English: This essay explores the ties between religion, materiality and ethical behaviour, among the comunarios of Qaqachaka, an ayllu of around 10,000 Aymara and Quechua speakers in the highlands of the South-central Andes. These ties are examined in present day attitudes towards two of the principal tutelary saint-gods of the place: the patron saint called Tata Quri (Father Gold), a regional variant of Santa Vera Cruz with his feast day on 3rd May (“Cruz”) each year, and Mama Candelaria (Kanti layra), considered to be his wife, with her feast day at the beginning of February. Both gods are housed in the colonial church in Qaqachaka pueblo. However, the real Tata Quri in the form of a small cross (“cast from pure gold”) is kept in a wooden retablo-type of box, wrapped in layers of weavings “which change him into stone”, and guarded by the mayordomo feast sponsor of the saint’s feast day in his house under lock and key. Wrapped up in these various layers of cloth, the saint-god now called “Wrapped Lord” (K’iru tala) is considered by the majority of the comunarios (with the exception of the evangelists) as much more miraculous than the god held the church; in certain contexts he is even held to be a wak’a in the sense of a very powerful entity at a regional level, with echoes into the precolonial past. Our argument here is that with the new moral and ethical trends over the last decade, the comunarios, above all the women, are rethinking the ancient customs of wrapping this wak’a in weavings, repositioning these customs much more radically in relation to the ecological crisis that is beginning to be felt in the region.
Español: El presente ensayo explora los nexos entre religión, materialidad y el comportamiento ético, en los pobladores de Qaqachaka, un ayllu mayor de unos 10.000 pobladores (los comunaríos) aymara y quechua-hablantes en las tierras altas de los Andes surcentrales de Bolivia. Se examina estos nexos en las actitudes actuales hacia dos de los santos-dioses tutelares principales del lugar: el santo patronal llamado Tata Qurí (el “Padre Oro”), una variante regional de la Santa Vera Cruz con su fiesta el 3 de mayo o “Cruz” cada año, y lo que se percibe como su esposa, Mama Candelaria (Kantí layra), con su fiesta en el inicio de febrero. Ambos dioses se albergan en la iglesia del pueblo de Qaqachaka. Sin embargo, el verdadero Tata Qurí en forma de una pequeña cruz “fundida de puro oro” se guarda en una caja de madera de tipo retablo, envuelta con varios textiles “que le convierte en piedra” y custodiada por el mayordomo pasante de su fiesta patronal bajo llave en su casa. Por estar envuelto así con varias capas de textiles, se lo llama “el Señor envuelto” (K’iru tala) y aquella versión de Tata Qurí es considerada por la mayor parte de los comunaríos (con excepción de los evangélicos) mucho más milagrosa que el dios en la iglesia, contando en ciertos contextos con el apelativo wak’a, en sentido de una entidad muy poderosa a nivel regional con ecos del pasado precolonial. Nuestro argumento es que, bajo nuevas influencias morales y éticas en la última década, los comunarios, sobre todo las mujeres, se han puesto a repensar las costumbres antiguas de envolver las wak’as en textiles, haciendo que éstas se posicionen de manera mucho más radical en relación a la crisis ecológica que se comienza a sentir en la región.