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Facilitar el desempeño laboral de los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad a través de la educación superior: la relevancia de competencias, valores, visiones del mundo y oportunidades

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Abstract

Este artículo explora el desempeño laboral de los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad para poder proporcionar mejores entornos de aprendizaje en la educación superior para el emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad (sustainability-driven entrepreneurship – SDE). Los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad son actores que inician e implementan con éxito innovaciones sustentables en pos de objetivos sociales y ecológicos además de los económicos como base de su estrategia organizacional. El SDE sugiere una visión del proceso orientada a la acción y enfatiza el nexo de individuos y oportunidades. Este artículo argumenta que las competencias, así como los niveles más profundos de conocimiento con respecto a los valores y las visiones del mundo, son las dimensiones clave que constituyen el SDE. Para la implementación de estrategias de acción sustentables, las competencias clave así como las oportunidades, son esenciales para permitir el desempeño laboral. Para este estudio cualitativo- exploratorio, se realizaron 48 entrevistas semiestructuradas con empresarios y gerentes de empresas y organizaciones sin fines de lucro que persiguen estrategias y actividades sustentables en sus actividades económicas, en cinco regiones europeas: Viena, Gotemburgo, Brno, Bolzano y Vechta. Los resultados tienen una serie de implicaciones para los programas de estudio en las instituciones de educación superior, con el objetivo de desarrollar las competencias de los estudiantes así como niveles más profundos de conocimiento con respecto a los valores y las visiones del mundo, y fomentar el desempeño para el SDE.
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Es gilt nur für den persönlichen Gebrauch.
Facilitar el desempeño laboral de los emprendedores orientados hacia
la sustentabilidad a través de la educación superior: la relevancia de
competencias, valores, visiones del mundo y oportunidades
Petra Biberhofer, Claudia Lintner, Johanna Bernhardt, Marco Rieckmann
“Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad
para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”.
Albert Einstein
Resumen
Este artículo explora el desempeño laboral de los emprendedores orientados hacia
la sustentabilidad para poder proporcionar mejores entornos de aprendizaje en la
educación superior para el emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad
(sustainability-driven entrepreneurship SDE). Los emprendedores orientados
hacia la sustentabilidad son actores que inician e i mplementan con éxito
innovaciones sustentables en pos de objetivos sociales y ecológicos además de los
económicos como base de su estrategia organizacional. El SDE sugiere una visión
del proceso orientada a la acción y enfatiza el nexo de individuos y oportunidades.
Este artículo argumenta que las competencias, así como los niveles más profundos
de conocimiento con respecto a los valores y las visiones del mundo, son las
dimensiones clave que constituyen el SDE. Para la implementación de estrategias
de acción sustentables, las competencias clave así como las oportunidades, son
esenciales para permitir el desempeño laboral. Para este estudio cualita tivo-
exploratorio, se realizaron 48 entrevistas semiestructuradas con empresarios y
gerentes de empresas y organizaciones sin fines de lucro que persiguen estrategias
y actividades sustentables en sus actividades económicas, en cinco regiones
europeas: Viena, Gotemburgo, Brno, Bolzano y Vechta. Los resultados tienen una
serie de implicaciones para los programas de estudio en las instituciones de
educación superior, con el objetivo de desarrollar las competencias de los
estudiantes así como niveles más profundos de conocimiento con respecto a los
valores y las visiones del mundo, y fomentar el desempeño para el SDE.
Palabras clave: emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad; competencias
clave; valores y visiones del mundo; educación superior; agentes de cambio;
oportunidades para el emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad
Introducción
El discurso internacional sobre los nuevos tipos de actividad económica reconoce a los
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad, cada vez más, como agentes de
cambio para una sociedad pos crecimiento (Kyrö 2015a; Parrish y Foxon 2006; Ploum
et al., 2017). La atención principal de los emprendedores orientados hacia la
sustentabilidad en los valores sociales y medioambientales refleja una transformación
radical de nuestra interpretación actual de la economía y de los actuales modelos de
producción y consumo (Gagnon, 2012). El potencial emprendedor para crear soluciones
para múltiples desafíos derivados de crisis ecológicas, sociales, políticas y financieras
(WBGU, 2011) está profundamente conectado con las competencias (Lans et al. 2014;
Dentoni et al. 2012), que permiten que los emprendedores contribuyan al cambio y a los
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procesos de transformación (Alvord at al., 2004; Gibbs 2006; O’Neill y Gibbs 2016).
Este artículo argumenta que las competencias, así como los niveles más profundos de
conocimiento con respecto a los valores y las visiones del mundo, son las dimensiones
clave que constituyen el emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad
(sustainability-driven entrepreneurship SDE). Las competencias clave de los
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad se consideran cruciales para iniciar y
sostener un proyecto de negocios innovador (Lans et al., 2014). El artículo analiza estas
competencias clave como constructos integrales para entender componentes importantes
de las rutinas diarias de trabajo de los emprendedores orientados hacia la
sustentabilidad. Los valores y las creencias como constructos que impulsan la
motivación (Fayolle et al., 2014), y como iniciadores de acción, son disposiciones
cruciales en el contexto de competencias porque los conocimientos y las habilidades no
conducen automáticamente a la acción sustentable (Rieckmann, 2012). Por lo tanto,
para la implementación de estrategias de acción sustentables se necesitan impulsores
fuertes de motivación valores y visiones del mundo pero también oportunidades que
permitan el desempeño laboral (Cohen y Winn, 2007; Hansen et al., 2016; Patzelt y
Shepherd, 2011; Shane, 2003; Shane y Venkataraman, 2007). Una investigación sobre
las competencias clave es esencial para diseñar procesos educativos de futuros agentes
de cambio (Barth et al., 2007; Blok et al., 2016; de Haan, 2010).
El propósito principal de este artículo es entender mejor las competencias clave para el
SDE, los valores y las visiones del mundo subyacentes, además de las estructuras de
oportunidad que permiten el trabajo eficiente con el fin de proporcionar mejores
entornos de aprendizaje en la educación superior para el SDE. Desde esta perspectiva,
se formulan tres preguntas de investigación:
PI1: ¿Cuáles son las competencias clave para el emprendimiento orientado hacia la
sustentabilidad?
PI2: ¿Qué valores y visiones del mundo impulsan el emprendimiento orientado
hacia la sustentabilidad y permiten el desempeño laboral?
PI3: ¿Cuál es el rol de las oportunidades en el desempeño laboral eficiente de los
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad?
Una revisión sistemática de la literatura ha revelado un vacío con respecto a artículos de
investigación que aborden la enseñanza y el aprendizaje para el SDE (Mindt y
Rieckmann, 2017); ninguno de los estudios sobre competencias en el SDE (por ejemplo,
Lans et al., 2014; Ploum et al., 2017) toma en consideración las experiencias directas de
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad. Mientras que Lans et al., (2014) y
Ploum et al., (2017) centran su atención en los agentes de cambio para la sustentabilidad
y en los así llamados posibles emprendedores sustentables, Hesselbarth y Schaltegger
(2014), Osagie et al., (2016) y Wesselink et al., (2015) se centran preferentemente en el
rol de las competencias en el contexto laboral de los gerentes de la Responsabilidad
Social Corporativa (Corporate Social Responsibility CSR). Este estudio empírico
pretende llenar este vacío investigativo describiendo las competencias clave, los valores,
las visiones del mundo, además de las oportunidades, e identificando las implicaciones
para los procesos de enseñanza y aprendizaje para el SDE. Asimismo, tiene en cuenta
las estructuras de oportunidad que influyen en el desempeño de los emprendedores
orientados hacia la sustentabilidad. El estudio se basa en las áreas de emprendimiento
sustentable, innovación para la sustentabilidad, educación emprendedora (orientada
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hacia la sustentabilidad), competencias en sustentabilidad y competencias en
emprendimiento.
El artículo se divide en cuatro partes: Primero, explicamos el marco teórico y conceptos
importantes tales como SDE y las principales dimensiones del desempeño laboral
eficiente (competencias, valores, visiones del mundo y oportunidades) vinculadas al
debate sobre competencias para el SDE. Segundo, la sección metodológica presenta el
contexto específico del entorno de investigación, las características del muestreo y el
concepto de análisis de datos. Tercero, se presentan los principales resultados de la
investigación empírica. Aquí los autores describen los elementos fundamentales de las
competencias clave para el SDE: las características de los valores y de las visiones del
mundo del SDE; las oportunidades que dan estructura a las experiencias diarias de
trabajo y estrategias para la acción. Finalmente, el artículo concluye con un resumen
que se centra en las implicaciones de los resultados para los programas de estudio en
instituciones de educación superior con el objetivo de fomentar competencias en los
estudiantes y el desempeño para el SDE.
Marco teórico
Emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad
A pesar de un creciente interés en la investigación sobre emprendimiento sustentable
(Alvord et al., 2004; Belz y Binder, 2017; Hall et al., 2010; Johnson y Schaltegger,
2016; Schaltegger et al., 2016; Walker et al., 2014) que se centra en el nexo del
desarrollo sustentable y el emprendimiento (Cohen y Winn, 2007; Dean y McMullen,
2007; Gibbs, 2006; Refai, 2017; O’Neill Jr et al., 2009) en general, la mayoría de las
investigaciones hasta la fecha sobre emprendimiento sustentable son de tipo conceptual
(Binder y Belz, 2015; Hockerts y Wüstenhagen, 2010; Schaltegger y Wagner, 2011). El
diálogo entre estos dos campos, el del emprendimiento y el de la sustentabilidad, es aun
extremadamente limitado (Cohen y Winn, 2007; Klapper y Farber, 2016). La falta de
integración de los asuntos relacionados con la sustentabilidad en la educación
emprendedora también se puede observar en el documento guía para la educación
emprendedora (The Quality Assurance Agency for Higher Education, 2012), que
muestra la necesidad de un entendimiento y debates más profundos sobre las
competencias SDE (Hesselbarth y Schaltegger, 2014; Lans et al., 2014; Osagie et al.,
2016; Wesselink et al. 2015) y sus efectos en el comportamiento emprendedor (Gibb,
2002).
La variedad de definiciones que están en juego, como emprendedores orientados hacia
la sustentabilidad (Parrish, 2010), emprendimiento sustentable (Shepherd y Patzelt,
2011) o emprendimiento para la sustentabilidad (Parrish y Foxon, 2009) claramente es
un punto de partida problemático para unir los mundos del emprendimiento y de la
sustentabilidad. Binder y Belz (2015) identifican dos perspectivas: un grupo publica en
revistas de gestión sustentable, destacando los conceptos de desarrollo sustentable y de
triple balance (económico, social y ecológico), mientras que las actividades
empresariales quedan subordinadas a estos (por ej. Parrish y Foxon, 2009; Schlange,
2006; Young y Tilley, 2006). El segundo grupo publica en revistas de emprendimiento
masivas y alinea la noción de triple balance con la perspectiva de proceso del
emprendimiento (por ej. Cohen y Winn, 2007; Dean y McMullen, 2007; Patzelt y
Shepherd, 2011), destacando el nexo de individuos y oportunidades. Binder y Belz
(2015, p. 43) señalan un notable consenso sobre la terminología en el segundo grupo,
por un entendimiento común de ‘sustentable’ en términos del triple balance; un énfasis
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en las oportunidades como constructo central y una visión de proceso de
emprendimiento sustentable en lugar de centrarse en el emprendedor individual,
sugiriendo un proceso de emprendimiento orientado a la acción.
Por lo tanto, avanzamos más allá de una interpretación estrecha del emprendimiento,
como ‘involucrar la iniciativa personal para transformarse en un trabajador
independiente o crear nuevas empresas’ (Lans et al., 2014). Estamos de acuerdo en que
el emprendimiento sustentable es la realización (social, medioambiental e institucional)
de innovaciones para la sustentabilidad dirigidas al mercado y que ofrecen beneficios no
solo a los accionistas sino también a las partes interesadas de la sociedad (Schaltegger y
Wagner, 2011). Centran su atención en nuevos productos, servicios y procesos para el
mercado o la industria (Lans et al., 2014) pero se diferencian del emprendimiento
orientado hacia el crecimiento (Valliere, 2006) en un cambio de valores y en la manera
en que las oportunidades se descubren y aprovechan, es decir, se alejan de la ganancia
personal y se aproximan a la ganancia socioecológica (Binder y Belz, 2015). Sin
embargo, el SDE se centra en el estudio de las organizaciones con fines de lucro con
una misión social y de las organizaciones híbridas. Los emprendedores orientados hacia
la sustentabilidad afrontan así soluciones intermedias adicionales si quieren sobrevivir
en una economía basada en el mercado (Hahn et al., 2010; Hall et al., 2010; Shepherd y
Patzelt, 2011). De ahí que el SDE se enfrente a obstáculos significativos en los actuales
marcos económicos y regulatorios. Un obstáculo identificado por Cohen et al., (2008) es
la falta de indicadores adecuados de las contribuciones realizadas por los
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad a la riqueza social y ecológica de la
comunidad. La multiplicidad de objetivos contribuye a la complejidad del esfuerzo
emprendedor y podría contribuir a la falta de confianza en la capacidad de los
emprendedores para transformar la sociedad de maneras no económicas (Klapper y
Farber, 2016). No obstante, Kryö (2015, p. xxiv) identifica un consenso independiente
del nivel de análisis sobre el hecho de que el aspecto transformador está implícita o
explícitamente arraigado en todos los conceptos y enfoques en el ámbito del
emprendimiento y del desarrollo sustentable. El concepto de transformaciones
socioeconómicas entendido como un concepto ampliado de cambio, que involucra
prácticas y tecnologías de innovación social (Seyfang y Haxeltine, 2012; Slimane y
Lamine, 2017), parece ser un nexo relevante de los dos ámbitos coalescentes. Por lo
tanto, los impulsores clave que constituyen los comportamientos y las competencias de
los emprendedores sustentables para una transformación socioeconómica de gran
alcance hacia una economía sustentable, necesitan una investigación crítica.
Competencias clave para el emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad
En el ámbito de la educación emprendedora, la pregunta acerca de cómo enseñar y/o
aprender el comportamiento empresarial y emprendedor se ha vuelto recientemente una
de las cuestiones centrales (por ejemplo Acs y Audretsch, 2003; Fayolle y Klandt, 2006;
Kyrö y Carrier, 2005). El discurso sobre educación para la sustentabilidad (Rieckmann
2012; Sterling, 2010; Sterling et al., 2017) pregunta cómo podemos dotar a los alumnos
de los valores, los conocimientos, las habilidades y la motivación que los ayuden a
alcanzar el bienestar económico, social y ecológico. Así, la educación para la
sustentabilidad pretende facilitar el desarrollo de las competencias necesarias para lidiar
con el desarrollo (no) sustentable (Barth et al., 2007; Rieckmann, 2012; Wiek et al.,
2011; 2016).
Siguiendo a Rieckmann (2012), las competencias no solo incluyen aspectos cognitivos,
sino también elementos afectivos, de motivación y volitivos. Wiek et al., (2016, p. 242)
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subrayan que ‘las competencias... tienen en cuenta el conocimiento temático requerido
para la resolución exitosa de problemas en un contexto particular.’ Las competencias
clave se definen como competencias que tienen una particular relevancia para el
desarrollo de objetivos sociales importantes en un marco específico, como la
sustentabilidad (Rieckmann, 2012). Más que las competencias específicas de un
dominio, tales como las competencias matemáticas o geográficas, las competencias
clave ‘requieren un alto grado de reflexividad individual’ (Rieckmann, 2012, p. 129).
En particular relación con la sustentabilidad, Wiek et al., (2011, p. 204) definen las
competencias clave como competencias que son ‘esenciales para la sustentabilidad, que
no han sido el punto central para la educación tradicional y que, por lo tanto, requieren
especial atención.’ Las competencias clave para la sustentabilidad están vinculadas a un
contexto muy caracterizado por la complejidad, la incertidumbre, el cambio social
acelerado, la individualización y la diversidad (Rieckmann, 2012). Las competencias
clave para la sustentabilidad deben, entonces, considerarse como competencias que
permiten a las personas resolver problemas de una manera exitosa ‘con respecto a
problemas, desafíos y oportunidades de sustentabilidad del mundo real’ (Wiek et al.,
2011, p. 204). Wiek et al., (2011) distinguen cinco competencias clave para la
sustentabilidad: pensamiento sistémico, pensamiento anticipatorio (u orientado al
futuro), pensamiento normativo (u orientado a los valores), pensamiento estratégico (u
orientado a la acción), y competencias interpersonales (o de colaboración).
Recientemente, han añadido una sexta competencia: competencia integrada de
resolución de problemas, que se describe como una ‘meta competencia que utiliza e
integra significativamente las cinco competencias clave para resolver problemas de
sustentabilidad, y que fomenta el desarrollo sustentable’ (Wiek et al., 2016, p. 243).
En este contexto, Lans et al., (2014) buscan competencias clave en el SDE. Los autores
conectan competencias emprendedoras específicas con competencias específicas para el
desarrollo sustentable. Definen la competencia emprendedora como ‘la capacidad de
identificar y perseguir oportunidades emprendedoras en una posición y un contexto
específicos’ (Lans et al., 2014, p. 39). A este respecto, identifican las siguientes
competencias como elementos de la competencia emprendedora (Lans et al., 2014, p.
39): competencia de la oportunidad, competencia social, competencia de negocios,
competencia específica de la industria, y autoeficacia emprendedora. Como
competencias clave para el desarrollo sustentable, los autores definen las siguientes
competencias (Lans et al., 2014, p. 40): competencia de pensamiento sistémico,
competencia de aceptación de la diversidad e interdisciplinaria, competencia de
pensamiento anticipatorio, competencia normativa, competencia de gestión estratégica,
competencia interpersonal y competencia de acción. Centrándose en unos debates
grupales con profesores universitarios, integran ambas listas en una lista de
competencias clave para el emprendimiento sustentable (Lans et al., 2014, p. 43):
competencia de pensamiento sistémico, competencia de aceptación de la diversidad e
interdisciplinaria, competencia de pensamiento anticipatorio, competencia normativa,
competencia de acción, competencia interpersonal, competencia de gestión estratégica y
autoeficacia emprendedora.
Aunque existen algunas investigaciones sobre enfoques de enseñanza-aprendizaje en la
educación emprendedora, ‘una muy pequeña parte de la investigación sobre enseñanza y
aprendizaje se relaciona con resultados de aprendizaje y el debate de competencias’ en
SDE (Mindt y Rieckmann, 2017, p. 154).
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Niveles más profundos subyacentes a las competencias para el emprendimiento
orientado hacia la sustentabilidad
Como destaca Rieckmann (2012), las competencias describen la capacidad o
disposición de actuar, pero no necesariamente implican que un individuo actuará de
determinada manera en una situación específica. Los marcos de referencia (UNESCO
2017) y la investigación reciente sobre educación emprendedora (Kyrö et al., 2011)
sugieren una perspectiva cohesiva hacia las competencias, proponiendo entenderlas
como conjuntos complejos de conocimientos, habilidades, actitudes, y su integración en
un contexto en el cual el desempeño exitoso debe tener lugar (Ploum et al., 2017;
Mulder 2014). Desde una perspectiva de educación para la sustentabilidad, es útil
introducir la idea de niveles de conocimiento (Sterling, 2010, 2003). Basada en una
visión sistémica de pensamiento, explica el punto de que el aprendizaje puede
involucrar y afectar diferentes niveles de conciencia. De acuerdo a Sterling (2010).
‘Este modelo de sistemas de anidamiento sugiere que las percepciones y concepciones
más profundas forman, influencian y ayudan a manifestar ideas más inmediatas y, a su
vez, afectan más los pensamientos y las acciones cotidianas.’ Es posible que los niveles
más profundos de conocimiento, como las visiones del mundo, los valores o las
suposiciones, no se reconozcan conscientemente y que a menudo permanezcan
inexplorados, pero funcionan e influyen en ideas más inmediatas: afectan más el
pensamiento y las acciones cotidianas. Por consiguiente, sostenemos que para fomentar
eficazmente competencias de SDE en los entornos de aprendizaje es necesario un
entendimiento anidado de las actuales fuerzas impulsoras de acción. La implicación
importante del modelo es que plantea interrogantes acerca de qué niveles de aprendizaje
se deben valorar para el SDE.
Para transformar capacidades en actividades económicas reales, sustentables, Gibb
sostiene (2002) que los emprendedores necesitan las correspondientes mentalidades que
incluyan, entre otras cosas, personalidad e identidad social, objetivos y ambición
personal,... comprensión de la propia motivación, ... y valores personales (conciencia
ética, social y medioambiental). Todos estos aspectos se relacionan con los niveles más
profundos de conocimiento. En la educación emprendedora, la opinión de los
académicos sobre los procesos clave es diversa, algunos subrayan los aspectos
conativos de la motivación y la volición (Ruohotie y Koiranen, 2000) mientras que
otros destacan los aspectos afectivos relacionados con nuestros valores y nuestras
actitudes (Gibb, 2002). Para nuestro análisis, modificamos el modelo de niveles de
conocimiento (Sterling, 2010). e insertamos competencias entre los niveles de acciones
e ideas, dado que sostenemos que las competencias ciertamente tienen un rol decisivo
en por qué los emprendedores inician actividades económicas sustentables y gestionan
para desempeñarse exitosamente (figura 1). Así, en el aprendizaje de un paradigma,
teoría, suposición, varios niveles de conocimiento se pueden adquirir al mismo tiempo.
No obstante, en aras de la claridad conceptual centramos nuestra atención en el nivel de
creencias/valores y paradigmas/visiones del mundo. El rol de los valores y de los
paradigmas cuestionadores (Kyrö, 2015b) parece ser crucial para entender el SDE y sus
impulsores de motivación para hacer uso de las competencias. A la vez que arrojamos
luz sobre estos niveles, destacamos la necesidad de reorientar la educación para el SDE
hacia un aprendizaje epistémico/aprendizaje de orden superior (Mezirow, 1997, 2000;
Taylor y Cranton, 2012).
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Figura 1: Competencias y niveles subyacentes de conocimiento
Siguiendo esta línea, el concepto de motivación no puede considerarse como algo que
las personas hacen para otros, sino que la motivación tiene lugar en las mentes y los
corazones de las personas (Denhardt et al., 2009, p. 147). Por lo tanto, los procesos de
motivación, entendidos como anidados en visiones del mundo y valores, pueden ser
influenciados pero no controlados. Los valores sirven como una guía para las decisiones
y acciones humanas (Fayolle et al., 2014) y pueden definirse como creencias abstractas
sobre objetivos deseables, ordenadas según su importancia relativa, que guían a los
individuos al evaluar sucesos, personas y acciones. Las visiones del mundo se definen
aquí como combinaciones de orientaciones de valor e interpretaciones del mundo, a
nivel individual (de Vries y Petersen, 2009). Sin embargo, y en línea con Shane et al.,
(2003), sostenemos que las motivaciones humanas influencian las decisiones para usar
las oportunidades, y que la divergencia en estas motivaciones entre las personas influirá
en quién persigue las oportunidades emprendedoras, quién reúne los recursos y cómo
las personas llevan adelante el proceso emprendedor.
Oportunidades de emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad.
El desempeño laboral se relaciona con el entorno de un individuo, entendido como
oportunidades para desempeñarse, que antes se han interpretado como fuera del control
del emprendedor (Blumberg y Pringle, 1986). No obstante, entendemos el
emprendimiento como algo que no se limita al individuo emprendedor, sino que se
interrelaciona con las oportunidades emprendedoras descritas como el nexo individuo-
oportunidad (Shane, 2003). En esta perspectiva y en relación con el contexto del SDE,
las oportunidades son mecanismos medioambientales y contextuales que proporcionan
situaciones en las que los emprendedores pueden actuar o permitir la acción. En otras
palabras, son condiciones que proporcionan el apoyo necesario y vías para la expresión
económica orientada hacia la sustentabilidad. Al respecto, Cohen y Winn (2007)
mencionan cuatro tipos de imperfecciones del mercado (por ej., compañías ineficientes,
externalidades, mecanismos fallidos de formación de precios y asimetrías de
información) que contribuyen a la degradación medioambiental, pero también
proporcionan oportunidades significativas para la creación de tecnologías radicales y
modelos de negocios innovadores de emprendimiento sustentable. También otros
académicos destacan la característica fundamental y distintiva de la identificación y la
búsqueda de oportunidades de negocios para el SDE (Hechavarría y Welter, 2015;
Shane y Venkataraman, 2000, 2007). Centrándose en el SDE, Patzelt y Shepherd (2011)
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ponen de relieve cómo las explicaciones actuales del reconocimiento de oportunidad,
basadas en el conocimiento emprendedor y en la motivación económica, son
insuficientes para modelar el reconocimiento de oportunidades para el desarrollo
sustentable. Sugieren que es más probable que los emprendedores descubran las
oportunidades del desarrollo sustentable cuanto mayor sea su conocimiento de los
entornos naturales y comunitarios, cuanto mejor perciban que el entorno natural y
comunitario en el que viven está amenazado, y cuanto mayor sea su altruismo hacia los
demás.
Basándose en el enfoque de la capacidad, Nussbaum (2010), más que Sen (1999, 2005),
ve la crucial importancia de las instituciones de gobernanza para proporcionar
estructuras de oportunidad que les otorguen a los individuos la capacidad de actuar. En
otras palabras, ‘las capacidades pueden entenderse como el conjunto de oportunidades
reales […] para ser lo que valoran’ (Lozano et al., 2012, p. 4). Basándose en Sen (1999),
Lozano et al., (2012) relacionan el enfoque de competencias con el enfoque de la
capacidad, al describir a las instituciones de educación superior como una estructura de
oportunidad importante en el fomento de las competencias clave para el SDE. A partir
de estas ideas, sugerimos que cuanto mejor se desarrollen las competencias de SDE (no
solo el conocimiento, sino también la interacción de habilidades, conocimientos y
motivaciones anidadas en niveles más profundos: los valores y las visiones del mundo),
más serán los emprendedores que descubran las oportunidades de SDE.
Nuestra interpretación de desempeño laboral está en línea con el ya consolidado marco
AMO (Blumberg y Pringle, 1986; Campbell et al., 1993). En consecuencia, el
desempeño laboral depende de tres dimensiones en interacción: (1) capacidad, que
ampliamos al enfoque de competencias, más integral, (2) motivación, en la que nos
centramos en valores y visiones del mundo y (3) oportunidad. La interrelación de estas
dimensiones influencia el comportamiento personal. Si ninguna de las dimensiones está
presente, el desempeño laboral se deteriorará con una disminución en cualquiera de
estas variables. En otras palabras, las competencias y la motivación solo pueden llegar a
ser efectivas en contextos que proporcionen oportunidades para la acción. Por
consiguiente, los autores de este artículo sostienen que la interrelación de estas
diferentes dimensiones caracteriza la eficiencia del desempeño laboral de los
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad. En resumen, el desempeño de los
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad depende de la interacción de
competencias, impulsores de motivación anidados en niveles más profundos de
conocimiento, y oportunidades (figura 2).
Figura 2: Desempeño laboral de emprendedores orientados hacia la sustentabilidad
influenciado por competencias, valores, visiones del mundo y oportunidad.
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Diseño y método de investigación
Contexto específico del proyecto de colaboración CASE
Para responder a las preguntas de investigación, se recopiló y analizó información
empírica. La información se obtuvo con un enfoque de investigación cualitativo-
exploratorio, consistente de 48 entrevistas semiestructuradas realizadas a empresarios
desde febrero hasta mayo de 2015. La investigación se llevó a cabo en la primera fase
del proyecto CASE Competencies for a Sustainable Socio-Economic Development
desarrollado en el marco del programa Erasmus+ Alianza para el Conocimiento. Entre
2015 y 2017, diez instituciones de cinco regiones europeas (Austria: Viena, Suecia:
Gotemburgo, República Checa: Brno, Italia: Bolzano, Alemania: Vechta) trabajaron
juntos como un consorcio entre universidades, empresas orientadas hacia la
sustentabilidad y organizaciones educativas sin fines de lucro (Cincera et al., 2016). La
composición del consorcio se eligió en función de la diversidad de Europa en términos
de especificaciones medioambientales, realidades económicas, sistemas educativos y,
derivadas de ello, precondiciones para la educación para el SDE. El objetivo del
proyecto era, entre otras cosas, desarrollar un programa de maestría conjunto europeo
sobre ‘Emprendimiento orientado hacia la Sustentabilidad’, dirigido a estudiantes de
maestría de diferentes disciplinas para permitirles actuar como agentes de cambio para
el desarrollo sustentable en diversos contextos disciplinarios y sectoriales. Para explorar
qué competencias específicas y qué niveles más profundos de conocimiento subyacentes
se requieren, y por lo tanto deben integrarse en la concepción de marco pedagógico del
programa de maestría, se les pidió a empresarios y gerentes de empresas regionales y de
organizaciones sin fines de lucro en las cinco regiones geográficas que reflexionaran
sobre sus experiencias. Además, el proyecto pretendía iniciar redes transdisciplinarias
ciencia-empresa a nivel regional y transnacional. Como tal, el estudio también tenía la
intención de identificar futuros socios de cooperación.
Estrategia de muestreo
La selección de entrevistados se basó en una estrategia de muestreo intencional (Patton,
2002), considerando cuatro criterios principales en relación con los objetivos del
proyecto CASE. (1) El criterio de selección más importante fue la experiencia práctica
que hubieran adquirido a través de la implementación de estrategias para la
sustentabilidad en sus empresas. Todos los entrevistados persiguen estrategias
sustentables en sus actividades económicas, aunque a diferentes niveles de desempeño.
Un grupo, particularmente aquel conformado por grandes empresas, tiene procesos de
sustentabilidad muy bien estructurados, trabaja con normas internacionalmente
aceptadas (normas ISO relevantes para la sustentabilidad, EMAS, Ecolabel) y presenta
regularmente informes sobre su desempeño en la sustentabilidad, siguiendo los criterios
GRI (Global Reporting Initiative) o GC (Global Compact). Otros participan en alianzas
estratégicas para la sustentabilidad, como B.A.U.M. e.V. (Asociación Alemana para una
Dirección Empresarial con Conciencia Ecológica), la red de empresas para la economía
sustentable más grande de Europa, o en redes ECG (Economía para el Bien Común).
Para un tercer grupo, la sustentabilidad es la actividad principal, tanto en el sector
productivo (por ej., producción de energías renovables) como en el sector de servicios
(por ej., consultoría en sustentabilidad). (2) Un segundo criterio hacía referencia a la
diversidad, que es el enfoque transversal de SDE que aparece en las realidades
multifacéticas de las empresas. Para determinar si existen criterios comunes para las
competencias para el SDE, independientemente del sector económico y del tamaño de la
18
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empresa, se seleccionaron entrevistados de diferentes contextos. Por lo tanto, se
seleccionaron empresas del sector productivo y del sector de servicios, pero también de
‘industrias convencionales’, como maquinaria o construcción, y empresas más
‘ecológicas’ como energías renovables o alimentos orgánicos. El cuadro 1 muestra que
18 entrevistados trabajan en el sector productivo. Once trabajan en industrias
convencionales’, como maquinaria, construcción o producción de alimentos, siete en
ámbitos más ecológicos’, como producción de energías renovables o alimentos
orgánicos. Mientras que el sector energético ha actuado por décadas como un pionero en
soluciones sustentables, es notable que también las industrias tradicionales han
comenzado cada vez más a integrar los asuntos relacionados con la sustentabilidad. 30
de los entrevistados trabajan en el sector de servicios, casi la mitad de ellos en turismo,
comercio y artesanías. El mayor grupo de entrevistados trabaja en el suministro de
servicios como consultoría, entrenamiento y educación o servicios a la comunidad.
Cuadro 1: Características de la muestra de entrevista
Producción
Servicios
Total
Sector/
Región
Maquinaria/
Construcción
Turismo
Comercio/
Artesanía
Servicios
de Consultoría/ESD
Viena
1
3
2
7
Bolzano
8
7
2
1
21
Vechta
1
1
4
7
Brno
6
6
Gotemburgo
1
4
7
Total
11
7
6
17
48
Con respecto al tamaño, se entrevistó a empresas de tres grupos diferentes: (a) 8 grandes
empresas (> 250 empleados), en las que los asuntos relacionados con la sustentabilidad
tienen una posición estratégica, (b) 16 medianas empresas (51 250 empleados), a
menudo empresas familiares y bien arraigadas en la región, interrogadas sobre el motivo
por el cual integran la responsabilidad por las personas y por el medioambiente en sus
decisiones empresariales, (c) 12 pequeñas empresas (11 50 empleados) y 10
microempresas (1 10 empleados), que a menudo actúan como innovadores de
sustentabilidad prometedores. (3) Un tercer criterio hacía referencia a la experiencia de
los participantes en colaboración transdisciplinaria y al interés en la futura cooperación
con universidades. Más de la mitad de los entrevistados seleccionados ya han estado
involucrados en proyectos transdisciplinarios y tienen experiencia en trabajar en
entornos científicos. Todos los participantes seleccionados estuvieron interesados en
participar en futura cooperación con universidades, o al menos en contribuir al
desarrollo ulterior del proyecto CASE. Siguiendo estos criterios de selección, cada socio
del consorcio del proyecto creó una muestra regional e invitó a posibles entrevistados a
participar en el estudio. Como el acceso a las empresas que reunían los criterios y que
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estaban dispuestas a participar no fue equitativo en todas las regiones, el número de
entrevistados varía.
Procedimientos de investigación
Para asegurar la exhaustividad y la comparabilidad de los resultados, se desarrolló una
guía para la entrevista y se la distribuyó entre el consorcio del proyecto. Además de una
sección para información general sobre la empresa, contenía preguntas con respecto a
cuatro grupos temáticos: (1) interpretación personal de economía orientada hacia la
sustentabilidad y SDE, incluyendo fuerzas de motivación para y experiencias en la
implementación de estrategias de emprendimiento sustentable, (2) competencias clave
necesarias para hacer negocios de manera sustentable y para la educación de futuros
empleados y emprendedores, (3) maneras de adquirir estas competencias y líneas de
aprendizaje, (4) cooperación y aprendizaje en redes de múltiples partes interesadas. Los
grupos temáticos 3 y 4 no son parte de la presente investigación. Simultáneamente, se
desarrolló una guía para realizar las entrevistas que contenía las principales categorías
para el posterior análisis del proceso y brindaba recomendaciones para garantizar un
proceso de entrevista consistente.
Desde febrero hasta mayo de 2015, las entrevistas fueron realizadas en las cinco
regiones del proyecto por los miembros regionales del consorcio CASE, quienes
también habían hecho el primer contacto con los entrevistados. Las entrevistas se
organizaron en diálogos semiestructurados, principalmente en entornos cara a cara. En
seis casos, las entrevistas se realizaron vía Skype. Las entrevistas duraron entre unas y
dos horas en promedio y se realizaron en los idiomas nacionales alemán, sueco y checo
para evitar potenciales barreras idiomáticas. Después de una introducción con preguntas
generales sobre la empresa y el rol del entrevistado dentro de la empresa, las entrevistas
centraron su atención en los puntos esbozados en la guía de la entrevista. Entre las
preguntas realizadas, se encontraban: ¿Qué entiende por SDE? ¿De qué manera hace
realidad el SDE en su empresa? ¿Cuál fue su motivación y punto de partida para hacer
cambios hacia la sustentabilidad? ¿Cuáles son sus experiencias en actuar de manera más
sustentable y más responsable? ¿Qué oportunidades/desafíos ve para el SDE? ¿Cuáles
son típicas situaciones de trabajo o típicos desafíos con los que usted tiene que lidiar al
actuar como un emprendedor sustentable? ¿Qué competencias se necesitan para manejar
adecuadamente estas situaciones? ¿Cómo y dónde pueden adquirirse o desarrollarse
estas competencias? Todas las entrevistas se grabaron en audio y posteriormente se
transcribieron. Cada entrevistador fue responsable de la transcripción y de la traducción
al inglés.
En un paso siguiente, se evaluó y resumió la información proporcionada por los
entrevistados, siguiendo los criterios de comparación y similitud temática. Para un
análisis más profundo de toda la información se desarrolló un marco de análisis,
nuevamente acordado con el consorcio del proyecto. La estructura del marco de análisis
se basó en los grupos temáticos y en las categorías predefinidas de la guía de entrevista.
Considerando los resultados vitales de las entrevistas, pero también las consideraciones
teóricas principalmente basadas en el enfoque de las competencias para la
sustentabilidad (Wiek et al., 2011, 2016) y en el enfoque de las competencias SDE
desarrollado por Lans et al., (2014), algunas categorías tuvieron que adaptarse y
redefinirse. Las categorías clave así obtenidas, descritas en el cuadro 2, sirvieron como
marco metodológico para la presente investigación. En un paso final, se exploró toda la
información y las principales declaraciones de las entrevistas individuales se resumieron
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y se asignaron a las categorías clave. El cuadro 2 muestra las categorías analíticas clave
de análisis de información y sus respectivos códigos.
Cuadro 2: Categorías analíticas clave de análisis de datos y sus respectivos códigos
Categoría/Códigos
Descripción
Competencias clave para el
emprendimiento orientado
hacia la sustentabilidad
Capacidad de identificar y buscar oportunidades SDE en una
posición y un contexto específicos
Competencia sistémica
Capacidad de analizar sistemas complejos a lo largo de diferentes
dominios y escalas y de hacer frente a la complejidad centrándose en
el pensamiento cíclico
Competencia anticipatoria
Capacidad de pensar en horizontes a largo plazo, de considerar las
necesidades de las futuras generaciones y de imaginar escenarios
futuros integrando la incertidumbre y el riesgo
Competencia normativa
Capacidad de considerar, negociar y aplicar valores de
sustentabilidad, basados en conceptos más profundos de justicia,
equidad y ética
Competencia estratégica
Capacidad de diseñar e implementar transiciones hacia la
sustentabilidad que requieran orientación a soluciones y
pensamiento innovador
Competencia interpersonal
Capacidad de motivar, permitir y sostener las relaciones de trabajo
colaborativas y participativas, aceptando la diversidad de equipos y
redes multifacéticas
Niveles más profundos
subyacentes a las
competencias SDE
Percepciones y concepciones epistémicas de valores y visiones del
mundo SDE
Rol del negocio
Interpretación personal de por qué el SDE es importante, además
de la visión del mundo implicada (combinaciones de
orientaciones de valor e interpretaciones del mundo)
Valores personales
Conciencia ética, social y medioambiental conectada con las
creencias abstractas SDE sobre objetivos deseables que guían a
los individuos
Estructuras de
oportunidad
Oportunidades de negocios pero también obstáculos y desafíos
con respecto a experiencias como SDE
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Mecanismos medioambientales
y contextuales
Aspectos de apoyo o dificultades que proporcionan
situaciones/condiciones para el SDE desde un contexto más amplio
(estructuras y/o tendencias globales, nacionales, regionales, locales)
Contexto y procesos
organizacionales
Aspectos de apoyo o dificultades que proporcionan
situaciones/condiciones para el SDE a nivel organizacional
Niveles de acción hacia el
triple balance
Procesos internos orientados hacia la implementación del triple
balance de sustentabilidad (sustentabilidad ecológica, social y
económica)
Resultados y discusión
Competencias clave necesarias para el emprendimiento orientado hacia la
sustentabilidad
Como se sostuvo en este artículo, los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad
necesitan competencias clave específicas para desempeñar eficientemente la acción
económica orientada hacia la sustentabilidad. Esta sección centra su atención en el
conocimiento específico y en las habilidades para los emprendedores orientados hacia la
sustentabilidad y los futuros agentes de cambio en el ámbito de la sustentabilidad, como
elementos de las competencias relevantes. El cuadro 3 ofrece una perspectiva general de
los resultados y una interpretación de la información obtenida a partir de las entrevistas,
arrojando cinco áreas de competencias clave para el SDE: sistémica, anticipatoria,
normativa, estratégica e interpersonal.
Cuadro 3: Competencias clave para el emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad
Competencia
sistémica
Competencia
anticipatoria
Competencia
normativa
Competencia
estratégica
Competencia
interpersonal
Hacer frente a y
entender la
complejidad de la
sustentabilidad
Pensamiento
intergeneracional,
horizontes
temporales
Lidiar con normas
y ética
fomentando la
sustentabilidad
Apertura a las
posibilidades
Trabajar en redes
de múltiples
partes interesadas;
apoyarlas vía la
cultura de la
cooperación
Entender la
interconexión de
varias escalas
Hacer frente al
riesgo y a la
incertidumbre
Distinguir entre
alternativas
Pensamiento
innovador, por ej.,
hacia el control y
la medición del
impacto
Trabajo en equipo
participativo
Capacidad de
cambiar
perspectivas
Identificar y
desarrollar
potenciales/
capacidades
Trabajar y lidiar
con emociones
Establecer una
cultura de
aprendizaje y
transformar los
errores y los
Liderazgo
integrador
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aciertos en
aprendizaje
Lidiar con
Habilidades de
Habilidades de
contracciones y
gestión para
comunicación
dilemas
implementar
transdisciplinaria
transiciones hacia
la sostenibilidad
Competencia sistémica: contextualizar y entender la necesidad de SDE
Como primera característica, los resultados de las entrevistas sugieren que la
interpretación de la competencia sistémica es decisiva para los futuros agentes de
cambio. Tres elementos principales de la competencia sistémica se derivaron de las
entrevistas: la capacidad de hacer frente a y entender la complejidad de la
sustentabilidad, la capacidad de entender la interconexión de diferentes estándares, y la
capacidad de cambiar perspectivas. Una cita ilustra estos elementos: ‘Es crucial
entender y hacer frente a la creciente complejidad en nuestra sociedad. Eso requiere la
capacidad de entender ciclos e interrelaciones multidimensionales, pero también la
capacidad de aceptar ambigüedades y diferencias entre el viejo y el nuevo mundo, entre
el sistema capitalista y el sistema sustentable, entre las diferentes generaciones.
También es importante ser capaz de tener nuevas ideas, de pensar con creatividad’ (ent.
17, empresas, 2014). La interpretación de los emprendedores orientados hacia la
sustentabilidad de pensamiento holístico (Blok et al., 2016), generalmente también en
nuestra información, conecta estas características en términos de considerar varios
niveles y dimensiones de realidad al mismo tiempo, mientras que la empresa
convencional normalmente se enfoca en solo un sector o disciplina (Lans et al., 2014).
En este contexto, la información subraya la capacidad de entender la actividad
económica propia de los emprendedores como parte de un sistema globalmente
conectado en el que cada actividad puede tener consecuencias globales. La capacidad de
entender la importancia de una economía circular parece caracterizar una cualidad clave
de la competencia sistémica. Como el mundo en general y los desafíos que los
empresarios orientados hacia la sustentabilidad deben afrontar se vuelven
particularmente más complejos, parece crucial para los entrevistados desarrollar la
competencia para el pensamiento sistémico, especialmente en relación a la economía
circular, considerada como un nuevo modelo de negocios, de la cual se espera que
conduzca a un desarrollo más sustentable, a una sociedad armoniosa y a oportunidades
de empleo innovadoras (Ghisellini et al., 2016; Lewandowski, 2016; Witjes y Lozano,
2016).
Competencia anticipatoria: tras las nociones a históricas de emprendimiento
La segunda dimensión de las competencias de SDE que desempeña un papel importante
en la información es la competencia anticipatoria. De acuerdo a nuestros resultados,
asumimos el pensamiento intergeneracional y a largo plazo como la más importante de
las capacidades en la competencia anticipatoria (cf. Crofton, 2000; Kelly, 2006). Un
segundo elemento es la capacidad de hacer frente al riesgo y a la incertidumbre, tercero,
la capacidad de identificar y desarrollar potenciales/capacidades para un futuro
sustentable. La siguiente cita ilustra una visión característica sobre el pensamiento a
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largo plazo y orientado a soluciones, como parte de la competencia anticipatoria. ‘La
sustentabilidad está muy relacionada con una orientación a largo plazo y con el
pensamiento futuro. Todas las empresas son responsables de construir puentes entre las
generaciones. En nuestra empresa, por ejemplo, fomentamos el enfoque del cotrabajo
intergeneracional. Si trabajamos en innovaciones, nuestros ingenieros júnior acompañan
a los profesionales que tienen más experiencia para aprender directamente y
beneficiarse de sus experiencias’ (ent. 12, empresas, 2015). Hacer frente a la
incertidumbre de un manera apropiada requiere la capacidad de autoreflexión y
reflexión sobre los desarrollos sociopolíticos y medioambientales (cf. Beck, 2006;
Bäckstrand, 2006). En este contexto, es importante aprender de la experiencia, incluso
del error, y usar estos conocimientos para la construcción del escenario de un mundo
sustentable (cf. Major et al., 2001; Withycombe y Wiek, 2010). Esto acompaña la
capacidad de identificar y desarrollar potencial/capacidades para un futuro sustentable
(cf. Wiek et al., 2011). Nuevamente, el pensamiento holístico desempeña un papel
crucial, pero aquí en términos de la capacidad de considerar varios horizontes
temporales: pasado, presente y futuro. Los emprendedores orientados hacia la
sustentabilidad necesitan saber los orígenes de los desarrollos globales, además de la
historia de sus propias empresas para aprender del pasado, considerar el contexto de sus
posiciones actuales, para proyectar para el futuro, y para desarrollar escenarios y
pensamiento visionario. Como muestra la cita de entrevista anterior, algunos
emprendedores, especialmente en el contexto de empresas familiares, se enfrentan a
asuntos relacionados con las generaciones en sus actividades cotidianas, y ven como su
responsabilidad construir puentes entre las generaciones. En el contexto del SDE, el
pensamiento intergeneracional significa desarrollar modelos para el cotrabajo y la
cocreación entre generaciones, integrando la experiencia de los empleados más
antiguos, y fomentando el espíritu innovador de los más jóvenes.
Competencia normativa: cuestionar una visión del mundo positiva de
emprendimiento
Relacionada con la tercera dimensión, la competencia normativa es una preocupación
típica, con la ética como un elemento clave y base para el desempeño laboral de SDE.
Los resultados destacan la capacidad de cuestionar los propios valores, definir y
redefinir permanentemente los valores de sustentabilidad y tomarlos como un eje para
las decisiones emprendedoras. En resumen, los entrevistados subrayan la capacidad de
encontrar alternativas de sustentabilidad y de promover la sustentabilidad también en
situaciones críticas (cf. Gibson, 2006; Huckle y Sterling, 1996). Además, la tendencia
general de las entrevistas subraya la importancia de la autoestima, del balance interior y
de estar conectado con uno mismo, porque esto incrementa la conciencia de los
significados de hacer negocios y de crear algo valioso (trabajando y lidiando con
emociones). Siguiendo a Lans et al., (2014), la competencia normativa es más
importante para los emprendedores orientados a la sustentabilidad que para otros
emprendedores. Conectando estas dos realidades, las entrevistas sugieren que para el
SDE ‘hacer lo correcto’ es una condición fundamental para la acción. En función de la
información disponible, ‘la competencia normativa parece ir a un nivel más profundo en
términos de reflexión y conciencia al lidiar con dilemas de sustentabilidad, que otras
competencias que tienen una orientación a la acción más prominente’ (Lans et al., 2014,
p. 44). Esta afirmación está estrechamente relacionada con los valores y las visiones del
mundo que impulsan a los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad.
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Competencia estratégica: unir la innovación sustentable con el impacto del
desarrollo sustentable
La competencia estratégica es crucial para el emprendimiento en general (Man et al.,
2002). En entornos económicos complejos y muy cambiantes, que están conectados con
la competencia anticipatoria, los entrevistados generalmente reflexionan que la
competencia estratégica se vuelve aún más importante: ‘Ser un emprendedor sustentable
significa ser creativo, crear algo nuevo combinando sustentabilidad con los negocios
cotidianos’ (ent. 12, empresas, 2015). La competencia estratégica es vista como un
conjunto de habilidades que incluye la capacidad de reconocer y analizar problemas, ver
nuevas oportunidades y posibles soluciones, y de a veces ‘bajar a la tierra’ visiones,
ideas y soluciones de SDE altamente idealistas (cf. Parrish, 2010). Además, la
innovación es vista como un concepto clave para la competencia estratégica, dado que
muchas pequeñas y medianas empresas europeas afrontan una dura competencia
internacional y aseguran su supervivencia construyendo nichos innovadores (cf. Klewitz
y Hansen, 2014).
Los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad necesitan habilidades
estratégicas y organizacionales que no difieran demasiado de aquellas usadas por las
empresas convencionales, por ejemplo, crear una filosofía corporativa, trabajar de
acuerdo a un modelo organizacional bien definido, establecer objetivos y controlar
procesos (cf. Man et al., 2002). Sin embargo, el control parece ser más importante para
los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad que para las empresas
convencionales. Primero, debido a costos más altos de recursos y de trabajo, los
cálculos tienen que estar basados en cifras actualizadas. Segundo, es crucial conocer,
medir y comunicar internamente el impacto de las actividades de sustentabilidad, pero
también al público. Tercero, por razones internas es vital iniciar procesos de reflexión y
evaluación, un tipo de cultura de aprendizaje que fomente habilidades para transformar
el error y el éxito en aprendizaje, que integre experiencias de los demás y que aprecie la
conexión con conceptos teóricos. Las habilidades de gestión, tales como gestión de
proyecto y proceso, control de ingresos y costos de las actividades sustentables, además
del saber-hacer sobre las rutinas operacionales, también se identificaron como
elementos clave de la competencia estratégica. Esto puede relacionarse con lo que Lans
et al., (2014) definen como competencia estratégica de gestión, en otras palabras, la
capacidad de ‘diseñar colectivamente proyectos, implementar intervenciones,
transiciones y estrategias’ hacia la sustentabilidad (Lans et al., 2014, p. 41).
Competencia interpersonal: construir culturas de cooperación y cocreación
Finalmente, la competencia interpersonal desempeña un papel particularmente
importante para los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad. La capacidad de
lidiar con realidades complejas y procesos de transformación requiere más diálogo que
los procesos de negocios usuales, que se centran en el éxito de una única empresa (cf.
Tilley y Parrish, 2006). Cuatro elementos decisivos caracterizan este ámbito: trabajo en
redes de múltiples partes interesadas/apoyarlas vía la cultura de la cooperación; trabajo
en equipo participativo; liderazgo integrador y habilidades de comunicación
transdisciplinaria.
La siguiente cita ilustra estos elementos: ‘El emprendimiento sustentable requiere
particularmente competencias sociales. Esto significa construir puentes, hablar
diferentes idiomas y traducir entre diferentes intereses, participar y a veces liderar
debates y por último, pero no menos importante, la capacidad de trabajar en redes’ (ent.
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1, empresas, 2015). El análisis destacó que la transformación hacia el SDE no es un
proceso mecánico, sino más bien un asunto de una cultura de cooperación y relaciones
interpersonales para lidiar con la complejidad de los desafíos de sustentabilidad (cf. Hall
et al., 2010). Esto requiere un conjunto de habilidades sociales para dar forma a las
relaciones internas y externas de una manera particular. La capacidad de trabajar en
redes, especialmente de trabajar en redes de múltiples partes interesadas, es vista como
crucial (cf. Clarke y Roome, 1999; Engeström, 2008; Klewitz y Hansen, 2014; Roloff,
2008; Roome, 2001). La competencia interpersonal se relaciona con el criterio del
pensamiento circular o, en otras palabras, con la necesidad de crear nuevas formas de
cooperación entre las diferentes partes interesadas regionales. Los resultados de este
estudio muestran que los emprendedores reconocen claramente la importancia de
relacionar diferentes formas de conocimiento para crear una base más estable para sus
acciones. Como señalan los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad, es
crucial ser capaz de pensar y trabajar no solo de manera interdisciplinaria, sino también
de manera transdisciplinaria (cf. Schaltegger et al., 2013). Siguiendo a Lans et al. (2014,
p.40), aceptar la diversidad y la interdisciplinariedad significa ‘la capacidad de
estructurar relaciones, abordar problemas y reconocer la legitimidad de otros puntos de
vista en los procesos de toma de decisiones de negocios respecto a problemas
medioambientales, sociales y económicos, para involucrar a las partes interesadas y para
maximizar el intercambio de ideas y el aprendizaje a lo largo de diferentes grupos y
diferentes disciplinas.’ Los emprendedores reconocen la importancia de las habilidades
de comunicación transdisciplinaria, entendida como el vínculo de su conocimiento
empresarial con el de otros, y destacan la cooperación con universidades como una
manera de otorgar valor científico adicional a su trabajo.
Niveles más profundos de conocimiento: visiones del mundo y valores que
caracterizan el SDE
En contraste con las competencias, que pueden ser desarrolladas directamente por
instituciones educativas, la motivación anidada en visiones del mundo y valores se
debe desarrollar y reflexionar, pero los procesos educativos no deben pretender mover
la motivación directamente en una dirección determinada (Rieckmann y Schank, 2016).
No obstante, las visiones del mundo y los valores deben entenderse como iniciadores de
acción y disposiciones cruciales en el contexto de competencias. Así, los conocimientos
sobre las visiones del mundo y valores del SDE ayudan a enmarcar más holísticamente
programas de aprendizaje emprendedor y procesos pedagógicos.
Cuestionar las raíces de la no sustentabilidad como una responsabilidad
empresaria
Como muestran los resultados, una fuerte creencia en la necesidad de una
transformación hacia la economía sustentable es un principio clave para el SDE. La
transformación hacia la economía sustentable se interrelaciona con un doble
entendimiento del rol de los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad en el
paradigma de crecimiento (cf. Jackson, 2009). Por una parte, los entrevistados
reflexionan críticamente sobre la actual economía neoliberal de mercado y el constante
paradigma de crecimiento (cf. Tilley y Young, 2006); por otra parte, son altamente
conscientes del dilema causado por actuar en un sistema económico basado en el
crecimiento y querer transformarlo al mismo tiempo. Esta reflexión generalmente se
hace al destacar la necesidad de transformar el propio entendimiento de cómo hacer
negocios para que ello satisfaga las necesidades del presente en una escala social,
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medioambiental y económica, sin comprometer la capacidad de futuras generaciones de
satisfacer sus propias necesidades (cf. Brundtland et al., 1987). Una cita de entrevista da
una impresión de la perspectiva SDE ‘Nunca antes los riesgos sociales y la amenaza a la
supervivencia de las personas y a las bases de vida a través de un sistema económico
hostil han sido tan trascendentales como hoy. Esto implica no solo [un nivel creciente
de] buena voluntad sino de hecho un cambio fundamental hacia un mundo más
sustentable’ (ent. 2, empresa, 2015). Su visión del mundo idealista se relaciona con un
fuerte sentido de responsabilidad hacia el futuro de nuestras sociedades (equidad intra- e
intergeneracional) y el medioambiente. En esta perspectiva, la visión de una economía
responsable significa actuar de manera tal que las futuras generaciones encuentren
condiciones de vida comparables, como otra entrevistada señala: ‘No heredamos la
tierra de nuestros padres sino que la tomamos prestada de nuestros nietos. Por lo tanto,
tenemos una gran responsabilidad de tratar los tesoros naturales y culturales con respeto
y cortesía’ (ent. 22, empresas, 2015). Las futuras generaciones deben tener las mismas
oportunidades que las presentes generaciones, independientemente de su contexto
político, económico, social y geográfico (cf. Lehtonen, 2004). Además, los
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad se preocupan por la sobreexplotación
de la naturaleza y de los recursos y ven como su responsabilidad empresarial el hecho
de preservar un entorno natural y social intacto donde sea posible, o dar algo a cambio.
Su visión de una distribución eficiente de recursos naturales y la preservación del
entorno natural evitando la degradación del ecosistema (reduciendo contaminantes,
desechos y emisiones) caracteriza los procesos de transformación percibidos hacia una
economía responsable (cf. O’Neill & Gibbs, 2016). Esto se relaciona con su perspectiva
crítica hacia las estrategias económicas convencionales, que conceptualizan la economía
como una esfera separada de otros procesos sociales o medioambientales. Tal
perspectiva de SDE sigue una de las principales ideas del historiador económico
Polanyi (1979). Este critica la relación entre el comportamiento económico y social y
sostiene que en sociedades modernas orientadas al mercado, la acción económica no
está insertada sino desinsertada del contexto social y de las instituciones no económicas.
Las perspectivas de los entrevistados están en línea con la observación de Polanyi de
que en sociedades modernas, ni la función política ni el mecanismo social detrás del
orden económico se entienden y que falta la integración económica y social de los
elementos económicos. En respuesta, el emprendimiento sustentable ‘es impulsado por
una creencia en la legitimidad del emprendimiento como un vehículo para el cambio’
(O’neil y Ucbasaran, 2010, p. 14). La percepción del emprendimiento como un ‘camino
para el cambio’ legítimo se relaciona con su confianza general en las capacidades de
transformación de los seres humanos: ‘Confío en una sociedad justa, en la que las
personas cooperen, respeten los derechos humanos y sean responsables, reflexivas y
abiertas a cambios en sus actitudes y comportamientos’ (ent. 38, empresas, 2015). Por
consiguiente, su perspectiva dialéctica sobre la agencia humana y las estructuras
subraya la visión del proceso sugerida en SDE (Binder y Belz, 2015). Su visión de una
manera responsable de hacer negocios está estrechamente relacionada con un concepto
de bienestar, vivir una buena vida y tener un trabajo importante (cf. Parrish, 2010;
Jackson, 2009a), como reconoce la siguiente cita de entrevista, ‘La empresa tiene que
servir para el bienestar de las personas, no al revés. Por supuesto, es necesario ganar
dinero, pero eso no es central’ (ent. 24, empresas, 2015). Su comprensión más amplia de
trabajo (cp. Arendt, 2001) conduce a un entendimiento más diferenciado de la actividad
económica, en el que el emprendedor como persona se vuelve un elemento central en la
definición de la actividad humana. Esta perspectiva va más allá de la interpretación
económica de trabajo como meramente una actividad productiva, racional-instrumental.
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Mientras que la mayor parte de las investigaciones emprendedoras asumen que el
emprendedor está motivado por recompensas externas tales como dinero, poder, estatus,
etc. (una visión económica de la motivación humana), uno se encuentra con la realidad
de que algunas personas se comprometen en actividades emprendedoras como un fin en
mismas (Carsrud y Brännback, 2011). En el próximo párrafo describimos valores y
creencias más personales que impulsan el SDE a desafiar el actual paradigma
económico no sustentable.
La pasión del SDE y nuevas formas de cooperación
Generalmente, los entrevistados subrayan que la búsqueda de un significado más amplio
para sus propias acciones es uno de los principales impulsores de su carrera personal
para comprometerse en SDE: ‘La principal fuerza de motivación para fue un
profundo deseo de hacer algo significativo no solo para mí, sino para otros. Crear algo
valioso en la vida’ (ent. 23, empresas, 2015). O’Neil y Ucbasaran (2010, p. 14) definen
esta fuerza impulsora como ‘libertad de trabajo’ y subrayan el hecho de que ‘las
transiciones al emprendimiento orientado hacia la sustentabilidad se persiguen como un
medio de promulgar autenticidad.’ El segundo elemento de la cita, el deseo de alcanzar
o ‘crear algo valioso en la vida’, destaca su objetivo de otorgar autenticidad a sus
experiencias personales de trabajo. Como señala Svejenova (2005, p. 951): ‘un
individuo en búsqueda de la autenticidad es uno que desea tomar la iniciativa y la
responsabilidad por su carrera y que es capaz de alcanzar la congruencia entre el pasado
y el futuro, además de entre los dominios privado y público de su propio ser.’ En este
contexto, otros entrevistados describen la sustentabilidad como parte de una filosofía de
vida impulsada por la pasión y la compasión (cf. Beckmann et al., 2012), a veces con
una larga historia conectada con su biografía personal, como subraya un entrevistado:
‘Yo era miembro del Movimiento para una Vida Autónoma en los años 70. Allí me di
cuenta de que necesitábamos maneras alternativas de hacer negocios y empecé con mi
propia empresa. Al principio me consideraban un loco pero no me detuve, porque esa
era mi convicción interna’ (ent. 16, empresas, 2015).
A partir de las entrevistas, la sustentabilidad se entiende no solo como un concepto
normativo abstracto, sino que es de gran relevancia para la toma de decisiones
empresariales y su concreta implementación en los negocios cotidianos. En este
contexto, el SDE se relaciona con hacer negocios de una manera responsable y honesta.
Así, el código tradicional del ‘comerciante honorable’, como lo definió un entrevistado,
celebra un renacimiento. Ellos buscan crear empresas rentables transformando
productos y/o procesos mientras alcanzan objetivos medioambientales y sociales
específicos. Aquí, nuevas formas cooperación desempeñan un papel central para los
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad para alcanzar estos objetivos.
Aunque la idea de estructuras socioeconómicas cooperativas emergentes, en redes
además de en economías locales, no es nueva (cf. Gibson-Graham y Roelvink, 2008),
los resultados destacan una falta de claridad sobre cómo implementar en la práctica
modos de cooperación alternativos. En vistas a las violaciones a los derechos humanos
sociales, ecológicos y económicos, acompañados con la destrucción de la base natural
de la vida, los entrevistados piden nuevos enfoques integrados que alienten a las
economías locales, impulsadas por la demanda en el contexto de la acción social (cf.
Granovetter, 1990). La actividad económica, vista desde esta perspectiva, necesita ser
impulsada por las necesidades de individuos y comunidades. Se trata de la calidad de
vida, de la distribución justa de valor añadido, y de la vida autónoma y una relación
armoniosa con la naturaleza (cf. Gagnon, 2012). Sin embargo, el desempeño laboral
28
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eficiente no solo depende de los valores, las visiones del mundo y las competencias de
los individuos, sino que está estrechamente relacionado con las oportunidades reales
para el desempeño, como mostrará la siguiente sección.
Estructuras de oportunidad para la acción
El proceso de globalización en curso, junto a las causas estructurales de la crisis
financiera global, tiene un impacto creciente a nivel regional y local (Potocan y Mulej,
2003). La capacidad de los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad de
reconocer la complejidad de los procesos de transformación y la interdependencia de los
procesos globales y locales es crucial (ver competencia sistémica). No obstante, tener
competencias clave particulares para actuar no necesariamente conduce a un desempeño
laboral eficiente, ya que también se deben proporcionar las oportunidades (Cohen y
Winn, 2007; Hansen et al., 2016; Shane, 2003).
Generalmente, la economía sustentable se percibe como una megatendencia impulsada
por los consumidores bien informados y críticos que están creando demanda por
productos y servicios sustentables: ‘Todos quieren la sustentabilidad. Los clientes son
más críticos con los productos. Están pidiendo productos sustentables’ (ent. 34,
empresas, 2015). Esta así llamada megatendencia hacia una transformación económica
sustentable puede interpretarse como una nueva estructura de oportunidad que permite a
los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad seguir sus valores y creencias y
aplicar sus competencias clave. En relación con las nuevas posibilidades para
implementar las competencias clave y la motivación en la práctica, un entrevistado
afirma que ‘Las condiciones para el emprendimiento sustentable y las oportunidades
para la innovación se consideran mejores que nunca’ (ent. 27, empresas, 2015).
En consecuencia, muchos empresarios entrevistados están aprovechando las
condiciones favorables y proporcionan un entorno atractivo y de apoyo para
implementar la sustentabilidad in situ. Por ejemplo, han adaptado sus procesos internos
hacia estándares medioambientales para mantener su huella ecológica lo más pequeña
posible. Además, la sustentabilidad social a menudo se prioriza e integra de dos
maneras: primero, a través de medidas internas para los empleados y, segundo, a través
del apoyo a proyectos socioculturales locales o internacionales. Buenas condiciones
laborales, incluidos salarios justos, horas de trabajo flexibles o proyectos de salud, son
medidas para apoyar buenas relaciones con el empleado orientadas a largo plazo (cf.
Rodgers, 2010). Por otra parte, para los emprendedores entrevistados es de particular
importancia integrar los valores de la sustentabilidad en el desarrollo de los recursos
humanos. Esto significa fomentar la participación, la igualdad de género, además del
cotrabajo transgeneracional y transcultural. También consideran que la educación y el
entrenamiento, especialmente para nuevos empleados, son cruciales y ofrecen
programas de aprendizaje, entrenamientos vocacionales o seminarios. Generalmente, los
entrevistados atribuyen a las instituciones de educación superior un rol central en el
fomento de las competencias clave para SDE, ya que las instituciones de educación
superior educan a los tomadores de decisiones del mañana que ocuparán posiciones
estratégicas en los negocios, en la política y en el ámbito académico (cf. Yarime et al.,
2012). La educación para el SDE debería involucrar a todas las disciplinas, ya sea como
un curso básico obligatorio para todos los estudiantes o como un curso integrado y
adaptado a los programas de estudio específicos de las disciplinas individuales: ‘Cada
disciplina debería iniciar un proceso de construcción de conciencia: la educación podría
pensar sobre cómo debería ser una nueva cultura de aprendizaje; la gestión de negocios
debería abrir el diálogo sobre el emprendimiento sustentable; las ciencias naturales
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deberían extender los esfuerzos en soluciones sustentables para la eficiencia de los
recursos y la energía’ (ent. 17, empresas, 2015).
Aunque los empresarios entrevistados destacan estas ventanas de oportunidad, están
sujetos a muchos límites circunstanciales. Implementar la sustentabilidad significa ser
consciente de las contradicciones y de los dilemas, especialmente aquellos generados
por las necesidades económicas. La sustentabilidad económica se relaciona con la
viabilidad a largo plazo en un mercado competitivo y, por lo tanto, se considera uno de
los desafíos más grandes. Los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad están
convencidos de que no es posible sobrevivir sin estructuras claras de gestión, procesos
de contabilidad y evaluación, que pueden ser respaldados a través de herramientas de
sustentabilidad, tales como etiquetas ecológicas. Asimismo, la buena gestión financiera
combinada con la reducción de costos se considera crucial, al igual que la necesidad de
apoyar nuevas e innovadoras maneras de hacer que la mejor práctica en SDE sea más
visible para el público. En particular para las empresas productoras, existía inicialmente
mucha presión de los distribuidores para proporcionar certificados de sustentabilidad.
Sumado a esto, los mayores costos causados por el uso de recursos regionales,
orgánicos o de comercio justo se consideran elementos que obstaculizan el desempeño
laboral de los empresarios impulsados por la sustentabilidad, al igual que los costos de
personal en los países de altos ingresos. Los consumidores que quieren y pueden pagar
precios más altos siguen siendo minoría, afirman algunos de los entrevistados.
Sostienen que el SDE solo será capaz de fortalecer sus actividades económicas si existe
un fuerte apoyo del público. Para resumir, sin oportunidades reales y mecanismos de
apoyo, el desempeño laboral de los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad
no será demasiado eficiente.
Conclusión
Aunque este estudio se limita a explorar las visiones de 48 empresarios de cinco países
europeos diferentes, no obstante contribuye a un entendimiento más detallado de las
competencias clave en SDE, de los valores y las visiones del mundo subyacentes, y
discute estructuras de oportunidad para un desempeño laboral emprendedor eficiente
(figura 3).
Figura 3: Resumen de los resultados sobre competencias cla ve de SDE, valores/visiones del
mundo y oportunidades
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Como muestran los resultados, es crucial para los emprendedores orientados hacia la
sustentabilidad ser capaces de hacer frente a y entender la complejidad de los actuales
procesos de transformación. En otras palabras, necesitan competencias clave si quieren
entender la interconexión de varios niveles de acción (competencia sistémica). Lo que
hace diferentes a los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad son las
habilidades para reflexionar sobre su propio desempeño laboral, sus valores y visiones
del mundo, objetivos e impactos. De hecho, la reflexión sobre normas y valores puede
identificarse como el elemento más distintivo en SDE (competencia normativa). Sus
actividades económicas van acompañadas de un comportamiento emprendedor
reflexivo, orientado a la acción. Esto está estrechamente relacionado con su valor de
responsabilidad por el futuro de la sociedad y el medioambiente (competencia
anticipatoria), en particular, por las preocupaciones con respecto al presente desarrollo
económico y social (haciendo frente al riesgo y a la incertidumbre), y por la
participación activa (identificando y desarrollando potencial/capacidades) en la creación
de un mundo mejor para las futuras generaciones. Asimismo, la competencia estratégica
es importante para todos los emprendedores. Para el SDE, la gestión del desempeño es
particularmente importante, al igual que los instrumentos para medir el impacto de un
emprendedor en la sociedad, el medioambiente y la economía, porque esto constituye el
éxito de su negocio particular orientado hacia la sustentabilidad. Finalmente, ser capaz
de dirigir diálogos o discursos en diferentes niveles también se considera crucial para el
SDE, que va mucho más allá de la aplicación de técnicas de comunicación estrechas
(competencia interpersonal). Esto incluye la capacidad de trabajar en y apoyar redes de
múltiples partes interesadas. En consecuencia, ser capaz de trabajar en equipo es la
mayor prioridad, porque las soluciones de equipo parecen lidiar con la creciente
complejidad de los entornos emprendedores mejor que las soluciones individuales.
Sin embargo, desde que las competencias como tales no conducen automáticamente a la
acción concreta, el artículo subraya la relevancia de valores sólidos y visiones del
mundo que motiven y permitan a los emprendedores iniciar el cambio. El SDE está
fuertemente motivado por los patrones de transformación hacia una economía
sustentable, poniendo en el centro el principio de la equidad intra- e intergeneracional.
Además, el SDE se caracteriza por una fuerte ambición de dar una buena vida (no solo
en términos de bienestar económico sino como bienestar social y ecológico) y por un
profundo sentido del futuro ecológico de nuestro planeta. En la educación para el SDE,
deben reconocerse los valores sólidos y la confianza en las capacidades de
transformación de los emprendedores. Aunque los valores y las visiones del mundo se
pueden desarrollar y reflexionar en instituciones educativas, no deben ser direccionadas
por los procesos educativos.
En un tercer y último paso, se han identificado estructuras particulares de oportunidad
que permiten el desempeño laboral eficiente de los emprendedores orientados hacia la
sustentabilidad. El ámbito de la sustentabilidad abre oportunidades a nuevos mercados:
nichos exitosos para emprendedores y empresas emergentes innovadoras. No obstante,
los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad tienen que ponerse a prueba a
mismos constantemente. Para asegurar nuevos nichos de oportunidad, los entrevistados
destacaron algunas estrategias posibles. Por ejemplo, programas específicos de
aprendizaje, entrenamientos vocacionales o seminarios sobre herramientas para la
sustentabilidad (tales como etiquetas ecológicas) pueden ser cruciales para fortalecer la
viabilidad de los emprendedores orientados hacia la sustentabilidad. Además, para que
las actividades económicas sustentables se vuelvan respuestas fuertes e innovadoras
direccionadas hacia la transformación, deben tener raíces en un entorno que permita la
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implementación práctica de las competencias clave, reconociendo y dando visibilidad
pública a las acciones orientadas hacia la sustentabilidad.
En resumen, los resultados tienen un número de implicaciones para los programas de
estudio en instituciones de educación superior con el objetivo de fomentar el desempeño
para el SDE (1) Primero, se sugiere que los enfoques pedagógicos sean explícitamente
orientados a la competencia y no solo al conocimiento. Los enfoques recomendados de
enseñanza y aprendizaje, y como tales, los principios didácticos que describen en un
metanivel cómo debería facilitarse el aprendizaje para el SDE, son el aprendizaje activo;
el aprendizaje centrado en el alumno; el aprendizaje reflexivo; el aprendizaje
colaborativo; el aprendizaje vivencial; el aprendizaje basado en problemas; el
aprendizaje interdisciplinario, el aprendizaje transdisciplinario y el aprendizaje
transformativo (cp. Mindt y Rieckmann, 2017). Al igual que los emprendedores, los
estudiantes abordan problemas complejos de sostenibilidad del mundo real en un
entorno empresarial. Los estudiantes necesitan estar en contacto con el mundo fuera de
la universidad, por ejemplo en proyectos de aprendizaje en servicio con socios de
negocios u ONG (Biberhofer y Rammel, 2017). Este es un ejemplo de cómo los
estudiantes pueden aprender de una manera autodireccionada, en un entorno inter- y
transdisciplinario y a través del intercambio con pares, mentores y modelos de rol. Esto
también proporciona puentes a nuevos formatos cooperativos y a estrategias
innovadoras de cotrabajo entre el SDE y las universidades. Los proyectos que aborden
el desarrollo de estándares sólidos, medidas o herramientas concretas para el SDE,
responderían a oportunidades identificadas. Vincular estrategias innovadoras de
difusión con estos resultados no solo beneficia a la tercera misión de las universidades,
sino que también relaciona el SDE con los objetivos de política actual y permitiría un
mayor apoyo del público. (2) Segundo, los cursos o módulos para la educación para el
SDE deberían reflejar lo que se encuentra en el centro de los valores y visiones del
mundo SDE. Por lo tanto, se necesita integrar en EE una evaluación más amplia y
crítica de la economía, basada en perspectivas políticas, sociales y ecológicas. Los
programas de estudio deberían centrar su atención en cuestiones más amplias (¿Por qué
es necesario el SDE?) pero también en pasos concretos de implementación (¿Cómo
abordar los desafíos de sustentabilidad como emprendedores?) y, como el SDE en
particular depende de la intercambiabilidad y la reciprocidad, en las estructuras de
oportunidad que apoyan el SDE (¿Cómo la dinámica de los entornos institucionales y
las redes de múltiples partes interesadas puede ser usada por los emprendedores
orientados hacia la sustentabilidad?) (3) Tercero, recomendamos centrarse en los
procesos de desarrollo personal de los estudiantes y crear entornos para la reflexión de
oportunidades (¿Cómo identificar buenas oportunidades y cómo contribuir a la creación
de oportunidades?). Estos espacios de aprendizaje deberían permitir un desarrollo de la
visión y de la misión orientadas a la reflexión crítica, a los modelos de rol y al coaching
(de los pares) (AtKisson, 1999; Taylor y Cranton, 2012). Las experiencias personales
podrían cambiar las expectativas, aspiraciones o el sentimiento de autoeficacia
(Biberhofer y Rammel, 2017; Mezirow, 2000; Morrell y O’Connor, 2002). Así, los
estudiantes necesitan la oportunidad de reflexionar sobre los procesos de desarrollo
personal para revisar su misión y visión en consecuencia.
Para concluir, como este estudio es exploratorio y analiza las visiones de 48
empresarios de cinco países europeos diferentes, cuatro preguntas abiertas necesitan una
ulterior investigación: Primero, ¿destacan los empresarios en otras regiones europeas o
incluso en otras regiones fuera de Europa (también en el Sur Global) otras competencias
clave y otros niveles más profundos de conocimiento relevantes para el SDE? Segundo,
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¿cómo se pueden utilizar los conocimientos sobre el desempeño laboral de los
emprendedores orientados hacia la sustentabilidad en los programas de educación
superior para un mejor desarrollo de las competencias clave para el SDE? Tercero, ¿de
qué manera se pueden desarrollar los niveles más profundos de conocimiento, sin
adoctrinar a los estudiantes? Cuarto ¿qué nuevas estrategias de colaboración entre la
academia y la práctica son necesarias para promover el SDE en los programas de
educación superior?
Reconocimientos
Los autores quisieran reconocer la activa participación de todos los socios del proyecto
CASE en la recopilación de información para este artículo. Además, se agradece a
Fanny Cerutti por la traducción del artículo del inglés.
Financiamiento
Los autores revelaron la recepción del siguiente apoyo financiero para la investigación,
autoría y/o publicación de este artículo: El proyecto CASE cuenta con el apoyo de la
Comisión Europea en el marco del programa Erasmus Plus Alianzas para el
Conocimiento’ (subvención número 2014-3689/001-001).
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Article
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The transformation of current economic systems towards sustainable development requires innovative sustainability-driven enterprises with competent owners, managers and staff members. These people should see sustainable development as of primary value and as an opportunity for strategic renewal of their enterprise as well as being important to society in general. Higher education for sustainability-driven entrepreneurship aims at developing the individual competencies which are required in this context. For creating learning settings in which these competencies can be developed, particular teaching-learning approaches and methods are needed. To date, there is no comprehensive literature review dealing with teaching-learning approaches and methods of higher education for sustainability-driven entrepreneurship. Against this backdrop, a systematic literature review has been carried out to examine the state of the art concerning teaching-learning approaches and methods for sustainability-driven entrepreneurship in higher education. The results form a basis for further structuring the debate on approaches and methods of teaching and learning related to higher education for sustainability-driven entrepreneurship and for identifying future research needs in this area.
Article
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Integrating Education for Sustainable Development (ESD) in higher education curricula requires innovative ideas and approaches how to combine educational, sustainability and disciplinary knowledge, skills, experiences, and motivations. Curriculum developers are challenged to be open to new concepts in their discipline regarding what should be taught and how it can be taught to facilitate learning processes to prepare students for shaping a sustainable future. The European project ‘Competencies for A Sustainable socio-Economic development’ (CASE) follows a participatory, inter- and transdisciplinary approach to design a Master’s program on sustainability-driven entrepreneurship. This study presents an analysis of the social learning process that has taken place in the interdisciplinary, intercultural CASE team during the participatory development process of the new Master’s program. The methodological design of the study is based on qualitative, participative evaluation research. The process of learning is discussed based on how the group reflected on and developed their “action theories” on how to design a supportive learning environment in which a Master’s program with innovative scopes and goals can be created. The findings highlight the importance of sharing and processing the experiences, mental models and interpretations concerning concepts, ideas, perspectives and new input within the group. This seems crucial for developing the capacity of the group to bring together diverse knowledge and perspectives for innovative, feasible solutions and ideas as well as to cooperate and collaborate effectively as a team. The implications of a culture of dialogue, participation and learning in diverse teams as important principles for developing innovative ESD-based curricula in different disciplines are discussed. It is emphasized that not only students, but also curriculum developers have to acquire the corresponding ESD-related competencies.
Article
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Knowledge, skills, and attitudes to manage sustainable development have become significant components of different career paths. Previous research has explored which competencies are needed for future change agents in the field of sustainable development. Sustainable entrepreneurship can be seen as a promising work context in which these competencies are truly at the forefront and enacted. Several researchers have compiled frameworks of key competencies. However, their work is exploratory in nature and a more in-depth analysis of these frameworks is called for. In this study, an existing competence framework for sustainable entrepreneurship was tested in terms of construct validity, among 402 would-be entrepreneurs. The results suggest the inclusion of six competencies, which constitute a competence framework with a good model fit. Furthermore, a new combination of two existing competencies is proposed. This study has important implications for the debate on which competencies for sustainable entrepreneurship are essential on theoretical and empirical grounds.
Chapter
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This chapter starts from the UN Decade of Education for Sustainable Development (DESD) Final Report’s call that in Higher Education, ‘more than scaling up of good practice’ and ‘greater attention to systemic approaches to curriculum change and capacity building for leaders will be needed’ (UNESCO 2014a, p. 31). It recognises this need and the additional, rather profound reform and transformation of educational policy and practice that is required to meet the heightened expectations of education in an increasingly volatile, conflict laden, and challenging world. The emphasis is on clarification and framing of work to date and identification of relevant research gaps. In particular, it addresses the current status of the literature on competencies in ESD, which is characterised by a sea of labels, terminological confusion, and relative inattention to pedaogogic implications. The research outlined is both a critical inquiry into the status of work to date on sustainability competencies and a practical inquiry into the possibility of innovative and transformative institutional strategies and pedagogies around a suite of specific competencies. To this end, the early stages of an international and cross-institutional pilot project collaboration designed to help realize the UN’s ambitious Sustainable Development Goals (SDGs) and UNESCO’s Global Action Plan (GAP) (UNESCO 2014b), is described briefly.
Book
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Designed as a practical resource, Foundations of Adult and Continuing Education offers practitioners and emerging scholars a vital text that presents an historical and contemporary review of adult education and its place in society. The authors explore the most significant features of adult education and adult learning in the contemporary United States. Comprehensive in scope, Foundations of Adult and Continuing Education is written by leading authorities in the field and covers a wide-range of emerging issues such as the aging society, social justice, technology, globalization, and more. This vital resource provides educators and scholars with an understanding of the current research, theory, and practice needed in order to develop a deeper appreciation of adult education and its influence on our broader culture.
Article
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In diesem Beitrag wird das Konzept der Bildung für nachhaltige Entwicklung aus sozioökonomischer Perspektive fundiert und erweitert. Unter Einbeziehung des Leitbilds des Wirtschaftsbürgers werden der republikanisch-liberale Bürgerethos, moralische Urteils- und Entscheidungsfähigkeit und nachhaltigkeitsrelevante Schlüsselkompetenzen neben einem fundierten Verständnis für wirtschaftliche Zusammenhänge als konstitutive Elemente des Bildungskonzepts dargelegt. Vor dem Hintergrund der begrenzten Reichweite individueller Verhaltensänderungen sowie der notwendigen Reflexion struktureller Fragen wird eine Heuristik geteilter Verantwortung für nachhaltige Entwicklung ausgearbeitet.
Article
This article aims to provide a transaction-based approach to social innovation based on the three modes of transaction coordination and governance as identified by Powell. We produce a grid that explains how social innovation can be implemented in the market, in hierarchies or in networks. This work makes a number of theoretical contributions. First, it provides an integrative framework of social innovation that is firmly rooted in organization theory. Second, we introduce two new concepts: social entrepreneurship orientation and the social innovation ecosystem, believing that these concepts can contribute to a better understanding of the field of social innovation in the context of sustainable development.