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JUVENTUD BAJO SOSPECHA
GESTIÓN GUBERNAMENTAL DE LA
JUVENTUD POPULAR EN LOS INICIOS DE
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA CHILENA (1990-2000)
nicolás acevedo arriaza
1
luciano sáez fuentealba
2
C C,
de la Concertación movilizaron una serie de recursos para ges-
tionar el rol de diversos actores sociales en el proceso de democratización del
país. En ese marco, bajo el objetivo de resguardar y preservar una frágil y recién
instaurada institucionalidad, el Estado desplegó diversas iniciativas de ejercicio
de poder basadas en la inclusión/exclusión de aquellos sujetos y sectores socia-
les que demostraban históricamente mayor complejidad de adhesión a la lógica
institucional. Con ello, uno de los puntos centrales de la transición democrática
estuvo focalizado en la juventud popular como objeto de gestión gubernamen-
tal que se materializó a través diversas lógicas, que combinaron tanto la pro-
moción de una participación “moderada”, como el control y represión policial,
todas ellas sustentadas en políticas, instituciones y procedimientos legales.
Si bien, la nueva administración reconoció las suras y “deudas sociales”
que durante casi diecisiete años de autoritarismo se generaron hacia la juventud,
su inclusión a la vida democrática fue mediada y regulada bajo el espíritu de
la gobernabilidad y el consenso, mostrando con ello no solo las “paradojas de
la juventud en democracia”, sino las formas en que el Estado actuó frente a los
sectores anteriormente movilizados contra la dictadura.
En esta materia una de las claves para el éxito del proceso de democratiza-
ción de la Concertación consistió en establecer diferencias entre las demandas
1. Magíster en Historia de Universidad de Santiago de Chile. Estudiante de Doctora-
do en Historia en la misma casa de estudios.
2. Magíster en Ciencias Sociales, mención en Estudios de la Sociedad Civil,
Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago de Chile.
3. Mensaje Presidencial, Legislatura 320ª, lunes 21 de mayo de 1990.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
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sociales y demandas políticas. Estas últimas fueron entendidas por el bloque de
gobierno como la democratización, desplazando así las demandas sociales bajo
la “ética del consenso”, el pragmatismo y la mesura que encontró aliados en la
derecha política. Esto consagró un itinerario político acotado y pragmático que
marcó los primeros gobiernos de la Concertación y denió la transición como
una instancia procedimental de organización de los partidos políticos y transfor-
mación institucional, por sobre una democratización de las estructuras sociales,
Lo anterior se evidenció en que la Concertación no presentó una polí-
tica social consistente y coherente a las demandas de la sociedad civil,
expresadas con anterioridad y posterioridad al cambio de mando, sino más
bien dispositivos que priorizaron el crecimiento económico y la gobernabili-
dad, restringiendo la participación política de los actores sociales que fueron
claves para la lucha contra la dictadura. De allí la paradoja que, a pesar de que
el Estado aumentó la focalización de recursos en políticas dirigidas hacia los
sectores populares, esto no se tradujo en la disminución de los grados de des-
igualdad, ni en el fortalecimiento de los lazos entre el Estado y la sociedad civil.
Siguiendo esa lógica, en esta ocasión, analizaremos las formas de gobierno
sobre la juventud popular por ser un ejemplo de la complejidad y contradiccio-
nes en las formas contemporáneas de gestión gubernamental y administración
del poder en los primeros años de la transición democrática chilena. Al respecto,
sostenemos que las formas de producción y regulación de la juventud popular
se extendieron en diversos sentidos vinculados al deber ciudadano desde una
visión asistencialista y adultocentrista enfocada en la prevención del delito y
su inclusión a la vida democrática a través del consumo y el trabajo. De esa
manera, vista como un “problema”, la juventud popular se vio acechada por un
doble movimiento, que buscaba su integración a través de políticas y programas
sociales, pero que a su vez se enfrentó a una política policial que la trató con
sospecha y discriminación. A raíz de esto, analizaremos dos iniciativas guber-
namentales: por un lado, el Instituto Nacional de la Juventud (.../Injuv) y por
otro, el accionar legal y policial implementado por la Concertación en materia
4. Durán Migliardi, Carlos “Transición y consolidación democrática. Aspectos gene-
rales”, en Caetano, Gerardo (comp.), Sujetos sociales y nuevas formas de protesta en la
historia reciente de América Latina, , Buenos Aires, 2006, p. 220.
5. Bastías, Manuel, La Sociedad Civil en Dictadura. Relaciones transnacionales,
organizaciones y socialización en Chile, Editorial Universidad Alberto Hurtado,
Santiago, 2013, p. 282.
6. De la Maza, Gonzalo, Tan lejos tan cerca. Políticas públicas y sociedad civil en Chile,
Ediciones, Santiago, 2005.
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juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
de seguridad ciudadana. De esta forma mostraremos el complejo accionar en
las modalidades de gobierno inauguradas por la transición democrática chilena.
Proponemos como hipótesis que la gestión gubernamental orientada hacia la
juventud popular estuvo marcada por la posible inestabilidad que estos pudieran
provocar en contra de la consolidación democrática. En ese sentido, operaron los
fantasmas de las movilizaciones contra la dictadura, pero también de las políticas
de “Promoción Popular” y la experiencia de la Unidad Popular, donde el protago-
nismo juvenil fue clave para entender el impulso de las transformaciones sociales
de los años anteriores al golpe militar. De esta forma, si bien no se esperaba una
“explosión de las mayorías” como las ocurridas en los ochenta, su imagen latente,
así como la persistencia de grupos armados, mantuvo en estado de alerta la con-
dición de la juventud popular, en el marco de las nuevas formas de seguridad que
asumió la naciente democracia. En ella, la juventud popular representó un problema
y un campo en disputa para la gobernabilidad, indiferente a lo real de estos peligros.
Hemos decidido enfocarnos en la primera década de los gobiernos de la
Concertación, incluyendo al de Patricio Aylwin (1990-1994) y al de Eduardo Frei
Ruiz-Tagle (1994-2000), estudiando la gestión gubernamental a partir de docu-
mentos institucionales alojados en el Archivo de la Presidencia de la República
1990-1994 y Sesiones de la Cámara de Diputados (1990-1998), contrastándolos
con reportajes de las revistas Análisis, Apsi y Página Abierta. En el caso de la ges-
tión del Instituto Nacional de la Juventud, hemos revisado una serie de estudios y
documentos de trabajo, los cuales están alojados en el Centro de Documentación
del mismo organismo y una vasta bibliografía en torno a la juventud popular.
La juventud popular:
problema y potencia para la razón democrática
– Ey, van a poner pasto [...]
– Antes nos venían a ponernos palos, y ahora vienen a ponernos
pasto. ¿Cómo está?
– La democracia pos loco, llegó la democracia.
–Buenas. ¿Ustedes jóvenes en qué andan? [pregunta el funciona-
rio municipal]
– Nosotros aquí, esperando que nos pongan el pasto.
– Nos interesa saber la opinión de ustedes los jóvenes, porque vamos
a poner áreas verdes en este sector, juegos, en n… [...]
– Aquí lo único que hay es pa’ aburrirse [...]
– ¿Se le ofrece alguna otra pregunta?
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
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– Oye viejo, yo también soy joven y también he fumado marihuana.
Todos tenemos problemas, pero es asunto de todos tratar de solucionarlos.
– Nos han tenido todo el tiempo abandonado aquí, ¿y ahora?
– La municipalidad tiene la mejor disposición, yo lo único que quiero
que sepan que allá cuentan con un amigo. Buenas tardes. [El funcio-
nario se aleja con algunos vecinos].
– Tuvieron tanto tiempo, y ahora recién se acuerdan de los locos,
ahora que nos volvimos locos.”
El diálogo anterior, proveniente de la película Caluga y Menta (1990),
graca profundamente la compleja relación que enfrentó el Estado, y en espe-
cíco, el primer gobierno de la Concertación al iniciar la transición chilena:
el aumento de la brecha de desconanza entre la juventud popular y la nueva ins-
titucionalidad. En dicha escena, lmada en la población Santa Olga (Lo Espejo),
los protagonistas presentaron recelo hacia la municipalidad (representada por
el funcionario), haciendo alusión de lo paradójico que mientras en dictadura los
reprimió (“ponernos palos”), la “democracia” les colocó “pasto”. Según Asca-
nio Cavallo, los personajes “viven una situación de total inmovilidad social y
existencial, como si estuvieran sometidos a una condena eterna e inamovible”.
¿Qué tan acertada sería esta representación?
En un comienzo, la preocupación por los jóvenes populares en la transición
no estuvo centrada necesariamente en su supuesta “apatía” a la nueva democracia,
ni en la baja inscripción en los registros electorales, sino por su posible vinculación
a la violencia política de grupos armados que actuaron desde la dictadura. Así lo
plantearon un conjunto de reportajes de las revistas Apsi y Análisis a mediados de
1990, a partir de la denuncia en contra del - por utilizar a adolescen-
tes para realizar asaltos armados. “Los jóvenes por la democracia luchamos para
recuperar la libertad que seguiremos incansablemente para abrir nuevos espacios
de participación para los chilenos y especialmente para la juventud, pero no acep-
taremos de modo alguno la utilización y la manipulación”, contestaron los dirigen-
tes jóvenes del . Al respecto, el investigador José Weinstein quiso poner paños
7. Caluga y Menta (El Niki), dirigida por Gonzalo Justiniano, Arca Ltda, Chile, 1990, 103 min.
8. Cavallo, Ascanio, Douzet, Pablo y Rodríguez, Cecilia, Huérfanos y perdidos. Relectura
del cine chileno de la transición. 1990-1999, Uqbar Editores, Santiago, 1999, p. 79.
9. Rosas, Pedro, Rebeldía, subversión y prisión política. Crimen y castigo en la transición
chilena 1990-2004, Ediciones, Santiago, 2004.
10. “Acción de Lautaro es un gran engaño a los jóvenes”, El Mercurio, Santiago,
24 de septiembre de 1990, Cuerpo , p. 2. Además, ver: “Movimiento Lautaro.
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juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
fríos al debate. En 1990 escribió: “Hoy, quizás como nunca, los jóvenes son noti-
cia… los jóvenes son solicitados por las cámaras de televisión son los ‘neopreneros’,
los ‘lautaristas’, o los líderes de violentas pandillas juveniles”. Weinstein se valió
de una serie de sondeos exponiendo que la mayoría de la juventud prefería un sis-
tema democrático que autoritario, incluso rechazando la violencia política “como
método ecaz para el cambio político”. Sin embargo, la imagen frente al gobierno
democrático estaba marcada por un aumento de la decepción de la juventud.
Frente a esto, la Directora del Centro de Estudios sobre la realidad Contemporá-
nea () informó a Patricio Aylwin mediante un resumen de las encuestas reali-
zadas en los últimos cinco años, que “la población en general señala como principal
característica de la juventud la condición de idealistas. Pero también los etiqueta
como ojos, drogadictos y prácticos. Después de idealistas los propios jóvenes se
sienten conformistas, politizados e individualistas”.
Estudios como los realizados por Weinstein o el se inscriben en una
serie de investigaciones provenientes de los años ochenta, que abordaban a la
juventud popular principalmente “como problema”, enfocándose en las posi-
bilidades de integrarla a la institucionalidad desde su condición de exclusión,
fragmentación y marginalidad. Uno de los estudios pionero fue el libro de
Eduardo Valenzuela La rebelión de los jóvenes, quien explicó que la moderniza-
ción del Estado produjo un proceso de desintegración y crisis en la sociedad,
sobre todo en los jóvenes populares, quienes se volcaron a una rebelión sin
un proyecto de cambio (anomia). En la misma sintonía, Weinstein estudió a
Una juventud sin brújula”, Análisis, ° 350, Santiago, 24 de septiembre de
1990, pp. 14-18.
11. Weinstein, José, “Más educación, menos pobreza. Política entre los jóvenes.
Comentarios y datos sobre una hipótesis”, Documento de Trabajo, ° 13, ,
Santiago, noviembre de 1990, p. 1.
12. Ibíd., pp. 15-16. Además: “Platea Indiferente” Qué Pasa, 28 de octubre de 1991, p. 21.
13. “Platea Indiferente”, Qué Pasa, 28 de octubre de 1991, p. 21.
14. Lagos, Martha, “Informe Especial jóvenes chilenos 1992”, Archivo Institucional
Universidad Alberto Hurtado, Periodo Presidencial ° 005064, 10 de diciembre
de 1992, p. 2.
15. Valenzuela, Eduardo, La rebelión de los jóvenes, Sur Ediciones, Santiago, 1984, p. 26;
Tironi, Eugenio, “Pobladores e integración” en Proposiciones, ° 14, Sur Edicio-
nes, Santiago, 1987, pp. 64-84; Dubet, Francois, “Las conductas marginales de
los jóvenes pobladores” en Proposiciones, ° 14, Sur Ediciones, Santiago, 1987, pp.
94-100; Dubet, Francois y otros, Pobladores. Luchas sociales y democracia en Chile,
Ediciones Universidad Alberto Hurtado, Santiago, 2016.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
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la “juventud subproletaria”, la cual salió a protestar sin un proyecto político,
sino más bien “una expresión de descontento frente (…) a la pobreza, en la que
la frustración y la agresividad se combinan”. Posteriormente Weinstein sos-
tuvo que el principal problema era que la relación de los jóvenes pobladores era
“con las agencias de control social del Estado”, es decir, con Carabineros.
Posteriormente, dichos estudios de carácter institucional expusieron una
mejora de la realidad juvenil en la década de los noventa. Según cifras ocia-
les, disminuyó la cesantía juvenil y por ende la extrema pobreza. Una inves-
tigación, a cargo de Vicente Espinoza, concluyó que la juventud, lejos de ser
anómica, estaba aprovechando las capacitaciones laborales y las oportunidades
del mercado laboral. Entre 1990-2003, la pobreza juvenil bajó del 39% a 18,8%,
mientras que la cobertura educacional aumentó de de 72,4% a un 75,4% entre
los 15-19 años. Pero esto no ocurrió en la juventud popular, donde aumentó
la deserción escolar, ya sea por problemas económicos, ingreso al trabajo o
cuidado de sus hijos e hijas. Para el estudio, lo único preocupante fue la baja
considerable de la inscripción en los registros electorales, lo cual repercutió en
la participación de los jóvenes en las elecciones parlamentarias, municipales y
presidenciales en los años noventa. Según un informe del , entre 1989-1997,
el porcentaje de jóvenes inscritos con respecto al total de votantes bajó de un
35,9% a un 19,8. Según Espinoza, la disminución fue más aguda en los sectores
bajos. ¿A qué se debía dicha automarginación y apatía política?
Según el historiador Alfredo Riquelme, los enclaves autoritarios de la dic-
tadura siguieron operando y marginando a un conjunto de la juventud, la cual
prerió participar “en organizaciones que representan intereses heterogé-
neos como especícos, desprovistas de todo proyecto globalizante de acción
social, entre las cuales se destacan las organizaciones deportivas, vecinales,
16. Weinstein, José, Los jóvenes pobladores en las Protestas Nacionales 1983-1984, ,
Santiago, 1989, p. 93.
17. Weinstein, José, Los jóvenes pobladores y el Estado. Una relación difícil, CIDE, Santiago,
1990, p. 169.
18. Espinoza, Vicente (edición), La integración social de los jóvenes en Chile 1994-2003,
, Santiago, 2004, p. 11.
19. Ibid., pp. 19-25.
20. Ibid. p. 25.
21. , Análisis de la participación política de los jóvenes, Instituto Nacional de la Juven-
tud, Santiago, 1998, p. 12. Además: Servicio Electoral, Abstención elección parlamen-
taria, , Santiago, 1998.
22. Espinoza, Vicente, La integración… op. cit.
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juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
educacionales y religiosas”. En ese sentido, y siguiendo al sociólogo Alain
Touraine, las políticas públicas debían acercarse a los jóvenes más excluidos,
pero no reviviendo el espíritu “nacional-popular” anterior al golpe militar.
“Chile ha sacado ya demasiados benecios de la nueva política económica como
para volver veinte años atrás o para dejarse atraer por las sirenas del neopopu-
lismo, pero tampoco puede aceptarse, sin embargo, que aumenten las desigual-
dades y la exclusión social”. ¿Se logró dicho equilibrio?
Sostenemos que los estudios anteriormente mencionados al referirse a la
juventud popular “como problema”, impulsaron una lógica institucional foca-
lizada más en lo estatal, con una noción limitada y restrictiva de la política.
Esto generó una desconexión paulatina del gobierno hacia las nuevas formas de
organización que experimentó la juventud popular en la transición chilena.
De forma contraria a esta visión, a comienzos de los noventa surgió
un segmento de investigaciones, también asociadas a corporaciones y ,
que abordaron a los jóvenes “como potencia” más que como un “problema”.
Estos quisieron profundizar en las dinámicas y asociaciones propias de los jóve-
nes populares, ya sea en dictadura como en los primeros años de la democracia.
Desde las ’s , Folico y Sepade se realizaron investigaciones que demostra-
ron las intenciones de autonomía y potencialidades organizativas y culturales de
la juventud popular. Fue el caso de Irene Agurto, quién elaboró una breve historia
del Movimiento Juvenil Popular en dictadura, estableciendo períodos de radicali-
zación y tensiones con los partidos políticos. Por otro lado, en Juventud y dictadura,
los investigadores Mario Sandoval, Víctor Soto, Andrés Undiks y Agustín Valdés
realizaron una completa sistematización del trabajo realizado por la Ong Folico
en las comunas de La Granja y La Pintana, capacitando a cientos de jóvenes y líde-
res de organizaciones que formaron parte del Movimiento Juvenil Poblacional.
23. Riquelme, Alfredo, “¿Quienes y por qué 'no están ni ahí'? Marginación y/o au-
tomarginación en la democracia transicional. Chile, 1988-1997”, en Drake,
Paul y Jaksic, Iván (comp.), El modelo chileno. Democracia y desarrollo en los noventa,
Ediciones, Santiago, 1999, p. 269.
24. Touraine, Alain, “Juventud y Democracia en Chile” en Última Década, ° 8, ,
Viña del Mar, 1998, p. 75.
25. Agurto, Irene, “Una historia por hacer (el Movimiento Juvenil Popular)”, en Agur-
to, Irene; De la Maza, Gonzalo y Canales, Manuel, Juventud Chilena: Razones y sub-
versiones”, -Folico y , Santiago, 1985, pp. 90-103.
26. Sandoval, Mario; Soto, Víctor; Undiks, Andrés y Valdés, Agustín, Juventud y dictadu-
ra. Sistematización de una práctica con sectores juveniles, Folico-Hvmanitas, Buenos Aires,
1989, p. 137.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
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Ambos trabajos expresan la potencialidad del trabajo juvenil en poblaciones y el
protagonismo que estos tendrían no solo como expresión de violencia política.
En los años noventa uno de los nichos más importantes de investiga-
ción sobre juventud popular ha sido el Centro de Estudios Sociales ,
creado en la población Achupallas (Viña del Mar) en 1989. A través de su
revista Última Década se dedicó a difundir investigaciones en torno a dicha
materia. Autores como Michaela Weyand, Astrid Oyarzún, Oscar Dávila,
María Emilia Tijoux, Klaudio Duarte, entre otros, analizaron desde diversos
aspectos las trayectorias, prácticas, asociatividad y políticas públicas en torno
a los jóvenes populares, pero promoviendo una orientación no solo individual
de benecios, sino una participación en la elaboración y toma decisiones de los
programas sociales que fueron receptados. En el fondo, más que una apatía
política, las generaciones de jóvenes populares de los años ochenta y noventa,
experimentaron un nuevo repliegue socio-cultural, desarrollándose hacia
dentro en micro-asociaciones o redes locales de asociatividad.
La nueva institucionalidad democrática dialogó más con el primer grupo de
investigaciones, que el segundo, no realizando una política de participación juvenil
producto de lo peligroso que eso podía conllevar hacia la estabilidad democrática.
Para esto analizaremos a continuación dos casos dentro de la gestión gubernamen-
tal en los noventa: el Injuv y la labor policial en torno a la seguridad ciudadana.
27. Salazar, Gabriel, Violencia político popular en las ‘Grandes Alamedas’. Violencia en Chi-
le 1947-1987 (Una perspectiva histórico popular), Ediciones, Santiago, 2006.
28. Weyand, Michaela, “Sobre la realidad de la vida cotidiana de los jóvenes en pobla-
ciones en el nuevo orden democrático: ‘Ni tan protagonistas, ni tan víctimas’” en Úl-
tima Década, ° 1, , Viña del Mar, 1993; Bustos, Patricio, “Jóvenes: reexiones
en torno al tema de la participación y la política” en Última Década, ° 7, ,
Viña del Mar, 1997; Aguilera, Óscar, “Los estudios sobre juventud en Chile: coorde-
nadas para un Estado del arte” en Última Década, ° 31, , Viña del Mar, 2009,
pp. 109-127; Touraine, Alain, “Juventud y Democracia… op. cit.; Astrid Oyarzún,
“Política de juventud: encuentro y desencuentros” en Última Década, ° 2, ,
Viña del Mar, 1994; María Emilia Tijoux, “Jóvenes pobres en Chile: nadando en
la modernidad y la exclusión” en Última Década, ° 3, , Viña del Mar, 1995;
Además ver: Duarte, Klaudio, Juventud Popular. El rollo entre ser lo que queremos o ser lo
que nos imponen, Ediciones, Santiago, 1994; Duarte, Klaudio, Participación comu-
nitaria juvenil. Miradas desde las lunas y los soles en sectores populares, Colectivo de Edu-
cación Popular Newence, Santiago, 1997; Andrade, Rodrigo, Hacia una nueva com-
prensión del mundo juvenil, Universidad Arcis, Santiago, 1998.
29. Salazar, Gabriel Salazar y Pinto, Julio, Historia Contemporánea de Chile . Niñez y ju-
ventud (Construcción cultural y actores emergentes), Ediciones, Santiago, pp. 242-287.
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juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
Formas de gestión gubernamental de la juventud:
INJUV
a) Un Instituto Nacional de la Juventud en el desierto
A veinte años del plebiscito del SI y el NO, el diario La Nación realizó un
especial donde entrevistó a ex miembros del movimiento secundario de los
años ochenta. El artículo fue titulado como: “Decepcionados”. Uno de ellos,
Lautaro Pizarro, recordó: “En 1989 nos dijeron: usted ya luchó, ya peleó, ya gana-
mos la democracia, y por lo tanto se puede ir para la casa”. El desencanto no era
menor. Según un estudio de 1989, “la campaña del estuvo prácticamente dedi-
cada a los jóvenes desde que el triunfo se debatió en la posibilidad de inscribir
a 500.000 potenciales electores del ”. Pero con el tiempo un número impor-
tante de jóvenes no se entusiasmó en votar. Por ejemplo, si en 1988 el 36% de los
inscritos era menor de 29 años, en el 2008 lo era el 7,6%. ¿Qué ocurrió en aque-
llos años? ¿Cuál fue la política de la Concertación para contrastar esta opción?
Meses antes del plebiscito, la Concertación de Partidos por la Democra-
cia incorporó la problemática juvenil en su “Programa Mínimo”. Ligado a la
superación de la pobreza y las conductas violentas de la juventud popular,
se planteó su integración mediante el crecimiento económico y el empleo esta-
ble. “Compartimos el diagnóstico de la situación de segregación, exclusión y
desesperanza en que se debate una elevada proporción de la juventud popu-
lar [...] muchos de ellos se refugian en las drogas o el alcoholismo o en formas
violentas de rebeldía”. De manera que, llegado el gobierno de Patricio Aylwin,
la titánica misión fue convertir la Secretaría de la Juventud, gestionada anterior-
mente por la Unión Demócrata Independiente (), en el Instituto Nacional
de la Juventud (...), con el objetivo de promover, investigar y coordinar los
diversos programas destinados, sobre todo, hacia la juventud popular.
30. “Decepcionados”, La Nación, Santiago, 5 de octubre de 2008, p. 43. Además: Orellana,
Antonia, “Fuera de pacto. El Plebiscito de 1988 desde los militantes de base de izquier-
da”, Tesis para optar al Título de Periodista, Universidad de Chile, Santiago, 2015.
31. Pardo, Juan, Jóvenes pobres y cultura política en Chile, Centro Avance, Santiago, 1989, p. 31.
32. “Injuv lanza campaña Dale para incentivar a los jóvenes” en La Nación, Santiago, 4
de julio de 2008, p. 7.
33. “Programa Mínimo de Gobierno”, documento condencial, Santiago, 1988, p. 73.
34. Muñoz, Víctor, Historia de la . Generaciones y cultura política (1973-2013),
Ediciones Universidad Alberto Hurtado, Santiago, 2016, pp. 103-111.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
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Mientras se elaboraba dicho proyecto de ley, las acciones armadas del
- se intensicaron, tanto en asaltos a bancos como a farmacias,
donde sustrajeron remedios, anticonceptivos y preservativos. La prensa denun-
ció que fueron efectuadas por jóvenes “manipulados”. El gobierno salió al
paso mediante Felipe Ortega (un supuesto subdirector de ...), quien indicó
que se estaban dando “avances sustanciales” en los procesos de democratiza-
ción. “Lo sucedido con el Movimiento Juvenil Lautaro es solamente un aspecto
de una situación más global”. Su propuesta era abordar las problemáticas más
relevantes como el desempleo juvenil (14,1% en 1990) y la escasa participación
cívica. En realidad, el ... aún no existía porque el proyecto fue discutido a
nes de ese año. La presentación decía: “Entre la juventud existe un alto poten-
cial de riesgo social. La actual generación de jóvenes no ha participado en un
sistema democrático y debe ser, por tanto, una obligación de toda la sociedad
intentar incorporar a este vasto sector a la vida cívica”.
Uno de sus promotores, el diputado Juan Pablo Letelier () planteó que la
juventud se encontraba en una doble encrucijada, tanto social como educativa.
Por ejemplo, “anualmente, 50 mil jóvenes abandonan la enseñanza media y que
75 mil no pueden acceder a la educación superior por razones económicas”.
De esta forma existía una convicción de que el organismo priorizaría, sobre todo,
la juventud popular, porque estaba más cercana a las problemáticas de desempleo,
desescolarización, embarazo adolescente, drogadicción y violencia. La educación
sexual y el servicio militar obligatorio quedarían fuera de su rango de acción.
La derecha aprobó la iniciativa, pero planteó su temor a que fuese un orga-
nismo instrumental “político-partidista”, por lo que propuso una cláusula:
que el ... no dependiera de la Secretaría General de la República sino del
Ministerio de Planicación y Cooperación (). El gobierno rechazó
la acusación de proselitismo, pero aceptó la propuesta, quedando como un
35. “Extremistas se adjudican asalto a una farmacia” en El Mercurio, Santiago, 2 de
septiembre de 1990, Cuerpo , p. 15; “Acusada liceana de participar en 14 hechos
delictuosos”, El Mercurio, Santiago, 13 de septiembre de 1990, Cuerpo , p. 1;
“Jóvenes y Lautaro. Una cortina de humo”, Análisis, ° 351, Santiago, 1 de octubre
de 1990, p. 18.
36. “Ortega, Felipe, ‘Debe terminar exclusión de los jóvenes’”, Análisis, ° 351, Santiago,
1 de octubre de 1990, p. 13.
37. Boletín de Sesiones de Cámara de Diputados (), sesión 11°, 8 de noviembre de
1990, p. 1147.
38. , sesión 21°, 16 de mayo de 1990, p. 1283.
39. , sesión 17°, 4 de diciembre de 1990, p. 2018.
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juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
organismo propiamente técnico, que recomendaría al ejecutivo iniciativas hacia
la juventud, mediante estudios cuantitativos.
En sus primeros años, las principales características del ... estuvieron
marcada por su precario origen: un organismo descentralizado, con sede en San-
tiago, heredando el mobiliario y el presupuesto de la Secretaría Nacional de la
Juventud (330 millones de pesos en 1991) y con 52 funcionarios a nivel nacional.
Su estreno ocial fue en febrero del 1991, bajo la Ley 19.042, siendo su primer Direc-
tor el economista Sergio García, militante del Partido Socialista. Su primer diag-
nóstico fue dramático: el alcoholismo juvenil era de un 28% y uno de cada cuatro
ofertas laborales era hacia los jóvenes, mientras que solo un 8% de ellos estaba
organizado. “Se les debe ofrecer las posibilidades de que participen, pero no inter-
venirlos”, anunció García para no generar resquemores.
En sus primeros años, el ... estuvo enfocado en tres áreas: a) iniciativas
propias; b) estudios académicos en torno a la juventud; y c) coordinación de los
programas de otros ministerios.
En torno a lo primero, fue el propio Sergio García quien anunció que el
... no tenía ningún programa social asociado, salvo la creación de la Tar-
jeta Joven, un convenio para que unos 150.000 jóvenes obtuvieran descuentos
en algunas casas comerciales y así dar la impresión de “integración” al mer-
cado del consumo. “Si compra un par de zapatillas, por ejemplo, tendrá un
descuento cuando muestre la tarjeta… el cine, ópticas, algunas empresas de
recreación como el teleférico, el planetario, transportes interurbanos y de tre-
nes”. La tarjeta, que estaba orientada supuestamente a la juventud popular,
tuvo un costo de 350 pesos (aproximadamente $3.700 en la actualidad). Esta fue
la única iniciativa que continuó desde su inauguración en 1991 hasta el día de
hoy. Otros proyectos fueron los concursos de cuentos, cómics y ensayos reali-
zados generalmente por estudiantes de enseñanza media, pero que no tuvieron
una mayor continuidad en el tiempo.
Un segundo aspecto fue la creación del Departamento de Planicación y
Estudios, en el cual elaboraron una serie de investigaciones a cargo de Dionisio
40. , sesión 21, 16 de mayo de 1990, p. 1329.
41. “Jóvenes. Para nunca más intervenirlos”, Análisis, ° 371, Santiago, febrero de
1991, p. 10.
42. Ibíd., p. 11.
43. Instituto Nacional de la Juventud, Cuenta cuento en tu comuna, , Santiago,
1993; Instituto Nacional de la Juventud, Tu volada vale. Concurso ciencia cción y
medio ambiente, , Santiago, 1995; Instituto Nacional de la Juventud,
Concurso Nacional de Ensayos, , Santiago, 1998.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
154
Seissus y Flavio Cortés, entre otros. En dichos informes se insistió en la enorme
estraticación económica que vivía la juventud y la dura discriminación coti-
diana que experimentaban los más pobres. La solución no era generar un
organismo asistencialista, sino ampliar las oportunidades y la participación
social. Esto no signicó necesariamente la formación ciudadana o política.
También se compiló una serie de estadísticas a partir de la Encuesta de Carac-
terización Socioeconómica Nacional () elaborada desde 1987 por ,
más adelante . En los años posteriores las investigaciones fueron
externalizadas a universidades y corporaciones, siendo la preocupación la aso-
ciatividad juvenil, el consumo de drogas y la baja participación en las elecciones.
En esa materia, algunas acciones estatales se focalizaron en la juventud
popular, perteneciente a los sectores más pobres del país. Dicha serie de opor-
tunidades de inserción social demostró la mirada atenta de la Concertación a la
adhesión de los jóvenes a los símbolos positivos de la transición, debido a que
“el cambio hacia la democracia ha provocado una situación especial en la juven-
tud, pues ello debe ser asumido por los jóvenes. Es importante considerar su rol,
en lo que ha sido el proceso de estabilidad democrática. También hay que hacer
un esfuerzo para lograr la adhesión de los jóvenes a los símbolos positivos”.
En ese contexto, el Programa Chile Joven fue un ejemplo de una iniciativa
de intervención a la población joven en “peligro”, mediante su inserción labo-
ral. Dicho programa, diseñado en 1990, se sustentó en mediciones de carácter
44. Cortés, Flavio y Seissus, Dionisio, “Antecedentes y diagnóstico de la realidad
juvenil chilena”, Documento de Trabajo ° 2, Instituto Nacional de la Juventud,
julio de 1991, pp. 5-6.
45. Ibíd., p. 44.
46. Cortés, Flavio y Seissus, Dionisio, Situación, hábitos y opiniones de los jóvenes en Chi-
le. Una aproximación estadística, Instituto Nacional de la Juventud, Santiago, 1992;
, “Desempleo juvenil. Antecedentes y cifras”, Instituto Nacional de la
Juventud, Santiago, 1995; , Serie de estadísticas sobre juventud. 4 Volúmenes,
Injuv-, Santiago, 1998.
47. Arnold, Marcelo, Visión del mundo adulto con respecto a los jóvenes en la cultu-
ra urbana chilena, Instituto Nacional de la Juventud, Santiago, 1996; Fuentes,
Patricia; Silva, Teresa y Soto, Isabel, Base de datos bibliográca chilena especializa-
da en juventud, -Injuv, Santiago, 1997; Injuv, “Oferta y demanda de rehabili-
tación de jóvenes consumidores de drogas”, , Santiago, 1998; Parker,
Cristián, Los jóvenes chilenos. Cambios culturales y perspectivas para el siglo ,
--, Santiago, 2000; Espinoza, Vicente, La integración… op. cit.
48. Acta de Consejo de Gabinete, Santiago, 17 de octubre de 1991, Fondo Presidencia
de la República (1990-1994), p. 8.
155
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
cualitativo y cuantitativo sobre el estado “dañado” de la juventud de sectores
populares y su estigmatización. Por tanto, la falta de oportunidades labora-
les derivada de la marginación socioeconómica, sería, de acuerdo a la lectura
gubernamental, un caldo de cultivo para la violencia en todas sus dimensiones.
Factor que los asesores del futuro gobierno de la Concertación en materia inser-
ción juvenil ya vaticinaban en 1989.
Si no se es capaz de integrar a los jóvenes, y abrir oportunidades para
su desarrollo integral y darles una participación activa en la reconstruc-
ción de este país, la desconanza de estos frente al sistema democrático
será cada vez mayor, y muy probablemente reclamando desde fuera,
y en muchos casos con violencia, su incorporación en el devenir econó-
mico, social, cultural, educacional y político de nuestra sociedad.
Dele fuerza a su empresa con una mano joven
49. Comisión Organizadora Instituto Nacional de la Juventud, Diagnóstico de la rea-
lidad juvenil, mayo 1989, p. 2.
50. Publicidad inserta en la prensa “Programa Chile Joven del Ministerio del Trabajo”.
En Análisis, ° 413, Santiago, 30 marzo de 1992, p. 64.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
156
Al respecto, su inclusión laboral fue el camino de la Concertación para
incorporarlos en el proyecto país. En este caso, es interesante indicar que la
juventud, y su relación con la política fue comprendida desde una interpreta-
ción desagregada de otras acciones de participación ciudadana, sin un marco
ético político que le diese sustento, en suma, puesto en negativo, prevaleciendo
en las prácticas una visión amenazante de la juventud popular.
Esto se expresó en la implantación de una política interministerial diri-
gida a la juventud que radicó en su integración como mano de obra, través de
la capacitación laboral a nivel “semicalicado” en ocios, entendiendo con ello,
la juventud en su dimensión futura. También, se visualizó en programas que bus-
caban generar espacios para la participación mediante la prevención de la vio-
lencia, dirigidos al consumo de drogas y alcohol, en coordinación con el recién
creado Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (), en con-
junto a la División de Organizaciones Sociales () y la Secretaría de Comuni-
cación y Cultura. A solo un año de su creación la situación era alarmante:
La proporción de la juventud que participa en el devenir político,
social y económico del país es una minoría, mientras que la gran
mayoría se mantiene al margen, en muchos casos desorientada y
frustrada. El ... fué creado con el objetivo de coordinar las polí-
ticas dirigidas hacia la juventud y el Presidente le ha dado prioridad
a los jóvenes. Sin embargo, es necesario señalar que el ... enfrenta
problemas de gestión, producto de la precariedad de los recursos
humanos y nancieros con los que cuenta.
En este marco preventivo de acciones se incluyó la creación de una serie
de líneas sectoriales para la inserción del ... en la política gubernamental,
entre ellas el Programa Oportunidades para Jóvenes (Projoven) en octubre de 1991,
donde el ... se encargó solo de coordinar las diversas iniciativas ministeriales.
Esta iniciativa, compuesta por 44 programas se concentró en las siguientes temáti-
cas: la promoción e inserción laboral (Ministerio de Trabajo-); la ampliación
de la atención primaria en consultorios (-); la Prevención de Drogas
y Programa de Acción Multisectorial (); la prevención del embarazo
51. “Los jóvenes estamos marginados de este gobierno”, Análisis, ° 400, Santiago,
30 de septiembre de 1990, pp. 24-25.
52. , Propuesta de programas sectoriales-..., Santiago, Ministerio de Plani-
cación y Coordinación, Archivo ° 000919, Periodo Presidencial, Universidad
Alberto Hurtado, p.2.
157
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
adolescente (); el nanciamiento de proyectos de recreación ( y Muni-
cipios); la formación física (); el turismo juvenil () y la protec-
ción y rehabilitación (). De ellos destacamos las Casas de la Juventud,
las cuales fueron administradas por diversos municipios con talleres recreativos y
espacios de formación y debate. Estas pretendieron ser espacios autogestionados
por los propios gobiernos locales o las organizaciones juveniles. “En Chile los jóve-
nes no son problema, son una oportunidad y una esperanza”, dijo Patricio Aylwin
al anunciar el Programa Pro-Joven. Al año siguiente, para mejorar su coordinación
se formó el Grupo de Trabajo Interministerial. Este funcionó regularmente hasta el
año siguiente, siendo retomado en el gobierno de Eduardo Frei bajó el Plan Integral
de Juventud, el cual se puso en práctica en 1996 con programas orientados al Desa-
rrollo Local Juvenil (), Chile Joven (-), Programa ()
y Programa Salud Adolescente (). Pero, según el Segundo Informe Nacio-
nal de la Juventud, dichos programas se vieron descontinuados producto de una
profunda crisis en el ... en 1997. El impacto y logro de estas gestiones respon-
dió más bien a una tecnicación del consenso y la conictividad que signicaba la
juventud en el panorama democratizador, más que a un proyecto integrador de ella
en la construcción política de la democracia en curso.
Esto gatilló la renuncia de toda la plana directiva del organismo, sobre todo
de militantes del Partido Socialista, generando una profunda desacreditación
del organismo.
b) Crisis y devacle del ...
A un año de su conformación, el Instituto Nacional de la Juventud era
objeto de duras críticas respecto a las formas de abordar la temática juvenil.
53. Seissus, Dionisio y Urrutia, Lilian, Documento de trabajo. Programa de oportunidades
para los jóvenes. Diagnóstico y desafíos, Instituto Nacional de la Juventud-,
Santiago, 1992, pp. 2-37.
54. Las primeras comunas fueron Antofagasta, Valparaíso, Viña del Mar, Temuco, Talca-
huano, Peñalolén, Conchalí, Puente Alto, La Pintana, Cerro Navia y La Florida. Insti-
tuto Nacional de la Juventud, Programa Casas de la Juventud, , Santiago, 1992.
55. “Respuesta del gobierno. Más que aspirinas”, , ° 402, Santiago, septiembre de
1991, p. 18.
56. , Segundo Informe Nacional de Juventud, s/e, Santiago, 2005, p. 274.
57. Ibíd., p. 275. Además, ver: Caracterización y análisis de la política social dirigida a los
jóvenes, Injuv, Santiago, 1999, pp. 78-82.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
158
En una carta dirigida a Patricio Aylwin, la Dirección Nacional de la Juventud
de la Democracia Cristiana acusó al ... de problemas de eciencia y operati-
vidad, relacionados “al desconocimiento práctico y cotidiano de las dinámicas
juveniles y sus organizaciones, cuestión que no ha sido sopesada por el Insti-
tuto”. Asimismo, fue acusado de guardar “un exacerbado celo técnico ajeno a
toda injerencia de las organizaciones juveniles”.
Otras críticas vinieron de Arturo Barrios, socialista y presidente de
la en 1991, quien acusó lo poco que se estaba haciendo por los jóvenes,
aparte de estigmatizarlos frente a una excesiva campaña por la seguridad
interior: “el gobierno metió las patas con la campaña contra el terrorismo.
¡Imaginate! 80 millones de pesos para ponernos un pie forzado”. Otro joven
socialista, Marcelo Díaz, reclamó el papel técnico del organismo: “Hubo un
exceso de academicismo, muchos estudios y diseño de programas, pero poco
diálogo”, Desde la juventud popular, Nelson Meza, un joven de 28 años de
la población José María Caro, planteó su desilusión después de haber partici-
pado en las protestas de los ochenta y votar por Patricio Aylwin: “Los jóvenes
de mi sector, el estrato bajo, como ellos dicen, nos sentimos muy margina-
dos. No hay participación. Uno tiene que estar militando en partidos como la
Democracia Cristiana o el para poder trabajar en algo”. En la misma línea,
las propias juventudes el y propusieron mejorar la relevancia del ...,
teniendo mayor presencia en los medios de comunicación, mejorando la coordi-
nación y relevando otras temáticas como la sexualidad. A raíz de esta serie de
críticas el ... se propuso ese mismo año como objetivo medular:
mejorar la imagen pública de los jóvenes, mediante la generación
de espacios en los medios de comunicación de masas, como por la
58. Dirección Nacional de la Juventud Demócrata Cristiana chilena, Diagnóstico de la
realidad juvenil, Santiago, enero de 1992, Archivo Período Presidencial ° 007853,
Archivo Institucional Universidad Alberto Hurtado, p.3.
59. “Felipe Ortega, subdirector del Instituto Nacional de la Juventud: Debe terminar
exclusión a los jóvenes”, Análisis, ° 351, 1 al 7 de octubre de 1990, p. 12.
60. “Respuesta del gobierno. Más que aspirinas”, , ° 402, Santiago, septiembre de
1991, p. 16.
61. “Instituto Nacional de la Juventud. Pagando el noviciado”, Análisis, ° 412, Santiago,
16 de marzo de 1992, p. 13.
62. “Los jóvenes estamos marginados del gobierno”, Análisis, ° 400, Santiago, 30 de
septiembre de 1991, p. 24.
63. Stilman, Mauricio, Propuestas para una política hacia la juventud, -, Santiago, 1991.
159
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
edición de medios grácos que apunten no a esconder la realidad
que afrontan los jóvenes, sino que a reforzar por una parte sus apor-
tes positivos a la vida social, y por otra parte en aquellos temas más
complejos, profundizar en las eventuales vías de solución.
Finalmente, estas críticas desataron la renuncia de García en 1992,
reemplazado por Francisco Estévez, militante -. Su gestión continuó con
los ejes transversales: inserción al trabajo y participación cívica, salvo que Esté-
vez tenía más experiencia política y un presupuesto de 1.700 millones de pesos.
Pero precisamente fueron estos ejes los que generaron reticencias con
ciertos académicos especializados en la temática de la juventud popular.
Para Astrid Oyarzún, perteneciente a Cidpa, las políticas nacionales eran poco
exibles a la realidad local de cada provincia. En el caso de Viña del Mar se
intentó beneciar a unos 40.000 jóvenes en 1992, pero las bases licitadas por
Fosis chocaban con las trayectorias educativas interrumpidas de los partici-
pantes. Por otro lado, los plazos de información eran demasiados limitados, el
presupuesto escaso y la corta duración de los programas no permitía generar
procesos de integración y participación activa. Por otro lado, Juan C. Gómez
Leyton planteó que los objetivos centrales de los programas laborales estaban
para “el control y disciplinamiento social de esos sectores”, siendo los propios
empresarios quienes diseñaron los cursos de capacitación. Los resultados tam-
poco fueron positivos, el desempleo juvenil (entre los 15 a los 25 años) aumentó
producto de la crisis asiática llegando a 25,5% en 1998. Según la Fundación Paz
Ciudadana, una consecuencia de este fenómeno generó un aumento de la “delin-
cuencia juvenil”, profundizando la estigmatización hacia los jóvenes populares.
El debate se trasladó hacia la “seguridad ciudadana”. Ya en 1991, el diputado
Mario Devaud (P. Radical), impulsó disminuir el discernimiento a los 15 años,
64. Sepúlveda, Rodrigo, Lemas Consignados haciendo énfasis al ..., Archivo Período
Presidencial ° 00, Archivo Institucional Universidad Alberto Hurtado 1991, p. 9.
65. Oyarzún, Astrid, “Política de juventud: encuentro y desencuentros” en Última Dé-
cada, ° 2, , Viña del Mar, 1994.
66. Idem.
67. Gómez Leyton, Juan Carlos, La capacitación laboral juvenil. Una forma de disciplina-
miento social de los pobres, Universidad Arcis, Santiago, 1996.
68. Tokman, Víctor, “Desempleo juvenil en el Cono Sur: causas, consecuencias y polí-
tica”, Fundación Friedrich Ebert Stiftung, 2000, p. 4.
69. “Desempleo dispara delincuencia juvenil”, La Tercera, Santiago, 17 de julio del
2000, p. 10.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
160
“porque hoy el individuo, con todo el bagaje cultural que entrega la sociedad,
está en condiciones de juzgar sus actos, y por lo tanto, de ser responsable por
los mismos”. La juventud popular continuó “bajo sospecha”.
En el ámbito de la participación social, el Injuv no logró integrar a los jóve-
nes a las formas tradicionales de hacer política, es decir, a inscribirse en los
registros electorales. La alerta se presentó precisamente ad portas de las elec-
ciones parlamentarias de 1997, generando que el Ministerio del Interior colo-
cara avisos en la prensa: “La elección es tuya. Hay 1.000.000 de jóvenes que no
están inscritos en los registros electorales perdiendo así toda la posibilidad de
elegir. Si todos ellos votaran, decidirían las próximas elecciones”. se leía en
una de las publicidades. ¿Que generaba esa supuesta apatía juvenil hacia la
política? El mismo 1997, el sociólogo, Klaudio Duarte, escribió que existía una
“antipatía juvenil hacia las formas tradicionales de hacer política y por ello se
da esta forma de no participación, pero que existen otras formas comunita-
rias juveniles de participar”. Estas otras formas serían los grupos juveniles o
colectivos, los cuales estarían funcionando en diversos espacios, como la iglesia,
un local deportivo o junta vecinal, o simplemente la calle, la cancha, la esquina
o la plaza. Patricio Bustos escribió, ese mismo año, que estábamos frente “al
surgimiento de una nueva cultura juvenil que desbordaría lo estrictamente polí-
tico y que se estaría ampliando hacia otras esferas de interés en una sociedad”.
Por otro lado, para Igor Goicovic la tensión entre juventud y política social
estuvo en las propias políticas generadas desde el Estado. Allí los jóvenes “pasa-
ban a convertirse en objetos de políticas remediales y no en sujetos con capaci-
dad de co-construir ciudadanía a partir de su propia realidad social y cultural”.
Finalmente, las expectativas no se cumplieron y el Servicio Electoral, mediante
un completo informe (comuna por comuna), concluyó que desde 1989 a 1997 la
participación electoral de los jóvenes (18-29 años), disminuyó del 35,9% al 19,89%.
El gobierno intentó visualizar respuestas a esta tendencia, encargando estudios
70. “Culpables por marginales”, Página Abierta, ° 41, Santiago, 27 de mayo de 1991, p. 19.
71. “La elección es tuya”, La Tercera, Santiago, 18 de mayo de 1997, p. 14.
72. Duarte, Klaudio, Participación comunitaria juvenil. Miradas desde las lunas y los soles,
Instituto de la Mujer, Santiago, 1997, pp. 12-21.
73. Bustos, Patricio, “Jóvenes: reexiones en torno al tema de la participación y la
política” en Última Década, ° 7, , Viña del Mar, 1997.
74. Goicovic, Igor, “Del control social a la política social. La conictiva relación entre
los jóvenes populares y el Estado en la historia de Chile” en Última Década, ° 12,
, Viña del Mar, 2000, p. 117.
75. Servicio Electoral, Abstención Elección Parlamentaria 1997, , Santiago, 1998, p. 7.
161
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
al y la Universidad de Santiago (). En el primero, uno de los jóvenes
entrevistados planteó: “Los jóvenes no tienen interés en inscribirse porque creen
que su voto no cambiará el actual estado de las cosas, generando desconanza
en el sistema político y en la democracia”. En el informe de la Usach, se planteó
que los jóvenes tenían “motivaciones e ideales y buscan una política que no sólo
sea consecuente sino además cercana en sus estilos y formas participativas, a las
inquietudes colectivas de la juventud”. Dicha tendencia, que no fue comprendida
por la institucionalidad, continuó en los años siguientes, dando una sorpresa con
los movimientos estudiantiles-juveniles del 2006-2011.
A este panorama, se sumó una profunda crisis interna producto de la mal-
versación de fondos descubierta en enero de 1997 por la Contraloría de la Repú-
blica. El gobierno pidió la renuncia al Director Nacional, Leonardo González (),
y a otros nueve funcionarios, también socialistas. González, profesor de Historia y
ex-dirigente estudiantil en la Universidad de Playa Ancha, ejerció el cargo después
de Francisco Estévez, en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle. En la revista Ene
Jota, se propuso “reencantar a los jóvenes con la cosa pública y con los temas nacio-
nales, culturales, sociales y políticos para que adquieran un protagonismo y conduc-
tor de nuestro país”. Pero el reencantamiento se vio obstaculizado por la acusación
de presentar cotizaciones y boletas a nombre de empresas inexistentes como Liber-
tas, o la empresa Pakata, cuyo dueño era un funcionario del ... (el socialista Anto-
nio Yelpi). El fraude ascendió a los 600 millones de pesos. Por lo demás, hasta agosto
de ese año, el organismo tenía gastado el 95% del presupuesto anual. González se
defendió: “hubo relajamiento de los sistemas de control y asumo que me faltó ser
más riguroso y desconado de la gente”. Según un informe posterior, la crisis
76. , “Análisis de la participación política de los jóvenes”, Injuv, Santiago, 1998.
77. Parker, Cristian, Los jóvenes chilenos. Cambios culturales. Perspectivas para el siglo ,
--, Santiago, 2000.
78. Aguilera, Óscar, Movidas, movilizaciones y movimientos. Cultura política y políticas de
las culturas juveniles, Editores, Santiago, 2016; Fauré, Daniel, “El 2011 estudiantil
chileno como desafío analítico para las ciencias sociales: Hacia la construcción de
una nueva matriz para leer los movimientos (2001-2011 y más allá) en Última Década,
° 48, Universidad de Chile, julio del 2018, pp. 35-71; Silva, Daniel, Acción colectiva juve-
nil: nuevos escenarios de participación y militancia en Santiago de Chile, , Santiago, 2018.
79. “La gran tarea es reencantar a los jóvenes de hoy”, , Instituto Nacional
de la Juventud, Santiago, octubre de 1994, p. 6.
80. “Pecados de juventud”, La Tercera, Santiago, 7 de septiembre de 1997, pp. 6-8.
81. “Ex director de ... deja campaña parlamentaria”, La Tercera, Santiago, 5 de sep-
tiembre de 1997, p. 22.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
162
se produjo por la enorme suma de recursos estatales y no estatales, y la falta de
experiencia para llevar a cabo estas tareas. Esto se habría dado porque existió una
“cultura y una estructura organizacional no aptas para esos nes”. Efectivamente,
si el organismo comenzó con 300 millones de pesos, en 1997 recibió más de $4.000
millones. Un detalle importante fue que González, antes de renunciar, era candidato
a diputado por Estación Central, postulación que tuvo que abandonar por perder
el apoyo de su partido. ¿Habrá derivado parte del dinero defraudado en la cam-
paña del propio González? Aunque no tenemos la certeza, los acontecimientos de
corrupción política, descubiertos el 2015, demuestran que era una práctica exten-
dida la derivación de fondos públicos y privados a campañas políticas, tanto en la
derecha como la Concertación.
Lilian Urrutia, psicóloga y militante del , asumió la dirección, pero sin
presupuesto y con los programas cerrados bajo evaluación. En un intento de
blanqueamiento se cambió las siglas y logotipo por “Injuv”; se fortaleció el área
de investigación y se aumentó el presupuesto para la realización de las Encues-
tas Nacionales, las cuales tuvieron mayor visualización comunicacional. Con el
gobierno de Ricardo Lagos, el actor Francisco López asumió como nuevo direc-
tor, generando resquemores por su faceta televisiva e inexperiencia política.
Pero en abril del 2000, mientras se debatía sobre el Servicio Militar Obligatorio,
una nueva denuncia estalló en el organismo. Esta vez una funcionaria acusó al sub-
director, Leonardo Cubillos (P. Radical), de acoso sexual. López asumió la vocería
del caso, armando que esta era una “operación política” del Partido Socialista.
La ministra de , Alejandra Krauss decidió pedir un sumario, y el llamó
a la calma pidiendo respeto por los jóvenes y en torno a “los temas de fondo que afec-
tan su realidad cotidiana”. Pero el debate se extendió aún más, tres diputadas de la
Concertación pidieron que el acoso sexual fuese penalizado, ya que llevaba cuatro
82. Injuv, Segundo Informe Nacional de Juventud, s/e, Santiago, 2005, p. 275.
83. Monckeberg, María Olivia, La máquina para defraudar. Los casos Penta y ,
Debate, Santiago, 2015.
84. Ibíd., p. 276. Uno de los primeros estudios fue “Jóvenes, cultura juvenil y subjetivi-
dad en el Chile de los 90”, Estudios del Injuv Volumen 1, Instituto Nacional de la
Juventud, Santiago, 1999.
85. “Jefaturas de servicios dejan otra vez descontentos a los partidos”, La Tercera,
Santiago, 10 de marzo de 2000, p. 6.
86. “Acusan de acoso sexual a subdirector del Instituto de la Juventud”, La Segunda,
Santiago, 13 de abril de 2000, p. 6; “Director del Injuv denunció amenaza del ”,
La Segunda, Santiago, 14 de abril de 2000, p. 4.
87. “Injuv: El llama a la calma”, La Nación, Santiago, 16 de abril de 2000, p. 52.
163
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
años como proyecto de ley. Finalmente, en septiembre del 2000, Cubillos fue absuelto
en el sumario, pero declarado que realizó “tratos no deferentes”, lo que le valió su
renuncia. En diciembre este contraatacó, pidiendo una indemnización contra el
Injuv y la destitución de las diputadas por injurias. Pese a todo, fue candidato a dipu-
tado por Illapel. Por su parte, López siguió defendiendo la teoría conspirativa y para-
lelamente lanzó su candidatura como diputado por La Florida, sin dejar el cargo en el
Injuv. Contraloría lo acusó de tener gastos excesivos en llamadas de teléfonos, horas
extras y salidas en terreno. En enero del 2001 la ministra Krauss le pidió la renuncia.
Con estos acontecimientos, desde la propia Concertación pidieron el cierre
del Injuv o el reemplazo por una nueva institución con mayores facultades.
Y si bien esto no se realizó, este organismo dejó de ser un referente en torno a
la juventud popular. Por lo demás, ese mismo año, se dio inició a la primera de
las tres grandes movilizaciones estudiantiles del siglo , protagonizadas por
jóvenes: el “mochilazo” (2001); “la revolución pingüina” (2006) y las moviliza-
ciones del 2011. En todas las manifestaciones, los estudiantes se quejaron de un
uso abusivo de la fuerza policial, teniendo esta una fuerte herencia de la dicta-
dura y la primera década de la Concertación.
Vigilar y Castigar:
formas de represión de la juventud
a) La otra cara de la integración: las políticas de seguridad ciudadana
La inclusión de la juventud mediante políticas y programas sociales fue una
esfera que estuvo mediada sobre la base de un aumento en la inseguridad registrado
en la opinión pública. Con ello, tras el estandarte de lucha contra el terrorismo y
la delincuencia, se consolidaron prácticas represivas y formas de criminalización
88. “Solicitan penalizar el acoso sexual”, El Mercurio, Santiago, 17 de abril de 2000,
Cuerpo , p. 4; “Director del ... pidió renuncia a su segundo en el mando por
pérdida de conanza”, La Segunda, Santiago, 28 de septiembre de 2000, p. 4.
89. “Investigan gastos de Francisco López en ...”, La Tercera, Santiago, 5 de febrero
de 2001, p. 14
90. “Diputado Leal pide cierre del ...”, La Tercera, Santiago, 29 de enero de 2001, p. 15.
91. “Bachelet expresó indignación por ‘exceso, abuso y violencia repudiable’ de ca-
rabineros en manifestaciones”, La Segunda, 31 de mayo de 2006, p. 47; Instituto
Nacional de Derechos Humanos, Informe Anual 2011. Situación de los Derechos Hu-
manos en Chile, , Santiago, 2011, pp. 76-81.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
164
que apuntaron tanto a diversos sectores como condiciones sociales, entre ellos la
pobreza y la juventud, como también a diversas formas de organización política.
De ese modo, las modalidades de gobierno enfocadas en la seguridad ciudadana
e interior se extendieron hacia estos sectores sociales a partir del aumento en las
tasas de victimización e inseguridad de la ciudadanía frente al delito, favoreciendo
así su protección por sobre las garantías constitucionales.
Esta situación se vio consolidada al alero del aumento y fortalecimiento en
la capacidad de agencia de los estudios de opinión pública en la toma de deci-
siones gubernamentales. Dichos sondeos fueron uno de los pilares en que des-
cansó la administración de Aylwin para “medir” la expresión ciudadana y los
efectos de las políticas llevadas a cabo. Esto con el n de visibilizar el estado de
consolidación democrática tanto actitudinal como conductualmente en la pobla-
ción. Dada la condición que adquirió la violencia en el discurso, a inicio de la
década de los noventa aumentaron los sondeos sobre las expectativas frente a
la democratización y la gestión del gobierno de Aylwin, tomando relevancia el
posicionamiento de la violencia y delincuencia como prioridad en la ciudadanía.
Esto pese a que en los registros policiales el aumento en tasas de delincuencia y
acciones terroristas no fuesen signicativas en relación al periodo anterior.
Así, la creciente inquietud ciudadana frente al accionar armado,
además de estar cimentada en los registros policiales, la presión generada por la
oposición, y la visión que el mismo gobierno venía esbozando sobre el fenómeno
armado y delictual, se alimentó tanto de los resultados obtenidos en los diversos
y constantes sondeos, como de los medios de comunicación. Estos últimos iden-
ticaron como rasgo puntual y casi como “signo de los tiempos” el aumento del
miedo y la inseguridad ciudadana frente al delito. Ello llevó a que los diferen-
tes estudios encargados por el gobierno, como a las agencias independientes,
a incorporar mediciones en materia de seguridad. Sus resultados fueron tras-
cendentales al momento de elaborar políticas frente a la demanda de orden y
seguridad, pese a que entre ellas no sean coincidentes los resultados.
92. Acevedo, Juan Pablo, “Crimen y castigo en el Chile democrático: la derecha y la
seguridad ciudadana en los noventa. 1990-1994” en Divergencia, ° 7, Taller de
Historia Política, Valparaíso, diciembre de 2016, pp. 65-78.
93. López, Miguel y Martínez, Gustavo, “Opinión pública y democracia: las encuestas en la
redemocratización chilena” en Joignant, Alfredo y Menéndez-Carrión, Amparo (eds.),
La caja de Pandora: el retorno de la transición chilena, Editorial Planeta, Santiago, 1999.
94. Rosas, Pedro, Rebeldía, subversión…op. cit.; Urbano, Freddy; Rosas, Pedro y Munda-
ca, Rodrigo, Los jóvenes, la política y el espacio público. La transición y la emergencia del
sujeto periférico, Escaparate Ediciones, Concepción, 2006.
165
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
En esa línea, el temor a la violencia delictual y terrorista se identicó con
la pobreza, la exclusión y la marginación, espacio donde además se ubicaron
discursivamente los grupos armados de izquierda. En gran medida estas tipo-
logías fueron personicadas por la juventud popular, quien fue el principal,
aunque no el único, objeto de intervención estatal en materia de seguridad ciu-
dadana. En particular, la situación por la que atravesaba la juventud popular
potenciaba en sectores del gobierno un temor ante un aumento en la espiral de
violencia. El entonces secretario del Consejo Coordinador de Seguridad Pública,
conocido como “La Ocina”, Marcelo Schilling sentenció de forma alarmante:
Es cierto que la sociedad chilena hoy no le proporciona a los jóvenes
ni sueños ni utopías. Los invita al pragmatismo donde se hace sinó-
nimo del éxito personal el utilizar determinadas marcas, el prestigio
social se mide por la capacidad de consumo que se tiene; los valores
que se resaltan son los del hombre solo. Y Chile no es un país que le
dé oportunidades a todos sus habitantes. Tenemos cinco millones de
pobres. Y dos millones de Indigentes, dentro de esos cinco millones.
Eso es un caldo de cultivo importante para los grupos que persisten
en la vía armada.
Al ser consultado por programas y acciones de reinserción y “apoyo a la
juventud”, el Ministerio del Interior indicó que “no posee una política de juventud
especíca”, sino más bien acciones en esta materia dirigidas a la “coordinación de
las acciones del gobierno contra la delincuencia y el terrorismo”. Con lo anterior,
pese a que en el discurso ocial primó de forma constante la invitación a los jóve-
nes a participar en la construcción de un nuevo Chile, los problemas de la juven-
tud popular fueron asociados a su posible tendencia al accionar armado-delictual.
Desde esta marcada óptica se siguió consolidando este un nuevo enemigo, difuso,
múltiple y presente en la pobreza: los jóvenes de sectores marginados y la movi-
lización social. En ese contexto, las diversas estrategias desarrolladas por el
gobierno de Aylwin para gestionar el conicto armado y la delincuencia facilita-
ron el movimiento de criterios represivos hacia los jóvenes.
Así, por ejemplo, la aplicación indiscriminada de la Ley Detención por Sos-
pecha (), en paralelo a la Leyes Cumplido que brindaron una mayor facultad
95. “Marcelo Schilling y caso rehenes: el resultado pudo haber sido otro”, Análisis, °
409, Santiago, 3 de febrero de 1992, p. 16.
96. ..., Antecedentes de Políticas y Programas de Juventud a nivel Ministerial, Archivo Período
Presidencial ° 00092, Archivo Institucional Universidad Alberto Hurtado, s/e, p. 13.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
166
de acción al cuerpo policial, puso en entredicho el actuar de estos mismos,
a raíz de diversos “excesos” de los cuales los jóvenes populares fueron víctimas.
Las acusaciones de tortura, muerte y represión hacia los jóvenes de sectores
populares y organizaciones de diversos sectores sociales quedaron acalladas
por la acusación de su criminalización por el hecho de ser sospechosos ante la
mirada policial. Esto fue materia de denuncia de diferentes organismos de Dere-
chos Humanos tanto nacionales como Internacionales.
Antes de mencionar algunos casos de tortura, muerte y detención “bajo sos-
pecha”, habría que mencionar que la generación de nuevos dispositivos repre-
sivos como forma de aplacar una parte de las reformas sociales no es reciente
en la historia de Chile. Los últimos estudios de la historiadora Verónica Valdi-
via, han explorado en los procesos de democratización impulsado por el movi-
miento obrero en el siglo , provocando a la vez la actualización de los dispo-
sitivos represivos del Estado chileno como las leyes de Seguridad Interior del
Estado o la Ley de Control de Armas.
En torno al papel de Carabineros de Chile en la transición chilena, debemos
mencionar que, con posterioridad al cambio de mando de marzo de 1990,
esta institución actuó con una autonomía relativa al gobierno. Este conicto
le permitió no depender directamente del poder civil, ya que continuó relacio-
nándose a través del Ministerio de Defensa con el Gobierno. La Concertación,
a pesar de presentar una iniciativa de restituir que Investigaciones y Carabine-
ros volvieran al Ministerio de Interior, debió conformarse con que estos mejo-
raran sus procedimientos, pero a la vez respaldaron abiertamente su actuar en
contra de organizaciones armadas. El debate se agudizó después que Rodolfo
Stange, Director General de Carabineros, se negó a renunciar como le solicitó
el Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. La petición provino del procesamiento
judicial hacia Stange por obstruir a la justicia en el caso “Degollados” de 1985.
97. Valdivia Ortiz de Zárate, Verónica, “Los tengo a todos identicados. Seguridad
interna y control social en Chile, 1918-1925” en Historia, ° 50, Vol. 1, Instituto de
Historia de la Ponticia Universidad Católica de Chile, Santiago, enero de 2017,
pp. 241-271; Valdivia Ortiz de Zárate, Verónica, Subversión, coerción y consenso.
Creando el Chile del siglo (1918-1938), Ediciones, Santiago, 2018. Otros estu-
dios en Plaza, Camilo, “La clase trabajadora organizada ante la Dirección General
de Investigaciones: de lo policial a lo social (Chile, 1933-1948)” en Historia y Justicia,
° 2, Santiago, abril de 2014, pp. 1-28.
98. “Gobierno insistirá en traspaso de policías a Min. de Interior”, El Mercurio,
Santiago, 10 de noviembre de 1993, Cuerpo , p. 1 y 12.
99. “Renuncia de Stange y reformas constitucionales”, El Siglo, Santiago, 18 de abril
de 1994, p. 2.
167
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
La defendió a Stange mientras no fuera condenado por la Justicia y este
nalmente se retiró al año siguiente.
b) Tortura, muerte y detención por sospecha
En octubre de 1990, la organización Amnistía Internacional realizó dos
masivos espectáculos en el Estado Nacional en defensa de los derechos huma-
nos, con artistas nacionales e internacionales como Rubén Blades, Sting o
Sinead O’Connor. Lo paradójico, según consignó la revista Punto Final, fue que
desde un comienzo Carabineros allanó a los concurrentes y nalmente repri-
mieron a quienes no pudieron ingresar al evento. Al año siguiente, el mismo
organismo denunció que desde marzo de 1990 a la fecha se recibieron alrededor
de 40 nuevos casos de tortura, pese a que el gobierno había adoptado medi-
das para reforzar las garantías del individuo. Entre las denuncias, estuvo el uso
de descargas eléctricas, golpes en los oídos, “percha del loro” (consistente en
colgar a una persona por horas de una barra que pasa entre los tobillos y los
brazos), el “submarino”, entre otras prácticas. A los cuales se sumaron la pri-
vación por largos periodos de sueño y comida, periodos de incomunicación de
semanas o meses sin comprobación de consumación de delito, y la acusación
de abusos sexuales y violaciones a manos de efectivos policiales. En su mayoría
las víctimas fueron jóvenes de sectores populares de la Región Metropolitana,
personas presentes en manifestaciones o presuntos miembros de organizacio-
nes armadas. En todos los casos, según indicó el organismo, fueron obligados a
raticar confesiones que no les permitieron leer.
Algunos casos fueron los siguientes: Lucio Maldonado se trasladaba en un
camión por la zona sur de Santiago, fue detenido por Carabineros y llevado a
la comisaría ubicada en la población la Victoria de Santiago, allí fue torturado
por presunción de tener nexos con grupos armados. Ángel Muñoz, fue detenido
arbitrariamente en una población de Cerro Navia, siendo luego trasladado a la
Comisaría de San Pablo y posteriormente a la Tercera Comisaría de Santiago,
siendo torturado en ellas. María Teresa González, fue detenida por sospecha
100. , 7° sesión Extraordinaria, Santiago 5 de abril de 1994, pp. 450-475.
101. “Solidaridad de los grandes perseguidos chilenos”, Punto Final, ° 224, Santiago, 24
de octubre de 1990, p. 15.
102. Amnistía Internacional, Chile: Torturas desde Marzo de 1990, España, Amnistía In-
ternacional, 1991, pp. 3-5.
103. Idem.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
168
por Carabineros el 26 de abril de 1991 y llevada a la comisaría ubicada en calle
Teniente Cruz en la comuna de Pudahuel, donde realizaron un simulacro de eje-
cución además de abusar sexualmente de ella.
En el caso de resultado de muerte por “sospecha”, está Andrés Gallardo,
quien tenía 15 años de edad cuando fue asesinado por Carabineros. El 29 de
noviembre de 1991, acompañado de siete amigos, Andrés sacó la camioneta de
su padre, una Nissan de color blanca, para salir a pasear por la comuna de La
Florida. Cerca del sector, se realizaba un operativo policial para encontrar a un
grupo armado que había atacado un cuartel de Investigaciones, quienes habían
huido en una camioneta de similares características (Nissan color blanco).
Un furgón de Carabineros que estaba en las intersecciones de las calles Santa
Amalia con Avenida La Florida se cruzó con los adolescentes, disparando contra
el vehículo. Como resultado, Andrés Gallardo falleció de diez impactos de balas
a la altura del tórax. Ante el suceso, la versión de Carabineros, a n de justicar
su accionar, fue que los “muchachos intentaron huir y no respondieron a los
llamados a detenerse, versión que se sustenta en el hecho de que el conduc-
tor de la camioneta era un adolescente que no tenía documentos de conducir
y sintió temor de ser detenido”. Sin embargo, esta versión fue desmentida y
contrastada por el padre del menor, ya que, de acuerdo con los resultados de
la autopsia, “no hay ninguna huella de proyectil en la parte baja de la camio-
neta, lo que indicaría que no se intentó detener el vehículo y lograr la identi-
cación de los ocupantes, sino que se disparó directamente hacia las personas”.
Esta versión fue rearmada por los otros jóvenes ocupantes de la camioneta,
quienes indicaron que “ellos esperaban ante un disco Ceda el Paso cuando sin-
tieron las ráfagas de metralleta y no alcanzaron a reaccionar ni escucharon nin-
guna orden de detenerse”.
Asimismo, el 3 diciembre de ese año, Carabineros abatió en el centro de
Santiago a un asaltante en la intersección de las calles huérfanos con Mac-Iver,
ante la mirada estupefacta de los transeúntes. De acuerdo al relato de un poli-
cía, la acción se justicaba debido a que frente a la violencia y la sospecha “no
queda tiempo para reexionar […] es mejor disparar hacia abajo o hacia arri-
ba”. Al año siguiente, con motivo de la conmemoración de los veinte años
104. Ibíd., pp. 8-15.
105. “Matar o Morir. La ley de la calle”, Análisis, ° 407, Santiago, 6 de enero 1992, p. 14.
106. Idem.
107. Idem.
108. Ibíd., p. 16.
169
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
del golpe de Estado en Chile, Carabineros asesinó a dos jóvenes manifestantes.
Enrique Krauss, Ministro del Interior de la época, señaló que la existencia de
“excesos policiales” contra los jóvenes se sustentaba en la consolidación del sis-
tema democrático.
Por su parte, la Corporación de Derechos del Pueblo () denunció que
tan solo entre noviembre y diciembre de 1991 hubo un saldo de veinte muertos
en enfrentamientos con Carabineros, siendo la mayoría de ellos asesinados por
efectivos policiales y no por organizaciones armadas. , al investigar los
casos, señaló que estas acciones no se debían a un aumento sustancial de la vio-
lencia armada, sino a que las policías también se vieron afectados por la psico-
sis de la inseguridad ciudadana. Al respecto, la propia policía reconoció que la
prensa había tenido más libertad para difundir estos hechos, lo cual contribuía a
generar un clima de alarma pública. En esa línea, la Comisión Chilena de Dere-
chos Humanos contabilizó hasta 1993 un total de 17 muertos a manos de efecti-
vos policiales, 51 casos de tortura, 298 tratos crueles, 36 heridos a bala, 62 alla-
namientos, 63 amedrentamientos y 481.869 detenciones por sospecha. En estos
casos, la mayor cantidad de acciones fue realizada por Carabineros, seguido de
la Policía de Investigaciones. Por su parte registró hasta 1994 un total de
140 denuncias casos de tortura, 96 muertos en enfrentamientos policiales. En un
informe publicado por este organismo en 1999 se señaló que, de las 212 querellas
presentadas contra las policías, apenas en 6 de ellas se estaba dictando sentencia
condenatoria, habiendo solo tres carabineros condenados.
Finalmente, mencionar los casos de dos estudiantes que murieron a manos
de Carabineros a nes de los años noventa. La primera fue Claudia López,
militante anarquista y estudiante de Danza en la Academia de Humanismo Cris-
tiano. Según Gabriel Barría, López recibió un disparo en la espalda por parte de
Carabineros cuando estaba protestando en la población La Pincoya el 11 de sep-
tiembre de 1998. Claudia perteneció a colectivos estudiantiles y organizaciones de
encapuchados del Cordón Macul, siendo conmemorada como la primera mujer
109. “Enrique Krauss, Ministro del Interior: Nosotros los de entonces ya no somos los
mismos”, , ° 459, Santiago, 20 de septiembre de 1993, p. 10.
110. “Matar o Morir. La ley de la calle”... op. cit., p. 14.
111. “Seguridad Ciudadana. Una tarea de todos”, Análisis, ° 376, Santiago, 1 de abril de
1991, p. 32.
112. La muerte de Osman Yeomans Osorio, joven de 23 años y miembro de las Juven-
tudes Comunistas en Pairican, Fernando, “La gran crisis. Las Juventudes Comu-
nistas de Chile defendiendo su identidad en tiempos de transición y renovación
democrática, 1989-1992” en Izquierda, ° 30, Santiago, octubre de 2016, pp. 130-135.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
170
anarquista asesinada a nes del siglo en Chile. Al año siguiente, en el marco
de una movilización universitaria por el Fondo Solidario, Carabineros disparó per-
digones a diferentes estudiantes, resultando muerto Daniel Menco (estudiante de
Auditoria de la Universidad de Tarapacá.). El mayor Norman Vargas fue senten-
ciado a 541 años de cárcel por “cuasidelito de homicidio”, pero de presidio remi-
tido. Seis años después, producto de la lucha judicial, el responsable fue conde-
nado a tres años de presidio, pero no se cumplió la sentencia. En el 2010 el Estado
debió pagar 280 millones a lo que la familia respondió: “La plata ésa no vale nada.
El que disparó debió pagar con cárcel, pero no fue así”.
En el caso de la Detención por Sospecha (), esta fue una medida policial
que tuvo sus orígenes a comienzos del siglo , cuando en 1906 la ley consignó
arrestar a cualquier persona que anduviese “disfrazado” o en conductas “sos-
pechosas”. Esto fue levemente modicado en la dictadura militar, pero en los
hechos podía ser detenidos cualquiera individuo que “anduviera con disfraz o
de otra manera que diculte o disimule su verdadera identidad”. En 1991,
según el diputado José Antonio Viera Gallo, esto fue excusa para detener a
jóvenes punkis o metaleros, por sus vestimentas, ya sea en dictadura como al
comienzo de los gobiernos de la Concertación. Así lo recuerdan Andrés y Fran-
cisca, dos jóvenes punkies en 1992: “Cuando cacho que hay redadas, evito las cucas,
pero de todas formas, a pesar de conocer bien el sector, si ellos se jaron en ti,
estai’ cagado”. Según cifras de la propia policía, entre 1980-1992, el 50% de las
detenciones fue bajo este procedimiento. Esto conllevó que tanto Organizacio-
nes No Gubernamentales, como parlamentarios de centro-izquierda propusieran
113. Barría, Gabriela, “El Chaca, la Chica y el Jonny: represión y muertes en el Chile
democrático. Santiago, 1988-1998”, Tesis para optar al grado de Licenciado en his-
toria, Universidad de Chile, Santiago, 2012, pp. 193-212. Esa misma noche murió el
dirigente comunista Cristian Varela, en: “La violenta jornada en cifras: dos muertos.
77 heridos y millonarios daños”, La Tercera, Santiago, 13 de septiembre de 1998.
114. “La plata esa no vale nada”, El Mercurio, Santiago, 10 de noviembre de 2010,
Cuerpo , p. 13.
115. Mac Farlane, Kenneth, “La supresión de la detención por sospecha” en Última
Década, ° 6, Cidpa, Viña del Mar, enero de 1997, p. 250.
116. Historia de Ley 19.567, Biblioteca del Congreso Nacional, 1 de julio de 1998, p. 24.
117. “Detenidos por sospecha. Todos contra la pared”, Página Abierta, ° 81, Santiago,
7 de diciembre de 1992, p. 18.
118. Ramos, Marcela y Guzmán de Luigi, Juan, La guerra y la paz ciudadana, Edicio-
nes, Santiago, 2000, p. 197.
171
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
eliminar la , sobre todo porque se ejerció en contra de jóvenes populares.
En un boletín realizado por Codepu, María, de 15 años, exponía su caso:
Fui detenida cuando iba a un carrete un sábado por la noche.
Bajaron tres pacos de la cuca, me apuntaron con sus armas,
me tiraron contra la pared y me registraron. No me encontraron
nada, me pidieron el carnet y como no lo tenía, fui a dar de una patá
en el poto a la radiopatrulla y de ahí a la comisaría. Estuve hasta las 4
de la mañana y después afuera. ¡Y no es chiste!.
En el mismo boletín, el denunciaba el aumento sostenido de jóve-
nes en el primer gobierno de la Concertación. Si en 1988 fueron detenidas 100
mil personas bajo sospecha, se aumentó a 117 mil en 1990 y 164 mil en 1991.
Finalmente, después de amplio debate entre 1993-1998, el Congreso Nacional
derogó la , modicándola por la siguiente armación: “Los agentes de poli-
cía están obligados a detener a todo delincuente de crimen o simple delito a
quien se sorprenda in Fraganti”. Quienes se opusieron nuevamente fueron
Carabineros, quienes siguieron ejerciendo esta práctica en las manifestaciones
estudiantiles. Años después, Fernando Cordero, ex-Director General de Cara-
bineros, explicó su rechazo a la derogación de la :
Los carabineros conocen a los lanzas que andan por el centro
de Valparaíso, los conocen pero no los pueden detener. En ese
tiempo (a mediados de los noventa), se les detenía y se los guardaba,
mientras los turistas podían pasear tranquilamente por Valparaíso,
por Viña de Mar. Entonces, ese instrumento se terminó, y se terminó
con una parte importante de la prevención.
Aunque no había una clara relación entre sospechosos y jóvenes, según pro-
pias cifras de Carabineros, los principales arrestados por eran jóvenes entre
18 y 24 años.
119. , Guía de trabajo temas juveniles, La Nación, Santiago, 1993, p. 12
120. Ley 19.567, “Modica el código de procedimiento penal y el código penal en lo
relativo a la detención y dicta normas de protección a los derechos del ciudadano”,
promulgada el 1 de julio de 1998.
121. “No a la detención por sospecha”, La Nación, Santiago, 11 de abril de 2001, p. 39.
122. Fernando Cordero en Programa Tolerancia Cero, Chilevisión, 7 de junio de 2015.
123. “¿Cómo detener el delito?”, El Metropolitano, Santiago, 20 de abril de 2000, pp. 16-17.
transiciones: perspectivas historiográficas sobre la postdictadura chilena.
172
Conclusiones
La constitución de ser joven en la transición democrática anida una serie
de signicados y visiones sobre lo juvenil, que se pueden ver puestas en tensión
frente al accionar estatal. En particular, la construcción de la juventud popular
estuvo marcada no solo por el discurso “salvacional” de su rescate, sino además
por el temor a que las faltas de oportunidades derivasen en la drogadicción,
delincuencia, o bien, en la canalización de las críticas al modelo a través del
accionar terrorista.
Así, la acción pública para el combate de la pobreza y la exclusión social de
la juventud popular escondía tras de sí el fantasma de las protestas populares
contra la dictadura, como en algún grado, el fantasma de la polarización ocu-
rrida durante la Unidad Popular, y en concreto, el riesgo a posibles conictos
que afectasen los acuerdos con la oposición y la estabilidad democrática. En ese
contexto, pese a que las probabilidades de un “estallido social” fuesen mínimas,
como lo comprobaban diferentes estudios y sondeos realizados por el círculo
de intelectuales tras la transición chilena, el riesgo era un componente latente,
así como en todo régimen existe un grado de temor al estallido social.
En el caso chileno, el temor a un desborde social aumentó en relación a la
violencia política y el impacto que ella pudiera tener en el alcance de los con-
sensos establecidos con la derecha. Al respecto, si bien el gobierno de Aylwin
obtuvo logros en el mejoramiento de la calidad de vida y la democratización
de espacios controlados por la Dictadura, estos no se tradujeron en una mayor
integración social ni en el aumento de la participación política, y menos en
la integración de la sociedad civil a la toma de decisiones ni mecanismos de
participación institucional. Las políticas sociales y la integración social que-
daron, como señaló Vicente Espinoza, a merced de políticos temerosos de que
la transición perdiese estabilidad. Esto marcó el rumbo de la gestión guber-
namental de la juventud y diversos sectores sociales durante la década de los
noventa y los 2000.
Así se puede explicar el declive de un organismo como el Injuv, que además
de problemas de corrupción, no estaba calicado para la tamaña misión de
lograr integrar a la juventud popular a un modelo donde el crecimiento eco-
nómico era lo fundamental y no necesariamente la participación deliberante y
124. De la Maza, Gonzalo, “Agendas de política social y construcción democrática” en
Revista de Gestión Pública, Volumen , ° 2, julio-diciembre 2012, pp. 311-386.
125. Espinoza, Vicente, “De la política social a la participación en un nuevo contrato de
ciudadanía” en Política, ° 43, primavera, 2004, p. 155.
173
juventud bajo sospecha: gestión gubernamental de la juventud popular
en los inicios de la transición democrática chilena (1990-2000)
valoración de las propias organizaciones y necesidades juveniles. Por otro lado,
la represión ejercida cotidianamente por las fuerzas policiales, hacía que toda
política social dirigida a los jóvenes fuera desbaratada con el lumazo y la celda
húmeda de una comisaría. Paradójicamente, al contrario de lo que planteara el
protagonista de la película Caluga o Menta, la democracia vino a “poner pasto”,
pero la policía no dejó de “poner palos”.