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DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS:
CONSUMIR
ACTAS DE LAS XVII JORNADAS DE LA
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CIENCIAS
YTÉCNICAS HISTORIOGRÁFICAS
MURCIA, 17-18 DE JUNIO DE 2019
Francisco Reyes Marsilla de Pascual
Domingo Beltrán Corbalán
(editores)
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS:
CONSUMIR
2021
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
ACTAS DE LAS XVII JORNADAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
DE CIENCIAS Y TÉCNICAS HISTORIOGRÁFICAS
MURCIA, 17-18 DE JUNIO DE 2019
Francisco Reyes Marsilla de Pascual
Domingo Beltrán Corbalán
(editores)
1aEdición, 2021
Reservados todos los derechos. De acuerdo con la legislación vigente, y bajo las sanciones en ella
previstas, queda totalmente prohibida la reproducción y/o transmisión parcial o total de este libro,
por procedimientos mecánicos o electrónicos, incluyendo fotocopia, grabación magnética, óptica
o cualesquiera otros procedimientos que la técnica permita o pueda permitir en el futuro, sin la
expresa autorización por escrito de los propietarios del copyright.
Todas las fotografías se publican bajo la responsabilidad de los autores de los textos correspondientes.
Ilustración de la cubierta: Libro de cintura. Detalle de pintura al fresco de 1520, Abadía de San
Florián (Austria).
©Los autores, Murcia, 2021
Instituciones colaboradoras: Fundación Cajamurcia, Universidad de Murcia (Servicio de publicaciones)
ISBN: 978-84-09-32204-6
Depósito legal: MU 618-2021
Fotocomposición: Mar de Culturas
Impresión: Pplg Grafismo
ÍNDICE
Presentación
Ponencias
Consumo, documentos y oficinas en la Corona de Castilla. Siglo XV.................
María Luisa Pardo Rodríguez
Consumir libros en la Edad Media: evidencias materiales por y para los lectores....
Elena E. Rodríguez Díaz
Titulos scribendos...hic habes. En torno al consumo de inscripciones...............
Javier de Santiago Fernández
De idas y retornos en el mundo atlántico: los “sutiles ingenios” de Indias en
manuscritos e imprentas.................................................................................
Pedro Rueda Ramírez
El consumo de libros y el mercado de segunda mano en la Valencia bajomedieval..
Josepa Cortés
Comunicaciones
El consumo de escrituras de obligación en las notarías malagueñas. Análisis
socioeconómico y diplomático (siglos XVIII-XIX)..............................................
Elizabeth García Gil
Os custos da escrita notarial em Portugal no século XV: queixas dos povos e
realidade documental......................................................................................
Maria Cristina Cunha .Ricardo Seabra
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ÍNDICE
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
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El consumo de documentos diplomáticos por parte de los cronistas regios: el
caso de los documentos para la diplomacia entre los reinos de Portugal y
Castilla en el siglo XV.......................................................................................
Néstor Vigil Montes
Los libros en el espacio rural del arzobispado de Santiago de Compostela en la
primera mitad del siglo XVI: su consumo, circulación y características materiales...
Adrián Ares Legaspi
Las bibliotecas de la hidalguía compostelana a fines del Antiguo Régimen.......
Daniel Mena Acevedo
Claudio Page. El mundo del libro durante la Guerra de Sucesión en Alicante...
Paloma Martínez Poveda
Libros y lecturas de don Francisco de Guzmán y Acuña, I marqués de La
Algaba: el inventario de 1638..........................................................................
Diego Belmonte Fernández
Buenos y malos usos de los libros del Colegio de Santa Cruz de Valladolid.
Tres estudios de caso.......................................................................................
Sofía Pizarro Riñón
El consumidor oculto de inscripciones. La intención del autor en relación al
destinatario para poder clasificar ciertos textos epigráficos...............................
Natalia Rodríguez Suárez
La consolidación de la epigrafía romance en la Península Ibérica (ca. 1251-1350)...
Francisco J. Molina de la Torre
Oÿu, maleÿts, al Redemtor. Los textos apocalípticos en vulgar en la pintura
valenciana (ss. XIV-XVI)....................................................................................
Julio Macián Ferrandis
Las invocationes en las campanas góticas de la Murcia bajomedieval. Aportes a
la funcionalidad de la escritura publicitaria sobre objetos para la vida religiosa.....
Rodrigo J. Fernández Martínez
Goa e Macau no século XVII: uma relação epistolar entre instâncias de poder...
Filipa Roldão
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ÍNDICE
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 9
Leer para que otros lean (o no)........................................................................
Rafael Ceballos Roa
La biblioteca de Manuela López Barajas, una granadina del siglo XIX a partir
de su carta de dote y arras (1831)....................................................................
Diego Antonio Reinaldos Miñarro
Quom yo no sé escriure. Los analfabetos y la delega grafica en el contexto hos-
pitalario valenciano (siglos XV y XVI)................................................................
Alfredo Garcia Femenia
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LOS “BUENOS INGENIOS”DE INDIAS1
El impresor Enrico Martínez (c. 1550-1632) escribió e imprimió en
sus prensas un Reportorio de los tiempos en el que hacía, siguiendo la senda
de la astrología judiciaria, un análisis de la influencia de los astros en los
habitantes de Nueva España. En su obra dedicaba un capítulo a “la causa
que a los nacidos en España y otras partes de Europa se les abiuan los inge-
nios en estas partes, y pierden sus fuerças corporales”, ya que estima este
autor que “como el temperamento desta Nueua España sea más caliente
que frío, siguese ser acomodado para produzir buenos ingenios”.2Esta
opinión nos servirá para plantear una cuestión de interés en torno al con-
traste en Latinoamérica entre los textos que se ocupan de la riqueza mate-
rial y los metales preciosos, y las biografías que constituyen el tesoro espi-
ritual. En uno de los sonetos de los preliminares de los Tesoros verdaderos
de las Yndias de Juan Meléndez se plantea estos dilemas ya que se afirma
que el virreinato peruano además de plata producía una alcancía de almas
1Esta investigación forma parte del proyecto “Saberes conectados: redes de venta y cir-
culación de impresos en España y Latinoamérica”, I+D del Programa Estatal de Fomento
de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia del Ministerio de Economía,
Industria y Competitividad. HAR2017-84335-P.
2E. MARTÍNEZ, Reportorio de los tiempos y historia natural desta Nueva España, Mexico,
en la emprenta del mesmo autor, 1606, p. 181.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO:
LOS “SUTILES INGENIOS”DE INDIAS
EN MANUSCRITOS E IMPRENTAS
Pedro Rueda Ramírez
Universitat de Barcelona
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
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virtuosas, un tesoro en forma de biografías misioneras, que el poeta
Bernardo Bueno, deán en Zaragoza, reconocía al recitar:
Mas produces, Perú, más que oro, y plata,
Vidas preciosas en copiosa suma,
Que al Cielo das, pagándole tributos.3
En torno a estos intereses en tesoros terrenales y espirituales se arti-
culó un mundo de textos en circulación, que es el que nos interesa ahora
conocer, con la finalidad de saber más en torno a las posibilidades de
acceso al conocimiento y al ejercicio de ese ingenio, al que según
Martínez eran dados por su natural inclinación en México. Los escritos
leídos, los textos elaborados para llegar a las imprentas y la infinidad de
manuscritos que circularon en los virreinatos revelan, sin duda, una vida
cultural notable con infinidad de intercambios. Estos fenómenos de
consumo cultural deben ser reconstruidos para no caer en apriorismos
en torno al carácter e identidades de las comunidades de consumidores
de estos textos. Al ocuparnos del libro en circulación, consumido y en
uso, podemos llegar a detectar intereses híbridos, poseedores de libros de
procedencias sociales diversas, con intereses de escritura que revelan
apropiaciones de diferentes culturas. Esta riqueza, de difícil reconstruc-
ción, pero de notable interés, forma parte de algunas de las aproximacio-
nes a autores como Guamán Poma de Ayala, pero podrían rastrearse en
otros casos.4
EL MUNDO ATLÁNTICO: IDAS Y RETORNOS
El tráfico de mercancías en el mundo atlántico ha sido analizado a tra-
vés de las rutas, redes y productos desde la vertiente de la circulación del
libro europeo destinado al mercado americano. Y más recientemente cen-
3J. MELÉNDEZ, Tesoros verdaderos de las Yndias en la historia de la gran prouincia de san
Iuan Bautista del Peru, Roma, en la imprenta de Nicolas Angel Tinassio, 1681-1682, t. II,
b3r.
4M. LÓPEZ-BARALT, El Inca Garcilaso, traductor de culturas, Madrid, Iberoamericana,
2011.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 157
trado en los agentes, las redes, los nudos y los procesos globales en los que
se enmarcan.5El análisis de las fuentes seriadas del monopolio comercial
de la Casa de la Contratación permitió, para los primeros tiempos del cir-
cuito atlántico, reconstruir las coyunturas y la evolución, aunque nos falta
una visión global de estos fenómenos en el caso del libro y un mejor cono-
cimiento del funcionamiento de las redes.6El impreso como mercancía y
negocio, con sus puertos, agentes y todos los intermediarios comerciales
revela las infraestructuras del trasvase del libro en una primera globaliza-
ción europea del libro, todavía incipiente, con un mercado americano con
notables limitaciones por su extensión geográfica y limitado número de
potenciales compradores de libros. El análisis de redes revela aspectos de
notable interés sobre el conjunto de los intermediarios del tráfico, aunque
queda mucho por hacer para conocer a los mercaderes de libros y comer-
ciantes ligados a negocios de compra-venta de impresos. Estos aspectos
deben siempre ser tomados con cierta cautela, ya que son numerosos los
intermediarios que participan en los diferentes nodos del circuito de trans-
ferencia de las mercancías, jugando su papel en los complejos engranajes
del tráfico comercial. Este es el caso de arrieros, testaferros y otros que son,
meramente, intermediarios del tráfico de manera global, sin que podamos
atribuirles el papel de mediadores culturales.7En este terreno conviene
cierta cautela ya que, en ciertos casos, los intermediarios podrían enmas-
carar a los verdaderos protagonistas, como en el caso de algunos libreros
extranjeros que utilizan a factores para introducirse en el mercado ameri-
5J. M. IMÍZCOZ, “El paradigma relacional. Actores, redes, procesos para una historia glo-
bal”, M. Bertrand, F. Andújar, T. Glesener (Eds.), Gobernar y reformar la Monarquía. Los
agentes políticos y administrativos en España y América, siglos XVI-XIX, Valencia, Álbatros,
2017, pp. 65-80. En el caso del Atlántico es recomendable seguir los trabajos de A. CRES-
PO SOLANA, “El comercio colonial español de la Carrera de Indias: historiografía y méto-
do en el análisis de una estrategia de redes”, Anuario de Estudios Americanos, 75, 2 (2018),
pp. 577-606.
6C. PALMISTE, “Los mercaderes de libros e impresores flamencos en Sevilla: organiza-
ción de las redes mercantiles en Europa y América (1680-1750)”, Ana Crespo Solana
(coord.), Comunidades transnacionales: Colonias de mercaderes extranjeros en el mundo
Atlántico (1500-1830), Aranjuez: Doce Calles, 2010, pp. 251-270.
7M. HERRERO SÁNCHEZ, K. KAPS, “Connectors, networks and commercial systems:
approaches to the study of early modern maritime commercial history”, M. Herrero
Sánchez, K. Kaps (eds.), Merchants and Trade Networks in the Atlantic and the
Mediterranean, 1550-1800, Londres, Routledge, 2017, pp. 1-36.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
158
cano.8En 1750 los jesuitas que retornaron a México con encargos desde
Italia dieron unas cuentas que alcanzaban gastos por 8.924 pesos, de ellos
un total de 2.353 pesos eran de encargos de particulares, es decir, el 26%
de los objetos fueron a manos privadas, lo que revela el uso de la red de
contactos y agentes de los jesuitas para conseguir imágenes devotas, libros,
láminas, esculturas, etc.9Quizás sería necesario recordar que resulta difícil
reconstruir estos procesos ligados al tráfico comercial atlántico utilizando
como una única fuente el registro de ida de navíos. En estas hojas de regis-
tro es posible reconstruir quiénes son los actores principales, pero en oca-
siones los dueños de la mercancía, sean estos mercaderes de libros, lecto-
res o autores, los conocemos en otras fuentes como son los documentos de
protocolos notariales, la correspondencia y los pleitos.
En el caso de la ida de Europa a Latinoamérica la riqueza de las fuen-
tes y el constante ir de libros en los navíos de la Carrera de Indias ha per-
mitido reconstruir el paso de personas, pero también saber cuáles fueron
los títulos embarcados, al menos con bastante aproximación, lo que per-
mite contar con una radiografía de la perdurabilidad de determinados títu-
los en el tráfico del libro destinado al mercado americano. Los listados,
aprobados por el Santo Oficio, fueron una pieza clave del control, aunque,
sin duda, otros muchos volúmenes pasaron como contrabando, y las
menudencias, a buen seguro, escaparon al radar de la vigilancia de los
comisarios.10 El cargador Gaspar Rodríguez Barilla recibió el encargo de
registrar libros para remitirlos a Indias. Tal como estipulaba la normativa
“en los efectos, que se embarcan en Indias y por quanto las partidas de
Registro, así en España, como en las Indias, es diligencia que deben hazer
8Datos esenciales de las redes medinenses del libro en A. ROJO VEGA, “Los grandes
libreros españoles del siglo XVI y América”, Cuadernos Hispanoamericanos, 500 (1992),
pp. 115-131. Y más recientemente en C. GRIFFIN, “Medina del Campo, Sevilla y el comer-
cio del libro del Nuevo Mundo en el siglo XVI”, Libros y ferias: el primer comercio del libro
impreso: quinto centenario de la imprenta de Medina de Campo, 1511-2011, Medina del
Campo: Fundación Museo de las Ferias, 2011, pp. 99-105.
9L. E. ALCALÁ,“«De compras por Europa»: procuradores jesuitas y cultura material en
Nueva España”, Goya: Revista de arte, 318 (2007), pp. 141-158.
10 N. MAILLARD ÁLVAREZ, “Estrategias de los profesionales del libro sevillanos ante el
Santo Oficio: entre la evasión y la colaboración”, P. Rueda Ramírez (dir.), El libro en cir-
culación en el mundo moderno en España y Latinoamérica, Madrid, Calambur, 2012, pp.
23-44.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 159
los mismos dueños de los efectos, y no los Maestres, ni dueños de Naos”.11
Siguiendo esta normativa, reiterada en distintas cédulas reales e instruccio-
nes, el cargador declaró los libros al por menor, título a título, en la hoja
de registro del navío presentada en la Casa de la Contratación en 1601;
además de los volúmenes detalló también algunas menudencias impresas,
en concreto, anotó “nouezientos y quarenta y dos pliegos de coplas de
monte Albernio” y “sesenta y quatro pronósticos”12. Estas menudencias no
se habían mencionado en la memoria presentada ante los inquisidores
sevillanos y pasaron, como tantas otras relaciones y coplas, sin ser declara-
das detalladamente.
Estos aspectos, sin embargo, contrastan con lo poco que conocemos
de los libros que viajaron desde América a Europa, este camino inverso, el
retorno americano de los textos, ha pasado más desapercibido y no resul-
ta fácil rastrearlo. Tal como revela Taladoire tampoco es fácil rastrear el
camino de ida de los mestizos e indígenas que viajaron a los territorios
europeos, de los que hay testimonios más numerosos en el caso de nobles
y caciques, pero menos pistas de las historias de vida de los numerosos
estudiantes que viajaron a Salamanca o los criados que acompañaban en
los viajes atlánticos a mercaderes y oficiales reales.13 En el caso de los libros
las escasas noticias se deben al escaso impacto comercial del tráfico de
libros impresos en Asia o América, ya que las imprentas en estos territo-
rios, como veremos, se orientaron al consumo local, con productos que
también podían destinarse a los lectores europeos, pero como parte de
estrategias puntuales de los autores, las órdenes religiosas o las autoridades
locales.
Una vía de estudio poco explorada es el estudio de los volúmenes mis-
celáneos o facticios, en alemán sammelband, que se forman a partir de
estrategias de los lectores (o de las comunidades de lectores) que deben ser
conocidas para identificar los motivos de la selección, la formación de los
índices y su coleccionismo como parte de intereses lectores determina-
11 P. GONZÁLEZ DE SALCEDO, Tratado juridico politico del contra-bando, Madrid: Por
Juan Muñoz, 1729, p. 319, citando una cédula de 20 de septiembre de 1720.
12 AGI. Contratación, 1137. San Francisco, f. 42r-43r.
13 É. TALADOIRE, D’Amérique en Europe. Quand les Indiens découvraient l’Ancien Monde
(1493-1892), Paris, CNRS Editions, 2014.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
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dos.14 Un ejemplo de estas prácticas culturales es un volumen facticio que
lleva el exlibris “De la librería del P. Fr. Félix Carmelita Descalzo de
Huesca”, en el que se han reunido varios impresos de temática carmelita,
incluyendo dos libros impresos en Buenos Aires “en la Real Imprenta de
los Niños Expósitos” de 1781 y 1788.15 De este modo un carmelita oscen-
se recopilaba impresos de autores de su orden de España y América. Estas
prácticas se dieron, igualmente, al otro lado del Atlántico ya que podemos
encontrarnos con numerosos volúmenes facticios en las colecciones de
colegios y conventos americanos. Lograr verificar estos intereses y miradas
compartidas en torno a temáticas comunes podría ayudarnos a entender
mejor estos nexos de unión de las comunidades de lectores.
Estos tráficos de idas y retornos en el mundo atlántico configuraron
los espacios de circulación del libro, impreso o manuscrito, revelando las
interferencias culturales y los mecanismos de recepción de las obras. Al
incorporar esta doble dimensión podemos descubrir fenómenos de nota-
ble interés, que revelan que los textos en movimiento son más fluidos en
sus circulaciones de lo que imaginamos. Los movimientos del libro reve-
lan usos e intereses propios de cada en unos momentos iniciales de con-
formación del consumo de objetos de importación que circulan desde Asia
y Europa a las principales ciudades americanas, configurando espacios,
medios de compra-venta y consumo propios de cada uno los mercados
locales.16 A estas conexiones atlánticas se suman otras, en el Pacífico, que
permiten seguir la pista a intereses globales de los lectores, que a través de
la traducción y las prensas locales logran difundir sus ideas y adquirir nue-
vos saberes que se transmiten desde Oriente a Occidente.17 En estos
momentos a las redes oceánicas se suman los intereses entre los diferentes
territorios americanos que también juegan un papel, con comunicaciones
14 El proyecto Sammelband 15-16 se ocupa de estos facticios. Sus propuestas y avances
en https://sammelband.hypotheses.org/
15 La noticia la ha proporcionado Alberto Gamarra que comenta un volumen de la
Biblioteca Pública Provincial de Huesca no catalogado en el CCPBE.
https://twitter.com/AlbertoGamGon/status/1130470636638359553
16 El contexto europeo en E. WELCH. “Sites of consumption in Early Modern Europe”,
Frank Trentmann (ed.), The history of consumption, Oxford: Oxford University Press, 2010,
pp. 229-250.
17 A. ROMANO, Impresiones de China: Europa y el englobamiento del mundo (siglos XVI-
XVII), Madrid: Marcial Pons Historia, 2018.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 161
del norte al sur que incluyen el tráfico de libros y manuscritos entre las
cortes virreinales y otros lugares. El tráfico interior en los diferentes terri-
torios permitiría trazar las posibilidades de consumo en las ciudades
conectadas con las rutas comerciales. Teniendo presente la advertencia de
Yun Casalilla que recalca que la “extensión de los modelos de consumo
europeos a América resultó lenta y difícil”, algo que conviene tener pre-
sente en el caso del consumo de libros.18
El libro tuvo sus cauces de distribución, por libreros y mercaderes,
pero conocemos poco de los mecanismos de circulación entre virreinatos
y en sus circuitos internos, en ocasiones a través de intermediarios como
Diego de Medina. Este mercader murió en una posada de Loja (Perú) con
mercancías que había transportado desde Lima, incluyendo un libro, en
concreto “unas oras de romance” que se vendieron en la almoneda a un
fraile por un “peso y medio”.19 Estos múltiples circuitos, entrelazados, son
los que configuran una red global de distribución del libro, con sus limi-
taciones, cortocircuitos y restricciones.20 Estos fenómenos deberían enri-
quecer nuestra mirada en torno a los circuitos del libro y el consumo, sin
hacernos olvidar las singularidades del libro impreso europeo que no tuvo
la competencia de otros productos. Esto ha hecho que nuestro análisis en
ocasiones se haya centrado únicamente en los grandes centros productores
en Europa y en los fenómenos estrictamente de circulación atlántica de la
Carrera de Indias, lo que ofrece una imagen interesante pero necesaria-
mente incompleta de los fenómenos de la globalización del libro europeo
en la temprana edad moderna.21
18 B. YUN CASALILLA, Historia global, historia transnacional e historia de los imperios. El
Atlántico, América y Europa (siglos XVI-XVIII), Zaragoza, IFC, 2019, p. 73.
19 Archivo General de Indias (AGI). Contratación, 214, nº 1, rº 7. Almoneda en Loja el 19
de agosto de 1565.
20 B. YUN CASALILLA, Los imperios ibéricos y la globalización de Europa (siglos XV a XVII),
Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2019. También en C. A. GONZÁLEZ SÁNCHEZ, “El Atlántico
y su proyección planetaria en la Edad Moderna: viejas y nuevas historias”, en Pérez
Samper, Mª Ángeles y Betrán Moya, José Luis (eds.), Nuevas perspectivas de investigación
en Historia Moderna: Economía, Sociedad, Política y Cultura en el Mundo Hispánico,
Madrid, Fundación Española de Historia Moderna, 2018, pp. 24-38.
21 Un estudio de interés que ofrece una panorámica, sin tener presente estos aspectos
del atlántico hispánico, en A. PETTEGREE, “Centre and Periphery in the European Book
World”, Transactions of the RHS, 18 (2008), pp. 101–128.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
162
Esta perspectiva global nos ayudaría a entender mejor la repercusión
de los textos, que no podemos limitar a aspectos puntuales o locales, ya
que una parte de las estrategias de comunicación de la época pasan por la
transmisión impresa. Los textos se imprimen por intereses muy diversos y,
en algunos casos, se imprimen para su circulación en ambos lados del
Atlántico. A estos aspectos se une la singular necesidad de comunicación
en lenguas indígenas que resultó clave para publicar catecismos, textos
devotos o cartillas, ofreciendo la singularidad de convertir en tipografía
lenguas que, en la mayoría de los casos, no habían contado con transmi-
sión escrita.22 El Manual para catequizar (Burgos, 1683) en “lengua cuma-
nagota” de Matías Ruiz Blanco es uno de los muchos que se publicaron
para uso de los misioneros. La singularidad de estos textos es la publica-
ción de lenguas indígenas en tipos móviles de la familia latina, lo que
supone un reto desde el punto de vista filológico, pero también plantea un
reto tipográfico. La producción de los talleres de México en el siglo XVI-
XVII alcanzó unos 2.307 impresos, de ellos al menos 156 en lenguas indí-
genas, con 94 del siglo XVI y 62 de la centuria siguiente, especialmente en
náhuatl y en tarasco.23 También es un fenómeno de notable importancia
el papel de la “traducción endógena” que recoge Durston en su estudio de
las traducciones al quechua en el virreinato peruano.24 Esta traducción
“endógena” contrasta con la “exógena” que realizan miembros de la cultu-
ra meta, sin embargo, en el caso de los religiosos en América que traducen
textos son miembros de la cultura fuente, que traducen textos de su inte-
rés, como los catecismos, que no tiene tradición propia en la cultura meta,
además de traducir en una lengua y una cultura foránea que busca trans-
formar las normas de la cultura meta gracias a la labor de las misiones reli-
giosas. Una labor en la que también participaron otras confesiones, como
revela La fe del christiano en veyntequatro articulos de la institucion de
Christo del reverendo puritano Cotton Mather (1663-1728) que se impri-
22 M. GARONE GRAVIER, “Calígrafos y tipógrafos indígenas en la Nueva España”, Revista
general de información y documentación, vol. 23, no. 2 (2013), pp. 315-332.
23 M. CHOCANO MENA, La América colonial (1492-1763): cultura y vida cotidiana, Madrid,
Síntesis, 2000, pp. 225-226.
24 A. DURSTON, Pastoral Quechua: the history of Christian translation in colonial Peru,
1550-1650, Notre Dame, University of Notre Dame Press, 2007. J. RAPPAPORT, T. CUM-
MINS, Beyond the Lettered City: Indigenous Literacies in the Andes, Durham: Duke
University Press, 2012.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 163
mió en el taller del impresor y librero John Allen en Boston en 1699 des-
tinada, como indica la portada, a “los españoles, para que abran sus ojos,
y para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás
a Dios”.25
EL TEXTO EN LAS REDES Y CIRCUITOS DEL COMERCIO
En 1606 escribía Diego Sarmiento de Acuña una carta al Duque de
Lerma proponiendo establecer ciertos límites a la escritura de la historia,
para evitar las ofensas de los enemigos de la monarquía hispánica. En su
texto consideraba que “la priesa de los que hoy son en imprimir libros” se
debía a que son “más para venderlos que para honra, doctrina y curiosidad
de la nación”.26 La plaza pública como espacio de comunicación política
con sus mentideros y pasquines se estaba transfiriendo al mundo de los
libros, que lograba alterar los pilares de la Corona al cuestionar sus logros,
pero en el trasfondo se aprecia una clara observación del valor comercial
del libro y de la posibilidad de escribir para un mercado en ciernes para los
productos editoriales. Estos aspectos los había intuido con claridad
Cristóbal Suárez de Figueroa que afirmaba que en su tiempo “todos pue-
den aprender y darse a virtud, por haber cobrado los libros moderados pre-
cios, manifestándose las obras de los antiguos”,27 aunque no todos opina-
ban igual ya que estos libros en manos de todos podían romper los privi-
legios del saber de unos pocos. Las resistencias a la presencia del texto
impreso en los circuitos comerciales revelan las contradicciones de un
mundo moderno en el que se plantean dudas sobre la conveniencia de los
25 B. FRANKLIN V. (ed.), Boston printers, publishers, and booksellers: 1640-1800, Boston, K.
Hall & co., 1980, pp. 11-15.
26 D. SARMIENTO DE ACUÑA, Cinco cartas político literarias de D. Diego Sarmiento de
Acuña, primer conde de Gondomar, embajador a la corte de Inglaterra, 1613-1622, Madrid,
Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1869, pp. 99-117.
27 C. SUÁREZ DE FIGUEROA, Plaza universal de todas las ciencias y artes, Madrid, 1615,
discurso XCI. El tono moralizante de algunos textos en torno a los libros de caballerías,
comedias y pícaros, que Francisco Santos denominaba “de bufonadas y chistería, alca-
huetes, y primeras damas”, es analizado por F. BOUZA, “Impresos y manuscritos en un
siglo de comedias”, Calderón de la Barca y la España del Barroco, Madrid, 2001, v. II, pp.
415-446.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
164
libros para todos. Francisco de Quevedo en uno de sus Sueños situaba a los
libreros en el Infierno. Desde esta plaza uno de ellos afirmaba que se con-
denaba haciendo “barato de los libros en romance y traducidos de latín,
sabiendo ya con ellos los tontos lo que encarecían en otros tiempos los
sabios, que ya hasta el lacayo latiniza, y hallarán a Horacio en castellano
en la caballeriza”.28
Los textos en circulación respondieron a estrategias diversificadas en
las que intervenían diversos actores, por una parte encontramos a los mer-
caderes de libros con intereses comerciales y una clientela que demanda
títulos de teología, derecho y medicina (con un especial interés por el libro
destinado a un uso profesional), pero también obras de devoción y textos
de entretenimiento; pero por otra parte, encontramos a una infinidad de
intermediarios eclesiásticos, profesionales diversos y comerciantes que
actúan como parte del engranaje de distribución del libro por motivos
variados, que responden a otros intereses. Estos pueden ser reforzar las
alianzas clientelares entre miembros de un mismo oficio, como ocurre en
el caso de los boticarios o letrados, incrementar el prestigio de determina-
dos autores difundiendo sus obras, o bien, fortalecer la pertenencia a una
comunidad en el caso de las crónicas de las órdenes, etc. En un caso excep-
cional recientemente estudiado a partir de una correspondencia familiar
inédita se ha reconstruido el trasvase de libros jurídicos remitidos por el
licenciado Gutierre Espadero, vecino de Cáceres, a su hermano Álvaro de
Paredes Espadero, en la Nueva España.29 En este caso se reconstruye una
compleja trama de herencias, cobro mediante libros que formarían la
biblioteca profesional de un estudiante de derecho mexicano y la reacción
al recibir los libros considerados poco aptos para el fin al que se destina-
ban. En pocos casos podemos analizar un caso de microhistoria como este
que revela los detalles de la negociación, envío y recepción. Lo más común
es contar con una aproximación a las redes locales en Sevilla o Cádiz y a
28 F. de QUEVEDO, Sueños y discursos de verdades descubridoras de abusos, vicios y enga-
ños en todos los oficios y estados del mundo, Barcelona, Esteban Liberós, a costa de Juan
Sapera, 1627. Comenta y enmarca con maestría este texto L. SCHWARTZ, “Las preciosas
alhajas de los entendidos: Un humanista madrileño del siglo XVII y la difusión de los clá-
sicos”, Edad de Oro, XVII (1998), pp. 213-220.
29 M. R. SÁNCHEZ RUBIO, I. TESTÓN NÚÑEZ, “Libros de provecho. Historia y traslado al
Nuevo Mundo de una biblioteca extremeña a principios del siglo XVII”, Norba: Revista de
historia, 31 (2018), pp. 183-206.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 165
los agentes franceses e italianos, que actuaban a través de libreros de
Medina del Campo, Alcalá de Henares, Sevilla y otras ciudades, facilitan-
do el tráfico y fomentando la publicación de textos para su introducción
en el mercado español y latinoamericano. En ocasiones determinados inte-
reses, por la poesía italiana o la novela, están en el marco de los intercam-
bios de estos libreros comisionistas de las grandes casas editoriales europe-
as.30
Los usos del libro en tierras americanas presentan sus propios ritmos
y singularidades, que conviene detectar, ya que en ocasiones los textos for-
man parte de estrategias ligadas a proyectos evangelizadores que pueden
consolidar su estatus, y el papel como mediadores en las luchas de poder
de los grupos en liza por el control del poder en los virreinatos. En una
carta de Toribio de Motolinía a Carlos V de 2 de enero de 1555 informa-
ba de cómo hacía unos “cinco o seis años por mandado de V.M. y de
Vuestro Consejo de Yndias, me fue mandado que recogiese ciertos confi-
sionarios quel de las Casas dexaba acá en esta Nueva España escriptos de
mano entre los frailes”, pero tras este percance Bartolomé de las Casas ela-
boró otra estrategia, que cuenta Motolinía al indicar que “agora en los pos-
treros navíos que aportaron a esta Nueva España, han venido los dichos
confisionarios impresos, que no pequeño alboroto y escándalo han puesto
en esta tierra”.31 Es interesante el empleo de copias manuscritas, bastante
habitual en el caso americano para estos textos, y el empleo de las prensas
para lograr una entrada fácil de múltiples copias impresas para inundar los
territorios novohispanos.
Los intereses generales de las instituciones civiles o religiosas conviene
contrastarlos con los testimonios, escasos, eso sí, de los lectores que, en car-
tas, memoriales o notas de lectura, reflejan sus preferencias, dan un sentido
al hecho de leer y contribuyen al discurso en torno a la lectura. El caso de
Juan Vázquez del Mármol resulta revelador. Este corrector de libros, al ser-
vicio de la Corona durante décadas y al que encontramos en numerosos pre-
30 L. COPPOLA, “Libreros y editores foráneos a finales del siglo XVI: huellas francesas en
la introducción de los novellieri en Castilla”, Creneida: Anuario de Literaturas Hispánicas, 6
(2018), pp. 341-365. La producción foránea en castellano y sus circuitos de distribución
en A. S. WILKINSON, “Printing Spanish Books in the Southern and Northern Netherlands,
1520-1700”, Quaerendo, 48, 4 (2018), pp. 277-299.
31 L. B. SIMPSON, Los conquistadores y el indio americano, Barcelona, Península, 1970, p.
220.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
166
liminares como revisor de los libros impresos en Castilla, escribía desde
Granada en 1612 una censura de un libro jurídico destinado a los inquisi-
dores de la Corte. Al iniciar su escrito revelaba que tenía “una natural incli-
nación a leer y ver libros nuevos juntamente cierta curiosa advertencia a que
lo que leía no tuviese algo contra la fe”.32 En estas tramas de revisión juga-
ron un papel decisivo algunos religiosos que fueron, sin duda, responsables
de leer manuscritos y filtrarlos por el cedazo ideológico contrarreformista.
Las peticiones de “pareceres” y censuras fueron la charnela de los textos en
busca del público.33 El dominico Antonio de Monroy e Híjar fue el que ela-
boró en 1668 el parecer del poema Oriental planeta evangélico de Carlos de
Sigüenza y Góngora, mostrando a través de este tipo de mediación el papel
de control que jugaban las redes de maestros de teología y catedráticos del
mundo universitario mexicano en la censura previa.34
Numerosos lectores compartieron la natural inclinación por la nove-
dad editorial que mostró el corrector Murcia, pero la dificultad era cono-
cer esas novedades. Los catálogos y listas resultaban esenciales para cono-
cerlos. A continuación, debían contar con los contactos y el dinero para
lograr adquirir los títulos deseados, que no siempre llegaban fácilmente a
través de los cauces de las flotas. La carrera de obstáculos se podía solven-
tar con una buena red de corresponsales, plata para invertir y unas nota-
bles dosis de paciencia para esperar la siguiente arribada de los libros desde
El Callao o San Juan de Úlua. La panoplia de intermediadores muestra al
libro como una pieza clave de las relaciones atlánticas, ya que contribuye
a tejer las conexiones que dan sentido a ciertas comunidades de lectores.
32 Archivo Histórico Nacional (AHN). Inquisición, 4473(1), nº 2. La obra censurada era el
Lexicon juridicum juris rom. de Simon Schardius. El papel del corrector de libros en F. DÍAZ
MORENO, “El control de la verdad: los Murcia de la Llana, una familia de correctores de
libros”, Arbor: Ciencia, pensamiento y cultura, 740 (2009), pp. 1301-1311. Un estudio de
caso de la acción censora y el expurgo en el estudio de A. J. CAMPILLO PARDO, Censura,
expurgo y control en la biblioteca colonial neogranadina, Bogotá, Universidad del Rosario.
2017.
33 M. A. MÉNDEZ, “No es lo mismo ser calificador que calificado: una adición a la bibliogra-
fía del Padre Antonio Núñez, confesor de Sor Juana”, Secretos del Oficio: avatares de la
Inquisición novohispana, México: El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y
Literarios; UNAM, Instituto de Investigaciones Bibliográficas; CONACYT, 2001, pp. 165-195.
34 O. MAZIN, “Dos mundos, un rey y una patria común: fray Antonio de Monroy e Híjar
OP (1634-1715)”, en N. Sigaut, Th. Calvo (coords.), Cultura y arte de gobernar en espacios y
tiempos mexicanos, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2015, pp. 161-191.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 167
En torno a los intercambios se construyen dependencias e interrelaciones,
que van más allá del libro, ya que también se construyen alianzas, se bus-
can mercedes y se obtienen beneficios. El papel de educadores de muchos
clérigos en zonas rurales es un buen ejemplo de su importancia. Al menos
en dos aspectos, que el obispo Baños destacada desde Caracas en 1688,
por una parte, educando a los indios se lograba “el alivio de sus almas, pues
se podrán aplicar a los libros”, pero también contaban con mejores herra-
mientas, y la lecto-escritura lo es en la negociación con el poder, para
lograr “el consuelo de participar a los superiores agravios”.35
El papel jugado en la educación por las órdenes religiosas, especial-
mente las regulares, contribuyó a convertir a sus procuradores, provincia-
les y visitadores en agentes del libro, implicados en la transferencia de tex-
tos de un lado al otro del atlántico. En estos casos las órdenes tuvieron
estrategias diferenciadas, dependiendo del papel que jugaron en cada terri-
torio y, también, de cada momento, ya que los conflictos entre regulares y
seculares, y entre los religiosos criollos y peninsulares, configuraron un
marco para las luchas internas de poder y la búsqueda del reconocimiento
y los cargos.36 En el caso de los jesuitas y los dominicos se observa un nota-
ble interés en dotar de fondos a sus casas americanas, pero también con-
viene matizar estos aspectos, ya que algunos centros tuvieron pequeñas
bibliotecas, que comenzaron a consolidarse a finales del siglo XVI con
algunas dificultades. Los jesuitas editaron en Amberes las Adnotationes et
meditationes in Evangelia y las Evangelicae historiae imagines de Jerónimo
Nadal y se encargaron de su distribución. En un documento de 1595 se
recoge el número “de uolumi e delle personi a chi si sono mandati”, inclu-
yendo el envío de 54 ejemplares del texto y las imágenes enviados a Sevilla
para entregarlos al “Pe Hernando de Moriglio, procuratore di Peru et
35 E. MARCO DORTA, Materiales para la historia de la cultura en Venezuela, Madrid, 1967,
nº 496. La difusión las imágenes como los jeroglíficos de conversión, la promoción de
santidades mediante estampas y la alfabetización con pictogramas fueron diversos
medios educativos, como refleja P. GONZALBO AIZPURU, Historia de la educación en la
época colonial: el mundo indígena, México, 1990, p. 33.
36 B. LAVALLÉ, Au nom des Indiens. Une histoire de l’évangélisation en Amérique espagnole
(XVIIe-XVIIIesiècle), Paris, Payot, 2014.
37 N. VACALEBRE, “Produzione e distribuzione libraria gesuitica nel Cinquecento: il caso
delle Adnotationes et meditationes in Evangelia di Jerónimo Nadal (Anversa, Martin Nuyts,
1593-1595)”, Titivillus. Revista internacional sobre libro antiguo, 1 (2015), pp. 305-323.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
168
Messico, che sta in Madrid”.37 Este libro fue, sin duda, una de las aventu-
ras editoriales más interesantes de los jesuitas, al incorporar exégesis bíbli-
ca y estampas de gran calidad, con todo un aparato de representación
bíblico que fundamentaría la iconografía católica contrarreformista. El
libro además de la distribución a través de la orden entró en las redes de
negocio. En 1603 una mujer, la cargadora Ana Vernegali, declaraba “6 dis-
cursos de los euangelios del Pe Nadal 300 [reales]” que fueron enviados a
México.38
En otros casos las estrategias fueron difundir determinadas obras para
garantizar una ratio studiorum común, difundiendo de manera vertical
determinados títulos para garantizar la lectura, o al menos la presencia, de
determinadas corrientes teológicas y de moral. Los debates de las diferen-
tes corrientes escolásticas, las crónicas de los orígenes como modelo idea-
lizado, la búsqueda obsesiva del ideal de santidad y la narración de las
misiones se constituyeron en ejes esenciales de las propuestas de lectura
dirigidas desde arriba por los padres provinciales y los generales. La lectu-
ra fue parte esencial del aprendizaje misionero de los religiosos que desea-
ban viajar a Indias y para moldearlos cuando era necesario adaptar sus
expectativas a la vida en zonas de “gentiles”. Las peripecias del jesuita
Sebastián de Monroy resultan de interés, de lector de hagiografías en sus
inicios se convertiría, él mismo, en tinta y papel para modelar a otros
misioneros. En su estancia en México solía aplicar castigos corporales y
cilicios, un fenómeno notablemente común, pero nos narra su biógrafo
Gabriel de Aranda que “para persuadirle mejor a que moderasse el mal tra-
tamiento, que hazía a su cuerpo, le hizieron leyesse una breve Relación,
que de alla se avía remitido [de las Marianas], en donde se refería lo
mucho, que padecían los Missioneros en aquellas Islas”.39 La lectura apa-
rece aquí para moderar o modelar la conducta del religioso con el fin de
adecuarla a la finalidad de actuar con salud como ariete de misión, man-
38 AGI. Contratación, 1142, no10. Nuestra Señora de la Candelaria, f. 396v.
39 G. de ARANDA, Vida y gloriosa muerte del V. Padre Sebastian de Monroy, religioso de la
Compañia de Jesus, que muriò dilatando la fè alanceado de los barbaros en las islas
Marianas, Sevilla, por Thomas Lopez de Haro, 1690, p. 210. Analiza estas misiones F.
HERRERO, “Las misiones populares de los jesuitas en el siglo XVII”, en Javier Vergara
Ciordia (coord.), Estudios sobre la compañía de Jesús: los jesuitas y su influencia en la cultu-
ra moderna (s. XVI-XVIII), Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2003,
pp. 314-360.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 169
teniendo a salvo sus fuerzas corporales para ejercitarse en la misión. La lec-
tura como moderadora de la imaginación, conteniendo los excesos, revela
una identificación de la lectura como potencialmente disruptiva de las
conductas. La lectura se propone en este caso como un medio de reorien-
tar las pasiones del alma.
En ocasiones los libros enviados para las comunidades religiosas podí-
an formar parte de ecosistemas propios. En ocasiones los visitadores impo-
nían la compra de determinados libros y en otros casos se enviaban más de
los necesarios para desembarazarse de las ediciones patrocinadas por las
propias órdenes. Este último sería el caso de la Vida del padre Ignacio de
Loyola fundador de la Compañía de Jesús de Pedro de Ribadeneyra. El pro-
curador Juan Ordoñez, escribía al general Claudio Aquaviva, que “al padre
Pedro de Ribadeneira, daré todo el contento que V.P. me manda, en el ali-
vialle en el despacho de sus libros, tomándole algunos más de los que la
razón pedía, conforme a la poca gente de aquellas provincias”.40 La limita-
da presencia de miembros de la orden en México explicaría esta problemá-
tica. El procurador, además, debía atender las diversas peticiones de com-
pra en Europa de numerosos bienes para dotar las casas americanas. El
padre Ordoñez informaba que “ya le tengo pagados y tomados docientos y
treinta, y le tomaré más, de modo que quede contento”. Estos 230 ejem-
plares debían corresponderse con alguna de las ediciones madrileñas (1583,
1584, 1586). Estos textos es probable que se repartieran entre deudos de
los jesuitas y, no sería extraño, que se llegasen a vender para darles salida.
ESCRIBIR EN LOS VIRREINATOS (Y PARA LAS INDIAS)
Los impresos realizados en las imprentas de México a partir de 1539,
en Lima desde 1584, más tarde Puebla y otros centros, se centraron, en
gran medida, en el abastecimiento local de impresos.41 Ahora bien, en
algunos casos estos textos se elaboraron con la clara voluntad de transferir-
los al territorio europeo. En 1600 se publicó una Relacion historiada de las
40 F. ZUBILLAGA, Monumenta mexicana, III: (1585-1590), Roma, 1968, p. 253.
41 C. GRIFFIN, “La llegada de la imprenta a Hispanoamérica”, Richard Hitchcock, Ralph
Penny (eds.), Congreso Anglo Hispano de la Asociación de Hispanistas de Gran Bretaña e
Irlanda, Madrid: Castalia, 1994, v. 3, pp. 21 69.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
170
exequias funerales de la Magestad del Rey D. Philippo II Nuestro Señor de
Dionisio de Ribera Florez (México, 1600). En el texto se mostraba la fide-
lidad a la Corona y el reconocimiento de la legitimidad del poder real,
entre otros muchos asuntos que convenían a las élites locales para conti-
nuar ejerciendo el control del territorio por delegación del poder real. En
esta relación se incorporaron las “erratas deste libro”, pero no correspon-
den a la habitual “fe de erratas” del corrector real encargado de comparar
el manuscrito original con el texto impreso, para detectar los posibles cam-
bios en las prensas entre el texto autorizado y el finalmente impreso. En
este caso hay una nota aclaratoria que indica que “la priesa de la impresión
deste libro, porque se fuese en la flota causó no quedar tan expurgado de
erratas como pudiera”. Esta flota de viaje a Castilla debía llevar el texto
impreso de las exequias a Felipe II, y si el “romance disonare al oydo del
lector curioso” se dejaba a su pluma “que por su mano haga la enmienda”.
La relación impresa de actos festivos resultó un complemento a la
celebración, garantizando con el testimonio escrito “la experiencia del
fasto y de esa realidad embellecida” y la “explicación simbólica del signifi-
cado de las arquitecturas efímeras y de sus entresijos”.42 En la Rosa místi-
ca del vergel florido (México, 1663) de Pedro de Arjona se celebraba la fes-
tividad patrocinada por los dominicos celebrando en la ciudad de
Antequera la beatificación de Santa Rosa de Lima. El impreso incorpora-
ba varios paratextos legales y una interesante nota que indicaba “como
parece, cumpliéndose con lo dispuesto por el Real Consejo de Indias, en
cuanto a los tomos que se han de remitir a España”.43 El impreso cumplía
así con la cascada de dependencias a varios niveles: a nivel local, satisfa-
ciendo a las élites antequeranas, en el ámbito del virreinato ofreciendo una
imagen acorde a la utilidad pública de la fiesta y su valor edificante, y de
42 J. FARRÉ VIDAL, Espacio y tiempo de fiesta en Nueva España (1665-1760), Madrid,
Iberoamericana, 2013, p. 51. Este tipo de relaciones festivas fueron de las más comunes
en las imprentas americanas, ver J. L. VILLAR PIÑEIRO, “Las relaciones de sucesos en la
América virreinal y sus contextos de producción y difusión: Contribución a un catálogo
de textos impresos”, Memoria y civilización: anuario de historia, 22 (2019), pp. 509-542.
https://doi.org/10.15581/001.22.011
43 FARRÉ VIDAL, op.cit., p. 54-56, con reproducción de la portada y del paratexto. Los
túmulos, exequias y otros efímeros festivos también se analizan en C. LÓPEZ
CALDERÓN, Mª. A. FERNÁNDEZ VALLE, Mª. I. RODRÍGUEZ MOYA (coords.), Barroco ibe-
roamericano: identidades culturales de un imperio, Santiago de Compostela, Andavira
Editora, 2013.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 171
la Monarquía a la que se ofrecía el texto a través de los tomos remitidos al
Consejo de Indias y que sus consejeros podría leer y escudriñar.
La “priesa” por imprimir para hacer llegar a Indias algunos textos se
observa, igualmente, en algunos casos de impresos destinados a los virrei-
natos. Los viajes de las flotas y galeones marcaron el ritmo del abasteci-
miento, así que tener listos los textos para su exportación fue un factor
más de los que debieron tener presentes autores e impresores en el
momento de contratar determinadas ediciones. Algunos de los negocios
de impresión estuvieron ligados estrechamente a la organización del viaje
atlántico, especialmente en Sevilla, cuyas prensas se beneficiaron de su
papel como cabecera del circuito de transferencia de libros de la Carrera
de Indias.44 El hermano Lorenzo Ortiz tradujo del italiano unas Pláticas
espirituales de Giovanni Paulo Oliva, general de los jesuitas, y las dedicó “a
la muy religiosa, y muy apostólica Provincia del Pirú”. El libro con el títu-
lo Platicas domesticas espirituales, hechas por el reverendissimo padre Juan
Paulo Oliva, preposito general de la Compañia de Jesus salió con un falso pie
de imprenta de Bruselas “por Francisco Tserstevens, mercader de libros”,
fechado en 1680. En realidad, el contrato de impresión fue firmado en
Sevilla el 28 de febrero de 1680 entre el jesuita Pedro de Espinar y el
impresor Tomás López de Haro, con una tirada total de 553 ejemplares
con dos emisiones, por un parte 550 en papel y, utilizando las mismas for-
mas, una corta emisión de tres ejemplares en papel marquilla. En los pre-
liminares del impreso la última fecha que figura es la del 14 de julio de
1680 en la licencia de Gregorio Bastán, vicario arzobispal sevillano. El
libro estaba listo para enviarse al Perú, pero finalmente ese año no hubo
flota, así que lo más probable es que el libro viajase en 1681 ya que este
año registró Lorenzo Ortiz un envío de “dos cajoncillos de libros” con la
marca de los jesuitas, que podría corresponderse con el envío del libro al
Perú.45 Las prisas por imprimir, para tenerlo listo para enviarlo, fueron
probablemente determinantes para indicar un falso pie de imprenta, que
les ahorraba pedir la licencia real ante el Consejo de Castilla.
44 Mª del C. ÁLVAREZ MÁRQUEZ, Impresores, libreros y mercaderes de libros en la Sevilla
del Quinientos, Zaragoza, Libros Pórtico, 2009.
45 AGI. Contratación, 1237. P. RUEDA RAMÍREZ, “Las Pláticas domésticas (Bruselas, 1680)
de Giovanni Paolo Oliva: una edición sevillana con falso pie de imprenta”, Carmela Reale
(ed.), Il libro al centro. Percorsi fra le discipline del libro in onore di Marco Santoro, Napoli,
Liguori Editore, 2014, pp. 421-435.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
172
CORTOCIRCUITOS
Los cortocircuitos o dificultades que podemos observar en los meca-
nismos de producción, distribución y lectura de los libros pueden detectar-
se en cuatro problemáticas que expondremos de manera sintética. Estas
interferencias tuvieron incidencias diversas en cada territorio y, de manera
diferenciada, a lo largo del tiempo. Una primera dificultad fue la escasez de
imprentas y los problemas de abastecimiento de materiales como tipos
móviles o la carestía del papel. El impresor Enrico Martínez publicó en su
taller el Reportorio (1606), ya citado, en el que advertía a sus lectores que
tenía escritos otros dos textos: una Agricultura desta Nueua España y un
Tratado de Fisionomía, pero no incluyó este último en el Reportorio “por
que ocupa más lugar del que aquí se le pudiere dar, y ser grande el costa de
la impressión en estas partes, y muy poca la salida que los libros tienen”.46
Estos dos aspectos, destacados por un impresor y librero, que conoce bien
el mercado novohispano, revelan claramente las dificultades para dar sali-
da en las prensas a nuevos libros, los costes de imprimir, especialmente por
el precio del papel, y la “muy poca” venta que tienen los libros, lo que reve-
la un mercado en ciernes, que se fue consolidando lentamente durante el
último tercio del siglo XVI y continuaba consolidándose, con dificultades,
y algunas quiebras, a principios de la centuria siguiente.47
La segunda dificultad fue el papel de las autoridades virreinales limitan-
do las licencias de publicación, para favorecer el comercio de la metrópoli,
evitar la publicación de obras que pudieran resultar problemáticas para los
poderes locales y controlar la difusión de las noticias. La lejanía del Consejo
de Castilla, y su cámara que gestionaba los privilegios, favorecía que los
representantes del Rey pudieran conceder las licencias para imprimir una
vez en los talleres de México, Lima, Puebla de los Ángeles y alguna de las
pocas ciudades con imprentas. El privilegio real seguía, como era previsible,
bajo la supervisión de la Corona, de tal manera que se concedía la publica-
46 E. MARTÍNEZ, Reportorio de los tiempos…, p. 277.
47 N. JIMÉNEZ, “Comerciantes de libros en la Nueva España en el siglo XVI. Perfiles y
estrategias”, María del Pilar Gutiérrez Lozano (ed.), Impresos y libros en la historia econó-
mica de México, siglos XVI-XIX, Guadalajara, Universidad, 2007, pp. 17-40. A. CUYA SIALER,
“El establecimiento formal del negocio de venta de libros en Perú: Los casos de Juan
Jiménez del Río, Pedro Durango de Espinosa y Andrés de Hornillos (1580-1620)”,
Histórica, 42, 1 (2018), pp. 7–57.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 173
ción sin la protección de exclusividad que podía otorgar el privilegio que
restringía temporalmente, generalmente por diez años, la posibilidad de que
otros impresores o libreros pudieran editar el mismo título.48 Vicente de
Herrera, oidor en México y luego regente de la Audiencia de Guatemala,
tenía una clara idea del papel del jurista en estos trámites, ya que opinaba
que “el examen de los libros exije muchos conocimientos, pocas ocupacio-
nes, y una escrupulosa inquisición. Es muy de temer su sentencia”. Esta afir-
mación la incluía en una carta de 1781 dirigida a José Pérez Calama, dejan-
do claro que “yo siempre he deseado, que hubiese en todas partes, que fuese
posible, una Sociedad de Literatos de todas Facultades, que los reconocie-
sen, antes de su impresión, al modo de la Mesa, o Tribunal Censorio de
Portugal, y que sin su aprobación ninguno se imprimiese”.49
En el caso de publicaciones sobre asuntos de Indias existía una regu-
lación de control por parte de los consejeros reales para vigilar la difusión
de noticias sobre los territorios de la Corona en América, restringiendo la
divulgación de relatos que pudieran contrarrestar la autoridad real o infor-
masen a los enemigos de las defensas o de la situación política de los terri-
torios americanos. El caso del Itinerario de navegación de Juan Escalante es
revelador, ya que la obra fue difundida en copias de mano y considerada
de interés para pilotos de la Carrera de Indias, pero no debía caer en las
manos de los capitanes y mercaderes enemigos de la Monarquía. La
Corona ordenó la recogida de los traslados manuscritos de la obra. Ahora
bien, el propio autor, en 1593, suplicó al Consejo que no se diera licencia
para imprimir un texto de Baltasar Vallerino de Villalobos titulado Luz de
mareantes, ya que este libro estaba “sacado del suyo” y si se autorizaba la
impresión “se le quita [a Juan de Escalante] su premio y trauaxo”.50 Los
intereses de los autores y la Corona podían coincidir, como parece ser el
caso, pero por motivos distintos. Los consejeros reales querían reservar las
48 J. L. GONZALO SÁNCHEZ-MOLERO, “Los impresores ante el Consejo Real: el problema
de la licencia y del privilegio (1502-1540)”, Actas XIII y XIV Jornadas bibliográficas
Bartolomé J. Gallardo, Badajoz, Unión de Bibliófilos Extremeños, 2009, pp. 119-184.
49 J. PÉREZ CALAMA, Politica christiana para toda clase de personas, extractada de los
documentos y avisos de San Gregorio el Magno. En la Nueva Ciudad de la Asuncion
[Guatemala], Impresa con las licencias necesarias, en la oficina de don Antonio Sanchez
Cubillas, 1782, *3r.
50 F. BOUZA ÁLVAREZ, «Dásele licencia y privilegio». Don Quijote y la aprobación de libros
en el Siglo de Oro, Torrejón de Ardoz, Akal, 2012, p. 50-51.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
174
noticias sobre las rutas y puertos, y el autor preservar su texto evitando
podas y añadidos de un autor que se aprovechaba de su libro.
Un tercer elemento que interferió fue la acción de control inquisito-
rial en el universo del libro, problemática en unos territorios extensos y
complejos, con numerosas vías de contrabando, ocultación de libros y la
presencia de comunidades extranjeras. Los estudios en torno a los agentes
inquisitoriales y su relación con el mundo del libro se han incrementado
notablemente en los últimos años. Una parte de los trabajos se ocupan,
como recoge González Sánchez, de la vigilancia en puertos y fronteras,
pero cada vez hay un mayor interés por la interferencia en la distribución
interna y el control de la lectura.51 La acción inquisitorial en Indias podía
desarrollarse en un plano institucional, con el correspondiente aparato de
control, pero pueden detectarse numerosas reacciones de notable interés,
que muestran resistencias a ciertos actos y decretos. En la biografía de Fr.
Alonso de la Veracruz se recoge la reacción de este destacado teólogo
“quando el tribunal de la santa inquisición prendió al Padre Maestro Fr.
Luys de León” y llegó la noticia a México “con toda aquella ponderación
y sentimiento que el caso pedía”. Veracuz afirmaba con claridad que en su
opinión “a la buena verdad que me pueden quemar a mí si a él lo queman,
porque de la manera que él lo dize lo siento yo”.52
En cuarto lugar, el discurso en torno a la lectura, que influyó en la
normativa real sobre el envío de libros de ficción a los territorios america-
nos y, probablemente con mayor peso, un sinfín de textos de eclesiásticos
que elaboraron un discurso en torno a los libros adecuados, alimentando
las polémicas sobre el papel de la lectura de libros profanos o devotos.53 El
toledano Juan de Mora en sus Discursos morales (1589) recogía la imagen
51 C. A. GONZÁLEZ SÁNCHEZ, “Inquisición y control ideológico en la Carrera de Indias
de la Ilustración (1750-1830), Bulletin of Spanish Studies, 92, 5 (2015), pp. 855-877. I.
GARCÍA, “Los temibles ojos, oídos y brazos de la Inquisición: notas sobre la censura de
libros en Nueva España entre los siglos XVII y XVIII”, Colonial Latin American Review, 28, 2
(2019), pp. 258-280.
52 J. de GRIJALVA, Cronica de la orden de N. P. S. Augustín en las prouincias de la Nueua
España: en quatro edades desde el año de 1533 hasta el de 1592, Mexico, En el religiosissi-
mo conuento de S. Augustin, y imprenta de Ioan Ruyz, 1624, f. 188r.
53 A. CASTILLO GÓMEZ, Leer y oír leer: ensayos sobre la lectura en los Siglos de Oro, Madrid,
Iberoamericana; Frankfurt am Main, Vervuert, 2016. La defensa de la literatura “profana”
es estudiada por N. BARANDA, “En defensa del Amadís y otras fábulas. La carta anónima
al caballero Pero Mexía”, Journal of Hispanic Philology, 15, 3 (1991), pp. 221-236.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 175
ideal del libro, que debía estar adornado de cuatro cosas, “de exemplos, de
autoridad, de claridad y discreción”, dando cuenta de la moralización del
acto de leer como aprendizaje de modelos de vida.54 Estos discursos se ela-
boraron en Portugal, al igual que en España, pero en el caso de los territo-
rios portugueses en Brasil las autoridades no favorecieron la llegada de la
imprenta, de hecho, no hubo una imprenta autorizada hasta 1808, lo que
convirtió a Lisboa en el centro de distribución de libros para Brasil y en el
centro de producción de los escritores en lengua portuguesa.55 Los libros,
sin duda circularon, pero al no contar con imprentas se producía un nota-
ble cortocircuito en los mecanismos de intercambio. Nuno Marques
Pereyra en su Compedio narrativo do peregrino da America (Lisboa
Occidental, 1731), recoge a un discreto “peripatético” interesado en los
libros que enseñan el arte de la conversación, citando los libros que reco-
mienda para leer: “Góngora. Quevedo. Criticón. Para todos de
Montalvan. Retiro de cuidados. Florinda. Cristaes da alma. Novellas; e
comedias; porque estes livros ensinaõ a fallar”, pero la respuesta del autor
a este interés por las obras profanas fue “poise u entendo, Senhor, lhe disse,
que estes livros, e outros semelhantes ensinaõ a fallar, para peccar; e este,
e outros espirituaes ensinaõ a obrar, para salvar”.56 En este debate contras-
tan las lecturas profanas como medio de poner en riesgo el alma, frente a
la lectura de las obras espirituales que enseñan el peregrinar del alma para
su salvación. En este dilema entre los buenos y los malos libros se constru-
ye, en el mundo americano, un discurso de restricción de las lecturas, que
tuvo notables consecuencias en el prestigio de determinadas obras, pero
que no impidió, como reflejan los estudios de González Sánchez (y previa-
mente Leonard), la circulación de todo tipo de textos.57
54 J. de MORA, Discursos morales, Madrid, Pedro Madrigal, 1589, f. 147r.
55 L. HALLEWELL, O livro no Brasil: sua história, São Paulo: Editora da Universidade de São
Paulo, 2005, pp. 101-105. M. ABREU, “Circulação de libros entre Europa e América”,
Polifonia, 14 (2007), pp. 161-174.
56 N. MARQUES PEREIRA. Compendio narrativo do peregrino da America, Lisboa Occidental,
na officina de Manoel Fernandes da Costa, 1731, b2v.
57 C. A. GONZÁLEZ SÁNCHEZ, “Miedos y suspicacias: interdicción y cultura escrita en la
época de la Contrarreforma”, Revista Maracanan, X, 10 (2014), pp. 25-47. L. C. ÁLVAREZ
SANTALÓ, “El filtro ideológico: libros y pasajeros”, España y América: Un océano de negocios.
Quinto centenario de la Casa de la Contratación, 1503-2003, Madrid: Sociedad Estatal de
Conmemoraciones Culturales, 2003, pp. 161-174. El trabajo pionero de I. A. LEONARD sigue
teniendo notable interés, ver Romances of chivalry in the Spanish indies with some “Registros”
of shipments of books to the Spanish colonies, Berkeley, University of California Press, 1933.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
176
CAMINO DE LOS TIPOS (MÓVILES)
Las copias pasaron de mano en mano, gracias a las redes clientelares
que facilitaban el trasiego de textos hasta llegar a su destinatario. Entre
estas redes clientelares cabe destacar a los miembros del Consejo de Indias,
los virreyes americanos tras su regreso, los visitadores reales y los procura-
dores eclesiásticos. En algunos casos los envíos de manuscritos a la Corte
dan pistas de interés, en muchos casos estos textos llegaron a las casas pro-
vinciales de las órdenes, y se dirigieron a los agentes en Roma.58
Los textos en busca de imprentas en Europa constituyeron un aba-
nico notable de obras en busca de la fama y el reconocimiento de las
prensas. En ocasiones sin demasiado éxito, al entrar en conflicto con
intereses políticos, como probablemente ocurrió con una de las obras
de Vargas Machuca en la que defendía los intereses de los encomende-
ros, en un momento en el que este modelo estaba siendo cuestionado
entre los consejeros indianos. En torno a 1605 envió al Consejo de
Indias una defensa de “las conquistas y repuctación de la nación espa-
ñola” criticando a Bartolomé de las Casas y defendiendo el manteni-
miento de las encomiendas. Esta defensa del papel del colonizador titu-
lada Apologías y discursos de las Indias Occidentales no obtuvo autoriza-
ción para imprimirse.59
Francisco Lorenz de Rada (1660-1713), caballero de Santiago, pasó a
Nueva España como gobernador militar en Veracruz. Este noble tuvo
entre sus aficiones la de llevar a la imprenta su Nobleza de la espada
(Madrid, 1705) que coincidía con sus intereses como maestro de campo.
Un libro que contó con el privilegio real y estuvo destinado a abastecer el
mercado español (y americano), interesado en estos debates en torno a la
esgrima. Los juristas, mercaderes y nobles locales estuvieron en muchos
casos interconectados en Indias por las alianzas matrimoniales y los inte-
reses en el comercio y las tierras, y en ocasiones las aficiones por la escri-
58 El franciscano Fr. Esteban de Verdalet y otros como él viajaron usando estos momen-
tos de tránsito para cumplir con encargos y sacar adelante textos y memoriales. A.
GALÁN GARCÍA, “Expediciones franciscanas a Indias, 1600-1626”, Actas del III Congreso
Internacional sobre los franciscanos en el Nuevo Mundo (siglo XVII). La Rábida, 18-23 sep-
tiembre 1989, Madrid, Deimos, 1991, pp. 813-822.
59 M. L. MARTÍNEZ DE SALINAS, Castilla ante el Nuevo Mundo: la trayectoria indiana del
gobernador Bernardo Vargas Machuca, Valladolid, Universidad, 1991, pp. 115-126.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 177
tura también jugaron un papel, derivando en algunos casos a la poesía y,
en otros, a las obras de historia, la genealogía, el arte militar y la devoción.
La fortuna de las prensas dependía, en ocasiones, de llegada del dine-
ro para pagar la impresión o la existencia de otras prioridades a pesar de
las promesas dadas a los autores. Juan Meléndez en sus Tesoros afirma en
“al que leyere” advierte de algunos fraudes en este camino de los manus-
critos a los tipos móviles. Cuenta Meléndez como un texto que un obispo
remitió a la Corte “para que se la imprimiesen a algún correspondiente, lo
qual no se efectuó, que todo este riesgo tienen los pobres escritores de
Yndias, que remiten sus libros a imprimirlos a España, que se quedan con
el dinero, los correspondientes”, de tal manera que los agentes que reciben
textos y plata descuidan los primeros y se gastan lo segundo, de tal modo
que “hechan el libro al carnero, y al triste autor al olvido”.60
En torno al Consejo de Indias, y a sus consejeros, se tramaban buena
parte de las redes en busca de mercedes, reconocimientos y favores, con-
figurando un universo de relaciones que permite rastrear el sistema clien-
telar de la Corte y sus conexiones con el universo de poderes locales en el
mundo americano. Unos polos en atracción y conflicto. Tal como afirma-
ba el jurista Francisco Solanes al tratar del despacho de las materias de
gracia por el rey, “más memoriales llegan a vezes a las manos del Príncipe,
que méritos: más pretendientes frequentan a vezes las losas de palacio,
que estudiantes las escuelas, y soldados las campañas”.61 En este contex-
to el interés por los temas de Indias de los consejeros resulta un elemen-
to de interés esencial, ya que muchos de ellos no pisaron nunca las pose-
siones americanas, y recibieron la información vía memoriales e informes,
así como los numerosos textos que hicieron llegar, de manera interesada,
algunos autores, y los propios libros impresos sobre temática americana.
Un indicador de este interés son las bibliotecas de los consejeros reales, y
sus presidentes, pero tenemos una información fragmentaria. El caso de
Lorenzo Ramírez de Prado es excepcional, miembro del Consejo de
Indias desde 1626 hasta su muerte en 1658, fue un afamado coleccionis-
ta de libros y hombre de letras, que reunió una biblioteca con al menos
60 J. MELÉNDEZ, Tesoros verdaderos de las Yndias, t. I, e2r.
61 F. SOLANES, El Emperador politico y politica de emperadores: vida del emperador Vlpio
Trajano, sacada del Panegirico de Plinio Menor y otros autores, ilustrada con varias maximas
politicas y morales, Barcelona, en la impr. de Joseph Llopis, 1700-1706, v. 2, p. 107.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
178
8.951 cuerpos de libros impresos, sin contar papeles menores y manus-
critos, entre los que se encontraba un fondo americano con 136 obras
referentes a Indias, 15 impresos mexicanos y otros 11 de Lima.62 En los
numerosos memoriales (y relaciones de méritos) remitidos al Rey (y leí-
dos por sus consejeros) encontramos testimonios de hombres de letras
que escriben en beneficio de la república y de la Corona, elevando con
sus peticiones algunas reclamaciones. El franciscano Pedro de Alva y
Astorga “hijo del hábito de la Santa Provincia de los doze Apóstoles de
Lima” elaboró un Memorial (c. 1650) “que se dio al Rey N. S. Phelipo IV
quando se le presentó” una obra titulada Sol de la verdad.63 En este caso
el autor se presentaba como hombre que ha “gastado casi los 57 años que
tiene de edad en continuos estudios, y dado a la estampa ocho libros de
diversas materias”. Es una tónica acorde con la búsqueda de la protección
de la Corona. Los autores amparaban sus libros como súbditos leales. En
este caso para defenderse de los ataques recibidos en sus textos en defen-
sa de la Inmaculada, uno de los temas de rifirrafes eruditos entre órdenes
religiosas altomodernas.64
Los manuscritos que viajaron para convertirse en libros impresos en
Europa revelan aspectos esenciales del funcionamiento de una república
literaria repartida entre dos mundos e interconectada a través de las redes
atlánticas.65 En los estudios del libro se ha primado la perspectiva local o
nacional, centrándose en la producción más que en el consumo, pero si
nos ocupamos de los retornos impresos quizás logremos entender algunas
de las singularidades de la producción de impresos de temática o autor
62 N. PENA SUEIRO, “América en la librería de Don Lorenzo Ramírez de Prado, consejero
de Indias”, Revista chilena de literatura, 85 (2013), pp. 247-270.
63 P. de ALVA Y ASTORGA, Memorial que se dio al rey n.s. Philipo IV quando se le presento
este libro y ponese aqui como prologo al lector porque en el se da noticia del motivo y prin-
cipio que tuvo desta obra, con todo lo que contiene, [S.l., s.n., c. 1650], p. 1. Biblioteca
Rector Machado de la Universidad de Sevilla, 110-127(53).
64 J. A. OLLERO PINA, “La exaltación de la Inmaculada Concepción en Sevilla, 1615-
1622”, Pablo González Tornel (coord.), Intacta María: política y religiosidad en la España
barroca, València, Museu de Belles Arts , 2017, pp. 75-85.
65 En este texto queda relegada, pero no debe ser olvidada, la circulación de noticias y
la circulación de documentos oficiales que configuraron uno de los principales ámbitos
de la negociación política, como pone de manifiesto G. SALINERO, Hombres de mala
corte: desobediencias, procesos políticos y gobierno de Indias en la segunda mitad del siglo
XVI, Madrid, Cátedra, 2017.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 179
americano en las prensas europeas. En este caso se trataría de un enfoque
que debe tener presente el mundo de intercambios atlánticos en la confi-
guración de un mercado global para determinados impresos. De este
modo podríamos detectar las conexiones, los intereses compartidos y las
recepciones diferenciadas en diferentes nodos de la red. La impresión
europea de textos de interés para los autores residentes en América mues-
tra unas dependencias de las prensas peninsulares. E igualmente revela las
conexiones clientelares o de mecenazgo, de particulares e instituciones,
que configura el marco de relaciones que facilita la obtención de los per-
misos de publicación, la selección de determinados talleres de produc-
ción, y las decisiones sobre el contenido y el alcance de las obras edita-
das. El manuscrito del Dechado de príncipes eclesiásticos remitido por el
biógrafo de Manuel Fernández de Santa Cruz para imprimirse en España,
“hundiose en aquella tan deplorada tormenta, en el día 31 de julio de
1715 años”, por lo que su autor, Miguel de Torres, “con esta noticia tan
melancólica recurrí a el borrador… y así huve de empezar nuevamente,
con mas estudio mío la obra, que por la urgencia de remitirse a España,
no era tan propia”.66
Estos libros escritos en América y que se envían a la Corte, a Roma y
a centros nucleares del sistema político, podían estar destinados a mostrar
el ingenio de los escritores de las Indias en el momento de solicitar mer-
cedes reales, o para promocionar determinadas acciones de las órdenes
religiosas como es el caso de las misiones y la promoción de las biografías
eclesiásticas de prelados, “santos” locales y otros fenómenos propios del
mundo americano.67 La Historia real sagrada (1643) de Juan de Palafox
fue impresa en Puebla de los Ángeles y distribuida en Madrid tras la
muerte de Olivares, en 1645, logrando un notable éxito, hasta el punto
de que el agente de Palafox en la Corte pidió más ejemplares. En este caso
Palafox decidió publicar la siguiente edición en Madrid, para repartirse en
Nueva España y entre personas de las élites cortesanas y del gobierno,
66 M. de TORRES, Dechado de principes eclesiásticos que dibujò con su exemplar, virtuosa,
y ajustada vida el Illust. y Exc. señor don Manuel Fernandez de Santa Cruz y Sahagun,
Madrid, Por Manuel Román, á costa de don Ignacio Assenjo y Crespo, Dignidad de
Tesorero de la Santa Iglesia de la Puebla de los Angeles, 1722, prólogo al lector, p. 37-42.
67 A. RUBIAL GARCÍA, La santidad controvertida. Hagiografía y conciencia criolla alrededor
de los venerables no canonizados de Nueva España, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, Fondo de Cultura Económica, 1999.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
180
especialmente los consejeros de Indias.68 En otros casos, son textos que
revelan el interés por determinadas obras de la literatura como las obras
de Juana de Inés de la Cruz, la pasión por la historia compartida y las
posiciones (y aspiraciones) políticas de los miembros de la administración
indiana. La diversidad de casos resulta de notable interés ya que revela
estrategias muy diversas de promoción, en busca de reconocimiento, uti-
lidad e influencia. Los memoriales publicados en la Corte respondían a la
conveniencia de dar voz pública a reclamaciones diversas que, en ocasio-
nes, formaban parte de estrategias de control en los territorios america-
nos, como era el caso de la soterrada lucha entre los obispos interesados
en reforzar el clero regular en sus diócesis y los agentes de las órdenes reli-
giosas que buscaban defender el papel de los regulares en el control de las
doctrinas. El prelado poblano Manuel Fernández de Santa Cruz (1637-
1699) imprimió una Consulta impugnado la Defensa de la verdad del
franciscano Francisco de Ayeta. En este caso se afirmaba que: “Pone por
título al libro: Defensa de la verdad; pero desde luego descubre cuanto
falta a ella su Autor, pues abiéndole hecho tan público en Madrid, que se
halla en las Especierías, en estos Reynos [Nueva España], donde vinieron
dos cajones, se ha ocultado de manera que ha sido necesario ocurrir a
España para adquirirle”.69 Es interesante esta voluntad de Ayeta de crear
opinión con un libro favorable a la administración franciscana de las doc-
trinas. La estrategia fue distribuirlo en la Corte y remitir dos cajones a
México, repartidos de manera selectiva hasta el punto de llegar a manos
del prelado por otras vías, comprándolo en España. Fernández de Santa
Cruz deja ir la andanada de que “se halla en las especierías” que es un
modo claro de decir que se reutiliza en las tiendas como papel para envol-
ver, dando así una idea del valor que le da a la obra. Ahora bien, revela
que un texto que ataca su intención de mayor control de las doctrinas
necesita de una réplica impresa para contrarrestar sus argumentos. Esta
lucha de intereses fue clave, en numerosos asuntos y ayuda a entender la
necesidad de recurrir a la imprenta para mantener el pulso de la opinión
en la Corte.
68 C. ÁLVAREZ DE TOLEDO, Juan de Palafox. Obispo y virrey, Madrid, Centro de Estudios
Europa Hispánica; Marcial Pons, 2011, p. 203.
69 M. FERNÁNDEZ DE SANTA CRUZ. Consulta que haze a Su Magestad el Obispo de la
Puebla de los Angeles, aviendo visto un libro, intitulado Defensa de la Verdad. [S.l., s.n., s.a.].
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 181
BIOGRAFIAR LOS SUTILES INGENIOS DE INDIAS
El peso de la fama se aquilata con el de la forma tipográfica, como
recordaba María de Zayas en sus Novelas amorosas, es la imprenta “el cri-
sol donde se averigua la pureza los ingenios, porque hasta que los escritos
se rozan con las letras de plomo no tienen valor cierto”.70 Es la escritura
artificial de los tipos móviles produciendo ejemplares múltiples la que
logra incrementar el reconocimiento de la autoría, reforzando la figura del
autor y la fama de sus obras. Los problemas de autoría fueron numerosos
en el mundo moderno, con juegos de ocultación de los propios autores y
sus textos, lo que ha dado lugar a numerosos recursos retóricos en torno a
la aparición de ejemplares recuperados, meras traducciones que son escri-
turas originales y manipulaciones de originales para actualizarlos, refor-
marlos o corregirlos.71 Las guerras de panfletos estuvieron a la orden del
día, con ocultación de autorías, falsificaciones de pies de imprenta y ausen-
cia de licencias, lo que algunos autores recalcaban en sus apologías a favor
o en contra de determinados textos. El franciscano Juan del Olmo denun-
ciaba la publicación de un texto polémico del capuchino Martín de
Torrecilla, publicado en un primer momento sin autoría reconocida, y for-
mando parte de diversos impresos críticos como uno “que salió a luz sin
licencia alguna, y con la falsedad de averse impresso en Turín, por
Zaviatta; constándonos, que es todo supositicio; y que se imprimió, donde
Dios tuvo por bien, permisivamente!”.72 Esta habilidad para imprimir
siendo todo “supositicio”, por ser falso e inventado en su pie de imprenta
y simulación de impresión foránea, nos da una idea de la importancia que
70 Recoge fuentes e indagaciones en este terreno N. BARANDA y A. J. CRUZ (eds.), Las
escritoras españolas de la edad moderna. Historia y guía para la investigación, Madrid,
UNED, 2018. Los orígenes del debate de la autoría en las obras femeninas en E. M. VILLE-
GAS DE LA TORRE, “Gender in Early Constructions of Authorship, 1447-1518”, Theory
Now. Journal of Literature, Critique, and Thought, 2, 1 (2019), pp. 33-50.
71 F. DELPECH, “El hallazgo del escrito oculto en la literatura española del Siglo de Oro:
elementos para una mitología del libro”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares.
53, 1 (1998), pp. 5-37.
72 J. del OLMO, Arbol serafico que con luzes de verdad manifiesta al mundo la legitima y
nunca interrupta sucession por la linea recta del Generalissimo de toda la Orden de San
Francisco desde el Serafico Patriarca hasta el Reverendissimo Padre F. Alonso de Biezma,
Barcelona, impresso por Rafael Figuerò, 1703, signatura B2r del prólogo apologético.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
182
podían llegar a tener en algunas de las batallas de libelos, que no siempre
conocemos al detalle.
La restitución de un texto a su verdadero autor es lo que procura el
jesuita Juan de Avalos al editar las Semanas espirituales (México, 1641) del
obispo poblano Juan de Palafox. En la dedicatoria de este librito devoto en
octavo recordaba “que auiendo corrido en España con ageno nombre, se res-
tituyen oy al de su Illustríssima”. Esta restitución de la autoría es un recono-
cimiento a su papel como prelado que atiende su diócesis, ofreciendo con el
libro el alimento espiritual que complementa su labor política, de notable
intensidad en ese momento. La labor de este reconocimiento también la des-
tacó José del Campillo y Cosío, al ser las imprentas “unos altísimos atajos
por donde la fama manifiesta… las dignísimas glorias de aquellos varones
verdaderamente sabios que enriquecen el orbe literario con sus productos”.73
La escasez de imprentas y la dispersión de los escritores en un extenso terri-
torio dificultó poder radiografiar estas autorías en el caso americano. En
algunos casos se trataba de una ocultación deliberada del nombre, con la
finalidad de dar idea de una modestia cristiana, que alejaba al autor de la
fama y el reconocimiento, aunque la legislación de imprenta insistía en no
autorizar la publicación de obras sin nombre de autor. Este fue el caso de
unos Sermones varios predicados en la civdad de Lima del reyno del Peru
(Zaragoza, 1678) celebrados por “un orador estimado, bien oído y aplaudi-
do de los mejores ingenios de aquel reyno”. El compilador del volumen, un
noble del círculo de don Juan de Austria, lo dedicaba a San Pablo, pero no
daba el nombre del predicador limeño.74 Es un juego o estrategia de oculta-
ción del nombre, pero sin que exista dificultad alguna con la ortodoxia. Esto
resultaba viable en casos de mecenazgo de las élites, que ofrecen un produc-
to editorial de prestigio para promover su devoción a las buenas obras
(impresas). Estas iniciativas revelan estrategias a contracorriente del ideal del
73 J. del CAMPILLO y COSÍO, Dos escritos políticos, Oviedo, Junta General del Principado
de Asturias, 1993, p. 61.
74 Sermones varios predicados en la civdad de Lima del reyno del Peru, por vn orador esti-
mado, bien oido y aplaudido de los mejores ingenios de aquel reyno sacalos a luz Don
Melchor de Mosquera, en Zaragoza, por los herederos de Iuan de Ybar, 1678. Es conve-
niente recordar que Juan José de Austria estuvo en Zaragoza de 1669 a 1676, como
lugarteniente general y vicario de la Corona de Aragón, ver E. GONZÁLEZ ASENJO, Don
Juan José de Austria y las artes (1629-1679), Madrid, Fundación de Apoyo a la Historia del
Arte Hispánico, 2005.
DE IDAS Y RETORNOS EN EL MUNDO ATLÁNTICO
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR 183
autor reconocido y categorizado en bibliografías que dotan a una orden o un
territorio de prestigio o, en otra modalidad, a las listas de autores citados
incluidas en los preliminares de libros eruditos que dotaban de autoridad al
texto. La celebración de la anonimia es un fenómeno que merecería una
mayor atención, ya que existió una voluntad de publicar anónimamente,
aunque en muchos casos se “restituyese” la autoría en las ediciones favoreci-
das por algunas redes clientelares y en las ediciones póstumas.75
En 1630 Antonio de León Pinelo publicaba el Tratado de confirmacio-
nes reales de encomiendas, oficios i casos, en que se requieren para las Indias
Occidentales (Madrid, 1630). En este caso se trataba de un libro práctico des-
tinado a dar noticia de los “antiguos estatutos del Nuevo Mundo” con la
finalidad de “tener luzes en el govierno, i exemplos”, tal como explicaba su
hermano Juan Rodríguez de León “el Indiano” en el prólogo. El interés por
recoger las informaciones sobre Indias se observa, de igual modo, en el
Epítome de la biblioteca oriental y occidental naútica y geográfica (1629, ree-
ditado en 1737) también publicado por el cronista Antonio de León Pinelo,
considerado por Millares Carlo “la primera bibliografía del Nuevo
Mundo”.76 De nuevo su hermano Juan Rodríguez de León, un eclesiástico
que al poco tiempo obtendría el cargo de canónigo de Traxcala, elaboró un
texto preliminar de notable interés en el que reivindicaba que “como de las
Indias solo se apetece plata y oro, están sus escritores tan olvidados como sus
historias poco vistas”.77 Esto mismo fue reiterado, con distintos argumentos
retóricos, por Juan Meléndez al escribir sus Tesoros verdaderos de las Yndias
que son son en el caso del Perú las biografías de los religiosos, que son “mon-
tes de santidad”, que dan como frutos “tesoros de caridad, humildad y
pobreza”, más que el oro y la plata, de tal como que las hagiografías india-
nas son el tesoro espiritual de mayor estimación que puede ofrecer el Perú.78
75 Un estudio de caso en M. C. MARÍN PINA, “El Año santo (1658) de Luisa Manrique de
Lara, la lectura espiritual convertida en libro de meditación”, Gabriela Zarri, Nieves
Baranda (eds.), Memoria y comunidades femeninas. España e Italia, siglos XV-XVII, Firenze,
Firenze University Press, 2011, pp. 153-167.
76 A. de LEÓN PINELO, El epítome de Pinelo primera bibliografia del Nuevo Mundo, estudio
de Agustín Millares Carlo, Washington (D.C.), Unión Panamericana, 1958.
77 Las afirmaciones de Juan Rodríguez de León las recuperó Gabriel Daza de Cárdenas
en su “Proemio” a la edición que preparó del libro de G. de la VEGA, La Florida del Inca.
Madrid, 1829, t. VI, p. 2.
78 J. MELÉNDEZ, Tesoros verdaderos de las Yndias, t. I, “Al que leyere”.
PEDRO RUEDA RAMÍREZ
DE SCRIPTURA ET SCRIPTIS: CONSUMIR
184
En el caso de León Pinelo se trataba, en gran medida, de defender a la
Corona, y reforzar la imagen de la acción legítima de gobierno de los reyes
y los conquistadores. La obra fue ampliada y corregida en otras obras bio-
bibliográficas entre las que destaca la labor de Eguiara y Eguren en su
Bibliotheca mexicana en reivindicación de los antiguos mexicanos.79
UN MUNDO DE INTERCAMBIOS
El franciscano granadino Alonso de Herrera y Molina, comisario pro-
vincial, en la “provincia de los doce Apóstoles de Lima y Charcas”, publicó
en Sevilla unos Discursos predicables con la finalidad de “sacar a volar este
intelectual hijo de mi limitado y pobre ingenio, digo este libro, que tam-
bién ay libros que vuelan, como lo testifica el profeta Zacharías: Vidi volu-
men volans. Este pues a de volar por toda la tierra, correr tiene por todo el
mundo”.80 Esta idea de “correr” por el mundo los libros, como hijos del
entendimiento sin fronteras, es la que alimenta el deseo de muchos de los
autores del Siglo de Oro, que cuentan con lectores en las dos bandas del
Atlántico. Estos públicos potenciales nos hablan, con claridad, del libro
como medio de intercambio, portador de relaciones e interconexiones
entre comunidades de lectores. El franciscano Herrera fue, sin duda, muy
consciente del creciente peso de las imprentas, ya que desgranaba en su pró-
logo al lector sus otros libros escritos (o por publicar) indicando en un caso
que “la dotrina es vulgar y común, lo pudiesen todos auer por poco pre-
cio”, y de otro de sus libros que “en año y medio se gastaron dos impresio-
nes”.81 Estos textos de poco “precio” en el mercado, con impresiones que
“se gastaron”, aluden al consumo de impresos y los circuitos de compra-
venta, que ilustran como un producto puede recorrer el mundo, una idea
que ilustra el notable peso de los intercambios y el consumo global de
determinadas obras en los territorios hispánicos de la Corona.
79 J. J. de EGUIARA y EGUREN, Prólogos a la Biblioteca Mexicana, versión española anota-
da, con un estudio biográfico y la bibliografía del autor por Agustín Millares Carlo,
México, D.F., Fondo de Cultura Económica, 1984.
80 A. de HERRERA Y MOLINA, Discursos predicables de las excelencias del nombre de Iesus,
y de los nombres y atributos de Christo, Sevilla, por Geronimo de Contreras, ano 1619, f. 2v.
81 Íbidem, f. 4v.