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SUELOS ECUATORIALES 51 (1 y 2): 25-36 ISSN 0562-5351 e-ISSN 2665-6558
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ARTÍCULO CORTO DE INVESTIGACIÓN
Rec : 08/10/2021
Acep : 28/11/2021
DOI: 10.47864/SE(51)2021p25-36_139
EVALUACIÓN DE LA CALIDAD DEL SUELO EN AGROECOSISTEMAS
TROPICALES DE XALAPA Y EMILIANO ZAPATA EN EL ESTADO DE VERACRUZ,
MÉXICO.
Daniela Itzel Peña Morales1, Yadeneyro de la Cruz Elizondo2 , Laura Celina Ruelas Monjardin3,
Juan Camilo Fontalvo-Buelvas4
1 Universidad Veracruzana
Orcid:_https://orcid.org/0000-
0002-4074-5782
2 Universidad Veracruzana
Orcid: https://orcid.org/0000-
0002-2034-6637
e-mail: ydelacruz@uv.mx
3 Instituto Tecnológico
Superior de Xalapa. Orcid:
https://orcid.org/0000-0002-
4140-6942
4 Universidad Veracruzana
Orcid: https://orcid.org/0000-
0002-9818-0489
Palabras clave:
Agricultura; fertilidad;
productividad;
indicadores.
RESUMEN
Evaluar la calidad de los suelos agrícolas resulta determinante para poder tener nociones ecosistémicas
sobre la salud de estos y promover su funcionalidad y productividad. Para ello, es importante tener en
cuenta la condición de sus propiedades físicas, químicas y biológica, las cuales pueden ser estimadas a
través de indicadores de evaluación rápida, accesible y entendible, sobre todo para pequeños agricultores
que no acostumbran a realizar estos procesos debido a limitaciones económicas y visión desarticulada
entre la salud del suelo y su productividad. Por ello, el objetivo de este estudio fue evaluar la calidad del
suelo de parcelas cultivadas en ecosistemas tropicales del centro del Veracruz, a través de la toma de
muestras basadas en la técnica descrita por la NOM-021 RECNAT, uso de guía de evaluación visual y
métodos como el del cilindro, electrométrico, TSBF, porchet y oxidación por peróxido de hidrógeno. Como
resultado la calidad de los suelos evaluados fue en su mayoría pobre; las dos parcelas cultivadas con
limón persa alcanzaron un índice con valor de 11 y 14 puntos respectivamente, mientras que las parcelas
cultivadas con chayote y calabacita tuvieron índices de 13 y 18 puntos. Es importante una visión sistémica
y holística en la que se considere la relevancia del suelo para la producción agrícola.
SOIL QUALITY EVALUATION IN TROPICAL
AGROECOSYSTEMS OF XALAPA AND EMILIANO ZAPATA IN
THE STATE OF VERACRUZ, MEXICO.
Keywords:
Farming; fertility;
productivity;
indicators.
ABSTRACT
Assessing the quality of agricultural soils is decisive in order to have ecosystem notions about their health
and promote their functionality and productivity. For this, it is important to take into account the condition of
its physical, chemical and biological properties, which can be estimated through indicators of rapid,
accessible and understandable evaluation, especially for small farmers who do not usually carry out these
processes due to economic limitations and disjointed vision between soil health and its productivity.
Therefore, the objective of this study was to evaluate the quality of the soil of cultivated plots in tropical
ecosystems of the center of Veracruz, through the taking of samples based on the technique described by
NOM-021 RECNAT, use of a visual evaluation guide and methods such as cylinder, electrometric, TSBF,
porchet, and hydrogen peroxide oxidation. As a result, the quality of the evaluated soils was mostly poor; the
two plots cultivated with Persian lemon reached an index with a value of 11 and 14 points respectively, while
the plots cultivated with chayote and zucchini had indices of 13 and 18 points. A systemic and holistic vision
is important in which the relevance of the soil for agricultural production is considered.
Sociedad Colombiana
de la Ciencia del Suelo
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INTRODUCCIÓN
Los agroecosistemas son ecosistemas
modificados y manejados por el ser humano
con la finalidad de producir alimentos, fibras y
otros materiales (Gómez-Sal, 2001). Se trata
de áreas cultivadas que integran una matriz de
paisaje que ha ido reemplazando
progresivamente la vegetación nativa (Moonen
y Bàrberi, 2008). De esta manera, la
conectividad que tienen con los relictos de
bosques o selvas está condicionada en gran
medida por el tipo de manejo agrícola
(Cosentino et al., 2011). Generalmente, el
manejo agroindustrial predominante afecta la
negativamente la interacción entre estos dos
tipos de ecosistemas y sus servicios
ambientales (Gabriel et al., 2016; Porter et al.,
2009). No obstante, el manejo agroecológico
busca el diseño de parcelas que mantengan una
estructura similar a los ecosistemas naturales
contiguos, de tal manera que conserven un
grado de su conectividad original y favorezcan
la resiliencia mutua (Altieri et al., 2015).
Los agroecosistemas están articulados por dos
componentes que interactúan entre sí, el suelo
y los cultivos; por tanto, lo que ocurre en el
suelo afecta a los cultivos y viceversa (Hart,
1985). La particularidad de los
agroecosistemas está dada por el hecho de que
dependen en gran medida de la gestión
humana para mantener su funcionalidad y
productividad (Sans, 2007). En este sentido, el
agricultor incide en la regulación de algunos
procesos básicos como el manejo de plagas y
enfermedades, la biodiversidad funcional, la
dinámica del agua y el mantenimiento de la
calidad del suelo (Sarandón, 2002). Por
ejemplo, de forma conjunta el uso excesivo de
agroquímicos, el establecimiento de
monocultivos, el riego inundado y la labranza
convencional causan afectaciones drásticas en
la salud del suelo y los cultivos (Sarandón y
Flores, 2009).
La calidad del suelo es la capacidad que tiene
este para funcionar dentro de los límites de un
ecosistema natural o manejado, sostener la
productividad de las plantas y los animales,
mantener o mejorar la calidad del aire y del
agua, y sostener la salud humana y el hábitat
(Bünemann et al., 2018). Existen diferentes
métodos para evaluar la calidad del suelo, la
mayoría de ellos usa indicadores e índices
construidos a partir de las propiedades de los
suelos (Santos-Francés et al., 2019). Algunos
métodos se concentran en aspectos biológicos
(Hofman et al., 2013), microbiológicos
(Franzluebbers et al., 1995), bioquímicos (Gil-
Sotres et al., 2005) y físicos (Pachepsky, et al.,
2003). De esta manera, surgen los indicadores
de la calidad de suelo, concebidos como una
herramienta de medición que ofrece
información sobre sus propiedades y procesos
asociados (Doran, 1994; García et al., 2012).
Para obtener información acertada de la
calidad del suelo es necesario que estos
indicadores puedan tomarse a partir de las
diferentes propiedades físicas, químicas y
biológicas (de la Cruz y Fontalvo, 2019; y así
lograr una evaluación integral con nociones
ecosistémicas sobre la salud del suelo
(Schloter et al., 2003). Por ello es importante
determinar aquellas propiedades claves que
guarden relación entre sí, esto con la intención
de constituir instrumentos de evaluación
rápida, accesible y entendible para los
agricultores (Romig et al., 1995). En este
sentido, el método de Evaluación Visual del
Suelo (EVS) es una herramienta útil y práctica
con indicadores específicos que permiten una
aproximación notable a la calidad del suelo
(Shepherd, 2006).
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Estos procesos de evaluación rápida son útiles
para realizar diagnósticos a suelos con
vocación agrícola, para medir el impacto de la
actividad o bien para dar seguimiento a
parcelas cultivadas (Escobar-Perea, 2017).
Precisamente, cuando se desea realizar una
transición agroecológica es necesario partir de
un diagnóstico de los componentes que
integran el agroecosistema; en este sentido, la
evaluación de la calidad del suelo resulta
fundamental (Iodice, 2015). Por tanto, el
objetivo de este estudio fue evaluar la calidad
del suelo en agroecosistemas tropicales del
centro de Veracruz, México.
MATERIALES Y MÉTODOS
Área de estudio: el trabajo se desarrolló en
cuatro sitios ubicados en los municipios de
Emiliano Zapata y Xalapa en el Estado de
Veracruz, México. El sitio uno y dos se ubican
en el primer municipio mencionado, en las
localidades de El Lencero y Los Mangos;
correspondientes a cultivo de calabacita
(Cucurbita pepo) y chayote (Sechium edule),
con una extensión de 750 m2 y 400 m2
respectivamente. Los sitios tres y cuatro se
ubican en el municipio de Xalapa, colonia 6 de
enero, donde se cultiva limón persa (Citrus ×
latifolia) en áreas de 400 m2 y 600 m2,
respectivamente.
El clima en Emiliano Zapata es cálido
subhúmedo con lluvias en verano, cuenta con
un rango de temperatura de 20-26 °C, y 900-
1300 mm de precipitación (INEGI, 2020). En
el caso de Xalapa el clima está determinado
como templado húmedo y variado, con una
temperatura media anual de 18.2 °C y una
precipitación de 1,587 mm al año (INEGI,
2017).
Diseño de muestreo: las muestras se
tomaron entre diciembre de 2020 y enero de
2021, mediante la técnica descrita por la
Norma Mexicana NOM-021 RECNAT-2000.
Se realizó un transecto lineal de 60m,
marcando los puntos de muestreo cada 15m
con cuadrantes de 25x25 cm y 30 cm de fondo,
dejando 7.5 metros a los laterales para evitar el
efecto de borde. Las muestras fueron
procesadas y analizadas en campo y en el
Laboratorio de Química de la Facultad de
Biología de la Universidad Veracruzana región
Xalapa.
Evaluación de las propiedades del suelo: Para
la evaluación de las muestras se siguieron
distintos métodos; para la textura, estructura,
porosidad, color, moteado y erosión se hizo
uso de la Guía visual de campo de Benítez
(2014). Haciendo una adaptación en el
calificador visual, resultando ser las siguientes
condiciones: 0 = Pobre, 1 = Moderada y 2 =
Buena. Por otro lado, la Densidad Aparente
(DA) se determinó mediante el método del
cilindro (Blake y Hartge, 1986; Campbell y
Henshall, 1991), el pH a través del método
electrométrico, la densidad de lombrices a
partir del método TSBF (Anderson e Ingram,
1994; Swift y Bignell, 2001), la capacidad de
infiltración con el método porchet (Macías y
Arellano, 2018) y la Materia Orgánica (MO)
mediante el método de oxidación por peróxido
de hidrógeno (agua oxigenada) (Méndez,
2016).
Análisis estadísticos: los datos fueron
sometidos a análisis descriptivos, calculando la
suma de valores cuantitativos de cada
indicador para comparar los cuatro sitios
muestreados, utilizando Microsoft Excel
versión 2019.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La evaluación de suelo realizada en las
parcelas cultivadas indicó que la calidad de
éste es en su mayoría pobre; calidad que está
relacionada con el uso convencional de las
mismas. Las dos parcelas cultivadas en la
localidad 6 de enero alcanzaron un índice con
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valor de 11 y 14 puntos respectivamente,
mientras que las parcelas cultivadas de Los
Mangos y El Lencero tuvieron índices de 13 y
18 puntos (Tabla 1).
Propiedades físicas
Con respecto a la textura, únicamente el
sitio uno fue franco-arcillosa, en el resto de los
sitios predominó la arenosa. La textura franco-
arcillosa presenta las mejores características
para los cultivos agrícolas. Las cucurbitáceas
como la calabacita y el chayote ven favorecido
su crecimiento en este tipo de texturas; por su
parte el limón persa prefiere la textura limo-
arcillosa. La textura del suelo es una propiedad
que se relaciona directamente con los procesos
de degradación y potencial de producción
(White, 2005). Esta, indica el contenido de
partículas de arena, limo y arcilla en el suelo.
Así mismo, influye en otras propiedades como
la densidad aparente, la porosidad y, por lo
tanto, el movimiento y el almacenamiento de
fluidos (agua y aire) en el suelo (Lacasta et al.,
2005).
Es una característica importante porque
influye en la fertilidad y ayuda a determinar la
velocidad de consumo de agua, el almacenaje
de agua en el suelo, la laborabilidad y la
amplitud de aireación (USDA, 1999).
Constituye una propiedad de relevancia
agronómica para el trabajo en el campo, a
través de ella se puede identificar la capacidad
de reserva y retención de nutrientes que tiene
el terreno; esto permite establecer las prácticas
de manejo, principalmente el tipo de riego a
utilizar.
S1 S2 S3 S4 S1 S2 S3 S4
Textura 2 0 0 0 2 4 0 0 0
Estructura 1 1 0 1 2 2 2 0 2
Porosidad 1 1 1 0 2 2 2 2 0
Color 1 0 0 0 2 2 0 0 0
Moteado 1 2 2 2 1 1 2 2 2
Erosión 2 1 1 1 2 4 2 2 2
Densidad Aparente 0 1 1 1 2 0 2 2 2
pH 1 1 1 2 3 3 3 3 6
Materia Orgánica 0 0 0 0 3 0 0 0 0
Densidad de lombrices 0 0 0 0 3 0 0 0 0
Capacidad de infiltración 0 0 0 0 2 0 0 0 0
Factor
Valor
Buena= >30
Índice de la Calidad del suelo
(suma de valores)
18
13
Moderada = 15 -30
Pobre = <15
11
14
Indicador
Condición
Tabla 1. Resultados de la calidad del suelo determinada en cuatro agroecosistemas del centro de Veracruz.
Nota: Sitio 1: El Lencero; sitio 2: Los Mangos; Sitio 3: Localidad 6 de enero (Gaspar); Sitio 4:
Localidad. 6 de enero (Víctor). Fuente: elaboración propia (2021).
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Con relación a la estructura, la mayoría de los
sitios (1, 2 y 4) tuvieron una condición
moderada, a excepción del sitio 3 que presentó
una condición pobre. La condición moderada
estuvo dada por un arreglo de los agregados
que tendía hacia el equilibrio entre grandes,
medianos y pequeños terrones. Predominando
los terrores grandes y compactados en el sitio
3. La mayoría de los cultivos prefiere suelos
sueltos y bien drenados para que sus raíces
prosperen y puedan asimilar tanto agua como
nutrientes. La estructura es una de las
características más importantes dentro del
recurso suelo, ya que influye en el movimiento
del agua y la retención hídrica, el drenaje, la
aireación, la penetración de las raíces, el ciclo
de nutrientes, y en consecuencia sobre el
rendimiento de los cultivos. Define el medio
físico en el que se desarrolla la planta, hasta tal
punto que, en casos desfavorables y aun
cuando el suelo presente un nivel óptimo de
fertilidad química, puede convertirse en el
principal factor limitante de la producción
(Bernal et al., 2017).
Cuando el estado estructural se evalúa
satisfactorio, en el suelo existen buenas
condiciones de porosidad, relación aire-agua,
penetración radicular y retención de humedad
(Hernández et al., 2007). En suelos con
predominio de agregados menores de 0,25 mm
no ocurre así, debido a las afectaciones que
pueden crear en las características
estructurales el predominio de estas fracciones
debido a que desfavorecen la porosidad de
aeración, al rellenar los poros y favorecer la
compactación del suelo. También el
predominio de los agregados mayores de 10
mm en un suelo degradado favorece una baja
porosidad, lo que contribuye a aumentar el
grado de compactación del suelo (Lok et al.,
2011).
A propósito de la porosidad, los tres primeros
sitios mostraron una condición moderada, a
diferencia del sitio 4 que tuvo una condición
pobre. Se los sitios 1, 2 y 3 se percibieron
terrones con una cantidad mediana de poros,
mientras en la última parcela, los terrones
estaban muy compactados y con carencia de
poros. La porosidad que guarda gran relación
con la estructura resulta esencial para regular
la dinámica del agua en el suelo y por tanto su
aprovechamiento por parte de los cultivos.
Donoso (1992), define a la porosidad como la
suma de porcentajes de poros o espacios
vacíos de diferente tamaño existentes en una
masa de suelo. Esta propiedad, plantea
Bolonga (1970) es resultado o consecuencia de
la textura y estructura del suelo, o de la manera
en que están acomodadas y empacados las
partículas y agregados del suelo. Es decir, el
espacio poroso está constituido por todo el
volumen aparente no ocupado por sólidos.
La porosidad del suelo en los primeros
centímetros de profundidad determina en gran
medida la infiltración y el escurrimiento del
agua que condiciona su transporte hacia
niveles superficiales o profundos. La
porosidad debe ser considerada un indicador
de la calidad del suelo por su capacidad para
almacenar agua y permitir el intercambio
fisicoquímico y biológico entre las diferentes
fases presentes en el suelo (González et al.,
2011). La alta porosidad del suelo es
indicadora de buen sitio si se comparan dos
suelos similares en otras características. En
cambio, suelos de baja porosidad indican
normalmente sitios malos. Por lo tanto, la
porosidad de los suelos influye en la
distribución de la vegetación y en las
decisiones que se tomen respecto a su manejo
(Donoso 1992).
En el caso del color, sólo el sitio uno mostró
una condición moderada, en el caso del resto
la condición fue pobre. Particularmente, el
suelo del cultivo de calabacita presentó un
color café, mientras que el suelo de los
30
cultivos de chayote y limón estuvieron en la
escala de grises. El color constituye un
indicador visible de otras características del
suelo. La materia orgánica, el hierro en sus tres
estados, oxidado, reducido e hidratado; el
manganeso y el material parental intervienen
en el color en condiciones específicas (Ortiz et
al, 1990). Un suelo de color oscuro se debe a
la materia orgánica muy descompuesta y
denota alto contenido de nutrientes para las
plantas. Lo más común es que los horizontes
superiores de un suelo sean más oscuros. Sin
embargo, la coloración oscura de un suelo nos
es exclusiva del contenido de materia
orgánica, ya que los altos contenidos de sodio
en el suelo también pueden formar colores
oscuros, esto debido a la disolución de la
materia orgánica que ocurre a pH superiores a
8 (muy alcalinos), la cual tiende a migrar a la
superficie.
Con relación al moteado, el sitio uno mostró
una condición moderada, mientras que el resto
de los sitios presentaron una buena condición.
Únicamente en el cultivo de calabacitas se
presentaron algunas manchas de color naranja
suave en los terrones de suelo. La cantidad y
color de las manchas del suelo son un
indicador indirecto de la dinámica del drenaje
y aireación del suelo. Asimismo, esto ofrece
una noción acerca de un posible declive de la
estructura del suelo debido a labranza
mecánica y/o sobreexplotación del terreno.
Usualmente, cuando las estructura del suelo ve
afectada, también se disminuyen el número de
canales y poros que permiten la circulación
agua y aire. Como consecuencia de esto,
surgen estancamientos y deficiencias de
oxígeno durante largos periodos. Es así como
emergen condiciones anaeróbicas en las que
disminuyen el hierro y el manganeso. Las
manchas aparecen como sombras anaranjadas
o grisáceas debido a los diferentes grados de
oxidación y la disminución los elementos ya
mencionados. A medida que aumenta la
pérdida de oxígeno, la dinámica de la
microbiología del suelo se ve afectada, así
como segmentos de los procesos relacionados
con ciclos biogeoquímicos.
Con respecto a la erosión, el sitio uno presentó
una buena condición, mientras que el resto de
los sitios mostraron una condición pobre. Esto
estuvo dado en gran parte porque el cultivo de
calabacita presentaba acolchado, a diferencia
del cultivo de chayote y los limonares. Esta
práctica sencilla también llamada mulching
permite que el primer horizonte del suelo se
mantenga y no se pierda con facilidad por
efecto del viento o las escorrentías. En este
sentido, es necesario mencionar que la erosión
disminuye la fertilidad del suelo, debido a la
pérdida excesiva de nutrientes. Además, la
erosión reduce la profundidad efectiva de las
raíces, así como la capacidad de retención del
agua disponible.
Una de las manifestaciones visibles de la
erosión es la formación de costras
superficiales, las cuales conducen rápidamente
a la pérdida de estructura y de la cantidad de
materia orgánica. Estas costras también
afectan la infiltración y permeabilidad del agua
a través del perfil del suelo, promoviendo el
incremento del escurrimiento superficial y la
pérdida acelerada de nutrientes. Si la
superficie del suelo queda desprotegida como
en el caso de los sitios 2, 3 y 4, grandes masas
de suelos pueden ser arrastradas por el riego y
las fuertes lluvias, lo que deriva en cárcavas.
La restauración de estos daños requiere a
menudo el uso maquinaria pesada, y el costo
de estas puede ser incosteable para los
pequeños agricultores. Lo anterior, puede
conducir a que las parcelas pierdan su aptitud
y vocación para la agricultura, fenómeno
crítico que genera abandono del campo y
pobreza.
31
Por otro lado, la densidad aparente en el sitio
uno fue pobre, mientras que en el resto de los
sitios fue moderada. Esto está dado en gran
medida por el tipo de suelo, pero también por
las prácticas de manejo asociadas. La densidad
aparente es definida como la relación entre la
masa del suelo secado en horno y el volumen
global, que incluye el volumen de las
partículas y el espacio poroso entre las
partículas. Es dependiente de las densidades de
las partículas del suelo (arena, limo, arcilla y
materia orgánica) y de su tipo de
empaquetamiento (USDA, 1999).
La densidad aparente varía con la textura del
suelo y el contenido de materia orgánica;
puede variar estacionalmente por efecto de
labranzas y con la humedad del suelo sobre
todo en los suelos con arcillas expandentes
(Taboada et al., 2008). Y puede servir como
un indicador de la compactación y de las
restricciones al crecimiento de las raíces
(USDA, 1999). Cuando la densidad aparente
del suelo aumenta, se incrementan las
condiciones de retención de humedad,
limitando a su vez el crecimiento de las raíces
(Salamanca et al., 2005).
Con respecto a la capacidad de infiltración del
suelo, los cuatro sitios presentaron una
condición pobre. La velocidad de infiltración
en el sitio uno fue de 9.74 min/L, en el sitio
dos de 10.4 min/L, en el sitio tres de 5.15/L y
en el sitio cuatro de 3.3 min/L. Esta situación
afecta la dinámica del agua en el suelo,
provocando con frecuencia encharcamientos y
la pérdida de agua por evaporación. Pero
también inducen el surgimiento de
enfermedades causas por hongos y bacterias.
Por otro lado, la sobresaturación prolongada
disminuye el oxígeno. Asimismo, las
condiciones anaeróbicas inducen una serie de
reacciones químicas y bioquímicas que
producen productos tóxicos que afectan a la
dinámica de la rizosfera, hasta llegar la
pudrición de las raíces. Ya que la pobre
aireación del suelo aumenta la proliferación de
patógenos que atacan el sistema radicular de
los cultivos.
Propiedades químicas
Con relación al pH, los tres primeros sitios
presentaron una condición moderada y el sitio
cuatro tuvo una condición buena. El potencial
de hidrógeno en el sitio uno fue de 6.1, en el
sitio dos de 6.5, en el sitio tres de 6.6 y en el
sitio cuatro de 7.2; siendo la mayoría
moderadamente ácidos y el último neutro. Las
prácticas de manejo llevan a alteraciones en el
pH del suelo. Particularmente, la aplicación
agroquímicos de químicos con el fin de
mejorar controlar plagas y enfermedades en
los cultivos, afecta al suelo de manera muy
directa. Como consecuencia, los suelos se
tornan salinos o incluso estériles; en casos
extremos llegan a convertirse en desiertos
(Riveral et al., 2018).
El indicador pH es una medida de la acidez o
alcalinidad de un suelo, y afecta la
disponibilidad de los nutrientes, la actividad de
microorganismos, y la solubilidad de
minerales del suelo. En este sentido, el pH es
uno de los parámetros más importantes que
influyen en la fertilidad del suelo. Indica si
contiene niveles tóxicos de aluminio y
manganeso, si es bajo el contenido de
elementos básicos como el calcio y el
magnesio, y si se le puede regular con la
adición de sustancias como el óxido de calcio.
La disponibilidad de otros nutrientes
esenciales para la planta depende de los
valores de pH. Por lo que, conociendo el valor
de pH del suelo es posible diagnosticar
problemas de nutrientes para un buen
desarrollo de los cultivos. Una planta
sembrada en un buen suelo, con condiciones
óptimas de pH y con la cantidad adecuada de
32
nutrientes, dará como resultado frutas o
cosechas de calidad. Comúnmente valores de
pH entre 6.0 y 7.5 son óptimos para el
crecimiento de la mayoría de los cultivos, un
pH declinante es un signo de un uso ineficiente
del nitrógeno en los lugares en que se aplican
fertilizantes basados en amoníaco (Smith et
al., 1996; USDA, 1999). De ahí la importancia
de conocer el pH del suelo, pues este es el
principal catalizador del desarrollo de las
plantas.
Con respecto a la materia, las cuatro parcelas
evaluadas presentaron condición pobre. Esto
está dado en gran parte porque los agricultores
no realizan una manejo eficiente de la
fertilidad del suelo en sus parcelas. Pero
también por las deficiencias visualizadas en la
mayoría de las propiedades físicas. El papel de
la materia orgánica en el suelo es fundamental
para el mantenimiento de su fertilidad. Un
suelo naturalmente fértil es aquel en el que los
organismos edáficos van liberando nutrientes
inorgánicos a partir de los aportes y reservas
orgánicas y minerales presentes en él, esta
liberación de nutrientes se debe realizar con
velocidad suficiente para mantener un
crecimiento rápido de las plantas.
La presencia de materia orgánica en el suelo
previene la erosión e incrementa la aireación y
la capacidad de retención de agua. Asimismo,
la materia orgánica aumenta la capacidad de
intercambio catiónico, aligera suelos con
textura arcillosa y cohesiona los de tipo
arenosos. También, favorece la germinación
de las semillas, contrarresta el efecto de
algunas toxinas y favorece la respiración
radicular; regulando así la actividad de los
microorganismos del suelo.
Propiedades biológicas
Finalmente, con respecto a la densidad de
lombrices de tierra, los cuatro sitios
presentaron una condición pobre. Para la
parcela de calabacitas fue de 2.66 ind/m2, en la
de chayote fue de 3.75 ind/m2, en el primer
limonar fue de 0 ind/m2 y en el otro de 0.33
ind/m2. Lo cual se correlaciona con las
deficiencias en el indicador de materia
orgánica. Alrededor de 10 lombrices por pie
cuadrado de suelo (100 lombrices/m2) es, por
lo general, considerado una adecuada
población en sistemas agrícolas. Las
poblaciones por lo general no exceden 20 por
pie cuadrado de suelo (200 lombrices/ m2) en
sistemas cultivados (Eduards, 1983).
Las lombrices junto a las termitas, las
hormigas y las larvas de algunas especies de
escarabajos conforman un grupo que muchos
autores han denominado “los ingenieros del
suelo”, ya que causan importantes
modificaciones físicas en el (galerías, hoyos y
depósitos de excrementos) modificando el
ambiente para otros organismos y alterando la
disponibilidad de habitas y alimentos para
otros animales y las plantas (Lavelle, 1997; de
la Cruz-Elizondo y Fontalvo-Buelvas, 2019).
Los efectos benéficos de las lombrices sobre el
crecimiento de las plantas se pueden deber al
incremento en la disponibilidad de nutrientes y
agua, mejoramiento de la estructura del suelo,
estimulación de microorganismos o formación
de productos microbiales que aumentan el
crecimiento de las plantas, o a la posibilidad
de la producción directa de sustancias
promotoras del crecimiento (hormonas)
(Brown et al. 2000).
Las poblaciones de lombrices pueden variar
con las características del sitio (disponibilidad
de nutrientes y condiciones del suelo), y con la
estación y las especies involucradas (Curry,
1998). Sin embargo, no todas las áreas o
suelos mantienen o poseen lombrices, debido a
las condiciones ambientales no son favorables,
comúnmente por el uso excesivo de
agroquímicos.
33
CONCLUSIÓN
En definitiva, las condiciones pobres de suelo
en las parcelas cultivadas responden en gran
medida a las prácticas de manejo convencional
que han implementado los agricultores
históricamente. El uso excesivo de
agroquímicos, la labranza mecánica, los
monocultivos y las rotaciones reducidas junto
con la historia biogeográfica de los sitios han
ido condicionando la calidad de los suelos
evaluados. Esto fue notable visualmente en las
propiedades físicas (estructura pobre) y
biológicas (cantidad pobre de lombrices), las
cuales mostraron los valores más bajos para
los cuatro sitios. En este sentido, la evaluación
de la calidad del suelo permite entender y
revertir el deterioro de la funcionalidad
ecosistémica del suelo. En estos casos, el
diagnóstico mostró que es urgente atender la
pérdida de suelos por erosión, mejorar la
capacidad de infiltración, reducir la
compactación de la capa superficial, estabilizar
el pH, mejorar el contenido de materia
orgánica y promover la actividad biológica.
REFERENCIAS
Altieri, M. A., Nicholls, C. I., Henao, A., and
Lana, M. A. (2015). Agroecology and the
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