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https://dx.doi.org/10.12795/PH.2021.v35.i01.05 Philologia Hispalensis 35/1 (2021) 95-116
CREENCIAS Y ACTITUDES DE LOS JÓVENES UNIVERSITARIOS CANARIOS
HACIA LA VARIEDAD ANDALUZA*
BELIEFS AND ATTITUDES OF CANARIAN UNIVERSITY STUDENTS TOWARDS THE
ANDALUSIAN VARIETY
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
claraeugenia.hernandez@ulpgc.es
ORCID: 0000-0002-8863-1864
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
marta.samper@ulpgc.es
ORCID: 0000-0001-9317-5114
Recibido: 31-10-2020
Aceptado: 15-11-2020
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gía hispánica hacia la variedad andaluza, a partir de las respuestas obtenidas tras la aplica-
ción de la encuesta diseñada en el marco del proyecto PRECAVES XXI. Las valoraciones de
dos voces andaluzas cultas revelan una baja consideración de esta modalidad por parte de
los universitarios isleños. El tipo de discurso (oral espontáneo o de lectura de texto) y la voz
-
mente en los resultados. En concreto, la mujer es sistemáticamente mejor considerada en
todos los aspectos contemplados, a la vez que se le atribuyen unas características lingüís-
ticas menos marcadas y, por consiguiente, se reconoce en menor medida como andaluza.
Palabras clave: creencias lingüísticas, actitudes lingüísticas, español de Andalucía,
PRECAVES XXI, Sociolingüística hispánica.
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lla y Las Palmas de Gran Canaria: procesos de variación y cambio espaciales y sociales (Referencia
96 Clara E. Hernández Cabrera / Marta Samper Hernández
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This article examines the attitudes of 117 Canarian students of Spanish philology towards
the Andalusian variety, based on the answers obtained from the application of the survey
designed within the framework of the PRECAVES XXI project. The evaluations of two edu-
cated Andalusian voices reveal a low consideration of this variety by the Canarian univer-
sity students. The type of speech (spontaneous oral or text-reading) and the voice assessed
the woman is systematically better considered in all the aspects evaluated, and at the same
time she is attributed less marked linguistic characteristics and is therefore recognised to a
lesser extent as an Andalusian.
Keywords: linguistic beliefs, linguistic attitudes, Andalusian Spanish, PRECAVES XXI, His-
panic Sociolinguistics.
En este artículo expondremos los resultados que proporcionan las encuestas cum-
plimentadas por los estudiantes del Grado de Lengua Española y Literaturas His-
pánicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria acerca de la variedad
andaluza dentro del proyecto PRECAVES-XXI1. Como ya indicamos cuando trabaja-
mos sobre el español caribeño (Hernández Cabrera y Samper Hernández 2019), nos
parece relevante conocer las creencias y actitudes de los hablantes canarios hacia
variedades cercanas a la propia. En este caso, hay múltiples razones históricas y geo-
entre las modalidades andaluza y canaria.
El español que en un primer momento triunfa en las islas presenta marcados ras-
gos andaluces. Realmente no podía ser de otro modo cuando entre los conquista-
dores y colonos predominaban los andaluces occidentales y sus rasgos lingüísticos,
avalados por ser los propios de la élite conquistadora, adquirieron inmediato pres-
tigio (Alvar 1972: 51-57). Naturalmente, como señala Trujillo (1981: 12), “una cosa es
que en el origen de estas hablas [las canarias y las hispanoamericanas] se halle pre-
-
rarse ayer u hoy andaluzas”.
Nuestro interés por la valoración que se hace de la modalidad andaluza desde
Canarias se une a los múltiples estudios que en estos últimos años se han venido
realizando sobre las actitudes de los andaluces hacia su propia modalidad dia-
lectal. Véanse, por ejemplo, los citados por Manjón-Cabeza (2018: 149) entre los
publicados a partir de 1979 y por Santana (2018: 117-118), quien destaca especial-
mente las relevantes aportaciones de Ropero y Pérez (1998) sobre las actitudes de
los sevillanos 2.
Para la metodología general y el marco teórico del proyecto, véase Cestero y Paredes (2018).
de los años 60 (Blas Arroyo 1999).
97
Creencias y actitudes de los universitarios canarios hacia la variedad andaluza
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Cuando se habla de las actitudes hacia el andaluz es importante tener en cuenta
el “hecho —bastante obvio y conocido— de que el español hablado en Andalucía ha
sido objeto de una percepción intensamente estereotipada casi desde sus orígenes
como variedad lingüística diferenciada del castellano” (Morillo 2009: 174-175). Esta vi-
informantes madrileños de Yraola (2014: 595, 600) y de las que extraemos una redu-
-
ciación es peor, ya que el nivel de escolarización y de instrucción es bajo”.
No faltan, aunque en menor número, en el citado estudio de Yraola (2014: 584) al-
gunas opiniones que implican una valoración positiva de la modalidad andaluza y
-
El conjunto de estereotipos y prejuicios sobre el andaluz está tan arraigado que,
-
montar y desarraigar”. En la creación y difusión de las valoraciones respecto al an-
de comunicación, que, en opinión de Guerrero (2020: 110), “han desempeñado un
papel fundamental a la hora de analizar la estigmatización social que han sufrido
históricamente las modalidades andaluzas y se han convertido en una plataforma
difusora de todo tipo de valoraciones lingüísticas sobre ellas y sus hablantes”.
A partir de los datos que proporcionan los estudios de actitudes realizados den-
tro del proyecto PRECAVES-XXI, Cestero y Paredes (2018: 38-39) resaltan que la va-
riedad andaluza se sitúa entre las que obtienen una valoración más negativa. La
razón, según los mismos estudiosos (2015: 274), puede residir en que, al menos
desde Castilla, se ve como la modalidad “de rasgos más diferenciados y divergentes
y, por tanto, la más alejada del resto”.
Partimos de una muestra constituida por 117 encuestas cumplimentadas por es-
,
-
tica de la Facultad de Filología durante los años 2014, 2015 y 2016, y para el análisis
se han seleccionado solamente aquellas cumplimentadas por estudiantes canarios,
a pesar de que en el aula se encontraban alumnos Erasmus y otros procedentes de
diversas zonas hispanohablantes. La distribución de la muestra según las variables
independientes sexo, edad y tipo de colectivo (con formación dialectal o no) se re-
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Sexo Hombres 33 28,2%
Mujeres 84 71,8%
Edad Hasta 24 años 92 78,6%
A partir de 25 años 25 21,4%
Formación en variedades Sin formación 69 59,0%
Con formación 48 41,0%
Siguiendo las pautas metodológicas del PRECAVES, cada uno de estos informan-
tes escuchó y valoró, por cada modalidad dialectal, las voces de un hombre o de
una mujer en dos grabaciones diferentes: una que recogía una muestra de discurso
oral espontáneo y otra de lectura en voz alta de un texto escrito. En nuestro caso,
por lo tanto, los 117 sujetos valoraron 234 grabaciones de cada una de las ocho va-
riedades normativas del español (Moreno 2009), lo que suma un total de 1872 au-
diciones (16 por informante). Para el presente análisis nos centraremos en las 234
grabaciones de la variedad andaluza y cotejaremos las actitudes de los informantes
canarios hacia esta modalidad con las encontradas en relación con su propia varie-
dad dialectal.
Las preguntas de investigación de las que partimos tienen que ver con los dife-
rentes apartados que componen la encuesta de PRECAVES (Cestero y Paredes 2018)
y son concretamente las siguientes:
1. En relación con la pregunta abierta y abstracta que abre el cuestionario, nos
planteamos si los informantes canarios reconocen al andaluz como varie-
dad portadora de prestigio y, si es así, en qué medida aparece esta opinión.
2. Del mismo modo, nos preguntamos si los estudiantes isleños reconocen con
facilidad la variedad andaluza. En los casos en que se da un reconocimiento
-
cipio tan cercana?
3. Por último, nos interesa conocer la valoración que hacen nuestros estudian-
tes de la otra variedad meridional del español de España: por un lado, la que
se realiza de manera directa a partir de la audición de las voces concretas,
pero, más aún, la que contesta a las preguntas indirectas sobre la profesión,
el nivel de ingresos y los estudios que se atribuyen a los dos hablantes anda-
luces que se están evaluando.
Los resultados de los análisis cuantitativos contemplan tanto los datos genera-
les como los correspondientes a las diferentes variables independientes: sexo, co-
nocimiento de variedades del español, tipo de discurso (espontáneo/leído) y voz
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evaluada (masculina/femenina), que es la que nos ha proporcionado los datos más
-
zado el programa IBM SPSS 26. En concreto, para valorar la independencia entre
variables categóricas se ha utilizado la prueba de chi-cuadrado. En los casos en los
que se encuentra dependencia, se han contemplado, además, los residuos estanda-
rizados corregidos (RC) con el objetivo de interpretar con mayor precisión la natu-
raleza de esa asociación. En el caso de las medias obtenidas en la valoración directa
de las voces, se ha aplicado el ANOVA de un factor.
Aunque ya hemos hablado en otra ocasión (Hernández Cabrera y Samper Hernán-
dez 2018) de la opinión de los estudiantes canarios sobre dónde se habla mejor el es-
pañol, creemos importante volver a incluir esta cuestión en un estudio que aborda
las actitudes hacia una variedad en principio no prestigiosa como es la andaluza.
Recordemos que en el trabajo citado se observaban, en esta primera pregunta de ca-
rácter abierto y general, unas respuestas que resultaban contradictorias con las que
se obtenían en la valoración directa e indirecta de las voces concretas de la misma
modalidad. Será interesante ver si sucede lo mismo en esta ocasión, cuando entra
en juego una variedad también meridional pero ajena a los informantes.
que se habla mejor el español?”
Como se observa, el 43,6% de los sujetos de nuestra muestra consideran que
la variedad más prestigiosa es la castellana. En una proporción bastante menor
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aparece la opción que alude a la igualdad entre todas las variedades (con un 23,9%),
mientras que el 17,7% cree que el canario es la modalidad más prestigiosa. Como
se puede apreciar, tan solo el 0,9% de los sujetos (un solo encuestado) piensa que
donde mejor se habla es en Andalucía, porcentaje que queda por detrás del obte-
nido para otras modalidades como la chilena, la andina o la mexicana. El único in-
formante que aporta esta respuesta es un hombre de 22 años que ya ha cursado la
-
baciones andaluzas.
El resultado obtenido entre los hablantes canarios no contradice la opinión de
los propios andaluces sobre el prestigio de su variedad ya que solo el 7,9% de los en-
cuestados granadinos y el 8% de los sevillanos consideran su forma dialectal como
la modalidad más prestigiosa. Contrastan estos datos con los que se obtienen en Ca-
narias en relación con la modalidad propia, ya que, sin ser altamente positivos, sí
duplican los índices andaluces.
Como se ha apuntado anteriormente, en las próximas páginas se comprobará si
la percepción generalizada de los canarios acerca del andaluz como variedad que
concretas.
porque, aparte de otras consideraciones, nos da una idea de la familiaridad que los
hablantes presentan con las diferentes variedades de su lengua. Además, un mayor
reconocimiento puede conllevar, en principio, una valoración más precisa de la
modalidad en cuestión (Buzón, Gómez Devís y Gómez Molina 2017: 50). Partimos
-
-
dicionales entre ambas comunidades.
N grabaciones %
Exacta 157 67,1
Errónea 35 14,9
General (España) 36 15,4
No Contesta 6 2,6
Total 234
101
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La tabla muestra que en 157 de las 234 grabaciones andaluzas valoradas se pro-
con Canarias. Cuando se contemplan todas las variedades consideradas en la in-
vestigación, se observa que la andaluza ocupa el cuarto puesto según el grado de
-
tivo, en este sentido, que los propios andaluces no ofrezcan un porcentaje superior
de reconocimiento de su propia modalidad, ya que los resultados sevillanos, 70,5%
datos de Granada (Manjón-Cabeza 2018: 154), algo más altos, tampoco se alejan de-
masiado de los canarios (76,27%). Es curioso que los sevillanos ofrezcan unos resul-
tados tan bajos, cuando evalúan voces de su propia localidad.
De los 77 casos en que no se reconoció la variedad andaluza, en 36 ocasiones
(46,7%) se dio una respuesta general —, fundamentalmente—, mientras
-
nea. Entre estos últimos casos destacan aquellos en los que la variedad andaluza es
confundida con la canaria (un total de 25), ya que constituyen el 71,4% del total de
en que se confunde la voz andaluza con la castellana (un total de 8), mientras que
solamente se encuentra un caso de confusión con la variedad caribeña y otro en
-
baciones de hablantes de otras comunidades son reconocidas como andaluzas. Sin
embargo, los casos hallados son muy pocos (11), algo que contrasta con lo que ocu-
-
siones, sobre todo a partir de voces chilenas (23) y, como ya hemos dicho, andaluzas
-
tando a la existencia de una serie de rasgos —eminentemente fónicos3— que los
hablantes asocian de manera clara e indisoluble a la modalidad andaluza. Estas pe-
-
cedentes de otras comunidades como andaluzas. En concreto, las confusiones se
producen con grabaciones chilenas (4), castellanas (3), canarias (2), caribeña (1) y
andina (1). Curiosamente, como ya hemos apuntado, las voces chilenas también se
los rasgos del español del sur de España en general (aunque en mucha mayor me-
dida con la modalidad isleña).
Como indica Narbona (2009b: 38), “se comprende que generalmente se tome la pronunciación
hablas andaluzas”.
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En cuanto al reconocimiento de la variedad andaluza según las variables inde-
pendientes contempladas, encontramos que en esta ocasión la formación previa
no es un factor determinante, ya que solo se da un 5% de diferencia entre la iden-
español (70%) y la de los que no las tienen aún (65%). Quizás esto se deba, nueva-
mente, al carácter más marcado y al mayor conocimiento que existe, en general, de
los hablantes canarios. Mayor diferencia entre los grupos se da cuando se atiende al
factor sexo, ya que un 74,2% de los hombres ha reconocido correctamente la varie-
dad de que se trata, frente al 64,3% de las mujeres. No obstante, este dato tampoco
-
tivas. En primer lugar, el tipo de discurso, ya que el espontáneo alcanza un 84,6% de
-
el texto es más espontáneo, con bastantes más casos de los esperados (5,7), y también
y el reconocimiento de la voz como castellana (2,2), canaria (2,8) o española (3,3).
No sorprende que las distintas variedades se reconozcan más fácilmente al escu-
char un discurso espontáneo que otro leído, dada la diferencia estilística que existe
entre ambos (Labov 1972), con el consiguiente mayor abandono en el leído de las
llama la atención la amplia diferencia encontrada (de casi un 35%), muy superior
a la que hallan Manjón-Cabeza (2018: 160) y Santana (2018: 124-125) para la misma
modalidad andaluza a partir de los cuestionarios de hablantes granadinos y sevilla-
nos (en ambos casos esta divergencia ronda el 20%, siempre con un mayor recono-
cimiento del discurso oral más espontáneo).
-
como andaluza en el 88% de las ocasiones, frente al 53,5% obtenido por la voz fe-
incorrectas, que suponen el 85,7% de todos los errores o reconocimientos inexactos
de la variedad andaluza. Consideramos que son porcentajes llamativos, que, ade-
más, no coinciden con lo que se encontraba en el análisis de la propia modalidad
canaria, donde los índices de reconocimiento de ambas voces eran muy cercanos
(con un escaso 3,5% de diferencia a favor de la mujer). Sí existe, sin embargo, un pa-
ralelismo con lo que encuentra Manjón-Cabeza (2018: 160) en las respuestas de los
universitarios granadinos (que analizan, por tanto, su propia variedad, si bien hay
que aclarar que ambos hablantes eran sevillanos), ya que 38 grabaciones de la voz
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mientos equivocados de la voz masculina.
Si observamos las confusiones concretas de los informantes canarios, encon-
tramos como datos más relevantes que en 30 ocasiones la voz femenina se ha re-
conocido de manera general, como “española”, y en 23 de las valoraciones se ha
casos en que esto último ocurría. No hay que pasar por alto, asimismo, la asocia-
ción de esta voz femenina con los rasgos castellanos, ya que en 8 ocasiones se le atri-
6 veces como española de manera general y solo en 2 ocasiones como canaria (en
no sé si nacida en las islas”). Las tres grabaciones restantes se han dejado en blanco.
masculina bastante mayor del esperado (5,5) y —con menor intensidad— la rela-
-
neral (3) y, sobre todo, canaria (3,4).
La enorme disparidad en el reconocimiento de las voces femeninas y masculi-
nas de la variedad andaluza resulta más difícil de explicar que la encontrada entre
los dos tipos de discurso escuchados, algo en lo que coincidimos también con Man-
jón-Cabeza (2018: 160). Este estudioso plantea, siguiendo a Trudgill (1983), la hipó-
tesis de un abandono de ciertas formas vernáculas por parte de las mujeres en sus
grabaciones, debido a su condición de portadoras del prestigio lingüístico en las so-
ciedades modernas. Se puede pensar también, en este mismo sentido, en la mayor
adhesión de la hablante a unas formas con prestigio abierto, frente al prestigio en-
cubierto que caracterizaría las elecciones lingüísticas, más cercanas a las vernácu-
las, de la voz masculina. En cualquier caso, estos resultados tan llamativos obligan
a prestar especial atención al comportamiento de esta variable en las distintas par-
tes que componen la investigación.
Cuando se cruzan las variables tipo de discurso y voz evaluada, se observa, como
era de esperar, que ambos hablantes son más reconocidos cuando se escucha su
-
-
-
Si atendemos al grado de identidad que aprecian los informantes entre su forma
157 respuestas que hicieron un reconocimiento exacto de la variedad andaluza. La
opción que claramente obtiene un mayor porcentaje es “ligeramente igual” (35%),
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seguida por “ligeramente diferente” (21,7%), “bastante diferente” (19,7%) y “bastante
igual” (16,6%), que aparecen en este orden, pero con porcentajes muy cercanos.
Tabla 3. Grado de identidad de los jóvenes canarios con la variedad andaluza
Totalmente diferente 4,5%
Bastante diferente 19,7%
Ligeramente diferente 21,7%
Ligeramente igual 35,0%
Bastante igual 16,6%
Totalmente idéntica 0,0%
NC 2,5%
Las respuestas que apuntan hacia una identidad se limitan, como vemos, a un
51,6% del total, porcentaje que no resulta muy superior al 45,9% que obtienen las que
aluden a las diferencias entre las dos variedades españolas meridionales. Si hablamos
obtiene un 3,6 sobre 6, cifra que se sitúa a considerable distancia del 5,4 de identi-
dad con la propia variedad isleña, pero que es considerablemente más elevada, de
acuerdo con la propia realidad lingüística, que el 2,2 de la modalidad centro-norteña.
El bajo grado de identidad encontrado hace necesaria la consideración de una
evaluada. Encontramos en este caso una sola diferencia importante entre ambos
grupos, la consideración de “bastante igual”, que es muy superior porcentualmente
en el caso de la voz femenina:
Tabla 4. Grado de identidad de los jóvenes canarios con la variedad andaluza según la voz
evaluada
Voz masculina Voz femenina
Totalmente diferente 5,1% 4,1%
Bastante diferente 21,5% 18,9%
Ligeramente diferente 24,1% 20,3%
Ligeramente igual 36,7% 35,1%
Bastante igual 12,7% 21,6%
Totalmente idéntica 0,0% 0,0%
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obtiene la voz masculina), algo que iría en consonancia con el alto número de oca-
siones en que esta se llega incluso a confundir con la modalidad propia. Del mismo
con el discurso leído (3,22). Se trata, en todo caso, de diferencias que no resultan es-
Atenderemos en este apartado a la percepción, tanto cognitiva como afectiva, que
de la variedad andaluza tienen los estudiantes palmenses de Filología. Para ello par-
exacta, ya que en ellos los sujetos de la muestra están evaluando de manera cons-
ciente esta variedad (y no otra). De acuerdo con las líneas metodológicas del pro-
yecto, en esta sección los informantes se encuentran con una serie de preguntas
formuladas de manera directa sobre las voces que están escuchando y deben res-
ponder a partir de una escala de 6 grados formada por adjetivos opuestos que se re-
ejemplo) como cognitivos (rural-urbana, áspera-suave...). En esta ocasión mostra-
mos solamente las medias obtenidas en la valoración cognitiva y afectiva, así como
la media general, y dejamos para una futura publicación los datos correspondientes
a cada uno de los aspectos considerados.
negativa (se sitúa por encima del 3,5), tampoco llega a los 4 puntos de promedio
(3,78). Aunque la diferencia no es muy marcada, resulta más alto el índice corres-
pondiente a lo afectivo (3,99) que a lo cognitivo (3,57).
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La valoración general de las voces andaluzas es más positiva que la de las caste-
llanas (3,37) y resulta idéntica a la que obtienen los hablantes del español andino
(antioqueños, en este caso). El resto de las variedades, sin embargo, tiene mejores
promedios, siempre por encima de los 4 puntos. Llama la atención que, tratándose
de una modalidad meridional tan cercana a la canaria, sea tan poco valorada, sobre
todo si se contrasta con los elevados índices de las voces caribeñas o de las chilenas,
variedades que los encuestados consideran igualmente próximas a la propia (Her-
nández Cabrera y Samper Hernández 2018: 190). Esta escasa valoración se observa
también en el componente afectivo, a pesar de los ya comentados lazos entre cana-
rios y andaluces, pero es especialmente notable en el cognitivo, con una media de
3,57 que sitúa a la modalidad del sur de España en el último lugar de las ocho varie-
dades contempladas.
Nuevamente, los bajos promedios obtenidos por la variedad andaluza en esta va-
loración directa hacen necesario contemplar los resultados a la luz de una de las
variables independientes que está teniendo más peso en la investigación: la voz
evaluada.
Siempre partiendo de los reconocimientos exactos de la modalidad dialectal (re-
observa que la voz femenina supera sistemáticamente a la masculina, tanto en la
valoración afectiva como, sobre todo, en la cognitiva. De este modo, la valoración
general de esta voz femenina se sitúa ya por encima de los 4 puntos, si bien sigue re-
sultando inferior a la media de las comunidades no españolas y de la propia varie-
Cuando se pregunta a los informantes sobre las características positivas y nega-
tivas que encuentran en las voces andaluzas que están escuchando, vemos que la
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abrumadora mayoría de ellos señala exclusivamente rasgos fónicos en uno y otro
sentido. Es algo que no debe extrañar, pues, como ya apuntaba en su momento
López Morales “los índices fonológicos suelen tener mucha importancia como sín-
tomas, sobre todo, cuando se controla el contenido” (1989: 214). Con respecto a los
aspectos concretos que se señalan, entre los rasgos positivos encontramos, espe-
cialmente, referencias a la aspiración de la -/s/ y a la pronunciación fricativa de la
4, pero también al seseo y a la realización aspirada de la /x/. Entre los rasgos su-
prasegmentales destacan las alusiones al acento, la entonación o la musicalidad, y
también a la dulzura y la suavidad de la pronunciación, así como al “deje andaluz”.
Además, se encuentran en este caso características extralingüísticas, como el carác-
ter “divertido”, la naturalidad o la cercanía5.
Como aspectos negativos destaca, curiosamente, la misma aspiración de la
-/s/ y de la /x/, así como la elisión de ciertas consonantes o la excesiva relajación
en la pronunciación. También se alude a la pronunciación africada del grupo
-st-6 y al ceceo. En no pocas ocasiones se hace referencia a la pronunciación en
general (“poca vocalización”, “a veces confusa pronunciación”, “no pronuncia
bien numerosas palabras”...), a la rapidez y, paradójicamente, también a la mo-
notonía y lentitud en el habla. Especial atención merecen los comentarios des-
favorables sobre las habilidades lectoras del hablante, relativos todos, eso sí, a la
voz masculina7.
En este sentido, encontramos diferencias marcadas entre las respuestas corres-
pondientes a cada una de las voces evaluadas. Si nos centramos en la masculina,
encontramos entre los aspectos positivos elementos inesperados8 como —citamos
-
gar”, “ajules en vez de azules”, “la entonación y el acento en expresiones como tor
mundo”, “sonido z”, “el ceceo, aunque es casi imperceptible”. Por el contrario, los ras-
gos positivos atribuidos a la voz femenina son más comunes en su práctica totali-
dad.
Llama la atención la valoración positiva de esta variante, cuando es precisamente una de las que
señala Manjón-Cabeza (2018: 148) como “estigmatizada internamente”.
En estos juicios los canarios coinciden con las valoraciones de los hablantes madrileños estu-
diados por Yraola (2014) que recogíamos en la introducción de este artículo. Véanse asimismo las opi-
niones de los alumnos sevillanos del último año de Filología Hispánica sobre su propia modalidad
(Narbona 2009a: 15).
constituye un cambio en marcha en Andalucía (Moya 2007, Ruch 2008, Vida 2015, Villena y Vida 2017),
llama poderosamente la atención de los hablantes canarios, que comparten con los andaluces el debi-
litamiento de la sibilante pero no la variante citada.
Como indica Moreno (2005: 186), en los textos leídos “se corre el riesgo de que los sujetos juzguen
la calidad de la lectura y no las cualidades personales de los lectores o las de la variedad empleada”.
Resulta muy llamativa la inclusión, entre los rasgos positivos, de variantes estigmatizadas tanto
-
per 2008: 173).
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En lo que concierne a los aspectos negativos, en el caso de la voz femenina la
mitad de las respuestas (51,3%) se dejan en blanco o se dice explícitamente que
no se encuentra ese tipo de rasgos en su discurso. Las características negativas
que se atribuyen a la hablante son, sobre todo, la monotonía y el aburrimiento,
la abertura vocálica, la aspiración o pérdida de consonantes implosivas y la pro-
nunciación africada del grupo -st-. Entre los rasgos negativos de la voz masculina
(expuestos en el 72,8% de las respuestas) aparecen muchos de los que se expusie-
citamos ahora algunos de ellos textualmente: “la a veces confusa pronunciación
del hablante”, “lentitud, muchas pausas”, “las pausas a la hora de hablar ya que
es bastante notable que lee algo sobre un tema que no domina”, “leer mal”, “con-
fusa”, “alarga mucho las palabras (“otroooos, deeee” “laaaa”), “tol mundo””, “su pro-
el “ceceo”, “no pronuncia bien numerosas palabras”, “rotacismo”, “lambdacismo”...
Puede resultar curioso que se atribuyan a este sujeto algunos rasgos que no se es-
cuchan en la grabación, como el ceceo o el heheo, aunque, como ya indica acerta-
damente Méndez:
Los topoi (tópicos o lugares comunes, dados siempre como aserciones incon-
testables) alcanzan a serlo no porque constaten una determinada realidad, sino
porque la continuada reiteración de la opinión que transmiten termina por con-
seguir para esa forma de pensar un estatuto de verdad presuntamente consen-
suada que pasa a integrarse en un imaginario colectivo construido a tal efecto
(2009: 219).
En este apartado los informantes deben valorar, en primer lugar, el nivel socioeco-
nómico de los hablantes cuyas voces están escuchando. Las preguntas, de acuerdo
-
trata de una cuestión fundamental, ya que supone la atribución de unas determi-
nadas características socioculturales solo por los rasgos lingüísticos y paralingüísti-
hipótesis de la norma impuesta de Giles y
sus colaboradores, “las actitudes [hacia una variedad] suelen ser manifestación de
unas preferencias y unas convenciones sociales acerca del estatus y el prestigio de
los hablantes” (Moreno 2005: 179). En este artículo abordaremos este aspecto con la
profundidad que merece, y dejaremos para una futura publicación la valoración in-
directa que realizan los informantes canarios a partir de las características persona-
les de las voces andaluzas que están escuchando.
-
-
cadas laboralmente, con rentas medias y con estudios secundarios.
109
Creencias y actitudes de los universitarios canarios hacia la variedad andaluza
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Tabla 5. Valoración indirecta de la variedad andaluza a través de la persona que habla:
características socioculturales
Andaluz
Trabajo
(promedio: 1,62 /3)
41,4%
54,8%
3,8%
Ingresos
(promedio: 1,73 /3)
Bajo 32,2%
Medio 62,6%
Alto 5,2%
Estudios
(promedio: 2,66 /4)
Sin estudios 6,4%
Primarios 35,0%
Secundarios 44,6%
Universitarios 14,0%
La ubicación de los hablantes dentro de un nivel sociocultural medio es espe-
rable y coincide, de manera general, con lo que ocurre en otras variedades. Sin
embargo, si se comparan los índices hallados en cada parámetro para las tres mo-
dalidades españolas, se constata que la andaluza es, con diferencia, la peor valorada
Tabla 6. Valoración indirecta de las tres variedades españolas a través de las personas que
hablan: características socioculturales
Canario Castellano Andaluz
Trabajo 6,8% 2,3% 41,4%
59,5% 50,2% 54,8%
Altamente cua-
33,7% 47,5% 3,8%
Ingresos Bajo 5,3% 2,2% 32,2%
Medio 57,3% 41,9% 62,6%
Alto 37,4% 55,9% 5,2%
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Canario Castellano Andaluz
Estudios Sin estudios 1,5% 0,9% 6,4%
Primarios 3,4% 3,6% 35,0%
Secundarios 28,1% 25,2% 44,6%
Universitarios 67% 70,3% 14%
-
punto de que entre las dos suman el 96,2% de las valoraciones formuladas. Solo
que contrasta con los porcentajes obtenidos en esta opción para las voces canarias
(33,7%) y, sobre todo, para las castellanas (47,5%).
En el parámetro propiamente económico, los informantes canarios opinan que
estos hablantes andaluces tienen un nivel medio (62,6%), pero en muchas ocasio-
nes les atribuyen también unos ingresos bajos (32,2%) que no se observan en las
columnas de las modalidades canaria y castellana. A la voz centro-norteña se le su-
pone mayoritariamente un alto nivel de ingresos (55,9%) y al canario se le atribuye
esta condición en un 37,4% de los casos.
Algo parecido sucede con respecto al nivel de estudios, ya que a los andaluces
solo se les atribuye una formación universitaria en el 14% de los casos, mientras
que los castellanos y los canarios obtienen sus mayores porcentajes, con diferencia,
en este grado de instrucción superior. Resulta muy llamativo que, tratándose de ha-
blantes pertenecientes a la norma culta andaluza, estas voces hayan sido adscritas
en un 35% de las ocasiones al nivel de estudios primario.
Si consideramos los promedios que alcanzan todas las variedades que se tie-
nen en cuenta en el proyecto (Hernández Cabrera y Samper Hernández 2018: 203),
constatamos que la andaluza se sitúa en la última posición de todas. Esta inferiori-
dad se aprecia, asimismo, cuando se considera cada parámetro sociológico de ma-
nera individual. Estos resultados especialmente bajos nos hacen plantearnos de
-
dientes a la voz masculina y la voz femenina en cada uno de los parámetros socio-
culturales contemplados.
Como puede observarse, la mujer es sistemáticamente mejor considerada que el
del trabajo y el nivel de instrucción, en los que se llega a los 0,4 puntos de prome-
dio. Más igualdad presenta el nivel de ingresos. Si profundizamos en los porcentajes
obtenidos por ambas voces en cada parámetro en concreto, encontramos unos re-
sultados esclarecedores, ya que son los correspondientes a la voz masculina los que
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corroboran los bajos índices que se encontraron en la tabla general. A este hablante
seguido de cerca por el bajo (53% y 43%, respectivamente) y un nivel de estudios
primario, aunque casi al nivel de los secundarios (44% y 41%). A la voz femenina,
un nivel de ingresos medio en más del 70% y un nivel de estudios secundario (en
casi la mitad de los casos) pero seguido casi a partes iguales por el primario (25%)
y por el universitario (22%, frente al 6,17% que obtiene la voz masculina). Los resi-
-
el nivel educativo universitario (2,9).
-
tan 117 universitarios canarios hacia la modalidad andaluza. Los resultados del es-
tudio revisten un especial interés si se tiene en cuenta que tanto los encuestados
Tabla 7. Valoración indirecta de la variedad andaluza a través de las características
socioculturales de la voz evaluada (voz masculina frente a voz femenina)
Hombre Mujer
Trabajo 58,0% 23,7%
40,7% 69,7%
1,2% 6,6%
Promedio: 1,43 Promedio: 1,83
Ingresos Bajo 43,0% 21,1%
Medio 53,2% 72,4%
Alto 3,8% 6,6%
Promedio: 1,61 Promedio: 1,85
Estudios Sin estudios 8,6% 3,9%
Primarios 44,4% 25,0%
Secundarios 40,7% 48,7%
Universitarios 6,2% 22,4%
Promedio: 2,44 Promedio: 2,89
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como los hablantes que estos valoran son representantes de las dos variedades
meridionales del español de España. En esta ocasión hemos atendido a unos pa-
rámetros concretos dentro de las enormes posibilidades que ofrece el cuestiona-
rio del proyecto PRECAVES XXI (Cestero y Paredes 2015, 2018): en primer lugar, la
consideración general de los informantes sobre el prestigio de las diferentes va-
andaluzas que se están escuchando, así como el grado de identidad de los cana-
-
nalmente, para la valoración directa de las voces andaluzas nos hemos limitado a
contemplar las medias cognitiva, afectiva y general, mientras que para la valora-
ción indirecta hemos seleccionado aquellas cuestiones relacionadas con el nivel
socioeconómico de la persona que habla. La gran incidencia de una de las varia-
bles independientes, la voz evaluada, sobre las actitudes que presentan los cana-
rios hacia la modalidad andaluza ha propiciado que hayamos querido profundizar
en el comportamiento que esta presenta, sobre todo porque se trata de un factor
que no había arrojado resultados tan importantes en la valoración que hacen los
canarios de su propia variedad.
La consideración de la pregunta directa y abierta acerca del prestigio de las va-
riedades del español, que se formula a los informantes al comienzo del cuestionario
creencia de que hay un modelo de lengua ideal y que ese modelo es el español sep-
tentrional, tal como se constataba ya en Hernández Cabrera y Samper Hernández
-
siderada prácticamente nunca como un modelo de prestigio, ya que tan solo un in-
formante sostiene tal opinión. Frente a esto, el 17,7% de los canarios encuestados
valora su propia modalidad como la más prestigiosa, algo que no sucede en igual
medida en el caso de los granadinos y los sevillanos con respecto al andaluz, donde
En contra de nuestra hipótesis inicial, los informantes canarios reconocen la va-
riedad andaluza solamente en el 67,1% de las ocasiones, pese a la proximidad geo-
porcentaje supera al obtenido para la mayoría de las variedades hispanoamericanas
—algunas de ellas también con indudables vínculos con las Islas—, el reconoci-
miento de las voces andaluzas se sitúa por detrás del de las grabaciones castellanas,
rioplatenses y canarias. En la mayor parte de las ocasiones, se dio una respuesta ge-
neral (, fundamentalmente). Ha de señalarse, por otro lado, que un 71,4% de
canaria, es decir, con la modalidad propia.
-
bles independientes contempladas en el análisis, se observa una relación muy clara
con el tipo de discurso (oral/leído) y con la voz evaluada (hombre/mujer), frente al
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baciones más espontáneas alcanzan un 84,6% de reconocimiento, frente a las que
recogen la lectura del texto escrito (50%). Estos porcentajes, aunque resultan más
extremos, van en consonancia con los ofrecidos por Manjón-Cabeza (2018) y San-
tana (2018) a partir de las respuestas de los estudiantes granadinos y sevillanos, y
pueden explicarse por el mayor cuidado que conlleva el estilo de lectura, lo que
ocasiona la preferencia por formas más estándares en detrimento de otras conside-
radas vernáculas.
-
nes, un porcentaje mucho más elevado que el que obtiene la voz femenina (53,5%).
Son datos que concuerdan también con los obtenidos por Manjón-Cabeza (2018) y
que marcan la diferencia con lo que ocurre en el caso de los informantes canarios
en el reconocimiento de su propia variedad. Resulta sintomático, por otra parte,
que, de los 25 casos en que se había reconocido la grabación andaluza como canaria
—es decir, como la modalidad propia—, un total de 23 (92%) correspondan a la voz
-
-
cada que la masculina y sugiere una mayor adhesión de la hablante a unas formas
con prestigio abierto, frente al prestigio encubierto que caracterizaría las eleccio-
nes lingüísticas, más cercanas a las vernáculas, de la voz masculina. Esta hipótesis
se vería reforzada, además, si se tiene en cuenta que existe una importante tenden-
cia al reconocimiento de la hablante como andaluza en el estilo más espontáneo,
mientras que en el estilo más cuidado, el de lectura de un texto, se tiende a su iden-
-
mente reconocidas como andaluzas es relativamente bajo, de manera que las res-
puestas que apuntan hacia la similitud se limitan a un 51,6% del total, porcentaje
que no resulta muy superior al 45,9% que obtienen las que aluden a las diferencias
la voz femenina se siente más cercana que la masculina, aunque en este aspecto no
La valoración directa de la modalidad andaluza es baja en general (3,78), sobre
todo si la comparamos con la que se encuentra para otras comunidades como
pueden ser la caribeña (4,38) o la chilena (4,49). Este resultado es especialmente
relevante en el caso del componente cognitivo, cuyo promedio (3,57) sitúa las gra-
baciones andaluzas en la última posición de todas las variedades consideradas.
Cuando se contemplan los datos a la luz de la voz evaluada, se observa que los índi-
ces obtenidos por la hablante son siempre más elevados, de manera que la valora-
ción general se sitúa ya por encima de los 4 puntos, si bien sigue resultando inferior
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a la media de las comunidades no españolas y a la propia variedad canaria. Aunque
no se trata de una diferencia abultada, la distancia entre ambas voces es mayor en
el componente cognitivo que en el afectivo.
Con respecto a los rasgos lingüísticos que son considerados positivos o negativos a
partir de la audición de las grabaciones andaluzas, hay que destacar, además de la apa-
rición casi exclusiva de características eminentemente fónicas, la inclusión de algunas
-/s/ y de /x/. También encontramos entre los aspectos peor considerados rasgos marca-
damente andaluces como la pronunciación del grupo -st-, y los estigmatizados heheo y
ceceo. En consonancia con el resto de los apartados, la voz masculina suscita un mayor
número de valoraciones negativas. Se observa, pues, que el hablante más claramente
-
tativamente, con la alusión tanto a rasgos perceptibles en la elocución analizada como
a algunos estereotipos andaluces que no se escuchan en la grabación.
La consideración del nivel socioeconómico de las voces evaluadas nos lleva de
nuevo a una escasa valoración de la modalidad andaluza, que ocupa el último lugar
de todas las variedades contempladas en el proyecto. Cuando atendemos de ma-
nera diferenciada a cada una de las voces evaluadas, encontramos las mismas ten-
dencias que se han ido observando en los apartados anteriores: la voz femenina
considerados.
En conclusión, los resultados obtenidos ofrecen una valoración poco positiva de
la modalidad andaluza por parte de los universitarios canarios en todos los aspectos
evaluados. Además, se constatan unos índices inferiores a los esperados en el reco-
datos son aplicables principalmente a la voz masculina, ya que la hablante, que ha
sido reconocida como andaluza en menos ocasiones, ha generado unas valoracio-
nes mucho más positivas en todos los apartados de la investigación. Como vemos,
índices mejoran con el acercamiento a un español más neutro, menos marcado. Se
hace necesario, en cualquier caso, seguir profundizando en esta cuestión, para lo
cual sería óptimo trabajar con una muestra amplia de voces andaluzas que permi-
tan descartar posibles interferencias de carácter idiolectal.
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La distribución de las tareas de investigación se ha realizado de la siguiente ma-
nera: Clara Eugenia Hernández Cabrera se ha encargado de la recogida de la mues-
-
diferentes versiones del artículo se han realizado de manera conjunta por parte de
las dos investigadoras.