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ANTONIO PALACIOS Y EL PROYECTO PARA LA NUEVA RÚA
GALICIA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA (1932). IMAGINAR
UNA CIUDAD HISTÓRICA VIVA Y ARMÓNICA EN EL
CONTEXTO DEL REGIONALISMO
ANTONIO PALACIOS AND THE PROJECT FOR THE NEW RÚA GALICIA IN
SANTIAGO DE COMPOSTELA (1932). PICTURING A LIVING AND HARMONIOUS
HISTORIC CITY IN THE CONTEXT OF REGIONALISM
Jesús Ángel Sánchez García1,a
1 Universidade de Santiago de Compostela,
ajesusangel.sanchez@usc.es
Finalizaba el 1932 cuando los compostelanos encontraron en las de los
diarios locales la convocatoria para asistir el 31 de diciembre, en el de actos de la
Facultad de Medicina, a la del proyecto para la nueva Galicia”. Anunciada
como la “principal arteria” para el futuro inmediato de la ciudad, esta avenida resolver
los problemas derivados tanto del ordinario como de una creciente de
turistas, que ya por entonces en coches particulares y autocares,
hasta el de la ciudad Al igual que en otros e ideas para distintas
ciudades de Galicia -Vigo, de Arousa, A Pontevedra-, Antonio Palacios
regalaba el proyecto a las autoridades municipales, esperando facilitar los primeros pasos
para su y puesta en marcha. La idea gestarse durante sus conversaciones
con el alcalde republicano Raimundo Pol (1931-1934), al convenir ambos en la
necesidad de buscar una alternativa al impacto de los nuevos medios de transporte que
la trama de las estrechas e irregulares compostelanas. Con la
en todas sus propuestas, el arquitecto expuso en aquella conferencia una
compleja que aunaba la viaria con la del papel de
Santiago como enclave creando un eje residencial y comercial de 300 m de longitud
para el nuevo acceso desde el nudo de Porta Faxeira hasta el Obradoiro ( 1). La de
reservar solares en los que emplazar nuevos de manera que toda la
generara para las arcas municipales y aliviara el preocupante paro
obrero en la ciudad, reforzaban los argumentos de igualmente tenidos en
cuenta.
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términos de la licencia Atribución-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND
4.0). (BY-NC-ND 4.0)
Fig. 1. Alzado oriental y planta de la “Rúa Galicia”, 1932
(Museo do Pobo Galego)
La Memoria y con ilustraciones que la entrega de los planos,
conservada en el Arquivo da Universidade de Santiago1, organizada en
secciones que contienen la para la nueva la del trazado y
-este apartado el que ocupa mayor de la
de planos, el presupuesto y los medios para llevarla a cabo. Es innegable el y
relevancia de un que producido un gran impacto en el conjunto
monumental y de valor universalmente reconocido en Galicia. radica la principal
para reproducir y analizar la textual y de Antonio Palacios al
entrecruzar la con las mejoras de que necesitaba
Compostela. En el contexto de la cultura y las restauraciones aplicadas a las
ciudades en la Europa de aquellas primeras del siglo XX, los procesos de
reforma interior, embellecimiento y de las viejas ciudades se estaban dotando de
enfoques amplios para gestionar una a escala de conjuntos, excediendo la
de los monumentos y los nuevos criterios que garantizar la
mediante ordenanzas y reglas2. Por tanto, no se trata de condenar ni
ensalzar ideas que se arrinconadas por las posiciones consolidadas desde la segunda
mitad del siglo, esto es obvio, pero confrontar lo argumentado en la Memoria con las
contribuciones e intervenciones que pudo conocer Antonio Palacios,
contextualizando su proyecto en el complejo campo abierto para conservar las viejas ciudades
europeas ante los procesos de mejoras viarias y exigencias de higiene, sin
olvidar el fundamental papel de la creciente del turismo.
Conviene llamar la sobre la circunstancia de que Antonio Palacios introduzca en
varias ocasiones referidos a la “extraordinaria responsabilidad que
el de conciliar las nuevas del progreso con la de los
rasgos de una Compostela que apreciaba y destacaba entre las principales “ciudades
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de arte” europeas. Cerrada la brillante etapa de sus grandes para Madrid con la
del de Bellas Artes (1919-1926), el arquitecto recuperado el
por trabajar en Galicia gracias a una serie de encargos que le llevaron a abrir estudio
en Vigo, donde ultimaba el plan de reforma interior y ensanche que igualmente en
diciembre de 1932, a la vez que concretaba proyectos como el Templo de la Paz en el monte da
varios en Praia o el Templo Votivo del Mar en cuya primera
piedra se puso precisamente en noviembre de 19323. Algunas ideas esbozadas desde los
diez para la de ciudades monumentales como Salamanca y Toledo4, junto con la
propuesta plasmada en dibujos acuarelados para unir el cerro de la Alcazaba con el centro
de 5, se cuentan entre sus experiencias previas a la hora de y
proponer los modos pertinentes para introducir nuevas construcciones en las ciudades
En Galicia la primera oportunidad para extender sobre su mesa de trabajo el reto de
proyectar un nuevo tejido para un casco antiguo surgido precisamente en 1926, cuando
el obispo Florencio le pedido ayuda para una reforma en el del
de la catedral de Ourense que el arquitecto con recomendaciones orientadas a
restaurar la catedral y, ante todo, replantear el acceso principal mediante una nueva escalinata
y plaza ante la fachada occidental6. Ahora bien, el caso de Santiago de Compostela implicaba
una responsabilidad de la exigencia para un Antonio Palacios que se de
su de de la Real de Bellas Artes de San Fernando, tal como su
Memoria, y que en 1930 se adherido a la idea lanzada por el erudito local
Celestino Rivera con el de declarar la ciudad como monumento nacional.
Ampliando el alcance de esta iniciativa, Palacios ido al manifestar su
convencimiento sobre la patrimonial universal de Compostela, en lo que
representa una para la concedida en 1985 por el del Patrimonio
Mundial de la UNESCO: “urbe insigne, que por tal, ya no pertenece solamente a una comarca o
si no al tesoro cultural del mundo entero”7.
Anclado en la apuntada de Santiago de Compostela como “ciudad de arte” -el
equivalente al concepto de ville d’art por los franceses-, el pensamiento de Antonio
Palacios sobre la ciudad la asimilaba a una compleja pieza una verdadera
“obra de arte”, y, a la vez, un contenedor de otras obras superando una
de ciudad-museo que, en cambio, encerraba otras connotaciones de cariz negativo por la
con situaciones de inmovilidad, en el tiempo y muerte, tal como
mismo para Toledo8. Compostela era un caso bien distinto. Palacios la
categorizaba dentro del selecto grupo de ciudades europeas en las que una de
realidad y singular con el dinamismo de una “ciudad viva” –
“ciudad de vitalidad presente que no es posible contener”9–, por lo que era imperativo
conciliar sus esencias y permanencias con los cambios exigidos ante los diferentes procesos
de en curso10. Para resolver este reto, su pensamiento se orientaba desde
luego a la salvaguardia de una imagen urbana y sus valores recurriendo a estrategias
proyectuales que lograran la con los elementos formales ya presentes en el
conjunto mediante la y de componentes en
palabras del autor de la propuesta, no encontraba otro camino que someterse a la
«euritmia total» detectada en la ciudad, algo que, como se concuerda con las pautas
dominantes para este tipo de intervenciones en la Europa del primer tercio del siglo XX11. En
su por alterar lo menos posible la urbana sedimentada durante siglos,
el arquitecto daba continuidad a las aportaciones de los autores que desde el siglo XIX a las
primeras del XX teorizado sobre el objetivo de mantener la belleza de las
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viejas ciudades: John Ruskin, William Morris y Camillo Sitte alertando sobre los peligros del
progreso, las tendencias regularizadoras y la en los nuevos trazados, pero
Charles Buls, Werner Hegemann y Raymond Unwin como principales paladines de unos
criterios de respeto a la belleza heredada y lo pintoresco en compatibilidad con los objetivos
de higiene y comodidad irrenunciables conforme la vida urbana se
compleja12.
En Compostela no era la primera vez que un esa misma inquietud sobre
mantener el aspecto tradicional de la ciudad ante la de nuevas
construcciones. El arquitecto municipal Constantino Candeira expresado ideas similares
al regreso de un viaje realizado en el verano de 1924, de visitar ciudades
centroeuropeas como Berna, Friburgo y 13. Otras posiciones y aireadas
en la prensa local, desde las por los derribos de soportales a las reacciones ante la
del cemento en pavimentos y fachadas oleada de cemento” en
palabras del propio Palacios14-, constatan hasta punto en las primeras del siglo
XX personalidades comenzaron a elevar sus voces para apuntalar unos criterios
conservacionistas que, una vez asumidos por las autoridades, evitar los indeseados
impactos de la modernidad15. Entre los integrantes de la que encabezaba
Raimundo Pol, su teniente de alcalde Romero, otro de los valedores para el
proyecto de la Galicia”, para frenar la de los soportales tradicionales
y lograr mayor calidad en la de las barriadas y zonas de en un
municipio que en 1925 anexionado al vecino de Conxo16. Desde una
y que superaba la limitada conservacionista, la propuesta de
Palacios para la Galicia” premisas y soluciones ya presentes en el proyecto de
la plaza de San de Ourense, donde aplicado la misma para responder al
doble objetivo de integrar unas necesidades funcionales con la de rasgos y
mediante la de una urbana atenta a las potenciales
impresiones visuales de los viandantes. Sus razonamientos y soluciones la estela de
las lecciones de Sitte17, pero de las tendencias del regionalismo y el Civic Art que el
arquitecto y adoptaba como para estas complejas reformas en el de dos
“ciudades de arte”18.
De acuerdo con los debates desde los del cambio de siglo, Palacios estaba
bien informado acerca de la praxis restauradora que imperaba en el contexto internacional, lo
que le inclinado a mostrarse partidario de favorecer la de las distintas
herencias de la historia y locales, conectando directamente estas propuestas de
urbana con sus proyectos regionalistas desde el giro tomado en 191819. Con
apoyo en la experiencia acumulada durante sus viajes por Europa, en los razonamientos
esgrimidos para el tratamiento de las construcciones que la Galicia” se
detecta una gran con las reivindicaciones promovidas en Francia por la Fédération
des Sociétés Françaises d’Architectes al reclamar en 1919 el respeto a las tradiciones locales y el
empleo del lenguaje proyectual del regionalismo al hilo de los debates para actuar sobre las
ciudades bombardeadas en la Primera Guerra Mundial20. El otro vector que para esa
de la de las viejas ciudades y los proyectos de y
que contribuyeron a el discurso regionalista se en el
protagonismo otorgado a la mirada del turista desde los del cambio de siglo,
conduciendo a intervenciones ambientalistas para armonizar los nuevos levantados
en lugares ya convertidos en reclamos y puntos de paso ineludibles para los
visitantes en ciudades como Roma, Venecia o Florencia21.
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Desde estos presupuestos es comprensible el rechazo de Antonio Palacios hacia las
de burguesas, las dominantes en la segunda mitad del siglo XIX,
incluyendo todo el abanico de operaciones de saneamiento, derribos de lo despreciado por
obsoleto y apertura de ejes de cortando el tejido de las viejas ciudades22. Como
de aquellas el arquitecto se en contra de la
de grandes avenidas atravesando cascos al modo que se
procedido para la pionera Gran de de Granada, aprobada en 1894 y
condenada por Palacios como “caso criminal”23; lo mismo con respecto al
impacto de las obras de la Laietana, emprendidas en Barcelona desde 190824.
La contemplada por Palacios, esta vez siguiendo el modelo de
a un casco se con la apertura de la Gran en
obras desde 1910, en este caso admitida por su tono cosmopolita como una de las
inspiraciones para la otra Galicia” que en el plan de reforma interior para Vigo
desde el borde hasta el promontorio de O Castro, introduciendo un
potente percement presentado formalmente con la unidad de estilo, calidad y
monumentalidad derivadas del urbanismo Beaux-Arts25. Al proponer el arrasamiento de la
totalidad del casco viejo Palacios argumentaba la carencia de valores
o a tener en cuenta; bien al contrario, en ese plan para Vigo
haber procedido con la misma radicalidad que en las propuestas para Madrid, conservando
el hito monumental de la Colegiata y el resto de las
preexistencias en aras de una que priorizaba el dinamismo y las
nuevas instalaciones en las zonas a urbanizar como puerto de viajeros, puerto pesquero y
zona de institucionales y 26.
La entre vieja y nueva ciudad latente bajo la ambiciosa metropolitana
para el Vigo del futuro no era aplicable en los tejidos de ciudades escasamente
inmersas en las industriales y cada vez reorientadas al disfrute de los turistas,
como en Ourense y, muy especialmente, en Santiago, turistas
nacionales y extranjeros que ya comenzaban a desembarcar desde los cruceros que atracaban
en el puerto En estas “ciudades de arte” Palacios no albergaba dudas al descartar los
trazados ordenados con uniformidad y regularidad, por
construidos con nuevos materiales que, a su modo de ver, entraban en con la
tradicional27. Entre las ciudades que pudo haber visitado, Reims con la rue
Libergier para nuevo acceso a la catedral, o Lovaina con la avenida Dirk Boutslaan hacia la
iglesia de Sint-Pieterskerk -dos intervenciones posteriores a las destrucciones de la Primera
Guerra Mundial-, encarnaban el tipo de desafortunadas intromisiones frente a las que
plantear la alternativa de trazados y lenguajes armonizados con la trama y
dominantes en los cascos En cambio, el trozo moderno de la Spitalgasse de
Berna, tendido para enlazar la de ferrocarril con la vieja ciudad mediante una cadena
de asoportalados, pudo ser uno de los modelos conocidos en sus viajes, incluyendo
como suplementaria el aprovechamiento de hitos visuales que generan perspectivas y
secuencias en el recorrido urbano, caso de la que precede a la torre del reloj o
Zytgloggeturm para marcar el ingreso a la ciudad medieval28.
Otro plausible modelo para la propuesta de Galicia” en Compostela se en
la ciudad de antes citada. La reforma abordada en 1907 para abrir una nueva
puerta adosada a la torre medieval conocida como Laufer Schlagturm, muy estimada por los
habitantes locales, para garantizar una moderna de entrada al centro de la ciudad
desde el este, descongestionando y redirigiendo incluida la de
bajo los arcos de la que el lugar de la muralla, tratada en un
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historicismo neomedieval. Recogida con en el libro de Werner
Hegemann Der Städtebau (1913)29, esta viaria en un borde de casco
conectaba y armonizaba con el tejido preexistente gracias a un trazado irregular asimilable al
de las calles intramuros, hoy alterado por nuevas posteriores a la Segunda
Guerra Mundial. de nuevo reaparece el elemento sorpresa habilitado por los pasos
bajo un transversal, a la manera de los arcos en planeados por Palacios
tanto en como en Ourense y Santiago30.
Conviene detenerse en ese recurso al gran arco que en la Galicia” y encamina al
visitante hacia el tramo e ingreso a la plaza del Obradoiro, inspirado entre otros ejemplos
por el arco bajo el palacio de si bien ahora concebido para deparar la
sorpresa de la de la fachada occidental de la Catedral. el
que mejor expresa las intenciones de Antonio Palacios en su propuesta, ya que,
como en la Memoria, todo el pintoresquismo del trazado y alzados para la
Galicia” y se subordinaban a la apoteosis de ese efecto
inteligentemente reservado para la meta del trayecto, potenciando la calidad de la
y experiencia subjetiva de los visitantes. Dirigiendo esas miradas en oblicuo, al
modo de otras magnas perspectivas barrocas, se los monumentos que
la profunda en los modernos peregrinos:
Toda la atención se concentrará en el fondo de la gran Plaza, una de las más hermosas del Mundo. Y esta es
precisamente a mi ver, una de las fundamentales razones de ser de la creación de esta “Rúa Galicia” pues, en
efecto, se alcanzará la impresión suprema del máximo disfrute de la belleza de la Basílica Apostólica en su
fachada del Obradoiro, pues, si actualmente queda amortiguada y como marchita esa emoción, al entrar, de
costado, el espectador en la Plaza, de tal modo que cuando llega a situación ya el principal efecto se ha
malogrado, ahora, con la traza de esta calle, la insuperable composición de Casas Novoa, en la que, al decir de
Otto Schubert, el barroco Español llega a su más alto grado de belleza, el viajero quedará fulminado de
impresión, al enfrentarse, de repente, con ella y con los otros dos monumentos principales de la Plaza
dejando, precisamente a su espalda, el menos importante31.
Sin de repetir lo ya explicado en otros previos32, la a las
condiciones del locus, el respeto a las y tradiciones constructivas de la
ciudad vieja, como las implicaciones buscando dinamizar los sectores
productivos, se dan la mano en este proyecto de Galicia” para el nuevo acceso de
visitantes y peregrinos hasta el de Compostela. La idea motriz de acomodar el estilo
de las construcciones modernas a la y peculiaridades de cada localidad para evitar
contrastes y estridencias aparece reiterada en diferentes escritos de Palacios33.
Es una coincidente con los escritos de Gustavo Giovannoni, quien rechazaba la
entrada en el tejido de las ciudades de la moderna arquitectura de viviendas, los
racionalistas, proponiendo su a las de y la alternativa de
conservar y restaurar las muestras de architettura minore que consideraba esenciales para la
y de los ambientes urbanos34.
El de la Galicia” con lo preexistente se apoyaba en primer lugar en un trazado
«sinuoso y con los diferentes tramos, cambios de alineaciones, secciones en
anchura y rasantes encajados con al igual que planteado en Ourense, para
conseguir el objetivo de reducir expropiaciones que incrementaran los costes y, a la vez, evitar
un impacto visual indeseado sobre la vieja ciudad. De este modo, el nuevo acceso
descongestionaba con un ancho variable entre los 12 a los 15 m el que se concentraba
en la da Senra, entre la parada de los autobuses Castromil y la Porta Faxeira, proponiendo
un recorrido que se iniciaba en una plaza oval colindante con la Alameda para continuar por el
lateral del colegio de San Clemente, cruzar el ensanchamiento de la plaza central en el
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descampado de y acceder, traspasando el arco en
a la plaza del Obradoiro.
Al compatibilizar los recorridos peatonales, a cubierto bajo de soportales, con la
de por la calzada, la nueva avenida aspiraba a reproducir el efecto de
y actividad que Palacios en la ciudad alemana de cuya calle
Prinzipalmarkt, rebosante de personas, pero de e incluso una de
como imagen a imitar para alcanzar ese de una calle comercial y arteria de
que no alterara la de las residenciales de un casco
antiguo ( 2). La perspectiva que en remataba en la esbelta torre de la iglesia de
Sankt Lamberti aportaba el tipo de hito visual posicionado para descubrir en oblicuo
y en contrapicado que Palacios para aprovechar la vertical silueta de las
torres en la fachada del Obradoiro, evitando la de los ejes axiales, las
disposiciones en el libro de Sitte. Junto a esa en la Memoria para
la Galicia” Palacios una segunda vista de la Prinzipalmarkt de esta vez
tomada a ras de suelo desde el interior de unos soportales, con la evidente de
reivindicar el valor y protagonismo de este tradicional elemento en el casco viejo de Santiago,
tal como al “una calle porticada a la manera santiaguesa en una antigua ciudad
alemana”35.
Fig. 2. Calle Prinzipalmarkt de Münster y perspecva de la “Rúa Galicia”, 1932
(AHUS)
En cuanto a la de alturas, y en los residenciales
y que la Galicia”, pero para la de fuentes
monumentales, los dibujos de Antonio Palacios respaldan su a las posiciones de Sitte
y Buls en sus conocidas a los planos y bidimensionales de los ingenieros36. En
su visual para la Galicia” se evidencia una tridimensional y
de la ciudad, con una propuesta que reivindica un de calidad en
continuidad con las mejoras producidas desde el Renacimiento al Barroco y, en cambio,
rechaza el modo utilitarista impuesto desde el siglo XIX al “trazar calles, plazas y parques
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solamente en planta, sin preocuparse de su 37. Esa misma riqueza de recursos
proyectuales se a considerar la experiencia sensorial de los usuarios, sugiriendo el
apoyo en armazones de madera y telas para comprobar relaciones de masas y siluetas,
una posible maqueta de escayola, todo lo cual emparenta la propuesta con las lecciones de las
perspectivas y efectos visuales legados por el pleno Barroco a los enclaves de
la ciudad Sin olvidar la manera de modular los para no estorbar la
del casco viejo desde la canonizada vista de la Herradura, esa
y los diferentes puntos de vista no constituyen el exclusivo de la
puesto que Palacios no descuida atender a las condiciones y de uso de
los futuros que hace entrar en juego como intereses y factores para
consolidar “cierta dosis de modernidad”38.
La variada acude a formatos de la arquitectura
residencial compostelana, como a de arquitectura civil entre las que destacan los
pazos, intentado lograr la perfecta con el tejido ya existente y despertar el
mismo aliento vital que Palacios palpitar en las piedras de la vieja Compostela. Como
recurso inspirado por las restauraciones en estilo de Viollet-le-Duc, el arquitecto la
de piedras antiguas en las fachadas, desde esculturas a frentes completos de casas
arruinadas procedentes de la ciudad y de toda Galicia, completadas por cualquier otra pieza
que, su actuara como levadura constructiva para lograr la
de la nueva con el tejido ya Esa de
denota la conciencia de que la Galicia” no como resultado una simple de
elementos y composiciones existentes en el casco replicadas como un decorado
Operando con la misma creatividad que en sus proyectos regionalistas, la historia y la
se apartaban del camino del mimetismo para trabajar sobre esas lecciones,
interpretadas y reelaboradas de acuerdo con su anhelo de explorar nuevas composiciones que
forzaran la capacidad expresiva y emocional de la arquitectura. De hecho, para ayudar a la
de su idea la puerta a combinar los usos privados residenciales y
comerciales con nuevos que precisaba Santiago, como una casa cuartel de la
Guardia Civil, el Banco de la Casa de Correos y o la Escuela de Trabajo. El
contexto de los posteriores a la entrada en vigor del Estatuto Municipal aprobado en
1924, gracias a los mayores recursos y para los ayuntamientos, era
desde luego favorable para esta iniciativa de reforma urbana. La propuesta inmediata
y positiva en la prensa regional y nacional39, siendo acogida con agrado en el seno
del Ayuntamiento, que en enero de 1933 a la primera del proyecto para
iniciar los de gasto en expropiaciones, homenajeando a Palacios con el nombramiento
como arquitecto honorario de Compostela.
Pese al calculado con la de los citados en un tiempo
de escasas obras por el ayuntamiento, el proyecto paralizado. Palacios no
de trabajar para ajustarlo a los intereses locales, tal como en las
para el nuevo plano preparado en diciembre de 1934, ya destituido Pol como alcalde.
Una vez entregado el proyecto en marzo de 1935, dos mociones presentadas en
abril para acelerar el expediente de la Galicia” y concretar el solar que ocupar el
Banco de no tuvieron consecuencias inmediatas40. de una
en el trazado para ubicar la nueva sede de Correos y construir dos pabellones
destinados a centro de estudios de clases obreras en el campo de San Clemente41, en los
primeros meses de 1936 se registran las felicitaciones a la de Fomento y al propio
arquitecto por una idea general que la “monumentalidad a la vez que
el paro en la ciudad. Cumplido el de el nuevo
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ayuntamiento de izquierdas presidido por Casal el apoyo a un proyecto que fue
aprobado en la del 12 de marzo de aquel 1936. Aun contando con todos
estos pronunciamientos favorables, que abarcaban desde personalidades
locales al gremio de canteros, el proyecto descartado y olvidado del golpe de
estado que condujo a la Guerra Civil42.
No cabe duda que, a la postre, se una cuestionable en premisas como el
objetivo de introducir los del rodado hasta el enclave monumental de la
ciudad En cuanto a la de la Galicia” con el espacio de la plaza del
Obradoiro, semeja la de perfeccionar el representativo
y monumental del conjunto al eliminar las viviendas localizadas en el suroeste,
entendiendo Palacios que esas piezas residenciales estorbaban o no eran acordes con la
grandeza y calidad de los principales. En cambio, es conveniente valorar en la
propuesta la correcta y sensible lectura de los componentes que
el equilibrio en el conjunto de Santiago, acorde con las pautas operativas
aplicadas para las reformas respetuosas con la dominantes en el
primer tercio del siglo XX. Asumiendo una de “ciudad viva” y en es
oportuno reconocer que el arquitecto tratara de minimizar los en el tejido de la ciudad
al renunciar a tocar el intramuros y elegir para el recorrido del nuevo eje el
borde urbano disgregado, notoriamente marginal, en el que los quiebros de la y las
alturas de los aminorar el impacto de la 43. Esta
y el cuidadoso de su trazado inspiraron a Antonio Palacios al
presentar su propuesta bajo la con el cambio de marco en un viejo cuadro. La
pintura, el ambiente urbano de Compostela, mientras que la en
el marco, el borde oeste de la ciudad, camino a una de progreso y
sin efectos disruptivos para la consolidada en el conjunto
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Notas
1 Proyecto de la nueva “Rúa Galicia” en Sanago de Compostela. AHUS. Fondo municipal Concello de Sanago. Obras
nas rúas. Rúa de Galicia. 1932-1935. Sign. A.M. 2496. Los planos originales fueron montados en una composición de
gran tamaño sobre fondo de papel azul, enmarcada con unas dimensiones de 200x230 cm, ahora en los fondos del
Museo do Pobo Galego.
2 Las dinámicas de referencia para la valoración de la memoria y signos históricos, así como la atención a las
caracteríscas estécas de la arquitectura tradicional en las viejas ciudades, se desarrollan en la aportación de Gaudin,
“La políca de la memoria”, 66-70.
3 En aparente contraste con las obras concebidas para dar a Madrid el tono de gran metrópoli, los contactos previos de
Antonio Palacios con el ambiente cultural del galleguismo y el nuevo rumbo que imprimirá a su arquitectura al
profundizar la vía regionalista abierta con el proyecto para el ayuntamiento de O Porriño (1918) fueron caracterizados
por José Ramón Iglesias Veiga, “Antonio Palacios: arquitecto metropolitano y arquitecto regionalista,” 203-228; y del
mismo, Iglesias Veiga, Arquitectura rexionalista galega, 44-71.
4 En Salamanca, en su discurso para la apertura de curso en la Escuela de Bellas Artes de San Eloy en 1916, recomendó
evitar edicaciones discordantes “con los buenos modelos del pasado” y tratar las nuevas construcciones en
connuidad con el eslo “Renacimiento español” (Cardenal, “Así debiera ser Salamanca,” 1-3). En cuanto a Toledo, la
entrevista publicada en 1926 en El Castellano enfazaba su condición de ciudad-museo, siendo incorporada por el
ayuntamiento como parte del informe sobre las medidas a adoptar para preservar los rasgos de la ciudad histórica
(Palacios, “Las bases necesarias de unas ordenanzas arscas de Toledo,” 1). De hecho, aunque las autoridades
municipales intentaron que proyectara una reforma en la puerta de la Bisagra, Palacios nalmente sólo dejó su huella
en el taller y enda del ceramista Aguado, resuelto en una parcela cercana a la plaza de San Juan de los Reyes como
una edicación baja y discreta, que asume los materiales y elementos construcvos dominantes en la edicación
tradicional toledana. Para estos antecedentes véase Iglesias Veiga, “Antonio Palacios: a mirada á cultura, á arte e ás
tradicións construvas galegas,” 42.
5 Pensando en solucionar los accesos a una Alcazaba en proceso de recuperación, en 1927 realizó los diseños para
ascender desde el centro urbano al cerro en el que se enclavaba este monumento por medio de la reforma de la calle
Alcazabilla: vía que parendo de la calle Larios alternaría en sus 208 m de recorrido tramos rectos con una plaza
central, ensanchamientos y escalinatas, congurando sus alzados con guiños a la arquitectura islámica para conseguir
la pintoresca variedad al gusto de Sie, por lo que aquí radica un precedente que conecta con problemácas
funcionales y formalizaciones como las que reaparecerán en la “Rúa Galicia” para Compostela. Sánchez García,
“Reformas en las «Ciudades de Arte»,” 77-113. Nuevos dibujos de Palacios sobre el estado de la Alcazaba y el proyecto
de la calle Alcazabilla han sido localizados por Álvaro Bonet en su cuidada y bien informada edición de los cuadernos
de viaje del arquitecto: Bonet, Trazar la mirada, 114-119.
6 Palacios, “Construcción de la Escalinata principal de la Catedral,” 227-247. Proyecto estudiado monográcamente en
García Díaz, Plaza de San Marn, en Ourense; y también en Sánchez García, “Reformas en las «Ciudades de Arte»”.
7 Palacios, “Compostela, Monumento Nacional,” 1.
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8 Ávila y Brujas eran en su opinión otros casos de ciudades muertas. Sobre el tópico literario de la ville morte y su
trasposición a las reexiones para la conservación del patrimonio desde el n de siglo véase Hinterhäuser, “Ciudades
muertas,” 41-66.
9 “Una admirable conferencia de Antonio Palacios,” 1. Citado también por Pablo Costa Buján, dentro de su
pormenorizado análisis gráco de la propuesta de “Rúa Galicia”: Costa Buján, Periferias y (des)bordes, 138-144.
10 Entre las ciudades alemanas visitadas en sus viajes, Palacios citó a Núremberg para destacar su sasfactoria
integración de la vida moderna en un casco histórico, tal como comentó en la conferencia pública y en la Memoria
para la “Rúa Galicia”; también apreció algo similar en Münster, ciudad de la que tomó un par de fotograas para
ilustrar la compabilidad de nuevos usos con rasgos picos que aspiraba a conseguir en Compostela. Sánchez García,
“Reformas en las «Ciudades de Arte»”.
11 Palacios, “Memoria” en el Proyecto de la nueva “Rúa Galicia” en Sanago de Compostela, 8. AHUS. Fondo municipal
Concello de Sanago. Obras nas rúas. Rúa de Galicia. 1932-1935. Sign. A.M. 2496.
12 Posiciones sintezadas en Zucconi, Camillo Sie e i suoi interpre; y Calabi, “Handbooks of Civic Art from Sie to
Hegemann,” 161-173.
13 Admirando la preservación de la armonía estéca en sus nuevas construcciones, Candeira llegó a gesonar la
obtención de las ordenanzas de policía urbana de la ciudad bávara, según los comentarios recogidos en Soneira
Beloso, O arquitecto Constanno Candeira, 37. En la estela de escritos de Emilia Pardo Bazán que ya a nales del siglo
XIX habían señalado a Núremberg como modelo de conservación de una ciudad medieval frente a la “insípida y
aburrida edicación moderna” (Pardo Bazán, “Apuntes de viaje,” 5-6; y Pardo Bazán, “De mi erra,” 3), estas
coincidentes anotaciones sobre Núremberg debían ser conocidas por un Antonio Palacios que al menos trató
personalmente a Emilia Pardo Bazán en 1917, con movo de la exposición de Arte Gallego organizada en A Coruña.
14 Palacios, “Memoria,” 11.
15 El proyecto para la fachada de cemento que debía presentar el nuevo Salón Teatro, modicado en 1919 a instancias
del concejal Villar Iglesias tras un escrito reclamando “conservar el carácter pico de las construcciones urbanas
dentro del casco de población”, fue uno de los hitos en el camino para que prevalecieran intramuros las edicaciones
armonizadas con el “eslo Compostelano” de las rúas, tal como se materializaría desde los años de la posguerra, una
vez declarada en 1940 Compostela como “Monumento Histórico-Arsco”. Sánchez García, “Miradas a los conjuntos
históricos en Galicia,” 155-194.
16 Pereira, José Pasín Romero, 159 y 309-320. Pasín aparece retratado junto a Palacios y otras autoridades locales
-alcalde López Pol, rector de la universidad, decano de la Facultad de Medicina…- en la fotograa divulgada días
después de la conferencia de presentación de la “Rúa Galicia”, publicada en El Pueblo Gallego, Enero 5, 1933, 8. Entre
los asistentes que recoge esa misma fotograa se encontraba también el concejal Manuel Villar Iglesias, médico
sensible a las cuesones de patrimonio histórico, especialmente implicado en la conservación del casco viejo
compostelano como ya se apuntó en la nota número 15.
17 El teórico austríaco es mencionado expresamente por Palacios en su Memoria, al presentar la “composición
arquitectural -de la manera grata a Camilo Sie, cuya obra “Construcción de Ciudades” ningún compostelano debiera
ignorar”. Palacios, “Memoria,” 14.
18 Es importante anotar que en la propuesta de “Rúa Galicia” Palacios no uliza el término “ambiente urbano” para
referirse a los aspectos estécos y sonomía en los cascos históricos, lo cual constuye una llamava ausencia en
relación a las posiciones teóricas sobre los valores patrimoniales acumulados en las viejas ciudades, principalmente la
aportación de Gustavo Giovannoni. Pane, “Dal monumento all’ambiente urbano,” 293-310.
19 Un año después de su parcipación en la exposición de Arte Gallego en A Coruña, en la que Palacios formó parte del
trío organizador junto a Llorens y Sotomayor, sirviendo además para debar sobre la conservación del patrimonio en
Galicia, el arquitecto se encontraba trabajando en los proyectos para la ermita de la Encarnación de Celanova y el
nuevo ayuntamiento de Porriño, primeros hitos para la formulación de su arquitectura regionalista: Iglesias Veiga,
Antonio Palacios, arquitecto, 165-171.
20 Tanto en Francia como en Bélgica la opción privilegiada para intervenir sobre ciudades históricas masacradas o
gravemente dañadas durante la Gran Guerra -Lille, Arras, Lovaina, Ypres- fueron las reconstrucciones “à l’idenque”,
aceptando también una cierta renovación de los eslos locales, pero siempre en sintonía con las disntas variantes de
la robusta corriente del regionalismo, tal como ha analizado especícamente Mihail, “Les ambiguîtés du régionalisme
architectural après la Grande Guerre,” 105-125.
ANTONIO PALACIOS Y EL PROYECTO PARA LA NUEVA RÚA GALICIA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA (1932). IMAGINAR UNA
CIUDAD VIVA Y EN EL CONTEXTO DEL REGIONALISMO
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21 Esta conexión para el desarrollo del regionalismo con relación a las dinámicas turíscas, a parr del hito que en
Francia había supuesto la creación en 1890 del Touring Club, se encuentra explicada en Vigato, L’architecture
Régionaliste, 13-74. En España el proceso de promoción turísca ligada a los monumentos y ciudades históricas se hizo
evidente a parr del V Congreso Internacional de Turismo, celebrado en Madrid en octubre de 1912, al proponer la
creación de guías monumentales de todas las provincias. Hernández Cano, “«Solitarios refugios de efemérides
viejas»,” 397.
22 Esta posición contraria a las operaciones de cirugía urbana en ciudades históricas -alineaciones de calles,
éventrements y percements- está contrastada tanto por la formalización de sus propuestas para Ourense y Sanago
como por las palabras del propio Antonio Palacios, caso de la Memoria para la “Rúa Galicia” que nos ocupa. Resulta
chocante y sumamente desacertado que en un reciente arculo J.M. García Díaz haya adoptado los precedentes y
caracteríscas de las operaciones de “haussmanización” como marco para analizar el proyecto de la plaza de San
Marn en Ourense, ignorando todos los componentes de la cultura arquitectónica y teoría urbanísca desarrolladas
en las décadas nales del XIX a las primeras del XX: García Díaz, “El plan de Antonio Palacios como un eco
Haussmanista en Ourense,” 159-188.
23 Palacios, “Memoria,” 23. Estas duras palabras comparten el espíritu de las crícas verdas por Leopoldo Torres
Balbás, publicadas en 1923 en su Granada, ciudad que desaparece. Sobre esta polémica intervención en Granada,
acomeda en paralelo al soterramiento del río Darro, véanse Isac, “La Gran Vía de Colón en Granada,” 109-125; y el
más reciente trabajo de Marnez Ramos, La Gran Vía de Colón de Granada, 17-18.
24 En el ámbito europeo, otras reformas viarias coincidentes en la drásca apertura de accesos desde bordes a centros
de tejidos históricos se localizan en los primeros tramos del Corso Viorio Emanuele II de Roma (1883), sventramento
suavizado mediante la inserción de diferentes cambios de alineación, o en la transformación del barrio de la Vierge
Noire en Bruselas (1887). Contemporáneo al proyecto de Palacios, el Piano Regolatore Generale de Roma aprobado en
1931 representa todavía la connuidad de los sventramen más radicales, en especial en el entorno del área de los
foros al arrasar viviendas modestas para clausurar esa zona arqueológica y mejorar las vistas al paso de la nueva Via
dell’Impero como imagen de la grandeza a renovar bajo el régimen de Mussolini.
25 Como antecedente de la propuesta para el centro de Vigo, Palacios había formulado en 1919 otra radical reforma
para la madrileña Puerta del Sol y su entorno. González Amezqueta, “La arquitectura de Antonio Palacios. La visión de
la ciudad,” 45-46; y para las conexiones especícas con el urbanismo Beaux-Arts: Sánchez García, “Las concepciones
urbaníscas de Antonio Palacios,” 283-321.
26 Las casas con soportales del Berbés, que Palacios valoró como muestras de arquitectura popular, serían
desmontadas para abrir una gran plaza, trasladándolas a un “burgo arqueológico” a emplazar en la zona de Castrelos,
de modo que la Colegiata se converría en el único resto a preservar junto con el trazado y edicaciones del ensanche
surgido a nales del siglo XIX, este considerado como eje comercial y residencial de categoría. Iglesias Veiga, Antonio
Palacios, arquitecto, 77-80; Sánchez García, “Las concepciones urbaníscas de Antonio Palacios,” 298-300.
27 Aquí aora la importancia del granito como componente fundamental y diferenciador para su opción de
arquitectura regionalista, material propio del país y asentado por una tradición milenaria, como ha evidenciado Iglesias
Veiga, “Antonio Palacios, percorrendo Galicia,” 21. La cuesón del material representa una de las claves en la
argumentación de Palacios contra el cemento, tanto por considerarlo inadecuado para el clima gallego como por
tratarse de una producción industrial y que da lugar a composiciones estandarizadas. Aunque las formas y “eslo
actual de las arquitecturas Alemana y Americana” pudieran respetar y encajar en armonía con las preexistencias de un
casco histórico, el arquitecto anteponía el empleo de “las nobles materias, las piedras naturales, los metales forjados,
la madera tallada en pura artesanía, con total alejamiento del maquinismo y del standart”. Palacios, “Memoria,” 20-21.
28 En relación a la creación de secuencias, hay que resaltar que en el trazado de la “Rúa Galicia” Palacios uliza varios
arcos en “cabalgavía”: el primero para el acceso desde San Clemente al ensanchamiento “a modo de plaza” que se
sitúa en el centro del nuevo eje, otros dos enfrentados para conectar desde esa parte central la “Rúa Galicia” con las
tradicionales rúas de la almendra histórica y la “Vía de Cintura” o circunvalación, y el úlmo para dar paso al tramo
nal en pendiente que conduciría a la plaza del Obradoiro, discurriendo a la vista del jardín del colegio de Fonseca.
29 Tal como ya se ha adelantado y analizado en la publicación previa: Sánchez García, “Reformas en las «Ciudades de
Arte»,” 95-96.
30 Uno de los dibujos de sus cuadernos de viajes, anotado como “Nueva calle en Sanago”, ofrece el esbozo de ese
arco nal, enmarcando la vista de los viandantes que se dirigen hacia la fachada del Obradoiro. Otro de los bocetos,
“Pórco en Sanago (proyecto)”, serviría para adaptar un modelo real de soportal compostelano para los tramos que
anquearían la nueva “Rúa Galicia”, según los dibujos recogidos en Iglesias Veiga, Antonio Palacios. Unha viaxe por
Galicia, 95 y 96.
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31 Palacios, “Memoria,” 18. La lectura del libro de Oo Schubert, Historia del Barroco en España (Madrid: Saturnino
Calleja, 1924), debió ser clave para que Antonio Palacios conrmara su apreciación sobre la originalidad del barroco
compostelano y, especialmente, la profunda huella de las intervenciones de esa época en la ciudad histórica que
tendrá en cuenta al planicar ciertos efectos visuales en la “Rúa Galicia”, como se comentará más adelante.
32 Especialmente Costa Buján, Periferias y (des)bordes, 138-144; y Sánchez García, “Reformas en las «Ciudades de
Arte»”.
33 Idea programáca asentada gracias a sus viajes, sin olvidar las excursiones por diferentes poblaciones de Galicia.
Iglesias Veiga, “Antonio Palacios, percorrendo Galicia,” 17.
34 Otro arquitecto preocupado por la conservación de los ambientes históricos, Marcello Piacenni recomendaba que
la arquitectura moderna se expresara con discreción, sobriedad y modesa en su diálogo con los monumentos del
pasado, reconocible en su condición de nueva aportación pero sin contrastes temerarios. En cambio, Adalberto Libera
defendió la capacidad operava de la arquitectura racionalista para connuar colaborando con armonía en la
construcción de las ciudades, tal como hicieran anteriormente lenguajes tan renovadores como el Barroco frente al
Renacimiento, siendo esta úlma postura la que cristalizaría en la Carta de Atenas del urbanismo de 1933 y sus
postulados para anteponer higiene y renovación, según los debates y contexto trazados por Plaza, “Arquitectura
moderna en la ciudad histórica,” 302-314.
35 Palacios, “Memoria,” 18.
36 Clave anotada ya en su momento por Collins y Collins, Camillo Sie y el nacimiento del urbanismo moderno, 68.
37 Palacios, “Memoria,” 8.
38 Palacios, “Memoria,” 21.
39 Palacios, “Una admirable conferencia,” 1; “Dos proyectos de Antonio Palacios,” 1; Devesa, “El amor de Palacios a
Compostela,” 1 y 8; García Ramos, “Rúa Galicia”. Al coincidir en el empo con la presentación de su plan para Vigo,
Palacios abordaría el diferente tratamiento de las arquitecturas históricas de las dos ciudades en la conferencia “El
arcaísmo en la arquitectura moderna. La nueva “Rúa Galicia” de Compostela y el burgo arqueológico de Castrelos”,
pronunciada en la sociedad Amigos del Arte el 13 de enero de 1933.
40 AHUS. Fondo municipal Concello de Sanago. Libros de actas municipales. Año 1935, sesión del 11 de abril, fol. 283.
41 Contando con el apoyo de Braulio Amaro Gómez, teniente de alcalde e ingeniero militar, Palacios también habría
señalado la posibilidad de añadir un áco sobre la planta principal del anguo colegio, desnado a albergar el nuevo
instuto de segunda enseñanza, así como ajardinar el espacio trasero al Palacio de Rajoy, según información en la
prensa de febrero de 1935, citada por Iglesias Veiga. “Rúa Galicia de Sanago de Compostela,” 201.
42 AHUS. Fondo municipal Concello de Sanago. Libros de actas municipales. Año 1936, sesiones del 12 de marzo y 30
de abril, fols. 258 y 311. Entre las obras debadas por las autoridades municipales para superar la conicvidad laboral
y grave problema de desempleo obrero que se arrastraban desde los empos de la dictadura de Primo de Rivera
destacan la reforma para sustuir la plaza de abastos de hierro por un nuevo mercado y el gran proyecto para la
urbanización de la Residencia de Estudiantes debido a Constanno Candeira y Jenaro de la Fuente Álvarez. Otro
proyecto vital para la ciudad, que exigía decidir el solar más apropiado para el edicio del Banco de España, contó
durante meses con la opción de ubicarse en la “Rúa Galicia”, hasta que en marzo de 1935 decayó esta posibilidad y se
abrió paso la desafortunada inserción en un lateral de la plaza de Platerías. No está de más reexionar que de haberse
construido en alguno de los tres solares reservados por Palacios se hubiera evitado alterar la imagen de aquella plaza
tan sensible por la vecindad con la catedral y claustro, tal como se manene hasta hoy.
43 Sería la misma actud mostrada en el “sul estudio planimétrico del accidentado y dicil entorno” que González
Amezqueta apreció en el proyecto para la plaza de San Marn de Ourense: González Amezqueta, “La arquitectura de
Antonio Palacios,” 45-46. Comparada con la propuesta para Vigo, Pereiro Alonso esmó en su momento la
“formulación menos traumáca para la estructura urbana”: Pereiro Alonso, “O urbanismo de Antonio Palacios,” 45.
ANTONIO PALACIOS Y EL PROYECTO PARA LA NUEVA RÚA GALICIA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA (1932). IMAGINAR UNA
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