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Nuevas acepciones del rol del fisioterapeuta para la prescripción del ejercicio y la promoción de actividad física

Authors:

Abstract

Resumen El fisioterapeuta es el profesional idóneo, capacitado y cimentado científicamente para prescribir ejercicio y promover la práctica de actividad física. Desde esta perspectiva, está inmerso en un mundo dinámico, cambiante y debe estar preparado y actualizado para propender la adopción de hábitos y estilos saludables. Por ello, este artículo de reflexión, busca redefinir el rol del fisioterapeuta, analizando diferentes acepciones involucradas en su práctica profesional relacionada con dichas intervenciones. Se revisó literatura disponible en las bases de datos Pubmed, EBSCO, Scielo y PEDro, incluyendo 111 fuentes bibliográficas para su análisis. Se pudo concluir que existen factores como la multidimensionalidad del comportamiento sedentario, la necesidad de asegurar la atención de calidad, el conocer la población y dinámica social, las teorías y modelos conductuales, empoderar a los pacientes/clientes y el manejo de nuevas tecnologías permitirá realizar intervenciones exitosas.
Reflexión
177
Nuevas acepciones del rol del fisioterapeuta para la prescripción del ejercicio y la promoción... pp 177-194

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Recibido para publicación: 09-03-2022 - Versión corregida: 07-03-2023 - Aprobado para publicación: 19-04-2022
Pinzón-Ríos I.D., Moreno-Collazos J.E. Nuevas acepciones del rol del fisioterapeuta para la
prescripción del ejercicio y la promoción de la actividad física. Arch Med (Manizales). 2023.
23(1):177-194. https://doi.org/10.30554/archmed.23.1.4584.2023
Resumen
El fisioterapeuta es el profesional idóneo, capacitado y cimentado científicamente
para prescribir el ejercicio y promover la práctica de la actividad física. Desde esta
perspectiva, está inmerso en un mundo dinámico, cambiante y debe estar preparado
y actualizado para propender por la adopción de hábitos y estilos saludables. Por
ello, este artículo de reflexión, busca redefinir el rol del fisioterapeuta, analizando
diferentes acepciones involucradas en su práctica profesional relacionada con dichas
intervenciones. Se revisó la literatura disponible en las bases de datos Pubmed, EBS-
CO, Scielo y PEDro, incluyendo 111 fuentes bibliográficas para su análisis. Según
se pudo concluir, existen factores como la multidimensionalidad del comportamiento
sedentario, la necesidad de asegurar una atención de calidad, el empoderamiento
de los pacientes/clientes, conocer la población y la dinámica social, saber de las
teorías y modelos conductuales y el manejo de nuevas tecnologías, factores que,
conociéndolos y manejándolos con idoneidad, permitirán realizar intervenciones
exitosas.
: actividad física; ejercicio; autoeficacia; motivación; fisioterapia.
1 MSc Ciencias de la Actividad Física y Deporte; Especialista Pedagogía Universitaria, Fisioterapeuta. Docente
Programa de Fisioterapia Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (FUCS) Bogotá, Colombia. Correo
electrónico: ivandpr@hotmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5949-2930
2 PhD en Fisioterapia, MSc Ciencias de la Actividad Física y Deporte; Especialista Rehabilitación Cardiopulmo-
nar, Fisioterapeuta. Decano Facultad Ciencias del Movimiento Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud
(FUCS) Bogotá, Colombia. Correo electrónico: jemoreno1@fucsalud.edu.co
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8757-1241
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Universidad de Manizales - Facultad de Ciencias de la Salud

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
The physiotherapist is the ideal professional, trained and scientifically grounded to
prescribe exercise and promote the practice of physical activity. From this perspec-
tive, is immersed in a dynamic and changing world, must be prepared and updated
to promote the adoption of healthy habits and styles. Therefore, this reflection article
seeks to redefine the role of the physiotherapist, analyzing different meanings invol-
ved in their professional practice related to these interventions. Literature available
in the Pubmed, EBSCO, Scielo and PEDro databases was reviewed, including 111
bibliographic sources for analysis. It was concluded that there are factors such as the
multidimensionality of sedentary behavior, the need to ensure quality care, knowing the
population and social dynamics, behavioral theories and models, empowering patients/
clients and the management of new technologies will allow successful interventions.
 : physical activity; exercise; self-efficacy; motivation; physical therapy
specialty.

La evidencia actual para la práctica re-
gular de actividad física (AF) sugiere que al
menos 150 minutos de actividad moderada
o 75 minutos de actividad vigorosa semanal,
pueden tener efectos positivos sobre la salud
en general. Adicionalmente, para cumplir las
recomendaciones globales se debe incluir el
ejercicio físico (EF) como el fortalecimiento de
los principales grupos musculares, ejercicio
cardiovascular y flexibilidad general, tres a
cinco veces por semana [1,2]. A pesar de que
estas directrices son ampliamente difundidas,
en el mundo el 81 % de los adolescentes y el
23% de adultos no las cumplen, lo que llevó
a la Organización Mundial de la Salud (OMS)
a promulgar el ‘Plan de acción mundial sobre
Actividad física 2018-2030. Más personas ac-
tivas para un mundo sano” [3] para tratar de
contrarrestar dicha problemática.
Uno de los principales factores de riesgo
modificables es la inactividad física, estimada
entre el 20-30 % para el riesgo de muerte. Esta
se relaciona con las enfermedades crónicas
no trasmisibles (ECNT) en las diferentes po-
blaciones, impactándolas negativamente con
el aumento de los gastos de atención médica,
complicaciones de la fuerza laboral con respec-
to a la asistencia y la productividad, y el éxito
académico [4]. A nivel mundial, el 7,2 % de las
muertes por todas las causas y el 7,6 % por en-
fermedades cardiovasculares, son atribuibles a
la inactividad física. Las proporciones de ECNT
atribuibles a la inactividad física oscilan entre el
1,6 % de hipertensión y el 8,1 % de demencia.
El 69 % del total de muertes y el 74 % de las
muertes por enfermedades cardiovasculares
están asociadas con la inactividad física [5,6].
La práctica de AF y EF en todos los grupos
etarios y étnicos, está influenciada por factores
sociales, ambientales, psicológicos y genéticos
orientados a promover la mejoría en la fuerza,
la aptitud cardiorrespiratoria, la salud y el bien-
estar, un menor riesgo de desarrollar ECNT
[7,8] así como la disminución de la adiposidad
abdominal, la mejoría de la masa corporal ma-
gra, el aumento de la capacidad cardiorrespira-
toria [9] y la respuesta inmunitaria [10]. Aunque
la promoción de AF y la prescripción de EF
Reflexión
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es tarea central de los fisioterapeutas, existe
evidencia limitada sobre las experiencias de
estos profesionales con su promoción. Eisele
en 2020 demostró que algunos fisioterapeutas
usan técnicas de cambio de comportamiento
para instruir sobre el ejercicio, sin embargo, no
todos consideran que su función sea motivar
a los pacientes sobre hábitos saludables [11].
Los fisioterapeutas están calificados y capa-
citados para promover los niveles de AF, pre-
venir y/o tratar una amplia gama de patologías
mediante el EF y mejorar aspectos de la salud
promoviendo comportamientos de salud (dieta
saludable, dejar de fumar o consumir alcohol)
[12] como parte de su función disciplinar. Una
exploración cualitativa en fisioterapeutas austra-
lianos, reveló que los pacientes esperan terapias
pasivas o intervenciones físicas como terapia
manual, antes del consejo de participar en te-
rapias más activas, como aumentar sus niveles
de AF. Aunque son importantes las expectativas
del paciente porque influyen en la satisfacción
y práctica del tratamiento, este estudio mostró
que los fisioterapeutas podrían priorizar inter-
venciones esperadas por el paciente antes que
brindar asesoramiento sobre la AF o EF [13].

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
Durante la última década el sedentario o el
comportamiento sedentario (CS) emergió como
factor de riesgo relacionado con de enferme-
dades metabólicas, cardiovasculares, cáncer
y mortalidad. Esta condición es definida como
las actividades con un gasto energético <1,5
MET´s (MET= equivalente metabólico basal;
1MET=~3,5 mlO2/kg/min) que ocurre en gran
parte de manera subconsciente e incluye ac-
tividades como estar sentado, ver televisión,
conducir, entre otras. En cambio, andar a un
ritmo moderado o rápido comporta un gasto
de energía de alrededor de 3-5 MET; correr o
practicar deportes enérgicos puede comportar
un gasto de energía de 8 MET o más [14].
La literatura reporta que el CS reduce la
actividad de la glucosa muscular, la lipoproteí-
na lipasa y los transportadores de proteínas,
causando detrimento metabólico de lípidos y
carbohidratos. Adicionalmente, disminuye el
flujo sanguíneo sistémico y ritmo cardiaco,
mientras el sistema nervioso simpático es
activado, reduciendo la función vascular y
sensibilidad a la insulina. Se altera el eje del
factor de crecimiento similar a la insulina y los
niveles circulantes de las hormonas sexuales,
elevando la incidencia de cáncer relacionados
con las hormonas. Todo ello repercutiendo en
ganancias de adiposidad e inflamación cróni-
ca, así como incremento de la incidencia de
trastornos metabólicos, musculoesqueléticos
y cognitivos [15].
Los efectos negativos de este comporta-
miento en la salud pública han sido amplia-
mente documentados [16]. El informe cientí-
fico del Physical Activity Guidelines Advisory
Committee en 2018, mostró evidencia fuerte
de que el CS aumenta el riesgo de mortalidad
por todas las causas y evidencia moderada que
lo asocia con el cáncer de endometrio, colon
y pulmón [17], afectando a adultos [18-22] y
adolescentes [23]. También ha recibido aten-
ción en la comunidad investigativa, tratando
de determinar cómo ocurre cotidianamente
(número y duración de los episodios), quién,
dónde y cuándo tiene lugar, y qué hace la gente
mientras es sedentaria [24] y requiriendo técni-
cas específicas de cambio de comportamiento
para volverlo más conciente [25-29].
Basado en esto, las primeras directrices de
AF/EF datan de 1975, cuando el American
Collage of Sport Medicine (ACSM) publicó las
recomendaciones específicas para pruebas de
ejercicios graduadas. En 1978 se publicaron
recomendaciones de dosis de ejercicio para
mejorar y mantener la aptitud física, y luego
se ajustaron en 1990 y 1998 con un enfoque
hacia la salud. Desde 2010 se han incluido
recomendaciones específicas para mujeres
embarazadas/postparto, personas con con-
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diciones crónicas y/o discapacidad, así como
la adición de pautas de CS, especialmente
el tiempo frente a una pantalla, el cual tiene
efectos negativos sobre la salud [30].
Según Straker, en artículo editorial Pre-
vention needs to be a priority [31], a pesar
de los avances en la atención, la salud de las
poblaciones está disminuyendo, afectando los
modelos de prestación de servicios. Aunque
se han realizado acciones en este campo,
el futuro aún requiere más esfuerzos. En el
estudio de O’Donoghue, que encuestó a 220
fisioterapeutas irlandeses, mostró que el nivel
de AF fue el factor de riesgo más común eva-
luado en las visitas iniciales y de seguimiento
(78 %), seguido del estado dietético (55 %),
pero pocos incluyeron niveles de alcoholismo
y tabaquismo en su evaluación; sin embargo, la
mayoría los consideró como factores de riesgo
que deberían abordarse [32].
Similar a ello, Kunstler encuestó a fisiotera-
peutas australianos y encontró que el 56,6 %
promovía irregularmente la AF, mientras que el
43,4 % siempre la promovía. La promoción de
AF se asoció bivariadamente con el nivel de AF
practicada por los encuestados (x2[2]=7,670,
p=0,02) y la educación en ciencias del ejer-
cicio (x2[1]=4,613, p=0,03). El análisis multi-
variable identificó el conocimiento (OR=1,60,
IC 95%: 1,026–2,502), metas (OR=0,62, IC
95%: 0,424–0.897) e innovación (OR=1,75,
IC 95%: 1.027–2,985) que se asociaron signi-
ficativa e independiente con la promoción de
la AF [33], lo que devela que la promoción de
comportamientos parte de la vivencia propia
del fisioterapeuta.
Cada profesión tiene que enfrentar muchos
desafíos para florecer y mantener su dignidad
profesional, más aún cuando enfrenta desafíos
desde su perspectiva preventiva [34]. Es por
ello que las reflexiones y acepciones aquí pre-
sentadas, buscan dar acercamientos al deber
ser del actuar profesional del fisioterapeuta,
quien posee como herramienta la prescripción
de EF y la promoción de AF acompañada de
otros procesos que garanticen la adopción de
estilos y hábitos saludables a nivel individual
y colectivo.


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
Un ejemplo de habilidades en la fisioterapia
que pueden beneficiarse de una evaluación
continua en la didáctica de la educación es la
prescripción de EF y AF en el currículo profesio-
nal. Esto demanda ciertas competencias que
se requieren para poder desarrollar el proceso
acorde con estándares globales, inmersos en
la dinámica de una sociedad cambiante y un
mundo globalizado con necesidades emer-
gentes desde la salud y el bienestar social.
Algunas de estas habilidades/destrezas que el
fisioterapeuta debe desarrollar fueron tratadas
previamente en el artículo Rol del fisioterapeuta
en la prescripción del ejercicio, del 2014 [35],
no obstante, se pretenden ampliar algunas
condiciones inherentes para la prescripción de
EF y recomendaciones de AF en la actualidad:


En respuesta a las necesidades mundiales
de promover e implementar un estilo de vida
saludable, la World Physiotherapy (WP) emitió
una declaración que concierta: “los fisiotera-
peutas son expertos en ejercicio” para brindar
atención a través de la promoción de la salud.
Para mantener este estándar deben poseer un
conocimiento adecuado de los principios de
AF y la prescripción de EF, siendo capaces de
integrar este conocimiento en situaciones del
contexto real. Los programas de fisioterapia es-
tán en condiciones de garantizar este estándar;
por lo tanto, existen enormes oportunidades
para implementar actividades de aprendizaje
y evaluación de cada programa en dichos
Reflexión
181
temas, con miras a lograr altos estándares de
calidad [36].
La calidad de la fisioterapia deportiva y del
ejercicio ha aumentado drásticamente en las
últimas décadas. El alcance de la práctica varía
en todo el mundo, basado en un amplio cono-
cimiento que sustenta la toma de decisiones,
resolución de problemas de manera segura,
cimentada en la mejor evidencia y estánda-
res de calidad. La experiencia en fisioterapia
deportiva, como la define la International Fe-
deration of Sports Physical Therapy (IFSPT),
describe 11 competencias (prevención de
lesiones, intervención aguda, rehabilitación,
mejora del rendimiento, promoción de un estilo
de vida activo y seguro, aprendizaje permanen-
te, profesionalidad y gestión, participación en
la investigación, difusión de buenas prácticas,
ampliación de la práctica a través de la innova-
ción, promoción del juego limpio y la práctica
antidopaje) que integran conocimientos, habi-
lidades y actitudes específicas para garantizar
la calidad y el desarrollo profesional [37], los
cuales están disponibles en el enlace: http://
ifspt.org/wp-content/uploads/2014/06/Compe-
tencies.pdf [38].
Acorde con esto, la Asociación Británica de
Rehabilitadores y Entrenadores Deportivos
(BASRaT) propuso como directriz el mejorar la
salud de los pacientes con un enfoque hacia el
ejercicio y la rehabilitación por ejercicio. Ese ob-
jetivo nunca ha sido más importante de lo que
es hoy. En medio de la pandemia la atención se
centrará en la salud de las naciones y pondrá
en evidencia los desafíos que se enfrentan
como comunidad internacional de profesiona-
les de la salud [39]. Al igual que la epidemia de
la poliomielitis, el miedo, la incertidumbre y la
respuesta colectiva asociada al COVID-19 han
interrumpido la vida cotidiana a escala mun-
dial [40]. En este sentido, los fisioterapeutas
deben aprovechar la oportunidad para brindar
atención a) principalmente activa, b) centrada
en la autoeficacia y el autocontrol, y c) menos
dependiente de las terapias pasivas [41]. Claro
ejemplo de esto fueron las publicaciones de la
WP [42] y el ACSM [43] acerca de la promoción
de AF en tiempo de pandemia.
Para poder brindar una atención de calidad
el fisioterapeuta debe buscar la evidencia de
alta calidad para responder a sus pregun-
tas clínicas relevantes. La base de datos de
evidencia de fisioterapia (PEDro) es la más
completas que indexa información de alta ca-
lidad de ensayos y permite acceso abierto a
evidencia clínica, siendo un importante recurso
para los fisioterapeutas [44]. Saber encontrar
la mejor información es crucial para adaptar
las recomendaciones existentes a situaciones
reales [45], entendiendo que los procesos de
selección de los inventarios en salud, interven-
ciones individuales y/o colectivas requieren un
juicio crítico de la efectividad desde la práctica
basada en estudios de alto impacto [46].


En décadas anteriores la práctica profesional
en fisioterapia carecía de información pertinen-
te y veraz sobre las necesidades y contextos de
atención poblacional, reflejando dificultades en
la comprensión del impacto de la profesión en
el medio, no obstante, han mejorado los proce-
sos epidemiológicos, develando las realidades
sociales para realizar acciones pertinentes [47].
En la actualidad, el fisioterapeuta debe estar
preparado para intervenir y diseñar programas
de EF y promover AF para personas de todas
las edades y generaciones. Existe una clasi-
ficación generacional con particularidades y
especificidades de cada una: Generación Z
(post-Millennials): nacidos después de 1997,
Millennials: nacidos entre 1981-1996, Gene-
ración X: nacidos entre 1965-1980, Baby boo-
mers: nacidos entre 1946-1964, Generación
silenciosa: nacidos entre 1925-1945 [48] que
deben ser abordadas en diferentes momentos
de la vida profesional.
Si se tiene claro que cada generación po-
see intereses y necesidades particulares, se
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podrá conocer fácilmente las modalidades de
intervención acordes. En este sentido, el ACSM
anualmente socializa las tendencias del ejerci-
cio más populares entre la población mundial y
de cada país. Para el 2021, la encuesta incluyó
4.377 profesionales de la actividad física y la
salud de varios países. En general, las cinco
primeras tendencias fitness mundiales según la
ACSM fueron: entrenamiento online, tecnología
portátil (wearable), entrenamiento con peso
corporal, actividades al aire libre y HIIT [49].
En el caso colombiano, Valcarce et al. men-
cionaron las cinco tendencias para el mismo
año donde sobresalieron: clases online, apps
de ejercicio por teléfonos inteligentes, progra-
mas de ejercicio para combatir la obesidad en
niños y adolescentes, programas de ejercicio
en poblaciones con diferentes patologías y
programas fitness para adultos mayores [50].
Estas dinámicas en la práctica del ejercicio
reflejan los cambios de estilo de vida en la so-
ciedad occidental, junto al establecimiento de
un modelo estético de delgadez que asegura el
éxito social, generando cambios conductuales
en la población [51]. Conocer estas dinámicas
hacia la práctica de AF/EF analizando su evo-
lución a través de los diferentes colectivos, es
muy importante para asegurar el desarrollo
integral de los sujetos [52]. Uno de los princi-
pales procesos contemporáneos del cambio
social es el envejecimiento demográfico en las
denominadas sociedades desarrolladas [53]
que no debe ser ajeno a ser intervenido.
Desde la última mitad del siglo XX la esperan-
za de vida ha aumentado considerablemente y
esta tendencia continuará en ascenso gracias
al avance tecnológico y científico característico
de esta época. Actualmente hay 580 millones
de personas de >60 años a nivel global y de
acuerdo con las proyecciones poblacionales
esta cifra se duplicará para el año 2025, para
el año 2050 será aproximadamente dos mil
millones de personas [54]. No obstante, el co-
nocimiento de los profesionales del ejercicio,
considerando el cumplimiento de los criterios
que componen la recomendación de ejerci-
cio aeróbico y de fuerza para ancianos, fue
limitado, alcanzando solo el 9,3% y el 12,6%,
respectivamente [55].
Partiendo de la realidad demográfica pobla-
cional y la naturaleza de la carga global de la
enfermedad, las expectativas futuras de los
fisioterapeutas son buenas, siempre y cuando
sean capaces de trasladar la eficacia de las
intervenciones en la prevención y manejo de
ECNT, promoción del bienestar, prevención de
la enfermedad y discapacidad, usar el conoci-
miento sobre los determinantes psicosociales
de la salud de manera que el cambio comporta-
mental sea efectivo en todos los usuarios inde-
pendientemente de la edad. El envejecimiento
sostenible comienza con hábitos saludables en
fases tempranas de la vida, así como animar
a los pacientes a participar y colaborar para
alcanzar el máximo de los beneficios que desde
la disciplina se le pueden ofrecer [56].
La investigación ha demostrado que los
motivos difieren entre las poblaciones. Por
ejemplo, los hombres y las mujeres tienden
a tener diferentes motivaciones para hacer
ejercicio que los adultos más jóvenes y los
adultos mayores. También se pueden observar
diferencias en la motivación según la cultura, el
nivel socioeconómico o el entorno circundante.
Es importante evaluar la motivación de forma
individual porque puede variar mucho. Además,
la motivación es una variable dinámica, lo que
significa que puede cambiar tanto a corto como
a largo plazo.


Existe evidencia de la aplicación de procesos
motivacionales asociados a la práctica de AF
y EF [52-61]. La motivación es el motor del
comportamiento humano que impulsa a iniciar
y desarrollar actividades y permite entender
las conductas en múltiples ámbitos de la vida.
La teoría de la autodeterminación (TAD) es
una macroteoría que se refiere a los seres
Reflexión
183
humanos como organismos activos, tendientes
al crecimiento y desarrollo psicológico para
dominar los desafíos impuestos e integrar las
experiencias de manera coherente mediante
refuerzos constantes y apoyos sociales para
funcionar adecuadamente. Desde esta óptica,
la motivación se establece en una dinámica
continua desde un nivel inferior, denominado
desmotivación (falta de intencionalidad del
individuo para desempeñar alguna actividad),
pasando por la motivación extrínseca (supedi-
tada a factores externos), hasta la motivación
intrínseca (autodeterminada y dada por el
disfrute que genera la actividad) [62].
La TAD está complementada por el modelo
jerárquico de la motivación que incluye tres
niveles de motivación: a) nivel global (enten-
dida como el rasgo de cada persona); b) nivel
contextual (evidenciada bajo un contexto es-
pecífico) y, c) nivel situacional (manifestada en
un momento y situación determinada). Este
modelo es crucial para asimilar la adherencia
o abandono de AF/EF. Menciona los aspectos
sociales que modulan la motivación en función
del logro o no de necesidades psicológicas
básicas (autonomía, competencia y relaciones
sociales) para fortalecer la motivación intrínse-
ca. Por el contrario, la insatisfacción propende
hacia la motivación extrínseca y, si se llega a
la desmotivación, hay un gran repertorio de
consecuencias cognitivas, afectivas y compor-
tamentales [60].
En general, existen dos líneas principales de
investigación sobre la adherencia a la práctica
física: una se centra en la satisfacción percibida
de los servicios deportivos y de salud, mientras
que la otra concluye que los usuarios con ma-
yor motivación autodeterminada en etapas más
avanzadas muestran mayores niveles de AF/EF
y mayores intenciones de continuar practicando
[51,63]. Basado en ello, los fisioterapeutas uti-
lizan técnicas de cambio de comportamiento,
siendo las más comunes el establecimiento
de objetivos (comportamiento), instrucciones
sobre cómo realizarlo y práctica del mismo [11].
A medida que la práctica de la fisioterapia se
ha ampliado, la capacitación, la educación y
la movilización de conocimientos se han visto
obligados a mantenerse al día con los cambios
poblacionales y los valores del sistema [63-65].
Los fisioterapeutas se han ganado la reputa-
ción de ser importantes proveedores de reha-
bilitación [66], no obstante, en muchos casos el
EF y la AF están subestimados e infrautilizados
como tratamiento, por eso incluirlos en los
currículos profesionales permite preparar pro-
fesionales físicamente activos, quienes serán
propensos a prescribirlos y es menos probable
que encuentren barreras para hacerlo [67].
Propender por los cambios de conducta y
adopción de hábitos saludables no es tarea
fácil. Por ello este profesional debe conocer los
procesos inmersos para realizar intervenciones
fehacientes encaminadas a la práctica regular
de AF y EF. En el contexto de la psicología y el
cambio de comportamiento [68], en general, las
personas que buscan un cierto comportamiento
normalmente se esfuerzan por lograr el éxito,
por lo que la intensidad y la dirección a menudo
están relacionadas. Comprender la motivación
para hacer ejercicio es un área de interés para
la mayoría de los profesionales de la salud pues
permite un enfoque personalizado al entrenar
a los clientes hacia sus objetivos. Cuando las
personas no están motivadas para hacer AF/
EF es posible que no participen en absoluto,
o que simplemente sigan los movimientos sin
ninguna intensidad o creencia en los resultados
a obtener. Cuando se comparan personas acti-
vas e inactivas no es sorprendente que exista
una mezcla de motivos en las personas activas
que tienden a estar más motivadas por el buen
estado físico, la mejora de la salud psicológi-
ca, el disfrute, la apariencia, el dominio de las
habilidades y las interacciones sociales [69].
Las investigaciones se basan en los princi-
pios de la teoría de la autodeterminación que
demuestra que la motivación no es un fenó-
meno estático, sino que discurre entre niveles
muy bajos a muy altos. El nivel más básico es
Nuevas acepciones del rol del fisioterapeuta para la prescripción del ejercicio y la promoción... pp 177-194
Archivos de MedicinA Volumen 23 Nº 1 - Enero-Junio de 2023
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Universidad de Manizales - Facultad de Ciencias de la Salud
entre la motivación intrínseca, donde se hace
alguna actividad que sea interesante o agrada-
ble, y la motivación extrínseca, que busca una
recompensa externa. El ser humano es activo
por naturaleza, tendiente a estar inmerso en el
entorno, autorregulándose y asimilando conoci-
mientos. Más de tres décadas de investigación
muestran que la calidad de la experiencia y
el rendimiento son diferentes si hay razones
intrínsecas o extrínsecas [70]. Al conocer las
motivaciones de un cliente el fisioterapeuta
debe tener en cuenta dos categorías:
• Motivación extrínseca: se enfoca en
realizar una actividad para algún tipo de
reconocimiento como ganar un trofeo o
premio; se basa en esperar algo si se
logra un comportamiento específico.
Las recompensas pueden ser grandes
o pequeñas, pero deben coincidir con
el logro. La motivación extrínseca para
hacer ejercicio puede venir en forma de
reconocimiento social, recompensas de
competencias o la mejora de la aparien-
cia física.
• Motivación intrínseca: ha recibido más
atención porque se relaciona con la
adherencia al ejercicio a largo plazo; se
describe como la motivación personal. A
diferencia de la motivación extrínseca, se
trata de realizar actividades interesantes
o significativas para ese individuo. Las
personas intrínsecamente motivadas
disfrutan el proceso y ven el valor del
mismo. Es probable que las personas
que están intrínsecamente motivadas
para hacer ejercicio disfruten de estar
físicamente activas y aprecien todos
los beneficios físicos y psicológicos. La
motivación intrínseca puede incluir hacer
ejercicio para aliviar el estrés, aumentar
la energía y encontrar nuevas formas de
ser desafiado físicamente [71].
La motivación intrínseca está fuertemente
arraigada en la TAD, que es una teoría de
cambio de comportamiento de uso común.
Propone que las personas implementarán el
cambio cuando se sientan, a) competentes, lo
que significa dominar tareas o habilidades, b)
un sentido de pertenencia con otras personas,
lo que se conoce como relación y, c) un sentido
de autonomía, que es sentir una sensación de
control sobre sus acciones y metas [72].
La motivación para hacer ejercicio será única
para todos; sin embargo, comprender cómo
la motivación puede diferir para ciertos datos
demográficos puede ser útil al establecer y
hacer crecer una línea base. Si bien siempre
hay excepciones, los adultos jóvenes tienden a
estar motivados por situaciones competitivas,
el sentimiento de ser parte de un grupo social o
la mejora de la apariencia física. A medida que
las personas envejecen, los motivos cambian
hacia variables más relacionadas con la salud,
como reducir la presión arterial o evitar otras
afecciones crónicas de la salud. La motivación
también juega un papel en los tipos de ejercicio
que buscan las personas: las personas con mo-
tivación extrínseca buscan oportunidades que
enfaticen la transformación física o la compe-
tencia, y las personas con motivación intrínseca
tienden a buscar oportunidades centradas en
la salud y el bienestar [73].
La literatura ha mostrado barreras y facilita-
dores para la práctica de AF/EF, destacando:
motivación hacia la actividad, percepción de
la imagen corporal, influencia social y opor-
tunidades de realizarlo en un entorno natural
[74]. Específicamente, los niveles de práctica
de EF descienden a medida que avanza la
edad, sobre todo en mujeres finalizando la
adolescencia e iniciando la adultez. Respecto
a las diferencias en función del género, los
hombres son más activos físicamente, cimen-
tados en los estereotipos que se forman en las
primeras edades gracias a la influencia social,
así como diversas motivaciones y actitudes
frente a la práctica de dichas actividades [75].
Desde esta óptica, Colunga-Rodríguez et
al., en 2020, analizaron los motivos para la
práctica de EF en estudiantes de secundaria
Reflexión
185
encontrando puntajes altos en las dimensiones
competición/reconocimiento social/desafío
(M=86,54, DE=20,87), prevención y salud
positiva (M=68,21, DE=10.74), peso e imagen
corporal (M=54,40, DE=13,03); mientras que el
control del estrés (M=22.39, DE=6,58) obtuvo
el valor más bajo [76].
Brierley y et al., realizaron entrevistas se-
miestructuradas cara a cara al personal policial
en Bedfordshire (Inglaterra) [ocho mujeres;
39,5±11,5 años] que duraron 46±11 minutos
en promedio. El análisis temático identificó
temas clave que luego se asignaron a los
dominios teóricos del marco y vinculados a la
capacidad, la oportunidad, el comportamiento
de motivación. Se identificaron siete temas: ‘las
tareas de trabajo en sentado’, ‘la norma social
es sentarse’, ‘creencia en la capacidad de re-
gular el comportamiento’, ‘conocimiento de los
riesgos de salud’, ‘apoyo organizativo’, ‘impacto
en la productividad’, y ‘autonomía percibida
para la reducción de la sesión’. Este estudio
concluyó que la conciencia del comportamiento
y los impactos de salud (capacidad), el apoyo
social y físico para sentarse menos tiempo
(oportunidad) y las técnicas de formación de
hábitos (motivación) se recomiendan en las
intervenciones del trabajo para el personal de
la policía [75].
De la Cruz examinó las relaciones entre la
personalidad valiente, la autoeficacia, la moti-
vación (autónoma, controlada y desmotivada)
y el índice de disposición para cambiar hacia
el ejercicio en 391 adultos que completaron
cuestionarios (grit personality scale, exercise
self-eficacy questionnaire, treatment self-regu-
lation questionnaire y cuestionario de etapas de
cambio para la actividad física). Los resultados
del modelo de ecuaciones estructurales mos-
traron que la personalidad valiente se asoció
positivamente con la autoeficacia y, a su vez,
con la motivación autónoma y con el índice
de disposición al cambio. Por otro lado, la au-
toeficacia se correlacionó negativamente con
la motivación controlada y positivamente con
el índice de disposición al cambio. Finalmente,
la autoeficacia también mostró una correlación
negativa con la desmotivación, la cual, a su vez,
se correlacionó negativamente con el índice de
disposición al cambio [77].
La literatura reporta evidencia consistente
de que las intervenciones conductuales gene-
ralmente mejoraron la ingesta dietética y los
niveles de la actividad física de los participantes
a los 6 a 12 meses de seguimiento. Las dife-
rencias entre los grupos para los resultados
dietéticos fueron de una magnitud de 65 kcal/
día(favoreciendoalgrupodecontrol)a−500
kcal/día (favoreciendo al grupo de intervención)
en la ingesta total de energía (k=11), 0,8 a
−11puntosporcentuales enelporcentaje de
caloríasprovenientesdegrasas(k=15),−0,3
a −4,1 puntos porcentuales en el porcentaje
de calorías provenientes de grasas saturadas
(k=9),yaproximadamente−380acasi−1,400
mg/día de sodio (k= 6). Los efectos sobre la
ingesta de frutas y verduras oscilaron diferen-
ciasentregruposde−0,2raciones/día(afavor
del grupo de control) a 2,2 raciones/día (a favor
del grupo de intervención) (k=16); las diferen-
cias entre grupos en gramos de fibra por día
oscilaron entre 1 y 2,5 g/día a favor del grupo
de intervención (k=6). Se observaron efectos
persistentes de las intervenciones a lo largo del
tiempo para todos los resultados dietéticos en-
tre los estudios que informaron múltiples puntos
temporales. Las intervenciones de actividad
física (con o sin mensajes dietéticos) dieron
como resultado un aumento de la actividad
física de aproximadamente 35 minutos por
semana en comparación con los grupos de
control (k=27). Además, los participantes del
grupo de intervención tenían un 32 % más de
probabilidades de cumplir con las recomenda-
ciones de actividad física en comparación con
los del grupo de control (k=16) [78].
Según Schutte, quien realizó un estudio para
comprender las fuentes de las diferencias in-
dividuales, el CS es de gran importancia para
determinar su asociación con la mortalidad
Nuevas acepciones del rol del fisioterapeuta para la prescripción del ejercicio y la promoción... pp 177-194
Archivos de MedicinA Volumen 23 Nº 1 - Enero-Junio de 2023
186
Universidad de Manizales - Facultad de Ciencias de la Salud
prematura y con las ECNT. Incluyó una muestra
de 800 individuos (gemelos y sus hermanos)
con un acelerómetro Actigraph durante 7 días
y se informó sobre su tiempo sentado y el
tiempo dedicado a AF en esos días utilizando
el IPAQ-SF. Los factores genéticos explicaron
el 56 % (IC:44 %, 65 %) de las diferencias
individuales en el comportamiento sedentario
objetivo (Actigraph) y el 26 % (IC:0 %, 51 %)
de las diferencias individuales en el comporta-
miento sedentario autoinformado (IPAQ-SF).
Se encontró una correlación modesta (0,33)
entre estas medidas, explicada en un 45 % por
influencias genéticas. La correlación genética
fue de 0,49, lo que refleja un conjunto de genes
parcialmente superpuestos que influyeron en
ambas mediciones. Se encontró una correla-
ción modesta (-0,27) entre el tiempo sedenta-
rio derivado de Actigraph y la MVPA, que fue
explicada en un 13 % por defectos genéticos.
Lacorrelacióngenéticafue de −0,31,loque
indica que existen variantes genéticas super-
puestas que aumentan el tiempo sedentario y
disminuyen la MVPA o viceversa [79].
Es relevante conocer qué motiva a los su-
jetos a realizar la práctica de AF y EF. Según
Quiroz-Mora, en 2018, el percibirse con buena
calidad de vida, tener AF/EF programada por el
sistema de salud y ambientes adecuados y se-
guros, facilitan la adherencia y práctica regular
de dichas actividades, mientras no pertenecer
a un grupo familiar, no considerar la prescrip-
ción a la AF/EF importante y estar en zonas
inseguras, limitan la adherencia y favorece el
abandono de una vida físicamente activa [80].
Adicionalmente, los CS (pasar más tiempo
usando teléfonos celulares y computadoras)
se asocia significativamente con puntajes de
felicidad más bajos [81].


Es relevante que los pacientes/clientes sean
los actores principales de su proceso de rehabi-
litación y no solo las acciones que realicen los
fisioterapeutas, según lo demostraron McRae
et al., que en 2017 encuestaron a 500 adultos
que asistieron a fisioterapia; destacando cinco
aspectos de la atención considerados “bastante
importante” o “extremadamente importante” por
la mayoría de los participantes (diagnóstico 65
%; información y educación 68 %; alivio del
dolor 89 %; función mejorada 93 %; prevención
90 %) [82].
La toma de decisiones compartida es un
medio para llevar la evidencia a la práctica
y facilitar la atención centrada en el paciente
al ayudarlos a ser más activos en el proceso
de toma de decisiones. Los elementos clave
en este proceso son: identificar el problema
que requiere una decisión; proporcionar una
explicación del problema de salud incluyendo
la historia natural de la condición; discutir las
opciones disponibles y los beneficios y daños
potenciales de cada opción; obtener los valo-
res, preferencias y expectativas del paciente,
y ayudarlo a sopesar las opciones para llegar
a una decisión informada. Cuando se aplica en
la práctica se ha descubierto que la toma de
decisiones compartida mejora la comunicación
terapeuta-paciente, mejora asimismo la preci-
sión de las expectativas sobre los beneficios
y daños de la intervención, la participación en
la toma de decisiones, la sensación de estar
informados y aumenta la satisfacción de los
pacientes y terapeutas con la atención [83].
Es entonces cuando aparece la alianza
terapéutica, que es una parte integral de la
construcción de una relación entre paciente-
fisioterapeuta que comienza en el encuentro
inicial [84]. Se ha encontrado que los pacientes
y los profesionales tienen diferentes puntos de
vista frente a la salud y monitorean el progreso
en la rehabilitación de diferentes maneras. Por
lo tanto, la importancia de la atención centrada
en el paciente ha sido reconocida en la fisiote-
rapia junto a otras profesiones afines a la salud;
si bien, el constructo centrado en el paciente
carece de definición universalmente acordada
descritas en cinco dimensiones clave:
Reflexión
187
1. La perspectiva biopsicosocial, que afirma
que la adopción de un enfoque centrado en
el paciente implicará, en practicante, la ad-
quisición de una comprensión de lo social y
de las cuestiones psicológicas, así como de
los aspectos biomédicos de la enfermedad
o lesión.
2. El ‘paciente-persona’, que ahonda en el
significado personal de la enfermedad
o lesión del individuo e implica explorar
la condición, así como las expectativas,
creencias, sentimientos y miedos.
3. Compartir el poder y la responsabilidad
reconoce la discrepancia en la relación
médico-paciente en favor del practicante en
la biomedicina y promueve la participación
del paciente en colaboración con el prac-
ticante como parte integral de un enfoque
centrado en el paciente.
4. La alianza terapéutica reconoce la impor-
tancia de una relación interpersonal positiva
entre los practicantes y el paciente y reco-
noce que esto es un componente esencial
más que opcional de la atención centrada
en el paciente.
5. El ‘practicante-como-persona’ refleja el
impacto del profesional de la salud sobre
la relación, y destaca la importancia de la
autoconciencia del practicante en cuanto a
las emociones y el comportamiento [85].

“El entrenador personal más popular del
país no es humano”, es el título de la editorial
en la revista Veja de abril de 2017 (https://veja.
abril.com.br/especiais/o-personal-trainermais-
popular-do-pais-nao-e-humano/), que hace
referencia a pensar en el uso de las tecnologías
digitales, en especial las tecnologías disrup-
tivas en el EF. Como su nombre lo indica, la
disrupción significa romper con los ‘productos’
establecidos y son ejemplos de tecnologías
que han cambiado la forma en cómo las per-
sonas se relacionan con los servicios como
el transporte (con el surgimiento de Uber); el
hospedaje (con el aparecimiento de Airbnb); el
alquiler de películas (con la irrupción de Netflix),
entre otros. Todos los hechos que modifican la
forma de las personas relacionarse con la AF
y EF llevan a repensar las características del
profesional dedicado a esta actividad [86].
Es así como aparece el término anglosajón
‘wearable technology’ o tecnología vestible,
portátil o llevable. Se refiere a los dispositivos
electrónicos en diversos formatos (audífonos,
relojes, gafas, ropa, cámaras portátiles, dispo-
sitivos médicos y aparatos de seguimiento de
la actividad física o fitness trackers) [87] cuyo
objetivo es detectar y analizar datos fisiológicos
y psicológicos del cuerpo (sueño, movimientos,
frecuencia cardíaca y presión arterial) [88] y sus
datos son procesados a través de aplicaciones
conectadas a una nube de datos [89,90], Este
mercado es nuevo y muy lucrativo. Desde
2012 su crecimiento anual es >40,8 % y de
750 millones de dólares ese año; en 2018 ha
ido hasta de 5,8 mil millones de dólares [91].
Según las cifras del Rastreador Trimestral de
Dispositivos Portátiles del Mundo, en 2019 se
vendieron 198,5 millones de unidades (15,3 %
más que el año anterior [92] y se espera para
2023 un volumen total cercano a 279 millones
de unidades, siendo un crecimiento de 8,9 %
sobre el pronóstico a cuatro años [93]. Estos
valores han sido reforzados por Statista, que
estimó que la cantidad de dispositivos portátiles
conectados globalmente fue de 830 millones en
2020 [94] y para los próximos años se esperan
ventas por 30 mil millones de dólares al 2023
[95] y 150 mil millones de dólares al 2027 [96].
No obstante, existe el riesgo de abuso de qué
datos se recopilan y de cómo y para qué fina-
lidad concreta se usarán dichos datos, lo que
puede conducir a resultados desfavorables.
Los potenciales beneficios de la tecnología
vestible solo serán aceptados cuando la infor-
mación generada por los dispositivos se imple-
mente y se utilice de un modo que sea visto
como legal, transparente, racional y ético [97].
Otras intervenciones en fisioterapia consideran
la tele rehabilitación como una herramienta
Nuevas acepciones del rol del fisioterapeuta para la prescripción del ejercicio y la promoción... pp 177-194
Archivos de MedicinA Volumen 23 Nº 1 - Enero-Junio de 2023
188
Universidad de Manizales - Facultad de Ciencias de la Salud
importante. Esta podría ser comparable con la
rehabilitación en persona o mejor que ninguna
rehabilitación para diversas afecciones y todos
los dominios en que interviene este profesional.
Es imperativo realizar investigaciones de mejor
calidad que proporcionen la mejor evidencia
disponible sobre la efectividad de la tele reha-
bilitación a los profesionales, principalmente
fisioterapeutas, para impactar el proceso de
toma de decisiones y, por lo tanto, arrojar mejo-
res resultados clínicos para los pacientes, tanto
en estos tiempos de pandemia de COVID-19
como en el futuro [98].
Cada vez más las personas tienen acceso di-
recto a los recursos de salud electrónica como
la información de salud en Internet, portales de
salud personales y aplicaciones portátiles de
autogestión, que tienen el potencial de reforzar
el enfoque simultáneamente creciente en la au-
togestión y el bienestar. La evidencia sobre las
aplicaciones de salud mostró efectos positivos
en acciones y síntomas específicos y potencial
para aumentar la conciencia y la propiedad por
parte de las personas. No se pueden establecer
los efectos sobre conductas más complejas
como la participación [99]. La principal técnica
de cambio de comportamiento aplicable a las
nuevas tecnologías es el autocontrol del CS
[100]. Las aplicaciones de salud y estado físico
(Apps) han ganado popularidad en las inter-
venciones para mejorar la dieta, la AF y CS en
niños y adultos [101] y adultos mayores [97]. El
uso de una aplicación de teléfono inteligente
para recopilar datos sobre los patrones de mo-
vilidad de los usuarios y proporcionar comen-
tarios en tiempo real mediante visualizaciones
puede ser un método prometedor para inducir
cambios en el comportamiento [102,103].
El desarrollo de las interfaces se lleva a cabo
mediante una metodología ágil, colaborativa y
centrada en el usuario. La evaluación heurística
fue realizada por cuatro expertos, considerando
cuatro principios de ergonomía, de la siguiente
manera: guía del usuario, apoyo al usuario,
control al usuario, libertad del usuario [104].


La industria del ejercicio está experimentan-
do un enorme crecimiento en todo el mundo. En
los Estados Unidos, por ejemplo, la demanda
de ‘entrenadores e instructores de acondicio-
namiento físico’ (la amplia categoría de trabajo
para todos los profesionales del acondicio-
namiento físico) podría aumentar a 402000
puestos de trabajo para el año 2028, y eso es
solo dentro del mercado nacional de gimnasios
estadounidenses [105]. Debido a que este cre-
cimiento también se observa en otras partes del
mundo, esta sólida perspectiva para el empleo
en la industria del fitness continúa creciendo.
Los profesionales del acondicionamiento físico
tienen la opción de trabajar para una variedad
de empleadores o trabajar para ellos mismos,
administrando efectivamente su propio nego-
cio. En consecuencia, los profesionales de
los fitness exitosos siempre deben adoptar
una mentalidad de aprendices de por vida,
buscando siempre mejorar sus conocimientos
y habilidades.
Poder aplicar las teorías conductuales en la
práctica de AF/EF es relevante para el fisiote-
rapeuta. En general, la literatura proporciona
buena evidencia del valor de la autodetermi-
nación en la comprensión del comportamiento
del ejercicio, lo que demuestra la importancia
de las regulaciones autónomas (identificadas
e intrínsecas) en el fomento de la actividad
física [106].
La evidencia indica que una vida físicamente
activa es vital para un envejecimiento saluda-
ble. Si bien se ha prestado mayor atención a
promover la AF/EF, los efectos negativos del
CS, son importantes [107]. Según Stamatakis
et al., el CS es un factor de riesgo para las
enfermedades cardiovasculares y crónicas
[108]. No obstante, a nivel global se estima
que entre 55-70 % de las actividades que se
realizan diariamente (sin considerar el tiempo
destinado a dormir) son CS [109]. La investi-
Reflexión
189
gación sobre AF y la salud se ha centrado en
cuantificar el tiempo empleado en actividades
con niveles de gasto energético > 3 MET. Sin
embargo, esta definición no tiene en cuenta la
contribución sustancial de las actividades de
baja intensidad (1,6-2,9 MET) ni los posibles
efectos en la salud. Aunque los individuos
puedan mostrarse sedentarios e inactivos, es
posible que coincidan periodos activos, por
ejemplo, deportistas entrenados que deben
pasar un tiempo en reposo para recuperarse.
También hay asociaciones nocivas del tiempo
dedicado a la televisión con marcadores cardio-
metabólicos, inclusive en sujetos físicamente
activos [110].
Por tal motivo, el uso de los medios virtuales
puede ser positivo, pues no es simplemente
trasladar el tratamiento presencial a una sesión
de videoconferencia, sino reinventar la forma
como se plantean los tratamientos y adaptarlos
de manera que puedan ser realizados mediante
la telesalud. Esto hace necesaria una forma-
ción básica para el paciente en el uso de las
distintas herramientas, así como una capacidad
de adaptación del fisioterapeuta al uso de la
tecnología a su alcance en la educación en la
salud pública y la atención clínica de los indi-
viduos y colectivos.
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El objetivo del presente artículo de investigación consiste en analizar, a través de un diseño factorial confirmatorio, las relaciones que existen entre prácticas deportivas, interés, frecuencia y motivos por los que se practica un deporte. Para dar respuesta a nuestro objetivo, se presenta una investigación de tipo descriptiva, explicativa y correlacional, utilizando una escala Likert de elaboración propia, estructurada en cinco dimensiones y 28 ítems, que se validó según afe (kmo .730, Bartlett .000, Determinante 1.179E-9) pudiendo reducirse a 22 ítems. El AFC nos permite confirmar la escala (cfi (.98), rmsea (.077), nnfi (.97) y la diferencia entre chi2 y los grados de libertad (2.75)). El instrumento se aplicó a una muestra de 1185 sujetos universitarios, de primero a cuarto curso del Grado de Primaria, todos ellos estudiantes de una universidad andaluza. Los resultados obtenidos en nuestro estudio muestran la relación que existe entre las prácticas deportivas y los motivos por los que no practico deporte con el interés por el deporte, así como la mínima relación que existe entre la frecuencia con la que practico deporte y los motivos por los que no practico deporte. Con los siguientes resultados, obtenemos diferencias relacionadas con los motivos, intereses, actitudes y la actividad deportiva.
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Background: Physiotherapists have been urged to implement evidence-based practice for the management of low back pain (LBP). However, recent evidence suggests that many fail to do so, specifically in accordance with eliciting and addressing psychosocial factors that impact pain. The Enhanced Transtheoretical Model Intervention (ETMI) for the Treatment of patients with LBP was developed in Israel according to the clinical guidelines and demonstrated clinically and costeffectiveness. Objectives: This study’s purpose is to explore physiotherapists’ perceptions of implementing evidence-based practice through the ETMI approach. Design: Qualitative study. Methods: Qualitative semi-structured interviews were conducted with 26 physiotherapists. The interviews were audio-recorded, transcribed, coded, and analyzed thematically to identify prevalent themes. Results: Three main themes were identified from the transcripts, consisting of barriers and facilitators of implementing the intervention, and a meta-theme referring to shifts in the perceptions of professional role and identity. Conclusion: The findings suggest that physiotherapists believed that implementing ETMI and adopting a psychosocial approach to LBP can be achieved by overcoming issues around communication skills, patient reassurance, and inter-professional collaboration. Therapists also highlighted the need for physiotherapy training to gain skills in combined physical and psychological approaches.
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Introduction Healthy lifestyle practices including physical activity, healthy diets, non-smoking, reduced alcohol consumption and stress reduction are important in the prevention of metabollic CVD risk factors such as hypertension, overweight and obesity, diabetes and hyperlipidaemia. Owing to current lifestyle changes, the increasing burden of CVD and importance of healthy behaviours, the need for strategies to increase uptake of healthy lifestyles among sub-Saharan African populations are apparent. This study explored the factors influencing uptake of healthy lifestyle practices among adults following implementation of a community CVD prevention programme. Methods This was a descriptive qualitative study conducted among purposively selected adults who had engaged in a community CVD prevention programme. Data were collected using in-depth interviews, which were audio recorded and transcribed verbatim. Study transcripts were read into NVIVO 12.6 software for coding and analysis guided by thematic analysis following the semantic approach. Results This study found variations in uptake of healthy lifestyle practices for CVD prevention with most changes reported for dietary behaviour especially in vegetable and fruit intake, reduction of salt intake and fats and oils consumption. Changes in physical activity were also notable. On the other hand, participants were slow in making changes in alcohol consumption, smoking behaviours and stress reduction. The barriers to uptake of healthy lifestyle practices were individual such as limited capability or skills, structural such as limited physical activity facilities, and social such as cultural and peer influence. Relatedly, the facilitators of practices uptake were individual including knowledge and personal determination to change, and social including social support from family and the community. Conclusions Insights from understanding the uptake of lifestyle practices should guide planning and design of community programmes with an emphasis on removing barriers and strengthening facilitators building on the intermediate motivating factors and considering individual needs and expectations.
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Increasingly, people have direct access to e-Health resources such as health information on the Internet, personal health portals, and wearable self-management applications, which have the potential to reinforce the simultaneously growing focus on self-management and wellbeing. To examine these relationships, we searched using keywords self-management, patient-targeting e-Health tools, and health as wellbeing. Direct access to the health information on the Internet or diagnostic apps on a smartphone can help people to self-manage health issues, but also leads to uncertainty, stress, and avoidance. Uncertainties relate to the quality of information and to use and misuse of information. Most self-management support programs focus on medical management. The relationship between self-management and wellbeing is not straightforward. While the influence of stress and negative social emotions on self-management is recognized as an important cause of the negative spiral, empirical research on this topic is limited to health literacy studies. Evidence on health apps showed positive effects on specific actions and symptoms and potential for increasing awareness and ownership by people. Effects on more complex behaviors such as participation cannot be established. This review discovers relatively unknown and understudied angles and perspectives about the relationship between e-Health, self-management, and wellbeing.
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Background Workplace interventions have shown promise for reducing sitting in office workers. Police office staff remain an understudied population group that work within a disciplined organisation with distinctive work tasks around public safety, potentially affecting their capability, opportunity, and motivation to change sitting behaviour. This study aimed to assess the perceived influences on reducing workplace sitting in non-operational, desk-based police staff in order to derive theoretical determinants for behaviour change. Methods Ten police staff from a single police force in Bedfordshire, England [eight female; 39.5 ± 11.5 years] took part in face-to-face semi-structured interviews lasting 46 ± 11 min on average. Thematic analysis identified key themes which were then mapped onto the Theoretical Domains Framework (TDF) and linked to the Capability, Opportunity, Motivation-Behaviour (COM-B) model. Results Seven themes were identified: ‘Work tasks are seated’, ‘Social norm is to sit’, ‘Belief in ability to regulate behaviour’, ‘Knowledge of health risks’, ‘Organisational support’, ‘Impact on productivity’, and ‘Perceived autonomy for sitting reduction’ . Conclusions Awareness of behaviour and health impacts (Capability), social and physical support to sit less (Opportunity), and habit formation techniques (Motivation) are recommended considerations in sitting reduction workplace interventions for police staff.
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Background and Objectives: This study aimed to examine the associations between time spent in six different domains of sedentary behavior and happiness and whether social capital mediated such associations among adults and older adults living in a rural area of Japan. Research Design and Methods: Cross-sectional data from 3357 participants (mean age: 60±16 years) were used. Six domains of sedentary behavior, happiness, and social capital were assessed using a self-report questionnaire. Age-stratified multivariable linear regression models adjusted for covariates were used to examine the associations between six domains of sedentary behavior and happiness. For relationships where the direct effect was significant, we tested the mediating effects of two social capital measures. Results: Among both adults and older adults, more time spent viewing television was significantly associated with lower happiness scores, and more time spent engaging in other leisure activities was significantly associated with higher happiness scores. In addition, more time spent using cell phones and computers was significantly associated with lower happiness scores among the adults. Engaging in activities with neighbors significantly mediated the relationship between other leisure activities and happiness in the adults and older adults and between television viewing and happiness in the older adults. Discussion and Implications: Our findings indicated that less television viewing and more mentally active sedentary behavior (e.g., talking with others and engaging in hobbies) were associated with greater happiness. One aspect of social capital, engaging in activities with neighbors, acts as a potential mediator for relationships between sedentary behavior and happiness.
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There are two main lines of inquiry in the literature on adherence and/or loyalty to the practice of physical activity and to health services: one focuses on the impact of perceived quality of sports and health services and satisfaction with these services on user loyalty, while the other concludes that users with more self-determined motivation at more advanced stages of physical activity display higher levels of physical activity and greater intentions to continue this activity. The objective of this study is to ascertain the impact of different dimensions of sports service quality on satisfaction and loyalty among users aged 12 to 16 years old and to identify any differences between adolescent users at more and less consolidated stages of physical activity. A total of 1717 minors with a mean age of 13.83 ± 1.32 years who practise organised physical activity at public sports centres in Nuevo León (Mexico), 51.5% of whom were boys, participated in the study. The model of structural equations linking quality, satisfaction, and loyalty displayed adequate indices. The results showed that the staff, specific activity, and user satisfaction are predictors of loyalty. Significant differences were only found between minors at consolidated and non-consolidated stages of physical activity in the relationship between service personnel and loyalty. In conclusion, human resources and their deployment are predictive of loyalty towards sports and health services among adolescents.
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Sedentary behavior refers to any waking behavior, such as using an electronic device, reading a book, or sitting in a car,with an energy expenditure of 1.5 metabolic equivalent for thetask or less, while in a sitting, reclining, or lying position.¹⁾ Sedentarybehavior is distinct from physical inactivity, which isdefined as an insufficient level of physical activity to meetpresent recommendations.²⁾ Individuals who are consideredphysically active under current guidelines may spend most oftheir waking time in sedentary behaviors.³⁾ Prolonged, uninterruptedsedentary behavior is a modifiable risk factor forchronic diseases independent of physical activity level.⁴⁾ TheWorld Health Organization presented moderate evidence thata high level of sedentary behavior is associated with an increasedrisk of mortality from all causes, cardiovascular disease(CVD), and cancer, and the incidence of type 2 diabetes,CVD, and cancer.⁵⁾ In the present issue, Concha and Mendoza⁶⁾reported that sedentary behavior was associated with thedevelopment of chronic kidney disease in most of the studiesincluded in their systematic review
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Introduction/Objectives Therapeutic alliance (TA) is an integral part of building a patient and clinician relationship. TA begins at the initial encounter; however, the specific TA behavioural practices that are most impactful and linked to pain reduction and improved function remain unclear. The primary objective of this study was to explore physical therapist behaviours and interactions during the initial physical therapy evaluation and how they related to the patient's perception of TA. A secondary objective was to explore the relationship between TA, pain intensity, and function. Methods A mixed methods study was conducted. Pain intensity, TA and self-reported function were assessed at three time points. Spearman's Rho (ρ) was used to quantify if there was an association between increased TA and function and reduced pain intensity, while a checklist of TA themes and behavioural practices was used for the qualitative analysis. Results There was a statistically significant negative correlation between patient-perceived TA and pain intensity immediately after the initial evaluation (ρ = −0.39 [p = 0.048]). Behavioural practices associated with higher TA included information gathering, pausing to listen, using humour and transitions, and use of clarifying questions. Behavioural practices associated with patient-perceived lower TA interactions were lack of touch, the absence of pain neuroscience education, and not restating what the patient said during the interview. Conclusion This study highlights a relationship between TA and reduction of pain intensity after the initial evaluation and identifies key behavioural practices that could positively and negatively impact TA during the clinical encounter.
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Background Shared decision making is a means of translating evidence into practice and facilitating patient-centred care by helping patients to become more active in the decision-making process. Shared decision making is a collaborative process that involves patients and clinicians making health-related decisions after discussing the available options; the benefits and harms of each option; and considering the patient's values, preferences, and personal circumstances. Methods This paper describes what shared decision making is, why it is important, when it is appropriate, and key elements. We report on physical therapists’ current use of and attitudes to shared decision making and explore factors that influence its uptake. Lastly, we examine what is needed to promote greater use of this approach. Results Key elements in the shared decision making process are: identifying the problem that requires a decision; providing an explanation of the health problem, including, where appropriate, the natural history of the condition; discussing the available options and the potential benefits and harms of each option; eliciting the patient's values, preferences, and expectations; and assisting the patient to weigh up the options to reach an informed decision. When applied in practice, shared decision making has been found to improve patient-clinician communication; improve patients’ accuracy of their expectations of intervention benefits and harms, involvement in decision-making, and feeling of being informed; and increase both patients’ and clinicians’ satisfaction with care. Conclusion Despite physical therapists’ enthusiasm for shared decision making, uptake of this approach has been slow. Multi-level strategies and behaviour change are required to encourage and support the sustainable incorporation of shared decision making in practice.