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Pensamiento al margen. Revista Digital de Ideas Políticas. Número 13 (2020), pp. 69-88.
ISSN: 2386-6098. www.pensamientoalmargen.com.
Populismo y nacionalismo en la “nueva” derecha radical española
Daniel Balinhas
Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)
*
Recibido: 1 de octubre de 2020 / Aceptado: 26 de noviembre de 2020
Resumen: El presente artículo pretende contribuir al debate sobre la relación entre el populismo
y el nacionalismo. Ambos han generado dos cuerpos de literatura muy amplios, aunque el
diálogo entre ellos sigue pendiente, pues en la realidad política, las lógicas populista y
nacionalista pueden coexistir, así como combinarse en los distintos discursos de movimientos y
partidos. Son, entonces, necesarios esfuerzos académicos para desentrañar los paralelismos,
diferencias, continuidades y discontinuidades entre las lógicas nacionalistas y populistas. Para
ello, la presente investigación desarrolla un Análisis Discursivo de un actor político que ha
irrumpido recientemente en el panorama político español y que ya ha sido etiquetado por
algunos expertos como partido nacional-populista: este es el caso de Vox. Dicho análisis se
realiza desde la base de la Teoría del Discurso de la escuela de Essex y la Psicología Retórica.
Los resultados apuntan algunas contradicciones en las que podemos incurrir si etiquetamos a
dicho partido como populista, pues la construcción discursiva del pueblo toma forma
principalmente a través de antagonismos horizontales o dentro-fuera, y el punto nodal de su
discurso es España como nación, entendida desde un prisma esencialista, no voluntarista y
eminentemente conservador.
Palabras clave: Populismo, nacionalismo, Vox, Teoría del Discurso, Psicología Retórica.
Populism and nationalism in the “new” Spanish radical right
Abstract: This article aims to contribute to the debate on the relationship between populism and
nationalism. Both have generated two very broad bodies of literature, although the dialogue
between them is still pending, since in political reality, populist and nationalist logics can
coexist, as well as be combined in the different discourses of movements and parties. Thus,
academic efforts are necessary to unravel the parallels, differences, continuities and
discontinuities between nationalist and populist logics. To this end, this research develops a
Discursive Analysis of a political actor who has recently emerged into the Spanish political
scene and has already been labeled by some experts as a national-populist party: this is the case
of Vox. This analysis is built on the Essex School Theory of Discourse and Rhetorical
Psychology. The results point to some contradictions in which we can incur if we label this
party as populist, given that the discursive construction of the people takes shape mainly
through horizontal or in-out antagonisms, and the nodal point of their discourse is Spain as a
nation, understood from an essentialist, non-voluntarist and eminently conservative approach.
Keywords: Populism, nationalism, Vox, Discourse Theory, Rhetorical Psychology.
Sumario: 1. Introducción 2. Nacionalismo español conservador. De la presencia ausente a la
normalización 3. Populismo, nacionalismo y método de análisis de caso 4. Análisis 5.
Conclusiones.
*
daniel.balinas@uab.cat
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Pensamiento al margen. Número 13. Nacionalismos: teorías y prácticas (2020)
1. Introducción
Las democracias occidentales están experimentando un proceso de polarización social y
política. La historia, a pesar de las afirmaciones de su fin (ver Fukuyama, 1989) ha
regresado en forma de diferentes antagonismos, después de un período caracterizado por
un amplio consenso y prácticas despolitizadoras (Swyngedouw y Wilson, 2013).
Nuevos y viejos antagonismos han emergido o se han revigorizado en diferentes
espacios en un contexto de crisis neoliberal (Rehmann, 2016), dando lugar al retorno de
lo político (Mouffe, 1999; Cané, 2019; Franzé, 2019).
En Europa, el nacionalismo y el populismo están en el punto de mira, a veces como
síntoma y a veces como causa de la erosión y la crisis de confianza en la democracia
liberal. Es por ello que los estudios sobre ambos han ido en aumento. Ambos parecen
haber sido los responsables del Brexit, el euroescepticismo y los resultados electorales
de los denominados partidos de la derecha radical populista (Muis y Immerzeel, 2017),
cuyo avance está siendo constante.
En España, el adjetivo populista adquirió relevancia a raíz de la aparición electoral
de Podemos, distintas plataformas ciudadanas y mareas, que, siguiendo a Romanos y
Sádaba (2016), podrían denominarse “partidos post 15M”, en el sentido de que han
intentado canalizar algunas demandas del movimiento. Estos últimos serían, dentro del
plano académico y, al menos en sus primeros años, los representantes del populismo de
izquierdas o populismo inclusivo (Mudde y Rovira-Kaltwasser, 2013; Kioupkiolis,
2016).
Cuatro años después de la primera aparición electoral de Podemos, la
excepcionalidad ibérica (Turnbull-Dugarte, 2019; Turnbull-Dugarte, Rama y Santana,
2020), que designaba la ausencia de partidos de la derecha radical-populista en la
península ibérica, se quebró con la irrupción de Vox en las elecciones andaluzas.
Posteriormente, en las últimas elecciones generales, Vox se consolidó como el tercer
partido con mayor representación, obteniendo un 15% del voto y 52 diputados.
Actualmente, Vox ha sido incluido por expertos en la base de datos de populismo, y
se ha destacado su componente populista (Rooduijn et al., 2020; Vampa, 2020). Sin
embargo, otros expertos han manifestado dudas sobre ello (Anduiza, 2018; Ferreira,
2019). Mientras para los primeros, aspectos nacionalistas coexisten con una lógica
populista, para los segundos, dicha presencia no está tan clara. De hecho, Ferreira
(2019), advierte que el nacionalismo, el nativismo, el autoritarismo, la defensa de los
valores tradicionales y, en menor medida, la agenda neoliberal, serían los aspectos
centrales de la ideología de Vox, estando el populismo muy poco presente.
En vistas de la controversia en torno a las lógicas articulatorias de la arquitectura
discursiva del partido Vox, el presente artículo tiene el objetivo de analizar la presencia
de elementos populistas y/o nacionalistas en el discurso de la formación y, con ello,
contribuir a la emergente literatura sobre paralelismos, diferencias, continuidades y
discontinuidades entre ambos en el terreno discursivo.
2. Nacionalismo español conservador. De la presencia ausente a la normalización
Analizar el discurso de Vox nos sitúa dentro del ámbito del nacionalismo español de
cariz conservador. Es esta versión del nacionalismo estatal la que se desarrollará en este
apartado. Este matiz es pertinente, dada la naturaleza multiforme de las expresiones y
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translaciones discursivas del nacionalismo español a lo largo de la historia moderna y
contemporánea.
De la misma manera, el nacionalismo conservador no es monopolio de la derecha, y
tampoco lo son las concepciones historicistas de la nación o los dejes ultramontanos
dentro del discurso, pues la mayoría de los discursos nacionalistas contemporáneos
contienen dentro de sí elementos o alusiones cívicas o liberales con otras de carácter
étnico o ultramontano (Núñez Seixas, 2004; Taibo, 2007). Sin embargo, dado que Vox
surge como escisión del Partido Popular, se atenderán a las manifestaciones del discurso
nacional de la derecha española después de 1975.
Núñez Seixas (2004, 2007) ilustra cómo el nacionalismo español contemporáneo ha
tenido una exigua visibilidad debido a su deslegitimación por la apropiación simbólica y
discursiva por parte del franquismo, así como por la falta de crítica del pasado reciente
junto con un firme consenso antifascista, unido a la legitimidad de los nacionalismos
alternativos ibéricos en oposición al nacionalismo español y al régimen dictatorial
franquista, lo que hizo de ellos sinónimo de antifascismo. Esta situación adversa, habría
forzado una “lenta reformulación” que continúa actualmente. Dicha reformulación pasó
por el intento de apropiación de un patriotismo Habermasiano obviando el componente
de crítica del pasado reciente (ver Bastida, 2007) junto con el tímido reconocimiento de
la diversidad de las distintas realidades del estado, una continua dinámica reactiva
contra los nacionalismos subestatales, la apelación constante a la indivisibilidad de la
patria explicitada en la constitución y una progresiva adopción de una actitud donde se
lamentan las concesiones a los nacionalismos periféricos.
El discurso nacional de la derecha fue dejando de lado esta concepción hispana del
patriotismo constitucional para abrazar una visión conservadora y neocentralista de la
constitución (Núñez Seixas, 2019). Ello se puso de manifiesto en las tendencias
centralizadoras de los gobiernos en solitario del PP, principalmente en el ámbito de la
educación (Anderson, 2020).
Dentro de esta coyuntura, partidos como UPyD o Ciudadanos, también
reprodujeron dicha concepción sin proponer una visión moderna y voluntarista de la
nación, centrados principalmente en denunciar al enemigo externo, que a partir de 2012
cobraba mucha fuerza: el independentismo catalán. Asimismo, estas opciones políticas
elaboraron una crítica del estado de las autonomías en clave reactiva y nacional(ista) y,
por pura convicción o por dinámicas especulares con el nacionalismo catalán,
comenzaron a enarbolar una versión poco inclusiva del nacionalismo español. Una
versión de patriotismo sin complejos, sin pedir perdón.
*
El éxito de Vox se ha visto favorecido por un proceso de progresiva normalización
de lecturas eminentemente conservadoras del nacionalismo español por parte de
determinados sectores de la derecha convencional (y también de parte de la izquierda
socialdemócrata). De este modo, la excepcionalidad ibérica fue desvaneciéndose
progresivamente en la medida en que la derecha convencional y nuevos partidos fueron,
en retroalimentación con los nacionalismos periféricos, escorándose hacia visiones
políticamente más centralistas y en lo respectivo a la nación adoptando fórmulas más
Jacobinas.
Dicha excepcionalidad ya fue matizada por Alonso y Rovira Kaltwasser (2015), que
explicaron que las personas que se ubicaban dentro del continuo ideológico en el
extremo derecho existían y optaban mayoritariamente por votar al PP. Por ello, la
ausencia de la ultraderecha no se explicaba tanto en factores de demanda como de
oferta. Los diferentes casos de corrupción del PP, unidos al malestar por “el problema
*
Véase el acto de presentación de la plataforma “España Ciudadana” organizado por el partido
Ciudadanos, donde el nacionalismo constituía un eje discursivo fundamental.
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territorial”, y la creciente (re)aceptación del patriotismo español tradicionalista y
centralista provocó la escisión del heterogéneo cuerpo de votantes del partido, dejando
espacio para otras alternativas.
En este sentido, Mudde (2019), hace referencia a un proceso donde las ideas de la
derecha radical han devenido en ideas corrientes, tornándose mainstream. Así, la
frontera que dividía las derechas radical-populistas de las derechas convencionales
europeas se ha ido desdibujando, haciendo que la agenda política y las diferentes
cuestiones, las respuestas a ellas y las políticas de facto hayan sido cada vez, con
matices, más parecidas entre ambas opciones. Por ello, las propuestas de Vox bien
pueden ser concebidas como una radicalización de posturas y medidas que ya habían
sido argüidas, de manera más moderada, por las derechas convencionales.
3. Populismo, nacionalismo y método de análisis de caso
Las definiciones de populismo son numerosas y variadas, lo que deriva en confusión
teórico-analítica y en una ardua dificultad cuando se trata de abordar el fenómeno. Se
trata, así, de un concepto en disputa (ver Weyland, 2001; Barr, 2009; Aslanidis, 2016).
A ello contribuye el hecho de que muchas aportaciones académicas vienen guiadas por
el uso cotidiano demasiado general que se hace del término (Jansen, 2011). Dicha
inflación puede provocar incluso que cualquier actor político que frecuente los medios
sea susceptible de ser catalogado como populista (Bale, van Kessel y Taggart, 2011), lo
cual nos indica la necesidad analítica de acotación del término.
Otra dificultad en la definición del término ha sido el uso retórico del mismo como
arma política arrojadiza. La asociación interesada entre populismo y extrema derecha
actúa legitimando argumentos antipopulistas mientras se deslegitiman argumentos y
propuestas de movimientos sociopolíticos que no se relacionan con la extrema derecha,
arrojándoles la misma etiqueta a ambos (Stavrakakis, 2014). Pero a pesar de las
dificultades mencionadas, las dos principales perspectivas, la ideacional y la discursiva,
han convergido en torno a una definición de criterios mínimos (ver Mudde y
Kaltwasser, 2017; Stavrakakis y Katsambekis 2014, 2018).
En este artículo, se adoptará una perspectiva discursiva basada en la Teoría del
discurso de la Escuela de Essex (Laclau y Mouffe, 1987; Howarth y Stavrakakis, 2000;
Laclau, 2005a; De Cleen y Stavrakakis, 2018). En este sentido, Laclau (2005b)
establece que un movimiento populista no puede ser definido como tal en base a unas
características concretas o contenidos ideológicos etiquetados como populistas. Lo que
sería relevante es el modo en el que dichos contenidos son articulados. Por tanto, el
populismo, según Stavrakakis y Katsambekis (2014) es:
1. Un discurso donde el punto nodal; esto es, el significante privilegiado, es “el
pueblo”.
2. Dicho discurso toma forma a través de un antagonismo que divide el campo de lo
social en dos bloques principales: el establishment o bloque de poder y los
oprimidos, los de abajo, el pueblo. La política populista vendría a representar la
voluntad de los de abajo frente a las élites y, como bien expresa Canovan (2002),
esta apelación al pueblo se sustenta en la defensa del principio democrático de
soberanía popular y gobierno de la mayoría.
Esta definición sería compatible con la de Cas Mudde (2004, p.544; 2007, p.23), según
la cual el populismo sería “una ideología delgada que considera que la sociedad está
separada en dos grupos antagónicos y homogéneos: el pueblo puro contra la élite
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corrupta, y que argumenta que la política debería ser una expresión de la voluntad
general del pueblo”, aunque rechazando la referencia al moralismo, pues éste último no
es exclusivo de la política populista (De Cleen y Stavrakakis, 2018).
El nacionalismo se analizará desde el paradigma que ha supuesto un giro cultural y
discursivo en su estudio (Brubaker, 2019); esto es, el constructivista (Anderson, 1983;
Smith, 1986; Máiz, 1994). Estas definiciones plantean a los nacionalismos como
constructores de las naciones e identidades nacionales, y no a la inversa. Las naciones,
serían, por tanto, y siguiendo la manida definición de Anderson (1983), comunidades
imaginadas. Nótese que incidir en el carácter de construcción de la nación, implica
únicamente que no sería un producto de la naturaleza o del determinismo histórico, pero
no implica una intención de dotar al término de un carácter peyorativo (Bastida, 2007).
En esta línea, y siguiendo la distinción discursiva de De Cleen y Stavrakakis (2018,
p.108), el nacionalismo “es un discurso estructurado alrededor del punto nodal
“nación”, concebido como una comunidad limitada y soberana que existe a través del
tiempo y está ligada a un cierto espacio, y que se construye a través de una oposición
dentro-fuera entre la nación y sus grupos externos”.
Por lo tanto, el nacionalismo converge con el populismo en la importancia del
pueblo como elemento discursivo fundamental, de ahí las tendencias a confundir ambos
fenómenos. Sin embargo, el populismo construiría el pueblo como los de abajo, desde
un eje discursivo vertical o dentro-fuera, mientras que el nacionalismo haría uso de la
categoría de pueblo como nación, con un eje horizontal o dentro-fuera (De Cleen, 2017;
De Cleen y Stavrakakis, 2018). Estas metáforas espaciales serán las que se utilicen en el
análisis de las relaciones populismo-nacionalismo.
El presente artículo analiza las lógicas articulatorias del discurso de Vox, poniendo
énfasis en cuál es el punto nodal que actúa como significante vacío y, por tanto, que
organiza disposiciones particulares de significado dentro de las cadenas de equivalencia.
En este sentido, la articulación consiste en establecer una relación de elementos que no
tienen una relación de necesariedad. Esto es, en palabras de Laclau y Mouffe (1987, p.
176), “toda práctica que establece una relación tal entre elementos, que la identidad de
éstos resulta modificada como resultado de esa práctica”. Sería el establecimiento
discursivo de un vínculo entre distintas posiciones que se revela “contingente, no
predeterminada” (Mouffe, 1999, p. 112). El punto nodal, cuya identificación es capital,
sería un significante privilegiado que mantiene unido un sistema de significado
particular (Howarth y Stavrakakis, 2000) y que, a nivel de metáfora espacial,
constituiría el centro de la estructura discursiva que actúa como aglutinante y dotador de
sentido de los significantes periféricos (De Cleen y Stavrakakis, 2018). De este modo,
por ejemplo, el nacionalismo estaría organizado sobre el punto nodal de un “nosotros
nacional”, y significantes como libertad, democracia o estado, cobrarían sentido a través
del significante preferente nación.
La Teoría del Discurso se complementará con la psicología discursiva de
orientación retórica (Billig, 1987, 1991; Condor, Tileaga y Billig, 2013; Tileaga, 2013),
poniendo el foco también en el uso retórico de distintos elementos con el objetivo de
reforzar o socavar determinadas narrativas sociopolíticas. Asimismo, se recurrirá
también al trabajo de Thompson (1990), sobre los modos en los que opera la ideología.
Optar por una síntesis entre dos tipos de Análisis del discurso obedece a la necesidad de
enfoques más eclécticos (ver Wetherell, 1998).
Las unidades de análisis serán fragmentos de texto extraídos de distintos mítines de
Vox entre el año 2019 y 2020. Dichos mítines objeto de análisis son Vistalegre Plus
Ultra, Vistalegre III, el acto de fin de campaña en Colón para las elecciones del 10 de
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noviembre de 2019 y las intervenciones de Abascal en el debate a cinco para las
mencionadas elecciones. Todos ellos son accesibles desde Youtube.
4. Análisis
4.1 Construyendo la resistencia
Primeramente, un aspecto relevante es la construcción discursiva de la naturaleza de la
contienda política. En este sentido, el modelo confrontacional cobra más peso que el
modelo consensualista. En contra de la tendencia fomentada por la política post-
ideológica (ver Weltman y Billig, 2001; Mouffe, 2018), Vox entiende la política, sobre
todo en el orden de lo cultural y lo moral, como confrontación de proyectos. Y la
confrontación toma una forma de batalla cultural. Los enemigos (los “progres”),
cargados de superioridad moral, habrían vetado el derecho a pensar distinto. La post-
política en Vox toma la forma de lo que ellos denominan “consenso socialdemócrata”,
“consenso progre” o “dictadura progre”, un estado de cosas donde una parte de los
españoles han estado asumiendo, de manera silente y con resignación, la “dictadura de
lo políticamente correcto”, donde se han tomado decisiones perniciosas en torno a la
estructura del estado, la educación, las políticas de género y migración o la memoria
histórica. Además, dicta a la gente cómo pensar y cómo vivir en el ámbito personal.
De ese modo, Vox se construye como una alternativa que viene a “dar la batalla de
las ideas”, a cuestionar estos consensos incuestionables y a liberar al “español medio”
de la “dictadura progre”. Por tanto, Vox, de alguna manera, también es una parte de lo
que se podría denominar retorno de “lo político” (Mouffe, 1999) y de activación de la
política adversarial. De ahí que frecuentemente destaquen la tibieza y falta de
determinación ideológica de los otros partidos de la derecha, acusados de
“acomplejados”.
Extracto 1
“Hemos logrado todos juntos reabrir todos los debates que la izquierda había
decidido cerrar por decreto, ante el silencio cobarde de la derecha. No se podía
hablar de nada. Habían decretado el fin de la historia, cualquier cosa sobre la que
intentase uno debatir y que estuviese fuera del marco de la corrección política
implicaba un insulto y decían: - Es un debate cerrado, es un debate superado”.
(Santiago Abascal, acto de Colón)
En el extracto 1, el hablante afirma que la libertad de hablar no existía, ya que la
izquierda había decretado el fin de la historia. Se aprecia una construcción particular de
esta expresión, que dista de la utilización original, mas cumple la función retórica de
colocar a la izquierda en una posición defensiva, de statu quo. Asimismo, de manera
implícita, se construye a “la izquierda” como un bloque poderoso, capaz de decretar el
fin de la historia, así como para producir que la derecha convencional estuviera callada
y acobardada. A la par de poderosa, la izquierda descalifica con insultos a aquellos que
plantan debates fuera del marco de la corrección política. Esta última constituiría una
línea divisoria entre lo que puede y no puede ser dicho, lo que constituye un
componente de censura y autoritarismo. Y el nosotros (partido y votantes), por
contraposición con la derecha cobarde y la izquierda dogmática, se construye como
aquellos valientes que han conseguido reabrir todos esos debates censurados. El
endogrupo constituiría la resistencia hacia actitudes dogmáticas, autoritarias y que
recurren a la descalificación constante.
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Extracto 2
“Y Vox nos reunió a los disidentes, a los que no íbamos a permanecer en silencio y de
rodillas frente al discurso totalitario del consenso progre, a los que decidimos que
teníamos derecho a vivir en libertad en nuestra gran nación española” (Macarena
Olona- Vistalegre Plus Ultra)
Es ésta la manera en la que se crea una percepción de sometimiento y clandestinidad.
Así se construye al consenso progre como enemigo de la libertad. Una libertad a la que
se le añade un contexto espacial: la gran nación española, y un pronombre posesivo:
nuestra. La dimensión espacial no es nimia. Y para ello tenemos que atender a las
cadenas de significado y los puntos nodales principales del discurso político de Vox.
Como se desarrollará posteriormente, en la construcción discursiva del enemigo se
plantean dos clases de enemigos, el interno y el externo, cuya relación se establece en
calidad de cómplices. El primero se relaciona con la anti-España, los que, a través de su
ideología, pactos, carácter y déficit patriótico, constituyen una amenaza a la pervivencia
misma de la patria. No es difícil argumentar, por tanto, que “nuestra gran nación”,
incorpora aquí un componente de propiedad, y que, por oposición, el consenso progre
encarnaría a los no-nacionales. Esta narrativa, que de ningún modo es nueva, y que en
su momento legitimó algunos de los peores episodios de la historia nacional, está
construyendo categorías de españolidad y tiene implicaciones a nivel de formación de
identidades. Los que aman a su patria y luchan por defenderla frente a los que quieren
amenazar su pervivencia. Esta operación, que no está exenta de tintes morales y
maniqueos, por momentos cobra un carácter teológico, de una cruzada entre el bien y el
mal.
Extracto 3:
“Esa gran alternativa para un futuro más próspero, más justo, más libre, más seguro y
con más España para poner, gracias a esa alternativa, concordia donde hay discordia,
libertad donde hay tiranía, unidad donde hay división, prosperidad donde hay
impuestos abusivos, verdad donde hay tantas mentiras y belleza donde sólo hay
fealdad” (Abascal, Vistalegre III)
En el extracto 3, a través del uso de pares de antónimos, el emisor construye su
identidad y la de su partido como los garantes de la concordia, la libertad, la unidad, la
prosperidad, la verdad y la belleza. Se puede observar la enunciación de significantes
frecuentes como libertad, unidad y prosperidad, que coexisten aquí con otros menos
secularizados como verdad y belleza.
La belleza está asociada de alguna manera al ideal de plenitud. Desde Platón, que
concebía la elevación del alma humana a través de la belleza, hasta manifestaciones más
modernas como las Joseph Ratzinger cuando escribió sobre “la contemplación de la
belleza”, en la que maneja también el concepto de verdad. Ambos conceptos apuntan a
un ideal, una plenitud que debe ser alcanzada en un escenario de discordia, tiranía,
división, impuestos abusivos, mentiras y fealdad. Nótese aquí cómo se puede engarzar
un significante importante del neoliberalismo (su concepción peyorativa de los
impuestos) dentro de un discurso de tintes religiosos. La plenitud se opone a un ente
actual que estaría experimentando una decadencia, personificada en las mentiras y la
fealdad. La narrativa de la decadencia se vuelve a hacer explícita en el extracto 4,
mientras que la búsqueda de la verdad y la belleza toma forma en el extracto 5.
Antes de plasmar dichos extractos, haré un señalamiento retórico. Mientras aquí
Abascal se propone como defensor de la concordia donde hay discordia, el propio autor
está socavando la construcción de la “dictadura progre”. El reconocimiento de un estado
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de discordia implica la negación implícita del quehacer totalitario atribuido a los
progres. Así, para Vox, la naturaleza confrontacional de la contienda política y la
defensa a ultranza de la libertad de expresión entra en cierta contradicción con la
búsqueda de la concordia, que implicaría un aspecto de conformidad y de consenso.
Esto retrataría un dilema ideológico (Billig, 1987; Billig, 1991) sobre la naturaleza de la
política, donde las lógicas del consenso y las lógicas de derecho a la disidencia, o, si
queremos, las lógicas liberal y democrática (Mouffe, 2003, 2018), ambas arraigadas
dentro del sentido común, entrarían en disputa.
Extracto 4:
“Son del mismo pelaje de los que montan un ministerio a la medida de la mujer del
vicepresidente cuyo principal objetivo es que nuestras hijas lleguen a casa solas y
borrachas, mientras bajan la pena a los violadores. ¡No tenéis vergüenza!” (Abascal,
Vistalegre III)
En el extracto 4, Abascal retrata un escenario de decadencia de determinados valores.
Es dentro de este escenario donde cobra sentido la apelación a la resistencia o la
reacción. A través de la tergiversación de un reclamo del movimiento feminista, que
afirma el derecho de las mujeres a no ser agredidas o violadas independientemente de su
estado y el derecho a poder ocupar ciertos espacios (la calle, la noche…) sin tener
miedo, el hablante retrata a un adversario moralmente decadente, que fomenta actitudes
no salubres mientras a la vez, baja la pena a los violadores, poniendo en peligro a las
mujeres que dice defender. Más claro aún, el mensaje vendría a alertar que los progres
potencian que “nuestras hijas” puedan ser violadas. Esta mención de familiaridad con la
víctima forma parte frecuente de una generación de empatía con la mujer a través de la
institución familiar, que pone una línea divisoria entre las mujeres potencialmente
cosificables y las que no lo son, un recurso que expresa una ideología machista.
Asimismo, la familiaridad, en este extracto, también actuaría como amplificadora de la
emoción del asco y la repugnancia con el acto en sí y con los que lo permiten y
fomentan. En este extracto, interaccionan por tanto narraciones de decadencia,
moralidad y orden, en aras de plantear que el modelo social progre supone un declive y
una degeneración que se ha de revertir.
Extracto 5:
“Estamos llamados a combatir y escribir un capítulo determinante en nuestra historia
junto a vosotros. Vox abanderará la libertad, la verdad, la bondad y la belleza para
recuperar todas las instituciones y para reconstruir esa idea de España que
heredamos de nuestros padres y de nuestros abuelos. Esa España donde respirábamos
libertad, donde mirábamos el futuro con esperanza y donde la identidad cristiana era
el pilar de nuestra sociedad” (Ignacio Garriga, Vistalegre III)
Este extracto sirve para terminar de ilustrar la idea de la lucha del bien contra el mal, de
modo que abanderar la libertad, la verdad, la bondad y la belleza nos conduciría a
reconstruir una idea de España heredada de nuestra familia y donde se respiraba
libertad, había esperanza en el futuro y donde el cristianismo era un pilar. Resulta que la
plenitud que mencionábamos antes se proyecta en forma de pasado. Desconocemos cuál
es el momento exacto y virtuoso al que se refiere el emisor, pues no es totalmente
explícito en ello. Pero lo que sí es menester analizar aquí es la proyección de la
comunidad de destino en el pasado (característico del nacionalismo), y el refuerzo a la
idea de “decadencia”, expresada a través de la creación de un pasado luminoso que ha
ido dando paso a una destrucción de la sociedad, en este caso, de la idea de España. No
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en vano sólo se puede reconstruir algo que en algún momento se entiende que estaba en
estado pleno.
4.2 El nosotros: España y los (verdaderos) españoles
La forma en que Vox apela a un “nosotros”, a través de su relación con elementos que
actúan como exterior constitutivo, es esencial a la hora de comprobar si el nosotros se
construye mayoritariamente a través de un antagonismo vertical (pueblo entendido
como “los de abajo”) o de manera horizontal (pueblo en sentido étnico-cultural). Es aquí
donde yace buena parte de la argumentación que se utilizará para considerar a Vox un
partido populista o no.
El punto nodal a partir del cual se articula el nosotros es, de manera poco
sorprendente, la nación. La nación constituye una unidad preexistente, un hecho
existencial forjado a través de una obra histórica única en la historia de las naciones. La
nación, “España”, o “nuestra patria” actúan como significantes preferentes, y los
significados que adquieren otros conceptos políticos relevantes están construidos sobre
la relación con ellos.
Recuperando el extracto 5, vemos que la España idealizada de Garriga es algo que
se trasmite a lo largo de las generaciones. Como “idea”, trasciende lo corpóreo y es
presentada como una realidad intergeneracional, como algo que es estable a pesar del
paso del tiempo. Si al extracto le unimos una afirmación de Jorge Buxadé, eurodiputado
de Vox y excandidato de la Falange, sobre la nación: “Nosotros no somos dueños de
España a título de propietarios. Ni vosotros, ni yo, ni nadie. Somos propietarios de
España a título de herederos, con obligación de conservarla y transmitirla”, se aprecia
una construcción carente de elementos voluntaristas. Esta proyecta la nación en un
pasado inmemorial y, a través del mecanismo de naturalización (Thompson, 1990), la
construye como ente natural no sujeto a cambio por la voluntad humana. Esto no es un
hecho fútil en la medida en que el pueblo (demos) parece carecer de poder constituyente
y estaría supeditado a algo más puro y trascendente: España. Abascal, en el mismo acto
lo expresa así de simple: “No hemos venido aquí ni para que haya 24 voces en el
congreso, ni simplemente para tener influencia y lograr abrir todos los debates porque
seamos unos apasionados de la discusión. Hemos venido aquí a algo mucho más
importante: España es una gran patria y merece toda nuestra misión”.
La nación española es una realidad natural, unívoca, incuestionable y sagrada. En
honor al origen sacro de la patria, la labor humana sería actuar en su salvaguarda. El
carácter preexistente de la patria es una característica extendida entre los nacionalismos,
por lo que, en mayor o menor medida, esto se asume en algunos nacionalismos tanto
étnicos como cívicos, y de hecho en España esta preexistencia es la premisa de la
constitución (Bastida, 2007; Núñez Seixas, 2007, 2019). No obstante, aún incorporando
ciertos grados de esencialismo, el grado de inclusividad de los nacionalismos, y la
presencia de elementos liberales, cívicos y voluntaristas es muy variable. En el caso que
nos ocupa, las menciones a elementos de carácter más cívico no tienen lugar,
probablemente porque socavan la interpretación de la nación como “esencia”, por lo que
son exiguas las referencias a algunas de las constituciones elaboradas en la historia
patria reciente, o a hitos históricos no relacionados con hazañas bélicas. Siguiendo esta
argumentación profundamente conservadora de la nación que la toma como algo dado,
“natural” y un ente virtuoso, el patriotismo, el hecho mismo de querer a la patria, es un
“hecho natural del alma humana”. El sentimiento patriótico se perfila como algo
inerradicable a pesar de los intentos por “relativizar la nación”.
78 Daniel Balinhas
Pensamiento al margen. Número 13. Nacionalismos: teorías y prácticas (2020)
Extracto 6:
“Esta es una gran nación. Una de las grandes protagonistas de la historia universal y
sus gentes, su pueblo, voten lo que voten, aman a su patria y lo que representa. Y a
pesar de los esfuerzos por vaciar y por relativizar la nación, los españoles siguen
sintiendo España profundamente”. (Espinosa de los Monteros, Vistalegre Plus Ultra).
Este extracto 6, en concordancia con Zira Box (2017), es un ejemplo de corporeización
de la nación. En primer lugar, la metáfora de la nación como mujer y madre (madre
patria) constituiría una naturalización del vínculo entre ésta y sus pobladores, y, en
segundo lugar, permite ejercer sobre el concepto un marcado componente sexualizado
de dominación (Mayer, como se citó en Box, 2017), de modo que los enemigos de la
nación la ultrajan, “violan” sus fronteras, y vejan a la madre patria de distintas maneras.
Ello, asimismo, alimenta el masculino deseo de proteger el “ser” y el honor de la
misma. En este sentido de ultraje iría la afirmación de Abascal, en el acto de Vistalegre
Plus Ultra, donde planteaba que los ciudadanos tendrían que elegir entre “nuestra
bandera mancillada, pisoteada y escupida o nuestra bandera ondeando con orgullo”. Las
connotaciones de dominación masculina sobre la entidad corpórea femenina de las
acepciones mancillada o escupida, una vez establecido lo anterior, no pueden ser
analizadas sin caer ya, en la redundancia.
La nación constituiría la jerarquía principal, lo que nos es indicado por el posesivo
“sus” (sus gentes, su pueblo). Su pueblo, independientemente de su ideología, y de
manera independiente a los intentos por debilitar el vínculo, tiene en común el amor a la
patria. Por tanto, la idea del nosotros-pueblo en Vox está dominada y supeditada a una
idea de nación muy monolítica y esencialista, además de ultraconservadora.
La nación, en su conjunto, se declara como indefensa ante aquellos que quieren
“liquidarla”, y el “pueblo” tendría la labor de defenderla y protegerla. Y es en este
terreno donde el rey, como símbolo de unidad, el militarismo y la alabanza constante a
las fuerzas de seguridad del estado, así como la inclinación a recordar distintas gestas
bélicas y coloniales (la reconquista, la batalla de Lepanto, los tercios de Flandes…)
cobran importancia. Ello fomenta la idea de imperio cristiano y la percepción de
“grandeza de la nación”. Dicha grandeza seguiría patente hoy en la “expansión” de su
lengua y costumbres encarnada en la “hispanosfera”. La alusión a mitos fundacionales
como la reconquista, el revisionismo histórico o el énfasis en Hispanoamérica como
espacio de expansión político-cultural entrarían dentro del tipo de nacionalismo español
conservador con cierta nostalgia nacionalcatólica (ver Núñez Seixas, 2007).
A pesar de que, como se ha explicitado, el sujeto político por antonomasia al que se
apela es a la nación, también podemos encontrar referencias más concretas, como son
las referencias a la España que madruga o a los “españoles de a pie”.
Extracto 7:
“Porque hay un vínculo irrompible que une a la España de siempre con el español de
a pie, que se siente orgulloso de su país, de su patria. Nuestra razón de ser es dar voz
a todos ellos, es dar voz al español medio, al español de la calle, al que no se
avergüenza de nuestra historia, de nuestros símbolos nacionales, de nuestras
tradiciones, de nuestras raíces, de nuestro rey, de todo lo que representa nuestra
patria. Hemos venido aquí para ser la voz de todos esos despreciados” (Rocío
Monasterio-Vistalegre Plus Ultra)
En este sentido, el español de a pie, categoría que en principio puede remitir a la gente
humilde o la gente corriente y, por tanto, a una construcción abajo-arriba característica
del populismo, es construido más frecuentemente apelando al nosotros-nacional que al
Populismo y nacionalismo en la “nueva” derecha radical española 79
Pensamiento al margen. Número 13. Nacionalismos: teorías y prácticas (2020)
nosotros-pueblo opuesto a unas élites corruptas, como se observa en el extracto. El
español sencillo se equipara, en una operación retórica, al Español patriota o, más
correctamente, al español nacionalista (historicista, conservador y monárquico). Esta
operación retórica trata de equiparar al español común con el español patriota. De este
modo, se “nacionaliza” al ciudadano medio y se coloca dentro de la estructura
discursiva utilizando un eje dentro-fuera, donde el español de “la calle” es aquel que se
identifica con la concepción (conservadora) de la patria y sus símbolos, por lo que sus
enemigos o exteriores constitutivos también quedan definidos en función de ese eje
horizontal. Es principalmente dentro de este eje donde toman forma los antagonismos
más salientes de la arquitectura ideológica voxiana, entre España y sus enemigos (los
traidores y la anti-España) y entre los Patriotas y los progres.
Por lo tanto, la construcción identitaria de “la España patriótica” tiene un
componente horizontal notable y es el predominante en el discurso de Vox. Dicho esto,
sí que podríamos señalar, en algunas ocasiones, la coexistencia de una lógica
nacionalista con una lógica populista a la hora de construir el sujeto-pueblo
†
, aunque
ella no constituye un modo de construcción política representativo dentro de la muestra
analizada.
4.3 El ellos: La anti-España como la intersección entre las amenazas interna y
externa
Extracto 8:
“Nuestra nación se encuentra gravemente amenazada desde hace décadas.
Amenazada en el exterior, amenazada gravemente en el interior. Esa amenaza exterior
de esa invasión migratoria ilegal (…) Todo aquel que salta sabe que tarde o temprano
va a recibir una ayuda económica y una vivienda social que no hay para los españoles
más necesitados. (…) Tan grave como esa invasión exterior (…) es la amenaza interior
que venimos sufriendo desde hace décadas (…) Ese secesionismo no ha sido otra cosa
que una paulatina dejación de funciones del Estado” (Ortega Smith, Vistalegre Plus
Ultra)
Los exteriores constitutivos, los “otros” que hacen emerger la identidad española de
Vox son los enemigos clásicos del nacionalismo español conservador y también de la
concepción nacionalcatólica. Estos han dispuesto del “moro” como modelo de alteridad
de la identidad española en sus interpretaciones históricas de la reconquista y la misión
colonial en Marruecos (Álvarez-Ossorio, 2007). Por ello no sorprende que en España
surjan discursos que se sumen a la ola occidental de rechazo de la inmigración islámica,
alegando la teoría del choque civilizacional.
En este sentido, en el extracto 7, la amenaza externa se reconceptualiza, a través del
uso de una hipérbole, como invasión. Asimismo, invasión implica una intencionalidad y
un uso de la fuerza para “ocupar” un territorio. Este marco es el que legitimaría la
expulsión de los invasores. Estos contarían con la complicidad de los enemigos
internos, que les darían ayudas económicas y viviendas sociales a expensas de los
españoles más necesitados. Esto hace hincapié en el déficit patriótico de los enemigos
interiores y además viene a hacer una defensa de los “más necesitados”, cuyos intereses
serían opuestos a los de los inmigrantes. Este paradigma de la escasez y esta forma de
enmarcar la inmigración extraeuropea no es una excepción dentro del marco de la
†
El discurso, por ejemplo, de Jorge Buxadé en el acto Vistalegre Plus Ultra, o incluso en Vistalegre III,
tendría un grado mayor de populismo y antielitismo. Asimismo, por momentos incorpora un componente
obrerista. No se analiza en el cuerpo general del texto porque, al menos en relación con la muestra
analizada, no constituye una tendencia mayoritaria.
80 Daniel Balinhas
Pensamiento al margen. Número 13. Nacionalismos: teorías y prácticas (2020)
ultraderecha europea (Mudde, 2019). La amenaza interior, construida como los traidores
a España comprendería a los progres y/o la izquierda, que, conectados con las élites
globalistas, fomentarían la invasión migratoria. El secesionismo, aupado por los
sucesivos gobiernos del estado, sería, con la complicidad de la izquierda antipatriótica,
el enemigo interno, que en palabras del eurodiputado de Vox, Herman Tertsch, “es el
enemigo que nos quiere liquidar, que quiere liquidar nuestra identidad, pero ante todo,
que quiere que dejemos de existir”.
La retórica clásica de los enemigos internos y externos de la nación convive con
otra más novedosa relacionada con construir a los enemigos como “progres”, una
versión de moldes más acordes a los tiempos políticos que corren. En el próximo
extracto, Jorge Buxadé esboza una cartografía del “pensamiento progre”.
Extracto 9:
“El pensamiento progre dibuja un tipo de ser humano que vosotros conocéis, todos
conocemos. Es un sujeto engreído, egoísta, vanidoso, sin pasado, sin tradiciones, sin
respeto a sus mayores, sin costumbres. Un sujeto que se ha convertido en un pequeño
Napoleón tiránico e infantilizado, que convierte en derechos los deseos por más
injustos, por más injustificados que existan. De ese mismo pensamiento progre vive el
separatismo con su derecho a decidir o vive la izquierda con su derecho a llegar solas
y borrachas a casa” (Buxadé, Vistalegre III)
Al ser humano moldeado por el pensamiento progre se le atribuye un tipo de
personalidad centrada en características individuales negativas (engreído, egoísta,
vanidoso, irrespetuoso) y una falta de arraigo (sin pasado, sin tradiciones, sin
costumbres). El sujeto progre sería egocéntrico y desarraigado, y además carecería de
una dimensión capital del pensamiento racional: la madurez. Un sujeto, por tanto,
infantilizado, que confunde deseos con derechos, por más injustos que sean. Dicha falta
de racionalidad e infantilización se ejemplifican en relación al independentismo catalán
(separatismo), al principio político del derecho a decidir y en “la izquierda” y el derecho
de llegar solas y borrachas a casa.
Esta definición del sujeto progre constituye un mecanismo discursivo que trata de
socavar las demandas sociales de dos movimientos protagonizados por los enemigos
internos: los independentistas y las feministas. El recurso psicosocial que utiliza aquí
Buxadé recuerda a la psicologización (ver Moscovici, 1985; Papastamou, 1991),
consistente en dirigir la crítica, no a la ideología o los postulados del oponente, sino a
descalificar al oponente mismo aludiendo a rasgos psicológicos, o a “defectos
personales” de los autores (Moscovici, 1985, p. 47). En este sentido, los grupos
minoritarios que tratan de favorecer el cambio social se topan normalmente con una
resistencia por parte de los grupos opuestos al mismo. La psicologización ha sido y es
un recurso muy frecuentemente utilizado contra las feministas. Su función retórica sería
la de quitar el foco atencional del debate mismo para trasladarlo a la condición
psicológica de los defensores de un sistema de ideas concreto, mientras su función
ideológica sería socavar o revertir la posibilidad de cambio social. Puesto de esta
manera, Buxadé aquí estaría implícitamente en una posición de sujeto de defensor del
estatus quo.
Extracto 10:
“Queremos por supuesto defender la libertad frente a la dictadura progre que divide a
los españoles, que pretende que las mujeres se enfrenten contra los hombres, y que
quiere que los nietos tengan que condenar a sus abuelos” (Abascal, debate a cinco.
Minuto de oro)
Populismo y nacionalismo en la “nueva” derecha radical española 81
Pensamiento al margen. Número 13. Nacionalismos: teorías y prácticas (2020)
En el extracto 10, la construcción de los enemigos cobra sentido en una cadena de
significantes donde España es el punto nodal que impregna de significado otros
elementos relevantes en la ideología de Vox. Cuando los progres aparecen como
aquellos que dividen a los españoles, que quieren condenar a sus abuelos, haciendo
referencia a la Ley de Memoria Histórica, como aquellos que acabarán con la unidad del
país, o como interesados en promover la inmigración irregular a través de ONGs
regadas con dinero público, el principio articulador nacionalista se percibe de manera
clara. En el caso de los feminismos y movimientos LGTBIQ+, que para Vox son los
exponentes de la “ideología de género”, la relación con el punto nodal no se ve tan
clara. Por ello, es necesario argumentarla.
La expresión “ideología de género” tiene una historia que nos remonta a la iglesia
católica, y, concretamente, a textos escritos por el papa Ratzinger, en una probable
reacción a la Conferencia Mundial de Pekín sobre la mujer, donde la ONU reconocía la
desigualdad como problema estructural que había de ser tratado desde una perspectiva
integral de género (Miskolci y Campana, 2017). Entonces, la expresión tiene su origen
en el seno de la iglesia, y se ha extendido a la esfera secular siendo utilizada por
formaciones políticas ultraconservadoras, principalmente en el continente americano
(por ejemplo, el caso de Brasil y el papel de la iglesia evangélica en la victoria de
Bolsonaro) y, en Europa, con ayuda de la jerarquía católica (la ultraderecha húngara o
polaca, por ejemplo) (ver Urbán, 2019).
El debate sobre la ideología de género en España, uno de los países del globo donde
el movimiento feminista goza de mayor vigorosidad, tiene un efecto directo e inmediato
de cuestionar y tratar de revertir los avances en materia de igualdad y derechos,
defendiendo una agenda reaccionaria y contrarreformista ultraconservadora. Pero
tampoco se puede obviar un efecto ideológico indirecto de reforzamiento de la
concepción católica y ultraconservadora del nacionalismo español mediante la defensa
de la familia como, en palabras de Abascal, “célula básica de la vida social”, o la
condena moral sobre el aborto y lo que el partido enmarca como “derecho a la vida”,
punto de antagonismo claro con las reivindicaciones feministas. No en vano, Abascal en
el libro “España Vertebrada” de Sánchez Dragó, explicita que las líneas rojas de Vox
son “la vida, la libertad y la unidad de España” (p.50).
Entonces, el principio articulador que dotaría de significado el antifeminsmo de
Vox, al menos en parte, sería el imaginario católico, que a su vez es un pilar básico de la
concepción nacional(ista) de Vox.
4.4 Significantes flotantes y su relación con el punto nodal: libertad e igualdad
Una labor analítica importante es la de desentrañar cómo un actor político determinado
trata de significar términos movilizadores y recurrentes dentro de la batalla política;
términos que actúan como significantes flotantes o tendencialmente vacíos (Laclau,
2005a). De esta manera, analizaré cómo Vox dota de significado términos como libertad
e igualdad, tratando de fijar parcialmente (Howarth y Stavrakakis, 2000) su significado
a través de disposiciones particulares de distintos elementos dentro de una cadena
equivalencial. Ello da cuenta de un aspecto esencial de la contienda política; “la lucha
por el significado de palabras” (Billig, 1991 p.47).
En los alegatos sobre la igualdad, hay dos narrativas dominantes donde Vox invoca
este principio: una relacionada con el sistema autonómico y otra con la “igualdad ante la
ley de mujeres y hombres”. Esta última, al calificar al feminismo como “supremacista”
y al ser una argumentación dirigida a reforzar la concepción católica y, por tanto,
82 Daniel Balinhas
Pensamiento al margen. Número 13. Nacionalismos: teorías y prácticas (2020)
nacional, de España a través de la defensa de la institución familiar, ya ha sido
argumentada en referencia a los extractos 9 y 10.
Cuando el principio de la igualdad se contrapone a los “privilegios autonómicos”,
existe cierta ambigüedad. Las desigualdades entre las autonomías españolas podrían ser
múltiples: desigualdad en población (véase las diferencias oeste-este peninsular o la
“España vaciada”), tejido industrial y mercado laboral, PIB per cápita, o desigualdades
fiscales, culturales y lingüísticas. No hay apenas referencias a las cuatro primeras,
mientras las tres últimas son las que cobran protagonismo, aunque con ambigüedades.
El concepto de “igualdad fiscal” se utiliza sólo una vez en el cuerpo de textos que
constituye esta muestra, mientras que mucho más frecuente es la alusión a la “igualdad
de los españoles en todo el territorio nacional”. Mientras se ha de reconocer que este
mensaje, dada su ambigüedad, puede resonar en personas agraviadas por las asimetrías
en aspectos fiscales, la igualdad es sobre todo significada como uniformidad nacional, al
servicio por tanto de la idea de España que tiene el partido.
La igualdad en Vox también se utiliza al servicio de la batalla cultural, donde lo
importante sería recuperar la unificación de la educación, la sanidad, justicia e interior,
pues la descentralización de estas competencias ha servido a los intereses de los
enemigos de España. La igualdad se garantizaría a través de la recentralización,
acabando con las posibilidades de los nacionalismos periféricos de adoctrinar en
lenguas diferentes del español y en el odio a España y sus gentes, así como de poner a
distintos funcionarios al servicio de la ruptura de España.
Extracto 11:
“Porque sabemos que ellos tenían una preocupación con vivir en una nación unida,
con la defensa de la igualdad y con la protección de los más débiles, que es justo todo
lo que la izquierda y el partido socialista han abandonado pactando con los
separatistas, destruyendo la igualdad en todo el territorio nacional con fórmulas
federalistas absolutamente enloquecidas y abandonando a los españoles más débiles,
estableciendo en muchas ocasiones que la prioridad es para los extranjeros”
(Abascal, Colón)
La igualdad, en este caso, se equipara nuevamente con centralismo político y también
con la defensa de los más débiles (nacionales) a expensas de “los extranjeros”. Aquí en
este extracto se hace un nexo entre el federalismo, el separatismo, la desigualdad y la
pobreza, donde la igualdad vendría a significar ausencia de separatismo y mayor
protección de los españoles más débiles. Por tanto, la igualdad sirve como mecanismo
de legitimación, nuevamente, de un ideario nacionalista. La lógica vertical en la que se
apela a los progres como aquellos que no defienden los intereses de los más necesitados
está subsumida bajo una lógica horizontal de exclusión de otro, en este caso, los
inmigrantes.
Extracto 12:
“Porque está en juego la libertad, porque vamos a defender en Galicia y en el País
Vasco la libertad lingüística para que se pueda hablar español, para que se pueda
educar en español, para que se pueda sentir en libertad lo que se siente siendo
español” (Ortega Smith- Vistalegre III)
Extracto 13:
“Vosotros sois la única alternativa política, social y patriótica con la firme voluntad
de poner fin, en primer lugar, al adoctrinamiento lingüístico, histórico, político e
ideológico” (Ignacio Garriga-Vistalegre III)
Populismo y nacionalismo en la “nueva” derecha radical española 83
Pensamiento al margen. Número 13. Nacionalismos: teorías y prácticas (2020)
La libertad en Vox, como se aprecia en los extractos 12 y 13, parte de una constricción
frecuentemente invocada: aquella llevada a cabo por el “consenso progre”. Dentro de
esta lógica, el escenario de la libertad pasa por disentir de los mantras progres, y más
concretamente, por una libre expresión del “patriotismo” y de exaltación de sus
símbolos, así como de la capacidad de defender que “los enemigos de la libertad” no
adoctrinen ideológica, lingüística e históricamente. En las palabras de Ortega Smith,
“sentir lo que se siente siendo español” sólo se produciría a través de la educación en
lengua castellana, lo que implica una concepción de las lenguas ibéricas distintas del
español como algo ajeno a la españolidad y que propugna la lengua estatal como
marcador identitario nacional en exclusiva, en contraposición con las lenguas
cooficiales en sus respectivos territorios. El fomento de dichas lenguas es a lo que
Garriga, en el extracto 13, denomina “adoctrinamiento lingüístico”.
Los extractos 12 y 13 inciden en aspectos ya esbozados arriba. El primero construye
la libertad en base a preceptos de nacionalismo lingüístico y el segundo en base a la
alternativa a un pensamiento progre que, para Vox, constituye un peligro para la
supervivencia de la nación. La lógica predominante en la creación del nosotros-ellos en
Vox es a través de un eje dentro fuera (castellanohablantes vs catalán, gallego, euskera-
hablantes; españoles vs antiespañoles; españoles vs nacionalistas(periféricos); católicos
y moralmente puros vs no católicos y moralmente corruptos…) de modo que, el
significante libertad, también adquiere un significado particular por su relación con el
significante preferente “España”.
5. Conclusiones
La narrativa de que Vox es un partido populista de derechas, nacional-populista o
populista excluyente y, por lo tanto, en España a nivel estatal hay formas competidoras
de populismo (Vampa, 2020) es plausible y sugerente. De este modo, después de años
de formas de gobierno basadas en un modelo consensualista y tecnocrático, donde el
pueblo como sujeto democrático por antonomasia había sido relegado a una posición
testimonial a la hora de tomar decisiones políticas, habrían surgido resistencias a ambos
lados del espectro político. Primero, Podemos como populismo de izquierdas,
cuestionando las políticas características de la tercera vía y construyendo
discursivamente a “la gente” (sencilla, decente, común) como el 99% frente a unas
élites doblegadas ante los poderes económicos, la troika y las imposiciones de las
políticas de austeridad como medida de salida de la crisis.
Años después, e impulsados por el “desafío independentista”, surgiría Vox como
populismo de derechas, apelando a España y los españoles en un sentido étnico-
nacional, y con un exterior constitutivo que sería la “dictadura progre”, que, a través de
lo políticamente correcto, se opone a la completa realización del “ser nacional” deseado
a través de sus políticas a favor del independentismo, la inmigración ilegal y el
“feminismo supremacista” o “ideología de género”. De este modo, Vox habría sido
capaz de articular “una diversidad de miedos y resentimientos” constituyendo “una
nueva forma de oposición nosotros-ellos a través de un discurso populista” (Mouffe,
2005, p.69).
Sin embargo, del análisis realizado se desprenden algunas conclusiones que
alejarían a la figura de Vox de la etiqueta populista. A pesar de que, a través de la
construcción de la resistencia, Vox genera discursivamente un “nosotros oprimido”
frente a un bloque de poder, “los progres”, que serían las élites culturales, éstas se
definen tomando como punto nodal el eje nacional. Es por ello que los progres,
84 Daniel Balinhas
Pensamiento al margen. Número 13. Nacionalismos: teorías y prácticas (2020)
principalmente, son apelados en calidad de antipatriotas, secesionistas, no-centralistas,
globalistas y en general, contrarios a una identidad nacional española exclusiva,
católica, monárquica y ultraconservadora. Esto es, la opresión proviene de la
imposibilidad de poder constituir completamente el anhelado “ser nacional”. Por ello,
los antagonismos basados en la exclusión horizontal o desde el eje dentro-fuera, tienen
una preeminencia clara sobre los antagonismos basados en un eje arriba-abajo (De
Cleen, 2017; De Cleen y Stavrakakis, 2018).
Es en la construcción de la dinámica nosotros-ellos donde señalaría la principal
contradicción a la que nos enfrentamos si introducimos a Vox en la categoría de partido
populista. Vox constituiría una “herramienta al servicio de España” bajo la percepción
de que ésta está gravemente amenazada por enemigos que, desde dentro y desde fuera,
quieren destruirla. Dicha construcción sociopolítica del campo social se realiza
mediante una producción de diferencias trazadas en un plano horizontal, o dentro-fuera,
donde se hace notar la preeminencia de un nacionalismo español ultramontano, donde el
pueblo se pone al servicio de la nación, constituyendo esta una esencia natural, un
legado transmitido por antepasados cuyo ser ha de ser conservado intacto. Dicha
concepción pétrea, esencialista y no voluntarista de la nación plantea la pregunta de
cuáles son los límites articulatorios entre nacionalismo y populismo.
Una concepción tan establecida del pasado, presente y futuro de la nación puede
chocar con una lógica importante de la razón populista; esto es, puede colisionar con la
lógica democrática que reside en el corazón del populismo a través de la defensa de los
principios democráticos, el reclamo de la soberanía popular y el gobierno de la mayoría
(Canovan, 2002). En este sentido, la construcción del sujeto-pueblo de Vox implica una
voluntad popular que siempre estará supeditada a la preservación del ideal de nación. Es
un pueblo que en relación con la nación y sus diferentes esencias no poseería poder
constituyente. Este hecho apunta a una tensión entre las lógicas populistas y
nacionalistas.
En última instancia, un grado extremo de nacionalismo esencialista, historicista y
totalmente inmovilista, en determinados contextos supondría un escenario de negación
del pueblo como sujeto soberano. Dada la importancia de la voluntad general en el
populismo, incluso en la definición más utilizada de Mudde (2004), la contradicción o
interferencia entre ambas lógicas en el caso de Vox parece evidente. Es por ello que,
hablar de Vox (siempre en relación a la muestra analizada) como un partido nacional-
populista parece más aventurado que considerarlo un partido de derecha radical y
ultraconservador. En este sentido, los resultados aquí presentados coincidirían con las
apreciaciones hechas por Ferreira (2019).
La presente investigación contribuye al análisis de un partido político que
constituye actualmente uno de los partidos más vigorosos de la derecha radical europea
y cuya irrupción institucional en España ha sido reciente. Asimismo, los resultados
contribuyen a las recientes teorizaciones sobre la relación entre dos doctrinas políticas
que en el contexto actual poseen una relevancia política notable: el populismo y el
nacionalismo. La relevancia del populismo como categoría útil de análisis político
depende en buena medida de la distinción entre lo que es específica o sustantivamente
populista (De Cleen y Stavrakakis, 2018) y elementos que han acompañado a
manifestaciones populistas concretas pero no conforman una parte constitutiva del
fenómeno.
A través del análisis discursivo realizado se pretende haber contribuido a esbozar
los paralelismos, límites y articulaciones entre el populismo y el nacionalismo en el
contexto español. Asimismo, los resultados también informan de la morfología actual
del nacionalismo español contemporáneo de signo (ultra)conservador. La presente
Populismo y nacionalismo en la “nueva” derecha radical española 85
Pensamiento al margen. Número 13. Nacionalismos: teorías y prácticas (2020)
investigación se limita estrictamente al espacio y tiempo estudiados e incluidos en el
análisis, de manera que no tiene pretensión alguna de generalización a otros espacios y
tiempos, lo que es congruente con una metodología cualitativa e inductiva que valora el
estudio de lo contingente (Tileaga,2013). El propio partido analizado, en el futuro,
puede acercarse más a una lógica de construcción política populista en aras de poder
aumentar su base social. De hecho, ya ha habido algún intento de verticalizar su
mensaje. Ejemplos de depuraciones discursivas, como pueden ser los cambios
acometidos por la Liga en Italia o el Frente Nacional en Francia, no faltan.
Por último, se han de destacar las limitaciones del artículo. La tarea de analizar el
discurso de un actor político es ardua, e inevitablemente fuerza al autor a parcializar el
análisis. Ello ha hecho obviar aspectos relevantes que merecen ser estudiados de manera
mucho más pormenorizada y extensa. Varios de los temas sucintamente tocados en el
análisis, como la ideología de género, la corrección política, “el islam” como enemigo
externo e icono de alteridad nacional o el militarismo como estructura de coerción y
muestra poder y autoritarismo, entre otros, son aspectos que pueden suscitar cantidades
extraordinarias de literatura académica. La ampliación del conocimiento teórico y
empírico de las anteriores constituye una dirección sugerente para la investigación
futura.
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