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Abstract

El apego es la vinculación biológica y afectiva que se establece, en primer lugar, entre el hijo y sus progenitores. Numerosos estudios han asociado el estilo de apego inseguro con distintas formas de psicopatología, entre ellas las adicciones. El objetivo de esta investigación es describir los estilos de apego en personas con un trastorno por consumo de sustancias grave y que se encuentran en tratamiento. Se empleó un cuestionario de autoinforme para estudiar a un grupo de 50 personas con adicciones, comparándolo con un grupo de 50 personas adultas que no presentan ningún trastorno. Los resultados mostraron diferencias significativas en ambos grupos ya que las personas con adicciones presentan en su mayoría estilos de apego inseguros (92,0%), en comparación con el grupo control (46,0%) donde más de la mitad de los participantes presentan un estilo de apego seguro. Se explora la relación entre adicciones y apego, planteando diferentes técnicas de intervención para complementar los tratamientos ya existentes. ABSTRACT Attachment is the biological and affective bond that is established, in the first place, between the child and his parents. Numerous studies have associated the insecure attachment style with different forms of psychopathology, including addictions. The objective of this research is to describe the attachment styles in people with a serious substance use disorder and who are in treatment. A self-report questionnaire was used to study a group of 50 people with addictions, comparing it with a group of 50 adults who do not have any disorder. The results showed significant differences in both groups since people with addictions, mostly present insecure attachment styles (92.0%) compared to the control group (46.0%) where more than half of the participants present a secure attachment style. The relationship between addictions and attachment is explored, proposing different intervention techniques to complement existing treatments.
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 1
Adicciones y apego: un estudio comparativo
Antón Durán
Fundación Hay Salida, Madrid (España)
Resumen
El apego es la vinculación biológica y afectiva que se establece, en primer lugar, entre el hijo y
sus progenitores. Numerosos estudios han asociado el estilo de apego inseguro con distintas formas
de psicopatología, entre ellas las adicciones. El objetivo de esta investigación es describir los estilos
de apego en personas con un trastorno por consumo de sustancias grave y que se encuentran en
tratamiento. Se empleó un cuestionario de autoinforme para estudiar a un grupo de 50 personas con
adicciones, comparándolo con un grupo de 50 personas adultas que no presentan ningún trastorno.
Los resultados mostraron diferencias significativas en ambos grupos ya que las personas con
adicciones presentan en su mayoría estilos de apego inseguros (92,0%), en comparación con el
grupo control (46,0%) donde más de la mitad de los participantes presentan un estilo de apego
seguro. Se explora la relación entre adicciones y apego, planteando diferentes técnicas de
intervención para complementar los tratamientos ya existentes.
Palabras clave: adicciones, estilos de apego, apego inseguro, tratamiento adicciones
Abstract
Attachment is the biological and affective bond that is established, in the first place, between the
child and his parents. Numerous studies have associated the insecure attachment style with
different forms of psychopathology, including addictions. The objective of this research is to
describe the attachment styles in people with a serious substance use disorder and who are in
treatment. A self-report questionnaire was used to study a group of 50 people with addictions,
comparing it with a group of 50 adults who do not have any disorder. The results showed
significant differences in both groups since people with addictions, mostly present insecure
attachment styles (92.0%) compared to the control group (46.0%) where more than half of the
participants present a secure attachment style. The relationship between addictions and
attachment is explored, proposing different intervention techniques to complement existing
treatments.
Keywords: addictions, attachment styles, insecure attachment, addiction treatment
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 2
Adicciones y apego: Un estudio comparativo
Las adicciones y su tratamiento
Desde hace ya tiempo, el alcoholismo y las adicciones a sustancias psicoactivas se han
convertido en un problema de salud a nivel mundial. Las adicciones, y sus consecuencias,
suponen un alto coste económico y son fuente de sufrimiento para las personas y su entorno
familiar. Las adicciones conductuales, como los juegos de azar y otros comportamientos (sexo,
compras, etc.), comparten características similares con las drogodependencias, entre las que
podemos encontrar el comportamiento adictivo a pesar de las consecuencias negativas, la
compulsividad y la pérdida del control (Potenza, 2017).
El Plan Nacional sobre Drogas, en su encuesta sobre consumo de alcohol y drogas
(EDADES 2019/2020), constata que el 77,2% de la población ha consumido alcohol en el último
año y que el cannabis, en cualquiera de sus presentaciones, es la droga ilegal más consumida
(10,5%), seguida de la cocaína polvo y/o base (2,5%). En los últimos años se ha producido un
incremento notable de todas las adicciones de carácter tecnológico, especialmente la adicción a
los videojuegos entre los menores de edad. También cabe destacar un importante aumento del
consumo de ansiolíticos y somníferos, sobre todo, entre la población femenina.
Desde hace ya más de veinte años, y sobre la base de la acumulación de investigaciones
con neuroimagen, se argumentó que la adicción debería definirse como una enfermedad cerebral
(Berridge, 2017; Pickard, 2017; Volkow y Koob, 2015). Este modelo propone que la adicción se
produce como el resultado de la exposición repetida a las sustancias psicoactivas, causando
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 3
cambios en la estructura y el funcionamiento del cerebro relacionados con la recompensa,
percepción, memoria y control cognitivo.
Desde esta perspectiva se acentuó la importancia de los tratamientos para las adicciones
que incorporan enfoques biológicos, conductuales y sociales. Los programas con terapia
individual y/o grupal que se basan en técnicas cognitivo-conductuales son los que mayor
evidencia han obtenido (Fonseca Pedrero et al., 2021). Este tipo de tratamientos se muestran
menos eficaces a largo plazo, al centrarse en el comportamiento adictivo actual, y no en las
experiencias y mecanismos subyacentes que pueden haber predispuesto al individuo a sufrir una
adicción (Kim et al., 2017).
Recientemente, algunos autores han cuestionado este modelo, ampliamente aceptado
(Lewis, 2017), defendiendo uno basado en el “aprendizaje evolutivo” que caracteriza la adicción
como un producto del desarrollo cognitivo y emocional, particularmente durante la primera
infancia y la adolescencia. Lewis (2015, 2017) proporciona una descripción neurobiológica de
cómo la experiencia y el aprendizaje, en un entorno de estrés crónico, puede alterar el desarrollo
neuronal y la conectividad conduciendo a la adicción.
En la práctica clínica, en numerosas ocasiones, nos encontramos con pacientes con años
de abstinencia que entran en un “estancamiento” caracterizado por la falta de regulación
emocional, miedo a afrontar las relaciones interpersonales, y en caso de tenerlas, generan fuertes
patrones de desconfianza y/o dependencia emocional. De alguna manera, vuelven a resurgir las
principales causas que abocaron al desarrollo de la adicción y cuyo origen se remonta a edades
tempranas, siendo en muchas ocasiones, causa de recaídas. Debemos tratar las consecuencias de
los problemas de apego u otros síntomas relacionados con experiencias traumáticas y que, en
ocasiones, pueden pasar desapercibidos.
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 4
El apego y sus estilos
El apego es la relación biológica-afectiva que se establece entre un individuo y una figura
de cuidado. En el caso de los bebés es la relación que se establece inicialmente con la madre. La
Teoría del Apego (Bowlby,1969) propone que los niños se apegan instintivamente a sus
cuidadores con el fin de sobrevivir. Esto también incluye el desarrollo físico y emocional. Es
decir, el apego incluye, tanto la necesidad de supervivencia, como la de obtener seguridad, sobre
todo a lo largo del desarrollo. Esto permite desarrollar certidumbre y confianza, primero en los
demás y después en nosotros mismos.
Mary Ainsworth (1967), alumna de John Bowlby, diseño un experimento muy famoso, la
situación extraña, donde se observaba a los bebés de 18 meses pasar por diferentes situaciones
donde se activaban sus sistemas de apego. A partir de sus observaciones, definió varios estilos de
apego diferentes.
El estilo de apego seguro se caracteriza por el sentimiento de seguridad. Los niños tienen
el impulso de explorar cuando sienten seguridad y regresan a la figura de apego cuando se
sienten amenazados. Las observaciones de las madres con estilo seguro demostraban que
interpretaban bien la angustia de sus hijos y respondían de manera empática generando
expectativas positivas.
Los otros dos estilos definidos fueron clasificados como inseguros. En el apego inseguro
evitativo el niño desarrolla una estrategia de evitación ante la falta de atención y seguridad por
parte de su madre que constantemente ha estado rechazando los intentos de conexión del niño.
Estas madres suelen tener aversión al contacto físico y rara vez expresan sus emociones.
Ainsworth las clasificó como madres desdeñosas. El apego inseguro ambivalente o preocupado
hace referencia a una conducta ansiosa de permanente atención hacia la madre. Estos niños
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 5
buscan la regulación con sus madres pero estas son inconsistentes y están disponibles de forma
impredecible, provocando en los niños estados de hiperexcitación. Estas madres demuestran
sensibilidad, pero a menudo, sus propias necesidades y emociones afectan a su conexión con el
niño. Ainsworth clasificó a este tipo de madres como preocupadas.
Posteriormente, Main & Solomon (1986) añadieron el estilo desorganizado para niños
que tenían comportamientos totalmente contradictorios que incluían una atención desorientada y
caótica y relaciones inconsistentes. Este patrón de apego se producía en situaciones de maltrato o
negligencia donde el niño está atrapado entre la búsqueda de seguridad y los estados de peligro
extremo.
El apego en los adultos
Bowlby (1973) también propuso que las personas desarrollan lo que se conoce como
modelos de trabajo interno que son mapas cognitivos que incluyen representaciones sobre
mismos y sus relaciones de apego, y que son bastante estables a lo largo de la vida. Estos guiarán
las percepciones, emociones, cogniciones y expectativas en la relaciones posteriores y
constituyen la base de los estilos de apego. Para Schore (2012), el núcleo del modelo de trabajo
interno es la respuesta del sistema nervioso autónomo (SNA) que se conforma en la primera
relación de apego, ya que todos los patrones inseguros de excitación limitan las respuestas de
adaptación al entorno, la exploración y el crecimiento.
Las personas con un estilo de apego seguro se caracterizan por la confianza en sí mismos
y en los demás, comparten y expresan los sentimientos y, en general, catalogan las experiencias
cercanas y las relaciones interpersonales como satisfactorias. Los individuos con un estilo de
ambivalencia o preocupación utilizan estrategias de hiperactivación afectiva y buscan la cercanía
con otras personas. Están preocupados por su propia angustia y la disponibilidad de las figuras de
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 6
apego. Las personas con un patrón de evitación, por otro lado, tienden a usar estrategias de
distanciamiento y desactivación afectiva. Están a la defensiva y desvían su atención de su
angustia emocional y sus figuras de apego. Un tercer estilo, el apego desorganizado, se
caracteriza por la falta de funcionamiento de las estrategias de afrontamiento y un mayor riesgo
de desarrollar una psicopatología grave, como el trastorno límite de personalidad, los trastornos
disociativos y el trastorno de estrés postraumático (Granqvist et al., 2017). Este estilo se asocia a
la presencia de trastornos en los padres, a experiencias traumáticas (abuso y maltrato sexual), así
como a la pérdida y el abandono.
Para valorar o medir los estilos o representaciones de apego adulto se han diseñado
distintos instrumentos a lo largo de las últimas décadas. Una de las medidas de apego más
aceptadas y probadas empíricamente en la edad adulta es la Adult Attachment Interview o
Entrevista de Apego Adulto (AAI) que Main y Goldwyn desarrollaron en 1985. Es una entrevista
semiestructurada que sirve para compartir los recuerdos sobre la infancia y evaluar así las
representaciones de apego adulto. Distingue entre apego seguro, apego inseguro ambivalente o
preocupado, apego inseguro devaluador (evasivo) y no resuelto (desorganizado).
Estudios longitudinales realizados con AAI, sugieren que las medidas de apego realizadas
en adultos predicen los estilos de apego en su descendencia infantil (Shah et al., 2010).
Comprender las diferencias neurobiológicas de los estilos de apego entre adultos puede
ayudarnos a comprender mejor los mecanismos subyacentes a la transmisión intergeneracional.
Relación entre adicciones y apego
Existen numerosos trabajos que muestran las relaciones entre el apego y las adicciones.
Incluso, hay investigaciones que relacionan los estilos de apego concretos con el tipo de
sustancia psicoactiva, sedante o estimulante que se consume (Schindler et al., 2009). Para estos
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 7
autores, las sustancias sedantes (alcohol, heroína, benzodiacepinas, etc.) ayudan a experimentar
una desactivación fisiológica y emocional produciendo un distanciamiento interpersonal que es
lo que buscan las personas con apego evitativo y es el patrón mayoritario entre los consumidores
de opioides. En cambio, los estimulantes como la cocaína y la anfetaminas activan los procesos
fisiológicos y afectivos que buscan la proximidad hacia los otros, tal como sucede, con las
personas con apego ambivalente.
Schindler y Bröning (2015) realizaron una revisión de los principales estudios que
relacionaban los estilos de apego en adultos y adolescentes con el abuso de sustancias. El
principal hallazgo fue que todos relacionaban las adicciones con los estilos de apego inseguros.
Los autores explican que, para estas personas, la adicción se convierte en una estrategia de
automedicación para afrontar las emociones negativas que sienten por las necesidades de apego
no cubiertas. En 2019, de nuevo, Schindler revisó 34 estudios transversales, tres longitudinales y
un meta-análisis sistemático, volviendo a confirmar esta relación.
Se estima que las experiencias traumáticas en el desarrollo y la falta de sintonía con la
madre en el proceso de apego (trauma relacional) entre personas con adicciones es muy alta (van
der Kolk, 2014) e incluso algunos autores consideran la adicción como un trastorno del apego
(Flores, 2004).
En la actualidad, se están explorando las principales vías neurológicas que relacionan el
apego con las adicciones. Entre ellas se encuentran el sistema de afiliación relacionado con la
oxitocina, el sistema de recompensa relacionado con la dopamina y el sistema de respuesta al
estrés relacionando con los glucocorticoides (Strathearn et al., 2019).
El sistema de oxitocina parece tener un significado particular en relación con la adicción
y el apego debido a su neuroplasticidad en respuesta al entorno social temprano (Tops et al.,
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 8
2014). Aunque, inicialmente se pensaba que la oxitocina estaba involucrada principalmente en
los comportamientos sexuales, el parto y la lactancia, investigaciones posteriores han
determinado que esta hormona también participa en la regulación emocional, el dolor y el estrés,
y modula la respuesta de las conductas gratificantes promovidas por la comida, el sexo y las
drogas (Meyer-Linderberg et al., 2011; Onaka et al., 2012). Se ha comprobado que un historial
de trauma o estrés en la primera infancia correlaciona negativamente con los niveles de oxitocina
en el líquido cefalorraquídeo, la orina o el plasma (Opacka-Juffry, 2012). Asimismo, las madres
con un estilo de apego inseguro evitativo a menudo tienen una respuesta de oxitocina periférica
disminuida cuando interactúan con sus bebés, que se correlaciona con una reducción de la
activación en las regiones cerebrales asociadas a la oxitocina y la dopamina, incluidos el
hipotálamo y el estriado ventral (Strathearn, 2011).
El sistema de recompensa relacionado con la dopamina contribuye a la regulación del
refuerzo, la motivación y la toma de decisiones. Si bien varios estudios han informado de un
funcionamiento anormal relacionado con la dopamina en la adicción (Koob y Volkow, 2010),
éste se observa principalmente en el abuso de estimulantes y alcohol, más que en el abuso de
opioides y cannabis (Nutt et al., 2015). Los roedores que han sido sometidos a adversidades
tempranas muestran una disminución de la liberación de dopamina en el cuerpo estriado ventral
en respuesta a sus crías (Afonso et al., 2011).
Por último, el sistema de respuesta al estrés relacionado con los glucocorticoides también
parece estar relacionado con el apego y las adicciones. Las adversidades en la infancia se
relacionan con aumentos prolongados del cortisol en respuesta al estrés, mientras que el apego
seguro con niveles más bajos (Kuo et al., 2019). Numerosos estudios conectan la desregulación
del estrés con la adicción a sustancias (Lijffijt et al., 2014; Rutherford et al., 2011).
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Particularmente, los depresores como el alcohol y las benzodiacepinas pueden usarse para
disminuir los efectos psicológicos y fisiológicos del estrés crónico resultantes del abuso
temprano (Becker, 2017; Lu & Richardson, 2014).
Estos tres sistemas están interconectados entre ellos. Las neuronas oxitocinérgicas
conectan el hipotálamo con núcleos cerebrales dopaminérgicos clave, que incluyen el área
tegmental ventral, el estriado ventral y la amígdala (Shahrokh et al., 2010). En los seres humanos,
la oxitocina intranasal mejora la activación de la recompensa cerebral (Scheele et al., 2013) y
también parece tener un efecto inhibidor del estrés, atenuando los síntomas de ansiedad respecto
a las adicciones y su abstinencia (Cardoso et al., 2014, Macdonald & Feifel, 2014).
Hay estudios con animales en los que se muestra que la exposición a factores estresantes
en la vida temprana, predisponen al uso posterior de sustancias, lo que apunta a la alteración de
los sistemas de recompensa neuronal y la regulación de la angustia por separación (Wakeford et
al., 2018). Por lo tanto, las experiencias adversas de la niñez, que van desde el abuso traumático
hasta la ausencia de cuidados y negligencia, pueden tener un impacto profundo en el desarrollo
del apego seguro y en cada uno de estos tres sistemas neurobiológicos (Strathearn et al., 2019).
Comprender mejor los mecanismos de estos sistemas relacionados con el apego y la
adicción, nos ayudará a proponer mejores programas de intervención temprana y tratamientos
más eficaces para las adicciones, orientados al apego inseguro y a la resolución de los posibles
traumas existentes.
Método
Participantes
La muestra está formada por 100 personas, divididas de la siguiente manera: un grupo de
50 personas con trastorno por consumo de sustancias grave diagnosticado según los criterios del
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 10
Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) al iniciar el tratamiento y
un grupo control formado por 50 personas sin ningún tipo de diagnóstico psiquiátrico. Las
sustancias consumidas por los sujetos que componen el grupo con adicciones son diversas,
existiendo un predominio del alcohol, la cocaína o la combinación de ambas. El grupo de
pacientes con adicciones está formado por 35 hombres y 15 mujeres. La edad de esta muestra
oscila entre los 22 y los 64 años (M = 42,6; DE = 9,00).
Todos los pacientes con adicciones están en tratamiento en un centro especializado y
llevan más de 3 meses de abstinencia. El programa se imparte en modalidad grupal e incluye las
técnicas psicológicas más importantes avaladas por la evidencia científica: terapia cognitivo-
conductual, prevención de recaídas, entrevista motivacional, mindfulness, etc. (Fonseca Pedrero
et al., 2021).
Las personas que forman el grupo control han sido seleccionados entre familiares y
conocidos de los profesionales del centro. Ninguna padece una adicción y afirman no haber
tenido un diagnóstico psiquiátrico. El grupo también se conformó con 35 hombres y 15 mujeres,
con una edad media similar (M = 42,2; DE =11,9)
Todos los participantes conocen los objetivos del estudio y aceptaron participar
voluntariamente, previa firma del consentimiento informado.
Instrumentos
Para evaluar el estilo de apego se ha utilizado el CaMir-R, versión reducida del
cuestionario CaMir (Pierrehumbert et al., 1996) y que ha sido utilizado en diversas
investigaciones (Benony, Peny, Gianoli, Hernández y Larome, 2001; Lacasa, 2008; Miljkovitch,
Pierrehumbert, Karmaniola, Bader y Halfon, 2005; Muela, 2010), en las que se ha relacionado el
apego con la psicopatología y el maltrato.
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 11
El CaMir-R fue desarrollado en castellano por Balluerka, Lacasa, Gorostiaga, Muela y
Pierrehumbert en el año 2011. Examinaron su estructura interna, su validez convergente y de
decisión, la relación entre sus dimensiones y los síntomas psicopatológicos, así como su
consistencia interna y su estabilidad temporal. Se obtuvieron 7 dimensiones y presenta una
adecuada consistencia interna, donde los valores alpha de Cronbach oscilaron entre 0,60 y 0,85.
Solo la dimensión de «Permisividad parental», no mostuna buena fiabilidad. Los resultados
obtenidos sugieren que el CaMir-R permite evaluar, de forma válida y fiable, las
representaciones de apego y del funcionamiento familiar.
Es un cuestionario autoaplicado que consta de 32 ítems que el participante debe
responder en una escala tipo Likert de 5 puntos. Se necesitan aproximadamente 15-20 minutos
para cumplimentarlo.
A continuación se presentan las 5 dimensiones de este instrumento que están referidas a
las representaciones de apego (Tabla 1) y las dos que aluden a la estructura familiar:
a) Dimensión 1. Seguridad: Disponibilidad y apoyo de las figuras de apego. Percepción
de haberse sentido querido por las figuras de apego, confianza mutua y saber que están
disponibles.
b) Dimensión 2. Preocupación familiar. Pensamiento de una intensa ansiedad y una
excesiva preocupación actual por los seres queridos.
c) Dimensión 3. Interferencia de los padres. Recuerdo de haber sido sobreprotegido en la
infancia, haber sido un niño miedoso y experimentado preocupación por el abandono.
d) Dimensión 4. Valor de la autoridad de los padres. Evaluación positiva respecto a los
valores de autoridad.
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 12
e) Dimensión 5. Permisividad parental. Recuerdos de haber padecido falta de límites y
guía parental en la infancia.
f) Dimensión 6. Autosuficiencia y rencor hacia los padres. Rechazo hacia los
sentimientos de dependencia y resentimiento hacia los seres queridos.
g) Dimensión 7. Traumatismo infantil. Recuerdo de haber experimentado falta de
disponibilidad, violencia y amenazas por parte de las figuras de apego.
Tabla 1.
Representaciones de apego del cuestionario CaMir-R
Estilo de apego
Dimensiones
Seguro
1. Seguridad (Pasado y presente)
Ambivalente o preocupado
2. Preocupación familiar (Presente)
3. Interferencia de los padres (Pasado)
Evitativo
6. Autosuficiencia y rencor hacia los padres
(Presente)
Desorganizado
7. Traumatismo infantil (Pasado)
Nota: Las dimensiones 4. Valor de la autoridad de los padres y la 5. Permisividad
parental hacen referencia a las representaciones de la estructura familiar.
Resultados
En la Tabla 2 se presentan las puntuaciones medias y desviaciones típicas del grupo de
personas con adicciones y del grupo control en las 5 dimensiones que representan el apego.
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 13
Tabla 2
Puntuaciones medias y desviaciones típicas de las dimensiones que representan el apego
Dimensiones
Grupo con adicciones
(N=50)
Grupo control
(N=50)
1. Seguridad
21,30 (5,61)
29,16 (4,04)
2. Preocupación familiar
19,40 (5,69)
16,88 (5,02)
3. Interferencias de los padres
13,33 (3,34)
10,08 (3,46)
6. Autosuficiencia y rencor hacia los padres
14,93 (2,99)
11,76 (3,30)
7. Traumatismo infantil
16,43 (5,43)
10,94 (5,37)
Nota: Las desviaciones típicas están entre paréntesis.
Hemos utilizado la prueba t para muestras independientes con el fin de evaluar si existen
diferencias estadísticamente significativas en las puntuaciones medias de ambos grupos. Los
resultados pusieron de manifiesto que los integrantes del grupo control obtuvieron una
puntuación media significativamente superior en la dimensión de Seguridad (t(98)= 7,75; p<
0,01; d de Cohen= 1,61). Por el contrario, las puntuaciones medias en el grupo con adicciones
fueron superiores en las dimensiones Preocupación familiar (t(98)= 2,96; p< 0,01; d de Cohen=
0,47), Interferencias de los padres (t(98)= 4,99; p< 0,01; d de Cohen= 0,96), Autosuficiencia y
rencor hacia los padres (t(98)= 5,87; p< 0,01; d de Cohen= 1,00) y Traumatismo infantil (t(98)=
6,03; p< 0,01; d de Cohen= 1,02). Hay que destacar que el tamaño del efecto ha sido grande en
todas las dimensiones excepto en Preocupación familiar.
En la Tabla 3 y en la Figura 1 se presenta la distribución por estilos de apego. En el grupo
control, el mayor porcentaje (54,0%) de los participantes posee un estilo de apego seguro. Por su
parte, en el grupo diagnosticado con adicciones, el mayor porcentaje corresponde al apego
inseguro (92,0%).
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 14
Tabla 3
Distribución por estilos de apego
Estilo de apego
Grupo con adicciones
n (%)
Grupo control
n (%)
Apego seguro
4 (8,0 %)
27 (54,0 %)
Apego ambivalente o preocupado
25 (50,0 %)
7 (14,0 %)
Apego evitativo
21 (42,0 %)
16 (32,0 %)
Nota: N=100
Figura 1. Distribución por estilos de apego en porcentaje.
El estadístico chi-cuadrado (X2) también confirma que existe una asociación significativa
entre tener una adicción y el estilo de apego: X2 (2) = 30,63; p < 0,01.
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 15
Discusión
En este trabajo hemos estudiado la relación del apego con las adicciones. Para ello,
hemos utilizado un cuestionario de autoinforme, fácil de administrar, con el que podemos
obtener una información muy valiosa para orientar, o reorientar, el tratamiento de nuestros
pacientes.
El objetivo fue identificar el estilo de apego en personas con adicciones que presentan un
diagnóstico de trastorno por consumo de sustancias grave y compararlo con un grupo de
personas que no tenían adicciones ni ningún otro trastorno diagnosticado.
Según los resultados obtenidos, es posible afirmar que existen diferencias significativas
en los estilos de apego entre ambos grupos. En el grupo de pacientes con adicciones la mayoría
presentó un apego inseguro (92,0%) en comparación con el grupo control (46,0%) donde
predominaba el apego seguro. En el grupo con adicciones, el apego inseguro estaba formado por
las personas con apego ambivalente o preocupado (50,0%) y con apego evitativo (42,0%). Todos
estos datos han sido corroborados a través de las diferencias significativas entre las dimensiones
que conforman cada estilo de apego y son similares a los recogidos en la última revisión
bibliográfica de Schindler (2019) donde se confirma el apego seguro como factor de protección
ante las adicciones. En el grupo de control, los porcentajes para los estilos ambivalente y
evitativo supusieron respectivamente, el 14% y el 32%. Estos resultados son asimilables a los
obtenidos, para muestras no clínicas, en uno de los meta-análisis más importante realizado hasta
la fecha (Bakermans-Kranenburg & van Ijzendoorn, 2009).
Nos parece importante subrayar que, aunque el cuestionario CaMir-R no permite la
obtención del estilo de apego desorganizado, muchas trabajos hipotetizan que puntuaciones altas
en la dimensión Traumatismo infantil señalan la posibilidad de su presencia. En el grupo con
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 16
adicciones, 19 personas (38,0%) presentaban estas puntuaciones en comparación con el grupo de
control en el que solo aparecían en 5 personas (10,0%). La mayoría de estos pacientes con
adicciones presentan comorbilidades con trastornos de personalidad y/o disociativos.
Schore (2012) argumenta que la disociación crónica, la ansiedad social y la vergüenza
proceden del apego inseguro y conlleva una regulación deficiente de los estados afectivos.
Explicar a nuestros pacientes que su forma de actuar ante las relaciones son una adaptación a un
entorno de cuidado temprano disfuncional les puede ayudar a generar autocompasión y a reducir
la vergüenza. A los pacientes con apego evitativo les ayuda comprender que desvían su atención
de las fuentes de estrés, y a los que tienen apego preocupado, saber que experimentan un estado
de hipervigilancia en busca de signos de abandono (Hill, 2015). También sabemos que a las
personas evitativas, les cuesta más tiempo crear una buena alianza terapéutica y tienen inhibido
el acceso a la experiencia interna, al contrario que los individuos preocupados que acceden
rápido a esta alianza y agradecen ser escuchados. En definitiva, tenemos que sintonizar con los
estados internos de nuestros pacientes y generar un lugar seguro que beneficie a la
neuroplasticidad de sus cerebros (Allison y Rossouw, 2013).
Para ello, debemos actuar sobre los sistema de afiliación, recompensa y estrés aquí
anteriormente descritos (Strathearn et al., 2019). Un ensayo clínico reveló, que en un proceso de
desintoxicación al alcohol, las personas que habían recibido oxitocina por vía intranasal tenían
significativamente menos síntomas de abstinencia y requirieron menos lorazepam que las
personas que habían recibido placebo (Pedersen et al., 2013).
En este mismo sentido, los tratamientos grupales conseguirían una mayor afiliación de
los pacientes ayudando a una regulación emocional más adecuada y un menor estrés relacional.
Otra alternativa de tratamiento, basada en el apego y las relaciones sociales, es la comunidad
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 17
terapéutica (CT), donde se adopta un enfoque psicosocial y se persigue la recuperación completa
de la persona. La evidencia muestra que existe una correlación significativa entre la adherencia
en los tratamientos basados en CT y los resultados positivos posteriores (De Leon, 2015). Una
versión urbana de este modelo podrían ser los tratamientos ambulatorios realizados desde un
recurso residencial tutelado. Esto extendería la sensación de seguridad grupal que en muchas
ocasiones se interrumpe cuando las personas vuelven a un entorno familiar disfuncional.
Introducir actividades de ocio grupales en las que los pacientes, además de socializar,
conozcan nuevas maneras de obtener recompensa, puede ayudar a la mejoría de un sistema
dopaminérgico deprimido. Realizar talleres de relajación y mindfulness ayuda a manejar los
niveles altos de estrés con los que los pacientes con adicciones suelen convivir.
La teoría del apego se ha utilizado en varios modelos clínicos para tratar diferentes
problemas. Ejemplos de terapias centradas en el apego son, la terapia focalizada en las
emociones (EFT) de Greenberg (2004) y la terapia basada en la mentalización (MBT)
desarrollada por Bateman y Fonagy (2004) para el tratamiento del trastorno límite de
personalidad y que, se está aplicando con resultados notables, en las madres con adicciones
(Suchman, 2016; Suchman et al., 2017). Flores (2004) postula que la terapia orientada al apego
dentro del contexto de la adicción debería centrarse en la relación terapéutica y el potencial
transformador de las relaciones humanas. La teoría de la regulación del afecto (Schore, 1994,
2003; Hill, 2015) ahonda en la importancia del apego y es particularmente relevante en casos de
trauma relacional. Los cambios inducidos por la psicoterapia permiten la transformación del
apego inseguro en un “apego ganado” que permite desarrollar estrategias más eficientes en la
regulación de las emociones (Schore, 2019). Por lo tanto, mantener la abstinencia será más fácil
ADICCIONES Y APEGO: UN ESTUDIO COMPARATIVO 18
cuando se fomenta la seguridad del apego, y además, esta irá aumentando según avance el
tratamiento (Gidhagen et al., 2018).
Esta investigación presenta varias limitaciones a considerar. En primer lugar, habría que
confirmar estos resultados con una muestra mayor de pacientes con adicciones en tratamiento.
En segundo lugar, los datos se han recopilado a través de medidas de autoinforme que están
sujetas a sesgo de respuesta, por lo que podría obtenerse información más completa validando
estos resultados con otros instrumentos. Asimismo, la naturaleza transversal y observacional de
la investigación realizada no nos permite examinar la causalidad entre las variables descritas.
Para concluir, en este trabajo hemos confirmado la presencia mayoritaria del apego
inseguro en personas con adicciones que están haciendo un tratamiento ambulatorio en nuestro
país, confirmando los datos previamente señalados a nivel internacional. Para ello hemos
utilizado un instrumento que permite una aproximación rápida y sensible en el contexto clínico,
ayudándonos a plantear mejores abordajes terapéuticos. Introducir la perspectiva del apego en el
tratamiento de las adicciones abre nuevas puertas a interactuar en diferentes niveles para
conseguir una recuperación más profunda y duradera de nuestros pacientes. Sería muy
interesante abrir nuevas líneas de investigación para evaluar la eficacia de añadir este enfoque a
los tratamientos basados en la evidencia.
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Article
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Evidence-Based Psychological Treatments for Adults: A Selective Review. Background: Psychological treatments have shown their effi cacy, effectiveness, and effi ciency in dealing with mental disorders. However, considering the scientifi c knowledge generated in recent years, in the Spanish context, there are no updating studies about empirically supported psychological treatments. The main goal was to carry out a selective review of the main empirically supported psychological treatments for mental disorders in adults. Method: Levels of evidence and degrees of recommendation were collected based on the criteria proposed by the Spanish National Health System (Clinical Practice Guidelines) for different psychological disorders. Results: The results indicate that psychological treatments have empirical support for the approach to a wide range of psychological disorders. These levels of empirical evidence gathered range from low to high depending on the psychological disorder analysed. The review indicates the existence of certain fi elds of intervention that need further investigation. Conclusions: Based on this selective review, psychology professionals will be able to have rigorous, up-to-date information that allows them to make informed decisions when implementing empirically based psychotherapeutic procedures based on the characteristics of the people who require help.
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Substance use disorders constitute a significant public health problem in North America and worldwide. Specifically, substance addictions in women during pregnancy or in the postpartum period have adverse effects not only on the mother, but also on mother-infant attachment and the child’s subsequent development. Additionally, there is growing evidence suggesting that parental addiction may be transmitted intergenerationally, where the child of parents with addiction problems is more likely to experience addiction as an adult. The current review takes a developmental perspective and draws from animal and human studies to examine how compromised early experience, including insecure attachment, early abuse/neglect, and unresolved trauma, may influence the development of neurobiological pathways associated with addictions, ultimately increasing one’s susceptibility to addictions later in life. We approach this from three different levels: molecular, neuroendocrine and behavioral; and examine the oxytocin affiliation system, dopamine reward system, and glucocorticoid stress response system in this regard. Increased understanding of these underlying mechanisms may help identify key targets for early prevention efforts and inform needed intervention strategies related to both insecure attachment and addiction.
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Introduction: The article reviews attachment-oriented research in individuals with substance use disorders (SUDs). Based on attachment theory, substance abuse can be understood as “self-medication,” as an attempt to compensate for lacking attachment strategies. Attachment theory suggests a developmental pathway from insecure attachment to SUD and, on the other hand, a negative impact of substance abuse on attachment security. Earlier reviews have indicated a general link but have been inconclusive with regard to other aspects. In the light of a growing body of research, this review is looking for evidence for the general link, for its direction, for differences due to different patterns of attachment, different substances and severities, comorbid psychiatric disorders, and age groups. Methods: Using medical and psychological databases, 34 cross-sectional studies, three longitudinal studies, and a systematic meta-analysis were identified. Methodological problems such as poor assessment of SUD and the use of different measures of attachment limit comparability. Results: All cross-sectional studies in the review confirm a link between insecure attachment and SUD. Results of longitudinal studies show insecure attachment to be a risk factor for SUD, while continued substance abuse impairs the ability to form close relationships. With regard to specific patterns of attachment, results mainly point toward very insecure patterns. They indicate different patterns of attachment in different groups of substance abusers, suggesting different developmental pathways. Fearful–avoidant attachment was frequent in heroin addicts, while alcohol abusers displayed more heterogeneous patterns. Comorbid mental disorders and severity of SUD seem to be important factors, but data are still inconclusive. The link between insecure attachment and SUD seems to be stronger in adolescence compared to adulthood. Discussion: The last decades have seen a substantial growth in studies on attachment and SUDs. Despite methodological problems, the general link between insecure attachment and SUD today is well established. Attachment theory might contribute to the understanding and treatment of SUDs in a significant way. But to do so, a lot of open questions have to be answered. We will need more carefully designed longitudinal studies, more studies connecting psychological data with brain processes, and more clinical trials.
Article
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Adolescence represents a developmental stage in which initiation of drug use typically occurs and is marked by dynamic neurobiological changes. These changes present a sensitive window during which perturbations to normative development lead to alterations in brain circuits critical for stress and emotional regulation as well as reward processing, potentially resulting in an increased susceptibility to psychopathologies. The occurrence of early life stress (ELS) is related to a greater risk for the development of substance use disorders (SUD) during adolescence. Studies using nonhuman primates (NHP) are ideally suited to examine how ELS may alter the development of neurobiological systems modulating the reinforcing effects of drugs, given their remarkable neurobiological, behavioral, and developmental homologies to humans. This review examines NHP models of ELS that have been used to characterize its effects on sensitivity to drug reinforcement, and proposes future directions using NHP models of ELS and drug abuse in an effort to develop more targeted intervention and prevention strategies for at risk clinical populations.
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Objectives: To explore the associations between self-rated attachment style, psychological distress and substance use among substance use disorder (SUD) outpatients in psychological treatment. Design and methods: In this practice-based study, 108 outpatients were asked to fill in the Experiences in Close Relationships - Short form, the Clinical Outcomes in Routine Evaluation - Outcome Measure (CORE-OM), the Alcohol Use Disorders Identification Test (AUDIT), and the Drug Use Disorders Identification Test (DUDIT) at treatment start and end. Patients were given psychological treatments with a directive, reflective or supportive orientation. Results: An insecure attachment style was more common among the SUD outpatients, compared to non-clinical groups. Patients with a fearful attachment style scored higher on psychological distress than patients with a secure attachment style. The associations between the attachment dimensions and psychological distress were stronger than those between attachment and SUD. Significantly more patients had a secure attachment style at treatment end. Conclusions: This study shows significant relations between patients' attachment style and their initial psychological distress. The causal relationship between attachment style and psychological distress is, however, not clear and can likely go in both directions. The psychological treatment of patients with SUD contributed significantly to changes from insecure to secure attachment style. Practitioner points: We found among patients with SUD a strong relation between patients' attachment style and their psychological distress. Knowledge of the patient's attachment style may help the therapist to tailor the treatment to the patient's needs. A change from insecure to secure attachment style can be an important goal for a SUD treatment, as it may prevent the patient from using defence strategies involving substance use for regulating emotions and interpersonal relationships.
Article
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Over the past several decades, non-substance-use behaviors like gambling, gaming, and sex have received greater consideration as possible foci of addictions. In this article, I will review the recent history and current status of non-substance or behavioral addictions. A main focus will involve gambling and gambling disorder, given that the latter is currently the sole non-substance addictive disorder described in the main text of the current (fifth) edition of the Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5). Internet gaming disorder, currently in the DSM-5 section addressing conditions that may need additional research, will also be considered, as will the concept of Internet addiction. Compulsive sexual behaviors (including problematic pornography use) will be considered, particularly with respect to how behavioral addictions may be considered in the forthcoming 11th edition of the International Classification of Diseases (ICD-11).
Article
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Disorganized/Disoriented (D) attachment has seen widespread interest from policy makers, practitioners, and clinicians in recent years. However, some of this interest seems to have been based on some false assumptions that (1) attachment measures can be used as definitive assessments of the individual in forensic/child protection settings and that disorganized attachment (2) reliably indicates child maltreatment, (3) is a strong predictor of pathology, and (4) represents a fixed or static “trait” of the child, impervious to development or help. This paper summarizes the evidence showing that these four assumptions are false and misleading. The paper reviews what is known about disorganized infant attachment and clarifies the implications of the classification for clinical and welfare practice with children. In particular, the difference between disorganized attachment and attachment disorder is examined, and a strong case is made for the value of attachment theory for supportive work with families and for the development and evaluation of evidence-based caregiving interventions.
Article
Attachment security is theorized to shape stress reactivity, but extant work has failed to find consistent links between attachment security to mothers and infant cortisol reactivity. We examined family configurations of infant-mother and infant-father attachment security in relation to infant cortisol reactivity. One-year old infants (N = 180) participated in the Strange Situation with mothers and fathers in two counterbalanced lab visits, one month apart (12 and 13 months). Infants with secure attachments only to their fathers and not their mothers had higher cortisol levels than infants with a secure attachment to mother and also exhibited a blunted cortisol response (high at baseline and then a decrease after stress). Results suggest that a secure attachment to father may not be enough to reduce infant stress reactivity when the infant-mother attachment is insecure, and future research is needed to uncover the family dynamics that underlie different family configurations of attachment security.