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Revista Encrucijada Americana
Universidad Alberto Hurtado 44.
ETHOS LECTOR: INNOVACIÓN EDUCATIVA Y DIVERSIDAD CULTURAL EN LA LECTURA
Reading Ethos: Educational Innovation and Cultural Diversity in Reading
Claudia Vaca1
Recibido: 5 de septiembre de 2019
Aprobado: 19 de diciembre de 2019
Resumen: Este ensayo expone reflexiones y resultados de la investigación en ética social y desarrollo
humano, plantea los desafíos de la lectura y la educación en el siglo XXI. La investigación fue cualitativa: se
realizó análisis documental y técnica corpus para análisis semántico textual entre las categorías educación,
lectura, lectores, diversidad cultural, sociedad de la información. El estudio permitió relevar preguntas y
reflexiones en torno a los desafíos políticos, administrativos, epistemológicos y culturales de la alfabetización
y la lectura en el siglo XXI, donde la información, los libros como territorios y los lectores como habitantes
están constantemente interpelados, conscientemente o no, por las mallas de poder a las que se refiere
Foucault. Asimismo, por la constante deconstrucción de las palabras y las formas de administrar el poder
de la palabra y el lenguaje en la educación.
Palabras clave: Ethos lector, Innovación educativa, Diversidad cultural, Lectura.
Abstract: This essay presents reflections and results of recent research in social ethics and human
development, and poses the challenges of reading and education in the 21st century. The research was
qualitative: documentary analysis and corpus techniques were performed for a semantic textual analysis of
the following categories: education, reading, readers, cultural diversity and information society. The study
allowed to highlight questions and reflections on the political, administrative, epistemological and cultural
challenges of literacy and reading in the 21st century, where information, books as territories and readers
as inhabitants are constantly challenged, consciously or unconsciously, by the power meshes referred to
by Foucault, as well as by the constant deconstruction of words and the ways of managing the word's and
language's power in education.
Keywords: Reader Ethos, Educational Innovation, Cultural Diversity, Reading.
I. Introducción
Andar, desandar, deconstruir y de ese modo ahondar en el libro como territorio, con todas las connotaciones
políticas, epistemológicas y socioculturales que ello implica, para recordarnos que libro no es solo lo impreso
en papel, para ir a sus diversos formatos que ha adquirido desde que escribimos en las cortezas de árboles
(étimo del libro) y ahora en las fibras del computador, del libro electrónico: generadas por metadatos,
códigos, los códigos como el eje de lectura.
El formato libro se transforma tiempo a tiempo, y ese formato en calidad de territorio con su lector-habitante
también se transforma, y su voz necesita oírse, en todas las lenguas y lenguajes posibles, para superar
la falacia discursiva política de la educación intercultural, deconstruirla también será necesario relevar,
1 Doctoranda en Educación, Universidad Católica de la Santísima Concepción, Chile. Correo electrónico: cvaca@doctoradoedu.ucsc.cl
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sistematizar el mosaico inmenso de pedagogías de lectura y formatos de libros existentes en diversos
países de América, y descentralizar las políticas educativas de lectura, para valorar las voces y tradiciones
literarias calladas por siglos, en los libros y la extirpación idiomática en los procesos de escolarización.
Iremos de atrás hacia adelante: desde los libros digitales de hoy hacia los libros papiro, hacia las tablas de
arcilla, hacia los libros-voz que cada ser humano tiene para contar y cantar su pensamiento, su vida; que
en América ha sido extirpada desde el proceso de escolarización en la lengua colonizante: español, inglés,
portugués en el caso iberoamericano; generándose un aprendizaje centralizado y monocultural (Arrien,
2008), que invalida la riqueza y diversidad cultural de los pueblos americanos en el proceso de aprendizaje
de la lectura y escritura. Tal vez lo más lógico y viable en términos de recursos, es empezar este recorrido
del territorio libro en sus diversos formatos, por casa, la tuya, la mía, la lectura de nuestros ancestros.
Este es el sentido de “el libro” como territorio y el lector como habitante, desde ahí se abren dos caminos
paralelos entre lo tecnológico, desde el libro como tal, hasta los diversos software y nuevas tecnologías
con las que hoy nos comunicamos, que abren las preguntas: ¿En qué medida las nuevas tecnologías de
la comunicación e información descentralizan, democratiza los procesos de lectura y aprendizaje de las
diversas culturas y en las diversas lenguas de América, en qué medida los habitantes-lectores son libres de
expresarse en sus lenguas y manifestar su riqueza cultural?
Además de ello, cabe reflexionar con preguntas, no para responderlas a cabalidad, ni con verdades absolutas,
sino para abrir un diálogo y mirar donde, tal vez, hemos dejado de mirar o nunca lo hicimos:
a) Cuál es el rol político y ético en todo este recorrido del libro y la lectura, en la historia humana, en los
centros culturales, bibliotecas, escuelas, museos, espacios patrimoniales de las ciudades de Latinoamérica.
b) Cómo superar lo instrumental de las TIC`s y del libro impreso, en la vida del lector como habitante de estos
diversos formatos del territorio libro, desarrollar la pregunta. Para ello habrá que incorporar los espacios
patrimoniales de las ciudades y libros que estos significan en cuanto territorios cargados de significados
históricos, en las redes sociales y nuevas tecnologías de la comunicación.
c) Cuáles son las diversas situaciones políticas, económicas, filosóficas, planetarias, a las que está expuesto
el lector-habitante, desde su postura pasiva o interpeladora frente a las diversas estratagemas que nos
plantean las distintas dimensiones-códigos-lenguajes a las que podemos acceder desde este dispositivo
libro como habitantes despiertos, o dormidos (no adormecidos).
d) Qué necesitamos hacer para que ningún sistema escolarizante, apague, calle y encalle nuestra voz, nuestra
palabra, el latido de la naturaleza poética, en cuanto poiesis (Aristóteles, 1974) que cada individuo tiene
cuando se comunica, independientemente del código, lengua, si hay escritura o solo voz, su pensamiento,
su poiesis existe, por encima de la expansión, extensión territorial de la escritura, utilizada muchas veces
como dispositivo monopolizante del pensamiento.
A continuación, exploraremos diversas formas de caminar entre libros, autores, perspectivas
interdisciplinarias, que servirán, tal vez, para responder a estos cuestionamientos realizados desde las
reflexiones en torno al libro, “Ethos lector” (Vaca, 2019) en contextos interculturales y de tecnologías
comunicacionales, respuestas hilvanadas desde la filología, semiótica (Barthes, 1989), filosofía husserliana
(1987) y kantiana (1996), la filosofía del lenguaje de Wittgenstein en el Tractatus filosófico del lenguaje (1976)
y los aportes de Foucault acerca de la normalización de un cuerpo social por medio del lenguaje, de las
redes de poder (1976).
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II. LIBRO COMO TERRITORIO
Recordemos que el territorio es un fragmento de la superficie terrestre correspondiente a una nación, país,
estado, provincia, cantón, región, departamento o comunidad autónoma, es por tanto una esfera de acción
del ser humano, con grandes posibilidades de aprendizaje, dependiendo de la mirada que cada habitante
asuma en el territorio, sucederá un despliegue creativo o un estancamiento, alienación o desmotivación
para seguir el viaje.
Cada territorio tiene el potencial de mostrar las características de personas o cosas, de culturas,
biodiversidad y geografías. Es, por tanto, un lugar, con posibilidades infinitas, en ese sentido el libro es un
territorio. Repito: entiéndase libro no desde la mirada reduccionista e instrumental, no solo como el soporte
digital o impreso inofensivo, no solo como un dispositivo que se enciende y apaga, que se abre y hojea, sino
como un lugar, un territorio donde somos interpelados y tenemos la libertad de dialogar, cuestionar, con
nuestro bagaje cultural, nuestras experiencias más íntimas, para desentrañar lo que nuestro ser necesita,
nuestro yo habitante.
Remitiéndonos a su étimo, la palabra “territorio” viene del latín territorium y significa "extensión de tierra
divida políticamente". Sus componentes léxicos son: terra (tierra), más el sufijo -orio (pertenencia, lugar):
¿a qué libros pertenecemos, de qué libros nos sentimos parte, en qué códigos, idiomas están escritos estos
libros?
Por su parte, el nombre castellano “libro” originariamente significaba “parte interior de la corteza de las
plantas”, por ser empleada por los romanos como papel. Del mismo origen que líber, viene del latín liber.
Esta palabra significaba originariamente “parte interior de la corteza de los árboles”. Se conserva aquí un
recuerdo de la historia de la escritura. Plinio el Viejo nos explica cómo antes de que se conociera el papiro,
se utilizaron cortezas de árboles y otros materiales para escribir:
[…] antes de abandonar Egipto debemos hablar de la naturaleza del papiro, en vista de que todos los usos
de la vida civilizada dependen hasta tal punto del empleo del papel […] M. Varrón nos informa de que el
papel debe su descubrimiento a la victoria de Alejandro Magno, en la época en que fundó Alejandría en
Egipto. Hasta entonces no se utilizaba el papel. Primero se usaron hojas de palma para escribir y después
la corteza de ciertos árboles (13, 21).
Independientemente de la exactitud de las noticias históricas de Plinio, es un hecho conocido que las cortezas
de árbol fueron uno de los primeros soportes de escritura en la Antigüedad; de ahí que, por metonimia, se
haya mantenido memoria de esto en el nombre del formato por excelencia en que se presenta la palabra
escrita en Occidente: el libro.
Si nos fijamos en las lenguas germánicas, encontraremos una situación muy similar. En inglés libro se dice
book. Esta palabra está emparentada con beech, que es el nombre del árbol conocido en español como haya
y que nuevamente nos remite a la actividad de escribir en cortezas. Qué paralelismo más hermoso se da en
diferentes lenguas germánicas (en cada caso, la primera palabra significa “libro” y la segunda, “haya”): en
inglés tenemos: book- beech. En alemán buch-buche, en Neerlandes boek-beuk.
La palabra “libro” nos proporciona una muestra interesante de cómo el léxico conserva rastros de la historia
de los pueblos, así como las historias de lecturas de quienes leen este ensayo, de quien escribe el mismo,
de quienes registraron todo lo que ha sido divulgado sobre diversos temas. De alguna manera estamos
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llamados a cavar los rastros de libros de diversos textos2, los rostros de diversos autores y lectores que
transitan en las bibliotecas convencionales y las digitales, en la voz de pueblos cuyas historias no han sido
tomadas por la escritura porque por diversos motivos políticos, socioenómicos, psicológicos, etc. no han
podido apropiarse de una escritura, pero tienen su voz y son autores de muchos libros desde su registro en
el habla.
Es así que el libro como territorio nos remite a un mundo de idas y venidas entre una biblioteca y otra,
entre un barrio y otro, entre un país y otro, para hilar espacios y sensibilidades que forjan una nueva mirada
de la identidad humana y la lectura como fenómeno interdisciplinario en intercultural, como herramienta
para potenciar las visitas a espacios patrimoniales de las ciudades, para entablar el diálogo necesario
entre escuela y espacios patrimoniales, centros culturales, para generar la interpelación, la reflexión y
pensamiento crítico, creativo entre estudiantes, profesores, gestores culturales, artistas.
Además, cobra relevancia el contexto en el cual estas identidades mencionadas anteriormente transitan, un
espacio/contexto hipertextualizado, intertextualizado, propio del boom informacional, de las TIC's, mundo
en el cual vivimos y a la vez, nos vive, dicho esto, se hace referencia a que, si no se ajustan las tuercas
identitarias, desde el respeto, la empatía, y el cuestionamiento por la información que llega, entonces será
una generación perdida la que nos suceda.
En este último punto, la responsabilidad es tanto de los ministerios de educación, como de los ministerios de
cultura, ambos sistemas deben diseñar y actualizar sus modos de interactuar con la ciudadanía (Vaca et al,
2019). Por su parte el profesorado debe brindar las herramientas lectoras críticas, reflexivas, interpeladoras,
activar la capacidad de agencia del individuo para potenciar su calidad de ciudadano (Sen, 2001), herramientas
necesarias para que las nuevas generaciones no caigan en la manipulación y extractivismo informacional
del cual nos hablan Calderón y Castell (2018) en su obra “Navegar contra el viento”.
Hay un horizonte de sociedad que se puede vislumbrar en lo que escriben los escolares de hoy, en sus
hábitos de lectores digitales, que el profesor del siglo XXI, tiene la responsabilidad ética de conocer, indagar,
y aprender, para salvar a los escolares e incluso a los universitarios, y salvarse a sí mismo en sus procesos
de actualización docente, del extractivismo informacional, porque si el extractivismo ha dañado el medio
ambiente y las economías de distintos países, lo puede hacer también en niveles más profundos con la
mentalidad y la conciencia de nuestros habitantes y la nuestra propia.
III. EL LECTOR COMO HABITANTE
Acudiendo a “la máxima kantiana”3, podemos advertir que la máxima de forjar lectores críticos y reflexivos
es vital y junto a ello la importancia de reflexionar sobre el boom de las imágenes y de la información, para
evitar que se borre la memoria identitaria de los lectores y sus interpelaciones a la extensión y expansión de
la escritura como dispositivo de poder en varios sentidos.
El lector como habitante, es resultado de una actualización pedagógica y cultural, que se asume desde
la pedagogía “Profes fuera de la caja” (Vaca, Carbone et al, 2019), implica relacionarse con la escuela,
2 Entiéndase texto desde la perspectiva de Teun Van Dijk (1972, 2000), en sus investigaciones- traslaciones De las gramáticas del
texto al análisis del discurso, donde todo aquello que comunica un pensamiento, posición política, económica, cultural, sea fotografía,
película, música, poema, novela, pintura, escritura de diversos géneros discursivos y literarios, escultura, etc. todo ello es texto, por
su naturaleza de tejido, de discurso que le permite comunicar.
3 Kant en Fundamentación de la metafísica de las costumbres, texto traducido por Manuel García Morente, edición digital, Madrid,
2007.
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la ciudad, los espacios educativos desde la intersubjetividad y la acción comunicativa entre artistas,
profesores, gestores culturales, estudiantes, con los espacios patrimoniales, con las ciudades, como los
libros, para recuperar el poder ciudadano en estos espacios, e intervenir luego los espacios políticos,
cambiando las estructuras curriculares mismas, de la historia, la literatura, la filosofía, al estilo de los
planteamientos de Foucault (1976), para abordar el poder, el cual es una malla social y cultural, expresada
en la escuela, las cárceles, los espacios culturales, las ciudades, etc. hay que desenmascarar estas redes
de poder, desde adentro.
Entonces será necesario asumir una mirada pedagógica, desde la filosofía fenomenológica (Husserl,
1993) desde las redes de poder planteadas por Foucault (1976), para interpelar, replantear el horizonte,
los sentidos y sin sentidos del sistema educativo, para entrar en procesos de interpretación lectora que
habiliten la escritura crítica, reflexiva, el registro de las identidades que coexisten en el sistema, relevar
los códigos que han estado ocultos a lo largo de la historia, por motivos políticos, o por el simple hecho
de asumir la escritura de palabras, alfabetos como el medio legítimo para posicionar un pensamiento,
mientras coexisten otros lenguajes igual de legítimos para ello, pues bien, el reto será valorar esos otros
lenguajes, legitimarlos para potenciar las posibilidades comunicativas y expresivas del ser humano,
cualquiera sea su identidad: migrante, mapuche, guaraní, chiquitano, germano, norteamericano, mestizo,
eslávico, ateo, católico, gay, bahá´í, budista, vegano, vegetariano, crudivegano, padre, madre, hermano, tía,
abuela, ciudadano, empresario, empleado, docente doctor, docente magister, ingeniero, etc. cualquiera sea
la etiqueta, la búsqueda por expresarse es muy parecida entre unos y otros (Petit, 2015) desde la antropología
de la lectura.
Al buscar el fortalecimiento de las capacidades lectoras, será necesario, antes de asumir la mirada
fenomenológica husserliana, recordar la tesis kantiana sobre el tránsito del conocimiento popular de la
razón al conocimiento filosófico, donde Kant (2007) hace referencia a la filosofía moral popular a la metafísica
de las costumbres y el paso de la metafísica de las costumbres a la crítica de la razón pura práctica; todo
ello en Kant proviene de influencias del Luteranismo místico (Pietismo) y el racionalismo de Leibniz y Hume,
también Rousseau tuvo su leve influencia, sensibilizándolo acerca del poder interno de la conciencia moral.
Es necesario referirnos a estas influencias de pensamiento que tuvo Kant, porque el razonamiento sobre la
lectura y lo intercultural en este ensayo está también permeado por varios autores que han influenciado en
el modo de escribir y entender de quien escribe este ensayo. Estas lecturas e influencia de pensamientos a
las que Kant estuvo expuesto promueven en él la investigación sobre el entendimiento humano y su tratado
de la naturaleza humana, a partir de Kant se empieza a abordar la ética ya no desde la perspectiva de lo
bueno y malo sino desde las posibilidades y la calidad de nuestro entendimiento.
Así como Kant estuvo expuesto a lecturas, su identidad de comprensión de lo que lee y escribe se transformó,
como sucede con todos los que leemos y escribimos sobre determinados temas, en ese sentido, el lector
como habitante experimenta una serie de fenómenos intratextuales e intertextuales, al estar expuesto a
la interculturalidad nata de la lectura, dada la presencia de diversos valores y códigos sobre los que se
desplaza el lector en cuanto habitante.
Este lector habitante irá construyendo así su propia ética como lector, desde su poiesis, en alusión a “La
Poética de Aristóteles”4 (1974), en la cual leer es un acto poÉtico y político (Vaca, 2013), y donde el lector,
(1974), en la cual leer es un acto poÉtico y político (Vaca, 2013), y donde el lector, pasa ser parte del “Ethos
lector” (Vaca, 2018) en el cual coexiste con el texto, el autor, el contexto político, social, cultural, de esta
4 Traducción de Valentín García Yebra, Texto La Poética de Aristóteles, edición trilingüe, Madrid, Gredos, 1974
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manera el lector es desafiado a pasar de un simple sujeto lector, a un habitante-lector, para expandir su
identidad en el texto, confrontar sus propios valores y los del contexto político, social, económico, tecnológico
en el cual vive, hoy por hoy experimentamos, como expresan Parodi et al (2019) la transición de Gutenberg
a Google.
Para comprender esta idea del ethos lector nos remitimos a la ética Kantiana, la cual es una ética formal,
proveniente de la crítica a la tradición ética basada en antinomias, en este sentido Kant plantea legitimar el
rol de la razón en la reflexión ética, entendiendo al ser humano como dualidad. Sin embargo, tal intención de
transformar sus pensamientos sobre el ethos, podría observarse como un objetivo incompleto, porque Kant
más allá de circunscribir las pautas de acción, sigue usando la base comprensiva del sentido humano que
utilizó la ética desde su origen (Aristóteles en Ética a Nicómaco); en el pensamiento de Kant se cruzan tres
corrientes clave para entender su Filosofía: el empirismo, la ilustración y el racionalismo, y estas corrientes
también están presentes en la construcción identitaria del Ethos lector del siglo XXI, el reto es de alguna
manera deconstruirlas, desedimentarlas, para ver sus micropartículas en la conciencia de quienes hemos
absorbido todas estas corrientes, consciente o inconscientemente a lo largo de la expansión de la escritura
en el mundo occidental (Lyons5, 2012).
Kant plantea que nosotros no conocemos el fondo de las cosas, lo que conocemos es el mundo refractado
a través de los marcos subjetivos del espacio y el tiempo, esta realidad sucede también en el Ethos lector,
por ello será necesario abordar una mirada fenomenológica para acercarnos al Ethos lector en cuanto
fenómeno atravesado por la categoría de interculturalidad, vista desde los aportes de Dietz y Mateos (2017)
donde plantean una mirada prospectiva y descriptiva de la interculturalidad en los tres niveles geográficos
e ideológicos de su desarrollo: Norteamérica, Europa nórdica y Latinoamérica.
Por otro lado y respecto a la ética, a la cual Kant se refiere como la razón práctica, expresa que para que
exista, deberá desprenderse de todo lo que es sensible o empírico; en esta misma línea Kant desarrolla
la idea de los imperativos, donde nos afirma que el imperativo moral no es hipotético (condicionado), sino
categórico (sin condiciones), no hay variables que alteren el imperativo categórico, por ello este tiene
una relación directa con la ética, porque la ética es libertad de razonamiento, libertad de acción, no está
condicionada.
A partir de lo anterior, retomamos el planteamiento inicial de este apartado: “la máxima kantiana”, en relación
a la lectura será entonces: forjar lectores críticos y reflexivos, capaces de reflexionar sobre el boom de textos
(recordemos las nociones de Van Dijk en la gramática del texto, explicadas anteriormente), las imágenes y
de la información, para evitar que se borre la memoria identitaria de los lectores de distintos pueblos, de los
libros-territorios, de las voces-territorios, etc. esta máxima del ethos lector en una pedagogía de la lectura
para la interculturalidad, posibilitaría interpelaciones hondas y transformadoras de la comunicación, hacia
la extensión/ expansión de la escritura como dispositivo de poder en varios sentidos: políticos, filosóficos,
culturales, educativos, etc.
En concordancia con dicha interpelación desde la hondura identitaria de los lectores, y el ethos que los
contiene (o los desborda), se observa que los círculos libres de lectura en barrios, bibliotecas públicas,
centros culturales independientes, más allá de lo escolarizado y la lectura como acto limitado a la esfera
5 La historia de la lectura y de la escritura abordada por Martyn Lyons sigue la línea de investigaciones de Roger Chartier, Guglielmo
Cavallo y Armando Petrucci; como ellos, en lugar de poner el acento en los productores de libros o en los autores, Lyons lo sitúa en
los lectores, en su capacidad para seleccionar, interpretar y rehacer lo que leen. Por otro lado, entre el autor y el lector, además de
los textos, existen otros factores que determinan su relación a través del tiempo: la forma física, el formato o la disposición tipográca
que adoptan los textos en cada una de sus ediciones y, si las hubiera, en sus sucesivas reediciones. La obra de Lyons abarca un
extensísimo período (desde la Antigüedad hasta el presente) y analiza críticamente las investigaciones que se han realizado desde la
formación de la historia social de la cultura escrita.
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escolar, son lugares donde podrían converger identidades desde la auténtica interculturalidad, sin conceptos
intermediados por una u otra corriente, sea esta norteamericana, latinoamericana indigenista, europea,
etc. Para ello habrá que relevar las nociones de interculturalidad y lectura que tienen los mismos pueblos
originarios.
En el caso de los guaraníes y chiquitanos de Bolivia, tenemos, por ejemplo: el significado de leer como
escuchar y cantar, el significado de ethos, como el Ikandire. Estas son nociones interpretadas en distintas
instancias dialógicas generadas por el antropólogo Riester (1998), en sus distintos trabajos con los pueblos
originarios del oriente boliviano, estas nociones tienen relación con la realidad observada en los barrios
y bibliotecas de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, con participantes de talleres literarios, en su mayoría
migrantes del campo a la ciudad, con raíces diversas: chiquitanos, guaraníes, aymaras.
Esta lectura libre en espacios gestados desde la ciudadanía, por voluntad propia, deviene, tal vez, en un
posible espacio para la cohesión social; en la medida en que constituyen una práctica grupal sistemática
fundamentada en la libertad, la igualdad, el respeto a las diferencias, contrarresta los poderes totalitarios
donde la lectura y discusión de textos variados en el nivel escolarizante, como práctica de mera memorización
y asimilación de ideas.
La lectura desde el ethos lector, como una máxima, ofrece la oportunidad de aprender a formular juicios
críticos, argumentar y debatir acerca de lo que se entiende por ciudadanía, por interculturalidad, entrar y
habitar diferentes zonas de identidad cultural para así, repensar la relación del sujeto con los otros y con la
comunidad política, para ello será necesario, superar las brechas de lectura, existentes, recuperar el poder
de la oralidad en algunos espacios, así como mirar el fenómeno de la lectura desde varios ángulos, donde
sin exponernos a determinismos conceptuales, totalitarismos categóricos tal vez habrá que recuperar
la esencia de leer: elegir, y ello implicará que la palabra misma desaparezca, para encontrarnos con
significados y formas que contengan este nuevo modo de mirarnos y comunicarnos, en un mundo cada vez
más globalizado y migratorio (siempre fuimos un mundo migratorio, pero ahora lo vemos).
La experiencia lectora en este mundo migratorio, globalizado es la que hace posible la competencia literaria.
Además, hay que añadir a estas competencias literarias, las competencias de la alfabetización digital, donde
los estudiantes lectores, terminarán siendo profesores de los profesores, y los profesores deberán ampliar
su ética en la enseñanza de valores, para evitar que los lectores caigan en el empacho informacional y se
pierdan en las redes del internet, al respecto Ferreiro6 expresa “(…) el intertexto lector aporta un nuevo
concepto para orientar la formación del lector hacia un conocimiento significativo de la literatura y la vida
política de los nuevos lectores, ciudadanos globales de hoy en día (p. 58)”.
Respecto al empacho informacional, a las diferencias que establece en relación a “(…) poner palabras,
sacar palabras, encontrar palabras sueltas, en varios idiomas en la red” al que se refiere Ferreiro6 (2015),
Castell y Calderón (2018) plantean este hecho con el término de “extractivismo informacional”, en alusión
al extractivismo planteado por Gudynas (2006) en el ámbito de los recursos naturales, Gudynas expone
que la extracción directa o indirecta de algo (por ejemplo, la materia prima de los países), donde hay una
apropiación de recursos en ambientes naturales o poco modificados, los que serán utilizados directamente
por los humanos (como, por ejemplo, talar árboles para obtener madera), o puede ser indirecta, donde
primero se transforma la Naturaleza, alterando sus ciclos y luego se extrae lo que se necesita de ella.
En el caso de “extractivismo informacional” se refieren a la actividad humana de la investigación, los riesgos
de este extractivismo en la era digital, de los cuales hay que estar conscientes y tomar cartas en el asunto,
6 Emilia Ferreiro describe el contexto de la enseñanza de la lectura antes y durante de la introducción de la tecnología como herramienta
didáctica de Formación en la lectura, puede ver las 5 partes de la conferencia en https://www.youtube.com/watch?v=gk8Q6R_pFLI
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los peligros del extractivismo en las nuevas generaciones de usuarios del internet, y el habituarse a este
extractivismo y dejar de hacerse cargo de su propia construcción identitaria.
Respecto a la escritura y la lectura, en este sentido, el extractivismo informacional, está relacionado
directamente con las capacidades de acumular información sin transformarla, sin procesarla, sin asimilarla,
y ese es el riesgo que corren los jóvenes y niños del sistema educativo actual, en su afán inmediatista, los
responsables son ellos mismos, junto a sus profesores y el mismo sistema educativo, que no establece
parámetros para resolver las variables de la calidad de la alfabetización en la era de la información, así mismo
para resolver las brechas de la alfabetización en contextos altamente migratorios, donde lo intercultural no
es una variable considerada al momento de evaluar la comprensión lectora, el análisis, la crítica y reflexión
de los documentos, interpretación y escritura.
IV. CONCLUSIONES
En este abordaje conceptual se articulan aprendizajes y experiencias en torno a la lectura, las bibliotecas
barriales en contextos migratorios de lo rural a lo urbano, para un acercamiento al Ethos lector desde
una mirada prismática que genera preguntas, para reflexionar e demostrar que es posible y necesario:
innovar en la educación y asumir los contextos interculturales como potenciales para la interpretación y
fortalecimiento de la democracia, la ciudadanía, la libertad de expresión en las bibliotecas y barrios.
Así mismo se plantean posibles respuestas para la gobernanza educativa y actualización de indicadores de
lectura, desde una propuesta descentralizadora –de pensamiento y acción-, que genere autonomía en la
lectura, en la administración, en el ethos lector de los barrios y municipios de Bolivia y de Latinoamérica.
Se establecen pautas interpeladoras a las nociones occidentales de la lectura como hábito, para aumentar
la calidad de la democracia, el ejercicio de sus derechos y deberes, desde actos creativos, de decisión,
de elección; porque el lector es un eLector7, que decide, para aumentar las posibilidades de expresión y
encuentro con la voz propia (la identidad, lo intra-cultural), para organizar los desafíos de la hipertextualidad
en tiempos de redes sociales (Castell, 1998) y modernidad líquida (Bauman, 2003), para conocer las diversas
interpretaciones de lo que leen y escriben los ciudadanos, para ir del texto a la acción sin perdernos en la
red, sabiendo quiénes somos, qué horizontes de democracia y autonomía estamos construyendo.
Cabe mencionar que el ethos lector radica en reconocer que: a medida que un individuo se apodera de una
lengua, la lectura se vuelve su herramienta para autoconocerse, para identificarse o no con el contexto que
vive y los textos que lee. Incrementa sus posibilidades para relacionarse con mayor libertad y autoconfianza,
participar en la vida política planteando su propia crítica. Para ello los aportes de la filosofía del lenguaje
de Wittgenstein (1973) en El Tractatus lógico filosófico son de suma relevancia, puesto allí él busca llegar
a la verdad última en las materias del pensamiento materializado en el lenguaje, y la lengua como factor
limitante y a la vez necesario para expresar ese pensamiento, a la vez en la necesidad de comunicar desde
otros lenguajes.
Wittgenstein (1973) parte de los principios del simbolismo y de las relaciones necesarias entre las palabras
7 Freudenthal, J. 2008. Santiago de Chile. El concepto de “elector” hace referencia a la frase utilizada por Freudenthal en la conferencia
inaugural de la 22ª Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Providencia, Santiago de Chile, Freudenthal reexiona en esta
ocasión:“El lector es un e-lector, en la medida que aumenta su capacidad argumentativa, en la medida que lee, piensa; ejerce con
mayor ecacia el derecho a la libertad de expresión, derecho fundamental en tiempos de Democracia.” Esta cita proviene de una
profunda reexión, hecha sobre el origen del verbo leer, su etimología, que apropiamos como principal principio ético del colectivo
LEE: leer viene de legere, elegir.
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y las cosas en cualquier lenguaje, en cualquier idioma, filosofía tradicional y las soluciones
tradicionales proceden (¨cediendo a¨) de la ignorancia de los principios del simbolismo y del mal
empleo del lenguaje. Hay varios problemas con relación al lenguaje, dirá Wittgenstein (1973):
En primer lugar, está el problema de qué es lo que efectivamente ocurre en nuestra mente cuando
empleamos el lenguaje con la intención de significar algo con él; este problema pertenece a la psicología.
En segundo lugar, está el problema de la relación existente entre pensamientos, palabras y proposiciones
y aquello a lo que se refieren o significan; este problema pertenece a la epistemología. En tercer lugar,
está el problema de usar las proposiciones de tal modo que expresen la verdad antes que la falsedad;
esto pertenece a las ciencias especiales que tratan de las materias propias de las proposiciones en
cuestión. En cuarto lugar, está la cuestión siguiente: ¿Qué relación debe haber entre un hecho (una
proposición, por ejemplo) y otro hecho para que el primero sea capaz de ser un símbolo del segundo? (p. 31)
Wittgenstein (1973) aborda el término de los símbolos, para referirse al lenguaje, al pensamiento, al texto
y la lengua, finalmente son construcciones, significados dados de acuerdo a una cosmovisión, cosmología,
estructura de la cultura que abrigue o desabrigue al hablante de tal o cual lenguaje. Desde los símbolos se
muestra la sutileza de las relaciones textuales, socioculturales, políticas, filosóficas, etc. al conocer todo
ello y ejercer la lectura como un acto poÉtico (Vaca, 2018) en este mundo simbólico, el individuo tiene la
posibilidad de generar sus propios símbolos, sus propios significados a las palabras ya dadas por el otro, de
entrar en una revolución semántica, necesaria, interpeladora, para fortalecer su identidad, aumentar sus
posibilidades de agencia política, de participación ciudadana, ampliar su campo de pensamiento y acción.
Si se reflexiona la lectura desde el contexto político actual y las lógicas de ciudades hegemónicas y
contrahegemónicas, se observa que el fenómeno analizado en este ensayo está presente también
en Latinoamérica, necesitamos superar el concepto de democracia mínima, procedimental,
representativa (Bobbio, 1999). Así como el concepto de lectura como “competencia para decodificar
un alfabeto y describir un párrafo, un libro”, superados estos paradigmas se ampliará la visión sobre
la democracia, la ciudadanía, la alfabetización. Desde allí se abrirán nuevos debates, diálogos, para
establecer los indicadores, brechas, de la lectura, la democracia, desde perspectivas cualitativas,
desde perspectivas interculturales que respeten las identidades de lectores y textos que migran.
Desde el Ethos lector, se puede, además, salvaguardar la heredada democracia, de los autoritarismos
de moda, aumentar los niveles de descentralización para darle contenido actualizado a las agendas
educativas y políticas en general. Es vital invertir en las capacidades de los ciudadanos y oír las
voces calladas por más de un siglo. El ethos lector, expresa la fuerza de la lectura como acto político
es un instrumento posible, que, aplicado a la ciencia política, desde la perspectiva filológica, podría
ser un acercamiento para superar la fase instrumental-electoral; porque leer es escuchar, y la
democracia necesita de la escucha, para no caer en la dictadura de los sordos y quedar mudos.
Habrá que seguir recorriendo este camino de la memoria política, educativa, literaria y lingüística
de cada país, de la humanidad y sus lectores, en cuanto interlocutores, interpeladores, intérpretes,
creadores de nuevos sentidos y textos, hasta hacer de ellos y de nosotros ciudadanos con poiesis
lectora, viviendo una democracia profunda en la que todos participemos desde la plenitud de
nuestras identidades y la riqueza de la diversidad cultural, como factores para la innovación educativa.
ETHOS LECTOR: INNOVACIÓN EDUCATIVA Y DIVERSIDAD... Pp. 44 -55
Revista Encrucijada Americana Año 11 N°2 2019
ISSN versión digital: 0718- 5766 53.
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