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Avances en Química, 18(2), 73-81 (2023)
Artículo educativo
Cita: J Meinguer-Ledesma. Charles Gerhardt, precursor de la segunda revolución química. Avances en Química, 18(1), 73-81 (2023).
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Charles Gerhardt, precursor de la segunda revolución química
Jorge Meinguer Ledesma*
Universidad Nacional Autónoma de México, Colegio de Ciencias y Humanidades, México.
(*) jormeinguer@yahoo.com.mx
Recibido: 11/05/2023 Revisado: 05/06/2023 Aceptado: 16/06/2023
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Resumen
Promover la reflexión sobre las preguntas, evidencias, personajes y controversias que potenciaron el desarrollo del conoci-
miento científico a lo largo de la historia, es una cuestión ampliamente reconocida en la educación científica. En este trabajo
se presenta una reconstrucción histórica de la vida, obra y legado de Charles Gerhardt (1816-1856). Un brillante y polémico
químico francés que realizó valiosas aportaciones en el marco de la teoría unitaria, las cuales sentaron las bases del inci-
piente campo de la química orgánica en la década de 1850. El impacto de su obra fue tan relevante que, algunos especia-
listas, lo consideran un precursor del periodo de desarrollo epistemológico denominado como segunda revolución química.
Palabras claves: teoría unitaria; historia de la química; educación química; epistemología; química orgánica.
Abstract
Charles Gerhardt, precursor of the Second Chemical Revolution. Promoting reflection on the questions, evidence,
characters, and controversies that enhanced the development of scientific knowledge throughout history is a widely rec-
ognized issue in the science education. This paper presents a historical reconstruction of the life, work, and legacy of
Charles Gerhardt (1816-1856), a brilliant and controversial French chemist who made valuable contributions within the
framework of the unitary theory, which laid the foundations of the incipient field of organic chemistry in the 1850s. The
impact of his work was so relevant that some specialists consider him a precursor of the period of epistemological devel-
opment known as the second chemical revolution.
Keywords: unitary theory; history of chemistry, chemical education; epistemology; organic chemistry.
Introducción
La historia de la ciencia en la educación química
Desde hace algunas décadas en la literatura educativa se ha
argumentado sobre la importancia que tiene incorporar con-
tenidos relacionados con la historia, la filosofía y la episte-
mología de la ciencia en el proceso de enseñanza-aprendi-
zaje de las disciplinas científicas. Algunos autores mencio-
nan que, incluir este tipo de contenidos permite dotar de con-
texto, significado y reflexión tanto al aprendizaje de la cien-
cia como a la formación docente1. A pesar de que se han
conseguido avances al respecto en reformas educativas sus-
citadas en los últimos años, sigue predominando en los cu-
rrículos de las asignaturas científicas una visión de la ciencia
como un saber erudito, lineal, fragmentado, objetivo, neutro
e incontrovertible2,3. Esta anacrónica visión de la actividad
científica tiene su origen en la corriente neopositivista que
predominó en el ámbito académico y en los círculos intelec-
tuales durante buena parte del siglo XX.
Como resultado de esta deformada visión, se ha dificultado
en el contexto escolar dar cauce a algunos de los objetivos
que las teorías y modelos pedagógicos contemporáneos aso-
cian a la educación científica, como es el caso de potenciar
el entendimiento del papel de la ciencia en el desarrollo de
la humanidad, la utilización del conocimiento científico en
la resolución de problemas y la toma de decisiones en los
entornos cotidianos, así como la participación informada en
asuntos relacionados con la ciencia y la tecnología que tie-
nen incidencia social4. Ante este panorama, resulta perti-
nente señalar algunos de los beneficios que reviste el análisis
histórico de la ciencia y sus repercusiones en la educación
escolarizada.
El análisis histórico de la ciencia comenzó a cobrar fuerza
en el ámbito educativo cuando en 1962 el físico y filosofo
Thomas Kuhn, demostró en su libro la estructura de las re-
voluciones científicas5 que una forma viable de trazar una
aproximación epistemológica a la evolución del conoci-
miento científico en sus diferentes disciplinas es acudiendo
a su historia. En esta obra el filósofo norteamericano muestra
que, el avance de la ciencia es dinámico y está basado en
discontinuidades y transformaciones que se suscitan en dos
etapas del acontecer científico, lo que denomina ciencia nor-
mal y ciencia revolucionaria5. La primera de ellas corres-
ponde al escenario convencional en el que opera la comuni-
dad científica, explicando fenómenos y resolviendo proble-
mas mediante el uso de elementos teóricos preestablecidos
(teorías, modelos, postulados, etc.). Mientras que, los perio-
dos de ciencia revolucionaria se caracterizan por la acumu-
lación de anomalías y contradicciones de los presupuestos
teóricos establecidos con nueva evidencia empírica disponible,
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dando lugar a su transformación. Como consecuencia de este
proceso, se generan nuevos recursos teóricos más precisos,
abarcantes y congruentes en un campo o fenómenos científico
de interés6. Años después de la célebre obra de Khun, Imre
Lakatos planteó con lucidez la idea de que, para investigar en
torno a la historia de la ciencia, es necesario implementar un
proceso de reconstrucción, el cual debe permitir demostrar en
el presente como se han edificado, sostenido y transformado los
programas de investigación que han estado presente y han po-
tenciado el desarrollo de las diferentes disciplinas científicas7.
Con el surgimiento del movimiento CTS (Ciencia, Tecnología
y Sociedad), el análisis histórico de la ciencia amplió sus hori-
zontes al incluir aspectos relacionados con las implicaciones
sociales, políticas, las motivaciones y los valores que posibili-
tan la evaluación de la actividad científica8. Por su parte, Step-
hen Toulmin defendió la idea de que las ciencias han sido el
resultado de una especie de genealogía entre maestros y sus dis-
cípulos, lo que invitó a contemplar en su análisis histórico a los
sistemas educativos, esto es, a las concepciones epistemológi-
cas y didácticas de épocas o periodos específicos, así como el
desempeño de los profesores y su integración en grupos o cir-
cuitos académicos determinados9. Esto con la finalidad de mos-
trar en las aulas y laboratorios que, la construcción del conoci-
miento científico ha sido producto de disputas internas y exter-
nas entre grupos, de incesantes periodos de deliberación de
ideas y justificación de evidencias, así como de los intereses
que una comunidad pone en juego al establecer consensos2.
En el ámbito educativo, Izquierdo y Quintanilla10 señalan algu-
nas aportaciones que la historia de la ciencia puede hacer a la
educación científica.
• Proporciona contexto a los conocimientos que se comuni-
can en las aulas y pone al descubierto elementos teóricos y
descubrimientos que no han sido adecuadamente valorados,
debido a que fueron desarrollados por colectivos o persona-
jes cuya obra fue considerada irrelevante por los cánones
historiográficos de la ciencia positivista (mujeres o persona-
jes que no se ajustaron al status quo de su época).
• Sugiere el planteamiento de preguntas desafiantes sobre la
emergencia de nuevas teorías y modelos científicos.
• Permite reconocer las ideas de los estudiantes al interpretar
fenómenos o teorías en disputa que posibilitaron el desarro-
llo de las disciplinas científicas.
• Posibilita a los docentes generar nuevas estrategias al se-
cuenciar y presentar contenidos complejos que se conside-
ran curricularmente relevantes.
• Genera procesos sinérgicos entre las ciencias, su historia, su
filosofía y su enseñanza.
• Potencia la formación docente, ya que los profesores al con-
siderar a la historia de la ciencia como un elemento rele-
vante en el proceso de enseñanza estarán investigando, re-
creando y discutiendo como se generó el conocimiento que
suelen trasmitir durante su práctica docente10.
De manera general, lo que busca el análisis histórico de la
ciencia, es fomentar el entendimiento y la reflexión de cómo
se han construido las teorías, los postulados y los modelos
que han permitido tanto el desarrollo como la consolidación
de las disciplinas científicas contemporaneas. Para que esto
ocurra, es necesario situar a los alumnos en un momento his-
tórico determinado donde puedan reconocer las preguntas y
los desafíos que resultaron clave en la construcción de nuevo
conocimiento, así como el impacto que tiene en este proceso
factores sociales, políticos, económicos y culturales3. En el
ámbito de la educación química, recurrir al análisis histórico
contribuye a robustecer el aprendizaje de contenidos que se
consideran curricularmente relevantes y a promover el inte-
rés, la reflexión y la formación de actitudes positivas del es-
tudiantado hacia la denominada ciencia central11.
En este trabajo se analiza la vida, parte de la obra y el con-
texto que permitió al químico francés Charles Fréderic Ger-
hardt (1816-1856) realizar aportaciones que resultaron va-
liosas para el establecimiento de la teoría unitaria y el desa-
rrollo de la química orgánica durante el siglo XIX. Siendo
un precursor del periodo de desarrollo epistemológico que
algunos autores han denominado como segunda revolución
química12.
Datos biográficos
Charles Fréderic Gerhardt nace en la ciudad de Estrasburgo
el 21 de agosto de 1816, cursa su educación básica en un
gimnasio protestante a cargo de la Confesión Luterana de
Augsburgo, en donde se benefició de una educación bilin-
güe, ya que en este centro educativo se impartían clases tanto
en francés como en alemán. Cursó su educación media en la
Escuela Politécnica de Karlsruhe. Su padre Samuel Gerhardt
forjó una carrera como banquero y en el año de 1825 decidió
invertir la mayor parte de sus ahorros en la adquisición de
una fábrica de plomo blanco, un negocio que se convertiría
en el sustento familiar. Al concluir su educación media en
Karlsruhe, se matriculó en la Escuela de Comercio de la ciu-
dad de Leipzig por indicaciones de su padre, quien identificó
en él habilidades para que se convirtiera en apoyo y sucesor
del negocio familiar13. En 1834 a la edad de 18 años, el joven
Charles regresa a su ciudad natal para contribuir en la fábrica
de su padre. En poco tiempo se da cuenta que, las actividades
de supervisión, producción y ventas de la empresa familiar
le resultan aburridas, reafirmando su convicción de especia-
lizarse en ciencias puras.
Mientras atiende el negocio familiar, Gerhardt acude por las
tardes a la Universidad de Estrasburgo a charlar con Fréderic
Kirshleger (1804-1869), un profesor de botánica y a tomar
un curso de toxicología con Fréderic Opperman (1806-1872)
en la Escuela de Medicina, actividades que le permiten rea-
lizar un poco de trabajo experimental. Como resultado de su
estancia informal en la Universidad de Estrasburgo, Ger-
hardt publica una revisión de las fórmulas de los silicatos
naturales que por su alto rigor es aceptado en el Journal für
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Praktishe Chemie en el año de 183514, siendo su primera pu-
blicación científica. Por su deseo de profesionalizarse en
ciencias puras y no en la administración, comenzó a tener
diferencias con su padre. Este distanciamiento, lo obligó a
matricularse en un regimiento militar. Una acción que le per-
mitió desatender de forma decorosa la empresa familiar,
pero la disciplina y la monotonía de las labores militares
pronto lo asfixiaron15. Después de unos cuantos meses, re-
consideró su decisión y comunicó a su padre, la necesidad
de contar con dos mil francos para poder cubrir la cuota que
le permitiría abandonar la carrera militar a cambio de regre-
sar nuevamente a la empresa de la familia. El químico e his-
toriador de la ciencia Edouard Grimaux (1835-1900) señala
que, el dinero necesario para que Gerhardt abandonara las
instalaciones militares fue cubierto por un amigo alemán de
su padre quién parece ser tenía cercanía con el célebre quí-
mico Justus von Liebig (1803-1873), quién poco tiempo des-
pués invitaría al joven Charles a trabajar en su laboratorio en
Giessen16. Este será su primer contacto formal con lo que se
convertirá en el fervor académico de su vida, la química or-
gánica.
En Gissen, Charles Gerhardt asiste a varias conferencias im-
partidas por Liebig y recibe una modesta remuneración eco-
nómica por la traducción al francés de un libro de este pres-
tigioso químico, el cual fue titulado Introduction a l
Étude
de la Chimie ─introducción al estudio de la química─17.
Después de casi dos años en Alemania, Gerhardt retorna por
un lapso corto de tiempo a Estrasburgo donde publica algu-
nos artículos relacionados con la composición y los deriva-
dos de los alcoholes18. Manuscritos que dan cuenta del tra-
bajo experimental que emprendió en el laboratorio de Lie-
big. En 1838, se muda a la ciudad de París con la intención
de culminar su formación como científico. En París esta-
blece contacto primero como estudiante y luego como cola-
borador con Jean Baptiste Dumas (1800-1884) en el Colegio
de la Sorbona. Por esa época J. Dumas, tenía como asistente
a Auguste Laurent (1807-1853), un brillante cristalógrafo y
químico experimental, quién se convertiría en el transcurrir
de los años en un aliado y el mejor amigo de Gerhardt. A la
edad de 22 años, Gerhardt publica en Paris su primer trabajo
teórico relacionado con una nueva clasificación de los com-
puestos orgánicos19. En este trabajo polemiza en torno a al-
gunas ideas de Liebig y Dumas, al postular que la mayoría
de los compuestos orgánicos tienen como estructura unitaria
solamente a unos cuantos elementos en diferentes proporcio-
nes, en contraposición de las extensas y arbitrarias agrupa-
ciones que Liebig y Dumas asumían al adherirse a las ideas
de Berzelius sobre los compuestos orgánicos13. En esta pu-
blicación Gerhardt exhibe dos rasgos muy distintivos de toda
su obra, el uso sistemático de ecuaciones químicas como re-
curso explicativo y el gusto por polemizar ideas con miras
de robustecer y normar el cuerpo de conocimiento de la in-
cipiente química orgánica. Un hábito que le haría acreedor
de ataques y una mala imagen durante buena parte de su ejer-
cicio profesional20.
Fig. 1: Retrato del químico Charles F. Gerhardt16.
Gerhardt bajo la tutela de Dumas obtiene su Diploma de Ba-
chelier y el grado de Doctor en ciencias físicas. Su tesis doc-
toral estuvo basada en el estudio de la helenina, una sustan-
cia incolora que se obtiene de las raíces de varias plantas
como la énula o Inula helenium que ha sido usada como an-
tiinflamatorio y en el tratamiento de enfermedades como la
tuberculosis21. Meses después de obtener su doctorado, Ger-
hardt se traslada a la ciudad de Montpellier, donde ocupó el
cargo de profesor titular de química en la facultad de cien-
cias por cerca de diez años y en donde publica dos libros de
texto que le confirieron fama internacional: Introduction à
l’Étude de la Chimie par le Système Unitaire22 y Précis de
Chimie Organique23.
En este periodo de tiempo contrae matrimonio con una joven
escocesa de nombre Jane Sanders con quién tiene tres hijos.
En 1844 crea con su amigo y colega Auguste Laurent (quién
se desempeñaba en la universidad de Burdeos) una nueva
revista de química titulada Comptes Rendus Mensuels de
Travaux Chimiques de l’Eltranger (informes mensuales de
trabajos químicos desde el extranjero). Sus biógrafos narran
que, en esta etapa de su vida Gerhardt no se encuentra del
todo satisfecho, pues añora la incesante actividad intelectual
y política que vivificó en la capital francesa13,15. Excusán-
dose en limitaciones en cuanto a equipo e instalaciones para
realizar su labor de investigación, viaja de manera continua
a París donde se involucra activamente al movimiento revo-
lucionario que se suscita en la capital francesa durante esos
años24. Gerhardt fue un férreo defensor de los postulados de
la revolución francesa, por lo que simpatizaba con las ideas
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políticas liberales de su época como la oposición a la monar-
quía, la defensa del voto universal, la soberanía y el derecho
al trabajo.
En 1851, Charles Gerhardt solicita una licencia para insta-
larse una larga temporada en Paris y culminar diversos pro-
yectos de investigación pendientes. Una solicitud que es
aceptada por el Rector de la Facultad de Ciencias de Mont-
pellier, pero denegada por el Consejo Académico de esta ins-
titución a petición del químico Louis J. Thénard (1777-
1857). Gerhardt molesto por esta decisión renuncia a su
cargo en Montpellier y se traslada a la ciudad parisina25. Para
cubrir sus gastos en la capital francesa, abre una escuela pri-
vada con el nombre de École de Chimie Pratique (Escuela
de Química Práctica). Un proyecto educativo ambicioso que
centraba la formación de los alumnos en el trabajo experi-
mental, aunque también ofrecía cursos de química teórica,
industrial, farmacia y filosofía de la química15. Durante este
tiempo, Gerhardt comienza a escribir su tratado de química
orgánica (Traité de Chimie Organique)26. Una obra de cua-
tro volúmenes con traducción al alemán que tuvo una fuerte
influencia en la formación de químicos durante todo el siglo
XIX.
A pesar de que la Escuela de Química Práctica fundada por
Gerhardt contaba con un plan de estudios sólido y ambi-
cioso, pronto se vio envuelta en problemas financieros de-
bido a la crisis económica que imperaba en toda Francia pro-
ducto del golpe de Estado efectuado por Napoleón III (1808-
1873) y a una mala administración de su fundador. A inicios
de 1854, Gerhardt se ve obligado a cerrar este centro escolar
y padece severos problemas económicos. Sin embargo, en
ese mismo año recibe una invitación para incorporarse como
profesor titular de química en la Facultad de Ciencias de Es-
trasburgo─su ciudad natal─. Un cargo que ocupa en sustitu-
ción del connotado químico Louis Pasteur (1822-1895)25.
En Estrasburgo reestructura la introducción de su libro de
texto Introduction a l’Étude de la Chimie par le Systeme
Unitaire ─Introducción al Estudio de la Química por el Sis-
tema Unitario─22. En esta nueva edición, exhibe madurez,
pericia y solidez al exponer sus ideas sobre el comporta-
miento químico de los compuestos orgánicos. Charles Ger-
hardt muere en el mes de agosto de 1856, a unos cuantos días
de cumplir cuarenta años por complicaciones cardiacas aso-
ciadas a un antiguo padecimiento de fiebre reumática, el cual
contrajo en su juventud por la exposición al plomo (al labo-
rar en la empresa de su padre). Fue sepultado en el Panteón
de Santa Helena en la ciudad de Estrasburgo.
Desarrollo
La obra de Gerhardt como precursora de la segunda revo-
lución química
En 1838 cuando Charles Gerhardt inició formalmente su for-
mación como químico en París, la química orgánica era ape-
nas una subdisciplina emergente e incierta. En esa época, se
debatía aún en algunos circuitos académicos sobre la fuerza
vital asociada a los compuestos orgánicos, indistintamente
se hacía uso del modelo atómico de Dalton y de la noción de
equivalente para explicar la composición de las sustancias y
aunque se desarrollaron métodos gravimétricos para la de-
terminación de pesos moleculares, estos aún estaban lejos de
ofrecer resultados precisos y confiables27.
El historiador de la química William Jensen señala que, el
periodo de tiempo comprendido entre 1840 a 1850 es uno de
los más difíciles de analizar y comprender en el desarrollo
de la química12. En esta década caracterizada por la incerti-
dumbre y los incesantes debates para validar teorías en torno
a los compuestos orgánicos fueron Auguste Laurent y Char-
les Gerhardt quienes dotaron de cierta coherencia y regula-
ridad explicativa a los conocimientos generados en este
campo28. A pesar de haber muerto relativamente joven, las
aportaciones de Gerhardt al desarrollo de la química son nu-
merosas. Comunicó varios procesos de síntesis de compues-
tos orgánicos, contribuyó a refinar algunas teorías, escribió
libros de texto que se convirtieron en clásicos en la forma-
ción de químicos en toda Europa ─ Introduction a l’Étude
de la Chimie par le Systeme Unitaire22, Precis de Chimique
Organique23 y Traité de Chimie Organique28, fue un docente
e investigador ampliamente conocido en las academias de
química de todo el mundo y un referente de químicos de ge-
neraciones posteriores. En los siguientes párrafos, se descri-
ben las contribuciones más relevantes que realizó Gerhardt
al avance de la química durante el siglo XIX, estas son, la
corrección al sistema de pesos atómicos y moleculares, el
establecimiento de la noción de series homólogas y la deno-
minada teoría de tipos.
En la década de 1840, Jacob Berzelius y el amplio grupo de
químicos en el que ejercía influencia, utilizaban el método
de densidades de vapor para determinar los pesos molecula-
res de los ácidos orgánicos junto con el estándar de los cuatro
volúmenes. Un principio que, era definido como la cantidad
de sustancia que ocupaba en estado gaseoso el mismo volu-
men que cuatro volúmenes de hidrógeno29. A las fórmulas
que se obtenían bajo este método se les conocía como las
fórmulas de los cuatro volúmenes. Gerhardt para entonces
conocía ampliamente las reacciones de sustitución que es-
taba reportando Laurent de los compuestos orgánicos clora-
dos. Al analizar con cautela estas reacciones de sustitución,
se dio cuenta que las masas reportadas de los compuestos
orgánicos obtenidos eran múltiplos de relaciones de combi-
nación más pequeñas, un error que podía ser corregido si las
masas se dividían entre dos13. El químico francés hizo notar
que esta anomalía se debía a que Berzelius había definido
como equivalente de los ácidos orgánicos a las cantidades
que se unían a una molécula de óxido de plata denotado con
la fórmula AgO, pero esta fórmula era errónea pues solo con-
sideraba la presencia de un átomo de plata y la corrigió tal
como se conoce en la actualidad con dos átomos de plata
(Ag2O). Por esta omisión, se obtenían fórmulas que eran el
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doble de las relaciones de combinación mínimas que se dan
entre los elementos que constituyen a los compuestos orgá-
nicos.
La corrección anteriormente descrita, condujo a Gerhardt a
proponer que la fórmula del ácido acético es C2H4O2 y no
C4H8O4 o C4H6O3 + H2O como indistintamente se reportaba
a este ácido en las publicaciones de la época. Las modifica-
ciones hechas por Gerhardt en la determinación de las fór-
mulas y pesos moleculares de los compuestos orgánicos, sur-
tió efecto también en aquellas sustancias inorgánicas que
eran eliminadas en las reacciones de sustitución. Por ejem-
plo, las fórmulas reportadas para estas sustancias eran H4O2,
H2Cl2, C2O4 y N2H6 correspondientes al agua, ácido clorhí-
drico, dióxido de carbono y amoniaco respectivamente. Ger-
hardt reportó que las fórmulas correctas de estos compuestos
eran H2O, HCl, CO2 y NH3 como se conocen en la actuali-
dad. Las modificaciones hechas por el químico francés a los
pesos y fórmulas de los compuestos antes mencionados se
develaron en años posteriores como correctas e irrefutables.
De hecho, las correcciones de Gerhardt junto con la consoli-
dación de los pesos atómicos del carbono (C=12), oxígeno
(O=16) y el azufre (S=32) permitieron que las fórmulas de
los compuestos orgánicos mostrarán consistencia con las de
los inorgánicos, dando lugar a un nuevo sistema de pesos
atómicos y moleculares más preciso y unificado25.
Una segunda aportación relevante de Gerhardt fue la noción
de sustancias homólogas, hoy en día referenciadas como se-
ries o familias homologas en la química orgánica. Este con-
cepto lo esbozó en una publicación realizada en 1843 que
tituló Recherches sur la Classification Chimique des Subs-
tances Organiques30 y que desarrolló más ampliamente en su
libro Précis de Chimie Organique24 dos años después. Las
evidencias experimentales en las que se basó para formular
la noción de sustancias homologas fueron el comporta-
miento químico que reportó Dumas sobre los ácidos grasos
en 184131 y Jacob Schiel─un cercano colaborador de Lie-
big─ sobre los alcoholes. Al revisar estas publicaciones,
Gerhardt infirió que adiciones sucesivas de metileno (CH2)
dan lugar a agrupaciones de compuestos orgánicos con pa-
trones de comportamiento químico similares. De tal forma
que, solamente es necesario conocer las reacciones que ex-
perimenta un compuesto que pertenece a un grupo determi-
nado para predecir el comportamiento químico de los demás.
Específicamente, el químico francés definió a los compues-
tos homólogos como “aquellos que tienen las mismas pro-
piedades químicas y cuya composición ofrece ciertas analo-
gías en las proporciones relativas de los elementos que las
constituyen”23.
La noción de sustancias homólogas desarrollada por Ger-
hardt resultó útil no solamente para explicar las propiedades
de los compuestos orgánicos que exhibían un parecido quí-
mico y estructural, sino también para representarlos me-
diante fórmulas generales. Ejemplo de ello es la denotación
de los alcoholes como R+2O (donde R designa nCH2) y RO2
para los ácidos orgánicos25. No faltaron las descalificaciones
del grupo de químicos influenciados por Berzelius a la no-
ción de sustancias homologas, al acusar al químico francés
de hacer uso del algebra para resolver problemas químicos.
Pero el criticismo que caracterizaba a Gerhardt, le permitió
sortear sarcásticamente esta severa opinión, al referenciarla
como un elocuente cumplido de sus colegas13.
La contribución más referenciada de Gerhardt por los histo-
riadores de la química es la teoría de los tipos. Un trabajo
que comienza a desarrollar en 1850 y que comunica formal-
mente tres años después en un artículo relacionado con la
síntesis de ácidos orgánicos32. Sin embargo, es en su libro
Traité de Chimie Organique26 donde presenta de forma am-
plia, refinada y convincente la teoría de tipos al ejemplificar
su poder explicativo en el marco de la teoría unitaria. Un re-
curso teórico desarrollado por Laurent y Gerhardt, en el que
se restaba importancia a las fuerzas eléctricas en la explica-
ción de la naturaleza de los compuestos orgánicos. En su lu-
gar, se postulaba la existencia de fragmentos moleculares es-
tables con sitios activos o susceptibles a reaccionar, los cua-
les eran referenciados como una especie de núcleos a los que
se enlazaban diferentes grupos de átomos para formar una
variedad de compuestos33. En este contexto, la teoría de tipos
establecía que la mayoría de los compuestos orgánicos
puede organizarse y derivarse por la sustitución de cuatro
moléculas simples: hidrógeno, ácido clorhídrico, agua y
amoniaco28. Según esta teoría, del tipo agua se derivan los
alcoholes, ácidos, óxidos, sulfuros y éteres; del tipo ácido
clorhídrico se obtienen los cloruros, bromuros, yoduros, cia-
nuros y fluoruros; del tipo amoniaco se desprenden los ni-
truros, fosfuros, arseniuros y, finalmente, del tipo hidrogeno
se pueden derivar los haluros metálicos y los hidrocarbu-
ros29.
Los trabajos en los que se basó Gerhardt para establecer su
teoría de tipos fueron la síntesis de la metilamina y la etila-
mina reportada por Würtz en 184934, así como las reacciones
para producir éteres publicadas por A. W. Williamson en
185035. Según Würtz, la obtención de diferentes tipos de
aminas era el resultado de sustituir uno o dos átomos de hi-
drógeno del amoniaco por radicales34. Por su parte, A. W.
Williamson informaba que se podían obtener éteres si se sus-
tituía el átomo de hidrógeno de algunos alcoholes conocidos
por fragmentos hidrocarbonados e inclusive fue más allá al
informar que, si se sustituían los hidrógenos de la molécula
del agua por el radical acetilo (C2H3O), era posible obtener
ácido acético35. Gerhardt era un conocedor del comporta-
miento químico de los ácidos orgánicos, por lo que corro-
boró la hipótesis de Williamson al preparar el ácido acético
mediante una reacción entre el cloruro de acetilo y al acetato
de sodio anhidro32. Los trabajos de Würtz y Williamson fue-
ron clave para dar sustento a los compuestos orgánicos que
eran derivados del tipo amoniaco y agua respectivamente.
Mientras que, el soporte empírico alrededor de los dos tipos
restantes (hidrógeno y ácido clorhídrico) era producto del
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Fig. 2: Representación del sistema de tipos propuesto por Gerhardt29.
amplio conocimiento químico que Gerhardt y Laurent ha-
bían compilado sobre las reacciones de sustitución que ex-
perimentaban los compuestos orgánicos, al postular y defen-
der la teoría unitaria.
La teoría de tipos fue aceptada por la mayoría de las acade-
mias de química europeas en un lapso corto de tiempo. Esto
se debió a que resultaba el sistema más útil para clasificar y
predecir el comportamiento químico de una amplia cantidad
de compuestos orgánicos que constantemente crecía. Ade-
más, postulaba a las moléculas como las entidades químicas
que dotaban de identidad a las sustancias orgánicas en con-
traposición de los ambiguos radicales acuñados por Berze-
lius. Una idea novedosa que comenzaba a ser ampliamente
aceptada por la comunidad de especialistas27. Químicos de
generaciones posteriores como Edward Frankland (1825-
1899) contribuyeron en la consolidación del concepto de
tipo, al describir en el marco de esta teoría la síntesis de los
primeros compuestos organometálicos29.
El legado de Gerhardt y su abordaje en la educación quí-
mica
En la literatura se menciona que, Gerhardt poseía una perso-
nalidad contrastante. En su labor como químico se caracte-
rizó por ser riguroso, comprometido y meticuloso al familia-
rizarse con la evidencia empírica disponible y el estado del
arte de la química de su época, así como poseer una apertura
de mente al resolver problemas disciplinares de interés. Es-
tos atributos intelectuales contrastaban con ciertos rasgos de
efusividad y una actitud desafiante al debatir ideas que con-
sideraba equivocadas20. Cabe señalar que, su fuerte tempe-
ramento y su hábito por polemizar era producto de su ideo-
logía radical y su activa militancia política, así como su am-
biciosa intención de normar y regularizar el incipiente
campo de la química orgánica. A causa de lo anterior, fue
blanco de severas críticas por parte de influyentes químicos
que formaban parte de la élite conservadora que predomi-
naba en las academias científicas decimonónicas. Esta ani-
madversión por la obra y personalidad de Gerhardt se puede
rastrear inclusive en los trabajos de algunos historiadores de
la química influenciados por la historiografía neopositivista
de la primera mitad del siglo XX que, al aludir la obra del
químico francés, lo hacen describiéndolo como un personaje
marginal, incomprendido o desacreditado24.
Al respecto, no es menester de este escrito polemizar sino
enfatizar que los preceptos teóricos de la historiografía de la
ciencia contemporánea se han modificado sustancialmente,
dotando a este campo de conocimientos de mayor reflexión
y amplitud al analizar los elementos que dieron pauta al
desarrollo de la actividad científica en un momento determi-
nado10. Por tal razón, la obra de Gerhardt y la de otros quí-
micos excepcionales como August Laurent (1901-1944),
Henry Moseley (1887-1915), Linus Pauling (1901-1994),
Dorothy Hodgkin (1910-1994), entre otros debe ser reexa-
minada y debidamente ponderada, otorgándoles el debido
reconocimiento a sus aportaciones.
Gerhardt publicó cientos de análisis críticos sobre química
en las revistas francesas, 9 libros de texto, 7 traducciones de
la obra de Liebig y otros químicos contemporáneos, decenas
de publicaciones donde reportó métodos para sintetizar y ca-
racterizar alcoholes, aceites esenciales, ácidos orgánicos,
aminas y amidas. A estos trabajos hay que agregar sus rele-
vantes contribuciones en el ámbito teórico, las cuales han
sido descritas en la sección anterior de este escrito. Pertene-
ció a la Sociedad de Historia Natural de Estrasburgo, al
Círculo Farmacéutico de Montpellier, al Colegio de Farma-
cia de Filadelfia y al Instituto de París. En febrero de 1858,
la Real Academia de Ciencias de Francia le otorgó de forma
póstuma el Premio Jecker por sus contribuciones al avance
de la Química Orgánica25. La presencia de Gerhardt en un
amplio número de organizaciones académicas y el impacto
que tuvo su obra en la comunidad de especialistas en el
campo de la química orgánica durante el siglo XIX, son las
razones que permiten reconocerlo como un precursor de la
segunda revolución química.
El historiador de la química William Jensen señala que, la
segunda revolución química comenzó formalmente en 1852
cuando el químico Edward Frankland (1825-1899) refina y
comunica el concepto de valencia y culminó en 1874 cuando
el químico alemán Jacobus van´t Hoff reporta la descripción
tetraédrica de los átomos de carbono12. Los logros más re-
presentativos de este periodo de desarrollo epistemológico
fueron la descripción de la materia a través de estructuras o
fragmentos moleculares, la consolidación de la química or-
gánica y la obtención de un sistema más preciso y generali-
zable de los pesos atómicos y moleculares. Los trabajos de
Gerhardt incidieron favorablemente en la consecución de es-
tos avances, ya que, con el establecimiento de la teoría uni-
taria, se comenzó a fincar la tradición en la comunidad de
Jorge Meinguer Ledesma / Avances en Química, 18(2), 73-81 (2023)
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químicos orgánicos de explicar las propiedades de los com-
puestos orgánicos en función de su composición y represen-
tación espacial20. Una visión que se consolidó en años pos-
teriores con la formulación de la teoría estructural11. La teo-
ría unitaria fue también un precedente importante en la cla-
sificación de los compuestos orgánicos.
En lo referente a la obtención de un nuevo sistema de pesos
atómicos y moleculares, diversos historiadores coinciden
que, el antecedente directo de este avance disciplinar fue un
congreso de química que se celebró en el año de 1860 en la
ciudad alemana de Karlsruhe27,36. En este evento, el químico
italiano Stanislao Cannizzaro (1826-1910) realizó una bri-
llante y elocuente intervención en la que basándose en la hi-
pótesis de Amadeo Avogadro (1776-1856) sobre el estudio
de los gases y las correcciones hechas por Charles Gerhardt
a algunos pesos moleculares, reformuló la metodología para
obtener medidas más precisas y generalizables del peso de
las sustancias químicas, obteniéndose valores que persisten
hasta nuestros días36. Al congreso de Karlsruhe asistieron
químicos ilustres como Adolph Würtz (1817-1884) y Au-
guste Kekulé (1829-1896), quienes conocían bien la obra de
Gerhardt y compartían algunas de sus ideas, así como el quí-
mico ruso Dimitri Mendeléyev (1834-1907) quién en una
década posterior formularía la ley periódica, una de las bases
de la química contemporánea.
Fig. 3: Representación de las sustancias homólogas en el libro de
texto Précis de Chimie Organique23.
Por lo expuesto con anterioridad, resulta claro porque Ger-
hardt es considerado uno de los químicos brillantes del siglo
XIX. Pues a pesar de haber realizado su trabajo académico
en instituciones periféricas distantes de Paris, de haber par-
ticipado en intensos debates con los mejores químicos de su
época y haber muerto relativamente joven, su obra se man-
tuvo como un referente en las generaciones de químicos pos-
teriores, siendo un connotado fundador del campo de la quí-
mica orgánica.
En al ámbito de la educación química, el espacio en el que
se puede referenciar la vida y obra de Charles Gerhardt, es
en los cursos de química orgánica o química de carbono que
se imparten en el bachillerato y en etapas tempranas de la
educación superior. Específicamente, cuando se aborda el
concepto de series homólogas o se estudian las reacciones
de sustitución que experimentan los halogenuros de alquilo.
En el primer caso se puede indicar a los alumnos que, inves-
tiguen los antecedentes históricos de la definición de sustan-
cias homologas y las implicaciones que esta noción tiene en
la clasificación de los compuestos orgánicos. Mientras que,
en el segundo caso se pueden elaborar e implementar pla-
neaciones didácticas que orienten al alumnado al reconoci-
miento de las reacciones de sustitución que experimentan los
compuestos orgánicos clorados como la base empírica de la
teoría unitaria. Una tercera ruta para referenciar la obra de
Gerhardt y de otros químicos brillantes en las aulas y labo-
ratorios, es promover el análisis de las tres etapas revolucio-
narias de la química que postula el historiador W. Jensen12.
Esto, con la finalidad de que los alumnos comprendan y re-
flexionen sobre los cambios epistemológicos más significa-
tivos que ha experimentado esta ciencia desde su etapa fun-
dacional. La obra de Gerhardt será un referente obligado al
analizar el segundo periodo revolucionario de la química.
Específicamente, en lo relativo al surgimiento y consolida-
ción de la química orgánica. En las tres rutas educativas an-
tes mencionadas, la indagación que efectúen los estudiantes
los conducirá a compilar datos biográficos sobre el químico
francés y al reconocimiento de su legado disciplinar.
En este trabajo se considera que, fomentar el análisis histó-
rico de la química en el ámbito educativo, posibilita mostrar
la relación dinámica que existe entre esta ciencia y su con-
texto. Un aspecto que contribuye a que los alumnos interna-
licen una imagen más adecuada de la química. Esto, al com-
prender que la construcción del conocimiento químico es un
proceso en evolución constante y con una fuerte dimensión
humana en donde la experimentación, el rigor, la competen-
cia entre grupos académicos de diferentes ideologías, la co-
lectividad y la búsqueda de consensos juegan un papel rele-
vante37. Finalmente, en el plano de la docencia fomentar el
análisis del papel que tuvo la obra de Gerhardt en el estable-
cimiento de la teoría unitaria y sus implicaciones en el desa-
rrollo de la química orgánica, contribuye a robustecer la for-
mación del profesorado en lo relativo al dominio de conte-
nidos químicos y a incrementar el acervo de episodios que
se pueden referenciar en el salón de clases en el análisis his-
tórico y filosófico de la química, evitando con ello el reduc-
cionismo.
Conclusiones
En este trabajo se ha presentado una reconstrucción histórica
de los hechos, evidencias, trabajos y vicisitudes que permi-
tieron al químico francés Charles Gerhardt hacer valiosas
contribuciones al desarrollo y consolidación del campo de la
química orgánica. En el ámbito experimental, este conno-
tado químico comunicó métodos de síntesis y reacciones ca-
racterísticas de los alcoholes, ácidos orgánicos, amidas y di-
versos productos naturales. En el dominio de lo teórico, con-
tribuyó en la obtención de un sistema más preciso de los pe-
sos atómicos y moleculares, su noción de sustancias homó-
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logas junto con la teoría de tipos ampliaron el poder expli-
cativo de la teoría unitaria. Un precepto teórico que potenció
un cambio metodológico entre la comunidad de especialistas
enfocados en el estudio de los compuestos de carbono, do-
tando de coherencia al uso de algunas nociones disciplinares
que se consideran clave en el desarrollo de la química como
es el caso de radical, equivalente, molécula y átomo28. Des-
pués de su muerte, sus ideas fueron retomadas por brillantes
químicos de generaciones posteriores, siendo referenciadas
y defendidas en el histórico congreso de Karlsruhe de 1860.
Uno de los eventos más representativos e importante de la
química moderna. Por su amplio legado, Gerhardt es consi-
derado un precursor de la segunda revolución química y uno
de los químicos más representativos del siglo XIX.
En el campo de la educación química, el análisis de la vida
y obra de Gerhardt se puede referenciar en el nivel medio y
superior en los cursos de química de carbono. Esto, al abor-
dar contenidos que guardan relación con la teoría unitaria
como es el caso de la clasificación y la reactividad que ex-
perimentan algunos compuestos orgánicos. Finalmente, este
trabajo puede servir como una guía en la elaboración de in-
vestigaciones que tengan como fundamento el análisis his-
tórico y epistemológico de temas químicos curricularmente
relevantes, esto con el propósito de hacer más amplia y sig-
nificativa su enseñanza.
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