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163www.neurologia.com Rev Neurol 2022; 74 (5): 163-169
REVISIÓN
Introducción
Mindfulness se define como una forma de ‘atención
consciente y deliberada, en el momento presente y
sin juzgar’ [1,2]. Esta definición ha sido mayoritaria-
mente aceptada en la comunidad científica, aunque
pueda dar lugar a múltiples interpretaciones y, por
lo tanto, carezca de la claridad suficiente en el estu-
dio de las bases neurofisiológicas de las prácticas de
mindfulness. El entrenamiento es un elemento cen-
tral en los programas basados en mindfulness. La
repetición de ejercicios pautados podría mejorar
funciones básicas como la atención, la regulación
emocional o el descentramiento, asociados a varia-
ciones funcionales y estructurales en el sistema ner-
vioso. En palabras de Kabat-Zinn: mindfulness ‘... se
consigue concentrándose en un objeto primario
(comúnmente el flujo sucesivo de inspiraciones y es-
piraciones) hasta que la atención es relativamente
estable, y luego permitiendo que el campo de obje-
tos de atención se expanda (generalmente por eta-
pas) para incluir, en última instancia, todos los
eventos físicos y mentales (sensaciones corporales,
pensamientos, recuerdos, emociones, percepcio-
nes...). La expansión del campo de atención se ense-
ña gradualmente a lo largo de varias sesiones’ [3].
La neurociencia del mindfulness aporta conoci-
miento más detallado de la activación cerebral ba-
sal, los mecanismos de regulación de la atención,
las emociones y la autorreferencia. El campo es
muy extenso y son muchos los grupos de investiga-
ción que se dedican a entender el mindfulness a tra-
vés de los mecanismos cerebrales subyacentes. En
este artículo hacemos un recorrido por los trabajos
que consideramos de mayor interés para el lector
que quiere tener un conocimiento de la base neuro-
nal del mindfulness. Además, no podemos ser aje-
nos a las disyuntivas del contexto de investigación
en mindfulness. En la última parte del artículo ana-
lizamos dos de los principales problemas epistemo-
lógicos de la neurociencia de mindfulness que se
presentan debido al origen precientífico de las prác-
ticas de meditación.
Neurociencia del mindfulness
Es oportuno empezar por definir el mindfulness,
aunque sea una tarea compleja. La palabra es poli-
sémica y la práctica de mindfulness involucra múl-
tiples procesos. No obstante, su definición tiene
tres significados diferenciados.
En primer lugar, mindfulness se refiere a un con-
junto de prácticas que se desarrollan siguiendo un
sistema dado con la intención de ejercitar la aten-
ción o desarrollar cualidades afectivas, como la
ecuanimidad [4]. Las prácticas de mindfulness per-
tenecerían a un conjunto más grande de prácticas
que comúnmente se llaman prácticas de medita-
ción o contemplación [5]. En segundo lugar, mind-
fulness se refiere a un movimiento reciente, que
debe su expansión a la creación de un programa
basado en el mindfulness para la reducción del es-
trés y utiliza prácticas que fueron utilizadas en la
Investigación de mindfulness en neurociencia cognitiva
Gustavo G. Díez, Nazareth Castellanos
Resumen. Mindfulness es un término que ha pasado a formar parte del vocabulario en nuestra sociedad, y su práctica se
ha instalado en el contexto educativo, terapéutico, clínico y como herramienta de bienestar o crecimiento personal. En
este artículo hacemos un repaso de los trabajos de investigación más relevantes en neurociencia cognitiva del mindful-
ness clasificándolos en tres grandes áreas: a) cambios diferenciales en la actividad de la red por defecto debidas a la
práctica del mindfulness; b) cambios funcionales o estructurales de la red atencional, y c) cambios funcionales o estructu-
rales de la red frontolímbica y la amígdala, relacionados con la regulación emocional. Hay suficiente bibliografía para
afirmar el efecto cerebral que conlleva la práctica de mindfulness, pero todavía necesitamos generar mejores diseños ex-
perimentales que nos permitan encontrar los mecanismos de acción de prácticas específicas.
Palabras clave. Atención. Bienestar. Emoción. Estrés. Mindfulness. Neurociencia cognitiva.
Cátedra extraordinaria de
Mindfulness y ciencias cognitivas.
Universidad Complutense de
Madrid. Madrid, España.
Correspondencia:
Dra. Nazareth Castellanos.
Cátedra extraordinaria de
Mindfulness y ciencias cognitivas.
Universidad Complutense de
Madrid. Campus de Somosaguas,
E-28223 Somosaguas, Madrid.
E-mail:
nazareth@nirakara.org
Financiación y agradecimientos:
Este trabajo ha sido realizado
dentro del proyecto de
investigación ‘Interacción cerebro-
cuerpo en meditación’, financiado
por la cátedra de mindfulness y
ciencias cognitivas de la
Universidad Complutense de
Madrid y el laboratorio
Nirakara-Lab, centro de
investigación privado en ciencias
cognitivas. Agradecemos el apoyo
del laboratorio de Neurociencia
Cognitiva y Computacional del
Centro de Tecnología Biomédica
de la Universidad Politécnica y
Complutense de Madrid, en
especial al profesor Fernando
Maestú y al investigador Pablo
Cuesta.
Aceptado tras revisión externa:
11.02.22.
Conflicto de intereses:
No declarado.
Cómo citar este artículo:
Castellanos N, Díez GG.
Investigación de mindfulness
en neurociencia cognitiva. Rev
Neurol 2022; 74: 163-9. doi:
10.33588/rn.7405.2021014.
© 2022 Revista de Neurología
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G.G. Díez, et al
tradición budista o yóguica, recontextualizadas en
un ámbito académico y clínico [6]. En tercer lugar,
mindfulness puede ser un constructo psicológico,
normalmente cuantificado mediante cuestionarios
autoinformados [7]. Se ha construido un gran es-
pectro de constructos con diferentes factores que
han tenido más o menos acogida. Quizás uno de los
más sintéticos fue propuesto por Shapiro et al [8],
quienes analizaban el constructo en componentes
atencionales, motivacionales y afectivos. Así pues,
mindfulness es un tipo de atención que se desarro-
lla en un individuo que es consciente de su propia
función atencional, que se enfoca voluntariamente
en el presente y que no enjuicia o reacciona ante la
experiencia (descentramiento). Pero la situación es
muy compleja, pues, aunque se han hecho esfuer-
zos concertados para proporcionar descripciones
consensuadas de la atención plena [9-15], siguen
existiendo variaciones considerables en cuanto al
significado de mindfulness. Ante esta ambigüedad,
cabe preguntarse si es necesario desarrollar un
constructo de mindfulness para estudiar su impacto
desde una perspectiva psicobiológica, o más bien se
trata de detectar qué funciones cerebrales, ya co-
nocidas, podrían explicar el potencial terapéutico
de las intervenciones basadas en mindfulness. Un
buen punto de partida es el que proponen Hölzel et
al [16]. En su modelo, dentro de un entrenamiento
basado en mindfulness, habría cuatro funciones
potencialmente diferenciales; a) regulación aten-
cional; b) consciencia interoceptiva; c) regulación
emocional; y d) autorregulación o reorganización
de la referencia propia. Nuestro grupo realizó re-
cientemente una revisión de la batería de test psi-
cométricos validados para estimar los cambios psi-
cológicos derivados de una intervención basada en
mindfulness [17] mediante un análisis de redes que
mostraba los cambios topológicos del estado psico-
lógico como un sistema más que como la composi-
ción de variables independientes.
Sensación de bienestar: disminución de la
red por defecto
Uno de los temas de mayor relevancia para la neu-
rociencia es la caracterización de la red por defec-
to. Fue descrita por Marcus Raichle et al [18] como
una red de regiones cerebrales que están más acti-
vas durante el ‘reposo’ que durante la ejecución de
una tarea, es decir, identifica las áreas que reducen
su actividad al realizar cualquier tarea consciente.
Esas áreas son: a) el lóbulo temporal medial, involu-
crado en la memoria y la planificación; b) la corteza
prefrontal medial, clave en la inhibición, el control,
y la evaluación propia y de otros; c) la corteza cin-
gulada posterior, motor de la integración emocio-
nal y la discriminación de la información relevante;
d) la precuña ventral, que integra información de
las áreas sensoriales; y e) la corteza parietal, princi-
palmente las áreas motoras del lenguaje. Caracteri-
zar la red por defecto nos lleva a la descripción de
un cerebro en ‘reposo’ o ‘que no hace nada’, una
mente que vive en la planificación de un futuro, la
vivencia de memorias, la experiencia de sensacio-
nes, la escenificación de hipotéticos escenarios
donde somos el actor protagonista [19] y mucho
diálogo interior de contenido autobiográfico [20].
Todo ello de forma espontánea y rápidamente cam-
biante. Ésta es también la descripción de una mente
divagante o que vive en un estado de ensoñación.
La mayoría de las personas pasan en dicho estado
aproximadamente el 47% del tiempo [21]. Si consi-
deramos que una actividad elevada o persistente de
la red por defecto correlaciona con estados de infe-
licidad percibida, su disminución debería contri-
buir al bienestar. En 2011, un consorcio de universi-
dades americanas mostró que la meditación reduce
la actividad de la red por defecto [22], especialmen-
te en las cortezas medial prefrontal y la cingulada
posterior y la precuña, y con ello el ajetreo mental y
la satisfacción subjetiva percibida. Dicho estudio
mostraba, además, que la disminución de la activi-
dad de la corteza cingulada en la red por defecto
estaba relacionada con una reorganización del sen-
timiento de sí mismo. La disminución de esta área
en meditadores sugiere también que la red por de-
fecto está menos centrada en la idea de yo, menos
‘egocéntrica’ o autorreferencial. Los cambios obser-
vados en la red por defecto en meditadores de larga
trayectoria no se limitan sólo al tiempo de la prácti-
ca, sino que su disminución es estable en el tiempo
[23] y se convierte en un rasgo característico de su
cerebro. Como veremos en la descripción de los
mecanismos neuronales de la atención, siguiente
subsección, la red por defecto es un atractor al que
converge el cerebro en momentos en que ‘olvida-
mos’ el objeto de la atención, es decir, cuando nos
distraemos. Diversos estudios han mostrado que
meditadores expertos recurren con menor frecuen-
cia a esta red que los principiantes [24]. Una de las
aplicaciones de las intervenciones basadas en min-
dfulness se centra en aumentar la calidad de vida de
personas con dolor crónico a través de la reducción
de su incrementada actividad de la red por defecto
[25]. Estos artículos se convertían en semilla para
entender los mecanismos neuronales de por qué el
mindfulness contribuye significativamente a mejo-
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Investigación de mindfulness en neurociencia cognitiva
rar la calidad de vida. Aunque la red por defecto
tiene un papel crucial en la creatividad, la planifica-
ción, y la consolidación de las memorias y de la
identidad, la bibliografía científica señala, como
decíamos, el excesivo tiempo que pasa el cerebro en
dicha red. La estadística, señalada más arriba, del
47% del tiempo y su correlación con la insatisfac-
ción vital llevan a propagar la reducción de la red
por defecto como medida de bienestar.
Regulación de la atención: incremento de
la corteza frontal y de la cingulada anterior
El entrenamiento en mindfulness se caracteriza por
una regulación de la atención, y se sirve para ello de
procesos como la alerta, la reordenación y la reso-
lución de conflictos. Una de las tareas más conoci-
das de la práctica de la meditación es la atención a
la respiración. Este ejercicio, aparentemente fácil,
permite conocer dichos procesos. En un experi-
mento realizado con resonancia magnética funcio-
nal, Davidson y sus colaboradores midieron la acti-
vidad hemodinámica cerebral en sujetos durante la
atención a la respiración y fueron instruidos para
notificar los momentos de distracción [26]. Sus re-
sultados permitieron describir el proceso de con-
trol y reordenación de la atención, donde se distin-
guen cuatro fases: a) distracción: época durante la
cual el sujeto está absorto en ensoñaciones y ajeno
a la tarea de atención localizada en las sensaciones
de la respiración. Esta época se caracteriza por un
aumento de la red por defecto. En meditadores ex-
pertos, esta época es de corta duración, mientras
que en principiantes puede ocupar gran parte de la
práctica; b) toma de conciencia: el momento de dar
cuenta de la distracción se acompaña de una red de
asignación de la relevancia e involucra zonas como
la ínsula y el giro cingulado; c) reorientación de la
conciencia: tras dar cuenta de la distracción, sucede
un momento de identificación de la tarea que se va
a realizar, época que involucra a la corteza prefron-
tal dorsolateral y las áreas parietales de proyección
de la memoria, y d) atención: por último, se ejecuta
la tarea a la que se había encomendado el sujeto, en
este caso la atención a las sensaciones de la respira-
ción. Esta tarea de atención focalizada activa la cor-
teza prefrontal dorsolateral. El paso por las diferen-
tes estaciones y la permanencia en ellas depende
del grado de experiencia del sujeto, pero podría re-
sumirse en palabras de Yates et al [27] como ‘la
práctica de la meditación supone pasar de una inte-
rrupción esporádica de la distracción a una de la
atención’. Si atendemos a los mecanismos neurona-
les por los cuales se incrementa el control de la
atención, la bibliografía científica nos sitúa en dos
áreas cerebrales: la corteza cingulada anterior y la
corteza dorsolateral prefrontal. La corteza cingula-
da anterior es un área que media en la atención de-
tectando la presencia de conflictos (foco de la aten-
ción frente a distracciones, letargo o sensaciones) y,
junto con su conexión con la corteza frontal y la ín-
sula, se sitúa como una de las zonas que debería te-
ner mayor relevancia en la práctica de mindfulness
[28]. La actividad de la corteza cingulada anterior
es mayor en meditadores expertos, tanto en estado
basal como durante la meditación [29], y en princi-
piantes que habían seguido un programa basado en
mindfulness de ocho semanas de duración [28,30].
La práctica de la meditación no sólo induce cam-
bios funcionales en la corteza cingulada anterior,
sino también estructurales [31]. La corteza dorsola-
teral prefrontal está involucrada en las funciones
ejecutivas, como la memoria de trabajo, la flexibili-
dad cognitiva, la planificación y la inhibición. Di-
chas funciones se emplean fuertemente en el entre-
namiento en mindfulness. La activación de la corte-
za dorsolateral prefrontal se incrementa en medita-
dores de largo recorrido en la práctica meditativa
[29]. Como consecuencia del aumento de la corteza
dorsolateral prefrontal, se produce una reorganiza-
ción de las redes en las que está involucrada, entre
las que destaca la red frontolímbica, que media la
regulación emocional, como veremos más adelante.
Uno de los mecanismos fisiológicos que apoya la
hipótesis de que la práctica de mindfulness mejora
la función atención está basada en el incremento de
las oscilaciones α, ritmo neuronal en el que las cé-
lulas emiten potenciales de acción a una frecuencia
de unos 8-12 disparos por segundo. Investigado-
res de la Universidad de Tokio demostraron en la
década de los sesenta [32] que el cerebro de los
monjes presentaba mayor presencia de ondas α en
la parte posterior del cerebro, que iba desplazándo-
se y amplificándose hasta llegar a la corteza frontal.
Como enfatizan Jensen y Mazaheri [33], las oscila-
ciones α no representan un estado cerebral o un es-
tado de relajación, sino una inhibición específica
que impide las interferencias internas y potencia
los mecanismos del control top-down, clave en la
ejecución de una tarea de atención focalizada. Las
oscilaciones α reflejan, por tanto, la prioridad de la
información, inhibiendo las zonas con tareas irrele-
vantes en ese momento. Basado en las evidencias
del aumento del ritmo α, un estudio propone que la
modulación de α podría usarse como un índice
para medir la metacognición [34] y el progreso en
la práctica de la meditación, ya que los meditadores
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G.G. Díez, et al
principiantes presentan un aumento de las ondas α
que se desvanece a los pocos minutos del inicio de
la sesión [35].
Regulación de las emociones: amígdala
y red frontolímbica
La regulación de las emociones supone la genera-
ción de estrategias que influyen en cómo y cuándo
emergen las emociones, su duración y vivencia. Los
beneficios de mindfulness sobre la regulación de las
emociones se han sido estudiado ampliamente, y se
pueden resumir en cuatro puntos: a) mayor recupe-
ración del estado basal después de un estímulo des-
agradable [16]; b) mejora en la expresión de las
emociones [36]; c) mejora del estado de ánimo [37],
y d) mejora de la creatividad [38]. Una de las sen-
tencias más repetidas en la práctica de la medita-
ción es atender al momento presente sin juzgar,
cuya base neuronal podría ser el reforzamiento de
los mecanismos de control de la corteza frontal y el
aumento de la red frontolímbica [39]. La red fron-
tolímbica es la que conecta la corteza frontal con
los sistemas emocionales (límbicos) del cerebro,
donde destaca la amígdala, un área de especial rele-
vancia en el contenido emocional de las memorias
y que suele presentar mayor actividad en personas
con ansiedad, estados de miedo o autodefensa. Di-
cha red supone un mecanismo de control conscien-
te sobre las emociones, que por su neuroanatomía
tienden a ejercer una fuerte modulación sobre las
estructuras superiores. La red frontolímbica es más
fuerte en meditadores expertos, lo que correlaciona
con medidas de bienestar y disminución de la acti-
vidad de la amígdala [40]. Un estudio realizado en
la Universidad de Múnich demostró que, en medi-
tadores, la conexión entre la amígdala y la corteza
prefrontal pasa de estar negativamente correlacio-
nada (típico de personas con poca regulación emo-
cional) a estar positivamente correlacionada (ma-
yor conexión, más regulación emocional). Este
cambio de la red frontolímbica está relacionado
con una mejoría de los síntomas psicológicos [41].
Otro de los mecanismos por el cual se optimiza la
red frontolímbica es mediante la disminución de la
actividad de la amígdala. Un estudio comparativo
de programas basados en mindfulness frente a los
basados en compasión mostró que la amígdala dis-
minuye su respuesta ante estímulos emocionales en
ambos programas, y es significativo el cambio que
produce un programa de mindfulness [42]. La res-
puesta de la amígdala ante estímulos de carácter
desagradable que involucran a la persona es más
moderada después de haber realizado dichos pro-
gramas [43].
Problemas de la investigación en mindfulness
Muchos de los estudios que hemos citado anterior-
mente emplean diseños transversales en los que
analizan los cambios diferenciales, en actividad o
estructura, de los sujetos experimentados en medi-
tación con respecto de sujetos controles. Tales es-
tudios tienen un problema básico. No se puede ase-
gurar que tales efectos diferenciales se deban a la
práctica de la meditación. Los expertos meditado-
res suelen haber desarrollado su práctica en un en-
torno marcado por la tradición budista fuertemen-
te marcada por la filosof ía, las interacciones socia-
les dentro de la tradición, un sistema ético y moral
definido, además de una estructura cosmogónica.
Por ello, resulta importante diseñar estudios longi-
tudinales, aislando prácticas, para poder estudiar
los mecanismos neuronales asociados, o bien utili-
zar muestras heterogéneas en estudios transversa-
les, controlando el tiempo de práctica y el contexto
en el que ha desarrollado la práctica de meditación.
Por añadidura, el origen precientífico de las prácti-
cas de mindfulness, además, añade otros dos pro-
blemas básicos: el problema de la descontextualiza-
ción y el problema de la demarcación.
El problema de la descontextualización
Señalando el problema de la descontextualización,
algunos autores y académicos budistas critican el
aislamiento del mindfulness de la tradición budista.
Según estos autores, mindfulness no sería efectivo
sin los demás elementos del óctuple camino budis-
ta [44], ya que estarían desprovistos de un contexto
ético [45] en el que los practicantes puedan desa-
rrollar una conducta adecuada (sammā sila). La
ética, según estos autores, es una condición nece-
saria para desarrollar un ‘adecuado mindfulness’
(sammā sati).
Hay dos argumentos que desarticularían el posi-
ble problema de la descontextualización. En primer
lugar, no se podría evaluar la efectividad de una in-
tervención si no se fija un objetivo medible y se ana-
liza la contribución causal de la intervención. Soste-
nemos que los objetivos de los programas basados
en mindfulness son diferentes a los objetivos tradi-
cionales del budismo y, por ello, no es necesario te-
ner en cuenta todos los elementos del budismo para
estudiar mindfulness. Podría ser interesante, no obs-
tante, el estudio comparado de las tradiciones orien-
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Investigación de mindfulness en neurociencia cognitiva
tales para incorporar y evaluar nuevos conceptos
que nos puedan hacer entender mejor los mecanis-
mos del bienestar y el malestar psicológicos. Algu-
nos investigadores han hecho el esfuerzo de fijar un
criterio epistemológico para el estudio del mindful-
ness en el contexto de la investigación en neurocien-
cia cognitiva [46], aislando prácticas y realizando
diseños experimentales que permitan estudiar sus
mecanismos. Los programas basados en mindful-
ness que cuentan con más recorrido empírico, que
son los programas basados en el mindfulness para la
reducción del estrés y la terapia cognitiva basada en
el mindfulness, tienen como objetivo reducir el dis-
trés psicológico o prevenir el riesgo de recaídas en
pacientes con depresión. Estos objetivos distan, por
su diferente naturaleza, del objetivo budista, emi-
nentemente soteriológico. En segundo lugar, si-
guiendo a Kabat-Zinn [47], señalamos que los pro-
gramas basados en el mindfulness en el entorno clí-
nico y educativo tienen una ética implícita y cada
profesión sanitaria está enmarcada dentro de una
ética profesional. La ética implícita no expone sus
fundamentos, sino que se espera informalmente que
todos los participantes se adapten a un código que se
ejemplifica mediante el comportamiento del profe-
sor o profesional sanitario que imparta la interven-
ción. Se han encontrado evidencias de cómo los
programas basados en mindfulness ‘descontextuali-
zados’ de la tradición budista incrementan el razo-
namiento moral [48] o la toma de decisiones éticas
en estudiantes de una escuela de negocios [49], lo
que apoya el argumento de Kabat-Zinn [47]. Lo que
nos parece interesante es investigar el efecto media-
dor de la ética y su formulación, implícita o explícita.
El objetivo central del budismo es la extinción
del sufrimiento (nibbāna) [50], pero tal estado es
no falseable mediante el método empírico. Se trata
de una aspiración soteriológica [51]. Huelga decir
que, si el objetivo no es falseable, las prácticas y los
modelos psicológicos no pueden ser validados ade-
cuadamente, pues no pueden ser confrontados a la
evidencia. Los sistemas soteriológicos suelen ser,
por lo tanto, sistemas religiosos en los que la valida-
ción se efectúa mediante la evaluación por parte de
una figura jerárquica que orienta a los neófitos se-
gún unos criterios dif ícilmente objetivables y re-
producibles. Tal podría ser el caso del budismo, si
se considera un sistema soteriológico tal y como se
asume normalmente [52].
El problema de la demarcación
Hemos puesto de manifiesto que, aunque los pro-
gramas basados en mindfulness toman prácticas y
conceptos de la tradición budista y del yoga, el nue-
vo sistema generado difiere sustancialmente de las
tradiciones, pues tiene un objetivo falseable o me-
dible, se enmarca dentro un desarrollo ético con-
temporáneo con aspectos teóricos y prácticos dife-
renciales y, además, elabora modelos psicológicos
con grandes diferencias con respecto de las tradi-
ciones orientales. Con esto no queremos decir que
no haya que llevar a cabo un estudio más exhausti-
vo de las tradiciones orientales o una ‘discusión crí-
tica del mito’, en palabras de Popper [53], pero de-
fendemos, como idea esencial en el hacer científico,
fijar criterios de demarcación para asegurar la vero-
similitud de las conclusiones en los programas de
investigación en mindfulness. Para concretar algu-
nos criterios de demarcación que nos permitan de-
sarrollar una neurociencia del mindfulness con más
poder explicativo, necesitaríamos fijar al menos los
siguientes:
– No tomar principios no falseables como partes
fundamentales de las teorías que nos ayuden a
entender los resultados empíricos [54].
– Desarrollar teorías que puedan hacer fuertes
predicciones falseables para guiar futuros traba-
jos experimentales [55].
– Analizar las intervenciones basadas en mindful-
ness en sus partes consecutivas y partiendo de
constructos ya estudiados en neurociencia, siem-
pre que sea posible.
Discusión y conclusión
La neurociencia de la meditación es una disciplina
relativamente joven en el campo de la neurociencia
cognitiva y efectiva. Su objetivo principal es el estu-
dio de los mecanismos neuronales de la regulación
voluntaria de la atención y el cultivo de actitudes
relativas a los contenidos. Hemos visto que la prác-
tica de mindfulness, que conlleva un entrenamiento
hacia la observación del propio estado, supone
cambios neuronales a los pocos días de comenzar el
hábito [30], que empiezan a solidificarse a las pocas
semanas y llegan a producir cambios en la arquitec-
tura funcional y anatómica del cerebro [31]. El con-
trol consciente de la atención supone un fortaleci-
miento de la corteza prefrontal dorsolateral que fa-
vorece no sólo al proceso cognitivo de la atención,
sino a las tareas en las que está involucrada esta
área cerebral. Destacan, entre las funciones de la
corteza prefrontal dorsolateral, la planificación mo-
tora, la integración de la información somatosenso-
rial y la gestión de las funciones ejecutivas, como el
comportamiento o las habilidades intelectuales.
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G.G. Díez, et al
Los beneficios neuronales de la práctica de min-
dfulness se harían extensos a las lesiones o altera-
ciones neurodegenerativas que cursan con un dete-
rioro de dicha zona. En las primeras etapas de la
enfermedad de Alzheimer se observa un enlenteci-
miento de la zona frontal, tanto dorsolateral como
orbitofrontal, que correlaciona con la baja puntua-
ción en cuestionarios psicométricos de cognición
(por ejemplo, la fluencia verbal, la capacidad de
memoria y el control sobre las interferencias). Estu-
dios longitudinales de los beneficios de la práctica
de mindfulness para la prevención o ralentización
de la progresión de demencia podrían aportar evi-
dencia a lo que hasta ahora es una inferencia pro-
metedora. Algunos estudios muestran ya que la
práctica de mindfulness reduce el estrés en perso-
nas con demencia y ralentiza la atrofia cerebral
producida por el envejecimiento sano. Este factor
es clave debido a la evidencia de que el estrés está
correlacionado con los niveles de inflamación [56].
Por otra parte, el fortalecimiento de la corteza pre-
frontal supone una mayor comunicación en los me-
canismos de regulación emocional top-down, con-
cretamente en los centrados en la red frontolímbi-
ca. Además de la reducción observada en el grosor
del núcleo amigdalino, el fortalecimiento de la red
frontolímbica es otro de los mecanismos de acción
emocional de la práctica de mindfulness. Son nu-
merosos los estudios que muestran que la actitud
del mindfulness supone una mejora en la regula-
ción emocional [16]. Estas evidencias científicas
apoyan la práctica del mindfulness para mantener
un nivel de salud mental y bienestar, y suponen un
apoyo a la implementación de programas en con-
textos laborales y educativos [57].
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Investigación de mindfulness en neurociencia cognitiva
Abstract. Mindfulness is a term that has become part of our society’s vocabulary and its practice has become firmly
established in educational, therapeutic and clinical contexts and as a tool for fostering well-being and personal growth. In
this article we review the most relevant research conducted on mindfulness in cognitive neuroscience, classifying it in
three broad areas: a) differential changes in default network activity due to the practice of mindfulness; b) functional or
structural changes in the attentional network, and c) functional or structural changes in the frontal limbic network and the
amygdala, related to emotion regulation. There is enough evidence in the literature to affirm the effect of mindfulness
practice on the brain, but we still need to produce better experimental designs that allow us to find the mechanisms of
action underlying specific practices.
Key words. Attention. Cognitive neuroscience. Emotion. Mindfulness. Stress. Well-being.