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Boletín Chileno de Herpetología
Boletín Chileno de Herpetología 9: X-X (2022)
Uso de desechos domésticos como refugio por el geco
del Norte Grande Phyllodactylus gerrhopygus
(Wiegmann 1834) (Squamata, Phyllodactylidae) en la
costa de la Región de Tarapacá, Chile
Use of domestic waste as a shelter by the South American leaf-toed gecko Phyllodactylus
gerrhopygus (Weigmann 1834) (Squamata, Phyllodactylidae) on the coast of the Tarapacá
Region, Chile
Jorge Mella Ávila* & Felipe Reyes Cortés1
1CEDREM Consultores Ltda., Santiago, Chile.
*Correspondencia a: jorgeemellaavila@vtr.net
Resumen. Se evaluó la disponibilidad de desechos domésticos (microbasurales) y su utilización como refugio por el geco del Norte Grande
(Phyllodactylus gerrhopygus) en Caleta Cáñamo, costa de la Región de Tarapacá, Chile. Se caracterizaron los desechos simples (un solo
material) y compuestos (dos o más materiales) a través de tres parámetros: tamaño, antigüedad y materialidad. La frecuencia de uso de desechos
por gecos varió entre 9,9%-14,2% por campaña y la mayor parte de los registros (60,3%) se obtuvo en residuos compuestos. Se registró entre
uno a cinco ejemplares por punto de muestreo (debajo de los desechos que presentaron individuos). En relación con el tamaño, los gecos
prefirieron los desechos grandes (> 1 m2) y evadieron los pequeños. Considerando la antigüedad, los gecos prefirieron los desechos antiguos y
evadieron los recientes. Finalmente, en cuanto a la materialidad, y analizando tanto desechos simples como compuestos, los gecos usaron
distintos materiales en la misma proporción a la disponible. Comparando juveniles con adultos, no existieron diferencias significativas en el
uso de los desechos para ninguno de los tres parámetros.
Palabras clave: Iquique, Microhábitat, Preferencia de refugio, Reptiles, Salamanqueja
Abstract. We evaluated the availability of domestic waste (micro-garbage) and its use as a shelter by the South American leaf-toed gecko
(Phyllodactylus gerrhopygus) on the coast of Caleta Cáñamo, Tarapacá Region. The wastes (simple and compound) were characterized in
three parameters: size, age and material. The frequency of waste use by geckos ranged from 9.9% to 14.2%, and most of the 73 total records
were in composite waste (60.3%). Between one to five specimens were recorded per sampling point (below the residues that did present
individuals). In relation to size, geckos prefer large debris (> 1 m2) and avoid small ones. Considering the antiquity, geckos prefer old residues
and evade recent ones. Finally, in terms of material, and analyzing both simple (a single material) and composite (two or more materials)
residues, the geckos use the different materials in the same proportion as available. Comparing juveniles with adults, there is no significant
difference in the use of the wastes for any of three parameters.
Keywords: Iquique, microhabitat, shelter preference, reptiles
Introducción
En Chile continental, se encuentran cuatro especies de gecos o
salamanquejas. De ellas, tres son nativas: Garthia gaudichaudii
(Duméril y Bibron 1836), G. penai Donoso-Barros 1966 y
Phyllodactylus gerrhopygus (Wiegmann 1834), y una especie es
introducida: Tarentola mauritanica (Linnaeus, 1758) (Mella 2017,
Ruiz de Gamboa 2020).
La salamanqueja del Norte Grande (Phyllodactylus
gerrhopygus) es una especie cuyo estado de conservación en Chile es
de Preocupación Menor (MMA 2017). En Chile, se encuentra desde
el extremo Norte hasta la localidad de Paposo, Región de Antofagasta,
y desde el nivel del mar hasta 3.500 m de altitud. Es frecuente, aunque
poco abundante, y habita en costas rocosas y arenosas, además de
diversos ambientes en zonas desérticas interiores (Donoso-Barros
ISSN: 0719-6172
ARTICULO
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1966, Pincheira-Donoso 2006b, Mella 2017, Mella y Venegas 2019).
Los estudios realizados sobre P. gerrhopygus en Chile
consideran en su mayoría aspectos generales de distribución
geográfica (Donoso-Barros 1966, Veloso y Navarro 1988, Núñez y
Jaksic 1992, Núñez y Veloso 2001, Ramírez y Pincheira-Donoso
2005, Vidal y Labra 2008a, Bonacic et al. 2015, Demangel 2016,
Mella 2017). Los estudios específicos del grupo son básicamente
sobre aspectos taxonómicos y sistemáticos (Capetillo et al. 1992,
Pincheira-Donoso 2006a,b) y de dieta (Vidal y Labra 2008b), pero
son escasos los estudios ecológicos más detallados. Reyes y Mella
(2017), muestran resultados preliminares sobre el uso de desechos
domésticos por P. gerrhopygus en la costa de Iquique, Región de
Tarapacá. Recientemente, en la misma región, Mella y Venegas
(2019), cuantifican su frecuencia, abundancia y uso de ambientes. Así,
dichos autores registran a esta especie como frecuente (hasta 14,29%),
en un amplio rango altitudinal (3-3.132 m de altitud), y en una gran
variedad de ambientes, tales como: área desprovista de vegetación,
herbazal-pajonal, matorral, humedal altoandino, quebrada y humedal
costero. En dichos ambientes, su abundancia es baja, siendo mayor en
humedal costero (con un promedio de 1,00 individuo/transecto),
seguido por los ambientes de quebradas (0,32 individuos/transecto) y
área desprovista de vegetación (0,25 individuos/transecto; Mella y
Venegas 2019).
En Perú, Pérez y Balta (2011) estudiaron parámetros de nicho
espacial (uso de hábitats), temporal (horario de actividad) y trófico
(dieta) de esta especie, y encontraron que P. gerrhopygus utiliza
varios ambientes, que su patrón de actividad se concentró entre las
21:00-22:00 h, y su dieta es generalista y oportunista, consumiendo
arañas (incluyendo solífugos), coleópteros y larvas de insectos.
Se desconoce la existencia de información cuantitativa sobre el
uso de microhábitat de esta especie. El objetivo de este estudio es
aportar antecedentes cuantitativos sobre el uso de desechos
(microbasurales) por P. gerrhopygus en la costa de Iquique.
Específicamente, se registra el uso por gecos juveniles y adultos de
desechos (simples y compuestos) clasificados en parámetros de
tamaño, antigüedad y materialidad.
Materiales y métodos
El área de estudio corresponde a un ambiente arenoso,
desprovisto de vegetación y con parches rocosos, ubicado en la costa
al norte de Caleta Cáñamo y al sur de Patillos, a 60 km al sur de
Iquique, en la Región de Tarapacá, Chile (Fig. 1).
Se realizaron tres campañas, cada 15 días aproximadamente,
durante el invierno de 2017 (12-14 de julio, 26-28 de julio y 8-10 de
agosto). Éstas consistieron en recorridos pedestres (realizados por dos
especialistas, durante el día, y complementados con muestreos
nocturnos) paralelos a la costa, distanciados a 10 m uno del otro,
identificando, georreferenciando y caracterizando los desechos
(microbasurales) encontrados en un área de aproximadamente 300 ha.
Se clasificaron los desechos en simples (un solo material) y
compuestos (dos o más materiales), y se catalogaron según tres
parámetros: (a) tamaño: pequeño (< 0,25 m2 de superficie), mediano
(> 0,25 -1 m2) y grande (> 1 m2); (b) antigüedad: reciente (no
enterrado en la arena), antiguo (semi enterrado) y muy antiguo (muy
enterrado); (c) materialidad: madera, cartón, tela, goma (neumáticos
y plásticos), esponjas (colchones), y otros (metales, pizarreño,
escombros). Ejemplos de los tipos de desechos y sus parámetros se
muestran en la Fig. 2. Para estimar la disponibilidad de los desechos,
en el caso de los residuos simples, se contabilizó el número de
desechos de cada material. Para los desechos compuestos, se estimó
el porcentaje (de superficie cubierta en el residuo) de cada material,
obteniéndose un porcentaje de cada material para la totalidad de los
desechos compuestos.
Figura 1: A) Área de estudio (elipse roja), entre Caleta Cáñamo y Punta
Patillos, al sur de Iquique. B) Ambiente del área de estudio (al fondo a la
derecha se observa Caleta Cáñamo). Fotografía por Jorge Mella Ávila.
Figura 2: Ejemplos de desechos. A) Compuesto (madera, cartón, metal). B)
Simple, mediano, reciente, cartón. C) Simple, pequeño, antiguo, cartón. D)
Simple, mediano, muy antiguo, esponja. Fotografías por Jorge Mella Ávila.
Para cada campaña, se estimó la frecuencia (%) de uso de los
desechos por P. gerrhopygus en base al cociente entre el número de
desechos que presentó al menos un individuo (Fig. 3) y el número
total de desechos muestreados. Los ejemplares observados fueron
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capturados manualmente (contando con el permiso de Servicio
Agrícola y Ganadero, SAG), medidos con un pie de metro (Uyustools,
precisión de 0,5 mm), marcados con lápiz permanente (Sharpie,
colores distintos y en diferentes zonas del cuerpo, para reconocer cada
individuo en una eventual recaptura) y liberados en el mismo lugar de
captura.
Se evaluó el uso de desechos de los gecos, registrando: (a) edad
estimada del individuo, definida en dos categorías de tamaño:
juveniles (incluye subadultos; hasta 70 mm de longitud total) y
adultos (> 70 mm de longitud total; Mella 2017); (b) tamaño,
antigüedad y materialidad del desecho doméstico (simple y
compuesto) bajo el cual se encontró cada individuo.
Para determinar la preferencia/evasión de los gecos por el
tamaño, antigüedad y materialidad de los desechos, se comparó el uso
observado de los gecos con el uso esperado, de acuerdo con la
disponibilidad de cada una de las categorías de cada parámetro,
utilizando la prueba de Chi cuadrado (χ2), independiente para cada
parámetro, con un nivel de significancia de 5%. En el caso de
encontrar diferencias significativas para el parámetro, se realizó una
prueba parcial de χ2, para especificar la categoría que mostró
preferencia y/o evasión.
Figura 3: A) Ejemplares de gecos (en elipses rojas) encontrados bajo un
desecho. B) Ejemplar de Phyllodactylus gerrhopygus, registrado en muestreo
nocturno. Fotografías por Jorge Mella Ávila.
Resultados
Se registró un total de 176 desechos domésticos (acumulados
en las tres campañas). En cuanto al tamaño, 44 fueron clasificados
como grandes, 76 como medianos y 56 pequeños. Respecto a la
antigüedad, 79 son clasificados como recientes, 7 antiguos y 19 muy
antiguos. Finalmente, se analizaron 133 desechos simples y 43
desechos compuestos. La materialidad de los desechos simples
correspondió a: cartón (N = 49), madera (N = 33), goma (N = 17),
tela (N = 12), esponja (n = 6), y otros (N = 16). En cambio, la
materialidad de los desechos compuestos fue de: madera (24,4%),
cartón (13,7%), tela (20,3%), goma (14,7%), esponja (6,6%), y otros
(20,3%). Debido a dificultades logísticas, en la tercera campaña sólo
se revisaron 71 de los 176 desechos.
En las tres campañas se obtuvo un total de 73 registros de gecos
refugiados bajo 54 desechos, 29 en desechos simples (39,7%) y 44 en
desechos compuestos (60,3%). La mayoría de los registros (79,6%),
correspondió a un ejemplar por desecho, aunque hubo siete registros
con dos individuos, y hasta un máximo de cinco ejemplares en un
desecho (Fig. 4).
Figura 4: Frecuencia del número de individuos de Phyllodactylus
gerrhopygus (N = 54) encontrados bajo desechos domésticos en Patache,
Región de Tarapacá, Chile.
Se observaron 24 gecos juveniles y 49 adultos. De los
ejemplares medidos (algunos tenían cola regenerada, no fueron
incluidos en el cálculo siguiente), el tamaño (longitud total) de los
juveniles fue de 60,36 ± 6,00 mm (C
! ± desviación estándar; rango =
49 - 69 mm; N = 14), mientras que para los adultos el tamaño fue de
82,51 ± 6,97 mm (rango = 71 - 93 mm; N = 38). Sólo se registraron
dos individuos recapturados (uno en la segunda campaña y otro en la
tercera).
La frecuencia de uso de desechos por los gecos varió entre 9,9%
y 14,2% (en las tres campañas), con 21, 25 y siete individuos
observados en cada una de ellas, respectivamente (Tabla 1).
Tabla 1: Registro de individuos de Phyllodactylus gerrhopygus bajo desechos
domésticos en tres campañas realizadas en Patache, Región de Tarapacá, Chile.
j = juveniles; a = adultos.
Campaña
N° total de
desechos
N° de desechos
con gecos
N° total de
gecos
N° de gecos por
desecho (rango)
Frecuencia
de uso
1
176
21
28
(10 j - 18 a)
1 - 4
11,9%
2
176
25
36
(13 j - 23 a)
1 - 5
14,2%
3
71
7
9
(1 j - 8 a)
1 - 3
9,9%
En relación con el tamaño de los desechos, existe diferencia
significativa entre los valores observados y esperados (χ2 = 49,2; g.l.=
2; N = 73; p < 0,05). Los gecos prefirieron significativamente los
desechos grandes y evadieron los pequeños (Fig. 5A). Esta conducta
no difiere entre edades, ya que las diferencias significativas se
presentaron tanto en los juveniles (χ2 = 26,9; g.l. = 2; N = 24; p <<
0,05), como en los adultos (χ2 = 27,3; g.l. = 2; N = 49; p << 0,05).
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Considerando la antigüedad de los desechos, también se
observaron diferencias significativas (χ2 = 14,4; g.l.= 2; N = 73; p <
0,05); los gecos prefirieron los desechos antiguos y evadieron los
recientes (Fig. 5B). Estas diferencias no variaron entre edades, ya que
la diferencia significativa se presenta tanto en los juveniles (χ2 = 8,12;
g.l. = 2; N = 24; p < 0,05), como en los adultos (χ2 = 6,93; g.l. = 2; N
= 49; p < 0,05).
Figura 5: Uso observado y esperado por Phyllodactylus gerrhopygus de los
desechos clasificados por tamaño (A) y antigüedad (B). * indica diferencias
significativas para la prueba de χ2 para la categoría específica; ns = no
significativo.
Figura 6: Uso observado y esperado por Phyllodactylus gerrhopygus de los
desechos clasificados por materialidad, en desechos simples (A) y compuestos
(B).
En cuanto a la materialidad, y analizando tanto desechos
simples (29 registros; Fig. 6A) y compuestos (44 registros; Fig. 6B),
los gecos usaron los distintos materiales en la misma proporción a la
disponible (desechos simples: χ2 = 2,73; g.l. = 5; p = 0,75; desechos
compuestos: χ2 = 5,68; g.l. = 5; p = 0,35; Fig. 6). En ambos casos, se
observó una tendencia a usar más cartones y maderas (Fig. 6),
justamente los materiales que se encuentran más disponibles en el
área. Al analizar por separado a las dos categorías de edades, ocurrió
lo mismo que para el total de registros: en el caso de los desechos
simples, no existe diferencia significativa en el uso de las distintas
materialidades, ni en los juveniles (χ2 = 4,43; g.l. = 5; N = 5; p = 0,48),
ni en los adultos (χ2 = 2,494; g.l. = 5; N = 24; p = 0,70). Para los
desechos compuestos, el uso de las distintas materialidades también
es similar a su disponibilidad, tanto para juveniles (χ2 = 7,75; g.l. = 5;
N = 19; p = 0,17) como para los adultos (χ2 = 3,52; g.l. = 5; N = 25;
p = 0,62).
Otro reptil registrado bajo los desechos fue el lagarto Corredor
de cuatro bandas (Microlophus quadrivittatus) (Tschudi, 1845),
aunque con muy baja frecuencia: cuatro ejemplares juveniles
observados en tres desechos (primera campaña; frecuencia = 1,7%);
tres individuos (dos juveniles y una hembra adulta) en dos desechos
(segunda campaña; frecuencia = 1,1%), y dos juveniles en dos
desechos (tercera campaña; frecuencia = 2,8%).
Finalmente, en el total de 176 desechos revisados, encontramos
cascarones de huevos de geco (identificados por su tamaño)
eclosionados en dos de ellos.
Discusión
Preferencia, evasión y uso de desechos por P. gerrhopygus
Si bien P. gerrhopygus utiliza variados ambientes (Mella y
Venegas 2019), en la zona costera su microhábitat natural diario
como refugio debiera ser bajo las rocas (aunque no fue cuantificado,
y no existen arbustos en la zona de estudio). En la medida que existan
desechos de origen antrópico, éstos son utilizados con cierta
frecuencia (9,9%-14,2%). Los desechos compuestos fueron usados
con mayor frecuencia que los simples (60% versus 40%), lo que
puede estar asociado a su mayor tamaño (y/o mayor disponibilidad).
Como sugiere este estudio, los gecos prefieren usar desechos grandes
como refugio y evaden los pequeños, lo que puede estar relacionado
con la superficie del recurso refugio que el desecho representa. Así,
residuos grandes ofrecen mayor superficie de refugio que los
pequeños, lo que tendría una mayor ventaja ecológica, ya que podría
estar asociado a contener mayor cantidad de recursos (como alimento,
protección ante depredadores, hembras para los machos territoriales).
Un ejemplo similar de asociación de reptiles con tamaño de
microhábitat se ha demostrado para la lagartija arborícola Liolaemus
tenuis, cuyos machos territoriales dominantes se apoderan de árboles
grandes, los que acaparan mayor cantidad de hembras que los árboles
pequeños, a los que acceden sólo los machos pequeños (Manzur y
Fuentes 1979). En nuestro estudio, la preferencia por el mayor tamaño
de los desechos se demuestra no sólo por el mayor registro de
individuos, sino que además por el mayor número de individuos en
un mismo desecho. Por ejemplo, de los 11 residuos que presentaron
más de un individuo simultáneamente, ocho eran grandes (73%).
Por otra parte, los gecos prefieren los desechos antiguos (semi
enterrados en la arena) y evaden los recientes (no enterrados), lo que
podría asociarse a la presencia y abundancia de invertebrados bajo
dichos refugios, los que servirían de recurso alimenticio para los
gecos. Aunque no fue cuantificado en este estudio, si se observó una
mayor cantidad de invertebrados (coleópteros, arácnidos, anfípodos y
tisanuros) en los desechos semienterrados (antiguos), en comparación
a los recientes y a los muy antiguos (completamente enterrados,
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donde ya no hay espacio que sirva de refugio). Coincidentemente,
este tipo de invertebrados terrestres son parte de la dieta de P.
gerrhopygus (crustáceos = 31%; coleópteros = 31%; dermápteros =
17%; dípteros = 7,1%; revisado en Vidal y Labra 2008b), de manera
similar a lo registrado en Perú (Pérez y Balta 2011).
Ya sea en los desechos simples como en los compuestos, la
materialidad no es un factor importante en la selección de desechos
como refugio por parte del geco, aunque se observó una tendencia a
utilizar madera y cartón, materiales que justamente presentan una
mayor disponibilidad en el área. Pudiera pensarse que los distintos
materiales podrían presentar diferencias térmicas (calentarse o
enfriarse más rápido o más lento), lo que se podría asociar a conductas
fisiológicas diferenciales (termorregulatorias) por parte de los gecos,
lo cual no fue observado en el presente estudio (no se detectó
preferencia o evasión por algún tipo de material). Una posible
explicación es que, en la zona costera del Norte, la mayor estabilidad
térmica del ambiente no gatille cambios conductuales asociados a uso
de microhábitat de origen antrópico, lo que sí podría ocurrir, por
ejemplo, en las zonas andinas, donde esta especie también se
encuentra (Mella y Venegas 2019).
Como es esperable, la mejor combinación de desechos para su
preferencia por gecos es que sean de gran tamaño y además antiguos,
ya que ofrecen mayor superficie como refugio y mayor cantidad de
alimento. Así, de 10 desechos que repitieron la presencia de gecos en
las dos primeras campañas (esto es, fueron reutilizados), siete eran
grandes y seis eran antiguos (y de ellos, cinco eran grandes y a la vez
antiguos).
Diferencias intra e interespecíficas en uso de desechos
Comparando las edades de los gecos observados (asociadas a
su tamaño), no se encontraron diferencias significativas en el uso de
los desechos, ya que tanto los juveniles como los adultos mostraron
las mismas preferencias (por desechos grandes y antiguos). Incluso
ambos grupos mostraron un uso de la materialidad de los desechos
dependiente de su disponibilidad en el ambiente, por lo que no hay
preferencia y/o evasión. Por lo tanto, P. gerrhopygus no muestra
diferencias ontogenéticas en el uso de microhábitat (considerado éste
como los desechos), a diferencia de su especie simpátrica (M.
quadrivittatus), cuyos ejemplares juveniles se encuentran más sobre
la arena y los adultos sobre rocas (Mella 2020).
Al comparar la frecuencia de uso de residuos de P. gerrhopygus
con una especie de lagarto simpátrica, como M. quadrivittatus, se
observan claras diferencias. En el ambiente de humedal costero de la
Región de Tarapacá, P. gerrhopygus presenta una abundancia entre
0-1,00 individuos/transecto, mientras que M. quadrivittatus muestra
valores de abundancia entre 0,5-5,50 individuos/transecto (Mella y
Venegas 2019). Así, M. quadrivittatus, que es un reptil mucho más
abundante en la zona costera, es mucho menos frecuente bajo los
desechos (1,1%-2,8%) en comparación a P. gerrhopygus (con valores
entre 9,9% y 14,2%). Esta diferencia en frecuencia de uso de desechos
podría explicarse por varias razones: primero, ambas especies
muestran un patrón de actividad diferente, ya que M. quadrivittatus
es diurno mientras que P. gerrhopygus posee actividad crepuscular a
nocturna (Pérez y Balta 2011, Mella 2017), Asociado a lo anterior,
las temperaturas de actividad de ambas especies debieran diferir
notoriamente: M. quadrivitattus posee una temperatura corporal de
campo entre 34-36°C (Mella 2017), y a pesar que la temperatura
corporal de P. gerrhopygus no se ha documentado, debiera ser mucho
menor, y similar a la del geco congenérico P. bordai (de tamaño
similar, con 69 mm de longitud total, habitante de zonas
semidesérticas de México), con valores entre 21,7-31,5°C en
actividad (en la noche) y 22,6-34,2°C en reposo (durante el día; Lara-
Renderiz et al. 2013). Segundo, M. quadrivitattus usa
preferentemente una franja estrecha de la zona intermareal, entre 0-
33 m y, de hecho, se concentra entre los primeros 10 m de la línea de
marea (Mella 2020), mientras que P. gerrhopygus usa un mayor rango
altitudinal (entre 0-3.500 m de altitud; Mella 2017). Tercero, los
recursos alimenticios de M. quadrivitattus (algas, crustáceos) también
se encuentran muy asociados a la zona intermareal, y es probable que
tanto la baja frecuencia y abundancia de artrópodos bajo los desechos
(Mella, obs. pers.) no resulten atrayentes para este lagarto de las rocas
costeras. Finalmente, el tamaño corporal de ambas especies es
notoriamente distinto, lo que puede asociarse a diferencias en el
tamaño del parche usado como refugio. Así, M. quadrivittatus es un
lagarto grande, y su tamaño corporal máximo alcanza los 280 mm,
mientras que P. gerrhopygus es un geco pequeño, con una longitud
máxima de 102 mm (Mella 2017). En apoyo a lo anterior, de los nueve
registros de M. quadrivittatus encontrados bajo residuos, ocho eran
juveniles.
Otros antecedentes ecológicos
Es probable que los desechos sirvan como sitio de oviposición
de P. gerrhopygus. Si bien se desconoce si sus huevos son enterrados
en la arena o puestos bajos rocas o algas, es esperable también que
utilicen los desechos para colocar sus huevos bajo ellos (como ocurrió
en al menos dos de los desechos revisados).
Finalmente, es interesante el bajo nivel de recapturas observado,
con sólo dos de los 73 registros. Era esperable pensar que los desechos
sirvan de microhábitat permanente para esta especie, pensando que
un parche de desechos pudiera servir como territorio fijo, como si
ocurre con M. quadrivittatus, donde es muy frecuente que un mismo
parche rocoso sirva de territorio para un macho y su harén (Mella
2017). Entonces, la baja recaptura, asociada a una eventual alta
movilidad, debieran ser indicativas de que P. gerrhopygus no es una
especie territorial. En apoyo a lo anterior, los dos ejemplares
recapturados fueron encontrados en desechos distintos a los de su
primera captura.
Implicancias en manejo y conservación
Nuestros resultados aumentan el escaso conocimiento sobre la
historia natural de esta especie en Chile, lo que debiera ser utilizado
en medidas de conservación aplicables en el marco del Servicio de
Evaluación Ambiental (e.g. rescate). Por ejemplo, y a pesar de que la
frecuencia observada del uso de desechos como refugio pareciera no
ser muy alta (9,9%-14,2%), es un buen antecedente para direccionar
la búsqueda de individuos en faenas de monitoreo y rescate,
permitiendo un muestreo más eficiente. En faenas de rescate, se
sugiere disponer residuos, como cartón y madera, en áreas que deban
ser objeto de rescate de gecos. Como éstos sirven de refugio para esta
especie, se pueden colonizar dentro de un lapso breve de tiempo (e.g.
dos semanas como en este estudio), potencialmente aumentando el
éxito de captura.
Agradecimientos
A Héctor Jiménez, de CEDREM Consultores, por entregarnos la
facilidad de redactar este artículo. Al Servicio Agrícola y Ganadero
(SAG), permiso RE N° 42/2015. A Damien Esquerré, Nelson
Velásquez, Claudio Reyes y un revisor anónimo, quienes ayudaron a
mejorar significativamente el manuscrito.
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Recibido: Noviembre 2021
Aceptado: Diciembre 2021
Publicado: Abril 2022
Editor en jefe: Damien Esquerré
Editor asociado: Nelson Velásquez