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Reivindicar el cambio:
comunicación popular,
comunitaria y ciudadanía
en América Latina
EDICIONES
Reivindicar a mudança:
comunicação popular, comunitária
e cidadania na América Latina
Claiming change: popular,
community and citizenship
communication in Latin America
Washington Uranga / Sandra Meléndez-Labrador (COMPILADORES)
GT-8 ALAIC
Reivindicar el cambio:
comunicación popular,
comunitaria y ciudadanía
en América Latina
Reivindicar a mudança:
comunicação popular, comunitária
e cidadania na América Latina
Claiming change: popular, community and
citizenship communication in Latin America
WASHINGTON URANGA, SANDRA MELÉNDEZ-LABRADOR
(COMPILADORES)
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN:
Ana Uranga B.
2o edición, 2023
© ALAIC
© Huvaití Ediciones
ISBN: 978-987-48620-3-7
Queda prohibida la reproducción total o parcial de la obra
sin el permiso previo y por escrito de la editorial.
Reservados todos los derechos.
Hecho el depósito que marca la Ley 11.723
Enero 2023
Reivindicar el cambio : comunicación popular, comunitaria y ciudadanía en América
Latina / Cicilia M. Krohling Peruzzo ... [et al.] ; compilación de Washington Uranga ;
Sandra Meléndez-Labrador. - 2a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Huvaití
Ediciones, 2023.
Libro digital, PDF
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-48620-3-7
1. Comunicación. 2. Ciudadanía. I. Krohling Peruzzo, Cicilia M. II. Uranga,
Washington, comp. III. Meléndez-Labrador, Sandra, comp.
CDD 302.2098
Índice
Prólogo 9
Tanius Karam
I. EPISTEMOLÓGICO Y CONCEPTUAL 19
1. Matrizes epistemológicas da comunicação popular
Cicilia M. Krohling Peruzzo (Brasil) 21
2. Los territorios comunicacionales y los mapas ciudadanos.
Una mirada sobre la Comunicación Comunitaria hoy
Martín Martínez Puga, Lucía Olivari Condenanza (Uruguay) 41
3. Comunicador Popular na América Latina: atores que fazem as pontes
Nivea Canalli Bona (Brasil) 59
4. Midiatização Latina: uma perspectiva crítica sobre os impactos sociais
da comunicação digital no cenário popular, comunitário e cidadão
Patrícia Gonçalves Saldanha (Brasil) 79
5. Investigación educativa y comunicación popular: reexiones
desde la interculturalidad crítica latinoamericana
Víctor A. Díaz Esteves (Chile) y Paola A. Vargas Moreno (México) 97
II. HISTÓRICO Y COYUNTURAL 121
6. A sustentabilidade nas políticas públicas
para o audiovisual comunitario
Adilson Vaz Cabral Filho (Brasil) 123
7. A comunicação popular e comunitária face
à pandemia e às mudanças climáticas
Ana Cristina Suzina (Brasil – Reino Unido) 137
8. Entender la altercomunicación en contextos de transicionalidad
conicto/paz en Colombia
Andrés Felipe Ortiz Gordillo (Colombia) 155
9. FM Pachakuti. Una década de comunicación kolla
en la puna argentina
Emilse Siares (Argentina) 173
10. INCUPO: Comunicación comunitaria
y educación popular desde nes de los ‘60
María Cecilia Telleria (Argentina) 191
11. Museos comunitarios en Latinoamérica y Argentina:
historias, presente y futuro
Mirta Amati y Cecilia Vilalta (Argentina) 209
12. Narrativa paralímpica latinoamericana
¿un proyecto identitario y mediático en construcción?
Sandra Meléndez-Labrador (Colombia) 229
III. MEDIÁTICO Y MEDIATIZADO 249
13. Experiencias y regulaciones estatales de radios escolares
del Litoral Argentino
Diego Bogarin y Lucía Marioni (Argentina) 251
14. Ilusão e realidade da participação e interação na web radio
Esmeralda Villegas Uribe (Colombia) 271
15. Ver cine con otras y otros: la imagen cinematográca
en diálogo. Experiencia comunitaria en Medellín, Colombia.
Juan David Parra Orozco (Colombia) 293
16. Estrategia de formación transmedia
para la radio comunitaria
de Colombia
Marisol Mesa Galicia, Juan Andrés Romero Prada,
Yeison Camilo Conde González (Colombia) 317
17. Potencialidad del espacio público proletario / contra hegemónico en
los intersticios del espacio público burgués: producción y circulación
de contenidos de comunicación comunitaria
Nidia Cristina Abatedaga, Santiago Bonacci
y María Ordoñez (Argentina) 345
18. A criação de fancs acessíveis do Pequeno Príncipe na perspectiva
da Educomunicação com Acessibilidade Comunicativa
Eduarda Reolon De Matos
Marco Antonio Bonito (Brasil) 367
Quienes escriben 381
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GT 8: Comunicación Popular,
Comunitaria y Ciudadanía
Una de las tradiciones más sentidas e importantes de la comunicología
latinoamericana ha sido la tradición popular, alternativa, comunitaria
y ciudadana. Conforme las tecnologías audiovisuales se desarrollaron
y sobrevinieron la industria, el consumo masivo, la relación con los po-
deres en turno, en la región se fueron desarrollando experiencias de
uso de los medios con un fuerte contenido social, comunitario, político
que se agrupaba en la idea de otra comunicación respecto al modelo
industrial de la comunicación masiva, y que la teoría de la comunica-
ción en los años sesenta y setenta claramente diferenció en sus usos y
apropiaciones.
Desde los años cuarenta del siglo pasado, primero con los medios im-
presos y la radio, luego los audiovisuales y particularmente el video
independiente, se dieron una serie de experiencias luego agrupadas
en la etiqueta de “comunicación popular y alternativa”, concepto no
siempre problematizado, deudor de la Guerra Fría pero sobre todo su-
bordinado a luchas sociales de reivindicación que generaron casos de
apropiación y manejo de medios de comunicación, a través de las cua-
les actores sociales especícos las adaptaron a sus necesidades y con
ello generaron experiencias muy signicativas con un nuevo sentido
de vínculo entre productores, receptores, medio y comunidad.
Un primer elemento que se desprendía de estas prácticas fue resigni-
car al actor de la comunicación y no verlo como industria, locutor o
conductor en el sentido que este término tenía para los medios masi-
vos tradicionales. Vieja aspiración de la comunicación latinoamerica-
na ha sido ver a grupos sociales (pueblo, mujeres, madres, sindicatos,
comunidades religiosas, etc.) como actores de su propia comunica-
ción, dueños de sus medios, creadores de sus propias narrativas y
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no de aquellas dictadas por las empresas privadas o los corporativos
transnacionales que sí satisfacen necesidades de información y entre-
tenimiento, pero desde una perspectiva lejana a la vida, dinámica de
las audiencias masivas. En la perspectiva “alternativa” el actor ha sido
concebido como alguien participativo, con capacidad de confrontación
y de reexión sobre su propia realidad, como alguien que también pue-
de crear y ser artíce de información especíca que le permita sobre
todo conocer y transformar su entorno. Ello supone que el medio no es
solo un proveedor de signos, sino una instancia de mediación que tiene
una relación más diversa con quienes lo usan, y que tendría que con-
vertirse en una extensión de esas preocupaciones sociales, culturales,
políticas que los grupos y las comunidades tienen.
Junto a las nuevas teorías del actor popular, comunitario se impone
también un debate sobre las implicaciones semiótica, socioculturales
de lo que signica en el contexto popular y ciudadano, un medio. Los
viejos teóricos funcionalistas discurrieron sobre la diferencia entre
“medio” y “canal”, pero más allá de esta diferencia instrumental, lo que
cuenta aquí es la implicación conceptual y práctica del alcance que ese
medio puede tener (corto, mediano y largo alcances), del nivel de espe-
cialidad y de su materialidad (gráca, sonorosa, visual). Aparte de los
medios eléctricos, la comunidad puede ampliar el concepto de medio y
ver también en el papel, el micrófono, la danza o el teatro como dispo-
sitivos para transmitir información y cambiar la realidad, que supone
atender también no solo las tecnologías audiovisuales, sino los micro
y meso medios en sus posibilidades transformadoras. En correspon-
dencia a este nuevo concepto del medio, el lugar de consumo puede
cambiar: la comunicación no se da solamente en la sala de estar do-
méstica, en los auriculares privados o en la sala comercial del cine sino
va a la parroquia, al sindicato, a la escuela, a la organización barrial
donde se puede vivir la comunicación de manera más integral, parti-
cipativa y estrecha a la vida y necesidades de las personas por encima
solo de la información y entretenimiento. Desde esta concepción, el
medio es aquello que puede ayudar a resignicar la vida cotidiana y
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dar una nueva densidad a los procesos sociales, facilita la interacción
de grupos sociales a distintos niveles y puede dotar de un nuevo poder
a las comunidades en su relación con las instituciones públicas.
Esta comunicación alternativa, como ha sido ampliamente estudiada
a lo largo de estos años por el GT8 de ALAIC dio un fuerte peso a la
dimensión educativa, estética y política de una comunicación por la
justicia, el desarrollo y el cambio social. A diferencia del uso central-
mente informativo y de ocio de los grandes medios, los medios comu-
nitarios y ciudadanos extendieron el umbral de usos y funciones de
la comunicación para lograr una mayor articulación con la realidad
social y vida de sus actores. Si bien muchos centros de estudio de la
comunicación que surgieron en la región a partir de los años cincuenta
del siglo pasado lo hacían por contagio al modelo dominante, no pasó
mucho tiempo para que la academia observara estas nuevas formas
gremiales, grupales y su inserción en las luchas sociales y políticas que
se intensicaron en la región en esas décadas. Tras el estudio de la co-
municación alternativa se desplegó la posibilidad estratégica de pen-
sar e imaginar “otro” mundo, “otro” sistema de relaciones sociales que
pasa por la mediación comunicativa en un sentido integral, por ello,
aunque hay un componente político inequívoco en su concepción no
se reduce a esta dimensión. Había también una idea de integralidad, de
ver a la comunicación no solo circunscrita a la producción-consumo de
mensajes masivos, y concebir la relación de la comunicación social con
otros niveles de la comunicación humana.
Hace muchos años el famoso divulgador de las teorías de comunica-
ción que, aunque de origen belga muy arraigado en la comunicación
latinoamericana, Armand Mattelart imaginaba el cambio social de for-
ma análoga a la lucha político-económica preconizada por el marxismo
latinoamericano de los años setenta. Así como en el cambio de produc-
ción era importante la modicación en la propiedad de los medios de
producción, no menos importante era que también cambiara la pro-
piedad de los medios de información; es decir, una parte fundamental
de esa lucha de clases era también la conquista por la comunicación.
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La tradición de la comunicación alternativa ofreció la posibilidad de
pensar que la propiedad de estas tecnologías pudiera pasar a sus usua-
rios o al menos a modelos mixtos de participación entre un Estado más
democrático y unas comunidades comunicativamente más participati-
vas. La perspectiva popular y comunitaria ha cambiado mucho en las
últimas décadas, tal vez no en sus valores y objetivos fundamentales
(democracia, justicia social, equidad, participación, educación, cambio
social), pero sí en muchas de sus mediaciones conceptuales debido a
la presencia de lo digital, interactivo y multimedial en las nuevas prác-
ticas de la comunicación. Tras la “década perdida” de los años ochenta
en materia económica, el arribo a la democracia de los años noventa, la
revolución digital del siglo XXI las prácticas de comunicación popular
y alternativa cambiaron y fueron demandando nuevas interpretacio-
nes a los hitos de esta tradición popular y comunitaria que este libro
también explora.
Al hilo de lo anterior, uno de los aspectos sobre los cuales este libro
reexiona son las implicaciones que los medios socio-digitales e inte-
ractivos están teniendo en la idea de lo popular, barrial, comunitario y
alternativo. Con la popularización del internet a partir de los años no-
venta, sobrevino la necesidad de una revisión respecto a lo que había
sido el movimiento de la comunicación popular y alternativa, así sin
dejar de reconocer los objetivos de esta tradición en América Latina
ha sido necesario revisar algunos conceptos básicos (actor, medio, re-
presentación, etc.) a la luz de los componentes de estos nuevos medios
como son su carácter interactivo, digital, multimodal y reticular.
¿De qué manera estos nuevos medios potencian o interpelan las prác-
ticas de comunicación popular, comunitaria y ciudadana?, ¿cómo
afecta lo virtual las relaciones comunitarias donde el nivel cara-cara
es tradicionalmente muy importante?, ¿qué posibilidades creativas
se despliegan para los colectivos, los barrios y las comunidades las
nuevas mediaciones digitales?, ¿qué retos hay en políticas públicas
para los Estados un tipo de ciudadanía más digitalizada?, ¿cómo en-
tender la comunicación popular en entorno urbanos más complejos y
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multiculturales?, éstas y otras preguntas son objeto de reexión en el
actual ejemplar que sobra decir se hace necesario en la tercera década
el siglo XXI, porque una mirada improductiva pudiera analizar a la co-
municación alternativa con los mismos ojos de hace 50 años, cuando
esta realidad se ha transformado en muchas de sus expresiones.
Un tema teórico fundamental de la tradición popular y alternativa es la
adjetivación que usamos para denir el tipo de comunicación que im-
plica decir “ciudadano” o “comunitario”. Cada uno de estos conceptos
guarda estrechas relaciones semánticas entre sí y si bien son términos
parecidos dista de ser sinónimos perfectos y pueden tener inexiones
de sentido muy diversas a la hora de explicar algunos fenómenos. Al
mismo tiempo usar el término “popular” o “alternativo” puede repre-
sentar relaciones distintas con otros conceptos centrales en esta tradi-
ción como son “cambio social”, “desarrollo social”, “comunicación para
la paz”, “comunicación política”, “educación popular”, “comunicación
crítica”.
Dos ejemplos de cómo el debate por la comunicación alternativa
es vigente lo ejemplican aparte del presente ejemplar el recien-
te texto editado por Paulino, G. Kaplun, M. V. Mariño, L. Custodio (Cf.
Tradiciones de investigación en diálogo. Estudios sobre comunicación en
América Latina y Europa, 2020) quienes intentan un diálogo de tra-
diciones críticas en las dos orillas del Océano Atlántico; académicos
latinoamericanos y europeos debaten sobre los nuevos paradigmas
de la comunicación y en esa discusión dedican un apartado a lo que
llaman “alternativismo” como un campo de reexión y un subtipo de
episteme para pensar a la comunicación hoy día no solo en América
Latina. Un segundo caso que nos habla de esta vigencia y preocupa-
ción internacional de la comunicación alternativa es el volumen edita-
do desde Inglaterra por Ana Cristina Suzina (The Evolution of Popular
Communication in Latin America, 2021) quien también participa en
este libro junto con otros autores que lo hacen en la antología inglesa
y en el ejemplar que el lector tiene en sus manos (o está mirando en su
dispositivo de lectura cabría también señalar). Nuevamente tenemos
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la oportunidad de actualizar la tradición alternativa, popular y comu-
nitaria, que aunque no sea propiedad exclusiva de América Latina, no
resulta exagerado conceder a esta región del mundo un particular pro-
tagonismo al grado que la idea de “comunicación” y “alternativo” que-
de asociado a América Latina como si fueran una misma cosa por la
fuerte aspiración que hay en la región los valores que históricamente
ha buscado esa “otra comunicación”.
El actual ejemplar compilado y organizado desde los liderazgos que han
tenido en el GT8 de la Asociación Latinoamericana de Investigadores
de la Comunicación (ALAIC) Washington Uranga y Sandra Meléndez-
Labrador ofrecen un recorrido en muchas direcciones: tanto teórico
como de reexión, a nivel general y de experiencias particulares, de
asuntos políticos, pero también estéticos y educativos. La diversidad
de textos que tenemos nos ofrece la posibilidad de ver cómo lo alterna-
tivo y popular puede ser estudiado en la sociedad informacional actual
desde muchos enfoques como el de las políticas públicas, el análisis
histórico o la fenomenología social de algunos actores particulares.
Dentro del nivel teórico encontramos el trabajo de Marrugo que rela-
ciona a la comunicación alternativa, subalterna bajo una perspectiva
decolonial que ha ido ganando aceptación e interés en espacios más
amplios de la comunicación académica y cientíca. Para ello toma so-
bre todo el tema de los movimientos sociales feministas que adjetiva
como “decolonial”. También a nivel teórico encontramos la contribu-
ción de quien ha sido una de las principales referencias para pensar
esta tradición, Cicilia Krohling Peruzzo quien tiene una larga trayecto-
ria discutiendo las matrices teóricas que se anudan y desanudan en los
distintos problemas de la alter-comunicación, los alter-comunicadores
y la manera en que este tipo de comunicación sobrelleva las tensio-
nes con las imposiciones exteriores de situaciones violentas; la autora
también aclara cómo no se puede tener una sola denición de comuni-
cación alternativa la cual va a generar especicidades de acuerdo a los
contextos singulares de sus prácticas.
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Históricamente uno de los principales anclajes de lo “popular” y “alter-
nativo” fue lo político, lo estético y lo educativo; hoy se suman nuevas
demandas y reivindicaciones fundamentales como los derechos huma-
nos, la salud, lo medioambiental y otros asuntos que son objeto de pre-
ocupación como la violencia, la corrupción, la migración, entre otros.
Por ejemplo, Adilson Vaz Cabral reexiona sobre la sustentabilidad en
la formulación de políticas públicas con relación al uso comunitario
de lo audiovisual. O el texto de Amati, Vilalta que llevan la reexión al
campo de los museos comunitarios, espacios todos éstos que enrique-
cen el objeto de lo alternativo y popular.
Habíamos comentado que una de las tareas teóricas de este libro es
reexionar sobre lo que implica el uso del término “popular”, “alter-
nativo”, etc. En ese sentido la antología ejemplica en su diversidad
temática no siempre tan presente en estudios clásicos sobre comuni-
cación popular y alternativa centrados en la dimensión política de los
procesos sociales. Sin perder de vista esta dimensión varios textos de
esta antología suman esquemas de interés, como el estudio de las emo-
ciones en las radios comunitarias de Chile, la relación de la comuni-
cación comunitaria con la sustentabilidad y las políticas en el espacio
comunitario brasileño o el estudio legal de algunas radios escolares
en Argentina, por mencionar solamente algunos casos. Pero la anto-
logía nos muestra temáticas completamente emergentes que se aco-
gen al umbral de la comunicación alternativa como el trabajo Sandra
Meléndez, vicecoordinadora del GT8 de ALAIC, sobre el Observatorio
Latinoamericano de Discapacidad y Comunicación OBLADIC y sus dis-
cusiones en la narrativa paralímpica para cubrir los primeros juegos
de este tipo durante las olimpiadas de Río de Janeiro en 2016.
Un tema interesante en la discusión por este otro tipo de comunicación
es el papel de las nuevas tecnologías. Justo la tradición histórica de los
usos de comunicación popular tomaron una cierta distancia, cuando
no desconanza de las tecnologías más convencionales; por ello cuan-
do se populariza la tecnología, se difunden las aplicaciones de usos tec-
nológicos, muchas experiencias a lo largo del continente encontraron
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un área de oportunidad para lograr sus objetivos estratégicos y favore-
cer un proceso más amplio de apropiación de grupos sociales sin ple-
no acceso a herramientas tecnológicas para construir sus mensajes. El
trabajo de Villegas en ese sentido debate el tema de la participación e
interacción en la radio web. Este debate ofrece la posibilidad de discu-
tir un tema que históricamente le ha interesado a la tradición popular
y alternativa, que es la dialéctica de la interactividad. Antonio Pasqualli
veía en ese sentido una de las contribuciones más importantes de las
nuevas tecnologías en sus posibilidades reales de simetría comunicati-
va y ética dialógica. Pero ya hemos dicho también que la “otra” comu-
nicación no es solamente un tema de medios o canales, sino antes que
nada de una epistemología alternativa, que ahora con Sousa Santos y
otros más pudiéramos llamar “epistemologías del sur”, es decir, eman-
cipadora, libertaria, de resistencia, sostenible y sobre todo vital.
Una de las tareas que históricamente le ha preocupado tanto a aca-
démicos como activistas sociales es documentar y analizar sobre
las experiencias de comunicación alternativa. En ese sentido en la
antología podemos encontrar dos trabajos. El de Tellería (INCUPO:
Comunicación comunitaria y educación popular desde nes de los ’60)
hace un análisis de un colectivo histórico y que a lo largo de su medio
siglo de historia ha enfrentado muy distintas situaciones. Y también
el texto de Siares (FM Pachakuti. Una década de comunicación kolla
en la puna argentina) que analiza una experiencia más reciente que
tienen poco más de 10 años. Ambos analizan y nos permiten ver los
desafíos, la manera como los actores de la comunicación los afrontan,
y las tensiones con el siempre complejo contexto que les toca enfren-
tar. Estos dos trabajos son parte de un subconjunto que abordan una
preocupación histórica de los estudios de comunicación alternativa
respecto al recuento y análisis de experiencias, como una forma de
comprender a la comunicación no por lo que los académicos decimos
que es o pudiera ser, sino porque lo que las comunidades hacen con
los medios y cómo ellos transforman su cotidianidad a través de los
usos de la comunicación.
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Finalmente cabe subrayar un eje que no puede faltar en cualquier re-
exión sobre la tradición que nos ocupa, y es la relación con la educa-
ción. Ésta sin duda ha sido otra preocupación histórica de la comuni-
cación alternativa, porque en una región del mundo donde los rezagos
sociales siguen siendo grandes, persisten formas de analfabetismo
básico y todavía franjas de la población que lo desean no pueden acce-
der a la escuela, la educación se convierte en una de las aspiraciones
sociales, culturales y políticas más importantes de nuestra región y
no solamente no desde el punto de vista técnico o instrumental tra-
dicional, sino desde una educación problematizadora como todos los
aprendimos del pensamiento de Paulo Freire. En este sentido cabe
subrayar los trabajos de Bogari y Marioni (Experiencias y regulaciones
de radios escolares…) o Díaz (Investigación en educación y comunica-
ción popular…) que ofrecen botones de muestra para esa diada casi
consustancial que ha sido a la comunicación alternativa y la educación.
Por todo lo anterior el lector cuenta con un recurso fundamental para
discutir, pensar y reexionar una agenda amplia en torno a la tradición
alternativa de la comunicación. Este tipo de antologías son necesarias
porque permiten actualizar una tradición fundante de la comunicolo-
gía latinoamericana y una aspiración muy sentida que ha habido en el
campo académico latinoamericano que comprende que sin incidir en
la realidad social, no hay actividad educativa que valga. Conamos el
texto será un eslabón más de un diálogo permanente que lo autores
han impulsado desde su coordinación en el GT8 de ALAIC y al cual,
cualquier lector tiene la posibilidad de sumarse. Enhorabuena a los
compiladores y a los autores participantes y también cabe pensar que
el lector interesado en estos temas tendrá motivo de incrementar sus
referentes y actualizar sus discusiones sobre este horizonte de discu-
sión que tan importante ha sido para la investigación y divulgación del
conocimiento comunicativo en América Latina.
Tanius Karam
DIRECTOR CIENTÍFICO ALAIC
I. Epistemológico
y conceptual
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Matrizes epistemológicas da
comunicação popular
Matrices epistemológicas de la comunicación popular
The epistemological matrices of the popular
communication
CICILIA M. KROHLING PERUZZO
UNIVERSIDADE DO ESTADO DO RIO DE JANEIRO E
UNIVERSIDADE FEDERAL DO ESPÍRITO SANTO (BRASIL)
Resumo: Discussão sobre as bases epistemológicas que deram origem
aos conceitos de Comunicação Popular, Comunitária e Alternativa na
América Latina, a partir da segunda metade do século passado. O ob-
jetivo é identicar os pressupostos epistemológicos que nortearam a
concepção teórica dessa subárea da Comunicação. O estudo se baseia
em pesquisa bibliográca e em observação assistemática de iniciativas
de comunicação desenvolvidas por movimentos e organizações sociais
e coletivos populares. Conclui-se que as matrizes teóricas dessa comu-
nicação apontam para uma posição epistêmica, enquanto sistema de
pensamento,voltada à transformação social das estruturas injustas,
sejam elas as econômicas e políticas ou aquelas que instituem e re-
produzem modos culturais de opressão, além de ser defensora da au-
tonomia e sintonizada com a educação popular informal e não formal
voltada a ampliação da cidadania.
Palavras-chave: comunicação popular; epistemologia; participação.
Resumen: Discusión sobre las bases epistemológicas que dieron
origen a los conceptos de Comunicación Popular, Comunitaria y
Alternativa en América Latina, a partir de la segunda mitad del siglo
pasado. El objetivo es identicar los supuestos epistemológicos que
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guiaron la concepción teórica de esta subárea de la Comunicación. El
estudio se basa en la investigación bibliográca y en la observación
no sistemática de iniciativas de comunicación desarrolladas por mo-
vimientos y organizaciones sociales y colectivos populares. Se con-
cluye que las matrices teóricas de esta comunicación apuntan a una
posición epistémica, como sistema de pensamiento, orientado a la
transformación social de estructuras injustas, ya sean económicas y
políticas o que instituyen y reproducen modos culturales de opre-
sión, además de ser defensora de la autonomía y en sintonía con la
educación popular informal y no formal orientada a la amplicación
de la ciudadanía.
Palabras claves: comunicación popular; epistemología; participación.
Abstract: Discussion about the epistemological bases that gave rise to
the concepts of Popular, Community and Alternative Communication
in Latin America, from the second half of the last century. The objective
is to identify the epistemological assumptions that guided the theore-
tical conception of this sub-area of Communication. The study is ba-
sed on bibliographical research and on non-systematic observation of
communication initiatives developed by social movements, organiza-
tions and popular collectives. We conclude that the theoretical matrix
of this communication points to an epistemic position, as a system of
thought, which aimesat the social transformation of unfair structures,
whether economic and political, or those that institute and reproduce
cultural modes of oppression, in addition to being a defense of auto-
nomy and in tune with informal and non-formal popular education fo-
cuse at expanding citizenship.
Key words: popular communication; epistemology; participation.
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Introdução
Neste texto discutem-se as bases epistemológicas que deram origem
aos conceitos de Comunicação Popular, Comunitária e Alternativa na
América Latina a partir da segunda metade do século passado. O ob-
jetivo é identicar os pressupostos epistemológicos que nortearam a
concepção teórica dessa subárea da Comunicação Social. Do ponto de
vista metodológico, trata-se de pesquisa bibliográca com abordagem
teórica de caráter ensaístico.
A concepção de Comunicação Popular na América Latina é diferente de
como seria entendida em países de outros continentes, pois se refere à
comunicação que ocorre no contexto de movimentos sociais, comuni-
dades e suas organizações congêneres em lutas emancipatórias.
A expressão Comunicação Popular - ou Comunicação Popular,
Comunitária e Alternativa - é tomada como conceito abrangente, do
qual derivam as demais denominações do mesmo universo, como co-
municação comunitária, participativa, dialógica, horizontal e alterna-
tiva enquanto matizes um tanto distintos que vão se constituindo no
percurso histórico gerando algumas especicidades devido aos con-
textos com suas práticas sociais singulares, além da referência concei-
tual que serve de inspiração ou fundamento conceitual1.
1. A categoria comunicação popular
A expressão Comunicação Popular, que também tem sido reportada
como Comunicação Popular, Comunitária e Alternativa, distingue-se
como categoria macro para designar os processos comunicacionais
desenvolvidos no contexto dos movimentos sociais, comunidades e
demais organizações associativas populares sem ns lucrativos nas
lutas por melhores condições de existência e por participação polí-
tica. Nessa acepção, a Comunicação Popular, desde suas origens na
1 Sobre as aproximações e diferenças entre essas denominações ver Peruzzo (2008,
2009).
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América Latina, deriva da palavra “povo”, tomando-o como classe
subalterna, não no seu todo, mas a partir dos seus segmentos cons-
cientizados2. Portanto, a noção de Comunicação Popular na América
Latina ao possuir esse signicado, distancia-se de noções de popu-
lar em países de outros continentes, principalmente os de Língua
Inglesa, em que a palavra popular remete à notoriedade ou a algo
acessível3. Mas o uso do termo popular, mesmo no referido contexto e
como derivado de povo, é também bastante controverso, pois não ga-
rante signicado uníssono, até porque “povo” pode ser interpretado
de modos distintos (Wanderley, 1979), além de o adjetivo “popular”
acoplado à comunicação comportar diferentes noções, como de “po-
pular massivo” e “popular folclórico”, além do “popular alternativo”
(Peruzzo, 2004). Acrescenta-se queos “populares” massivo e folclóri-
co podem ter faces de resistência popular dependendo dos atores e
do momento histórico.
O `popular` não está contido em conjuntos de elementos que bastaria
identicar, repertoriar e descrever. Ele qualica, antes de mais nada, um
tipo de relação, um modo de utilizar objetos ou normas que circulam
na sociedade, mas que são recebidos, compreendidos e manipulados de
diversas maneiras (Chartier, 1995, p.184).
Como explica, González (2016, p.74), o adjetivo “popular” não é impu-
tável a qualquer fenômeno simbólico oriundo da população, pois, “o
popular de um fenômeno deve se estudar como um fato social com uma
especíca historicidade, posto que a noção povo = classes subalternas
2 Essa noção de “povo” tem a ver com uma visão presente nos movimentos sociais
dos anos 1970 e 1980 no Brasil que incorporam ensinamentos de Paulo Freire quanto
à necessidade de conscientização das “massas” e do diálogo. Entre seus registros, Freire
(1981, p.120) relata a politização de um ex-analfabeto de Angicos (CE) nos anos 1960,
que em discurso diante do então Presidente da República João Goulart (1961-1964),
disse “que não era massa, mas povo”, pois já sabia ler palavras e a realidade.
3 Esses sentidos são comuns também na Língua Portuguesa, além de poder ser en-
tendido como algo afamado, popularesco, vulgar ou simplório, o que não tem nada a ver
com a noção de popular nos movimentos sociais.
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é uma variável histórica e não natural. Por isso, o que em uma época foi
popular, bem poderia em outra não ser”.
Desse modo, se o popular remete a uma relação social historicamente
determinada, faz todo sentido que a comunicação popular dos anos
1970 e 80 tivesse o caráter classista que teve, pois foi um momento
histórico de resistência das classes populares e de “combate” subjetivo
à ordem autoritária estabelecida. Hoje em dia, não existe a união que
então se congurava, nem a denição clara de um polo opressor a ser
contestado.
A Comunicação Popular representou - e ainda representa – a voz dos
setores organizados como contracomunicação em relação aos meios
de comunicação convencionais comerciais e público-governamentais,
com suas lógicas de mercado voltadas ao lucro ou à política governa-
mental. Ainda mais, quando estes meios estão sob censura em contex-
tos de regimes autoritários, como foi, por exemplo, durante as ditadu-
ras militares na América Latina, que deixaram de existir apenas nas
últimas décadas do século XX.
Com a redemocratização da sociedade brasileira e o surgimento de
novas congurações das tecnologias de comunicação e informação, da
práxis da Comunicação Popular emanam vertentes comunicacionais
que geram iniciativas distintas (Peruzzo, 2008, 2009), em especial,
nos âmbitos do comunitário4 e do alternativo. Contudo, nas diferen-
ças também há congruências entre distintas iniciativas quando reve-
lam ter em comum a busca por mudança nas realidades opressoras da
condição humana, impedidoras da liberdade de expressão dos setores
organizados das classes subalternizadas alijados dos meios de comu-
nicação social.
4 A comunicação comunitária ganha um brio próprio ao derivar das lutas populares
e ampliar seu raio de ação, principalmente, por meio das rádios comunitárias, num
primeiro momento funcionando como rádios livres, pelo menos no Brasil, pois não ti-
nham autorização para funcionar, e mais tarde legalizadas diante da conquista da lei de
radiodifusão de baixa potência (Lei 9.612/1998).
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A Comunicação Popular, como categoria conceitual macro faz jus à sua
historicidade, porque na América Latina o fenômeno nasce como co-
municação popular, mas foi recebendo distintas denominações como
alternativa, participativa, horizontal, dialógica, educativa, comunitária
ou contrahegemônica, em conformidade com as bases conceituais de
sustentação e as realidades que lhe são constituintes. Essas distintas
denominações remetem às práticas sociais historicamente situadas e à
fundamentação teórica, com clara inuência de Paulo Freire em outros
autores latinos do campo da Comunicação como Mário Kaplún, Juan
Diaz Bordenave, Luis Ramiro Beltrán, Daniel Prietto Castillo, Jesús
Martinez Terrero, entre outros, e seus continuadores, e na militância,
como indicam as palavras educativo, participativa, horizontal e dialó-
gica. Mas, numa visão de conjunto a comunicação popular, comunitá-
ria e alternativa caracteriza a comunicação dos movimentos sociais e
comunidades, ou uma “outra comunicação”, como disse Mário Kaplún
(1985) já nos anos 1980. É a comunicação do “povo”, tomado pelo ân-
gulo das classes subalternizadas conscientemente organizados, quan-
do adquirem capacidade de discernir sobre suas condições de estar
no Mundo (Freire, 1981) e de seus direitos de cidadania (Vieira, 2000,
Bobbio, 1992) e se organizam para denunciar, reivindicar, agir concre-
tamente e conquistar respostas às suas demandas tanto em termos de
melhor qualidade de vida e respeito aos direitos humanos quanto aos
demais direitos de cidadania, incluindo o de participação política.
Nessa perspectiva, essa visão de conjunto se justica ainda pelo fato de,
nas práticas sociais, nem sempre existirem fronteiras rígidas demarca-
das entre comunicação popular, comunitária e alternativa em razão das
interfaces existentes, pois, mesmo sendo denominada de comunitária ou
de alternativa pode carregar características do popular enquanto catego-
ria abrangente. A exceção é a mídia alternativa recente, que há umas três
décadas vem assumindo características mais especícas5, em especial
ao manifestar-se como segmento da imprensa alternativa. Mas, convém
5 Ver Peruzzo (2009)
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não esquecer que o aparecimento da comunicação alternativa, no bojo do
conceito amplo de Comunicação Popular, se deve à evidência da presença,
desde os anos 1970, de formas alternativas de comunicação tais como o
teatro popular, a poesia, o disco, o autofalante, os audiovisuais (programas
de rádio, TV de Rua, vídeo documentário), os pequenos jornais alternati-
vos e fanzines no âmbito dos movimentos populares e associações comu-
nitárias, portanto, conuentes à comunicação popular.
2. As matrizes epistemológicas da comunicação
popular
O ponto de partida para identicar as matrizes epistemológicas da
Comunicação Popular, no recorte temporal feito para este estudo, é
sua origem histórica. Em alguns países da América Latina, especica-
mente, no Brasil as ditaduras militares foram marcos históricos que
funcionaram como “divisor de água”, pois houve uma ruptura radical
das formas de organização sócio comunitárias e de participação polí-
tica democrática. Houve a instituição da censura aos meios de comu-
nicação e de formas de opressão, vigilância, controle e punição aos in-
surgentes - com prisão, morte ou exílio, sobre os modos de se viver na
sociedade, o que perdurou no caso do Brasil de 1964 a 1985.
Desse modo, a Comunicação Popular, Comunitária e Alternativa dessa
época foi congurada publicamente no nal da década de 1970, ain-
da antes do m da ditadura, em seu período de “abertura política len-
ta, gradual e segura” permitida no governo do General Ernesto Geisel
(1974-1979) e continuada pelos sucessores. É nesse contexto que se
origina a Comunicação Popular desse novo tempo, o que não signi-
ca que não existia antes6. Ela surge no contexto da (re)constituição de
6 O recorte deste texto refere-se ao período pós ruptura institucional com a ins-
tauração do Estado autoritário da ditadura militar. Mas, a comunicação de segmentos
populares organizados existiu em abundância no contexto das reformas reclamadas
pela sociedade ainda no Governo João Goulart, e mesmo antes deste. Que o diga o
Movimento de Educação de Base (MEB), criado em 1961(Wanderley, 1984), e a im-
prensa operária anarquista (Ferreira, 1988) ainda nas primeiras décadas no século XX.
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formas de conscientização-organização-ação de movimentos popula-
res e organizações congêneres nos anos de 1970 e 1980, no Brasil e na
América Latina, e seguem se recriando nos anos subsequentes (Festa,
1986; Peruzzo, 2004). Estes criam formas alternativas de comunicação
que funcionam como canais de informação, meios de expressão, além
da comunicação direta face a face e grupal, importantes na coordena-
ção de ações e em todo o processo de lutas por direitos de cidadania,
então total ou parcialmente negados. Essa comunicação “não se carac-
teriza como um tipo qualquer de mídia, mas como um processo de co-
municação que emerge da ação dos grupos populares. Essa ação tem
caráter mobilizador coletivo na gura dos movimentos e organizações
populares, que perpassa e é perpassada por canais próprios de comu-
nicação” (Peruzzo, 2008, p.2).
Do ponto de vista conceitual, a comunicação popular enfatizada nes-
te texto foi denida “como comunicação do povo oprimido que se ex-
pressa e reclama seus direitos conculcados, usando para isso os meios
de comunicação que mais ajudem a sua libertação” (Martinez Terrero,
apud Gomes, 1990, p.43). Ela exerce “uma função contrária à da co-
municação burguesa. Neste caso, seria desideologizante, libertadora,
conscientizadora, mobilizadora, como uma função que parte da ideia
de ‘dar a palavra ao povo’” (Martinez Prado, apud Gomes, 1990, p.43).
Mário Kaplún (1985, p.7), também se referiu ao fenômeno da comu-
nicação popular e alternativa como “uma comunicação libertadora,
transformadora, que tem o povo como gerador e protagonista”.
Em pesquisa realizada no m dos anos 1980 ecomeço dos 90 (Peruzzo,
2004, p.148), constatou-se que a comunicação popular se valia, sobretu-
do, de meios simples e de baixo custo, tais como os meios grupais, impres-
sos, visuais, sonoros e audiovisuais: festas, celebrações religiosas, teatro
popular, música, poesia, jornalzinho, boletim, mural, paneto, cartilha, fo-
lheto, cartaz, faixas, camisetas, fotograas, lme, sequências sonorizadas
de slides, discos [vinil, inicialmente, e mais tarde DVD], alto-falantes, carro
de som, programas radiofônicos, troças carnavalescas, etc.
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No decorrer do tempo, foram sendo gradativamente incorporados
novos suportes tecnológicos ao alcance dos movimentos sociais po-
pulares e organizações sem ns lucrativos, segundo cada conjuntura,
legislação, recursos econômicos, parcerias e capacidade de empodera-
mento tecnológico. Hoje em dia é crescente o uso das tecnologias di-
gitais, como aplicativos e os canais audiovisuais na mídia social digital
na Internet (Youtube, Spotify, Vimeo, Instagram, Facebook, Telegram,
Twitter etc.), a criação de redes sociais digitais através de pers pró-
prios nestas mídias, além da criação e/ou uso de aplicativos, a exemplo
do WhatsApp7, na formação de redes. Há uma convivência entre a co-
municação face a face e o uso de tecnologias – artesanais, eletromagné-
ticas e digitais, antigas e modernas, pois existe a questão de adequação
ao contexto, em termos de condições e necessidades de comunicação
dos emissores e receptores, além das expertises e recursos nanceiros
existentes para empoderamento das tecnologias.Entretanto, a incor-
poração das tecnologias digitais é crescente, o que representa, inclu-
sive, um rearranjo e a possibilidade de incremento da comunicação
popular, comunitária e alternativa.
Em pesquisa empírica recente realizada nas cinco regiões do Brasil,
Suzina (2018, p. 263), constatou a continuidade do uso de tecnologias
baratas e rudimentares, mas “a prevalência de plataformas analógicas
[ocorre] em meio a uma presença crescente das plataformas digitais”.
Por outro lado, ela ressalta também que as condições precárias limi-
tam concretamente a capacidade de ação dos atores sociais que desen-
volvem a mídia, mas a “escolha da tecnologia rudimentar não indica
necessariamente sua fraqueza” (Suzina, 2018, p.264), pois o que deter-
mina o tipo de tecnologia, por exemplo, se é um sistema de alto-falan-
tes, uma rádio FM ou uma webradio, são as necessidades reais da co-
munidade e o contexto, ou seja, as condições de acesso às tecnologias,
e de recursos humanos, nanceiros e operacionais, além da visão que
se tem da práxis comunicacional.
7 Ver Peruzzo (2018)
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Os conceitos formulados sobre um fenômeno social têm íntima relação
com os pressupostos epistemológicos aos quais se alinham, pois reme-
tem à sua natureza e às concepções de mundo que os orientam.
A epistemologia toma a ciência como objeto de estudo para entender
sua natureza, seus princípios ontológicos, hipóteses e resultados. Nas
palavras de Mário Bunge ([1980], 2002: 21), “a epistemologia, ou loso-
a da ciência, é o ramo da losoa que estuda a investigação cientíca
e seu produto, o conhecimento cientíco”. Portanto. a epistemologia é
a “ciências das ciências” (Bunge [1980], 2002, p.17).Em outros termos,
para Blanché (apud Santos, 1989, p.19), a epistemologia é uma “reexão
de segundo grau sobre a ciência, uma metaciência [...]”. Desse modo, não
se emprega aqui o termo epistemologia como sinônimo de teoria, pois
epistemologia se refere ao entendimento mais profundo do processo de
geração de conhecimento e das próprias teorias que o fundamenta –se
preocupando inclusive com o percurso metodológico– ou seja, a busca
da natureza da investigação cientíca, de suas bases epistêmicas.
Com base nesse entendimento, é que se tenta estabelecer neste texto
quais são as matrizes epistemológicas da Comunicação Popular en-
quanto fenômeno comunicacional protagonizado pelos movimentos
sociais desde suas formas autônomas de organização e ação social.
Então pergunta-se: quais são suas matrizes ou os princípios ontológi-
cos que orientam sua base conceitual que, por sua vez, estão em estrei-
ta relação com sua práxis? Essas matrizes, salvo melhor análise, podem
ser percebidas nas dimensões aninhadas na práxis da Comunicação
Popular, a seguir discutidas.
a) Visão humanística
Desde suas origens a Comunicação Popular parte das premissas de que
o ser humano é portador de direitos e capaz de ser sujeito da história,
portanto, também protagonista de seus meios de comunicação. Por
um lado, todas as lutas populares das quais a comunicação popular é
parte constituinte (ajuda a constituir) e constitutiva (é constituída por
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elas) carregam a noção de direitos humanos - segundo os princípios da
Declaração Universal dos Direitos Humanos, e de cidadania – de acor-
do com as leis do país, nos quais as pessoas são portadoras de direitos
e requerem o respeito. Portanto, o grito pelo respeito à igualdade, pela
não discriminação, por liberdade de expressão e o direito de participa-
ção política e de livre associação permeiam as lutas dos movimentos
sociais populares de caráter cívico no continente latino-americano.
Por outro lado, a premissa do ser humano como capaz de tornar-se
protagonista das mudanças sociais requeridas, a partir de um proces-
so de conscientização e organização de base, mesmo num contexto de
opressão política e crescente desigualdade social, fez parte de todo um
movimento histórico desde as últimas décadas do século passado.
Do ponto de vista teórico, há a contribuição de Paulo Freire e de mui-
tos outros pensadores humanistas, marxistas e de outras correntes
losócas (Karl Marx, Antonio Gramsci, Karl Jaspers, Inmanuel Kant,
Martin Buber, Simon Rodriguez, Amartya Sem, Mário Kaplún, Juan Diaz
Bordenave, Carlos Rodrigues Brandão, Orlando Fals Borda, Arturo
Escobar, Pedro Demo e tantos outros), nesse tipo de posicionamento e
de concepção de mundo que inclui a visão da potencialidade humana
para emancipar-se da opressão e ter um desempenho ativo para trans-
formar a realidade em sua volta.
No que se refere especicamente a Freire, a elaboração e difusão de
conceitos da educação libertadora em negação à educação bancária,
do método de alfabetização de jovens e adultos, da conscientização, do
diálogo, do comunicar-se, entre outros aspectos, se constituem como
parte dos fundamentos de uma proposta de Comunicação Popular
envolvida na mudança da condição de manipulação a que as pessoas
estão sujeitas visando o desvendamento do olhare a devolução da pa-
lavra ao povo (Freire, 1983), um conceito básico que remete ao direito
de comunicar.
Essa visão humanista dos movimentos sociais cívicos articula a no-
ção de direitos de todas as pessoas à premissa da necessidade de
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conscientização para se poder alcançá-los, pois pressupõe visão críti-
ca da realidade e mobilização social. Tornar-se sujeito da história para
transformar a realidade de modo a eleger o ser humano, a natureza e
a vida de todos os seres como centralidade dos modos de viver, é uma
conquista coletiva. Como diz Pedro Demo (1988, p.67-69), participa-
ção é conquista, e tem como objetivos a autopromoção, a realização
da cidadania, a denição das regras do jogo, o controle do poder e a
construção da cultura democrática.
Entre avanços e recuos, entre desaparições e nascenças os movimen-
tos sociais e a comunicação popular se alimentam da realidade concre-
ta e da utopia para trilhar caminhos participativos para a progressiva
conquista dos direitos de cidadania.
Então, esse tipo de visão de mundo ajuda a alimentar a práxis da co-
municação popular na direção de mudança de mentalidade em favor
da emancipação humana para se alcançar condições dignas e susten-
táveis de existência.
b) Visão progressista transformadora
Na práxis da comunicação popular está subjacente uma visão crítica da
realidade, ou seja, se enxerga a sociedade como fundada nas contradi-
ções estruturais externadas na pobreza de grande parte da população
brasileira e nas desigualdades sociais, culturais, econômicas e políticas
entre as classes sociais. Ela se constitui no contexto de movimentos so-
ciais e outras forças progressistas como uma das formas de comunicar,
de denunciar, de resistir e de tornar públicas as reinvindicações por
mudanças (Kaplún, 1985; Festa, 1986; Peruzzo, 2004), e de celebrar
as conquistas.
Estes atores parecem respirar ideias de Paulo Freire, pois a criticidade em
relação à realidade é algo intrínseco às lutas sociopolíticas nesse universo
levando à conscientização. Anal, como ensina Freire (1979, p. 40), “o ho-
mem não pode participar ativamente na história, na sociedade, na trans-
formação da realidade, se não é auxiliado a tomar consciência da realidade
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e de sua própria capacidade de transformá-la”. Processo esse que auxilia a
postura de não se deixar manipular, pois essa é condição para que a pessoa
não perca a condição intrínseca de ser humano, na visão do autor. Nesse
sentido, Freire (1979, 1981), exemplica tentando mostrar que a educa-
ção libertadora é primordial nessa passagem no nível de consciência, de
ingênua à crítica, ao falar de uma pessoa do Recife que percebeu que ao
ser alfabetizada deixava “de ser sombra dos outros” porque aprendeu a
escrita e a leitura, não só de palavras, mas do mundo.
A comunicação popular se aloja no ninho dos movimentos sociais po-
pulares e organizações congêneres, mas existem muitos outros atores
coletivos (sindicatos, universidades, partidos políticos de esquerda,
setores de igrejas progressistas, organizações não governamentais,
fundações etc.) que igualmente lutaram e lutam em favor de melhor
qualidade de vida e de participação política popular na redenição dos
destinos da sociedade. Por exemplo, existiu forte presença nas lutas
pela redemocratização, de igrejas, como da Igreja Evangélica tradicio-
nal e de segmentos da Igreja Católica, desde a Opção Preferencial pelos
Pobres – a marca do Concílio Vaticano II - em especial, das Conferências
do Episcopado Latino-Americano de Medellín (1968) e de Puebla
(1979)8, além da Comissão de Justiça e Paz e das Comunidades Eclesiais
de Base (CEBs) atuantes na linha da Teologia da Libertação.
O processo constituinte de 1987/1988, no Brasil, quando houve inten-
so e abrangente trabalho de base para a elaboração de propostas para
a nova Constituição, promulgada em 1988, é um exemplo do resultado
de décadas de mobilização social por transformações motivadas por
esses tipos de atores. Nesse bojo acontece a conscientização política,
pois as lutas são pelo desenvolvimento da cidadania, ou seja, a con-
quista de direitos civis, sociais, políticos e comunicacionais. Esse cará-
ter de resistência e de reinvindicações por mudança dentro da ordem
capitalista e das conjunturas políticas possibilitou importantes con-
quistas à democracia brasileira.
8 Ver Lourenço (2017)
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Em suma, a Comunicação Popular faz parte de todo um movimento
histórico (Festa, 1986; Peruzzo, 2004; Valim, 2020) que,a partir da
leitura crítica da realidade e do inconformismo com as desigualdades
e contradições que afetam grandes contingentes populacionais, tem
participado de conquistas na busca por mudança da realidade concre-
ta visando melhores condições de participação civil e de acesso aos
bens de consumo coletivo, redução das desigualdades e respeito aos
direitos humanos e de cidadania.
c) Autonomia
Devido à visão predominante na época do regime militar de que a reve-
lação de qualquer vínculo com partidos políticos de esquerda (banidos
pela ditadura) e outros atores progressistas seria motivo de coerção
e repressão por parte do Estado, os movimentos sociais populares e
demais organizações civis procuravam, inicialmente, deixar explícita a
sua autonomia em relação aos partidos políticos e governos (Peruzzo,
2004). As lutas eram por uma causa – a vida humana digna e a demo-
cracia política e econômica, e foi em torno dela que os vários atores se
uniram.
No tocante à comunicação, essa autonomia transparece na decisão de
os movimentos sociais desenvolverem seus próprios meios e formas
de comunicar, portanto, desde eles próprios, das comunidades, segun-
do suas visões e necessidades de comunicação. Para tanto, procura-
ram a autossustentabilidade, com seus próprios recursos – daí o uso
de meios artesanais e de baixos custos, mas também contavam com
apoio de organismos de fomento nacionais e internacionais para os
programas de intervenção social mais ousados, a exemplo da CESE
(Coordenadoria Ecumênica de Serviços), criada por Igrejas cristãs e
evangélicas e católica)9 e da Miserior (Obra Episcopal da Igreja Católica
da Alemanha para a Cooperação ao Desenvolvimento)10.
9 Ver https://www.cese.org.br/quem-e-a-cese/a-cese/
10 Ver https://www.misereor.org/pt/
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d) Comunicação participativa e dialógica
Coerente com as premissas da visão humanista, o desenvolvimento da
ideia da participação ativa, democrática e dialógica passou a fazer par-
te dos processos de comunicação populares. A Comunicação Popular,
Comunitária e Alternativa teve (e tem) forte inspiração conceitual
em Paulo Freire, como já foi dito, mas congrega os estudos e formu-
lações teóricas de vários pensadores e precursores da comunicação
participativa Latino-Americana, em geral, seguidores das ideias frei-
reanas, tais como Mário Kaplún, Máximo Simpson Grinberg, Juan Diaz
Bordenave, Luis Ramiro Beltrán, José Martinez Terrero, Jorge Merino
Utreras, Maria Cristina Mata, Daniel Prieto Castillo, Miquel Azcueta,
Fernando Ossandrón, Rosa Maria Alfaro, Eduardo Contreras, Regina
Festae a própria autora, entre outros.
Nessa perspectiva, a participação ativa (Merino Utreras, 1979; Peruzzo,
2004; Thornton, Cimadevilla, 2010) das pessoas como emissoras e re-
ceptoras é um dos grandes diferenciais dessa subárea da Comunicação.
Ela incorpora, ao mesmo tempo, uma didática favorável à educomu-
nicação e uma estratégia para desenvolver o protagonismo popular
não só na comunicação comunitária como na sociedade, pois contri-
bui para desenvolver pessoas para a vida. No âmbito da comunicação
participativa fala-se da necessidade de “dar voz ao povo” e também
“de dar vez”, ou seja, de estabelecer uma comunicação democrática e
dialógica, o que quer dizer dar condições para que a comunicação seja
realmente feita pelo povo, com o povo e para o povo. Portanto, uma
das premissas do protagonismo popular está inscrita na comunicação
horizontal (Beltrán, 1981) movida pela participação ativa dos sujeitos
em todo o processo de planejar, produzir, difundir e receber conteúdos
comunicacionais, resultando numa comunicação realizada de acordo
com os interesses e necessidades das comunidades e movimentos so-
ciais em suas dinâmicas de mobilização.
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e) Educação para a cidadania
Intrinsecamente ligadas às dimensões anteriores, as práticas comuni-
cativas no contexto das comunidades e movimentos sociais também
têm uma dimensão educativa, pois não se constituem em algo isola-
do, mas interrelacionadas às dinâmicas de educação informal e não
formal, favorecendo a educomunicação comunitária (Peruzzo, 1999,
2015). Em outras palavras, o processo comunicacional desenvolvido é
altamente educativo, pois ajuda no desenvolvimento do conhecimento,
na compreensão do mundo para se agir nele, mostrando as intersec-
ções entre Comunicação e Educação. Esse processo contribui na cons-
cientização sobre o poder da informação, da união e da solidariedade.
Também contribui para melhorar a autoestima, para despertar o in-
teresse nos estudos da área, como cursar faculdade - de Jornalismo,
Letras etc., e para desenvolver a capacidade de liderança e o espírito
cívico.
Nas palavras de Mário Kaplún (1985, p.17), os meios de comunicação,
nessa perspectiva, são concebidos como “instrumentos para uma edu-
cação popular, como alimentadores de um processo educativo trans-
formador” porque as mensagens são produzidas “para que o povo
tome consciência de sua realidade” ou “para suscitar uma reexão”, ou
ainda “para gerar uma discussão”. Ela é, ao mesmo tempo, processo,
no qual a ação de comunicar-se e de produzir meios de comunicação
geram uma dinâmica formativa que transforma a vida das pessoas e
altera a condição dos receptores em emissores, tornando-os sujeitos.
A educação não se dá apenas pela absorção de mensagens transmiti-
das, mas no próprio processo de fazer comunicação. No entanto, ape-
sar dessa potencialidade educativa, existe um entendimento bastante
generalizado entre as lideranças mais circunscrito ao caráter instru-
mental da comunicação popular, comunitária e alternativa, ou seja, a
visão de sua importância para transmitir informações, conscientizar
e mobilizar, o que é verdadeiro, mas a comunicação popular não se
resume a instrumento.
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As dimensões acima apresentadas não acontecem de forma isolada
mas interrelacionadas entre si. São detectáveis nos marcos originá-
rios do fenômeno da Comunicação Popular11 nos anos 1970, 80 e 90,
mas não terminam neste período. Esses fundamentos epistemológi-
cos, percebidos no conjunto da literatura sobre a mesma, persistem
na práxis dos processos comunicativos no contexto dos movimentos
sociais populares e comunidades, embora, hoje em dia não possam ser
generalizados a todas as expressões comunicacionais ditas populares,
comunitárias ou alternativas. Cresceram o número e a natureza dos
atores que gestam a comunicação popular e comunitária, bem como a
imprensa alternativa e independente, numa realidade que se move e
não está livre de distorções e contradições.
Considerações finais
As dimensões epistemológicas discutidas acima constituem-se em
sentidos não necessariamente explícitos, nem facilmente detectáveis
nas práticas comunicacionais, o que não surpreende, pois referem-
-se ao caráter epistêmico do fenômeno, cujo desvendamento requer
um olhar investigativo anterior às evidências. Concordo com Rolando
Garcia (2002, p. 120), ao armar que o marco epistêmico “represen-
ta um sistema de pensamento, raramente explicitado, que permeia as
concepções da época em uma determinada cultura e condiciona o tipo
de teorização que surge em diversos campos do conhecimento”.
No cenário dessa “outra comunicação”, conclui-se que suas matrizes
teóricas apontam para uma posição epistêmica voltada à transforma-
ção social das estruturas injustas, sejam elas as econômicas e políticas
ou aquelas que instituem e reproduzem modos culturais de opressão,
além de ser defensora da autonomia e sintonizada com a educação po-
pular informal e não formal voltada ao desenvolvimento da cidadania.
11 Como foi dito, há que se considerar ainda que o termo popular não é uníssono e,
pode não conter em todos os lugares e usos, necessariamente, um sentido emancipató-
rio. Mais um motivo da importância de apanhá-lo no processo em que se realiza.
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Los territorios comunicacionales
y los mapas ciudadanos.
Una mirada sobre la Comunicación
Comunitaria hoy
Territórios de comunicação e mapas de cidadãos. Um
olhar sobre a Comunicação Comunitária hoje
Communicational territories and citizen maps. A look at
Community Communication today
MARTÍN MARTÍNEZ PUGA
LUCÍA OLIVARI CONDENANZA
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA (URUGUAY)
Resumen: En este texto planteamos una metáfora, una búsqueda con-
ceptual y una herramienta metodológica que denominamos territorios
comunicacionales. Se trata de un intento por construir una forma de
nombrar, comprender y abordar la complejidad del ecosistema comu-
nicacional actual. Se plantea a la comunicación como espacio de disputa
situada y, por lo tanto, a lo público como constitutivo de la Comunicación
Educativa y Comunitaria. Además, se argumenta que la disputa por lo
común y sus múltiples signicaciones están inmersas en territorios co-
municacionales donde se relacionan de forma constante los ámbitos ins-
titucionales, geográcos y mediáticos. Por último, construimos mapas
que presentan prácticas comunicacionales que parten de cada uno de
los tres ámbitos mencionados y denotan múltiples entres con los otros
ámbitos. Por consecuencia se visualizan hibridaciones en las narracio-
nes, en los repertorios de acción y en las formas de organizarnos.
Palabras claves: territorios comunicacionales, ciudadanía, relatos.
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Resumo: Neste texto propomos uma metáfora, uma pesquisa con-
ceptual e uma ferramenta metodológica a que chamamos territó-
rios comunicacionais. É uma tentativa de construir uma forma de
nomear, compreender e abordar a complexidade do actual ecos-
sistema comunicacional. A comunicação é vista como um espaço
de disputa situada e, portanto, o público como constitutivo da
Comunicação Educativa e Comunitária. Além disso, argumenta-se
que a disputa pelo comum e os seus múltiplos significados estão
imersos em territórios comunicacionais onde as esferas institu-
cional, geográfica e mediática estão constantemente relacionadas.
Finalmente, construímos mapas que apresentam práticas comuni-
cacionais que partem de cada uma das três esferas acima mencio-
nadas e denotam múltiplas “entradas” com as outras esferas. Como
resultado, visualizamos hibridizações nas narrativas, nos reportó-
rios de acção e nas formas de nos organizarmos.
Palavras chave: territórios comunicacionais, cidadania, narrativas.
Abstract: In this text we propose a metaphor, a conceptual search and
a methodological tool that we call communicational territories. It is an
attempt to build a way of naming, understanding and approaching the
complexity of the current communicational ecosystem. Communication
is considered as a space of situated dispute and, therefore, the pu-
blic as a constituent of Educational and Community Communication.
Furthermore, it is argued that the dispute for the common and its mul-
tiple meanings are immersed in communicational territories where
institutional, geographical and media spheres are constantly related.
Finally, we constructed maps that present communicational practices
that start from each of the three aforementioned spheres and denote
multiple “entres” with the other spheres. Consequently, we visualize
hybridizations in the narratives, in the repertoires of action and in the
ways of organizing ourselves.
Keywords: communicational territories, citizenship, stories.
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Lo que aquí llamaremos “territorios comunicacionales” es una metáfo-
ra que nos ayuda a nombrar, identicar, ubicar y reconocer prácticas
sociales de la comunicación. A su vez, es un concepto y, por lo tanto,
una herramienta metodológica que nos brinda elementos para cono-
cer y problematizar comunicacionalmente las prácticas sociales en la
actualidad.
Nace a partir de intentar nombrar incomodidades y desafíos prove-
nientes de múltiples espacios de construcción de conocimiento de-
sarrollados desde la Sección Académica Comunicación Educativa y
Comunitaria (FIC-UDELAR), y de diversas experiencias profesionales
en la sociedad civil organizada.
Desde las concepciones instrumentalistas de guerra y post guerra en
Europa y EEUU, a las de transformación social de dictadura y post dic-
tadura en América Latina, la comunicación ha sido denida por las teo-
rías, pero también por los espacios y actores con diferente capacidad
de incidencia social. Lejos de ser fragmentos en la historia teórica y
social de nuestras sociedades, la comunicación aún se compone de to-
das estas perspectivas siendo por momentos espacio de resistencia y
disputa de poder y, por otros, lenguaje de la sociedad de consumo o
herramienta de convencimiento y difusión.
Disputar el enfoque comunicacional desde la perspectiva de lo educa-
tivo y lo comunitario es, entre otras cosas, incluir la mayor cantidad de
miradas y actores en la construcción de conocimiento participativo y
generar las interacciones necesarias para intentar superar desigualda-
des, al menos las comunicativas.
La Comunicación Educativa y Comunitaria, con sus diferentes énfasis y
apellidos (Kaplún, 2007), se fue construyendo a lo largo de la historia
con la intencionalidad de transformar las relaciones de poder desde
la mirada, la experiencia y los contextos de personas, grupos y movi-
mientos sociales.
Este concepto que proponemos es un intento de construir una he-
rramienta más, entre otras, para abordar desde la Comunicación
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Educativa Comunitaria la complejidad del ecosistema comunicacional.
Los territorios comunicacionales nacen de preguntarse constante-
mente: quiénes dicen, qué dicen, cómo dicen y dónde pueden decir en
lo público (y cómo este se constituye en esta dinámica).
Es una búsqueda desde dónde comprender o intervenir en procesos
de comunicación. Si se entiende a la Comunicación Comunitaria como
aquella que parte del otro u otra y su contexto; aquí se invita a seguir
esta perspectiva desde la idea multidimensional de los territorios co-
municacionales. Es decir, entendemos a la comunicación como espacio
de disputa situado y por consecuencia, al espacio de lo público como
constitutivo de la perspectiva disciplinar. Es así, que buscamos conti-
nuar mirando a ese otro u otra social desde sus relatos y prácticas, que
implica mirar qué sucede con ese otro u otra en el espacio de lo públi-
co, y mirar el espacio de lo público. desde nuestra disciplina, implica
mirar desde la complejidad de la multiplicidad. Pensar desde los terri-
torios comunicacionales es una invitación a visualizar tres ámbitos y
sus relaciones: el institucional, el mediático y el territorial geográco.
El ámbito institucional en su doble acepción de lo normativo y las for-
mas organizativas que nos damos como sociedad, genera procesos de
comunicación cotidiana donde se instituye lo enunciable y lo prohibi-
do y un orden que organiza la convivencia en un contexto de conicti-
vidad derivada de lo político en su nivel ontológico (Mouffe, 2011). La
política institucionalizada busca dominar y regular el conicto de las
relaciones sociales, a partir de procesos de estatización de lo común
(Laval y Dardot, 2015) donde se pueden cuestionar las decisiones o
legitimaciones, pero difícilmente a los mecanismos a los que se busca
acceder o incidir.
El ámbito territorial geográco es constructor de biografías, es mo-
delo de acción (Crosta, 2003) y de experiencias de aprendizajes de
prácticas. Un modelo que se genera en la interacción entre la apropia-
ción y la dominación (Haesbaert, 2005), entre el espacio reglamen-
tado y el espacio practicado (Reguillo, 2021). Lo territorial media las
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subjetividades en la interacción entre las formas que habitamos y los
diseños del habitar. De esta manera no es exclusivamente escenario
de tramas comunicacionales, sino parte de procesos culturales entre
códigos, soportes y materiales (Álvarez, 2021).
El ámbito mediático es un espacio central de signicación y de organi-
zación de sentido (Verón, 1997) y, por lo tanto, mediador en la produc-
ción de nociones de ciudadanía. Por ello, desde la noción de ciudadanía
comunicativa (Mata, 2006), se arma que no es posible comprender
los repertorios de la contienda política sin considerar la condición de
público mediático. En el ecosistema comunicacional actual, lo digital
y las redes socio digitales en particular se presentan como un espacio
de lo público donde se puede decir, y a su vez, se refuerzan maneras
de decir con lógicas privatizadoras de la vida cotidiana. El manejo al-
gorítmico incide en los asuntos públicos, pero también las plataformas
digitales permiten una mayor interacción y una articulación del des-
contento (Reguillo, 2021).
Los ámbitos institucionales, territoriales, geográcos y mediáticos son
entornos fundamentales de la construcción pública. Ámbitos en conti-
nua interrelación, espacios “entre” diversas interacciones y mediacio-
nes, que denominamos territorios comunicacionales.
En denitiva, lo situado nos obliga a desaar nuestros marcos concep-
tuales y prácticas profesionales, es una brújula para reconocernos parte
de una perspectiva que desde sus bases epistemológicas propone mi-
radas y formas de accionar dinámicas en el campo comunicacional. Los
territorios comunicacionales buscan incorporar un devenir histórico que
ha transformado las dinámicas de lo común y, a su vez, continuar ar-
mando que es necesario reconocer los múltiples procesos comunicacio-
nales entre el mercado y el Estado para no homogeneizar las prácticas
sociales. Es una búsqueda de nombrar de forma situada porque si la
perspectiva se sedimenta, podemos incidir de forma cristalizada.
El concepto primero nos propone el dónde, los territorios, lo espacial
territorial como esfera de la multidimensionalidad y la multiplicidad
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(Massey, 2005) y los nombra comunicacionales para explicitar una tra-
ma de relacionamientos que lo construye constantemente.
Estos componentes nos plantean el desafío de pensar y dialogar en un
“espacio público expandido” (Reguillo, 2017) que se desarrolla tan-
to en espacios inmateriales (virtuales, imaginarios, normativos etc.)
como en espacios tangibles (plazas, calles, etc.).
El espacio de lo común actual está compuesto de diversas mediaciones
y mediatizaciones que conguran el quiénes, qué y cómo dicen, com-
puesto por la ciudad, los ordenamientos institucionales y las formas
sociopolíticas en el territorio, las formas de enunciación que escapan a
dichos ordenamientos (desde el mural a la batalla de hip hop), los me-
dios de comunicación y las tecnologías de información y comunicación
como otras plataformas de interacción (Fernández, 2014).
A partir de situaciones comunicacionales concretas, en las próximas
páginas, nos proponemos mapear los ámbitos que componen el con-
cepto. Allí realizaremos un recorrido que busca explicitar los espacios
híbridos a la interna de cada ámbito y los espacios “entre” ellos. Estos
mapas son solamente un acercamiento a la intención constante de ma-
pear lo público como espacio común de la polémica (Arditi, 2009) no
buscando un punto de llegada, sino una permanente construcción, con
un potencial de transformación, que la sociedad se da a sí misma.
Lo mediático: un mapa visto desde las narraciones
Los relatos y las prácticas son la punta visible de la madeja de lo públi-
co expandido. Su recuperación no es una dinámica nueva en el campo
comunicacional, pero en la actualidad se congura a partir de otro ré-
gimen de visibilidad (Calleti, 2000).
A diario recibimos, vemos pasar o mandamos memes a través de las
redes sociales. Los memes se han convertido en un indicador del clima
de las conversaciones y discusiones públicas y, por lo tanto, de cuáles
son los actores y los relatos que mayor visibilidad, incidencia y legiti-
midad adquieren en la arena pública.
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Los medios digitales en la actualidad son condensadores de mediacio-
nes sociales (Martín Barbero, 2010), aparentemente menos normati-
vos, pero con estéticas y narrativas propias, lejanas de la neutralidad.
Se presentan como un espacio de lo público donde se puede decir, y a
su vez, se refuerzan maneras de decir con lógicas privatizadoras de la
vida cotidiana. Allí, construimos imágenes de lo común y una paradoja
de la democracia (Rincón, 2018) donde hay mucho para opinar y, en
múltiples ocasiones, poco para deliberar o incidir.
El formato meme implica una fuerte condensación de sentidos y una
multiplicidad en su circulación que contiene formas verticales, hori-
zontales y transversales (Carlón, 2020), y a su vez, en diferentes di-
recciones (del tradicional de arriba hacia abajo a nuevas maneras de
abajo hacia arriba), atravesando subjetividades, instituciones tradicio-
nales, universos culturales y lógicas territoriales. Estas transformacio-
nes han mutado los debates públicos y las formas en que se enuncia la
diferencia, con repertorios conectivos (Reguillo, 2017) que no reeren
solamente a la virtualidad, sino a las formas de conguración subjetiva
de constituirse.
Aunque tienen temáticas muy distintas, estos tres tipos de memes, tie-
nen aspectos en común. Los tres apelan a dinámicas y relatos cotidia-
nos y de algún modo lo hacen desde la mirada de lo institucionalizado
(sea para interpelarlo o para continuarlo). Los tres colocan al relato en
el lugar de la acción, se arman en el relato por el relato mismo inde-
pendientemente de la práctica con la que se relaciona. Los tres hablan
de un devenir histórico de cambio en lo común. Cualquier de ellos re-
eren a dimensiones políticas en discusión, pero ninguno lo explicita
ni lo hace desde estructuras o instituciones políticas.
El primero toma una frase de José Martí que es conocida como dicho
popular, y de ahí su fuerza narrativa. Nos dice directamente que hay
que cambiar el relato al tacharlo y proponer una frase alternativa.
Omite en su apelación las formas que las personas y las sociedades nos
hemos dado para construir memoria y cultura porque las que aparecen
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en el relato original hacen énfasis en la individualidad, la elección de
la no maternidad / paternidad y fundamentalmente promueve un for-
mato del desarrollo humano. Por supuesto que invita a inferir, analizar
e interpretar, incluso de modos diferentes, pero lo central está en que
lo universal es el reconocimiento del relato como constructor de insti-
tuciones y prácticas.
En el segundo se cuestiona lo políticamente correcto como narrativa
pues vivimos en un momento en que se cree en el relato como acción.
Si uno o una cuestiona algo que está considerado políticamente correc-
to es porque lo reconoce como tal, de lo contrario, no sabría que lo es
socialmente. Distinto sería cuestionar lo correcto a secas. Lo política-
mente correcto alude a determinados órdenes institucionalizados que,
justamente, hemos acordado socialmente (implícita o explícitamente
a través de las normas). Incluso, podría decirse que existen diversos
órdenes o niveles de lo políticamente correcto, algunos podrían abar-
car a sociedades enteras, otros a algunas comunidades, otros a algu-
nas clases sociales. Con lo cual, y según ese meme, siempre tenemos
chance de ser políticamente correctos en alguna dimensión de nuestra
vida. Ahora, ¿es relevante este análisis previo? De nuevo, el meme lo-
gra identicar algunos nudos problemáticos que discutimos en lo pú-
blico. Pareciera que detrás hay una voz que dice, quejándose, que no va
aceptar todos estos cambios que nos queremos dar como comunidad,
aunque en diferentes territorios y biografías lo validado y acordado
pueda cambiar o incluso ser contradictorio.
El tercero, al igual que los otros dos, reere a un momento de cambio
histórico, cuestiona una nueva reivindicación como si ya estuviera ins-
talada y aceptada socialmente. Más allá de que el texto resulta violento
por el lugar en el que coloca a las mujeres, se trata de un planteo reac-
cionario a transformaciones narrativas recientes. Se disputa la narra-
ción. O más bien, el cambio del relato. De algún modo, se exige que vol-
vamos a la tradición, a las cosas en su lugar, sin hacer alusión honesta
a lo que está fuera de lugar, sino al lugar en el espacio mediático y a la
disputa de poder por lo que es necesario narrar.
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En denitiva, los memes sintetizan sentidos y hacen visibles relatos
“entre”. Cualquiera de los tres presentados hablan de discusiones po-
líticas, algunas constituidas en movimientos, colectivos o reivindica-
ciones históricas como lo que tiene relación con los feminismos y la
diversidad sexual. En ningún caso, se apela a una estructura o insti-
tución política pero sí es posible identicar en sus narraciones estas
discusiones en los distintos ámbitos mencionados (lo institucional, lo
geográco y lo mediado).
Lo territorial geográfico: un mapa visto desde los
repertorios de acción
Recorrer las calles de las ciudades con la intención de observar, es un
ejercicio que nos muestra diversas transformaciones: en los diseños
de los espacios públicos, en los consumos, en las segregaciones terri-
toriales, en las formas de habitar, entre otras tantas transformaciones
visibles. Todas ellas, podrían ser analizadas, desde la categoría de lu-
cha por los campos de signicaciones y desde los territorios comu-
nicacionales, sin omitir las particularidades contextuales, sino como
lentes que las incluye.
En Montevideo, y allí nos adentraremos, es visible el crecimiento del
arte urbano gráco, tanto en los muros, como en las plazas y en casi
todo espacio posible de la ciudad. Los gratis y los murales han cre-
cido en número, en tamaño y en búsquedas estéticas. Este proceso se
puede visualizar como un ejercicio del derecho a la ciudad (Harvey,
2013) y también un cambio en las subjetividades, donde las imágenes
son parte sustancial y tiene un correlato lógico en los espacios donde
habitamos.
Las prácticas sociales expresan la relación entre la dimensión del ha-
cer cotidiano, la dimensión material y tecnológica, y la del campo de
los sentidos construidos (Treré, 2020). La interrelación de estas tres
dimensiones ubica a las experiencias en un entramado histórico que
construye nuevas prácticas cruzando prácticas anteriores y nuevos
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contextos. Así se construyen repertorios de acción, lo que es posible
hacer y sus incidencias. En la actualidad los repertorios son también
construcciones híbridas, en un “entre” complejo en los territorios
comunicacionales.
Siguiendo esta línea de razonamiento, es cada vez más frecuente en-
contrar nuevas expresiones grácas que toman tanto la ciudad y las
redes sociales de forma complementaria, denotando el entre lo te-
rritorial y lo mediático, y a la imagen como mediación de múltiples
procesos de comunicación, como vínculo concreto entre los decires en
la ciudad.
Las intervenciones urbanas grácas han sido parte de una disputa por
el diseño de habitar, se han desarrollado políticas públicas que la han
promocionado y acciones gubernamentales desestimulantes. Las ve-
redas pintadas por el movimiento Pintando veredas por la ciudad, y
la galería a cielo abierto en las cortinas metálicas de la avenida 18 de
julio son algunos de los ejemplos de políticas públicas que apoyaron la
expresión, así como, las pintadas de colores pasteles en centros educa-
tivos tapando intervenciones artísticas son acciones en el sentido con-
trario. El espacio público territorial es un espacio de conictos, reales
o simbólicos, donde resulta fundamental comprender las huellas y las
tachaduras, como en un palimpsesto (Martín Barbero, 2017).
En este contexto, un colectivo de artistas grácos urbanos logró incidir
sobre la temática seguridad. El16 de febrero de 2019, Felipe Cabral, re-
conocido como Plef en el circuito artístico, fue asesinado de un balazo
en un barrio de clase alta montevideano. El hecho sucedió en momen-
tos de una fuerte discusión pública sobre seguridad ante una propues-
ta de reforma constitucional1 que planteaba como respuesta un mayor
punitivismo. A Plef lo mató el miedo fue la primera respuesta pública.
1 La propuesta de reforma constitucional “Vivir sin miedo” fue plebiscitada junto
a las elecciones nacionales y no resultó aprobada por un pequeño margen. Entre sus
medidas más elocuentes proponía allanamientos nocturnos, el patrullaje civil por parte
de militares y el endurecimiento de las penas penitenciarias
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Esta frase luego se transformó en una presencia constante, en cientos
de muros, de la imagen de su rma de grati o su tag (dibujo de un
gato característicos en sus propuestas grácas) que se constituyeron
en parte de la ciudad. Esta respuesta silenciosa y visual ha sido una de
las protestas y expresiones colectivas más interesantes de los últimos
años en Montevideo.
La seguridad pública ha sido una temática central en debate en los úl-
timos años, presente tanto en los informativos de televisión abierta
(donde la cobertura policial es cada día más extensa), como en las re-
des sociales o en los barrios (donde se profundiza la idea de los terri-
torios amenazados real o simbólicamente). Así, se fue construyendo
y reconstruyendo una imagen de los territorios y los personajes vio-
lentos, y con ella, las fragmentaciones en la ciudad y en el discurso
político institucionalizado. El asesinato de Plef ingresó en este marco
de interpretación donde la imagen de un joven con acciones poco cla-
ras o estéticas alejadas, resultan peligrosas en una zona residencial.
Imágenes unas y otras construidas y resignicadas en un entre los
ámbitos geográcos, mediáticos e institucionales.
Montevideo es mirado por los gatos que recuerdan el acontecimiento,
dado que vemos las imágenes y también somos mirados por ellas (Didi-
Huberman,1997), en las intervenciones observamos la presencia y la
ausencia de Plef, siendo interrogados en ese mecanismo. Vivimos en
un régimen que relaciona las formas de ver y las prácticas sociales (Jay,
2003), la dimensión visual organiza maneras de informarse y de inte-
racción, con vínculos referidos a las imágenes (Dipaola,2020). En la
moda o en las redes sociales se genera habitualmente una interacción
entre signo, relación y consumos. En algunos momentos, esa misma
interacción puede construir rupturas, construyendo una interacción
signo, relación, problematización social. Las intervenciones sobre Plef
construyeron en este sentido.
En resumen, en las múltiples interacciones de los territorios comunicacio-
nales se construyen repertorios de acción. Prácticas sociales híbridas que
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se expresan reapropiadas en lo local y lo geográco y por su continua inte-
racción de incidencia también en los ámbitos institucionales y mediáticos.
Lo institucional: un mapa visto desde las formas de
organizarnos
En un barrio casi al nal de Montevideo, cerca de uno de los arroyos
que cruza la ciudad y que fue creando puntos nales de un lado y del
otro de la ribera (aunque la ciudad se extiende luego del arroyo); cons-
truido por múltiples asentamientos, de familias con diversas historias
que lo fueron poblando en diferentes décadas y durante distintas cri-
sis económicas del país. Allí, conversábamos con un grupo de mujeres
que nos contaban sus percepciones para mejorar la localidad, ante una
propuesta de diagnóstico para un proyecto de mejoramiento barrial
promovido por el gobierno de la ciudad.
Un grupo de mujeres que se habían permitido juntarse, algo que no
había sucedido en el barrio hasta ese momento. Un grupo de muje-
res que se permitían cuestionar que su único rol fuera el de cuidado,
cambiando prácticas y complementándose entre ellas. Movimiento
que les permitió pensarse como una cooperativa de trabajo, con la in-
tención de sustentarse económicamente, y quizás sin proponérselo al
principio, construyendo presencia y transformándose en un colectivo
importante en el territorio. Son una cooperativa, (forma organizativa
tradicional en Uruguay), y son un grupo de mujeres, una nueva forma
de colectivizarse en los barrios montevideanos.
“Tiene que venir la policía, patrullar las calles y llevarse a todos los que
estén algo raro”, dijo una integrante en un momento, y todas asintieron
con la cabeza. Nuestras preguntas, casi de inmediato, y casi sin pre-
guntar, argumentaron si no podría ser injusto, violento y alejado de lo
que el barrio precisaba: “es mejor eso a que se siga pensando que acá
somos todos iguales”, aclaró otra integrante.
Las vivencias y los relatos mediáticos sobre la seguridad conuyen,
reviviendo cotidianamente la temática en el territorio. Para nosotros,
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que tenemos estéticas, prácticas y territorios alejados a los señalados
como culpables, los límites entre la dimensión convivencia y represión
son más claros, menos entre, menos bastardos, por lo tanto, también
nuestras narrativas. Para esta cooperativa de mujeres no, aunque sus
prácticas y formas de organización plantearan otras formas de convi-
vencias. Los territorios comunicacionales plantean una diversidad de
interacción que trae consigo una diversidad de expresiones, que por
momento pueden verse como contradictorias a lo esperable.
Los repertorios de acción y los relatos se construyen en un “entre” pero
también las formas de colectivizarse para polemizar en lo público, en
una dinámica que transforma las fronteras entre el individualismo y lo
colectivo, entre el yo y el nosotros. En este caso, un nosotras grupo de
mujeres, un nosotras cooperativa y un nosotras colectivo para incidir
en el barrio. Cada expresión con lógicas organizativas propias, de re-
pertorios y narrativas por momentos complementarias y por momen-
tos ambiguas, que este colectivo lleva adelante.
Cada práctica ciudadana es un sistema de repertorios de acción y na-
rrativas con diversas formas organizativas, construcciones identitarias
y antagónicas (devenir histórico) y acciones de visibilidad pública y
formulaciones de demanda o reclamo (devenir narrativo). Conceptos
centrales para la acción colectiva y sus teorías (Valenzuela, 2015) que
permite incluir en el análisis a las conductas colectivas que impugnan
los modelos culturales, a los movimientos sociales que discuten las re-
laciones de dominación (Touraine, 1985) y a los movimientos emer-
gentes que problematizan las formas organizativas y de demanda.
Se mantienen colectivos ligados a la representación y participación
en espacios reglamentados, y surgen con notoriedad, otros, menos
instituidos, con una intencionalidad política que disputan la diversi-
dad, las formas de expresión de la diferencia y que problematizan los
lugares desde donde actuar social y políticamente. Se constituye un
nuevo espacio entre, donde se transforman unos y otros para incluir-
se en la conversación pública: al sentirse interpelados los colectivos y
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organizaciones legitimadas, al no siempre tener incidencia directa las
nuevas manifestaciones.
Estas últimas, tienen una gran capacidad de conexión con otros para
sumarse a la discusión pública extendida, inaugurando nuevas formas
de estar juntos y de estar en contra, de acuerdos y conictos, como
dimensión de la experiencia humana (Arendt, 2005). Pero a su vez, las
diferentes formas organizativas, aun las más reglamentadas, accionan
en territorios comunicacionales donde modican formas de expresión
de la demanda.
En denitiva, las formas de construir colectivos se han transformado,
por momentos a partir de masicar reclamos, en otras ocasiones por
ser parte de un espacio público extendido que incide en ellas, en todas
porque colectivizarse es formular demandas y estas formulaciones se
dan en un complejo narrativo y de acción que encierra una hibridación
en territorios comunicacionales.
Mapas ciudadanos: consideraciones finales
Comenzamos este texto planteando a los territorios comunicaciona-
les como una búsqueda conceptual, una herramienta metodológica y
una metáfora.
En la actualidad el entramado de signicación construye y se consti-
tuye en un espacio público expandido: “Esfera globalizada y multi es-
cala del espacio público, propiciada por la aceleración tecnológica y la
mundialización de la cultura, que favorece la circulación constante de
ujos informativos y de representaciones e imaginarios compartidos
con potencia orientadora” (Reguillo, 2017).
Los territorios comunicacionales nos permiten identicar, nombrar,
reconocer el dónde, quiénes y por qué de los fenómenos, procesos y
prácticas de la comunicación hoy. ¿Cómo es posible que, sin el análi-
sis comunicacional, de todos modos, podamos reconocer a los unos y
otros descritos en las narraciones mediáticas, en las prácticas urba-
nas o las formas de colectivizarnos? Si no fueran actores, temáticas y
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discusiones reconocidas ¿Cómo podrían ser contenido de un formato
comunicacional que se construye para ser viral en el caso de un meme?
¿Cómo podrían vincularse las narrativas públicas sobre seguridad con
un caso concreto de asesinato? ¿Por qué un grupo de vecinas conside-
raría central disputar su signicación en lo público que no solamente
es lo barrial?
En este contexto, incluir dentro de la propuesta de los territorios co-
municacionales, las diversas biografías, lo otro entre el Estado y el
mercado -al decir del campo comunitario-, explicita la convicción por
una comunicación que reconoce lo heterogéneo y la necesidad de una
diversidad de voces para la circulación de poder. Los territorios co-
municacionales son un intento de narrar, conocer y abordar la com-
plejidad, pero también de situarnos en los procesos comunicacionales
desde la posibilidad y responsabilidad de transformación social.
Si en las consideraciones nales nos referimos a mapas ciudadanos es
porque entendemos que el concepto propuesto nos permite visualizar
procesos y prácticas de ciudadanía. Pensar la comunicación y sus prác-
ticas como ciudadanas, explicita la disputa y las formas para intentar
incidir.
La ciudadanía para este trabajo se dene como el reconocimiento so-
cial de valores éticos-políticos que posibilitan la continuidad de un
contrato social y como principio articulador de diferentes posiciones
subjetivas (Mouffe, 1999) que permite combinar discusiones concre-
tas y una disputa constante en el campo discursivo (Laclau, 2014). La
ciudadanía se construye en un devenir narrativo y de repertorios tác-
ticos de contienda por inclusiones y exclusiones en interacción con el
poder y con las instituciones que lo regulan. Incluir los ámbitos geo-
grácos, mediáticos e institucionales y el espacio entre ellos, hace que
el barrio, la ciudad y las redes sociales, entre otros tantos espacios de
lo público, no aparezcan como excluyentes sino con un potencial de
convergencia para acciones, manifestaciones y narraciones para dis-
putar lo común.
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Comunicador Popular
na América Latina:
atores que fazem as pontes1
El comunicador Popular en América Latina: actores
que hacen puentes
Popular communicator in Latinamerica:
actors building bridges
NIVEA CANALLI BONA
NÚCLEO DE ESTUDOS EM COMUNICAÇÃO COMUNITÁRIA E
LOCAL - COMUNI
Resumo: O texto apresenta uma discussão que pretende denir o per-
l do comunicador popular na América Latina com base em resultados
de pesquisas anteriores da autora. Aborda-se um conjunto de variá-
veis: personalidade e talentos, habilidades, crenças, conhecimentos,
movimentos e inuências da comunidade, formação técnica e consu-
mo de mídia. São utilizadas duas linhas teóricas: estratégias, táticas de
Certeau e habitus de Bourdieu. Além disso, estão presentes os estudos
de Mario Kaplun sobre educação e comunicação na América Latina.
Esses comunicadores estão desenvolvendo a comunicação para or-
ganizações sociais e comunidades, muitas vezes combinando formas
criativas com recursos escassos. Esse ator é, consistentemente, visto
como uma ponte que liga os movimentos sociais e suas demandas aos
meios de comunicação de massa. Ele/ela liga comunidades e meios de
comunicação populares. Ele/ela relaciona estratégias de comunicação
1 Versão modicada do capítulo BONA, N. (2021) Popular Communication in Latin
America: a look at the actor who build bridgesin SUZINA, A. The evolution of Popular
Communication in Latin America, Palgrave Macmillan.
_HUVAITI EDICIONES
60 |
e necessidades das organizações sociais. Ele/ela liga o conhecimento
técnico das universidades e a mística que nasce na comunidade.
Palavras-chave: comunicação popular, comunicador popular, América
Latina
Resumen: El texto presenta una discusión que pretende denir el
perl del comunicador popular en América Latina a partir de los re-
sultados de la investigación previa del autora. Se aborda un conjunto
de variables: personalidad y talentos, habilidades, creencias, conoci-
mientos, movimientos e inuencias comunitarias, formación técnica y
consumo de medios. Se utilizan dos líneas teóricas: estrategias, tác-
ticas de Certeau y habitus de Bourdieu. Además, están presentes los
estudios de Mario Kaplun sobre educación y comunicación en América
Latina. Estos comunicadores están desarrollando comunicación para
organizaciones sociales y comunidades, muchas veces combinando
formas creativas con escasos recursos. Este actor es visto constante-
mente como un puente que une los movimientos sociales y sus deman-
das con los medios de comunicación. Vincula comunidades y medios
populares. Enumera estrategias de comunicación y necesidades de las
organizaciones sociales. Vincula el saber técnico de las universidades
y la mística que nace en la comunidad.
Palabras-clave: comunicación popular, comunicador popular, América
Latina
Abstract: The paper tries to dene the Popular Communicator by
approaching a group ofvariables: personality and talents, skills, be-
liefs, knowledge, movement and communityinuences, technical
training, and media consumption. Two theoretical lines are used:stra-
tegies, tactics by Certeau and habitus by Bourdieu. Also, we bring the
studies ofMario Kaplun about education and communication in Latin
America. Thesecommunicators are developing communication for
social organizations andcommunities, often combining creative ways
with scarce resources. This actor is,consistently, seen as a bridge that
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| 61
links social movements and their demands with massmedia. He/she
links communities and popular media outlets. He/she linkscommu-
nication strategies and social organizations’ needs. He/she links the
technical knowledge from universities and the mystique that is born
in the community.
Key-words: popular comunication, popular communicator, Latin America
A profusão de injustiças e desigualdade na distribuição de recursos
ou mesmo de garantir dignidade de bem viver em diversos países da
América Latina deu origem a grupos e movimentos que surgiram como
reação a esse contexto. Alguns desses grupos criaram formas muito
peculiares de comunicação com a ajuda de um comunicador popu-
lar que desenvolve estratégias, táticas (Certeau, 2013) e um habitus
(Bordieu, 2011) combinando formas criativas de comunicação com
recursos escassos.
O perl desse prossional é transformado pela causa da luta desse mo-
vimento ou organização, pelo lugar que esse comunicador ocupa na
sociedade, pela educação formal (ou não), assim como pelos próprios
grupos dos quais ele faz parte. Este comunicador é uma mosaico de
diferentes variáveis, e nosso objetivo aqui é identicar como essas va-
riáveis inuenciam este ator, o comunicador popular.
O contexto
Se prestarmos atenção a alguns aspectos históricos da colonização da
América Latina (para não dizer violação, roubo ou saque), podemos
entender que se produziu uma forma brutal de ocupação com a aju-
da de alguns setores da Igreja Católica (Galeano 2010; Ribeiro, 2006).
Como resultado dessa colonização, nasceu, e tristemente permanece
até hoje, uma sociedade extremamente desigual, o que signica a exis-
tência de uma elite concentrando grande parte dos recursos materiais
e acesso a educação formal e aos diretos humanos. Do outro lado desse
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espectro social (ou desse conito que se estabelece) estão os povos
originários, os descendentes de escravos trazidos da África, além dos
imigrantes trabalhadores do campo. Essa é a imagem de uma terra rica
em recursos extremamente mal distribuídos.
Esses grupos (elites e explorados) se tensionam em múltiplos ní-
veis. Um exemplo é a luta pela terra para plantar e viver, que opõe,
por um lado, o agronegócio e, por outro, grupos como os quilombolas,
Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra, além de tribos na-
tivas. Outros conitos envolvem grupos como grandes imobiliárias e
bairros das cidades com o Movimento dos Trabalhadores Sem Teto,
entre outros. Essas lutas, históricas e atuais, desencadeiam a criação
do que chamamos de movimentos sociais, organizações sociais ou as-
sociações comunitárias.
Em termos de disputas nas diferentes esferas da sociedade, a da in-
formação foi e continua sendo uma das mais importantes, pois de-
termina quem tem voz e quem tem o direito de contar sua versão
dos acontecimentos. Essa discussão especíca ocorre na intersecção
dos campos da educação e da comunicação. A oportunidade de ir à
escola e ter uma boa educação tem sido historicamente mais escassa
para os grupos populares. As universidades sempre foram um espaço
reservado para a elite. Além disso, a mídia é controlada por um pe-
queno grupo. No Brasil, por exemplo, os principais grupos de mídia
(incluindo emissoras de televisão, jornais e rádios) estão nas mãos
de cinco famílias (Cavalcanti, 1993, p. 41). Um grande número de es-
tações de rádio está nas mãos de representantes políticos, o que é
legalmente proibido.
Essa concentração midiática não aconteceu por acaso. É um plano bem
elaborado para controlar as informações que as pessoas consomem e,
portanto, manter o status quo. Nesse sentido, Biz e Guareschi (2005,
p. 114) armam que há uma espécie de censura socioeconômica que
impede as pessoas, em geral, de terem acesso à mídia.
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O popular na América Latina
Ficou evidente que toda a repressão, décadas de violência e explora-
ção vividas seriam terreno fértil do qual cresceriam diversas formas
de resistência, como movimentos sociais, associações populares e
comunidades. Na América Latina, essa resistência foi alimentada por
uma mistura de desejo de sobrevivência, sede de justiça e mística que
se inspira em parte na “cultura religiosa” (principalmente católica),
mas acima de tudo transcendeu as fronteiras dos espaços “religiosos”.
Dessa forma, surgiram alguns movimentos e organizações sociais nas
CEBs (Comunidades Eclesiais de Base), e a Teologia da Libertação (que
desaou o Vaticano) foi uma nova abordagem formada na América
Latina, com rica experiência no Brasil.
Um dos autores e líderes sociais latino-americanos mais estudados,
que trabalhou com ativismo popular por meio da educação e da co-
municação, foi Mario Kaplun. Ele dedicou sua vida a reetir, estudar
e criar formas de trabalhar esses dois campos do saber em diver-
sas comunidades. O intelectual argentino foi o idealizador/mentor
do Cassete-Foro, prática que permitiu aos camponeses uruguaios
e argentinos resolver seus problemas de forma democrática e par-
ticipativa. Na década de 1970, a técnica incluia gravar discussões
realizadas em grupo de camponeses sobre seus problemas diários
em tas cassete. Um grupo de editores da comunidade selecionava
as principais sugestões de soluções e as enviava a outros grupos de
agricultores em uma troca horizontal de ideias. Mario Kaplun e sua
esposa viveram em muitos países latino-americanos principalmente
porque as ditaduras costumávam persegui-los. Kaplun também tra-
balhou com rádio popular e seu projeto mais famoso estava ligado à
fé católica. Ele criou uma série de programas de rádio chamado Padre
Vicente: Diario de un Cura del Barrio. O show durou cinco séries com
mais de 200 episódios2.
2 https://radioteca.net/audioseries/el-padre-vicente-diario-de-un-cura-de-barrio/.
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A lista de materiais de comunicação populares (programas de rádio,
livros e atividades em grupo) criada por Kaplun é imensa. Ele também
teve sucesso com diferentes metodologias de comunicação e educa-
ção popular que, juntamente com os trabalhos de Paulo Freire, esta-
beleceram um padrão na comunicação e educação popular na América
Latina. “Para ele, o tipo de comunicação que se faz é reexo da socieda-
de em que se vive ou se quer construir” (Bona et al. 2007).
Inspiradas pela formação em comunicação popular ou por uma per-
cepção instintiva (tática) de sobrevivência, muitas organizações po-
pulares decidiram utilizar a comunicação alternativa para expressar
seus problemas, trabalhar a conscientização da sociedade em relação
às suas demandas e se posicionar contra a comunicação hegemônica.
Peças de teatro, cartazes, músicas, marchas e folhetos são exemplos
de algumas estratégias de comunicação (Peruzzo, 1998, p. 115). Mais
tarde, a Internet daria a esperança de que todos os tipos de vozes ti-
vessem um espaço.
A comunicação popular é um conceito recorrente nos estudos lati-
no-americanos e às vezes pode ser entendida como comunicação al-
ternativa, comunitária ou local baseada em determinados contextos
históricos e grupos protagonistas (Peruzzo 2008; Festa 1986; Kaplun
2002). Entende-se aqui que “popular” vem dos chamados movimentos
populares na América Latina —indígenas, desfavorecidos, campone-
ses e todos os grupos excluídos da cultura hegemônica da elite— que
produzem uma certa narrativa oposta à dominante (Suzina, 2016).
Quem é o comunicador popular?
Desde 2003, uma das principais linhas de pesquisa que desenvolvo
visa descobrir quem é o comunicador popular. Este ator não é um vo-
luntário americano fazendo caridade, nem é o estudante na Turquia
que protesta contra o governo, nem é a dona de casa alemã que se reú-
ne com os vizinhos para fazer alguma mudança na escola local. Embora
algumas das ações possam ser semelhantes, o comunicador popular
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na América Latina realiza uma prática mística que entrelaça diferentes
lutas que são, de alguma forma, historicamente as mesmas: resistência
a séculos de exploração e falta de dignidade. Essa luta envolve lutas
raciais, de gênero e de minorias. Portanto, esse comunicador é um mo-
saico formado por indígenas, negros, pobres, mulheres, não-binários e
suas resistências.
Como a mídia tradicional pertence à elite, os desfavorecidos raramente
têm espaço para sua própria narrativa em produções de televisão, rá-
dio e jornais. Muito menos dinheiro para produzir seus próprios pro-
jetos. De qualquer forma, mesmo que raramente, algumas reportagens
que são produzidas por jornalistas da mídia de massa, retratam esses
grupos com um foco justo. Em um dos primeiros projetos de pesqui-
sa, minha pergunta inicial foi: como algumas pessoas conseguem se
destacar e aparecer na agenda da mídia enquanto outras não? Minha
constatação, naquela pesquisa (Bona 2003) realizada com uma orga-
nização que abriga adolescentes em situação de rua, foi que dois jor-
nalistas prossionais construíram uma ponte entre a pauta “técnica”
e dominante utilizada nas produções midiáticas e a linguagem mais
“informal” utilizada nas organizações populares. Ambos tinham uma
compreensão profunda de ambos os lados e sabiam qual abordagem
a mídia “compraria”. Eles também sabiam o que faria o movimento se
esquivar (ou não) da exposição pública que poderia estigmatizar os
adolescentes, mais do que as notícias já faziam.
A partir dessa constatação, meu interesse se concentrou em entender
como o comunicador popular escolheria suas estratégias de comunica-
ção e o que inuenciaria suas decisões. Em essência, quem é o comuni-
cador popular? O que constitui esse ator especíco que está envolvido
em movimentos sociais, organizações sociais ou grupos e associações
comunitárias?
Para responder a essa pergunta, apliquei uma série de métodos a m
de observar a inuência do movimento social no trabalho dos comu-
nicadores, sua trajetória midiática (que meios utilizam no dia a dia),
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a educação formal que possivelmente receberam, e entender se são
militantes ou membros de um grupo que segue uma causa.
Há uma característica especíca neste campo que contrasta a forma-
ção prossional em comunicação com as crenças e valores sustentados
por este comunicador. A formação técnica ministrada pelas universi-
dades geralmente prepara esse ator para atividades relacionadas ao
mercado. Em outras palavras, o futuro jornalista aprende a identicar
fatos noticiáveis, a escrever artigos com estrutura de “lead” e pirâmide
invertida, bem como a entrevistar fontes ociais e testemunhas. Quem
estuda publicidade aprende como criar um anúncio, como explicar os
benefícios de um produto para vender mais, como fazer anúncios de
rádio atraentes ou inserções de televisão. Também, a partir da abor-
dagem da área de comunicação (divisão realizada no plano de estudos
das universidades), podemos encontrar o estudante de relações pú-
blicas que aprende a organizar eventos para promover empresas ou
ideias; bem como desenvolver relacionamentos com grupos de inte-
resse para prevenir ou reduzir problemas com a imagem de empresas/
produtos.
Na última década, políticas públicas de governos de esquerda têm con-
tribuído para facilitar o acesso ao ensino superior para grupos popula-
res; assim, alguns atores tiveram a oportunidade de obter seus diplo-
mas em comunicação. Além disso, movimentos e organizações sociais
começaram a entender as vantagens de uma boa estratégia de comu-
nicação para divulgar suas demandas e convencer o público. Nesse
cenário, prossionais formados em jornalismo, publicidade e relações
públicas têm visto um mercado cada vez mais sedento por prossio-
nais de comunicação que saibam atender às necessidades de geração
de uxos de informação e relacionamento com seus públicos.
A causa social e o militante
Embora a formação superior contribua com a formação do comu-
nicador popular, não é o conhecimento técnico que dene esse
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comunicador. Na verdade, é o contrário. As entrevistas realizadas com
comunicadores e militantes de diferentes grupos (Bona 2008, 2014)
mostraram que o que constrói o comunicador popular é a fé que ele
tem na causa que defende. É a motivação para contribuir com movi-
mentos que envolvem crianças, a terra, a população negra, direitos de
gênero, direitos indígenas, direitos dos animais, direitos humanos, lu-
tas no bairro ou, ainda, no combate à injustiça, que faz que esse pro-
ssional, graduado ou não, desempenhe esse papel. Por outro lado, há
um conito gerado quando o prossional jornalista, treinado para re-
portar de forma equilibrada, trabalha com a comunicação de uma cau-
sa especíca. Giannotti e Santiago (1997) reetem sobre essa questão
quando pensam em como deve ser feita a comunicação sindical. Para
eles, o jornalista que decide se dedicar à comunicação sindical deve
renunciar à imparcialidade mítica, pensar em questões mais amplas e
tornar-se seu próprio editor.
O comunicador popular na América Latina pode se formar prossio-
nalmente, mas manter suas crenças ideológicas, o que pode levá-lo
a trabalhar por diferentes causas. Da mesma forma, observamos al-
guns indivíduos sem qualicação técnica que desenvolvem processos
de comunicação criativos e relevantes. Seu conhecimento vem dos
movimentos e da comunidade. É uma forma de comunicação quase
intuitiva que é assimilada no seu trabalho diário. Essas práticas às
vezes são deturpadas pela mídia que não entende (e às vezes não
quer entender) todo esse mundo “alternativo”. Isso explica por que,
durante muito tempo, os comunicadores populares não investiram
tempo tentando fazer com que suas vozes fossem ouvidas nos meios
de comunicação de massa. Eles sabiam por experiência que seriam
estereotipados, então preferiram trabalhar em outros tipos de “mídia
radical” (Downing, 2001).
Um caso interessante foi de um prossional formado em universida-
de, que trabalhava como comunicador popular em uma organização
sem ns lucrativos, que disse ter sido ensinado a entrar em contato
com a mídia convencional como prossional de relações públicas, a
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redigir um comunicado de imprensa atraente para estimular meios
de comunicação para publicar suas histórias e fornecer algum espaço
para as demandas de sua organização. Mas preferiu não perder tempo
tentando atrair a atenção da grande mídia, pois, em sua opinião, ela
sempre “muda” o foco ou não dá a atenção necessária para abordar um
assunto. O prossional optou por focar seu trabalho na comunicação
com stakeholders e outros públicos especícos utilizando outros tipos
de técnicas que aprendeu na organização (Bona, 2014).
Essa relação entre o que se conquista a partir do ensino técnico, da tra-
jetória de vida ou com a inuência do ativismo pode ser explicada por
meio de três conceitos: o habitus de Bourdieu; e as táticas e estratégias
de Certeau.
Campo y Habitus
Entendemos que os comunicadores populares têm suas práticas cons-
tantemente atravessadas tanto pelos saberes práticos de sua forma-
ção prossional quanto pelos campos político, técnico e social que
agregam as práticas das comunidades a que pertencem. Para Barros
“o campo e o habitus na sociologia de Pierre Bourdieu integram uma
peça ontológica completa. Um não existe sem o outro. São insepará-
veis”. Assim, o habitus de um ator social é estruturado por posições
sociais em qualquer campo. Mas esse campo também é estruturado
por essas posições sociais em movimento contínuo. Dessa forma, tanto
o habitus quanto o campo estão mutuamente estruturados e se estru-
turando. (Barros et al., 2003, p. 12).
Em “A inuência do jornalismo” (1997), Bourdieu arma que os me-
canismos do jornalismo exercem uma inuência constante sobre os
jornalistas que o compõem, principalmente sobre as forças que se in-
ter-relacionam no processo de reportagem. Essa reexão serve aqui
para entender como o campo também inuencia o habitus dos comu-
nicadores populares e como se dá essa relação dialética, a partir desse
habitus construído nesse campo com a comunicação.
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Dessa forma, o comunicador que estudou jornalismo não estará traba-
lhando em uma redação, portanto, esse cenário (campo) de produção
noticiosa não participa da construção de seu habitus. O prossional de
relações públicas não estará em uma organização privada ou estatal.
Os prossionais de publicidade não estarão no “campo” dos mercados
ou do consumo de produtos e serviços. O cenário de ação desses comu-
nicadores será o grupo social ou comunidade e todo o contexto dessas
disputas sociais. É outro campo; aquele para o qual não se tinha (ou
raramente havia) formação universitária formal. O campo seria a co-
munidade ou movimento social, que incluiria suas demandas, seu con-
texto histórico e sua trajetória, de modo que esse comunicador seria
inuenciado por sua trajetória midiática que, como campo, também
contribuiria para a conguração de seu habitus e ação.
À primeira vista, o que se entende é que o conceito de habitus propos-
to por Bourdieu se refere à incorporação de esquemas que orientam
as práticas, na perspectiva da reprodução de estruturas sociais que
possuem certa estabilidade. Mas no sentido de um habitus dinâmico
é possível pensar em uma “edição” contínua, uma reconstrução, uma
reconguração que pode surgir das experiências e ações do comunica-
dor. Quando – e se – esses comunicadores têm a chance de questionar
esse habitus, eles vêm para perturbá-lo e recongurá-lo. Além disso,
podem produzir uma inovação na forma de ver e fazer a comunicação
popular.
Os “fazeres” do comunicador por Certeau
Michel de Certeau não acreditava em uma ordem dogmática impos-
ta pelas autoridades e voltou sua atenção para o comportamento dos
inconformistas, incluindo aqueles que foram silenciados, aqueles que
mudaram a verdade imposta ou que pragmaticamente resistiram ao
trabalho cotidiano (2013, p.18). Para ele, a vida cotidiana é inventada
de mil maneiras, e seu objetivo era compreender as combinações ope-
racionais que constroem uma certa cultura de usuários, comumente
chamados de consumidores, e muitas vezes considerados dominados,
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que, para Certeau, não são nem dóceis nem passivos. Para o autor, os
consumidores reinventam, todos os dias, os usos de algumas estraté-
gias comuns, e isso é quase invisível. A análise do “fazer” ordinário in-
clui vários tipos de ações e grupos, desde a associação de imigrantes,
meninas tentando aprender a administrar a própria saúde, educado-
res no sistema prisional ou nas favelas, minorias defendendo uma tra-
dição e uma língua regional contra um Estado centralizador e homoge-
neizador, entre outros. De alguma forma, é possível ver o comunicador
popular da América Latina nesse modelo.
O autor oferece duas maneiras de entender esses “fazeres” comuns, de in-
divíduos comuns: com base em estratégias e táticas. Para ele, a estratégia
é o que é formalizado, calculado através da relação de forças e pode ser
isolado em um sujeito de vontade e poder. A ação é cartesiana, planejada,
que distingue o campo e a atitude: “A racionalidade política, econômica e
cientíca foi construída segundo esse modelo estratégico” (Certeau, 2013,
p. 45). A tática é a improvisação. Acontece no domínio do “outro”, há uma
ausência de si mesmo, aproveita o momento, e depende do tempo para jo-
gar com os acontecimentos e transformá-los em algo fecundo. O que se ga-
nha não se guarda, usa-sea oportunidade da situação para agir, é astúcia.
Em suma, para o autor, a tática é a arte dos fracos. Para ele, fazer compras,
cozinhar, conversar ou se movimentar são alguns dos exemplos das ações
dos fracos em uma ordem estabelecida pelos fortes. É um ato dentro das
brechas de um sistema (2013, p. 98).
Os estudos (entrevistas e observações) que realizei ao longo dos anos
revelaram que o que é percebido como táticas de comunicação quase
intuitivas, realizadas por comunicadores populares, pode se reetir e
se recongurar como habitus (quando o campo de trabalho ou a or-
ganização ajudam a moldá-los). Estas, muitas vezes, se tornam estra-
tégias cuidadosamente planejadas e são executadas como tarefas de
comunicação.
Um exemplo é o de um jornalista que era um comunicador popular de
um grupo que ocupou prédios vazios durante uma ação de resistência
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contra despejos na cidade. Ele queria convencer uma emissora de tele-
visão a cobrir a causa, escrever algumas histórias sobre essas famílias
sem-teto e suas razões para estarem lá. Para o dia da visita/entrevista,
ele pediu a uma das vizinhas que passasse pano no chão dos corre-
dores enquanto os repórteres estivessem lá. A intenção, uma tática,
era fazê-los se sentirem culpados por pisarem no chão recém-limpo
e assim adotar uma abordagem mais branda ao contar sua história. O
comunicador não aprendeu isso na faculdade. Mas,como uma “arma
dos fracos”, ele usou o que estava à mão para se comunicar e alcançar
seu objetivo.
Campo e habitus do comunicador popular
Reconhece-se, então, que jornalistas, publicitários e prossionais de
relações públicas possuem conhecimento técnico e humanístico forne-
cido pela universidade que acaba também por estabelecer padrões nos
ambientes sociais onde esses prossionais atuam. De forma simplista,
espera-se que os jornalistas trabalhem na mídia, enquanto os pros-
sionais de relações públicas na comunicação institucional e os publi-
citários no desenvolvimento de mensagens relacionadas ao consu-
mo. Os comunicadores populares reconguraram essas perspectivas.
Pesquisas anteriores (Bona 2008, 2014; Moreira 2012; Valdez Sarabia
2019) revelam que comunicadores populares de todas as áreas da co-
municação e alguns que não possuíam diploma reeditavam continua-
mente esse habitus derivado da formação universitária. Um exemplo é
o de um comunicador formado em publicidade quando trabalhava em
um sindicato como gerente de comunicação e que muitas vezes exercia
outras atividades não relacionadas à área. Assim, por exemplo, o habi-
tus desse publicitário, que consistia em promover produtos, é repensa-
do e recongurado de acordo com as demandas da organização e seu
ativismo/fé. Em suma, o habitus muda, é “reabilitado”.
O mesmo acontece com uma jornalista que decide montar uma empre-
sa de comunicação e se dedica a aprender a construir sites para ajudar
os membros a “fazer” a comunicação de organizações sociais por um
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preço razoável ou de graça. Esse tipo de jornalista também desenvolve
habilidades diferentes e se torna uma pessoa que faz tudo. Ou, ainda,
o prossional de relações públicas que trabalha para os sem-teto, es-
creve artigos e ajuda a produzir vídeos. Portanto, não defende os in-
teresses de uma empresa como seria de se esperar de sua graduação.
Outras observações revelaram que alguns prossionais abandonaram
o habitus do jornalismo para se tornarem educomunicadores, uma
mistura entre comunicador e professor, que ensina a se comunicar. A
reconguração do habitus ocorre com a prática de democratizar técni-
cas, formas e processos de comunicação com comunidades diversas e
também quando a formação é utilizada para além de seus propósitos
derecriar outros modelos de comunicação.
Formado no campo
Embora existam alguns comunicadores populares com diplomas uni-
versitários, a maioria os comunicadores populares éformada no cam-
po. Esses atores contam com o conhecimento de outros comunica-
dores populares que lhes mostram como se comunicar com grupos e
comunidades populares. Esse tipo de comunicador aprende todos os
dias, praticando, fazendo e quase intuitivamente decidindo o que fazer.
Obviamente, esses comunicadores estão no campo dos fracos, segun-
do Certeau, porque representam os mais fracos da sociedade em suas
“ações”. Dessa forma, quando os comunicadores estão localizados nes-
se “campo”, vemos dentro dos “modos de fazer” processos estratégicos,
que são planejados e medidos, e outros que são construídos no nível
tático. Eles demonstram comunicação estratégica quando desenvol-
vem processos com base nos resultados que podem alcançar (medin-
do os resultados e reavaliando os “modos de fazer” com base nesses
resultados). Por outro lado, entende-se que aqueles que se veem como
militantes possuem uma forma mais tática de comunicação. Eles cons-
troem seu conhecimento diariamente e procuram brechas no sistema.
Um exemplo de depoimento que representa esse tipo de indivíduo é
o de um comunicador popular com formação universitária que fala
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| 73
de um comunicador popular militante do MST (Movimento dos Sem
Terra) que não possui estudos formais:
Ele incomodava, muitas vezes nos pedindo para ir a eventos, pedia con-
selhos, opinião. Agora, não somos mais os que denunciam as ações do
MST. Ele é a única e a melhor pessoa para fazer isso, porque ele vem de
lá. Ele retrata a imagem do seu ponto de vista. [...]
O que ele fazia era manter um site atualizado a cada duas horas sobre
o que estava acontecendo no evento. Ou seja, ele não podia ir para os
grandes canais de televisão, mas com sua câmera, com sua edição,
com software livre, ele ia lá, gravava, trazia a ta, editava e publicava
na internet. Na mesma hora. Não com a agilidade e qualidade que a
televisão tem; no entanto, ele estava relatando o que estava aconte-
cendo. (Anderson Leandro, entrevista em 18 de dezembro de 2007)
(Bona, 2008).
Com base nesse exemplo, entende-se que muitas organizações de-
senvolveram sua própria forma de formar comunicadores populares.
Como menciona Kaplun, educação e comunicação andam de mãos da-
das. Embora a maioria dos comunicadores populares aprenda o con-
teúdo técnico na prática cotidiana, os cursos de formação em comuni-
cação popular são uma constante desde os tempos das ditaduras na
América Latina. E agora, são realizados cursos, eventos e outros tipos
de encontros para compartilhar experiências com a ajuda da Internet.
É por isso que alguns desses atores dizem que “não têm certeza” de
como chamar a si mesmos. Dizem que se sentem educadores e comu-
nicadores ao mesmo tempo. Não há fronteiras entre o campo educa-
cional e o campo da comunicação. O que se aprende na teoria ou na
experiência, é compartilhado com os colegas em um curso de capacita-
ção ou nas atividades cotidianas.
Eu me considero um comunicador popular. Mas entendo que faço isso
como educador. Na minha opinião, essas duas coisas estão intimamen-
te relacionadas. Quando você é um comunicador que vai desenvolver
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uma ocina, você também é um educador. Mas me considero um co-
municador popular, porque às vezes também faço um trabalho que não
é educação. É uma comunicação em um nível muito popular, eu faço
divulgação, faço a cobertura de eventos que têm a ver com a luta e com
as organizações. (Entrevista em Moreira, 2012, p. 62).
O legado de Kaplun é explicado aqui: para ele, o tipo de comunicação
ou educação que ocorre depende da sociedade em que se vive. De acor-
do com essa análise, vivemos em uma sociedade onde o modelo que
Paulo Freire chamou de “bancário” ainda é o principal, e isso se ree-
te na grande mídia. Para ele, isso ca no nível da informação e não é
comunicação. Nesse formato de ensino, há uma comunicação de mão
única, do professor para o aluno e da televisão/rádio/jornal para o re-
ceptor. Não há interação entre emissor e receptor. Mas o que vemos
no habitus do comunicador popular, seja tática ou estratégia, é uma
tentativa de mudar o processo de comunicação em um esforço para
mudar a sociedade.
Acho que na maioria das vezes, faço coisas que não são jornalismo.
Recentemente fui a um lugar e me perguntaram se eu era assistente
social. Acho que a visão estratégica da comunicação, dentro do que
fazemos, independente de comunicar, nesse caso, contribui muito.
(Entrevista em Bona, 2008, p. 236).
Em geral, o processo de comunicação crítica e participativa é compar-
tilhado entre os comunicadores populares da América Latina. Esse
modus operandi é frequentemente visto entre comunicadores com
formação universitária e os treinados na comunidade.
É por isso que o conceito desenvolvido por Kaplun ainda é muito
atual e, portanto, deve ser revisitado com frequência. Comunicação e
educação são as palavras-chave da comunicação popular, pela quala
emancipação e desenvolvimento para a mudança são reais. É evidente
que o comunicador popular busca estabelecer um habitus que é in-
uenciado pela comunidade (campo) e se recongura para ser crítico,
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participativo e democrático, lançando as bases para uma sociedade ba-
seada em uma lógica diferente, como Kaplun (2002) mencionou.
O comunicador como ponte e metamorfose
Na América Latina, a comunicação popular nasceu como um ato de
resistência para enfrentar o domínio dos meios de comunicação de
massa e ser a voz dosque não têm voz. Esse tipo de comunicação tem
características especícas baseadas no contexto, nos recursos dispo-
níveis, nas identidades coletivas e no conhecimento do ator que é o
comunicador popular. Este ator é, então, visto como uma ponte. Uma
ponte que une os movimentos sociais e suas demandas com a mídia.
Vincule comunidades e mídia popular. Articula as estratégias de co-
municação com as necessidades das organizações sociais. Ele conecta
o conhecimento acadêmico com a mística que nasce na comunidade.
O comunicador popular é resultado de um conjunto de variáveis que cons-
tituem seu perl: personalidade e talentos, habilidades, crenças, conhe-
cimentos, movimentos nos quais participa, inuências da comunidade,
formação técnica e consumo de mídia. Esse prossional, aos poucos, foi
desenvolvendo a comunicação nesses grupos. Ele, mesmo sem saber, tem
promovido uma visão mais ampla do papel do comunicador na socieda-
de, orientando a imprensa para novas perspectivas; também tem, em rede
com a academia,motivado currículos mais amplos e educar grupos de
base sobre estratégias de comunicação voltadas para o empoderamento.
Ao mesmo tempo, esse comunicador popular tem suas práticas en-
trelaçadas com os campos em que atua (redação, universidades, co-
munidade, movimentos sociais), o que forma seu habitus, uma edição
e reedição dinâmica entre o que o campo pede desse comunicador e
o que este comunicador tem a oferecer. Incluem-se nessa constante
transformação as estratégias e táticas concebidas e aplicadas quando
esse comunicador popular vê a necessidade de criar formas especí-
cas de comunicação, que semeia as sementes de um modelo diferente
de sociedade, que emerge de uma forma crítica de comunicação.
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76 |
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| 79
Midiatização Latina: uma perspectiva
crítica sobre os impactos sociais
da comunicação digital no cenário
popular, comunitário e cidadão
La mediatización latina: una perspectiva crítica sobre
los impactos sociales de la comunicación digital
en el escenario popular, comunitario y ciudadano
Latin mediatization: a critical perspective on social
impacts of digital communication in the popular,
community and citizen scenario
PATRÍCIA GONÇALVES SALDANHA
UNIVERSIDADE FEDERAL FLUMINENSE (BRASIL)
Resumo: O objetivo deste artigo é contribuir teoricamente com as re-
exões atuais sobre o conceito de “midiatização” enquanto perspectiva
do processo de difusão, atravessamento e impacto dos sentidos pro-
duzidos pelos meios de comunicação nos espaços sociais contemporâ-
neos destacando, para tanto, os enlaces teóricos do viés latino-ame-
ricano. Inicialmente, faremos uma breve retomada histórica para
compreender em que medida o panorama capitalista atual pode ser
entendido como um âmbito propício para a produção e o compartilha-
mento do Comum (Dardot & Laval, 2017), enquanto práticas centrais
de midiatização. Em seguida discorreremos sobre duas visões ociden-
tais relevantes que vêm protagonizando as discussões epistemológicas
sobre midiatização que vigem na atualidade a partir dos distintos en-
tendimentos de mediação, tanto na acepção técnica (Hjarvard, 2014),
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como na sócio-cultural (Martin-Barbero & Barcelos, 2000). Por m,
aprofundaremos o debate na perspectiva crítica latina para os estudos
da comunicação contra hegemônica no cenário popular, comunitário e
cidadão (Sodré, 2014).
Palavras-chave: midiatização latino-americana, campo comunicacio-
nal, partilha do Comum.
Resumen: El objetivo de este artículo es contribuir teóricamente a las
reexiones actuales sobre el concepto de ‘mediatización’ como pers-
pectiva del proceso de difusión, cruce e impacto de los signicados
producidos por los medios de comunicación en los espacios socia-
les contemporáneos, destacando, por tanto, la teoría enlaces del eje
Latinoamericano. Inicialmente, haremos una breve revisión histórica
para comprender en qué medida el panorama capitalista actual pue-
de entenderse como un ambiente adecuado para la producción y el
compartir de lo “Común” (Dardot y Laval, 2017), como prácticas cen-
trales de mediatización. A continuación, discutiremos dos visiones oc-
cidentales relevantes que han venido liderando las discusiones epis-
temológicas sobre la mediatización vigentes hoy desde las distintas
concepciones de la mediación, tanto en el sentido técnico (Hjarvard,
2014) como en el sociocultural (Martin-Barbero & Barcelos, 2000).
Finalmente, profundizaremos el debate en la perspectiva crítica latina
para los estudios de la comunicación contrahegemónica en el escena-
rio popular, comunitario y ciudadano (Sodré, 2014).
Palavras-chave: Mediatización latinoamericana, investigación comu-
nicacional, compartir lo común.
Abstract: This article aims to theoretically contribute with the current
reections on the concept of ‘mediatization’ as a perspective of the
process of diffusion, crossing and impact of the meanings produced
by the media in contemporary social spaces, highlighting, therefore,
the theoretical conections of the Latin American bias. Initially, we will
make a brief historical review to understand to what extent the current
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| 81
capitalist panorama can be understood as a favorable environment for
the production and sharing the “Common” (Dardot and Laval, 2017),
as a crucial mediatization practice. Then, we will discuss two relevant
western viewpoints that have been leading epistemological discus-
sions on mediatization that are currently in force from the different
understandings of mediation, both in the technical (Hjarvard, 2014)
and in the socio-cultural (Martin-Barbero & Barcelos, 2000). Finally,
we will deepen the debate in the Latin critical perspective for the stu-
dies of counter-hegemonic communication in the popular, community
and citizen scenario (Sodré, 2014).
Palavras-chave: Latin American mediatization, communicational re-
search eld, sharing the common.
1. Introdução
Desde a virada para o século XXI, o uso do termo “midiatização” vem
aumentando com frequência no circuito acadêmico, assim como come-
ça a aparecer nas interlocuções do cidadão comum. Isto aponta para
uma conjuntura similar à do processo de popularização do vocábulo
“mídia” que, num primeiro momento era parte do repertório dos am-
bientes ligados aos meios de comunicação ou das rotinas publicitárias
e, com o passar do tempo, atravessou as conversações do dia a dia.
Simultaneamente, se constituiu como um conceito valoroso nas inves-
tigações do campo comunicacional do século XX para cá.
Mais do que uma palavra avulsa, “mídia” passou a ser crucial nas in-
vestigações acadêmicas em comunicação, assim como nas pesquisas
mercadológicas e nos estudos dos efeitos nas relações interpessoais.
Talvez seja possível sugerir que o fato da terminologia “midiatiza-
ção” estar cada vez mais em pauta, seja circunstancial, uma vez que
trata-se de uma concepção fulcral, em construção, cujo sentido vem
sendo disputado por diferentes posicionamentos teóricos calcados
nos conhecimentos formados a partir de vivências alinhadas a rea-
lidades especícas. Por exemplo, não seria possível sustentar uma
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contestação amparada unicamente nas referências de autores do
norte global para entender posicionamentos latino-americanos, ou
vice-versa, pois partem de experiências particulares. Vale sugerir que
a busca pelo entendimento sobre as posições correntes, tenham elas
pontos de oposição ou de convergência, poderia conduzir a contenda
para uma apreensão mais sólida de um conceito que já se mostra tão
estratégico para o campo comunicacional. Assumir uma posição sem
pensar os caminhos atuais, daria no mesmo que vivenciar uma bata-
lha tola com o risco de favorecer o esvaziamento de uma temática tão
importante ou, como diz Martin-Barbero, seria o mesmo que “estar
falsicando a vida para que coubesse num modelo.” (Saldanha, 2021,
p.295). Por m, para preconizar a importância deste objeto, é possí-
vel notar que, paulatinamente, a temática começou a se manifestar
nas confabulações da vida cotidiana. Estamos, pois, diante de uma
diversidade de apreciações que nos direciona a uma acepção comple-
xa sobre midiatização que conforma uma compilação de visões, cada
qual vinculada a um cenário peculiar.
Seguindo essa trilha, o presente ensaio vem como um dos desdobra-
mentos da recente pesquisa de pós-doutoramento em Comunicação e
Cultura, que se dedicou a pensar em como as reinvenções operacionais
da comunicação hegemônica se remodelam ininterruptamente para
atender aos propósitos do mercado, à medida que se embaralham e se
incorporam processualmente em diferentes instâncias das diferentes
sociedades. Ao longo da investigação, a midiatização emergiu de modo
substancial, principalmente na construção da hipótese que parte do
pressuposto que o processo de midiatização integra a estrutura que
garante o alastramento do capitalismo, enquanto neutraliza as posi-
ções antagônicas a esse avanço. Para tanto, confronta os objetivos do
mercado comunicacional e os impactos socioambientais dessas práti-
cas mercantis: por um lado, o mercado representado pelos empreendi-
mentos transnacionais progressivamente ajustados às plataformas di-
gitais, atua como propagador da naturalização de novas modalidades
de consumo nos costumes rotineiros visando potencializar a circulação
_ALAIC
| 83
de mercadorias materiais (ex.:mobiles) e imateriais (ex.:dados).
Por outro lado, surgiu o questionamento do que está realmente em
jogo com a popularização de tais mercadorias que, na prática, facilitam
o dia a dia. Mediar tecnicamente as operações diárias da vida da popu-
lação que pode, enquanto se desloca de um lugar para outro, efetuar
seus pagamentos, realizar compras, assistir aulas e lmes ou conver-
sar com amigos e familiares? Ou esta aparente neutralidade técnica
que medeia divertidamente o banal diário, comercializada a preços
módicos e em larga escala, poderia congurar uma estratégia política,
baseada no interesse de dominação econômica que, para prosperar,
precisaria asxiar qualquer forma de posicionamento crítico indivi-
dual ou coletivo aos impactos ambientais e humanitários oriundos do
alastramento de tantos aparelhos, a exemplo dos movimentos sociais
ou das iniciativas que emergem nos microambientes comunitários e
populares? Se sim, como?
Elucidando a hipótese, não se trata de negar a tecnologia de nenhuma
maneira, mas a ideia é ponderar sobre a falta de limite dessa expan-
são, uma vez que tem consequências negativas para o meio ambiente e
para a humanidade. A partir daí, identicou-se a premência em obser-
var o campo da comunicação acuradamente para reetir, de maneira
crítica, que métodos operacionais de disseminação dos fundamentos
hegemônicos seriam esses. Foi justo nesses questionamentos que per-
cebeu-se que a proliferação de conteúdo midiático que vem se forma-
tando como um processo de “midiatização” é tencionado por perspec-
tivas relacionadas a seus cenários originários.
Desta forma, longe de chegar a uma resposta denitiva, o objetivo deste
ensaio é contribuir, por meio de uma argumentação teórica, com as re-
exões atuais sobre a estrutura do conceito de “midiatização” enquanto
uma ótica do processo de difusão, atravessamento e impacto dos sentidos
produzidos pela mídia nos espaços de sociabilidade contemporâneos e
evidenciar os enlaces teóricos que dão robustez ao viés latino-americano.
Inicialmente, discorreremos sobre o percurso que culminou na formação
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do panorama capitalista atual enquanto âmbito propício para o compar-
tilhamento do Comum1 (Dardot & Laval, 2017) que favorece o avanço
das práticas de midiatização. Na sequência, discutiremos amplamente
sobre duas visões ocidentais relevantes, para os debates sobre midiati-
zação, que vigem na atualidade e suas interfaces epistemológicas a partir
das distintas agnições do conceito de mediação tanto na acepção técnica
(Hjarvard, 2014) como na social (Martin-Barbero, 2000). Finalizaremos
com apontamentos para uma perspectiva crítica latina para os estudos
da comunicação no cenário popular, comunitário e cidadão (Sodré, 2014).
2. O ambiência capitalista enquanto locus viabilizador
da propagação do “Comum”
O sistema capitalista se constituiu, desde os primórdios, nos preceitos
do acúmulo de riqueza dinamizado pela distribuição desequilibrada
de bens comercializáveis. Fez parte da sua organização um distancia-
mento da noção de equanimidade em relação ao acesso às mercado-
rias em circulação, inclusive para os próprios trabalhadores que esta-
vam na linha de frente produtiva, cujo tempo de vida foi escamoteado
pela lógica da mais valia dos esquemas de produção e de distribuição
de mercadoria. Isto é, a vitalidade do capitalismo tem a desigualdade
como princípio para garantir a manutenção do tipo de poder prevale-
cerá numa determinada época. Assim, quando o poder predominante
em um tempo muda o enfoque, seja por razões políticas, econômicas,
sociais, culturais, ambientais ou humanitárias, o sistema reinventa
suas bases, desde que não se desvie de sua lógica estruturante: a ace-
leração da auto expansão lucrativa oriunda da exploração do trabalho
humano, envolta nas práticas de reicação e alienação.
Se entre os séculos XVI e XVIII a riqueza era designada pelo comércio
de especiarias e matérias-primas externas à Europa, logo em segui-
da, o avanço do capitalismo industrial movido pela lucratividade da
1 Este termo será escrito com letra maiúscula, pois trata-se de um conceito. A não
ser quando zer parte de numa citação direta.
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mercantilização dos produtos fabricados, se consolidou no continente
europeu. Ou seja, houve um deslocamento da fonte de poder da ter-
ra, base da sociedade agrária para a prática fabril, própria da socieda-
de industrial. Ademais, nos séculos XIX e XX, respaldada na ideia de
propriedade que inaugurou o capitalismo monopolista nanceiro por
todo o planeta, a mercadoria ampliou suas possibilidades e congura-
ções levando em conta sua possibilidade imaterial, a veloz circulação
de dados e as estratégias de comunicação não só para espraiamento da
informação, como para seu controle da informação. (Dardot & Laval,
2017). Isto posto, a Sociedade da Informação pode ser uma expressão
ou mesmo “uma adjetivação que revela em que se baseia o poder na
atualidade.” (Sathler, 2006, p.35), melhor dizendo, a informação, o
dado, o conhecimento divulgado, o conteúdo, passam a consubstanciar
a riqueza do momento.
Nesse sentido, “a riqueza comum produzida autonomamente”
(Dardot & Laval, 2017, p.200-201) tornou-se a preia. Por isso, o ca-
pitalismo renou sua essência predatória a tal ponto que, além de
manter o foco na prática do domínio da riqueza material, acrescen-
tou às suas prioridades a “captura do ‘comum’ produzido pelo tra-
balho imaterial” (Idem) irremunerável disfarçado de lazer e entre-
tenimento. A noção de imaterialidade ampliou o sentido de Comum
atualmente comandada pelas estruturas de poder ligadas à economia
de plataforma, as gigantes da web2, que inauguram a fase cognitiva
do capitalismo, o habitat talhado para efetivação da “midiatização”. É
importante atentar que o alicerce dessa fase cognitiva é bem concre-
to pois, por mais que o discurso da imaterialidade reforce uma signi-
cação de abstração, não há produção sem maquinário. Os conteúdos
não emergem do além, muito pelo contrário, a estrutura física que
2 Nascidas entre o nal do século XX ou início do século XXI o combate entre as gi-
gantes da web atuam de ponta a ponta no planeta: de um lato, a sigla GAFAM – Google,
Google, Apple, Facebook, Amazon e Microsoft, representa as cinco grandes empresas
dos EUA, no extremo oposto oriente, quem está no comando é a sigla BATX que signica
Baidu, Alibaba, Tencent e Xiaomi.
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permite sua produção e difusão custa caro em termos nanceiros,
ambientais e humanitários. Por exemplo, o
consumo de energia da vasta infraestrutura industrial implantada pela
nuvem é muito alto, equivalendo a cerca de 1,3% da produção mundial
por ano. Manter a ilusão de que as tecnologias de comunicação que ope-
ram no território do virtual fazem parte de uma indústria limpa é cada
dia mais difícil em função de que a poluição emitida por esses grandes
centros de dados, particularmente pelos seus geradores a diesel, ati-
vados em caso de falha de energia, aparece com uma frequência cada
vez maior nas relações de infrações das normas ambientais relativas às
emissões. (Domingues, 2017, p.6).
Ao mesmo tempo que são feitos signicativos subsídios em inovações
tecnológicas para fabricação de equipamentos de informática, dispo-
sitivos móveis, acessórios ligados a computer vision, soluções de deep
learning, mídias algorítmicas3, entre outros, também empregam-se
verbas consideráveis na invenção de métodos inteligentes para esti-
mular a produção cognitiva, que se apresenta em texto e imagem, como
conteúdo digital elaborado e reciclado. O sentido desse conteúdo? Está
no controle de quem signica e ressignica as mensagens difundidas.
Vale acentuar que a inovação de códigos em imagens facilitou o espa-
lhamento das informações. Mais do que isso, a incessante conversão
imagética pelas mídias algorítmicas passou a colaborar, a partir do
manejo sensorial, com a formatação das cognições para absorção dos
valores formadores do comportamento de consumo de posições liga-
das à ciência, à religião, à política, ao direito, à comunicação, à cultura,
à saúde e às questões ambientais, humanitárias, sociais, entre tantas
outras. E esse é o movimento da midiatização.
Concomitantemente a este movimento, crescem os aportes bilionários
3 “automatiza a transformação das mensagens, e não apenas sua conservação,
reprodução e difusão (como as mídias que a antecederam)”. (Lévy apud, Domingues,
2017)
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em técnicas de captura e armazenamento dessas mesmas produções
cognitivas que se espraiam em formato de vídeos, memes, podcasts,
fotograas, ilustrações, stickers, posts, etc. nos ambientes cotidianos,
via dispositivos informáticos, reforçando a ideologia do pensamento
matricial que reconhece no sistema capitalista a base legitimadora dos
modos de ser, pensar, agir, fazer escolhas ligadas ao consumo trivial,
na mesma medida em que operam na tomada de decisões que podem
alterar ou reforçar um cenário político.
Atualmente, é possível observar que a disputa pelo Comum ampliou-se
e, por isso, além de ser premente entender a essência de seu signi-
cado, é crucial cogitar como o itinerário da midiatização consubstan-
ciou, ao longo do tempo, o Comum da/na atualidade. Pode-se armar
que para administrar o Comum é preciso dominar a comunicação,
uma vez que “o ‘comum’ pode ser ele mesmo, [...] seu centro evolu-
tivo” (Sodré,2014), seja em relação à comunicação hegemônica ou à
comunicação contra hegemônica pois, paralelamente à fabricação de
um Comum que é administrado pelas gigantes da web de ponta a pon-
ta no globo,
o Comum também é reforçado por sua riqueza simbólica no interior
da comunidade. Por isso, é o Comum que entra na disputa capitalista.
Dominar o Comum por completo é dominar a Comunicação, inclusive,
a brecha de escape que o próprio sistema não dá conta de controlar
uma vez que explica, mas não a compreende seu processo. Logo, não é
possível dominar o Comum por completo[…] (Saldanha, 2016, p.195)
Em síntese, o que impede a dominação por completo do campo comu-
nicacional é sua abrangência e complexidade que pode ser apreendido
em três “níveis de operação”: o vinculativo, ligado às relações inter-
pessoais; o relacional, referente aos desenvolvimentos tecnológicos
midiáticos nanciados pelo mercado e o crítico-cognitivo (ou meta-
crítico), embasados nos avanços cientícos das investigações do cam-
po comunicacional (Sodré, 2014). A alçada mercadológica é domina-
da e controlada por seus nanciadores e a crítico-cognitiva é de alto
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alcance compreensivo a partir da exposição dos resultados parciais e/
ou conclusivos das pesquisas acadêmicas. O que obstrui o comando
total do campo é a diculdade em articular o aspecto relacional e o crí-
tico cognitivo à complexidade das relações interpessoais pois, se beira
o impossível dominar um universo tão heterogêneo como o das subje-
tividades, caria impraticável determinar o desenvolvimento da esfera
vinculativa. E este seria o lugar onde a midiatização deveria enfatizar
sua atuação, mas nem sempre consegue, pois nem sempre as mensa-
gens que chegam fazem sentido, provocando uma ssura na circulação
dos conteúdos, que pode levar a um átimo capaz de impulsionar uma
mobilização de resistência.
Ou seja, os valores fundamentais dos três níveis de operação (vinculati-
vo, relacional e crítico-cognitivo) nem sempre são coerentes. Segundo
Sodré, a falta de nexo entre eles pode propiciar o desenvolvimento da
midiatização através da disseminação da supercialidade do relacio-
nal para provocar a dispersão cognitiva e, por conseguinte, fragilizar
ou mesmo esvaziar o pensamento crítico em dimensões expressivas
das relações sociais.
O autor pondera sobre os impactos das veiculações nas relações so-
ciais, sejam eles de ordem interpessoal ou crítico-cognitiva. Em outros
termos, naturalizar o aspecto relacional no cotidiano pode limitar a ca-
pacidade reexiva do receptor, reduzindo sua compreensão sobre co-
municação ao aspecto mecanicista, próprio do paradigma funcionalista
norte-americano. (Saldanha, 2021, p.297)
No entanto, como não há receituário pronto, quando as divulgações
são muito afastadas do real da vida vivida, mas com conexão sucien-
te para que haja algum grau de decodicação, a midiatização pode
avançar continuamente por dois caminhos: absorvendo os valores su-
perciais dos memes, posts, vídeos, clipes, etc, sem muita discussão
e com grande impulsionamento da circulação dos conteúdos geridos
pelas plataformas digitais. Ou, por outro turno, o exato momento da
ssura pode despertar sentimentos de indignação, questionamentos
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ou dúvidas corriqueiras capazes de provocar uma ruptura com o pro-
cesso de midiatização que circula o Comum fabricado, mas começa
circular o Comum genuíno dos espaços onde a vinculação acontece,
a exemplo dos ambientes comunitários e populares. Em ambos os ca-
sos a circulação passa a ser o lugar “movimentação social dos sentidos
e dos estímulos produzidos inicialmente pela mídia” (Braga, 2006, p.
28). É preciso, portanto, entender esses dois eixos de discussão sobre
midiatização, como veremos a seguir.
3. Da mediação à midiatização do comum: dois pesos e
duas medidas
Em conformidade com Stig Hjarvard, os primeiros estudos em midia-
tização “interessavam-se pelo papel das mídias de massa e seu contro-
le sobre os recursos comunicativos”. (Hjarvard, 2015, p.52). Todavia,
para o autor, essa noção de controle centralizado entrou em xeque com
a chegada do que ele chama de ‘novas mídias’. Nesse ponto, a partir
de um questionamento do teórico alemão Winfried Schulz se a expan-
são das “novas mídias” seriam “o m da midiatização?” (Schulz apud
Hjarvard,2015, p.52), Hjarvard traz um ponto de vista sociológico para
fundamentar as recentes discussões sobre o encadeamento entre “no-
vas e velhas mídias” na cultura e na sociedade, a exemplo da percepção
de “mundos midiatizados” proposta por Hepp (2013) e Krotz e Hepp
(2013), onde ambos exploram “a necessidade de uma aproximação
que considera as práticas midiáticas em contextos delimitados da vida
social” (Hjarvard, 2015, p.52). É nesse momento que Hjarvard propõe
uma ótica institucional para o entendimento da midiatização ao apon-
tar para a
necessidade de considerar a agência humana como co-constitutiva da
mudança social. […] a partir de uma perspectiva de baixo para cima
dos “mundos midiatizados”, ao insistir na dualidade estrutura-agência
e colocando a institucionalização de longo prazo dos padrões de intera-
ção social inuenciados pela mídia no cerne da teoria da midiatização.
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(Hjarvard, 2015, p.52).
Assim, o autor centraliza a discussão sobre midiatização na “interação
social inuenciada pela mídia” deixando, portanto, a mídia (entendida
como meios massivos e digitais de comunicação) como conceito cha-
ve no entendimento da comunicação “em si”. Esse raciocínio tem total
coerência com a retomada da reexão que Schulz faz sobre a própria
pergunta sobre o m da midiatização, quando arma que as “[…] per-
formances e funções básicas da mídia nos processos comunicacionais
[…] torna o conceito aplicável a todos os tipos de mídias, velhas e no-
vas” (apud Hjarvard, 2015, p.52).
Contudo, conforme dito antes, nem todas as perspectivas dos estudos
de comunicação, onde será observada a ‘midiatização’ estão ligadas
apenas a esta visão tecnicista como integradora do social. Conforme
mencionado na síntese do campo comunicacional existe uma leitura
do campo da comunicação que considera, além do lado mercadológico,
suas conexões vinculativas e seu viés meta-crítico, como é o caso de
uma das visões latino-americanas, como veremos mais adiante. Vale,
por isso, resgatarmos pontos de vista latinos que já discutiam a ques-
tão da midiatização antes da virada para o novo século, como foi o caso
do ensaio socio semiótico argentino Eliseo Verón (1997) Esquema
para el análisis de la mediatización.
Nesta época já havia uma sinalização para referências metodológicas
dos estudos de midiatização onde Verón diz que
a sociedade é midiatizada na medida em que a cultura, a lógica e as ati-
vidades da mídia atingem todas as práticas sociais, embora de modos
especícos. Neste contexto, chamado de midiatizado, o funcionamento
das instituições e suas práticas são diretamente afetados pela presença
dos meios de comunicação. (Lopes, 2014, p.76)
Mais tarde, em 2002, Muniz Sodré não trata o termo referindo-o a “to-
das as práticas sociais”, mas dene midiatização como uma
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ordem de medições socialmente realizadas no sentido da comunicação
como processo informacional, a reboque de organizações empresariais e
com ênfase num tipo particular de interação – a que poderíamos chamar
de “tecnointeração”–, caracterizada por uma espécie de prótese tecnoló-
gica e mercadológica da realidade sensível, denominada medium. (p.21)
Trazer para o debate um entendimento anterior ao de midiatização, o
de mediação, pode ser a pista para basear as duas correntes que traba-
lhamos no presente ensaio: a que entende a midiatização pela esfera
tecnicista da interação centrada na centralidade dos meios de comuni-
cação e a que entende a midiatização pela esfera da vinculação social
baseada na perspectiva crítica que observa as afetações dos conteúdos
em circulação nas relações humanas e ambientais.
A angulação latina não parece seguir a perspectiva totalizante, como
a do norte global que estaria alinhada ao que Dardot e Laval (2017, p.
12) chamam de Cosmocapitalismo, ou seja, quando “as instituições, as
atividades, os tempos de vida são submetidos a uma lógica normativa
geral que os remodela e reorienta conforme os ritmos e objetivos da
acumulação do capital.” Nota-se que, gradativamente, fortaleceu-se o
processo de subsunção à lógica do capital, onde as mediações foram
sendo substituídas por práticas de midiatização patrocinadas pelas
novas modalidades comunicativas que, passo a passo foram reduzi-
das às operações relacionais orquestradas pela mídia e custeadas pelo
mercado transnacional.
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