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Ecosistema de los bio
y agro emprendimientos
en la región occidente de México
Irma Livier de Regil Sánchez
Evelio Gerónimo Bautista
(autores y coordinadores)
Página legal
Ecosistema de los bio y agro emprendimientos
en la región occidente de México
D.R. © Irma Livier De Regil Sánchez, Evelio Gerónimo Bautista, 2023
Primera edición: Julio de 2023
ISBN: 978-607-8153-82-4
Universidad del Valle de Atemajac
Av. Tepeyac 4800
Col. Prados Tepeyac
Zapopan, Jal. 45050
Universidad del Valle de Atemajac
Jefatura de Investigación UNIVA Campus Guadalajara
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Este material se editó e imprimió con recursos del Programa de Difusión y Divulgación de la Ciencia, Tecnología e
Innovación (DyD) 2022, operado por Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología del Ejecutivo Estatal (SICyT) y
el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Jalisco (COECyTJAL), sin embargo, dichos organismos no
necesariamente comparten los puntos de vista expresados por los autores del presente trabajo.
Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, por cualquier medio o procedimiento, sin para ello contar
con la autorización previa, expresa y por escrito del editor. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con
lo establecido en la Ley Federal del Derecho de Autor.
Diseño de portada: Nadine Rivera Larios
Edición en formato digital:
Ave Editorial (www.aveeditorial.com)
Hecho en México / Made in Mexico
Créditos 1
UNIVERSIDAD DEL VALLE DE ATEMAJAC
Pbro. Lic. Francisco Ramírez Yáñez
Rector del Sistema UNIVA
Dra. María Cristina Martínez Arrona
Directora General Académica del Sistema UNIVA
Pbro. Lic. Armando González Escoto
Director de Publicaciones
Mtra. Yadira del Refugio Robles Irazoqui
Directora UNIVA Guadalajara
Mtra. María Guadalupe Jiménez Hernández
Directora de Posgrados, Investigación y Educación Continua
UNIVA Guadalajara
Dra. Irma Livier De Regil Sánchez
Jefa de Investigación UNIVA Guadalajara
Créditos 2
COMITÉ EDITORIAL
Dr. Miguel Ángel Barrera Rojas
Dra. Rocío Calderón García
Dra. Rebeca Nadia De Gortari Rabiela
Dra. Mayra Isabel González Vázquez
Dr. Renzo Eduardo Herrera Mendoza
Dra. Gloria Martínez Martínez
Dr. Germán Martínez Prats
Dra. Érika Ochoa Rosas
Dra. Blanca Leticia Ríos García
Dr. César Vega Zárate
SOPORTE EDITORIAL
Guillermo Alejandro González Villamil
Índice
Prólogo .................................................................................................................................................. 9
Prefacio ................................................................................................................................................ 11
CAPÍTULO 1. ECOSISTEMA DE LOS BIO Y AGRO EMPRENDIMIENTOS .................................................... 13
Perspectiva teórica del ecosistema de los bio y agro emprendimientos .................................................. 14
Evelio Gerónimo Bautista
Integración productiva en la conformación de un ecosistema emprendedor ......................................... 19
Irma Livier De Regil Sánchez
La investigación traslacional y el desarrollo de bio emprendimiento ..................................................... 28
Rocío Angélica Salinas Osornio
Blanca Miriam Torres Mendoza
Escenarios del campo agrícola ante el cambio climático ....................................................................... 36
Alejandro Garza Galicia
CAPÍTULO 2. LOS COLORES EN LA BIOTECNOLOGÍA ........................................................................... 45
La biotecnología blanca: bioindustrial ................................................................................................. 46
Sandra Pascoe Ortiz
La biotecnología roja: biomédica ........................................................................................................ 52
Adriana Ramos Silva
La biotecnología verde: las plantas en la construcción de un mejor futuro .......................................... 58
Leslie Becerril Serna
Iskra Mariana Becerra Chirón
CAPÍTULO 3. CONSUMO RESPONSABLE. EL ROL DEL CONSUMIDOR ................................................... 63
Consumo responsable: un compromiso social .................................................................................... 64
Laura González López
6
Representación social del consumo responsable ................................................................................. 70
Irma Livier De Regil Sánchez
Ascención Cantabrana Fonseca †
Nicole Montoya Vivas
La percepción y perspectiva del consumo responsable en Uruapan .................................................... 79
Leonardo Daniel Gaspar Madrid
CAPÍTULO 4. ESTUDIOS BIOTECNOLÓGICOS Y CASOS DE BIOEMPRENDIMIENTO ............................. 89
Geotropismo negativo en raíces de Tabebuia rosea
en suelos contaminados con petróleo ................................................................................................. 90
Jesús Eduardo Díaz López
José Antonio Utrera Zúñiga
José G. Chan Quijano
Identificación y evaluación de compuestos bioactivos hipoglucemiantes
a partir de hidrolizados de amaranto .................................................................................................. 96
Leslie Becerril Serna
Adriana Ramos Silva
Bio emprendimiento a partir de la vinculación IES-Empresa-Gobierno.
Caso: Bioplet, pellets de bioplástico de nopal .................................................................................. 102
Irma Livier De Regil Sánchez
Sandra Pascoe Ortiz
Bio emprendimiento desde la IES. Caso: Biocarto, Jaos y Borgan Clo ............................................ 113
María del Carmen Álvarez Del Castillo Moreno
Sandra Pascoe Ortiz
CAPÍTULO 5. ESTUDIOS AGROBIOTECNOLÓGICOS
Y CASOS DE AGROEMPRENDIMIENTO ............................................................................................. 121
Hidroponia, una opción a la escasez de agua ................................................................................... 122
Óscar Humberto Tavitas Altamirano
Pigmentos carotenoides presentes en el cultivo de cempasúchil,
producido en la comunidad Copándaro de Galeana ....................................................................... 130
Marisa Citlalitl Morales Sandoval
7
Tratamiento de vinazas tequileras con enfoque de economía circular .............................................. 138
Carlos Javier Escudero Santiago
Diego Alejandro López Chávez
Germán Cuevas Rodríguez
Elaboración de una bebida funcional: cerveza artesanal de amaranto Art-Beer ................................. 145
Leslie Becerril Serna
Jéssica González Guerrero
Carmina Calderón Caballero
Agro emprendimiento en Zamora y Jacona, Michoacán .................................................................. 153
Juan José Rojas Delgado
Francisco Ernesto Navarrete Báez
Caracterización del agua de humedal construido en Alemania
para comparativo con humedal en Jalisco.
Proyecto “Your ideas to practice” .................................................................................................... 161
Ulrike Gayh
Irma Livier De Regil Sánchez
Kenneth Bedu-Addo
Dennis Waltenberg
Autores .......................................................................................................................................... 168
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Prólogo
Una historia que me gusta recordar es la de la gran cantidad de personas que se necesitan para fabricar un
lápiz. Milton Friedman explica que no existe una sola persona en el mundo que pueda confeccionarlo por sí
mismo, sino que miles de personas colaboraron para hacerlo, para extraer el acero con el que se hizo la sierra
que cortó el árbol que aportó la madera, para obtener el grafito, la goma, el latón, el pegamento y la pintura
que componen a ese simple instrumento de escritura. Personas que no se conocen entre sí, que muy
probablemente hablan diferentes idiomas y tienen diversas ideas del mundo. El relato de Friedman evidencia
que hasta las cosas más sencillas requieren de la cooperación de muchas personas para que se vuelvan realidad,
sobre todo en las sociedades contemporáneas, donde la libertad se traduce en tres garantías: económica por
medio del libre mercado, política mediante la democracia y de conocimiento a través de la ciencia.
Si hacer un simple lápiz requiere esfuerzos y participación de miles de seres, la biotecnología y los
emprendimientos requieren necesariamente mucho más de estos componentes. Ecosistema de los bio y agro
emprendimientos en la región occidente de México, coordinado por Irma Livier De Regil Sánchez y Evelio
Gerónimo Bautista, es una obra que destaca las acciones y resultados en un área fundamental para el presente
y futuro del desarrollo económico de la región y el país, así como para la seguridad alimentaria nacional. El
libro recorre, en cinco capítulos, el Ecosistema de los bio y agro emprendimientos, los colores en la
biotecnología, blanca (bioindustrial), roja (biomédica) y verde (las plantas en la construcción de un mejor
futuro), el tema del consumo responsable, así como expone estudios biotecnológicos y casos, tanto de
bioemprendimiento como de agroemprendimiento.
La biodiversidad, condiciones climáticas, capital humano, infraestructura educativa, científica y
tecnológica, así como la posición geoestratégica del occidente mexicano, hacen que los bio y agro
emprendimientos sean especialmente prometedores para el desarrollo económico, cultural y social de la región.
Las políticas públicas que impulsan la ciencia y tecnología permiten atender mejor los retos sociales y
promueven la competitividad de una región, siendo la biotecnología uno de los medios para lograrlo, tanto en
la generación de conocimiento como en el emprendimiento de base científica-tecnológica. Acciones concretas
para apoyar la ciencia y tecnología, en áreas estratégicas como la biotecnología y la generación de talento, son
ingredientes fundamentales para lograr la innovación y bienestar que tanto requiere México. Jalisco ha dado
un paso adelante apostando por este gran ecosistema. Al crearse la Secretaría de Innovación, Ciencia y
Tecnología surgen políticas públicas con estrategias concretas y novedosas para apoyar la generación de
patentes e invenciones las cuales han resultado exitosas desde hace 10 años, posteriormente estos esfuerzos se
extendieron al apoyo de acciones de transferencia que pudieran impulsar licenciamientos de tecnologías
jaliscienses. A partir del año 2020, por medio del lanzamiento de la primera generación del programa “De la
Ciencia al Mercado” se logra consolidar —sobre la base de los resultados previos en propiedad intelectual—
una estrategia que establece una plataforma de promoción a mediano y largo plazo del emprendimiento de
base científica-tecnológica.
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Una de las asignaturas pendientes de este país ha sido la generación de emprendimiento científico y, con
este programa, hemos decidido romper la inactividad en esta materia y contribuir decididamente a la
prosperidad de México.
Friedman destaca que la libertad, para producir y crear, construye paz. En el entorno de cambio
climático, retos alimentarios y de calidad de vida que enfrentamos, la biotecnología resulta primordial para
alcanzar mejores niveles de desarrollo humano. Este libro demuestra que, desde lo regional, se puede aportar
mucho al cambio que la humanidad necesita para asegurar su supervivencia.
Maestra Larisa Cruz Ornelas
Directora General de Ciencia y Desarrollo Tecnológico
Secretaría de Innovación Ciencia y Tecnología del Estado de Jalisco
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Prefacio
La Universidad del Valle de Atemajac ha destacado a lo largo de su historia por sus investigaciones en el
ámbito social y educativo, cuyos productos han sido de impacto en la comunidad universitaria y en su
entorno. Con la creación de la Coordinación de Investigación en 2009 inició una nueva etapa de
investigación científica en la institución, se crea la figura de profesor investigador y con ello la integración de
especialistas en áreas de la ingeniería química y mecánica. Es así como surge una línea institucional de
investigación en Desarrollo Sustentable y Energías Renovables, de la cual desprende la sub-línea de
bioprocesos; de dicha línea emergen dos modelos de utilidad y una patente presentados ante el IMPI en 2014
y otorgados en 2019. En 2015 la Coordinación se convierte en Jefatura de Investigación y con ello se integran
nuevos científicos al área. Desde entonces, en respuesta a la dinámica del contexto, UNIVA no ha dejado de
incursionar en el ámbito de la Biotecnología y los bioprocesos, con proyectos relacionados con medio
ambiente (energías renovables, agua, tratamiento de residuos orgánicos, biodigestores), con lo agroalimentario
(agroecología, amaranto) y lo agroindustrial (nopal), con proyectos para los cuales ha procurado la vinculación
con otras instituciones de educación superior, con empresas y gobierno, en colaboración local, nacional e
internacional. Sin embargo, a la UNIVA poco se le reconoce por sus esfuerzos y logros en el ámbito de la
biotecnología, aun cuando se cuenta con investigaciones, ingreso de nuevos registros de patentes y productos
biotecnológicos encaminados a la transferencia.
En el 2020 el gobierno del estado de Jalisco presentó lo que conceptualizó como el Hub del
bioemprendimiento agroalimentario del país (Romo, 2020), una vez que se reconoció al estado como el
Titán Agroalimentario del país, por aglutinar e integrar a diversos agentes de la cadena de suministro y
comercialización para atender no solo la demanda nacional, sino también la internacional, y
extendiéndose hacia la biotecnología en otros campos como son el médico y el industrial. Y es que para la
producción del alimento y el aprovechamiento de los recursos naturales, se requiere de la intervención de
múltiples actores como gobiernos; centros de investigación e instituciones educativas; organizaciones de la
sociedad civil; industria, empresas y emprendedores; consumidores; así como una serie de recursos (agua,
energía, sustratos) y servicios (financieros, consultorías) que al interactuar conformen un ecosistema
desarrollador y emprendedor, con iniciativas que puedan surgir desde la ciencia y/o la tecnología, con
ideas y propuestas innovadoras que mejoren los procesos de producción procurando mejores alimentos e
insumos biotecnológicos (en salud, industria) que mejoren a su vez la calidad de vida de las personas,
sobre todo aquellas más vulnerables; es necesario también propiciar y fortalecer una cultura de producción
y consumo responsable, esto de acuerdo con los ODS de la ONU que determinan un rumbo en la agenda
hacia el 2030.
Con la labor de sus científicos, la Jefatura de Investigación de UNIVA campus Guadalajara ha logrado
integrarse a la dinámica de la ciencia, el desarrollo tecnológico y la innovación, sumando a lo realizado por
otros actores con más experiencia e historia en este ámbito, que han favorecido la conformación del
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ecosistema emprendedor desde una base científico-tecnológica. Para incrementar sus acciones en este tenor, la
UNIVA se reconoce como actor de dicho ecosistema, por ello requiere dar a conocer su actividad en la
materia, posicionarse y encontrar potenciales alianzas, para generar nuevas propuestas que mejoren el
aprovechamiento de los recursos, favoreciendo el crecimiento y desarrollo del estado y de la región.
Esta obra se concibe con el objetivo de documentar investigaciones, experiencias y casos de estudio;
de difundir y promover acciones en ciencia, desarrollo tecnológico e innovación realizadas por UNIVA y
otras instituciones a nivel regional con las cuales nuestra casa de estudios ha colaborado, se ha vinculado o
busca colaborar, como la Universidad de Guadalajara, la Universidad Autónoma de Guadalajara y el
Instituto Tecnológico Superior de Uruapan; así como dar a conocer los resultados logrados; esto en vías de
posicionarse en el ámbito y con ello fortalecer el ecosistema de los bio y agro emprendimientos en la región
occidente del país. Esta publicación busca ampliar el conocimiento e informar sobre las acciones realizadas
por algunos de los actores involucrados, como una invitación a integrar dicha información de todo el
ecosistema del estado.
12
Capítulo 1.
Ecosistema de los bio y agro emprendimientos
13
Perspectiva teórica del ecosistema
de los bio y agro emprendimientos
Evelio Gerónimo Bautista1
Resumen
El objetivo de este apartado es mostrar la perspectiva teórica del ecosistema de los bio y agro
emprendimientos, incluyendo la evolución y la integración de los actores o agentes heterogéneos que
interactúan de forma conjunta y entrelazada entre sí. Es de reconocer que el ecosistema de emprendimiento se
ha evolucionado a lo largo del tiempo, se ha creado un trabajo en red con los propios actores de éste, son
dinamizadores.
La conformación de los clústeres, modelo triple, cuádruple y quíntuple hélice, han llamado la atención
en las últimas cuatro décadas, se ha conformado un sistema nacional de innovación que impulsa el cambio
para el desarrollo del país. Cada vez más se solucionan problemas específicos desde diferentes áreas como las
bio, agro y nano tecnológicas, en las economías emergentes y más ahora, basándose en los ODS de la agenda
2030 de la ONU para orientar las soluciones en pro de la sociedad.
Palabras clave: Ecosistema, bioemprendimiento, agroemprendimiento, emprendimiento.
Introducción
El ecosistema de emprendimiento en el mundo lo integran instituciones, organizaciones e individuos que
trabajan de manera conjunta, este término del emprendimiento data por Richard Cantillon,
consecuentemente hizo presencia en las escuelas de pensamiento de Francia, Alemania, Australia,
Norteamérica y otros países desarrollados, por lo que hoy en día sigue prevaleciendo como una de las
disciplinas implementadas en las instituciones educativas.
En México y en el mundo el ecosistema del emprendimiento y de la innovación se ha desarrollado de
diferentes formas, desde el enfoque del clúster planteado por Porter citado en Harris, (2021), también a través
de los modelos de hélice (triple, cuádruple, quíntuple), (Etzkowitz, 2018), además del Sistema Nacional de
Innovación por varios autores desde hace más de tres décadas.Recientemente la ONU a través de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible en la agenda 2030, plantean que los negocios que participan en el
ecosistema se enfoquen en la Bio y al Agro emprendimiento, entre otros.
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1 Doctor en Gestión de Educación Superior; Profesor Investigador; Universidad Pedagógica Nacional; evelio.geronimo818@jaliscoedu.mx
Después de esta introducción, se integra un marco y una perspectiva teóricos donde se abordan los
antecedentes históricos del emprendimiento, el concepto y definición del ecosistema del emprendimiento, se
presentan actores o agentes heterogéneos y consecuentemente se abordan los contextos de los bio y agro
emprendimientos en México.
Objetivos
El objetivo principal de este capítulo es mostrar la perspectiva teórica del ecosistema de los bio y agro
emprendimientos para enmarcar la comprensión de éste y los casos relevantes que se presentan en los
capítulos subsecuentes.
Marco teórico o de la técnica
Los antecedentes históricos del emprendimiento datan de los siglos XVII y XVIII con gran aportación al
desarrollo económico de cada uno de los países, desde las escuelas de pensamiento más influyentes de Francia,
Alemania, Australia y Norteamérica (Gerónimo Bautista, 2021). Esta evolución es el reflejo en el que se vive
el mundo hoy en día, donde el emprendimiento se ha convertido en una disciplina, un arte, un proceso, una
forma de generar trabajo, satisfacer necesidades y el fomento del espíritu empresarial (Diandra & Azmy,
2020). Estos enfoques se engloban en un ecosistema de emprendimiento donde participan actores o agentes
claves para el desarrollo económico de un país.
La definición del emprendimiento y la innovación juntos ha impactado a lo largo del tiempo en los
negocios en el mundo, los modelos utilizados en Norteamérica y en Europa como los Clúster, Modelos de
hélice y otros que no se mencionan en este texto por cuestiones de tiempo y espacio.
Perspectiva teórica y contexto
En este apartado abordaremos el tema del emprendimiento desde una perspectiva teórica. El tema del
ecosistema del emprendimiento posee un considerable número de publicaciones. El análisis bibliométrico
que realizó Malecki (2018), refleja desde los años 70s, hasta el 2017, donde encontró 215 publicaciones en
Scopus y 116 en WOS, en total fueron 331 publicaciones especializados. Estas publicaciones tienen
diferentes vías de aplicación.
Formalmente este término de “Ecosistema” se fortalece en los años 90´s por Moore, (1993), citado en
Zapata, Fernández, y Neira, (2018) donde afirma que las empresas no se desarrollan en un vacío, sino a través
de los proveedores, clientes e inversores que interactúan de manera integral para que funcione como las
empresas, de manera conjunta y entrelazadas entre sí.
Malecki, (2018) cita a varios autores que definen el ecosistema del emprendimiento desde diferentes
puntos de vista, de los ecosistemas empresariales sostenibles, emprendimiento autosostenible, que se necesitan
políticas, mercados, capital, habilidades humanas, cultura y apoyos propicios, además incluye el liderazgo y los
clientes de mente abierta, que se combinan de manera compleja, el ecosistema es una red dinámica y
autorreguladora… hay conectores e influenciadores importantes que pueden no ser emprendedores, actores
empresariales interconectados (tanto potenciales como existentes), organizaciones empresariales, actores y
factores interdependientes coordinados de tal manera que permitan el emprendimiento productivo e incluso
ángeles inversores conocidos como business angels.
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Al igual que Arenal, Armuña, Ramos, y Feijóo (2018), explican que en un ecosistema se integran
instituciones, organizaciones e individuos que trabajan de manera conjunta para el emprendimiento y la
innovación tal como se muestra en la Figura 1, en la que se detallan los agentes del ecosistema.
Estos actores claves son dinamizadores que trabajan bajo una red de colaboración o conexión
entrelazadas, bajo la figura de clusters, y a través de un Sistema Nacional de Innovación (SNI), ya sean actores
públicos o privados. Los clústeres ya vienen explicados desde las nociones de Michael Porter desde hace más
de tres décadas, sobre las concentraciones geográficas de las compañías interconectadas, a través de industrias
interrelacionadas que vienen evolucionadas a través del tiempo, capacidad de los diferentes actores que se
involucran, la configuración institucional que están en constante cambio co-evolucionando las formas y
dinámicas de trabajo (Harris, 2021).
Figura 1. Agentes del ecosistema del emprendimiento
Fuente: Arenal, et al,. (2018)
Por otro lado, se formó el Sistema Nacional de Innovación (SNI) que ya viene explicado por autores
como Ludvall, Freeman y Nelson en los años 90’s, (Arenal, et al., 2018), en donde se involucran los actores
que han participado en el cambio e impulso de ecosistema para el desarrollo de la región y del país. Se buscó
dinamizar la colaboración entre la universidad-industria-gobierno-sociedad civil y sociedad en general, que
engloba la triple Hélice (Etzkowitz y Leydesdorff, 1995; Etzkowitz, 2018), cuádruple y quíntuple hélice
(Carayannis y Campbell, 2019).
Este trabajo colaborativo en el ecosistema de emprendimiento e innovación se ha diversificado de
manera incontrolable. Cada vez más emergen emprendimientos con enfoque a soluciones de problemas muy
específicos, así como sofisticados, y sobre todo en las áreas de Biomédicas, Biofísica, Biotecnología,
Agroindustria, entre otras, que se engloban en los bioemprendimientos y agroemprendimientos que están
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orientados a una economía emergente y sustentable tanto nacional como internacional, tal como se refiere en
los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU (Programme United Nations
Development, 2021). El enfoque se orienta precisamente a que en América Latina y el Caribe, sea una
oportunidad la creación de empresas “BIO” y “AGRO” que sean más sustentables y sostenibles.
Bioemprendimiento y Agroemprendimiento
En el contexto de los sectores de los bio y agro emprendimientos en México, históricamente se ha visto como
un ámbito conservador-tradicional, sobre todo a la agroindustria. El factor que los puede cambiar es la
innovación, en todas las actividades biológicas y agrícolas, por la variedad de los nuevos insumos que se van
creando en el mundo.
Los bio y agro emprendimientos se derivan de los programas académicos que poseen las instituciones de
educación superior y centros de investigación con los profesores y estudiantes bajo un proyecto escolar de
emprendimiento, pero también emanan de alguna colaboración con empresas o con una institución
educativa. De las experiencias de bioemprendimiento en América Latina y en especial en México, se han
documentado algunos casos relevantes.
Mariscal y Velázquez (2019), explican que los casos usan diferentes tecnologías entre la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), Centros de Investigación, con las empresas privadas como en el
caso de “Biográfica Siglo XXI”, una empresa que produce biofertilizantes, un spin off creado por la UNAM.
Otro caso “Agro y Biotécnia” fabricante de Fungifree, está formulado con la tecnología de la UNAM y
CIAD de Culiacán. Caso de “Kurago Bioteck”, fabricación de tequila, ubicada en Jalisco, una interacción
biológica entre probiótico y nutrimentos. Está el caso de industrias “Vepinsa”, producción de colorantes
naturales, como nutraceúticos, caso de “Benthos Bioscience”, empresa de biotecnología marina, se aprovecha
la microbiótica para enfermedades acuícolas de camarón, y pepino del mar. Caso de “BioFields”, que genera
energía limpia, produce aceites y biocombustibles, entre otros. Es indiscutible e importante fortalecer esta
vinculación y colaboración entre las instituciones de educación superior con las empresas e incluso con el
gobierno y las asociaciones civiles, debido a que a partir de esta estrategia de vinculación se pueden realizar
proyectos interesantes para detonar casos reales (Mariscal y Velázquez, 2019).
También es de importancia recalcar que muchas de estas empresas no cuentan con un departamento de
innovación y transferencia de conocimiento científico, tecnológico e innovación, así como financiamientos
propios. Recientemente en la literatura especializada, se han tocado temas para financiamiento como los
crowdfunding o crowdlending. Son plataformas que se utilizan para financiamiento conjunto y se articulan
impulsadas por los mismos actores bajo un modelo de sinergia, no sólo se enfoca a lo empresarial, sino
también a aspectos culturales, deportivos, iniciativas productivas, etc. (Esumer, 2018). Esto nace por la
preocupación del impacto social de los emprendimientos, en donde los sectores público y privado empiezan a
tener un círculo virtuoso de financiación.
Conclusión
Tras la revisión documental en fuentes confiables de diferentes bases de datos para comprender el marco y
la perspectiva teórica del ecosistema del emprendimiento, esta información permitió analizar diferentes
autores que abordan distintos modelos del emprendimiento e innovación, así como la descripción de los
actores o agentes heterogéneos que dieron pauta para comprender la conformación del ecosistema del
emprendimiento, logrando también describir algunos casos de bio y agro emprendimientos que se han
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desarrollado en México, resultado de la colaboración entre la academia y la industria. Se planteó una
explicación de los conceptos de emprendimiento a grandes rasgos y principalmente se enfatizaron las
dimensiones de la integración de los actores o agentes heterogéneos en el ecosistema de emprendimiento,
así como la composición de los bio y agro emprendimientos.
La conformación del ecosistema de emprendimiento ha hecho hincapié en la competitividad
internacional, pocas empresas logran sobrevivir en el mercado sin colaboración con los actores clave: la
academia, los centros de investigación, el gobierno o con alguna asociación civil.
Referencias
Carayannis, E., & Campbell, D. (2019). Smart Quintuple Helix Innovation Systems; How Social Ecology and
Environmental Protection are Driving Innovation, Sustainable Development and Economic Growth.
https://link.springer.com/book/10.1007%2F978-3-030-01517-6
Arenal, C. A., Armuña, G. C., Ramos, V. S., & Feijóo, G. C. (2018). Ecosistemas Emprendedores y Start Ups,
el nuevo protagonismo de las pequeñas organizaciones. Economía industrial, (407), 85-94.
Diandra, D., & Azmy, A. (2020). Understanding Definition of Entrepreneurship. International Journal of
Management, Accounting & Economics, 7(5), 235–241.
Esumer. (2018). Fuentes de financiación: crowdlending y crowdfunding. Institución Universitaria Esumer y
Revista Mercatec.
Etzkowitz, H. (2018). Innovation Governance: From the “Endless Frontier” to the Triple Helix. En H. M.
Meusburger P., Geographies of the University. Knowledge and Space. https://link.springer.com/chapter/
10.1007/978-3-319-75593-9_8.
Etzkowitz, H., & Leydesdorff, L. (1995). The Triple Helix---University-Industry-Government Relations: A
Laboratory for Knowledge-Based Economic Development.https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?
abstract_id=2480085.
Gerónimo Bautista, E. (2021). Antecedentes históricos del emprendimiento e innovación. En E. Gerónimo
Bautista, & C. J. Samperio, Emprendimiento e innovación universitaria para la formación empresarial
(págs. 12-25). https://biblioteca.univa.mx/Investigacion/Libros/113815.pdf.
Harris, J. L. (2021). Rethinking cluster evolution: Actors, institutional configurations, and new path
development. Progress in Human Geography, https://doi.org/10.1177/0309132520926587.
Malecki, E. J. (2018). Entrepreneurship and entrepreneurial ecosystems. Geography Compass, https://doi.org/
10.1111/gec3.12359.
Mariscal, A. G., & Velázquez, I. H. (2019). Bioeconomía en México. En E. Hodson, G. Henry, & E. Trigo,
La bioeconomía en América Latina - Bioeconomy in Latin America. Pontificia Universidad Javeriana.
Programme United Nations Development. (30 de Marzo de 2021). Objetivos de desarrollo sostenible. https://
www.un.org/sustainabledevelopment/es/
Zapata, H. G., Fernández, L. S., & Neira, G. I. (2018). Ecosistema del emprendimiento tecnológico: una
propuesta. European Journal of Applied Business Management.
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Integración productiva en la conformación
de un ecosistema emprendedor
Irma Livier De Regil Sánchez1
Resumen
A partir de la comprensión de lo que es un ecosistema emprendedor, desde una perspectiva teórica y tras la
revisión de posturas de diversos autores, se definen algunos términos en relación con el concepto de la
integración productiva como una estrategia que favorece el desarrollo territorial en una localidad o región que
cuenta, entre sus recursos, con Emprendimiento de Base Tecnológica (o científico-tecnológica). Se abordan
los elementos que la componen, algunos aspectos a considerar para su gestión, así como el impacto
económico, político, social que se genera al emplearla para asociar a los diferentes actores sociales involucrados
que han de funcionar como un sistema.
Palabras clave: Integración productiva, Ecosistema emprendedor, EBT
Introducción
Ecosistema es un concepto de la biología que se refiere a una comunidad de seres vivos y al entorno natural en
el cual viven y coexisten logrando desarrollarse en función a diversos factores físicos del ambiente en el que se
encuentran inmersos (Ochoa Cabrera y Valenzuela Ramos, 2020). Botella y Vilaregut (2006) dicen que “un
sistema es un conjunto de elementos en interacción dinámica en el que el estado de cada elemento está
determinado por el estado de cada uno de los demás que lo configuran” (p. 1). O’Connor, y McDermott
(1998) lo definen como “algo que fundamenta su existencia y sus funciones como un todo mediante la
interacción de sus partes” (p.17) donde es importante considerar el tamaño de los sistemas ya que tienen un
crecimiento limitado, llegan a un punto en el que se tienen que dividir en subsistemas o sistemas más
pequeños para establecer niveles de control. Estas características y forma de comportamiento de los sistemas
es posible observarlas en cualquier tipo de empresa, organización o grupo de personas que son sistemas ligados
por tramas invisibles de actos interrelacionados donde los efectos de esta relación no se ven de manera
inmediata (Senge, 2007).
19
1 Doctora en Ciencias de la Administración, Jefa de Investigación, Universidad del Valle de Atemajac UNIVA campus Guadalajara;
livier.dregil@univa.mx
Los procesos de cambio y desarrollo se dan en todo tipo de organización humana con un objetivo
común, Nagy (s.f.) define una organización comunitaria como “el proceso por el cual la gente se agrupa para
identificar problemas o metas comunes para movilizar recursos y, de otras formas, desarrollar e implementar
estrategias para alcanzar los objetivos que quiere lograr” (párr. 9), y es en la organización comunitaria donde
surgen los emprendimientos, los cuales ya fueron definidos con anterioridad.
Sin embargo, considerando un contexto donde la situación política y económica del país no ha
favorecido el desarrollo y el crecimiento de la micro, pequeña y mediana empresa, estas se debilitan, generan
disminución en sus ingresos, no tienen forma de enfrentar las adversidades y, por consiguiente, conducen a los
empresarios a tomar la decisión de cerrar, como sucedió durante la pandemia por la COVID-19. Sin
embargo, es responsabilidad de los empresarios ser emprendedores y proteger sus negocios ante el vertiginoso
contexto, capacitándose e involucrándose en estratégicas formas de trabajo para lograr formas innovadoras de
mantenerse en el mercado.
En México impera la micro y pequeña empresa; sus líderes coinciden en que los excesivos costos de
los servicios de crédito, la política fiscal, el bajo poder adquisitivo de la población, las importaciones no
controladas, los bajos márgenes de utilidad y la recesión en el mercado son los principales factores que
impiden el desarrollo de sus empresas. El ambiente competitivo favorecido por la economía global, ha
hecho de la innovación y del desarrollo tecnológico la principal estrategia competitiva (Mungaray et al.,
2007), por tanto, se requieren programas estratégicos, además de inversión, para fortalecer a dichas
unidades económicas.
Es necesario desarrollar la confianza en los emprendedores y que estos identifiquen la necesidad de
apoyarse unos a otros para lograr un verdadero crecimiento sostenible que repercuta en la economía del país.
El entorno económico en el que se desenvuelven las empresas es cambiante y turbulento, por ello son
necesarias estructuras organizativas flexibles que permitan a las empresas colaborar entre ellas, adaptarse a los
cambios y definir estrategias (Benito Hernández, 2009), estas estructuras pueden partir de la integración
productiva con el objetivo de conformar un ecosistema emprendedor, donde uno de los actores principales es
el EBT (Emprendimiento de Base Tecnológica), así como todos aquellos que le proveen de los recursos
necesarios para que “florezcan”.
En el apartado anterior se definió de forma general el concepto de emprendimiento y el de ecosistema
emprendedor, así que se procede a definir el Emprendimiento de Base Tecnológica (o de base científico-
tecnológica) conocido como EBT, concepto atribuido a Arthur D. Little en coautoría con la Anglo-German
Foundation for the Study of Industrial Society, quienes las definen como “empresas de propiedad
independiente, establecidas durante no más de 25 años y basadas en la explotación de una invención o
innovación tecnológica que conlleve la asunción de riesgos tecnológicos sustanciales” (Little, 1977, citado por
Gómez Zuluaga, 2019); por tanto, las EBT se definen como la “aplicación de conocimientos científicos y/o
tecnológicos para el desarrollo de nuevos productos y servicios”, o bien, para la “explotación de productos o
servicios que requieren el uso de tecnologías o conocimientos desarrollados a partir de la actividad
investigadora” (Díaz, 2013, citado por Gómez Zuluaga, 2019).
Es así que un ecosistema emprendedor, de acuerdo con Spilling (1996, citado por García Cabrera y
García Soto, 2010), es “la interacción de los actores, sus roles y el entorno, ya que determinan el
desempeño y los resultados empresariales de una región” de tal modo que se retoma lo expuesto, es un
sistema dinámico, ubicado en una área geográfica, donde interactúan empresas e intercambian
información, sus conocimientos y servicios, pero sin dejar de competir entre ellas, favoreciendo la
generación y el desarrollo del EBT al contar con recursos tecnológicos avanzados y especializados acordes
20
con el vocacionamiento de la región (García Cabrera y García Soto, 2010), es con este propósito que se
presenta a la integración productiva como una alternativa para lograr el desarrollo de ecosistemas
emprendedores, a partir de la revisión teórica de conceptos como cooperación interempresarial,
asociatividad, clúster y modelo de redes, los cuales se definen a continuación.
Conceptos relacionados con la integración productiva
Respecto a la cooperación interempresarial, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social
(INAES, 2012) cita a la Alianza Cooperativa Internacional, que define la Cooperativa como “una asociación
autónoma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones
económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y
democráticamente controlada".
Televa (2005) menciona que la sociedad cooperativa es una asociación que tiene por objetivo la mejora
social y económica de los miembros que la integran mediante la explotación de una empresa basada en la
ayuda recíproca (p.13). Un caso de éxito de cooperativismo es el del Grupo Empresarial Cruz Azul, que
teniendo como eje central la Cooperativa, se integra por varias empresas que ofrecen una variedad de
productos y servicios generando fuentes de empleo, desarrollo y crecimiento a las familias de los miembros
(Cooperativa La Cruz Azul, S.C.L., 2008, pág. 14).
Cervilla y Rodríguez (2009) citan Rosales (1997), quien define la asociatividad como un “mecanismo
de cooperación entre empresas pequeñas y medianas, donde cada empresa decide participar voluntariamente
en un esfuerzo conjunto con los otros participantes para la búsqueda de un objetivo común, manteniendo su
independencia jurídica y autonomía gerencial”. Una experiencia de asociatividad en México es la ejecutada en
la Ruta del Tequila, en la cual participó, como organismo integrador, el Consejo Regulador del Tequila. Este
la presenta como una actividad de emprendimiento donde el objetivo es lograr el beneficio común, esto es lo
que los mantiene unidos; “unidos se apoyan, comparten conocimientos y ejecutan estrategias para su
fortalecimiento comercial” (CRT, s.f.).
El término de asociatividad conlleva a otro concepto, el del clúster, que puede ser industrial y regional,
pero finalmente se define como “una concentración geográfica de empresas que se beneficia a través de
economías externas” (Cervilla y Rodríguez, 2009), Cervilla (2008) dice que “los clusters industriales son
sistemas abiertos, que normalmente involucran a un gran número de actores”. De este modo se presenta un
clúster industrial como ejemplo de asociatividad en la que participan grupos de empresas interconectadas
dentro de un campo particular, que se encuentran cercanos geográficamente y cuentan con el apoyo de otras
instituciones. El autor cita el concepto de Dinapyme (2006) sobre un clúster, el cual es definido como un
conjunto de empresas, organizaciones y agentes, geográficamente próximos, vinculados a un determinado
negocio; se trata de una estructura de trabajo basada en la cooperación entre los distintos actores (privados y
públicos) vinculados con la mejora de la competitividad de las empresas que lo forman.
Para explicar la integración, Villarreal, Gómez, Villarreal (2009) señalan que existen otras opciones para
una empresa, ya que estar inmersa en un gran mercado del cual debe obtener sus recursos, puede resultar muy
costoso; pero si se une con otras empresas de su mismo giro o de la misma cadena productiva, puede sumar
esfuerzos y ejercer un poder de negociación del cual obtener beneficios como lograr economías de escala,
mayor productividad y, por ende, costos bajos. Gutiérrez, Cano y Palencia (2008) también hablan de la
integración como opción para invertir recursos estratégicos, ya sea en otras empresas o en la propia, para
complementar productos o procesos existentes. Citan a Pearce y Robinson (1997) que la definen como
21
“estrategia de desarrollo externo de una empresa, a través de adquisiciones y fusiones”. Los autores
mencionan el modelo de redes y definen una “red” citando a Szarka (1998) “como un tipo específico de
relación, que vincula a un conjunto de personas, objetos o eventos”.
Para Zott y Amit (2009) la integración es definida a partir de su concepto de "modelo de negocio de
una empresa enfocada” la cual consiste en crear valor para la empresa y sus socios, mediante la
interdependencia entre las actividades organizativas, generando resultados diferentes a si funcionaran solas.
Prahalad (2008) comenta que la integración implica “aprender a vivir en una red de relaciones, donde no
se trabaja de forma aislada o independiente, se tiene que aprender a entender prioridades, tiempos,
decisiones y perspectivas distintas respecto a la problemática y la posible solución”, se trata de realizar un
trabajo colaborativo.
De acuerdo a las definiciones presentadas, la integración productiva es una opción apropiada para el
desarrollo de un ecosistema emprendedor por su enfoque social y económico, desarrollo que conduce a la
necesidad de un cambio orientado a mejorar las redes territoriales que apoyan la producción y la cooperación
de actores públicos y privados locales, resaltando que las empresas no compitan de forma aislada, sino en
conjunto (Alburquerque, 2004) determinando los factores relevantes durante el proceso, así como los
problemas y las oportunidades que se pueden presentar. Al hablar de territorios productivos en una
determinada industria o sector, surgen conceptos como distrito industrial, sistema productivo local, ambiente
innovador, clúster, red o sistema territorial de innovación; “estos modelos tienen en común el hecho de que
las estructuras sociales, institucionales, organizativas, económicas y el propio territorio son capaces de generar
sinergias” en el que resultan beneficiadas “la equidad social, la gestión de los recursos, el paisaje y medio
ambiente, el equilibrio regional y la cohesión social, entre otros” (Paunero Amigo, Sánchez Daza y Corona
Treviño, 2007, p. 219).
La integración productiva y los elementos que la conforman
Varios autores hablan sobre los elementos y/o actores de la integración productiva, Juárez et al. (2009),
Cervilla (2008), Aguilera (s.f.), Galicia et al. (2008) y el CRT (2010) reconocen la participación del gobierno
(federal, estatal y municipal) e instituciones públicas en general (cámaras) para fortalecer los tejidos
productivos; de empresarios y otras entidades privadas y académicas (instituciones de educación superior) que
trabajen en pro del desarrollo local/regional. Cervilla y Rodríguez (2009) cita a Roelandt et al. (1999) quien
afirma que un clúster cuenta con la integración de universidades, centros de investigación, de enlace o
intermediarios, consultores y clientes (Ver Figura 1).
Independientemente de los socios que se integren, de acuerdo a Gutierrez et al. (2008) estos deben de
tener valores comunes y habilidades complementarias, así todos tendrán algo con lo cual contribuir, y algo
que llevarse del grupo. Entre estos valores se encuentran la cultura (confianza, comportamiento), las
motivaciones (de crecer, de enfrentar amenazas y aprovechar las oportunidades, de investigar y desarrollarse),
y las capacidades (sus recursos, relaciones y tecnología). Zott y Amit (2009) al igual que Prahalad (2008)
mencionan como elementos de la integración, el contenido (actividades a realizar), la forma de gestión
(delimitar responsables) y la estructura (secuencia de actividades).
Prácticamente todos los autores mencionados dirigen sus estudios hacia la integración de las micro,
pequeñas y medianas empresas (Mipymes) y presentan como estrategia para impulsar y lograr su desarrollo
diversas propuestas en las que predomina el concepto de integración y asociatividad. Villarreal et al. (2009) y
Gutierrez et al. (2008) citan a Villalba (1997) que dice que la integración es una estrategia orientada a sumar
22
capacidades de las empresas para hacerlas más competitivas, donde se centran al fortalecimiento de la cadena
productiva para producir, transformar y trasladar un mismo producto al mercado con el objetivo común de
satisfacer al consumidor.
Figura 1. Actores que intervienen en la integración productiva
para el logro de un ecosistema emprendedor local o regional
Fuente: Elaboración propia (2014).
Galicia et al. (2008), así como Zott y Amit (2009) proponen una innovación en el modelo de negocio
convirtiéndolo en un modelo integrador de gestión, para desarrollar estrategias de productividad y
competitividad en las Mipymes. Sugieren que las empresas no sólo deben enfocarse en el producto
tecnológico, sino en la forma de hacer negocios con él, y trabajar en el sistema de actividades de la empresa y
de sus socios para satisfacer las necesidades del mercado. Sin embargo, Aguilera (s.f.) propone diseñar un
modelo de planeación estratégica participativa que impulse la competitividad y en el cual se vinculen los
sectores público, privado y académico con las empresas.
Gestión y proceso de la integración
La integración productiva se logrará mediante una adecuada gestión, Galicia, Terán y Flores (2008) la definen
como “la forma en la que las cabezas de las empresas actúan para el logro de los objetivos cumpliendo con el
plan de negocio”. Los autores dicen que cuando los recursos son aprovechados logrando un alto rendimiento,
dando lugar a lo que se conoce como “productividad”, es decir, la relación entre la cantidad de recursos que se
utilizaron para producir y la cantidad de producto obtenido, se presenta la “eficacia administrativa”. Cuando
23
se logra esta eficacia administrativa, a las empresas se les considera competitivas. La competitividad es definida
como “una capacidad de la organización para mantener ventajas competitivas que le permitan alcanzar,
sostener y mejorar su posicionamiento en los mercados” (Galicia, Terán y Flores, 2008).
Para lograr la competitividad se requiere de una planeación estratégica la cual ayuda a determinar los
objetivos, estrategias y políticas para lograrlas, las tácticas adecuadas para la implementación, considerando las
oportunidades y amenazas del entorno. La competitividad sistémica se presenta “como un marco referencial
en el que los actores interactúan, se integran y optimizan su desempeño destacando su potencial para
desarrollar ventajas competitivas” (Aguilera, s.f.).
Ahora bien, el proceso para integrar a estos actores es complejo; se debe contar con un lenguaje que
fomente el diálogo y optimizar las actividades de forma sistémica (Zott y Amit, 2009). Para esto se requiere de
una metodología o procedimiento sistematizado, cuyos pasos o fases son compartidos por los autores Cervilla
y Rodríguez (2009), el CRT (2010), Cervilla (2008) y Galicia et al. (2008) distinguiendo los siguientes,
después de la realización de un diagnóstico de capacidades y recursos:
- Determinar objetivos.
- Crear una estructura organizacional.
- Definir la estrategia y visión.
- Desarrollo de productos comercializables.
- Construcción de capital social y capital humano (capacitación, desarrollo y crecimiento de los
trabajadores).
- Desarrollo de vínculos estratégicos (privados, públicos y de financiamiento).
- Implementación (diseñar y aplicar un programa de apoyo a Mipymes, con una metodología de
generación de redes productivas).
- Lanzamiento, promoción y comercialización (construir y fortalecer la red).
- Medir y evaluar el desempeño.
Efectos de la integración productiva en el entorno
La integración productiva se da dentro de un entorno de cambios vertiginosos, por lo que puede ser vista
desde distintos enfoques como el económico, el político y el social.
a) Aspecto económico: Gutierrez et al. (2008) y Zott y Amit (2009) resaltan los beneficios de la
integración como ventajas competitivas y oportunidad de abrir mercados externos, la capacidad para
responder a los cambios del mercado, enfrentar riesgos de ventas, compras, financiamiento y diseño de
productos; en cuanto a este último punto, se sugiere conformar un sistema que respalde los productos, ya que
cuando hay un sistema de actividades innovador que lo respalda, se vuelve una actividad muy compleja que
genera ventajas competitivas sostenibles.
b) Aspecto político: Esfuerzos del gobierno que se han traducido en programas, políticas públicas,
políticas de desarrollo municipal y estatal, a esto, Gutierrez Viggers, et al. (2008) agrega que estas deben
contar con un enfoque integrador, enlazando actividades del proceso, cadenas productivas, participación de
todos los actores de manera coordinada y consciente, y de este modo, generar valor y beneficios a todos los
involucrados. Villarreal Solís, et al. (2009) y Gutierrez Viggers, et al. (2008) destacan la importancia de la
participación de los gobiernos estatal y municipal, que deben esforzarse por facilitar la implementación y
24
consolidación de las políticas públicas capaces de impulsar el nacimiento de clústeres industriales que
desemboquen un mayor desarrollo regional.
c) Aspecto social: Desde un punto de vista social, la integración productiva conduce a la generación de
conocimiento colectivo donde se abre la oportunidad de reconocer el potencial productivo y creativo de cada
actor. Villarreal Solís et al. (2009) resaltan la importancia de la cultura empresarial, citando a Chinoy (1973),
que la define como “aquello que los individuos aprenden como miembros de una sociedad y que va
conformando su forma de vida”, pues por lo general el empresario tiene una postura contraria al
asociacionismo y sólo piensa en la integración horizontal, es decir, no le interesa trabajar en equipo con
emprendedores que van iniciando. Galicia Villanueva et al. (2008) concluyen enfatizando la importancia de
impulsar la responsabilidad sobre el uso de los recursos y la promoción de valores, esto con la finalidad de
crear lazos entre los actores participantes.
Conclusión
Cervilla y Rodríguez (2009) y Villarreal Solís et al. (2009) resaltan la importancia de la estrategia de
integración para generar beneficios a los involucrados, así como el desarrollo del ecosistema emprendedor;
destacan que el clúster representa una alternativa de desarrollo ante los vaivenes del mercado nacional, con el
objetivo de incrementar la productividad de la cadena y lograr, incluso, una entrada exitosa a mercados
externos. Cervilla de Olivieri (2008) y Gutierrez Viggers et al. (2008) comentan que algunos factores clave en
las iniciativas de desarrollo local es lo calificado que son los recursos humanos y su capacidad tanto
empresarial como tecnológica, por lo que la estrategia de asociatividad abre puertas a la capacitación,
aprendizaje, innovación, financiamiento, promoción, entre otros, permitiendo a las empresas mejores
posibilidades a las que alcanzarían si estuvieran solas.
De acuerdo con lo observado por cada uno de los autores revisados, se puede concluir que la integración
productiva es una estrategia dirigida a las micro y pequeñas empresas que responde al objetivo de crear,
desarrollar, mantener y actualizar ecosistemas emprendedores en las localidades o en una región, que impacta
a su vez en el desarrollo económico y social de las comunidades donde éstas se encuentran inmersas; se deben
impulsar proyectos que no sólo pretendan la generación de crecimiento económico, equidad social, cultural y
calidad, sino también la sustentabilidad ecológica y equilibrio espacial y territorial donde el impacto ambiental
sea positivo. Los autores reconocen que la integración implica el trabajo colaborativo de los distintos actores,
identificando al empresarial, académico, gubernamental y social, los cuales se vinculan hacia la mejora de la
competitividad mediante la aportación que, de acuerdo a su naturaleza, corresponde a cada instancia. Existe
un enfoque en que los principales participantes son las personas donde se recomienda que la estructura
organizacional sea ligera e incluya a la participación de la población y el cuidado del ambiente.
Para lograr el éxito del esfuerzo de integración, se requiere de la existencia de una metodología clara y
específica, acorde con las capacidades y recursos de las entidades, de la localidad y/o región; que considere la
inclusión de habilidades complementarias y valores comunes, siendo la confianza el más relevante frente al
gobierno y a sus pares con los que teme compartir por temor a que le “roben” las ideas.
Un factor de relevancia al inicio del proceso de integración es la decisión voluntaria de sumarse al
proyecto de integración por parte de los participantes, partiendo de la identificación de un objetivo
compartido. Para lograr esto debe existir un plan de negocio común, elaborado de forma participativa y
buscando el compromiso de los involucrados. Es importante que los participantes sepan que pueden mantener
su independencia legal y organizacional.
25
Desde un enfoque económico la integración productiva es una estrategia orientada a sumar capacidades
de las empresas para hacerlas más competitivas, de este modo se fortalece la cadena productiva, se eleva su
capacidad de aprendizaje e innovación, promueve las economías de escala y mejora su poder de negociación.
Se hacen empresas más efectivas, que generan empleo.
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27
La investigación traslacional
y el desarrollo de bio emprendimiento
Rocío Angélica Salinas Osornio1
Blanca Miriam Torres Mendoza2
Resumen
Para que la investigación biomédica llegue a la investigación clínica y se aplique al paciente, requiere una serie
de gestiones y desarrollos creativos. Con el objetivo de describir y analizar las diferentes etapas que debe pasar
la investigación biomédica hasta lograr su transferencia al usuario que demanda atención en salud, se presenta
la revisión teórica sobre las diferentes rutas que la investigación, el desarrollo y la innovación tienen, como la
Investigación biomédica, la Investigación clínica, y la Investigación traslacional. Existe brecha entre los
descubrimientos en laboratorio (del banco) y su aplicación en atención a enfermos (a la cama) generalmente
por problemas en la investigación biomédica preclínica ante su poca o nula reproducibilidad retrasando
desarrollo de nuevas intervenciones médicas. La investigación traslacional aplica los resultados de la
investigación en la práctica clínica, genera un impacto en políticas de atención a la salud, y comunica
proactivamente sus logros científicos a interesados (público, industria y gobierno). El bioemprendimiento es
un área de oportunidad de la investigación biomédica, ya que la investigación traslacional no tiene sentido si
no cuenta con infraestructura tecnológica que provea recursos y servicios generales para apoyarla
convirtiéndola en eficaz y eficiente. Patentes, instrumento para que el creador(es) proteja(n) sus derechos de
propiedad intelectual, e indicadores de crecimiento y consolidación de las economías. En conclusión, la
investigación, el desarrollo y la innovación en ciencias de la salud, deben propiciarse para impulsar y competir
en la creación y consolidación empresarial, requieren redes profesionales multidisciplinarias favoreciendo el
desarrollo tecnológico, su implementación en el mercado y un valor social o comercial hasta llegar a
tomadores de decisiones y al usuario final. Instituciones académicas deben ser consideradas fuente de
desarrollo tecnológico y de oportunidades de mercadeo.
Palabras clave: Investigación clínica, Investigación biomédica, Investigación Traslacional, Bioemprendimiento,
Propiedad intelectual
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1 Doctora en Ciencias de la Salud, Profesora Investigadora, Universidad del Valle de Atemajac UNIVA campus Guadalajara;
rocio.salinas@univa.mx
2 Doctora en Ciencias de la Salud orientación en Ciencias Biomédicas; Directora del Centro de Investigación Biomédica de Occidente
(CIBO) del IMSS, Guadalajara, Jal. blanca.torresm@imss.gob.mx
Introducción
La investigación traslacional es la transferencia de los conocimientos, resultados y recursos de la investigación
básica a la práctica clínica en favor de la salud del ser humano, mediante la aplicación eficiente de los procesos
bioinformáticos, celulares, moleculares, químicos, fisiológicos o genéticos para prevenir e implementar
tratamientos eficaces o de diagnósticos llevados del laboratorio a la cama del enfermo.
En el campo de la salud, para que la investigación biomédica llegue a la investigación clínica y se aplique
al paciente, requiere una serie de gestiones y desarrollos creativos. Las universidades son un elemento
importante para que el profesionista se integre a estos conocimientos. Sin embargo, en las carreras de la salud
no se incluye la enseñanza sobre cómo comercializar y encontrar un mercado para las aplicaciones en este
campo. Lo anterior implica un liderazgo de expertos que puedan innovar, desarrollar tecnología e identifiquen
el valor. Estos enlaces, hasta la utilización del producto por el usuario, requieren la identificación de procesos
que requieren ser expuestos.
La biología ha ido incluyéndose en el campo de la biotecnología como una oportunidad para descubrir
nuevas aplicaciones en el área de la salud, industria, agricultura y alimentos. Sin embargo, nada de esto sería
posible sin la presencia de emprendedores que sean capaces de llevar dichos resultados al mercado.
La búsqueda de pequeñas y medianas empresas con el potencial para implementar proyectos de
innovación y alta tecnología seguramente facilitará la inclusión de los resultados de la ciencia básica, que han
surgido como una idea en el laboratorio, en el sector empresarial para su aplicación comercial y de negocios,
por lo que se requiere de una gran habilidad creativa para diseñar modelos de negocios que se adapten a las
necesidades regionales, siendo así, uno de los grandes retos del bioemprendimiento.
Objetivo
Este capítulo tiene como objetivo demostrar la importancia que tiene la identificación de líderes profesionistas
involucrados y facilitadores en el desarrollo de proyectos de innovación y alta tecnología diseñados en el
laboratorio, hasta su inclusión en el sector empresarial para su aplicación comercial y de negocios.
Marco teórico
Para su evaluación, la investigación, desarrollo e innovación se clasifican de forma diferente y hacemos una
explicación de éstas y su relación para el desarrollo científico-tecnológico:
La Investigación biomédica: es la investigación científica cuyo objetivo consiste en generar
conocimientos en las disciplinas básicas y preclínicas e incorporarlos posteriormente al trabajo clínico para
favorecer la recuperación de la salud del ser humano, por lo que su participación en distintas escalas y puntos
del proceso investigativo es preciso. Su estudio incluye la investigación en biología orientada a la fisiología
humana, a la medicina clínica, prevención, diagnóstico, tratamiento, tolerancia y severidad o la prevalencia de
una enfermedad en específico (Valdés, et al., 2012).
La Investigación básica: mejora el conocimiento de los procesos celulares, bioquímicos y moleculares
implicados en las causas y mecanismos de la enfermedad, determinando la importancia de aspectos
epigenéticos en el proceso, por lo que se realiza en el laboratorio trabajando con modelos animales, tejidos,
células o fracciones celulares humanos, así como organoides.
29
La Investigación clínica: se realiza en seres humanos, incluye estudios que evalúan el beneficio
(eficacia), seguridad o los efectos adversos de intervenciones terapéuticas de problemas clínicos y enfocados al
conocimiento de la historia natural de la enfermedad que puedan evitarse del desarrollo y comportamiento de
intervenciones novedosas, como nuevos medicamentos, dispositivos o tratamientos para enfermedades
específicas, por lo que requiere de la participación activa de la población diana (pacientes), siendo por ello
regida por normas éticas y científicas cuyo cumplimiento permite asegurar los derechos, seguridad, dignidad y
bienestar de los participantes.
Existen diferentes tipos de estudios sobre la historia natural de la enfermedad; estudios de detección de
enfermedades o trastornos; y estudios de diagnóstico (determinan pruebas o procedimientos diagnósticos).
En particular, las investigaciones denominadas ensayos clínicos son los que evalúan el efecto de
intervención, ya sea con nuevos tratamientos o combinaciones de medicamentos o procedimientos
quirúrgicos, entre otros, y para que tengan una validez se exige que cuenten con un grupo control, la
asignación debe ser aleatoria y además que cubran una serie de criterios denominados Buenas Prácticas
Clínicas (National Institutes of Health, 2022). La evaluación de una intervención, por ejemplo, de un
fármaco, requiere una investigación inicial en el laboratorio o “fase preclínica”, siendo, de tal manera, los
estudios preliminares realizados antes de que el fármaco sea probado en seres humanos; se utilizan modelos
animales o ensayos en el laboratorio, con el fin de evaluar la farmacocinética y farmacodinamia.
Posteriormente, los estudios que se llevan a cabo en seres humanos para probar la eficacia y seguridad de una
intervención cuyo requisito es una distribución aleatoria, son llamados ensayos clínicos aleatorizados (ECA) y
deben pasar por 4 fases.
Los ECA fase I (20-100 voluntarios sanos), evalúan seguridad y farmacocinética; fase II (300-1000
enfermos), evalúan eficacia, dosis, seguridad y farmacodinamia (fase I y II denominados exploratorios); fase III
(1000-3000 enfermos), evalúan la tolerancia, los efectos secundarios, y la confirmación de seguridad),
generalmente son multicéntricos porque participan diversas instituciones de salud para lograr el tamaño de la
población a estudiar y mejorar la validez externa; fase IV (miles de enfermos, posteriores a la comercialización
o mercadeo) (Arguedas Arguedas, 2010; National Institutes of Health, 2022).
La Investigación traslacional: aplica la transferencia de desarrollos o hallazgos científicos (productos
o metodologías) realizados en el laboratorio a la resolución de problemas médicos (Arguedas Arguedas,
2010). Desde 1990, se ha utilizado el concepto y se han generado diferentes modelos, actualmente en la
traslación se utilizan 4 etapas: T1 investigación básica con posibilidades para la aplicación clínica, T2 los
estudios de eficacia y su verdadero potencial clínico (guías basadas en evidencias), T3 recomendaciones y,
T4 la evaluación de los resultados en la comunidad o población y su análisis a nivel de salud pública
(Valdés etal., 2018).
Transición entre la investigación biomédica y la clínica
Toda investigación científico biológica conlleva un ciclo, al igual que lo hace el clínico (médico) para llegar a
emitir un diagnóstico, ya que ambos desean obtener un conocimiento de manera sistemática, sin embargo, lo
que los diferencia es que el objetivo médico no sólo se logra al emitir el diagnóstico de enfermedad, sino que
también debe establecer una estrategia para hacer algo al respecto mejorando la salud humana convirtiéndose
en conocimiento aplicado, de tal manera que la investigación biomédica podría considerarse propiamente
traslacional debido a que su objetivo consiste en aplicar los hallazgos de la investigación básica a la resolución
de problemas médicos cotidianos (Vodovtz & Gary, 2015).
30
Existe una brecha entre los descubrimientos en el laboratorio (del banco) y su aplicación en la atención
a los enfermos (a la cama), generalmente por problemas en la investigación biomédica preclínica (antes de
iniciar la experimentación en humanos), ya que tienen poca o nula reproducibilidad contribuyendo a un gasto
innecesario de dinero o de materiales a la investigación y por consiguiente a un retraso en el desarrollo de
nuevas intervenciones médicas (Pons & Adam, 2018). Se hace entonces necesario que las intervenciones
estudiadas y comprobadas (investigación clínica) deban ser implementadas en la práctica médica diaria de tal
manera que ambas brinden las preguntas de investigación necesarias para la realización de investigación
biomédica (Krueger etal., 2019).
La investigación biomédica trabaja con base en un nivel individual, estudiando el cuerpo humano sin
reconocer un proceso social como parte de la cadena causal de la enfermedad, no obstante, toda investigación
debe ofrecer beneficios para la población o comunidad en estudio, pero cuando se trata de ensayos clínicos
resulta difícil brindar beneficios terapéuticos inmediatos por la poca certeza de lograrlos, siendo entonces el
valor social generado por dicha investigación lo que resultará significativo para la sociedad en la que se realiza
la investigación, de tal suerte que los daños a los que pudieran ser expuestos los sujetos de investigación se
vean compensados por el conocimiento generado para determinado lugar, como por ejemplo con su relación
con la clase social a la que pertenece la enfermedad en estudio (Páez Moreno, 2021). De tal manera que la
investigación biomédica de inicio debería partir de temas prioritarios o que surjan de las necesidades del
paciente o del médico tratante, y más preciso sería hacer estudios de mercadeo que permitan conocer las
verdaderas necesidades de la población.
Ante esto, la investigación traslacional tiene el compromiso no sólo de aplicar los resultados de la
investigación en la práctica clínica, sino también generar un impacto en las políticas de atención a la salud
abordando las necesidades de los problemas del mundo real a la investigación biomédica, estableciendo así
una cooperación evidente entre la ciencia y la comunidad, con aspectos bioéticos que buscan que los
resultados de nuevas investigaciones actúen en la mejora de la salud de los pacientes y de la comunidad más
allá del ámbito de la ciencia médica, por lo tanto, la traslación está relacionada también con la comunicación
proactiva de sus logros científicos a sus interesados, al público mediante la participación y compromiso de la
comunidad, a la industria mediante la transferencia de tecnología y al gobierno a través de asociaciones
(Krueger etal., 2019).
De tal manera que, cuando se habla de investigación traslacional se debe de entender como un modelo
de investigación que incluye la calidad, utilización y el beneficio de la investigación biomédica en el que
convergen diferentes actores como la academia, la práctica médica, legisladores y científicos clínicos
considerado el mecanismo ideal para cerrar la brecha entre el laboratorio y la cama del paciente. No obstante,
para que se comprenda mejor la investigación traslacional es necesario que las preguntas de investigación
biomédica surjan de los problemas a los cuales se enfrentan los médicos en su propia investigación y en su
práctica clínica, para lo cual se requiere de una estructura profesional en donde cobra importancia la
interdisciplinariedad y el trabajo en equipo con cooperación externa, es decir, la industria privada con vistas
no sólo de convertirse en la fuente de financiamiento para la investigación, sino en una forma de mejorar la
eficacia de la investigación traslacional integrando a la academia, científicos sociales y de humanidades,
profesionales de la salud, pacientes, grupos sociales y la industria como actores involucrados y socios
potenciales en la misma, reconociendo además que existen otras especialidades y dominios profesionales que
también realizan ciencia biomédica, como la enfermería, la bioinformática, y la investigación en salud pública
(Krueger et al., 2019).
31
Es de entenderse que para que la investigación biomédica resulte exitosa dependerá del talento y la
dedicación del equipo de científicos que trabajan en ella, siendo los grupos de investigación una de las
modalidades de asociación más comunes entre científicos de diferentes organizaciones como laboratorios,
universidades, hospitales, etc. Sin embargo, los grupos de investigación deben tener un líder, el cual debe ser
competente para regular las relaciones interpersonales entre los miembros del grupo y que, gracias a su
formación académica, experiencia investigativa, resultados científicos, iniciativa, creatividad, desempeño y
carisma, es considerado capaz de motivar, agrupar y guiar a otros investigadores y/o estudiantes en la
realización de proyectos de investigación pertinentes y novedosos a la vez que investiga, escribe, enseña y
ayuda a resolver problemas, siempre asociado al trabajo en equipo y nunca como investigador solitario (Pi,
2022). Quiere decir que para que se considere que se han desarrollado las capacidades de un grupo de
investigación es porque se ha realizado un esfuerzo conjunto entre los integrantes evidenciado por la
obtención de recursos suficientes y el apoyo de las partes interesadas que garantizan la eficiencia, rentabilidad
y sostenibilidad de los proyectos de investigación (Li etal., 2018).
Bioemprendimiento
El bioemprendimiento como área de oportunidad de la investigación biomédica cobra importancia
considerando que el término de investigación traslacional surge de los debates sobre la falta de innovación a
consecuencia de la deficiencia en la transferencia de conocimientos entre el laboratorio y la clínica comparado
con el dinero gastado, por ello, se reconoce que la investigación traslacional no tiene sentido si no cuenta con
una infraestructura tecnológica que provea de recursos y servicios generales para apoyar la investigación
convirtiéndola en eficaz y eficiente, ya que es considerada en la mejoría de la atención médica tan importante
como la ciencia (Krueger et al., 2019).
Se estima que existe una falta de reproducibilidad del 50% en los estudios preclínicos evaluados, lo cual
se traduce en un alto costo económico, cuyas principales causas son por falta de reactivos biológicos y
materiales de referencia, por el diseño de los estudios, por los protocolos de laboratorio o por problemas en el
análisis de datos y de publicación de los mismos (Pons & Adam, 2018).
Niveles de Maduración Tecnológica
Ante esto, debemos comprender que para el estudio y generación de innovación en salud, el punto de
partida son los estudios biomédicos (básicos y preclínicos o bioinformáticos), luego se desarrollan los
ensayos clínicos en sus respectivas Fases I, II, III y IV. A su vez, el proceso de medicina traslacional se
categoriza en 4 niveles de traslación desde T1 en humanos, T2 en pacientes, T3 ensayos clínicos y T4 en
comunidad, siendo hasta aquí la interacción entre los profesionales de la salud o con la industria
farmacéutica para su desarrollo.
Si se pretende que el potencial de desarrollo de la innovación sea llevado a un desarrollo tecnológico,
implicará diferentes etapas que conllevarán a que un descubrimiento pueda transitar desde la investigación
científica básica hasta llegar al usuario o al paciente. Para lograr esto se ha adaptado la metodología de la
NASA denominada Technology Readiness Level o Nivel de Maduración Tecnológica o TRL’s. que van del 0 al
9. Hasta el nivel 3 o 4 son las investigaciones básicas, se desarrollan en el laboratorio, posteriormente tienen
que validarse, desarrollarse prototipos y lograr escalarse para una producción mayor (Ibáñez de Aldecoa
Quintana, s/f).
32
El nivel de maduración tecnológica permite llevar una idea original hasta su comercialización, con una
ruta clara y cuantificable o medible, permite identificar la capacidad de innovación que pueda llegar a obtener
sus máximas capacidades. Lo anterior requiere que los equipos de investigación básica, clínica y de
mercadotecnia trabajen unidos desde el principio y con la visión de desarrollar productos innovadores.
A partir de la encuesta nacional realizada por el INEGI en 2017 sobre investigación y desarrollo
tecnológico (ESIDET), que incluyó a 12,159 empresas y 1,045 instituciones, en 2021 se realizó un estudio
de la capacidad de innovación de empresas e instituciones por estado de la República Mexicana,
identificaron que la capacidad de patentar varía en función cuadrática con la capacidad de adaptar y
modificar tecnologías. El estudio muestra una fuerte concentración en la capacidad de registrar patentes
tanto en la ciudad de México y el Distrito Federal, posiblemente por la concentración de instituciones
educativas que realizan investigación. Sin embargo, si se compara sólo la Ciudad de México, Jalisco tiene
mayor número de empresas e instituciones en los diferentes niveles de maduración tecnológica (Ollivier
etal., 2021), esto es posible en gran medida por el apoyo que desde el año 2000 ha brindado el Consejo
Estatal de Ciencia y Tecnología de Jalisco (COECYTJAL) con el objetivo de promover la creación y
vinculación de nuevos institutos de investigación y desarrollo tecnológico, fundamentalmente del sector
productivo, académico y social en el estado.
Para lograr esto, centros públicos o privados de investigación y desarrollo han implementado
“incubadoras de empresas” que van dirigidas a que se desarrollen productos o servicios desde un inicio, en la
etapa de diseño o prototipo, y puedan apoyar el desarrollo de empresas o negocios, desde la gestión de un plan
de negocios, marketing, estudios de finanzas, etc.
Propiedad intelectual
Las patentes son el instrumento para que el creador o creadores protejan sus derechos de propiedad intelectual
y son un indicador de crecimiento y consolidación de las economías.
La investigación traslacional que transita de la investigación básica a clínica, requiere diferentes actores y
redes, y cuando se inicia debe de identificarse a los creadores o participantes y a quien pertenecen los derechos
si el recurso humano se desempeña en una institución o centro de desarrollo. Los acuerdos, contratos, cartas
de confidencialidad, así como los derechos de los autores, deben quedar claros desde un inicio.
La investigación biomédica que se genere en un país no podría trascender sin el reconocimiento de que
el desarrollo de la ciencia y la tecnología son indispensables para su progreso cultural, social y económico,
empezando con la formación de talento humano beneficiado con becas o fondos económicos, apoyando a la
investigación científica en pro de su calidad y viabilidad, e incentivando a la industria privada mediante
estímulos fiscales que favorezcan el interés de los empresarios que desean apoyar a la investigación biomédica
básica y aplicada (Pérez Tamayo, 2004). Es precisamente aquí donde el trabajo realizado por grupos o redes
de investigación se ve reflejado en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación, mediante su
formulación y ejecución de proyectos que conllevan al aporte de nuevos conocimientos mediante la
generación de productos científicos (Pi, 2022).
Conclusiones
La investigación, desarrollo e innovación en ciencias de la salud, deben propiciarse para el impulso y
competitividad tanto en la creación como en la consolidación de empresas, que requieren de una red
33
profesional de apoyo multidisciplinaria que incluya no sólo a investigadores o clínicos sino a personal que
favorezca el desarrollo tecnológico y su implementación en el mercado y reciba un valor social o comercial
hasta llegar a los tomadores de decisiones y al usuario final.
Resulta prioritario que las Universidades públicas y/o privadas en donde se lleven a cabo proyectos
de investigación por científicos cualificados, generen redes o grupos de apoyo que faciliten la
comercialización de sus productos una vez que han pasado por las fases correspondientes, de tal manera
que también las instituciones académicas sean consideradas una fuente de desarrollo tecnológico y de
oportunidades de mercadeo.
Referencias
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34
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Vodovtz, Y., & Gary, A. (2015). A Brief History of Biomedical Research up to the Molcular Biology
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35
Escenarios del campo agrícola
ante el cambio climático
Alejandro Garza Galicia1
Resumen
El cambio climático es uno de los mayores desafíos que está enfrentando la humanidad, está transformando la
vida de los habitantes del planeta; el aumento en la temperatura global ha provocado olas de calor más
intensas, incendios, sequías e inundaciones que desafortunadamente, por la falta de políticas públicas e
intereses económicos mundiales seguirán aumentando los impactos en todos los sectores, presentándose con
mayor incidencia en la salud y la producción alimentaria, disminuyendo la eficiencia de las cosechas, erosión
de los campos, baja disponibilidad del suelo para cultivar productos, alteración de los ciclos agrícolas y
biológicos por la modificación de los temporales de lluvia; se ha pronosticado que los cultivos como el maíz y
el trigo tendrán muy bajas eficiencias para los años 2050, lo que provocará una gran inestabilidad económica,
pero sobre todo social. En estos momentos se deben replantear desde otras áreas estrategias para enfrentar
estos cambios y aprovechar la ciencia y la tecnología en beneficio de los productores y de las cadenas verdes
que se están desarrollando con el objetivo de mantener el ritmo de producción alimentaria bajo un esquema
de conservación de los suelos, la microbiología de los lugares y recobrar la capacidad de las cosechas, no es
sencillo pero las ciencias agrícolas, biotecnológicas, energéticas y la electrónica presentan un panorama que
muchos emprendedores están aprovechando bajo un esquema de planeación y proyección estratégica que
replantee la combinación de cultivos sobre una base de agroecología, utilización de control, automatización,
robótica y la inteligencia artificial.
Palabras clave: Cambio climático, huella de carbono, alimentación, Agricultura sustentable.
Introducción
Una de las actividades más importantes para las sociedades es, sin duda, la agricultura, siendo ésta la base para
la sobrevivencia de la humanidad a través de los diferentes cultivos, frutos, vegetales, cereales, hortalizas,
verduras; constituyen junto con la pesca y la ganadería los mecanismos para satisfacer de alimentos a más de
un billón de habitantes en el mundo. Al mismo tiempo es uno de los indicadores económicos que reflejan el
36
1 Doctor en Agua y Energía; Investigador; Universidad del Valle de Atemajac UNIVA campus Guadalajara; a.garza@univa.mx
desempeño de las actividades comerciales y financieras de cualquier nación, para México, conforma un
mecanismo que muestra el grado de desarrollo y la inercia con la que se mueve el país en términos de
crecimiento, valorándose por los distintos productos, sus capacidades de producción, el número de empleos
que genera, las cadenas productivas en las cuales se encuentra inmersa, el número de empresas que se crearon,
que se están creando y surgirán en un futuro. Definitivamente esta actividad estructura un sinnúmero de
aspectos científicos, tecnológicos, económicos, financieros, sociales e inclusive culturales que a lo largo de la
historia de la humanidad se han vuelto un esquema interrelacionado que a los gobiernos les es complejo
administrar por la gran demanda de alimentos que se ha generado y que desafortunadamente no se alcanza a
satisfacer (López, Cortés, 2016).
En los últimos años, la problemática en la operación de la agricultura se ha acentuado por las
deficientes políticas públicas y la crisis que el medio ambiente enfrenta; históricamente la agricultura ha
sido un motor de crecimiento y desarrollo, en los años 1960’s a pesar de la crisis mercantil, fue un pilar
para la estabilización de la economía ya que se presentó una gran cantidad de migración de las zonas
agrícolas a las ciudades que fue compensada por la inversión de diferentes empresas, sobre todo
trasnacionales, que inyectaron tecnología, nuevas formas de producción y explotación de cultivos para
procesados y exportación (López, Cortés, 2016).
Actualmente la actividad agrícola está inmersa en una administración de ejes, como el natural donde
identificamos al suelo, el clima, la radiación solar, la presión atmosférica, la geoquímica y sobre todo la
disponibilidad hídrica; al mismo tiempo de un eje tecnificado que llega al uso combinado de mano de obra
con maquinaria para aumentar la capacidad de producción y acelerar los tiempos de cosecha, por otro lado un
eje empresarial que administra las altas demandas que presionan los mercados nacionales e internacionales; un
claro ejemplo de este panorama lo representa el aguacate, con una producción de 2.4 millones de toneladas en
el año 2020 (Cruz, Caamal, Verna, Fernández, Reza, 2022), un producto representativo a nivel mundial que
ha sido catalogado por su desarrollo como un fruto de muy alto nivel de rentabilidad. Otros productos como
el agave, los frutos rojos o bien llamados “berries”, algunas frutas han alcanzado una explotación como el
aguacate; desde un punto de vista de producción y desarrollo han sido un éxito por el crecimiento económico
que han alcanzado, el grado de tecnificación ha sido muy importante, se han creado miles de empleos
generando polos de desarrollo, aunque no todo es positivo: esta muy alta demanda y excesiva necesidad de
incrementar la producción ha dejado un sinnúmero de afectaciones.
Al utilizar grandes cantidades de los recursos naturales del medio ambiente, la actividad agrícola pasó de
ser un esquema tradicional, como se hacía en las primeras culturas en donde se araba la tierra de manera
manual o con la yunta, caracterizada por una baja utilización de energía, esperando el temporal de lluvias y
levantando la cosecha de forma artesanal, ahora el esquema industrializado donde las máquinas van
cosechando e inyectando un robustecedor o fertilizante químico y altas dosis de plaguicidas al suelo,
utilizándose una gran cantidad de combustible, de esta manera se obtiene un mayor rendimiento y dándose la
utilización del agua de cauces, lagunas o en el peor de los casos bombeando del subsuelo, agotando la altura
piezométrica de los mantos acuíferos; de esta forma se empezó a degradar la calidad del suelo generando un
incuantificable impacto al medio ambiente que sumado a los efectos de calentamiento global han provocado
una gran cantidad de afectaciones, sobre todo a la disponibilidad de los productos y por consecuencia a los
precios (Bernal, Velasco, Morales, Hernández, Orozco, López, 2020).
Al mismo tiempo, la población mundial va creciendo conjuntamente con la demanda de alimentos,
con una característica muy particular que es el movimiento de los productos, alimentos que van de un país
a otro, de un continente a otro, por lo que su logística de exportación acarrea una alta huella de carbono en
37
una gran variedad de productos. Sin duda, este ritmo de crecimiento hace que los efectos del calentamiento
global se acentúen afectando los cultivos y los ecosistemas, presentándose alteraciones a los ciclos
climatológicos y fenómenos atmosféricos de gran impacto como los golpes de calor, las sequías, incendios
de gran magnitud, huracanes, inundaciones que hacen que los campos de cultivo se degraden y empiece su
erosión, volviéndose un problema de enormes magnitudes para las naciones del mundo (Shahsavari,
Karandish, Haghighatjou, 2019).
Con el crecimiento de la industria agrícola viene acentuándose el fenómeno del cambio climático;
históricamente este calentamiento global del planeta Tierra se ha presentado por el incremento de la
temperatura promedio de la atmósfera debido a la acumulación de gases efecto invernadero, principalmente el
bióxido de carbono CO2 y el metano CH4, y otros en menor proporción que cubren la atmósfera generando
una capa que absorbe los rayos del sol y no permite reflejarlos, con lo que se consigue el efecto de un
invernadero, incrementando la temperatura y provocando una serie de desequilibrios físicos, químicos y
biológicos en el medio ambiente y en todo ser que habita sobre la Tierra; este efecto ha sido estudiando y
modelado a través del tiempo y la NASA lo reporta como se muestra en la Gráfica 1, mostrando una
tendencia que será muy difícil revertir (Newell, Taylor, Touni, 2018).
Gráfica 1. Variación de la temperatura media global desde 1880
Fuente: NASA. Goddard Institute for Space Studies, 2008
Esta variación en el comportamiento de la temperatura se viene monitoreando como un indicador de
los fuertes cambios climatológicos y la aparición de fenómenos meteorológicos cada vez más intensos como
tormentas y huracanes; se estima que la tendencia podrá alcanzar los 2 °C de variación al año 2050, situación
que muchos de los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático han desestimado por el
ritmo de utilización de combustibles fósiles y estiman que este incremento no esté nada lejos de nuestros
tiempos actuales, por lo cual pronostican una posible crisis alimentaria por la escasez de agua que se podría
38
derivar por el incremento de temperatura, pero sobre todo por una falta de medidas que luchen en contra del
cambio climático.
Sin duda que el fenómeno del cambio climático está asociado a la excesiva dependencia energética de los
derivados del crudo, que ha sido la base para el desarrollo de la humanidad, sobre todo después de la Segunda
Guerra Mundial a través de la industrialización, la fabricación en masa de productos, el florecimiento de las
comunicaciones, la movilidad, la computación, la aparición de nuevos materiales, la robótica, los avances en
medicina y tratamientos y sobre todo una industria agrícola y alimentaria que debe alimentar a un poco más
de 7 mil 500 millones de habitantes sobre el planeta. Desafortunadamente este gran desarrollo en todos los
campos rebasó por completo las medidas preventivas en cuidado de la diversidad y el medio ambiente, las
presiones e intereses económicos de los países industrializados han puesto a las políticas públicas en una
coyuntura que al momento no permite la transformación hacia una sociedad y sobre todo un campo agrícola
sustentable (López, Cortés, 2016).
El panorama a corto plazo para comenzar esta transformación se ve complejo por una falta de
compromiso hacia una política energética basada en energías renovables y la todavía disponibilidad de crudo;
en el balance energético de México menos del 20% de la energía se produce con fuentes, de esta forma, la
transición energética se encuentra en una coyuntura todavía favorable a los fósiles, con un peso económico y
político de las naciones que lo controlan y desafortunadamente asociado a un crecimiento de muchas
economías por la utilización de estos combustibles llamados “sucios”, por lo que muchos gobiernos los ven
todavía como generadores de riqueza, como es el caso de México, que está construyendo una central
petroquímica y adquirió otra en los Estados Unidos de América.
Los factores ambiental, energético y agrícola convergen en una problemática sustancial y mientras no
haya una política de cuidado al medio ambiente, se planteen nuevas estrategias para producir los energéticos
ecológicos y las prácticas agrícolas comiencen a proteger el suelo y sus recursos, la producción agrícola y la
disposición de alimentos se pondrá en riesgo hasta llegar a una crisis como muchos científicos ya lo han
pronosticado (Hernández, 2018). Bajo este marco introductorio, el presente trabajo pretende caracterizar los
principales mecanismos sustentables que ha implementado el sector agrícola a partir de las condicionantes y
los escenarios que manifiesta el cambio climático.
Biotecnología agrícola
La agricultura está enfrentando una de las crisis más agudas en la historia de la sociedad moderna, los
mecanismos nativos de las culturas azteca, maya, inca o egipcia que vinieron utilizándose hasta antes de la
Segunda Guerra Mundial se transformaron en una producción para satisfacer la alta demanda y los intereses
económicos, basándose en el uso de fertilizantes a base de urea para la fijación de nitrógeno que resulta un
esquema que utiliza enormes recursos hídricos, altamente contaminante y demandante de energía,
convirtiendo a las cosechas en monocultivos como el maíz, aguacate, el café y la uva, que han tenido una muy
alta rentabilidad pero a un costo ambiental muy alto (Hernández, 2018).
Ante estas condiciones se han venido investigando, desarrollando y experimentando técnicas
biológicas y bioquímicas que se asemejan a las utilizadas por las antiguas culturas, de forma que se pone
como punto de referencia la conservación de la biodiversidad y la recuperación de los ciclos naturales; los
esquemas planteados en estos procedimientos utilizan los procesos biológicos naturales a base de la
funcionalidad de la materia orgánica que regenera e inyecta los nutrientes que requiere el suelo para su
conservación, esto significa alcanzar los ciclos de interacción natural como lo es presa/depredador, en el
39
caso del suelo maleza y cultivo, bajo la dinámica y funciones naturales con la menor intervención de
agentes externos y sin impacto al medio ambiente.
Autores como Chiurciu, Filip, Chițonu, Maierean, Burnichi, Toader, Enea, Trifan, Rîșnoveanu, 2020,
reportan la técnica biotecnológica del ciclaje como un proceso vital para la recuperación sustentable de los
nutrientes sobre el nivel y por debajo del suelo manteniendo las relaciones asociativas de los cultivos con
micro-organismos como microrrizas y fijadores simbióticos de nitrógeno alcanzándose con el abordaje de
biomasa del temporal en paca o especies leguminosas que inclusive controlan plagas. Otra de las técnicas que
se empezaron a utilizar con un principio biológico fue el compost de desecho de las especies nativas
manteniendo la humedad del suelo y la producción de micro-organismos que benefician al suelo, al igual que
el uso del Bocachi, nombre que recibe el compost de materia orgánica que beneficia al cultivo manteniendo la
geoquímica del suelo, a estas técnicas se suma la utilización del humus de la lombricomposta con un alto valor
de nutrientes y microorganismos que benefician tanto al cultivo como al suelo, conformando un recuperador
de los componentes del subsuelo, al mismo tiempo es una técnica para aprovechamiento de los residuos
orgánicos de alimentos y animales, representando una forma de disponerlos, reutilizarlos e integrarlos al ciclo
de producción, de esta forma los ecosistemas alcanzan un equilibrio considerando todos sus componentes,
constituyendo una base para la agroeconomía socialmente sustentable (KC M, Lamichhane, 2021).
Imagen 1. Lecho Lombricomposta
Fuente: Jefatura de Investigación UNIVA campus Guadalajara.
Los sistemas de protección biológica de los cultivos se han consolidado en la combinación de las
diferentes técnicas, es decir, el abordaje de materia orgánica o también llamada cobertura combinado con
lombrices que generan composta haciendo un colchón de biomasa que al mismo tiempo que mantiene la
humedad, es un almacén de insectos que controlan plagas, crean microorganismos que ayudan a la
desmineralización de los nutrientes y por ende llegan a necesitar hasta un tercio menos del riego necesario
que sumado a especies complementarias como el canelón para fijación de nitrógeno y la propagación de
especies como micro avispas para control de plagas que permite prácticamente la eliminación de uso de
plaguicidas haciendo menos contaminante el área y al mismo tiempo menor riesgo para las personas que
40
trabajan en estos campos. Los agricultores han empezado a ver en las practicas agroecológicas beneficios
directos en el valor de nutrientes de sus suelos, menor consumo de agua, el aumento de la capacidad de
producción y la menor inversión sobre todo en urea, fertilizantes y plaguicidas (Jigau, Tofan, Placinta,
Barsan, Jilgau, Bors, Cojocaru, 2019).
En esta área de la agricultura agroecológica se ha venido experimentando de varias formas, debido a las
características de los cultivos, la biodiversidad en el ecosistema y la presencia de animales de granja; (López,
Cortés, 2016) reporta una gestión basada en la utilización de técnicas biotecnológicas y la rotación del ganado
para pastoreo por zonas, mientras el ganado pastorea y deposita estiércol sobre este campo, la siguiente
temporada esta misma sección es cultivada con los nutrientes dejados por el pastoreo, esta nueva forma de
producción, reporta una mayor rentabilidad, productos de mejor calidad, una mejora en la actividad orgánica
del ganado y sobre todo la integración a cadenas de suministro a mercados con especificaciones de libre
utilización de agentes químicos, por lo que cada vez a más productores les interesa la capacitación en
agrobiotecnología y mejores prácticas en el campo (SAGARPA, 2017). El campo experimental ha avanzado
hasta llegar al cultivo orgánico que produce cultivos sin la utilización de elementos químicos o sintéticos y
donde se utiliza el proceso de fermentación como base para producir los sustratos combinado con residuos de
coco, carbón vegetal y estiércol de puerco, resultando una técnica muy rentable como lo mencionan Newell,
Taylor y Touni (2018) y SAGARPA lo confirma en un campo experimental donde agricultores tradicionales
transformaron sus técnicas en procedimientos científicos que al llevarlos a sus parcelas han alcanzado grandes
beneficios como la venta a mercados orgánicos en Europa y Canadá.
No obstante al impulso de las practicas biotecnológicas, el cambio climático juega un papel
fundamental por las alteraciones en los ciclos hidrológicos, al modificarse las condiciones físico químicas de
los ecosistemas y acumularse mayores cantidades de bióxido de carbono en la atmósfera, de esta forma la
protección hídrica se vuelve una de las prácticas más sustentables para la conservación de la materia
orgánica y la regeneración de los nutrientes, por lo que de manera estratégica se han replanteado la gestión
y la administración de las cuencas para mantener el nivel freático y conservar las aguas profundas y
geológicas (Shahsavari, Karandish, Haghighatjou, 2019). Sin embargo, no ha sido suficiente en la mayor
parte de la agricultura industrial, ya que se bombea desde grandes profundidades para mantener el riego y
cumplir con las demandas comerciales abatiendo el manto acuífero (Bernal, Velasco, Morales, Hernández,
Orozco, López, 2020).
Tecnología en la Agricultura
Otro de los aspectos a mencionar cuando se trata de disminuir las afectaciones del cambio climático a la
producción agrícola, sin duda, es la utilización de la tecnología y cuando se habla de esta área debemos
visualizar al control digital, la automatización, sensores, actuadores, manipuladores e inclusive robots con
inteligencia artificial; sin embargo, el acceso a esta tecnología está limitada sólo a los grandes productores
de cultivos de alta demanda, por lo que muchas de las empresas en este campo han desarrollado soluciones
más esbeltas y con el top de los avances como la nanotecnología y la inteligencia artificial y lo interesante
para emprendedores, a costos relativamente atractivos para alcanzar utilidades para reinvertir.
Considerando que muchas de las actividades son repetitivas y en casos de riesgo la utilización de robots
para siembra, control de plagas y malas hierbas son cada vez más utilizados y lo importante es que la
inversión se paga en periodos de retornos relativamente cortos, de esta forma se están viendo técnicas de
precisión mejorando la capacidad de las parcelas y la evolución de los cultivos, al mismo tiempo que los
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equipos que trabajan van recolectando información para modelar nuevos esquemas y planificar de una
manera óptima y reduciendo los costos de operación.
El robot agrícola ya cuenta con la programación para orientarse en la parcela, detectar las condiciones
físicas y químicas del terreno y del cultivo, identificar color y textura, con lo cual puede dosificar nutrientes y
suplementos, cortar malas hierbas, controlar plagas a través de pulsos eléctricos, por lo que en algunos casos
pueden iniciar la siembra, la cosecha y controlar la parcela a través de la fertilización como el robot de la
compañía Small Robot Company.
Otro de los actores que han empezado a tener mucha actividad en los campos agrícolas, es sin duda el
robot dron, un equipo autónomo, capaz de moverse por coordenadas satelitales, registrar las condiciones de la
atmósfera y depositar las cantidades exactas de semillas en las posiciones georreferenciadas al mismo tiempo
que reporta en tiempo real las medidas físicas y el estado de maduración de los cultivos. Muchos de estos
aparatos ya se encuentran desplazándose y apoyando a las actividades productivas en miles de hectáreas, por lo
que no es un futuro lejano sino ya es una realidad su uso como lo indica el portal “EAVISION” indicando
que los modelos presentados ya tienen una gran demanda en los mercados y ferias agrícolas.
Resultados
Las condiciones en las que actualmente se están explotando los recursos del campo distan significativamente
de una condición sustentable y de adaptación al cambio climático, por el contrario, la disponibilidad del agua
cada vez es menor, la geoquímica del suelo se ha ido degradando por el uso de fertilizantes industriales como
la urea, las prácticas de monocultivo y la alteración de los ciclos climatológicos hacen que la velocidad de
degradación del suelo sea más rápida, lo que está provocando la disminución en la capacidad y calidad de los
productos, incrementando su costo, como lo mencionan (Kumar, Kolady, 2016).
Un aspecto sobresaliente es la aparición de una gran cantidad de plagas que diferentes autores
mencionan, desafortunadamente, han sido derivadas por las alteraciones a la biodiversidad de los sitios,
convirtiendo bosques en campos de cultivo como es el caso del aguacate, el problema se agudiza cuando se
empiezan a utilizar plaguicidas agresivos que contaminan sustancialmente el cultivo, el suelo, los mantos
acuíferos, alteran la fauna de insectos propios del ecosistema que podrían combatir las plagas, al combinarse
estos efectos y en grandes extensiones se modifica el hábitat, especies migran y ocurre un desequilibro de los
factores ambientales que globalmente abonan a la modificación de los ciclos hidrológicos.
La explotación de los monocultivos como el maíz, el aguacate, la uva, los frutos rojos, el café, por
mencionar algunos de los más importantes, es una práctica altamente rentable y constituye un soporte
económico para las sociedades, sin embargo, está muy alejada de los esquemas sustentables, carece de medidas
que conserven los recursos, utilizan grandes cantidades de agua, han modificado el ecosistema, han
contaminado sustancialmente con fertilizantes químicos el suelo y en muchos casos lo han erosionado
degradando los nutrientes, por lo que se ve una falta de capacitación en técnicas agroecológicas y el uso de la
tecnología para optimizar los recursos, sobre todo el agua en el caso de cultivos de riego.
Conclusiones
Los actuales esquemas de producción agrícola industrial utilizan mecanismos que están afectando
drásticamente la biodiversidad y rompen el equilibrio de los ecosistemas, utilizan fertilizantes químicos que
degeneran la calidad de los suelos y disminuyen los nutrientes, utilizan grandes cantidades de agua del
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subsuelo abatiendo los niveles de los mantos acuíferos; todos estos factores agudizan los efectos del cambio
climático modificando los ciclos hidrológicos y rompiendo la estabilidad de los ciclos naturales. De esta
forma se debe poner énfasis en la promoción de nuevos esquemas de siembra y cosecha, difusión del
conocimiento para la capacitación de técnicos en agricultura sustentable y utilización de tecnología de
punta en control, automatización, energías renovables y esquemas de certificación de productos orgánicos
que puedan ir transformando los actuales principios con los que productores y agricultores siembran e ir
dejando las usuales prácticas de monocultivos que demuestran que han sido el gran problema de la
degradación de la calidad de las tierras de cultivo, de igual forma el uso excesivo de fertilizantes químicos
que sean sustituidas por técnicas biotecnológicas de compostas recuperadoras de suelo. Se debe establecer el
control de las plagas con la disminución de los plaguicidas y la inserción de especies de la región que
puedan controlar la afectación del cultivo, sumando la administración de la rotación de los productos con
sus ciclos de descanso.
La vertiente de la modernización del sector agrícola es un factor que influye en la capacidad de
producción de los cultivos, pero al mismo tiempo será responsable del grado de afectación en la región, por lo
que aquellos que puedan alcanzar la transformación a una cultura agroecológica donde pone de manifiesto las
técnicas biotecnológicas, la conservación hídrica, el uso de fuentes de energía limpia, la tecnología robótica y
la inteligencia artificial, tendrán la oportunidad de entrar a los nuevos mercados orgánicos certificados y
pertenecer a cadenas verdes.
Las políticas públicas deben reconocer la actuación clave de los productores y sus cadenas productivas
para reorientar las actividades a promover la protección del suelo y sus componentes biológicos, un cambio
hacia una agricultura resiliente que disminuya la huella de carbono permitiendo acceso a financiamientos
accesibles a emprendedores, dirigiendo al campo a un ecosistema social sustentable que permita a la vez
producir alimentos y ser la fuente de vida de la biodiversidad que le rodea.
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