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RESUMEN
El Mortiño (Hesperomeles goudotiana (Decne.) Killip) y la Uva Camarona (Macleania rupestris (Kunth) A.C.Sm.) son dos especies
nativas de los ecosistemas altoandinos que se encuentran tanto en áreas boscosas como en caminos y huertas de la ruralidad
de Bogotá. Aunque su uso alimenticio como frutos silvestres es tradicional y bien conocido entre las comunidades campesinas
de alta montaña, no se han analizado los factores socioculturales asociados con los sistemas agroalimentarios y cadenas de
suministro de este tipo de especies y su comercialización en centros poblados a mayor escala. En este estudio, se realizaron
entrevistas semi-estructuradas en 17 veredas de la ruralidad de Bogotá, se visitaron 12 plazas de mercado públicas urbanas y
se entrevistaron a representantes de restaurantes y redes de comercialización solidaria en Bogotá que han introducido estas
plantas en su oferta. Como resultado, se hace una recopilación de los saberes asociados con el Mortiño y la Uva Camarona y
una descripción de su circulación en sistemas agroalimentarios desde su recolección en campo hasta sus destinos finales en
el área urbana de Bogotá. Adicionalmente, se analiza la relación entre la comercialización de estas especies, la conservación
de la memoria biocultural y las oportunidades socioeconómicas que tendría su promoción y manejo sustentable a escala local.
PALABRAS CLAVE: agrobiodiversidad local, alimentos no convencionales, conservación a través del uso, memoria biocultural,
productos forestales no maderables.
PERSPECTIVAS URBANO-RURALES SOBRE LA
CIRCULACIÓN DE DOS FRUTOS SILVESTRES
DEL BOSQUE ALTOANDINO EN SISTEMAS
AGROALIMENTARIOS DE BOGOTÁ, COLOMBIA
Stefan Ortiz1,2*, Cristina Consuegra3, María Clara van der Hammen4, Darío Pérez5,6,7
1
Instituto de investigación en Sistemas Socio-Ecológicos (SESI), Universidad Leuphana de Lüneburg. Universtätsallee 1,
Lüneburg, Alemania. C.P. 21335
2
Grupo Espacio, Tecnología y Participación (ESTEPA), Universidad Nacional de Colombia. Carrera 45 No. 26-85,
Bogotá, Colombia. C.P. 111321
3
Pontificia Universidad Javeriana. Calle 18 No. 118-250, Cali, Colombia. C.P. 760031
4
Grupo de Investigación Procesos sociales, territorios y medio ambiente, Universidad Externado de Colombia.
Calle 12 No. 1-17 Este, Bogotá, Colombia. C.P. 111711
5
GIMBBE, Instituto de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de Colombia. Carrera 45 No. 26-85,
Bogotá, Colombia. C.P. 111321
6
PHIM Plant Health Institute, Université de Montpellier, IRD, CIRAD, INRAE, Institut Agro. 911
Avenue Agropolis, Montpellier, France. C.P. 34090
7
PALOC, IRD, Muséum National D’Histoire Naturelle. 43 Rue Buffon, Paris, France. C.P. 75005
*Correo: sortizp@unal.edu.co
Fecha de recepción: 05-Agosto-2020 Fecha de aceptación: 20-febrero-2021
Revista Etnobiología. Vol 19, Num. 1. Abril 2021. pp: 81-95
ISSNe 2448-8151; ISSN 1665-2703
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INTRODUCCIÓN
Los paisajes rurales del sur de Bogotá se componen de eco-
sistemas de alta montaña, como los bosques altoandinos y
los páramos, con gran riqueza de biodiversidad y de agua.
Esos paisajes han sido transformados y habitados por co-
munidades campesinas provenientes principalmente de las
regiones centrales andinas vecinas a la planicie de Bogotá.
Especialmente desde la segunda mitad del siglo XX, huyendo
de los distintos episodios de violencia y conflicto armado que
aquejan a Colombia, estas poblaciones han establecido ahí sus
formas de vida en paisajes montañosos, caminos de herradura
y carreteras sin pavimentar, lagunas, quebradas y ríos, y la
compañía dominante del páramo del Sumapaz (JBB, 2015).
En ese contexto, han desarrollado prácticas agrícolas que, en
respuesta a la necesidad de generar ingresos para sustentar
sus medios de vida, a la demanda de la ciudad y a los cambios
promovidos por la industrialización de la agricultura, se han
basado en la ganadería y en monocultivos principalmente de
papa (Solanum tuberosum L.), arveja (Pisum sativum L.) y habas
(Vicia faba L.) (Etter et al., 2006; Pérez, 2008; Ortiz et al., 2017).
Esta situación ha causado una paulatina pérdida de agrobio-
diversidad y una fragmentación de los paisajes. Sin embargo,
varios habitantes de la ruralidad de Usme y Ciudad Bolívar,
localidades que hoy forman parte de la zona conurbada de
Bogotá, han liderado iniciativas de restauración ecológica,
diversificación de cultivos, diseño de sistemas agroecológicos,
recuperación de saberes y usos locales de la agrobiodiversidad,
comercialización de productos orgánicos, asociatividad solidaria
y acción colectiva en defensa de los ecosistemas y de la cultura
campesina bogotana (Vargas et al., 2013; Pérez y Matiz-Guerra,
2017; Palacio et al., 2018).
Estas iniciativas han emergido crecientemente como parte de
sistemas agroalimentarios, entendidos como redes de prácticas
que se constituyen de relaciones ambientales, culturales y
productivas, con resultados en términos de alimentación, de
transformación de ecosistemas y de las formas de vida de los
actores involucrados (Ericksen, 2008; HLPE, 2014). También,
han generado canales específicos de comercialización de
productos provenientes de los paisajes agrobiodiversos en
Bogotá, mismos que llegan a habitantes urbanos interesados
en el consumo consciente de productos locales (Ortiz et al.,
2019). Además de generar dinámicas comerciales, esos sistemas
promueven intercambios, transferencias e innovaciones en los
URBAN-RURAL PERSPECTIVES ABOUT THE CIRCULATION OF TWO WILD BERRIES OF HIGH-ANDEAN FOREST IN AGRI-FOOD
SYSTEMS OF BOGOTÁ, COLOMBIA
ABSTRACT
Mortiño (Hesperomeles goudotiana (Decne.) Killip) and Uva Camarona (Macleania rupestris (Kunth) A.C.Sm.) are two native
species of the high Andean ecosystems that are found both in wooded areas, in roads and homegardens in the rurality of Bogotá.
Although their food use as wild berries is traditional and well known among high mountain peasant communities, the sociocultural
factors associated with agri-food systems of this kind of species and its commercialization in large-scale populated centers have
not been analyzed. In this research, semi-structured interviews were carried out in 17 rural areas of Bogotá, 12 urban public market
places were visited, as well as representatives of restaurants and networks of solidarity-based commercialization in Bogotá
who have introduced these species in their offer were interviewed. As a result, a compilation of the knowledge associated with
Mortiño and Uva Camarona is made and a description of its circulation in agri-food circuits from its collection in the field to its
final destinations in the Bogotá urban area . Additionally, the relationship between the commercialization of these species, the
conservation of the biocultural memory and the socioeconomic opportunities that its promotion and sustainable management
would have at the local scale are analyzed.
KEYWORDS: biocultural memory, conservation through use, local agrobiodiversity, non-conventional food, non timber forest
products.
Ortiz et al. Frutos silvestres comercializados en Bogotá
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saberes relacionados con la agrobiodiversidad. Esa tendencia
tiene un potencial para incentivar la recuperación de especies
locales que han sido subvaloradas por los mercados conven-
cionales, y para promover la diversificación de los cultivos, el
impulso de las economías locales y la innovación en los usos
de la agrobiodiversidad (Jacobsen et al., 2015; Howard, 2010).
La mayoría de oportunidades comerciales para los produc-
tos de las huertas se han restringido a especies alimenticias
convencionales, como hortalizas, fresa y algunos tubérculos
andinos. A pesar de la gran biodiversidad vegetal presente en
Bogotá (Fajardo-Gutiérrez et al., 2020), el mercado alimentario
ha favorecido la homogeneización y la pérdida de saberes,
limitando las posibilidades de diversificar y enriquecer los usos
alimenticios locales (Hernández y León, 2004; Ladio, 2005).
En respuesta a esta problemática, las Plantas Alimenticias No
Convencionales (PANC) surgen como una alternativa para forta-
lecer la soberanía alimentaria, recuperar la memoria local sobre
cultivos tradicionales, contribuir a los equilibrios nutricionales
y promover las economías locales a partir de la apertura de
mercados alternativos basados en la agrobiodiversidad (Kinupp
y Barros, 2008; Cárdenas et al., 2012).
El concepto de PANC se refiere a especies de plantas o partes
de estas que no suelen ser consumidas por la gente y que,
como productos forestales no maderables, crecen espontá-
neamente, razón por la cual muchas veces son caracterizadas
como “malezas” (Liberato et al., 2019). Aunque no tienen
un cultivo preestablecido, muchas personas las mantienen
y propagan porque despiertan intereses particulares para
complementar las dietas de poblaciones rurales (Braga-Terra
y Pereira-Ferreira, 2020).
El Mortiño (Hesperomeles goudotiana (Decne.) Killip) y la Uva
Camarona (Macleania rupestris (Kunth) A.C.Sm.), son dos
especies vegetales propias de la agrobiodiversidad y de los
ecosistemas altoandinos de la región que se encuentran tanto en
áreas boscosas como en los bordes de las carreteras y en huertas
(Figura 1). Por sus características fisiológicas y ecológicas, están
adaptadas a condiciones cambiantes de áreas intervenidas y
constituyen una fuente semillera para proyectos de recuperación
en áreas degradadas (Castellano y Bonilla, 2011; Cogollo et al.,
2020). Estas especies pueden ser consideradas como PANC
y se ha reportado su uso alimenticio como frutos silvestres en
áreas rurales de la ciudad de Bogotá (Pineda et al., 2014; Ortiz
et al., 2016; Pérez y Matiz-Guerra, 2017; Consuegra et al., 2017).
Sin embargo, pese a ser aún parte de la memoria y de los usos
cotidianos de las comunidades campesinas de la región, poco
se ha analizado sobre los saberes que los distintos actores de
los sistemas agroalimentarios tienen sobre las oportunidades
y los riesgos de la comercialización para la conservación y el
uso sustentable de estas especies.
Por tratarse de productos forestales no maderables (López,
2008), el conocimiento acerca de su oferta y demanda es
determinante para evitar riesgos de sobreexplotación que
limiten las posibilidades de una fuente de ingreso alternativo
para las comunidades locales basada en los saberes ecológicos
tradicionales (Hernández-Barrios et al., 2015; Andrade-Erazo et
al., 2020). Los saberes se entienden como formas cognitivas de
“creer, reconocer y significar el mundo” construidas “mediante
prácticas individuales y sociales” que involucran experiencias
directas y empíricas (Toledo y Barrera-Bassols, 2008).
El Mortiño y la Uva Camarona no se cultivan, y su aprovecha-
miento se hace mediante la recolección de los frutos en las
épocas de cosecha, lo que hace que su comercialización sea
difícil y riesgosa, en la medida en que el aumento de la demanda
puede llevar a que la tasa de recolección sea mayor a la tasa
de regeneración natural. Así, es necesaria la documentación
de su cadena de suministro, como un insumo clave para la
regulación de un mercado que beneficie a las comunidades
locales y sin riesgos de sobrecosecha (Bernal et al., 2011). En
ese sentido, la comercialización de estas especies no solo puede
influir en la sustentabilidad de las prácticas de uso y manejo,
sino en la preservación de la diversidad biocultural de los
territorios rurales bogotanos. Esta última, se refiere al conjunto
de manifestaciones del vínculo indisociable entre la diversidad
biológica y cultural, entre las cuales se encuentran cosmovisio-
nes, saberes y prácticas específicas (Toledo y Alarcón-Cháires,
2018). Su circulación, transmisión y renovación componen la
memoria biocultural asociada a la agrobiodiversidad (Toledo
y Barrera-Bassols, 2008). Este enfoque de análisis permite
reflexionar sobre las relaciones posibles entre el desarrollo
de sistemas agroalimentarios y comerciales, y la promoción,
conservación y uso sustentable de la agrobiodiversidad y de
los saberes asociados.
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Teniendo en cuenta estas consideraciones, este trabajo indaga
sobre los saberes cotidianos relacionados con las prácticas
culturales, y los riesgos y oportunidades económicas y co-
merciales que los sistemas agroalimentarios urbano-rurales
promueven con el Mortiño y la Uva Camarona.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio se llevó a cabo en la ruralidad de las localidades de
Usme y Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá, en la cuenca media y
alta del río Tunjuelo (Figura 2). Estas localidades son vecinas y
Figura 1. a) Mortiño (Hesperomeles goudotiana (Decne.) Killip) y b) Uva Camarona (Macleania rupestris (Kunth) A.C.Sm.) en la ruralidad de Bogotá
(Fotos: Darío Pérez).
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tienen una parte de su territorio en área rural y otra en el área
urbana, facilitando el traslado de los recursos agroalimentarios a
la ciudad. El área se caracteriza por la presencia de ecosistemas
de bosque altoandino y páramo, entre los 2,500 y 3,200 msnm.
Se seleccionaron dos especies para el estudio, el Mortiño
(Hesperomeles goudotiana) y la Uva Camarona (Macleania
rupestris), por su importancia para los ecosistemas altoandinos
bogotanos, su arraigo cultural en la zona y las oportunidades
comerciales que se han identificado para ellas (Pérez-Arbeláez,
1996; Aguilar-Garavito y Torres, 2010; Duran-Casas et al., 2013;
Muñoz et al., 2013).
En una primera fase, la información se recolectó a partir de
entrevistas semi-estructuradas con 47 informantes clave,
distribuidos en 17 veredas (subdivisión administrativa de los
municipios de Colombia) de la ruralidad de Bogotá. Estos fueron
seleccionados mediante un muestreo tipo ‘bola de nieve’,
iniciado con habitantes de la zona con quienes se tenía contacto
producto de investigaciones previas (Pérez y Matiz-Guerra,
2017; Ortiz et al., 2016). Cada persona entrevistada mencionó a
otros sabedores que fueron claves, considerando sus saberes
sobre los usos de las dos especies estudiadas y sus sistemas
agroalimentarios. La muestra se consideró completa cuando
los nombres comenzaron a repetirse y no había indicaciones
de nuevos sabedores (Albuquerque et al., 2019).
Las entrevistas indagaron sobre los principales usos cotidianos
y saberes de los habitantes rurales respecto a las especies
estudiadas. Los resultados se enfocaron únicamente en los
saberes sobre estas plantas relacionados con su circulación
en sistemas agroalimentarios y de comercialización en los
mercados urbanos. Se realizaron recorridos etnobotánicos por
las fincas de los entrevistados y por los ecosistemas de bosque
altoandino y páramos circundantes, lo que permitió registrar
Figura 2. Ubicación de las veredas en la ruralidad y las plazas de mercado visitadas.
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sus saberes sobre la relación cotidiana de los habitantes rurales
con estas especies.
En una segunda fase, se visitaron 12 plazas de mercado públicas
en la zona urbana de Bogotá con el objetivo de identificar
saberes sobre el Mortiño y la Uva Camarona por parte de los
comercializadores. Ahí, se preguntó aleatoriamente por las
personas que las comercializan y se realizaron 20 entrevistas
semiestructuradas sobre el origen del producto que vendían
y sus usos por parte de los consumidores finales. Igualmente,
se entrevistó a cuatro representantes de restaurantes y a un
representante de una red de comercialización solidaria en Bogotá,
que han introducido los frutos provenientes de estas especies en
su oferta, promocionando su uso e innovación en sus prácticas
culinarias. Las personas entrevistadas avalaron su participación y
la grabación de sus testimonios. Se extrajeron los elementos en
común y más recurrentes de las entrevistas relacionados con los
sistemas agroalimentarios y comerciales de estos dos productos.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Saberes cotidianos campesinos sobre la vinculación del Mortiño
y la Uva Camarona en sistemas agroalimentarios y canales de
comercialización en Bogotá. Según las personas entrevistadas,
el Mortiño y la Uva Camarona siguen siendo aprovechadas como
ingredientes en la alimentación de las comunidades campesinas,
lo cual coincide con estudios previos en la zona (Ortiz et al., 2016;
Pérez y Matiz-Guerra, 2017). Su uso en la ruralidad bogotana se
considera cada vez menos frecuente y, exceptuando la función
limitada de la planta como cerca viva en las fincas, está ligado
estrechamente a los usos culinarios de sus frutos. Por esa razón,
las entrevistas indicaron que la transmisión de los saberes sobre
estas plantas depende en buena medida de que sigan siendo
parte de las cocinas campesinas (Consuegra et al., 2021). Según
una habitante de la vereda Santa Rosa de Ciudad Bolívar, las
nuevas generaciones han perdido interés en estas especies,
en las preparaciones de sus frutos en jugo o mermelada, por lo
que es necesario buscar nuevas recetas. Por esa razón, las han
incluido también en postres en forma de salsas dulces y yogures,
o consumiendo el fruto tomado directamente de la planta (Figura
3). En el caso de la Uva Camarona, se reportan usos más diversos,
por ejemplo, en “vinos” (preparaciones fermentadas), pero también
como medicina por sus propiedades laxantes.
A pesar de la reducción en el consumo local, ambas especies
siguen siendo consideradas parte esencial del paisaje rural
bogotano y, por tanto, de la vida cotidiana campesina:
“Yo creo que, de pronto, por lo que es natal y, pienso que eso
ni semilla, sino que salió del mismo suelo, o yo no sé. Porque
esas plantas dicen que hace muchos años están y, por ejemplo,
si uno ve, muchas veces están al pie de la piedra…” (según un
habitante de la vereda Santa Rosa, en la localidad de Ciudad
Bolívar).
Su valoración en la culinaria local ha llevado a que algunos
habitantes rurales exploren las posibilidades de usar estos frutos
como fuente de ingreso alternativa, pues reconocen que sus
propiedades pueden atraer a los consumidores urbanos. Sin
embargo, señalan que promover su comercialización es riesgoso:
por un lado, podría privilegiar su cosecha para los mercados
urbanos y reducir la disponibilidad para el consumo local y,
por otro lado, estas especies producen frutos solo una vez al
año y, por tanto, son muy vulnerables a la sobreexplotación:
“… la Uva Camarona y el Mortiño, que son especies que se
demoran, si de pronto empezamos a hacerles un incentivo de
mercado, van a venir personas que no van a ser tan cuidadosas
de irse a subir al arbolito e ir a cogerlo cuidadosamente que no
se dañe. Van a venir otros y lo que van a hacer es tumbarlo y
que lo que les interesa es la pepa porque la están pagando a
tanto. Entonces hay que tener mucho cuidado con qué tipo de
especies pueden ser más comerciales que otras, y qué valor se
le puede dar a eso. Yo por eso digo, para mí la Uva Camarona
y el Mortiño serían especies muy interesantes de cerca viva.
Pero ya hacia el comercio tendríamos que mirar que no nos
devasten y no nos quedemos sin esa diversidad: que porque
me están pagando bien el kilo entonces me voy para el monte
y hágale y lo que hago es un daño peor” (según un habitante
de la vereda El Hato, en la localidad de Usme).
La anterior opinión da cuenta de la complejidad detrás de la
búsqueda de estrategias de recuperación del Mortiño y de la
Uva Camarona por vía de incentivos comerciales. Refleja la
capacidad de mantener una mirada sistémica que entiende a
estas plantas como parte de los ecosistemas de alta montaña
y circunscribe su uso a los ciclos naturales de fructificación.
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Figura 3. a) Ensalada de frutos del bosque que incluye flores de uva camarona, b) Mermelada de mortiño sobre cuajada (Fotos: Stefan Ortiz).
a
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La comercialización incluso puede percibirse como una ame-
naza a la existencia misma de las especies y de sus ecosis-
temas, así como a la pervivencia de las prácticas culturales
campesinas asociadas, como ocurre con otros productos no
maderables que tienen un mercado creciente en Bogotá y
provienen de áreas boscosas circundantes (Pinzón-Rico y Raz,
2017). En ese sentido, los pobladores rurales entrevistados
coinciden con planteamientos de distintas investigaciones
que confirman la necesidad de considerar los roles ecológicos
de especies forestales no maderables para evitar posibles
impactos negativos causados por iniciativas comerciales que
ignoran las relaciones ecológicas y culturales por privilegiar
criterios productivistas (Martínez-Godoy, 2020; Shackleton
et al., 2018; Pandey et al., 2016).
La siguiente cita da cuenta de esa mirada biocultural en los
pobladores entrevistados:
“No todo lo que hay en el campo se tiene que comercializar.
Qué sacamos con coger, póngale, es que eso es lo que la
gente no entiende, todo quiere volverlo plata, plata (…) sin
mirar que acaban la fauna, acaban la flora, acaban todo,
acaban la vida humana. Entonces yo digo que por ejemplo
estas plantas que son natales no deberían ser comercializadas,
deberían de ser de uso de la misma fauna y lo que quede de
la fauna debe comérselo el que está en su territorio (…) eso
tiene mucho más que un valor comercial, un valor cultural,
un valor por ejemplo de preservación. Toca preservar esas
plantas porque si son gustosas para el humano, ¡cómo será
para la fauna! Ahora que si no hay de qué coman las aves
entonces para dónde van a coger, se mueren de hambre.
Hay cosas que no deberían ser comercializadas...” (según un
habitante de la vereda Margaritas, de la localidad de Usme).
Miradas urbanas a la vinculación del Mortiño y la Uva
Camarona en sistemas agroalimentarios y canales de co-
mercialización en Bogotá: El caso de las plazas de mercado.
Al indagar en las plazas de mercado y restaurantes por
estas especies, emergieron varios temas relacionados con el
poco conocimiento sobre las mismas en la ciudad, los retos
y oportunidades de su comercialización, y los vínculos que
los mercados deben promover con sus territorios de origen.
Según las personas entrevistadas, en la ciudad se conoce poco
sobre el Mortiño y la Uva Camarona. Esto se pudo constatar
en las plazas cuando algunas personas confundieron especies
que tienen el mismo nombre común. Por ejemplo, por la
forma del fruto se comercializan como “Mortiño” especies de
Vaccinium meridionale Sw., o se intentan vender variedades
de uva común (Vitis vinifera L.) como “Uva Camarona”.
“No la conozco (…) hasta ahora la escucho, ¿de dónde es? (…)
¿la Uva Camarona? (…) ¿no será la misma Isabela?” (según
un comercializador en la plaza de mercado).
En las entrevistas fue recurrente la percepción de que algunos
intentos de comercialización han fracasado por el desconoci-
miento por parte de los comercializadores, transformadores
y consumidores sobre los potenciales usos y las propiedades
culinarias. En ese sentido, los comercializadores coinciden en
que es necesario impulsar diálogos con los consumidores y
transformadores para que conozcan las especies e impulsen
la búsqueda de preparaciones que motiven su consumo.
Esto sugiere que los saberes que persisten en la ruralidad
no están circulando y dialogando a lo largo de los sistemas
agroalimentarios y las cadenas de comercialización en la
ciudad. En las entrevistas a los representantes de restau-
rantes y de la red de comercialización solidaria, se indica
recurrentemente que la conformación de las cadenas de
valor desconecta a las especies de su identidad territorial:
el Mortiño y la Uva Camarona tienden a ser tratadas como
cualquier producto sin diferenciación por su vínculo estrecho
con los ecosistemas altoandinos que circundan a Bogotá. Esto
se debe, en particular, a la predominancia de intermediarios
que las consiguen en las zonas rurales y las trasladan como
mercancías a las plazas de mercado, en las que los vendedores
se encargan de su comercialización sin conocer su procedencia
ni su contexto biocultural.
“…aquí la traen y uno la vende, yo no sé para qué” (según
un comercializador en la plaza de mercado).
La desconexión dentro de las cadenas comerciales es un
asunto clave para su sustentabilidad, como señalan varias
investigaciones en las que se resalta que la intermediación
en cadenas comerciales puede causar inequidades, por
ejemplo, en la distribución de los beneficios, así como en
las relaciones de cercanía – y por tanto la circulación de
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saberes – entre los recolectores, los procesadores, dis-
tribuidores y consumidores finales (Alexiades y Shanley,
2004). Con todo, los intermediarios pueden jugar un papel
clave en la medida en que procuren un acercamiento y una
mayor sensibilidad hacia las dinámicas territoriales sociales,
culturales y ecológicas que subyacen a la existencia misma
de los productos que comercializan (Manhonya et al., 2019;
Belcher y Schrechenberg, 2007).
En línea con lo anterior, las entrevistas también evidenciaron
que sí existen saberes sobre estas especies en las plazas de
mercado. En ciertos casos, se debe a que los vendedores son
también productores, o bien lo fueron anteriormente, por su
origen campesino. En efecto, el Mortiño y la Uva Camarona
hacen parte de una diversidad de plantas útiles que aún es
posible encontrar en estos espacios y que circulan junto
con conocimientos sobre sus usos, preparaciones, valores
ecológicos y culturales, que resultan de un intercambio entre
lo urbano y lo rural (Bussmann et al., 2019; Gómez, 2018).
“Esas uvas las llamamos aquí uvas de monte, se ven en piedra,
es decir que no se dan casi en mata sino como alrededor de
las piedras, entonces para que nazca una uva de esas eso
es difícil” (según un comercializador en la plaza de mercado).
Aunque la desconexión indicada entre los productos vendidos
en las plazas y el contexto territorial rural en el que se originan
puede aumentar el riesgo de sobreexplotación, como lo
expresan con preocupación los campesinos entrevistados, la
evidencia de que algunos saberes circulan en estos sistemas
agroalimentarios señala un camino posible para que, mediante
el diálogo urbano-rural en los espacios de comercialización,
se puedan pensar estrategias de preservación de la memoria
biocultural asociada. Éstas pueden incluir formas de diálogo
e intercambio de saberes y de visibilización de prácticas
de uso y manejo de la agrobiodiversidad, como es el caso
de los encuentros culinarios o de intercambios de semillas
(Clavijo-Ponce, 2014). Las plazas de mercado y los mercados
campesinos pueden ser aliadas de estas estrategias, pero han
perdido protagonismo en Bogotá por el paulatino abandono
por parte de las políticas públicas (según entrevista a un
representante de red de comercialización solidaria) y por su
desarticulación respecto a las prácticas de consumo cotidiano
de los habitantes urbanos. El abandono de las plazas se pudo
constatar durante la investigación, cuando al visitar dos plazas
de mercado previstas se observó que actualmente funcionan
como estacionamientos para automóviles y motocicletas.
El caso de los restaurantes y de las redes de comercialización
solidaria. En las entrevistas a los representantes de restau-
rantes y redes de comercialización solidaria, se evidenció un
interés creciente por el Mortiño y la Uva Camarona, por las
oportunidades de sus usos culinarios y por la importancia
de generar dinámicas de conexión territorial mediante el uso
de ingredientes locales en la gastronomía y la promoción del
consumo consciente.
Sin embargo, en las entrevistas predominaron las observacio-
nes sobre los obstáculos que aún tiene la comercialización y
el uso de los frutos de estas especies, principalmente por el
desconocimiento y el desinterés por parte de los consumido-
res, la dificultad de adaptar las recetas a las texturas y sabores
de sus frutos, y las dificultades logísticas y de suministro por
la poca disponibilidad, frecuencia y volumen en que se pueden
obtener, dadas las características ecológicas de su cosecha
(Figura 4). Estas observaciones coinciden con lo reportado
por Belcher y Schreckenberg (2019) para casos en México,
Burkina Faso y Mali, al igual que Manhonya et al. (2019)
acerca de las dificultades que enfrenta la comercialización
de especies forestales no maderables en Malawi, debido a la
falta de conocimiento sobre las especies y de coordinación
entre los actores de las cadenas.
La incorporación en las recetas y en la oferta de las redes de
comercialización solidaria se ha dado especialmente en forma
de salsas saladas y dulces, así como en postres y helados. Para
avanzar en el sentido de innovar y promover el uso culinario de
los frutos de estas especies, algunos entrevistados afirmaron
que los chefs deben lograr una mayor flexibilidad en sus
preparaciones, aceptando los ciclos ecológicos del Mortiño
y de la Uva Camarona, así como sus diferencias de sabores y
texturas. Asimismo, debe promoverse esa misma flexibilidad
y sensibilidad en los consumidores. Lo anterior resuena con
la idea mencionada anteriormente sobre la circulación de
saberes a lo largo de los sistemas agroalimentarios, desde
los sitios de recolección en la ruralidad hasta su consumo
final en la zona urbana.
90
Figura 4. Liborio Torres, sabedor local y habitante de la ruralidad de Bogotá, cosecha mortiño en un camino de la vereda Santa Bárbara
(Foto: Stefan Ortiz).
Ortiz et al. Frutos silvestres comercializados en Bogotá
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Las redes de comercialización solidaria de productos orgánicos
que se han venido desarrollando en Bogotá representan una
oportunidad de motivar, mediante canales comerciales, el diálogo
y la circulación de saberes sobre el Mortiño y la Uva Camarona
en los sistemas agroalimentarios. Con todo, de acuerdo con un
representante de estas redes, no se evidencia una demanda
suficiente que permita consolidar la comercialización de sus
frutos. Por ello, han intentado, de manera aún limitada, difundir
información a los consumidores sobre las propiedades y
posibilidades de uso, mediante recetas y datos nutricionales.
En ese sentido, la construcción de relaciones de confianza
es fundamental en el acercamiento y acortamiento de las
cadenas de comercialización, de forma que reflejen mejor
las características de los sistemas agroalimentarios. Esto se
ha visto en los sistemas participativos de garantías que han
surgido en redes de mercados agroecológicos en Bogotá y
que promueven la circulación de saberes e informaciones
sobre los productos, su origen territorial, las prácticas de
producción o recolección, y sobre los actores involucrados
en su comercialización (Chaparro-Africano y Naranjo, 2020).
Más allá de la comercialización como un fin en sí mismo, la
circulación de los productos y saberes asociados a su aprove-
chamiento puede jugar un papel importante en su conservación,
como coinciden los actores entrevistados. De acuerdo con
Reyes-García (2007), la ausencia de usos comerciales puede
llevar a que una especie sea marginada de los usos cotidianos.
No obstante, retomando las preocupaciones de las poblaciones
campesinas de las localidades de Usme y de Ciudad Bolívar,
el desarrollo de cadenas comerciales desconectadas de las
realidades ecológicas y territoriales de las especies puede
causar un aprovechamiento insostenible por la sobreexplota-
ción. El Mortiño y la Uva Camarona se podrían comercializar
como productos forestales no maderables, siempre y cuando
se discutan ampliamente los impactos positivos y negativos
que sus diferentes usos pueden motivar (Matias et al., 2018).
Las anteriores consideraciones concuerdan con planteamientos
de varios autores que han evidenciado que las cadenas de
comercialización pueden contribuir al aprovechamiento sus-
tentable de las especies en la medida en que se articulen con
los saberes y modos de vida de los recolectores y pobladores
rurales, se adapten a las dinámicas ecológicas de las especies
y prioricen relaciones equitativas entre los actores de las
cadenas (Alexiades y Peluso, 2016; Belcher y Schreckenberg,
2019; Medeiros et al., 2021; Pandey, Tripathi y Kumar, 2016).
Según las entrevistas, la adaptación de la oferta y la demanda en
las cadenas comerciales a las dinámicas ecológicas que subyacen
a la disponibilidad de los frutos, así como a la consideración de
la importancia de su uso como parte de las prácticas culturales
y alimenticias de la población campesina bogotana, puede
ayudar a evitar una presión creciente e insostenible sobre los
ecosistemas, al visibilizar las interdependencias bioculturales,
como lo expresa el representante de un restaurante: “cada
especie está asociada a otras, y a su vez a una diversidad de
procesos ecosistémicos y socioculturales que dependen de
su existencia”. Esta mirada territorializada, según esa misma
persona, implica un proceso de diálogo dentro de los sistemas
agroalimentarios urbano-rurales, en que se reconozca que la
“sostenibilidad económica pasa por la sostenibilidad ambiental”.
CONCLUSIONES
Las entrevistas sobre los usos cotidianos y los saberes invo-
lucrados en los circuitos agroalimentarios del Mortiño y de la
Uva Camarona en Bogotá evidenciaron que, aunque éstos son
limitados, existen un potencial de renovación de sus usos y de
recuperación de la memoria biocultural relacionada por medio
de prácticas culinarias tanto en las áreas rurales como en las
urbanas. Igualmente, se identificaron perspectivas comunes entre
miembros de la población campesina y algunos actores de los
sistemas alimentarios urbanos, como son los representantes de
restaurantes y de redes de comercialización solidaria, sobre los
riesgos que la desconexión territorial de los mercados puede
traer sobre la preservación de las especies estudiadas y los
ecosistemas de origen.
A lo largo de los sistemas agroalimentarios y comerciales, las
entrevistas involucraron miradas compatibles sobre la necesidad
de promover la circulación de los saberes y usos tradicionales
y posibles innovaciones que fomenten un mayor conocimiento
de las especies y de los ciclos ecológicos implicados en la
producción y recolección de sus frutos. Así, estos sistemas
pueden adaptarse a las dinámicas territoriales, reconociendo
los aspectos bioculturales contenidos en el Mortiño y en la
Uva Camarona. Con ello, se pueden abrir oportunidades de
92
reconexión territorial, renovación de los saberes y usos, y
preservación de estas especies en sus ecosistemas de alta
montaña.
Los intentos iniciales de comercialización que, hasta ahora, han
tenido estas especies, dan cuenta de una limitada demanda
para su consumo posiblemente por el desconocimiento sobre
su existencia y sus propiedades culinarias. Los consumidores
finales, y en especial los restaurantes que han intentado
incluirlas en su oferta, han tenido dificultades en adaptar sus
recetas a las texturas y sabores de los frutos, pero también
limitaciones logísticas por la poca disponibilidad de los frutos
dados los ciclos productivos y de cosecha según las dinámicas
ecológicas en los ecosistemas de origen. Hace falta más
información e investigación que ayude a entender dichas
dinámicas para prever los ciclos y cantidades de cosecha, la
distribución de las especies, sus tasas de aprovechamiento, la
capacidad de carga de los ecosistemas, el tamaño estimado
de las poblaciones y los riesgos de sobreexplotación.
Sin embargo, no basta con consolidar cadenas comerciales
viables. Las entrevistas alertaron sobre la necesidad de que
la promoción de sistemas de comercialización se condicione
a la construcción de estrategias para el aprovechamiento
sustentable de las especies, su recuperación y salvaguarda. Para
ello, se requiere fortalecer sistemas territoriales de gobernanza
de la agrobiodiversidad de Bogotá, que permitan poner en
diálogo los saberes y experiencias a lo largo de los sistemas
agroalimentarios. Las entrevistas realizadas permiten afirmar
que las poblaciones campesinas de las localidades de Usme
y Ciudad Bolívar han acumulado una serie de experiencias y
reflexiones respecto a las especies y su aprovechamiento,
por lo que todo proceso de gobernanza debe reconocer su
liderazgo, sus saberes y visibilizar los vínculos territoriales
indisociables de la agrobiodiversidad bogotana.
Si se considera que las plazas de mercado, los restaurantes
y las redes de comercialización solidaria pueden ser una
estrategia para la recuperación de la agrobiodiversidad, el
caso del Mortiño y de la Uva Camarona demuestra que es
necesario crear mecanismos de decisión colectiva que tengan
como objetivo la reconexión territorial dentro de los sistemas
agroalimentarios. Además, su aprovechamiento no debe
pensarse únicamente en función de los consumidores urbanos,
sino también en la importancia biocultural de las especies en
los territorios rurales que se refleja en los usos culinarios de
los frutos en las cocinas campesinas, y la incorporación de las
especies en los arreglos de sus huertas y fincas.
Finalmente, es fundamental promover la cercanía y la vincu-
lación del consumidor con las especies y el territorio en el
que se originan. Ese proceso parte de reconocer que estas
PANC tienen una identidad como frutos silvestres de uso
tradicional ligada a los territorios rurales y a sus habitantes.
A partir de ahí, se puede generar una valoración más allá
de la económica o monetaria, en la que se tenga en cuenta
que el acto de consumir está vinculado estrechamente a la
sustentabilidad territorial.
Esto sugiere que la recuperación de la memoria biocultural
puede entenderse como una forma de diálogo urbano-rural
en torno al uso y a los saberes sobre la agrobiodiversidad a
lo largo de los sistemas agroalimentarios de Bogotá.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a las comunidades campesinas de la ruralidad de
Bogotá quienes nos han acogido con tanta hospitalidad y nos
han acompañado desde hace varios años. A Zonia, Rodrigo,
Adriana y Erika quienes, haciendo un trabajo de coinvestigación
y acompañamiento, fueron fundamentales en la recolección
de información primaria y acercamiento con la comunidad. A
Jennifer Rodríguez e Isabel Guevara por su participación activa
durante los encuentros de cocina. A Marcela Cely Santos por
su aporte en la formulación del proyecto. Al Instituto Distrital
de Patrimonio Cultural de Bogotá, que financió este proyecto
gracias a la beca de investigación “Campos, Mercados y Cocina”.
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