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Revista del Consejo Profesional
de Arquitectura y Urbanismo
ISSN 2591-3484 julio 2022 año XVI
51
Agua y ambiente urbano
Plan Urbano Ambiental
El CPAU y el espacio público
hidro-lógica
Carly Puppy
Título: Rider on the Storm
Reino Unido, 2021
Staff
Propietario
Consejo Profesional
de Arquitectura y Urbanismo
Directora
Arq. Bárbara Berson
Coordinadora editorial
Arq. Vera Blitstein
Colaboradores en este número
Arq. Emilio Rivoira
Esteban López
Colaboradores/as permanentes
Esteban López
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Obra de tapa
Carly Puppy
Ilustración de secciones
Arq. Valeria Franck
Diseño
ZkySky
Diagramación
Camila Macca
Edición Nº51 / ISSN 2591-3484
Año XVI / Julio 2022
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Editorial: Hidro-lógica
Bárbara Berson
03
Tema de tapa
El agua y la ciudad
Graciela Silvestri
06
Las costas de Buenos Aires
¿un futuro por default?
Equipo del Observatorio
Metropolitano
10
Las cuencas del AMBA
como paisaje
Daniela V. Rotger
14
Los humedales y la ciudad porteña
Patricia Kandus y Pablo Macagno
18
Conflictos en torno
a los humedales costeros
en la Ciudad de Buenos Aires.
Presión inmobiliaria y
resistencias ciudadanas
Melina Tobías y Leonardo Fernández
22
Soluciones basadas en la
Naturaleza: una alternativa hacia
el desarrollo urbano sostenible
Verónica M. E. Zagare
26
El agua como activo
de la ciudad
Ana Carolina Herrero
32
Presencia del agua en la
planificación urbano ambiental
Graciela Brandariz
36
Educación e investigación
en un momento de urgencia
social y ambiental
Iñaki Alday
38
Buenos Aires: ciudad ribereña
Fabio Márquez
44
De la restauración del sistema
hídrico de Buenos Aires
Paulina Espinosa
48
Paisajes sustentables
de costa y ribera
Celeste Iglesias, Jesica
Ledesma, Eduardo
Ottaviani, Gustavo Villalba
y Gabriel Burgueño
50
Agua en el desierto
Alejandro V. Blitstein
52
Institucional
Observaciones a la actualización
del Plan Urbano Ambiental
58
Actividades de las
comisiones del CPAU
60
El CPAU y el espacio público
Cuerpos en el Espacio
Intersticios Urbanos
66
Cultura CPAU
Biblioteca CPAU:
recomendaciones
de libros digitales
82
Una película: Tokyo Ride
Laura Ostrofsky
83
Un libro: En casa
Agustina Giambelluca
84
Una ciudad: Florencia, Italia
Diego Machín
85
Índice
VERÓNICA M. E. ZAGARE Doctora (TUDelft, Países
Bajos, 2018), Magíster en Economía Urbana (UTDT, 2011),
y Arquitecta cum laude (UB, 2000). Investigadora externa
TUDelft e ISU (FADU). Coordinadora de Delta Alliance
International en Argentina, desde la FTDT. Certificado
Profesional UICN paraSoluciones basadas en la Naturaleza.
D
urante las últimas décadas, los efectos del cambio cli-
mático han exacerbado los problemas ambientales,
económicos y sociales relacionados a los procesos de
urbanización. De esta forma, las ciudades y sus territorios cir-
cundantes se transformaron en áreas altamente vulnerables,
siendo escenario de todo tipo de obras de infraestructura con
el objeto de disminuir los riesgos de desastres y lograr una
mayor seguridad para la población. Sin embargo, las obras de
infraestructura tradicionales, también llamadas «grises», im-
plican grandes costos de construcción y mantenimiento, y a la
vez, resultan obsoletas para afrontar los desafíos a largo plazo.
Por el contrario, para hacer frente al cambio continuo y la
incertidumbre, las ciudades necesitan aumentar su resilien-
cia, siendo esta entendida como la capacidad que presenta
un sistema de absorber los cambios y adaptarse sin perder
sus características esenciales (Walker et al., 2004). El incre-
mento de resiliencia requiere el desarrollo de estrategias a
largo plazo que incluyan distintas disciplinas, enfoques in-
tegrados, flexibles y anticipatorios, y la participación pública
como eje central.
En este contexto, la planificación urbana cumple un rol
fundamental en el desarrollo de políticas que contribuyan a
un cambio de paradigma hacia ciudades más sustentables y
con mayor resiliencia para hacer frente a la complejidad e
incertidumbre a la que se enfrentan. Esa incertidumbre no
está únicamente relacionada a los fenómenos climáticos, si-
no también a los cambios que las propias ciudades generan
como fruto de sus procesos de desarrollo.
Según Bush y Doyon (2019), algunos de los elementos que
favorecen un incremento de la resiliencia urbana son la inte-
racción multiescalar entre los sistemas sociales y ecológicos, el
mantenimiento y aumento de la biodiversidad, la flexibilidad,
la capacidad de respuesta ante los desastres y la participación
pública, entre otros. Es así como los abordajes basados en la
naturaleza han ganado importancia en el ámbito científico
internacional, dado que atienden esas cuestiones, brindando
beneficios a la sociedad desde múltiples ángulos.
Estos enfoques basados en los ecosistemas se han incor-
porado en el debate científico a fines del siglo pasado, como
herramientas para la adaptación y mitigación del cambio cli-
mático. De ese marco conceptual, se desprende el concepto
de Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), esgrimido en
la década del 2000, que representa una alternativa válida pa-
ra reemplazar y/o reducir el uso de tecnología tradicional y
así afrontar los desafíos sociales, incorporando elementos
naturales que aumenten la capacidad de adaptación y a la
vez la biodiversidad.
Organizaciones internacionales tales como las Naciones
Unidas (UN), la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza (UICN) y la Comisión Europea (EC), entre
otras, se han abocado al estudio de estas nuevas alternativas,
contribuyendo con definiciones, estándares internacionales y
guías de implementación. También han financiado el desarro-
llo de proyectos alrededor del mundo. Este interés creciente
se evidenció en la última Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Cambio Climático (COP 26), en la cual el eje temático
de las SbN estuvo presente, alineado a la Agenda 2030 y los
Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
(ODS), y al Acuerdo de París (Convención Marco de las Na-
ciones Unidas sobre el Cambio Climático, CMNUCC).
Las Soluciones basadas
en la Naturaleza
Las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) pueden ser
definidas como «acciones para proteger, gestionar de manera
sostenible y restaurar ecosistemas naturales o modificados
que abordan los desafíos sociales de manera eficaz y adapta-
tiva, proporcionando simultáneamente el bienestar humano
y los beneficios de la biodiversidad» (Cohen-Shacham et al.,
2016). Estas acciones pueden ser llevadas a cabo en forma
individual o bien combinadas con otros abordajes, dentro
de un plan integral.
Soluciones basadas
en la Naturaleza
Una alternativa hacia el desarrollo urbano sostenible
• 26
Ahora bien, no todas las acciones que incluyan de alguna
u otra manera componentes naturales o hagan referencia
a éstos, pueden ser consideradas SbN. Para que una acción
sea considerada SbN, es necesario que mantenga o amplíe
la diversidad biológica (ONU, 2021) y sea beneficiosa para el
bienestar de los seres humanos (UICN, 2020b). De esta for-
ma, las SbN implican una visión integral que busca enfrentar
desafíos específicos relacionados con los aspectos sociales,
económicos y ambientales, maximizando la provisión de los
servicios ecosistémicos (Eggermont et al., 2015). Entre esos
desafíos se destacan la seguridad hídrica y alimentaria, la salud,
la reducción de riesgo de desastres, la degradación ambien-
tal y pérdida de biodiversidad, y la mitigación y adaptación
al cambio climático (UICN, 2020a).
Al ser un concepto relativamente nuevo, reviste de suma
importancia la correcta interpretación de las definiciones de
SbN y del estándar internacional (UICN, 2020a) para su dise-
ño e implementación. De esta forma, se garantizaría cumplir
con el objetivo principal evitando generar efectos adversos
a los esperados.
Las Soluciones basadas
en la Naturaleza como
concepto paraguas
Las SbN son consideradas un concepto paraguas, ya que cu-
bren un amplio rango de enfoques basados en los ecosistemas.
Los distintos enfoques (ver Figura 1) incluyen desde acciones
de manejo, protección, conservación y restauración de los
ecosistemas, hasta el desarrollo de infraestructura (verde y
azul), reducción de riesgos de desastre, y la adaptación (al) y
mitigación (del) cambio climático.
La incorporación de SbN en las ciudades juega un papel
importante dado que contribuyen a disminuir los efectos ne-
gativos propios de la urbanización. Los parques urbanos han
demostrado reducir el efecto de isla térmica; el reemplazo de
superficies oscuras (asfalto, etc.) y materiales con alta admi-
tancia y bajo albedo, por superficies verdes, contribuye a la
evapotranspiración y a la infiltración; el desarrollo de huertas
urbanas aumenta la biodiversidad del área y mejora las con-
diciones de vida de la comunidad. Estos son solo algunos de
los beneficios que las SbN pueden aportar a las ciudades, lo
cual abre un amplio abanico de posibilidades para las políti-
cas públicas, la planificación y el diseño, a la vez que aportan
posibilidades de desarrollo económico.
El papel del agua en las SbN
El crecimiento ininterrumpido de la población urbana mun-
dial trae como consecuencia un incremento sostenido de la
demanda de agua en las ciudades. La renovación y expansión
de la infraestructura hídrica urbana es fundamental para ga-
rantizar el suministro de agua segura, el acceso a la red pública
de desagües y el aumento de la resiliencia frente a las inun-
daciones y sequías, entre otros efectos del cambio climático.
Desde hace siglos, las ciudades se han apoyado en el desarro-
llo de obras de infraestructura gris para asumir esos desafíos.
El resultado fue la alteración morfológica y ambiental de los
espacios mediante la aparición de grandes obras de costoso
mantenimiento, que resultaron en muchos casos obsoletas
frente a los cambios ambientales crecientes.
Los enfoques basados en los ecosistemas han apoyado un
cambio de paradigma hacia una mirada «azul» para el manejo
integrado de las cuencas hídricas como recurso vital para las
ciudades (Figura 2). Bajo esta perspectiva, desde la planifica-
ción pueden citarse acciones que promueven el rediseño de la
infraestructura hídrica urbana. Por ejemplo, la regulación de
los cambios de usos del suelo, el Manejo Integrado del Agua
Urbana (IUWNM, Integrated Urban Water Management),
y el Diseño Urbano Sensible al Agua (WSUD, o Water Sen-
sitive Urban Design). También se incluyen acciones como la
Figura 1. Concepto paraguas: diferentes acciones incluidas dentro del espectro de las SbN.
27 •
restauración de cursos de agua superficiales o entubados, a
través del saneamiento y el desentubamiento (término tam-
bién llamado en la literatura «daylighting» o «deculverting”).
El diseño de corredores azules y verdes mediante el desarro-
llo de infraestructura natural contribuye en gran medida al
manejo de las inundaciones, a través del diseño de parques y
reservorios de agua, que, combinados con otras intervencio-
nes, controlan la localización de los sectores inundables apor-
tando a la vez espacios de calidad para la recreación y el ocio.
Quizá uno de los ejemplos más claros para ilustrar este
cambio de paradigma es el caso neerlandés. En los Países Bajos
se llevaron a cabo grandes obras hidráulicas como respuesta
a las severas inundaciones sufridas en los años 1916 y 1953.
Estas obras, conocidas como Delta Works y Zuiderzee Works,
consistieron en la construcción de diques, polders y barreras
para luchar contra el avance del agua (Figura 3). Años des-
pues, frente al incremento del cambio climático y el aumen-
to del nivel del mar, se puso en tela de juicio la eficacia de la
infraestructura gris frente al contexto de cambio continuo e
incertidumbre creciente. De esta forma, se creó el programa
Espacio para el Río (Room for the River), que buscó recupe-
rar espacios naturales, darle lugar al agua, y trabajar con la
naturaleza, incluso removiendo «obstáculos» producto de
obras ya construidas (Figura 4). El resultado fue un cambio
de paradigma hacia un desarrollo basado en los ecosistemas
transformando la visión del agua y convirtiéndola de ame-
naza en oportunidad. Se pasó de «luchar contra el agua», a
«trabajar con la naturaleza» (Meyer, 2009).
Otro ejemplo de SbN en relación a infraestructura azul
es el Programa de Ciudad Esponja (Sponge City). Este con-
cepto fue inicialmente utilizado en un plan para la ciudad
de Vihn en Vietnam, que consistía en un sistema de tierras
altas y bajas para manejar el agua proveniente del río Vihn,
y permitir su avance sin afectar la urbanización. El término
fue luego adoptado en China, donde se creó en el año 2014 el
programa Ciudades Esponja para el manejo del agua urba-
na, el aumento de la biodiversidad y la promoción del desa-
rrollo económico, entre otros objetivos (Zevenbergen et al.,
2018). En línea con esta idea, pueden citarse varios parques
urbanos multifuncionales desarrollados en China, tales co-
mo el Sanya Mangrove Park (Figura 5) o el Qunli National
Park (Figura 6).
Puede citarse también el caso de la Iniciativa de Ciudad
Verde desarrollada por el gobierno de la Ciudad de Filadelfia,
Estados Unidos (Philadelphia Green City Initiative), en el
cual se desarrolla una estrategia a nivel urbano de incorpo-
ración de infraestructura verde y azul (PWD Philadelphia
Water Department, 2014) (Figura 7). Lo interesante de este
ejemplo radica en el estudio de distintos parámetros eco-
nómicos y ambientales, que arrojan como resultado que los
beneficios económicos de la infraestructura verde son am-
pliamente superiores a los aportados por la infraestructura
gris (Raucher & Clements, 2012).
Otro ejemplo a menor escala es la Plaza del Agua en la
ciudad de Rotterdam (Países Bajos), en el cual se generó, a
través de un proceso participativo, un espacio urbano mul-
tifuncional a modo de reservorio de agua de lluvia (Figura 8).
Esta estrategia se alinea con los objetivos ambientales de la
ciudad, que también incluye otras SbN, como ser el programa
Techos Multifuncionales (Multifunctional Roofs) que incluye
la incorporación de terrazas verdes.
En Latinoamérica existen numerosos ejemplos de SbN.
La ciudad de México, junto con el gobierno y expertos de los
Países Bajos, desarrolló el documento «Hacia una ciudad de
México sensible al agua» (Gobierno de la Ciudad de México,
2016), en el cual se aborda el espacio público urbano como
infraestructura para el manejo del agua en la ciudad, a través
de diferentes estrategias de adaptación climática basadas en
la naturaleza (Fig. 9).
Reflexión final
Las SbN son un enfoque innovador para asumir los desafíos
hídricos, y a la vez atender las necesidades sociales. El desafío
es reconocer la complejidad de los sistemas urbanos en su re-
lación con el medio ambiente y las comunidades, y así poder
incorporar nuevos enfoques, que a la vez representan una gran
oportunidad para el rediseño de los espacios públicos urbanos.
•
Referencias
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https://doi.org/10.2305/iucn.ch.2020.09.es
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Zagare, V. M. E., & Manotas Romero, T. (2014). Procesos Naturales
y Urbanos en el Delta Inferior del Paraná: Actores, Conictos
y Desafíos de un área en constante transformación. Revista M, 11(1).
Zevenbergen, C., Fu, D., & Pathirana, A. (2018). Sponge Cities.
Emerging Approaches, Challenges and Opportunities. En C. Zevenbergen,
D. Fu, & A. Pathirana (Eds.), Scientic American. MDPI.
• 28
El Delta del Paraná
El Delta del río Paraná es uno de los humedales
más importantes de Argentina. Cubre una superficie
aproximada de 22.587 km², mientras que las
islas del Delta y pre-Delta ocupan 17.400 km²
(Malvarez, 1997; Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación, 2008). Dentro de sus
principales características se pueden mencionar
la heterogeneidad de sus unidades de paisajes,
y los pulsos de inundación y seca causados por
la variabilidad en el caudal del río Paraná y sus
tributarios. Asimismo, en el Bajo Delta del Paraná,
la hidrología está influenciada por las mareas
y el fenómeno meteorológico conocido como
Sudestada, que consiste en vientos persistentes
provenientes del océano Atlántico en dirección
sudeste-noroeste (Zagare y Manotas Romero,
2014). El Bajo Delta es el sector que tiene mayor
relación con el Área Metropolitana de Buenos
Aires (AMBA). Es un espacio dicotómico en el cual
pueden advertirse las marcadas diferencias entre las
dinámicas de los ambientes isleño y continental. Las
islas del Delta tienen una densidad poblacional de
aproximadamente 1 hab/m², mientras que el AMBA
presenta una densidad aproximada de 1140 hab/m².
El espacio continental, en particular, ha sido
ocupado sin una planificación integral de base
que tenga en cuenta las dinámicas naturales
propias del delta. Esto trae consigo consecuencias
negativas para las poblaciones asentadas en la
zona, sobre todo para los sectores de menores
recursos, que usualmente están ocupando terrenos
sin infraestructura, y son los que tienen menor
capacidad de recuperación frente a los desastres
climáticos. También acrecienta la polarización
existente, aumentando la brecha entre las distintas
formas de ocupación del espacio urbano.
A nivel internacional, los deltas son considerados
espacios de alta riqueza en términos de
biodiversidad, que constituyen una pieza clave para
aumentar la resiliencia de las ciudades en relación
al cambio climático. Por esta razón, las SbN y los
enfoques basados en los ecosistemas podrían
contribuir al cambio de paradigma respecto de la
planificación de las ciudades en relación a estos
humedales. Es importante destacar que estos nuevos
enfoques beneficiarían a la planificación del AMBA
aportando herramientas para reducir los impactos
del cambio climático, alcanzar modelos urbanos
sostenibles y promover la participación pública en
los procesos de toma de decisión. Figura 6 - Abajo. Qunli National Park, China. Fuente: Turenscape.
Figura 2. Enfoque azul y la inclusión del agua como elemento
clave en la planicación de las ciudades.
Figura 5 - Arriba. Sanya Mangrove Park, China. Fuente: Turenscape.
29 •
Figura 3. Eastern Scheldt Barrier, obra del plan Delta Works, Países Bajos. Fuente: Rijkswaterstaat.
Figura 4. Nijmegen, obra del plan Room for the River, Países Bajos. Fuente: Rijkswaterstaat.
Figura 7. Plan Filadela Ciudad Verde (izq.), estrategias para infraestructura verde-azul (der.). Fuente: Gobierno de la ciudad de Filadela.
• 30
Figura 8. Water Square, Rotterdam, Países Bajos. Fuente: De Urbanisten.
Figura 9. México Sensible al Agua. Fuente: Gobierno de la Ciudad de México, 2016.
31 •
Las problemáticas medioambientales y sociales
coexisten y parecen agravarse, mientras el poder
de imaginación de los gobiernos da clara muestra
de no ser suficiente para enfrentarlos. Las implicancias
territoriales y urbanas requieren políticas proactivas
tanto en la generación de nuevas leyes como en
la debida aplicación de las mismas. Es esencial la
reformulación de un nuevo equilibrio de fuerzas
que priorice las búsquedas creativas de soluciones
que brinden beneficios sociales y ecológicos.
51