópez CorDeiro, M. Del m. (2015): 55.
118 viDAl romAní, J. R. et al. (2017).
119 vAQUero roDrígUez, M. et al. (2009).
120 Alonso FernánDez, S. et al. (2014).
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8. Conclusiones
Tras haber realizado un repaso de la investigación centrada en el Paleolítico galle-
go, hemos podido comprobar que su desarrollo pasó por varias fases condiciona-
das por el contexto histórico de cada una. La investigación sobre esta etapa en Ga-
licia comenzó en línea con otras regiones europeas por entonces a la vanguardia,
pero el interés sobre las sociedades de cazadores-recolectores fue disminuyendo
rápidamente tras ese esperanzador comienzo. El nacionalismo gallego les otorgó
preferencia a períodos más recientes, y la Prehistoria antigua quedó en un segundo
plano, relegada al interés, más o menos episódico, de investigadores extranjeros.
La preocupación por esta etapa regresó a partir de los años veinte del siglo XX, si
bien fue sufriendo altibajos hasta los años setenta, momento a partir del cual se
produjo un vertiginoso incremento de los trabajos publicados, que alcanzaron su
pico a nales de los años noventa, debido al comienzo de los proyectos de investi-
gación multidisciplinares y al interés de la USC, una pauta que se mantuvo en las
dos primeras décadas del presente siglo (g. 7).
Fig. 7. Evolución del número de trabajos publicados relacionados con el Paleolítico gallego.
Elaboración propia.
Del mismo modo, el número de hallazgos relacionados con el Paleolítico ex-
perimentó una fuerte evolución desde una primera etapa en la que únicamente se
conocían dos lugares con vestigios (g. 8A), a un segundo momento cuando ya se
incorporaron las industrias líticas al aire libre del SO gallego (g. 8B). A esa etapa
le siguió otra en la que el panorama de la investigación estaba muy centrado en la
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costa de la provincia de Pontevedra, pero en la que también comenzaron a aparecer
referencias procedentes de las provincias de A Coruña y Ourense (g. 8C). En la
cuarta fase sobresalen los lugares arqueológicos localizados en el curso de diferen-
tes proyectos de investigación, llevados a cabo en zonas inéditas hasta el momento,
como por ejemplo la Serra do Bocelo, las sierras septentrionales gallegas o el Miño
ourensán (g. 8D). Por último, en la etapa actual el censo de puntos arqueológicos
se encuentra más extendido y al mismo se incorporan los yacimientos localiza-
dos durante las obras públicas y los proyectos de investigación desarrollados en el
Baixo Miño, las sierras orientales y la Depresión de Monforte de Lemos (g. 8E).
Fig. 8. Evolución del número de hallazgos arqueológicos del Paleolítico gallego (puntos en
rojo). A) Etapa anterior a 1923. B) Desde 1923 hasta 1942. C) Desde 1942 hasta 1964. D)
Desde 1964 hasta 1994. E) Desde 1994 hasta la actualidad. Elaboración propia a partir de la
bibliografía y el inventario arqueológico de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta
de Galicia.
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A lo largo del siglo y medio en que se desenvuelve la investigación en torno al
Paleolítico de Galicia podemos contemplar una historia presidida por una lenta
progresión de los estudios, por otra parte interrumpida por hiatos o retrocesos que
tienen que ver con factores diversos, pero entre los que cabe señalar el papel clave
del celtismo en la erudición gallega y, particularmente, la notable falta de institu-
cionalización de la investigación local que, durante demasiado tiempo, dependió
del esfuerzo voluntarista de un puñado de investigadores –Villa-Amil y Castro o,
más adelante, Ramil Soneira– y de la intervención más o menos puntual de desta-
cados especialistas foráneos –H. Obermaier, H. Breuil o E. Aguirre–. A partir del úl-
timo tercio del siglo XX y sobre esos “hombros de gigantes” se comenzó a edicar
la construcción cientíca del Paleolítico gallego, esta vez sí, con el impulso y orga-
nización de las instituciones del saber y, sobre todo, de la Universidad de Santiago,
congurándose equipos de investigación multidisciplinares y proyectos de largo
alcance que han permitido situar al territorio galaico en el mapa peninsular y a la
vanguardia de las pesquisas sobre el Paleolítico.
Agradecimientos
Quisiéramos expresar nuestro sincero agradecimiento al Editor por su dedica-
ción y diligencia durante todo el proceso de revisión. También queremos expresar
nuestro agradecimiento a los revisores anónimos, cuyos atentos y constructivos
comentarios han contribuido signicativamente a la mejora de nuestro manuscri-
to. Su meticulosa revisión ha elevado sin duda la calidad de nuestro trabajo. Les
agradecemos sinceramente el tiempo y el esfuerzo que han dedicado a ayudarnos a
perfeccionar esta investigación.
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