Content uploaded by Santiago Naón
Author content
All content in this area was uploaded by Santiago Naón on Jul 08, 2021
Content may be subject to copyright.
53
DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 18 - Nº 31 - 2021 ISSN (impresa)1668-8848 - ISSN (en línea) 2618-5385
ENSAYO
EL EFECTO PTERODÁCTILO - S. NAÓN, 18(31): 53–59
Palabras clave: ambiente, calentamiento global,
educación, pandemia, recursos naturales.
Santiago Naón
Técnico en Jardinería
snaon@unrn.edu.ar
Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales,
Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD, UNRN-
CONICET).
Recibido: 22/03/2021. Aceptado: 10/06/2021.
EL EFECTO PTERODÁCTILO
Santiago Naón
El diseño de políticas ambientales de escala transnacional es fundamental para
producir acciones de impacto global positivo. En este ensayo se revisan las
relaciones entre los sistemas productivos, la pandemia y la crisis ambiental.
En todo el mundo, por el aumento de las temperatu-
ras producto de las actividades humanas de los últimos
150 años, desaparecen de manera alarmante especies y
ecosistemas completos con consecuencias devastadoras
para el equilibrio de los sistemas naturales. Hay disminu-
ción en las tasas de crecimiento animal y en la producti-
vidad de las praderas, también se observa una reducción
de las cadenas tróficas, y un aumento de la dispersión de
plagas y enfermedades en África, Asia y América del Sur,
donde se encuentran los mayores reservorios de biodiver-
sidad. Se extinguen alrededor de 200 especies de seres
vivos todos los días, en lo que los científicos aseguran es
la sexta extinción masiva, comparable a la que acabó
con los dinosaurios hace unos 65 millones de años.
El planeta está cambiando. Los gobiernos están adver-
tidos, y la mayoría de la población también. Pero en esta
“crisis de mundo” actual, tomando prestado el concepto
del filósofo Oscar Nudler, esta situación parece haberse
normalizado. El suelo forestal, esos escasos centímetros
de tierra negra que sustentan la vida vegetal, de la que
dependemos todos los seres vivientes, producto de mi-
les de años de evolución del suelo, está desapareciendo
debido a procesos de degradación ambiental y deserti-
ficación.
Para resolver el problema más importante al que nos
hayamos enfrentado en la historia de la humanidad, ten-
dremos que poner en discusión todo el conocimiento téc-
nico, científico y filosófico, porque estamos avanzando de
a saltos, y el próximo salto puede ser al vacío.
El “efecto pterodáctilo”, pandemia y ambiente
En algunos analistas del cambio climático hay recu-
rrencia en rescatar la imagen del “efecto mariposa”, al
respecto de la pandemia. Ven la prueba de la interrela-
ción de todos los elementos que componen el “sistema
mundo”, en el hecho de que la ingesta de un animal
atípico para algunos, en una región remota, por parte de
un ser humano cualquiera, puso en cuarentena a toda
la población mundial. La primera cuarentena global de
la historia. Propongo reformular la tesis, llamarla “efecto
pterodáctilo”. Su aleteo debe haber sido impresionante y,
además, remite a una población extinta por motivos terri-
bles, como fue el cambio en las condiciones ambientales
del planeta en el que habían evolucionado por millones
de años.
El año 2020 tuvo un protagonista, el coronavirus. Tie-
ne una estrategia de dispersión fabulosa: cuando consi-
gue ingresar en una célula humana, produce cerca de
100.000 copias de sí mismo en menos de 24 hs, sin
afectar a su hospedero de manera evidente hasta que ya
es tarde. Gran parte de los contagiados son asintomá-
ticos y van por ahí lo más campantes, muchos de ellos
peligrosos escépticos. En un contexto de globalización,
es un mecanismo difícil de combatir. Es probable que en
adelante seamos asaltados por nuevas variantes u otros
microorganismos como este o peores; la hipótesis de mi-
llones de muertos por su causa para lo que resta del siglo
es razonable.
Según un informe de la CIA de 2008, el avance de las
poblaciones humanas sobre los ecosistemas naturales y
la presión extractivista, abriría la puerta a una enferme-
dad respiratoria nueva, muy contagiosa y potencialmente
pandémica para la cual no habría medidas de control.
Según Ignacio Ramonet de Le Monde diplomatique, el
informe además advertía de su origen geográfico -China
y el Sudeste asiático- y zoonótico, por el consumo de
fauna silvestre. La precisión del pronóstico por parte de
los servicios de inteligencia de la nación más afectada
sugiere que las advertencias fueron ignoradas, u ocul-
tadas deliberadamente. Imagino la desclasificación de
Nada humano es creación. T. Adorno
DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 18 - Nº 31 - 2021 ISSN (impresa)1668-8848 - ISSN (en línea) 2618-5385
54
ENSAYO
archivos en algunos años, mostrando la puntería de al-
guna teoría conspirativa de estos tiempos, los próximos
Pandemia leaks.
No hace mucho, cuando el aislamiento social era una
realidad, la pausa en la actividad del modelo productivo
mostró algunos indicadores favorables. La concentración
atmosférica de CO2 había descendido, las aguas eran
más transparentes y los animales irrumpían desconcerta-
dos en territorios que les habían sido negados por años.
La capacidad resiliente de la naturaleza parecía intac-
ta. Algunos veían la posibilidad de un mundo nuevo;
el cambio climático podría revertirse trabajando desde
casa, evitando trasladar millones de personas, ahorran-
do toneladas de petróleo de valor insólito por la ausencia
de demanda, tomando conciencia de lo fútil de tantas
acciones humanas. Para el filósofo esloveno Slavoj Zi-
zek, el distanciamiento quizá fortaleciera la intensidad
de nuestros vínculos. ¿A quién no le pasó darse cuenta
del valor de lo que tenía hasta que lo perdió? Hasta los
combates y amenazas de conflicto se habían interrumpi-
do para dar lugar a una novedosa pax coronavirica.
Nada de eso duró. La crisis ambiental, consecuencia
de nuestros actos y posible causa de nuestra extinción,
no es un tema de interés general. Aunque amenace toda
vida sobre el planeta. No somos diferentes a la rana que
mientras se calienta el agua en la que está inmersa, por-
que está sobre el fuego, no percibe el aumento gradual
de la temperatura.
Destrucción
La capacidad de amortiguación de perturbaciones
que posee el medio es grande, pero no infinita. El ejem-
plo de la solución en equilibrio es elocuente: en agua, el
agregado de un ácido fuerte en forma de gotas es imper-
ceptible por un buen rato, hasta que una de esas gotas,
de manera imprevisible destruye el equilibrio. Cuál es la
gota con la que destruiremos el equilibrio global es igual
de difícil de prever. Algunos creen que ya fue aplicada,
que el pterodáctilo batió las alas. Solo que la solución
es mucho más grande y los efectos están llegando a ve-
locidades diferentes, de acuerdo a la distancia que nos
separe de donde la bestia levantó vuelo.
Según muestran los datos, el calentamiento se presen-
ta de manera global, como promedio, pero afecta de
manera diferente a las distintas regiones del planeta.
Algunas regiones del Ártico se calientan tres veces más
rápido que la media mundial. Su permafrost ya no está
permanentemente congelado, 70 años antes de lo espe-
rado. Los hielos ya habrían pasado el punto de no retor-
no, mucho antes de lo que habían previsto los modelos
más pesimistas. Pero eso no es lo peor. Una Caja de
Pandora está congelada en ese suelo, y empezará a libe-
rar además del carbono, metano y otros gases de efecto
invernadero, patógenos conservados por milenios en es-
tado latente para los cuales quizá no tengamos defensas.
La biodiversidad es una clave del poder amortiguador
de los ecosistemas. El 90% de los peces grandes de los
océanos desaparecieron por la presión extractivista de la
pesca industrial, muchos mares son ahora un desierto.
En el Ártico, las poblaciones de renos y caribúes ya diez-
madas, se redujeron a menos de la mitad en los últimos
20 años. En Argentina, sólo el 7% de los ecosistemas
nativos permanecen relativamente intactos; si fueran ár-
boles, nueve de cada diez ya desaparecieron.
El calentamiento global es un indicador de la crisis
ambiental que tiene impactos múltiples. Modifica la dis-
tribución y abundancia de especies animales y vegeta-
les, incluidos los insectos vectores de enfermedades que
entonces perjudican a más personas cada año. Por el
aumento de la temperatura, la fusión de los hielos glacia-
rios y polares aumentan el nivel del mar, que va a afec-
tar directamente a millones de personas de poblaciones
costeras en todo el mundo. El derretimiento de los hielos
glaciarios de montaña traerá escasez de agua potable,
como la salinización de ambientes costeros por el ingreso
de agua salada, aumentando además su valor por ma-
yor demanda. La retracción de los hielos disminuye la re-
flexión de la energía solar favoreciendo el aumento de la
temperatura, en un efecto dominó que a la vez altera la
salinidad de los mares, el curso regular de las corrientes
marinas y los vientos, modificando los regímenes de pre-
cipitación causando sequías e inundaciones. Las sequías
son condiciones favorables a los incendios, que liberan
toneladas de carbono a la atmósfera y reducen la tasa de
fotosíntesis global, ese proceso fascinante que asegura la
vida en la tierra en el que las plantas combinan carbono,
agua y energía solar para producir azúcares, base de to-
das las cadenas tróficas, y liberar oxígeno.
Foto aérea de Río Chico, un pueblo de la Región Sur
donde se observa el contraste entre las áreas plan-
tadas con árboles, y la estepa.
Imagen: S. Naón
EL EFECTO PTERODÁCTILO - S. NAÓN, 18(31): 53–59
55
DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 18 - Nº 31 - 2021 ISSN (impresa)1668-8848 - ISSN (en línea) 2618-5385
ENSAYO
Desertificación y conurbanización
La desertificación es un proceso de degradación am-
biental desencadenado por acciones humanas como la
agricultura extensiva, el sobrepastoreo, la deforestación
y la minería. En este proceso, los suelos de ecosistemas
de climas áridos y semiáridos pierden su integridad eco-
lógica y capacidad de regeneración, en casos extremos
produciendo un medio estéril o poco productivo, incapaz
de proveer servicios a las comunidades que lo habitan.
Afecta negativamente las condiciones de vida de sus ha-
bitantes que pueden resignarse a la miseria, o abando-
nar sus territorios y emigrar a las ciudades en busca de
mejor suerte, aumentando la conurbanización.
En Argentina, alrededor del 70% de los ecosistemas
son áridos o semiáridos. Las plantas que consiguieron
adaptarse a la vida en esas condiciones necesitaron mi-
llones de años de evolución. Su presencia favorece la
conservación del suelo y el ciclo del agua, que transpiran
a través de sofisticadas estructuras, humedeciendo el am-
biente y permitiendo la formación de nubes. Su ausencia
determina que este ciclo quede trunco: sin plantas deja
de llover, sin lluvias las plantas no pueden reproducirse.
En el camino, debido a la erosión se pierde la escasa
materia orgánica, disminuyen los nutrientes y se salinizan
o acidifican los suelos. Para entonces el daño es irrever-
sible. La gravedad de este asunto llevó a la ONU, en el
año 1977, a declararlo el principal problema ambiental
de escala global. No parece haber causado mucha im-
presión; las zonas áridas de todas partes están en expan-
sión.
La urbanización de la población es un proceso inhe-
rente al sistema productivo. La tierra está destinada a la
producción de alimentos de escala agroindustrial, que se
producen con una lógica robótica. La participación de
personas en ese proceso de producción es un problema
a resolver, y cada día son menos necesarias en el campo.
Eso explica, en parte, el crecimiento de los conurbanos,
a los que los otrora campesinos se ven obligados a emi-
grar, para poner su entonces todavía más barata fuerza
de trabajo a disposición de los mismos conglomerados
de empresas que los expulsaron de sus territorios.
Las ciudades serán severamente afectadas por el efec-
to “isla de calor”. Este concepto explica el mecanismo
de absorción del calor por parte de las construcciones
urbanas respecto de los ambientes rurales, con meno-
res superficies de evapotranspiración y mayores flujos de
energía producto de las actividades humanas. Sus habi-
tantes deberían prepararse para sufrir olas de calor, estrés
y aumento de la mortalidad prematura.
Política internacional y el cambio climático
La degradación de los sistemas democráticos se expli-
ca por el divorcio entre el poder real y la política. Cien
personas concentran la misma riqueza que la mitad más
pobre de la humanidad; la misma riqueza que 3.500 mi-
llones de personas. Esas fortunas son producto de los ne-
gocios de corporaciones transnacionales, muchas veces
más ricas que los estados supuestamente soberanos en
los que hacen negocios circunstancialmente, y por eso di-
fíciles de controlar. Esta condición hace que convenga ser
escépticos respecto del mensaje que se pretende instalar
de que la responsabilidad de esta crisis es de todes, como
también que individualmente podemos hacer algo signi-
ficativo para evitar el desastre. Si 100 corporaciones son
responsables de la proporción más grande de las emisio-
nes de gases de efecto invernadero, no parece verosímil
que los más de 3.500 millones de personas pobres que
apenas subsisten, tengan la misma carga de responsa-
bilidad. Esa gente no tiene que reducir sus consumos,
sino todo lo contrario. Individualmente es bueno que re-
visemos nuestros hábitos, pero eso no va a ser suficiente.
El diseño de políticas ambientales de escala tan trans-
nacional como esos poderes, es fundamental para pro-
ducir acciones de impacto positivo de escala global. Si
tenemos la capacidad de destruir un planeta y viajar al
espacio, es porque nuestras posibilidades son enormes.
La producción de energía limpia y renovable no es un
problema científico o técnico. Tales tecnologías afecta-
rían el statu quo, las corporaciones no van a soltar ne-
gocios de proporciones hasta agotar todas las reservas
disponibles o tener asegurados otros, iguales o mejores.
La Argentina exportadora
La trampa del sistema es tan difícil de sortear que go-
biernos de países periféricos, como por ejemplo el gobier-
no argentino, que se supone popular y entiende la nece-
sidad de promover otro modelo agroproductivo abriendo
Extensionistas del programa Luz Verde para la Región
Sur, plantando árboles en un establecimiento familiar
del Paraje Yuquiche.
Imagen: S. Naón
EL EFECTO PTERODÁCTILO - S. NAÓN, 18(31): 53–59
DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 18 - Nº 31 - 2021 ISSN (impresa)1668-8848 - ISSN (en línea) 2618-5385
56
una Dirección Nacional de Agroecología en el Ministerio
de Agricultura, sigue sosteniendo, sin despeinarse, el mo-
delo agroexportador. Esto para garantizarse las retencio-
nes a las exportaciones de los pools de siembra, y devol-
ver los dólares que nos prestaron los dueños de todas las
pelotas, que son además los primeros responsables del
desmonte, la degradación ambiental, la expulsión de los
campesinos de sus tierras, la contaminación de los suelos,
el agua y los alimentos. Y también, apostando al desarro-
llo de Vaca Muerta, con una tecnología tan dañosa para
el ambiente como es el fracking, que afecta la estabili-
dad de la corteza terrestre a escala de sitio y contamina
cantidades industriales de agua dulce. Para asegurarse la
producción de hidrocarburos y hacerse de más dólares a
costa de seguir aumentando la concentración de CO2 y
otros gases de efecto invernadero en la atmósfera, igno-
rando con la venia de los mismos estados que lo firmaron,
el Acuerdo de París al que Argentina suscribió en 2016.
El acuerdo fue un hito en la historia del cambio climático.
La mayoría de los gobiernos del mundo reconocieron la
gravedad del asunto, y se comprometieron con el obje-
tivo de mantener el calentamiento global en el mediano
y largo plazo, por debajo de 2°C respecto de los niveles
preindustriales para la conservación de la integridad am-
biental. Para lograrlo sería necesario reducir al máximo
las emisiones de gases de efecto invernadero y establecer
nuevos marcos tecnológicos. El carbono emitido debería
ser recapturado, y el remanente permanecer en sus su-
mideros naturales, como la vegetación y los yacimientos
de hidrocarburos. Según este acuerdo, para 2020 estas
prácticas deberían estar normalizadas porque el pla-
neta estaba en una emergencia sin precedentes, como
Hiroshima el domingo 5 de agosto del 45. ¿En qué año
estamos? ¿En qué quedamos? En la loca carrera hacia el
abismo se elige acelerar. Se están derritiendo los pocos
glaciares continentales que quedan y los hielos polares,
exponiendo al permafrost que entonces libera más carbo-
no y metano contenidos en el suelo. El metano resulta ser
un gas de mayor efecto invernadero que el carbono, y no
estaba en la cuenta. Los científicos se apuran a contabi-
lizarlo incorporándolo a nuevos modelos. Muchos creen
que ya pasamos el punto de no retorno, que el colapso
ambiental es inevitable.
IPCC y el Acuerdo de París
El IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Chan-
ge), en castellano Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático, es un cuerpo de la Orga-
nización de las Naciones Unidas creado en 1988 para
evaluar y difundir las investigaciones científicas relativas
al cambio climático, y asesorar en el diseño de políticas
con el objetivo de moderar su impacto y dar respuestas
de escala mundial a esa amenaza.
El Acuerdo de París se produjo en la Convención Mar-
co de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
para la reducción de las emisiones de gases de efecto
invernadero derivados de acciones humanas, causa fun-
damental del aumento de la temperatura. Los 195 países
miembros, Argentina incluida, suscribieron los lineamien-
tos de la XXI Conferencia sobre el CC, a fines del año
2015. El Quinto Informe de Evaluación del IPCC pre-
senta los fundamentos científicos del Accord, en el que
se busca reforzar la respuesta mundial manteniendo el
aumento de la temperatura media mundial por debajo
de 2ºC respecto a los niveles preindustriales, mejor aún,
limitando el aumento a 1,5ºC. Según su director Antonio
Guterres, 18 de los 20 años más cálidos registrados des-
de 1850 se dieron en las dos últimas décadas.
En 2019 el IPCC publicó el Informe Especial Calen-
tamiento Global de 1,5°C que, a partir de la revisión de
más de 6.000 publicaciones científicas define los linea-
mientos a seguir para reducir las emisiones, y denuncia
ENSAYO
Don Fermín, poblador del Paraje Yuquiche regando
un árbol.
Extensionistas del programa Luz Verde para la Región
Sur, regando con carretilla una plantación de árboles
en espacio público de Ingeniero Jacobacci.
Imagen: S. Naón
Imagen: S. Naón
EL EFECTO PTERODÁCTILO - S. NAÓN, 18(31): 53–59
57
DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 18 - Nº 31 - 2021 ISSN (impresa)1668-8848 - ISSN (en línea) 2618-5385
ENSAYO
que, a pesar de los acuerdos, las emisiones son mayo-
res, el calentamiento continúa aumentando, el nivel del
mar también y esos procesos se están acelerando. Si esto
no se revierte, será irreversible la pérdida de ecosistemas
completos, afectando además a las poblaciones más
vulnerables y aumentando la pobreza. El informe explica
que el impacto del calentamiento global sobre los eco-
sistemas es un hecho y que los efectos de este aumento
de temperatura son de largo plazo. Aunque el foco está
puesto en el siglo XXI, sus efectos durarán miles de años y
continuarán produciendo cambios en el sistema climático
(el efecto pterodáctilo). Se espera el aumento del número
de episodios de calor extremo, sequías y variaciones en
las precipitaciones, con expresiones regionales particular-
mente desastrosas de consecuencias imprevisibles. Habrá
días más cálidos en general, las temperaturas extremas
serán mucho mayores en tierra que la media global (que
incluye la superficie cubierta por agua), y en altas latitudes
se prevén eventuales aumentos promedio de entre 4,5°C
y 6°C para el año 2100.
El nivel del mar aumenta y seguirá subiendo, cuánto y
en qué plazos dependerá de las emisiones. La capacidad
de adaptación de las comunidades costeras será mayor si
ese aumento es más lento. Es importante saber que diez
centímetros de incremento del nivel del mar afectarán más
o menos a diez millones de personas, según los datos
poblacionales de 2010 que publicó el IPCC en 2019.
Quiere decir que por cada centímetro que suba el agua,
se verán perjudicadas un millón de personas, de ahí el
énfasis en 1,5°C mejor que 2°C. Para la biodiversidad de
los ecosistemas terrestres y marinos cada décima cuenta,
como en los cuadros febriles severos. En el caso de los
arrecifes de coral, 2°C significan la reducción de un 70%
a 90% más que si se mantiene por debajo de 1,5°C.
Para las poblaciones vulnerables las noticias son malas:
en este escenario sus condiciones de vida solo pueden
empeorar. Faltará agua potable, el rendimiento y la cali-
dad de los cultivos serán menores, ergo la disponibilidad
de alimentos, que entonces serán más caros. La ganade-
ría se verá afectada por menor calidad de pasturas, esca-
sez de agua y aumento de enfermedades. Aumentarán la
pobreza y enfermedades como la malaria, como también
de otras que dependen de vectores, debido a los cambios
que se esperan en sus límites de distribución naturales.
Uso de la tierra, agroindustria y salud
La degradación de las tierras, de donde obtenemos
la mayoría de los alimentos, forrajes, madera, energías
y agua dulce, es consecuencia del uso que le damos. La
agricultura usa cerca del 70% del agua dulce disponible.
Producimos impacto directo sobre casi tres cuartas par-
tes de los ambientes terrestres. Bajo sistemas de labranza
convencional, la erosión del suelo es cien veces mayor
que su tasa de formación. El suelo es un sistema comple-
jo, que necesita en promedio de unos dos mil años para
producir diez centímetros de tierra forestal. Un cuarto de
la superficie del planeta está afectado por procesos de
degradación de origen antropogénico.
El aumento de las superficies de cultivo como estrate-
gia principal para la obtención de mayores volúmenes de
producción, implica la expansión de las fronteras agrícolas
sobre ecosistemas naturales, reservorios de biodiversidad
responsables de la regulación y el intercambio de agua y
gases con la atmósfera. El argumento del aumento de la
población para justificar esta expansión es una falacia: en
2012 había 7.000 millones de personas, se producían
alimentos para 9.000 millones, pero había más de 1.000
millones sin acceso a alimentación básica. Actualmente
el 30% de lo que se produce va a la basura, y 2.000
millones de personas sufren sobrepeso. Los residuos así
producidos son focos de contaminación que introducen
elementos tóxicos a los ciclos bioquímicos del suelo, el
agua y el aire: considerando sólo el CO2, son responsa-
bles del 10% de las emisiones de origen humano. El 90%
de la población mundial respira aire contaminado, y siete
millones de personas mueren todos los años por respirar.
Las actividades agroproductivas emitieron el 44% del
metano y el 81% del óxido nitroso durante el período
2007 a 2016. Por otra parte, las emisiones producto de
la cría de rumiantes para consumo contribuyen de mane-
ra significativa, en buena medida por el aumento de los
volúmenes de estiércol depuesto. Las emisiones de carbo-
no se debieron principalmente a deforestación, agricultu-
ra convencional y cambios en el uso de la tierra.
Controversias
Sigue habiendo controversias respecto de los orga-
nismos genéticamente modificados, los cultivos trans-
Plantación de árboles con estudiantes del CET 23 y
extensionistas del Programa Luz Verde para la Región
Sur, en un espacio público de Ingeniero Jacobacci.
Imagen: S. Naón
EL EFECTO PTERODÁCTILO - S. NAÓN, 18(31): 53–59
DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 18 - Nº 31 - 2021 ISSN (impresa)1668-8848 - ISSN (en línea) 2618-5385
58
génicos. En su etapa inicial de incorporación al sistema
agroproductivo, tecnócratas de laboratorio y burócratas
aseguraban que no presentaban riesgos para la salud,
porque lo que no está demostrado no tiene fundamento
científico. Esta apariencia de rigurosidad fue una de las
formas de la negación sistemática de la responsabilidad,
mostrando una ausencia total de empatía o compasión
con las víctimas potenciales de su salida al mercado.
Numerosos científicos protestaron, no podía establecer-
se una relación lineal entre los estudios de laboratorio y
los mucho más complejos agroecosistemas. Así como su
riesgo no estaba demostrado, tampoco lo estaba su ino-
cuidad. La introducción de estos organismos al ambiente
podría tener consecuencias imprevisibles.
El interés de las corporaciones se impuso, y salieron al
mercado las semillas transgénicas con todo el paquete
tecnológico adjunto. La periodista Fernanda Sández, au-
tora del libro La Argentina fumigada, publicado en 2016,
señala que doce millones de personas viven expuestas a
aplicaciones de biocidas en el país, que centenares de
publicaciones científicas asocian con efectos teratogé-
nicos y cancerígenos. El prefijo griego bio significa vida,
el latino cida quiere decir asesino: casi un tercio de la
población argentina estaría expuesta a productos que
matan. Mientras tanto, nonatos, niños, jóvenes o viejos,
podemos ser afectados por todos los tipos de cáncer que
se nos ocurran y por otras enfermedades como eczemas
diversos, esterilidad, aneurismas, cardiopatías congénitas,
espina bífida, malformaciones neonatales congénitas,
leucemia, linfomas y etcéteras. También se ven afectados
los animales y todos los seres vivos no transgénicos. La
autora cita además un estudio de la Universidad Nacio-
nal de La Plata que describe los resultados de análisis de
laboratorio a alimentos: el 76,6% presentaba restos de
agrotóxicos. Un informe de SENASA exhibido por el direc-
tor de la Dirección Nacional de Agroecología, describe la
presencia de 34 tipos de agrotóxicos en naranjas, 30 en
frutillas y manzanas, 28 en lechugas, apios y acelgas, y
26 en espinacas, en algunos casos con 73% de produc-
tos no autorizados. Quiere decir que, mientras comemos,
nos estamos envenenando a un ritmo lento pero seguro.
Hay veneno en el azúcar, la yerba, el café, el chocolate,
el arroz, la polenta, los tampones y el algodón con el que
limpiamos a los recién nacidos. Y en el agua de los ríos,
y en la lluvia que cae del cielo. “Monsanto lo sabía y no
dijo nada”, se llama un capítulo del libro “El mundo según
Monsanto” de la periodista francesa Marie Monique Ro-
bin. Al respecto del caso argentino que estudió en 2005,
observaba el aumento de abortos espontáneos y muertes
fetales, disfunciones endócrinas, de tiroides, enfermeda-
des respiratorias, renales, hepáticas, dermatológicas y of-
talmológicas de las poblaciones relevadas, a partir de la
incorporación de los productos del paquete tecnológico
al sistema productivo. En la búsqueda de mayores rindes
se dejó de lado la calidad nutricional. Ahora, además de
veneno, los alimentos contienen menores concentracio-
nes de nutrientes como hierro, calcio, magnesio y vita-
minas.
Seguridad y soberanía alimentaria
Comparada con la media global, la temperatura sobre
la superficie terrestre aumentó el doble durante los últimos
150 años, afectando de manera negativa la seguridad
alimentaria, situación hipotética de acceso a alimentos
suficientes, inocuos y nutritivos para todas las personas
según preferencias y necesidades. Recuerdo los alimentos
disponibles en supermercados, almacenes y verdulerías,
podamos pagarlos o no, y tengo la sensación de que se
están burlando de nosotros.
Si la seguridad alimentaria no parece estar realmente
en la discusión de fondo, mucho menos lo está la sobera-
nía alimentaria. Este último es un concepto propuesto por
el movimiento La Vía Campesina en la Cumbre Mundial
de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en
1996, para instalar un debate que trascendiera la seguri-
dad alimentaria. El propósito fue construir un instrumento
para la práctica y la transformación social, que reivindi-
que el derecho de los pueblos a decidir libremente qué
alimentos producir, en franca tensión con los intereses de
la agroindustria. Porque no alcanza con producir alimen-
tos, se debe ejercer el derecho a una alimentación sana,
nutritiva y situada culturalmente, a elegir qué alimentos
producir, de qué manera, de acuerdo a raíces y contextos
culturales, sociales, económicos y ambientales particula-
res. Para que tal soberanía sea posible, se debe garantizar
el acceso a los recursos más elementales como la tierra,
el agua, las semillas y el conocimiento.
Mitigación
Para llegar al objetivo de 1,5°C, se deberían reducir
hoy mismo las emisiones de gases de efecto invernade-
ro a la mitad, un 45% hasta 2030, y dejar de emitir en
2050. Las emisiones de metano de todas las fuentes, en
particular el producido por la agricultura y la ganadería;
el “carbono negro” producto de la combustión incomple-
ta de combustibles fósiles; los aerosoles refrigerantes, el
óxido nitroso y los hidrofluorocarbonados de los sistemas
de refrigeración y aire acondicionado.
El mejor escenario es uno en el cual se reduzca la de-
manda energética por un cambio radical del modelo de
producción y consumo. Además, emprender la planta-
ción a escala global, sistemática e intensiva de árboles,
porque las plantas son una de las herramientas, sino la
más importante, para retirar CO2 de la atmósfera. La
ENSAYO
EL EFECTO PTERODÁCTILO - S. NAÓN, 18(31): 53–59
59
DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 18 - Nº 31 - 2021 ISSN (impresa)1668-8848 - ISSN (en línea) 2618-5385
ENSAYO
EL EFECTO PTERODÁCTILO - S. NAÓN, 18(31): 53–59
fotosíntesis es la “tecnología” clave, no tiene patente, es
de libre disponibilidad para cualquier estado que quiera
aprovecharla. Por otra parte, si aumentaran la densidad
de árboles y arbustos, bajaría la temperatura ambiental
por el aumento de la tasa de evapotranspiración, mode-
rando el calentamiento.
Se deberán hacer esfuerzos para el diseño de estrate-
gias de producción sostenibles, con cooperación interna-
cional y los estados garantizando con financiamiento su
ejecución, monitoreo y cumplimiento.
Para el caso en el que el sistema no se modifique dema-
siado, habrá que cambiar la manera de obtener energía
y los sistemas de almacenamiento, reducir la producción
y moderar la demanda de productos. Si ninguna de estas
cosas pasa, desarrollar nuevas tecnologías para la captu-
ra y almacenamiento de carbono. En todo caso es nece-
sario un proceso de transición hacia una mayor eficiencia
energética, y el acuerdo de políticas para la reducción del
consumo en sociedades industrializadas.
El IPCC presentó algunas exploraciones conocidas
como Trayectorias Socioeconómicas Compartidas con es-
cenarios posibles para la mitigación y adaptación al cam-
bio climático. El mejor de todos es una meta para el año
2100 con 7.000 millones de habitantes con altos ingre-
sos, hábitos de consumo moderados, menos desigualda-
des, regulaciones del uso de la tierra y recursos naturales,
reducción del desperdicio de alimentos y menos emisiones
de gases de efecto invernadero, en un contexto productivo
tecnológico respetuoso del ambiente. ¿Vigilar y castigar?
Sí, ¡por favor! apunta Zizek, el prestigioso filósofo y ensa-
yista autor del libro Pandemia, de 2020. Otro escenario
prevé una población de 13.000 millones de personas,
con más hambre, pobreza, desigualdad, aumento de la
producción y el consumo, mayor degradación ambiental,
y alto volumen de emisiones. Hay opciones.
Cómo saldremos de esta situación no será una cues-
tión de suerte. Dependerá de las decisiones que tomemos
de manera individual y colectiva, y del grado de compro-
miso con la gravedad del caso que asumamos desde el
lugar que le toque a cada uno. El mito de la economía en
permanente expansión es insostenible, sus consecuencias
sociales y ambientales están a la vista. Podemos seguir
sosteniendo democracias aparentes, en la que los intere-
ses de unos pocos determinen la ruina de los más, y “que
sea lo que Dios quiera”. Pero mucho mejor será si nos
apuramos a hacer las cosas de otra manera, más cons-
ciente, solidaria y sostenible.
La educación ambiental deberá ser una asignatura
central y transversal a todos los niveles educativos, para
que las élites futuras entiendan la responsabilidad que
les cabe. Los que no sean parte de esos grupos selectos,
tendrán que aplicarse a la construcción de movimientos
sociales capaces de ejercer una ciudadanía crítica y vi-
gilante, con el derecho y la obligación de participar en
el diseño y la realización de mucho mejores formas de
habitar la Tierra.
Una pausa durante la plantación de árboles en
Ingeniero Jacobacci
Imagen: S. Naón
Para ampliar este tema
Bringel, B. (2015). Soberanía alimentaria: la práctica de
un concepto. Las Políticas Globales Importan, Madrid:
IEPALA.
IPCC (2020): Resumen para responsables de políticas.
En: El cambio climático y la tierra: Informe especial del
IPCC sobre el cambio climático, la desertificación, la
degradación de las tierras, la gestión sostenible de las
tierras, la seguridad alimentaria y los flujos de gases de
efecto invernadero en los ecosistemas terrestres. [Dis-
ponible en Internet]
Mazzoni, E., Vázquez, M. (2009). Desertification in Pata-
gonia. Developments in Earth surface processes, 13:
351-377.
Robin, M. M. (2008). El mundo según Monsanto. Barce-
lona, España: Península.
Sández, F. 2016. La Argentina fumigada. Buenos Aires,
Argentina: Planeta.
El diseño de políticas ambientales de escala transna-
cional es fundamental para producir acciones de impacto
positivo de alcance global. Si tenemos la capacidad de
destruir un planeta y viajar al espacio, es porque nuestras
posibilidades son enormes; el dilema de la producción
de energías limpias y renovables no es tecnológico. Para
resolver el problema más importante al que nos hayamos
enfrentado en la historia de la humanidad, tendremos de
poner en discusión todo el conocimiento científico, técni-
co y filosófico, porque estamos avanzando de a saltos, y
el próximo salto puede ser al vacío.
Resumen