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El Reto de Hacer Comunidad. El papel de los Centros Comunitarios en la prevención de la violencia y otras patologías sociales: el caso de Nuevo León.

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Abstract

Este libro surge de la investigación para la tesis de maestría de Arias Hernández, dirigida por el doctor Prieto González en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Este trabajo conjunto concuerda con una de las premisas expresadas a lo largo del texto: no es suficiente la reunión de personas, sino la comunión entre ellas y sus ideas. Los autores expresan la falta de información detallada sobre el surgimiento y operación de los centros comunitarios en México, de manera de poder estudiar su impacto en el desarrollo humano de la población vulnerable.
El Reto de Hacer Comunidad. El papel de los Centros
Comunitarios en la prevención de la violencia y otras
patologías sociales: el caso de Nuevo León1
Oscar Fdo. Mendoza Lozano2
José Manuel Prieto González, Saúl Arturo Arias Hernández
1 Prieto, J. y Arias, S. (2021). El Reto de Hacer Comunidad. El papel de los Centros Comunitarios en la prevención de la violencia y otras
patologías sociales: el caso Nuevo León, México; Universidad Autónoma de Nuevo León, México.
2 Nacionalidad: mexicana; profesor de la Universidad de Monterrey, México; Maestría en Educación por la Universidad del Valle de
México, México; Maestría en Ciencias con Orientación en Asuntos Urbanos por la Universidad Autónoma de Nuevo León, México;
adscrito al Doctorado en Filosofía con Orientación en Arquitectura y Asuntos Urbanos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad
Autónoma de Nuevo León, México. Correo electrónico: elejezeta@gmail.com
Este libro surge de la investigación para la tesis
de maestría de Arias Hernández, dirigida por
el doctor Prieto González en la Facultad de
Arquitectura de la Universidad Autónoma de
Nuevo León. Este trabajo conjunto concuerda
con una de las premisas expresadas a lo largo del
texto: no es suciente la reunión de personas, sino
la comunión entre ellas y sus ideas.
Los autores expresan la falta de información
detallada sobre el surgimiento y operación de
los centros comunitarios en México, de manera
de poder estudiar su impacto en el desarrollo
humano de la población vulnerable.
El primer capítulo analiza algunos aspectos de
la pobreza y vulnerabilidad social en el estado de
Nuevo León, una entidad que tiende a ser imaginada
como libre de tales problemas socioeconómicos.
Los datos estadísticos desmienten tal idea. Además,
otra condición, la desigualdad socioeconómica, es
también evidente, acentuada culturalmente por el
énfasis en la productividad y el consumismo, así
como el clima de corrupción imperante. Se abordan
también cuestionamientos de origen y nominación
de conceptos temáticos clave: capitalismo social,
liderazgo, dignidad humana, compromiso social.
En el segundo capítulo, los autores analizan
el contexto de violencia en el país y el estado,
que supone una amenaza a la cohesión social
y construcción comunitaria. Se establecen tres
modalidades de violencia: directa, estructural,
simbólica. El contexto espacio temporal obliga a
hablar con detenimiento de las actividades delictivas
de organizaciones criminales ligadas al narcotráco.
El capítulo tercero es el más extenso, donde se
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expone el análisis de la violencia en la sociedad
regiomontana y el rol de prevención que han
podido jugar los Centros Comunitarios estatales,
partiendo de la revisión de la escasa documentación
de evaluación de los centros comunitarios, fuentes
hemerográcas, y entrevistas a profundidad con
agentes clave. Este abordaje cualitativo ha permitido
analizar interpretaciones políticas-ideológicas,
socioeconómicas, culturales y académicas de la
problemática en cuestión.
Se establece el surgimiento de Centros
Comunitarios en Nuevo León en el marco del
Programa Hábitat, diseñado por la Secretaría de
Desarrollo Social federal, que buscaba articular
objetivos de política social con los de desarrollo
urbano. Este programa se dirigió especialmente
a ámbitos de pobreza urbana, destacando dos
dimensiones de desarrollo: económico y social.
Graizbord (2008) dene los Centros de Desarrollo
Comunitario como espacios físicos que ofrecen
distintos servicios a la población, como sitios
de encuentro y convivencia social, recreación
o esparcimiento, que fortalecen la identidad
colectiva y promueven el fortalecimiento de la
organización social y desarrollo comunitario.
Las dos dimensiones de desarrollo que se
pretendería abordar de manera integral consisten en
la formación de capital humano (tratar de combatir la
pobreza urbana ampliando competencias laborales
por medio de talleres de formación y capacitación)
y la construcción de capital social (fortalecimiento
del tejido social de las comunidades). Los autores
argumentan que, aunque sería de esperarse un
equilibrio en la búsqueda de estas dos misiones, la
segunda representa un reto mayor que no ha sido
alcanzado.
La cultura utilitaria y productiva de Nuevo
León, eso que Boaventura de Sousa denomina la
“precareidad del emprendedurismo” (en Páramo,
2019), acrecienta la tendencia nacional de priorizar
las acciones enfocadas a lo económico por sobre
lo social en los Centros Comunitarios. En Nuevo
León, a diferencia de otras entidades, el gobierno
estatal sería el principal promotor y operador
de los centros comunitarios, por delante de los
gobiernos municipales. Sin embargo, los autores
hacen mención también de las acciones por parte
del clero y la iniciativa privada en tales lides.
Las tres últimas secciones del capítulo 3
narran con detalle la evolución de los Centros
Comunitarios en de Nuevo León en el contexto
de los sexenios de gobierno estatal entre 2003 a
2021. En el sexenio 2003-2009, la participación
municipal ocurre a través de la cesión en
comodato de los terrenos donde se construirían
los centros. Se habla de servicios sociales, pero se
enfatiza en talleres de formación y capacitación
laboral para proporcionar opciones productivas
a las comunidades. Las actividades orientadas a
mejorar las condiciones para la inserción laboral
prevalecen, por sobre las actividades recreativas,
culturales o deportivas. Este sexenio cierra con
buenos resultados a nivel cuantitativo, en cuanto a
la cantidad de Centros Comunitarios construidos
en el Área Metropolitana de Monterrey, aunque
se reere un fracaso en lo referente a la formación
de capital social. Se argumenta que el n en
mismo del imperativo kantiano no queda claro, y
se comenta acerca de la incidencia en aspectos de
capital humano, no en logros de capital social.
El sexenio 2009-2015 prosigue el énfasis en
lo cuantitativo, no solo en cantidad de Centros
Comunitarios, sino incluso en su escala y
monumentalidad. Se focaliza en la evidente paradoja
de la incapacidad de los centros comunitarios en
materia de prevención de violencia en la entidad.
A pesar del gigantismo de la infraestructura
construida, queda claro la incapacidad de formación
de comunidad: aunque pudiera favorecer la reunión
de personas, no necesariamente se consigue la
unión o convivencia entre ellas.
Aun considerando el “derecho a la belleza”
o incluso el “derecho a la monumentalidad” que
reere Borja (2013) como la dosis de visibilidad
e identidad en sectores poblacionales que
tradicionalmente han carecido de ellas, en este
caso se acota que más que justicia social, resulta
un despilfarro dedicar el presupuesto de 50
centros comunitarios periféricos del estado a un
solo objeto de propaganda política arquitectónica
como el centro Comunitario Bicentenario de la
Independencia. Los autores citan a Justin McGuirk
(2015), que recomienda para el urbanismo
latinoamericano un tipo de arquitecto con perl de
activista, creador de acciones, no solo de formas u
objetos, impulsor de microproyectos de acupuntura
urbana, asumiendo que estos proyectos de pequeña
escala tendrán un impacto signicativo más allá de
su localización inmediata en tanto formen parte de
una red de acciones de cobertura metropolitana.
La crítica de los autores alcanza también el factor
de corrupción gubernamental, contradictorio con la
narrativa ocial de desarrollo social del estado.
El sexenio 2015-2021 sería marcado por un
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Referencias bibliográcas
Borja, J. (2013). Revolución urbana y derechos ciudadanos. Alianza.
Fromm, E. (2019 [1991]). Del tener al ser: caminos y extravíos de la conciencia. Paidós.
Graizbord, B. (Coord.). (2008). Informe de resultados de la evaluación de los Centros de Desarrollo
Comunitario apoyados por el Programa Hábitat. El Colegio de México y SEDESOL.
McGuirk, J. (2015). Ciudades radicales. Un viaje a la nueva arquitectura latinoamericana. Turner.
Páramo, A. (2019). “El ‘emprendedurismo’ le da glamur a la precariedad”: Boaventura de Sousa Santos.
Arcadia [revista colombiana de periodismo cultural], 168, 22-23.
enfoque en la administración de lo existente y
por un escaso planteamiento de cómo lograr los
objetivos que en materia de programas sociales
se trazaron. Continúa, eso sí, el punto de vista
económico en la fundamentación de los centros
comunitarios, y la predisposición de limitarlos
a zonas de pobreza urbana, sin intención de
integración con el resto de la comunidad.
El cuarto y último capítulo plantea estrategias,
propuestas y áreas de oportunidad en el tema. La
crítica al abordaje de la formación de capital social
a través del Programa Hábitat comienza por el
reconocimiento de la necesidad de exibilidad en
dicho referente: el contexto social en el estado y el
país han cambiado mucho desde 2003. La denición
de un sector vulnerable de la ciudadanía como
población objetivo de los centros comunitarios
es, en todo caso, limitada. La arquitectura social
debiera enfocarse no solamente en la pobreza sino
en la articulación integral del tejido social.
Los esfuerzos en materia de capital social
serán determinantes para frenar la violencia como
problema estructural, cultural y simbólico que se
maniesta cotidianamente de manera invisible, o al
menos poco perceptible por la sociedad. El capital
social, entendido como concepto sociológico que
enfatiza la idea de construir comunidad, fortalecer
el tejido social cohesivo, buscando el bien colectivo.
Se sugiere buscar condiciones para potenciar la
participación ciudadana, para aspirar a la autogestión
ciudadana de los centros comunitarios, por el
contrario de la tradicional gestión gubernamental,
que en no pocas ocasiones somete a los usuarios
como medios para obtención de otros nes con
tintes políticos. La integración es clave. En primer
lugar, hablando de una integración de los sectores
poblacionales independientemente de su nivel de
ingreso, con una red pública de centros comunitarios
accesibles para todos. Por otro lado, debe evitarse
una disociación de los centros comunitarios
municipales y estatales, para dar paso a una
integración metropolitana. Así también, idealmente
cada centro debe tener un entendimiento especíco
de su contexto, pudiendo funcionar de manera
exible, pero intentando contar con una oferta de
servicios integral, combinando aspectos educativos,
culturales, deportivos, de salud y de ocio.
La infraestructura –la arquitectura—no
basta: las personas son las que desarrollan
actividades y dan vida a un lugar. Los centros
comunitarios deben contar con un proyecto que
involucre a la comunidad.
Finalmente, la losofía de los talleres formativos
de capital social debe defender, a la manera de
Fromm (2019), la potencialidad del ser sobre la
orientación del tener, dando vuelta a la cultura
compulsivamente consumista neolonesa. C
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Revolución urbana y derechos ciudadanos
  • J Borja
Borja, J. (2013). Revolución urbana y derechos ciudadanos. Alianza.
Del tener al ser: caminos y extravíos de la conciencia
  • E Fromm
Fromm, E. (2019 [1991]). Del tener al ser: caminos y extravíos de la conciencia. Paidós.
Informe de resultados de la evaluación de los Centros de Desarrollo Comunitario apoyados por el Programa Hábitat
  • B Graizbord
  • Coord
Graizbord, B. (Coord.). (2008). Informe de resultados de la evaluación de los Centros de Desarrollo Comunitario apoyados por el Programa Hábitat. El Colegio de México y SEDESOL.
El 'emprendedurismo' le da glamur a la precariedad
  • J Mcguirk
  • Turner
  • A Páramo
McGuirk, J. (2015). Ciudades radicales. Un viaje a la nueva arquitectura latinoamericana. Turner. Páramo, A. (2019). "El 'emprendedurismo' le da glamur a la precariedad": Boaventura de Sousa Santos. Arcadia [revista colombiana de periodismo cultural], 168, 22-23.