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ISSN 2340-5236 Anàlisi 66, 2022 113-129
Conocimiento y uso de los verificadores de datos :
¿una herramienta para la regeneración de la
autoridad periodística en un entorno polarizado?*
Ester Almenar
David Puertas Graell
Carlos Ruiz Caballero
Jaume Suau
Pere Masip
Universitat Ramon Llull. Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna
esterat1@blanquerna.url.edu
davidpg5@blanquerna.url.edu
carlesrc@blanquerna.url.edu
jaumesm@blanquerna.url.edu
peremm@blanquerna.url.edu
Fecha de presentación: junio de 2021
Fecha de aceptación: mayo de 2022
Fecha de publicación: junio de 2022
Cita recomendada: ALMENAR, E.; PUERTAS GRAELL, D.; RUIZ CABALLERO, C.; SUAU, J. y
MASIP, P. (2022). «Conocimiento y uso de los verificadores de datos: ¿una herramienta para la
regeneración de la autoridad periodística en un entorno polarizado?». Anàlisi: Quaderns de
Comunicació i Cultura, 66, 113-129. DOI: <https://doi.org/10.5565/rev/analisi.3472>
Resumen
El principio de autoridad en el periodismo se articula en torno a conceptos centrales
como objetividad, verificación y distancia/neutralidad (Schudson, 1978; Kovach y
Rosenstiel, 2007; Deuze, 2005). En el nuevo orden de desinformación en el que se cues-
tiona la autoridad del periodismo, los verificadores de datos (en inglés, fact-checkers) se
presentan como un posible antídoto (Walter et al., 2020). Este estudio presenta resulta-
dos acerca de las percepciones de los ciudadanos sobre la autoridad periodística y el papel
y el conocimiento en general sobre los verificadores. Basados en una encuesta nacional
(n=1001) representativa del conjunto de la población, nuestros hallazgos muestran que
el 50,5% de los encuestados manifiestan desconocer qué son los verificadores de datos y el
* Está investigación está financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación en el marco
del proyecto Consumo informativo, redes sociales y pluralismo en el sistema híbrido de medios
(RTI2018-095775-B-C44).
Ester Almenar; David Puertas; Carlos Ruiz; Jaume Suau;
Pere Masip
114 Anàlisi 66, 2022 Ester Almenar; David Puertas; Carlos Ruiz; Jaume Suau; Pere Masip
15,2% sabe qué son pero reconocen no usarlos nunca. Solo el 4,1% los utiliza de forma
habitual. Nuestros datos apuntan hacia un hallazgo relevante: en un sistema de medios
altamente polarizado como el español, los verificadores de hechos difícilmente pueden
combatir eficazmente la propagación de la desinformación. Su papel debe articularse en el
marco de una estrategia de lucha contra la desinformación más amplia que conduzca a
una recuperación de la confianza en el periodismo.
Palabras clave: verificadores; percepciones; desinformación; encuesta
Resum. Coneixement i ús dels verificadors de fets: una eina per a la regeneració de l’autoritat
periodística en un entorn polaritzat?
El principi d’autoritat en el periodisme s’articula al voltant de conceptes centrals com
objectivitat, verificació i distància/neutralitat (Schudson, 1978; Kovach i Rosenstiel,
2007; Deuze, 2005). En el nou ordre de desinformació en el qual es qüestiona l’autoritat
del periodisme, la verificació de dades (en anglès, fact-checkers) es presenta com un possi-
ble antídot (Walter et al., 2020). Aquest estudi presenta resultats sobre les percepcions
dels ciutadans sobre l’autoritat periodística i el paper i coneixement general sobre els veri-
ficadors. Basats en una enquesta nacional (n = 1001) representativa del conjunt de la
població, les nostres troballes mostren que el 50,5% dels enquestats manifesten desconèi-
xer què són els verificadors de fets i el 15,2% saben què són però reconeixen no fer-los
servir mai. Només el 4,1% els utilitza de manera habitual. Les nostres dades apunten cap
a una troballa rellevant: en un sistema de mitjans altament polaritzat com l’espanyol, els
verificadors de fets difícilment poden combatre eficaçment la propagació de la desinfor-
mació. El seu paper s’ha d’articular en el marc d’una estratègia de lluita contra la desin-
formació més àmplia que condueixi a una recuperació de la confiança en el periodisme.
Paraules clau: verificadors; percepcions; desinformació; enquesta
Abstract. Awareness and use of fact-checkers: a tool to regenerate journalistic authority in a
polarized environment?
The principle of authority in journalism is structured around central concepts such as
objectivity, verification and distance/neutrality (Schudson, 1978; Kovach and Rosenstiel,
2007; Deuze, 2005). In the new order of disinformation, in which the authority of jour-
nalism is questioned, fact-checking can act as a possible antidote (Walter et al., 2020).
This study presents the results of citizens’ perceptions of journalistic authority and their
awareness of fact-checkers and the role they play. Based on focus groups (10) and a repre-
sentative national survey (n = 1001), our findings show that 50.5% of the sample do not
know what fact-checkers are. 15.2% of them know what fact-checkers are but admit to
never using them. Only 4.1% use fact-checkers regularly. Results also reveal a relevant
finding: in a highly polarized media system such as Spain’s, fact-checkers can only with
difficulty combat the spread of misinformation effectively. Their role must therefore be
articulated within a broader strategic framework for fighting disinformation, in order to
recover trust in journalism.
Keywords: fact-checking; perceptions; misinformation; survey
Conocimiento y uso de los verificadores de datos Anàlisi 66, 2022 115
1. El declive de la prensa
Fundamentado sobre el principio de autoridad, el periodismo ha tenido la
capacidad de determinar qué es noticia y qué no lo es, qué pensar sobre un
tema en particular y cómo pensarlo (Carlson, 2017; Thomas y Blanks Hind-
man, 2015). La autoridad periodística se basa en un acto de confianza mutua
(Schlesinger, 2006) mediante el cual se otorga a los periodistas la capacidad
de explicar temas públicos y acontecimientos actuales de una manera precisa
y significativa (Zelizer, 1992). Esta autoridad se articula en torno a conceptos
centrales como objetividad, verificación y distancia / neutralidad (Schudson,
1978; Kovach y Rosenstiel, 2007; Deuze, 2005). El nuevo orden de desinfor-
mación (Bennett y Livingston, 2018) está desafiando las bases sobre las que
se ha construido la autoridad periodística. La desinformación y las noticias
falsas se difunden al mismo tiempo que aumenta la desconfianza hacia los
actores de los medios tradicionales en muchos países (Newman et al., 2020).
La autoridad periodística se ha visto debilitada en el siglo XXI por factores
tecnológicos, económicos y políticos (Vos y Thomas, 2018; Tong, 2018). La
irrupción de las redes sociales es un ejemplo de cómo la innovación y la difu-
sión de la tecnología, que durante mucho tiempo estuvieron bajo el monopo-
lio periodístico, han posibilitado un modelo emergente que potencia la parti-
cipación pública en la elaboración de noticias (Lewis, 2012). Desde el punto
de vista económico, se ha producido una caída continuada de los ingresos
publicitarios, una pérdida de puestos de trabajo y un aumento de la precarie-
dad laboral de los periodistas (Ekdale et al., 2015). En busca de la rentabilidad
económica, se han realizado despidos masivos (McChesney y Pickard, 2011)
que han vaciado las redacciones y han puesto en peligro la verificación, disci-
plina esencial del periodismo (Kovach y Rosenstiel, 2007). Las redacciones
en línea dirigieron sus recursos a «adaptar las historias a la web y cambiarlas
rápidamente, no en verificar los hechos» (Singer, 2003: 152). El abandono de
la verificación es el resultado de impulsos comerciales, recursos menguantes y
demandas de iteración de contenidos más rápida (Nyhan y Reifler, 2015).
Como afirma Amazeen (2019), a medida que los imperativos del periodismo
han ido abandonando el interés público y se han desplazado hacia los intere-
ses comerciales, han florecido las prácticas periodísticas problemáticas. Políti-
camente, el periodismo se ha utilizado como arma arrojadiza para acusar o
desprestigiar al adversario político, con lo que se ha caído en un sesgo parti-
dista que ha socavado la posición del periodismo como árbitro de lo que es
correcto y verdadero (Jamieson y Cappella, 2008).
Una de las consecuencias del declive del periodismo es un sentimiento de
desempoderamiento por parte del público, lo que sugiere una creciente des-
confianza institucional en todo el mundo (Gans, 2003). El declive de la auto-
ridad periodística se produce en un contexto preocupante de desinformación,
es decir, justo cuando el ciudadano más necesita al periodismo. Teniendo en
cuenta los resultados del Digital News Report (Newman et al., 2018), son
muchos los ciudadanos de diferentes países que reconocen estar expuestos a la
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desinformación, cuya propagación está fuertemente relacionada con las redes
sociales (Tandoc et al., 2020; Fedeli y Matsa, 2018), el consumo de noticias
por esta vía (Wagner y Boczkowski, 2019), especialmente en temas políticos
y de actualidad, en detrimento de los medios de comunicación tradicionales
(Gottfried y Barthel, 2018), y la rapidez con la que estas ayudan a difundir las
noticias falsas (Vosoughi et al., 2018).Este contexto ha empeorado con la
crisis de la COVID-19, de la mano de la denominada infodemia, un término
acuñado por la OMS para referirse a una sobreabundancia informativa sin
restricciones temáticas, veraz y rigurosa o falsa y confusa, que dificulta a la
gente encontrar fuentes de confianza (WHO, 2020). Y la sobrecarga infor-
mativa favorece el intercambio de información no verificada (Laato et al.,
2020). En España, durante las semanas del confinamiento domiciliario más
estricto, el 80,3% de los ciudadanos reconocían haber recibido información
falsa sobre la COVID-19 (Masip et al., 2020a). Como ya advirtió Postman
(1993), el aumento de la cantidad de información disponible lleva al límite
los mecanismos de control sobre esa información.
A medida que los medios de comunicación son cuestionados y examinados,
una multitud de organizaciones independientes ha adoptado la verificación de
datos como una forma de escrutar a los actores políticos, los medios de comu-
nicación alternativos y las organizaciones de noticias (Cheruiyot y Ferrer-Conill,
2018). En este escenario en el que se cuestiona la autoridad del periodismo, la
verificación de datos se presenta como un posible antídoto (Walter et al.,
2019). Si bien los desafíos resaltados anteriormente pueden verse como un sín-
toma de una erosión precipitada de la autoridad periodística, también pueden
considerarse una oportunidad para que los periodistas renueven su autoridad
reagrupando ciertas normas como la verificación de hechos (Tong, 2018).
2. La era de los verificadores
La verificación de datos parte de la necesidad de realizar un contraste conti-
nuo, y es entendida como
[…] una operación que aplica técnicas del periodismo de datos para desen-
mascarar los errores, ambigüedades, mentiras, falta de rigor o inexactitudes
de algunos contenidos publicados en los medios de comunicación. Se trata de
un filtro que garantiza que los textos periodísticos están contrastados a partir
de fuentes fiables, documentos oficiales y resultados de investigaciones sol-
ventes. (Ufarte et al., 2018: 734).
Así, surgen diferentes sistemas de verificación con el objetivo de diferen-
ciar entre lo que es o no noticia (Greenberg, 2017), encargándose de arbitrar
la democracia y desvincular las afirmaciones falsas, políticas o de cualquier
otro ámbito fuera del discurso público (Amazeen, 2013).
Sin embargo, esta práctica no es exactamente novedosa. Graves (2016)
detecta que la primera organización dedicada a la verificación, especialmente
Conocimiento y uso de los verificadores de datos Anàlisi 66, 2022 117
en lo referente a declaraciones de políticos, fue Snopes.com, en 1994, aunque
sería Spinsanity, en 2001, la primera no partidista. En 2003 llegaría FactCheck,
y cuatro años más tarde aparecieron PolitiFact y The Fact Checker. Otros
autores (Graves y Cherubini, 2016; Vázquez-Herrero et al., 2019) destacan
que la verdadera tendencia en cuanto a la fundación de este tipo de iniciativas
se da en la última década. Según Duke Reporters Lab, el número de verificado-
res de datos registrados ha pasado de los 44 en 2014 a los 290 en 2020 (Sten-
cel y Luther, 2020).
Algunos ejemplos actuales y que han propiciado la conexión entre dife-
rentes países y medios de comunicación son el International Fact-Checking
Network (IFCN) o LatamChequea (en Latinoamérica). En el actual ecosiste-
ma mediático en red, «fact-checkers have forged alliances amongst themselves
to strengthen their activity» (Palomo y Sedano, 2021: 240). A ello se suma la
colaboración en determinados casos con medios de comunicación de renom-
bre, a fin de alcanzar a una audiencia superior (Singer, 2020; Dafonte-Gó-
mez et al., 2019). Hay quien diferencia entre dos modelos (Graves y Cheru-
bini, 2016), el más similar a una redacción de un medio de comunicación y el
cercano a una ONG.
Concretamente en España, López Pan y Rodríguez Rodríguez (2020)
investigaron el crecimiento y la importancia de la verificación de datos. En su
estudio destacan a Malaprensa como el blog de verificación pionero, creado
en 2004. Tras él llegaron las primeras plataformas cívicas, como Miniver.org,
una web que se convirtió en una plataforma de verificación en 2017. Otros
casos destacados son Stop Rumores, promovido por la Fundación Andalucía
Acoge y la plataforma Salud sin Bulos (López Pan y Rodríguez Rodríguez,
2020: 1054).
En cuanto a la verificación en medios periodísticos, López Pan y Rodrí-
guez Rodríguez (2020) mencionan los siguientes casos: EFEVerifica, anuncia-
da por la agencia de noticias EFE en 2019; el blog La Chistera, de El Confi-
dencial, a finales de 2015; El Cazabulos, de eldiario.es; El mentidero, de Ctxt;
el proyecto financiado por la Unión Europea Europa FactChecking, de La
Vanguardia, o las diferentes herramientas aplicadas a procesos de campañas
electorales o a procesos judiciales, como ocurre con los periódicos El País o
Ara y su «fact-checking-Judici al Procés».
Finalmente, surgen las plataformas periodísticas de verificación. Entre
ellas encontramos a Newtral, fundada en 2018, y Maldita.es, creada por los
periodistas Clara Jiménez y Julio Montes en 2018 a raíz de la cuenta de Twi-
tter @Mhemeroteca, originada en 2013. Otras plataformas son Factual, creada
en 2018 como blog de verificación de la agencia de noticias AFP, y Verificat,
nacida en 2019 y la primera plataforma de verificación de datos en Cataluña.
3. Verificadores, la superación del modelo de editor
Singer (2020) afirma que la actividad de los verificadores es de naturaleza
periodística, porque escrutan las declaraciones de las élites, sitúan en un pri-
118 Anàlisi 66, 2022 Ester Almenar; David Puertas; Carlos Ruiz; Jaume Suau; Pere Masip
mer plano el valor de la verificación y buscan involucrar e informar a los ciu-
dadanos. Sin embargo, muchos consideran su trabajo como un antídoto con-
tra el perjuicio que los medios tradicionales pueden hacer a la confianza
pública y al discurso cívico (Graves, 2018). En este sentido, los verificadores
se perciben a sí mismos como una respuesta a los problemas que genera el
periodismo como institución democrática (Amazeen, 2019; Graves, 2016).
Para Singer (2018), los verificadores de hecho son al mismo tiempo una
extensión del periodismo tradicional y una corrección del mismo. De alguna
manera, es un intento de curar la fractura del periodismo como un modelo de
conocimiento que ya no puede impedir que «ideologues create and partisan
media relay compelling but misleading constructions to the like-minded»
(Jamieson, 2015: 69).
Muchos periodistas consideran la actividad de evaluar la veracidad de las
afirmaciones públicas como un esfuerzo para mantener los principios funda-
mentales del periodismo. Desde esta perspectiva, la verificación de datos se ve
como un movimiento de reforma profesional cuyo objetivo es mejorar el
periodismo (Amazeen, 2017). De hecho, algunos autores consideran la verifi-
cación de hechos como un «género de periodismo» que cuenta con un méto-
do basado en la evidencia para evaluar afirmaciones políticas (Coddington et
al., 2014: 392). Las dos actividades comparten el discurso que se basa en la
objetividad y la facticidad, propiedades epistemológicas del periodismo
(Kunelius, 2006).
Sin embargo, algunos autores apuntan que la verificación va un paso más
allá, paso que también debería dar el periodismo. Así, Singer (2020) consi-
dera que, aunque tanto los verificadores como los periodistas valoran la vera-
cidad, los periodistas tienden a informar con precisión lo que se dijo, mien-
tras que los verificadores de hechos están más interesados en juzgar la
veracidad de la declaración. Van más allá de la objetividad como se entendía
tradicionalmente para abordar de manera explícita y abierta las pruebas, las
afirmaciones y las contrademandas (Coddington et al., 2014; Graves, 2016).
Brooks Jackson, fundador de FactCheck.org y periodista, lo sintetiza en una
frase: «Lejos del modelo de gatekeeper, que ya no es relevante, para convertir-
se en un árbitro / árbitro (umpire/referee)» (citado en Amazeen, 2013: 19).
Otra diferencia importante es que, en la práctica, los verificadores muestran
su trabajo, es decir, no solo aportan enlaces a las fuentes utilizadas para lle-
gar a una conclusión, sino que explican los pasos realizados para concluir si
una declaración o una afirmación es verdadera o no. Desde esta perspectiva,
los verificadores destacan su papel no solo en informar a los ciudadanos,
sino en educarlos, aunque admiten que el impacto de su trabajo es pequeño
(Singer, 2020).
Los verificadores mantienen una relación ambivalente con los medios.
Por una parte, cuestionan y verifican parte de su contenido actuando como
una especie de watchdog de la prensa y, por otra, dependen en gran medida de
los medios para dar a conocer su trabajo (Graves y Cherubini, 2016). Y en
otro aspecto coinciden con los medios: su labor no está exenta de crítica.
Conocimiento y uso de los verificadores de datos Anàlisi 66, 2022 119
La actividad de los verificadores es objeto de críticas de naturaleza diversa.
Lim (2018) considera que existe una falta de consistencia en las evaluaciones
que realizan, lo que puede llevar a confusión, porque los verificadores apenas
verifican los mismos enunciados y, cuando lo hacen, la tasa de acuerdo sobre
su precisión fáctica es bastante baja. Según Marietta y Barker (2019), la actual
metodología para la verificación de contenidos no sirve para mejorar la per-
cepción ciudadana de los hechos,y otros (Lim, 2018; Pérez-Tornero et al.,
2018) cuestionan el desempeño de los verificadores y abren el debate sobre si
deben comunicar de forma absoluta lo que es o no verdad, especialmente
cuando no existe un consenso unánime respecto a las denominadas verdades a
medias o el contenido parcialmente falso.
En esta dirección es destacable que, en ocasiones, los verificadores eligen
determinadas afirmaciones o hechos cuyo descifrado o verificación se hace
improbable (Uscinski y Butler, 2013; Uscinski, 2015). El criterio de selec-
ción de este tipo de noticias está supeditado al sesgo ideológico de los perio-
distas que trabajan en este tipo de instituciones. Tampoco ayuda la incapaci-
dad de detección del origen del contenido contrastado en el proceso de
verificación (Aguado-Guadalupe y Bernaola-Serrano, 2020), o cómo, pro-
ducto de las prácticas de estos nuevos actores mediáticos, se está produciendo
la presentación del contenido falso como parte de las noticias (Trevisan Fossá
y Müller, 2019). Otros autores argumentan la necesidad de una manifiesta
transparencia como factor clave paraaumentar la credibilidad en los verifica-
dores y enseñar de qué manera son desacreditadas las noticias falsas por parte
de los verificadores (Humprecht, 2020). De hecho, Robertson et al. (2020)
se preguntan quién usa los verificadores basándose en tres predictores sobre la
percepción de que la ciudadanía tiene sobre ellos: el conocimiento de las
organizaciones de verificación de datos, las actitudes hacia ellas y la frecuencia
de visitas a sus páginas web.
Los autores destacan que alrededor del 49% de los que no están familiari-
zados con la verificación de datos expresaron una opinión no neutral; un 53%
respondió que no usa verificadores para nada; un 25,3% lo hace algunas veces,
y un 9,3%, a menudo (Robertson et al., 2020: 8). Según los mismos autores,
«fact-checks become part of a pattern of ideological news consumption and
sharing» (Robertson et al., 2020: 3) y «fact-checkers are perceived as partisan
actors in a divided media system» (Robertson et al., 2020: 18). A ello se aña-
den las evidencias que demuestran que la gente no está familiarizada con el
trabajo de estas organizaciones (Nyhan y Reifler, 2016) y solo un número
limitado de personas comparte noticias verificadas (Amazeen et al., 2019).
En este contexto convulso para el periodismo, el objetivo principal del
presente texto es identificar el conocimiento que los ciudadanos españoles
tienen de los verificadores y el papel que estos desempeñan en sus prácticas
informativas y de verificación. Como se ha podido observar, existe abundante
bibliografía sobre la naturaleza de los verificadores y las prácticas y técnicas
que emplean, así como sobre el tipo de verificaciones que realizan. Sin embar-
go, existe un vacío sobre la percepción que de ellos tiene la ciudadanía espa-
120 Anàlisi 66, 2022 Ester Almenar; David Puertas; Carlos Ruiz; Jaume Suau; Pere Masip
ñola. De forma más específica, se pretende, como objetivo 1, determinar el
conocimiento que los españoles tienen de los verificadores; como objetivo 2,
conocer el uso que los españoles hacen de los verificadores y su papel en los
procesos de verificación desplegados. Así mismo, existe un tercer objetivo, el
3, que pretende identificar si el uso de verificadores puede contribuir a recu-
perar la autoridad periodística.
4. Metodología
La presente investigación se basa en los resultados de una encuesta a nivel esta-
tal (N = 1001) realizada en 2019 entre ciudadanos españoles mayores de 18
años. Los datos fueron recogidos por una empresa demoscópica a través de un
cuestionario administrado en línea. El muestreo se realizó en función de
edad, sexo y comunidad autónoma de residencia, resultando una muestra
representativa de la población española. El nivel de confianza es del 95%, con
p = q = 0,5 y con ± 3,2%. La tabla 1 muestra las características demográficas
de los participantes.
Para realizar la investigación se preparó un cuestionario con cinco bloques
de preguntas principales: datos sociodemográficos, consumo mediático, con-
fianza en los medios, uso de redes sociales, desinformación y redes sociales. El
cuestionario incluía preguntas de opción múltiple con respuesta única y de
opción múltiple con respuesta múltiple, así como respuestas basadas en esca-
las de Likert (1-7, siendo 1, nada, y 7, mucho) en las preguntas en las que se
solicitaba la evaluación de determinados temas. Por cuestiones de limitación
de espacio, no se incluye el cuestionario, si bien está disponible para los inte-
resados previa petición a los autores. Los resultados obtenidos han sido anali-
zados mediante el uso de técnicas de análisis bivariado.
Tabla 1. Datos demográficos
N (%)
Sexo Hombre 498 (49,7%)
Mujer 503 (50,3%)
Total 1001 (100%)
Edad 16-29 169 (16,9%)
30-44 310 (30,9%)
45-59 311 (31,0%)
> = 60 211 (21,1%)
Total 1001 (100%)
Fuente: elaboración propia.
5. Resultados
Los resultados obtenidos muestran que los ciudadanos españoles tienen un
escaso conocimiento sobre qué son los verificadores. Así lo manifiestan el
64,1% de los participantes en la encuesta. Frente a ellos, el 36,9% afirman
Conocimiento y uso de los verificadores de datos Anàlisi 66, 2022 121
que conocen qué son, aunque muestran un nivel de uso muy bajo y solo el
5,1% los utiliza habitualmente (tabla 2).
Se observan diferencias estadísticamente significativas en el conocimiento
de los verificadores por sexo. Así, las mujeres manifiestan desconocer en
mayor proporción que los hombres qué son los verificadores (χ2 [1, N = 744]
= 7,56, p < 0,05), si bien la diferencia es débil (V de Cramer = 0,101). Del
mismo modo, de los resultados también se desprende una correlación entre el
conocimiento de los verificadores y el consumo informativo (tabla 3). Así, los
ciudadanos que consumen diariamente información tienen un mayor conoci-
miento sobre lo que son los verificadores. Por el contrario, los que no consu-
men nunca o casi nunca muestran un mayor desconocimiento (χ2 [3, N =
740] = 27,17, p < 0,05).
Tabla 2. Conocimiento y uso de los verificadores
Respuestas Frecuencia Porcentaje Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
1 Sí, y los uso habitualmente 38 3,8 5,1 5,1
2 Sí, y los uso ocasionalmente 111 11,1 14,9 20,1
3 Sí, pero no los he usado nunca 117 11,7 15,8 35,9
4 No 477 47,6 64,1 100,0
Total 743 74,3 100,0
NS/NC 258 25,7
Total 1.001 100,0
Fuente: elaboración propia.
Aunque los verificadores no sean ampliamente conocidos y usados por la
población, ello no significa necesariamente que los ciudadanos no verifiquen
la información que reciben y que consideran dudosa. Así, el 82,4% declara
verificarla, si bien el porcentaje se reduce al 38,5% entre los que afirman
hacerlo frecuentemente. Solo el 17,6% apuntan no hacerlo nunca o casi
nunca (tabla 3). A este porcentaje, sin embargo, habría que añadirle aquellos
ciudadanos que manifiestan que no reciben nunca noticias falsas a través de
redes sociales, que en la muestra analizada se eleva al 25,7%.
Tabla 3. Frecuencia de comprobación
Frecuencia Porcentaje Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Respuestas
válidas
1. Frecuentemente 289 28,8 38,5 38,5
2. De vez en cuando 328 32,8 43,8 82,4
3. Nunca o casi nunca 132 13,2 17,6 100,0
Total 749 74,8 100,0
Declaran no comprobar 252 25,2
Total 1001 100,0
Fuente: elaboración propia.
122 Anàlisi 66, 2022 Ester Almenar; David Puertas; Carlos Ruiz; Jaume Suau; Pere Masip
No se observan diferencias estadísticamente significativas de la frecuen-
cia en verificar por sexo o por grupos de edad. Sin embargo, en el análisis
detallado de los que afirman no verificar nunca o casi nunca se observa
cómo las mujeres tienden a comprobar con menor frecuencia de lo que lo
hacen los hombres (χ2 [1, N = 740] = 7,563, p < 0,05). Por el contrario, la
frecuencia de comprobación se relaciona positivamente con la preocupación
por las noticias falsas y con el consumo informativo. Así, los ciudadanos
más preocupados por la proliferación de las noticias falsas manifiestan tam-
bién comprobar con mayor frecuencia (frecuentemente) si los contenidos
que reciben son falsos o no (X2 [2, N = 747] = 29,576, p < 0,05. V de Cra-
mer = 0,2). Igualmente, los ciudadanos que manifiestan informarse más fre-
cuentemente (diariamente y entre 2 y 6 días a la semana) comprueban tam-
bién con más asiduidad y muestran diferencias estadísticamente significativas
(χ2 [6, N = 746] = 29,877, p < 0,05) con respecto a los que se informan con
menor frecuencia.
Con relación al O2, los resultados de la tabla 2 muestran que, además de
poco conocidos, los verificadores son también escasamente usados. Y se ha
visto que el 20% de los encuestados afirma emplear verificadores, si bien solo
el 5,15% lo hace habitualmente. La figura 1 ilustra cómo los hombres tienen
mayor conocimiento (primer nivel de la pirámide) y usan los verificadores
(segundo nivel) en mayor proporción que las mujeres. Pero esas diferencias
desaparecen en el tercer nivel analizado, entre las personas que usan frecuen-
temente los verificadores.
Figura 1. Pirámide de conocimiento, uso y uso frecuente
Fuente: elaboración propia.
Como se ha descrito anteriormente, el desconocimiento de los verificado-
res no implica la ausencia de verificación. El estudio muestra que el conteni-
do dudoso lo contrastan a través de otros canales (tabla 4). En concreto, la
búsqueda en Google es la opción preferida (el 37,8%), seguida de buscar en
los medios de comunicación (el 32,1%). A mucha distancia, el 12,4% afirma
que pregunta a amigos o contactos que le puedan ayudar; el 9,6% lo busca en
las redes sociales, y, finalmente, el 8,1% acude a los verificadores.
Como ocurre entre los que conocen qué son los verificadores, los usuarios
habituales de este tipo de plataformas muestran un nivel mayor de preocupa-
ción por la proliferación de noticias falsas (un 74%) que los que no los usan.
Conocimiento y uso de los verificadores de datos Anàlisi 66, 2022 123
Así mismo, se informan diariamente sobre la actualidad (un 65,8%), espe-
cialmente a través de medios digitales (un 50%).
Tabla 4. Sistemas de verificación empleados
Respuestas Porcentaje
decasos
NPorcentaje
Búsqueda en Google 513 37,8% 74,2%
Búsqueda en medios de comunicación 435 32,1% 63,0%
Búsqueda en redes sociales 130 9,6% 18,8%
Consulta a verificadores 110 8,1% 15,9%
Consulta a amigos y/o contactos 169 12,4% 24,4%
1.357 100,0% 196,3%
Fuente: elaboración propia.
Finalmente, y en relación con el O3, la encuesta ofrece unos resultados
que pueden aportar una tímida esperanza sobre la contribución de los verifi-
cadores a la recuperación de la autoridad periodística. En concreto, los usua-
rios habituales de este tipo de plataformas ofrecen rutinas de verificación dis-
tintas al resto de la población (tabla 5). El principal mecanismo para
comprobar noticias que consideran pueden ser falsas son los propios verifica-
dores (un 66,7%), seguidos de cerca por los medios de comunicación (un
63,9%). Así, el usuario de este tipo de plataformas reduce el uso de Google
para verificar informaciones consideradas falsas en comparación con el resto
de la población (un 63,6% vs. un 74,2%) e incrementa el uso de los medios
(un 68,2% vs. 58,9%). En este sentido, un mayor y mejor conocimiento de
la existencia de los verificadores y de su labor podría contribuir a conseguir
que los ciudadanos recuperaran la confianza perdida en el periodismo.
Tabla 5. Sistemas de verificación empleados según uso de verificadores
No utilizan verificadores Sí utilizan verificadores
Búsqueda en Google 72,4% 63,6%
Búsqueda en medios de comunicación 58,9% 68,2%
Búsqueda en redes sociales 17,7% 20,0%
Consulta a amigos y/o contactos 23,7% 21,1%
Fuente: elaboración propia.
6. Conclusiones
En el actual sistema mediático los verificadores son generalmente percibidos
como un posible antídoto frente a la desinformación, así como una nueva
forma de periodismo que permite que los ciudadanos recuperen la confianza
en los medios y en la información veraz (Singer, 2020; Graves, 2018). Basa-
dos en criterios de verificación de hechos y datos independientes y transpa-
rentes, los verificadores se presentan como instituciones que defienden un
cierto retorno hacia el ideal romántico de los principios fundamentales del
124 Anàlisi 66, 2022 Ester Almenar; David Puertas; Carlos Ruiz; Jaume Suau; Pere Masip
periodismo: objetividad y facticidad (Amazeen, 2017; Kunelius, 2006). En
un escenario en el que parece haber un consenso generalizado en que medios
de comunicación y periodistas han perdido parte de su autoridad y hegemo-
nía en la esfera pública, los datos recogidos en nuestra investigación apuntan
que los verificadores están todavía lejos de transformar la percepción de los
ciudadanos sobre la profesión periodística. En efecto, la mayor parte de la
población desconoce qué son los verificadores, por lo que no parece que pue-
dan contribuir, en un futuro próximo, a regenerar la autoridad del periodis-
mo. Más allá del desconocimiento general de la población española hacia este
tipo de medios, nuestros datos muestran también que, entre aquellos españo-
les que conocen la existencia de los verificadores, constituyen una minoría
aquellos que los usan. Estos resultados son similares a los que se han produci-
do en otras investigaciones en distintos países (Rodríguez-Virgili et al., 2021),
por lo que podemos afirmar que estos tipos de plataformas adolecen aún de
una falta de popularidad que afecta directamente a su capacidad real de com-
batir los procesos de desinformación a escala nacional, más allá de sus audien-
cias de nicho. Hay que destacar que los verificadores españoles más popula-
res, Newtral y Maldita.es, fueron creados en 2018, por lo que al realizar
nuestra encuesta tenían un año de existencia, si bien investigaciones más
recientes muestran un grado de conocimiento similar (Masip et al., 2020b).
Su capacidad en los próximos años de llegar a públicos más amplios será rele-
vante para determinar si los verificadores contribuirán con su labor a facilitar
una revalorización de la profesión periodística.
En relación con el objetivo 2, los ciudadanos españoles afirman verificar
las informaciones que consideran falsas o potencialmente falsas. Un 82,4%
de los participantes dicen hacerlo. Un porcentaje que podría parecer muy
elevado y que a modo de hipótesis se podría relacionar con la espiral del silen-
cio (Noelle-Neumann, 1995). Es conocido que el comportamiento de la
audiencia está influido por la percepción que se tiene de la opinión dominan-
te. Ante la preocupación por la difusión de noticias falsas resulta coherente
pensar que los ciudadanos expresen públicamente que tienden a verificar
aquellos mensajes que consideran potencialmente falsos. Actitud atribuible al
«buen ciudadano».
En cuanto al sistema empleado para verificar, es especialmente relevante
el papel que desempeña Google, que es el sistema favorito entre los partici-
pantes. La universalidad del buscador; la familiaridad con el mismo y la con-
fianza en él; la rapidez de respuesta sin esfuerzo y de forma inmediata, y la
autoconfianza de los ciudadanos ayudarían a explicar esta preferencia. No
deja de ser perverso el uso de este buscador, del cual es conocida su capacidad
para promocionar y amplificar el alcance de ciertos contenidos peligrosos y de
crear filtros burbuja.
Otro resultado interesante de la investigación es el relativo al perfil de
usuario que usa verificadores frecuentemente. Se trata de ciudadanos más
preocupados que el resto por la proliferación de desinformación y que afirma
informarse de forma más asidua. Los resultados muestran que los usuarios
Conocimiento y uso de los verificadores de datos Anàlisi 66, 2022 125
habituales de los verificadores reducen el uso de Google como sistema de
comprobación e incrementan la consulta de los medios de comunicación,
convirtiéndolos en el segundo método tras los propios verificadores. El círcu-
lo virtuoso se plasmaría en esa población más informada que se preocupa por
verificar a través de sistemas transparentes e independientes, pero que al
mismo tiempo exigiría a los medios mayor transparencia, rendición de cuen-
tas y, en definitiva, calidad en sus productos informativos. Ese escenario de
deseo contribuiría a recuperar la autoridad periodística.
La solución, sin embargo, no pasaría exclusivamente por un incremento de
la visibilidad de los verificadores, ni por una formación centrada en mostrar
técnicas de verificación, sino que debería incidir en una educación mediática
más amplia, encaminada a reconocer el papel de la prensa plural en las socie-
dades democráticas. Ello debería realizarse junto al desarrollo de una estrategia
para potenciar el uso frecuente de los verificadores, especialmente tras observar
que este es significativamente menor que el del total de usuarios. Se demues-
tra que existen dos barreras a superar: conocimiento y uso regular. Al mismo
tiempo, se deberían establecer medidas dirigidas a fortalecer a los medios,
garantizando así su independencia ideológica y económica. En definitiva, unos
medios que contribuyesen a despolarizar la sociedad, en lugar de fomentar la
polarización que inunda buena parte de las poblaciones occidentales.
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