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Campus Guanajuato División de Derecho,
Política y Gobierno
Revista Mexicana
de Análisis Político
y Administración Pública
UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO
DIVISIÓN DE DERECHO, POLÍTICA Y GOBIERNO
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS / DEPARTAMENTO DE GESTIÓN PÚBLICA
Vol. X. No. 2 • JUlIO-DIcIEmbRE 2021
ISSN 2007-4425
Fernando Patrón Sánchez
Sergio Arturo Bárcena Juárez
PRESENTACIÓN
DOSSIER: Elecciones 2021. Entre la continuidad o la ruptura
El cambio y la continuidad en el sistema mexicano de partidos: las
elecciones federales de 2018 y 2021
Morena, de partido nuevo a la consolidación como partido en el poder
Transfuguismo y disciplina partidista en los congresos locales: El efecto
Morena después de las elecciones de 2018
Las ínsulas opositoras a Morena tras las elecciones de 2021
Avanza el modelo de democracia paritaria en México
Configuración política y desempeño legislativo en la Cámara de Diputados
con mayorías legislativas. El caso de la legislatura LXIV en México
La oscuridad de la ley federal de ¿Revocación? De mandato y la luz de las
experiencias locales en México
Periodos electorales como incentivos para la deuda pública estatal: Una revisión
desde la relación ejecutivo-legislativo en México en el periodo 2012-2020
¿Quién es el pueblo? Una discusión normativa entorno a dos enfoques
opuestos de la idea del pueblo
La seguridad pública en México: Un cambio de estrategia
Oniel Francisco Díaz Jiménez
Luis Eduardo León Ganatios
Juan Pablo Navarrete Vela
Aldo Muñoz Armenta
Ramiro Medrano González
Marco Aurelio Cienfuegos Terrón
Javier Rosiles Salas
Adriana Báez Carlos
Fernando Patrón Sánchez
Gerardo González Medrano
Cornelio Martínez López
Marco Antonio García Pérez
Danitza Morales Gómez
Mario Joel Ramírez Hernández
Héctor Sebastián Arcos Robledo
Jorge Yquera Ortega
Karla Sofia Pérez González
RESEÑAS
ARTÍCULOS
Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública
20
1
Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
El cambio y la continuidad en el sistema mexicano de partidos:
las elecciones federales de 2018 y 2021
Change and continuity in the Mexican party system:
the 2018 and 2021 federal elections
Oniel Francisco Díaz Jiménez
Luis Eduardo León Ganatios
Resumen
Se analizan diversas dimensiones del cambio en el sistema mexicano de partidos ocurrido en las elecciones federales
de 2018 y 2021, a partir de datos electorales agregados y encuestas de opinión pública. El sistema mexicano,
otrora señalado como uno de los más estables de la región, ha experimentado una gradual pero considerable
desinstitucionalización en la década pasada. Esto se ha hecho evidente por la consecuente perdida signicativa de
la fuerza electoral y legislativa de los partidos que tradicionalmente habían estructurado la competencia política
durante la mayor parte de la etapa de competencia multipartidista. Una gran parte de esta desinstitucionalizacion es
resultado de un proceso de desalineamiento partidista a gran escala que ha afectado principalmente a los partidos
tradicionales. El declive del partidismo ha tenido a su vez importantes consecuencias para la competencia política
y la conguración actual del sistema, incentivando una creciente fragmentación partidista, competitividad y
volatilidad electorales.
Palabras Clave: Sistema mexicano de partidos, fragmentación, polarización ideológica, desalineamiento partidista,
institucionalización.
Abstract: We analized a number of dimensions of change in the Mexican party system that occurred in the 2018
and 2021 federal elections, based on aggregate electoral data and public opinion surveys. The Mexican system, once
considered as one of the most stable in the region, has undergone a gradual but considerable deinstitutionalization
in the past decade. This has become evident by the signicant loss of the electoral and legislative strength of parties
that had traditionally structured political competition during most of the era of multiparty competition. A large part
of this deinstitutionalization is the result of a large-scale process of partisan dealignment that has mainly aected
mainstream parties. Decline in partisanship has in turn had important consequences for political competition and
the current conguration of the system, fostering growing party fragmentation, electoral competitiveness and
volatility.
Keywords: Mexican party system, fragmentation, ideological polarization, partisan dealignment, institutionalization.
Introducción
El objetivo de este trabajo es analizar el estado actual del sistema de partidos, a partir de las elecciones federales
de 2018 y 2021. Despues de transitar desde un sistema autoritario de partido dominante durante los noventa
hacia un sistema competitivo y multipartidista moderado, el sistema de partidos mexicano se ha transformado
signicativamente durante la década pasada y ambas contiendas electorales señalan posiblemente el inicio de
una nueva etapa en la competencia partidista en el país. Durante la mayor parte de la era competitiva del sistema
de partidos mexicano, la competencia política basó principalmente en los tres partidos que fueran los grandes
protagonistas de la transición democrática. De 1997 a 2017, el PRI, el PAN y el PRD concentraron la mayor
proporción del voto en elecciones federales y locales, controlando así la gran mayoría de los puestos ejecutivos y
legislativos en ambos niveles de la competencia política. Sin embargo, la emergencia de MORENA, a partir de la
escisión de la facción lópezobradorista del PRD, y su notable desempeño electoral en las contiendas federales y
locales en 2018 y 2021 son señales de una transformación signicativa de la estructura de competencia partidista
Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública
Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
pp. 1-22
Recibido: 30 de septiembre de 2021
Aceptado: 15 de noviembre de 2021
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Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
en el país, la cual se ha vuelto gradualmente más fragmentada, inestable y abierta a la emergencia de nuevas
fuerzas políticas. El triunfo electoral de MORENA, una fuerza política emergente, es en gran medida el resultado
de un proceso de desalineamiento partidista, en el cual los partidos que protagonizaran el cambio democrático
durante los noventa (PRI, PAN y PRD) han perdido considerable legitimidad y raíces entre el electorado mexicano.
A su vez, dicha perdida de arraigo ha generado una creciente fragmentación y volatilidad electorales, así como un
declive en la presencia y continuidad del dominio de los partidos tradicionales en la arena legislativa. El presente
estudio analiza la evolución y situación actual del sistema de partidos, con particular énfasis en las principales
transformaciones en la estructura de competencia partidista y sus posibles causas.
El sistema mexicano de partidos
A continuación revisaremos diversas dimensiones relevantes de la competencia partidista mexicana a partir de
resultados de elecciones federales presidenciales y a la cámara baja del congreso federal desde 1979 hasta 2021.
Primero se presenta un análisis longitudinal de diversos indicadores relevantes en la literatura especializada, tales
como la fragmentación partidista y la polarización ideológica, así como de la volatilidad electoral, la continuidad
de los partidos tradicionales en el congreso e indicadores actitudinales extraídos de encuestas de opinión
pública, incluyendo la conanza en los partidos y la identicación partidista, con el n de evaluar el nivel de
institucionalización del sistema. Posteriormente se realiza un análisis de las principales variables y procesos detras
del cambio en la competencia partidista, para después nalizar con un apartado de conclusiones.
Fragmentación
Para clasicar un sistema de partidos, es importante establecer el número de partidos relevantes que integran dicho
sistema, en otras palabras, su grado de fragmentación. En esta sección examinaremos la fragmentación de sistema
de partidos con base en los resultados de las elecciones federales presidenciales de 1982 a 2018 y congresionales
de 1979 a 2021, para lo cual utilizaremos los índices de fragmentación (Rae 1967) y del número de partidos (NP)
(Molinar, 1991a) (Tabla 1).1
Tabla 1.
Dimensiones del Sistema Mexicano de Partidos en Elecciones Presidenciales y a la Cámara Baja (1979 - 202
Elecciones Presidenciales Elecciones a la Cámara Baja
Año Fragmentación NP Volalidad Fragmentación NP Polarización Volalidad
Connuidad
de los pardos
tradicionales1
1979 - - - 0.43 1 - - -
1982 0.45 1.1 - 0.49 1.1 - 7.6 -
1985 - - - 0.5 1.1 - 3.5 -
1988 0.65 1.9 27.8 0.69 1.6 - 21.9 -
1991 - - - 0.58 1.2 - 18.1 -
1994 0.67 1.9 14.7 0.65 1.8 - 18.8 -
1997 - - - 0.72 2.7 1.33 12.9 100
2000 0.66 2.4 18.5 0.67 2.6 1.96 15.3 97
2003 - - - 0.72 2.7 2.1 9.6 96
2006 0.7 2.9 20.4 0.7 3 2.67 15.7 90
2009 - - - 0.74 2.6 2.95 23.8 92
2012 0.67 2.6 25.2 0.76 3.2 2.67 10.6 88
1 El índice de fragmentación puede interpretarse como la probabilidad de que, al elegir dos electores aleatoriamente, estos voten a distintos partidos. Anduiza y Bosch explican
que, al ser una probabilidad, su valor oscila entre 0 y 1. El valor mínimo que corresponde al 0, indica que es imposible que dos electores voten al mismo partido, lo que sólo sería
posible en una situación de partido único. Mientras el valor máximo que corresponde a 1, reeja la hipotética situación de que cada elector vota por un partido diferente (2004, p.
89). El índice de fragmentación se interpreta con base en una escala entre 0 y 1, con las siguientes opciones: 0,1/0,2 y 0,3 corresponden a un sistema de partido único, entre 0,4 y
0,6 corresponde a un bipartidismo y de 0,7 a 0,9 corresponde a un sistema multipartidista. Por ejemplo, en el año de 1982 la fragmentación es de 0.53 que corresponde a un biparti-
dismo y en 2012 la fragmentación es de 0.71 que corresponde a un sistema multipartidista. Por su parte, el NP es también un indicador del grado de fragmentación partidista, pero
se interpreta de una manera más intuitiva y representa el número imaginario de partidos políticos de similar tamaño que compiten en una elección.
3
Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
2015 - - - 0.82 3.6 3 17.8 76
2018 0.64 1.6 54.9 0.77 2.5 2.65 31.2 32
2021 0.79 2.9 7.6 49
Diferencia
Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Centro de Estadística y Documentación Electoral de la
Universidad Autónoma Metropolitana para 1979-1988 y el Instituto Nacional Electoral para 1991-2021.
1 Cálculos de los autores con base en datos ociales del Servicio de Información para la Estadistica Parlamentaria
(INFOPAL). http://www.diputados.gob.mx/sistema_legislativo.html
A partir de los valores de ambos indicadores se pueden distinguir claramente dos diferentes etapas en la evolución
del sistema de partidos, una primera fase que va de 1979 a 1991, en la cual la fragmentación, tanto en elecciones
presidenciales como a la cámara baja del congreso, fue muy baja (con excepción de las elecciones de 1988). Sin
embargo, desde mediados de los noventas, los valores del NP muestran el inicio de una segunda etapa, producto
de la transición desde un sistema autoritario de partido dominante hacia un sistema competitivo y multipartidista
(Gráco 1). Mientras que en la etapa del sistema de predominio priista (1979 a 1991) el índice promedio solamente
1.2 partidos en elecciones a la cámara baja, en la elección de 1994 éste muestra por primera vez una lógica de
competencia entre dos partidos fuertes (PRI y PAN) a los cuales se agrega un tercero que es más débil (PRD),
y a partir de 1997 indica ya un formato de competencia multipartidista moderado a nivel nacional, pero con
fragmentación creciente.
Gráco 1
Fragmentación en el sistema de partidos mexicano, 1979–2021 (%)
Fuente: Tabla 1
Los datos muestran que la fragmentación llego a su nivel más alto en 2015, con el surgimiento de Morena,
alcanzando un valor de tres y medio partidos. No obstante, las elecciones de 2018 registraron una disminución
bastante signicativa de la fragmentación a dos y medio partidos, como resultado del marcado declive electoral de
los partidos tradicionales, particularmente del PRI y del PRD. Por su parte, el valor del NP en el proceso electoral
de 2021 (2.9) sugiere un posible retorno hacia un sistema de tres partidos electoralmente relevantes: Morena, PAN
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Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
y PRI. Con excepción de la elección de 1988, la fragmentación en contiendas presidenciales tiende a ser similar a
la observada en elecciones a la cámara de diputados, con una tendencia igualmente a la alza. Sin embargo, en la
elección presidencial de 2018 el valor del NP disminuyó sensiblemente respecto al pasado, indicando apenas un
bipartidismo (Gráco 1). Pese a que el notable desempeño electoral de MORENA en las dos ultimas elecciones
federales pudiera sugerir un nivel de predominio similar al que mantuviera el PRI hasta mediados de los noventa,
tanto en contiendas presidenciales como congresionales, los datos aquí presentados indican claramente una
tendencia de creciente competitividad y fragmentación en el sistema de partidos a lo largo del periodo analizado,
la cual es muy probable que se mantenga en elecciones futuras, al menos en elecciones legislativas.
Polarización ideológica
En esta sección analizaremos el nivel de polarización del sistema de partidos mexicano. La dimensión que se utiliza para
el análisis es el continuum izquierda-derecha (Sani y Sartori, 1983).2 El análisis de la polarización consiste en “calcular la
distancia que hay entre las fuerzas políticas que se encuentran ubicadas en los extremos del espectro ideológico. De ese
modo, cuanto mayor sea la distancia, mayor será la polarización del sistema y viceversa” (Ruíz y Otero, 2013: 93). Para
nes de este trabajo nos basamos en el índice de polarización ponderada de Dalton (2008), el cual calcula las distancias
ideológicas ponderando el peso electoral de cada partido, con ello evita otorgar demasiado peso a partidos políticos
con una ubicación ideológica extrema, pero con un peso electoral muy débil. El resultado del índice de polarización
ponderada pueda representarse en una escala lineal de valores entre 1 y 10, consideramos que una polarización de
1.5 o menor es baja, de entre 1.5 y 3 es moderada y mayor de 3 puntos se considera muy elevada (Ruiz y Otero,
2013). De acuerdo con los resultados, cabe señalar que, al igual que la fragmentación, la polarización ideológica en
el sistema mexicano de partidos se ha incrementado signicativamente durante las últimas dos décadas. El índice de
polarización se incrementó de 1.33 en 1997 a 3.0 en 2015 (Tabla 1). Si bien es cierto que la fragmentación de la izquierda
después de la elección de 2012 y el surgimiento de Morena en 2015, como una opción más a la izquierda del PRD en
el espectro ideológico, parecen haber contribuido a una mayor polarización del sistema de partidos, los datos muestran
que la tendencia hacia una mayor diferenciación ideológica entre las diferentes fuerzas partidistas parece haber ocurrido
durante el periodo de 1997 a 2009. Por su parte, las elecciones intermedias de 2021 parece haberse desarrollado en
un ambiente de polarización exacerbada debido a la rivalidad entre la coalición electoral del partido en el Gobierno
(Morena-PT-PVEM) y la del bloque de oposición conformado por los partidos tradicionales (PAN-PRI-PRD).
Institucionalización
De acuerdo con Scarrow, la institucionalización de los sistemas de partidos puede describirse como “la medida en que
la política está basada en la competencia entre un conjunto particular de partidos políticos” (2010: 56) y a menudo
se considera como una variable que favorece el buen desempeño gubernamental (Mainwaring y Scully, 1995; 2010)
debido a que los sistemas institucionalizados tienen más probabilidades de fomentar una mayor coherencia de la
acción gubernamental y en el proceso de formulación de políticas públicas, así como un mayor potencial para lograr
acuerdos inter-temporales entre los diversos partidos que lo integran (Scartascini, et al., 2011). Sin embargo, pese a su
relevancia, diversos estudios comparativos muestran bajos niveles de institucionalización en la mayoría de los países
de América Latina (Mainwaring y Scully, 1995; Mainwaring, 1999; Payne, 2007; Jones, 2010; Mainwaring, 2018).
En su trabajo seminal sobre el tema, Mainwaring y Scully (1995) (véase también Mainwaring, 1999) analizaron
la institucionalización de los sistemas de partidos latinoamericanos a partir de cuatro dimensiones distintas pero
interrelacionadas: 1) la estabilidad de los patrones de competencia interpartidista; 2) la fortaleza y la profundidad
de los vínculos de los partidos con la sociedad; 3) la legitimidad de los partidos y las elecciones entre la ciudadanía
como la principal vía de acceso al poder; y 4) la fortaleza de las organizaciones partidistas. Investigaciones
subsecuentes tambien incluyeron la existencia y estabilidad de los vínculos ideológico-programáticos entre
partidos y electores (Mainwaring y Torcal, 2005; Mainwaring, 2018).3 Este estudio se centra en las dimensiones
2 De acuerdo con Payne (2007) la polarización ideológica se constituye como una necesidad funcional de diferenciacion de los partidos en la competencia electoral. Si bien es cierto
que en muchas democracias contemporáneas el grueso del electorado tiende a ser más bien centrista y a evitar las opciones partidistas extremas (teorema del votante mediano),
tambien lo es que para que los votantes sean capaces de elegir entre diversos partidos políticos, es necesario que éstos se diferencien de manera signicativa unos de otros. Por
el contrario, si los diferentes partidos que compiten en una elección no son capaces de enviar señales diferenciadas a los electores con base en un mínimo nivel de diferenciación
ideológico-programática en su oferta político-electoral, los incentivos para que el elector se movilice se reducen de manera considerable, dado que no importa quien gane o pierda,
los programas de gobierno y las políticas públicas ofertados por los partidos en competencia terminaran siendo muy similares, si no es que prácticamente idénticos a los ojos de
los votantes. Por otro lado, un grado extremo de polarización ideológica puede dicultar considerablemente la negociación y la cooperación entre los partidos en las instituciones
representativas y de gobierno, especialmente en sistemas muy fragmentados, impidiendo con ello la formación de gobiernos estables y los consensos necesarios para la generación
de acuerdos intertemporales entre las diferentes fuerzas politicas, asi como la estabilidad y/o adaptabilidad de las políticas públicas en el largo plazo (Payne, 2007).
5
Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
arriba mencionadas,4 distinguiendo, al igual que estudios previos, entre los factores estructurales y actitudinales
de la institucionalización (Randall y Svåsand, 2002; Scarrow, 2010). Los primeros se reeren a la regularidad del
marco político dentro del cual compiten los partidos y los segundos a las formas en las que los ciudadanos perciben
a los partidos políticos (como indicadores de su grado de arraigo y legitimidad social).
Factores estructurales
Estabilidad de la competencia partidista
El grado de estabilidad de la competencia inter-partidista se mide a través de dos indicadores: 1) los niveles de
volatilidad en elecciones al congreso y 2) la continuidad de largo plazo de los principales partidos en la cámara baja
del mismo. La estabilidad de la competencia partidista es una dimensión muy relevante de la institucionalización
de los sistemas partidarios, debido a que afecta la capacidad de los partidos para generar acuerdos inter-temporales
en el proceso de formulación de políticas (Scartascini et al., 2011). Analizaremos a continuación los patrones de
volatilidad en el sistema de mexicano de partidos.
Volatilidad electoral
La volatilidad se reere a la variación registrada en el apoyo hacia los partidos políticos de una elección
a la siguiente y puede mediarse a partir de su proporcion de votos (volatilidad electoral) o escaños obtenidos
(volatilidad parlamentaria) en ambas elecciones (Ruiz y Otero, 2013). Como señala Mainwaring (2018), la baja
volatilidad electoral es una característica de la institucionalización de un sistema de partidos, por el contrario, una
persistentemente alta volatilidad es señal de una baja institucionalización. Para analizarla utilizaremos el índice
de volatilidad de Perdersen (1983), el cual se obtiene de sumar el cambio neto en el porcentaje total de votos que
cada partido gana o pierde entre dos elecciones sucesivas y de dividir la cifra resultante entre dos. Para nes de
este estudio consideramos como niveles bajos de volatilidad, los inferiores a los 10 puntos porcentuales, como
niveles de volatilidad medios, entre 10 y 20 puntos porcentuales y niveles altos de volatilidad los superiores a los
20 puntos porcentuales.
Gráco 2
Volatilidad electoral en el sistema de partidos mexicano, 1979–2021 (%)
Fuente: Tabla 1
3 Más recientemente, Mainwaring (2018) ha propuesto una conceptualización más restringida de la institucionalización, a partir de diversos indicadores sobre el grado de estabili-
dad en los patrones de competencia inter-partidista, incluyendo: 1) la volatilidad electoral total y acumulada; 2) la estabilidad de la membresía de los partidos en el sistema (medida
a través de la continuidad de los principales partidos y el éxito electoral de los nuevas organizaciones partidistas), y 3) la estabilidad de las posiciones ideológicas de los partidos.
Las dimensiones relativas al arraigo de los partidos en la sociedad; la legitimidad de los partidos; y su fortaleza organizativa son consideradas como variables que pueden contribuir
signicativamente a – más que como componentes de – la institucionalización.
4 Con excepción de la dimensión relativa a la fortaleza de las organizaciones partidistas.
6
Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
El Graco 2 muestra los niveles de volatilidad en México en elecciones presidenciales de 1988 a 2018 y a la cámara
baja del congreso desde 1979 a 2021. Los datos muestran que los niveles de volatilidad registraron valores mínimos
hasta la eleccion de 1988, en la cual ésta alcanzó 28 puntos en la contienda presidencial y 22 en la congresional.
Posteriormente, la volatilidad en elecciones legislativas se mantuvo en niveles medios hasta 2015 (con excepción
de la elección de 2009, donde registró un valor de 24 puntos). Asimismo, la volatilidad en contiendas electorales
presidenciales se mantuvo tambien en valores intermedios pero con una tendencia ligeramente ascendente. Debido
a sus históricamente bajos niveles de volatilidad electoral (Mainwaring y Bizzarro, 2018), el caso mexicano ha
sido usualmente clasicado como uno de los sistemas de partidos latinoamericanos con mayor grado de estabilidad
en sus patrones de competencia inter-partidista (Mainwaring, 2018; Greene y Sánchez-Talanquer, 2018a). Sin
embargo, en la elección federal de 2018 la volatilidad presidencial se incrementó considerablemente, alcanzando
un valor extremo de 55 puntos. Por su parte, la volatilidad legislativa tambien se incrementó de manera muy
signicativa, alcanzando un máximo histórico de 31 puntos. Cabe señalar que la volatilidad en la intermedia de
2021 disminuyó signicativamente a solo 7.6 puntos, lo cual sugiere una elección de continuidad más que de
ruptura con el pasado, tal y como si ocurrió en la elección crítica de 2018 debido a la alta transferencia de votos
desde las bases de apoyo de los partidos tradicionales hacia MORENA. La baja volatilidad electoral total (Graco
2) y por partido en la contienda intermedia de 2021 (Gráco 3) no son de extrañarse, debido a que, en general, los
partidos tuvieron un porcentaje de apoyo electoral muy similar al obtenido en 2018 (Graco 4).
Gráco 3.
Volatilidad por partido en la elección legislativa, 2018–2021 (%)
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados ociales del INE.
Gráco 4.
Porcentaje de votación obtenida por partido, 2018–2021 (%)
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados ociales del INE.
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Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
Continuidad de los partidos tradicionales
El segundo aspecto de la estabilidad de la competencia inter-partidista que analizaremos se reere a la continuidad
de largo plazo de los que fueran los principales partidos en la cámara baja del congreso mexicano al momento
de la transición democratica. Para ello utilizaremos, como estudios previos (Payne, 2007; Scarrow, 2010; Jones,
2010), un indice de continuidad partidista desarrollado con base en la comparación de la proporción de asientos
obtenidos por los partidos relevantes al momento de la transición (aquellos que obtuvieron por lo menos el
10% de los escaños en las elecciones de 1997), con la proporción de asientos que alcanzaron después de cada
elección al congreso federal celebrada hasta 2021. El cambio neto entre la primera y cada una de las elecciones
subsecuentes al congreso respecto de la proporción combinada de asientos obtenidos por los principales partidos
se restó posteriormente a 100, con el n de crear un índice de continuidad de los principales partidos al momento
de la transición (en este caso el PRI, PAN y PRD). Mientras mal alta sea la puntuación del índice, menor será el
cambio en la proporción de escaños legislativos controlados por los partidos inicialmente relevantes del sistema.5
Por el contrario, puntuaciones más bajas indican que dichos partidos han ido perdiendo presencia en el congreso
frente a nuevas organizaciones partidistas. Los valores del indice muestran una clara tendencia de pérdida de
fuerza legislativa de los partidos tradicionales en México (Gráco 5). El índice registro una pérdida de 51 puntos,
pasando de 100 puntos en 1997 a solo 49 en 2021. Aunque cabe señalar que la elección de 2021 muestra una
ligera recuperación legislativa de los partidos tradicionales frente a Morena, en buena medida debido a que éstos
acordaron integrar una alianza electoral contra el partido en el gobierno (Gráco 6).
Gráco 5.
Continuidad de los tres principales partidos, PRI, PAN y PRD (1997-2021)
Fuente: Tabla 1
Gráco 6.
Porcentaje de curules por partido, 2018–2021 (%)
Fuente: Elaboración propia con base en datos ociales del Servicio de Información para la Estadistica
Parlamentaria (INFOPAL). http://www.diputados.gob.mx/sistema_legislativo.html
5 Valores de 100 en el índice indican total continuidad en la proporción de escaños obtenidos por los principales partidos.
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Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
Como se puede observar en el gráfico7, la volatilidad parlamentaria por partido, medida a partir del
porcentaje de diputados obtenidos por cada partido en ambas elecciones, revela niveles más bien bajos de
esta variable, el único partido que registro una perdida un poco mayor al 10 por ciento fue el PES, que dicho
sea de paso, no alcanzo un porcentaje de votación suficiente para mantener su registro y representación en
el congreso como grupo parlamentario. No obstante, la volatilidad total parlamentaria alcanzo un valor
medio (18.4), poco más del doble de la volatilidad electoral neta (Grafico 2), tal diferencia se explica, en
buena medida, debido a la complejidad con la que el sistema electoral electoral mixto transfiere los votos
en escaños.
Gráco 7.
Volatilidad parlamentaria por partido, 2018–2021 (%)
Fuente: Elaboración propia con base en datos ociales del Servicio de Información para la Estadistica
Parlamentaria (INFOPAL). http://www.diputados.gob.mx/sistema_legislativo.html
Indicadores actitudinales
Las tendencias en los componentes actitudinales de la institucionalización del sistema de partidos mexicano serán
analizadas a partir de indicadores provenientes de encuestas de opinión pública, tales como: 1) la proporción
de ciudadanos que expresan algún grado de conanza en los partidos en general y 2) el porcentaje de electores
que se identican con algún partido en particular (partidismo).6 Al igual que los componentes estructurales, los
elementos actitudinales de la institucionalización son muy relevantes, puesto que los sistemas partidistas están más
débilmente institucionalizados en paises donde los ciudadanos tienen bajos niveles de conanza en los partidos
y/o de identicacion partidista (Scarrow, 2010). Asimismo, tal y como se verá más adelante en el estudio del caso
mexicano, a menudo las marcadas caidas en los componentes estructurales de la instiucionalización son precedidos
por declives signicativos en los componentes actitudinales de la misma. Examinaremos a continuación los niveles
de conanza en los partidos mexicanos.
Conanza en los partidos
La conanza en los partidos constituye un elemento actitudinal muy relevante de la institucionalización de los
sistemas de partidos. Los bajos niveles de conanza en las organizaciones partidistas son a menudo una señal
de la falta de legitimidad de los partidos como vehículos para determinar quién gobierna. En este sentido, cabe
señalar que la conanza en los principales partidos en el caso mexicano ha disminuido signicativamente durante
las últimas décadas. Los resultados de diversos estudios de opinión pública, tanto académicos como comerciales,
registran un declive signicativo en los niveles de conanza de los ciudadanos mexicanos en los partidos políticos.
El porcentaje de mexicanos que expresan mucha o algo de conanza en los partidos descendió de 39% en 1995 a
solo 13% en 2020 (Gráco 6).
6 Los datos provienen de diversas fuentes, como el programa de encuestas de Latinobarómetro, la Encuesta Mundial de Valores, las encuestas electorales nacionales del periódico
Reforma y la casa encuestadora Buendia&Laredo.
9
Gráco 8.
Conanza en los partidos, 1995-2020
Fuente: Latinobarómetro 1995-2020, WVS 2012 y 2018.
Identicación partidista
Además de la confianza generalizada en los partidos, los niveles de identidicación partidista entre el elec-
torado, entendida como una orientación de tipo afectivo que implica simpatía hacia algún partido político
en particular (Campbell et al., 1960), constituye un componente actitudinal muy relevante de la institucio-
nalización de un sistema de partidos (Dalton y Weldon, 2007). La identificación partidista (o partidismo) es
considerada una variable explicativa clave del comportamiento político-electoral (Dalton, 2008; Gunther et
al., 2015; Nadeau, et al., 2017). Sin embargo, pese a su importancia, diversos estudios muestran un consi-
derable aumento de los ciudadanos que no se identifican con los partidos (independientes) tanto en viejas
como en nuevas democracias alrededor del mundo (Dalton et al., 1984; Dalton, 2000, 2013; 2008; Mair et
al., 2004). Por su parte, el caso mexicano no parece ser una excepción, diversos estudios proveen evidencia
de un significativo declive en el volumen agregado de identificaciones con los partidos (macropartidismo)
durante la última década (Díaz Jiménez y Vivero Ávila, 2015; Moreno, 2018a; Romero y Parás, 2018; Díaz
Jiménez, 2019).
Ciertamente, durante la mayor parte de la etapa de competencia multipartidista, los ciudadanos identica-
dos con los partidos constituyeron la mayor parte del electorado. Sin embargo, a partir de 2015 la proporción
de electores independientes superó a los partidistas. El porcentaje de la población que expresó identicarse
con algún partido descendió de 77% en 1997 a sólo alrededor de la mitad del electorado en 2018 (Gráco
7). Como se puede apreciar en el Gráco 4, el desalineamiento no solo ha sido respecto al otrora partido
dominante, sino también respecto al PAN y el PRD que, al igual que el PRI, han perdido una cantidad signi-
cativa de partidistas durante la mayor parte del periodo. Aunque el declive de las lealtades hacia los partidos
tradicionales puede signicar un posible realineamiento del electorado hacia Morena, los datos sugieren que
esto ha ocurrido solo de manera limitada. El porcentaje de mexicanos que no se identican con algún partido
político se ha mantenido aún cercano a la mitad del electorado en los años posteriores a la elección de 2018.
Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
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Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
Por lo tanto, la tendencia hacia un mayor desalineamiento del electorado mexicano continua también siendo
una posibilidad.
Gráco 9.
Partidismo en México, 1997-2021 (%)
Fuentes: 1997: Encuesta ITAM-Arcop; 1998-2009: Promedios anuales obtenidos a partir de encuestas trimestrales
de Reforma reportados en Moreno (2009b; 2012). Los porcentajes no suman 100, porque no se presenta
la opción “otro partido” y “no sabe”. La pregunta utilizada a partir de noviembre de 1999 es: “Generalmente
¿usted se considera priísta, panista o perredista?”. En encuestas previas se usaron variantes de pregunta sobre
simpatía con algún partido político. De 2010 en adelante se utilizaron los promedios anuales de las encuestas de
Buendía&Márquez. Independientemente del partido por el que usted acostumbra votar, ¿usted normalmente se
considera panista, priista, perredista, verde-ecologista, de MORENA o de otro partido?
Consecuencias del desalineamiento partidista para el sistema de partidos
El desalineamiento ha tenido diversas consecuencias relevantes para el comportamiento electoral y la competencia
política en México. Puesto que en las últimas dos décadas hay menos electores partidistas, los principales partidos
se han visto cada vez más obligados a apelar a los electores independientes para generar coaliciones electorales
ganadoras, a través de estrategias electorales que tienden a priorizar aspectos relativos a la imagen de los candida-
tos, los temas, y las evaluaciones de tipo retrospectivo, entre otros factores de corto plazo que inuyen sobre las
decisiones de los votantes, por encima de las etiquetas partidistas (Klesner, 2005).7 Cabe señalar que incluso du-
rante el periodo donde la mayor parte del electorado se identicaba con los partidos (1997 a 2014), el considerable
y creciente número de electores independientes le permitió a partidos con estructuras organizativas con cobertura
territorial y bases de apoyo muy regionalizadas (como el PAN y el PRD) ser muy competitivos e incluso superar
a rivales con estructuras organizativas con mucho mayor penetración territorial y una base de apoyo más amplia
(como el PRI), cuando estos fueron capaces de seleccionar candidatos populares (como Vicente Fox o Andrés Ma-
7 Existe una fuerte probabilidad de que los electores partidistas mexicanos voten por el partido con el cual se identican (Mizrahi, 2003; Klesner, 2004; Moreno, 2009; Moreno
y Méndez, 2007). Por el contrario, el comportamiento electoral de los independientes tiende a ser más volátil e impredecible (Flores-Macías, 2009), debido a que depende, en
mayor medida de las dinámicas de las campañas y los factores de corto plazo que inuyen sobre las decisiones de los votantes (Maldonado Hernández, 2013; Greene, 2015).
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Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
nuel López Obrador) y realizar campañas altamente o medianamente profesionalizadas (Díaz Jiménez, 2015). Sin
embargo, las bases de apoyo de los partidos eran aún muy relevantes, como señala Langston (2017), cuando el PRI
fue también capaz de seleccionar un candidato muy popular y profesionalizar sus estrategias de campaña (como
ocurrió en 2012) (Díaz Jiménez, 2017) se volvió un rival extremadamente difícil de derrotar, debido a que contaba
con una “base más leal, más estable y más nutrida que la de sus principales oponentes” (Maldonado, Moreno y
Mexiueiro, 2014: 334).
No obstante, en el nuevo sistema de partidos, caracterizado por el incremento signicativo del desalineamiento
a partir de la segunda mitad de la presente década, incluso nuevos partidos (como MORENA), con una estructura
territorial y bases de apoyo muy limitadas, pero con un candidato muy popular como López Obrador y el mensaje
de campaña adecuado para atraer a los votantes independientes, han sido capaces de derrotar, con un margen muy
amplio, a partidos con candidatos menos populares, pese a contar con estructuras territoriales más amplias como
las del PAN o el PRI (y en el caso de este último, con el patronazgo del Estado como ventaja), particularmente
cuando el electorado independiente ha desarrollado fuertes sentimientos anti-sistema (de partidos tradicionales)
(Greene y Sánchez-Talanquer, 2018b). El apoyo hacia López Obrador entre los votantes independientes creció
signicativamente, de alrededor de cuarenta por ciento en 2006 y 2012 (Camp, 2014); a casi sesenta por ciento en
2018 (Moreno, 2018b) (Graco 8). Por su parte, aunque los candidatos del PRI y del PAN en 2018 mantuvieron,
como sus predecesores en 2012, la mayor parte del apoyo de los votantes identicados con sus partidos, éstos
se redujeron signicativamente respecto a la pasada elección presidencial. Los votantes identicados con el PRI
disminuyeron de 28 por ciento en 2012 a solamente 13 por ciento en 2018 y los identicados con el PAN dismi-
nuyeron de 19 a 12 por ciento (Camp, 2014; Moreno, 2018b).
Gráco 10.
Partidismo y voto en la elección presidencial de 2018
Fuente: Moreno 2018b.
El desalineamiento partidista ha afectado tambien las dimensiones estructurales del sistema de partidos. Analisis
sobre el cambio electoral en las democracias avanzadas proveen evidencia de creciente volatilidad electoral y
fragmentación partidista como consecuencia del desalineamiento de los electores respecto a los partidos (Dalton,
McAllister y Wattenberg, 2000). Mientras que el partidismo vincula fuertemente a los votantes con el partido con
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Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Universidad de Guanajuato, Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021
el cual se identican, el desalineamiento libera a más votantes para trasladar el apoyo de su partido hacia otros
contendientes. Por lo tanto, los sistemas de partidos no solo se vuelven mas uidos sino que también pueden
volverse mas fragmentados, ya que un electorado más disponible se vuelve más abierto a votar por nuevos partidos.
En el caso mexicano, la perdida de lealtades partidistas ha tenido consecuencias signicativas en otras dimensiones
relevantes del sistema de partidos mexicano. De hecho, es muy probable que las tendencias de creciente volatilidad
y fragmentación del sistema de partidos sean tambien consecuencias del profundo proceso de desalineamiento
partidista.8
Índice de Institucionalización
Con base en los componentes estructurales (volatilidad y permanencia de los partidos) y actitudinales
(confianza en los partidos y partidismo entre el electorado) examinados en los anteriores apartados, se
desarrolló un índice aditivo simple de institucionalización del sistema de partidos mexicano que va de
1997 a 2021 (Tabla 2). A cada uno de los indicadores se le dio el mismo peso, sumándose el valor de los
cuatro índices para después dividir el resultado final entre cuatro. Las puntuaciones del índice muestran
un considerable declive, de 27 puntos porcentuales, en el nivel de institucionalización del sistema de
partidos mexicano durante el periodo analizado. Los datos sugieren una situación similar a la ya señalada
por diversos estudios sobre la institucionalización de otros sistemas de partidos en América Latina (como
Brasil y Chile), consistente con una “estabilidad sin raíces” (Zucco, 2015; Luna y Altman; 2015), en la cual,
si bien la volatilidad (uno de los indicadores más usados como proxy de la institucionalización) se mantuvo
relativamente moderada y estable durante un periodo considerable (1991 a 2015), otras dimensiones
relevantes de la institucionalización, como el partidismo y la confianza en los partidos, mostraron un
declive muy significativo durante el mismo periodo. No obstante, eventualmente la volatilidad aumentó
de manera considerable en las elecciones críticas de 2018, y, pese a haber disminuido significativamente
en la elección intermedia de 2021, tal disminución parece ser más una consecuencia de la continuidad en
la perdida del apoyo electoral hacia los partidos tradicionales que una recuperación significativa de éstos
frente a Morena. Asimismo, pese a que la presencia legislativa de los partidos tradicionales en la cámara
baja pudo haber mostrado cierta señal de recuperación en 2021, ésta no parece haber compensado su
marcado declive territorial en elecciones locales, particularmente del PRI, que perdió 8 gobiernos estatales
frente a Morena. Por su parte el PAN fue derrotado en dos y el PRD perdió el único estado que gobernaba,
tambien frente al partido que fundara el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Tabla 2.
Indicadores de Institucionalización del sistema de partidos en México, 1997-2018 (%)
Año 1997 2000 2003 2006 2009 2012 2015 2018 2021 Diferencia
Conanza en los partidos (mucha/algo) 31 34 11 30 19 22 16 11 13* -18
Partidismo 77 65 64 60 52 60 40 46 41 -36
Volatilidad inversa 88 85 90 84 76 89 82 69 92 4
Estabilidad/continuidad de los partidos
en el congreso 100 97 96 90 92 88 76 32 42 -58
Índice de institucionalización del
sistema de partidos 74 70 65 66 60 65 54 40 49 -27
8 Existe un debate sobre la relación del partidismo con la volatilidad y la institucionalización de los sistemas de partidos en America Latina, algunos análisis colocan a la perdida
de las identicaciones con los partidos como un factor central en la explicación del aumento de la volatilidad y el colapso o la fuerte desinstitucionalización que sufrieron siste-
mas de partidos como el venezolano, el peruano y el argentino (Seawright, 2012; Lupu, 2016). Otros análisis señalan que más bien es la inestabilidad de la competencia partidista
lo que plantea un contexto difícil para el desarrollo de lealtades partidistas, debido a que dichas lealtades pueden verse afectadas si los viejos partidos se vuelven competidores
menores o muestran cambios ideológico-programaticos radicales (Mainwarng, 2018). Ciertamente, resulta complicado establecer la línea de causalidad entre partidismo, volati-
lidad e instititucionalización de los sistemas de partidos, y es de esperarse que la relación no sea unidireccional sino reciproca, como el mismo Mainwaring señala “el partidismo
débil hace mas dicil la institucionalización de un sistema de partidos y lo somete a una mayor incertidumbre futura, y hace que los sistemas de partidos sean más vulnerables al
cambio radical” (Mainwaring, 2018: 97).
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Fuente: Tablas 1 y 2 y Grácos 3 y 4.
*Se utilizó la medición del Latinobarómetro para 2020.
En suma, pese a ser considerado como uno de los más estables e institucionalizados de América Latina, el
sistema mexicano de partidos durante esta etapa se podría describir mejor como un sistema con relativamente
baja volatilidad electoral pero limitadas lealtades partidistas y raíces de los partidos entre la población.
Por lo tanto, una explicación del declive de la institucionalización del sistema de partidos debe poner
especial atención a las causas del desalineamiento partidista entre el electorado mexicano. Las causas
del desalineamiento y la desinstitucionalización del sistema de partidos son complejas e involucran: una
creciente insatisfacción de los electores con el desempeño de los gobiernos de los partidos tradicionales
(particularmente en temas tales como la economía y la seguridad pública), con sus alianzas en las arenas
electoral y legislativa; con los numerosos escándalos de corrupción e impunidad que han involucrado a altos
oficiales gubernamentales y prominentes líderes partidistas; asi como con el rechazo de los ciudadanos a
la cartelización del sistema de partidos, entendida como una creciente captura de cuantiosos recursos
estatales (subsidios, patronazgo y corrupción) por los principales partidos políticos, que se combina con su
gradual alejamiento de la sociedad.
Causas del desalineamiento partidista y la desinstitucionalización del sistema de partidos
Pobre desempeño y corrupción gubernamentales
Las causas del desalineamiento partidista en el caso mexicano han sido objeto de diversos análisis, la mayoría de
ellos señalan el papel de factores relacionados con el desempeño gubernamental, tales como las actitudes de los
electores sobre la evolución de la economía (Moreno, 2009; 2010) y los niveles de aprobación gubernamental
(Temkin Yedwab y Cisneros Yescas, 2015). En general, dichos análisis muestran que las evaluaciones retrospectivas
(egotrópicas y sociotrópicas) de las condiciones económicas, así como del desempeño gubernamental están
signicativamente asociadas con el declive del partidismo entre el electorado mexicano. Por ejemplo, Moreno
(2010) muestra una correlación fuerte entre las evaluaciones económicas retrospectivas sociotrópicas (0.71) y
egotrópicas (0.75) con el partidismo en el período de 2001 a 2009. Su análisis documenta un marcado declive
del partidismo en 2009, el cual se relacionaría con el pesimismo de los electores mexicanos debido a la crisis
económica global de 2008.
Por su parte, Temkin Yedwab y Cisneros Yescas (2015) señalan que las evaluaciones de la economía
personal no tienen un impacto directo sobre el partidismo, sino que sus efectos ocurren de manera indirecta,
a través de la evaluación de los electores sobre el desempeño gubernamental. Su investigación también
indica que el apartidismo es más probable entre los electores de estados con mayor número efectivo de
partidos, con mayor escolaridad, con valores postmaterialistas y que evalúan negativamente el desempeño
del presidente y del gobernador de sus respectivas entidades federativas. Sus datos señalan que la variable
que impacta más fuertemente sobre el apartidismo son las actitudes sobre el mal desempeño gubernamental,
y que tales percepciones no solamente tienen un impacto negativo sobre el partidismo del partido en el
gobierno, sino de todos los partidos en general.
El Graco 11 presenta las series de datos de encuestas sobre la evolución de la desaprobación presidencial y el
apartidismo durante el período de 2007 a 2017, los datos muestran una fuerte correlación entre ambas variables
(0.84), la cual es estadísticamente signicativa. No obstante, si se realiza el análisis de correlación por separado
de los períodos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, los resultados son diferentes. Mientras que la
correlación entre los niveles de aprobación presidencial y de partidismo durante la administración de Calderón
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no es estadísticamente signicativa, la asociación entre ambas variables durante el período de Peña Nieto es
signicativa y muy fuerte (.93).
Gráco 11.
(Des)aprobacion presidencial y desalineamiento partidista en México, 2007-2017 (%)
Fuente: Identicacion partidista; para 2007-2009, Reforma, encuestas nacionales trimestrales en vivienda; para
2010-2017, Buendia&Laredo, encuestas nacionales trimestrales en vivienda. Aprobación presidencial; poll of
polls de Oraculus.mx
Lo anterior sugiere que la activación de los niveles de (des)aprobación presidencial como factor explicativo
del desalineamiento partidista generalizado entre el electorado ocurrió durante el gobierno de EPN y no en el de
su antecesor, muy probablemente como consecuencia de la creciente insatisfacción del electorado con el pobre
desempeño económico de su administración, con el combate al crimen y a la corrupción, asi como con los resultados
de las políticas públicas emanadas de las reformas estructurales neoliberales del Pacto por México, aprobadas por
los tres principales partidos (PRI, PAN y PRD) (Greene y Sánchez-Talanquer, 2018b; Luque Rojas, 2016).
Desvanecimiento de las diferencias ideológico-programáticas entre los partidos tradicionales
Las reformas del Pacto por México también pudieron haber contribuido al declive generalizado del partidismo, al
debilitar los vínculos de carácter ideológico-programático entre el electorado y los partidos tradicionales. Algunos
análisis sobre la desinstitucionalización y el colapso de los partidos y sistemas de partidos en América Latina (Lupu,
2016), sostienen que el desvanecimiento de la identicación partidista se relaciona, en buena medida, con la perdida
de la capacidad que tienen las organizaciones partidistas para mantener sus “marcas” sucientemente diferenciadas
unas de otras en el mercado electoral (véase también Morgan, 2011).9 En este sentido, el autor menciona tres
eventos que pueden desembocar en el desvanecimiento de la marca de un partido: 1) la implementación de políticas
inconsistentes con las posiciones ideológicas tradicionales de los partidos; 2) lo cual, a su vez, provoca conictos
internos; 3) así como la realización de alianzas anti-natura con partidos tradicionalmente rivales. Estas acciones
de las élites partidistas tienden a diluir las marcas de los partidos y a socavar sus bases de apoyo electoral. Sin el
9 Por su parte, Morgan (2011) destaca la importancia de que un sistema de partidos provea alternativas signicativas para los electores. Cuando los partidos de un sistema
ofrecen diferentes alternativas ideológicas y de políticas públicas para atender los problemas relevantes para el electorado, si el partido gobernante no es capaz de responder a las
preocupaciones de los votantes, la presencia de partidos con alternativas ideológico-programáticas signicativas permite a los votantes llamar a cuentas al incumbente y seleccio-
nar otra opción dentro del sistema. Sin embargo, si los principales partidos de oposición han formado parte de acuerdos interpartidistas en las arenas electoral y/o legislativa que
borran la distinción entre la oposición y el gobierno (tales como los del Pacto por México), entonces todos los partidos pueden terminar desacreditados por el fracaso guberna-
mental. Diversos estudios muestran que el declive de los vínculos ideológico-programáticos entre los electores y los partidos pueden llevar no sólo al colapso de organizaciones
partidistas en particular (Lupu, 2016), sino de todos los partidos relevantes que componen un sistema (Morgan, 2011).
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apoyo estable de una base partidista, los partidos se vuelven más susceptibles a las evaluaciones retrospectivas
de corto plazo, debido a que los votantes sin identicación partidista tienden a orientar sus decisiones de voto de
acuerdo con el buen o mal desempeño de los partidos en el gobierno.
En el caso Mexicano, la perdida de diferenciación ideológico- programática, como resultado de las alianzas
legislativas entre los partidos tradicionales que aprobaron las reformas del Pacto por México durante la administración
del presidente Peña Nieto, parece haber afectado no solo al PRI, sino a los partidos de oposición como el PAN
y el PRD que se sumaron a dicho pacto (véase también, Luque Rojas, 2016).10 Como ya se menciono, el declive
en los niveles de aprobación presidencial en la administración peñanietista se correlacionó fuertemente con el
desalineamiento partidista generalizado entre el electorado, y no solo con la perdida de indenticados con el partido
en el gobierno (Gráco 9). A su vez, la reducción signicativa de los ciudadanos identicados con los partidos
tradicionales proporcionó al Lópezobradorismo de una base de electores independientes lo sucientemente amplia
para ganar las elecciones de 2018 (Graco 8), y volvió a los partidos tradicionales, particularmente al PRI, mucho
más vulnerables a las evaluaciones retrospectivas negativas de los votantes sobre el desempeño gubernamental, lo
cual tambien contribuyo de manera signicativa a su declive electoral frente a MORENA. Las tendencias sobre el
comportamiento electoral de los mexicanos en 2018 proveen evidencia del impacto signicativo de las variables
de evaluación del desempeño gubernamental en la denición del resultado de la elección.
La Tabla 4 presenta los resultados de un modelo de regresión logística con el voto por Andres Manuel López
Obrador como la variable dependiente y las evaluaciones sobre el desempeño gubernamental en diversos temas
relevantes para el electorado (como la economía, el combate a la pobreza, la inseguridad y la corrupción).11 Los
resultados del modelo muestran que la desaprobación de la gestión del presidente Peña Nieto en general, asi como
la insatisfacción de los votantes con el pobre desempeño de su gobierno en el combate a la corrupción en particular,
favorecieron signicativamente el apoyo electoral hacia López Obrador. Como era de esperarse, otras variables
resultaron ser tambien predictores signicativos del voto por AMLO, tales como la ideología (de izquierda), la
identicación partidista morenista, las opiniones positivas de los electores sobre el candidato izquierdista, la
percepción de sesgo informativo favorable a AMLO en las redes sociales y algunos temas de posición.
Tabla 4
Modelo de regresión logística del apoyo electoral a AMLO en la elección presidencial de 2018
B Error estándar Sig
Variables de largo plazo
Sociodemográcos/Socioeconómicos
Constante -7.846 1.556 ***
Genero (1=mujer) -.064 .251
Edad .029 .009 **
Educación .023 .087
Ingreso .000 .000
Actitudes políticas
Ideología (Derecha) -.103 .048 *
Priista -1.743 .454 ***
Panista -3.193 .790 ***
Perredista -3.884 1.074 ***
Morenista 2.565 .811 **
Variables de corto plazo
Temas de desempeño
Voto económico retrospectivo (Sociotropico) .204 .173
Voto económico retrospectivo (Egotropico) .211 .178
10 Asmimismo, las alianzas electorales contra-natura a nivel nacional y local, primero entre el PAN y el PRD en 2018, y entre ambos partidos con el PRI en 2021, pudieron
también haber contribuido a acentuar la percepción de falta de mínima diferenciación idelógico-programatica de los partidos tradicionales entre el electorado.
11 Con base en las teorías del comportamiento electoral, incluimos diversas variables de control de largo plazo, sociodemográcas y socioeconómicas, de actitudes políticas rele-
vantes (como la identidad partidista y la orientación ideológica de los votantes), asi como factores de corto plazo que usualmente inuyen signicativamente sobre las decisiones
electorales, incluyendo las opiniones de los votantes sobre los candidatos y diversos temas desempeño y de posición, además de su percepción de sesgo informativo en medios
tradicionales y socio-digitales a favor del candidato de Morena.
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Desaprobación del presidente Enrique Peña Nieto .488 .169 **
Insatisfacción con el combate al crimen organizado -.235 .208
Insatisfacción con el combate a la pobreza -.332 .244
Insatisfacción con el combate a la corrupción .772 .255 **
Temas de posición
A favor de incentivos capitalistas sobre la distribución equitativa de la riqueza -.054 .040
Las personas y no el gobierno como principales responsables de su bienestar .090 .041 *
A favor de promover el crecimiento económico sobre el medio ambiente .017 .043
A favor de la equidad en los roles genero .087 .045 *
A favor de la legalización del aborto -.061 .040
Medios e imagen de los candidatos
Interés político .208 .139
Percepción de sesgo favorable a AMLO en Televisión .138 .387
Percepción de sesgo favorable a AMLO en Internet .409 .248 +
Opinión Anaya -.144 .045 **
Opinión Meade -.145 .045 **
Opinión AMLO .623 .060 ***
Pseudo-R2 .72
N727
Nota: + p < .10; * p < .05; ** p < .01; *** p < .001
Fuente: Calculos de los autores con el Comparative National Elections Project-México
La cartelización del sistema de partidos
Paradojicamente, la desinstitucionalización del sistema de partidos mexicano ha tenido lugar a la par del aumento
constante y considerable de los subisidos estatales a los partidos, lo cual genera serias dudas acerca de la efectividad
de tales subsidios en la generación de mayor estabilidad y arraigo de las organizaciones partidistas entre la población
mexicana. En este sentido, es probable que tales subsidios sean, como sostiene la hipótesis de la cartelización de
los sistemas de partidos, el reejo de una creciente interpenetración entre el Estado y los partidos, que se combina
con un gradual alejamiento de las organizaciones partidistas respecto de la sociedad. Los generosos subsidios a los
partidos políticos bien pueden contribuir a una mayor estabilidad de la competencia partidista (menor volatilidad
electoral), pero sin generar raíces de los partidos entre el electorado (mayor partidismo y conanza en los partidos),
en otras palabras, a una situación de estabilidad sin institucionalización. Sin embargo, en ausencia de vínculos
fuertes entre los votantes y los partidos, dicha estabilidad electoral puede eventualmente terminar tambien por
sucumbir.
Conclusiones
El análisis de los datos en este trabajo muestra que, pese a ser considerado como uno de los más estables en la
región latinoamericana, el sistema de partidos mexicano ha seguido recongurándose de manera signicativa a lo
largo de las últimas dos décadas. Ciertamente, el sistema transitó primero desde un sistema autoritario de partido
dominante hacia un sistema de partidos competitivo entre tres grandes partidos durante los noventa. No obstante,
en la era de competencia democrática se pueden distinguir dos etapas distintas: la primera, caracterizada por
un multipartidismo moderado con baja polarización y un considerable grado de institucionalización durante la
primera década de este siglo y una segunda etapa de mayor fragmentación y polarización, así como una marcada
desinstitucionalización en la presente década.
Al igual que otros sistemas de partidos latinoamericanos (como el chileno), el sistema de partidos mexicano
ha sido considerado como un caso excepcional en la región, debido a su alto grado de institucionalización. Sin
embargo, la presente investigación provee evidencia de que, al igual que en otros casos considerados� altamente (o
crecientemente) institucionalizados como Chile y Brasil (Altman y Luna, 2015; Zucco, 2015), el nivel de estabilidad
en el sistema mexicano ha tendido a ser sobreestimado por estudios previos (Mainwaring, 2018; Greene y Sánchez-
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Talanquer, 2018a). Asimismo los datos revelan que el sistema ha sufrido una considerable desinstitucionalización
durante la etapa de competencia política democrática (1997-2021). Pese a que durante la mayor parte de lo que
va del siglo, el sistema de partidos presento una volatilidad electoral moderada y relativamente estable, ésta se
disparó de manera considerable en la elección de 2018, alcanzando récords históricos debido al masivo apoyo
electoral recibido por el partido del lopezobradorismo, en detrimento de los tres partidos tradicionales. Por
su parte, la disminución de la volatilidad en la elección intermedia de 2021 dicilmente puede ser vista como
señal de recuperación del viejo sistema de partidos tradicionales. De hecho todos los partidos obtuvieron un
porcentaje de apoyo electoral muy similar al obtenido en la elección legislativa concurrente con la presidencial de
2018. La desinstitucionalización tambien se ha hecho evidente por la consecuente perdida signicativa del peso
electoral y legislativo de los partidos que tradicionalmente habían estructurado la competencia política durante
la transición democrática y la mayor parte de la etapa posterior a la alternancia. La continuidad del dominio de
los tres partidos en el congreso federal ha sufrido un fuerte revés, y, pese a la ligera recuperación mostrada en
la elección legislativa intermedia de 2021, no lograron hacerse del control del legislativo que perdieran frente a
Morena en 2018. Asimismo, la ligera recuperación de los partidos tradicionales en la arena legislativa, no parece
haber compensado el marcado declive electoral sufrido a nivel territorial, particularmente en el caso del PRI.
De acuerdo con Mainwaring (2018), en sistemas de partidos institucionalizados, los partidos tradicionales son
estables y continúan siendo los principales contendientes elección tras elección (aunque algunos partidos nuevos
emergen de vez en cuando, e incluso pueden llegar a convertirse en contendientes relevantes de manera gradual).
Por el contrario, en sistemas con un bajo grado de institucionalización (o en declive), nuevos partidos con gran
apoyo electoral y capaces de desplazar a los partidos tradicionales pueden emerger de manera repentina o en el
corto plazo, tal y como Morena que parece estar desplazando al PRI, PAN y PRD en las últimas dos elecciones.
En este sentido, cabe señalar que el declive del peso electoral y legislativo de los partidos tradicionales (PRI,
PAN y PRD) en 2018 y 2021 fueron precedidos por un marcado declive en otras dimensiones relevantes de
la institucionalización del sistema de partidos, particularmente en sus componentes actitudinales (conanza
en los partidos e identicación partidista entre los electores). En otras palabras, el considerable grado de
desinstitucionalización generalizada del sistema, es en gran medida la consecuencia de un prolongado proceso de
desalineamiento partidista que se ha acentuado en los últimos años. Los ciudadanos mexicanos que no se identican
con ningún partido político se han incrementado considerablemente en la presente década hasta constituir la
mayor parte del electorado. Este incremento del apartidismo ha tenido a su vez importantes consecuencias para la
competencia política y la conguración actual del sistema de partidos mexicano. Pese a los generosos subsidios
públicos que otorga el Estado mexicano a los partidos, la ampliación del mercado electoral, como consecuencia
del desalineamiento del electorado respecto de los partidos tradicionales, ha incentivado tendencias crecientes de
fragmentación partidista, competitividad y volatilidad electorales, así como una menor institucionalización del
sistema de partidos.
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