Content uploaded by Oliver Davenport
Author content
All content in this area was uploaded by Oliver Davenport on Jun 21, 2023
Content may be subject to copyright.
Universidad Nacional de Quilmes - Departamento de Ciencias Sociales
Licenciatura en Ciencias Sociales - Seminario Anual de Investigación
TESIS DE GRADO
De hábitat, tecnologías y estrategias territoriales: análisis socio-
técnico de los procesos de autoconstrucción de soluciones
habitacionales desde grupos sociales de bajos ingresos.
Por: Oliver Davenport
Director: Dr. Hernán Thomas
Agosto de 2021
Información del tesista y del director:
Oliver Julián Davenport
Becario de investigación del Instituto de Estudios Sobre la Ciencia y la Tecnología de la
Universidad Nacional de Quilmes (IESCT-UNQ)
Dr. Hernán Eduardo Thomas
Profesor titular regular de la UNQ - Dedicación exclusiva
Investigador Principal CONICET
Director del Instituto de Estudios Sobre la Ciencia y la Tecnología de la Universidad
Nacional de Quilmes (IESCT-UNQ)
Índice
Agradecimientos.....................................................................................................................................1
Introducción...........................................................................................................................................2
1) Estado de la cuestión.........................................................................................................................5
1.1) Autoconstrucción como forma de construcción de soluciones habitacionales.............................6
1.2) Soluciones habitacionales puntuales (concepción artefactual del hábitat) vs soluciones
habitacionales sistémicas (concepción integral del hábitat)..............................................................10
1.3) El problema habitacional en el Conurbano Bonaerense y las soluciones habitacionales
construidas.........................................................................................................................................14
2) Enfoque teórico-metodológico........................................................................................................ 19
2.1) Enfoque teórico..........................................................................................................................19
2.2) Metodología................................................................................................................................29
3) La trayectoria socio-técnica del proceso de autoconstrucción de soluciones habitacionales en
el barrio “8 de enero” y sus resultados.............................................................................................. 33
3.1) Introducción al caso: el origen del barrio “8 de enero” y algunas características de su
actualidad...........................................................................................................................................33
3.2) Relación problema-solución 1: De la necesidad habitacional a la ocupación del predio...........43
3.3) Relación problema-solución 2: De la necesidad de proteger el predio al aumento de dinámicas
de organización colectiva...................................................................................................................47
3.4) Relación problema-solución 3: De la falta de representación político-barrial a la conformación
de la “Junta Vecinal”.........................................................................................................................51
3.5) Relación problema-solución 4: De la informalidad de la tenencia de las unidades
habitacionales a la obtención de “certificados de posesión”.............................................................53
3.6) Relación problema-solución 5: De las unidades habitacionales sin terminar a la
autoconstrucción individual (primaria/secundaria)...........................................................................57
3.7) Relación problema-solución 6: De la falta de acceso a servicios básicos a su autoconstrucción
comunitaria........................................................................................................................................63
3.8) Relación problema-solución 7: De la falta de acceso a servicios básicos a su autoconstrucción
individual...........................................................................................................................................71
3.9) Relación problema-solución 8: De la falta de espacios comunitarios en el barrio a su
autoconstrucción comunitaria............................................................................................................76
4) Conclusiones.....................................................................................................................................80
4.1) Conclusiones al nivel del caso o ¿Cómo fue el proceso de autoconstrucción de soluciones
habitacionales en el barrio “8 de enero”?..........................................................................................80
4.1.1) Agencia del plan de viviendas no finalizado y co-construcción.........................................81
4.1.2) Distribución de materialidades, tomas de decisión y conflicto...........................................83
4.1.3) Relaciones comunitarias, problemas y soluciones..............................................................86
4.1.4) Procesos de aprendizaje y desaprendizaje...........................................................................92
4.1.5) Dinámicas de desarrollo local.............................................................................................94
4.2) Conclusiones teóricas o ¿Cómo pueden beneficiarse mutuamente el Análisis Socio-Técnico y
los Estudios Urbanos sobre Hábitat y Vivienda?...............................................................................96
4.2.1) Autoconstrucción e inclusión/exclusión social...................................................................96
4.2.2) Diálogo entre el Análisis Socio-Técnico y los Estudios Urbanos sobre Hábitat y Vivienda
.......................................................................................................................................................99
Referencias bibliográficas.................................................................................................................103
Anexos.................................................................................................................................................113
Agradecimientos
Realizar esta investigación en tiempos de pandemia ha sido un verdadero desafío. La
imposibilidad de visitar el campo, las entrevistas virtuales como única alternativa, la
desmotivante tarea de escribir “encerrado”, son solo algunas de las dificultades
metodológicas que subyacen al desarrollo de este documento.
Por sus propias condiciones de producción, este documento no hubiera sido posible sin un
equipo. Este equipo me ha brindado un sostenido y necesario apoyo, tanto en la propia
elaboración de la tesis como durante todo el proceso que me traído hasta este punto. A sus
integrantes, solo queda agradecerles.
El primer integrante de este equipo es mi casa de estudios: la Universidad Nacional de
Quilmes. Le agradezco a todo el personal docente y no docente de la UNQ, particularmente
del Departamento de Ciencias Sociales y de la Licenciatura en Ciencias Sociales. Casi por
casualidad llegué a esta carrera y acabé por enamorarme de las ciencias sociales gracias a los
y las excelentes docentes que la universidad pública me ha presentado.
Los segundos integrantes son mis compañeros/as de trabajo del Instituto de Estudios Sobre la
Ciencia y la Tecnología (IESCT-UNQ). En especial, le agradezco a mi director el Dr. Hernán
Thomas y a mi tutor y compañero de investigación el Lic. Agustín Bidinost. Eternamente
gracias a ambos por presentarme el oficio de la investigación, por tanta paciencia, por tantos
aprendizajes, por enseñarme que el sentido común no es el mejor de los sentidos.
Por algunos impedimentos burocráticos, no pudimos incluir a Agustín como co-director de
esta tesis. En la práctica, él no solo ha dedicado mucho trabajo a esta investigación, sino
también a toda mi formación desde el momento que comencé a integrarme al equipo del
IESCT, allá por el 2017. El agradecimiento es doble para uno de los mejores profesores que
conocí en toda mi trayectoria académica.
En tercer lugar, quiero agradecer a los habitantes del barrio “8 de enero” (González Catán, La
Matanza), el caso de estudio de esta investigación. Tanto a mí como a todo el equipo del
IESCT nos han recibido siempre de la más cálida manera, abriéndonos las puertas de sus
hogares y facilitándonos el trabajo de campo. Aun durante el 2020, a pesar de la distancia y
1
las diversas dificultades que la pandemia provocó en este territorio, estuvieron predispuestos
a reunirse virtualmente con nosotros en múltiples ocasiones.
Mis amigos y amigas son los cuartos de esta lista. Algunos entendiendo más y otros menos a
lo que me dedico, de todos he escuchado la pregunta “¿Y cómo venís con eso?”. Siempre
apoyándome incondicionalmente, siempre dándome ese espacio de “recreo” en el que sobran
las risas. Sus palabras de aliento en los buenos y malos momentos han sido motivo suficiente
para no bajar los brazos.
Este equipo se completa con mi familia. Gracias a mi hermano y mis hermanas por ser mis
mejores amigos/as, por su sincero interés en lo que me hace feliz y por tanto amor
incondicional. Finalmente, el agradecimiento más especial es para mi madre y mi padre. Solo
yo conozco el sacrificio que han hecho para darnos todo lo que estuvo a su alcance y mucho
más. Espero algún día poder devolverles la mitad de todo ese esfuerzo.
Por todo esto y mucho más, le dedico este trabajo a mi equipo.
Introducción
El presente trabajo tiene por objetivo analizar socio-técnicamente los procesos de
autoconstrucción de soluciones habitacionales desarrollados por grupos sociales de bajos
ingresos en condiciones de escasez. Para ello, se abordará el caso de un asentamiento del
Conurbano Bonaerense1: el barrio “8 de enero” (González Catán, La Matanza; 2009-2019).
El Conurbano Bonaerense presenta un problema concreto en materia de déficit habitacional.
Solo para dimensionar esto, en el año 2010 el Censo Nacional de Población, Hogares y
Viviendas relevó que en esta región solo el 39,50% de los hogares residían en una vivienda
con calidad de conexión a servicios básicos "satisfactoria", solo el 60,46% residían en una
vivienda con calidad constructiva "satisfactoria" y solo el 71,41% de los hogares eran
propietarios de la vivienda y el terreno que habitaban (INDEC, 2010). Datos más actuales de
la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), indican que en 2019 el 6,7% de los hogares del
Conurbano Bonaerense vivían en estado de hacinamiento crítico y el 23,4% de las viviendas
no poseían acceso a agua por red pública (Observatorio del Conurbano Bonaerense, 2019).
1 El recorte del Conurbano Bonaerense utilizado en trabajo abarca 24 municipios distribuidos en los primeros 2
cordones: Almirante Brown, Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, La Matanza, Morón, Tres de Febrero, San
Martín, Vicente López, San Isidro, Quilmes, Berazategui, Florencio Varela, Esteban Echeverría, Ezeiza,
Moreno, Merlo, Malvinas Argentinas, Hurlingham, Ituzaingó, Tigre, San Fernando, José C. Paz y San Miguel.
2
Estos problemas habitacionales se agudizan en los territorios habitados por grupos sociales de
bajos ingresos: villas y asentamientos autoconstruidos por sus propios habitantes que tienden
a presentar condiciones deficitarias en términos de infraestructura y ambiente (Di Pace, 1992;
Clichevsky, 2002). En el año 2016, el Registro Provincial de Villas y Asentamientos
identificó 1584 villas y asentamientos en la Provincia de Buenos Aires, 982 (el 62%)
presentes en el Conurbano Bonaerense (Asociación Civil Madre Tierra, 2020). En 2018, el
Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP), por el cual se identificaron y mapearon
4.416 barrios populares2 a nivel nacional, arrojó un total de 953 barrios populares (el 21,6%
del total) en el Conurbano Bonaerense (RENABAP, 2018).
Existen múltiples trabajos centrados en analizar el diseño e implementación de políticas
habitacionales en el Conurbano Bonaerense (Rodríguez et al, 2007; Bettatis, 2008; Cravino,
2012; Vilchez, 2014; Chiara, Di Virgilio y Aramburu, 2017), pero son escasas las
investigaciones orientadas a: 1) analizar los procesos de autoconstrucción de soluciones
habitacionales desplegados por grupos sociales de bajos ingresos en esta región y 2) utilizar
los resultados analíticos como insumos para la producción de nuevas políticas públicas. Más
significativa es esta vacancia si se buscan trabajos que aborden estos procesos
autoconstructivos desde una perspectiva socio-técnica, es decir, desde un enfoque teórico-
metodológico centrado en la relación co-construida entre elementos sociales y elementos
tecnológicos, socio-históricamente situados.
Teniendo todo esto en cuenta, el problema de investigación puede sintetizarse en las
siguientes preguntas generales:
1. ¿Cómo autoconstruyen sus soluciones habitacionales grupos sociales de bajos
ingresos en condiciones de escasez?
2. ¿Qué dinámicas de desarrollo inclusivo/excluyente y sustentable/no sustentable se
generan, estabilizan, inhiben y/o potencian a partir de estos procesos
autoconstructivos?
Estos interrogantes se operacionalizan en el siguiente conjunto de preguntas específicas:
2 “Se considera Barrio Popular a los barrios vulnerables en los que viven al menos 8 familias agrupadas o
contiguas, donde más de la mitad de la población no cuenta con título de propiedad del suelo ni acceso regular
a dos, o más, de los servicios básicos (red de agua corriente, red de energía eléctrica con medidor domiciliario
y/o red cloacal)”. Esta categoría fue construida para el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) y,
por su definición, puede incluir villas y asentamientos. Recuperado de:
https://www.argentina.gob.ar/barriospopulares.
3
A. ¿Qué estrategias despliegan grupos sociales de bajos ingresos en la obtención,
generación y uso de recursos (en términos materiales, cognitivos, económicos y de
fuerza de trabajo) para la autoconstrucción de soluciones habitacionales?
B. ¿Qué procesos de aprendizaje se despliegan en el marco de estas estrategias?
C. ¿Qué dinámicas de conflicto/cooperación se despliegan en el marco de estos
procesos?
D. ¿Qué materialidades (en términos edilicios, de acceso a servicios, ambientales,
económicos y organizativos) resultan de estas estrategias?
E. ¿Cómo se articulan grupos sociales, problemas y soluciones habitacionales resultantes
del proceso autoconstructivo?
Respecto al caso de estudio seleccionado, el barrio “8 de enero” fue autoconstruido en una
urbanización en construcción abandonada (Int. Russo 2100, González Catán) por un conjunto
de grupos familiares de distintas localidades del Partido de La Matanza. Esta urbanización
fue producto de un plan de viviendas “llave en mano” implementado en 2009 cuyas obras
nunca se finalizaron. Actualmente, aproximadamente 308 grupos familiares habitan este
asentamiento, caracterizado por: viviendas con infraestructura deficitaria (pisos de tierra,
techos sin revestimiento interior, paredes no revocadas, etc.), tenencia precaria de las
viviendas, acceso informal/precario a servicios básicos (agua de red, electricidad, gestión de
residuos, etc.) y exposición a insalubres condiciones ambientales (desechos cloacales vertidos
en las calles, crecimiento de un basural contiguo al barrio).
Esta tesis se encuadra en el programa de investigación “Estudios Sociales en Ciencia,
Tecnología, Innovación y Desarrollo” del Instituto de Estudios Sobre la Ciencia y la
Tecnología (IESCT-UNQ). En el marco de la agenda de investigación e intervención
territorial del IESCT, este trabajo presenta dos niveles complementarios de justificación:
uno teórico y otro práctico.
En términos teóricos, se busca llenar un vacío explicativo respecto a los procesos de
autoconstrucción de soluciones habitacionales desde una perspectiva socio-técnica. Este
enfoque teórico-metodológico permite abordar la dimensión tecnológica del objeto de
investigación, analizándola simétricamente junto a su dimensión social y política. De esta
forma, el Análisis Socio-Técnico recupera la agencia de las tecnologías y las dinámicas
socio-técnicas de co-construcción presentes en los procesos autoconstructivos. Este aporte se
4
complementa con la generación de un estudio de caso empírico que visibiliza los problemas
materiales específicos de una población particular.
En términos prácticos, se busca generar insumos para el diseño, implementación y evaluación
de políticas públicas y/o estrategias comunitarias orientadas a la construcción de soluciones
habitacionales inclusivas y sustentables. Lejos de ser un ejercicio meramente académico, el
hecho de que el conocimiento generado en este estudio de caso sea utilizado para tales fines
es el propósito principal de este trabajo
Por último, la tesis se estructura del siguiente modo:
●Capítulo 1: “estado de la cuestión” en el que se recorrerán las principales discusiones
teóricas referentes al problema de investigación construido y se identificarán los
vacíos de información que busca llenar este trabajo.
●Capítulo 2: enfoque teórico-metodológico en el que se presentarán las herramientas
conceptuales con las que será realizado el análisis, la operacionalización de los
conceptos y la estrategia metodológica de recolección de datos.
●Capítulo 3: análisis del caso en donde se re-construirá el proceso de autoconstrucción
de soluciones habitacionales en el barrio “8 de enero” en términos de trayectoria
socio-técnica y relaciones problema-solución.
●Capítulo 4: conclusiones en donde se presentarán los principales resultados analíticos
de esta investigación.
1) Estado de la cuestión
Las preguntas de investigación formuladas permiten poner en diálogo dos grandes campos de
conocimiento: los Estudios Urbanos sobre Hábitat y Vivienda y los Estudios sobre Ciencia,
Tecnología y Sociedad (CTS). Para abordar el problema de investigación y responder las
preguntas construidas, primero es necesario revisar la bibliografía especializada en los
siguientes puntos de pasaje obligatorios que relacionan ambos campos:
1) Autoconstrucción como forma de construcción de soluciones habitacionales.
2) Soluciones habitacionales puntuales (concepción artefactual del hábitat) vs soluciones
habitacionales sistémicas (concepción integral del hábitat).
5
3) El problema habitacional en el Conurbano Bonaerense y las soluciones habitacionales
construidas.
1.1) Autoconstrucción como forma de construcción de soluciones habitacionales
Dentro de la bibliografía relacionada a la temática, existe un relativo consenso respecto a que
la autoconstrucción es el medio principal de acceso a la vivienda para los grupos sociales de
bajos ingresos en América Latina (CEPAL, 1981; Salas et al, 1988; Gilbert, 2001; Mc
Tarnaghan et al, 2016). Las diversas corrientes teóricas que se han dedicado a analizar los
procesos de autoconstrucción, oponen esta forma de construcción de soluciones
habitacionales a las políticas públicas de producción y entrega de viviendas sociales “llave en
mano”.
El concepto de autoconstrucción fue utilizado por primera vez por Turner (1972; 1976) y
Allen (1978) en referencia al fenómeno de los poblamientos no planificados de
Latinoamérica, caracterizados por viviendas construidas y habitadas por los propios
usuarios. En estos procesos son los habitantes quienes deciden qué y cuándo construir,
teniendo en cuenta su nivel socio-económico, sus necesidades y sus expectativas como
usuarios.
Para estos autores, la vivienda no debe ser entendida como un producto, sino como un
proceso que incluye productos y relaciones. Esto supone extender la noción de vivienda más
allá del artefacto, para incluir las relaciones entre elementos presentes en el proceso
“construir-habitar” (Allen, 1978; Turner, 1972, 1976). Desde esta definición, la vivienda no
es solamente evaluada por las características (cuantitativas y cualitativas) de los materiales
con los que fue edificada. Por el contrario, Turner (1972, 1976) opta por evaluar la vivienda
en términos de su entorno, que es definido según las expectativas, las necesidades y la
situación socioeconómica de sus usuarios.
En este sentido, ambos autores introducen la preocupación por el control de los usuarios en
las decisiones de diseño, construcción y administración de su vivienda. La libertad de este
proceso tiene un vínculo estrecho con la satisfacción, el bienestar y la realización personal de
sus propios usuarios.
Esta forma de entender a la autoconstrucción y sobre todo los aportes de Turner, inspiraron
en la década de 1960 programas gubernamentales que incluían algún grado de
involucramiento del usuario en el mejoramiento de los asentamientos urbanos. Tanto
6
organismos gubernamentales de diversas naciones como organismos internacionales (por
ejemplo, la Organización de Estados Americanos-OEA) impulsaron las llamadas “políticas
alternativas de vivienda”, centradas en la participación activa de los habitantes en la
construcción (Barrios, 2014). La financiación de estos programas provenía del Banco
Mundial o del Banco Iberoamericano de Desarrollo, que habían destinado recursos para los
problemas del “Tercer Mundo” durante las décadas de 1960 y 1970 (Fernández Wagner,
2007).
En oposición a esta concepción de los procesos autoconstructivos, Pradilla (1983) y
Burguess (1985) analizaron la autoconstrucción de viviendas en países latinoamericanos
desde un enfoque materialista histórico. Los planteamientos de estos autores se inscriben
dentro de la “teoría de la urbanización dependiente”3, desde la cual se analizan los procesos
de urbanización en América Latina argumentando que estos son indisociables de la dinámica
de acumulación dependiente de los países-potencias mundiales (Quijano, 1966).
Estos autores parten de la imposibilidad de acceso a una “vivienda adecuada”4 por parte de
los sectores sociales de menores ingresos. Esta imposibilidad se explica por el elevado
precio de la vivienda en un mercado de oferta limitada en el marco de una economía
capitalista dependiente, y porque estos sectores sociales no se constituyen como sujetos de
crédito (Pradilla, 1983; Burgess, 1985).
Para Pradilla (1983), las viviendas además de ser un soporte material de actividades
individuales y sociales (alimentación, reposo, ocio, reproducción sexual, etc.), son una
mercancía necesaria para la reproducción de la fuerza de trabajo. Por esto, se encuentran
sujetas al conjunto de relaciones sociales de producción y circulación, como parte del
proceso de valorización del capital. Para Burgess (1985), el error de Turner se produce en
3 Para más información sobre esta corriente analítica, véase: Quijano (1966), Santos (1979), Jaramillo y Cuervo
(1993).
4 Para Pradilla (1983, p. 87), si bien las características concretas de una vivienda adecuada varían según la
región y la época, este tipo de edificación cumple con los siguientes rasgos:
a) Tiene las condiciones mínimas de habitabilidad; solidez estructural; área construida adecuada a las
necesidades de la familia media; servicios de agua, drenaje y energía eléctrica; asoleación y ventilación
adecuada; sus ocupantes pueden acceder a las áreas libres y recreativas y a los servicios de educación y salud
correspondientes.
b) Su producción es posible dado el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en la construcción,
alcanzado por la sociedad.
c) Ha sido reconocida como "patrón" de vivienda aceptable tanto por el conjunto de la sociedad, como por sus
instituciones y, particularmente el Estado, Quien así lo consagra en el discurso oficial de sus políticas.
d) La clase obrera y demás trabajadores lo han asumido como "patrón" de sus reivindicaciones y aspiraciones.
7
dos planos: por un lado, en la incomprensión de la relación entre el valor de uso y el valor de
cambio y, por otro, en la negación del estatus de mercancía a la vivienda autoconstruida.
Según ambos autores, la autoconstrucción es un proceso por el cual el individuo o familia,
para construir su vivienda, deberá prolongar su jornada de trabajo más allá del tiempo en el
que ocupa un determinado puesto laboral. La construcción de la vivienda se constituye como
un trabajo más, pero sin remuneración alguna. Este proceso puede extenderse largos años,
desgastando la capacidad productiva y reproductiva del sujeto autoconstructor en tanto
fuerza de trabajo. Además, el gasto en la compra de materiales relativamente precarios agota
el “escaso fondo de subsistencia” del individuo o familia. Por último, este proceso genera
nueva pauperización para los grupos sociales autoconstructores por dos motivos: estos no
logran edificar una “vivienda adecuada” que cumpla con las necesidades mínimas del
momento socio-histórico en el que se encuentran y, dada la necesidad de habitar la
edificación aún en obra con el fin de evitar el pago de renta, se prolongan situaciones de
hacinamiento (Pradilla, 1983; Burgess, 1985).
Las ideas de estos autores fueron y son la base ideológica de diversas experiencias
latinoamericanas de autoconstrucción de soluciones habitacionales centradas en la ayuda
mutua5, la autogestión6 y la propiedad colectiva7: la Federación Uruguaya de Cooperativas
de Vivienda por Ayuda Mutua - FUCVAM (Nahoum, 2008; González, 2013; Thomas,
Becerra y Picabea, 2014), el Movimiento de Ocupantes e Inquilinos - MOI (Rodríguez,
2004; Jeifetz y Rodríguez, 2007; Zapata, 2017), entre otros. Cabe resaltar que estas
organizaciones no fomentan la autoconstrucción individual y autónoma que critican Pradilla
y Burguess, sino procesos colectivos de producción social del hábitat viabilizados por
financiamiento estatal.
5Según Fundasal (2004), la ayuda mutua es un sistema de trabajo que proporciona ganancias a socio-económicas
a los destinatarios de las viviendas. Por un lado, abarata costos de obra y, por otro, se convierte en un capital
social del usuario.
6 La autogestión es definida por Rodríguez et al. (2007) como “formas de producción del hábitat colectivas y
organizadas, sostenidas por organizaciones sociales que persiguen en forma explícita el desarrollo de distintos
tipos de procesos políticos de construcción de poder popular (...) las propuestas autogestionarias atienden a
impulsar procesos de desburocratización de determinadas estructuras institucionales estatales, al transferir
capacidades a los sujetos ejecutores y, en particular, al apuntar a su participación en definiciones de políticas
que dejan de constituir un dominio exclusivo de las burocracias (p. 18)”.
7 Se trata de una forma de propiedad en la que una cooperativa autogestionaria es propietaria de las viviendas y
no cada uno de sus habitantes individuales. Según Rodríguez (2004), esta forma de propiedad privilegia la
noción de vivienda como bien de uso, e implica la estructuración de un submercado con otras configuraciones
institucionales que regulen el acceso al suelo urbano y la vivienda construida a través del sistema
autogestionario
8
Un tercer enfoque se suma al debate sobre la autoconstrucción, recuperando parte del
planteamiento de Turner y Allen, pero también tomando distancia de la caracterización del
proceso autoconstructivo como individual, espontáneo e involuntariamente autónomo. Por el
contrario, este proceso es caracterizado por acciones colectivamente organizadas bajo la
denominación de “producción social del hábitat”. Según Rodríguez et al. (2007), la
producción social del hábitat puede definirse como:
“formas de producción de la vivienda y el hábitat que tienen en común haber sido
concebida de manera planificada y que son dirigidas y controladas por sus
productores/originadores (el sujeto es un actor social, distinto de una unidad doméstica
centrada en objetivos de su propia reproducción), pudiendo existir diversos tipos de
destinatarios individuales o colectivos.” (p. 27).
Para este enfoque, denominado como “democrático-autonomista” (Del Río, 2012), es
imprescindible incorporar los saberes y la dimensión colectiva del hábitat popular en el
campo de la política habitacional y, al mismo tiempo, es fundamental replantear y
flexibilizar los marcos jurídicos y regulatorios (Hardoy y Satterthwaite, 1987; Romero,
1996; Duhau, 1998). En el propio proceso de construcción de la ciudad y hábitat popular, no
participan sólo los gobiernos y empresarios, sino también los sectores populares que
construyen sus soluciones habitacionales por la falta de una intervención estatal en esta
cuestión (Romero, 1996).
Para Del Río (2012), esta perspectiva analítica busca comprender las relaciones intrínsecas,
las razones y las lógicas del proceso de autoconstrucción. Analiza tanto el plano productivo
(vinculado al financiamiento, las soluciones tecnológicas, el diseño arquitectónico o la
producción de materiales), como la dimensión de los procesos de organización (vinculada a
la organización social, la participación y la autogestión) en la autoconstrucción. Por último,
según Del Río, esta corriente aleja su atención del Estado y de las dinámicas generales de
acumulación capitalista, para centrarse en la reflexión sobre el proceso de inclusión de los
habitantes en la producción de su propia solución habitacional.
Desde este enfoque, Pelli (1994) construyó una categorización de diferentes tipos de
autoconstrucción, entre los cuales se destaca a la “autoconstrucción espontánea y autónoma”
como el tipo más frecuente en la región latinoamericana. Este tipo de autoconstrucción
consiste en la construcción (individual o colectiva) de soluciones habitacionales por los
propios grupos sociales, sin intervención de ninguna unidad de gobierno en el proceso o con
una única intervención en forma de disponibilización de terrenos.
9
Además de los límites recuperados respecto a estas corrientes, todas o bien ignoran la
dimensión tecnológica de los procesos de autoconstrucción de soluciones habitacionales, o
bien la incorporan en el análisis pero únicamente bajo su concepción artefactual-material.
Según Thomas y Santos (2016), la dimensión artefactual de la tecnología tiende a desplazar
de la atención a las otras dimensiones tecnológicas (cognitiva y práxica), generando y
justificando todo un territorio explicativo basado en la existencia de dos esferas
independientes entre sí: una tecnológica y otra social. Esta diferenciación es la base
epistemológica de los abordajes deterministas (tecnológicos y sociales).
De esta forma, las explicaciones de todos estos autores tienden a un determinismo social o
tecnológico, dado que no analizan las relaciones de co-construcción (Pinch y Bijker, 1987;
Pinch, 1996; Oudshoorn y Pinch, 2003; Thomas y Fressoli, 2009) presentes en los procesos
de autoconstrucción de soluciones habitacionales, entre: los tipos de viviendas, los
materiales con los que se construyen, los procesos constructivos, las técnicas constructivas,
las formas de organización, financiamiento y logística, las características ambientales de los
territorios, las instituciones públicas y privadas participantes, las relaciones con las
regulaciones legales y los aprendizajes generados en estos procesos. Por lo tanto, se
identifica un vacío de información respecto a trabajos que analicen procesos de
autoconstrucción desde una perspectiva socio-técnica, es decir, desde un enfoque analítico
que aborde los interjuegos entre los elementos heterogéneos mencionados.
1.2) Soluciones habitacionales puntuales (concepción artefactual del hábitat) vs soluciones
habitacionales sistémicas (concepción integral del hábitat)
Según la bibliografía especializada, la construcción y entrega de viviendas “llave en mano” se
caracteriza por la implementación masiva de diseños y materiales uniformes que no
consideran las características locales, ni la dimensión urbana y social (Fernández Wagner,
2007; Cravino, 2006; Núñez, 2013). En particular, este tipo de política habitacional generó
una serie de problemas complementarios entre los cuales destacan:
A) La construcción de soluciones exógenas al territorio sobre el que se interviene. Esto
implica la imposición de diseños, materiales y formas constructivas que no necesariamente
son las más adecuadas al territorio y que difícilmente se adaptan a las condiciones locales
(Rodulfo, 2008).
10
B) La participación de los actores locales como usuarios o consumidores en la determinación
de las necesidades y soluciones disponibles, lo cual favorece a un desarrollo urbano poco
cohesionado con redes sociales débiles (Núñez, 2013).
C) La desconexión entre las soluciones habitacionales y la infraestructura local, falta de
planificación del equipamiento y del presupuesto necesario para el mantenimiento de los
espacios públicos (Carrión Mena, 2008).
En el campo de los Estudios sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad, la construcción de
artefactos o tecnologías prediseñadas, que son consideradas “universales” en términos de su
funcionamiento, poco flexibles y que, por ende, dificultan la intervención de los usuarios, se
denomina “caja negra” (Whitley, 1972). A grandes rasgos, las “cajas negras” presentan dos
características:
1. Son una operación de poder: el que cierra el diseño, el que “tapa la caja negra”,
implementa una forma hegemónica de construir un artefacto (Mackenzie, 2008).
2. La construcción de “cajas negras” presenta un efecto “proyectivista” (Law, 2002) que
implica el desconocimiento de otras opciones tecnológicas, sociales y, por lo tanto,
políticas.
Picabea y Fressoli (2016) sostienen que la construcción de “cajas negras” es un proceso
histórico y socio-técnico por el cual un actor dominante define cuáles son los problemas, las
soluciones y las prestaciones de la tecnología que se desarrollan y producen masivamente.
Para estos autores, el modelo de construcción masiva de viviendas “llave en mano” se basa en
una definición del problema habitacional como “déficit habitacional”, construida por el
Estado. Según Del Río (2012), esta forma de entender el problema habitacional se restringe a
observar la unidad de análisis “vivienda”, ignorando las dinámicas urbanas:
“(...) niega la dimensión urbana del problema. La construcción del concepto del déficit
habitacional evidencia una unidad de análisis, donde lo que sucede al interior de la
ciudad opera de manera indiferenciada (...) El dónde no es una dimensión del déficit,
sólo informa, en el mejor de los casos, la jurisdicción donde intervenir.” (p. 32).
El problema planteado en términos de déficit también es ampliamente difundido por
organismos nacionales, como el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC, 2010),
y organismos internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (Gilbert, 2001).
Tanto esta forma de definir el problema como los modos de solucionarlo, son construidos en
11
base a una concepción de hábitat centrada en la vivienda, entendida como una unidad
individual (edificación+lote) aislada de su inserción en la ciudad (Yujnovsky, 1984).
En oposición a esta concepción artefactual del hábitat, existen una serie de enfoques más
integrales que buscan recuperar la multidimensionalidad del fenómeno habitacional. Según
Yujnovsky (1984), el análisis de la vivienda no puede ser formulado sin tener en cuenta el
contexto urbano donde se ubica la edificación, ya que buena parte de la calidad de los
servicios habitacionales de la vivienda depende de su relación con el entorno residencial y el
conjunto de actividades urbanas de la aglomeración.
Desde una perspectiva materialista histórica, Lefebvre (1968) y Harvey (2003) sostienen que
la mayoría de los procesos de urbanización responden a los intereses de la acumulación del
capital. Esto lleva a que vastos sectores populares sean segregados socio-espacialmente y
privados de su capacidad de transformar la ciudad. Partiendo de esta idea, estos autores han
desarrollado y puesto en agenda pública el concepto de “derecho a la ciudad”: el derecho a
vivir en la centralidad urbana, el derecho a poder acceder a los servicios urbanos
(electricidad, agua de red, gas, recolección de residuos, transporte público, educación,
servicios de salud y seguridad, etc.) y el derecho a producir la ciudad (tanto en términos de
la construcción material de la ciudad, como en términos de participar de los procesos
urbanos de toma de decisiones).
Borja (2004) profundizó los elementos que componen el “derecho a la ciudad” al postular
los siguientes ejes:
1. Eje físico: el derecho al lugar, a permanecer, a la movilidad, a la centralidad
accesible (en términos de servicios), al entorno bello, al espacio público significante,
a la seguridad y a la convivencia pacífica.
2. Eje individual: el derecho a definir el proyecto de vida libremente, a no vivir alejado
en espacios invisibles y sin cualidad.
3. Eje colectivo: el derecho a la participación en los ámbitos reales de decisión y
gestión de la ciudad.
La participación política de los habitantes en los procesos decisorios urbanos es una cuestión
central en todos estos trabajos. El hecho de “producir ciudad” puede referir, por ejemplo, a
la construcción material de soluciones habitacionales, pero también implica formar parte de
la toma de decisiones a la hora de construirlas.
12
Otro grupo de autores incorporan el problema ambiental urbano al problema habitacional.
Herzer y Gurevich (1996, p. 3) definen el medio ambiente urbano como “el conjunto de las
diferentes relaciones establecidas entre la sociedad y el medio físico, construido o hecho
artificial, que tiene lugar en un espacio territorial acotado, la ciudad”. Para estas autoras,
existen procesos de degradación ambiental urbana que tienden a afectar y reducir la calidad
de vida de los habitantes de la ciudad. Esta degradación se debe a la interacción de actores
sociales diversos (empresas, habitantes, organismos públicos) con el medio físico, los cuales
presentan grados diferenciales de conciencia crítica respecto al propio proceso degradante.
Di Pace (1992) sostiene que los problemas ambientales urbanos tienden a afectar con mayor
frecuencia y fuerza a los sectores de la población más marginados en términos socio-
espaciales, y que son estos los que viven en los barrios más contaminados e inundables. Por
el contrario, las capas medias y altas de la población tienen capacidad (fundamentalmente
económica pero también política) para acceder a sitios con menores niveles de degradación
y riesgo ambiental.
Para Clichevsky (2002), las condiciones urbano ambientales también varían según el nivel
socioeconómico de la población e impacta sobre ella de distintas formas:
“(...) existe una ciudad para los que la pueden pagar, con todos los servicios que los
avances técnicos permiten, con una sana situación de legalidad y, aun en la mayoría de
nuestras ciudades, con un medio ambiente circundante con pocos signos de deterioro.
La otra ciudad es inundable, sin servicios ni equipamientos, sin una seguridad en la
situación legal, con un entorno ambiental deteriorado” (p. 12).
Según esta autora, diversas formas que asume la construcción de la ciudad, no tienen en
cuenta los condicionantes del medio natural y las necesidades en términos de salud de la
población. Esto genera una serie de problemas socio-ambientales y habitacionales que se
complementan y agravan entre sí: inundaciones, imposibilidad de higiene por falta de
instalaciones sanitarias, falta de agua potable, hacinamiento, densidades y organización del
territorio que impiden desde la limpieza pública hasta la entrada de una ambulancia, altos
niveles de contaminación de tierra y aire, inadecuada provisión de cloacas y sistemas de
evacuación de excretas, contaminación de los cursos de agua que atraviesan las ciudades y la
consiguiente contaminación e inutilización de los acuíferos subterráneos, entre otros
(Clichevsky, 2002).
Estas formas de comprender el hábitat en su integralidad, no equivalen el problema
habitacional a un problema de vivienda: permiten definir el problema habitacional más allá
13
de las características estructurales de la vivienda, para incluir el análisis de su dimensión
social, ambiental, política, económica, cultural y tecnológica.
Para Thomas, Juárez y Picabea (2015), si los problemas son sistémicos, las soluciones no
pueden ser puntuales. Por esto, los autores proponen un abordaje sistémico de los problemas
que permitan superar las limitaciones de los enfoques lineales, deterministas, paternalistas y
asistenciales. Esta propuesta se basa en el abordaje en términos de “Sistemas Tecnológicos
Sociales” (STS), definidos por Thomas (2010) como “nuevos modos de implementar y
desarrollar sistemas socio-técnicos heterogéneos (de actores y artefactos, de comunidades y
sistemas de tecnologías para la inclusión social) orientados a la generación de dinámicas de
inclusión social y económica, democratización y desarrollo sustentable”. Los “Sistemas
Tecnológicos Sociales” se constituyen de:
1. Soluciones tecnológicas a problema sociales.
2. Generación distribuida y equitativa de beneficios.
3. Aprendizajes colectivos y diálogo de saberes.
4. Trabajo colaborativo.
5. Control socializado.
Existen una serie de experiencias que han construido soluciones habitacionales partiendo
desde esta concepción sistémica/integral del hábitat. Solo a modo de referencia, el caso de
Villa Paranacito (Picabea y Fressoli, 2016; Picabea, 2017), el caso de la Cooperativa de
Consumo y Vivienda Quilmes Ltda. (Narodowski y Mutuberría Lazarini, 2008) y el caso de
la FUCVAM, mencionado en el apartado anterior.
Ahora bien, por el recorte espacial del problema de investigación, es necesario revisar la
bibliografía especializada en estudiar el problema habitacional en el Conurbano Bonaerense y
las soluciones habitacionales construidas en esta región.
1.3) El problema habitacional en el Conurbano Bonaerense y las soluciones
habitacionales construidas
El problema habitacional en el Conurbano Bonaerense ha sido objeto de análisis de múltiples
trabajos de la academia, de organismos públicos y de organizaciones de base. Según Di
Virgilio, Guevara y Arqueros Mejica (2015), desde la década de 1930, el propio proceso de
formación del Conurbano incluye la construcción de “villas miseria” o “villas de emergencia”
14
por parte de grupos sociales de bajos ingresos, sobre todo en áreas cercanas a la Ciudad de
Buenos Aires. Estas tipologías de hábitat se caracterizan por: no respetar el trazado urbano,
producirse por la ocupación espontánea de terrenos vacantes de dominio público o privado,
constituirse por viviendas precarias autoconstruidas y por presentar carencias en términos de
acceso a servicios básicos (agua de red, electricidad, gas y recolección de residuos).
A partir de los dos primeros gobiernos peronistas (1946-1952 y 1952-1955), la cuestión
habitacional se pone en agenda pública. Ballent (2005) señala que en esta época se
construyeron diversos barrios de viviendas sociales en el Conurbano (por ejemplo, el barrio
“Aeropuerto” en Ezeiza, el barrio “Ciudad Evita” en La Matanza, entre otros). A su vez, para
esta autora, la intervención estatal en el Conurbano incluyó ámbitos de esparcimiento
(balnearios y colonias de vacaciones), forestación de áreas, instalaciones deportivas (Villa
Olímpica), nuevas vías de comunicación (autopista Ricchieri) e instalaciones asistenciales,
educativas y de salud (colonias, hogar-escuela, varias escuelas y hospital de Ezeiza).
Hacia fines de la década de 1950, durante la década de 1960 y principios de la década de
1970, el problema habitacional se comenzó a abordar con una “primera generación de
políticas habitacionales” (Fernández Wagner, 2007; Biglia, Marsili, y Vallina, 2008),
caracterizada por Zapata (2017) como modelos de gestión vertical, autoritaria o paternalista
de construcción de grandes conjuntos habitacionales, realizados por grandes empresas
constructoras y entregadas “llave en mano” a sus adjudicatarios.
Sobre todo desde la década de 1970, la construcción de soluciones habitacionales desde las
políticas públicas se consolidó principalmente bajo el modelo FONAVI8. Según Rodríguez et
al. (2007), el modelo FONAVI se fundamentaba en la idea de que la producción masiva de
viviendas “llave en mano” favorecería el desarrollo sostenido de la industria de la
construcción, beneficiando a la economía en su conjunto a través de su impacto sobre el
empleo y su vinculación con otros sectores ligados a la industria de la construcción. En la
práctica, cumplió fundamentalmente el papel de subvencionar la dinámica de algunos grupos
económicos protegidos discrecionalmente de las transformaciones aperturistas.
8 El Fondo Nacional de Vivienda (FONAVI) es un organismo estatal fundado en 1970, que tiene como principal
función la disponibilización de fondos para la construcción de viviendas sociales de bajo presupuesto para
grupos sociales de bajos ingresos. En el año 1995, con el dictado de la Ley 24.464 se les otorga más facultades a
los Institutos Provinciales de Vivienda (entes autárquicos financiera y técnicamente) respecto al funcionamiento
del FONAVI. Para más información sobre el funcionamiento y la trayectoria del FONAVI, véase: Evaluación
del Fondo Nacional de Vivienda (2000). Dirección de Gastos Sociales Consolidados. Disponible en:
https://www.economia.gob.ar/peconomica/basehome/fonavi.pdf
15
Con la instauración de la dictadura cívico-militar en 1976, el Conurbano Bonaerense es
bruscamente transformado en términos socio-espaciales, producto de la implementación de
un conjunto de políticas urbanas tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en el propio
Conurbano9. Al tiempo que transformaban infraestructuralmente ambas regiones, estas
políticas públicas expulsaron directa e indirectamente vastos sectores populares de la Ciudad
a la Provincia de Buenos Aires (Oszlak, 1991; Ciccolella, 1999; I-Capba, 2001; Gorelik,
2004; Reese, 2006; Jajamovich y Menazzi, 2012; Menazzi Canese, 2013).
Los grupos sociales expulsados desplegaron un conjunto de tomas de tierra en múltiples áreas
del Conurbano Bonaerense (Aristizábal e Izaguirre, 1988; Maiorana, 2008), conformando una
nueva modalidad habitacional: los asentamientos. Según Merklen (1991), a diferencia de las
villas de emergencia, los asentamientos se caracterizan por un trazado barrial que respeta las
normas urbanas y por la heterogénea base social que los conforma. Raspall et al. (2013)
sostiene que en estas ocupaciones se dieron múltiples procesos individuales y colectivos de
autoconstrucción de viviendas y de acceso a servicios básicos (electricidad, agua de red, gas,
cloacas, etc.).
Aristizábal e Izaguirre (1988) afirman que las zonas ocupadas, desprovistas de infraestructura
básica para la habitación (conexiones de gas, electricidad, agua de red, redes cloacales y
servicios de recolección de residuos), lejanas a transportes, centros educativos, centros de
salud, fuentes de trabajo y/o espacios de recreación, significaron un deterioro de la calidad de
vida de estos grupos sociales.
A mediados de 1980 y sobre todo durante la década de 1990, continúa el modelo de políticas
urbanas de construcción y/o ampliación de autopistas y de desarrollo de nuevas áreas
residenciales (iniciado en la dictadura cívico-militar), principalmente destinadas a sectores de
altos ingresos. Si bien en este período es el auge de las “políticas alternativas de vivienda”10
(basadas en las ideas de Turner), su implementación en el Conurbano es prácticamente nula.
La ausencia de políticas habitacionales dirigidas a grupos sociales de bajos ingresos,
caracteriza esta época de profundos cambios y agravamiento general del problema socio-
9 Entre ellas, destacan: la implementación del Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad de Buenos Aires, el
Plan de Erradicación de Villas de Emergencia (PEVE), la sanción de Ley de Normalización de Locaciones
Urbanas nº 21342, el Plan de Autopistas Urbanas y la sanción del Decreto-ley 8912 de Ordenamiento Territorial
y Usos del Suelo de la Provincia de Buenos Aires.
10 Principalmente, se trataba de políticas de regularización y radicación de las villas o asentamientos con
construcciones de pequeña escala, participación formal de la población y gestionados por la comunidades u
organizaciones no gubernamentales (Pelli, 2007).
16
habitacional (Cravino, Fernández Wagner y Varela, 2002; Di Virgilio, Guevara y Arqueros
Mejica, 2015).
Llegado el nuevo milenio, en plena crisis del 2001, el porcentaje de viviendas deficitarias en
el Conurbano Bonaerense era de 43% (INDEC, 2001)11. Según Vergara Parra (2017), durante
el período 2001-2010 ese porcentaje bajó a 32,3%. La reducción de la cantidad de viviendas
deficitarias en esta región, responde a una sostenida intervención estatal en materia
habitacional durante los primeros dos mandatos kirchneristas (2003-2007 y 2007-2011). En
particular, el Plan Federal de Vivienda y el Programa Federal de Mejoramiento de Viviendas
“Mejor Vivir”, ambos lanzados en el año 2004, llegan al Conurbano junto con un paquete de
Subprogramas, para impactar directamente en el “déficit habitacional” de la región (Bettatis,
2008; Del Río y Duarte, 2012; Vilchez, 2014; Chiara, Di Virgilio y Aramburu, 2017).
Para Del Río (2014), la cuestión de la vivienda reapareció en la agenda pública, siendo
entendida como un derecho y una herramienta estratégica para la generación de empleo y la
reactivación del tejido productivo. Este modelo de intervención reprodujo el estilo tecno-
productivo lineal, con financiamiento centralizado y abastecimiento de viviendas “llave en
mano” (Picabea y Fressoli, 2016), aunque con la difusión novedosa de programas alternativos
con intervenciones de carácter más integral, pero extremadamente focalizadas desde el punto
de vista territorial12 (Del Rio, 2014).
Sin embargo, el problema habitacional en el Conurbano persistió como problema estructural.
Si revisamos los resultados del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, en el año
2010 solo el 71.41% de los hogares eran propietarios de la vivienda y el terreno que
habitaban, solo el 39,50% residían en una vivienda con calidad de conexión a servicios
básicos "satisfactoria" y solo el 60,46% residían en una vivienda con calidad constructiva
"satisfactoria" (INDEC, 2010). En el año 2016, el Registro Provincial de Villas y
Asentamientos13 identificó 1584 villas y asentamientos en la Provincia de Buenos Aires, 982
11 Si bien se han señalado los límites y problemas de las definiciones y mediciones en términos de “déficit
habitacional”, no existen otros tipos de documentos oficiales que hayan relevado exhaustivamente el problema
habitacional en el Conurbano Bonaerense. Por esto, la caracterización del problema se llevó a cabo remitiendo
en buena medida a informes del INDEC. No obstante, para completar esta caracterización, también se incluyen
múltiples trabajos académicos e informes de organizaciones de base que no necesariamente abordan el problema
como “déficit habitacional”.
12 Un claro ejemplo de este tipo de intervenciones alternativas fue el “Programa de Mejoramiento de Barrios”
(PROMEBA).
13 El artículo 28 de la ley provincial 14449 de Acceso Justo al Hábitat, sancionada por la legislatura bonaerense
en 2012 y reglamentada por el Poder Ejecutivo en 2013, dicta la creación del Registro Público Provincial de
Villas y Asentamientos Precarios (RPPVAP) constituyéndose en la herramienta única y centralizada de
relevamiento, captación y registro de datos para la implementación de la operatoria. El registro se fue
17
de estos (el 62%) presentes en el Conurbano Bonaerense (Asociación Civil Madre Tierra,
2020). Finalmente, el Relevamiento Nacional de Barrios Populares (2018), por el cual se
identificaron y mapearon 4.416 barrios populares a nivel nacional, arroja un total de 953
barrios populares en el Conurbano Bonaerense (el 21,6% del total).
Históricamente, ante la poca disponibilidad de suelo urbano de calidad en el Conurbano, la
población de bajos ingresos se asentó en terrenos poco aptos para habitar, ya sea porque son
inundables, porque presentan altos niveles de contaminación de la tierra a causa de la
acumulación de residuos y/o porque se encuentran cercanos a afluentes contaminados
(Curutchet, Grinberg y Gutiérrez, 2012; Escobar Basavilbaso, 2016). Además, la falta de
infraestructura adecuada para la provisión de servicios básicos, profundizan estos problemas
ambientales urbanos que afectan directamente a la calidad de vida de los habitantes (Besana,
Gutiérrez y Grinberg, 2015).
En este sentido, Di Pace (2007) afirma que las dificultades para la recolección y disposición
de los residuos sólidos domiciliarios, patológicos e industriales constituyen un gran problema
ambiental del AMBA14. Como consecuencia de ello, se produce la contaminación de los
suelos -por la existencia de basurales a cielo abierto que derivan en centros de vectores de
enfermedades, como ratas, insectos, microorganismos diversos, etc.-, y la contaminación de
las aguas superficiales (arroyos, ríos) y profundas (acuíferos).
Este recorrido bibliográfico permite explicitar parte de la multidimensionalidad del problema
habitacional en el Conurbano Bonaerense. En base a la revisión de esta bibliografía
especializada, se puede afirmar que la mayor parte de las soluciones habitacionales
construidas en el Conurbano Bonaerense fueron vía políticas habitacionales de viviendas
“llave en mano” o vía autoconstrucción desplegada por grupos sociales de bajos ingresos.
Respecto a la primera vía, esta forma de construcción de soluciones habitacionales pone de
manifiesto cómo la concepción artefactual del hábitat (centrada en la vivienda) se ha vuelto
implementando conjuntamente entre el gobierno provincial y las municipalidades, con aportes de Infohabitat-
UNGS y de organizaciones de base como “Madre Tierra”.
14 El Área Metropolitana de Buenos Aires es la zona urbana común que conforman la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y los siguientes 40 municipios de la Provincia de Buenos Aires: Almirante Brown, Avellaneda,
Berazatagui, Berisso, Brandsen, Campana, Cañuelas, Ensenada, Escobar, Esteban Echeverría, Exaltación de la
Cruz, Ezeiza, Florencio Varela, General Las Heras, General Rodríguez, General San Martín, Hurlingham,
Ituzaingó, José C. Paz, La Matanza, Lanús, La Plata, Lomas de Zamora, Luján, Marcos Paz, Malvinas
Argentinas, Moreno, Merlo, Morón, Pilar, Presidente Perón, Quilmes, San Fernando, San Isidro, San Miguel,
San Vicente, Tigre, Tres de Febrero, Vicente López, y Zárate. Si bien el recorte espacial de nuestro problema de
investigación no se corresponde con la totalidad de esta zona, las afirmaciones de la autora aplican al Conurbano
Bonaerense, ya que se halla contenido dentro del AMBA.
18
política pública, tanto en esta región como a escala nacional. También deja ver cómo esta
concepción se ha convertido en métrica: el problema es definido y medido por organismos
nacionales e internacionales como “déficit habitacional”.
Respecto a la segunda vía, prácticamente la totalidad de estos procesos autoconstructivos
pueden categorizarse (sin obviar sus especificidades y características particulares) dentro de
lo que Pelli denominó “autoconstrucción autónoma y espontánea”. Existen pocos trabajos que
se han dedicado a analizar estos procesos, y más significativa es esta vacancia si pensamos en
el Conurbano Bonaerense como locus.
Uno de los principales aportes que busca generar esta tesis es comenzar a llenar ese vacío
explicativo desde un abordaje teórico que recupere el carácter sistémico del problema
habitacional, en general, y de los procesos de autoconstrucción de soluciones habitacionales,
en particular. Este abordaje será explicitado en el siguiente apartado, correspondiente al
enfoque teórico-metodológico de la presente investigación.
2) Enfoque teórico-metodológico
2.1) Enfoque teórico
A fin de no caer en los vacíos explicativos identificados en el apartado anterior, generados en
gran parte por sesgos monodisciplinarios, se optó por adoptar como enfoque teórico el
Análisis Socio-Técnico (de aquí en adelante AST). Se trata de un marco analítico
multidisciplinar, resultado de la triangulación teórica entre la Sociología de la Tecnología, la
Economía del Cambio Tecnológico y el Análisis de Políticas. Las herramientas conceptuales
provenientes del AST fueron producidas y testeadas durante los últimos 20 años por el equipo
del Instituto de Estudios Sobre la Ciencia y la Tecnología (IESCT-UNQ): Thomas, H.
(1999); Fressoli, M., Fenoglio, V. y Picabea F. (2011); Thomas, H., Fressoli, M., Santos, G.
(2012); Bidinost, A. (2016); Thomas, H., Becerra, L., y Bidinost, A. (2019).
La adopción del AST implica abandonar la representación analítica-estructural de
“tecnología” y “sociedad” como dos esferas disociadas e independientes entre sí. Es
imposible -e inconveniente- realizar distinciones a priori entre “lo tecnológico”, “lo social”,
“lo económico” y “lo científico” (Thomas, 2008). Por el contrario, las tecnologías son
construcciones sociales tanto como las sociedades son construcciones tecnológicas (Pinch y
Bijker, 1987; Pinch, 1996; Oudshoorn y Pinch, 2003; Thomas y Fressoli, 2009). Desde este
enfoque, la autoconstrucción de soluciones habitacionales es entendida como un proceso de
19
co-construcción socio-técnica entre elementos heterogéneos: grupos sociales, organizaciones,
artefactos, prácticas y conocimientos.
El AST sostiene que las tecnologías deben ser entendidas como un conjunto de acciones
(cognitivas, materiales y práxicas) realizadas de manera consciente por los humanos para
alterar o prolongar el estado de las cosas (naturales o sociales) con el fin de que desempeñen
un uso o función (Thomas, Becerra y Bidinost, 2019). Esta definición es una crítica directa a
la noción ampliamente difundida de “tecnología = conocimiento científico aplicado”, ya que
extiende a las tecnologías “más allá” de los artefactos: conocimientos, prácticas, formas de
organización y procesos también se constituyen como tecnologías.
A partir de esta definición es posible hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo funcionan las
tecnologías? El funcionamiento/no-funcionamiento de las tecnologías no es algo dado,
intrínseco a las características de éstas, sino que es una relación interactiva entre actores y
artefactos, una contingencia construida social, tecnológica y culturalmente (Bijker 1995;
Thomas, 2008; Thomas, Becerra y Bidinost, 2019). En este sentido, toma particular
relevancia la pregunta ¿Para quién funciona y para quién no? (un plan de viviendas sociales,
una modalidad específica de ocupación de tierras, una determinada forma de autoconstruir el
acceso a servicios básicos comunitariamente, etc.). El conjunto heterogéneo de sentidos de
funcionamiento/no-funcionamiento construidos por Grupos Sociales Relevantes respecto a
una o varias tecnologías se denomina Flexibilidad Interpretativa (Pinch y Bijker, 1987). Las
tecnologías y sus cualidades físicas se vuelven tan importantes como la subjetividad de los
actores implicados, ya que no es posible asignar cualquier sentido de funcionamiento/no-
funcionamiento a las tecnologías: sus características y condiciones inciden en la construcción
humana de dicho sentido.
Una tecnología “funciona” en la medida que un grupo social específico considera que dicha
tecnología puede ser parte de la solución a un problema. Por ende, los problemas y las
relaciones de correspondencia “problema-solución” pueden ser abordados como
construcciones socio-técnicas (Thomas y Gianella, 2006 y Fressoli, Thomas y Aguiar, 2007).
Uno de los errores más usuales en los análisis deterministas es dar por descontados los
problemas, como si estos constituyeran meras cuestiones “naturales”, inscriptas en los
artefactos y procesos. Pero así como la naturaleza no está allí, aguardando para ser
“descubierta”, tampoco los problemas están allí, aguardando a ser identificados y resueltos.
Como las soluciones, los problemas constituyen particulares articulaciones socio-técnicas
20
históricamente situadas (Thomas, 2008). Por esto, las relaciones problema-solución no son
necesariamente definitivas para un mismo grupo social, dado que pueden modificarse en el
tiempo. Tampoco son necesariamente satisfactorias para varios grupos sociales: lo que un
grupo social puede construir como solución, otro grupo social puede construirlo como
problema, y viceversa.
A los efectos de adecuar esta investigación al marco teórico adoptado, se torna necesario
realizar una definición operativa inicial de dos conceptos: “Autoconstrucción” y “Soluciones
Habitacionales”.
Por un lado, la Autoconstrucción será abordada como
“...una praxis tecnológica que se despliega en un conjunto de operaciones tecno-
cognitivas realizadas conscientemente por los actores, con el objetivo de que
desempeñen un uso o función como soluciones habitacionales. Frente a otras formas de
producción tecnológica, la característica de la autoconstrucción, es que los usuarios-
constructores poseen el control sobre el proceso de producción: deciden sobre qué
elementos trabajar (materia bruta o materia prima), con qué instrumentos trabajar, de
qué manera utilizarlos, la cadencia de la producción, la incorporación (o no)
subordinada de fuerza de trabajo ajena. Es decir, el proceso de toma de decisiones se
encuentra gobernado por los usuarios” (Bidinost, 2017, p. 4).
Los procesos autoconstructivos no son homogéneos ni uniformes, sino que pueden adoptar
diversas formas socio-históricamente situadas. Para operacionalizar este concepto, se
construyó una clasificación de algunas de estas formas en función de dos preguntas: 1)
¿Quién lleva a cabo la autoconstrucción? y 2) ¿Qué se autoconstruye?
Respecto a la primera pregunta, si la autoconstrucción se desarrolla por integrantes de un
mismo núcleo familiar, se la denominará “autoconstrucción individual”. En cambio, si se
lleva a cabo por individuos externos al grupo familiar (vecinos, compañeros de militancia,
etc.), se la llamará “autoconstrucción comunitaria”.
Respecto a la segunda pregunta, si se autoconstruye una unidad habitacional “desde cero”
(por ejemplo, una vivienda), se trata de “autoconstrucción primaria”; mientras que si se
autoconstruyen refacciones/modificaciones a una unidad habitacional, se trata de
“autoconstrucción secundaria”. Los procesos de “autoconstrucción primaria” inician desde
la edificación de la estructura de una unidad habitacional. Por ejemplo, si se trata de una
vivienda, la estructura es considerada como la suma de: platea o contrapiso, columnas, vigas
de encadenado15 y muros. Por el contrario, los procesos de “autoconstrucción secundaria”
15 Son estructuras metálicas que se construyen a aproximadamente 2,70 metros de altura en viviendas de una
planta, para unir las columnas a la altura del techo de la vivienda y trazar su perímetro superior.
21
son posteriores a la edificación estructural, es decir, del levantamiento de muros en adelante
(instalación de techo, revoque de muros, instalación de aberturas, pintura, etc.).
Si bien las formas “individual”, “comunitaria”, “primaria” y “secundaria” de la
autoconstrucción pueden distinguirse empíricamente, se trata de una clasificación
eminentemente analítica: en la práctica, estas formas pueden entrelazarse y/o superponerse
en un mismo proceso autoconstructivo.
Los procesos de autoconstrucción de soluciones habitacionales no son siempre estables y
pacíficos, sino que pueden estar atravesados por diversas relaciones de conflicto y
cooperación. En la conformación de un asentamiento vía autoconstrucción, por ejemplo, los
grupos sociales participantes pueden entrar en conflicto con actores externos (fuerzas de
seguridad, habitantes de barrios aledaños) o entre sí mismos. Del mismo modo, los
habitantes de un asentamiento pueden establecer relaciones de cooperación entre sí para, por
ejemplo, resistir al accionar de actores externos o disputar la capacidad de toma de
decisiones en el territorio.
Las soluciones habitacionales, en tanto productos de procesos de autoconstrucción, son
resultado de una articulación contingente entre: los problemas, las necesidades, los deseos,
los conocimientos, las expectativas y las posibilidades de los usuarios (Bidinost, 2017). Las
soluciones habitacionales son entendidas en el marco de relaciones problema-solución, es
decir, se tratan de soluciones implementadas para resolver problemas construidos por grupos
sociales específicos. Adoptan diferentes materialidades y funciones: desde la ocupación de
tierras, el diseño y edificación de viviendas, la construcción de acceso a servicios, hasta las
formas de autofinanciamiento y la organización política territorial.
Para el análisis de procesos de autoconstrucción de soluciones habitacionales, el concepto de
“estrategia” como metáfora analítica resulta particularmente útil. Según Thomas (1999), la
estrategia es definida tradicionalmente como un conjunto de acciones organizadas
conscientemente por un actor o grupo de actores orientadas a la consecución de un objetivo
explícito. Pero para este autor, es posible ampliar este concepto para describir el papel de los
actores cuya intencionalidad y orientación de sus actos no son explícitos.
El uso de esta herramienta conceptual como metáfora analítica implica ordenar acciones
específicas en términos de estrategia, es decir, re-construir racionalmente la lógica de éstas,
vincularlas en algún sentido y tejer hipótesis explicativas. Además, su uso permite mapear
22
“cambios estratégicos”, establecer “líneas” de coherencia, postular recortes temporales,
diferenciar niveles de prioridad, determinar jerarquías y subordinaciones (Thomas, 1999).
En el marco de una relación problema-solución, un problema “inicial” (construido por un
grupo social específico) puede impulsar un conjunto de acciones orientadas a resolverlo. Ese
“camino” que va desde la definición de un problema hasta la implementación de su solución
es lo que denominamos como “estrategia”.
Pero entonces, ¿cómo re-construir y analizar estos procesos de autoconstrucción de
soluciones habitacionales en los que se entremezclan elementos heterogéneos en interjuegos
explicativos? Dos conceptos, complementarios entre sí, resultan útiles para abordar este
problema: dinámicas y trayectorias socio-técnicas.
Por un lado, las dinámicas socio-técnicas son conjuntos de patrones de interacción entre
tecnologías, instituciones, políticas, racionalidades y formas de constitución ideológica de
los actores (Thomas, 1999, 2007; Thomas et al, 2006; Maclaine Pont y Thomas, 2007;
Thomas, Versino y Lalouf, 2007). Se trata de un concepto sistémico sincrónico que permite
insertar una forma determinada de cambio socio-técnico en un mapa de interacciones
simultáneas.
Por otro lado, una trayectoria socio-técnica es un proceso de co-construcción de productos,
procesos productivos, organizaciones, instituciones, relaciones usuario-productor, relaciones
problema-solución, procesos de construcción de funcionamiento/no-funcionamiento de una
tecnología, racionalidades, políticas y estrategias de un actor (Thomas, 1999; Thomas,
Versino y Lalouf, 2007). A diferencia de la dinámica, la trayectoria es un concepto
diacrónico: partiendo desde un elemento socio-técnico particular (por ejemplo, un plan de
viviendas sociales, una villa de emergencia, un programa de microcréditos) permite ordenar
relaciones causales entre elementos heterogéneos en secuencias temporales.
Estas herramientas conceptuales no son entidades de existencia real, sino que son re-
construcciones analíticas. El abordaje de los procesos de autoconstrucción de soluciones
habitacionales en términos de dinámicas y trayectorias socio-técnicas posibilita una re-
construcción diacrónica y un análisis sincrónico del objeto de análisis. Ambos conceptos
serán utilizados para describir y analizar las estrategias de obtención, generación y uso de
recursos (en términos materiales, cognitivos, económicos y de fuerza de trabajo)
desplegadas en el proceso autoconstructivo.
23
Es posible desplegar analíticamente relaciones problema-solución en clave de secuencias
diacrónicas y sincrónicas articuladas de construcción de problemas (por distintos actores) y
soluciones (Bortz, Becerra y Thomas, 2018). Tomando como eje esta idea, se re-construirá la
trayectoria socio-técnica del proceso de autoconstrucción de soluciones habitacionales en el
barrio “8 de enero”, para evidenciar cómo la configuración de distintas relaciones problema-
solución fueron dando lugar a estrategias diversas (con resultados disímiles) en la búsqueda
de orientar el proceso autoconstructivo a la generación de soluciones habitacionales
particulares.
Es necesario hacer una aclaración sobre la re-construcción de relaciones problema-solución.
Las relaciones problema-solución pueden ser definidas/identificadas en dos niveles: al nivel
del actor o al nivel del analista. Respecto al primero, los actores suponen la existencia de
correlaciones correspondientes y lógicas entre los problemas percibidos y las soluciones
construidas16. En este nivel es posible observar, relevar, registrar y sistematizar las
construcciones de relaciones problema-solución generadas por los actores. Respecto al
segundo, es posible definir las relaciones problema-solución como re-construcciones del
analista. En este nivel, los problemas no son “reales”, inmanentes a los artefactos o sistemas
tecnológicos (problemas objetivos) ni se encuentran en la mente de los actores (problemas
subjetivos) sino que corresponden a construcciones socio-técnicas generadas por vía
analítica17. Es función del analista reconstruir, además, la “racionalidad” particular que
vincula problemas y soluciones, relación que no es a priori ni lógica, ni correspondiente, ni
necesaria, sino el resultado de sucesivas operaciones –recíprocas y biunívocas- de a)
construcciones de sentido desplegadas por los actores sobre artefactos y sistemas y b) de
ejercicio de la agencia de artefactos y sistemas sobre los procesos de construcción de
funcionamiento como respuesta a los problemas e interrogantes planteados.
En este trabajo se utilizará el concepto al nivel del analista como criterio de corte para la
trayectoria socio-técnica. Es decir, cada “fragmento” de la trayectoria se definirá por una
relación problema-solución re-construida al nivel del analista. Estos “fragmentos” son
16 Al nivel del actor, los problemas son restricciones, inconvenientes, disfunciones, incompatibilidades, efectos
negativos o contraproducentes, vacancias (ausencia de respuestas a interrogantes considerados relevantes)
inmanentes a artefactos y sistemas, significados por grupos sociales de forma socio-históricamente situada. Por
otra parte, las soluciones son superación de restricciones, refuncionalizaciones, compatibilizaciones, desarrollos
tecno-cognitivos, significados por estos grupos sociales como respuesta a los problemas construidos.
17 Al nivel del analista, los problemas son re-construcciones de relaciones de sentido entre actores y artefactos,
irreductibles a los componentes singulares de esta relación. Por otro lado, las soluciones son construcciones
socio-técnicas generadas por diferentes actores que asignan el sentido de solución tecnológica a diferentes
acciones (cognitivas, artefactuales y práxicas) realizadas conscientemente por los humanos para alterar o
prolongar el estado de las cosas con el objetivo de que desempeñen un uso o función.
24
distinguidos analíticamente entre sí para operacionalizar su abordaje. No obstante, todos se
encuentran entrelazados y superpuestos en un mismo proceso, por lo que no se encuentran
disociados empíricamente.
Para profundizar en el análisis de cada relación problema-solución, todos estos subapartados
presentarán un orden cronológico particular. En algunos casos, esta cronología va desde el
pasado hasta la actualidad (2019)18. En cada uno de estos “fragmentos”, se elaborará un
gráfico de la secuencia de relaciones problema-solución al nivel de los actores, el cual intenta
ilustrar los diferentes problemas y soluciones definidos por los habitantes del territorio. Esto
no implica un mapeamiento exhaustivo de todas las relaciones problema-solución definidas
por todos los grupos sociales involucrados, dado que esa operación escapa a los alcances y
objetivos de esta investigación. Sin embargo, se intentará caracterizar dichas definiciones del
modo más riguroso y exhaustivo posible a partir de las fuentes de información relevadas.
En términos socio-técnicos, un tratamiento simétrico de la tecnología y la sociedad implica
ampliar la capacidad de agencia de los humanos a las diferentes tecnologías, siempre de
manera socio-históricamente situada:
“(es) necesario extender ”la agencia de otros” a fin de incluir la agencia de máquinas,
así como la de actores humanos, dado que las tecnologías pueden ser
instrumentalizadas para realizar ciertos objetivos. Dado que poder es un concepto
relacional, es ejercido antes que poseído. El poder es también ubicuo y se encuentra
presente en todas las relaciones e interacciones. Al tomar al poder como una capacidad
resulta más fácil analizar a las interacciones como gobernadas por algo más que
estrategias conscientes.” (Bijker, 1995, p.262).
Las tecnologías regulan espacios y conductas de los actores; condicionan estructuras de
distribución social, costos de producción, acceso a bienes y servicios; generan (y a veces
participan en la resolución de) problemas sociales y ambientales; participan activamente en
las dinámicas de cambio social (económicas, políticas, ideológicas, culturales) (Thomas,
2012). La capacidad de agencia de las tecnologías no debe entenderse de modo determinista
(“la tecnología determina a la sociedad”), sino que se inserta en los procesos socio-técnicos de
co-construcción.
Desde esta noción de agencia, en el marco de dinámicas socio-técnicas re-construidas en un
proceso autoconstructivo, es posible abordar simétricamente: 1) la agencia entre grupos
18 De aquí en adelante, siempre que hagamos mención de la “actualidad”, nos referimos al año 2019. Este es el
año en el que inició esta investigación y sobre el que se posee la mayoría de la información actual recopilada en
campo. Las dificultades generadas por la pandemia del 2020 impidieron relevar una cantidad de información
suficiente como para incluir ese año dentro del recorte temporal de este trabajo.
25
sociales en el despliegue de estrategias orientadas a la autoconstrucción de soluciones
habitacionales y 2) la agencia de las soluciones habitacionales autoconstruidas y otras
materialidades sobre los propios grupos sociales.
La autoconstrucción de soluciones habitacionales implica una serie de procesos de
aprendizaje de tipo acumulativo: el “aprendizaje por la práctica” o learning by doing
(Arrow, 1962) -por ejemplo, conocimientos incorporados al construir terminaciones en una
vivienda o al ocupar y proteger un terreno- y el “aprendizaje por la interacción” o learning
by interacting (Lundvall, 1992) -por ejemplo, conocimientos incorporados por la interacción
entre habitantes en una asamblea barrial-. Las distintas nociones de aprendizaje pueden ser
aplicadas en análisis a diferentes escalas (actores singulares, instituciones, naciones,
regiones) y constituyen una pieza fundamental del andamiaje teórico del análisis de
dinámicas y trayectorias socio-técnicas situadas: ¿existen estas acumulaciones? ¿cómo se
generaron? ¿qué actores intervinieron? (Thomas y Santos, 2016). Dentro de la trayectoria
socio-técnica del proceso autoconstructivo en el barrio “8 de enero”, se buscará identificar
los procesos de aprendizaje desplegados por la práctica y/o por la interacción de los
habitantes-autoconstructores.
La integración de todas estas herramientas teóricas se condensa en el concepto de alianza
socio-técnica. Es posible definir la noción de alianza socio-técnica como la reconstrucción
analítica de una coalición de elementos heterogéneos implicados en el proceso de
construcción de funcionamiento / no-funcionamiento de una tecnología (Thomas, 2012). Las
alianzas se constituyen dinámicamente, en términos de operaciones de alineamiento y
coordinación (Callon, 1992) de artefactos, ideologías, conocimientos, instituciones, actores
sociales, recursos económicos, condiciones ambientales, materiales, etc. que viabilizan o
impiden la estabilización de la adecuación socio-técnica de una tecnología y la asignación de
sentido de funcionamiento/no-funcionamiento (Maclaine Pont y Thomas, 2007).
Si bien en algunos casos es posible registrar acciones de planificación parcial sobre las
alianzas socio-técnicas (en el mismo sentido que, por ejemplo, se planifica una coalición
política), en última instancia se tratan de coaliciones auto-organizadas (Thomas, Becerra y
Bidinost, 2019).
Mediante este concepto la cuestión del poder es abordada, siguiendo a Wiebe Bijker (1995),
en dos niveles: micropolítico (procesos decisorios y vinculaciones de co-construcción) y
26
semiótico (procesos de asignación de sentido y construcción de funcionamiento). De esta
manera, la alianza socio-técnica
“permite mapear y comprender conflictos, enfrentamientos, controversias, diferendos.
Permite visualizar interacciones múltiples, entre elementos heterogéneos, y reconstruir
relaciones causales. Y, así, permite simplificar y tornar inteligible aquello que el sentido
común caracteriza como “lo complejo”” (Thomas, Becerra y Bidinost, 2019, p. 149).
En el presente trabajo el concepto de alianza socio-técnica será utilizado para re-construir la
situación problemática actual del barrio “8 de enero”. Los grupos sociales, los problemas y
las soluciones resultantes de un proceso autoconstructivo se alinean y coordinan para
conformar un “mapa” de relaciones problema-solución que explica las condiciones
materiales, sociales, políticas y ambientales del territorio. A este “mapa” denominamos
situación problemática.
La re-construcción de la alianza socio-técnica de la situación problemática no solo permitirá
analizar las relaciones entre problemas, soluciones (que no son otra cosa que tecnologías
artefactuales, organizativas, cognitivas o práxicas) y grupos sociales implicados en el
territorio actual, sino que también posibilitará explicar formas de retroalimentación entre
problemas y límites/virtudes de las soluciones implementadas.
Finalmente, a partir de la descripción y el análisis del proceso autoconstructivo y sus
resultados, el presente trabajo buscará dar cuenta de las dinámicas de desarrollo
inclusivo/excluyente y sustentable/no sustentable generadas, estabilizadas, inhibidas y/o
potenciadas a partir de dicho proceso. Para ello, en base a un conjunto de trabajos teóricos y
empíricos producidos por investigadores del Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la
Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (Thomas, 2012; Thomas, Becerra y
Picabea 2014; Fressoli, Fenoglio y Picabea 2011; Picabea y Fressoli, 2016; Santos y Becerra
2012 y 2015; Becerra 2016; Garrido, Lalouf y Thomas 2010 y 2011; y Bortz, 2016; Bidinost,
2017.), se construyó una operacionalización de las dinámicas de desarrollo compatible con el
AST que se desagrega en las siguientes variables:
1. Relaciones problema-solución: ¿quién o quiénes construyen los problemas y sus
respectivas soluciones?
2. Procesos decisorios en el diseño y desarrollo de la tecnología: ¿quién o quiénes
controlan el proceso decisorio en el diseño y desarrollo de la tecnología? ¿qué nivel
de democratización tiene ese proceso?
27
3. Distribución de los beneficios: ¿quién o quiénes pueden acceder/usufructuar las
materialidades construidas?
4. Conocimientos implicados: ¿qué conocimientos están implicados en el proceso?
5. Dimensión ambiental: ¿en qué medida el ambiente es degradado/preservado durante
este proceso? ¿cómo afecta la degradación del ambiente a los grupos sociales
involucrados?
Es importante hacer tres aclaraciones respecto a este listado. En primer lugar, estas variables
son reconstrucciones analíticas: en la práctica, todas son interdependientes y
complementarias entre sí. En segundo lugar, el hecho de que las variables refieran a aspectos
diferentes entre sí es intencional: el objetivo es poder realizar un abordaje multidimensional
de las dinámicas de desarrollo. En tercer y último lugar, es probable que puedan agregarse
muchas otras dimensiones a esta lista, pero tal reconstrucción analítica escapa a los alcances
de la presente investigación. Por eso, se optó por realizar una operacionalización que
efectivamente logra captar parte de la multidimensionalidad de las dinámicas de desarrollo19.
A partir de esta operacionalización, es posible identificar dinámicas de desarrollo inclusivo y
sustentable en un proceso autoconstructivo si:
1. Se contemplan múltiples problemas, construidos por diversos grupos sociales
habitantes del territorio, en el diseño y desarrollo de las soluciones habitacionales.
2. Se democratiza el control y la toma de decisiones.
3. Se distribuyen los beneficios materiales autoconstruidos equitativamente.
4. Se involucran y utilizan como insumos conocimientos heterogéneos.
5. Se preserva el ambiente del territorio.
De modo contrario, es posible identificar dinámicas de desarrollo excluyente y no sustentable
en un proceso autoconstructivo si:
1. El diseño y desarrollo de las soluciones habitacionales está basado en una forma
unívoca y singular de definir el problema por parte de un actor social específico.
2. El control y la toma de decisiones está a cargo de un grupo social reducido o un actor
social particular.
3. Se distribuyen los beneficios materiales autoconstruidos inequitativamente.
19 Esta afirmación se sustenta en los múltiples trabajos teóricos y empíricos del equipo del IESCT (citados
anteriormente) que han utilizado esta operacionalización o estilizaciones similares para el análisis en términos
de dinámicas de desarrollo.
28
4. Los conocimientos implicados tienden a la homogeneidad, predominando el
conocimiento experto y técnico.
5. Se degrada el ambiente del territorio y esto genera afectaciones en la calidad de vida
de los habitantes.
En síntesis, las dinámicas de desarrollo de las poblaciones son entendidas como condiciones
socio-técnicas que dependen de: la articulación/no articulación de múltiples definiciones de
problemas (construidos por grupos sociales relevantes) a la hora de desarrollar soluciones; los
grados de participación de diferentes grupos sociales en el proceso decisorio; la distribución
equitativa/inequitativa de los beneficios materiales; la articulación/desestimación de
conocimientos heterogéneos; y la preservación/degradación del ambiente.
Por último, es importante agregar que los pares inclusión/exclusión social y desarrollo
sustentable/no sustentable no son dicotómicos entre sí, sino que en la práctica se entrecruzan
y superponen de manera heterogénea y no lineal. En otras palabras, la presencia de dinámicas
de desarrollo inclusivo y sustentable no implica la ausencia de dinámicas de desarrollo
excluyente y no sustentable (ídem a la inversa).
2.2) Metodología
Para abordar el problema de ¿cómo autoconstruyen sus soluciones habitacionales grupos
sociales de bajos ingresos en condiciones de escasez? el enfoque metodológico a utilizar
será el estudio de caso: se analizará el proceso de autoconstrucción de soluciones
habitacionales desarrollado por los habitantes del barrio “8 de enero” (González Catán, La
Matanza), durante el período 2009-2020.
La selección de esta estrategia metodológica responde a la importancia de generar estudios
de base empírica sobre los procesos de autoconstrucción de soluciones habitacionales,
particularmente sobre los desarrollados por grupos sociales de bajos ingresos en condiciones
de escasez. Esta importancia radica en dos necesidades: 1) la de visibilizar los problemas
materiales de una población y un territorio específico y 2) la de generar insumos que
permitan diseñar soluciones inclusivas, sustentables e integrales para esta población.
Los interrogantes a responder necesariamente remiten a observar y analizar un nivel micro
social situado: las formas en que se ocupan y protegen las tierras; las formas de
organización, financiamiento y logística en la autoconstrucción de viviendas y de acceso a
servicios básicos; las condiciones habitacionales y ambientales en las que viven los
29
habitantes del asentamiento; el nivel de organización colectiva; los tipos de viviendas; los
materiales con los que se autoconstruye; las técnicas constructivas; y los aprendizajes
generados en estos procesos. El estudio de caso permite relevar evidencia social situada y
analizar en detalle los procesos socio-técnicos autoconstructivos.
El caso elegido es representativo de una serie más larga de casos, dado que las extremas
condiciones de habitabilidad (viviendas de baja calidad constructiva, acceso precario a
servicios o falta de acceso a servicios, tenencia precaria del suelo y la vivienda), los
problemas ambientales y sanitarios, las políticas públicas habitacionales discontinuadas o
inadecuadas y la generación de procesos autoconstructivos, son características comunes en
la conformación de múltiples asentamientos del Conurbano Bonaerense. Al mismo tiempo,
el caso presenta rasgos particulares que lo constituyen como un objeto de estudio original,
que requiere un análisis socio-históricamente situado y específico.
En cuanto al recorte temporal del presente trabajo (2009-2019), si bien el proceso de
autoconstrucción de soluciones habitacionales inicia a partir del 2015 tras la ocupación de la
urbanización abandonada, para comprenderlo resulta necesario abordar un antecedente
previo: el plan de viviendas “llave en mano” implementado a partir 2009 en este territorio.
Esta política habitacional dejó un remanente de unidades habitacionales sin terminar que
luego los habitantes ocuparon y refaccionaron/modificaron, por lo tanto, el plan de viviendas
no finalizado se constituyó como la “base material” del posterior proceso autoconstructivo.
Por esto, antes de describir y analizar la trayectoria socio-técnica del proceso
autoconstructivo en el barrio “8 de enero”, se recuperará este antecedente de modo
fundamentalmente descriptivo. Este primer subapartado también describirá el remanente
artefactual-material que dejó el plan de viviendas no finalizado, teniendo en cuenta el
avance de las unidades habitacionales y las características del predio en términos
infraestructurales y de acceso a servicios. Por último, en este apartado se incluirá una breve
caracterización socio-demográfica, socio-económica y de localización del territorio y su
población actual, a fin de brindar un primer acercamiento a las condiciones en las que se
encuentra el barrio en la actualidad.
Durante 2019, se realizaron una serie de visitas al territorio en el marco del proyecto de
extensión “Incubadora de Tecnologías para el Desarrollo Inclusivo Sustentable” (ITEDIS)20,
20 El proyecto tiene por objetivo vincular este territorio con la cooperativa “Reciclando Sueños”, especializada
en la transformación de residuos en nuevos materiales. Esta cooperativa ha logrado desarrollar tejas y adoquines
con plástico reciclado, elementos orientados a construir refacciones en las viviendas deterioradas del barrio. A
30
radicado en el Instituto de Estudios Sobre la Ciencia y la Tecnología (IESCT). En estas
visitas, se llevaron a cabo un conjunto de actividades orientadas al relevamiento de
información:
A. Se organizaron reuniones formales e informales con referentes locales y habitantes
del asentamiento, en las que se consiguieron documentos del plan de viviendas
implementado en 2009 (pliegos de licitación, planos del barrio, escrituras de los
dominios).
B. Se tomaron fotografías de las soluciones habitacionales (techos, paredes y pisos de
las viviendas, acceso a servicios de agua de red, electricidad, gas y cloacas), de las
calles y espacios públicos del barrio, y de los alrededores del barrio.
C. Se relevaron datos socio-demográficos, socio-económicos, habitacionales y
ambientales mediante una encuesta (ver Anexos 1 y 2) realizada a 105 viviendas de
un total de 308 en todo el barrio. En particular, se relevó: cantidad de habitantes por
vivienda, tenencia de jubilación/pensión, cantidad de espacios de las viviendas,
características de los materiales con los que fueron construidas las viviendas,
tenencia de servicios básicos (agua de red, electricidad, gas y recolección de
residuos), características ambientales e infraestructurales del barrio/entorno y
capacidades tecno-cognitivas de la población (conocimientos en albañilería,
plomería, electricidad, reciclaje, entre otros).
Respecto a este último ítem, la encuesta fue implementada conjuntamente por el equipo del
IESCT en tres días de relevamiento (tres sábados del segundo semestre de 2019). La
encuesta se dividió en dos partes: un cuestionario y un relevamiento observacional. Es decir,
un conjunto de preguntas estaba orientado a realizarse a los habitantes, mientras que otro
conjunto de preguntas se respondía a partir de la observación del encuestador. Por esto, la
encuesta se realizó en parejas: mientras un encuestador aplicaba el cuestionario con el
habitante, el otro procedía a realizar el relevamiento observacional. Esto tuvo como objetivo
optimizar los tiempos de realización de la encuesta y reforzar la seguridad de los
encuestadores en el territorio.
La segunda parte de este relevamiento estaba prevista para el primer semestre de 2020. Sin
embargo, por las múltiples dificultades suscitadas por la pandemia de ese año, la finalización
su vez, la ITEDIS busca dinamizar actividades autogestionadas por los habitantes que permitan mejorar sus
condiciones habitacionales (refacción de viviendas, construcción de un salón de usos múltiples en el espacio
verde del territorio, entre otras).
31
del relevamiento se debió postergar por tiempo indefinido. En total, solo se recopiló
información de poco más de un tercio de las viviendas del territorio. Este barrio se divide en
cuatro “tiras” nombradas con letras (A, B, C y D) que agrupan un conjunto de manzanas. La
distribución de las encuestas realizadas por tira es la siguiente: 42 en la tira A, 34 en la tira
B, 11 en la tira C y 18 en la tira D. Como se puede ver, las tiras C y D están
subrepresentadas si se las compara con la tira A y B. A su vez, es necesario aclarar que las
tiras A y C son las de menor densidad poblacional (sobre todo la C), por lo que la tira con
mayor grado de subrepresentación es la tira D.
Pese a esto, el presente trabajo no busca presentar una muestra representativa de las
características socio-demográficas, socio-económicas, habitacionales y ambientales del
territorio. Lo que se intenta es utilizar los datos recopilados para describir y analizar parte de
las materialidades resultantes del proceso autoconstructivo, triangulando estos datos con las
otras fuentes de información relevadas para este trabajo. En particular, los datos del
relevamiento vía encuestas serán utilizados en la mayoría de los apartados de la trayectoria
socio-técnica, a fin de caracterizar problemas y soluciones de la actualidad.
Durante 2020, se realizaron dos entrevistas en profundidad a habitantes/autoconstructores y
tres entrevistas en profundidad a referentes locales vinculados al territorio. La selección de
esas personas para llevar a cabo las entrevistas radica en su conocimiento exhaustivo sobre
la constitución del barrio “8 de enero”: presenciaron el proceso desde sus inicios,
participaron de éste y continúan habitando el territorio. La duración de cada entrevista se
detalla a continuación:
A. Entrevista 1 (presidente de la Junta Vecinal del barrio “8 de enero”): 1 hora y 20
minutos.
B. Entrevista 2 (habitante/autoconstructora): 55 minutos.
C. Entrevista 3 (habitante/autoconstructor): 1 hora y 5 minutos.
D. Entrevista 4 (referente local): 1 hora y 43 minutos.
E. Entrevista 5 (secretaria de la Junta Vecinal del barrio “8 de enero”): 1 hora y 12
minutos.
Para preservar la identidad de las personas entrevistadas, cuando se las cite textualmente se
las nombrará de la siguiente forma: Entrevistado 1, Entrevistada 2, Entrevistado 3,
Entrevistado 4 y Entrevistada 5.
32
En resumen, para abordar el problema de investigación en el caso seleccionado, se utilizaron
las siguientes técnicas de recolección de información: observación directa participativa y no
participativa, realización de entrevistas en profundidad a actores clave
(habitantes/autoconstructores y referentes locales vinculados al territorio), relevamiento de
fuentes primarias (marcos normativos, planificaciones, pliegos de licitación, entre otras) y
secundarias de información (material audiovisual, trabajos académicos, entre otras),
relevamiento fotográfico y relevamiento realizado vía encuestas a partir del cual se
construyeron datos estadísticos.
3) La trayectoria socio-técnica del proceso de autoconstrucción de soluciones
habitacionales en el barrio “8 de enero” y sus resultados
3.1) Introducción al caso: el origen del barrio “8 de enero” y algunas características de su
actualidad
En el año 2009, el Subprograma de Villas y Asentamientos Precarios (SUVAP)21 fue
implementado por la Secretaría de Obras Públicas del Ministerio de Planificación Federal,
Inversión Pública y Servicios en el partido de La Matanza, para concretar la construcción de
viviendas sociales en las localidades de González Catán y Virrey del Pino.
Este Subprograma contemplaba un conjunto heterogéneo de soluciones habitacionales:
construcción de viviendas sociales, construcción de terminaciones y modificaciones en
viviendas existentes, realización de obras de infraestructura y regularización dominial
(Subsecretaría de Urbanismo y Vivienda, 2010). El SUVAP era ejecutado directamente por el
Municipio, mientras que el Instituto de la Vivienda de la provincia de Buenos Aires (IVBA)
mantenía un rol de auditor en cuanto a la obra y a la adjudicación (Vilchez, 2014). En este
sentido, la unidad ejecutora del SUVAP en González Catán y Virrey del Pino era la Dirección
General de Vivienda, Tierras y Urbanismo, perteneciente a la Secretaría de Obras y Servicios
Públicos de la Municipalidad de La Matanza.
Los beneficiarios de este plan de viviendas eran grupos familiares de diferentes localidades
de La Matanza inscriptos en la Dirección General de Vivienda, Tierras y Urbanismo, quienes
21 Se trataba de una de las modalidades de intervención habitacional desprendidas del Plan Federal de
Construcción de Vivienda (PFCV), implementado en el año 2004 por el gobierno de Néstor Kirchner a través
del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.
33
se habían anotado años atrás (aproximadamente desde 2006) en un “registro de espera” hasta
la implementación de una política habitacional en el Municipio22.
Según Birkman et al (2019), el SUVAP estaba “orientado a la dotación de servicios,
apertura de calles y construcción de vivienda en asentamientos informales, en predios ya
ocupados y habitados” (p.3). Sin embargo, el predio que luego se constituiría en el barrio “8
de enero”, ubicado a la altura de la Av. Int. Pedro Russo al 2100 (aproximadamente) no se
encontraba ocupado/habitado por ningún grupo social meses antes del inicio de obras (véase
Imagen 1).
Imagen 1: Terreno desocupado del barrio “8 de enero” en febrero de 2008. El recuadro rojo es nuestro e indica
la superficie total de este asentamiento en la actualidad. Fuente: mapa extraído de Google Earth.
El hecho de que se haya seleccionado un predio vacío para la construcción de viviendas
sociales en el marco del SUVAP radica en la adopción de una operatoria específica: Tierra y
Proyecto Urbano (TPU). La TPU fue diseñada por el Instituto de la Vivienda de la Provincia
de Buenos Aires (IVBA) debido a la escasez de suelo urbano en el primer y segundo cordón
del Conurbano Bonaerense. Consistía en la adquisición de suelo urbano vía contratación de
empresas constructoras asociadas a propietarios de tierras o a través de la compra directa de
tierras.
22 “Cuando vos querías ingresar a algún plan de viviendas y vivías en una villa o asentamiento, tenías que
anotarte en la Dirección. Ahí te decían más o menos el tiempo en el que llegaba el plan de viviendas, que nunca
llegaba. Te decían 2 años y tardaban 10 (...) Hay familias que para este plan se habían anotado desde 2006.”
(Entrevistado 4, 2020).
34
Según Del Río y Duarte (2012), el proceso de implementación de la operatoria TPU consistía
en un llamado a licitación pública abierto por el IVBA, el cual se realizaba a un precio fijo.
Es decir, las empresas ofertantes debían proveer por ese precio fijo la construcción de las
viviendas con la respectiva infraestructura, la tierra y el proyecto urbano. Una comisión
evaluadora del IVBA evaluaba los proyectos y otorgaba puntaje por cada uno de los
componentes relativos al terreno:
“(…) aptitud hidráulica y escurrimiento de las aguas, proximidad a medios de
transporte, distancia a calle pavimentada vinculada a vía principal, condiciones para la
provisión de agua potable, desagües cloacales y gas natural por red o envasado,
existencia alrededor del terreno de manzanas residenciales y distancia al equipamiento
urbano existente (edificios educativos, centros de salud y comisaría). En cuanto al
proyecto urbano, se evalúa el cumplimiento de las pautas de diseño (…)” (Del Río y
Duarte, 2012, pp. 54-55).
La adjudicación de las obras recaía sobre la propuesta más conveniente a los intereses
fiscales. Una vez que a la empresa se le adjudicaban las obras, debía transferir la propiedad
del terreno al IVBA, previo a la firma del contrato de obra. El IVBA abonaba el precio
correspondiente al suelo en partes: la primera en el anticipo financiero y luego en tres pagos
sucesivos con la certificación del avance de las obras (Del Río y Duarte, 2012).
En este caso, la empresa constructora que ganó el llamado a licitación se denomina “Trevisiol
Hnos. S.A.”23. Como se puede apreciar en la Imagen 2, el pliego de la licitación pública 73/09
detalla que la implementación de este plan habitacional estuvo enmarcada en el SUVAP, con
adopción de la operatoria TPU.
23 Para más información, véase el sitio web oficial de la empresa constructora:
http://www.ectrevisiol.com.ar/staff.html
35
Imagen 2: Pliego de la licitación pública 73/09 (2da Prórroga). Fuente: pliego de licitación (2019) fotografiado
por el autor.
Este pliego muestra el presupuesto total destinado a la “construcción de 1.200 viviendas”
($214.595.740,4324), el plazo de ejecución de obras (12 meses) y un desagregado de los
diferentes montos destinados a tareas específicas del proceso constructivo. Además, la
Licitación Pública Nº 73/09 detalla que el presupuesto es otorgado para la “Construcción de
1.200 viviendas, con su correspondiente infraestructura básica, infraestructura de nexos y
obras complementarias en las localidades de González Catán y Virrey del Pino, antes del
24 Para mediados de julio de 2009, el dólar compra cotizaba a $3,79 en el Banco de la Nación Argentina, por lo
tanto, $214.595.740,43 equivalían a 56.621.567,40USD aproximadamente. Tomando como referencia el precio
actual del dólar compra en esta institución bancaria ($94,25 al 17/06/21), el anterior monto corresponde a
$5.336.865.477,45. Conversiones realizadas en base a datos extraídos de la página oficial del Banco de la
Nación Argentina: https://www.bna.com.ar/
36
kilómetro 36 de la Ruta 3, Modalidad Tierra y Proyecto Urbano (TPU) (Gobierno de la
Provincia de Buenos Aires, 2009)25.
Según las personas entrevistadas (2020), el plan habitacional consistía en la construcción de
viviendas con techo de chapa a media agua, que se agrupaban en 6 modelos estandarizados:
1. Vivienda de 2 dormitorios, cocina, baño y comedor.
2. Vivienda de 2 dormitorios para discapacitados, igual al modelo anterior pero con
adaptaciones para personas con discapacidad en el baño y en un dormitorio (espacios más
amplios e instalación de barandas en las paredes).
3. Vivienda de 3 dormitorios, cocina, baño y comedor.
4. Vivienda de 3 dormitorios para discapacitados, igual al modelo anterior pero con
adaptaciones para personas con discapacidad en el baño y en un dormitorio (espacios más
amplios e instalación de barandas en las paredes).
5. Vivienda dúplex de 4 dormitorios (3 arriba y 1 abajo), 2 baños (uno arriba y otro
abajo), balcón en la planta superior, comedor y cocina en la planta baja.
6. Vivienda dúplex de 4 dormitorios para discapacitados, igual al modelo anterior pero
con adaptaciones para personas con discapacidad en el baño y en el dormitorio de la
planta baja (espacios más amplios e instalación de barandas en las paredes).
La existencia de estos diferentes modelos estandarizados implicaba que el diseño de las
viviendas se ajustaba a usuarios predefinidos: 1) familias de dos adultos y un hijo/a, 2)
familias de dos adultos y un hijo/a con discapacidad, 3) familias de dos adultos y dos hijos/as,
4) familias de dos adultos y dos hijos/as de los cuales uno/a presenta discapacidad, 5) familias
de dos adultos y tres hijos/as, y 6) familias de dos adultos y tres hijos/as de los cuales uno/a
presenta discapacidad.
En el diseño del plan, estos modelos estaban distribuidos como se puede apreciar en la
Imagen 3. Además, estaba prevista la construcción de dos espacios verdes (uno en el centro y
otro en el extremo del terreno, contiguo a la tira A), una “Planta Depuradora” y un “Tanque
de agua”. Las diferentes manzanas del barrio estarían organizadas en “tiras” (ver recuadro
rojo de la Imagen 3), las cuales fueron nombradas con letras: A, B, C, D, E y F. Las obras en
el territorio avanzaron por las tiras según este orden alfabético, aunque también se realizaron
trabajos simultáneos en varias tiras (por ejemplo, el replanteo de parcelas y la construcción de
plateas de hormigón).
25Recuperado del Boletín Oficial del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires:
http://www.gob.gba.gov.ar/html/gobierno/diebo/boletin/26233/licitaciones.htm
37
Imagen 3: Plano de la distribución de viviendas sociales en el terreno según el modelo. En la esquina inferior
derecha se encuentran las referencias de los diferentes modelos de viviendas a construir. El recuadro rojo es
nuestro y fue agregado para indicar la orientación de las tiras. La tira ubicada en el extremo izquierdo es la
primera (es decir, la A) y la tira ubicada en el extremo derecho es la última (es decir, la F). Fuente: plano del
barrio “8 de enero” (2019) fotografiado por el autor.
En la práctica, el proceso constructivo avanzó solamente en 4 tiras: A, B, C y D (Ver Imagen
4). En febrero de 2012, las obras ya habían avanzado con el replanteo de parcelas, la
construcción de varias plateas de hormigón, de columnas de hierro y hormigón, de vigas de
encadenado y de muros de ladrillo hueco en algunas edificaciones de las tiras A y B. Para
febrero de 2013, se instalaron un conjunto de plateas en las tiras B, C y D, se avanzó en la
construcción de columnas, vigas de encadenado y muros en algunas plateas ubicadas en estas
mismas tiras y se construyeron techos de chapa y terminaciones (aberturas, cerámicos en los
pisos, pintura de muros, etc.) en todas las edificaciones de la tira A y en algunas pocas de la
tira B. En febrero de 2014, se construyeron más plateas en las tiras B, C y D, se edificaron
columnas, vigas de encadenado y muros en más plateas de estas tiras, se instalaron techos de
chapa en algunas edificaciones ubicadas en la tira B y se construyeron terminaciones en
edificaciones de las tiras A y B.
38
Imagen 4: Obras iniciadas en el futuro barrio “8 de enero” en febrero de 2012, febrero de 2013 y febrero de
2014 (de arriba hacia abajo). De izquierda a derecha, las 4 tiras del barrio presentadas en sentido vertical: A, B,
C y D. El recuadro rojo es nuestro e indica el perímetro del barrio en construcción. Fuente: mapas extraídos de
Google Earth.
Como se puede ver en la Imagen 4, en el centro del terreno hay un espacio que corta la tira C
en dos partes. Este es el “espacio verde” planificado para el barrio, donde se instaló un
depósito techado para guardar herramientas y materiales durante el proceso constructivo.
39
Nótese que todas las tiras presentan diferentes cantidades de edificaciones/parcelas y que esas
cantidades no se corresponden con las graficadas en el plano del barrio(ver Imagen 3).
Luego de más de dos años de obra (es decir, más de un año después del plazo de ejecución
que figura en la licitación pública), aún faltaba mucho para alcanzar el proyecto diseñado:
solo se había edificado en 4 tiras cuando el diseño inicial del barrio presentaba 6, el acceso a
servicios básicos (electricidad, agua de red, gas y red cloacal) no se había construido, las
unidades habitacionales más “avanzadas” eran muy pocas y se concentraban principalmente
en la tira A, una tira que se construyó con la mitad de edificaciones que realmente figuraban
en el plano del barrio.
A mediados de 2014, la empresa constructora decidió abandonar las obras. Los habitantes
entrevistados (2020) afirmaron que los directivos de la empresa justificaron el abandono por
una “falta de fondos” que impedía continuar con el proceso constructivo26.
El remanente artefactual-material que deja este proceso fue el siguiente:
Algunas edificaciones con mayor grado de terminación en la tira A y B, las cuales
contaban con: plateas de hormigón (en algunos casos, el piso fue cubierto con
cerámicos), columnas de hierro y hormigón, vigas de encadenado, muros revocados
por dentro y por fuera (en algunos casos, estos fueron pintados), techos de chapa,
ventanas y puertas.
Múltiples edificaciones con menor grado de terminación en las tiras B, C y D, las
cuales contaban con: plateas de hormigón, columnas de hierro y hormigón, vigas de
encadenado y muros sin revocar.
Múltiples plateas de hormigón en las tiras B, C y D.
Algunas parcelas replanteadas pero sin contrapiso (es decir, solo la tierra tratada) en la
tira C y D.
Al nivel del predio, un terreno sin acceso a servicios básicos (electricidad, agua de
red, gas y red cloacal) y con calles de tierra que atraviesan las tiras, dividiéndolas en
manzanas.
En octubre/noviembre de 2015, esta urbanización abandonada comenzó a ser ocupada por un
conjunto de grupos familiares provenientes de diferentes localidades del Partido de la
Matanza. El proceso que va desde la llegada de las familias hasta la “consolidación” de su
establecimiento en el territorio fue una odisea con tantas conquistas como contratiempos:
26 Esta posible causa se corresponde únicamente con el testimonio de las personas entrevistadas. De cualquier
forma, las causas del abandono de obras exceden a los objetivos y alcances de esta investigación.
40
conflictos con fuerzas policiales locales, conformación de una organización de base,
autoconstrucción de acceso a servicios básicos, problemas derivados del acceso a servicios,
disputas entre habitantes del barrio, autoconstrucción de espacios comunes. Todos estos
sucesos (entre otros) son capítulos de una historia sobre la lucha de grupos sociales de bajos
ingresos para acceder a un hábitat propio, sobre las relaciones problema-solución que
configuran esta lucha y sobre sus resultados. Para adentrarnos en esa historia, primero se hará
una breve caracterización socio-demográfica, socio-económica y de la localización de este
barrio en la actualidad.
A mediados de 2020, el barrio “8 de enero” presentaba aproximadamente 300 viviendas de
diferentes calidades constructivas distribuidas en las cuatro tiras (A, B, C y D). Los
resultados de la encuesta realizada muestran que solo en 4 de las 105 viviendas encuestadas
residía más de una familia, mientras que en las 101 restantes residía una familia. Es decir,
existía un predominio de las viviendas de un solo hogar. Respecto a la cantidad de personas
por vivienda, la siguiente tabla sintetiza los resultados obtenidos:
Tabla 1: Cantidad de personas por vivienda en el barrio “8 de enero”.
Cantidad de personas por vivienda Frecuencia absoluta Frecuencia relativa
1 2 1.9%
2 10 9.5%
3 20 19%
4 24 22.9%
5 24 22.9%
6 11 10.5%
7 7 6.7%
8 3 2.9%
9 1 1%
10 2 1.9%
12 1 1%
Total 105 100%
Fuente: elaboración propia en base al relevamiento vía encuestas realizado en el barrio “8 de enero”.
Como se puede apreciar en la Tabla 1, las frecuencias más altas se concentran en las filas de
3, 4 y 5 personas por vivienda, sumando un porcentaje total de 64,8%. Por otro lado, las
viviendas con 6 habitantes o más acumulan un 24%, es decir, existía una considerable
cantidad de familias numerosas en el territorio.
41
Sobre la situación laboral de la población, se relevó que las viviendas encuestadas presentan
al menos un integrante que se dedicaba a: la albañilería (63,8%), a las
instalaciones/refacciones eléctricas (39%), a la producción y comercialización de alimentos
(34,3%), a la plomería (31,4%), a la mecánica de autos o motos (19%), a la recolección de
residuos (13,3%), a la producción y comercialización de textiles (13,3%), a la enfermería (12,
4%) y a las instalaciones/refacciones de gas (11,4%). Es necesario hacer dos aclaraciones
sobre estos datos: 1) los porcentajes incluyen tanto a quienes trabajan permanentemente en
estas áreas como a quienes realizan trabajos esporádicos (changas), y 2) al sumar todos los
porcentajes no se obtiene 100% porque hay personas que se dedicaban a trabajar en más de
una de estas áreas simultáneamente (principalmente los changarines).
En las múltiples visitas al territorio se observó un conjunto de locales destinados al comercio
de productos (almacenes, kioscos y verdulerías), instalados en la entrada de algunas
viviendas. En particular, mediante la encuesta se relevó que 16 de las 105 viviendas
encuestadas presentaban al menos uno de estos locales instalados en funcionamiento.
Según las entrevistas realizadas (2020), el cuidado de niños y adultos mayores era otro
trabajo recurrente en el barrio, llevado a cabo principalmente por mujeres. Por otro lado, los
entrevistados afirmaron que prácticamente la totalidad de las familias del barrio presentaban
problemas económicos vinculados a sus bajos ingresos. Por esto, una gran parte de esta
población era beneficiaria de programas públicos de asistencia social: el 57,1% de los grupos
familiares encuestados cobraba la Asignación Universal por Hijo (AUH), el 13,3% salarios
sociales complementarios por formar parte de cooperativas de trabajo y el 11,4% recibe otros
subsidios/planes sociales.
Respecto a la localización del barrio, según la modalidad TPU bajo la cual procedió la obra
de la empresa constructora, las distancias a servicios que la ciudad provee (transporte, centros
educativos, centros de salud, etc.) eran algunos de los principales componentes por los cuales
se seleccionó este terreno. Sin embargo, para 2009, el predio solo contaba con un centro
educativo cercano (la Escuela Primaria N°196 “Marina Vilta”, Av. Int. Pedro Russo 1658,
aproximadamente a 5 cuadras) y la Av. Int. Pedro Russo (aproximadamente a 5 cuadras) por
la cual circulaban algunas líneas de colectivos.
En la actualidad, pueden encontrarse otros dos centros educativos relativamente cercanos al
territorio: el Jardín de Infantes N° 1016 (Ruta 1001 y Av. Int. Pedro Russo, aproximadamente
42
a 15 cuadras) y la Escuela Secundaria N°81 (Roberto Billinghurst 5300, aproximadamente a
15 cuadras).
Por otro lado, los habitantes se enfrentan a grandes impedimentos para obtener atención
médica: el centro de salud más cercano, la Unidad de Salud Monseñor Bufano (Juan de
Alagón 4850 esq. El Ceibo, ver Imagen 5), se encuentra a aproximadamente 20 cuadras del
predio y, por otra parte, las ambulancias no ingresan al barrio por las deterioradas calles de
tierra, frecuentemente inundadas. De hecho, según la encuesta realizada, el 90,5% de las
personas encuestadas manifestó no vivir cerca de centros de salud, desestimando esta sala de
atención médica.
El viaje al centro de salud más cercano implica múltiples dificultades si se inundan las calles
de tierra, si se necesita atención médica de urgencia y no se posee vehículo y/o si se debe
trasladar a un adulto mayor/persona con discapacidad y tampoco se posee vehículo. Aún si se
considera que la distancia hasta la Unidad de Salud Monseñor Bufano es relativamente corta
para quienes tienen vehículo, se trata de una sala de atención médica, por lo que no cuenta
con el equipo médico de un hospital público. De ahí a que una gran cantidad de habitantes ni
siquiera la consideren como un centro de salud.
Imagen 5: Unidad de Salud Monseñor Bufano de González Catán. Fuente: imagen extraída de Google Street.
Por los mismos motivos que las ambulancias, la policía no ingresa al territorio. Si los
habitantes necesitan realizar una denuncia o requerir algún tipo de asistencia policial de
emergencia, deben trasladarse al destacamento más cercano, la Comisaría Primera de
González Catán (Sáenz 404) ubicada a más de 50 cuadras de distancia. Algo similar sucede
con el servicio de bomberos: los camiones de bomberos no pueden ingresar al predio debido
43
al deterioro de las calles, y la distancia del barrio con el cuartel más cercano es de más de 60
cuadras (Destacamento N°3 de Bomberos Voluntarios de Matanza, Dr. Enrique Simón Pérez
5329).
Respecto al servicio de transporte, las únicas paradas de colectivos cercanas al barrio
(aproximadamente a 10 cuadras) se ubican en la Av. Int. Pedro Russo: 620 (Virrey del Pino-
Lomas del Mirador/Ramos Mejía), 621 (Ciudad Evita-Ramos Mejía) y 622 (Virrey del Pino-
Lomas del Mirador). La estación de tren más cercana es Independencia del ferrocarril
Belgrano Sur, ubicada a aproximadamente 50 cuadras. La mayoría de los habitantes que
suelen utilizar el transporte público son quienes no poseen vehículo propio, por lo que deben
considerarse las dificultades que implica trasladarse a pie a las paradas de los colectivos
mencionados y, aún más, a la estación de tren más cercana.
Habiendo hecho esta breve caracterización del barrio y su población, estamos en condiciones
de retomar la historia dejada en suspenso más arriba. Un recordatorio para el lector: más que
de una historia, se trata de una trayectoria socio-técnica narrada en “fragmentos” (relaciones
problema-solución re-construidas al nivel del analista), por lo que no sigue una cronología
única y lineal, sino que cada “fragmento” tiene su propia cronología.
3.2) Relación problema-solución 1: De la necesidad habitacional a la ocupación del predio
Los grupos familiares comenzaron a llegar al predio a fines de 2015. Si bien varias de las
familias que ocuparon las unidades habitacionales eran "beneficiarias" del plan de viviendas
sociales no finalizado, también se sumaron a la ocupación muchas que no lo eran27. Pese a sus
distintos orígenes y diferentes vinculaciones con el plan de viviendas sociales no finalizado,
todas estas personas confluían en la construcción de un problema: necesitaban satisfacer su
necesidad habitacional con urgencia.
“Eran muchas familias con conocidos y familiares que habían sido beneficiarios o que
conocían el predio (…) Todos necesitábamos una casa cuanto antes, por motivos
distintos quizás, pero todos queríamos eso, establecernos en algún lado y poder formar
un barrio.” (Entrevistado 1, 2020).
La necesidad habitacional que manifestaban estos grupos sociales incluía tanto la necesidad
de adquirir y habitar una vivienda como la de conformar un barrio, una concepción más
amplia del hábitat que incluye relaciones interpersonales con vecinos, espacios comunitarios,
acceso a servicios urbanos, etc.
27 “Yo no era beneficiaria, no me anoté donde me tenía que anotar y ni sabía cómo era la cosa acá (...) Y
quedamos así (...) como nos conocimos entre nosotros entonces dijimos de tomarlas.” (Entrevistada 2, 2020).
44
Al llegar, estos grupos sociales se toparon con un primer contratiempo: los materiales de las
unidades habitacionales habían sido dañados, destruidos o robados. Hasta la unidad
habitacional con mayor grado de terminación requería de múltiples refacciones para ser
habitable28 (ver Imagen 6). El depósito donde la empresa constructora guardaba sus
materiales y herramientas había sido desmantelado completamente, dejando un espacio verde
vacío en el medio del barrio (ver Imagen 7).
Imagen 6: Edificaciones del barrio “8 de enero” post abandono de obras. Si bien las aberturas y cerramientos
(techos) fueron destruidos/extraídos en la mayoría de las edificaciones, en algunas también se deterioró la
estructura (columnas, vigas de encadenado y muros). Estas fotografías fueron tomadas por los grupos familiares
que ocuparon las unidades habitacionales en octubre/noviembre de 2015. Fuente: folio de imágenes de lo
habitantes del barrio “8 de enero” (2019) fotografiado por el autor.
28 “Faltaban los marcos de las ventanas, techos, puertas, baldosas, pedazos de adoquines de las paredes…
Estaban en muy mal estado y nosotros necesitábamos una casa urgente.”(Entrevistada 5, 2020).
45
Imagen 7: Imágenes comparativas del territorio en febrero de 2014 (arriba) y febrero 2015 (abajo). El depósito
de materiales y herramientas ubicado en el espacio central del predio desapareció completamente para febrero
del 2015. Nótese que la mayoría de los techos (azules) de las edificaciones presentes en febrero de 2014,
también desaparecieron para febrero de 2015. El recuadro rojo es nuestro e indica el perímetro del actual barrio.
Fuente: mapas extraídos de Google Earth.
Las personas entrevistadas (2020) afirmaron que fueron pocos los grupos sociales numerosos
que arribaron simultáneamente al territorio. Por el contrario, la ocupación de estas
edificaciones ocurrió de modo progresivo, es decir, distintas familias llegaron al territorio en
diferentes momentos y se instalaron en las unidades habitacionales desocupadas.
A fines de noviembre de 2015, con aproximadamente 20 grupos familiares asentados en el
territorio (sobre la tira A y B), 3 móviles policiales con 15 efectivos pertenecientes a la
46
Comisaría Primera de González Catán intentaron desalojar el predio. Llegaron por la noche,
ingresaron a las viviendas y comenzaron a arrojar las pertenencias de las familias afuera de
las edificaciones.
“Entraron a las casas, en algunas teníamos cables para hacer la instalación de luz y nos
los quemaron todos en frente nuestro, nos tiraban todas las cosas afuera. Al ver que
resistimos un grupo de compañeros, se fueron y no volvieron por un tiempo. (...) Todo
este tema fue denunciado en la fiscalía y ahí desconocían el avance de la policía.”
(Entrevistado 4, 2020).
Pese a estas acciones, diversos grupos familiares resistieron (encerrándose en sus unidades
habitacionales) y lograron que los efectivos policiales se retiraran, desalentando el desalojo.
Esa misma semana, algunos integrantes de estas familias se dirigieron a la UFIJ (Unidad
Funcional de Instrucción y Juicio) N° 3 de Laferrere (La Matanza)29 para denunciar el intento
de desalojo e intentar negociar la ocupación pacífica del predio. El fiscal a cargo de esta
Unidad, Federico Raúl Pedro Russo, sostuvo que no estaba al tanto de la avanzada policial y
que no se había emitido la correspondiente orden de desalojo.
Gráfico 1: Primera secuencia de relaciones problema-solución re-construidas al nivel de
los actores (habitantes).
Fuente: elaboración propia en base a las entrevistas realizadas (2020).
En síntesis, para satisfacer la necesidad de acceder a una vivienda y a un barrio, los grupos
familiares asentados construyeron como solución la ocupación del predio abandonado. Al
emplazarse en el territorio, construyeron dos nuevos problemas: 1) las edificaciones son
inhabitables por su deterioro y 2) las fuerzas policiales locales ejecutan un intento de
29 Para más información, véase: https://www.mpba.gov.ar/mapa?
department=lamatanza&office=158#delegacion
47
desalojo. Como soluciones a este último problema, se resistió al intento de desalojo y
posteriormente se denunció el operativo policial en la UFIJ N°3. Estas dos acciones se
constituyeron como las primeras tecnologías de organización colectiva desplegadas en el
territorio, ambas destinadas a consolidar la ocupación del predio y protegerlo de actores
externos que intentaban frustrar el asentamiento de la población.
3.3) Relación problema-solución 2: De la necesidad de proteger el predio al aumento de
dinámicas de organización colectiva
A fines de noviembre y principios de diciembre de 2015, más familias llegaron al territorio.
En esta “segunda etapa” de la toma se buscó un mayor control en el predio por parte de los
“ocupantes”, a modo de precaución frente a posibles nuevos intentos de desalojo. La
experiencia del desalojo dinamizó un fortalecimiento de la organización territorial, dando
lugar a que las tecnologías de organización para controlar y defender el predio se
complejizaran. De este modo, se designaron “delegadas de tira” (la mayoría eran mujeres)
que controlaban la distribución de las unidades habitacionales (edificaciones, plateas o
parcelas de tierra) y designaban turnos de vigilancia del predio30.
Es necesario aclarar que, a pesar del enorme deterioro y saqueo del predio, aún persistían
diferencias entre las edificaciones con mayor y menor grado de terminación que había dejado
el plan de viviendas sociales abandonado, pero no eran las mismas: ahora, prácticamente
todas las edificaciones con mayor grado de terminación habían perdido sus techos y sus
aberturas (puertas y ventanas), algunas habían sufrido daños en los muros y otras pocas
habían recibido daños estructurales (columnas y vigas de encadenado deterioradas). Algunas
edificaciones con menor grado de terminación también habían sufrido daños en sus muros o
estructuras.
La distribución de unidades habitacionales se llevaba a cabo en reuniones que comenzaron a
organizarse en el propio territorio, las cuales también tenían como objetivo alentar a los
grupos familiares a quedarse en el predio y designar turnos de vigilancia:
“A las reuniones iba mi señora siempre, ella me contaba y yo también presencié alguna.
Era para ver quién necesitaba realmente, las viviendas eran más que nada para la gente
que tenía familia, que por ahí no tenían poder de adquisición para comprar una casa o
alquilar. Si tenías hijos, te daban. Aunque tengas uno o dos, ya te daban algo porque
uno necesitaba. (…) Esas reuniones eran también para organizarnos y alentar a la gente
a que se quede, que aguante la toma, porque era un bien para nosotros. Nosotros
30 “Nos quedábamos toda la noche despiertos para avisar si venía la policía o gente desconocida (…) Íbamos
rotando para que no sean siempre los mismos los que hacían las guardias.” (Entrevistada 2, 2020).
48
veníamos bajo la lluvia, con muchísimo calor, con los chicos, sin los chicos, pero
veníamos.” (Entrevistado 1, 2020).
Según el Entrevistado 3 y el Entrevistado 4 (2020), las relaciones interpersonales con las
“delegadas de tira” eran decisivas para adquirir una edificación con mayor grado de
terminación: la mayoría de éstas eran entregadas a “parientes y conocidos”31.
Cuando las edificaciones con mayor y menor grado de terminación se repartieron en su
totalidad, las referentes comenzaron a asignar plateas y parcelas de tierra, las cuales debían
ser ocupadas obligatoriamente con una casilla o carpa por la familia seleccionada. Estos
artefactos no solo indicaban simbólicamente que esa platea o parcela ya no estaba disponible,
sino que también fortalecían la protección del predio, ya que las familias debían permanecer
allí “aguantando la toma”. La mayoría de las plateas y parcelas se entregaban a familias que
no eran ni parientes ni conocidos del resto de los habitantes. A estas personas se les asignaba
un tiempo límite para la autoconstrucción de la vivienda (aproximadamente un año), en el
que al menos se debía instalar el contrapiso y levantar las columnas, para luego autoconstruir
muros.
Las “delegadas de tira” adquieren mayor capacidad de ejercer agencia durante este proceso:
no solo comienza a construirse su posición de “referentes locales” en el territorio, sino que
también logran capitalizar la capacidad de controlar y organizar la ocupación. En otras
palabras, ellas deciden quién puede entrar al barrio y quién no, qué tipo de unidad
habitacional le toca a quienes entran y qué condiciones deben cumplir para permanecer allí.
Estas referentes establecieron que aquellas familias que recibían las unidades habitacionales
más precarias (plateas y parcelas de tierra) eran quienes más debían apurarse en la
autoconstrucción de su vivienda. Esto tiene sentido, si se lo analiza en relación a la defensa
del predio: una mayor cantidad de viviendas en el territorio, construye un mayor
“establecimiento” por parte de los ocupantes, por lo tanto, el riesgo de desalojo tiende a
disminuir. Sin embargo, esta decisión obligaba a las familias que sufrían las peores
condiciones habitacionales a autoconstruir rápidamente32.
De este modo, durante este proceso se construyeron dos tipos de habitantes/ocupantes: los
que accedían a las unidades habitacionales con mayor grado de terminación y podían
autoconstruir sin la presión de las “delegadas de tira”, y