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Rosana Satorre Cuerda (Ed.)
El profesorado,
eje fundamental de
la transformación
de la docencia universitaria
El profesorado, eje fundamental de la transformación de la docencia universitaria
Edición:
Rosana Satorre Cuerda
Revisión y maquetación: ICE de la Universidad de Alicante
Primera edición: octubre de 2022
© De la edición: Rosana Satorre Cuerda
© Del texto: Las autoras y autores
© De esta edición:
Ediciones OCTAEDRO, S.L.
C/ Bailén, 5 – 08010 Barcelona
Tel.: 93 246 40 02 – Fax: 93 231 18 68
www.octaedro.com – octaedro@octaedro.com
ISBN: 978-8-19506-52-8
Producción: Ediciones Octaedro
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39. Prevalencia de los discursos de odio entre los futuros docentes: un
estudio de caso
Jiménez-Delgado, María; de-Gracia-Soriano, Pablo; Jiménez-Loaisa, Francisco Javier
y Jareño-Ruiz, Diana
Universidad de Alicante
RESUMEN
La presente contribución aborda la cuestión de los discursos de odio y su presencia entre los futuros
docentes que, actualmente, cursan el Grado de Magisterio en Educación Primaria de la Universidad
de Alicante. A través de la aplicación de un cuestionario, se registran actitudes y percepciones del
alumnado de la asignatura Cambios sociales, culturales y educación en relación con los discursos del
odio, con los objetivos de 1) conocer en qué grado están presentes los discursos de odio entre los futu-
ros docentes, 2) aproximarse al perl social de víctimas y emisores de discursos de odio y 3) conocer
el comportamiento en redes sociales del alumnado en relación con estas prácticas. Los resultados
muestran una prevalencia preocupante de los discursos de odio entre los futuros docentes, mostrando
especial vulnerabilidad las alumnas y presentando un perl más agresivo los alumnos varones autou-
bicados a la derecha de la escala ideológica como principales emisores de discursos de odio entre la
población estudiada.
PALABRAS CLAVE: discursos de odio, cultura de la cancelación, cultura de democracia.
1. INTRODUCCIÓN
La sociedad actual se caracteriza por la creciente proliferación de discursos de odio, los cuales se pue-
den visualizar mayoritariamente en las redes sociales y los medios digitales. Es una realidad tangible
que, tanto en el contexto nacional como en el contexto europeo más amplio, se aprecia un crecimiento
de la extrema derecha y una normalización del discurso de odio, que está ligado a la preocupación
por lo diferente. Esta situación conduce a una creciente polarización social, en base a la articulación
de grupos identitarios de diferente naturaleza. Por otra parte, se extienden los discursos públicos que
excluyen a grupos estigmatizados por su identidad, los cuales son considerados como ‘los otros’. Por
consiguiente, se normaliza el discurso xenófobo, aumentando los grupos vulnerables como son los
migrantes, los pobres, el colectivo LGTBI y minorías étnicas y religiosas (Caireta y Barbeito, 2019).
Los discursos de odio que proliferan junto a la normalización e institucionalización de grupos radica-
les (en forma de partidos políticos, por ejemplo) se fundamentan en la idea de proteger a una nación
consistente y unida en la cual peligran sus valores, cultura y tradiciones; en el miedo a lo diferente
y a la diversidad, en la negación de los conictos de clase, en el amparo de los intereses de las élites
económicas, en el uso de la seguridad como excusa ante el miedo, y en fundamentalismos religiosos,
ideológicos y raciales, entre muchos otros (Rogero, 2019).
Como se muestra en el párrafo anterior, la expresión “discurso de odio” abarca un amplio abanico
de prácticas discriminatorias dirigidas hacia conjuntos de población altamente heterogéneos. Tan es
así, que el Consejo de Europa denió, en 1997, el discurso de odio como “todas las formas de expre-
sión que propaguen, inciten, promuevan o justiquen el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo u
otras formas de odio basadas en la intolerancia, incluida la intolerancia expresada por agresivo nacio-
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nalismo y el etnocentrismo, la discriminación y la hostilidad contra las minorías, los inmigrantes y
las personas de origen inmigrante”, siendo esta denición aceptada por todos lo organismos europeos
e internacionales de derechos humanos (Liñán, 2017: p. 196). Desde la losofía del derecho, Jere-
my Waldron señala el discurso de odio como una práctica difamatoria que atenta contra la dignidad
humana y que puedo adoptar, al menos, cuatro formas: 1) la imputación de forma generalizada a los
miembros de un grupo de hechos ilícitos, 2) caracterizaciones denigrantes de los miembros de un
grupo, 3) la negación de la condición humana a los miembros de un determinado grupo o 4) la pro-
hibición en función de los rasgos denitorios del grupo (Díaz, 2015). Santiago (2005) añade a estas
deniciones que es una práctica de intercomunicación inhibidora, donde el emisor acomete contra el
receptor con el n de producir un ámbito en el que su víctima, sea individual o grupal, permanezca
discriminada, excluida o repudiada (citado en Zorilla, García y Hernando, 2021). Por último, según
el politólogo Bhikhu Parekh (2006), son tres las características del discurso de odio: 1) está acotado a
una persona o grupo, por lo que si un individuo siente odio por la humanidad, no se catalogaría como
discurso de odio; 2) genera un estigma dirigido a su ‘objetivo’ atribuyéndole diversas características
que son contempladas como indeseables; y 3) traslada al grupo detestado fuera de las anidades so-
ciales, aplicando a sus individuos la idea de que no pueden acatar las reglas sociales con naturalidad,
por lo que se les considera ofensivos e intolerables (citado en Izquierdo, 2019).
Asimismo, autores como Olmos (2020), destacan la necesidad de incidir de forma inmediata en
la eliminación de los discursos de odio, más en concreto en medio digitales. La obligación de in-
tervenir al respecto surge de la identicación de pujantes dinámicas sociales presentes en las redes
sociales, consistentes en proyectar actitudes racistas y xenófobas con el objetivo de lograr llamar la
atención y conseguir un mayor número de seguidores, rozando el límite de la libertad de expresión
(Izquierdo-Montero y Aguado-Odiana, 2020). No obstante, se ha señalado que la creciente expansión
y consecuente banalización del discurso de odio conlleva el riesgo de sancionar (sea legalmente,
sea socialmente) conductas expresivas, aunque estas no estén proyectadas sobre minorías o grupos
vulnerables ni se incite a la violencia (Presno, 2019). Es decir, se corre el riesgo de sancionar opi-
niones “molestas”, socialmente impopulares o políticamente incorrectas. De hecho, podría armarse
que dicha expansión y banalización de los discursos de odio conuye con otra dinámica de carácter
problemático, nacida en las redes sociales virtuales y actualmente en boga, como es la “cultura de
la cancelación”. Dicho concepto hace referencia a la práctica en la que un grupo de personas en una
determinada red social tratan de arrasar mediante comentarios a la persona o grupo de personas que
han expuesto una opinión que promueve el discurso de odio. Este fenómeno cumple dos funciones: 1)
defender a todo aquel que se sienta atacado por el mensaje ofensivo y 2) cancelar a la persona que ha
elaborado dicho mensaje. En algunos casos, dicha cancelación puede llegar a traspasar los medios di-
gitales y repercutir en el medio laboral y social de la persona cancelada (Correcher, 2020). Nakamura
(2020) asocia estas prácticas con un “boicot cultural”. Por ello, lo que resulta paradójico de la cultura
de la cancelación es que en gran medida puede llegar a avivar la autocensura y, por ende, implicar un
obstáculo para la libertad de opinión y expresión (Correcher, 2020).
Una solución a estos discursos de odio que se intenta transmitir en las escuelas, es la capacidad de
elaborar contrarrelatos, es decir, plantear un relato alternativo con la ayuda de las ciencias sociales.
Tuck y Silverman (2016) señalaban que un contrarrelato es un mensaje cuyo n es privar de validez o
deformar los relatos radicales. Haciendo mención de nuevo al Consejo de Europa, maniesta que para
la construcción de contrarrelatos se requiere partir sobre la base de los derechos humanos y la justicia
social (citado en Izquierdo, 2019). De igual modo, es necesario un pensamiento crítico que pueda
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hallar los relatos de odio, un desarrollo de la empatía, estar dotado de conocimientos sociales para
ser capaces de cuestionarlos y contradecirlos y comenzar una acción para poder detenerlos, lo cual
requiere cierto compromiso social para enfrentarse al problema (Massip, Anguera y Llusà, 2020).
Por tanto, para llevarlos a término será necesario contar con una perspectiva crítica y habilidades so-
ciales, así como la empatía y una gran capacidad comunicativa (Tesconi y González, 2020). Varias in-
vestigaciones destacaron la relevancia de la aplicación de dichos contrarrelatos en el ámbito educativo.
Una de ellas, fue aplicada sobre el alumnado de secundaria de distintos centros educativos catalanes y
andaluces, con la intención de observar si estos serían capaces de detectar los discursos de odio y por
consiguiente, elaborar contrarrelatos en las redes sociales (Massip, García-Ruiz y González-Monfort,
2021). Otra de las investigaciones, esta vez, enfocada en el ámbito universitario trataría de observar,
al igual que la anterior investigación si los alumnos, pero en este caso de la facultad de ciencias de
la educación de la Universidad de Barcelona, tienen la capacidad de percibir los discursos de odio y
asimismo, si se ven lo sucientemente motivados y críticos como para responder a los debates que
se generan en redes sociales y demás medios digitales y de esa manera, producir contrarrelatos como
respuesta (Santisteban et al., 2018). Los resultados expuestos por estas dos investigaciones coinciden
a la hora de señalar como ambos estudiantes, independientemente de su edad y nivel educativo, la
mayoría es capaz de percibir los discursos de odio en redes sociales (Santisteban et al., 2018; Massip,
García-Ruiz y González-Monfort, 2021). No obstante, se observan diferencias entre ambos estudios
en el momento de analizar la participación de los estudiantes en la construcción de contrarrelatos en
los foros de debate digitales. Mientras que los estudiantes procedentes de las distintas escuelas de se-
cundaria cuentan con un 47% de participación (Massip, García-Ruiz y González-Monfort, 2021), en el
ámbito universitario la gran mayoría de los estudiantes se limitan a leer, estar al corriente de las distin-
tas opiniones que se observen en las redes sociales y mantenerse imparciales (Santisteban et al., 2018).
En base al problema identicado y la literatura existente al respecto, el objetivo general de esta
investigación consiste en conocer la prevalencia de los discursos de odio entre los futuros docentes
que, actualmente, cursan el Grado en Maestro de Educación Primaria de la Universidad de Alicante.
Los objetivos especícos son 1) conocer si los futuros docentes han experimentado situaciones en las
que se manifestaran discursos de odio, ya sea como víctimas, como agresores o como “espectadores”,
2) conocer, también, los perles sociodemográcos de víctimas y agresores y, por último, 3) conocer
el comportamiento en redes sociales de los futuros docentes en relación a los discursos de odio.
2. MÉTODO
2.1. Descripción del contexto y de los participantes
La presente investigación se ha realizado en el marco de la asignatura “Cambios sociales, culturales y
educación”, impartida en el primer curso del Grado en Maestro en Educación Primaria de la Universi-
dad de Alicante. El alumnado de la asignatura ha participado en este trabajo como parte de un taller de
innovación educativa, consistente en la identicación colectiva de discursos de odio, el debate acerca
de los límites de la libertad de expresión y la generación, también colectiva, de contrarrelatos. El total
de participantes ha sido de n=77, correspondiéndose con el alumnado de dos de los cinco grupos en
los que se desdobla la asignatura anteriormente mencionada.
2.2. Instrumentos
Para la consecución de los objetivos de la investigación se ha optado por una estrategia de investiga-
ción cuantitativa, basada en la aplicación de un cuestionario. El instrumento de medida en cuestión ha
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sido confeccionado a partir del cuestionario elaborado por la iniciativa MATE para la adquisición de ha-
bilidades interculturales para estudiantes y jóvenes migrantes, conanciada por el programa Erasmus+
de la Comisión Europea. A través de esta herramienta, se han obtenido datos relativos a las experiencias
del alumnado en relación con los discursos de odio, así como datos sociodemográcos relevantes de
cara a prevenir la proliferación de este tipo de discursos entre los futuros maestros y maestras.
La forma de registrar la relación de los y las estudiantes con los discursos de odio ha sido a través
de la(s) pregunta(s): “¿Alguna vez [has presenciado/has sido víctima/has emitido] un discurso de
odio [en redes sociales]?” seguida de un ejemplo que facilitara al alumnado identicar a qué tipo de
situaciones se hacía referencia. Las opciones de respuesta fueron “sí”, “no” y “no estoy seguro/a”.
A continuación, se pedía al entrevistado que especicara el motivo del discurso de odio presencia-
do, sufrido o emitido, dando una serie de opciones (raza, religión, etnia, orientación sexual, etc.) y
dejando una opción de respuesta abierta para prevenir opciones no codicadas previamente.
La forma de registrar la variable sexo ha sido a través de pregunta dicotómica, con opciones de
respuesta “hombre” y “mujer”, mientras que la variable ideología se ha medido a través de la escala
habitual en la que 1 signica “extrema izquierda” y 10 “extrema derecha”.
2.3. Procedimiento
Como se ha señalado anteriormente, el procedimiento a través del cual se ha aplicado el cuestionario ha
sido en el marco de la asignatura “Cambios sociales, culturales y educación”, concretamente, en el con-
texto de un taller dedicado a la identicación y deconstrucción de discursos de odio, que formaba parte
de la asignatura en calidad de sesión práctica. El cuestionario fue aplicado, de manera online (gracias a
la aplicación Google Forms), previamente a la realización del taller, dado que aplicarlo posteriormente
habría sesgado los resultados obtenidos, potenciando sesgos como el de la deseabilidad social.
3. RESULTADOS
En relación con el primer objetivo propuesto en este trabajo, los datos obtenidos a través de la apli-
cación del cuestionario, a pesar de sus limitaciones metodológicas, muestran resultados de suma
relevancia: puede apreciarse que el 82% de los participantes han experimentado situaciones en las
que se han manifestado discursos de odio; también, que el 44% de los participantes maniestan haber
sido víctimas de discursos de odio, frente a otro 44% que no se ha sentido víctima de ningún discurso
de odio y un 12% que no está seguro de haber experimentado situaciones de esta índole; además, el
34% de los participantes reconoce haber emitido discursos de odio contra minorías étnicas, raciales,
religiosas o discriminatorios por razones de sexo, género o ideología.
Figuras 1, 2 y 3. Prevalencia de los discursos de odio entre el alumnado participante. Fuente: elaboración propia.
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Respecto al segundo objetivo propuesto, al desagregar los datos anteriores relativos a víctimas
y emisores de discursos de odio según sexo e ideología, puede apreciarse que 1) el porcentaje de
mujeres víctimas de discursos de odio es de un 47,8%. No solo representa prácticamente la mitad
de las mujeres participantes, sino que además es una cifra casi diez puntos superior al porcentaje de
hombres víctimas de estos discursos; y 2) que los participantes autoubicados ideológicamente en
posiciones de derecha (mayor proporción de hombres) se han manifestado víctimas de discursos de
odio en un porcentaje de más del 50%, estando diez puntos porcentuales por encima de las víctimas
de discursos de odio autoubicadas en la izquierda o el centro político.
Figuras 4 y 5. Víctimas de discursos de odio según sexo e ideología. Fuente: elaboración propia.
Continuando con los resultados relativos al segundo objetivo, cuando se desagregan los datos re-
lativos a los emisores de discursos de odio, puede apreciarse que el 56,5% de los alumnos varones
participantes reconocen haber emitido discursos de odio, frente a un 24,1% de mujeres que reconocen
haber emitido este tipo de discursos. Del mismo modo, se aprecia una actitud mucho más agresiva, en
relación con los discursos de odio, entre los alumnos participantes autoubicados ideológicamente en
la derecha del espectro político, pues el 76,9% de estos reconocen haber emitido discursos de odio.
En el polo opuesto, el alumnado (principalmente femenino) autoubicado a la izquierda que reconoce
haber emitido discursos de odio es del 24,2%, es decir, una cifra tres veces menor y similar al com-
portamiento de los alumnos autoubicados en el centro.
Figuras 6 y 7. Emisores de discursos de odio según sexo e ideología. Fuente: elaboración propia.
402 El profesorado, eje fundamental de la transformación de la docencia universitaria
Los resultados relativos al tercer objetivo propuesto (conocer el comportamiento de los futuros
docentes en las redes sociales en relación con los discursos de odio) contrastan con la literatura sobre
discursos de odio en las redes sociales, pues, como puede apreciarse, solo un 12% de los participantes
se han sentido víctimas de discursos de odio en las redes sociales y tan solo un 5% reconoce haber
emitido discursos de odio en dichas redes. Dado el tamaño de la muestra utilizada, tales porcentajes
representan una minoría abrumadora.
Figuras 8 y 9. Víctimas y emisores de discursos de odio en RRSS. Fuente: elaboración propia
4. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Tal y como la literatura al respecto indica, la creciente proliferación de discursos de odio es una carac-
terística de las sociedades occidentales que no puede pasarse por alto. Los resultados de este trabajo
muestran una prevalencia de los discursos de odio presente entre los futuros docentes que puede til-
darse de preocupante, tanto en lo que respecta al importante número de participantes que se han ma-
nifestado víctimas como al también importante número que conesa haber emitido discursos de odio.
La escasa heterogeneidad de la muestra utilizada no se corresponde con la heterogeneidad que
caracteriza a las sociedades occidentales, razón por la cual las variables críticas identicadas en rela-
ción con los discursos de odio se han limitado al sexo y a la ideología. En este sentido, se ha podido
apreciar 1) una mayor vulnerabilidad de las mujeres y 2) una mayor autopercepción de los partici-
pantes autoubicados en la derecha de la escala ideológica como víctimas de discursos de odio. Lejos
de ser sorprendente, estos resultados están en sintonía con la proliferación de aquellas tendencias
sociopolíticas que ponen en riesgo muchos de los derechos de las mujeres y, respecto a los partici-
pantes autoubicados a la derecha, con la anteriormente mencionada “cultura de la cancelación”, que
se aplica especialmente a aquellos que emiten discursos de odio pero que, a su vez, corre el riesgo de
convertirse en otro género de discurso de odio.
En la misma línea, es preocupante el número de varones participantes que admite haber emitido
discursos de odio. Además, son los varones los que mayoritariamente se han autoubicado a la derecha
del espectro ideológico, pudiendo hipotetizarse una posible correlación entre autoubicarse a la dere-
cha y la propensión a emitir discursos de odio. A este respecto, se hace patente la necesidad de formar
a los futuros docentes en competencias para una cultura de democracia (Jiménez-Loaisa et al., 2021).
Por último, en relación con comportamiento de los futuros docentes en las redes sociales en rela-
ción con los discursos de odio, los resultados parecen contradecir la literatura académica al respecto.
403Innovación docente en la E. S. en torno a la educación inclusiva, accesibilidad, género y educación para el desarrollo sostenible
Tal y como ha reportado la investigación sobre discursos de odio, es en las redes sociales donde estos
se fermentan y se expresan con mayor virulencia (véase Falxa, 2013; Tamarit, 2018; Ibarra, 2019).
No obstante, a pesar del uso diario de las principales redes sociales reportado por los participantes en
este trabajo, la actividad en redes no parece estar vinculada a la manifestación de discursos de odio.
Una posible explicación de esta divergencia con respecto a la bibliografía disponible es que los par-
ticipantes en este trabajo maniestan un mayor uso de redes sociales como Instagram (el 73% mani-
esta acceder a esta red varias veces al día) en contraposición a las redes sociales más “beligerantes”
como Twitter (29% de usuarios habituales) o Facebook (2% de usuarios habituales). A este respecto,
en Robles et al. (2022) se muestra, empíricamente, como Twitter es un espacio proclive para la proli-
feración de espacios de ”incivility” donde imperan los discursos de odio, frente a otras redes sociales
menos dadas a este fenómeno.
A modo de conclusión, los resultados generales obtenidos a través de este trabajo, si bien no son
generalizables, muestra una prevalencia preocupante de los discursos de odio entre los futuros docen-
tes, manifestando las mujeres una especial vulnerabilidad, frente al perl más agresivo de los varones
autoubicados a la derecha de la escala ideológica. Resulta pertinente, pues, insistir en la formación
en competencias interculturales y democráticas que hagan posible la convivencia pacíca entre los
individuos, indiferentemente de su condición social, sexual, de género, ideológica, etc.
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