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Ñawpa Pacha
Journal of Andean Archaeology
ISSN: (Print) (Online) Journal homepage: https://www.tandfonline.com/loi/ynaw20
La Cumbe: Un Centro Político-Religioso Paracas En
El Valle De Chincha, Perú
Henry Tantaleán, Charles Stanish, Alexis Rodríguez & Irving Aragonéz
To cite this article: Henry Tantaleán, Charles Stanish, Alexis Rodríguez & Irving Aragonéz (2021):
La Cumbe: Un Centro Político-Religioso Paracas En El Valle De Chincha, Perú, Ñawpa Pacha,
DOI: 10.1080/00776297.2021.1898087
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Published online: 23 Mar 2021.
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LACUMBE:UNCENTRO POLÍTICO-RELIGIOSO PARACAS ENEL
VALLE DECHINCHA,PERÚ
Henry Tantaleán , Charles Stanish , Alexis Rodríguez and Irving Aragonéz
Este artículo reporta los resultados de nuestras investigaciones en el sitio arqueológico de La Cumbe, ubicado en la
margen norte del valle bajo de Chincha, Costa Sur de Perú. Nuestros estudios confirman que existió una importante
ocupación Paracas en el sitio y que su monumental plataforma fue construida y utilizada entre los siglos IV y III
a. C. Discutimos la naturaleza de este sitio y su asociación con otras prácticas rituales, económicas y políticas dirigidas
por las élites Paracas en el valle de Chincha. Nuestro trabajo confirma que La Cumbe fue una de las edificaciones
Paracas más importantes del valle de Chincha.
This article reports results of our research at the La Cumbe archaeological site, located on the northern bank of the lower
Chincha valley in southern Peru. Our studies confirm that there wasa vigorous Paracas occupation at the site. The monu-
mental platform mound was constructed and used between the 4th and 3rd centuries BCE.We discussthe nature of this site
and its association with other ritual, economic and political practices conducted by the contemporary Paracas elites of the
Chincha valley. Our work illustrates that La Cumbe was one of most important Paracas buildings in this valley.
Palabras clave: Costa del Perú, Valle de Chincha, sociedad Paracas, huaca, rituales
Keywords: Peruvian Coast, Chincha Valley, Paracas society, huaca, rituals
Durante el primer milenio antes de Cristo en la
costa sur del Perú floreció la denominada
“Cultura Paracas”
1
(Paul (ed.) 1991; Silverman
1996; Proulx 2008). Sitios arqueológicos vinculados
a esta sociedad han sido reportados desde el valle de
Cañete por el norte hasta el valle de Nazca por el sur
Ñawpa Pacha, Journal of Andean Archaeology, pp. 1–27. #2021 Institute of Andean Studies. All rights reserved.
Henry Tantaleán, Escuela Profesional de Arqueología, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima 15081, Perú
(htantaleany@unmsm.edu.pe)
Charles Stanish, Institute for the Advanced Study of Culture and the Environment, University of South Florida, Tampa,
FL 33620, USA (stanish@usf.edu)
Alexis Rodríguez, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Avenida Universitaria S/N, Lima 15081, Perú
(alexisrodriguezyabar@gmail.com)
Irving Aragonéz, Universidad Nacional San Luis Gonzaga, Ica, Perú (irvingaragonezs1988@gmail.com)
1
(Paul 1991:8; Bachir-Bacha y Dulanto (eds.) 2013;
Dulanto y Bachir-Bacha (eds.) 2017; Bachir Bacha
2018:5). La península de Paracas, la cual le dio el
nombre a esta “cultura arqueológica”, contiene uno
de los principales cementerios, el cual ha ofrecido
una importante cantidad de información sobre las
formas de enterramiento y los bienes y recursos que
produjeron y consumieron los miembros de esta soci-
edad (Tello y Mejía Xesspe [1959]2005,1979;
Daggett 1991).
De entre los valles de la costa sur peruana donde se
han reconocido evidencias significativas de la
ocupación Paracas, el valle de Chincha resalta por
contener una importante concentración de edificios
monumentales asociados a una notable cantidad de
restos arqueológicos (Wallace 1971; Canziani 1992,
2009; Lumbreras 2008; Tantaleán et al. 2013;
Tantaleán 2016). El Programa de Investigaciones
Arqueológicas Chincha (PACH), del cual somos
miembros los autores de este artículo, ha venido
investigando recientemente en varios de estos sitios
Paracas (Stanish et al. 2014; Tantaleán et al. 2017;
Stanish et al. 2018). En esta oportunidad reportamos
los hallazgos más importantes realizados durante dos
temporadas de excavación realizadas en 2016 y 2017
en el sitio arqueológico de La Cumbe.
El sitio arqueológico de La Cumbe está constituido
principalmente por un edificio monumental con-
struido con adobes de barro y cantos rodados encla-
vado en el paisaje de la margen norte del valle bajo
de Chincha. Su incrustación en el paisaje natural le
confirió una primerísima relevancia y su antigüedad
parece ser la causa de su posterior uso reiterativo por
otras sociedades. Nuestras investigaciones han com-
probado que esta huaca tiene una antigüedad de
2400 años.
2
En este artículo ofrecemos una síntesis
de los datos obtenidos, que incluyen la descripción
de la arquitectura, la historia de construcción del edi-
ficio, los contextos arqueológicos registrados, los restos
materiales asociados (principalmente, cerámica y
restos de consumo de alimentos) y los primeros fecha-
dos radiocarbónicos obtenidos para el sitio.
Asimismo, planteamos una serie de explicaciones
sobre la motivación para la construcción de este edifi-
cio y las prácticas sociales, económicas, políticas e
ideológicas que se llevarían a cabo allí. Finalmente,
planteamos cuál sería su relación con las actividades
sociales realizadas en otros sitios Paracas del valle de
Chincha.
La Cumbe: Ubicación y Contexto
Geográfico
El valle de Chincha forma parte de un área de los
Andes Centrales conocida como la Costa Sur. Esta
área comprende los valles desde Chincha hasta
Acarí. Los ríos que crean todos estos valles nacen
en las alturas de los Andes y descienden a través de
las montañas hasta llegar a irrigar a la desértica
costa para, finalmente, desembocar en el mar.
La Cumbe se encuentra ubicada en el extremo
norte de la desembocadura del valle de Chincha
(Figura 1). Políticamente, el sitio pertenece al
Distrito de Sunampe, Provincia de Chincha,
Departamento de Ica y está ubicado a unos 60
metros sobre el nivel mar. El sitio fue construido
sobre el borde de un extenso tablazo que se eleva
por encima del fondo del valle y que se extiende
hacia el norte. El área del tablazo donde se asienta
el sitio de La Cumbe está compuesta por una
superposición de capas de tierra limosa de color
amarillento. Desde este lugar se tiene una importante
vista de altura del Océano Pacífico y del interior del
valle de Chincha (Figura 2). Definitivamente se
eligió este lugar privilegiado por su alta visibilidad y
su control visual del paisaje del valle. En el sitio de
La Cumbe destaca la construcción de un edificio
monumental con plataformas y de planta rectangular
bastante formalizado arquitectónicamente. Según el
arquitecto José Canziani (2013:20) el edificio de La
Cumbe: “Presenta una planta rectangular cuasi cua-
drangular que mide 180 metros de este a oeste y
150 metros de norte a sur, con unos 20 metros de
altura, lo cual equivale a un volumen construido de
aproximadamente 600.000 metros cúbicos. La
edificación de la plataforma piramidal está confor-
mada por terrazas escalonadas que ascienden progre-
sivamente hacia el oeste. Sobre estas terrazas, se
aprecia la existencia de depresiones correspondientes
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
2
a patios hundidos de planta cuadrangular. El princi-
pal de estos presenta 45 metros de lado y una profun-
didad de 3 metros.”.
Por tanto, el gran volumen construido y su
ubicación en el paisaje otorgó al edificio de La
Cumbe una importante visibilidad con respecto a
las comunidades del valle de Chincha. De la misma
manera, numerosos investigadores desde comienzos
del siglo XX fueron atraídos por esta huaca por el
lugar que ocupó en el paisaje del valle de Chincha
y por su monumentalidad que no pasó desapercibida.
Antecedentes de Investigación
en La Cumbe
El primer investigador que visitó La Cumbe fue Max
Uhle en 1900 (Uhle 1924). Uhle se encontraba
realizando investigaciones intensivas en el valle de
Pisco auspiciado por la Universidad de California
en Berkeley y aprovechó algunos días para hacer
viajes cortos a Chincha para realizar excavaciones
arqueológicas. En este valle, Uhle excavó en difer-
entes sitios monumentales entre los cuales destaca
el sitio Paracas de Huaca Alvarado (Uhle 1924:81).
Asimismo, Uhle visitó el sitio de La Cumbe y
realizó excavaciones principalmente en el cementerio
de época Chincha/Inca que se extiende al oeste de la
base del edificio principal (Uhle 1924:68).
Asimismo, el investigador alemán realizó pequeñas
excavaciones en el edificio mismo, aunque más allá
de describir que la plataforma tenía cantos rodados
como material de construcción, no tenemos
mayores reportes de otros hallazgos (Uhle 1924:67).
Sin embargo, planteó que el edificio principal de
Figura 1. Mapa de América del Sur, ubicación del valle de Chincha y sus principales sitios monumentales Paracas.
Tantaleán et al.: La Cumbe
3
La Cumbe sería el “santuario del dios Chincha
Camac”(Uhle 1924:69) que según las fuentes
etnohistóricas era un hijo del dios Pachacamac cuyo
templo principal se encontraba en el valle de Lurín
(Uhle 1924:66).
Más adelante, el arqueólogo peruano Julio C. Tello
visitó el valle de Chincha en la década de 1920
(Daggett 1991:40; Bueno 2010:20). Si Tello
investigó el sitio de la Cumbe, sus observaciones
deben estar resguardadas en sus archivos. Aunque,
el arqueólogo peruano nunca publicó nada sustantivo
sobre dichas exploraciones, en especial las del valle de
Chincha, gracias a Tello conocemos los mejores con-
textos funerarios de la sociedad Paracas, descubiertos
en 1925 en la península del mismo nombre ubicada a
unos 50 kilómetros al sur del valle de Chincha (Tello
y Mejía Xesspe [1959]2005,1979; Paul 1991:5).
Siguiendo la tradición de investigación iniciada por
Uhle, en 1925, Alfred Kroeber (1944:137) realizó
exploraciones en el valle de Chincha. Sin embargo,
sus investigaciones se concentraron en el edificio
Paracas más grande del valle: Huaca Santa Rosa.
Esta construcción es la más grande de todo el valle
de Chincha y es el edificio central de toda una serie
de construcciones monumentales Paracas como La
Cumbe (Canziani 1992; Tantaleán 2016).
En 1957 otro arqueólogo norteamericano, Dwight
Wallace (1971), realizó una prospección de todo el
valle de Chincha, ubicando y registrando sitios
arqueológicos de todos los periodos prehispánicos.
De especial interés, fue el reconocimiento de
muchos sitios Paracas. Entre ellos, registró el sitio
de La Cumbe y le asignó el número 3 dentro de su
inventario de yacimientos arqueológicos del valle de
Chincha (Wallace 1971:6).
En la década de 1980, el equipo del Instituto
Andino de Estudios Arqueológicos (INDEA) lider-
ado por Luis Guillermo Lumbreras realizó prospec-
ciones en el valle de Chincha, incluyendo al sitio
de La Cumbe (Del Águila 2010). Como miembro
de ese equipo, y luego de manera independiente,
José Canziani (2009,2013) también publicó
algunas observaciones sobre ese sitio y propuso, por
primera vez, que podría pertenecer al “periodo
Figura 2. Vista de La Cumbe desde el sureste (cortesía de Luis Jaime Castillo).
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
4
Paracas”, aunque más allá de sus observaciones en
superficie, no ofreció mayores evidencias
arqueológicas para sustentar su planteamiento.
Finalmente, nuestro programa de investigaciones
arqueológicas, que desde el 2011 ha investigado
diferentes sitios Paracas en el valle de Chincha,
tomó la decisión de excavar en La Cumbe con el
objetivo principal de recolectar evidencia para
conocer su historia y, especialmente, conocer el
momento en que esta importante huaca fue
fundada y utilizada.
Las Excavaciones Arqueológicas del
Programa Arqueológico Chincha
(PACH) en La Cumbe
El PACH ha investigado en diferentes sitios
arqueológicos del valle de Chincha relacionados
con la sociedad Paracas desde el año 2011
(Tantaleán et al. 2013; Tantaleán y Stanish 2017).
Nuestros trabajos arqueológicos en el valle nos han
permitido comprender dicha ocupación humana
temprana. Entre los rasgos principales de la impo-
nente arquitectura Paracas del valle de Chincha resal-
tan la construcción de montículos plataformas de
planta rectangular orientados en el eje este-oeste, la
presencia de patios hundidos o plazas amuralladas
con evidencia de distintas remodelaciones
arquitectónicas, el uso de adobes cónicos y cantos
rodados para su construcción y el uso/consumo de
cerámica de estilo “Paracas Cavernas”vinculadas a
las fases cerámicas 7–9 de la Secuencia Paracas de
Ocucaje (Tantaleán et al. 2013; Tantaleán 2016).
Con el objetivo de seguir profundizando en la
explicación de los procesos sociales Paracas ocurridos
en el valle de Chincha, en el año 2016 iniciamos
excavaciones arqueológicas en el sitio monumental
denominado La Cumbe. Este sitio, si bien, resaltaba
por sus componentes de periodos tardíos (Chincha e
Inca, circa 1100–1532 d.C.) en superficie, también
mostraba evidencia de cerámica “Cavernas”en un
corte estratigráfico en el sector noreste del edificio y
la presencia de una gran depresión cuadrangular
que sugería la existencia de un gran patio hundido.
En este artículo se describen los trabajos realizados
en las temporadas de excavación 2016 y 2017 y
otras evidencias arquitectónicas, artefactuales y
cronológicas recuperadas.
En la primera temporada, durante el 2016, decidi-
mos enfocarnos en dos sectores: el posible patio
hundido principal (Sector A) y un perfil en la cara
noreste de la plataforma y en el cual se evidenciaban
superposiciones de pisos y muros asociados a material
Paracas (Sector B). Durante las excavaciones del 2017
decidimos ubicar el muro oeste del patio hundido
(Sector E) evidenciado en el 2016 y establecer la exis-
tencia de un atrio contiguo al lado este del patio
hundido (Sector C). Asimismo, exploramos un
sector al norte del patio hundido que pudiese ofrecer-
nos la evidencia de otros espacios arquitectónicos del
edificio (Figura 3).
Antes de empezar la descripción de nuestras exca-
vaciones vale la pena señalar que el edificio de La
Cumbe ganó volumen por la continua adición de
muros, pisos y capas de relleno hasta lograr una
altura de unos 4 metros en su sector este. Es
posible que esta altura se eleve varios metros más en
el sector oeste, puesto que la configuración de los edi-
ficios Paracas conocidos en el valle tiende a generar
construcciones con plataformas que van creciendo
en altura a medida que se extienden en su eje este-
oeste (Figura 4). La renovación y/o enterramiento
de fases arquitectónicas previas es una práctica muy
extendida en el valle de Chincha durante época
Paracas y, en general, es parte de una tradición de
renovación de los edificios monumentales en el
mundo andino prehispánico desde el inicio de la
arquitectura supradoméstica en el periodo
Precerámico Tardío.
Adicionalmente, es importante mencionar que,
como todas las huacas monumentales Paracas del
valle de Chincha, su orientación en términos gener-
ales está en el eje oeste-este. Sin embargo, en el
caso de La Cumbe este eje se alinea aproximadamente
a78–80°. Nuestras excavaciones confirmaron este ali-
neamiento en los principales muros del atrio y del
patio hundido como, también, en la orientación de
los accesos y escalinatas. Discutiremos esta diferencia
en el alineamiento del edificio y sus implicancias más
Tantaleán et al.: La Cumbe
5
adelante. A continuación, describiremos nuestros hal-
lazgos de acuerdo a los principales espacios
arquitectónicos definidos: el Atrio y el Patio
Hundido. Además, describiremos otros rasgos
arqueológicos encontrados durante la excavación de
un perfil en el lado noreste del edificio de La Cumbe.
El Atrio
En algunos de los edificios monumentales Paracas del
valle bajo de Chincha se ha reconocido la existencia
de atrios o plazas de recepción. Dichos atrios se
encuentran ubicados en los extremos orientales de
las edificaciones (Canziani 1992; Nigra 2017). En
el caso de La Cumbe, fue durante las excavaciones
del 2016 cuando ubicamos la esquina noroeste de
este atrio. En las excavaciones del 2017 se encontró
la continuación del muro norte de dicho atrio, el
cual se prolongó varios metros al este de la esquina
noroeste del atrio hallada en el 2016. Si asumimos
que existió una simetría en la composición de este
espacio arquitectónico, este atrio tendría una forma
rectangular con un largo mayor en el eje norte-sur
de unos 40 metros por un ancho de 20 metros en
el eje oeste-este. A este atrio se ingresaría por uno o
más accesos que se encontrarían ubicados en el
frontis este de la plataforma.
Nuestras excavaciones identificaron que el atrio
atravesó por tres fases principales (Fase I, Fase II y
Fase Epi-Paracas), las cuales fueron reconfigurando
el espacio arquitectónico progresivamente. Dichas
fases fueron identificadas en la parte norte del
Sector C (atrio), en el cual se registró únicamente
el muro norte del atrio. Las excavaciones demostraron
que este último fue uno de los muros-ejes, y que las
renovaciones arquitectónicas correspondieron
Figura 3. Modelo digital de elevación superficial de La Cumbe donde se indican el patio hundido y el atrio definido por nuestras
investigaciones. Además, se indican los sectores excavados por el PACH (cortesía de Luis Jaime Castillo)
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
6
principalmente a superposiciones y adosamientos de
muros y construcción de pisos, aunque también se
identificaron otros rasgos arquitectónicos que
fueron añadidos durante el proceso de construcción
de este recinto. Así, en la Fase I se construyó un
primer piso de barro. A la par de la construcción,
se erigió un muro en un eje este-oeste (Muro F1A-
N), el cual se elevó 1.96 m. Este mismo muro solo
presentó un paramento orientado hacia el sur.
Dicho paramento, además, presentó un revoque
que lo unía con el piso señalado (Figura 5). Para la
Fase II, se procedió con el cubrimiento del piso
anterior con una capa de relleno de tierra y piedras
y se construyó un nuevo piso. De igual manera, se
construyó un muro bajo (Muro F2A-N) de 1,00 m
de ancho y 0,50 m de alto que se adosó sobre el para-
mento sur del Muro F1A-N (Figura 6). Este muro
presentó un revoque que se asociaba con el nuevo
piso construido. Finalmente, en la Fase Epi-Paracas,
una fase de reocupación del edificio posterior a
Paracas, se procedió a cubrir totalmente la fase
arquitectónica anterior, y se construyó un nuevo
piso. Nuevamente, se mantuvo como eje principal
al muro norte, el cual se asoció con el nuevo piso
mediante un revoque de barro. Esta última fase
arquitectónica, además, presentó otras dos superposi-
ciones de pisos.
Interpretamos este atrio como el primer espacio
arquitectónico al cual los visitantes accedían en su
internamiento en el edificio de La Cumbe. De esta
manera, el acceso principal de la plataforma estaría
en su lado este. Igualmente, este espacio
arquitectónico estuvo sometido a una serie de remo-
delaciones durante la época Paracas realizadas med-
iante la construcción de muros y pisos y por los
rellenos de espacios con tierra y fragmentos de
adobes. Sin embargo, son llamativos los rasgos
arquitectónicos (tanto elementos arquitectónicos
como configuración espacial) que presentaron cada
una de estas fases, haciéndolas particulares y comple-
jas. Es muy probable que, tras ingresar a este atrio, los
visitantes pasaran al patio hundido principal med-
iante accesos unipersonales muy restringidos como
el que describiremos a continuación.
El Patio Hundido
Otro rasgo clásico en la arquitectura Paracas del valle
de Chincha son los patios hundidos o plazas amural-
ladas (Canziani 1992,2009; Tantaleán 2016;
Tantaleán et al. 2016). Por lo general, estos patios
hundidos o plazas amuralladas tienen planta cuadran-
gular. Se tratan de espacios cercados por altos y
gruesos muros hechos de adobes hechos a mano y
Figura 4. Recreación hipotética de la Fase I del edificio Paracas de La Cumbe (cortesía de Felini Cerna y Juan Roel).
Tantaleán et al.: La Cumbe
7
sobre cuyos paramentos se han aplicado capas de
barro para generar superficies lisas. Por sus dimen-
siones, rasgos, acabados y contenidos arqueológicos
parece que fueron los espacios centrales de una serie
de reuniones sociales al interior de esos edificios.
Nuestras excavaciones arqueológicas relacionadas
con el patio hundido de La Cumbe durante el
2016 se concentraron en su sector noreste. De este
modo, luego de la excavación de una serie de reocu-
paciones tardías (Chincha/Inca) y otra muy cercana al
abandono del patio hundido (Fase Epi-Paracas) y,
que había reutilizado materiales y espacios
arquitectónicos Paracas, encontramos los muros ori-
ginales de la última fase constructiva Paracas (Fase
II). En realidad, encontramos la esquina noreste del
patio hundido y un acceso que lo comunicaba con
el atrio.
Gracias a la profundización de nuestras excava-
ciones, reconocimos que en este sector del patio
hundido existieron, al menos, dos grandes fases con-
structivas. La primera fase constructiva (Fase I) se
inició con la fundación del edificio realizada sobre
la superficie acondicionada del tablazo natural.
Sobre dicha superficie se colocaron directamente las
bases de anchos muros hechos con adobitos y,
luego, enlucidos con barro. Al mismo tiempo, se
elaboró un primer piso que se vinculó a los muros
señalados mediante un revoque de barro. Muros y
piso en conjunto formaron un primer patio
hundido de, al menos, 2 metros de altura que delimi-
taron un espacio cerrado de unos 40 metros de largo
por 40 metros de ancho (Figura 7). Posteriormente,
sobre el primer piso del patio hundido, se depositó
una capa compuesta por adobes y terrones con un
espesor de 0,40 m. Sobre esta capa se superpusieron
2 nuevos pisos. Ambos pisos formaron parte de las
refacciones arquitectónicas de la misma fase (Fase
I). Llegado el final de su tiempo de uso, el primer
patio hundido fue cubierto por sucesivas capas de
cantos rodados y barro (Figura 8).
La segunda fase constructiva (Fase II) se construyó
después de completar una serie de rellenos que inter-
calaban capas de tierra y fragmentos de adobes y
capas compuestas por cantos rodados hasta alcanzar
Figura 5. Vista desde el sur del Muro F1A-N que conformaba la pared norte del atrio.
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
8
el mismo nivel de las cabeceras de los muros del
primer patio hundido de la Fase I. En esta nueva
fase se colocó un nuevo piso de barro sobre la
última capa de relleno y se superpusieron nuevos
muros de adobes sobre las cabeceras de los antiguos
muros de la primera fase constructiva. Estos nuevos
muros, aunque hallados en mal estado de
conservación en el momento de nuestras
excavaciones, debieron haber tenido, al menos,
otros dos metros de altura, configurando la altura
máxima del edificio en este sector. De este modo,
se generó un segundo patio hundido con las
mismas dimensiones que el primero. Nuestras exca-
vaciones encontraron la esquina noreste de este
segundo patio hundido de la Fase II (Figura 9).
Cerca de esta esquina, se encontró el acceso que
Figura 6. Dibujo del corte Norte Sur de la excavación en el Sector C. Se puede apreciar los muros F1A-N y F2A-N que conformaron
los muros del atrio del edificio de La Cumbe.
Tantaleán et al.: La Cumbe
9
unía la parte alta vinculada con el área del atrio y que
permitía al visitante descender mediante escalones
hacia el piso del nuevo patio hundido de la Fase II.
Además, encontramos un piso bastante bien conser-
vado en esta esquina y una banqueta que debió
haber estado techada, lo cual se infirió por la presen-
cia de hoyos de poste. Asimismo, encontramos una
serie de hoyos que contenían restos de cerámica y
de consumo de alimentos de origen marino y
botánico. Posteriormente a su momento de uso,
todo el espacio arquitectónico fue enterrado nueva-
mente, encontrándose una regular cantidad de
cultura material, destacando la presencia de fragmen-
tos de cerámica Paracas. Finalmente, con posteriori-
dad a ese enterramiento, las capas de relleno fueron
removidas, incluso llegándose a romper el piso del
patio hundido de la Fase II. Posiblemente esta
acción se realizó con el objetivo de reciclar materiales
de construcción, especialmente los cantos rodados
que se hallaban debajo de dicho piso de la Fase II.
Nuestras excavaciones comprobaron que se utilizaron
dichos materiales en la construcción de nuevas estruc-
turas arquitectónicas durante las reocupaciones inme-
diatas al abandono del patio Paracas, en lo que hemos
denominado como la Fase Epi-Paracas. Esta fase
arquitectónica se encontraba en muy mal estado de
conservación, pero se puede reconocer la intención
de sus constructores por crear muros hechos con
cantos rodados y barro sobre los muros de época
Paracas.
Durante nuestra segunda temporada de trabajo de
campo en La Cumbe realizada en febrero de 2017
nos concentramos en la localización del muro oeste
del patio hundido principal y, para ello, realizamos
una excavación en dicho sector. De esta manera,
luego de descubrir una serie de intrusiones post-
Paracas que incluían rasgos y enterramientos
humanos tardíos (Chincha/Inca), ubicamos los
muros construidos en época Paracas. En este caso,
se encontraban en regular estado de conservación,
debido a que en una operación similar a la que
ocurrió en la esquina noreste del patio, las últimas
fases de relleno del patio hundido habían sido des-
montadas seguramente para reutilizar los materiales
de construcción en la Fase Epi-Paracas. Sin
embargo, pudimos descubrir los muros de la última
fase constructiva Paracas (Fase II), contemporánea
con la hallada en la esquina noreste. El material
cerámico Paracas fue abundante, especialmente el
que estuvo mezclado en las capas de relleno del
espacio arquitectónico. Asimismo, nuestras excava-
ciones revelaron los restos de una estrecha escalinata
inserta en el muro oeste que conduciría desde el
fondo del patio hundido hacia otro espacio más
elevado. Posiblemente, esta escalinata conducía a un
segundo patio hundido ubicado en una posición
más elevada y ubicado más al oeste, un rasgo
arquitectónico similar al encontrado en Huaca Soto
(Nigra 2017).
El Perfil Noreste
La excavación de un perfil ubicado cercano a la
esquina noreste del edificio de La Cumbe,
confirmó la secuencia constructiva propuesta previa-
mente en términos generales. Sin embargo, en esta
excavación se evidenció una dinámica constructiva
mucho más compleja, con una serie de remodela-
ciones arquitectónicas que incluían pisos y rellenos
constructivos que contenían diversos materiales de
estilo Paracas (Figura 10). Un primer hallazgo sig-
nificativo correspondió a la evidencia de un
evento de fundación de este sector del edificio,
previo a la construcción de la primera fase construc-
tiva (Fase I) (Figura 11). Durante dicho evento de
fundación se depositó una gran cantidad de restos
de consumo de alimentos y fragmentos de
cerámica. Entre los ítems recuperados en ese
depósito arqueológico se halló un fragmento de
textil realizado con técnica Paracas y decorado con
el motivo del “Ser Oculado”(Figura 12). Con pos-
terioridad a ese evento de fundación, se prosiguió
con la construcción del primer piso (Fase I).
Sobre dicho primer piso se identificaron dos
capas: la primera de limo y la segunda de ceniza
con diversos materiales arqueológicos. Dichas
capas terminaron por cubrir la primera fase. Sobre
dichas capas se realizó la construcción de una
nueva fase (Fase II). La fase II se caracterizó por
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
10
la presencia de un muro de adobes construido en
un eje norte-sur, la presencia de un poste de
madera y la superposición de cuatro pisos. Dichos
pisos se encontraron separados por capas de tierra
que contenían material arqueológico que
evidenciarían la recurrencia de eventos de
preparación y consumo colectivo de alimentos en
este sector.
Figura 7. Vista desde el sur del patio hundido de La Cumbe. En primer plano y en el fondo de la unidad de excavación se observan los
pisos del patio hundido de la Fase I y una serie de capas de cantos rodados y barro que se colocaron sobre este piso. A su tiempo, sobre
dicho relleno se construyó el piso del patio hundido de la Fase II. Al fondo se ve la esquina noreste del patio hundido de la Fase II.
Tantaleán et al.: La Cumbe
11
Finalmente, sobre esta serie de ocupaciones
Paracas se detectó una reocupación tardía de este
sector evidenciada por la construcción de un
muro con la técnica de la tapia que, para el valle
de Chincha, está vinculada con la tradición con-
structiva Chincha.
Planteamos que durante la ocupación Paracas,
este sector probablemente se trataba de un espacio
con mayor intensidad de ocupación humana,
aunque también incluía aspectos rituales. En todo
caso, el uso y las construcciones en ese sector son
diferentes a los espacios registrados en el atrio y el
patio hundido. Como nuestras excavaciones no se
extendieron más, es difícil reconocer la naturaleza
exacta de dichos espacios arquitectónicos en este
sector.
Restos Materiales en La Cumbe
La Cerámica Paracas en La Cumbe
El estudio de la cerámica se realizó sobre una muestra
de 851 fragmentos Paracas diagnósticos, entre bordes
de vasijas y tiestos decorados recuperados durante las
temporadas 2016 y 2017 en los Sectores A, B, C y E
del sitio arqueológico La Cumbe. Dicho análisis
ceramográfico tenía como objetivo la reconstrucción
y clasificación de formas de vasijas presentes, a
partir de dibujos técnicos de un grupo representativo
de fragmentos, lo cual nos permitió definir formas
cerámicas. Como un primer paso, se dividieron las
vasijas en dos grandes grupos: vasijas abiertas y
vasijas cerradas (Lumbreras 2007:116; Orton et al.
Figura 8. Dibujo del perfil este de la excavación en el Sector A. Se observan los pisos (pisos 1 y 2) de la Fase I, los rellenos, y el piso
(piso 3) y muros de la Fase II. La capa EB representa la ocupación Epi-Paracas.
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
12
1993:78; Rodríguez y Zapata Benites 2017). Luego
se procedió a agrupar a las vasijas según sus formas
específicas (botellas, tazones, ollas, platos, etc.).
Después se discriminaron de acuerdo a alguna
característica particular de la vasija (paredes diver-
gentes, cuello recto, labio etc.). Tomando todos
estos elementos en conjunto, se generaron “formas
cerámicas”(Figura 13). Las formas abiertas (escudil-
las, tazones, platos y vasos) como cerradas (cántaros,
cuencos y ollas) han sido nombradas con letras del
alfabeto y su denominación y descripción se encuen-
tran en las Tablas 1 y 2 (Tablas 1 y2).
Luego de lo anterior, se procedió a la
caracterización a nivel morfo-decorativo-funcional y
a la cuantificación de todos los fragmentos
diagnósticos asociados a los contextos Paracas. Para
ello, se elaboró una tabla de análisis que priorizó vari-
ables referentes a los contextos de registro (tales como
capas y fases), así como características morfo-funcio-
nales, tecnológicas y decorativas (técnicas decorativas
y patrones de decoración). Esto último también nos
permitió concluir en la definición de siete “tipos dec-
orativos”
3
(Figuras 14 y15):
Tipo 1 (Cavernas). Vasijas abiertas (escudillas,
tazones) y vasijas cerradas (botellas, cántaros,
cuencos, ollas y vasos) de cocción oxidante que
presentan decoración con pintura resinosa aplicada
post-cocción, la cual suele presentar distintas
tonalidades (rojo, naranja, amarillo, verde, y
marrón). La pintura suele estar delimitada por
líneas incisas que terminan configurando motivos,
en su mayoría, geométricos.
Tipo 2 (Banda Roja). Vasijas abiertas (tazones A y
escudillas A) de cocción oxidante y que presentan
una banda de engobe rojo que delinea todo el
borde en el interior de la vasija. El ancho de esta
banda roja es variable. En ciertos casos, una banda
roja más delgada puede ser notada en el borde
externo de las vasijas. Además, se presenta un
alisado como acabado superficial en el centro
Figura 9. Vista desde el oeste del Sector A (esquina noreste del patio hundido de la Fase II).
Tantaleán et al.: La Cumbe
13
interior de la vasija. Mientras que, en la parte externa,
la superficie presenta un auto-engobe con acabado
pulido.
Tipo 3 (Rallador Paracas). Vasijas abiertas (tazones
y escudillas) de cocción oxidante que presentan en su
interior una banda de engobe rojo en el borde. Bajo
esta banda se presentan incisiones, normalmente
rayas diagonales o perpendiculares al borde, que
dan la impresión de líneas discontinuas dispersas
sobre la superficie interna de la vasija.
Tipo 4 (Pinta). Vasijas abiertas (escudillas, tazones,
platos) y vasijas cerradas (ollas), en su gran mayoría
de cocción oxidante que presentan decoración en
negativo realizada con técnica de ahumado post-
cocción sobre la coloración superficial de la pasta
(que suele ser naranja) o sobre una superficie rojiza
producto del engobe. Los motivos generados a
partir de esta decoración corresponden a pequeños
círculos que mantienen el color del tratamiento
superficial original de la vasija. En algunos casos,
suele agregarse pintura post-cocción resinosa.
Tipo 6 (Olla de producción con incisiones).
Vasijas cerradas (ollas) de cocción oxidante y
acabado semi-tosco. Corresponde a vasijas de
producción que se caracterizan por presentar
patrones impresos o incisos cercanos a los bordes de
las ollas. Estos patrones suelen aparecer en forma de
pequeños círculos o pequeñas incisiones, los cuales
bordean la circunferencia de la vasija.
Tipo 7 (Ralladores Post-Paracas). Vasijas abiertas
(tazones y escudillas) de cocción oxidante que a
diferencia del Tipo 4, no presentan una banda roja
en su interior. En su lugar puede registrarse una
banda del mismo color de la pasta (que suele ser
naranja), la cual recibió un tratamiento superficial
de pulido. A diferencia de las incisiones del Tipo 3,
estas suelen ser más redondeadas. Otro tipo de
incisión registrada y bastante característica en este
Figura 10. Vista desde el sur de las excavaciones en el Sector B.
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
14
tipo se refiere a diseños fitomorfos que acompañan a
las demás incisiones.
Tipo 8 (Engobe Rojo Interno, Banda Roja
Externa). Vasijas abiertas (tazones y escudillas) de
cocción oxidante que se caracterizan por presentar
en su interior engobe rojo y en la zona superior
externa, a la altura del labio, una pequeña banda
roja (producida con el mismo engobe interior
mencionado) que recorre el diámetro de la vasija.
Esta banda es más delgada que la registrada en el
Tipo 2 y solo se registra en la parte externa de la
vasija. Por debajo de la banda roja externa, la vasija
recibe un tratamiento con engobe (auto-engobe),
del mismo color de la pasta (naranja).
Aunque nuestra esperanza era encontrar cerámica
más temprana en los estratos más profundos y antiguos
de nuestras excavaciones, en realidad, la cerámica recup-
erada estilísticamente pertenece a lo conocido como la
fase “Paracas Tardío”y correlacionada con las fases
cerámicas 7, 8 y 9 de Ocucaje (Menzel et al. 1964;
Unkel et al. 2012; Carmichael 2019). Esta cerámica,
además, se asemeja a la cerámica Paracas de Cerro del
Gentil, específicamente al denominado sub-estilo
Pinta (Tantaleán et al. 2013; Tantaleán et al. 2017).
Las formas registradas corresponden en su mayoría a
vasijas de servicio entre las que resaltan los tazones y
escudillas. También se recuperaron vasijas de almacena-
miento, producción y distribución (tales como cántaros
y ollas) en menor proporción (Figura 16). Dado el alto
porcentaje de vasijas de servicio, se puede inferir que
Figura 11. Dibujo del perfil sur de las excavaciones en el Sector B.
Tantaleán et al.: La Cumbe
15
justamente en el área del patio hundido se realizarían
principalmente reuniones sociales en las que se consu-
mieron alimentos y bebidas (veremos este punto más
abajo). Por otra parte, los principales tipos decorativos
registrados correspondieron al Tipo 1 (Cavernas) y
Tipo 4 (Pinta), los cuales se correlacionaron tanto con
vasijas de consumo como con vasijas de producción.
Restos Alimenticios en La Cumbe
Durante nuestras excavaciones fue identificada una
importante cantidad de restos arqueológicos en las
capas de relleno, entre los cuales resaltó la presencia
de restos malacológicos, botánicos y zoológicos, muy
posiblemente como producto del desecho de
consumo de alimentos. El análisis de esta muestra se
inició con una revisión detallada de todo el material
separándolo por su naturaleza. Posteriormente, fue con-
sultada bibliografía especializada sobre materiales
malacológicos (Zorogastúa et al. 2017;Montes2018),
botánicos (Roque et al. 2003; Whaley et al. 2010;
León 2013) y zoológicos (Pacheco et al. 1979;Smuts
yBezuidenhout1987). Finalmente, el material se
agrupo por taxones, se pesó y contabilizó el número
mínimo de individuos (NMI), anotando su proceden-
cia (código, unidad de excavación, locus y nivel).
Entre las especies malacológicas, se contabilizaron
3490 NMI entre todos los sectores excavados. En esa
cuantificación destaca la alta frecuencia de
Semimytilus algosus (“chorito negro”) con 77.77%,
seguido por la presencia (en menor cantidad) de
Donax obesulus (“palabrita”), con una presencia del
3.90%. Otras especies malacológicas menos recur-
rentes correspondieron a Thaisella chocolata, Mulinia
edulis, Fisurella peruviana y Crepipatella dilatata.
Por otro lado, las especies botánicas contabilizaron un
total de 1199 NMI entre todos los sectores excavados.
La especie botánica que tuvo mayor representatividad
en La Cumbe correspondió a Arachis hipogea (“maní”)
con una presencia del 33,94%, seguido por especies
como Zea maíz (“maíz”)con14,76%,Lagenaria sicer-
aria (“calabaza”)con6,84%oCanavalia plagiosperma
(“pallar del gentil”) con 5,59%. Asimismo, se registraron
especies no comestibles como Gossypium barbadense
(“algodón”) con 6,51% y Gynerium sagittatum (“caña
brava”o“junco”) con 6,09%.
Por otra parte, las principales especies zoológicas
registradas en los sectores excavados en La Cumbe
correspondieron a Canis lupus familiaris (perro
doméstico) con un total de 11 NMI y Lama sp.
(“camélido andino”), también con un total de 11
NMI. En menor cantidad se registraron restos de
“cuy”(Cavia porcellus), aunque esto se debería a las
condiciones de conservación de los restos de dicha
especie. En todo caso, se puede apreciar una menor
cantidad de individuos con relación a las especies
malacológicas y botánicas.
Figura 12. Fragmento de textil Paracas con representaciones del
“Ser Oculado”.
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
16
Finalmente, es importante precisar que la
mayoría de las especies documentadas en el
sitio arqueológico de La Cumbe fueron registra-
das previamente en Cerro del Gentil, otro
importante yacimiento Paracas del valle de
Chincha (Zorogastúa et al. 2017). Esta evidencia
sugiere un patrón en el consumo de ciertas espe-
cies y la similitud en las prácticas de consumo y
dieta entre ambos sitios a pesar de mediar una
distancia de 15 kilómetros entre ellos. También
podría indicar la interacción no solo entre dos
sitios de función público-ceremonial Paracas en
Chincha, sino también la interacción entre dos
secciones del valle: valle bajo y valle medio.
Esta información podría ser crucial para entender
la organización política y el sostenimiento de la
economía de los Paracas en Chincha.
Cronología Absoluta
Adicionalmente, se obtuvieron 6 fechados
radiocarbónicos realizados sobre la base de muestras
recuperadas en nuestras excavaciones (Tabla 3). De
este modo, según los fechados correspondientes a
Figura 13. Arriba: reconstrucción de formas cerámicas abiertas en La Cumbe. Abajo: reconstrucción de formas cerámicas cerradas en
La Cumbe.
Tantaleán et al.: La Cumbe
17
las capas de fundación del edificio, este comenzó a ser
construido en el siglo IV a.C. Asimismo, la segunda
fase arquitectónica fue construida tras un corto
periodo de tiempo dentro de un rango de una o
dos generaciones. Toda esta información de fechados
absolutos guarda concordancia con la cronología rela-
tiva desarrollada a partir de ciertos rasgos de la
cerámica Paracas recuperada, los cuales asociarían
nuestra muestra con las últimas fases de la secuencia
Paracas de Ocucaje (7–9) (Menzel et al. 1964).
Discusión
La Cumbe es un sitio arqueológico significativo para
la prehistoria del valle de Chincha. Sin embargo,
todo lo que sabíamos hasta el momento, estaba
relacionado con sus ocupaciones tardías (siglos XI-
XV d.C.), sobre la base de las investigaciones de
Max Uhle y los elementos arquitectónicos y
cerámicos registrados en la superficie por investiga-
dores de finales del siglo XX. No obstante, como
vimos, algunos investigadores ya habían propuesto
que este sitio tuvo una filiación con la sociedad
Paracas.
En ese sentido, nuestras investigaciones han com-
probado que La Cumbe tiene una antigüedad de alre-
dedor de 2400 años y fue ocupada por grupos
sociales paracas durante los siglos IV y III a.C.
Ahora también sabemos que el edificio de La
Cumbe siguió la configuración arquitectónica de
otros sitios del valle de Chincha durante la época
Paracas. Asimismo, los procesos de construcción y
reconstrucción del edificio mantienen el mismo
Tabla 1. Descripción de formas abiertas de vasijas cerámicas en La Cumbe.
FORMAS CERÁMICAS ABIERTAS IDENTIFICADAS EN LA CUMBE
Formas
generales Descripción
Formas
específicas Descripción Diámetro
Escudillas Vasijas abiertas y bajas, por debajo de la
hemiesfericidad. Con paredes convexas. La
transición entre pared y base no es clara. Altura
igual o menor a 1/3 del diámetro de la boca de
la vasija, pero no menor a un 1/5 de esta.
Escudilla A Escudilla con paredes convexas. La
transición entre pared y base no es
clara.
Menor a 26
cm
Escudilla B Escudillas con paredes convexas. La
transición entre pared y base no es
clara.
Igual o
superior a 26
cm
Tazones Vasijas abiertas y bajas, por debajo de la
hemiesfericidad o hemiesférica. Con paredes
convexas o convergentes. La transición entre
pared y base es casi siempre clara. La altura
igual o menor a 1/2 del diámetro de la boca de
la vasija, pero no menor a 1/3 de esta.
Tazón A Tazón con paredes convexas. La
transición entre pared y base no es
clara.
Menor a 26
cm
Tazón B Tazón con paredes divergentes. La
transición entre pared y base es clara.
Menor a 26
cm
Tazón C Tazón con paredes divergentes
(excéntricas). La transición entre
pared y base es clara.
Menor a 26
cm
Tazón D Tazón con paredes rectas. La
transición entre pared y base es clara
y en muchos casos ortogonal
Menor a 15
cm
Tazón E Tazón con paredes ligeramente
convergentes o divergentes. La
transición entre pared y base es clara.
Igual o
superior a 26
cm
Plato Vasija abierta y baja, con una altura igual o
menor a 1/4 del diámetro de la boca de la
vasija.
Plato A Plato con paredes ligeramente
divergentes. La transición entre pared
y base es clara.
Menor a 26
cm
Vaso Vasija abierta con una altura igual o superior al
diámetro de la boca, y de pequeñas
dimensiones.
Vaso A Vaso con paredes rectas. La
transición entre pared y base es clara.
Menor a 12
cm
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
18
patrón reconocido para otros sitios contemporáneos
en el valle como Cerro del Gentil o Huaca Soto,
también excavados por nuestro programa de
investigaciones.
La construcción del edificio Paracas de La Cumbe
en un lugar geográfico significativo en el paisaje
capturó la percepción de los habitantes del valle y
se convirtió desde entonces en una huaca poderosa,
la cual fue “alimentada”con el trabajo dirigido por
los líderes de la sociedad Paracas del valle de
Chincha y por los asistentes de las comunidades del
valle y otras cercanas. La cultura material
Tabla 2. Descripción de formas cerradas de vasijas cerámicas en La Cumbe.
FORMAS CERRADAS IDENTIFICADAS EN LA CUMBE
Formas
generales Descripción
Formas
específicas Descripción Diámetro
Botellas Vasija cerrada de boca muy estrecha.
El cuerpo tiende a ser globular y alto
Botella A Botella con cuello ligeramente
recto y vertical. La transición
entre pared y base es clara.
Menor o igual a 4 cm.
Cántaros Vasija cerrada con un cuerpo que
tiende a ser globular y alto. Presenta
cuello y el diámetro de la boca es igual
o menor a 1/3 del diámetro mayor de
la vasija.
Cántaro A Cántaro de boca estrecha y
cuello divergente. La transición
entre la pared y la base no es
clara.
Mayor 5 cm pero menor a 10
cm.
Cuencos Vasija cerrada que supera la
hemiesfericidad. El diámetro de boca
no es menor a 3/4 del diámetro mayor
horizontal. La altura es mayor a 1/2
del diámetro mayor horizontal de la
vasija.
Cuenco A Cuenco de paredes convexas. La
transición entre pared y base no
es clara.
Mayor a 10 cm pero menor a
26 cm.
Ollas Vasija cerrada que supera la
hemiesfericidad. El diámetro de la
boca es menor a 3/4 del diámetro
mayor horizontal. La altura es mayor a
un 1/2 del diámetro mayor horizontal
de la vasija.
Olla A Olla sin cuello alta que presenta
labio con reborde
Menor a 1/2 del diámetro
mayor horizontal de la vasija.
Olla B Olla sin cuello alta que presenta
labio con reborde
Menor a 3/4 del diámetro
mayor horizontal, pero
superior a 1/2 del diámetro
mayor horizontal de la vasija.
Olla C Olla sin cuello. Las partes
superiores de las paredes son
convexas.
Mayor a 13 cm.
Olla D Olla sin cuello. Las partes
superiores de las paredes son
rectas e inclinadas.
Mayor a 13 cm.
Olla E Olla sin cuello. Las partes
superiores de las paredes son
sinuosas y parecen insinuar un
cuello.
Mayor a 13 cm.
Olla F Olla sin cuello de dimensiones
menores. Las partes superiores
de las paredes de las vasijas son
convexas.
Igual o menor a 13 cm.
Olla G Olla sin cuello de dimensiones
menores. Las partes superiores
de las paredes de las vasijas son
rectas e inclinadas.
Igual o menor a 13 cm.
Vasos Vasija cerrada con una altura igual o
superior al diámetro de la boca. De
pequeñas dimensiones.
Vaso B Vasija de dimensiones menores.
De paredes ligeramente cerradas
y convexas.
Menor a 10 cm.
Tantaleán et al.: La Cumbe
19
Figura 14. Reconstrucción de tipos decorativos definidos en el análisis de la cerámica hallada en La Cumbe: (a) Tipo 1, (b) Tipo 2, (c)
Tipo 3, (d) Tipo 4, (e) Tipo 6 y (f) Tipo 7.
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
20
relativamente homogénea mantenida a lo largo de la
época Paracas sugiere que todos los grupos humanos
que se reunieron en este edificio compartieron una
serie de prácticas sociales similares. De hecho, las
formas cerámicas más populares encontradas en
nuestras excavaciones se condicen con indicadores
arqueológicos de reuniones para compartir alimentos
y bebidas. Dicha propuesta toma mayor relevancia al
correlacionar la gran cantidad de restos de especies
botánicas y zoológicas comestibles, con artefactos
de procesamiento de alimentos (tales como manos
de moler y ralladores), y vasijas de producción
(ollas), almacenamiento (cántaros) y servicio (escudil-
las, tazones y platos) identificados en los contextos
arqueológicos del sitio. Dentro de estos bienes
habría que resaltar la presencia de maíz, el cual fue
fundamental en la elaboración de bebidas
alcohólicas, específicamente de chicha (Morris y
Covey 2003; Dillehay 2003;Bray2003; Tantaleán
et al. 2016). Adicionalmente, el registro de restos
botánicos como el algodón, junco, y algunos instru-
mentos como espadas de tejer, piruros y alisadores
también sugerirían el desarrollo de actividades rela-
cionadas con la producción textil, cerámica y otros
artefactos en los contextos arqueológicos señalados.
De igual manera, creemos que la presencia de
camélidos no solo sería fundamental como recurso
alimenticio en estos eventos, sino que también
sugeriría su importancia en el transporte e intercam-
bio de productos, actividad que sería fundamental
para la realización de estas reuniones sociales.
Así, toda la evidencia señala el desarrollo de
eventos sociales vinculados a fiestas durante el uso
de los espacios arquitectónicos como también
durante las fundaciones y enterramientos rituales de
la arquitectura de La Cumbe, como también se ha
registrado anteriormente en Cerro del Gentil
(Tantaleán et al. 2016). El desarrollo de estas
prácticas sería fundamental para entender la impor-
tancia de los comportamientos y actividades rituales
Figura 15. Fragmentos cerámicos Paracas recuperados durante las excavaciones en La Cumbe: a, b y c: Tipo decorativo 1, d: Tipo
decorativo 4.
Tantaleán et al.: La Cumbe
21
Figura 16. Distribución porcentual de los fragmentos cerámicos de La Cumbe (Sectores A, B, C y E) por tipo decorativo y su relación
con formas de vasijas.
Tabla 3. Fechados radiocarbónicos obtenidos en La Cumbe.
# Lab. δ
13
C
14
C (BP)
14
C (cal) Calibración # Ref Material/Procedencia
UCIAMS-
178803
IY* 2210 ± 15 357-281 cal
BC (48.7)
259-194 cal
BC (30.9)
185-149 cal
BC (15.8)
OxCal 4.3
SHCal 13
2016-100;
T-1570
Carbón; Sector A, R.59; LC-188; Un. 6,
N. 10; carbón. Data el piso.
UCIAMS-
178804
IY 2250 ± 20 364-206 cal
BC (95.4)
OxCal 4.3
SHCal 13
2016-101;
T-1571
Fibra vegetal, Sector A, Un. 29, N. 9, L. 151.
Fibra vegetal. Data el piso.
UCIAMS-
178805
IY 2230 ± 15 360-201 cal
BC (95.4)
OxCal 4.3
SHCal 13
2016-102;
T-1572
Carbón, Sector B, Rasgo 13, LC-2042. Sector
B, Data el piso.
UCIAMS-
178806
IY 2230 ± 15 360-201 cal
BC (95.4)
OxCal 4.3
SHCal 13
2016-103;
T-1573
Fibra vegetal, Sector B, Rasgo 7; L.2036.
Madera. Data el piso.
UCIAMS-
178807
IY 2235 ± 15 360-202 cal
BC (95.4)
OxCal 4.3
SHCal 13
2016-104;
T-1574
Fibra vegetal, Sector A, Nivel 17, LC-180;
Un. 29, N.17, Fibra vegetal. Data el piso.
UCIAMS-
178808
IY 2255 ± 15 366-207 cal
BC (95.4)
OxCal 4.3
SHCal 13
2016-105;
T-1575
Carbón, Sector B, Unidades 11,12,16, Rasgo
4, LC-2033
* Rendimiento insuficiente.
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
22
de la sociedad Paracas en el valle de Chincha, las
cuales estarían vinculadas a la generación de identi-
dades colectivas, reconocimiento y celebración de
los ciclos calendáricos (fundamental para los grupos
comunales), la creación y mantenimiento de las rela-
ciones de poder, la obtención de prestigio y estatus, la
movilidad de fuerza de trabajo y la reproducción/
asimilación de discursos ideológicos.
Por otro lado, la orientación del eje principal del
edificio, muros y accesos de La Cumbe a 78–80°
plantea una interrogante: ¿Porqué su orientación es
diferente a la de otros edificios Paracas del valle?
Observaciones de la salida del sol a ojo desnudo y
cálculos realizados con el programa Starry Night
nos plantean que, posiblemente, dicha orientación
se vincula con una fecha específica del año, como
ya hemos detectado para otros edificios Paracas del
valle (Stanish et al. 2014; Tantaleán 2016). En este
caso, la fecha señalada parece ser el avistamiento de
la salida del sol por el este sobre el horizonte
marcado por las montañas de los Andes durante los
días del equinoccio de invierno, vale decir, entre los
días 21–23 de setiembre. Si esto fue así, los princi-
pales rituales y reuniones relacionados con el sol se
darían durante estas fechas en La Cumbe.
Adicionalmente, observaciones realizadas desde el
sitio Paracas de Cerro del Gentil durante los ocasos
del sol entre el 30 de julio-2 de agosto y el 5–11 de
mayo, permiten percibir que, en esas fechas, el sol
se “posa”exactamente sobre La Cumbe (Tantaleán
2016:488). De esta manera, se podría sostener que
La Cumbe formaba parte de un sistema mayor de
huacas integradas a un calendario de fechas impor-
tantes, altamente ritualizadas y marcadas en el
paisaje político y ritual del valle durante época
Paracas.
Por todo lo anterior, La Cumbe se insertaría dentro
del sistema de sitios Paracas que, como ya hemos plan-
teado antes (Stanish et al. 2014; Tantaleán 2016),
fueron dirigidos y gestionados por grupos de elite
que encontraban en esos espacios los lugares idóneos
para cohesionar e integrar a las comunidades del
valle, reproduciendo y afianzando sus alianzas y
vínculos. Un calendario agrícola correlacionado con
fechas importante de eventos solares como equinoccios
y solsticios serían elementos significativos para las
poblaciones y las elites que se encargaban de la
gestión y mantenimiento de los edificios y todas las
actividades rituales y políticas celebradas alrededor y,
sobre todo, adentro de dichos espacios
arquitectónicos. La integración de fenómenos celestes,
monumentalización del paisaje y actividades de los
asistentes y elites “cargarían”con mayor significado a
las huacas y las convertirían en agentes activos
dentro del paisaje social, ritual y político del valle.
De esta manera, la arquitectura monumental y la
cultura material con características extraordinarias,
siguieron siendo tecnologías utilizadas por las elites
para dar un sentido al movimiento y posiciona-
miento social de los integrantes de las comunidades
chinchanas del “Formativo Tardío”. Sin embargo,
la explosiva monumentalización de este valle
durante época Paracas es un fenómeno que aun nece-
sitamos seguir investigando. Nuestro planteamiento
es que un fenómeno de etnogénesis se estuvo
dando en el valle de Chincha durante la
construcción y uso de La Cumbe y los rasgos arriba
descritos plantean un escenario mucho más complejo
que la simple asociación del valle de Chincha a la
“Cultura Paracas”. En nuestra perspectiva, los
Paracas de Chincha construyeron su propio paisaje
ritual, económico y político con una serie de
marcas en el territorio llamadas huacas. Alrededor y
adentro de esas huacas, se distribuyeron y consu-
mieron comidas, artefactos y conocimientos,
siguiendo una serie de pautas sociales diseñadas y
conducidas a través de la arquitectura monumental.
Los atrios y patios hundidos de las plataformas
como los de La Cumbe fueron los principales espa-
cios para el desarrollo de ritos y performances, los
cuales eran observados y auspiciados atentamente
por los líderes políticos y religiosos.
Finalmente, nos parece importante discutir breve-
mente la naturaleza de la ocupación “Epi-Paracas”en
el sitio de la Cumbe. Como hemos señalado, dicha
ocupación se ha definido como una fase o gran
remodelación arquitectónica, la cual presentó
características diferentes a las registradas durante la
ocupación Paracas. De hecho, la destrucción e
intrusión de parte del piso del patio hundido
Tantaleán et al.: La Cumbe
23
Paracas de la Fase II para la extracción de la tierra y
cantos rodados colocados bajo este, es un dato que
no puede pasar desapercibido. De igual manera, la
asociación de cerámica no decorada Paracas a esta
fase arquitectónica es una cuestión que debe tratarse
con sumo cuidado para no caer en interpretaciones
sesgadas, sobre todo con los antecedentes de las con-
strucciones crono-tipológicas desarrolladas para el
valle de Chincha, especialmente con la definición
del estilo San Pablo (Wallace 1985; Lanning 1960).
Referente a este último punto, se debe aclarar que
la cerámica del estilo San Pablo (vasijas de formas y
tecnología Paracas en Chincha, pero con ausencia
de decoración) que alguna vez situó Lanning
(1960) cronológicamente posterior a la fase o sub-
estilo Pinta (como fase transicional entre Paracas y
Topará), no sería más que cerámica Paracas utilizada
en contextos domésticos. Esta información ha podido
ser corroborada con las recientes investigaciones del
equipo del PACH en el sitio Pozuelo, las cuales cor-
relacionan de manera sincrónica la ocupación
doméstica Paracas y la cerámica presente en el sitio,
con las ocupaciones de los sitios de función
público-ceremonial Paracas en el valle. Esta
información existente plantearía que la ocupación
Epi-Paracas en La Cumbe correspondería a una
ocupación doméstica del sitio, ocurrida después del
enterramiento final del patio hundido y otros sectores
del edificio. De este modo, la Fase Epi-Paracas podría
evidenciar el proceso de desacralización de La Cumbe
y, sobre todo, la desaparición de sus elites, previa-
mente a la manifestación del fenómeno Topará en
el valle, el cual no fue evidenciado consistentemente
en La Cumbe.
De esta manera, a pesar que la gran mayoría de los
sitios monumentales tempranos en el valle de Chincha
pertenecen a la “Fase Paracas Tardío”,encomparación
con otros de la Costa Sur, en este valle parece ser que
surgió una entidad política y económica con
características propias, la cual prosperó económica,
política e ideológicamente de manera bastante
rápida. Futuras investigaciones en los sitios de la
“época Formativa”del valle de Chincha ayudarán a
mejorar la comprensión de este fenómeno de
monumentalización prístina en este valle costero.
Comentarios Finales
La Cumbe es un importante monumento Paracas
construido por las comunidades del valle de
Chincha y seguramente planificado, dirigido y ges-
tionado por las elites emergentes durante la segunda
mitad del I milenio antes de Cristo. Las actividades
sociales que se han podido inferir mediante el
estudio de la arquitectura y de sus contextos
arqueológicos asociados nos señalan la existencia
de actividades extraordinarias que necesitaban de
un “teatro”especial asociado a una cultura material
extraordinaria. Los rituales allí desarrollados parecen
haber estado marcados por la observación del movi-
miento del sol como agente vital en un mundo ple-
namente vinculado con la agricultura, la cual se
organizaba y gestionaba por un grupo de líderes
que, también, se encargaban de desarrollar los
planes de construcción y mantenimiento de las
obras de irrigación del valle. Así, La Cumbe
formó parte de un sistema integrado de huacas dis-
persas por el valle de Chincha y que solo cobraban
sentido en conjunto (Tantaleán 2016). La Cumbe
se convirtió en una huaca importante por esta
serie de elementos materiales y, obviamente rituales
e ideológicos, que fueron impresos en el edificio a
lo largo de su principal tiempo de vida durante la
época Paracas, entre los siglos IV y III a.C.
Como un monumento importante y antiguo, La
Cumbe retuvo un importante prestigio y segura-
mente era percibido como una huaca poderosa por
los pobladores del valle y áreas cercanas. Las conti-
nuas reocupaciones humanas prehispánicas, la
imposición de una cruz católica en su parte superior
durante la época Colonial, la resistencia de las pobla-
ciones y la persistencia en ritos no católicos, incluidos
los contemporáneos que aún se realizan allí, nos refie-
ren la importancia que este edificio tuvo y tiene
dentro del paisaje ritual del valle de Chincha.
Agradecimientos
Al College of Arts and Sciences de la University of
South Florida, al Cotsen Endowments de UCLA, a
Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
24
Bruce Hector y a Charles Steinmetz. A los miembros
del PACH, en especial a Boris Orccosupa y José
Román. A los estudiantes de arqueología de la
Universidad San Luis Gonzaga de Ica que nos asis-
tieron en las excavaciones, especialmente a Enrique
Tarque y Silvana Chacaltana. A Luis Jaime Castillo
por realizar las fotografías del sitio con drones y rea-
lizar modelos digitales. Al Ministerio de Cultura del
Perú por otorgar los permisos de excavación y de
exportación de muestras para fechados
radiocarbónicos. A Rubén García y Susana Arce de
la Dirección Desconcentrada de Cultura-Ica por
todas las facilidades prestadas.
Notas
1La“Cultura Paracas”ha sido entendida tradicional-
mente en términos de los paradigmas teóricos
arqueológicos normativistas, principalmente desde
el Historicismo Cultural. El concepto de “Cultura
Paracas”propone un escenario homogéneo y
monolítico en la costa sur para la época
“Formativa”. Sin embargo, recientes investigaciones
arqueológicas señalan un escenario social económico
y político mucho más heterogéneo y complejo.
2 De acuerdo a Marco Curatola (2016: 268): “Por lo
general, los investigadores, basándose ya sea en los
diccionarios quechua y aymara de los siglos XVI y
XVII,comoenloexpresadoporvarioscronistas
que se esforzaron por entender y explicar el término
huaca, en particular el Inca Garcilaso de la Vega,
han coincidido en que los andinos lo debieron de uti-
lizar para indicar, genéricamente, cualquier entidad,
objeto o lugar de carácter sagrado.”
3 Debe señalarse que la nomenclatura utilizada para
definir las formas y tipos decorativos agrupa la
producción alfarera Paracas registrada en los difer-
entes sitios excavados por el PACH en el valle de
Chincha (Cerro del Gentil, La Cumbe, Pozuelo).
En tal sentido, la exclusión del “Tipo 5”(Negativo
Lineal) en La Cumbe, corresponde a su ausencia
en la muestra analizada (Rodríguez y Zapata
Benites 2017).
ORCID
Henry Tantaleán http://orcid.org/0000-0002-3087-
7968
Charles Stanish http://orcid.org/0000-0002-5236-
8996
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