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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
DIVISIÓN DE POSGRADOS
POSGRADO EN ARQUEOLOGÍA
CARACTERIZACIÓN ARQUEOMÉTRICA EN EL ESTUDIO DE
PRODUCCIÓN CERÁMICA EN MÉXICO Y ANDALUCÍA
DURANTE LOS PERIODOS VIRREINAL Y REPUBLICANO
TESIS
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE
DOCTOR EN ARQUEOLOGÍA
PRESENTA
SAÚL ALBERTO GUERRERO RIVERO
DIRECTOR DE TESIS:
DR. JOHN P. CARPENTER
Investigación realizada gracias al apoyo del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT)
CIUDAD DE MÉXICO [2018]
I wish you could swim
Like the dolphins,
like dolphins can swim
Though nothing,
nothing will keep us together
We can beat them,
for ever and ever
Oh we can be Heroes,
just for one day…
AGRADECIMIENTOS
Antes que nada, debo mencionar que esta investigación se llevó a cabo gracias al
programa de Beca Nacional a nivel Doctorado otorgado por el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (CONACYT) que se gestionó a través del Posgrado en Posgrado
de Arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y de esta
manera me permitió realizar mis estudios de posgrado tanto de Maestría como de
Doctorado en la misma institución. De igual manera, agradezco el apoyo financiero
concedido por el Programa de Becas Mixtas para becarios CONACYT Nacionales de
Movilidad en el Extranjero para realizar una estancia corta de investigación en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, España, a través del
Departamento de Prehistoria y Arqueología y el Departamento de Historia Medieval y
Ciencias y Técnicas Historiográficas de la misma institución.
Asimismo, es necesario mencionar que los gastos asociados con los análisis
petrográficos para realizar esta investigación, fueron sufragados a través del
financiamiento otorgado por el Programa para el Desarrollo Profesional Docente de
Tipo Superior (PRODEP) a la red Temática de “Patrimonio cultural e identidad” para el
cuerpo académico “Arqueología e Historia de las Sociedades Complejas”, del cual es
responsable la Dra. Patricia Fournier García.
A lo largo de mis estudios en la Escuela Nacional de Antropología e Historia
(ENAH), tuve el privilegio de contar con el apoyo de muchos profesores, directores y
asesores de tesis quienes siempre me dieron la oportunidad de enriquecerme con sus
conocimientos a través de sus valiosos y oportunos comentarios así como sus amables
sugerencias que hicieron mejorar de manera substancial mi desarrollo profesional.
En primer lugar, deseo expresar mi profunda gratitud al Dr. John P. Carpenter,
profesor investigador del Centro INAH Sonora, quien desde el principio aceptó
cordialmente la dirección de esta investigación así como sus múltiples comentarios,
sugerencias y por haberme brindado la ayuda necesaria para desarrollar esta tesis. Al
mismo tiempo, agradezco su apoyo para realizar mi estancia de investigación en la
Universidad de Granada (UGR), España.
Deseo expresar mi gratitud infinita hacia la Dra. Patricia Fournier García,
investigadora del Posgrado en Arqueología de la ENAH, quien siempre me proporcionó
su apoyo ilimitado a lo largo de estos últimos años y que en definitiva, me ha ayudado
substancialmente a mi desarrollo académico y personal así como en compartir sus
conocimientos en arqueología y materiales cerámicos, por lo cual estoy profundamente
agradecido. Asimismo, agradezco que me haya facilitado la mayoría de muestras
cerámicas para la realización de la investigación de tesis en mis estudios de
Licenciatura y Posgrado así como por haber aceptado también en realizar mi estancia
en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada (UGR).
Por otro lado, agradezco al Dr. Sergey Sedov, investigador del Departamento de
Ciencias Ambientales y del Suelo del Instituto de Geología de la UNAM, quien me
apoyó académica y personalmente. También por compartir sus conocimientos en el
campo de las Ciencias de la Tierra y particularmente de micromorfología de suelos y
por alentarme con sus comentarios y sugerencias en todo momento durante el
transcurso de mis estudios de posgrado.
Asimismo, agradezco a la Dra. Guadalupe Sánchez Miranda, investigadora del
Centro INAH Sonora, por aceptar fungir como asesora y lectora de tesis así como su
gentileza, finas atenciones y apoyo constante durante el desarrollo de esta
investigación, muchas gracias.
Sin duda alguna, agradezco profundamente a la Dra. Teresa Pi Puig,
investigadora del Laboratorio Nacional de Geoquímica y Mineralogía de la UNAM
(LANGEM) por su invaluable apoyo académico y personal en todo momento así como
su confianza en el desarrollo de esta investigación. Además, aprovecho para agradecer
el apoyo brindado para la realización de mi estancia en la en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Granada. Por último, deseo reconocer su generosa ayuda
para realizar los estudios de Difracción de Rayos X, estoy en deuda.
Continuando bajo esta línea, también merece un especial agradecimiento el Dr.
José Luis Sánchez Zavala, investigador del Departamento de Procesos Litosféricos del
Instituto de Geología de la UNAM por su apoyo académico y personal y en gran
medida, por compartir sus conocimientos en petrología.
Asimismo, aprovecho para agradecer al Mtro. en C. Augusto A. Rodríguez,
técnico del Departamento de Recursos Naturales del Instituto de Geofísica de la UNAM
por su apoyo en los estudios espectroscopía de reflectancia (SWIR) así como a la Qfb.
Fabiola Vega García, del Departamento de Ciencias Ambientales y del Suelo del
Instituto de Geología de la UNAM por su apoyo en los estudios por Fluorescencia de
Rayos X (FRX).
Del mismo modo, agradezco al Dr. Serafín Sánchez Pérez, profesor del
Laboratorio de Suelos y Sedimentos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia
(ENAH), por su constante apoyo y sobre todo por compartir sus conocimientos en el
análisis de láminas delgadas, estoy en deuda.
También, deseo agradecer la ayuda y generosidad de la Dra. Claudia Espejel
Carbajal, investigadora del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Michoacán
(COLMICH) por haber aceptado ser lectora de tesis, sobre todo por su ayuda
desinteresada durante los últimos años de mi formación profesional.
Además, aprovecho para agradecer al Dr. Lauro Bucio Galindo, investigador del
laboratorio de Cristalofísica y Materiales Naturales del Instituto de Física de la UNAM,
por su apreciable apoyo y amistad.
Por otra parte, quiero expresar mi gratitud al Dr. Fernando Amores Carredano,
profesor investigador del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad
de Sevilla (US), por aceptar ser lector de tesis, sobre todo por sus comentarios y
valiosas sugerencias así como por sus finas atenciones y generosidad durante mi
estancia en la ciudad de Sevilla. Asimismo, por la facilidad en el acceso y la
subsecuente revisión de materiales arqueológicos cerámicos en el Museo Arqueológico
de Sevilla y las colecciones que se encuentran bajo resguardo del Departamento de
Prehistoria y Arqueología. También debo mencionar mi agradecimiento por ceder
algunos fragmentos cerámicos para realizar análisis arqueométricos complementarios
que fueron importantes para esta investigación.
Por otro lado, deseo expresar mi gratitud al Dr. Fernando Molina González,
investigador del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de
Granada (UGR) por su hospitalidad e invaluable apoyo así como por las facilidades
otorgadas para la revisión de materiales cerámicos que se encuentran bajo custodia del
Departamento.
Agradezco también todo el apoyo brindado por el Dr. Alberto García Porras,
investigador del Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas
Historiográficas de la Universidad de Granada (UGR), así como sus valiosos
comentarios y sugerencias y finas atenciones en la revisión de materiales cerámicos
que se encuentran bajo custodia del Departamento.
Aprovecho para agradecer también el apoyo, generosidad y valiosa amistad de
Alberto Dorado Alejos, investigador del Laboratorio de Arqueometría “Antonio Arribas
Palau” del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada
(UGR), simplemente estoy en deuda. Además, por el apoyo y amistad de Laura Martín
Ramos y Alexis Maldonado Ruiz. Agradezco toda la hospitalidad de varios profesores
de la UGR: José Andrés Afonso Marrero, Andrés Adroher Auroux, Juan Antonio
Cámara Serrano, Liliana Spanedda, Javier Carrasco Rus, María Isabel Fernández
García y Josefa Capel Martínez.
Por parte del Posgrado en Arqueología de la ENAH, estoy profundamente
agradecido con profesores y compañeros con los que tuve el gusto de compartir este
tiempo. Aprovecho para dar las gracias a la Mtra. Erika Zúñiga Alcántara por todo su
apoyo brindado durante mis estudios de posgrado.
Así como el invaluable apoyo de la Lic. Mónica Vargas Romero, del
Departamento de Exámenes Profesionales de la ENAH por otorgar todas las facilidades
administrativas para realizar los trámites correspondientes para la defensa del examen.
Deseo agradecer de forma muy especial, al Antropólogo Diego Prieto
Hernández, Director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH),
por su apreciable apoyo en las facilidades otorgadas para la ejecución de mi examen
de grado. Asimismo, al Mtro. César Arturo Lozano Cabello, Director de Planeación y
Evaluación Técnica del INAH por toda su valiosa ayuda en este proceso.
Finalmente, de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS-INAH), quiero
agradecer de manera muy especial a Flor Trejo Rivera, por su apreciable e invaluable
amistad, ya que sin su apoyo muchas cosas no se hubieran logrado, simplemente estoy
en deuda. De manera análoga, debo reconocer al Dr. Roberto Junco Sánchez y la Mtra.
Pilar Luna Erreguerena por su gran ayuda y confianza para continuar mi crecimiento
profesional en la SAS, no sin dejar pasar a mis compañeros y colegas de la
Subdirección.
A nivel personal y familiar, no me resta más que agradecer profundamente a mis
padres María Albertina Rivero Vargas y Saúl Guerrero, cuya misión ha sido estupenda.
A mis amigos Antonio Olvera Hernández, Alejandro Cañas Ortiz, Josué Guzmán,
Alberto Alcántara, Antonio Raya González y Benjamín Cortés, cuya amistad ha sido el
pilar de este camino.
Además, debo mencionar mi gratitud a María Inés Rojas, por su constante apoyo
y amistad durante los últimos años en mis estudios profesionales en la ENAH.
Por último y no por eso menos importante, agradezco a Hernando Gómez
Rueda, Marcelo Zamorano, César Allende, Abel Morales, Sebastián, Luis Gonzalo
López Luzón y Francisco Zuno. Además, debo mencionar de forma muy especial a
Omar Álvarez Paniagua, Daniel Herrera Barrera y Enrique González Rubio Montoya
con quienes estoy en deuda por acompañarme en el eterno oleaje de este plano.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
9
CAPÍTULO I
ESTUDIO Y CARACTERIZACIÓN ARQUEOMÉTRICA EN LA PRODUCCIÓN
CERÁMICA DURANTE EL PERIODO VIRREINAL Y REPUBLCANO
1. LA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA Y EL ESTUDIO DE TECNOLOGÍAS
PRODUCTIVAS EN MÉXICO
18
1.1. Arqueometría cerámica: perspectivas y alcances en la arqueología histórica
22
1.2. Cultura material y tecnología productiva
30
2. CONCEPTOS TEÓRICOS Y CATEGORÍAS
31
2.1. Producción cerámica
32
2.2. Tecnología productiva
34
2.3. Tecnología de producción cerámica
34
2.4. Ecología cerámica
35
2.5. Dimensión de la cultura material y las prácticas tecnológicas
39
2.6. Sistema mundo y ecología
40
3. ESTUDIOS ARQUEOMÉTRICOS EN CONTENEDORES CERÁMICOS
41
3.1. Planteamiento del problema
41
3.2. Problemas y objetivos de investigación
47
3.3. Hipótesis
50
3.4. Metodología: técnicas y campos analíticos
51
CAPÍTULO II
DESCRIPCIÓN FISOGRÁFICA DEL ÁREA DE ESTUDIO
1. ÁREA DE ESTUDIO
53
2. CUENCA DE MÉXICO
2.1. Geología
54
2.2. Edafología
56
3. BAJA ANDALUCÍA OCCIDENTAL: SEVILLA
3.1. Geología
57
3.2. Edafología
60
4. BAJA ANDALUCÍA ORIENTAL: LA VEGA DE GRANADA Y LA COMARCA DE
LOJA
4.1.
Geología
4.2. Edafología
61
64
CAPÍTULO III
ESCENARIO HISTÓRICO Y SOCIAL DE MÉXICO Y ANDALUCÍA DURANTE EL
PERIODO VIRREINAL Y REPUBLICANO
1. LA NUEVA ESPAÑA Y LA PENÍNSULA IBÉRICA A PARTIR DEL SIGLO XVI
67
1.1. Los descubrimientos geográficos y la expansión del mundo ibérico
69
1.2. Redes de comercio: procesos geopolíticos y geoeconómicos en la
configuración de Nueva España
72
2. DINÁMICAS ECONÓMICAS Y PRODUCTIVAS
74
2.1. La Casa de Contratación de Sevilla
70
2.2. El barrio alfarero de Triana
76
2.3. La Nueva España en el marco de las Reformas Borbónicas
79
CAPÍTULO IV
LA PRODUCCIÓN DE CONTENEDORES CERÁMICOS EN EL CONTEXTO DEL
COMERCIO TRANSATLÁNTICO
1. ANTECEDENTES
82
1.1. Terminología
85
1.2. Características tecnológicas y morfológicas
86
1.3. Tipología y cronología
93
a) Estilo Temprano (ca. 1500-1575)
97
b) Estilo Medio (ca. 1580-1780)
99
c) Estilo Tardío (ca. 17800-850)
99
1.4. Uso de contenedores cerámicos
101
1.5. Evidencias contemporáneas de contenedores cerámicos en México y España
102
2. ESTUDIOS PREVIOS EN CONTENEDORES CERÁMICOS DE TRADICIÓN
IBÉRICA
107
2.1. Estudios arqueométricos de contenedores cerámicos en Europa y América
110
2.2. Estudios arqueométricos de contenedores cerámicos en México
114
CAPÍTULO V
EVIDENCIA MATERIAL
1. CONTEXTOS ARQUEOLÓGICOS
119
1.1. Arqueometría cerámica
119
1.2. Caracterización cerámica
121
1.3. Conformación de la muestra
122
a) Ciudad de México
123
b) Parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla, España
125
c) Castillo de Moclín, Granada
128
d) Mezquita Mayor del barrio del Albaicín, Granada
130
CAPÍTULO VI
MÉTODOS Y TÉCNICAS ANALÍTICAS
1. PRINCIPALES CAMPOS CIENTÍFICOS EN LA CARACTERIZACIÓN DE
MATERIALES CERÁMICOS
132
1.1. Petrología
133
1.2. Mineralogía y cristalografía
135
1.3. Geoquímica
138
1.4. Edafología
139
1.5. Suelos y sedimentos como parte de la composición cerámica
140
2. CONCEPTOS DE LA CIENCIA DEL SUELO EN LA CARACTERIZACIÓN
ESTUDIO DE LÁMINAS DELGADAS
142
2.1. Micromorfología
142
2.2. Edafogeografía
143
3. TÉCNICAS ANALÍTICAS
143
3.1. Petrografía
143
a) Conceptos y principios básicos
144
b) Preparación de la muestra
147
c) Equipo y métodos analíticos
147
d) Parámetros descriptivos
148
3.2. Estereoscopia óptica
150
3.3. Difracción de Rayos X método powder (DRX)
151
a) Conceptos y principios básicos
153
b) Preparación de la muestra
155
c) Equipo y métodos
156
d) Proceso analítico
157
4. TÉCNICAS ANALÍTICAS COMPLEMENTARIAS
158
4.1. Fluorescencia de Rayos X (XRF)
158
4.2. Espectroscopía de Reflexión de Infrarrojo de Onda Corta (SWIR)
160
RESULTADOS
1. ANÁLISIS PETROGRÁFICOS
163
1.1. Contenedores cerámicos (Templo Mayor, Ciudad de México)
163
1.2. Contenedores cerámicos (Parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla)
175
1.3. Fragmentos cerámicos (Castillo de Moclín, Granada)
177
1.4. Fragmentos cerámicos (Mezquita Mayor de Granada, Barrio del Albaicín)
180
2. ESTERESCOPÍA ÓPTICA
183
2.1. Contenedores cerámicos (Ciudad de México y Sevilla)
183
3. FLUORESCENCIA DE RAYOS X (XRF)
184
4. ESPECTROSCOPÍA DE REFLEXIÓN DE INFRARROJO DE ONDA CORTA
(SWIR)
185
5. DIFRACCIÓN DE RAYOS X MÉTODO POWDER (DRX)
187
5.1. Contenedores cerámicos (Templo Mayor, Ciudad de México)
187
5.2. Contenedores cerámicos (Parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla)
194
5.3. Fragmentos cerámicos (Castillo de Moclín, Granada)
197
5.4. Mezquita Mayor de Granada, barrio del Albaicín
198
DISCUSIÓN
202
a) Ciudad de México
202
b) Sevilla
205
c) Castillo de Moclín, Granada
207
d) Mezquita Mayor de Granada
208
CONCLUSIONES
211
1. Petrografía cerámica
214
2. Difracción de Rayos X método powder (DRX)
213
3. Fluorescencia de Rayos X (FRX)
215
4. Espectroscopía de reflexión de infrarrojo de onda corta (SWIR)
216
Conclusión 1: producción cerámica en México y Andalucía
216
Conclusión 2: sistema mundo y ecología en la producción cerámica
220
Perspectivas a futuro
224
BIBLIOGRAFÍA
224
ÍNDICE DE FIGURAS
CAPÍTULO 1
1. Diagrama de caracterización arqueométrica de materiales cerámicos propuesto para esta
investigación.
29
2. Diagrama del modelo teórico de la ecología cerámica. Tomado de Kolb (1989:311).
37
3. Ejemplares de botijas completas correspondientes a distintas tipologías y cronologías,
provenientes de rellenos constructivos en edificios civiles y religiosos de la ciudad de Sevilla,
España. Foto: Saúl Guerrero. Cortesía: Dr. Fernando Amores Carredano.
44
4. Botija vidriada española, siglo XVIII. Museum of International Folk Art (Museum of New Mexico),
Santa Fe. Tomado de Pleguezuelo (2003:116).
45
5. Mapa de la ubicación de los sitios con muestras analizadas.
48
CAPÍTULO II
6. Mapa de la cuenca de México (CM).
55
7. Geología general de la Cuenca de México (CM). Tomado y adaptado de Mapa Digital de México
(INEGI) (http://gaia.inegi.org.mx/mdm6/).
56
8. Edafología general de la Cuenca de México (CM). Tomado y adaptado de Mapa Digital de
México (INEGI) (http://gaia.inegi.org.mx/mdm6/).
57
9. Mapa que muestra las principales unidades geológicas en las inmediaciones de la Ciudad de
Sevilla donde prevalecen cantos rodados, arena, marga marrones (roca sedimentaria
compuesta principalmente de calcita y arcilla) y arcillas. Tomado del Instituto Geológico y
Minero de España (IGME) (http://www.igme.es/).
59
10. Corte simplificado de la Depresión del Guadalquivir. Fuente: Estévez et al. (1994).
59
11. Distribución de suelos en Sevilla. Tomado y adaptado de WMS Mapa de Suelos de Andalucía
(http://www.juntadeandalucia.es/).
61
12. Geología del área de barrio del Albaicín, Granada. (Instituto Geológico Minero de España
2018).
62
13. Vista parcial del Tajo de San Pedro, se sitúa una falla situada bajo el recinto amurallado de la
Alhambra y que exhibe horizontes de paleosuelos y tramos de tipo arenoso-limoso y
conglomerados. (Foto: Saúl Guerrero).
62
14. Geología del área del Castillo de Moclín, Granada. (Instituto Geológico Minero de España
2018).
63
15. Ejemplo de un suelo tipo calcisol en la Sierra Sur de Jaén, Andalucía. (Foto: Saúl Guerrero).
64
16. Distribución de suelos en Granada. Tomado y adaptado de WMS Mapa de Suelos de
Andalucía (http://www.juntadeandalucia.es/).
65
17. Distribución de suelos en Moclín. Tomado y adaptado de WMS Mapa de Suelos de Andalucía
65
CAPÍTULO III
18. Mapa que representa el Imperio español con las principales rutas de comercio transatlánticas a
partir de Wolf (1987), Bethell et al. (2003), Pérez Herrero (2004) y Elliot (2004). Elaborado por
Saúl Guerrero.
71
19. Real Alcázar de Sevilla. En sus dependencias quedó instalada la Casa de Contratación. (Foto:
Saúl Guerrero).
75
20. Detalle de la ciudad de Sevilla desde el barrio de Triana y mufla del siglo XVI. Centro Cerámica
Triana, Sevilla. Fotos: Saúl Guerrero.
77
21. Tinajilla probablemente originaria de Toledo, siglo XV, incisa, estampillada y parcialmente
vidriada. Centro de Cerámica de Triana, Sevilla, y ejemplo de azulejos con escudos de Castilla
y León. Técnica de arista, siglo XVI. Real Alcázar de Sevilla. (Fotos: Saúl Guerrero).
78
CAPÍTULO IV
22. Mapa de los sitios más tempranos donde se han localizado evidencias arqueológicas de
botijas.
85
23. Antecedentes morfológicos de las botijas. (Fotos: Saúl Guerrero).
87
24. Morfología general de una botija.
89
25. Ejemplo de envases de cerámica y vidrio contemporáneo de filiación de grupos gitanos que
presentan tejido de fibras naturales, además del esparto está la enea, la caña y el mimbre.
Museo Cuevas del Sacromonte, Granada, España. Foto: Saúl Guerrero.
90
26. Marca en botijas. 1) Museo Nacional del Virreinato, INAH. Tepotzotlán, Estado de México; 2)
Museo Universitario Dr. Luis Mario Schneider. Malinalco, Estado de México. Fotos: Saúl
Guerrero.
90
27. Ejemplo de marcas en cuellos de botija. Estilo Medio (ca. 1580-1780). Adaptado de Goggin
1960:16).
91
28. Reconstrucción hipotética del transporte de botijas en barco. (Cortesía del Arqlgo. Josué
Guzmán Torres, Subdirección de Arqueología Subacuática, SAS-INAH)
92
29. Formas comparativas del estilo Temprano, Medio y Tardío (sin escalas). Adaptado de Goggin
(1960:28).
93
30. Tipología según James (1980:48).
94
31. Tipología y cronología propuesta por Marken (1994).
95
32. Cuadro de la tipología de la cerámica común bajomedieval y moderna sevillana (siglos XV-
XVIII). Basado en Amores Carredano y Chisvert Jiménez (1993).
96
33. Hipótesis de manufactura. Estilo Temprano (ca. 1500- 1580), modificado de Goggin (1960:8,
10,42) y ejemplo de botijas recuperadas de las bóvedas de la Cartuja de Sevilla (Amores
Carredano y Chisvert Jiménez 1990:169).
98
34. 1) Ampollas de peregrino procedentes de Egipto y Asia Menor (siglos VI-VII). Museo
Arqueológico de Madrid; 2) barril gañanero para el agua (Contemporáneo), Museo Arqueológico
de Cáceres. Foto: Saúl Guerrero.
98
35. Estilo Medio, según Goggin (1960:13,43,44).
99
36. Estilo Tardío, según Goggin (1960:19,46,47,48).
100
37. Lucerna de iluminación de barco de época fenicia. Museo Castillo de San Miguel, Almuñécar.
(Foto: Saúl Guerrero).
101
38. Hombre en el centro “bailando la botija”. Propiedad del Dr. Eustaquio Celestino Solís (1992).
103
39. Ejemplares de botijas. Estilo Medio y Tardío según la tipología de Goggin (1960). Museo
Histórico de Acapulco “Fuerte San Diego”. (Foto: Saúl Guerrero).
104
40. Comercialización actual de objetos cerámicos que incluyen botijas. Sevilla, España. (Foto: Saúl
Guerrero).
105
41. Botijas de San Luis, foto del arqueólogo Marcos Gavira. Propiedad del Dr. Fernando Amores
Carredano, Universidad de Sevilla.
106
42. “Botijos” en la cerámica popular extremeña. Museo de Cáceres, España. (Foto: Saúl Guerrero).
106
43. Cerio contra torio para mayólica mexicana y sevillana en comparación con los ejemplares de
botija de Campeche. Las muestras de Campeche (n=43) se representan individualmente como
círculos. El grupo de mayólica de Triana (n=82), están representados por sus elipses de
confianza del 90%. Tomado de Velasquez y Salgado-Ceballos (2016).
116
44. Diagrama de los principales componentes de 83 fragmentos de mayólica. G1 y G2, Ciudad de
México, G3 Puebla Policromo, G4 Puebla Azul en Blanco, G5 Importado, G6 Romita, G7 San
Luis Policromo, G8 San Elizario (Azul en Blanco y Policromo). Intervalo de confianza de elipses:
0.9. Modificado de (De la Vega et al. 2013). (PC01 y PC02= factor).
117
45. Gráfica bidimensional donde se comparan las partes por millón de hafnio y torio para la Loza
Valle (mayólica hecha en la ciudad de México hacia mediados del siglo XVI), cerámica vidriada de
la ciudad de México, cerámica azteca de la loza anaranjada, mayólica de Sevilla/Triana y botijas
118
españolas (intervalos de confianza del 90%). (Adaptado y ampliado por Ronald L. Bishop a partir
de Fournier et al., 2012).
CAPÍTULO V
46. Cuadro de fragmentos cerámicos analizados.
123
47. Ubicación del área de excavación de las muestras procedentes de Templo Mayor, Ciudad de
México (Fotomapa realizado por Saúl Guerrero).
124
48. Ejemplo de fragmentos de botijas provenientes de excavaciones arqueológicas en rellenos
constructivos del Templo Mayor de Tenochtitlan, Ciudad de México. (Fotomapa realizado por
Saúl Guerrero).
125
49. Ubicación del barrio de Triana y el área excavación de las muestras procedentes de la
parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla, España. (Fotomapa realizado por Saúl
Guerrero).
126
50. Intervención arqueológica en las bóvedas de la parroquia del Sagrario de la Catedral de
Sevilla, España (cf. Jiménez Sancho 2017).
126
51. Cuello con hombro de botija sevillana de Estilo Medio (1580 a 1780-1800) y fragmento de
hombro de botija sin cocción homogénea.
127
52. Ubicación del Castillo de Moclín, Granada, España. (Fotomapa realizado por Saúl Guerrero).
128
53. Plano del castillo de Moclín en donde se señalan los dos recintos, los elementos más
destacados y los lugares donde se han ubicado las principales excavaciones arqueológicas.
Tomado de García Porras (2014:74).
129
54. Fragmentos cerámicos, Castillo de Moclín, Provincia de Granada, España.
129
55. Ubicación de la Mezquita Mayor de Granada, España. (Fotomapa realizado por Saúl Guerrero).
130
56. Fragmentos de cerámica de mesa procedentes de la Mezquita Mayor de Granada, España.
131
CAPÍTULO VI
57. Descripción con el número y tipo de muestras seleccionadas de cada yacimiento así como las
técnicas analíticas. EO=Espectroscopía Óptica, Petro=Petrografía, DRX=Difracción de Rayos
X, FRX=Fluorescencia de Rayos X, SWIR=Espectroscopía de Reflexión de Infrarrojo de Onda
Corta.
133
58. Ciclo de las rocas. Basado y modificado de López Ramos (1993:50), Yarham (2011:25) y Jain
(2014:132).
134
59. Proceso de formación de un suelo como resultado de la descomposición de la roca. Esquema
realizado por Saúl Guerrero.
140
60. Proceso general del estudio petrográfico. Esquema realizado por Saúl Guerrero.
146
61. Orientación del área de corte de un fragmento para la elaboración de una lámina delgada y sus
principales unidades. Elaborado por Saúl Guerrero.
147
62. Secciones más importantes del microscopio petrográfico (Olympus BX51. Instituto de Geología,
UNAM).
148
63. Anatomía de una lámina delgada. Esquema modificado de Archeoceramics, Universidad de
Friburgo, Alemania.
149
64. Lupa estereoscópica (Laboratorio de Arqueometría, “Antonio Arribas Palau”, Departamento de
Prehistoria y Arqueología, Universidad de Granada, España).
151
65. a) difracción (“reflexión”) de un haz de rayos X por un conjunto de planos reticulares y b)
Interferencia de las ondas reflejadas por un conjunto de planos reticulares (Γ = 1λ). Basado en
Borchardt-Ott (2011:278).
154
66. Procedimiento en la preparación de muestras por DRX: A) equipo, B) mortero de ágata y base,
C) molturación (Laboratorio Nacional de Geoquímica y Mineralogía, Instituto de Geología,
UNAM).
155
67. Equipo de DFX: a) Difractómetro EMPYREAN y b) dispositivos principales. (Laboratorio
Nacional de Geoquímica y Mineralogía, Instituto de Geología, UNAM).
156
68. Principales fases en el proceso de análisis de datos por DRX.
158
69. Equipo de FRX: equipo y procesamiento de datos. (Laboratorio Geoquímica, Instituto de
Geología, UNAM).
159
70. Equipo de SWIR: a) equipo y b) procesamiento de datos. (Instituto de Geofísica, UNAM).
161
RESULTADOS
71. Principales grupos petrográficos identificados.
163
72. Tabla del Grupo 1.
164
73. Tabla del Grupo 2.
168
74. Tabla del Grupo 3.
174
75. Tabla de contenedores cerámicos de Sevilla.
175
76. Tabla de fragmentos cerámicos del Castillo de Moclín, Granada.
177
77. Tabla de muestra de la Mezquita Mayor de Granada.
180
78. A) marca de torno de alfarero (B3BA); B) partículas con orientación preferencial y fragmentos
líticos de rocas de origen sedimentario (B3BA); restos de organismos marinos en matriz (B765);
D) matriz arcillosa (B233); E) residuo de vidriado (B765); F) acabado de superficie (tiesto de
Sevilla).
184
79. Tabla de resultados de FRX: PP = elemento principal preponderante; P = elemento principal,
m = elemento mayor; v = visible; t = traza.
185
80. Espectros grupos minerales en contenedores cerámicos de la ciudad de México.
186
81. Difractograma. Muestra B765.
189
82. Difractograma. Muestra B3BA.
190
83. Difractograma. Muestra B233.
191
84. Difractograma. Muestra B131.
192
85 Difractograma general representativo de cada grupo petrográfico.
193
86. Difractograma. Muestra Sevilla 1.
195
87. Difractograma. Muestra Sevilla 2.
196
88. Difractograma. Castillo de Moclín (1) GR-R5A / 05-1014-10.
197
89. Difractograma. Castillo de Moclín (2) GR-CRSA65 / 1222-36.
198
90. Difractograma. Mezquita Mayor (1) GR 122-67-0049.
199
91. Difractograma. Mezquita Mayor (2) GR 137-4-3.
200
92. Composición mineralógica de las muestras cerámicas de Andalucía analizadas mediante DRX,
semicuantificación realizada en base al método RIR Normalizado.
201
93. Gráfico de barras de las principales fases minerales mediante DRX.
201
DISCUSIÓN
94. Principal área productiva de contenedores cerámicos. La península Ibérica a finales del siglo
XV; Andalucía y las principales ciudades portuarias.
206
INTRODUCCIÓN
El propósito de esta investigación es el estudio arqueométrico de la producción
cerámica en el centro de México y Andalucía durante el periodo virreinal y republicano a
partir del análisis de fragmentos de contenedores cerámicos, principalmente en el
comercio transatlántico entre la Península Ibérica y el Nuevo Mundo a partir del siglo
XVI. En este caso, los análisis se centran en contenedores conocidos gracias a la
documentación histórica como botijas u oliveras que en su mayoría fueron
manufacturados en Andalucía y fueron bienes materiales de uso cotidiano destinados al
transporte y almacenamiento de bebidas y alimentos en los territorios de las posesiones
españolas en el Continente Americano.
La muestra bajo estudio está compuesta por tiestos cerámicos recuperados en
diversas excavaciones arqueológicas realizadas en las últimas décadas en importantes
centros poblacionales como el centro de la actual Ciudad de México y el sur de
Andalucía, España. De esta manera, desde el campo de la arqueología histórica y la
arqueometría cerámica resulta de especial relevancia el conocimiento de las
tecnologías productivas con un enfoque interdisciplinario y transdisciplinario dentro de
un marco teórico de referencia de la geopolítica, la ecología y las prácticas
tecnológicas por parte de los alfareros.
En consecuencia, para la caracterización de las muestras se llevó a cabo un
estudio integral a nivel arqueométrico para definir el tipo de inclusiones aplásticas,
mediante la identificación de rocas y minerales así como el estudio textural de pastas
cerámicas por métodos petrográficos esencialmente así como el análisis detallado de
aquellos componentes minerales y geoquímicos por la técnica de difracción de Rayos X
método powder (DRX), Fluorescencia de Rayos X (FRX) y Espectroscopía de Reflexión
de Infrarrojo de Onda Corta (SWIR) como un método integral de contrastación analítica.
Por otro lado, desde una perspectiva histórica, a partir de los primeros años del
descubrimiento del continente americano y la colonización europea, el Imperio español
promovió un continuo y creciente intercambio de productos comerciales con el Nuevo
Mundo; diversos consumibles se envasaron en recipientes de cerámica que
atravesaron el Atlántico por el sistema de galeones y flotas para satisfacer las
demandas alimenticias de la población ibérica y sus descendientes, cuyas necesidades
y tendencias de consumo de diversos productos, formaron parte de las prácticas
culturales cotidianas de la nueva sociedad virreinal, cuyos restos materiales están
asociados generalmente con asentamientos hispanos.
De esta manera, a partir del estudio de la cultura material cerámica en el
concierto de la arqueología histórica y los métodos arqueométricos, resulta de especial
relevancia el estudio de los factores sociales, culturales y ambientales que repercuten
en la producción de contenedores cerámicos que fueron destinados, en principio, al
comercio transoceánico desde los siglos XVI al XIX y que posteriormente tuvieron otros
fines utilitarios en los principales núcleos urbanos y áreas rurales.
En el caso de la arqueología histórica mexicana, recientemente los estudios
cerámicos ya no se limitan al establecimiento las tipologías, secuencias y dataciones
relativas de sitios y depósitos arqueológicos, sino que se enfoca entre otras cosas, a
estudiar cambios socioculturales de las tecnologías productivas donde se pueden
observar rasgos de la variabilidad productiva y tecnológica a nivel local y regional así
como las transformaciones, rupturas, continuidades y cambios en la cultura material en
las comunidades españolas, indígenas y mestizas.
En este caso, se ha recuperado un importante número de materiales cerámicos
correspondientes al periodo virreinal y republicano (ca. 1521-1821) en sitios
arqueológicos de las diversas regiones de México, donde se incluyen ejemplares
completos y múltiples fragmentos de contenedores cerámicos denominados también en
la práctica arqueológica como desechos de botijas que están incorporados a una
variabilidad de contextos arqueológicos históricos e incluso algunas piezas continúan
en uso en algunas comunidades rurales o integrados como elementos decorativos.
Para el desarrollo de esta investigación, se estudian principalmente restos
cerámicos pertenecientes a contenedores que fueron manufacturados posiblemente en
la región de Andalucía, España, entre los siglos XV y XIX. De esta manera, se aplicaron
un conjunto de técnicas analíticas a colecciones cerámicas de sitios arqueológicos
recuperados en rellenos constructivos en el predio que ocupó el antiguo Templo Mayor
de la ciudad azteca de Tenochtitlan, en la actual Ciudad de México.
Cabe mencionar que dichos materiales fueron cedidos y se encuentran bajo
custodia de la Dra. Patricia Fournier García, profesora-investigadora del Posgrado en
Arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) de México y
sirvieron en gran medida, como base para este estudio.
Paralelamente, con la finalidad de tener un marco comparativo de referencia, se
incluyen materiales cerámicos manufacturados entre los siglos XV y XVII provenientes
de asentamientos de Época Moderna de España, específicamente de la región de la
Baja Andalucía. De esta región, se estudian algunos fragmentos de botijas recuperados
en rellenos de las bóvedas del Sagrario en la Catedral de Sevilla, como resultado de
una intervención arqueológica de salvamento llevada a cabo en años recientes. Dichos
fragmentos corresponden cronológicamente a la segunda mitad del siglo XVII y fueron
cedidos y al mismo tiempo están bajo custodia del Dr. Fernando Amores Carredano,
profesor-investigador del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad
de Sevilla (US), España.
Asimismo, para el sureste peninsular, se incorporan fragmentos cerámicos
correspondientes a un asentamiento fronterizo de la Baja Edad Media (ca. 1100-1400),
que fueron recuperados a partir de excavaciones realizadas en el castillo de Moclín,
fortaleza situada en la parte superior de la villa fortificada de Moclín, en la provincia de
Granada. Dichos materiales cerámicos, fueron cedidos y se encuentran bajo custodia
del Dr. Alberto García Porras, profesor-investigador del Departamento de Historia
Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Granada (UGR),
España.
Además, con el objeto de evaluar objetos destinados al almacenamiento de
sólidos y líquidos, se contemplan algunos materiales cerámicos procedentes de
excavaciones realizadas en el Barrio del Albaicín, Granada, como producto de una
intervención arqueológica realizada para la construcción del templo islámico de la
Mezquita Mayor de Granada, cuyos rellenos constructivos corresponden
cronológicamente a la Baja Edad Media (ca. 1100-1400) y el periodo histórico conocido
como Edad Moderna (ca. 1453-1789). Los fragmentos fueron cedidos por el Dr.
Fernando Molina González, profesor-investigador del Departamento de Prehistoria y
Arqueología de la Universidad de Granada (UGR), España.
Por otro lado, la perspectiva teórica y metodológica del presente estudio se
desarrolla a partir de la estrategia de investigación denominada como arqueología
histórica y desde el enfoque de la ecología de la producción cerámica y su relación con
los factores sociales que determinan la producción de contenedores cerámicos. En
consecuencia, dentro del marco de esta estrategia, se hace uso de conceptos teóricos
y conceptuales como producción cerámica, tecnología productiva y ecología cerámica
principalmente.
Es necesario mencionar que aunque se han desarrollado importantes
aportaciones arqueológicas al conocimiento histórico de la presencia de contenedores
cerámicos en el Continente Americano, son pocos los estudios arqueométricos que
profundizan sobre la producción de estos artefactos en México, salvo recientes estudios
geoquímicos por Análisis Instrumentales de Activación Neutrónica (INAA) para la
determinación de procedencia realizados por distintos grupos de investigación donde se
incorporan muestras de sitios de Época Moderna en varias regiones culturales de
México, Centroamérica, España y Portugal.
Por ejemplo, en la actualidad los restos materiales y la información documental
indican la presencia de un amplio conjunto de contenedores cerámicos utilizados para
el transporte y almacenamiento de productos en los territorios ocupados por españoles.
Incluso, la exitosa adaptación de este tipo de contenedor cerámico al transporte
marítimo queda patente en numerosos puertos y pecios identificados a lo largo del
océano Atlántico y el océano Pacífico, en los que estos objetos han sido
documentados, especialmente en la costa atlántica de América donde se han detectado
infinidad de restos de botijas asociados a yacimientos arqueológicos sumergidos.
Asimismo, arqueológicamente se ha registrado la reutilización de botijas en
elementos arquitectónicos tanto en América como en la Península Ibérica, sobre todo
como relleno de vanos tapiados, pisos, engrosamiento de paredes, relleno de pechinas
(elementos estructural y constructivo que resuelve el encuentro entre la base circular de
una cúpula y un espacio inferior de planta cuadrada), entre otros.
Al mismo tiempo, la evidencia de restos de botijas también se relacionan con
asentamientos relacionados con la expansión de la cultura hispánica como puertos y
caminos que fungieron como rutas comerciales a nivel local, regional e internacional
durante al menos tres siglos consecutivos, por lo que su estudio es de importancia para
obtener una visión general del desarrollo, configuración y desintegración del sistema
económico mundial virreinal.
Desde esta perspectiva, en los estudios arqueológicos de periodos históricos, es
decir, aquellos que se gestan después del contacto europeo con el Nuevo Mundo se
pueden abordar diversos temas de investigación como el establecimiento de
conexiones y relaciones sociales simétricas y asimétricas de tipo económico, político,
jurídico y cultural entre regiones distantes que mantuvieron múltiples formas de
articulación geográfica.
Si bien, el estudio material de la vida cultural es un indicador de actividades y
dinámicas humanas en diversos contextos históricos alrededor del mundo, su estudio,
ofrece no solo interpretaciones de la red o redes y relaciones económicas que se
establecieron por el movimiento de individuos, ideas, objetos, tecnologías y prácticas
productivas, sino de la configuración política, social y cultural de los territorios ocupados
por los colonos a partir del siglo XVI.
En este caso, se busca comprender aquellos indicadores que muestran las
particularidades en la producción cerámica que puedan estar relacionados con la
explotación y aprovechamiento del entorno físico, manejo de materias primas y su
relación con la producción de bienes materiales cerámicos. Su estudio, puede
evidenciar algunos mecanismos de articulación y diferenciación sociotecnológica entre
las poblaciones indígenas y europeas, permitiendo visualizar algunos fenómenos
culturales y la interacción en las regiones americanas en la formación de los modernos
sistemas mundiales.
Por ejemplo, el análisis de los sistemas-mundo pretende explicar las relaciones
sociales, políticas y económicas en la historia, principalmente al estudiar la expansión
del capitalismo del estado moderno originado en Europa occidental entre 1450 y 1640-
50 (siglos XV-XVI) en tres dimensiones: expansión geográfica de Occidente, división de
trabajo y finalmente la diversificación económica. Además, considera el desarrollo de
una tecnología que posibilita el flujo de excedente por todos los estratos así como el
desarrollo y consolidación de los estados nacionales.
En general, esta visión histórica contempla aquellos procesos sociales como
conjuntos de relaciones temporales y cambiantes, esto es, observa a la historia como
un modelo de la realidad histórica global donde hay una serie de relaciones y donde los
procesos son múltiples e interconectados. Es decir, la interacción de la cultura material
en un amplio marco geográfico como resultado del proceso de expansión, conquista y
colonización que provocó la conformación de centros productivos y periféricos
enmarcados por las nuevas dinámicas geopolíticas y geoeconómicas que involucró la
expansión de objetos de uso cotidiano.
En cuanto al desarrollo de la tesis, es importante mencionar que la presente
investigación se inserta en el marco del proyecto del Posgrado en Arqueología de la
Escuela Nacional de Antropología e Historia: “Producción e intercambio de cerámica en
las Provincias Internas del norte de la Nueva España” (en colaboración con el
Smithsonian Institution, Washington, D.C., Estados Unidos) y el Programa para el
Desarrollo Profesional Docente (PRODEP) financiado por la Secretaría de Educación
Pública (SEP) de México bajo la dirección de la Dra. Patricia Fournier García.
En relación a los estudios arqueoméricos, fue necesario contar con el apoyo de
diversos investigadores, departamentos, laboratorios y equipos de instituciones
académicas a nivel nacional e internacional. En principio, es necesario señalar que
partir del acuerdo de colaboración académica entre los grupos de trabajo que integran
el Posgrado en Arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH)
y el Grupo de Paleosuelos del Instituto de Geología de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), fue posible la elaboración de láminas delgadas de
pastas cerámicas con la asesoría técnica del Mtro. en C. Jaime Díaz Ortega del Área
de Laminación de Suelos y Sedimentos del Instituto de Geología de la UNAM así como
su posterior caracterización bajo microscopio petrográfico.
Por otro lado, para los análisis mineralógicos por Difracción de Rayos X Método
powder y Espectroscopía de Reflexión de Infrarrojo de Onda Corta (SWIR), se llevaron
a cabo en las instalaciones del Laboratorio Nacional de Geoquímica y Mineralogía
(LANGEM) a través del apoyo de la Dra. Teresa Pi Puig, investigadora del Instituto de
Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Asimismo, para la realización de análisis de Fluorescencia de Rayos X (FRX) se
contó con el apoyo de la Dra. Fabiola Vega García del Departamento de Geoquímica
del Instituto de Geología de la UNAM.
De igual manera, en el marco del Programa Becas Mixtas del Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología (CONACYT), se llevó a cabo una estancia corta de
investigación en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada,
España, a través del Departamento de Prehistoria y Arqueología así como el
Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas de la misma
institución. El objetivo principal fue realizar investigación arqueológica y bibliográfica
sobre producciones cerámicas de época Moderna y llevar a cabo algunos estudios
arqueológicos y arqueométricos complementarios y comparativos en fragmentos de
fragmentos de piezas cerámicas que fungieron como contenedores de sólidos y
líquidos y que fueron recuperados en contextos arqueológicos ubicados en la región de
la Baja Andalucía, en la Península Ibérica.
A continuación se enuncia el capitulado de esta investigación.
En el Capítulo I se brinda un panorama general sobre las perspectivas y
alcances explicativos en la caracterización arqueométrica de materiales cerámicos
históricos así como la importancia de investigación referente a las tecnologías
productivas en el marco de la arqueología histórica mexicana. Asimismo, se exponen
los principales enfoques teóricos y conceptuales utilizados en esta tesis para
aproximarse al objeto de estudio desde la perspectiva de la ecología cerámica, el
sistema mundo y su relación con la producción de botijas. En este mismo apartado, se
exponen el planteamiento general del problema, la formulación de la hipótesis y la
metodología de investigación.
En el Capítulo II se describen las principales características físicas del entorno
físico de las áreas de estudio, sobre todo al hacer énfasis en los aspectos generales del
paisaje geológico y edafológico a nivel regional. Con ello se pretende ofrecer una visión
del ambiente natural, las materias primas y los recursos disponibles con los que
interactuaron los alfareros en el área de estudio, por lo que se hace uso de información
de las disciplinas de las ciencias de la tierra.
Por otro lado, en el Capítulo III se desarrolla un breve panorama sobre el
escenario histórico y económico, señalando el desarrollo de la expansión colonial
ibérica y el comercio transatlántico entre la Península Ibérica y la Nueva España a partir
del siglo XVI, y la subsecuente inserción de la economía novohispana en el sistema
económico mundial. De esta manera, se pretende comprender la importancia en la
utilización de artefactos cerámicos especializados para el transporte y almacenamiento
de múltiples mercancías de ambos lados del Atlántico.
En el Capítulo IV, se abordan las principales dinámicas para el desarrollo del
comercio transatlántico y su relación con la producción cerámica. Paralelamente, se
describen las características arqueológicas y contextuales de la evidencia material bajo
estudio, proporcionando a partir de los estudios realizados en las últimas décadas, una
aproximación tipológica, morfológica y cronológica de contenedores cerámicos
empleados en el comercio transatlántico y terrestre evidenciados actualmente en el
registro arqueológico. Para finalizar este apartado, se concluye con la revisión de los
últimos estudios arqueológicos y arqueométricos realizados hasta este momento
enfocado a la producción y distribución principalmente.
Los métodos y técnicas analíticas empleadas en esta investigación se detallan
en el Capítulo V, al mencionar los principales campos científicos como la petrología,
mineralogía y cristalografía, geoquímica así como otros conceptos de la ciencia del
suelo. Además, se presentan los principios básicos y conceptuales de las técnicas
principales y complementarias así como las rutinas analíticas. Paralelamente, se
contemplan los criterios de obtención, procesamiento, representación e interpretación
de datos para concluir con las perspectivas del estudio arqueométrico en la
interpretación arqueológica en la interpretación de procesos de cambio en la cultura
material.
En la última sección, se enuncian los principales resultados petrográficos,
texturales, mineralógicos y geoquímicos por muestra de los sitios y las subsecuentes
discusiones en torno a la producción cerámica en México y Andalucía durante la época
virreinal y republicana. Para finalizar, se describe una propuesta metodológica en el
estudio arqueométrico de materiales cerámicos y la subsecuente conformación de
bases de datos para futuros estudios dentro del campo de la arqueología.
A manera de comentario final a esta introducción, los contenedores cerámicos
como otros objetos de manufactura ibérica, desde el punto de vista arqueológico, se
relaciona con diversos factores socioculturales que se plantean a lo largo de esta
investigación. De esta manera, uno de los problemas planteados consiste en conocer
los componentes de fábrica, es decir, materias primas (suelos y sedimentos) así como
los rasgos de la tecnología productiva de contenedores que tienen una larga tradición
mediterránea y que fueron remitidos a las colonias americanas.
CAPÍTULO I
ESTUDIO Y CARACTERIZACIÓN ARQUEOMÉTRICA DE LA
PRODUCCIÓN CERÁMICA DURANTE EL PERIODO VIRREINAL Y
REPUBLICANO
1.
ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA Y EL ESTUDIO DE TECNOLOGÍAS PRODUCTIVAS
EN MÉXICO
En esta investigación, la cultura material se concibe como aquellas manifestaciones
materiales que existen en un contexto histórico determinado y es al mismo tiempo, el
escenario de todas las facetas de cualquier actividad humana, es decir, la
materialización social de la cultura. En consecuencia, el estudio de lo social con base
en la evidencia material se asocia con la comprensión de las dinámicas, funciones y
sistemas sociales en cualquier tiempo y espacio que muestra aquellos indicadores
socioculturales, sobre todo en lo referente a lo territorial, económico, político, étnico,
identitario, entre otros aspectos.
En el ámbito de la arqueología histórica internacional y nacional, los elementos
materiales como el mobiliario, equipo, instrumentos, cargas, artefactos cerámicos y
restos humanos hallados en sitios posteriores al contacto europeo, han brindado datos
significativos sobre los procesos de conformación de los virreinatos de la Corona de
Castilla. Entre ellos, se encuentra el papel de la geopolítica y la ecología que
repercuten en la producción, circulación y consumo de diversos bienes materiales de
acuerdo a la oferta y la demanda en los distintos estratos sociales.
En el caso de las tecnologías productivas, son un foco importante en la
investigación conductual en todas sus escalas, es decir, permite realizar inferencias
sociales de actividades culturales pretéritas sobre los procesos de explotación y manejo
de materias primas y las transformaciones productivas, elecciones, modificaciones y
adecuaciones tecnológicas a través del tiempo.
Éstos aspectos, pueden ser abordados desde el campo de la arqueometría a
partir de la aplicación de técnicas analíticas y métodos que ofrecen interpretaciones de
la producción cerámica en distintos escenarios históricos (cf. Rice 1987; Krishnan 1997;
LaMotta y Schiffer 2001; Kolb 2008, 2014; Fournier et al. 2012; Scarcella 2011; Albero
Santacreu 2014; Fabbri y Gualtieri 2014; Tite 1999, 2017). En México, este tipo de
estudios han tenido un importante desarrollo en los últimos años abriendo nuevas
brechas inferenciales del registro arqueológico.
Por otro lado, la arqueología histórica tradicionalmente hace uso de datos
arqueológicos e históricos (de contarse con ellos) para estudiar aquellos restos
materiales correspondientes al periodo posterior al contacto cultural a raíz de la
expansión europea hacia el Nuevo Mundo (cf. Schuyler 1970), constituye una estrategia
de investigación idónea para el conocimiento de tecnologías productivas en
asentamientos del contacto y posteriores a la conquista hispana con apoyo del análisis
científico de la cultura material cerámica.
En este tenor, independientemente de las posturas teóricas derivadas de la
arqueología procesual, la arqueología social iberoamericana, la teoría crítica, la teoría
de la agencia y otras aproximaciones de fondo posprocesual (cf. South 1977; Fournier
1990,1998; Orser 1996a, 1996b, 2004; Funari et al. 1999; Hall y Silliman 2006; Charlton
y Fournier 2008; Majewski y Gaimster 2009; Palka 2009; Van Buren 2010; Croucher y
Weiss 2011; Hernández de Lara 2011; Liebmann y Murphy 2011; Ferris et al. 2015;
Rodríguez-Alegría 2016; Montón-Subías et al. 2016; Funari y Senatore 2016), se han
ido comprendiendo procesos de contacto cultural.
Como resultado, los estudios de tecnologías productivas pueden centrarse en el
análisis sistemático de materias primas, técnicas de manufactura, propiedades físicas y
químicas que profundizan el conocimiento tecnológico de la producción, distribución y
consumo de cerámicas que dan cuenta sobre procesos sociales relacionados con
mecanismos de subsistencia, procesos de conformación identitaria, migraciones,
organización social y económica así como el estatus, género, modo de vida, actividades
rituales, construcciones ideológicas, entre otros fenómenos de lo social (cf. Rice 1987;
Sinopoli 1991; Velde y Druc 1999; Mills 2008; Hunt et al. 2017).
Desde esta perspectiva, la conjunción de datos históricos, arqueológicos y
arqueométricos permiten conocer aspectos relativos no solo de la producción artesanal,
sino la relación de la cultura material y la segmentación social, incluso el tipo de
alimentación, gustos y prácticas culinarias, particularidades del almacenaje de
alimentos, uso, consumo y desecho de artefactos cerámicos como indicadores de
actividad humana.
Para el caso de procesos contacto, expansión y desarrollo del colonialismo en el
Nuevo Mundo, muchos objetos cerámicos fungieron como indicadores del escenario
económico, racial, étnico y social en múltiples sitios de población ibérica e indígena por
lo que su estudio ha permitido conocer la producción y reproducción y legitimidad
cultural; las diferencias socioétnicas en el mundo virreinal entre peninsulares, criollos,
indígenas, negros y castas que permite conocer el nivel de desarrollo socioeconómico
de las élites en relación con las minorías (cf. Voss 2012).
Por otro lado, varios investigadores han propuesto que en la conformación
territorial de la Nueva España, cada asentamiento y área geográfica se articularon de
forma paulatina por tres factores principalmente: las exigencias y preocupaciones
políticas externas, las restricciones coloniales internas así como las limitaciones
tecnológicas y sobre todo las barreras geográficas (Skowronek 2009:47), de manera
que la producción cerámica se circunscribió a limitaciones geográficas y del sistema
ecológico que se relaciona directamente con el acceso y explotación de determinados
recursos naturales a nivel local y regional.
Además del entorno físico, la estructura y organización social representa un
elemento clave en ele desarrollo de tecnologías productivas. Por ejemplo, en el sur de
la Península Ibérica, las actividades industriales y artesanales (textil, sedera, curtiduría,
construcción naval, loza y cerámica) tenían una organización definida al menos desde
el siglo XIII y XIV (cf. Otte 2006). De esta manera, el estudio de tecnologías productivas
de periodos históricos, posibilita inferir y explicar diversos fenómenos sociales en lo
referente a la conformación de nuevas estructuras sociales en lo territorios
conquistados que se vinculan con el control y explotación de materias primas
específicas en distintas áreas geográficas, fenómenos que no necesariamente figuran
en las fuentes textuales.
Para algunos investigadores, a pesar de que el interés académico en el estudio
arqueológico de periodos históricos se ha incrementado en las últimas tres décadas,
hay mucho por hacer a medida que surgen nuevas preguntas y temas de investigación,
cuyo objetivo es contribuir a una narración más completa del pasado multicultural de
México (Fournier y Velásquez 2014:4850).
Por ejemplo, las posibilidades de obtener nuevos conocimientos sobre el
desarrollo de la producción cerámica y las particularidades de las distintas tradiciones
tecnológicas así como los cambios que ocurren a través del tiempo, se concretan a
partir de la combinación de múltiples estrategias de investigación que involucran a la
arqueología histórica, la etnoarqueología y arqueometría (Fournier y Bishop 2015:223).
En México, los estudios de tecnologías productivas relacionadas con la alfarería,
han puesto interés sobre todo en el impacto del colonialismo europeo, las
transformaciones en la producción y consumo así como cambios de tecnologías
indígenas, la introducción de técnicas europeas y uso de cerámicas tanto locales como
importadas en el seno de la sociedad virreinal (cf. Gasco 1992; Lyons y Papadopoulos
2002; Brown et al. 2004; Palka 2005; Kepecs 2005; Zeitlin 2005; Blackman et al. 2006;
Thomas 2007; Fournier 2009; Fournier et al. 2009; Charlton y Fournier 2011;
Hernández 2012; Pasinski y Fournier 2014; Alzate Gallego et al. 2015; Rodríguez-
Alegría 2016).
Por otro lado, en el sistema colonial, el trabajo minero fue la actividad económica
más importante este periodo y que teóricamente es el responsable de una distribución
social de la fuerza de trabajo así como el desarrollo de las actividades económicas de
los otros sectores y en particular de la agricultura (Barbosa 2006:57). En consecuencia,
en la producción cerámica, el taller artesano tiene un carácter bien delimitado que no
sólo se ajusta a un nuevo modelo de re distribución del producto obtenido, sino a una
reestructuración radical de las condiciones de trabajo y demanda de productos, de
manera que el aumento de la producción, con técnicas constantes, pudo lograrse a
través de un aumento en la jornada laboral y la especialización.
En general, las arqueología histórica y la arqueometría contribuyen
substancialmente a la comprensión de procesos sociales relacionados con la
modificación, la resistencia, la adopción, adaptación cultural, resiliencia en la vida
cotidiana que se identifican en la cultura material, de manera que se ha convertido en
un importante tema de la investigación a nivel mundial permitiendo una mejor
comprensión de los contextos arqueológicos y las dinámicas sociales del pasado.
Lo anterior, posibilita realizar estudios minuciosos que aporten resultados acerca
de similitudes y diferencias en los materiales, que contribuyan al conocimiento del
pasado histórico con base en métodos de caracterización de objetos a través de la
determinación de sus principales propiedades físico-químicas, considerando que para
que un artesano desarrolle cualquier actividad productiva como en el caso de las
elaboración de cerámica en alfares, es indispensable una tecnología que involucra
diversas variables (cf. Coll Conesa y García Porras 2010).
Por último, el estudio integral de tecnologías productivas, permite entender
procesos productivos que incluyen la decisión de trabajo por parte del artesano, la
especialización, el conocimiento práctico de las técnicas y del medio ambiente. Aún
cuando se considera que la mayoría de los estudios arqueométricos en México se
orientan al pasado prehispánico, nuestro interés es aplicar el campo de acción de esta
estrategia de investigación en el estudio de materiales provenientes de sitios vinculados
a los procesos de exploración, apertura y consolidación del sistema económico mundial
en el Nuevo Mundo.
1.1.
Arqueometría cerámica: perspectivas y alcances en la arqueología histórica
La cultura material tiene características intrínsecas que muestran aspectos de la vida
social de los objetos y sujetos que involucra procesos culturales de selección,
adquisición, explotación y transformación de materias primas. En síntesis, para el
desarrollo integral de investigación de estas evidencias materiales, es necesario el uso
de distintas técnicas científicas que proporcionen hipótesis contrastables para la
interpretación del registro arqueológico, lo que permitirá en gran medida, explicar
procesos históricos de larga y corta duración relacionados con las prácticas
productivas, la permanencia, la memoria, el poder y la distribución de ciertos
conocimientos técnicos.
Por otro lado, se ha discutido la relevancia de la cultura material desde varias
ópticas y se acepta que los artefactos pueden considerarse encarnaciones tangibles de
las relaciones sociales que se expresan en las actitudes y comportamientos del pasado.
En el caso de la arqueología histórica, los estudios de cultura material moderna se han
convertido en un importante campo de estudio más allá de la identificación, descripción,
clasificación básica e inventarios de objetos arqueológicos recuperados en múltiples
yacimientos (cf. Fournier 1990; Graves-Brown 2000; Buchli y Lucas 2002; Hicks y
Beaudry 2006; Lucas 2006; Croucher y Weiss 2011; Hernández 2012; Beaudry y
Mehler 2016), lo cuales se han enriquecido substancialmente de otras disciplinas de lo
social como la historia, la antropología, la etnoarqueología y la arqueometría.
En las últimas décadas, el avance en el conocimiento científico así como el
aprovechamiento de herramientas y recursos tecnológicos, ha enriquecido el campo de
la arqueología a nivel mundial, particularmente en la caracterización de objetos de
distinta composición elemental. Si bien, la mayoría de estos métodos y técnicas,
ofrecen información relevante para el conocimiento y comprensión de dinámicas
culturales de las sociedades pretéritas en distintos periodos y regiones con distintos
enfoques teóricos, metodológicos e interpretativos, es necesario plantear una
metodología sólida de investigación que guíe y justifique la práctica actual de la
arqueometría.
En términos estrictos, la arqueometría contribuye a una mayor comprensión del
registro arqueológico para inferir dinámicas del contexto sistémico respecto a variables
tecnológicas, económicas y sociales. Ha tomado grandes bríos sobre múltiples
orígenes, dados que en la práctica constituye una mezcla con proporciones variadas de
las ciencias naturales y formales como la mineralogía, geoquímica, geofísica, geología,
biología, botánica, física, química, metalurgia, fotogrametría, estadística, minería de
datos, procesamiento digital de imágenes, entre otras disciplinas científicas por lo que
el énfasis encada uno de estos componentes depende, en gran medida, de la
preparación profesional de quienes efectúan trabajos en este marco y los objetivos de
cada proyecto de investigación.
Sus aportes radican en la aplicación de técnicas de última generación prestadas
de las ciencias naturales como la biología, física, química, geología, mineralogía y
geoquímica entre otras, aunado a la información contextual y medioambiental de los
artefactos así como la composición y estructura de los objetos (cerámica, lítica, hueso,
metales, vidrio, restos vegetales y animales, etcétera). Entre las temáticas que se
aborda en los estudios cerámicos, se encuentran las investigaciones enfocadas a la
identificación de materias primas, procesos productivos, hipótesis sobre procedencia y
prácticas tecnológicas a partir del conocimiento de las principales propiedades físico-
químicas (cf. Scott y Meyers 1994; Ehrenreich 1995; Jones 2004; Capel 2006; Mannoni
2006; Buxeda et al. 2008; Albero Santacreu 2014).
De manera que la arqueometría se enfoca al estudio de la cultura material con el
apoyo de diversos campos científicos y utiliza los marcos teóricos, conceptuales y
observacionales emanados de las ciencias sociales con miras a la creación de modelos
explicativos sobre las dinámicas y procesos sociales pretéritos, aunado a la información
contextual y medioambiental de los artefactos.
En general, los estudios científicos en materiales cerámicos han contribuido al
planteamiento de problemas y temas de investigación arqueológica que hace varias
décadas eran difíciles de tratar, por ejemplo la correlación entre clasificaciones
morfológicas y tecnológicas, grupos y tradiciones tecnológicas, procesos de elaboración
y manipulación o simplemente intratables tales como el intercambio, la procedencia de
objetos y el aprovisionamiento de materias primas, identificación de residuos y
contenidos, diagnóstico funcional, etcétera (cf. Cordero Ruiz et al. 2006; Pollard et al.
2007; Turbanti-Memmi 2011; Roberts y Thornton 2014).
Paralelamente, en México se han desarrollado importantes aportaciones
arqueométricas, sobre todo en la caracterización de objetos de época prehispánica y el
desarrollo de estrategias para la conservación de bienes culturales (cf. Cárdenas y
Esparza 2005; Manzanilla 2012; Esparza 2015; Barba y Medina-González 2016), así
como múltiples estudios referentes al contexto arqueológico y geográfico, como es el
caso de la geoarqueología que cuenta con temas específicos sobre la relación entre los
asentamientos humanos con el paisaje físico, por mencionar algunos.
En lo referente a los estudios cerámicos y la aplicación de las ciencias naturales,
a partir de la conformación de la arqueología como disciplina científica han tenido gran
importancia a nivel mundial desde principios del siglo XIX. Por ejemplo, uno de los
estudios fundamentales en el desarrollo de lo que se podría denominar como
arqueometría cerámica, son los análisis petrográficos iniciados por Anna O. Shepard
(1903-1971), los cuales marcan parte del desarrollo, práctica y expansión de la
arqueología procesual en el mundo (cf. Shepard 1956; Matson 1981; Vuković 2017).
Es decir, a partir de ese momento tuvieron una repercusión los enfoques
teóricos sobre todo de la ecología cultural desarrollando la necesidad de observar la
interacción dinámica entre la cultura y el medio ambiente desde una perspectiva
sistémica, poniendo especial interés sobre la relación existente entre los factores
tecnológicos, los sujetos y su interacción con el medio ambiente.
A partir de los años setenta y ochenta, se han empleado dos métodos poderosos
para la caracterización de cerámica arqueológica: Fluorescencia de Rayos X (FRX) y
estudios por Análisis Instrumentales de Activación Neutrónica (INAA). Dichas técnicas
brindan información relevante sobre la composición química y se utilizan para estudios
tecnológicos y procedencia debido a que la composición química en los materiales
arcillosos que pueden ser característicos de un sitio o yacimiento particular debido a las
concentraciones de algunos elementos como el fósforo, estroncio y bario.
Por otro lado, desde mediados del siglo pasado y hasta la actualidad, destacan
estudios arqueométricos en materiales cerámicos asociados a la caracterización de
pastas cerámicas para comprender a mayor profundidad la tecnología productiva de las
unidades sociales, cuyos resultados han proporcionado datos de importancia para
conocer el tipo de materias primas, procesos productivos, técnicas de manufactura,
condiciones de cocción e hipótesis sobre la transmisión de conocimientos entre los
alfareros antiguos (cf. Matson 1965; Shepard 1971; Rice 1987; Tite 1999; Barclay 2001;
Buxeda el al. 2008; Quinn 2013; Albero Santacreu 2014; Hunt 2017).
De esta manera, desde la década de los años ochenta del siglo pasado se han
desarrollado discusiones acerca de la relevancia de los estudios científicos en las
disciplinas de lo social, con miras a validar como estrategia de investigación
denominada frecuentemente como arqueometría, frente a la predominancia de los
estudios clásicos (descriptivos e inventarios de objetos) que se abocan al pasado, son
pocos los estudios que incluyen una visión transdisciplinaria.
Sin embargo, a pesar de contar con una importante producción académica y
científica en este tipo de estudios, aún persisten debates en torno a la interpretación del
contexto arqueológico e histórico en el uso de tecnologías de última generación,
sumándose la limitada reflexión sobre sus perspectivas, alcances y límites explicativos.
Desde esta perspectiva, la utilización de técnicas analíticas debe obedecer a responder
preguntas arqueológicas e históricas sobre qué se quiere conocer sobre la realidad de
una sociedad concreta.
En la actualidad, tiene un importante campo de acción en los estudios de
arqueología histórica a nivel mundial que contribuyen a la comprensión sobre la
transmisión de ideas y tecnologías al desarrollar hipótesis basadas en la evidencia
química, mineralógica, petrográfica y física que pueden ser contrastadas con la
información histórica. Por ejemplo, el estudio multidisciplinario de cerámicas
manufacturadas en sociedades donde se manifiestan procesos de contacto de las
épocas Medieval, Postmedieval y Moderna en el Continente europeo y americano (cf.
Buxeda et al. 2015), incluso asiático.
Adicionalmente, para el caso de México los datos derivados de la arqueología y
la historia y la ejecución de análisis físico-químicos han proporcionado información
significativa sobre la manufactura de lozas que se distribuyeron en la Nueva España y
en algunas de sus provincias durante el periodo Colonial Temprano (ca. 1521-1620,
Medio (ca. 1621-1720), Tardío (ca. 1721-1820) que tuvieron cierta continuidad hasta el
Republicano, han mostrado la variabilidad productiva y tecnológica en distintas
regiones.
Ejemplo de ello, en el quehacer de la arqueología histórica mexicana es la
caracterización geoquímica de pastas por medio de análisis composicionales a lozas
vidriadas y esmaltadas que se introdujeron de la Península Ibérica al Virreinato de la
Nueva España así como muestras provenientes de diversos sitios del país (Fournier y
Blackman 2007; Fournier et al. 2009). Así como otras importantes aportaciones en
torno al comercio intrarregional de cerámicas virreinales de tradición indígena desde
varios enfoques interpretativos (cf. Rodríguez-Alegria et al. 2000a, 2000b; Rodríguez-
Alegria y Speakman 2003).
En esta clase de estudios, por ejemplo, se requiere comprender qué clase de
materias primas locales o importadas fueron indispensables para lograr la producción
de bienes de consumo acordes con las necesidades de los europeos y sus
descendientes así como de las poblaciones amerindias (Fournier y Blackman 2007).
Otro caso son los estudios abocados a la tecnología productiva con el apoyo de
técnicas de baja sofisticación como análisis clásicos de petrografía y el procesamiento
digital de imágenes en lozas de tradición indígena y vidriadas del centro de México,
cuyos resultados muestran algunos posibles cambios tecnológicos detectados en la
cultura material a raíz de la introducción de nuevas tecnologías productivas que se
incorporaron de forma paulatina en las prácticas alfareras durante el periodo virreinal y
republicano (cf. Guerrero 2012, 2014, 2017).
En consecuencia, la ejecución de este tipo de análisis generalmente se apoya
con la vinculación de diversos especialistas de otros campos del conocimiento científico
donde se debe evaluar de manera conjunta la elección del método, el muestreo y la
subsecuente realización del análisis, por lo que la participación y colaboración de
cuerpos académicos de diversas instituciones debe ser una herramienta fundamental
para desarrollar, fortalecer y fomentar los estudios multidisciplinarios en México,
independientemente de la disciplina científica.
En opinión de algunos investigadores, entre los desaciertos en los estudios
arqueométricos, se puede considerar la falta de objetivos de investigación en la práctica
profesional, así como presentar una desconexión entre los propósitos arqueológicos y
los relacionados con las técnicas de análisis, motivada en gran parte por la escasa
colaboración entre el arqueólogo y el especialista. Además, la falta de justificación de
los métodos de análisis utilizados y tampoco se explicitan los criterios seguidos en la
selección de muestras, poco desarrollo de la experimentación como fuente de
contrastación para la caracterización así como escasa utilización de datos
complementarios de tipo etnográfico así como la ausencia de estudios semejantes a
nivel regional (cf. De Atley et al. 1991; García Heras y Olaexea 1992).
Aunado a lo anterior, otra limitante radica en el muestreo, lo que a menudo
impide una selección adecuada de muestras que proporcionen información relevante.
Por tal motivo, el tipo de muestras disponibles afecta al tipo de análisis que es factible
realizar y los datos resultantes (Albero Santacreu 2014:7). En este caso, la
arqueometría y la arqueología histórica como estrategias de investigación, son
susceptibles de combinarse para llevar a cabo estudios acerca de tecnologías
productivas cerámicas particulares que los “conquistadores” introdujeron en territorio
americano, con base en sistemas culturales ibéricos para la organización de la fuerza
de trabajo de manera que se implantaron modos de trabajo ajenos a las sociedades
autóctonas.
En este escenario, la arqueometría cerámica se enfoca a estudiar las técnicas
productivas, procedencia, datación, uso y estado de conservación de los artefactos. Los
intereses arqueológicos radican desde la identidad cultural de los alfareros, los
aspectos funcionales de la cerámica, la organización y la tecnología de los talleres, la
disponibilidad de materias primas, la reconstrucción de las relaciones comerciales a
larga distancia, entre otras temáticas.
La conjunción de la arqueometría cerámica y la arqueología histórica, abren
nuevas perspectivas analíticas en aquellos sitios arqueológicos donde hay procesos de
contacto cultural y provee información significativa del comportamiento humano que
están ausentes en la información histórica o son prácticamente nulos. El estudio
puntual de materiales cerámicos, puede en gran medida, contribuir a comprender
fenómenos sociales de mayor complejidad aunque para realizar este tipo de inferencias
es necesario contar con el análisis de un número mayor de muestras a nivel local y
regional.
La caracterización de fragmentos de botijas se basa esencialmente en el estudio
petrográfico y textural de las pastas así como la composición mineralógica y
geoquímica de las vasijas que engloba el estudio del paisaje físico y natural, el proceso
cultural y datos de la historia del contexto arqueológico. A continuación se propone un
modelo general de trabajo para la caracterización arqueométrica de los materiales
cerámicos bajo estudio, cuya finalidad es la integración los datos con miras a una
interpretación con significado arqueológico, histórico y cultural de los objetos (Figura 1).
Figura 1. Diagrama para la caracterización arqueométrica de contenedores cerámicos propuesto
para esta investigación.
Por otra parte, en la mayoría de los casos la arqueometría apoya a estudiar
aquellos rasgos de la cultura material que difícilmente pueden identificado desde los
métodos tradicionales de la disciplina arqueológica o que se omiten en las fuentes
escritas. Los tópicos que pueden abordarse a partir del estudio de la cerámica pueden
ser desde aquellos que comúnmente se estudian aquellas relaciones sociales que se
reflejan en la economía, el poder, la formación identitaria, las divisiones de trabajo y
especialización artesanal.
En suma, los estudios arqueométricos en el campo de la arqueología histórica
aportan datos para explicar aspectos del comportamiento y contacto cultural, por lo que
es necesario establecer de manera explícita los objetivos de la investigación de los que
depende la teoría y método a utilizar que guíen y fundamenten la manera de integrar e
interpretar esa información, en forma tal que los datos “duros” no sean vistos como el
único fundamento para plantear modelos e hipótesis de la producción alfarera, es decir,
cada nivel analítico debe funcionar recíprocamente; la aportación de información
novedosa sobre la producción, características y técnicas utilizadas para producir
objetos cerámicos en la sociedad novohispana.
1.2.
Cultura material y tecnología productiva
La cultura material representa distintos modos en que se satisfacen las necesidades
humanas elementales y suntuarias con objetos materiales y acciones, de manera que
los objetos no se consideran reflexiones pasivas de la tecnología o la organización
social, se trata de una dimensión activa y estructurante de las sociedades humanas y
sus significados como faceta fundamental de la vida humana (Pounds 1992; Guarinello
2005). En un contexto social cada vez más complejo, los individuos construyen y
expresan sus identidades a través de la cultura material, la cual se identifica en los
objetos, cuyas manifestaciones físicas se generan, usan y conforman un espacio social
determinado (Wetherell 1982; Dietler y Herbich 1998; Insoll 2007; Dittmar 2011),
aspectos que son susceptibles de interpretarse en los sitios históricos posteriores a la
ocupación hispana en el Nuevo Mundo.
Por ejemplo, la presencia de contenedores cerámicos o botijas así como los
comestibles que contenían representan una creciente homogeneización del moderno
sistema mundial, es decir, el desarrollo de una economía mundial que se originó a fines
del siglo XVI y principios del XVII constituyó un mercado a gran escala que se
caracterizó por la división del trabajo. La producción en general y la especialización de
la producción, provocó una distinción entre las entidades centrales y periféricas.
Para algunos autores, estos elementos materiales se erigen como símbolo de la
colonización del espacio, sociedad y pensamiento. La estandarización de una técnica,
una forma y un sistema de medidas uniformó la manera de mirar el mundo y nos habla
acerca de un código de gustos e ideas sobre el refinamiento, base de una identidad
común que permite a los individuos distinguirse de otros, en un escenario de creciente
competencia étnica en tierras americanas bajo el dominio español (Velásquez y
Fournier 2015:168).
En esencia, este sistema tuvo una clara división laboral, con límites definidos,
estructuras, grupos y múltiples sistemas culturales así como reglas de legitimación y
coherencia que se articuló entre las áreas centrales y periféricas. Al mismo tiempo, se
puede considerar que en un amplio territorio pueden presentarse diferencias
económicas, de clase o institucional como resultados de la transformación e interacción
con los factores y procesos étnicos.
Dichos discursos se construyen a través de contextos históricos específicos y las
prácticas que rodean las relaciones sociales, como ocurre con las decisiones que
toman los productores para elaborar objetos conforme a sus conocimientos y destrezas,
legados de generación en generación (Malafouris 2008), según el grado de desarrollo
productivo y tecnológico en determinada época y región.
Las prácticas alfareras constituyen un medio activo a través del cual se formula y
reformula el orden social, así como la configuración de la estructura política y
económica vigente en cada sociedad y las tecnologías productivas involucran
necesariamente relaciones sociales y son los agentes técnicos los responsables por la
producción, el uso y el valor dado a los objetos materiales (Gosselain 1992; Dobres
2000). Desde esta perspectiva, el estudio de la cultura material y la producción
cerámica pone en evidencia aspectos relacionados con fenómenos políticos y
económicos que muestran su significado social y permite aproximarse a la comprensión
de las decisiones tecnológicas involucradas en la producción de ciertos objetos.
2.
CONCEPTOS TEÓRICOS Y CATEGORÍAS
En la disciplina arqueológica, la observación y representación del dato subyace a los
objetivos epistémicos de cada investigación, de lo contrario, las interpretaciones poseen
sesgos en la recuperación e interpretación de la limitada cultura material que ha logrado
perdurar del registro arqueológico. Es necesaria una teoría de la observación que
justifique nuestros procedimientos de detección, registro, obtención, análisis y
presentación sobre los contextos arqueológicos y sus componentes (Embree 1992;
Gándara 2016).
Por consiguiente, en cualquier proyecto de tipo arqueológico y arqueométrico, es
necesario exponer y sustentar la base teórica y conceptual a partir de las preguntas de
investigación así como la observación y conocimiento de la cultura material que
fundamente nuestras hipótesis sobre la explicación de fenómenos sociales pretéritos.
La formulación de procedimientos arqueométricos orientados a la investigación
de sociedades concretas, resulta esencial considerar la relación entre la teoría
arqueológica y los datos que nos acercarán a conocer un proceso social, por lo que la
calidad del registro arqueológico, la claridad de los objetivos y la correlación de las
muestras son condiciones indispensables para el éxito de una proyecto arqueométrico.
En la caracterización de materiales cerámicos, se requiere una identificación precisa los
materiales constitutivos y técnicas utilizadas en la producción cerámica para interpretar
las acciones técnicas dentro de una sociedad.
Existen diferentes enfoques teóricos sobre la forma en que se entiende la
producción y la interpretación de las acciones tecnológicas. Por ejemplo, los aspectos
sociales, simbólicos e ideológicos inherentes a los objetos cerámicos pueden
interactuar y aparecer junto con otros aspectos prácticos y técnicos relacionados con la
materialidad y el entorno natural (Albero Santacreu 2014:127). De esta manera, para
comprender la producción cerámica dentro del marco de la arqueología histórica, se
hará uso de los conceptos y categorías emanados principalmente de la arqueología
ambiental así como el materialismo cultural, los cuales prestan especial interés a los
componentes medioambientales, productivos, tecnológicos y culturales.
2.1.
Producción cerámica
En lo referente al concepto de producción, su estudio busca explicar las interrelaciones
entre los sujetos y materias primas para la fabricación de la cerámica; quién y para
quién se fabrica, por ejemplo. Las interrogantes principales se refieren a la tecnología
de manufactura, el papel y estatus de los productores así como la integración de
actividades productivas, la organización de las unidades productivas y su implicación
económica (Rice 1987:182).
Al mismo tiempo, la producción cerámica está relacionada con el entorno natural,
la apropiación del medio físico así como la explotación de recursos en un ecosistema
específico, donde la tecnología puede estar determinada por las necesidades sociales y
económicas, es decir, la producción de ciertos bienes de consumo responden a
factores demográficos, condiciones medioambientales y tecnológicas,
independientemente de las formas sociales de apropiación de dichas condiciones.
En años recientes se han desarrollado modelos teóricos desde la antropología y
sociología para explicar la producción y el cambio tecnológico en materiales
arqueológicos (cf. Sahlins 1972; Rice 1987, 2012; Kolb 1989; Sinopoli 1991; Costin
1991; Loney 2000; David y Kramer 2001; Underhill 2002; Roux 2003; Flad y Hruby
2007; Scarcella 2011; Albero Santacreu 2014). En general, la producción se relaciona
con la tecnología y prácticas empleadas para desarrollar o limitar la producción, donde
se presenta una interacción entre la tecnología, las relaciones tecno-ambientales, los
ecosistemas y las pautas de trabajo definidas por cada unidad social.
Se concibe como un “saber hacer”, el cual se inicia con la elección de la materia
prima apropiada, continúa con los instrumentos y los modos para extraerla y trabajarla,
o transformarla, y con los tipos y cantidades de energía para alcanzar la manufactura
correcta (Harris 1985:68; Mannoni y Giannichedda 2003:29). Los componentes
esenciales de un sistema productivo se agrupan en dos subsistemas: técnicos y
socioeconómicos, donde existe un intercambio de influencias entre ellos y han de ser
vistos dentro del sistema general que constituye la cultura (Fernández Navarro
2008:49). Asimismo, el nivel de especialización de la producción está relacionado con
ciertas conductas tecnológicas emprendidas por los alfareros y los usuarios como
respuesta a las necesidades sociales dadas (Albero Santacreu 2014:250).
En síntesis, la producción cerámica se enfoca al estudio puntual de la selección y
tipo de materias primas, formado de piezas, tratamiento de superficie y procesos de
cocción. Toma en cuenta la distribución de artefactos, cuya investigación radica en la
identificación de los principales centros productores y rutas de comercio a partir del
análisis científico con el apoyo de diversas técnicas, es decir, la identificación del origen
específico del material empleado en un artefacto hallado en un sitio arqueológico es un
indicador del transporte de materias primas o productos terminados.
2.2.
Tecnología productiva
En el campo de las ciencias sociales, la tecnología es analizada como una fuerza
productiva porque encarna todo conocimiento aplicado a la producción, que se
materializa en objetos o en sistemas de organización de la actividad económica. La
tecnología es un medio de satisfacción de necesidades tanto en el campo de la
subsistencia básica (tecnología productiva) como en el de lo social (tecnología de uso).
Las tecnologías productivas crean las herramientas o los medios (cultura
material) que la sociedad emplea en las tareas que requieren modificación o
manipulación de su ambiente natural o social y al mismo tiempo, la tecnología
productiva funcione dentro de un ambiente social. De manera que los objetos
arqueológicos son indicios de los grupos de artesanos que los producen y que
comparten determinadas formas de hacer (cf. De Atley 1991; Knappett 2005).
La tecnología productiva depende de elecciones tecnológicas en distintos
escenarios sociales, económicos e ideológicos. Estas elecciones y el grado de
variabilidad se observan en: 1) materias primas; 2) herramientas empleadas; 3)
técnicas; 4) energía del trabajo; y 5) reconstrucción de las secuencias o procesos de la
producción tecnológica (cf. Tite 1999).
El estudio de la producción tecnológica puede fundamentarse en la relación entre
las elecciones tecnológicas y el medio ambiente, de manera que estos saberes o
habilidades son conceptualizados como prácticos, intrínseco, dependientes del contexto
de los sujetos y se adquieren a partir de la observación e imitación.
2.3.
Tecnología de producción cerámica
La tecnología puede concebirse como el conjunto de posibilidades y procedimientos
técnicos para transformar la materia que existe en la naturaleza en productos; en
arqueología es el encadenamiento de acciones y relaciones, desde el mismo proceso
productivo, a la organización del proceso de producción, sumándose a todo el sistema
cultural así como procesos y prácticas asociadas con el consumo y desecho de
artefactos (Rye 1981:5; Miller 2007:4), es decir, la tecnología nos aproxima al
conocimiento de la variación de soluciones productivas desarrolladas así como las
tradiciones tecnológicas y culturales y al mismo tiempo, la relación con el medio
ambiente, el control y manejo de recursos que se vinculan con la estructura económica,
política e ideológica.
Asimismo, se puede considerar que la cerámica participa de una u otra forma en
una amplia variedad de los procesos de trabajo que se realizan en el marco de
diferentes actividades de producción y reproducción biológica y social de muchas
comunidades. A partir de su estudio, es posible llegar a acercarnos a distintos aspectos
y características de las actividades y procesos de trabajo en los que participan las
cerámicas (Clop 2007:16).
Por otro lado, una visión del cambio tecnológico propone que los valores
culturales y las creencias profundas sean tal vez más importantes en la selección y el
desarrollo tecnológico que cualquier otro factor externo; esta perspectiva de la
tecnología cerámica toma en cuenta la elección personal como también los recursos
ecológicos y la organización económica (cf. Loney 2000).
Por el contrario, pueden existir métodos de fabricación similares que son
socialmente aceptados en un contexto determinado y son compartidos por las unidades
de producción. Estas tradiciones reflejan el grado de interacción y el consenso
tecnológico existente entre los alfareros (Albero Santacreu 2014:241), es decir, existen
factores culturales que pueden determinar una selección y manejo intencional de las
materias primas para la elaboración del cuerpo cerámico.
El estudio de las tecnologías productivas permite comprender estos procesos y
pueden centrarse en el estudio de los factores de localización de la industria alfarera, la
técnica de producción, la obtención y preparación de las arcillas y materias primas,
combustibles, técnicas de conformación del cuerpo cerámico (forma), técnicas
decorativas (acabado de superficie técnicas utilizadas antes de la cocción y aplicación
de revestimientos como engobe o vidriado) y procesos de cocción (temperatura,
atmósfera y naturaleza de los componentes arcillosos).
2.4.
Ecología cerámica
La ecología cerámica ha tenido un portante desarrollo teórico, conceptual e
interpretativo en el campo de los estudios cerámicos y sobre todo en el ámbito de la
etnoarqueología con interesantes propuestas sobre la producción cerámica a nivel
regional. En general, se centra en aquellas investigaciones que hacen especial énfasis
al medio ambiente físico, biológico y las prácticas culturales, como también al complejo
cerámico, que incluye la selección de materias primas, técnicas de manufactura,
decoración, distribución, consumo y desecho de objetos cerámicos (cf. Matson 1965;
Kolb 1989; Williams 1992, 1994).
Los enfoques de la ecología cultural iniciaron con los trabajos de Julian Steward
en 1955 y Leslie White en 1959 (Kolb 1989:274) y a partir del desarrollo de la
arqueología procesual, la comprensión de las causas del cambio cultural o procesos en
distintos contextos medioambientales y culturales debía ser el principal objetivo de la
arqueología (Sabloff 2008:116) De esta manera, la cultura debía entenderse en
términos de un sistema articulado por la relación de los aspectos tecnológicos,
económicos, sociales, políticos e ideológicos, incluso, hace especial énfasis en las
variables tecnoecológicas y tecnoeconómicas (Harris 1996:578).
Entre los planteamientos de la ecología cultural, es contemplar a las sociedades
en función de su adaptación al medio en que viven, por lo que las características que
presentan pueden explicarse atendiendo a su grado de adaptación al medio (Johnson
2000:180) y la ecología cerámica es un enfoque contextual que busca conocer los
datos técnicos en un marco de referencia tanto ecológico como sociocultural,
relacionando las propiedades tecnológicas de los recursos locales a la producción y uso
de los productos cerámicos (Rice 1987:314).
La manufactura de cerámica, como cualquier otra tecnología productiva,
representa el punto donde un sistema cultural interactúa directamente con el sistema
ambiental, es decir, esta visión teórica intenta comprender y regular las relaciones
dinámicas existentes entre la cerámica como producto cultural y el entorno natural o
ecosistema como una forma de permanencia en la producción de los objetos (Figura 2).
Complejo cerámico
Humano
Biológico
Cultura
Paisaje biológico
Paisaje físico
Figura 2. Diagrama del modelo teórico de la ecología cerámica. Tomado de Kolb (1989:311).
Si bien, el concepto de ecosistema ha tenido infinidad de definiciones teóricas,
principalmente derivados de la biología y la ecología, la perspectiva ecológica de la
cultura figura entre los esquemas sistémicos más productivos en el campo de la
arqueología y antropología (cf. Watson et al. 1974:104). Desde el punto de vista
ecológico, la adaptación de las prácticas alfareras al ecosistema local es el aspecto
primordial en la determinación de las características físicas de los artefactos. Tanto el
medio ambiente como la dimensión física de los objetos condicionan el comportamiento
humano desarrollado para crear la cerámica (Albero Santacreu 2014:129).
Es importante mencionar que en este tipo de enfoques, debe tomarse en cuenta
al contexto natural, la distribución y las propiedades de las materias primas disponibles
en relación con las condiciones climáticas y la estacionalidad determinan la presencia o
ausencia en una sociedad determinada, su intensidad, escala y grado de
especialización (Albero Santacreu 2014:142).
Por ejemplo, en el campo de la antropología ecológica, algunas investigaciones
se fundamentan en el conocimiento de las estrategias de subsistencia tradicionales y la
ecología regional a distintas escalas de extracción y concentración de recursos
organizado por estados incorporados a sistemas mundo (cf. Abel 2003, 2007). Incluso,
las tendencias ecológicas en la antropología tienen varios matices y posibilidades de
interpretación como la ecología simbólica, la ecología histórica y la ecología política (cf.
Escalera Reyes y Ruiz Ballesteros 2011; Jiménez Bautista 2016). Ésta última, se refiere
al estudio de las relaciones de poder, en el marco de un contexto mundial y global en lo
referido a la definición del paisaje dominante capitalista (cf. Escobar 1998).
Por otro lado, se toma en cuenta al ecosistema como parte esencial de la
producción cerámica. Desde la ecología humana, el concepto de ecosistema como una
visión teórica para el estudio de los ciclos de materia y energía que incluyen entidades
orgánicas y sus vínculos con lo inorgánico, constituyen una vasta red de individuos que
intercambian energía, nutrientes y productos necesarios para la vida (Bates y Tucker
2010:4).
Por ejemplo, para comprender un paisaje cerámico se inicia con el conocimiento
de la geología y edafología local, las condiciones hidrológicas y características de
suelos. Asimismo, en zonas y regiones geológicamente activas debe tomarse en cuenta
la historia de las erupciones volcánicas, la disponibilidad de madera para combustible y
la historia de la vegetación en la región (Rice 1987:314).
Las investigaciones realizadas desde este enfoque teórico, han recibido especial
atención en años recientes en el ámbito de los estudios arqueológicos y
etnoarqueológicos han logrado demostrar cómo la ecología y la tecnología cerámicas
pueden ligarse para mostrar a la producción alfarera como una de muchas formas
potenciales de explotación de un medio ambiente y al mismo tiempo, como una forma
de adaptación económica (cf. Kramer 1985; Arnold 1985, 2008; Kolb y Lackey 1988;
Longacre 1991; Williams 1992, Gosselain 1998; Marie 1998; Arnold 2003; Stark 2007;
Bennett 2011; Neill 2016).
Por ejemplo, la producción cerámica desarrollada en el caso del Virreinato del
Perú, se ha estudiado desde la perspectiva de la ecología política, la producción de
alfarería de mayólica (esmaltada con estaño) y su difusión tecnológica desde la
Península Ibérica hasta al Continente Americano (Rice 2013).
Para el caso de Nueva España, se han desarrollado importantes investigaciones
en la determinación de procedencia cerámicas de tradición ibérica a partir de estudios
composicionales geoquímicos de activación de neutrones para inferir y conocer los
cambios culturales en las tendencias productivas, comerciales y consumo a través del
tiempo a nivel regional (cf. Fournier et al. 2009; Pasinski y Fournier 2014) que hacen
referencia a la ecología cerámica y su relación con el desarrollo del sistemas de redes
intrarregionales como consecuencia de los procesos de expansión ibérica.
En resumen, la ecología cerámica intenta establecer una correlación significativa
entre los parámetros involucrados en los procesos de producción o consumo de
cerámica y el ecosistema, abordando temas diversos como la adquisición de materias
primas, el manejo espacial de los recursos, la sustentabilidad ambiental y la
estacionalidad. Es decir, para la comprensión de los fenómenos mencionados, resulta
necesario tomar en cuenta las variables culturales y su conexión con el medio ambiente
donde existen factores sociales, simbólicos, ideológicos, políticos y económicos
relevantes que están relacionados con la producción de bienes materiales.
2.5.
Dimensión de la cultura material y las prácticas tecnológicas
Dado que uno de los dilemas básicos de las ciencias sociales es el estudio de la
estructura social y los cambios que ocurren en ella, es importante la relación teórica de
otras áreas posiciones que brinden herramientas analíticas para aproximarse la
realidad social. Es innegable que la arqueología como parte de las ciencias sociales su
objeto de estudio se entreteje con el pensamiento de otras disciplinas como la
antropología, la política, la economía, la historia y la sociología, por lo que se trata de
abordar teóricamente cómo las acciones de los individuos interaccionan de forma
dinámica con las estructuras sociales que transforman la materialidad de su historia.
Desde la perspectiva de la teoría práctica, las acciones de los individuos se
sitúan en un contexto social de aceptación-resistencia donde los hábitos inconscientes
que adquiere éste desde su infancia regulan desde la forma de percibir hasta la relación
que éste establece con el sistema. Las estructuras que son constitutivas de un tipo
particular de entorno y que pueden ser asidas empíricamente bajo la forma de
regularidades asociadas a un entorno socialmente estructurado, producen habitus,
sistemas de disposiciones duraderas, estructuras, estructuras estructurantes
predispuestas a funcionar como estructuras estructuradas, es decir, en tanto que
principio de generación y de estructuración de prácticas y representaciones que pueden
ser objetivamente “reguladas” y “regulares” sin ser en nada el producto de obediencia a
reglas (cf. Bourdieu 1977,1993).
Bajo esta óptica, los habitus pueden dar origen, desarrollo y permanencia de
prácticas productivas y tecnológicas específicas, que pueden ser semejantes
inconscientemente y sin referencia a una norma. En las prácticas tecnológicas
alfareras, es factible la identificación de rasgos tecnológicos en la cultura material,
aspectos que reflejen ciertas prácticas culturales estructuradas dentro de un habitus.
La naturalización de estos límites favorece la reproducción del sistema y las
acciones conscientes que realizan las personas se sitúan en el transcurso de la
práctica. El habitus pasa a constituir, de este modo, una capacidad infinita de generar
prácticas y formas sociales, a medio camino entre los condicionamientos que forman
parte de un determinado contexto histórico-sociocultural y la creatividad (Albero
Santacreu 2011:1031). Incluso, las acciones concientes de los individuos son capaces
de estructurar el sistema así como la toma de conciencia de los hábitos en las
tradiciones tecnológicas y que son compartidos por grupos de artesanos.
2.6.
Sistema mundo y ecología
El sistema-mundo es una unidad fundamental de análisis que estudia los procesos y
estructuras sociales, donde el sistema en sí representa varias tendencias incrustadas
con ciclos continuos. La dinámica es parecida a un espiral, mostrando las tendencias
de mercantilización, proletarización, etapa de formación, aumento de tamaño,
intensificación del capital y globalización. Dichas dinámicas generalmente condujeron a
la creación de un mundo nuevo a través de la interacción de pueblos, como resultado
de un sistema cultural, tecnológico y económico que propiciaba la exploración y
colonización de nuevos territorios por lo que la expansión capitalista no sólo afectó un
sistema social reducido y local sino también modificó de manera profunda a las
instituciones locales que actuaron con ciertas imposiciones culturales (cf. Comas d'
Argemir 1998; Hall 2000; Orser 2004; Smith 1984).
El sistema-mundo es un sistema social que posee una división laboral con
estructuras, grupos y múltiples sistemas culturales, reglas de legitimación y coherencia,
así como una relación compleja entre los estados centrales y las áreas periféricas, por
lo que brinda un excelente modelo para entender la expansión europea temprana hacia
otras latitudes. Esta visión histórica contempla aquellos procesos sociales como
conjuntos de relaciones temporales y cambiantes, es decir, observa a la historia como
un modelo de la realidad histórica global donde hay una serie de relaciones y donde los
procesos sociales y culturales son múltiples y se encentran interconectados entre sí,
por ejemplo, la expansión de la cultura ibérica en América (cf. Fossaert 1994; Frey
2002; Wolf 1987).
Esta perspectiva aborda tópicos relacionados con dinámicas complejas,
propiedades emergentes de los ecosistemas, interacciones bióticas y abióticas,
sistemas materiales y energéticos, ciclos adaptativos y fluctuaciones dentro de un
sistema. Por ejemplo, un ecosistema humano puede estar definido por la captación de
energía, el substrato físico, es decir, el segmento o áreas de duelo de un espacio
determinado, almacenamiento de recurso natural que incorpora “servicios” por parte del
ecosistema y una interacción con el sistema cultural humano (cf. Abel 2007; Abel y
Stepp 2003; Straussfogel 2000).
Por ejemplo, un sistema-mundo puede estar relacionado con ecosistemas
humanos que se autoorganizan (proceso en el que alguna forma global de orden o
coordinación surge de las interacciones locales entre componentes de un sistema
inicialmente desordenado) de manera material y energética con la capacidad de
multiplicarse. Estas dinámicas pueden en ocasiones mostrar impulsos, colapsos,
ciclicidad y caos, por ejemplo, en el aprovechamiento de los ecosistemas y materias
primas específicas en la época colonial, así como el uso de energía y bienes materiales
pudieron articularse según el tipo de organización social y los modelos culturales
disponibles, es decir, se puede definir un sistema-mundo en un espacio y tiempo a
partir de recursos disponibles.
3.
ESTUDIOS ARQUEOMÉTRICOS EN CONTENEDORES CERÁMICOS
3.1.
Planteamiento del problema
Al despuntarse los procesos de exploración, colonización y ocupación de nuevos
territorios por parte de España y Portugal, inició un comercio incipiente que, a partir de
la inserción del continente americano, se convirtió más tarde en un motor de la cultura
económica europea, esto es, que con la institución de la ruta comercial más importante
del mundo contemporáneo entre la Península Ibérica, el Nuevo Mundo y Asia, se
transformó en un fenómeno económico de mercado catalizador en la conformación del
sistema mundial colonial. Este hecho fortaleció al capitalismo comercial dando como
resultado la producción, comercio y consumo de diversos productos de subsistencia y
de lujo de origen europeo, asiático y americano impulsando las relaciones de
dependencia de las periferias respecto a los centros hegemónicos e imperiales de
poder además de la segmentación social en los territorios dominados (cf. Gunder Frank
1979; Wolf 1987; Wallerstein 1989; Carmagnani 2012).
Se introdujeron otras innovaciones decisivas para consolidar el papel del
comercio en la formulación de la sociedad occidental, como la expansión de mercados,
la búsqueda de materias primas en espacios hasta entonces no explotados, la mejora
de las técnicas de transporte, la adecuación de la producción a las demandas de
consumo, el perfeccionamiento de los métodos de administración y gestión y de las
fórmulas financieras de capitalización mercantil (García de Cortázar y Sesma Muñoz
2014:365), es decir, las bases del dominio europeo fueron preparadas en el siglo XV y
firmemente aceptadas en los siglos XVI y XVII. Navegantes principalmente europeos
exploraron casi todo el mundo en esos siglos, con una influencia social, religiosa,
mercantil y técnica (Parry 2014:7).
A partir de la gestación de este nuevo escenario histórico, las redes comerciales
del siglo XVI dieron lugar a la expansión vía marítima y a la comercialización de una
amplia variedad de mercancías transportadas por las Flotas de la Carrera de Indias a
puntos distantes de los territorios americanos conocidos hasta ese momento,
incluyendo el abastecimiento de productos europeos a la Nueva España. En este
contexto, se desarrollaron nuevas interacciones geoculturales y estrategias de control
del trabajo a través del surgimiento de relaciones materiales de producción propias del
patrón de poder capitalista de esa época (Quijano 2000; Quintero 2010).
En consecuencia, el contacto transoceánico contribuyó a la exploración,
explotación y expansión territorial, al definir la comercialización y consumo de diversos
bienes materiales incorporando nuevos elementos, transformaciones o adecuaciones
tecnológicas, con distintos usos y significados simbólicos, elementos materiales
asociados a tradiciones tecnológicas alfareras americanas, europeas y asiáticas
evidenciados actualmente en el registro arqueológico en varias áreas geográficas del
continente americano (cf. Hall y Silliman 2006; Croucher y Weiss 2011; Majewski y
Gaimster 2009; Funari y Senatore 2015).
De esta manera, se impulsó el desarrolló en la Península Ibérica la producción
de múltiples objetos entre los que se encontraban contenedores cerámicos destinados
al transporte de variadas mercancías consumibles que deseaban quienes mantuvieron
los usos, costumbres y prácticas alimentarias mediterráneas en las nuevas tierras, y
cuyas evidencias materiales se pueden encontrar en casi todos los territorios
explorados y conquistados que formaron parte del Imperio Español en las Indias
Orientales y Occidentales.
Es así, que el objetivo general de este estudio es contribuir al conocimiento de la
producción y ecología cerámica de contenedores cerámicos que fueron destinados en
principio al comercio transoceánico desde los siglos XVI al XIX y posteriormente se les
dieron otros usos, como consecuencia de los procesos de expansión geográfica
europea resultado de la colonización, ocupación, uso y desecho de objetos cerámicos
recuperados en sitios arqueológicos históricos que se localizan en México.
En ese tipo de recipientes se trasportaban productos de variada naturaleza, ya
fueran destinados para el comercio o el consumo de la tripulación en navíos, pues
solían contener aceite de oliva, vino, vinagre, miel, aceitunas o granos principalmente
(cf. Goggin 1960; Smith et al. 1998; Kingsley et al. 2014).
De acuerdo con la información histórica disponible en los expedientes de las
mercaderías, registrados en la Casa de Contratación de las Indias (1503-1790), dichos
contenedores eran denominados genéricamente como botijas y en algunos documentos
ocasionalmente a las de mayor tamaño se les designaba como peruleras, mientras que
se hace alusión a los de tamaño mediano y pequeño con el término genérico de
botijuela (cf. Zunzunegui 1965), aunque el término botija tiene amplia acepción en la
documentación histórica, parece referirse más bien a una forma cerámica diseñada
para contener y verter líquidos (Lister y Lister 1976:26).
En el Continente Americano generalmente se reutilizaron estos envases en
contextos domésticos para almacenar agua, cerveza y algunos consumibles secos
como harina, maíz, frijoles, azúcar, además de, en contextos militares, almacenar agua,
incluso en algunas comunidades indígenas actuales como fungen como bienes de
poder y prestigio. Las botijas también llegaron a servir para embalar exportaciones del
Nuevo Mundo, como perlas de Venezuela y bálsamo de América Central para su envío
a España. Además, la introducción de industrias del vino en algunas colonias
americanas como Perú y Argentina incidió en la producción de contenedores cerámicos
para la distribución de caldos. No obstante, el destino principal de las botijas fue sin
duda el transporte de vino y aceite para las Indias, productos cuyo cultivo fue muy
pronto prohibido en América por decreto Real (cf. Amores Carredano y Chisvert
Jiménez 1990; 1993; Huertas Vallejo 2006; Pasinsky y Fournier 2014; Oland 2017)
(Figura 3).
Figura 3. Ejemplares de botijas completas correspondientes a distintas tipologías y cronologías,
provenientes de rellenos constructivos en edificios civiles y religiosos en la ciudad de Sevilla, España.
Foto: Saúl Guerrero. Cortesía: Dr. Fernando Amores Carredano.
En la actualidad, la evidencia material de este tipo de contenedores cerámicos
tiene una amplia distribución en sitios del hemisferio oeste y noroeste de Europa, el
este de África, la baja Andalucía, América y las islas del Caribe (cf. Goggin 1960;
Zunzunegui 1965; Martin 1979; Avery 1997). También, puede esperarse que aparezcan
restos de botijas en puertos Atlánticos y Mediterráneos, debido a que en la Edad Media
existió un comercio marítimo, aunque incipiente, entre la Península Ibérica y diversos
puertos europeos (Figura 4).
Figura 4. Botija vidriada española, siglo XVIII. Museum of International Folk Art (Museum of New
Mexico), Santa Fe. Tomado de Pleguezuelo (2003:116).
A partir del periodo virreinal, la presencia de fragmentos de botijas en lugares
geográficamente distantes, y prácticamente en todo territorio al que arribaron los
colonos, constituye un problema para los estudios de producción y procedencia,
dificultando la ubicación precisa del área o región productiva de envases cerámicos
ampliamente utilizados y que estuvieron incorporados a complejas redes de intercambio
comercial desde principios del siglo XVI, aunque se acepta que la mayoría de estos
envases fueron manufacturados en el sur de Andalucía.
De acuerdo con la información histórica y el registro arqueológico, son dos los
ámbitos primordiales donde se documenta el uso de botijas; en primera instancia, se
sabe que constituían parte de la cultura material en la vida económica, comercial y
cotidiana de los colonos en América, mientras que también se tiene constancia que
eran reutilizados ejemplares completos y fragmentados como material de relleno en
ciertas construcciones arquitectónicas civiles y religiosas en la Península Ibérica y en
algunas de sus colonias.
Incluso, se ha propuesto la posibilidad del transporte marítimo de “lozas
quebradas”, compradas en alfares sevillanos, para ser empleadas en los edificios
coloniales, de manera que los alarifes asentados en las islas americanas, muchos de
ellos de origen andaluz, encargaran a la metrópolis cerámicas para emplear en las
colonias americanas (Amores Carredano y Chisvert Jiménez 1990).
Por otro lado, se tiene conocimiento que la procedencia de los productos
cerámicos remitidos a América, de acuerdo con la información documental, se señala
distintos lugares de origen; respecto a los objetos de alfarería, en especial los
contendores para el transporte de productos agrícolas fueron de origen sevillano