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Las cadenas globales
de producción en el marco
Las cadenas globales
de producción en el marco
Las cadenas globales
de la disputa hegemónica mundial
de producción en el marco
de la disputa hegemónica mundial
de producción en el marco
Consideraciones para el desarrollo
de América Latina
Consideraciones para el desarrollo
de América Latina
Consideraciones para el desarrollo
Global production chains within
the framework of world hegemonic
dispute. Considerations
for Latin-American development
Resumen/Abstract
1. Introducción
2. Las cadenas globales de producción en el sistema capitalista mundial
2.1. Emergencia y consolidación de la producción globalizada
2.2. La ralentización del crecimiento de la producción globalizada
2.2.1. Consideraciones coyunturales y estructurales
2.2.2. La «fábrica Asia» y su incidencia en la estructura y dinámica del sis-
tema capitalista mundial
3. América Latina en las cadenas globales de producción
3.1. Perfi les de inserción regional en la producción global
3.2. La inserción en cadenas globales de valor y su incidencia en la confi guración
de la estructura productiva
4. Consideraciones fi nales
5. Bibliografía
6. Anexo
Carolina Teresita LAUXMANN
clauxmann@hotmail.com
Instituto de Humanidades
y Ciencias Sociales
del Litoral (IHUCSO)
UNL-CONICET
(Argentina)
Víctor Ramiro FERNÁNDEZ
rfernand@fcjs.unl.edu.ar
Instituto de Humanidades
y Ciencias Sociales
del Litoral (IHUCSO)
UNL-CONICET
(Argentina)
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Revista Iberoamericana de Estudios de Desarrollo/Iberoamerican Journal of Development Studies
Volumen/volume 12, número/issue 2 (2023), pp. 142-168. ISSN: 2254-2035
Recepción/received: 12.11.2022 Aceptación/accepted: 1.3.2023
Las cadenas globales
de producción en el marco
Las cadenas globales
de producción en el marco
Las cadenas globales
de la disputa hegemónica mundial
de producción en el marco
de la disputa hegemónica mundial
de producción en el marco
Consideraciones para el desarrollo
de América Latina
Consideraciones para el desarrollo
de América Latina
Consideraciones para el desarrollo
Global production chains within
the framework of world hegemonic
dispute. Considerations
for Latin-American development
Citar como/cite as:
Lauxmann CT, Fernández VR (2023).
Las cadenas globales de producción en el marco de la disputa
hegemónica mundial. Consideraciones para el desarrollo de América Latina
. Iberoamerican Journal
of Development Studies 12(2):142-168.
DOI: 10.26754/ojs_ried/ijds.830
Resumen
En el presente trabajo se analiza la configuración y expansión de las cadenas globales de
producción (CGP), así como su posterior ralentización, desde una mirada sistémica de largo plazo.
Específicamente, se sitúan estos procesos en la fase de agotamiento del ciclo sistémico de acumu-
lación hegemonizado por Estados Unidos y de emergencia de un nuevo espacio que dinamiza la
producción capitalista a nivel global y que se presenta como potencial relevo hegemónico: el este
de Asia, comandado, en la actualidad, por China. Sobre este escenario de disputa, se examinan las
posibilidades y limitaciones que la participación en las CGP presenta para el desarrollo latinoameri-
cano. Se advierte que, hasta el momento, la inserción en la producción globalizada no ha favorecido
el desarrollo de los países de la región. Sin embargo, se reconoce la posibilidad de modificar esta
situación a partir de avanzar en la configuración de cadenas regionales de producción que cualifi-
quen su participación en las CGP.
Palabras clave: cadenas globales de producción, hegemonía, desarrollo, América Latina.
JEL classification: F02, O10, O20.
Abstract
In the article it is analysed the configuration and expansion of global production chains, as well
as their current slowdown, based on a long term and systemic perspective. Specifically, it is studied
these processes in the phase of the decline of the North American systemic cycle of accumulation
and the emergence of a new dynamic centre of accumulation and potential hegemonic replacement:
East Asia, led by China. In this disputed scenario, the work explores the possibilities and limitations
that the engagement to global production chains represent for Latin America’s development. It is
recognized that, so far, the insertion to the globalized production has not benefited the development
of the countries of the region. However, it is identified the opportunity to modify this situation by the
configuration of regional production networks, which will allow a more qualified insertion to global
production chains.
Keywords: global production chains, hegemony, development, Latin America.
Clasificación JEL: F02, O10, O20.
Carolina Teresita LAUXMANN
clauxmann@hotmail.com
Instituto de Humanidades
y Ciencias Sociales
del Litoral (IHUCSO)
UNL-CONICET
(Argentina)
Víctor Ramiro FERNÁNDEZ
rfernand@fcjs.unl.edu.ar
Instituto de Humanidades
y Ciencias Sociales
del Litoral (IHUCSO)
UNL-CONICET
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LAS C ADENAS GLOBALES DE PRODUCCIÓN EN EL MARCO DE L A DISPUTA HEGEMÓNIC A MUNDIAL... C. T. Lauxmann, V. R. Fernández
Revista Iberoamericana de Estudios de Desarrollo/Iberoamerican Journal of Development Studies
Volumen/volume 12, número/issue 2 (2023), pp. 142-168. ISSN: 2254-2035
1
Introducción
Las cadenas globales de producción (CGP) han presentado una
relevancia creciente en la dinámica productiva y comercial a nivel
mundial a partir de la década de los setenta. No obstante, desde la
crisis de 2008, distintos indicadores han dado cuenta de la ralen-
tización de su crecimiento (véase, por ejemplo, World Bank 2017,
2020; World Trade Organization 2019). Esta pérdida de dinamismo
de los encadenamientos productivos globales puede ser entendida
como parte de un proceso de desacoplamiento en algunos países
centrales de las redes globales de producción, particularmente en
Estados Unidos, con el objeto de preservar su posición de privilegio
en determinadas actividades estratégicas de la producción globa-
lizada —como el 5G, la robótica, la computación cuántica, etc.— y
en la escena económica y política internacional, ante la creciente
relevancia de China (García-Herrero y Tan 2020, Merino et al. 2021,
Rosales 2022). El gigante asiático, siguiendo una dinámica regional
y con Estados Unidos como uno de sus principales socios, a partir
de finales del siglo pasado, abrió de manera gradual y controlada su
economía e inició su participación en las CGP (Harvey 2007). Si bien
en sus comienzos ocupó un lugar subordinado dentro de la produc-
ción global, ya durante el primer decenio del siglo actual ha logrado
jerarquizar su posicionamiento y comandar importantes cadenas re-
gionales y globales de producción (Yue y Evenett 2010, World Bank
2017, Scholvin et al. 2022). Asimismo, en su escalada en la produc-
ción globalizada, China ha adquirido una relevancia tal, en términos
económicos, tecnológicos y militares, que los tiempos de alianza y
convivencia pacífica con Estados Unidos parecieran quedar atrás, en
tanto representa una amenaza a su hegemonía mundial (Merino et
al. 2021, Treacy 2021).
Con el presente trabajo, se tiene por objeto analizar el proce-
so de ralentización del crecimiento de las CGP en el marco de este
escenario de disputa hegemónica y, a partir de ello, examinar las
potencialidades y limitaciones que presenta para el desarrollo de los
países de América Latina. Para avanzar en la consecución de estos
objetivos, seguido a este primer epígrafe introductorio, se presen-
ta un segundo epígrafe donde se analiza el proceso de expansión
y posterior ralentización del crecimiento de las CGP, situando su
estudio dentro de un esquema teórico de análisis sistémico-estruc-
tural a largo plazo: el enfoque de los ciclos sistémicos de acumula-
ción y hegemonía desarrollado por Arrighi (1999). En este sentido,
puntualmente, se estudia el proceso de configuración de los enca-
denamientos productivos globales, así como determinados desen-
cadenamientos posteriores en el marco del agotamiento del ciclo
sistémico de acumulación estadounidense y de disputa por la hege-
monía mundial. Luego, se desarrolla un tercer epígrafe que, sobre la
base de datos trade in value-added (TiVA) de la Organización para
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la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), examina la parti-
cipación de América Latina en las CGP desde finales del siglo pasado
hasta la actualidad. Asimismo, en este punto, considerando estadís-
ticas de cuentas nacionales, se analiza, para el mismo interregno, la
incidencia de las formas de inserción de los países de la región en
las CGP en la configuración de su estructura productiva. Por último,
el trabajo concluye con un cuarto epígrafe en el que se plantean de-
safíos y oportunidades que, en la actual escena económica y política
global, presenta la inserción en las CGP para el desarrollo de los
países de América Latina.
2
Las cadenas globales de producción
en el sistema capitalista mundial
2.1. Emergencia y consolidación
de la producción globalizada
La década de los setenta se inició con una fuerte caída de la
tasa de ganancia para las empresas de los países centrales (Glyn et
al. 1988), especialmente para las de Estados Unidos (Arrighi 1999,
Gordon et al. 1996), el país que se había posicionado como centro
hegemónico del sistema capitalista desde la salida de la Segunda
Guerra Mundial. Esta contracción en el margen de beneficios puede
ser entendida como señal de agotamiento del ciclo sistémico de
acumulación estadounidense. Siguiendo a Arrighi (1999), en la lar-
ga duración del capitalismo, pueden identificarse diferentes ciclos
sistémicos de acumulación, cada uno de ellos liderado por una po-
tencia hegemónica. Estos ciclos se caracterizan por presentar una
fase de expansión material y luego, cuando las oportunidades de
inversión rentable en actividad productiva comienzan a desvane-
cerse, una fase de expansión financiera, que denota la crisis señal
del ciclo y de la hegemonía. En el marco de esta crisis señal, nuevas
formas de acumulación material empiezan a desarrollarse en países
—o espacios— que comienzan a presentarse como potencial relevo
hegemónico.
Por lo tanto, la contracción de la tasa de ganancia experimen-
tada por las grandes empresas de los países centrales en los se-
tenta puede ser considerada como una manifestación de la pérdida
de capacidad de las formas fordistas de producción, que se habían
perfeccionado en Estados Unidos y que predominaron como estra-
tegia de acumulación material a escala global desde mediados del
siglo xx (Boyer y Durand 1997, Glyn et al. 1988, Jessop 1992), bajo
el ciclo de hegemonía norteamericana (Arrighi 1999). La empresa
verticalmente integrada y burocráticamente administrada, caracte-
rística de este período, comenzó a reconfigurarse, avanzando hacia
un esquema de producción más flexible a través de la desverti-
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calización y fragmentación de sus procesos productivos (Piore y
Sabel 1990, Boyer y Durand 1997, Sturgeon 2002). Las empresas
japonesas se presentaron como pioneras a este respecto, llevando
adelante procesos de subcontratación que permitían delegar par-
te del proceso de producción a otras empresas —vinculadas o no
accionariamente— que operaban en el mismo país o, incluso, en
otros países de la región (Arrighi 1999, 2007). Sobre esta lógica de
outsourcing y offshoring, se inició una dinámica macrorregional en
el este de Asia, conocida como flying geese (Akamatsu 1962), que
dio lugar a un extraordinario crecimiento de la región (Kasahara
2013, Scholvin et al. 2022) y la posicionó como uno de los espacios
más dinámicos de la economía mundial (Fernández 2017, Fernández
et al. 2014).
Por su parte, también en línea con el planteamiento arrighia-
no, Estados Unidos inició un fuerte proceso de financiarización de
su economía, con implicancias crecientes en la economía mundial
(Krippner 2005, Epstein 2005).1 Sin embargo, en este escenario,
el gigante del norte de América también llevó adelante un proceso
de reconfiguración de las formas de acumulación productiva, que
luego fue imitado por otros países centrales.
Las grandes empresas de los centros adoptaron las estrategias
de outsourcing y offshoring de las empresas japonesas y las lleva-
ron a otra escala. Estas corporaciones comenzaron a fragmentar
y relocalizar parte de su producción en diferentes compañías que
operaban en distantes espacios geográficos (Fröbel et al. 1980; Ge-
reffi y Korzeniewicz 1994; Gereffi 1996, 1999; Baldwin 2012; Dic-
ken 2015). Manteniendo el comando de las funciones estratégicas,
comenzaron a vincularse con empresas —de su misma propiedad
o de terceros— que operaban en países que presentaban ventajas
en cuanto a la existencia de mano de obra barata, conforme a los
estándares internacionales; la disponibilidad de recursos naturales;
la vigencia de legislaciones laxas en torno a la protección ambien-
tal; la facilidad de acceso a mercados en los que las empresas ya
operaban o incluso nuevos; la presencia de políticas públicas favo-
rables al comercio exterior, o la inversión extranjera, entre otras. El
aprovechamiento de las distintas ventajas que presentaban las em-
presas que operaban en diferentes espacios nacionales le permitía
a la gran empresa —devenida ahora en transnacional— reducir los
costes de producción y recomponer la tasa de ganancia (Fröbel et
al. 1980, Dunning y Lundan 2008, Milberg y Winkler 2013).
La creciente fragmentación y relocalización de la producción
fue posibilitada e impulsada, por procesos de revolución tecnológi-
ca, particularmente en el área de las tecnologías de la información
y las comunicaciones (TIC) y de los medios de transporte (Baldwin
2012, Dicken 2015). Asimismo, los procesos de desregulación y li-
beralización que, con diferente intensidad, tuvieron lugar, bajo el
denominado «Consenso de Washington», a finales del siglo pasado
en los distintos espacios del globo ocuparon un lugar central para
1 No es objeto de este trabajo
analizar las especificidades de
la fase de expansión financiera
bajo la hegemonía de Estados
Unidos. No obstante, a
continuación, se presentan
algunos indicadores que
permiten dar cuenta de este
proceso. Entre 1986 y 2004, el
producto interno bruto (PIB)
mundial triplicó su valor y las
exportaciones de bienes y
servicios quintuplicaron el suyo,
mientras que el crecimiento de
los mercados financieros fue
muy superior. Esto responde,
entre otros factores, a que el
intercambio medio de divisas se
multiplicó por 9, las emisiones
internacionales de títulos por 7,
los préstamos bancarios
internacionales por 8 y el
mercado de productos
derivados (contando solo los
bursátiles) por 98. En los años
siguientes a la crisis de 2008, la
expansión financiera, aunque
menguada, continuó su curso
(Medialdea García y Sanabria
2013).
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viabilizar la conformación de CGP. A través de ellos, los Estados
reconfiguraron sus formas y funciones y dieron lugar a una mayor
injerencia de los mecanismos de mercado en el direccionamiento
socioeconómico, facilitando la entrada y salida de bienes y capitales
a los distintos espacios nacionales y la globalización de la produc-
ción (Peck 2001, Peck y Tickell 2002, Harvey 2007).
En lo que respecta a la cuantificación de este fenómeno, di-
versas estimaciones se han utilizado para dar cuenta del creciente
peso de las CGP en la economía mundial. Uno de los indicadores
más sencillos, aunque aproximado, es aquel que muestra la partici-
pación de bienes intermedios en el comercio total.
Como se puede advertir en la figura 1, desde la década de los
noventa, cuando la producción a través de redes globales comien-
za a consolidarse, las estadísticas evidencian una preponderancia
creciente de los productos intermedios sobre el total de las expor-
taciones mundiales —en detrimento de los productos finales—. La
mayor gravitación del comercio de este tipo de productos —como,
por ejemplo, las materias primas, los servicios, las partes y los
componentes— se asocia con el peso creciente de la producción a
través de cadenas globales, en tanto se trata de bienes y/o servi-
cios que traspasan la frontera de uno o diversos países y que no
tienen como propósito la venta al público consumidor en el merca-
do de destino, sino que se utilizan en la elaboración de productos
finales que recién posteriormente satisfarán necesidades de consu-
mo; probablemente, incluso, en otros mercados.
Figura 1
Evolución de las exportaciones mundiales y de la participación de las exportaciones de
productos finales e intermedios (1995-2018)
Fuente: elaboración propia sobre base TiVA-OECD.
La serie evidencia la tendencia creciente de la participación
de las exportaciones de bienes intermedios en las exportaciones
totales entre 1995 y 2008, año de la crisis financiera internacional.
Con posterioridad, vuelve a recuperarse, aunque crece a un ritmo
más lento y con oscilaciones, pero la participación promedio de las
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exportaciones de los productos intermedios en las exportaciones
totales para el período 2010-2018 fue del 59 %, dos puntos porcen-
tuales sobre el promedio de participación de estos bienes en las ex-
portaciones totales (57 %) entre 1995 y 2008, lo que permitiría dar
cuenta, pese a la ralentización en su crecimiento, de la persistente
relevancia de la producción globalizada a nivel mundial.
En la figura 2, se presenta un indicador más específico de la
producción globalizada: el índice de especialización vertical. Este
índice da cuenta del valor agregado importado contenido en las ex-
portaciones de los distintos países. Siguiendo su evolución, confor-
me a los datos de la base TiVA de la OECD,2 también puede adver-
tirse la creciente importancia de las CGP desde finales del siglo
xx
hasta la actualidad. Al observar la figura, queda en evidencia cómo,
durante el período 1995-2018, se ha incrementado, aunque no sin
algunas retracciones, el contenido importado de las exportaciones
mundiales, lo que da cuenta de la intervención de, al menos, más
de un país en la elaboración de productos exportables.
Figura 2
Evolución del índice de especialización vertical de la economía mundial (1995-2018)
Fuente: elaboración propia de la base TiVA de la OECD.
En lo que respecta a los puntos de quiebre y retracciones de
esta tendencia expansiva de las CGP, es conveniente realizar al-
gunas consideraciones. El nivel de fragmentación de la producción
global se ha incrementado a un ritmo considerable desde mediados
de la década de los noventa hasta la crisis de 2008, aunque experi-
mentó una leve caída relacionada a la crisis de 2001, de la que rápi-
damente se recuperó. El índice de especialización vertical aumentó
5,64 puntos porcentuales entre 1995 y 2008. A raíz de la crisis fi-
nanciera de 2008, este indicador experimentó una importante con-
tracción —cayendo 2,56 puntos porcentuales—, para luego volver a
retomar su senda de crecimiento, aunque con menor intensidad y
estabilidad, si se lo compara con el período previamente analizado.
2 Actualmente, la base de datos
TiVA de la OECD abarca 66
países, incluyendo a todos
los países de la OECD, los
países de la Unión Europea y
del G20 y la mayoría de las
economías del Este y Sudeste
asiáticos. Siete países de
América Latina están
representados en esta base:
Argentina, Brasil, Chile,
Colombia, Costa Rica, México y
Perú.
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Luego de la caída de la participación del componente importado
en las exportaciones globales a raíz de la crisis, esta comenzó a
recuperarse hasta volver a promediar para el período 2010-2018
un valor del 22,02 %, cercano al 22,73 % de 2008. Pese a la per-
sistencia de la especialización vertical en la producción globaliza-
da, diversas consideraciones corresponden realizar en relación con
este fenómeno de pérdida de dinamismo del índice. A continuación,
se procura profundizar al respecto.
2.2. La ralentización del crecimiento
de la producción globalizada
2.2.1. Consideraciones coyunturales y estructurales
Como indican diversos informes (World Bank 2017, 2020; World
Trade Organization 2019), el crecimiento de la producción globali-
zada se ha ralentizado con la crisis financiera global de 2008. Esta
pérdida de dinamismo de las CGP se encuentra asociada a diversos
factores. Algunos autores destacan la caída, a partir de la crisis,
en el crecimiento del producto de economías que tienen una alta
participación en el producto y comercio mundial —entre ellas, se
encuentran las de grandes países de Europa, Estados Unidos, Japón
y China (Li et al. 2019, World Bank 2020)—. Asimismo, reparan en
la evidencia estadística que muestra un cambio en la relación entre
el crecimiento del comercio y el crecimiento del producto, que se
ha vuelto más inelástica, lo que también permitiría explicar la pér-
dida de dinamismo de la producción globalizada (World Bank 2020,
Cigna et al. 2022). Otros autores advierten sobre el creciente peso
de los mercados del Sur Global y la emergencia, asociada a ello, de
cadenas de producción con alcance regional —en detrimento de las
globales— destinadas a abastecerlos (Horner y Nadvy 2018, Schol-
vin et al. 2022). Hay quienes ponen su atención en las crecientes
barreras al comercio que se erigieron en el período poscrisis para
explicar la desaceleración del crecimiento de las CGP. Estos autores
destacan que los procesos de eliminación de las barreras arancela-
rias y/o paraarancelarias parecieran haber quedado estancados con
la Ronda de Doha; asimismo, reconocen la emergencia de políticas
nacionalistas-proteccionistas —ejemplos destacados de ello son:
la salida del Reino Unido de la Unión Europea (brexit) y la guerra
comercial entre Estados Unidos y China— que atentan contra los
encadenamientos productivos globales (Li et al. 2019, Degain et
al. 2017). Están también aquellos autores que hacen énfasis en el
aumento del coste de la mano de obra en los países que concentran
las tareas trabajo-intensivas de las cadenas y el decrecimiento de
los costes de la robótica y la automatización (Degain et al. 2017,
Antràs 2020, Cigna et al. 2022), todo lo cual repercute en estrate-
gias de reshoring o nearshoring por parte de un número creciente
de empresas de los países centrales (Kinkel 2012, Tate 2014), que
desincentivan la fragmentación productiva a nivel global. Pero, para
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comprender con mayor cabalidad este proceso de ralentización del
dinamismo de las CGP, es necesario presentar ciertas consideracio-
nes que trascienden esta coyuntura crítica y que se relacionan con
el proceso de configuración de dichas redes productivas globales y
los cambios a los que han dado lugar en la estructura y la dinámica
del sistema capitalista mundial en la fase declinante del ciclo esta-
dounidense.
A este respecto, en primer lugar, interesa destacar que, si bien
la gran mayoría de los países del globo participan en las CGP, no
todos lo hacen del mismo modo ni con la misma intensidad. En la
bibliografía especializada, se suele reconocer la existencia de tres
grandes fábricas: la «fábrica América del Norte», vertebrada en
torno a Estados Unidos; la «fábrica Europa», con eje en Alemania, y
la «fábrica Asia», actualmente liderada por China. En estas grandes
fábricas se concentra geográficamente el grueso de la producción
global, lo que denota el fuerte carácter regional de las cadenas
productivas globales (Durán Lima y Zaclicever 2013, World Trade
Organization 2019). El Banco Mundial, en el World Development Re-
port 2020, remarca que en cada una de estas «fábricas» la produc-
ción global ha crecido a partir de incentivar, combinadamente, aun-
que con distinto peso según la «fábrica», articulaciones regionales
y globales. En este sentido, reconoce que desde los noventa hasta
la actualidad la «fábrica Europa» ha incrementado la fragmentación
de la producción y su articulación en cadenas globales a través de
la progresiva incorporación de países del este de Europa a la Unión
Europea, es decir, sobre la base de articulaciones productivas a
nivel regional. Pero también han ocupado un lugar importante en
su expansión, aunque en menor medida que las articulaciones re-
gionales, las relaciones establecidas con países extrarregionales,
como los asiáticos, particularmente con China, a partir de que este
país se incorporó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en
2001. La «fábrica América del Norte», por su parte, también pre-
senta un significativo peso regional —aunque menor que la «fábrica
Europa»—, fuertemente asociado al Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) y al Tratado entre México, Estados Uni-
dos y Canadá (T-MEC) que lo reemplaza desde junio de 2020. Sin
embargo, los vínculos globales ocupan el lugar más relevante en
esta fábrica. Las relaciones establecidas con empresas del este de
Asia y Europa se presentan gravitantes a este respecto. Finalmen-
te, la «fábrica Asia» ha sido la que mayor dinamismo ha experimen-
tado en su participación en las CGP. A continuación, se presentan
algunas consideraciones pormenorizadas sobre el desempeño de
esta gran fábrica.
2.2.2. La «fábrica Asia» y su incidencia en la estructura
y dinámica del sistema capitalista mundial
Como se mencionó en el punto anterior, el agotamiento del
modo fordista de producción para dinamizar la acumulación del ca-
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pital y la configuración de nuevas estrategias productivas en el este
de Asia permitieron a esta región lograr un crecimiento excepcio-
nal y posicionarse como núcleo dinámico de la acumulación a nivel
mundial (Fernández 2017, Fernández et al. 2014). Los procesos de
outsoursing y offshoring iniciados a mediados del siglo pasado por
Japón y luego continuados, bajo la lógica de flying geese (Kasahara
2013), por un cúmulo de pequeños países —como Taiwán, Corea del
Sur o Singapur, entre otros— (Castells 1992), permiten dar cuenta,
al menos en parte, del excepcional dinamismo de la región. Pero el
crecimiento regional no solo respondió a los vínculos endógenos; se
vio auxiliado y estimulado, también, en gran medida, por la afluen-
cia de capital extranjero —estadounidense y europeo— en el marco
del proceso de reconfiguración productiva global de las grandes
empresas de los países centrales previamente referenciado (Gereffi
1996, 1999; Glassman 2011).
En este escenario, la forma de inserción en las CGP de las em-
presas de estos países del este de Asia merece atención a la hora
de avanzar en el entendimiento de su desempeño exitoso. Muchas
empresas asiáticas iniciaron su participación en la producción glo-
balizada de manera subordinada, viéndose relegadas al desarrollo
de actividades de bajo valor agregado, que requerían escasa ca-
lificación de la mano de obra y desarrollo tecnológico endógeno.
Sin embargo, un par de décadas después, avanzaron a posiciones
de mayor jerarquía dentro de las cadenas (Gereffi 1996, 1999) e
incluso comenzaron a liderar cadenas regionales y globales de pro-
ducción (Horner y Nadvy 2018, Scholvin et al. 2022). El upgrading
de estas empresas, a nivel de procesos, productos, actividades y
sectores productivos, se encontró, asociado, en gran medida, con
la estrategia de los Estados de los países de la región. Estos, inser-
tos en una dinámica macrorregional (Kasahara 2013), han mediado
la inserción de las empresas radicadas en sus países a las CGP,
procurando impulsar el desarrollo nacional sobre la base de la con-
solidación de un sector manufacturero complejo y dinámico (Hauge
2020, Trevignani et al. 2022). Así, sin dejar de implementar proce-
sos de liberalización y apertura que acompañaron e impulsaron la
configuración de producción globalizada, los Estados de estos paí-
ses asiáticos establecieron distintos tipos de controles y condicio-
namientos al libre juego de mercado que les permitieron mantener
cierto direccionamiento sobre la dinámica socioeconómica. A modo
de ejemplo, podemos mencionar: restricciones al ingreso del capi-
tal extranjero en determinadas actividades sindicadas como estra-
tégicas para el país, obligatoriedad para el capital foráneo de esta-
blecer vínculos de asociación con el capital local y de transferencia
de tecnología, establecimiento de un determinado porcentaje de
componentes locales en los bienes exportables, restricción de de-
terminadas importaciones —tanto a través de barreras arancelarias
como no arancelarias—, direccionamiento del crédito a sectores de
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la actividad industrial considerados estratégicos, entre otros (Wade
1990, Evans 1995, Amsden 2001).
La progresiva apertura de China iniciada a finales de los se-
tenta, y su acoplamiento a la dinámica macrorregional que actual-
mente comanda, dio otro alcance a la performance económica del
este de Asia, haciendo que la región adquiera un peso gravitante
en la escena mundial (Merino et al. 2021). La penetración de ca-
pital extranjero, particularmente de Estados Unidos, ocupó un rol
relevante en el crecimiento chino. Diversos autores hablan de una
asociación estratégica, mutuamente beneficiosa, entre los dos paí-
ses (Treacy 2021). La inversión de Estados Unidos en China traía
consigo acceso a nuevas tecnologías, prácticas y mercados. Por el
lado de Estados Unidos, este país se beneficiaba de la importación
de bienes de consumo barato desde el gigante asiático, lo que per-
mitía mantener el nivel de consumo de su población y un bajo nivel
de inflación. Al mismo tiempo, la creciente compra de bonos del
Tesoro de Estados Unidos por parte de China ayudaba a mantener
relativamente equilibrada esta estrategia de beneficio mutuo (Xing
y Bernal-Meza 2021).
Como sucedió en Japón y en los tigres asiáticos, el capital fo-
ráneo —regional y extrarregional— ingresó en China con restriccio-
nes y condicionamientos que permitieron al país impulsar un impor-
tante desarrollo industrial y diversificar y complejizar su estructura
productiva (Kwan 2002). Muchas empresas extranjeras ingresaron
en China para aprovechar su abundante y relativamente barata
mano de obra, por lo que su ingreso en la producción globalizada
se hizo en actividades intensivas en mano de obra, de relativamen-
te bajo valor agregado y desarrollo tecnológico. No obstante, las
intervenciones del Estado que mediaron los procesos de apertu-
ra, en la misma tónica de las detalladas precedentemente (Gabusi
2017), permitieron cualificar su estructura productiva y mejorar su
posicionamiento en las CGP. China pasó de exportar textiles, zapa-
tos, juguetes y electrodomésticos sencillos a inicios de los dos mil a
ocupar, en menos de diez años, un lugar relevante en cadenas pro-
ductivas asociadas a industrias intensivas en capital y tecnología
—como, por ejemplo, la industria química, la siderúrgica o la fabri-
cación de equipos electrónicos y de comunicación— (Yue y Evenett
2010), desarrollando cada vez un mayor valor agregado nacional
(Duan et al. 2018), y entrando en la disputa por liderar la vanguar-
dia tecnológica a nivel mundial (García-Herrero y Tan 2020).
En este marco, y sobre la base de un importante proceso de
transformación productiva, el ascenso del este de Asia, y particu-
larmente de China, en la escena económica mundial ha sido ex-
traordinario. Según estadísticas del Banco Mundial (2022), China
es actualmente el país con mayor PIB a nivel mundial, si se lo mide
en dólares de paridad de poder adquisitivo, o el segundo después
de Estados Unidos, si se lo mide en dólares corrientes. La tasa de
crecimiento promedio interanual de la economía china entre 1980
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y 2018 ha sido del 9,53 % y su PIB per cápita se ha incrementado a
un ritmo del 8,49 % anual durante este mismo lapso. Esta expan-
sión económica, según datos del Fondo Monetario Internacional
(2022), ha hecho que China incremente su participación en el pro-
ducto global de un 2,26 % en 1980 a un 16,7 % en 2018. En este
mismo lapso, el gigante asiático se ha convertido en la principal eco-
nomía exportadora en el mundo —siendo responsable del 12,72 %
de las exportaciones totales en 2018— y la segunda importado-
ra —absorbiendo cerca del 11 % de los productos que exporta el
resto del mundo, según datos de la OMC (2022).
China, durante el período analizado, no solo ha ganado una ma-
yor participación en el comercio y la producción mundial; también
ha cualificado su participación en estos rubros, ya sea realizando
tareas de mayor valor dentro de las cadenas, y/o involucrándose
en cadenas de producción de bienes de mayor complejidad. A este
respecto resulta importante destacar la creciente relevancia que se
le da al desarrollo tecnológico en el país asiático: en 2018, el gasto
chino total de I + D alcanzó 297 000 millones de dólares, ocupan-
do así el segundo lugar del mundo, detrás de Estados Unidos. Tal
suma representó el 2,14 % de su PIB, cifra que se acerca al por-
centaje de gasto en investigación y desarrollo de los países de la
OCDE (2,59 %).
La relevancia de China en el sistema mundial no se ha restrin-
gido al ámbito económico. Concomitantemente con este proceso
de crecimiento, ha ido ganando gravitación en el plano político y
militar. Es el segundo país, luego de Estados Unidos, con mayor
gasto militar en el mundo. Para el año 2018, este asumió un valor
que superaba los 232 000 millones de dólares, representando al-
rededor del 34 % del gasto militar de Estados Unidos, porcentaje
que se ha ido incrementando significativamente desde inicios de
los noventa, cuando el gasto militar chino apenas equivalía al 3 %
del gasto norteamericano. En términos políticos, China disputa la
institucionalidad de Bretton Woods y el liderazgo mundial de Es-
tados Unidos asociado a esta, a partir de sumar otros organismos
como el bloque de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS),
el Banco Asiático para Inversión en Infraestructura y la Asociación
Económica Integral Regional en Asia Pacífico, y de llevar adelante la
Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, que involucra a cerca de
setenta países y que le representa la puerta de entrada a espacios
estratégicos para continuar con su crecimiento (Merino et al. 2021,
Xing y Bernal-Meza 2021).
El cambio en el posicionamiento de China en la escena econó-
mica, política y militar mundial ha llevado a los países centrales,
particularmente al país hegemónico, a repensar su forma de rela-
cionamiento internacional (Treacy 2021, Xing y Bernal-Meza 2021).
La política estadounidense de socio estratégico comenzó a virar, y
a dar lugar a un cierto desacoplamiento de cadenas compartidas
con el este de Asia, particularmente con China. Esta ruptura de las
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vinculaciones con el gigante asiático especialmente ha tenido lugar
en aquellas CGP que involucran tecnología avanzada. En este esce-
nario, las decisiones de reshoring o nearshoring de las compañías
de los países centrales, sin dejar de lado las consideraciones de
eficiencia productiva asociada con estas, ocupan un lugar central
en la estrategia defensiva de los países centrales, particularmente
de Estado Unidos, con relación al avance de China. Con este posi-
cionamiento, los países centrales procuran evitar que China con-
tinúe avanzando en la frontera tecnológica y domine las nuevas
tecnologías del siglo xxi —aquellas vinculadas, por ejemplo, con
la inteligencia artificial, robótica, etc. (García-Herrero y Tan 2020,
Rosales 2022).
Ahora bien, este escenario de disputa ha ralentizado el creci-
miento de la producción globalizada y dado lugar a cierto recen-
tramiento de actividades en la «fábrica de América del Norte», in-
centivando sus vínculos de carácter regional. Lo mismo ha pasado
en la «fábrica Europa» (Kinkel et al. 2017), aunque en ninguno de
los dos casos se dejaron de sostener vínculos extrarregionales.
Por su parte, la «fábrica Asia» continúa con su dinámica de creci-
miento regional; sin embargo, no cesa de expandirse y penetrar en
otros espacios extrarregionales —no necesariamente vinculados a
las otras grandes fábricas—, por lo que estos vínculos van ganan-
do peso (Horner y Nadvy 2018, World Trade Organization 2019,
Scholvin et al. 2022). Por lo tanto, la pregunta que se presenta
asociada con los objetivos del trabajo es: ¿qué desafíos y oportuni-
dades presenta para el desarrollo de América Latina en el contexto
actual? En el siguiente epígrafe, se presentan algunos indicadores
y análisis con los que se busca dar respuesta a este interrogante.
3
América Latina en las cadenas globales
de producción
3.1. Perfiles de inserción regional
en la producción global
Los países de América Latina —salvo México—, si bien man-
tienen relaciones de producción con estas grandes fábricas, no
presentan un peso relativo significativo, al mismo tiempo que no
configuran una gran fábrica regional (véase, por ejemplo, Amar y
Torchinsky Landau 2019, World Trade Organization 2019, Zaclicever
2017). No obstante, es importante destacar que los niveles de par-
ticipación de los países de la región en las CGP3 han experimentado,
no sin altibajos, una tendencia creciente entre 1995 y 2018, como
resulta de la figura 3.
3 Como se mencionó
anteriormente, los datos de la
base TiVA incluyen a Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica, México y Perú.
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Figura 3
Evolución del índice de especialización vertical de los países latinoamericanos (1995-
2018)
Fuente: elaboración propia sobre base TiVA-OECD.
Asimismo, si se analiza la figura 4, puede advertirse que el
porcentaje de participación de los países de la región no resulta
para nada despreciable. La inserción de Chile, México y Perú en las
CGP —considerando conjuntamente su participación aguas arriba o
backward linkages, que representa el porcentaje de valor agrega-
do extranjero presente en las exportaciones de un país, como su
participación aguas abajo o forward linkages, que hace referencia
al valor agregado exportado de un país a terceros países que se
incorpora en exportaciones que estos realizan ulteriormente— ha
mostrado ratios superiores a las de Estados Unidos y China, dos
de los países núcleo de las grandes fábricas globales, con niveles
muy próximos o incluso superiores a la participación promedio en
las CGP de todos los países considerados en la base TiVA para los
años analizados. Por su parte, Argentina, Brasil, Colombia y Costa
Rica, si bien han ido in crescendo en su inserción en las CGP duran-
te el período considerado, han presentado un nivel de participación
inferior al promedio mundial. No obstante, es importante desta-
car que, considerando diferencialmente la inserción aguas arriba y
aguas abajo, se puede advertir que Colombia —en su participación
forward— y Costa Rica —en su participación backward— han alter-
nado períodos con niveles de participación mayores y menores a la
media mundial.
Más allá de estos indicadores cuantitativos de la participación
en las CGP de los países de la región, para profundizar en su aná-
lisis y orientarlo hacia la consideración de las potencialidades y li-
mitaciones que presenta la inserción en la producción globalizada
para impulsar un proceso de transformación productiva y viabilizar
el desarrollo, resulta necesario indagar en el tipo de inserción que
presentan los países de América Latina.
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Figura 4
Grado de participación de los países latinoamericanos, los países núcleo de «grandes
fábricas» en las CGV y promedio mundial, diferenciando participación forward y backward
(1995, 2000, 2005, 2010, 2015 y 2018)
Fuente: elaboración propia sobre base de datos TiVA OECD.
La participación de los países de la región en las CGP está le-
jos de ser uniforme; por ejemplo, Chile es un país con un elevado
grado de participación aguas abajo en las cadenas globales. Ello es
así dado que su inserción se encuentra fuertemente asociada a la
extracción y exportación de minerales, particularmente de cobre.
El país andino también participa en las CGP a partir de las expor-
taciones de otros bienes, como productos agrícolas, alimenticios,
papel, madera y productos químicos. No obstante, las vinculaciones
con la producción globalizada a través de este conjunto diverso de
bienes y servicios no son significativas para Chile; el grueso de sus
forward linkages durante el período analizado se encuentra asocia-
do con la exportación de cobre, a través del sector de la minería
y/o de la fabricación de metales básicos (OECD 2015, Cadestin et
al. 2016, Amar y Torchinsky Landau 2019). En lo que respecta al
destino de estas exportaciones que forman parte de las CGP, si se
analiza la tabla A1, se advierte que gran parte de ellas, a media-
dos de los noventa, se dirigían a países de la «fábrica Europa» y la
«fábrica Asia», aunque Estados Unidos, núcleo central de la «fábri-
ca América del Norte», era el país que individualmente más valor
agregado recepcionaba de Chile. A lo largo del período analizado,
la preponderancia de Estados Unidos como receptor de exporta-
ciones chilenas que ulteriormente eran procesadas y reexportadas
fue quedando disminuida. Lo mismo sucedió con los países de la
«fábrica Europa». En contrapartida, la «fábrica Asia» se ha posicio-
nado como el principal mercado de destino, a partir del creciente
dinamismo de China.
Por otro lado, es importante destacar que este país andino
también participa aguas arriba en las CGP (véase figura 4). Los
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vínculos backwards de Chile se encuentran fuertemente asociados
con la extracción y elaboración de cobre. No obstante, estos pre-
sentan una menor intensidad que los vínculos forwards, en tanto
para el desarrollo de estas actividades el país no requiere gran
cantidad de insumos importados. Hay otros sectores como, por
ejemplo, la agricultura, la producción de alimentos, la industria
química, el comercio y los servicios de transporte que también
utilizan insumos importados, pero su gravitación no es relevante
dentro del total del valor agregado extranjero que se utiliza en
la producción de bienes que posteriormente se exportan (OECD
2015, Cadestin et al. 2016, Amar y Torchinsky Landau 2019). En
lo que respecta a los terceros países de los que Chile se abastece,
se puede advertir que, a excepción de Estados Unidos y China, de
quienes obtiene, no obstante, un bajo porcentaje de valor agrega-
do que incorpora a sus exportaciones, prácticamente el resto de
las relaciones con países extrarregionales son irrelevantes (véa-
se tabla A2). En contrapartida, se destacan las relaciones con los
países de la región —como Ecuador y Bolivia— de los que obtiene,
principalmente, energía —gas— para la extracción y elaboración
del cobre (Amar y Torchinsky Landau 2019).
La participación de Perú en las CGP muestra una significativa
integración aguas abajo, con un valor de participación forward que
supera el promedio mundial para los años analizados. Este tipo de
participación en la producción globalizada se relaciona con su rol
de exportador de recursos naturales, fundamentalmente asociado
a la actividad minera —de productos energéticos y no energéti-
cos—, utilizados en procesos productivos ulteriores en los países
de destino para la elaboración de bienes de exportación (Cadestin
et al. 2016, Amar y Torchinsky Landau 2019). En lo que se refiere
a sus socios comerciales, en los noventa, Estados Unidos y diver-
sos países de la «fábrica Europa» fueron los que más compraron
recursos naturales a Perú mientras que, en la última década, la
«fábrica Asia» ha adquirido mayor preponderancia a este respecto
(véase tabla A1). Como se hizo referencia para el caso anterior, la
producción de este tipo de bienes requiere pocos insumos importa-
dos (Amar y Torchinsky Landau 2019). Por lo tanto, la participación
aguas arribas de Perú en las cadenas globales es significativamen-
te inferior que su participación aguas abajo (véase figura 4). Los
países que suman valor agregado foráneo a las exportaciones que
realiza Perú son, principalmente, Estados Unidos y China (véase
tabla A2). De ellos obtiene insumos para la minería y producción de
energía, así como para la elaboración de metales básicos. Además,
incorpora valor extranjero desde dichos países por la prestación de
diversos servicios requeridos para llevar a cabo tales actividades
—por ejemplo, servicios de ingeniería y mantenimiento de equi-
pos (Molina et al. 2016)—. Asimismo, vale destacar que este país
también se abastece de recursos energéticos —gas y petróleo— de
otros países de la región, principalmente Ecuador y Colombia, para
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llevar a cabo su producción globalizada (Amar y Torchinsky Landau
2019).
Costa Rica y México, por su parte, presentan un elevado grado
de integración aguas arriba en las CGP (véase figura 4). Estos paí-
ses, en virtud del relativamente bajo coste de la mano de obra y
su localización geográfica, se especializan en el ensamblado y pro-
cesamiento de productos intermedios importados —sin establecer
mayores articulaciones con el entramado productivo local (Blyde
2013)— para la elaboración de bienes finales exportados para el
consumo en el mercado de destino. En el caso de Costa Rica, des-
taca la participación en el ensamblado de computadoras y equipos
electrónicos y ópticos. En México, ocupan un lugar relevante los
vínculos backwards en la producción de automóviles y de equipos
informáticos, electrónicos y ópticos, así como de maquinaria y apa-
ratos eléctricos (Blyde 2014, Cadestin et al. 2016, Zaclicever 2017).
La fuente de abastecimiento de productos intermedios, así como
el mercado de destino de los bienes terminados es, centralmente,
Estados Unidos (véanse tablas A1 y A2). Vale destacar, no obstante,
que el este de Asia ha comenzado a ocupar un lugar creciente, so-
bre todo en términos de abastecimiento de productos intermedios.
Por último, resta resaltar que las participaciones aguas abajo para
estos países, en virtud del tipo de producciones en las que se espe-
cializan, son de las más bajas de la región (véase figura 4).
Colombia se presenta como un caso intermedio de integración a
las CGP y la forma que asume la misma es variada. Para los años ana-
lizados, es más fuerte la participación aguas abajo (véase figura 4).
Esta forma de inserción forward a la producción globalizada res-
ponde a su particular dotación de recursos naturales, que coloca
al país como un importante abastecedor de minerales —energé-
ticos y no energéticos— (Uribe Escobar 2016, Amar y Torchinsky
Landau 2019). Sus principales mercados de destino son extrarre-
gionales, con fuerte presencia de Estados Unidos y, a partir de
inicios del nuevo siglo, también de China. No obstante, también
abastece a diversos países de la región (véase tabla A1). En lo que
respecta a la partipación aguas arriba, este país recibe productos
importados, centralmente, para la elaboración de productos en la
industria química, la metálica básica y la minería. Sin embargo,
también presentan backward linkages los sectores de equipos de
transporte y de maquinaria y equipos (Uribe Escobar 2016, Zaclice-
ver 2017). Estos productos provienen, principalmente, de Estados
Unidos, aunque México y China han ganado participación durante la
última década (véase tabla A2).
Argentina, por su parte, es el país de América Latina incluido
en la base TiVA que evidencia menor grado de integración a las CGP
para los años analizados. Presenta valores inferiores a la media
mundial, tanto en su participación aguas arriba como aguas aba-
jo, aunque su inserción en las cadenas globales ha ido en ascenso
(véase figura 4). Pese a los bajos niveles totales de inserción global,
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se puede advertir que la participación aguas abajo es mayor que la
de aguas arriba. La inserción forward en las cadenas, y su bajo ni-
vel, se relaciona con la particular dotación de recursos naturales del
país, que lo posiciona como un importante productor agropecuario
y de alimentos, bebidas y tabaco (Amar y Torchinsky Landau 2019).
Estos productos, a diferencia de los minerales que exportan otros
países de la región, tienden a operar principalmente como bienes
finales en los mercados de destino, o como bienes intermedios,
pero para consumo final allí, participando poco en la elaboración de
productos que el socio comercial posteriormente exporta (Schtein-
gart et al. 2017). Los destinos de exportación de esta producción
son variados. Argentina abastece a otros países de la región, pero
también a diversos países de la «fábrica Europa» y de la «fábrica
América del Norte». Con el inicio del nuevo siglo, el este de Asia,
particularmente traccionado por la demanda de China, comenzó a
tener un peso más importante como mercado de destino (véase
tabla A1). Por su parte, la participación aguas arriba se encuentra
asociada, principalmente, con la producción de vehículos, así como
con la industria alimenticia y el sector agropecuario (Schteingart
et al. 2017, Zaclicever 2017, Amar y Torchinsky Landau 2019). Ar-
gentina utiliza distintos productos intermedios de origen regional
—centralmente de Brasil— para la producción de productos expor-
tables en los sectores referenciados. No obstante, también se abas-
tece extrarregionalmente; Estados Unidos y, particularmente, China
ocupan un lugar cada vez más relevante en los backward linkages
(véase tabla A2).
Brasil, la economía más grande de la región, presenta una baja
inserción en las CGP. Tanto en sus forwards como backwards linkag-
es, se encuentra por debajo de la media regional; sin embargo, sus
niveles de participación han ido en aumento durante los años bajo
estudio. Su participación forward es relativamente más relevante
que su inserción backward (véase figura 4). Esto responde a que
Brasil, en virtud de su particular dotación de recursos naturales, es
un gran exportador de minerales y productos agrícolas, que poste-
riormente continúan su proceso de elaboración en terceros países
y son exportados (Callegari et al. 2018, Amar y Torchinsky Landau
2019). Los principales mercados de destino son extrarregionales;
entre ellos se encuentran diversos países de la «fábrica Europa»,
Estados Unidos y países de la «fábrica Asia», con un peso signifi-
cativo de China, a partir de su creciente gravitación en la econo-
mía mundial (véase tabla A1). Es importante destacar también que,
aunque con menor intensidad, Brasil mantiene relación aguas abajo
con países de la región, a través de exportaciones de petróleo, ser-
vicios comerciales y empresariales y de la producción de autopar-
tes (Amar y Torchinsky Landau 2019). La participación backward
de este país en las redes globales, por su parte, se asocia con los
sectores de minería, producción de alimentos y bebidas, industria
química, metales básicos, automóviles, maquinaria y equipo (Zacli-
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cever 2017, Callegari et al. 2018). La mayoría de los insumos forá-
neos que utiliza en sus exportaciones son extrarregionales. Provie-
nen de Estados Unidos y otros de países de la «fábrica Europa», así
como de la «fábrica Asia», con China desempeñando un rol cada
vez más importante a este respecto (véase tabla A2). Vale destacar
que, aunque en menor medida, también se abastece de países de la
región (Zaclicever 2017, Amar y Torchinsky Landau 2019).
Ahora bien, ¿cómo ha incidido la participación de estos países
en las CGP en la configuración de su estructura productiva? ¿Ha
contribuido a su desarrollo, asociado a una diversificación y com-
plejización de la producción de sus economías, o ha tendido a agu-
dizar su especialización productiva y el escaso nivel de sofisticación
de la producción, reforzando su posicionamiento periférico? Sobre
estos aspectos se repara en el siguiente subepígrafe.
3.2. La inserción en cadenas globales de valor
y su incidencia en la configuración
de la estructura productiva
Al analizar la estructura productiva de los países latinoame-
ricanos cuya inserción en las CGP se examinó en el subepígrafe
anterior, se puede advertir que existe cierta relación entre el tipo
de inserción en la producción globalizada y el nivel de desarrollo de
sus sectores productivos.
Figura 5
Contribución de los distintos sectores productores de bienes al valor agregado de la
economía (1995 y 2018)
Fuente: elaboración propia sobre la base de datos Cepal.
Para el caso de Chile y Perú, se destacó su fuerte participa-
ción en CGP, particularmente aguas abajo, a partir de su particular
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dotación de recursos minerales. Como se advierte en la figura 5,
la actividad de explotación de minas y canteras ocupa un lugar re-
levante en ambos países. Una situación similar, aunque con menor
intensidad, se replica para Colombia. Este país, como se presentó
precedentemente, se vincula centralmente a las CGP a través de la
explotación de minerales energéticos y no energéticos, pero, dado
su mayor nivel de diversificación productiva, asociado, por ejemplo,
con la producción de equipos de transporte y maquinaria y equi-
pos, sectores a través de los cuales también se vincula a cadenas,
presenta una menor contribución relativa del sector minero al valor
agregado de la economía que los casos de Chile y Perú.
Costa Rica y México, vinculados en gran medida al ensamblado
de productos importados para la elaboración de bienes de consu-
mo durable exportables al mercado de Estados Unidos, presentan
un importante desarrollo del sector industrial. Pero, dado que gran
parte de los componentes utilizados en la producción manufactu-
rera son importados y que el ensamblaje de estos no genera ma-
yor valor agregado ni encadenamientos locales, el peso del sector
manufacturero en el producto nacional decayó durante el período
considerado.
Argentina, dada su particular dotación de recursos naturales, se
coloca como un importante productor agropecuario y de alimentos a
nivel mundial y, a partir de dichas actividades, se inserta en las CGP.
Esta especialización tiene incidencia en la estructura productiva del
país; de los países latinoamericanos analizados, es en el que el sec-
tor primario presenta mayor injerencia en el producto total.
En el caso de Brasil, se puede advertir un incremento de la par-
ticipación de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, así
como de minas y canteras en el valor agregado para los años ana-
lizados. El peso creciente de estos sectores puede vincularse con
el fuerte posicionamiento del país como proveedor de minerales y
productos agrícolas a nivel mundial.
Por último, un dato adicional para destacar de la figura 5, to-
dos los países de la región, más allá de sus particularidades, han
experimentado una disminución de la participación relativa del sec-
tor industrial en el producto. Esto se presenta como un problema
para el desarrollo de la región, en tanto, tal como lo demuestra el
desempeño exitoso de los países del este de Asia brevemente pre-
sentado en el subepígrafe anterior, el desenvolvimiento del sector
manufacturero resulta central para avanzar en la diversificación
y sofisticación de la estructura productiva y viabilizar la salida de
posicionamientos periféricos.
En este sentido, la inserción de la región en las CGP, sostenida
e incrementada a inicios del siglo xxi de la mano de una más que
significativa articulación con la «fábrica Asia», poco pareciera favo-
recer el desarrollo. La participación en la producción globalizada de
los países latinoamericanos tiende a mantener la heterogeneidad y
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LAS C ADENAS GLOBALES DE PRODUCCIÓN EN EL MARCO DE L A DISPUTA HEGEMÓNIC A MUNDIAL... C. T. Lauxmann, V. R. Fernández
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Volumen/volume 12, número/issue 2 (2023), pp. 142-168. ISSN: 2254-2035
especialización productiva en sectores vinculados a los productos
primarios, o bien a estimular actividades de ensamblaje de pro-
ductos importados en el sector industrial que atentan contra el de-
senvolvimiento del sector manufacturero complejo y dinámico, que
impulse la salida de la periferia global.
4
Consideraciones finales
Las CGP han mantenido una importante dinámica expansiva
entre la década de los setenta y los primeros años del nuevo siglo.
La crisis financiera global de 2008 ha marcado una ralentización en
su crecimiento, al mismo tiempo que ha evidenciado una intensifi-
cación de su carácter regional —pese a su alcance global.
En el presente trabajo, se analizó este período de fuerte ex-
pansión y posterior declive en el crecimiento de la producción glo-
balizada en el marco de las dinámicas cíclicas de la evolución del
sistema capitalista mundial. Así, se situó la configuración de los
encadenamientos productivos globales y determinados desenca-
denamientos posteriores en el período de agotamiento del ciclo
sistémico de acumulación hegemonizado por Estados Unidos y de
disputa hegemónica mundial, de la mano de la emergencia de un
nuevo espacio dinámico de la acumulación capitalista a nivel global:
el este de Asia, actualmente comandado por China.
En este contexto, se examinó la inserción de América Latina en
las CGP y las implicancias que de ello trajo aparejado en términos
de desarrollo. Las estadísticas confeccionadas sobre la base TiVA y
diversas referencias bibliográficas permitieron evidenciar un perfil
de inserción regional a las cadenas globales fuertemente asociado
al aprovechamiento de recursos naturales y/o de mano de obra re-
lativamente barata. Asimismo, el análisis de las cuentas nacionales
pemitió dar cuenta del creciente peso que presentan los sectores
de actividad vinculados a la producción globalizada dentro de la
estructura productiva nacional de los distintos países analizados.
Se pudo advertir, así, una relación entre el perfil de inserción en las
cadenas y la existencia de estructuras productivas con escaso nivel
de diversificación y sofisticación tecnológica.
Ante tal escenario, la posibilidad de pensar un proceso de de-
sarrollo asociado a la inserción en las CGP se muestra poco promi-
sorio, más aún cuando se advierte cierta agudización del perfil de
inserción a partir de la creciente gravitación de China en la produc-
ción globalizada, pese a su crecimiento más lento con posterioridad
a la crisis de 2008. No obstante, otra de las características del es-
cenario actual, aquella que da cuenta del reforzamiento del carác-
ter regional de las cadenas de producción global, pareciera avizorar
mejores horizontes. La posibilidad de constituir una «fábrica Amé-
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rica Latina» podría ser una forma de romper con las modalidades
de inserción de los países de la región a los flujos de producción
y comercio mundial que no contribuyen a cualificar su estructura
productiva. El importante peso de la economía de Brasil y los bajos
niveles de integración regional actuales parecieran indicar que, por
allí, se presenta un interesante camino por transitar. Plantear una
estrategia de integración entre los países latinoamericanos para
avanzar en la configuración de cadenas regionales de producción
que, sobre la base del desarrollo de sectores manufactureros com-
plejos y dinámicos en los distintos espacios nacionales, cualifiquen
su participación en las CGP podría considerarse, entonces, como
una alternativa para impulsar la salida de posicionamientos peri-
féricos, lo que abre una interesante agenda de investigación para
explorar en futuros trabajos.
5
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Anexo
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0,0
5
0,3
3
0,5
6
0,0
4
0,2
3
0,3
0
0,2
4
0,4
5
1,4
7
0,3
5
0,2
6
1,1
7
0,0
3
0,0
3
0,5
0
0,1
3
0,0
2
0,1
6
0,1
3
0,1
0
1,0
6
ME
X
10,47
0,1
1
1,1
8
0,0
5
0,0
8
0,0
4
0,0
1
0,2
0
0,4
2
0,0
1
0,1
1
0,3
6
0,4
4
0,0
0
0,1
6
0,4
3
0,1
1
3,9
8
0,0
4
0,1
1
0,5
5
0,2
8
0,0
4
0,1
2
0,0
9
0,1
9
0,3
1
PE
R
34,90
0,2
4
1,7
7
0,6
6
0,2
0
0,0
3
0,2
3
0,5
5
1,1
0
0,0
3
0,9
0
7,2
1
3,1
9
0,7
8
0,3
6
1,8
0
0,2
8
2,3
0
0,0
7
0,9
8
4,4
7
0,6
5
0,0
0
0,8
5
0,6
1
0,4
3
1,5
4
Tabla A1
Participación forward de los países de la región, porcentaje total y por país de destino. Selección de los más relevantes
Fuente: elaboración propia sobre la base de datos TiVA-OECD.
168_
LAS C ADENAS GLOBALES DE PRODUCCIÓN EN EL MARCO DE L A DISPUTA HEGEMÓNIC A MUNDIAL... C. T. Lauxmann, V. R. Fernández
Revista Iberoamericana de Estudios de Desarrollo/Iberoamerican Journal of Development Studies
Volumen/volume 12, número/issue 2 (2023), pp. 142-168. ISSN: 2254-2035
Tabla A2
Participación backward, porcentaje total y por país de origen. Selección de los más relevantes
Fuente: elaboración propia sobre la base de datos TiVA-OECD.
19
95
MUN
DO
BE
L
CA
N
CH
L
C
OL
C
RI
FI
N
FR
A
DE
U
IS
R
IT
A
JP
N
KO
R
ME
X
NL
D
ES
P
GB
R
US
A
AR
G
BR
A
CH
N
IN
D
PE
R
TW
N
TH
A
VN
M
R
M
AR
G
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0,0
5
0,0
7
0,1
4
0,0
1
0,0
0
0,0
3
0,2
3
0,3
0
0,0
2
0,2
5
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7
0,0
7
0,0
7
0,0
7
0,1
7
0,1
2
0,8
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0,0
0
0,8
2
0,0
6
0,0
2
0,0
2
0,0
4
0,0
1
0,0
0
0,2
5
BR
A
7,95
0,0
9
0,1
9
0,3
2
0,0
2
0,0
0
0,0
6
0,2
4
0,6
8
0,0
3
0,4
0
0,3
9
0,1
6
0,0
7
0,3
5
0,1
1
0,2
3
1,8
0
0,5
1
0,0
0
0,0
7
0,0
5
0,0
8
0,0
8
0,0
2
0,0
0
0,7
7
CH
L
11,43
0,0
9
0,2
8
0,0
0
0,1
1
0,0
1
0,0
8
0,3
9
0,7
4
0,0
4
0,3
9
0,9
0
0,2
3
0,2
3
0,1
4
0,3
3
0,2
9
2,6
6
1,0
7
0,8
4
0,1
6
0,0
5
0,1
4
0,1
7
0,0
5
0,0
1
0,8
5
CO
L
12,00
0,1
3
0,2
7
0,2
2
0,0
0
0,0
1
0,0
8
0,3
5
0,7
1
0,0
5
0,3
6
0,7
0
0,2
9
0,3
2
0,1
3
0,2
4
0,3
2
4,1
4
0,2
0
0,4
4
0,1
1
0,0
5
0,1
8
0,1
1
0,0
6
0,0
1
1,3
2
CR
I
21,65
0,1
5
0,3
8
0,1
3
0,2
6
0,0
0
0,0
4
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3
0,8
0
0,1
1
0,4
0
0,8
9
0,2
9
0,8
9
0,4
2
0,3
5
0,3
3
9,0
1
0,1
4
0,5
8
0,1
2
0,0
6
0,0
8
0,2
9
0,0
5
0,0
1
3,9
4
ME
X
30,39
0,1
0
0,7
1
0,0
9
0,0
4
0,0
1
0,0
4
0,5
5
1,0
7
0,0
4
0,3
6
2,6
6
0,6
6
0,0
0
0,1
2
0,3
1
0,3
4
20,
07
0,0
6
0,2
8
0,1
8
0,0
8
0,0
8
0,5
1
0,1
3
0,0
1
0,3
7
PE
R
8,53
0,0
9
0,1
3
0,4
4
0,4
5
0,0
0
0,0
3
0,1
8
0,3
5
0,0
2
0,2
4
0,3
9
0,2
1
0,1
5
0,0
9
0,2
1
0,2
0
2,2
5
0,3
3
0,3
2
0,1
5
0,0
4
0,0
0
0,1
0
0,0
3
0,0
0
1,2
3
20
18
MUN
DO
BE
L
CA
N
CH
L
C
OL
C
RI
FI
N
FR
A
DE
U
IS
R
IT
A
JP
N
KO
R
ME
X
NL
D
ES
P
GB
R
US
A
AR
G
BR
A
CH
N
IN
D
PE
R
TW
N
TH
A
VN
M
R
M
AR
G
10,55
0,0
6
0,1
2
0,1
7
0,0
9
0,0
1
0,0
5
0,2
5
0,5
4
0,0
4
0,2
6
0,2
2
0,1
5
0,2
3
0,1
3
0,2
5
0,1
6
1,8
0
0,0
0
1,9
3
1,4
4
0,2
2
0,0
5
0,0
8
0,1
2
0,0
3
0,8
8
BR
A
13,04
0,1
0
0,2
4
0,2
6
0,1
5
0,0
0
0,0
4
0,3
4
0,8
2
0,1
1
0,2
5
0,3
7
0,2
5
0,1
9
0,5
8
0,2
1
0,3
3
2,5
9
0,3
7
0,0
0
1,5
3
0,3
0
0,1
9
0,0
9
0,0
6
0,0
3
1,2
0
CH
L
14,13
0,0
7
0,3
1
0,0
0
0,4
6
0,0
1
0,0
6
0,2
7
0,5
6
0,0
4
0,2
4
0,3
5
0,2
0
0,2
9
0,1
2
0,3
6
0,1
9
3,2
1
0,7
5
1,2
7
1,8
8
0,2
2
0,4
2
0,0
7
0,0
6
0,0
4
1,3
4
CO
L
12,26
0,0
6
0,2
8
0,1
3
0,0
0
0,0
2
0,0
6
0,2
3
0,4
6
0,0
4
0,1
6
0,2
8
0,1
8
0,7
4
0,1
4
0,2
3
0,3
1
3,8
9
0,1
3
0,5
2
1,4
0
0,2
5
0,2
0
0,0
8
0,0
6
0,0
3
1,0
4
CR
I
19,00
0,0
9
0,3
8
0,3
0
0,3
8
0,0
0
0,0
3
0,2
3
0,5
5
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0
0,2
9
0,3
4
0,1
9
0,8
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0,3
0
0,3
4
0,2
1
7,2
7
0,0
8
0,3
6
1,6
6
0,2
4
0,0
9
0,1
1
0,0
6
0,0
4
2,5
8
ME
X
35,92
0,1
0
0,9
5
0,1
3
0,2
3
0,0
2
0,0
6
0,4
6
1,5
9
0,0
9
0,5
9
1,7
9
1,7
4
0,0
0
0,1
8
0,4
4
0,2
9
13,
90
0,0
7
0,4
9
6,5
4
0,4
7
0,0
9
0,7
4
0,4
3
0,1
5
0,8
9
PE
R
13,42
0,0
5
0,2
3
0,2
4
0,7
5
0,0
1
0,0
3
0,1
5
0,3
5
0,0
3
0,1
7
0,2
4
0,2
0
0,3
4
0,0
8
0,3
7
0,1
7
3,1
2
0,1
7
0,3
7
1,8
0
0,2
1
0,0
0
0,0
9
0,0
6
0,0
5
2,9
0