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Bol. Asoc. Herpetol. Esp. (2020) 31(2)
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Albert Martínez-Silvestre1, Elena Obón2 & Aïda Tarragó3
Primer diagnóstico de Chlamydia en tritón del pirineo
(Calotriton asper ) y tritón del Montseny (Calotriton arnoldi)
vinculada al coleccionismo ilegal de anfibios
1 Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña (CRARC). 08783 Masquefa. Barcelona. España. C.e.: crarc@amasquefa.com
2 Centre de Fauna Salvatge de Torreferrussa. Crta. B-140, Km 4'5. 08130 Santa Perpètua de Mogoda. Barcelona. España.
Servei de Fauna i Flora. Direcció General Polítiques Ambientals i Medi Natural. Departament de Territori i Sostenibilitat. Carrer de
Provença, 204. 08036 Barcelona. España.
Fecha de aceptación: 24 de septiembre de 2020.
Key words: Chlamydia, emerging diseases, Montseny brook newt, Pyrenean brook newt.
Durante la primavera de 2020 se efectuó
una intervención policial en una colección
privada en Barcelona que mantenía anfibios
urodelos. Las instalaciones poseían un gran
número de especies, tanto exóticas como
autóctonas ibéricas. Entre las especies autóc-
tonas, se detectaron 31 ejemplares de tritón
del Pirineo (Calotriton asper) y 10 ejemplares
de tritón del Montseny (Calotriton arnoldi)
en distintos acuarios. Ambas especies están
protegidas e incluidas en el Real Decreto
139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo
del listado de Especies en Régimen de Pro-
tección Especial y el Catálogo Español de
Especies Amenazadas, así como en el Decre-
to legislativo 2/2008, de 15 de abril, por el
que se aprueba el Texto Refundido de la Ley
de Protección de los Animales, por lo que su
posesión particular está estrictamente prohi-
bida. El tritón del Montseny (C. arnoldi) está
además sujeto a un programa LIFE (LIFE15
NAT/ES/00757) de conservación ex situ e
in situ de sus poblaciones. En consecuencia,
todos los tritones fueron decomisados y tras-
ladados a las instalaciones del CRARC y del
Centro de Recuperación de Torreferrussa.
Los animales manifestaban evidentes sig-
nos de desnutrición y debilidad. Siguiendo el
protocolo sanitario recomendado en urodelos
en Cataluña (Martínez-Silvestre, 2019), se recogie-
ron muestras cutaneas con hisopo para estudio
mediante técnica de PCR de los patógenos Ba-
trachochytrium dendrobatidis, Batrachochytrium
salamandrivorans y Ranavirus. Todos los ani-
males dieron resultados negativos. Sin embar-
go, y ante el cuadro de progresivo adelgaza-
miento y debilidad, se decidió también tomar
muestras para detectar mediante PCR Salmo-
nella y Chlamydia, enfermedades descritas en
urodelos cautivos en otros países y asociadas a
la terrariofilia (Densmore & Earl-Green, 2007). Las
muestras para estas determinaciones consistie-
ron en hisopado cloacal de todos los animales
decomisados de ambas especies. Las muestras,
mantenidas en refrigeración, se remitieron al
laboratorio para su estudio mediante técnica de
PCR. Dicha PCR se realizó utilizando como
PCR-Target el gen RNA ribosomal 23S, que
detecta genéricamente todos los miembros de
la família Chlamydiaceae (Pantchev et al., 2006).
Los resultados fueron negativos para Salmone-
lla pero positivos para Chlamydia en todos los
animales. Para la confirmación de Chlamydia,
descartar falsos positivos y al tener una po-
blación reproductora cautiva sanitariamente
controlada, se decidió repetir el análisis, mues-
treando de nuevo a todos los tritones y esta vez
añadiendo un grupo control negativo utilizan-
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do para ello una pareja reproductora sana de C.
arnoldi del Centro de Recuperación de Fauna
de Torreferrussa. El resultado fue nuevamen-
te positivo para todos los animales de las dos
especies del género Calotriton excepto en los
animales de la población control.
Entre uno y siete días después del decomiso
murieron cinco C. asper y un C. arnoldi. A tres
de estos animales se les pudo realizar necropsia
e histología. Se tomaron muestras de vísceras
internas (hígado e intestino) para confirmar
Chlamydia mediante un nuevo PCR que resul-
tó nuevamente positivo. El análisis histológico
mostró congestión esplénica, si bien no permitió
detectar otras lesiones específicas tisulares.
Durante el tiempo que duro el diagnós-
tico, el resto de animales manifestaron le-
targia, despigmentación irregular, petequias
cutáneas (pequeñas hemorragias puntuales)
en áreas ventrales y digitales, y edema subcu-
táneo (Figura 1), todo ello coincidente con
la patogenicidad descrita para Chlamydia en
anfibios (Taylor et al., 2001).
En base a los resultados obtenidos se de-
cidió aplicar el tratamiento descrito para
Chlamydia en anfibios (Taylor et al., 2001). To-
dos los tritones fueron tratados mediante an-
tibioterapia tópica (Doxiciclina; 5 a 10 mg/kg
percutánea en gel o en baños) durante 2 pe-
riodos de 12 días separados por 14 días. A los
10 días del primer tratamiento, los C. arnoldi
seguían desarrollando lesiones cutáneas que
consistían en enrojecimiento de la piel, áreas
de despigmentación y algunas petequias cutá-
neas. Por ese motivo se decidió continuar con
un tercer ciclo de antibioterapia de 12 días.
Tras este último tratamiento, los animales
empezaron a ganar peso (incrementando en
un 6% del peso en los 2 meses de tratamiento;
Figura 2). Tras 4 meses después del decomi-
so, un nuevo PCR de todos los animales dio
resultados negativos. Los animales siguieron
durante dos semanas incrementando su peso,
con lo que se les consideró fuera de peligro. Sin
embargo, esta bacteria forma cuerpos de per-
sistencia, lo que hace muy difícil su erradica-
ción a largo plazo y convierte a estos tritones
en portadores irrecuperables.
Chlamydia es una bacteria sin pared celu-
lar, parásita intracelular obligada, que forma
inclusiones intracitoplásmicas en las células
infectadas (Densmore & Earl-Green, 2007). El
animal enfermo manifiesta cuadros clíni-
cos variables dependiendo de la especie de
Chlamydia y del grado de afectación. Este
cuadro puede incluir edema, letargia, ano-
rexia, posiciones anormales y, en casos más
avanzados, encefalomielitis, ganglionitis, der-
matitis, hepatitis o enteritis; llegando a oca-
sionar la muerte. Se ha descrito que también
puede haber cuadros totalmente asintomáti-
cos (Martel et al., 2012). La detección de la en-
fermedad se confirma básicamente al unir la
sintomatología con los resultados por PCR y
Figura 1: Petequias cutáneas (flecha roja) y áreas de
despigmentación (flecha amarilla) en el área ventral de
un Calotriton arnoldi positivo en Chlamydia. Se apre-
cia también el marcaje por elastómeros subcutáneos
(dos puntos rosados) en el espacio inguinal.
Foto A. Martínez-Silvestre
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la respuesta al tratamiento, ya que parece ser
que en anfibios las lesiones macroscópicas (de
necropsia) e incluso citológicas o histológicas
no son características de clamidiosis si no se
hace immunohistoquímica (tinciones espe-
cificas utilizando anticuerpos monoclonales
contra lipopolisacáridos de Chlamydia; Blum-
mer et al., 2007; Pessier, 2007).
Las observaciones realizadas en los tritones
afectados en este caso hacen sospechar que las
áreas de despigmentación cutánea se corres-
ponden con el proceso de cicatrización de zo-
nas que días antes estaban hemorrágicas. A las
pocas semanas, en los animales curados, la des-
pigmentación volvió a tener el color normal.
Hasta el momento este agente tan solo se
ha descrito en estado salvaje en anuros como
Mixophyes iterates en Australia (Berger et al., 1999)
o Rana temporaria en Suiza (Blummer et al., 2007)
por lo que se considera una enfermedad emer-
gente de riesgo en el resto del mundo que puede
ser introducida asociada principalmente a libe-
raciones no controladas de anfibios (Félix, 2016).
Dentro del género Chlamydia hay varias especies
patógenas que pueden detectarse, si bien en an-
fibios la más común produciendo enfermedad
es Chlamydia pneumoniae (Fratzke et al., 2019). En
Europa, se ha descrito un brote de mortalidad
en Bélgica en salamandras cautivas (Salamandra
corsica entre otras), por un tipo de Chlamydia
que se ha propuesto como especie nueva (Am-
phibiichlamydia salamandrae) (Martel et al., 2012).
Cabe destacar que este género bacteriano tam-
bién puede representar peligro de transmisión a
personas, por lo que se considera, además, enfer-
medad de riesgo zoonótico. Hasta la realización
de la presente nota, esta enfermedad no se había
descrito aún para anfibios en España.
Es probable que la bacteria entrara en la
colección a través de alguno de los múltiples
tritones exóticos que estaban en las instalacio-
nes contiguas a los decomisados y que care-
cían de unas mínimas medidas higiénico-sa-
nitarias. Este caso es un ejemplo claro del
elevado riesgo que existe de introducción de
enfermedades emergentes a través del merca-
do ilegal de fauna salvaje y que pueden tener
resultados devastadores si se propagan en li-
bertad. La posesión de especies amenazadas
como C. asper o en estado crítico como C. ar-
noldi sólo debe ser permitida en instalaciones
oficiales, con los permisos correspondientes
y cuando se justifique su posesión. La pose-
sión de estas especies por mero coleccionismo
debe ser perseguida, no sólo por su estado de
protección legal sino, también, por la grave
amenaza que puede representar para la con-
servación de estas especies la introducción de
nuevas enfermedades en vida salvaje contraí-
das en cautividad.
Para terminar, se recomienda incluir la
Chlamydiosis en los protocolos diagnósti-
cos diferenciales de urodelos debilitados, y
la detección por PCR de Chlamydia en los
análisis rutinarios de anfibios sintomáticos
y debilitados.
Figura 2: Aspecto de las lesiones tras tres semanas de
tratamiento en el mismo tritón. Se aprecia menor en-
rojecimiento cutáneo, áreas blanquecinas cicatriciales
y una mejoría en la condición corporal general del
individuo.
Foto A. Martínez-Silvestre
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A: Los autores desean expresar su
agradecimiento por la rápida respuesta y profesional ac-
tuación realizada en este caso por las siguientes personas
y entidades: Al cuerpo de Bomberos de la Ciudad de
Barcelona; Policía Local (Guardia Urbana) de Barcelo-
na; URMA (Unitat Regional de Medi Ambient, Barce-
lona) y la ACME (Area Central de Medi AMbient) del
Cos de Mossos d’esquadra; F. Carbonell, M. Alonso,
R. Larios, R. Gutiérrez i D. Nicolau (Centre de Recu-
peracio de Fauna de Torreferrussa); R. Casanovas y V.
Cadenas (Departament de Medi Ambient de la Gene-
ralitat de Catalunya); Z. Alonso y J. Soler (CRARC);
Laboratorios Laboklin (LABOKLIN, BadKissingen,
Alemania); R. Velarde (Facultad de Veterinaria, Univer-
sitat Autònoma de Barcelona); J. Bosch y B. Thumsova
(Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC, Madrid)
por su colaboración en las tareas diagnósticas. Este es-
tudio ha estado cofinanciado por el programa Life Tritó
del Montseny (LIFE15 / NAT/ES/000757) y Forestal
Catalana (Generalitat de Catalunya).
RefeRencias
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terinária (Universidade de Lisboa). Lisboa. Portugal.
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Oliveira, F., Ritchie, B. & Snook, E. 2019. Chlamydia
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