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Número 25 · Noviembre de 2022
ISSN 1695-5498
HIPERTEXT.NET · REVISTA ACADÉMICA SOBRE DOCUMENTACIÓN DIGITAL Y COMUNICACIÓN INTERACTIVA
RESUMEN
El modelo de análisis de interfaces de Scolari (2019) se
presenta como una herramienta potente, tanto analítica
como creativa, que nos permite identificar y configurar
una interfaz social: la interfaz parentalidad. Para ello nos
posicionamos en un enfoque evolutivo y conjugamos dos
perspectivas ecológicas: la de los medios (McLuhan, 1964;
Ong, 1977; Postman, 1986; Scolari, 2013) y la del desarro-
llo humano (Bronfenbrenner, 1987; Bronfenbrenner y Ceci,
1994). Partiendo de la premisa de que toda parentalidad es
una práctica situada y que, como tal, está atravesada por las
tecnologías de época, no solo comprende la mediación edu-
cativa entre figuras parentales, hijos/hijas y vida online, sino
que se desarrolla también -y crecientemente- en ambientes
digitales. El planteo es eminentemente cualitativo y busca
trascender el estadio descriptivo, mediante la aplicación de
las categorías analíticas propuestas por el autor, enrique-
cidas con algunas técnicas de análisis situacional (Clarke,
2005). El ejercicio da cuenta de la versatilidad del modelo de
análisis de interfaces, cualidad en la que parece radicar su
potencial. En las notas finales se reflexiona sobre este tra-
bajo, considerándolo -como lo hace Scolari (2019)- un paso
necesario para avanzar en un (re) diseño que contribuya a
transformar positivamente la realidad desde los entornos
microsociales.
PALABRAS CLAVE
Interfaces; Tecnologías; Interfaz social; Parentalidad;
Parentalidad positiva; Parentalidad digital.
ABSTRACT
Scolari’s interface analysis model (2019) is presented as a
powerful tool, both analytical and creative, that allows us
to identify and configure a social interface: the parenting
interface. To do this, we take an evolutionary approach and
combine two ecological perspectives: the one about the
media (McLuhan, 1964; Ong, 1977; Postman, 1986; Scolari,
2013) and the one about human development (Bronfenbren-
ner, 1987; Bronfenbrenner and Ceci, 1994). Starting from the
premise that parenting is a practice situated on a specific
space and time and that it is affected by new technologies,
it includes both educational mediation between parental
figures, sons/daughters, and online life; and it also develops
itself in digital environments, with increasing demand. The
approach is purely qualitative and seeks to transcend the
descriptive stage, through the application of the analyti-
cal categories proposed by the author, enriched with some
situational analysis techniques (Clarke, 2005). The exercise
shows the versatility of the interface analysis model, a spe-
cific feature in which its potential seems to lie. In the final
conclusions of the paper, the application of the Scolari´s
model is a necessary step to advance in a (re)design that
contributes to positively transform reality from microsocial
environments.
KEYWORDS
Interfaces; Technologies; Social interface; Parenting; Positive
parenting; Digital parenting.
La parentalidad como interfaz social. Aportes a una
teoría-diagnóstico de la parentalidad contemporánea
Parenting as a social interface.
Contributions to a diagnosis-theory of contemporary parenting
Castro-Sánchez, M. (2022). La parentalidad como interfaz social. Aportes a una teoría-diagnóstico de la parentalidad
contemporánea. Hipertext.net, (25), 17-29. https://doi.org/10.31009/hipertext.net.2022.i25.03
Mariángeles Castro-sánChez
Universidad Austral, Argentina
mcastrosanchez@austral.edu.ar
https://orcid.org/0000-0001-6874-6683
Mariángeles Castro Sánchez
18 Hipertext.net, n. 25. 2022 · https://raco.cat/index.php/Hipertext
1. Introducción1
Este desarrollo tiene por objeto aplicar el modelo de análisis
de interfaces de Scolari (2019) al constructo parentalidad,
en busca de respuestas al interrogante de si la parentalidad
es una interfaz social en los términos definidos por el autor.
Las siguientes preguntas orientan nuestra indagación: ¿es la
parentalidad una interfaz social?; ¿qué formas asume?; ¿cómo
aplicamos el modelo de análisis de interfaces al constructo
parentalidad?; ¿cuáles son los actores que toman parte, qué
relaciones se traban entre ellos y qué procesos se despliegan?
En el cotidiano contemporáneo las relaciones intrafamiliares
y los vínculos parentofiliales se imbrican en el ecosistema de
medios, los que a su vez van moldeando las dinámicas inter-
personales. Así, la función educativa parental y la construcción
de la propia identidad del sistema familiar están siendo per-
formadas por esta realidad. En un despliegue paralelo, las
personas dejan huellas en el uso de tecnologías, dispositivos y
artefactos, por lo que se trata de situarnos en un modelo rela-
cional que dé cuenta de una mutua implicación e influencia.
De ahí que nuestro interés esté enfocado en describir la coe-
volución producida entre los integrantes del subsistema
parental, que -hipotetizamos- compone una interfaz social.
Porque, tal como lo advierte Scolari (2018), las interfaces coe-
volucionan. ¿Evoluciona la parentalidad y las funciones que
comporta a la par de los actores humanos, tecnológicos e ins-
titucionales implicados?
El trazado de este trabajo es eminentemente cualitativo y
adiciona al modelo propuesto por Scolari (2019) algunos ele-
mentos de análisis situacional (Clarke, 2005), tercera línea
genealógica de una teoría fundamentada que viera la luz
con Glaser y Strauss en 1967 (Morse, 2016). Porque, tal como
lo señala Clarke (2005), desde una perspectiva ecológica la
unidad de análisis es siempre una situación, procuraremos
mantener una visión integral a partir de la puesta en diálogo
de los diferentes elementos identificados.
Pretendemos aquí tirar algunos vectores anticipatorios, con
foco en la exploración y la descripción de la parentalidad como
ejercicio híbrido que engloba las dimensiones on y offline de la
vida. Adelantamos que a priori nos situamos lejos de las mira-
das apocalípticas dominantes que se pronuncian sobre los
efectos nocivos de los medios en el desarrollo infantil, adjudi-
cando a padres y madres un rol estereotipado de control. Por
el contrario, la mirada desde la teoría de interfaces apunta a
dejar expuesta la diversidad de los procesos que se suceden
y que demandan un abordaje que dé cuenta de la complejidad
del conjunto.
2. Parentalidad. Aproximaciones al concepto
Concebimos a las familias como sistemas (¿interfaces?)
compuestos por subsistemas: “el contenido de una interfaz
es siempre otra interfaz” (Scolari, 2018, p. 46). Lo propio del
subsistema parental es el ejercicio de la parentalidad y esto
trasciende la faz biológica para insertarse en lo social, corres-
pondiéndose con las capacidades que los padres poseen para
satisfacer las necesidades de sus hijos (Barudy, 2010). Preci-
samos también que la parentalidad social involucra a todas
aquellas personas que, no siendo padres biológicos, cum-
plen esta función en el seno familiar. Y que las familias siguen
siendo ámbitos relevantes en el plano ontológico, probable-
mente porque su impronta es la primera y más persistente,
porque las relaciones intrafamiliares suelen caracterizarse
por una intensidad afectiva especial, una marcada perma-
nencia y una potencialidad configuradora de los vínculos
posteriores (Castro Sánchez, 2019).
La parentalidad es un proceso dinámico, en continuo devenir, a
medida que los actores intervinientes crecen y se desarrollan.
Puesto que las demandas de los hijos y las hijas son evoluti-
vas, las figuras parentales necesitan poseer una flexibilidad
estructural que les posibilite adaptarse a los requerimien-
tos cambiantes de los sucesivos estadios, en tanto personas
que se van configurando y perfeccionando por medio de sus
relaciones con los demás (Castro Sánchez, 2019). La parenta-
lidad posee así una doble dimensión temporal: es un período
de la vida familiar, pero también personal, y se encuentra en
constante movimiento y diálogo con un afuera que también se
transforma.
En trabajos anteriores nos aproximamos al concepto de
parentalidad desde la visión del Consejo de Europa, expresada
en su Recomendación Rec (2006) 19 a los Estados Miembros y
describimos la naturaleza multidireccional e interactiva de la
parentalidad, en tanto proceso dinámico que contiene y modi-
fica a todos y cada uno de los participantes (Castro Sánchez,
2019). Según Daly (2012), el concepto hace referencia a las
actividades llevadas a cabo por padres y madres para cuidar y
educar a sus hijos, promoviendo su socialización. Destacamos
que el término parentalidad es reciente y engloba diversas
dimensiones, recibiendo en su práctica numerosas influen-
cias, entre ellas, las características y recursos personales
de madres y padres, las de los hijos y las hijas, y las distintas
fuentes de estrés y apoyo, principalmente las condiciones de
vida materiales y la calidad de las relaciones con el entorno, la
familia extensa y las amistades.
En concreto, la parentalidad está centrada en la interacción
padres/madres-hijas/hijos y comporta derechos y deberes
tendientes a su realización. El Consejo de Europa (2006) define
el “ejercicio positivo de la parentalidad” como el comporta-
miento parental fundamentado en el interés superior del niño,
que cuida, desarrolla capacidades, no es violento, ofrece reco-
La parentalidad como interfaz social. Aportes a una teoría-diagnóstico de la parentalidad contemporánea
19
nocimiento y orientación, y establece límites que permiten su
pleno desarrollo. Cuando se refiere a los padres, precisa que
alude a las personas con autoridad o responsabilidad paren-
tal.
Sabemos que la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN)
contribuyó a instaurar una nueva perspectiva, modificando de
manera notoria el contexto en el que se despliegan las rela-
ciones parentofiliales, incluso impulsando la emergencia de la
parentalidad como concepto. Al desplazar la mirada hacia los
niños, a los que concede derechos especiales, se ha redefinido
no solo su posición en la sociedad, sino también las relacio-
nes intrafamiliares. Los vínculos repensados desde el interés
superior del niño definen este enfoque, recalcándose el obje-
tivo de lograr un equilibrio entre los postulados proclamados
en la CDN y el principio de responsabilidad parental (Castro
Sánchez, 2019).
3. Parentalidad en el entorno digital
El Comité de los Derechos del Niño es el organismo que exa-
mina los progresos realizados en el cumplimiento de las
obligaciones contraídas por los países que han ratificado la
CDN, puesto que el espíritu de la convención es que sea un
texto vivo, actualizable mediante observaciones periódi-
cas. Allí se abordan aspectos que es conveniente remarcar o
desambiguar, ampliando su interpretación sobre la base del
surgimiento de nuevas demandas sociales (Castro Sánchez,
2021).
En marzo de 2021, el comité se expidió respecto de los
derechos de la infancia en el entorno digital a través de la
Observación General N° 25, respondiendo a un reclamo recu-
rrente por parte de expertos.
Con relación a este hito, Livingstone (2021a) subraya la rele-
vancia del documento que extiende al entorno digital la
vigencia de los derechos civiles y las libertades de los niños:
su derecho a la privacidad, a la no discriminación, a la protec-
ción, la educación y el juego, entre otros. La autora destaca
que el discurso público sobre la relación de la infancia con las
tecnologías digitales está dominado por narrativas negativas,
que enfatizan el miedo, la adicción, la pérdida de contacto con
la realidad y el imperativo de control del tiempo de pantalla
(Livingstone y Blum-Ross, 2020). Esta posición hace a padres
y madres doblemente vulnerables frente a situaciones que
escapan a su voluntad, por lo que se resaltan los beneficios de
encaminar los esfuerzos hacia la construcción de un mundo
digital por diseño, en el que converjan las necesidades de los
niños y las niñas y el respeto de sus derechos.
En suma, el relato hegemónico está hoy anclado en la preo-
cupación y la ansiedad por los riesgos online, y evidencia una
mirada nostálgica hacia la era predigital que se contrapone
con las prácticas contemporáneas. La vía del desarrollo de
habilidades para la construcción de una resiliencia online sería
uno de los caminos a seguir, entendiéndola como la capacidad
de recuperarse de la adversidad, haciendo frente a los riesgos
en línea de manera efectiva (Vissenberg et al., 2022).
Como así también el enfoque por diseño, sobre la base de
valores éticos y en un proceso de innovación y de búsqueda
de soluciones tecnológicas accesibles (Livingstone, 2021b;
Livingstone y Pothong, 2022).
Un punto de especial alcance de la observación del comité es
el concerniente a la exigencia de proveer apoyos a madres y
padres con el fin de que adquieran competencias digitales y
que expandan su conciencia sobre la urgencia de respetar la
progresiva autonomía de los hijos y su necesidad de priva-
cidad. Esta actitud habilitaría el goce de las oportunidades
digitales y de una experiencia que amplíe su capacidad resi-
liente frente a los riesgos latentes. Está estudiado que los
estilos punitivos o restrictivos no constituyen una alterna-
tiva válida, y que la empatía y el respeto deben primar por
encima del control y las prohibiciones (Livingstone yHelsper,
2008; Livingstone et al., 2011). De lo anterior se desprende
que las figuras parentales no solo necesitan profundizar sus
conocimientos sobre la socialización en línea, sino también
asumir la propia responsabilidad de intervención positiva. La
atribución de la responsabilidad a la escuela, junto con el des-
conocimiento o la alienación de la vida sociodigital filial, son
indicadores de riesgo (Martín-Criado et al., 2021).
Vemos, entonces, cómo el paradigma de la parentalidad posi-
tiva se ha ensanchado, integrando el universo digital a su
campo de acción. Se configura progresivamente un contexto
en el que se recorta la exigencia de avanzar hacia nuevas inda-
gaciones y propuestas que armonicen las dimensiones física y
virtual de la realidad en los entornos microsociales. Desde una
perspectiva socioecológica, estos se encuentran en constante
interjuego con el afuera y discurren atravesados por la dimen-
sión temporal.
4. Construcción del problema
Nuestro problema de investigación, preliminarmente deno-
minado parentalidad digital, se inscribe en un microespacio
social, en una comunidad primaria de pertenencia e interac-
ción -la familia- y, dentro de ella, en las dinámicas del vínculo
parentofilial. Identificamos como antecedente un área en
desarrollo denominada e-parenting o educación parental
en línea (Vaquero et al., 2019), que engloba el conjunto de
prácticas tendientes a mejorar las competencias parentales
específicas y transversales mediante el uso positivo de recur-
sos digitales. Del mismo modo, registramos el empleo de la
denominación parentalidad digital o digital parenting circuns-
cripto a las prácticas parentales para comprender, apoyar y
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regular las actividades de los hijos en los entornos digitales
(Benedetto e Ingrassia, 2020; Vaquero et al., 2019).
Se constata una creciente atención hacia este campo de inves-
tigación, que engloba abordajes diversos de la mediación
parental y de aspectos clave facilitadores de las interacciones
entre la niñez y los medios, con la mira puesta en la gradual
asunción de responsabilidades para la acción individual. Con
Benedetto e Ingrassia (2020) afirmamos que la parentalidad
digital es un ejercicio complejo, no solo debido a que las tec-
nologías cambian rápidamente, sino porque el entorno digital
es un ámbito real que ofrece a los niños una gama amplia de
experiencias que influyen en su desarrollo y que no tienen
correspondencia directa o no pueden parangonarse con las
actividades offline.
Por otra parte, como vimos, el estudio de la parentalidad como
concepto teórico precede al interés por su observación como
realidad social y, como tal, como realidad tecnológica. Desde
este enfoque planeamos nuestra aproximación, derivada de
una visión amplia de las tecnologías que excede lo meramente
digital. Por ello, para adentrarnos en el problema, enten-
diendo que se trata de un fenómeno complejo que no habilita
una reducción a elementos aislados, se prevé progresar en la
detección y lectura de las relaciones internas existentes sin
perder la visión de conjunto, de sistema, que es donde reside
el sentido (Lévi-Strauss, 2011). Si visualizamos un abordaje por
capas, podemos asumir que el presente trabajo desciende a
profundidad, proponiéndose revelar una parentalidad híbrida
que, cual interfaz social (Scolari, 2018), se imbrica en el eco-
sistema de medios dispuesto en la realidad de las familias
actuales que constituyen nuestro encuadre.
Se trata de un fenómeno multifacético y, por lo tanto, nos
situamos frente al desafío de hacer visibles en las capas más
profundas, la estructura y la racionalidad subyacentes, lo que
nos permitirá avanzar en la comprensión del modo en que
las acciones sociales se traducen en lenguaje computacional
y viceversa: el lenguaje computacional se convierte en acción
social (Van Dijck, 2016). Acercarnos al entendimiento de cómo
los actores tecnológicos exceden el ámbito estrictamente
tecnológico y trascienden al medio social y cultural. De cómo
todos son, en definitiva, actores tecnosociales.
Sabemos que las relaciones interpersonales son siempre
mediadas (Burbules y Callister, 2006), y que el lenguaje, tal
como lo expresa Ong (1996), es también una tecnología. De
ahí que uno de los propósitos centrales de este desarrollo sea
obtener algunos apuntes que faciliten la comprensión de esta
progresión conjunta de las mediaciones y la parentalidad en el
marco de una creciente cultura de la conectividad (Van Dijck,
2016).
Así como las relaciones interpersonales son siempre media-
das, la parentalidad también lo es. Nos interesa indagar en el
concepto de parentalidad, en tanto sistema integrante de una
ecología de ambientes sociales (Bronfenbrenner, 1987), en
cuanto punto de confluencia de actores humanos y no huma-
nos (Latour, 2005) y bajo la lente de una ecoevolución de los
medios manifiesta en el modelo de análisis de interfaces (Sco-
lari, 2019).
5. Las leyes de la interfaz
Scolari (2018) cita a Pierre Lévy como base de su desarrollo y
propone una nueva interpretación de la interfaz, más amplia
que la de la tradicional interfaz de usuario. Al igual que Lévy
(1990), sostiene que “la interfaz mantiene unidas las dos
dimensiones del devenir: el movimiento y la metamorfosis.
Es la operadora del pasaje” (Scolari, 2018, p. 11) y se propone
repensar la noción de interfaz para extender su uso más
allá de las tecnologías digitales -a la esfera social, política o
educativa, por ejemplo-, identificando sus leyes emergentes
desde un enfoque ecoevolutivo.
Según el autor, el concepto de interfaz es un comodín polisé-
mico, un paraguas que puede utilizarse en variados contextos
(Scolari, 2018). Considera las interfaces “entornos de inte-
racción donde diferentes actores humanos y tecnológicos
intercambian información y ejecutan acciones” (p. 32). Bajo
esta lógica enriquece la definición de interfaz, sugiriéndola
como “lugar donde se expresa una densa madeja de proce-
sos perceptivos e interpretativos” (p. 44), “se pone en juego
la evolución del sistema sociotécnico” (p.107) y “se manifiesta
un conflicto de poder entre dos o más actores” (p. 153). Afirma,
además, que “la interfaz es el lugar de la política” (p. 139).
Las leyes de la interfaz, por su parte, son principios básicos
que pueden repetirse en distintos períodos, escalas y ámbitos,
y que implican un conocimiento teórico, pero también una pra-
xis. La referencia a las leyes de los medios de McLuhan (1996)
cruza una y otra vez el texto de Scolari (2018).
En la tabla 1 se presentan las leyes de la interfaz enunciadas
por el autor, con sus notas y dimensiones salientes.
Tal como el autor lo señala, detrás de cada definición de inter-
faz hay siempre una metáfora, una figura del lenguaje que
conecta dos o más elementos e incluye una constelación de
conceptos satélites a su alrededor. Por eso, las diferentes
metáforas de interfaz y sus versiones óptimas se incluyen en
la tabla 2, en tanto figuras retóricas que permiten comprender
una idea en términos de otra; que no solo enriquecen el dis-
curso, sino que pueden ser instrumentos para la captación de
nuevos objetos que todavía no podemos poner en palabras.
De ahí que “detrás de cada teoría siempre hay una metáfora”
(Scolari, 2018, p. 30).
La parentalidad como interfaz social. Aportes a una teoría-diagnóstico de la parentalidad contemporánea
21
Ley Enunciado Notas descriptivas Dimensiones
1
La interfaz es
el lugar de la
interacción.
Se define mediante metáforas, acompañadas por concep-
tos y categorías anejas, que sustentan modelos teóricos y
guían el diseño.
Es algo más que una simple herramienta.
Semántica.
2Las interfaces no
son transparentes.
Incluyen una propuesta de interacción que, al ser acep-
tada por el usuario, establece un contrato.
Una gramática de interacción regula los intercambios con
el usuario.
Microinteraccional
(microdinámica de interacción;-
microintercambios entre actores
humanos y tecnológicos).
3
Las interfaces
conforman un
ecosistema.
Dialogan y se piensan entre sí sin discriminar ningún tipo
de dispositivo, gesto o secuencia de acciones.
En una interfaz siempre encontramos otras interfaces.
Macrointeraccional
(macroprocesos de interacción;
macrorrelaciones tecnosociales).
Sociotécnica.
Sincronía. Espacio.
4Las interfaces
evolucionan.
En ciertos momentos se acelera la creación de nuevas
especies tecnológicas.
La interfaz que sobrevive no siempre es la más avanzada,
sino la que mejor se adapta al ecosistema.
Cuando una interfaz llega a su límite, genera rendimien-
tos decrecientes.
Las tecnologías se bifurcan dando lugar a nuevas interfa-
ces y líneas evolutivas.
También pueden converger e hibridarse.
Evolutiva.
Diacronía.
Tiempo.
5
Las interfaces
coevolucionan con
sus usuarios.
La interfaz es el lugar de la coevolución. De la relación
dialéctica entre el sujeto y la tecnología, en el marco de
una concepción ecoevolutiva.
Los humanos y las herramientas coevolucionamos desde
hace cientos de miles de años.
6
Las interfaces no
se extinguen, se
transforman.
La tensión entre continuidad y discontinuidad es una
constante de la evolución de las interfaces.
Elementos de la interfaz anterior aparecen en el nuevo
soporte.
Pasado y presente conviven en la interfaz.
La innovación es un proceso social basado en la recombi-
nación de actores humanos y tecnológicos en una nueva
interfaz.
7
Si una interfaz no
puede hacer algo,
lo simulará.
Existe una mimetización tecnológica.
Las nuevas interfaces se enmascaran en las viejas hasta
que alcanzan un grado de madurez.
Fractal.
Reticular.
Sistémica.
Sociotécnica.
Complejidad.
8
Las interfaces
están sometidas a
las leyes de la
complejidad.
Conforman un sistema en el que el todo es más que la
suma de sus partes.
Su evolución es impredecible y se da en forma de red.
9
El diseño y el uso
de una interfaz son
prácticas políticas.
La interfaz es el lugar de la política, de las relaciones en el
ecosistema de interfaces.
Es el espacio del conflicto, donde se enfrentan la estrate-
gia del diseñador y las tácticas del usuario.
Usos ideales versus usos reales.
10 La interfaz es el
lugar de la inno-
vación.
Permite descubrir y explorar nuevas metáforas.
Confluyen diseñadores expertos y usuarios codiseñado-
res.
Tabla 1. Las leyes de la interfaz. Fuente: elaboración propia a partir de Scolari (2018).
Mariángeles Castro Sánchez
22 Hipertext.net, n. 25. 2022 · https://raco.cat/index.php/Hipertext
En toda interfaz se distinguen dos actores principales: el dise-
ñador y el usuario. Scolari (2018) presenta a la interfaz como
el lugar donde se desafían las estrategias del diseñador y del
usuario, donde se renegocian los contratos de interacción
preestablecidos y aceptados. Y se cuestiona respecto de si es
posible imaginar un uso del concepto de interfaz que vaya más
allá de lo tecnológico-artefactual, siendo eficaz para com-
prender e incluso trasformar otros ámbitos de la vida social.
En esta línea se inscribe el presente desarrollo.
6. Análisis de la interfaz parentalidad
6.1. Mapeo situacional
Previo a la aplicación del modelo de análisis de interfaces, rea-
lizamos un ejercicio de mapeo inicial de dos pasos, empleando
la metodología propuesta por Clarke (2005) para análisis
situacionales: mapa desordenado (figura 1) y mapa ordenado
(tabla 3). Integramos estas herramientas gráficas como esta-
Metáfora Versión óptima
Superficie Es fácilmente interpretada por el usuario, de modo que no necesita instrucciones.
Intercambio Transfiere información de manera más rápida, sin perderla ni introducir ruido.
Conversación Facilita la puesta en común, el diálogo interactivo.
Instrumento Desaparece y permite al usuario focalizarse en lo que está haciendo.2
Espacio de interacción Lugar donde los intercambios y movimientos se realizan de la forma más simple y natural, gene-
rando el efecto de inmersión del usuario (burbuja).
Punto de (des)encuentro Lugar donde los actores tecnológicos y humanos establecen relaciones e interactúan.
Ecosistema Red de relaciones entre elementos que incluye conceptos como adaptación, hábitat, diversidad,
evolución, nicho, variación, selección, mutación, extinción.
Tabla 2. Metáforas de interfaz. Fuente: elaboración propia a partir de Scolari (2018).
Figura 1. Interfaz parentalidad. Mapa situacional desordenado (Clarke, 2005). Fuente: elaboración propia.
La parentalidad como interfaz social. Aportes a una teoría-diagnóstico de la parentalidad contemporánea
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Categoría Elementos identificados
Actores
Elementos humanos
individuales
Padres/madres
Figuras parentales
Niños/niñas/adolescentes
Hijos/hijas
Diseñadores digitales
Elementos humanos
colectivos
Familias
Colectivos de personas
Actantes Elementos no humanos
Internet
Plataformas
Smartphone
Pantallas
Dispositivos digitales
Videojuegos
Construcciones discursivas de actores
humanos individuales y/o colectivos
Ambientes ecológicos
Ecoevolución de los medios
Interfaces/Análisis de interfaces
Análisis situacional
Actores/actantes silentes/implicados
Cuidadores
Adultos referentes
Docentes
Miembros de familia extensa
Artefactos del hogar
Viviendas
Otros artefactos mecánicos/analógicos
Elementos políticos/económicos
Estados nacionales
Organismos supranacionales/internacionales
Organizaciones religiosas
Sistema educativo formal
Agencias gubernamentales
Organizaciones no gubernamentales
Comité de los Derechos del Niño
Convención sobre los Derechos del Niño
Observación N° 25/21 CDN
Instrumentos de derecho internacional
Legislaciones y normas locales
Empresas de tecnología
Elementos socioculturales/simbólicos
Concepto de parentalidad
Medios de comunicación
Tecnofobia/Tecnofilia
Determinismo tecnológico
Elementos temporales Mainstreams
Tecnologías de época
Elementos espaciales
Espacio físico
Espacio virtual
Metaverso
Principales temas/debates
Mediación parental
Riesgos de las tecnologías digitales
Enfoque por diseño
Tabla 3. Interfaz parentalidad. Mapa situacional ordenado (Clarke, 2005). Fuente: elaboración propia.
Mariángeles Castro Sánchez
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dio preliminar de abordaje, considerándolas de utilidad para
la sistematización del método analítico propuesto por Scolari
(2019).
La inclusión de los mapas de Clarke (2005) se asienta en la
premisa sostenida por la autora de que en este tipo de análi-
sis no hay nada por fuera de la situación. En consonancia con
ello, entendemos que la estrategia de acceso del investigador
debería ser la visibilización de todos los elementos que com-
ponen el sistema estudiado, con inclusión del contexto, que
incorpora lo situacional.
No obstante, desde la praxis de la indagación, vemos cómo
se presenta la dificultad de recorte del objeto, de delimitación
de sus bordes y de exhaustividad en la localización y catego-
rización de los elementos implicados. Por eso, realizado este
paneo primario, que nos proporciona una visión amplia de los
factores intervinientes en el análisis situacional de la interfaz
parentalidad, pasamos a la fase de aplicación del modelo ana-
lítico de Scolari (2019).
6.2. Actores, relaciones, procesos
El análisis se lleva a término siguiendo las categorías fijadas
por Scolari (2019) en su modelo: actores, relaciones y procesos.
Tal como se propone, las etapas están dadas por la identifica-
ción de estos tres elementos constitutivos de una interfaz, que
se grafican en la figura 2, vinculándose con ciertos conceptos
que el autor desarrolla -política, innovación y coevolución-,
que situamos en las intersecciones. “La interfaz es el lugar de
la política” (p. 139) se instala entre los actores y sus relaciones,
así como el espacio de la innovación se abre paso entre las
relaciones y los procesos. La coevolución, finalmente, sugiere
que los actores están en permanente movimiento y esto
implica la consideración de la dimensión temporal.
6.2.1. Actores
La primera fase de análisis corresponde a la identificación de
actores humanos, tecnológicos e institucionales. A diferencia
del modelo de Clarke (2005), todos son denominados acto-
res. Lo cierto es que las dimensiones se solapan y es posible
que se torne difícil diseccionar un hilo propiamente humano,
tecnológico o institucional. Constatamos esta dificultad en la
categorización incluida en la tabla 3, en la que determinados
elementos podrían pertenecer a más de una categoría. Por-
que la naturaleza está intervenida y, desde una perspectiva
expandida, las instituciones son también tecnologías. No obs-
tante, resultaría un buen ejercicio teórico poder distinguir una
dimensión de base, por lo que sería oportuno, tal vez, en este
estadio evolutivo del análisis de interfaces poder destacar
actores de base humana, actores de base tecnológica artefac-
tual y actores de base tecnológica organizacional.
Previo al desarrollo, advertimos que nos centramos en la
parentalidad como constructo conceptual y que esto depara
la identificación de actores ideales. El análisis casuístico sería
otra aplicación factible del modelo, que podría exhibir discon-
tinuidades y tensiones con la determinación genérica que nos
proponemos aquí realizar.
La figura 3 detalla los actores identificados. Insistimos en que
la nómina no es absoluta, sino que apunta a brindar un marco
para la indagación de casos concretos.
Entre los actores humanos referidos, incluimos figuras paren-
tales (madres/padres) e hijas/hijos. También se consignan los
miembros de la familia extensa y cuidadores, quienes esta-
Figura 2. Modelo de análisis de interfaces. Fuente: elabora-
ción propia a partir de Scolari (2018, 2019).
Figura 3. Parentalidad social. Identificación de actores.
Fuente: elaboración propia.
La parentalidad como interfaz social. Aportes a una teoría-diagnóstico de la parentalidad contemporánea
25
rían implicados e incluso podrían participar de modo silente
(Clarke, 2005).
Los actores tecnológicos están nucleados en torno a dos
subcategorías: “tecnologías mecánicas-analógicas/espacio
físico” y “tecnologías digitales/espacio virtual”. La primera
engloba todos los artefactos presentes en el hogar/vivienda
o fuera de él que intervengan en esta interfaz (por ejemplo,
el vehículo familiar). La segunda abarca la dimensión online
de la vida y todos los espacios, plataformas y dispositivos de
acceso vinculados con esta experiencia. La tercera de las cate-
gorías, actores institucionales, se apoya sobre cuatro pilares:
“Estado”, “organismos supranacionales/internacionales”,
“organizaciones religiosas” y “organizaciones de la sociedad
civil/colectivos de personas”.
Todas son subcategorías amplias; reiteramos que no se
pretende exhaustividad en la enumeración y que solo se
mencionan aquellos actores que prima facie surgen como cen-
trales en el esquema. En “Estado” se incluyen instituciones del
sistema de educación formal, legislaciones locales y agencias
gubernamentales específicas. En “organismos supranacio-
nales/internacionales” se consigna la CDN y la Observación
N° 25, por ser los instrumentos que condensan las perspec-
tivas que dan origen al concepto de parentalidad positiva y de
parentalidad digital, respectivamente.
6.2.2. Relaciones
Tal como lo remarcan Clarke y Star (2008), a través del mapeo
de datos el analista construye la situación empíricamente, la
que per se deviene la unidad mínima de análisis. Es por ello
que identificar sus elementos y comprender las relaciones que
entre estos se producen pasa a constituirse como un objetivo
central.
A tal fin se realiza un mapeo a priori de relaciones entre los
diferentes actores, con especial foco en el problema que des-
pierta nuestro interés investigativo y que apunta a desmontar
visiones apocalípticas respecto de las tecnologías digitales en
el ámbito familiar y el rol de control adjudicado a las figuras
parentales.
Hemos considerado tres tipos básicos de relaciones, que se
especifican en la tabla 4.
En la figura 4 vemos cómo en la interfaz “parentalidad
social” los actores humanos y tecnológicos presentan rela-
ciones bidireccionales -en ambos sentidos, iterativas- y
complementarias. Esto es: la conducta de uno de los partici-
pantes complementa la del otro, se remarcan las diferencias
y se constata una influencia recíproca. Las mismas relaciones
estarían dadas entre actores tecnológicos e institucionales.
En lo que respecta a las relaciones entre actores humanos e
institucionales, hacemos una distinción entre dos actores ins-
titucionales clave: las normas -locales e internacionales- y el
sistema educativo formal. En el primer caso, consideramos que
las leyes y los instrumentos internacionales, especialmente la
CDN y sus derivados, tiene una relación unidireccional, com-
plementaria y de influencia sobre los actores humanos de
la interfaz parentalidad. Mientras que el sistema educativo
formal mantiene la relación bidireccional, complementaria
Relaciones Variantes Fuentes
Dirección
Unidireccional
Bidireccional
Multidireccional
Análisis de interfaces (Scolari, 2019)
Igualdad/diferencia Simétrica
Complementaria Quinto axioma de Watzlawick (1993)
Índole
Cooperación
Influencia
Competición
Análisis de interfaces (Scolari, 2019)
Tabla 4. Tipos de relaciones aplicados al análisis. Fuente: elaboración propia.
Figura 4. Interfaz parentalidad. Relaciones entre categorías/
subcategorías de actores. Fuente: elaboración propia.
Mariángeles Castro Sánchez
26 Hipertext.net, n. 25. 2022 · https://raco.cat/index.php/Hipertext
e -idealmente- de cooperación con vistas a una meta común
con los actores humanos implicados.
La figura 5 nos muestra los actores humanos directamente
implicados en la interfaz parentalidad. Caracterizamos este
vínculo como bidireccional, complementario y de mutua
influencia. Actores tecnológicos e institucionales entran en el
segundo plano de la imagen, representando la concurrencia
de todas las categorías analíticas de actores que la interfaz
requiere.
En la figura 6 se identifican los actores tecnológicos que inte-
gran la interfaz parentalidad, haciendo foco en los digitales, a
partir de tres subcategorías: internet, plataformas sociodigita-
les y smartphone. Incluimos este último porque consideramos
que viene a completar el círculo en su carácter de “metame-
dium o multipropósito” que, “no solo subsume a las pantallas
anteriores, sino que también aglutina en un mismo aparato
múltiples usos” (Albarello, 2019, p. 58).
Las tres subcategorías exhiben relaciones multidirecciona-
les complementarias -por sus diferencias, necesitan unos de
otros- y de cooperación -definición genérica, que podría variar
a competición en el análisis de casos particulares-. Nueva-
mente, subyacen los actores humanos e institucionales en la
representación gráfica.
6.2.3. Procesos
Esta categoría está atravesada por el factor tiempo. Tal como
lo advierte Scolari (2019), “el investigador de las interfa-
ces deberá trazar un mapa que incluya esas series, como así
también de los flujos de datos, signos, bienes o capitales que
atraviesan la interfaz” (p. 8). Los procesos exhiben la com-
plejidad de las realidades sociales, algo de lo que no hay que
escapar ni tampoco simplificar al máximo (Clarke, 2005).
De la lista preliminar incluida en el modelo de análisis de
interfaces, centraremos nuestro interés en los procesos de
coevolución, considerando que son los que definen las rela-
ciones en su confluencia con la dimensión temporal: “así como
las especies biológicas coevolucionan, también los actores de
las redes sociotecnológicas viven procesos coevolutivos […]
Estas relaciones entre actores son dialécticas y constituyen
uno de los principales motores de la evolución de las interfa-
ces” (Scolari, 2018, p. 9-10).
Aquí los dispositivos no solo transforman a los sujetos de la
interacción -premisa propia del determinismo tecnológico-,
sino que la red sociotécnica en su conjunto se va modificando
(Scolari, 2004). Por eso es oportuno observar siempre la con-
tracara del proceso, tal como lo propone Baricco (2019), quien
alude a la digitalidad como el herramental y el modo de estar
en el mundo de un cambio mental que operó primero.
Para concretar este cruce, tomaremos como referencia la
teoría socioecológica de Bronfenbrenner (1987) al considerar
que es complementaria a la de interfaces, por lo que vemos
interesante esta concurrencia como posibilidad de perfeccio-
namiento. Bronfenbrenner (1987) resume el core de su teoría
de la siguiente manera:
La ecología del desarrollo humano comprende el estu-
dio científico de la progresiva acomodación mutua entre
un ser humano activo, en desarrollo, y las propiedades
cambiantes de los entornos inmediatos en los que vive
la persona en desarrollo, en cuanto este proceso se ve
afectado por las relaciones que se establecen entre estos
entornos, y por los contextos más grandes en los que
están incluidos los entornos. (p. 40)
El autor se propone describir el contexto, lo que denomina
ambiente ecológico, entendiendo por esto un conjunto de
estructuras seriadas, cada una de las cuales cabe dentro de
la siguiente, como un juego de muñecas rusas. De este modo,
los micro, meso y exo sistemas son concéntricos en relación
con un macrosistema que incorpora los aspectos culturales.
En el nivel interno está el entorno inmediato que contiene a la
persona en desarrollo. Todos los niveles del modelo ecológico
dependen unos de otros y, por lo tanto, su participación con-
Figura 5. Interfaz parentalidad. Relaciones genéricas entre
actores humanos. Fuente: elaboración propia.
Figura 6. Interfaz parentalidad. Relaciones genéricas entre
actores tecnológicos digitales. Fuente: elaboración propia.
La parentalidad como interfaz social. Aportes a una teoría-diagnóstico de la parentalidad contemporánea
27
junta e intercomunicación resultan imprescindibles. Tenemos
presente que cuanto más significativo y cercano es el con-
texto, mayor es la influencia ejercida (Castro Sánchez, 2019).
El microsistema es “un patrón de actividades, roles y relacio-
nes interpersonales que la persona en desarrollo experimenta
en un entorno determinado, con características físicas y mate-
riales particulares” (Bronfenbrenner, 1987, p. 23). Así, para el
autor, la condición estructural de la familia, incluyendo las
características materiales de la vivienda, su ubicación en un
medio urbano, suburbano o rural, la clase social, el grado en
que está relacionada o no con grupos comunitarios externos
son aspectos que condicionan la dinámica familiar. Cuando se
establece una buena interacción entre las diversas instancias
que integran el ecosistema social, encargadas de nutrir, pro-
teger, socializar y educar, la acción familiar se ve potenciada
y favorecida (Bronfenbrenner, 2001). Este cruce puede leerse
en clave de arena (Clarke y Star, 2008), territorio atravesado
por conflictos, trayectorias, puntos de vista y fuentes, que
deparan un compendio de múltiples ámbitos ecológicamente
organizados en torno a tópicos de interés común e impulsan
acciones coordinadas.
En la figura 7 graficamos el acople entre ambos modelos
ecoevolutivos, confirmando que, si bien la teoría de interfaces
parte de la observación de lo micro, puede escalarse al meso
y al exosistema. Y que las interfaces componen un ecosistema
contenido en un macrosistema cultural atravesado por el cro-
nosistema, que aporta la dimensión histórica y procesual.
7. Consideraciones nales. Parentalidad by design
Scolari (2018) nos recuerda en su décima ley que “la interfaz
es el lugar de la innovación” (p. 155) y que toda comprensión
obtenida de un análisis resultaría insuficiente si no se dispo-
nen los medios para el cambio y la mejora (Scolari, 2019).
Así como Livingstone (2021) advierte la necesidad de hacer del
mundo online un entorno playful by design que garantice los
derechos de la niñez, podemos asumir el análisis de interfa-
ces como un paso necesario para tal (re)diseño (Scolari, 2019).
Esto equivale a consentir que las intervenciones transforma-
doras son viables, especialmente si operamos a nivel micro.
En línea con lo anterior, reafirmamos que es posible trabajar
para perfeccionar la interfaz parentalidad, desde un enfo-
que integrado que abarque las dimensiones on y offline de la
vida de las personas en el ámbito familiar. Una parentalidad
by design, en el paradigma de la parentalidad positiva, esta-
ría sustentada en la adquisición de competencias parentales
también en el entorno digital y en la disposición de apoyos al
ejercicio parental para la generación de vínculos de confianza
que engloben las dimensiones física y virtual de la experiencia.
Todo ello, con vistas al desarrollo armónico de los actores
involucrados, dentro del proceso de coevolución del que parti-
cipan y que alcanza a la red tecnosocial en su conjunto.
Figura 7. Interfaces – Ambientes ecológicos. Fuente: elaboración propia.
Mariángeles Castro Sánchez
28 Hipertext.net, n. 25. 2022 · https://raco.cat/index.php/Hipertext
Notas al nal
1. Se sigue aquí la definición de Beck y Beck-Gernsheim (2012) de
teoría-diagnóstico, en tanto se procura establecer una descripción
de fenómenos sociales que cambian a gran velocidad y requieren
del desarrollo de un vocabulario específico que facilite su com-
prensión. Una teoría que ensaya respuestas a preguntas del tipo
de ¿dónde estamos?, ¿hacia dónde vamos? o ¿qué entendemos del
mundo en el que vivimos?
2. En otro pasaje del texto el autor advierte que “la trans-
parencia de las interfaces es un mito” (Scolari, p. 31). Una
interfaz nunca es neutral o transparente, como cualquier lugar en
el que se dan procesos de construcción de sentido e interpretación.
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El Observatorio de Cibermedios es una producción
del Grupo de Investigación en Documentación Digital y
Comunicación Interactiva (DigiDoc) del Departamento
de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra.
El Observatorio de Cibermedios (OCM) forma parte del pro-
yecto del Plan Nacional “Narración interactiva y visibilidad
digital en el documental interactivo y el periodismo estructu-
rado“. RTI2018-095714-B-C21 (MINECO/FEDER), Ministerio de
Ciencia, Innovación y Universidades (España).
La parentalidad como interfaz social. Aportes a una teoría-diagnóstico de la parentalidad contemporánea
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Mariángeles Castro-Sánchez. Es investigadora doctoral en
Comunicación Social. Profesora adjunta de dedicación exclu-
siva en grado y posgrado, directora de estudios del Instituto
de Ciencias para la Familia y directora de la Licenciatura en
Orientación Familiar de la Universidad Austral de Argentina.
Diploma superior en Ciencias Sociales por FLACSO Argentina,
especialista en Educación y Tecnologías por FLACSO Costa
Rica, y especialista y magister en Dirección de Instituciones
Educativas por la Universidad Austral de Argentina. En 2019
publicó Dimensiones cualitativas de la parentalidad. Fue
investigadora del proyecto “Las dinámicas familiares en torno
a los juegos sociales en red: el caso Fortnite”. Es columnista en
medios sobre temas de su experticia.